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Las Leyes de La Naturaleza. Problemas Científicos y Filosóficos (2a. Ed.) - Peierls, R. E.
Las Leyes de La Naturaleza. Problemas Científicos y Filosóficos (2a. Ed.) - Peierls, R. E.
LA NATURALEZA
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Coordinación de Humanidades
SEMINARIO DE PROBLEMAS
CIENTÍFICOS Y FILOSÓFICOS
Director: Dr. Eli de Gortari
Coordinador técnico: M. en A. Alonso de Gortari
PROBLEMAS CIENTÍFICOS Y FILOSÓFICOS
LAS LEYES DE
LA NATURALEZA
R.E. Peierls
COLECCIÓN FOLIOS UNIVERSITARIOS
Director de la colección: Eduardo Mosches
Diseño e ilustración déla portada: Fabián González Negrín
©R.E.Pierls
©Universidad Nacional Autónoma de México
©Plaza y Janes, S.A. de C.V. y/o Plaza y Valdés
i l
Al
Tesorero del Somerville College, Oxford,
y al
Tesorero del Gonville and Caius College, Cambridge,
sin cuya cooperación no se habría
escrito este libro.
PRÓLOGO
La idea de escribir este libro nació después de la segunda
guerra mundial, cuando frecuentemente daba yo confe-
rencias sobre la energía atómica ante un variado público.
Fue entonces cuando pensé en el hecho de que, además
de las preguntas obvias acerca de la naturaleza y peli-
gros de las armas atómicas, siempre había quienes inqui-
rían sobre los fundamentos de la física. ¿Qué relación
existe entre el principio de incertidumbre y esto o aque-
llo? ¿Qué es lo que mantiene unido a un núcleo atómico?
¿Qué es un mesón y cuál es su relación con las fuerzas
nucleares si el núcleo carece de suficiente energía para
producir un mesón?
Evidentemente, algunos asistentes a las conferencias su-
frían de la curiosidad científica que impulsa a los inves;
ligadores a estudiar las leyes de la naturaleza; por mi
parte, yo estab,a ansioso de contestar sus preguntas. Los
científicos sirven a la comunidad tratando de resolver pro-
blemas sobre las leyes de la naturaleza. Si las preguntas
abundan, su deber es contestarlas. Al mismo tiempo^ siem-
pre es un placer el poder informar a quienes están deseo-
sos de aprender.
No obstante, es muy poco lo que se puede hacer en los
escasos minutos disponibles para contestar preguntas. Una
consulta podría tener relación con alguna parte de la teo-
ría cuántica y es imposible suponer que el formulante es-
tuviese familiarizado con ella. Aun si hubiera habido
tiempo para explicar los principios de la teoría cuántica, lo
menos que se podría esperar serian ciertos conocir/iientos
sobre los átomos o acerca de las ondas. La contestación a
una pregunta derivaría en una serie de . conferencias.
También descubrí que en los casos en que se podía dar
una contestación sin tener que retroceder demasiado hasta
los comienzos, no era un obstáculo emplear un lenguaje
sencillo y evitar las matemáticas. Muchas veces me di
10 PRÓLOGO
1. Leyes de Newton
4. Colisiones
Figura 3. Palanca.
4o MOVIMIENTO Y FUERZA
1. Ley de Coulomb
Figura 8. Electroscopio.
2. Lineas de fuerza
Así las leyes son válidas siempre que los campos no cam-
bien con el tiempo. Éste es el caso cuando no tenemos
cargas eléctricas acumulándose, o esparciéndose, en ningún
lugar del espacio, y cuando las corrientes son estacionarias.
Advertimos, en particular, que el campo magnético siem-
pre se conserva libre de divergencias, o sea, que las líneas
de fuerza magnéticas nunca empiezan o terminan en nin-
gún lugar. Forman espiras cerradas o llegan desde una dis-
tancia infinita y se alejan a una distancia infinita. Esto no
sería cierto si existieran realmente polos magnéticos, por-
que en éstos las líneas de fuerza magnéticas tendrían que
tener un punto de partida y un fin. Sin embargo, jamás
hemos visto polos magnéticos libres y, como notaremos
más adelante, todas las características de los imanes (por
ejemplo, los hechos de acero) se pueden explicar en fun-
ción de pequeñas espiras de corriente dentro del acero.
