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CATECHUItlEMIUItl

REVISTA DE TEOLOGÍA

F A C U L T A D DE T E O L O G Í A " R E D E M P T O R I S M A T E R ‫י י‬

NÚMERO 29 ENERO - JUNIO 2017


CATECHUItlEMIUItl CAfECHUlNiUltl
Revista de Teología
E n e r o - J u n i o / 2017
COORDINADOR
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La experiencia antropológica de la fiesta en el ju-
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Antonio César Molinero Espadas S.E.R. JOSÉ MAZUELOS PÉREZ
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El amor cristiano, antídoto de la ideología de género 29
Homero Cruz Aguayo
EDICIÓN WALTER SOTO DE LA CRUZ
Alejandro Secades Gómez La gratuidad de la gracia según san Agustín 59
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Jr. Medina 393, La Punta - Callao - Perú La fe en san Pablo 99
Telefax: 429-4667. Email: administración@ftrm.org
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IMPRIMATUR Sobre la enseñanza de la Amoris Laetitia: Magiste-
16-5-2018 rio a acoger y poner en práctica 131
S.E.R. Mons. José Luis del Palacio Pérez-Medel
Obispo del Callao IN M E M O R I A M
P. Miguel Girón, SJ 137
Dep. Legal N° 2004 - 1210
ISSN 1810-939X

CATECHUItlENlUItl
Es una revista semestral editada por la
FACULTAD DE TEOLOGÍA "REDEMPTORIS M A T E R "
Callao - Perú

Imprime: Carlos Enrique Rojas Huerto


Jr. Trujillo 277, dept. I, Santa Marina Norte, Callao
Impreso en Perú
C a t e c h u m e n i u m 2 9 ( 2 0 1 7 ) 59-97

LA GRATUIDAD DE LA GRACIA SEGÚN SAN AGUSTÍN

Walter Soto de la Cruz*

En el prefacio al libro de Giuliano Vigini, en el año 1988, escri-


bía Joseph Ratzinger estas líneas llenas de actualidad1:
En vista de la crisis de valores volvemos a preguntar hoy por fi-
guras que estén en condiciones de indicarnos el camino. Y es que
al fin y al cabo no son las teorías, sino las personas, 10 que hace
intuitiva y creíble una forma de vida. Aurelio Agustín — el gran
Padre de la Iglesia de origen africano que en una época confusa
tuvo que encontrar su propio camino — es una de esas figuras
que interrogan de un modo nuevo a cada generación. La razón de
que sea tan humano, tan creíble, reside precisamente en que su
vida no transcurrió en línea recta y que sus respuestas no eran so-
10 teorías2.
La experiencia de Agustín es que «él no fue cristiano por nací-
miento, sino solo por conversión», la cual nos lleva a repensar que
siempre será verdad que un hombre solo puede ser cristiano por
conversión, y no por nacimiento. Por tanto, Agustín es un santo «tan
cercano, tan comprensible» para cada uno de nosotros3.
Ha descrito en las Confesiones su camino hacia su propia con-
versión, cómo la tiranía de las malas costumbres lo esclavizaba y 10
aprisionaba:
Poseía mi querer el enemigo, y de él había hecho una cadena con
la que me tenía aprisionado. Porque de la voluntad perversa nace
el apetito, y del apetito obedecido procede la costumbre, y de la
costumbre no contradecida proviene la necesidad; y con estos a

* Doctor en Sagrada Teología por la Facultad de Teología Redemptoris Mater


del Callao.
1
G. V1GINI, Agostino d'Ippona. L'avventura della grazia e della carità, Pao-
line, Cinisello Balsamo 1988.
2
J. RATZINGER, Obras completas I, BAC, Madrid 2014, 631.
3
J . RATZINGER, Obras completas I, 6 3 6 .
riti ‫ וו‬iilit'i Sain !/‫ •ו‬In ( 'ruz

modo de anillos entrelazados entre sí —por 10 que antes llamé ca- primeros ocho siglos9. En el siglo V, época de san Agustín, ha sido
dena— me tenía aherrojado en dura esclavitud4. frecuente el recurso a «los Padres» para zanjar las diversas contro-
Nadie ignora que el retorno de Agustín a la fe católica llegó a versias teológicas. Durante la controversia con Juliano de Eclana,
término tras la lectura de Rm 13,13, ocurrida aquella tarde en su hacia el 421, nuestro autor utiliza este recurso a la «auctoritas» de
jardín, en el que oye de la «casa vecina una voz, como de niño o los Padres para defender la transmisión del pecado original y el bau-
niña, que decía cantando y repetía muchas veces: "Toma y lee, toma tismo de los niños10.
y lee" [Tolle lege, toile lege]». Se vio impulsado a abrir el códice Los Padres de la Iglesia son testigos privilegiados de la Tradi-
que tenía a mano y leyó Rm 13,135. ción viva de la Iglesia, ellos han delineado las primeras estructuras
Desde esa época su vida cristiana va unida a su actividad litera- de la Iglesia y los contenidos doctrinales, pastorales, catequéticos,
ria. Acostumbrado desde su juventud a gozar y disfrutar de grandes exegéticos y apologéticos, los cuales en su núcleo fundamental si-
lecturas se vio casi obligado, «in servitio Christi», a escribir en de-
fensa de la fe católica. Y escribiendo progresó en el «intellectus
fidei»: «Créanme los que quieran, preferiría fatigarme en la lectura
que escribir cosas que han de ser leídas [...]. Yo mismo, 10 confieso, esmero para que profesemos como verdadero aquello que ha sido creído en todos
aprendí escribiendo muchas cosas que antes ignoraba»6. los lugares, siempre y por todos [quod ubique, quod semper, quod ab omnibus
creditum est]»: SAN VICENTE DE LÉRINS, Comm. primum 2,10 en PL 50,639.650.
Agustín, ante todo y, sobre todo, es un pastor y maestro de vida Normalmente se sintetizan estas palabras en la siguiente frase: Omnes ubicumque
espiritual. Si intervino en las controversias, 10 hizo para mantener semper. También esta otra sentencia: «No hay que innovar nada, sino guardar la
intacta la integridad de la fe, la «regula fidei», para salvaguardar los tradición [Nihil novandum nisi quod tradìtum est]» (ID., Comm. primum 6,6 en PL
50,646). Es él, el primer teórico de la argumentación patrística y tiene como crite-
contenidos fundamentales de la genuina piedad cristiana. Es teólogo rio de ortodoxia la consensio ecclesiae antiquae et universalis, y con vistas a la
y obispo: no discute por discutir, sino por cumplir el deber pastoral antiquitas, que él prefiere a la consensio universalis, subrayada por Agustín: cf.
de guiar a sus fieles dentro de la nave de la Iglesia universal7. Β. STUDER, «Argumentación patrística», en A. DI BERARDINO (dir.), Diccionario
patristico y de la antigüedad cristiana I, Sigúeme, Salamanca 1991, 200.
Hablar de los Padres de la Iglesia8, es hablar de la paternidad 9
M . MERINO, «Padres de la Iglesia», en C. IZQUIERDO (dir.), Diccionario de
espiritual real que han ejercido en la instrucción de la fe durante los teología, Eunsa, Pamplona 2014 3 , 772.: «El hecho de considerar la instrucción en
la fe como una paternidad espiritual real es el que lleva a atribuir el calificativo de
4
Conf. VIII, 5,10, en Obras completas de san Agustín II, 320. "padre" a los apóstoles de Cristo (cf. 1C0 4,14-15; lClem. 62,2) y a los obispos
5
Conf. VIII, 12,29, en Obras completas de san Agustín II, 339. de la Iglesia (IRENEO, Adv. Haer. IV, 41,2), por constituir los instrumentos divi-
6
De Trin. 111,1, en Obras completas de san Agustín V, 233-234. nos que han engendrado para el evangelio. Hacia el año 350 el término "padre" es
7
Cf. A . TRAPE, Grazia e libertà. S. Agostino: Introduzione alla dottrina della aplicado a los obispos reunidos en el Concilio de Nicea (BASILIO, Epistula 1 4 0 , 2 ;
grazia, Città Nuova, Roma 1990, 283. GREGORIO NACIANCENO, Discursus 35,15) y poco más tarde a los obispos parti-
8
San Vicente de Lérins aporta esta definición de Padres de la Iglesia, en el culares, e incluso a simples presbíteros (JUAN CRISÒSTOMO, In illud: Paulas
número 25 de su Commonitorium primum: «Son Padres de la Iglesia los que en la vocatus, hom. 4,1; AGUSTÍN, Contra Iulianum 1,34), a los abades de los monaste-
fe y en la comunión de la Iglesia Católica murieron o soportaron el martirio por rios (PALADIO, Historia lausíaca, 17) e incluso a diáconos, como Efrén de Nisibi
Cristo, habiendo vivido siempre de manera santa y sabia, enseñando siempre la y laicos de la Iglesia, cuya autoridad doctrinal es una garantía de la verdad».
10
verdad. A estos Padres se les debe creer y se debe tener por cierta e indudable su La argumentación patrística queda atestiguada en toda la obra Contra Iulianum
doctrina, sobre todo cuando todos o la mayor parte, al recibir una verdad, la man- de san Agustín, quien se imagina una asamblea que se reúne para dictar scnlaia¡!
lienen, la transmiten y la afirman en un único e idéntico sentido de forma repetida sobre la disputa que se está llevando a cabo. En esta asamblea toman asiento I‫׳״‬.
y constante». «Más aún, en la misma Iglesia Católica es necesario velar con gran Padres latinos y griegos.
62 ¡Valter Soto de la Cruz La gratuidad de la gracia según san Agustín 63

guen siendo válidos". «Los Padres son maestros y promotores del los siglos siguientes15. La gloria de Agustín fue el exponer la parte
progreso teológico [...], y, encuentran nuevas fórmulas, no bíblicas,
que corresponde a Dios y al hombre en el negocio de la salvación y
para expresar la doctrina bíblica»12.
el armonizar las relaciones entre gracia y libertad humana: «Agustín
La teología de los Padres es una reflexión sobre la fe cristiana fue el primero en sintetizar las grandes teorías de la caída, de la gra-
que se nutre intensamente de la Palabra de Dios, y se propone justi- eia y de la libertad»16. Gracia y libertad son un binomio de alto ries‫•־‬
ficar tal fe frente al propio ambiente (judaico o pagano), o defender- go, el peligro consiste en la fatal elección como lo hacían los mon-
la de toda corrupción y deformación (de parte de los herejes), enun- jes de Hadrumeto: o la libertad sin la gracia o la gracia sin la
ciar las implicaciones doctrinales y también las consecuencias libertad. Aquí aparece el genio de nuestro Santo quien se muestra
morales y espirituales. Por otra parte, la producción teológica de los como el pensador de la síntesis, de las grandes síntesis, como, por
Padres presenta algunas características propias: es bíblica y cristo- ejemplo: Dios y el hombre; Cristo y la Iglesia; amor y temor; gracia
céntrica, en cuanto a los contenidos (principio arquitectónico); y es y libertad17. Llega a la solución: la gracia de Dios no destruye la
exegética y platónica por cuanto se refiere a la forma (principio libertad, sino que ayuda para sentir y obrar rectamente 18 .
!!ermenèutico)13.
San Agustín, defendió la gracia contra los pelagianos; defendió
Juan Pablo II decía en 1980, en la Carta Apostólica Patres Ec- el libre albedrío contra los maniqueos. Él siempre denunció en este
clesiae, que la Iglesia vive con la fe recibida de los Padres. Toda la punto los escollos que deben evitarse: de excesiva confianza en las
vida cristiana fluye de la fuente vital de su paternidad, luego, «guia- fuerzas de la naturaleza y de una desconfianza fatalista y pasiva,
da por esa certidumbre, la Iglesia nunca deja de volver sobre los que anula todo esfuerzo personal porque niega el libre albedrío. Por
escritos de los Padres — llenos de sabiduría y de perenne juven- tanto, el principio fundamental del sistema agustiniano de la gracia
tud — y de renovar continuamente su recuerdo» 14 . es la distribución gratuita de la misma 19 . Lo exige la soberanía abso-
luta de Dios. Son innumerables los lugares donde Agustín insiste en
Por eso, la tradición occidental reconoce a san Agustín como la naturaleza del don que caracteriza a la gracia.
«Doctor gratiae», porque ha fijado para la posteridad de la teología
occidental el enfoque y la temática que se va a estudiar y debatir en El presente artículo lleva por título: «La gratuidad de la gracia
según san Agustín». La esencia de la exposición es profundizar en
el aspecto de la gratuidad de la gracia dentro de la magna obra de
11
Cf. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Instrucción sobre el san Agustín, ilustre doctor de la Iglesia, en el contexto de la contro-
estudio de los Padres de la Iglesia en la formación sacerdotal (publicada el 30 de versia pelagiana. La controversia más grande sobre antropología
noviembre de 1989: AAS 82 (1990) 607-636), en Los Padres de la Iglesia. Do- teológica en occidente. Evidentemente, no tenemos la pretensión de
cumentos Pontificios del Papa Juan Pablo II, Selección e introducción de Marek
abarcar toda la doctrina teológica de san Agustín. Por tanto, vamos
Raczkiewicz, Madrid 2002, 31-60, nn. 17-24.
12
M . MERINO, «Padres de la Iglesia», 774.
a dividirlo de la siguiente manera: histórica, bíblica, dogmática y
13
Cf. Β . MONDIN, Storia della teologia I, Edizioni studio domenicano, Bo- pastoral.
logna 1996, 21-32.51. Según Battista Mondin, desde el punto de vista cultural,
cuatro son los elementos de la construcción teológica de los Padres: principio 15
Cf. J . L . L O R D A , La gracia de Dios, Palabra, Madrid 20042, 177.
arquitectónico (la matriz hebrea y cristiana); y el principio hermenéutico (la in- 16
F. M O R I O N E S , Teología de san Agustín, BAC, Madrid 2011, 257.
fluencia griega y romana). 17
A . T R A P E , Grazia e liberta, 5 .
14
JUAN PABLO II, Carta Apostólica Patres Ecclesiae con ocasión del XVI 18
Ep. 214,1, en Obras completas de san Agustín Xlb, 259.
Centenario de la muerte de san Basilio (2 de enero de 1980), Introducción. 19
F. M O R I O N E S , Teología de san Agustín, 309.
64 ¡Valter Soto de la Cruz La gratuidad de la gracia según san Agustín 63

1. L A C O N T R O V E R S I A E N T R E A G U S T Í N Y P E L A G I O anterior a la aparición de Pelagio y sus seguidores, pero es una ex-


El camino de Agustín hacia la fe fue largo. Nació el año 354. periencia fundante, corno un hilo conductor por donde camina en la
Bautizado a los 32 años en la noche de Pascua del 387. En su pere- controversia con Pelagio. Esta «experiencia trágica», la impotencia
grinación hacia la posesión de la verdad suprema, Agustín se encon- que Agustín experimenta le lleva a implorar un auxilio interno de
tró con la sabiduría «metafísica» y la sabiduría «revelada». Dios, esto es, la gracia de Dios.

En las Confesiones describe dos encuentros con la sabiduría Por otra parte, ningún biógrafo nos ha conservado la vida de Pe-
«metafísica». El primero tuvo a los 19 años cuando leyó el Horten- lagio, su juventud, y sus últimos días escapan a la historia. Nació en
sins de Cicerón «cuyo lenguaje casi todos admiran»20. El Horten- Bretaña y no en Irlanda (354-427), se puede pensar que era el hijo
sius le impresionó tanto que Agustín deseó dedicarse a la filosofía. de algún funcionario o médico establecido en la isla, debió nacer en
El segundo encuentro ocurrió a los 31 años con motivo de la lectura una familia cristiana o recibir una educación severa26. Llegó a Ro-
de los libros de los platónicos. A juicio de Francisco Moriones, es- ma donde debía quedarse «durante largo tiempo» 27 , quizá durante
tos dos encuentros fueron parcialmente beneficiosos21. Pues, en el los últimos años del pontificado de san Dámaso (hacia el 380),
Hortensius no encontró el nombre de Cristo22 y en los libros de los puesto que pudo emprender unas relaciones de amistad con san Je-
platónicos nada halló acerca de la encarnación del Verbo23. rónimo, que debían acabar de mala manera 28 . Su primera cultura es
puramente latina, cuando redactó su Comentario sobre san Pablo
San Agustín ha corrido, buscado y anhelado poseer la verdad (entre el 395 y 405). Parece que no conocía aún el griego o al me-
plena, pero experimenta su propia limitación. «En esta coyuntura de nos no 10 sabía más que muy imperfectamente. Evitaba que sus es-
su peregrinación, Agustín sintió la impotencia trágica de la sabidu- critos cayeran en manos de otras personas; por modestia o por pru-
ría humana, y la necesidad de ulterior auxilio y dirección. Estos los dencia, no mencionaba su nombre ni su destinatario29. Igual que san
recibió de la palabra de san Ambrosio y de la lectura de san Pa- Jerónimo había hecho, adquirió «prestigio y renombre en los am-
blo»24. Es el encuentro último y defintivo de Agustín con la sabidu- bientes eclesiásticos y entre la nobleza cristiana por su vida ejem-
ría «revelada», que le llevará a exclamar: «¡Oh eterna verdad, y
verdadera caridad, y amada eternidad! Tú eres mi Dios; por ti suspi-
26
ro día y noche [...]. Manjar soy de grandes: crece y me comerás. Ni Cf. A. F L I C H E - V. M A R T I N , Historia de la Iglesia IV, Edicep, Valencia
1975, 84.
tú me mudarás en ti como al manjar de tu came, sino tú te mudarás 27
Ep. 177, 2, en Obras completas de san Agustín Xla, 657.
en mí» 25 . 28
«Habet enim progeniem Scotticae gentis de Britannorum vicinia», así cali-
De esta parte se concluye que: san Agustín es consciente de que fica, san Jerónimo, la procedencia de Pelagio (Comentario al profeta Jeremías,
III, I, 4, en Obras completas de san Jerónimo VII, BAC, Madrid 2008, 204). En
el hombre tiene necesidad del auxilio divino para alcanzar la sabi- el párrafo anterior, Pelagio viene calificado por san Jerónimo como alguien que
duría «revelada». Esta experiencia de Agustín, naturalmente, es va «mezclando, tanto abiertamente como por medio de engaños, 10 verdadero con
10 falso; más aún, impregna todas sus mentiras con una engañosa miel [...]. Acá
calla, allá acusa; envía a todo el mundo cartas biblinas (Is 18,2) [...] grande y
20
Conf. III, 4,7, en Obras completas de san Agustín II, 136-137. corpulento, y capaz de causar más daño con sus pezuñas que con sus dientes»
21
F. MORIONES, Teología de san Agustín, 12. (Comentario al profeta Jeremías, III, I, 2-3, en Obras completas de san Jerónimo
22
Cf. Conf. III, 4,8, en Obras completas de san Agustín II, 138. VII, 203).
23 29
Cf. Conf. VII, 9,14, en Obras completas de san Agustín II, 283. Agustín hace notar la malicia del pelagianismo encubierta en el anonimato.
24
F. M O R I O N E S , Teología de san Agustín, 13. San Jerónimo denunciará esta malicia del anonimato de los escritos de la contro-
25
Conf. VII, 10,16, en Obras completas de san Agustín II, 286. versia pelagiana en Dialog. 3,16, en Obras completas de san Jerónimo VII, 985.
La gratuidad de la gracia según san Agustín 63
66 ¡Valter Soto de la Cruz

piar, su propaganda a favor del ideal ascético, su autoridad como semejantes a estos y hable del fervor y arrebatado celo con que Pe-
director de conciencias y maestro de vida espiritual»30. lagio exhortaba a la virtud34.

Las conversiones en masa aportaban a la Iglesia mucha media- ¿Cómo conoció Pelagio a san Agustín?, naturalmente, lo hizo
nía y negligencia. Pelagio reacciona con optimismo y pretende con- primero por sus obras. Hablando Agustín de sus Confesiones, publi-
tribuir a la superación del aburguesamiento y laxismo de muchos cadas antes de la aparición pelagiana, narra un episodio pintoresco
cristianos: «Era plenamente ortodoxo en cuanto a los artículos del acerca de la jaculatoria, da 10 que mandas y manda 10 que quieras:
credo. Era su manera de considerar la vida moral y espiritual 10 que «Da quod iubes et iute quod vis»35:
resultaba problemático, al minimizar la realidad de la redención y el En cierta ocasión, un querido hermano y coepíscopo, hablando
papel de la gracia»31. con Pelagio en Roma, las recordó [dicha jaculatoria], y el hereje
se puso tan furioso y descompuesto, que casi se viene a las manos
Ahora bien, ¿cómo conoció Agustín a Pelagio? El mismo Santo con aquel hermano nuestro36.
cuenta que escuchó hablar con grandes alabanzas, tanto cuando Pe-
lagio vivía fuera de Roma como cuando vivía en Roma32. Pues entendía que la criatura humana había salido perfecta de
las manos de Dios para cumplir sus mandamientos, subrayando el
Más tarde la fama nos trajo la noticia de sus disputas contra la
libre albedrío. Comenta Nelo Cipriani en una entrevista: «Según
gracia de Dios [...]. Cuando arribó al África, hallándome ausente,
Pelagio, esta frase ponía en manos de Dios, 10 que, para él, es tarea
aportó a Hipona; pero, según me dijeron los míos, no hizo ningu-
na propaganda y se ausentó luego. Después 10 vi, creo que una o del hombre: Dios ordena y el hombre ha de obedecer»37.
dos veces en Cartago, estando yo ocupadísimo con motivo de la El pelagianismo ha jugado un papel muy importante en la for-
conferencia que íbamos a celebrar con los donatistas; pero él no mación de la antropología cristiana. Aunque, oficialmente, haya
tardó en dejar las costas africanas. Entretanto, sus discípulos pro-
durado alrededor del 410 al 430, sobrevive hasta nuestros días, tiene
pagaban ardorosamente estas novedades, siendo Celestio denun-
actualidad, porque el pelagianismo es la expresión de una actitud
ciado ante un tribunal eclesiástico, el cual dictó contra él la sen-
tencia que merecía su impiedad33. siempre presente en la vida intelectual de la humanidad, que tiende
a considerarse autosufíciente en la construcción de su propia histo-
Por ello, no es de extrañar que san Agustín, en lo que son sus ria 38 . Por eso, el pelagianismo no fue solo un episodio cualquiera de
primeros escritos acerca de Pelagio, le llame varón santo digno de
alabanza, cristiano de no mediana virtud, y le dedique otros elogios 34
Cf. G. ERCE OSABA, «Introducción a De gestis Pelagii», en Obras compie-
tas de san Agustín IX, BAC, Madrid 1973, 584.
35
30
J . DANIELOU - H . 1. M A R R O U , Nueva historia de la Iglesia. Desde los orí-
Conf. X 29,40, en Obras completas de san Agustín II, 426. En realidad, to-
genes a san Gregorio Magno, Cristiandad, Madrid 1982 2 ,437. das las Confesiones son un alegato formidable contra la herejía pelagiana, escritas
31
V. GROSSI - B. SESBOÜÉ, «Pecado original y pecado de los orígenes: desde antes de su aparición. Dicho pensamiento que tanto había escandalizado a Pelagio
san Agustín hasta finales de la Edad Media», en B. SESBOÜÉ (dir.), El hombre y ya se encuentra desde el año 386 en los Soliloquios. (Cf. Sol. I 1,5, en Obras
su salvación. Historia de los dogmas II, Secretariado Trinitario, Salamanca 1996, completas de san Agustín I, 440).
36
126. De donopersev. 20, 53, en Obras completas de san Agustín VI, 574.
37
12
De gestis Pel. 22, 46, en Obras completas de san Agustín IX, 648: «Limi- N. CIPRIANI, «Concede 10 que mandas», en Revista 30Días núm. 9 (2009),
tándome principalmente a mis relaciones con Pelagio, he de decir que, tanto 56.
38
cuando Pelagio vivía tuera de Roma como cuando vivía en Roma, oí hablar con El perfil histórico distingue tres momentos bastante definidos de la contro-
mucho encomio de él». versia: antes del 411, en los años 411-418 y después del 418. Cf. V . GROSSI, «Pe-
" D e gestis Pel. 22,46, en Obras completas de san Agustín IX, 648. Iagio-Pelagianos-Pelagianismo», en A . D I BERARDINO (dir.), Diccionario patrís-
uo rr uner ouiu ue lu y^ruz La gratiiidad de ta gracia según san Agustín 69

la historia de los dogmas, sino una ocasión para que la Iglesia for- dicha controversia, son tres las verdades fundamentales que Agustín
muíase conceptualmente uno de los aspectos más importantes de su y la Iglesia Católica defendían contra los pelagianos42:
antropología: el hombre nace en un estado en el que, sin el influjo
- El pecado original.
del redentor, es incapaz no solo de salvarse, sino incluso de realizar
una existencia verdaderamente humana y cristiana39. - La gratuidad de la gracia.
- La necesidad que tiene todo hombre, también el justificado,
Podemos sintetizar la doctrina pelagiana en estos términos 40 : de pedir perdón de sus propios pecados.
- La negación del pecado original. Para Pelagio, el pecado El segundo punto, es el objeto de nuestro estudio. Para defender
original se transmite por imitación. Por tanto, todos los la gratuidad de la gracia, san Agustín escribió varios libros, cartas y
hombres nacen inocentes y solo pueden mancharse con sus sermones, puesto que la polémica pelagiana duró desde el año 410
pecados personales. hasta el final de su vida43.
- Cristo con su sacrificio no ha cancelado ningún pecado, sino
En su libro De haeresibus, san Agustín, nos dice que los pela-
que simplemente ha dado un buen ejemplo a la humanidad.
gianos «son tan enemigos de la gracia de Dios»44. «Pelagio llama
- Para salvarse no se necesita de ninguna gracia especial, sino
gracia tan solo a la naturaleza con que fuimos creados libres»45.
solo la buena voluntad y las buenas obras. En estas condì-
Aún más, «afirma Pelagio, y 10 defiende con ahínco, que la natura-
ciones, el bien o el mal que cada uno hace es fruto de su vo-
leza humana se basta por sola su libertad para obrar la justicia y
luntad.
cumplir todos los mandamientos»46.
- La gracia de Dios no viene dada gratuitamente, sino según
nuestros méritos. La ayuda divina hace que el bien se pueda Ante semejante doctrina, la reacción de Agustín y la Iglesia de
hacer con más facilidad {facilius), pero el hombre sería ca- su tiempo no se hace esperar. Si Pelagio tiene razón, ya no tenemos
paz de hacerlo por sí solo. necesidad de salvación. La gracia por la que aboga san Agustín no
es la gracia por la que fuimos creados (la naturaleza humana), sino
Como vemos, Pelagio no entra en la perspectiva de la presencia la gracia por la que somos justificados y salvados, la gracia por la
de Cristo y del Espíritu Santo en el hombre 41 . Lo que buscaba era que somos cristianos e hijos de Dios47.
superar el aburguesamiento y laxismo de muchos cristianos. En
Para zanjar esta controversia, fue decisiva la intervención del
Magisterio de la Iglesia en el sínodo de Cartago (411) contra Celes-
tico y de la antigüedad cristiana II, Sigúeme, Salamanca 1992, 1742; ID. «La
controversia pelagiana. Adversarios y discípulos de san Agustín», en A. Di
BERARDINO (dir.), Patrología III. La edad de oro de la literatura patrística latiría, BAC,
42
Madrid 1993,570-581. A. T R A P E , Grazia e liberta, 205.
39 43
El Concilio Vaticano II habla del hombre de modo realmente importante: Cf. W. S O T O DE LA CRUZ, La gratuidad de la gracia según san Agustín,
«El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al Arequipa 2017, 101-130.
44
mal y se siente anegado por muchos males, que no pueden tener origen en su De haer. 88: Obras completas XXXVIII, 103-106.
45
santo creador» (GS, 13). Ep. 179,3, en Obras completas de san Agustín Xla, 677. A Juan, obispo de
40
B. M O N D I N , Dizionario dei teologi, Edizioni Studio Domenicano, Bologna Jerusalén. Cf. De gr. et lib. arb. 13,25, en Obras completas de san Agustín VI,
1992, 464. 243.
41 46
L . F . LADARIA, «Gracia», en AA.VV., Diccionario de teología, Eunsa, Ep. 179,3, en Obras completas de san Agustín Xla, 677.
Pamplona 20143, 433. 47
Ep. 177,2, en Obras completas de san Agustín Xla, 658.
/υ vrauer 0010 ae 1a crwz La gratuidad de la gracia según san Agustín 71

tio; en Dióspolis (415), en el concilio de Cartago (418) y la Tracto- hecho, Agustín tendría sus preferencias, como nosotros las tenemos,
ria del Papa Zósimo del año 41848. de libros bíblicos. Sabemos que leyó con pasión las cartas de san
Pablo, el evangelio de san Juan, los Salmos y el Génesis, que los
2. S A N A G U S T Í N , « D I V I N O R U M L I B R O R U M TRACTATOR» comentará luego. Las Escrituras serán para san Agustín su alimento
cotidiano54, como manjar de Dios:
«Agustín fue no solo un gran lector de la Sagrada Escritura, sino
también su predicador, intérprete y estudioso»49. Fundamenta todo Nosotros, que hemos acudido, alimentémonos con los manjares
su trabajo teológico, ante todo, en la Sagrada Escritura 50 y en la de Dios, y sea nuestro gozo su palabra, pues nos ha invitado a su
Tradición de la Iglesia. evangelio, y él en persona es nuestra comida, más dulce que nin-
guna otra, pero si alguien tiene sano el paladar del corazón55.
Suele decirse que san Agustín no es un biblista teórico y abs-
tracto, sino que se vio envuelto en los problemas bíblicos por la Las delicias de la Escritura no se pueden comparar con ninguna
fuerza de los hechos históricos que le tocó vivir. El obispo de Hipo- otra delicia, es más, las otras no proporcionan verdadera alegría al
na es hijo de su tiempo. Enjuiciarle a la luz de las normas modernas espíritu56. Agustín quiere llegar al alma de la Biblia, y esto solo se
de la exégesis para presentarnos como a un biblista actual, lamenta- puede conseguir activando la fe desde el amor. Solo así llegamos a
ble es una injusticia manifiesta 51 . En cambio, la exégesis de los Pa- la sabiduría bíblica57.
dres, también la de Agustín, podrían abrirnos los ojos a otras di- Aunque nuestro autor utiliza la Biblia entera para defender la
mensiones de la exégesis espiritual y de la hermenéutica, puesto que gratuidad de la gracia, hemos querido echar una mirada a los Sal-
la Sagrada Escritura era para los Padres objeto de veneración incon- mos, a san Pablo y a san Juan.
dicional, fundamento de la fe, tema constante de la predicación,
alimento de la piedad, alma de la teología52. En las Enarrationes in psalmos (o explicaciones seguidas) el
obispo de Hipona, cuando leía los salmos, no se centraba en el sen-
«Del principio al fin de su vida, Agustín no dejó ni un momento tido histórico y literal sino en el sentido espiritual58. Todos los sal-
de leer la Biblia, ni de meditar sobre ella, ni de enseñarla»53. De mos se cumplen en Cristo y en la Iglesia. En los salmos Dios se

48 54
Cf. W . SOTO D E LA CRUZ, La gratuidad de la gracia según san Agustín, Cf. S. 57,7, en Obras completas de san Agustín X, 137.
55
130-146. In lo. ev. tr. 7,2, en Obras completas de san Agustín XIII, 156.
49 56
«San Agustín y la Biblia», en J. OROZ R E T A - J.A.
E . A . EGUIARTE, En. in ps. 38,2, en Obras completas de san Agustín XIX, 685: «Pero ¿de
GALINDO RODRIGO, El pensamiento de san Agustín para el hombre de hoy III. dónde les vienen estos goces a los que se hallan aún en la tierra si no es de los
Temas particulares de filosofia y teología, Edicep, Valencia 1998, 367; cf. J.J. divinos discursos, de las palabras de Dios, de alguna parábola inquirida e investi-
O'DONNELL, «Biblia», en D . FITZGERALD (dir.), Diccionario de san Agustín, gada de la Escritura, de la dulzura del hallazgo, al cual precede el trabajo de la
Monte Carmelo, Burgos 2006, 180. investigación? En los libros se encuentran ciertas alegrías santas y buenas, mas no
50
De pecc. mer. et remiss. Ill 7,14, en Obras completas de san Agustín en el oro, ni en la plata, ni en los banquetes, ni en la molicie, ni en la pesca, ni en
IX, 365. la caza, ni en el juego, ni en la danza, ni en los teatros frivolos, ni en la búsqueda
51
L. ClLLERUELO, «San Agustín y la Biblia», en Obras completas de san y consecución de los honores ruinosos. En estas cosas y en esta clase de libros no
Agustín XV, BAC, Madrid 1957, 3. hay gozos verdaderos».
52 57
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, Instrucción sobre el es- Cf. S. SIERRA R U B I O , La Biblia: manjar de Dios, Cuadernos de Espiritualidad
tudio de los Padres de la Iglesia en la formación sacerdotal, n° 26. Agustiniana 7, Madrid 2003, 10.
53
M. DULAEY, «Agustín y la Biblia», en T.J. VAN BAVEL (dir.), San Agustín, 58
M. C A M E R O N , «Enarrationes in Psalmos», en A.D. FITZGERALD (dir.), Diccio-
Fonds Mercator - Instituto Histórico Agustiniano, Bruselas 2007, 108. nario de san Agustín, Monte Carmelo, Burgos 2006, 453.
81
72 Walter Seta 1/1• la ( 'ruz La gratuidad de la gracia según san Agustín

revela con dulzura, la cual es captada por el paladar del corazón y En cuanto a la gracia como liberación, David es un personaje
como consecuencia causa el deleite. Escuchemos al mismo Agustín: universal y simbólico, figura de todo hombre 64 , pues, toda la huma-
El deleite de la divina palabra y la dulzura que se percibe al en- nidad gime y suspira por medio del autor de los cánticos sagrados65.
tender la palabra de Dios nos impele, ayudando a Aquel que da la Dice de David: «Habiendo vencido a sus enemigos, se creyó segu-
suavidad para que produzca su fruto nuestra tierra, a mí a hablar, ro; se vio libre de la opresión y creció la vanidad» 66 . David clama la
y a vosotros, a oír. Veo que oís sin hastío, y me alegro del paladar misericordia divina: «El que suplica gran misericordia, confiesa
de vuestro corazón, que no desecha 10 que es saludable, sino que gran miseria»67. Por tanto, la humanidad caída no desespere de su
lo toma con avidez y 10 retiene con provecho59. salvación, gima como David para alcanzar la gracia del perdón:
Nuestro autor, al comentar los salmos, orientó sus comentarios Cualquiera que sea el que pecó, no dude de hacer penitencia por
hacia un sentido figurado, proyectando sobre ellos la luz del miste- su pecado desesperando de su salud. Oiga gemir a David. No se te
rio pascual, haciendo que sus palabras y frases reflejaran el amor envía el profeta Natán, pero sí al profeta David. Óyele clamar y
entre Cristo y la Iglesia. Todas ellas centradas en el misterio de clama con él, óyele gemir y gime con él, óyele llorar y une tus lá-
Cristo, puesto que «todo el misterio de la Sagrada Escritura es Cris- grimas a las suyas, óyele arrepentirse y alégrate con él [...]. El
to y la Iglesia» y las relaciones entre ambos 60 , y en otro lugar añadía ilustre rey oyó al profeta; su pueblo humilde oiga a Cristo68.
con naturalidad: «Recuerdo que habéis oído muchas veces 10 que San Agustín, a raíz de la controversia pelagiana, exagera la gra-
ahora os repito: que apenas encontraréis un salmo en que no hable vedad de la enfermedad que aflige a la humanidad vulnerada y caída
Cristo y la Iglesia, o Cristo solo, o la Iglesia sola, la cual, en parte, en relación a la necesidad que el hombre tiene de la gracia para
somos también nosotros»61. Todos los Salmos se cumplen en Cristo: obrar el bien69. Esta gravedad de la enfermedad la ve representada
El salmista representa sobre todo a Cristo y a su Iglesia y las reía- en el herido del Evangelio en el camino de Jerusalén a Jericó, en
ciones entre ambos. Por eso, el pensamiento de san Agustín va espera del socorro del buen samaritano. Conocida es la imagen que
flechado a Cristo, cuya voz repercute en los Salmos, y a su Cuer- usa al describir la humanidad como un «gran inválido», que necesi-
po místico, a la humanidad redenta, por cuyo organismo circula la ta un «médico omnipotente»70.
vida de la gracia62.
Estás enfermo, pero Él cura todas tus enfermedades. No temas; se
En la teología agustiniana de la gracia encontramos tres aspectos curarán todas tus dolencias. "Son grandes", dices. Pero mayor es
esenciales que corresponden a los tres efectos que ella produce en el el médico. Al Médico omnipotente no le sale al paso ninguna en-
hombre, conviene a saber: liberación, sanación y delectación. La
gracia es libertadora, sanante y deleitante63. Estos tres aspectos de la 64
En. in ps. 59,1, en Obras completas de san Agustín XX, 498.
gracia han sido desarrollados en las Enarrationes. 65
En. in ps. 30, II, 1, en Obras completas de san Agustín XIX, 347.
66
En. in ps. 50,4, en Obras completas de san Agustín XX, 247.
67
En. in ps. 50,6, en Obras completas de san Agustín XX, 249.
59 68
En. in ps. 61,1, en Obras completas de san Agustín XX, 529. En. in ps. 50,5, en Obras completas de san Agustín XX, 248.
60 69
En. in ps. 79,1, en Obras completas de san Agustín XXI, 108: «Et totum om- Cf. F. M O R I O N E S , Teología de san Agustín, 98.
nium Scripturarum mysterium Christum et Ecclesíam». 70
S. 87,13: Obras completas de san Agustín X, 532: «El género humano yace
61
En. in ps. 59,1, en Obras completas de san Agustín XX, 498. enfermo; no por enfermedad corporal, sino por sus pecados. Yace como un gran
62
V. CAPÁNAGA, «Introducción general II», en Obras completas de san enfermo en todo el orbe de la tierra de Oriente a Occidente. Para sanar a este gran
Agustín VI, BAC, Madrid 1971, 18. enfermo descendió el médico omnipotente. Se humilló hasta tomar came mortal,
63
Cf. V. CAPÁNAGA, «Introducción general II», 18-19. es decir, hasta acercarse al lecho del enfermo».
/4 Walter òoto ae la i^ruz
La gratuidad de la gracia según san Agustín 75

fermedad incurable. Tú déjate únicamente curar; no apartes su


dos están como en el ocaso, y la gracia, por la que eres libertado, en
mano; Él sabe 10 que hace71.
el nacimiento» 77 .
Como bien afirma Victorino Capánaga:
La deleitación de la gracia es otro aspecto que encontramos en
El sujeto que en los Salmos gime, vive en cautiverio, pidiendo a los comentarios a los salmos de san Agustín. Dios «crea en nosotros
Dios la libertad; se siente enfermo, y suplica la salud; lucha con- el gusto de la justicia sobrenatural»78, a fin de que obremos bien 10
tra los atractivos de los bienes sensibles, y pide la suavitas Dei, el bueno; es decir, no por temor del mal carnal, sino por el deleite del
gusto y la suavidad de Dios, para que todo 10 demás le sea insípi-
bien espiritual79. Esto es: obrar el bien con santo amor.
do72.
Tú que me eres más interior que mis cosas más íntimas; tú dentro,
La gracia también es sanante. Pelagio se empeñaba en demos-
en mi corazón, grabaste con tu espíritu, como con tu dedo, la ley,
trar que la naturaleza humana se hallaba inmune de todo vicio. En para que no la temiese como siervo, sin amor, sino que la amase
cambio, enseña Agustín que la gracia perdona los pecados, sana como hijo, con el casto temor, y temiera con el casto amor80.
las enfermedades del alma o afectos desordenados y vicios. Nos
dice el Santo comentando el salmo 102: «Aún llevas carne enferma No podemos dejar de citar al famoso agustinólogo Victorino
[...]. Al Médico omnipotente no le sale al paso ninguna enfermedad Capánaga, quien empapado del léxico agustiniano comenta: «Esta
incurable. Tú déjate únicamente curar; no apartes su mano; Él sabe nueva ley gravitatoria es el fruto más elevado de la gracia, la suavi-
10 que hace»73. «Dios, que te hizo, te cura con certeza y gratis»74. dad que infunde el Señor en nuestra tierra»81. Comentando el v. 103
del salmo 118, dice Agustín:
Dice Agustín que, Dios «cura todas tus enfermedades, porque
rescata tu vida de la corrupción»75. Aún más: Oye 10 que sigue: \Cuán dulces son tus palabras a mi paladar]
(Sal 118,103), o 10 que dice el griego con más precisión: Tus di-
Toda tu enfermedad quedará curada cuando esto corruptible se chos son más dulces que la miel y el panal a mi boca. Esta es la
vista de incorrupción. Tu vida fue rescatada de la corrupción; es- dulzura que da el Señor para que nuestra tierra produzca su fruto
tate seguro. Se hizo un contrato de buena fe; nadie engaña a tu re- (Sal 84,13), a fin de que obremos bien 10 bueno; es decir, no por
dentor, nadie le apremia, nadie le fuerza. Comerció en este mun- temor del mal carnal, sino por el deleite del bien espiritual82.
do; pagó el precio debido; derramó su sangre76.
La concupiscencia trae la enfermedad y la desgana del alma
También la gracia nos desnuda de las obras del hombre viejo, (languor concupiscentiae), la cual impide alcanzar el deleite de la
vistiéndonos de las del nuevo: «Cuando se perdona el pecado, mue- gracia. Por eso, al que ha sido regenerado Agustín le muestra el
ren, por decirlo así, tus pecados y nace tu gracia; entonces tus peca- camino o los grados por donde es posible llegar a la delectatio Dei:
Primero es necesario saber cuán útiles y decorosas son; después,
que se codicie su deseo; y, por fin, que, aumentando la luz y la

71
En. in ps. 102,5, en Obras completas de san Agustín XXI, 679. 77
72 En. in ps. 102,19, en Obras completas de san Agustín XXI, 704.
V. CAPÁNAGA, «Introducción general II», 19. 78
73 V . CAPÁNAGA, «Introducción general II», 2 0 .
En. in ps. 102,5, en Obras completas de san Agustín XXI, 679. 79
74 En. in ps. 118, XXII,7, en Obras completas de san Agustín XXII, 142.
En. in ps. 102,5, en Obras completas de san Agustín XXI, 680. 80
75 En. in ps. 118, XXII,6, en Obras completas de san Agustín XXII, 141.
En. in ps. 102,6, en Obras completas de san Agustín XXI, 680. 81
76 V. CAPÁNAGA, «Introducción general II», 20.
En. in ps. 102,6, en Obras completas de san Agustín XXI, 683. 82
En. in ps. 118, XXII,7, en Obras completas de san Agustín XXII, 142.
/o naner ύoto de la Cruz La gratuidad de la gracia según san Agustín 77

sanidad, deleite el ejercicio de aquellas cosas de las que se delei- toi»90. La presencia de san Pablo en san Agustín es descrita por Pío
taba el solo conocimiento de ellas83. de Luis Vizcaíno corno un río que inunda la obra de san Agustín:
Por otro lado, se le ha llamado a san Agustín «Filius Pauli», en Cual si se tratase de un caudaloso río, los textos paulinos riegan, y
cuanto a lo existencial como doctrinal, particularmente, en materia en algunos casos inundan, la espaciosa obra literaria del obispo de
de la gracia 84 . Pues, «Pablo fue durante toda la vida fuente de inspi- Hipona, independientemente de lo que en ella cultive91.
ración teológica para Agustín» 85 . Ya que, para san Agustín, san Pa-
blo es el «gran predicador de la gracia» 86 , especialmente en dos Ahora se intentará un acercamiento a algunos textos paulinos,
textos paulinos. donde san Agustín encuentra alimento sólido (cf. lCo 3,2) para de-
fender la gratuidad de la gracia divina. Específicamente, se explica-
El encuentro de Agustín con Pablo, el predicador de la gracia y rá dos textos (Rm 5,5 y 1C0 4,7). Los hemos seleccionado de entre
el Doctor de la gracia, se fue dando en ocasiones diversas. Esta su- muchos que se podrían estudiar por la fuerza y la importancia que
cesión de encuentros y situaciones ha estimulado que Agustín tenga han tenido en la vida y la teología de san Agustín.
ciertas formas de comprender y utilizar el corpus paulino87.
Rm 5,5: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros cora-
El encuentro con la figura y el pensamiento de san Pablo a través zones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado». Texto su-
de san Agustín constituye una oportunidad sumamente enriquece- mámente luminoso y consolador, citado 201 veces por san Agus-
dora, pues uno y otro destacan por su carácter audaz, sus convul- tin92. Como dice san Agustín: «Si la caridad no procede de Dios,
sas trayectorias y la circunstancia de ser ambos inquietos busca-
dores de la verdad88. sino de los hombres, razón tienen los pelagianos; mas si de Dios
procede, hemos vencido a los pelagianos»93.
De este diálogo permanente de Agustín con Pablo brota una
«El amor de Dios» está conexo con el don efectivo del Espíritu
gran teología que se mantiene viva hasta nuestros días89. El encuen-
Santo, pues el mismo Apóstol explica en el v. 8: «Dios demuestra
tro de Agustín con Pablo «marcó su modo de entender y vivir la fe
su amor por nosotros». Esta efusión de la «caritas Dei» se contra-
cristiana [...]. Un efecto tan intenso y duradero solo puede proceder
pone tanto a la ira de Dios (cf. Rm 1,18-32), como al concepto de
de un trato igualmente continuo e intenso del Obispo con el Após-
justicia retributiva (cf. Rm 2,1-11), «de manera que la formulación
del texto paulino da a entender que entre el amor de Dios y el Espi-
83
En. in ps. 118, VIII,5, en Obras completas de san Agustín XXII, 54. ritu Santo existe un nexo muy estrecho, cuando no una identifica-
84
SAN BUENAVENTURA, Conferencias sobre el hexamerón 1 8 , 2 6 , en Obras ción, incluso»94. «Entendamos que el Espíritu Santo está en la cari-
de san Buenaventura III, BAC, Madrid 1947, 530. dad. El Espíritu Santo es aquel a quien no pueden recibir los
85
P. FREDRIKSEN, «Pablo, San», en D. FITZGERALD (dir.), Diccionario de san
Agustín, Monte Carmelo, Burgos 2 0 0 6 , 9 9 5 .
86
De gestis Pel. 35, en Obras completas de san Agustín IX, 652.
87
Cf. M . G . M A R A , «Las cartas de san Pablo en la interpretación de san Agus- 90
P. L. VIZCAÍNO, «El encuentro de san Agustín con san Pablo», en
DE
tin. De la interpretación maniquea de las Cartas de san Pablo a su interpretación CANET V A Y A , V.D. (Ed.), San Pablo en san Agustín, Centro Teológico san Agus-
Católica», en J . O R O Z R E T A - J.A. G A L I N D O RODRIGO, El pensamiento de san
tin, Madrid 2009, 25.
Agustín para el hombre de hoy III. Temas particulares de filosofia y teología, 91
P. DE L. VIZCAÍNO, «El encuentro de san Agustín con san Pablo», 25.
Edicep, Valencia 1998, 423. 92
R . PENNA, Carta a los Romanos. Introducción, versión y comentario, Ver-
88
V.D. C A N E T V A Y Á (Ed.), San Pablo en san Agustín, Centro Teológico san
Agustín, Madrid 2 0 0 9 1 6 . bo Divino, Navarra 2013, 419, nota 398.
93
89
De gr. et lib. arb. 18,37, en Obras completas de san Agustín VI, 259.
Cf. BENEDICTO XVI, Audiencia general ( 4 de febrero de 2 0 0 9 ) . 94
R. PENNA, Carta a los Romanos, 422.
78 Walter Seta 1/1• la ( 'ruz La gratuidad de la gracia según san Agustín 81

malos», afirma el obispo de Hipona 95 . Y también: «Dios comenzó a Hijo hayamos recibido amar al Padre y al Hijo. En efecto, en
morar en ti; ama al que comenzó a morar en ti, para que, morando nuestros corazones derrama la caridad el Espíritu de ambos, Espi-
más perfectamente, te haga perfecto» 96 . ritu mediante el cual amamos al Padre y al Hijo, y Espíritu al que
amamos con el Padre y el Hijo101.
Por otra parte, este «amor derramado», es una metáfora que en
su origen evoca la idea de rebosamiento de un líquido. Dicha metà- La primera carta a los Corintios subraya la iniciativa divina102:
fora había sido ya utilizada en el Antiguo Testamento (J1 2,28; Zac «¿Qué cosa tienes que no hayas recibido?» (1C0 4,7). De este texto
12,10; Ez 39,29)97. concluye Agustín que el mérito humano es siempre el efecto del
favor divino, nunca su causa. La elección es gratuita103. Agostino
La expresión «en nuestros corazones» es típica de Pablo y, uni- Trapè está convencido de que para Agustín este texto paulino tuvo
da al Espíritu se encuentra en otras dos afirmaciones parecidas: 2C0 una fuerza impresionante, una fuerza tal que le llevó a la convicción
1,22 y Ga 4,698. Esta expresión «denota una presencia en profundi- de la absoluta gratuidad de la gracia104.
dad, muy íntima, del Espíritu Santo en los creyentes»99.
Acerca de la intención del Apóstol, san Agustín no tiene dudas:
Si quieres saber si recibiste el Espíritu Santo, pregunta a tu cora- «En este clarísimo propósito del Apóstol, por el que se combate la
zón, no sea que tengas el sacramento y te falte la virtud del sa-
soberbia humana, a fin de que nadie se gloríe en el hombre, sino en
cramento. Pregunta a tu corazón. Si tienes amor fraternal, estate
seguro. No puede haber caridad sin el Espíritu de Dios, puesto el Señor»105. O con otras palabras nos invita a que se humille el
que Pablo grita: La caridad de Dios se difunde en nuestros cora- hombre y sea glorificado Dios: «Veis aquí cómo el apóstol no pre-
zones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado (Rm 5,5)100. tende otra cosa, sino que se humille el hombre y sea glorificado
Dios»106. San Agustín busca siempre la gloria de Dios siguiendo la
Escuchemos al mismo Agustín en un texto denso, pero rico en enseñanza de san Pablo:
teología y espiritualidad:
Porque este testimonio del Apóstol, en que, para refrenar la so-
¿El ama precisamente porque nosotros amamos o, más bien, por- berbia del hombre, se dice: ¿Qué cosa tienes tú que no la hayas
que él ama, por eso nosotros amamos? [...]. Querer a Dios es ab- recibido?, no permite a ningún creyente decir: «Yo tengo fe y no
solutamente don de Dios. Ese mismo que, no querido, ha querido, la he recibido de nadie». Pues con estas palabras del Apóstol sería
ha dado que fuese querido. Desagradables hemos sido amados, totalmente abatida la hinchazón de semejante respuesta. Ni tam-
para que en nosotros hubiese con que agradásemos. Por cierto, no poco le es lícito a nadie decir: «Aunque no tenga la fe perfecta o
amaríamos al Hijo si no amásemos también al Padre. Nos ama el total, tengo, no obstante, el principio de ella, por el cual primera-
Padre, porque nosotros amamos al Hijo cuando del Padre y del mente creí en Jesucristo». Porque también aquí le será respondí-

95
In ep. loan. 7,6, en Obras completas de san Agustín XVIII, 301.
96 101
In ep. loan. 8,12, en Obras completas de san Agustín XVIII, 324. In Io. ev. tr. 102,5, en Obras completas de san Agustín XIV, 734.
97 102
Cf. R . P E N N A , Carta a los Romanos, 4 2 3 . J. SÁNCHEZ B 0 S C H , Maestro de los pueblos. Una teología de Pablo, el
98
2C0 1,22; «Y el que nos marcó con su sello y nos dió en arras el Espíritu Apóstol, Verbo Divino, Navarra 2007, 252.
en nuestros corazones»; Ga 4,6: «Y como sois hijos, Dios envió a nuestros cora- 103
J. W E T Z E L , «Simplicianum, Ad», en A.D. FITZGERALD (dir.), Diccionario
zones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!». Cf. R. PENNA, Carta a de san Agustín, Monte Carmelo, Burgos 2006, 1235.
los Romanos, 423. 104
Cf. A. TRAPÈ, Grazia e libertà, 162.
99 105
R. P E N N A , Carta a los Romanos, 422. De praed. sanct. 5,10, en Obras completas de san Agustín VI, 443.
100 106
In ep. loan. 6,10, en Obras completas de san Agustín XVIII, 289. De praed. sanct. 5,9, en Obras completas de san Agustín VI, 442.
80 Walter Seta 1/1• la ( 'ruz La gratuidad de la gracia según san Agustín 81

ilo: ¿Qué cosa tienes tú que no la hayas recibido? Y si la has re- - La vigilancia es fundamental para custodiar los dones reci-
cìhìdo, ¿de qué te glorías como si no la hubieras recibido?101.
bidos de parte de Dios, puesto que, también 10 recibido pue-
/,(.)né 11a recibido el cristiano? Para san Agustín hemos recibido de perderse: «Lo recibiste, pero pasaron los días, 10 perdiste
tic I )ios todos los bienes, visibles e invisibles, materiales y espiri- todo y quedaste tú solo para ser atormentado en los infíer-
tualüs: 1 13
nos» .
Recibimos la fe de Dios como don gratuito y no según el - Todo 10 que Dios nos ha dado es bueno y santo, es como si
mérito de nuestras obras108, «porque la voluntad humana es Dios nos dijera: «Lo que yo doy es santo; y, si 10 recibes de
preparada por el Señor»109. otro, nada has recibido; si de mí, recibiste algo»114.
Por medio de la fe nuestras tinieblas quedan iluminadas: Por otr lado, confiesa Agustín que hubo un tiempo (394), que
«Cuando eras tinieblas, no estabas en el Señor; mas cuando enseñaba que el initium fidei depende del libre arbitrio y no de la
eres luz, no estás en ti, sino en el Señor. Pues, ¿qué tienes gracia divina. Para superar este error inicial, Agustín ha sido guiado
que no hayas recibido? (1C0 4,7)»110. por dos grandes maestros: Pablo y Cipriano. La consideración aten-
- Al cristiano le ha sido entregado el símbolo de la fe y el Pa- ta de 1C0 4,7: «¿Qué cosa tienes que no hayas recibido?», y el co-
ter nos ter: «¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creí- mentario de Cipriano: «En ninguna cosa debemos gloriarnos, por-
dol (Rm 10,15). Esta es la causa por la que no recibisteis que ninguna cosa es nuestra»115, han sido hitos fundamentales para
primero la oración y luego el símbolo, sino primero el sím- que Agustín pueda progresar escribiendo116.
bolo para saber qué habéis de creer, y luego la oración en
En los comentarios a san Juan (al Evangelio y a la primera car-
que conozcáis a quien habéis de invocar»111.
ta), Agustín presenta la gracia como un don gratuito que nos saca de
- Las lámparas encendidas de las vírgenes sensatas (cf. Mt las tinieblas, pues éramos tinieblas y la gracia consiste en que «no
25,1-13) significan las buenas obras, fruto de la gracia de seamos ya tinieblas»117. Por tanto, como es dado gratuitamente no
Dios. Nuestro autor enseña: «El aceite que tienes no 10 tie- es conquistado por nuestros méritos precedentes. Explica con calma
nes de ti mismo. Jáctate diciendo: "Tengo aceite, pero reci- a los enemigos de la gracia: «¿Qué significa gracia? Dada gratis.
bido de él". ¿,Qué tienes que no hayas recibido? (1C0 ¿Qué significa dada gratis? Regalada, no pagada. Si se debía, es
4,7)»112. salario pagado, no gracia regalada»118.

107
De praed. sanct. 4,8, en Obras completas de san Agustín VI, 440. 113
S. 102,4, en Obras completas de san Agustín X, 699.
108
De gr. Christi et de pece. orig. I, 31,34, en Obras completas de san Agus- 114
En. in ps. 145,9, en Obras completas de san Agustín XXII, 782.
tin VI, 328. 115
SAN CIPRIANO, Ad Quirinum III, 4 , en Obras completas de san Cipriano
109
De praed. sanct. 5,10, en Obras completas de san Agustín VI, 445. de Cartago I, 93 : «In nullo gloriandum, quando nostrum nihil sit».
110
S. 67,5, en Obras completas de san Agustín X, 270. 116
Cf. De praed. sanct. 3, 7, en Obras completas de san Agustín VI, 434.
111
S. 66,1, en Obras completas de san Agustín X, 112. Unos quince días an- 117
In Io. ev. tr. 3,5, en Obras completas de san Agustín XIII, 52.
tes de la Vigilia pascual, los competentes recibían el símbolo de la fe (redditio 118
In Io. ev. tr. 3,9, en Obras completas de san Agustín XIII, 57. Cf. In Io.
symbol¡). Y ocho días antes se le entregaba el Pater noster (llamado también ev. tr. 63,10, en Obras completas de san Agustín XIV, 346; In Io. ev. tr. 82,3, en
redit io del Pater)‫׳‬, cf. F. VAN DER M E E R , San Agustín, pastor de almas. Vida y Obras completas de san Agustín XIV, 554; In Io. ev. tr. 86,2, en Obras completas
obra de un padre de la Iglesia, Herder, Barcelona 1965, 459-464. de san Agustín XIV, 578; In 10. ev. tr. 87,3, en Obras completas de san Agustín
112
S. 93,14, en Obras completas de san Agustín Χ, 619. XIV, 586.
81
82 Walter Seta 1/1• la ( 'ruz La gratuidad de la gracia según san Agustín

Frente a los pelagianos que andaban diciendo «que el hombre En su famoso sermon 294 decía Agustín: «Todo nacido nace
practica en virtud de sí mismo la justicia», Agustín responde con la condenado; nadie es liberado si no es regenerado»123. La doctrina
claridad que le caracteriza: «Quien estima que por sí mismo él da del pecado original remite a la doctrina de la justificación 124 , la
fruto, no está en la Vid; quien no está en la Vid, no está en Cristo; cual, significa el restablecimiento de la relación justa entre Dios y el
quien no está en Cristo no es cristiano»119. hombre. Para comprenderla es preciso, ante todo, distinguir entre la
Podemos mencionar también, algunos rasgos característicos de remisión de los pecados y la renovación interior. Dice Agustín: «La
la gracia en las obras joáneas: La gracia de Dios nos hace renacer primera cura tiende a suprimir la causa de la enfermdad, 10 que se
del Espíritu Santo y separa al cristiano del mundo; nos hace hijos verifica por la remisión de todos los pecados; la segunda tiene por
adoptivos; nos da la posibilidad de vivir como verdaderos discípu- fin curar la debilidad, obra lenta en la renovación de esta ima-
los de Cristo; nos ayuda a reconocer nuestras culpas y a progresar gen» .
en el camino de la perfección.
San Agustín utiliza la expresión latina «removere languor =
«Esta es la gracia que para los humildes está patente, para los quitar, extirpar la enfermedad», para el primer momento, y «sanare
soberbios latente»120. La oposición «patente, latente = patet, latet» languor = sanar la debilidad», para el segundo, pues, el efecto del
quizá tenga alcance no solo retórico, sino también existencial. bautismo es la «remisión de los pecados» que se realiza en el mis-
Agustín afirma que son los humildes quienes conocen perfectamen- mo instante de la recepción del bautismo 126 ; en cambio, la «renova-
te la naturaleza de la gracia {patet), en cambio, para los soberbios, tio imaginis = la renovación de la imagen», es señalada con el ad-
los pelagianos, queda inaccesible {latet). verbio «paulatim», queriendo decir que se realiza poco a poco en el
«Gran encomio de la gracia», dirá san Agustín al comentar Jn tiempo. El hecho es que en el bautizado permanecen ciertas conse-
15,4: «Como el sarmiento no puede por sí mismo dar fruto si no cuencias temporales del pecado, que la teología llama «concupis-
permaneciere en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en centia» o «fornes peccati»™.
mí»121. Y cuando llega a Jn 15,5, explica: «Vivir sin esta gracia es
Agustín predica, escribe, insiste sin descanso que la remisión de
en verdad tan imposible que en potestad del libre arbitrio está preci-
los pecados es «tota et plena», «plena et perfecta»128; todos los pe-
sámente la muerte»122.
cados sin excepción son remitidos129; el hombre recobra la inocen-
3. L O S D O N E S D E L A S A L V A C I Ó N

Los dones de la salvación son: la justificación, el initium fidei, la


perseverancia final, el mérito y la predestinación.
123
S. 294,16, en Obras completas de san Agustín XXV, 249.
124
Cf. A. T R A P E , «San Agustín», en A. Di BERARDINO (dir.), Patrología III.
La edad de oro de la literatura patrística latina, BAC, Madrid 1993, 523.
119 125
In Io. ev. tr. 81,2, en Obras completas de san Agustín XIV, 545. De Trin. XIV, 17,23, en Obras completas de san Agustín V, 686.
120 126
In Io. ev. tr. 82,3, en Obras completas de san Agustín XIV, 554. C A T E C I S M O DE LA IGLESIA CATÓLICA, n° 1 2 6 3 ; 1 4 2 5 [en adelante C C E ] ,
121 127
In Io. ev. tr. 81,2, en Obras completas de san Agustín XIV, 544: «Gran Cf. DH, 1515; CCE, 1264;
128
encomio de la gracia, hermanos míos: instruye los corazones de los humildes, De pecc. mer. et remiss. II, 7,9, en Obras completas de san Agustín IX,
cierra las bocas de los soberbios». 282-283.
122 129
In Io. ev. tr. 81,3, en Obras completas de san Agustín XIV, 546. De gestis Pel. 12,28, en Obras completas de san Agustín IX, 642.
.‫ר‬-/ ti mu t ,‫ו<ר‬uc 1u uíUL 1)1

eia130. En cambio, «la renovación interior es progresiva y alcanza su términos, son evidentes en sus enseñanzas acerca de la función y
perfección solo en la resurrección»131. efectos de la gracia.
El pecado oscurece la imagen de Dios en el hombre, la deforma, La gracia en su acepción cristiana no es, como pretendían los
deteriora, aprisiona, hiere y envejece; mientras que la justificación pelagianos136, solo la creación, aun siendo este un don de Dios137; ni
la ilumina, hermosea, renueva, restaura, embellece y sana 132 . Por solo la ley, aunque, por indicarnos la vía de la salvación, sea benefí-
tanto, la meta de la santidad es el embellecimiento de la imagen de ció y muestra de benevolencia 138 ; ni la sola justificación. La gracia
Dios en el hombre. La experiencia de Agustín va por este camino. de la cual habla Agustín es la gracia por la que somos pueblo de
Cuenta él: «Fui renovado, porque fui creado; fui reformado, porque Dios, por la que hemos sido hechos creyentes, por la que somos
fui formado. Desde el instante de mi conversión aprendí que no cristianos, por la que somos hijos de Dios y que nos llega por medio
precedieron méritos míos, sino que me diste gratuitamente tu gracia de Cristo-hombre mediador139: «Esta gracia debe confesar Pelagio
para que me acordase de tu sola justicia» 133 . si quiere no solo ser llamado cristiano sino también serlo»140.
Esta gracia de la justificación es gratuita. En la enseñanza de Agustín define la gracia adyuvante como: «La inspiración del
Agustín justificar al impío no solo implica poder, sino también mi- amor para obrar con amor santo 10 que conocemos se debe obrar =
sericordia: «No oso precipitar aquí un parecer; entienda quien pue- inspirationem dilectionis, ut cognita sancto amore faciamus» 141 . Y
de, juzgue quien puede, si crear justos es cosa mayor que justificar esta otra teológicamente más denso: «Algún auxilio para bien obrar
impíos. Si, en efecto, una y otra cosa son ciertamente de igual po- añadido a la naturaleza y a la doctrina por medio de la comunica-
tencia, 10 segundo es de mayor misericordia»134. ción de la ardentísima y luminosísima caridad = aliquod adiutorium
Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿En qué consiste la bene agendi adiunctum naturae atque doctrinae per inspirationem
gracia? ¿Cuál es la naturaleza de la gracia que Agustín defiende y flagrantissimae et luminosissimae caritatis»142. Expliquemos:
enseña? ¿Cómo define la gracia? ¿Cómo se divide la gracia en la - En primer lugar, de la gracia se puede hablar como la capa-
enseñanza de nuestro autor? Antes de responder, una doble aclara- cidad, el «auxilium gratiae» para obrar el bien. Este auxilium nos
ción 135 : primero, debido a la índole de la polémica pelagiana, el ayuda a superar «la ignorancia y la debilidad (ignorantia et infirmi-
obispo de Hipona tuvo que insistir más en el aspecto liberante y
sanante de la gracia; segundo, no se encuentra en sus escritos una
distinción nominal entre la gracia «actual» y «habitual», como 10
136
hará la teología posterior, pero los conceptos expresados por esos V. CAPÁNAGA, «Introducción general II», 47: «San Agustín distingue un
orden natural y sobrenatural de dones. Toda la doctrina y polémica de la gracia
descansa sobre esta fundamental distinción».
137
130
S. 26,4, en Obras completas de san Agustín VII, 412.
O. imp. c. Iul. 6,19, en Obras completas de san Agustín XXXVII, 456. 138
A. TRAPÈ, «San Agustín», 461.
131
A. TRAPE, «San Agustín», 523. 139
Cf. S. 26,5-12, en Obras completas de san Agustín VII, 413-420.
132
C f . F . MORIONES, Teología de san Agustín, 3 8 4 - 3 8 5 . 140
De gr. Christi et de pece. orig. I, 10,11, en Obras completas de san Agus-
133
En. in ps. 7 0 , 2 , 2 , en Obras completas de san Agustín XX, 8 5 2 - 8 5 3 . tin VI, 303.
134
In Io. ev. tr. 72,3, en Obras completas de san Agustín XIV, 487. 141
C. duas ep. Pel. IV, 5,11, en Obras completas de san Agustín IX, 550.
135
Cf. F . MORIONES, Teología de san Agustín, 3 5 9 ; J . A . GALINDO RODRIGO, 142
De gr. Christi et de pece. orig. I, 35,38, en Obras completas de san Agus-
San Agustín. Doctrina espiritual, Edicep, Valencia 2 0 0 6 2 , 1 0 5 - 1 3 1 . tin VI, 332.
S6 Walter Soto de la Cruz
La gratuidad de la gracia según san Agustín π/
143
tas)», ambas, consecuencias del pecado original . Este auxilium es turn fidei, pero no el initium fidei»149, afirma Agustín, quien ya ha-
«interior, admirabilis et ineffabilis»]44.
bía enseñado la gratuidad del initium fidei en sus obras anteriores
- En segundo lugar, el «adiunctum naturae = añadido a la na- {Ad Simplicianum), esto es, que en la obra de la salvación la inicia-
turaleza» insinúa bien la distinción de dos órdenes: natural y sobre- tiva procede de Dios y no de los hombres. No es el hombre quien da
natural: «A la naturaleza íntegramente constituida pone Dios unas este primer paso hacia la fe, sino que es don de Dios.
añadiduras, unos realces, unas galas y atavíos que ella no exige, más La perseverancia final, ¿es un don gratuito de Dios o es merecí-
bien declaran la generosidad y largueza del Creador»145.
do? San Agustín 10 sintetiza con genialidad: «Afirmamos que la
- En tercer lugar, la definición anterior muestra dos formas perseverancia, con la que se persevera en el amor de Dios y de Cris-
principales de los beneficios divinos: la luz y el calor, la verdad y la to hasta el fin, esto es, hasta que se termina esta vida, en la cual úni-
caridad. En san Agustín, la gracia se manifiesta como Luz en la camente hay peligro de caer, es un don gratuito de Dios»150. Esta
mente y Amor en la voluntad; como Verbo iluminador y Amor in- afirmación agustiniana viene respaldada con textos de la Escritura
habitador146. (Mt 10,22: «El que perseverare hasta el fin será salvo»; Flp 1,29:
«A vosotros se ha dado por Cristo no solamente el que creáis en El,
¿Y cuál es la extensión de este divino influjo en el hombre? En pero también el que por Él padezcáis», entre otros). También apela
tres momentos: Dios está al principio, en el medio y al final de la a la praxis de la oración de la Iglesia. Testimonia que ya Cipriano
obra147. Agustín hablará de la gracia interna y externa; operante y enseña que, al recitar la oración dominical no se hace otra cosa que
cooperante; preveniente y subsiguiente; sanante y liberante; delei- pedir el gran don de la perseverancia final151. Por último, resalta la
tante; inherente148.
conexión entre la perseverancia final y la predestinación 152 . En
Por otra parte, la reacción en contra de Agustín de los monaste- realidad, es un grandísimo don que uno termine su existencia mortal
rios de Hadrumeto y de Marsella será conocida con el nombre de en estado de gracia, antes de pervertirse153.
«semipelagianismo». A las incomprensiones acerca de la gratuidad
El término «mérito» designa la retribución debida154. La gratui-
de la gracia, se añadió el problema de la gratuidad del comienzo de
dad del mérito para Agustín es clara: «Cuando Dios corona nuestros
la fe («initium fidei») y de la perseverancia final. «Respecto a creer
méritos, corona sus propios dones»155. Y explica: «La gracia prece-
en Cristo, alguien ha pretendido que sí es don de Dios el augmen-
dió a tus merecimientos. No procede la gracia del mérito, sino el
mérito de la gracia. Pues si la gracia procede del mérito, la compras-
143
te, no la recibiste gratuitamente» 156 . San Pablo pregunta: «¿Qué
De pecc.mer. et remiss. II, 17,26, en Obras completas de san Agustín IX,
306.
144
De gr. Christi et de pece. orig. I, 24,25, en Obras completas de san Agus- 149
tin VI, 317. De dono persev. 2,2, en Obras completas de san Agustín VI, 508.
150
145
V. CAPÁNAGA, «Introducción general II», 47. De dono persev. 1,1, en Obras completas de san Agustín VI, 506.
151
146 Cf. De dono persev. 2,3, en Obras completas de san Agustín VI, 509.
Cf. J. PATOUT BURNS, «Gracia», en A . D . FITZGERALD (dir.), Diccionario 152
de san Agustín, Monte Carmelo, Burgos 2001, 602. Cf. F. M O R I O N E S , Teología de san Agustín, 304.
153
147
Cf. V. CAPÁNAGA, «Introducción general II», 51. Cf. De corr. et gr. 8,19, en Obras completas de san Agustín VI, 153.
154
148 CCE, 2006.
Cf. W. S O T O D E LA C R U Z , La gratuidad de la gracia según san Agustín, 155
Ep. 194, 5,19, en Obras completas de san Agustín Xlb, 77.
266-286.
156
S. 169,3, en Obras completas de san Agustín XXIII, 647.
tftf Waiter boto de ία Cruz La gratuidad de ία gracia según san Agustín <5y

tienes que no hayas recibido?» (1C0 4,7). ¿Quiere esto decir que se 4. LAS INTERPELACIONES AL CATOLICISMO ACTUAL
excluyen las obras buenas?, de ningún modo. Es conocida la expre- SOBRE LA GRACIA
sión de Agustín que ha hecho escuela: «Quien te hizo sin ti, no te Sabemos que la época de san Agustín no fue fácil, fue una época
justificará sin ti»157. de grandes cambios culturales. El imperio romano de occidente está
Digamos algunas palabras sobre la gratuidad de la predestina- cercano a su fin (476), el saqueo de Roma (24 de agosto del 410)
ción. Agostino Trapè advierte, y con mucha razón, que la doctrina por parte de Alarico, rey de los godos, ha creado una confusión ge-
de la predestinación, en la enseñanza de Agustín, no ocupa el lugar neral entre paganos y cristianos 163 . Se abren nuevos campos de
principal de la teología de la gracia puesto que no se encuentra entre evangelización. Es un cambio epocal el tiempo de Agustín, un
las tres verdades debatidas que hemos mencionado 158 . mundo envejecido está dejando lugar a un mundo nuevo: «No te
adhieras a este mundo envejecido y anhela rejuvenecer en Cristo»,
Agustín define la predestinación de los santos como «la près- es la exhortación que hace a sus fieles164.
ciencia de Dios y la preparación de sus beneficios, por los que certi-
simamente se salva todo el que se salva»159. Podemos resumir la La nueva evangelización necesita, entre otras, de una correcta
enseñanza de Agustín sobre la predestinación160: visión del hombre, esto es, de una sana antropología cristiana165.
«El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo
- La predestinación es anterior y al margen de cualquier posi- encarnado»166. «La Iglesia posee, gracias al Evangelio, la verdad
ble mérito de los predestinados. sobre el hombre. Esta se encuentra en una antropología que la Igle-
- Dios no predestina a nadie ni al pecado ni a la condenación. sia no cesa de profundizar y comunicar» 167 .

- La predestinación es gratuita. Para san Agustín, el hombre es un gran abismo, más fáciles de
contar son sus cabellos que sus afectos y los movimientos de su
Frente a la situación de la condenación de algunos y salvación corazón168. El hombre se convierte para sí en «tierra difícil y de
de otros, Agustín responde: «Es preferible la ignorancia del creyen- excesivo sudor»169. ¿Por qué?, porque mala es su causa. Pero no
te a la ciencia temeraria»161. Por último, reconoce Agustín con hu- basta descubrir la llaga, es necesario buscar la cura.
mildad: «Non parva quaestio»162.
163
Cf. J . ORLANDIS, Historia de la Iglesia. I. La Iglesia antigua y medieval,
Palabra, Madrid 2012 12 , 142.
164
S. 81,8, en Obras completas de san Agustín X, 464.
165
G. C 0 L Z A N I , Antropología teológica. El hombre: paradoja y misterio, Se-
cretariado Trinitario, Salamanca 2001, 14-15; J.L. LORDA, Antropología teologi-
157
S. 169,13, en Obras completas de san Agustín XXIII, 661. ca, Eunsa, Pamplona 2009, 20; F.G. BRAMBILLA, Antropologia teologica. Chi è
158
Cf. A. TRAPE, Grazia e liberta, 204. l'uomo perché te ne curi?, Queriniana, Brescia 2009 3 , 15; B. M O N D I N , L'uomo
159
De donopersev. 14,35, en Obras completas de san Agustín VI, 548. secondo il disegno di Dio, Edizioni studio domenicano, Bologna 2011, 15-16.
160 165
J.A. GALINDO RODRIGO, «La gracia de Cristo», en J . O R O Z R E T A - J.A. GS 22.
167
GALINDO RODRIGO, El pensamiento de san Agustín para el hombre de hoy II. JUAN PABLO I I , Discurso de apertura a la I I I Conferencia General del Es-
Teología dogmática, Edicep, Valencia 2005, 619. piscopado Latinoamericano 1,9 (Puebla, 28 de enero de 1979).
161 168
S. 27,4, en Obras completas de san Agustín VII, 427. Conf. IV, 14,22, en Obras completas de san Agustín II, 179.
162 169
De gr. et lib arb. 8,19, en Obras completas de san Agustín VI, 234. Conf. X, 16,25, en Obras completas de san Agustín II, 411.
90 Walter Soto de ta Cruz
La gratiiidad de ta gracia según san /igiisiin ‫״‬

El hombre es portador de la imagen de Dios, pero por el pecado,


va»? Ciertamente, Agustín es deudor de la filosofía platónica en
esa imagen se halla deformada, afeada y, entonces, es preciso con-
este campo: «Pensar a Dios como realidad inefable y realidad bella,
seguir su restauración, la renovación de esa imagen o la purificación
es para Agustín vía platónica y cosa de platónicos»173, por eso, la
en sentido platónico, para ser capaces de vislumbrar en ella el refle-
idea de lo bello tuvo siempre en el platonismo un amplio crédito
jo de Dios. Es el anhelo que subyace en el corazón de todo ser hu-
explicativo174.
mano que desea ser auténticamente feliz. La renovación de la ima-
gen de Dios en el hombre implica la posibilidad de ver mejor La belleza tiene una fuerza atractiva grande, que impulsa al es-
reflejado a Dios en nosotros. La única finalidad que pretende san píritu hacia 10 bello. ¿De dónde brota esta fuerza de atracción de la
Agustín con la renovación, es que el hombre lleve una imagen más belleza? ¿Por qué 10 que es bello atrae el amor?175 Agustín plantea
perfecta del Dios Trinitario para gozarlo y ser feliz170. con extremado rigor estas preguntas, reflexionando sobre su propio
camino: «¿Qué amo en realidad cuando te amo?», pregunta a Dios.
La necesidad de purificación para alcanzar el mundo de las En otra ocasión, decía a sus amigos: «¿Amamos por ventura algo
realidades celestes era una temática abordada ampliamente por el fuera de lo hermoso? ¿Y qué es 10 hermoso? ¿Qué es la belleza?
platonismo y el neoplatonismo. El platonismo propone la purifica- ¿Qué es 10 que nos atrae y aficiona a las cosas que amamos? Porque
ción de lo sensible, mientras que Agustín propone, fundamental- ciertamente que, si no hubiera en ellas alguna gracia y hermosura,
mente, la purificación y liberación del pecado, que sólo pueden con- de ningún modo nos atraerían hacia sí»176.
seguirse con la ayuda de la gracia. La tesis de fondo de la que parte
san Agustín es la siguiente: el hombre es incapaz por sus solas fuer- Será convicción constante de Agustín que no es posible amar
zas de recuperar aquella imagen que refleja con pureza el semblante sino 10 que es bello 177 . La belleza no es sino el movimiento del
de Dios en su alma. Por tanto, no se trata de una tarea simplemente amor: «Ordo amoris» es el mundo de la belleza: «No quiero que no
humana, sino también de una tarea divina: gracia y libertad. Esta es ames nada, pero quiero que ordenes tu amor»178. Porque el amor es
la gran síntesis que llevó a cabo el obispo de Hipona171. la hermosura del alma y amando a Dios se hace hermosa179.

Para realizar esta síntesis entre gracia y libertad, Agustín se sir- También el corazón necesita de purificación. Ya que el hombre
ve de la idea de la belleza: «Ya desde joven, Agustín optó por 10 caído obra siempre movido por el resorte del amor, pero «el amor al
inteligible. Y prefirió la belleza, el acceso estético a la divinidad. mal se llama concupiscencia, y el amor al bien caridad» 180 . El
Pero, su trayectoria inicial plantea este problema: ¿cómo alcanzó amante lascivo corre tras las hermosuras de la carne y se une a
una idea no material de Dios y una belleza acorde con su reali-
dad?»]12. ¿Cómo llegó a pensar a Dios como la belleza misma hasta
la afirmación gozosa de Dios como «belleza tan antigua y tan nue- 173
A. UÑA JUÁREZ, «Dios-Belleza en san Agustín», 84.
174
G. REALE, Platón. En búsqueda de la sabiduría secreta, Herder, Barcelona
170 A 2002 2 , 180.
M .C. DOLBY, El hombre es imagen de Dios, EUNSA, Pamplona 2002, 175
Cf. Β. F O R T E , En el umbral de la belleza, Edicep, Valencia 2004, 11.
221. 176
171 Conf. IV, 13,20, en Obras completas de san Agustín II, 177.
MA.C. DOLBY, El hombre es imagen de Dios, 223. 177
172 De mus. VI, 13,38, en Obras completas de san Agustín XXXIX, 338.
A. U Ñ A JUÁREZ, «Dios-Belleza en san Agustín», en J. O R O Z R E T A - J.A. 178
S. 335C,13, en Obras completas de san Agustín XXV, 711.
GALINDO RODRIGO, El pensamiento de san Agustín para el hombre de hoy III. 179
In ep. loan. 9,9, en Obras completas de san Agustín XVIII, 685.
Temas particulares de filosofia y teología, Edicep, Valencia 1998, 89. 180
S. 335C,3, en Obras completas de san Agustín XXV, 703.
92 Walter Soto de la Cmz

ella181. También el cristiano cuando obra la virtud con santo amor, co191. Agustín exclamaba con gozo y optimismo: «Nos ha hecho
experimenta un aumento de amor, de gusto, de complacencia en el para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en
bien y en la justicia 182 . Son los contrastes de la «caritas et amor ti»192.
sui». Dos amores han edificado dos ciudades: la terrena y la celes-
La gracia al sanar el corazón enfermo causa una armonía inter-
tial183. El amor tiene la capacidad, la potencia de configurar en 10
11a, mientras que la concupiscencia ha introducido una división en el
que se ama. Y amando se es atraído por Dios Padre 184 . Lo que es el
corazón, esto quiere decir que, cuando va embelleciendo la imagen
peso para los cuerpos es el amor para las almas 185 : «Mi peso es mi
de Dios que ha quedado afeada por el pecado, la gracia hace atracti-
amor; él me lleva donde quiera soy llevado» 186 . Si los deleites terre-
va a la persona renovada interiormente, hace bella su ser y su obrar.
nos atraen nuestro amor, ¿cuánto más no deberá atraer Cristo Jesús
Vive y obra con «santo amor» la virtud193.
en quien se encuentra toda la verdad, la justicia, la hermosura espi-
ritual?187. Dios crea en nosotros un corazón nuevo con una santa Esta es la «via caritatìs», el camino del amor, característico de
atracción188. La suavidad de Dios es una fuerza de liberación189. san Agustín. En el camino de la renovación interior, pues, «nos
acercamos a Dios no con los pies, sino con el amor (non ambulan-
La atracción de la suavidad de la gracia resume la psicología agusti-
niana de la interacción entre la gracia y el libre albedrío. La gracia de Dios do, sed amando)»194. Es el camino de la nueva evangelización, la
es un derrame de dulzura; la suavidad de Dios es una fuerza de liberación evangelización del amor. Porque el hombre no puede vivir sin amar,
que triunfa sobre la concupiscencia y codicias humanas. Esta es la gracia pero «amemos a Dios desde Dios (amemus Deum de Deo)», no des-
que experimentó san Agustín190. de nuestro pequeño esfuerzo humano. Dios ha derramado su amor
en nuestros corazones (cf. Rm 5,5), «puesto que el Espíritu Santo es
Si bien Agustín describe el estado del hombre con expresiones
Dios, y no podemos amar a Dios sino mediante el Espíritu Santo, es
como «massa damnata», «massa peccati», no olvida que el hombre
lógico que amemos a Dios desde Dios» 195 .
es también «massa redempta», es decir, reconciliada con Dios, ha
sido regenerado por la gracia de Dios. «Magnum» es el adjetivo que En la experiencia de Agustín el hombre es un misterio insonda-
utiliza nuestro autor para referirse tanto al enfermo como al mèdi- ble, un enigma impenetrable; su naturaleza solo a Dios le resulta
conocida, pues 10 ha creado de la nada y 10 ha hecho a su imagen y
semejanza196. En las confesiones escribía:
181
S. 335C,6, en Obras completas de san Agustín XXV, 705.
182 Mucha admiración me causa esto y me llena de estupor. Los hombres
Cf. De pecc. mer. et remiss. II, 19,33, en Obras completas de san Agustín
IX, 312. viajan para admirar las alturas de los montes, y las ingentes olas del mar, y
183
De civ. Dei, XIV,28, en Obras completas de san Agustín XVII, 137; cf.
De gen. ad litt. XI, 15,20, en Obras completas de san Agustín XV, 1133.
184 191
In Io. ev. tr. 26,4, en Obras completas de san Agustín XIII, 590-591. Cf. F. M O R I O N E S , Teología de san Agustín, 165.
185 192
Ep. 55, 10,18, en Obras completas de san Agustín VIII, 364. Conf. I, 1,1, en Obras completas de san Agustín II, 73.
186 193
Conf. XIII, 9,10, en Obras completas de san Agustín II, 561. C. duas ep. pel. IV, 5,11, en Obras completas de san Agustín IX, 550.
187 194
Cf. F. MORIONES, Teología de san Agustín, 3 5 7 ; ID., Espiritualidad Agus- Ep. 155,4,13, en Obras completas de san Agustín Xla, 445.
tino-Recoleta I, Augustinus, Salamanca 1988, 268. 195
S. 34,3, en Obras completas de san Agustín VII, 504.
188 196
De civ. Dei XI, 28, en Obras completas de san Agustín XVI, 738. Cf. Α. Ρ ¡ERETTI, «Doctrina antropológica agustiniana», en J . O R O Z R E T A -
189
S. 145,5, en Obras completas de san Agustín XXIII, 324. J . A . G A L I N D O RODRIGO, El pensamiento de san Agustín para el hombre de hoy I.
190
F. MORIONES, Teología de san Agustín, 358. La filosofia agustiniana, Edicep, Valencia 1998, 332.
wn miner .·uno 111• la < ntz La gratuidad de la gracia según san Agustín

lus anchurosas corrientes de los ríos, y la inmensidad del océano, y el giro pelagianismo práctico, en algunos sectores de la Iglesia, que han
de los astros, y se olvidan de sí mismos197. sido denunciados por los tres últimos Papas202.
Un poco antes dejaba constancia: Sabido es que la voluntad humana fácilmente llega a considerar
Grande abismo es el hombre, cuyos cabellos tienes tú, Señor, conta- que todo el bien que hace es obra solamente suya. Como bien expli-
dos, sin que se pierda uno sin tú saberlo; y, sin embargo, más fáciles de ca Agostino Trapè; «Psicologicamente hablando, el hombre, todo
contar son sus cabellos que sus afectos y los movimientos de su cora- hombre, es por tendencia natural un pelagiano, en cuanto que es un
zón198. defensor nato de la propia personalidad y de sus propias conquistas
Por eso, el motivo del retorno a las fuentes no es para aferrarse sociales y morales» 203 .
al pasado en cuanto pasado sino, como decía el entonces Card. Jo- Este neo-pelagianismo no menciona la gracia cuando se la debe-
seph Ratzinger, en «ella [en la patrística] el agua de la fe aún mana- ría mencionar. No se la niega, ¡faltaría más!, pero se la nombra muy
ba pura y fresca» 199 . La fe de Agustín es la «fe pura y fresca» de los pocas veces, y se proponen los sistemas, medios y modos adecuados
Padres, pues «podemos ver que esta fe no es de ayer, aunque haya para vivir la vida cristiana sin contar, sino solo de un modo even-
sido predicada ayer; es siempre actual, porque Cristo es realmente tuai, con la gracia. Se propone y explica la viviencia y práctica de la
ayer, hoy y siempre» 200 . Joseph Ratzinger hacía esta valoración so- vida cristiana como si dependiesen solamente del ser humano204.
bre el obispo de Hipona:
Juan Luis Ruiz De la Peña también advierte sobre el peligro que
Pocos santos se presentan tan cercanos, a pesar de la distancia de los conlleva el pelagianismo en ciertos sectores de la Iglesia: «Los pe-
años, como san Agustín. En sus obras podemos encontrar todas las cimas lagianismos y los jansenismos larvados son tentaciones permanen-
y profundidades de 10 humano, todas las preguntas, pesquisas e indaga-
tes de la conciencia cristiana de todos los tiempos»205.
ciones que todavía hoy nos conmueven. No sin razón se le ha llamado el
primer hombre moderno201. San Agustín enseña frontalmente 10 contrario: «Luego, sea po-
co, sea mucho, no se puede hacer sin Aquel sin el cual no se puede
Por último, pensamos que, aunque la doctrina católica (de los
hacer nada» 206 .Y añade: «Si no me mantengo en Él [en Dios], tam-
concilios, la doctrina pontificia y de la teología) son irreprochables,
poco podré mantenerme en mí»207.
nos atreveríamos a afirmar que se da un cierto neo-pelagianismo o
Como «lluvia abundosa es su gracia, no adquirida por nuestros
méritos, sino otorgada gratuitamente, como 10 indica la misma pa-

197 202
Conf. X, 8,15, en Obras completas de san Agustín II, 402. Cf. W . S O T O D E LA CRUZ, La gratuidad de la gracia según san Agustín,
198
Conf. I V , 1 4 , 2 2 , en Obras completas de san Agustín II, 1 7 9 . 374-378.
199
J.RATZINGER, Teología e historia. Notas sobre el dinamismo histórico de la 203
A. TRAPÈ, Natura e grazia, 15.
fe, Sigúeme, Salamanca 1972, 129. 204
J . A . G A L I N D O RODRIGO, Amar a Dios con san Agustín, Rialp, Madrid
200
BENEDICTOXVI, Audiencia general ( 1 6 de enero de 2 0 0 8 ) . 2015, 21; ID., «La gracia de Cristo», 643.
201
J. RATZINGER, Colaboradores de la verdad. Reflexiones para cada dia del 205
J . L . R U I Z D E L A PEÑA, El don de Dios. Antropología teológica especial,
año, Madrid, Rialp, 1991, 394. Sobre la influencia del pensamiento agustiniano Santander 1991,273.
en Joseph RATZINGER, cf. Ν . CIPRIANI, «Sanf Agostino nella riflessione teologica 206
In Io. ev. tr. 81,3, en Obras completas de san Agustín XIV, 546.
di J. Ratzinger», PATH 6 ( 2 0 0 7 / 1 ) 9 - 2 6 . 207
Conf. VII, 11,17, en Obras completas de san Agustín II, 287.
96 Walter Soto de la Cruz La gratuidad de la gracia según san Agustín

labra gracia; y nos la dio no porque éramos dignos, sino porque qui- Quinta. La influencia de la teología de la gracia de san Agustín
so»208, palabras que resumen la idea central de la respuesta al falso es permanente dentro de la Iglesia católica. Aunque, ciertos puntos
naturalismo de los pelagianos, ya que, las cosas más esenciales, han sido dejados de lado con razón o sin razón. Por eso, una cierta
tales como el sol, la lluvia, el aire, la belleza, la vida, la amistad y el medida de dosis de agustinismo en los tratados teológicos, sobre
amor las recibimos gratuitamente, pues, Dios derramó su amor en todo, de gracia y antropología teológica. Como decía el Card. Rat-
nuestros corazones gratuitamente (cf. Rm 5,5) para que obremos zinger: «No sin razón se le considera el primer hombre moderno.
con santo amor el bien. Nació en un tiempo de crisis y cambio muy parecido al nuestro; en
un tiempo en el que no se presuponía la fe, sino que debía buscarse
CONCLUSIONES y encontrarse a través de todos los abismos de 10 humano»209.
Primera. En el aspecto histórico doctrinal: La controversia pela-
giana hay que entenderla dentro de su contexto histórico y geográfí-
co. Frente a esta novedadpelagiana, Agustín responde con el sentir
de la Iglesia universal.
Segunda. En el aspecto bíblico: La gratuidad de la gracia queda
testificada por la Sagrada Escritura y la Tradición eclesiástica. San
Agustín y la teología de su tiempo 10 interpretaron en este sentido.
Tercera. En el aspecto dogmático: Para Pelagio la acción de la
gracia era transitoria, para obrar con mayor facilidad (facilius). He-
mos visto que la gratuidad de la gracia se manifiesta en la enseñan-
za de san Agustín, principalmente, en los dones de la salvación. La
gracia actúa iluminando la mente por la Verdad divina y moviendo
la voluntad por el Amor divino, el Espíritu Santo. Por otra parte, la
gracia es «añadido a la naturaleza», no exigido. Don gratuito del
Espíritu Santo que permanece y habita en la persona.
Cuarta. En el aspecto pastoral: En el pensamiento de Agustín, la
belleza es un concepto unificante que engloba la verdad, la libertad
y el amor. La síntesis entre gracia y libertad que Agustín desarrolla
se da por medio de la atracción del amor: Dios nos atrae por medio
del amor sin romper nuestra libertad. Por ejemplo, la acción evange-
lizadora consiste en transmitir la fe, hacer presente este «don», la
belleza de ser cristiano y suscitar la respuesta libre del hombre.

208
De Trin. IV, 1,2, en Obras completas de san Agustín V, 278. 209
J. R A T Z I N G E R , Obras completas I, 6 3 6 .

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