Debemos imaginarnos las líneas de fuerza que parten desde
el polo norte de una barra magnética y que van al polo
sur, cerrándose en el interior del imán al continuar desde
el polo sur al polo norte. La figura muestra las líneas
de fuerza externas de un imán. La figura muestra una
bobina de alambre, por la que corre una corriente que
tiene las mismas líneas de fuerza externas, pero que se
cierran al retornar a través del interior de la bobina. Sin
embargo, no debemos imaginarnos un imán como una
sola corriente, sino más bien como un gran número de es-
piras muy pequeñas de corriente, distribuidas a lo largo
del cuerpo de acero.
El efecto magnético de una corriente es de la mayor im-
portancia práctica, porque significa que una corriente
eléctrica ejerce una fuerza sobre un imán, o sobre una sus-
tancia tal como el hierro, que se magnetiza ante la pre-
sencia de un campo magnético. Esto se utiliza en una gran
cantidad de inventos prácticos y también proporciona el
método más conveniente para medir la intensidad de una
corriente eléctrica.
El dispositivo que se utiliza para medir una corriente
eléctrica de esta manera, se llama galvanómetro. En su
(a) (b)
7. Ondas electromagnéticas
8. Energía de campo
longitud de onda
aún no nos hemos referido en este libro, pero hay uno muy
importante que puede ser discutido en esta etapa, cual es
la difracción de los rayos X. Ya hemos mencionado que
los rayos X son ondas electromagnéticas como la luz, pero
con una longitud de onda varios millares de veces más pe-
queña que la de la luz. Al presente, no nos preocupa
cómo son producidos los rayos X, pero la mayoría de
los lectores habrá visto un tubo de rayos X ya sea en un
laboratorio, en un hospital o en una zapatería.
Von Laue fue el primero en descubrir que cuando los
rayos X pasan a través de materia sólida, sufren una mar-
cada desviación en dirección de ciertos ángulos y nin-
guna en otras direcciones. El modelo resultante es igual
al modelo de difracción de una rejilla, al que nos refe-
rimos en el capítulo sobre la luz. La conclusión obvia es
la de que los átomos de la materia sólida están dispuestos
en un modelo regular, con igual espacio entre sí, de
modo que la reflexión de los rayos X proveniente de los
diferentes átomos sustituye a la reflexión de la luz desde
las diferentes líneas de la rejilla. Esta idea tiene un resul-
tado preciso, y del modelo de la difracción de los rayos X
que hemos observado se puede deducir cuál es la reji-
lla, o sea, la disposición atómica. Las, direcciones hacia
las cuales se desvían los rayos X dependen, en particular,
de una comparación entre las distancias entre sí de áto-
mos adyacentes y de las longitudes de onda de los rayos
X. Por medio de estudios sobre rayos X podemos, pues,
medir las distancias atómicas en materias sólidas en tér-
minos de longitudes de onda de rayos X.
Esto no resuelve nuestro problema a no ser que po-
damos medir longitudes de onda de los rayos X, lo que
es posible midiendo la difracción de los rayos X en una re-
jilla, y esto se hace trazando líneas finas sobre una su-
perficie metálica. Naturalmente, las líneas más finas que
podamos trazar en esta forma serán mucho más anchas
que las longitudes de onda de los rayos X, pero aún po-
demos obtener un esquema de interferencia si usamos
ángulos pequeños en la misma forma en que observamos
Il6 ÁTOMOS Y ELECTRONES
3. El electrón
calor específico del oxígeno o del aire debe ser del helio,
y se ha encontrado que esto es lo correcto.
Este argumento dependía de que la molécula de oxíge-
no fuera perfectamente rígida, o sea de que sus dos átomos
se mantuvieran a una distancia fija. En realidad, espe-
raríamos más bien que esta distancia fuera tal que equi-
librara las fuerzas de atracción y repulsión. De acuerdo
con las leyes de la química, dos átomos de oxígeno se
atraerán mutuamente, pero si se aproximan demasiado,
es decir, si entran en mutuo contacto mecánico, habrá una
146 MULTITUDES DE ÁTOMOS
5. Sólidos y líquidos
Hasta ahora hemos aplicado la energía cinética al com-
portamiento de los gases, pero también puede utilizársela
para comprender la estructura de los sólidos y los líquidos.
Empezaremos con los sólidos: ya habíamos visto que, en
algunos casos, la química requería fuerzas atractivas entre
los átomos, pero también que esta atracción se convertía
en repulsión cuando los átomos entraban realmente en
contacto entre sí. Entonces, si tenemos una gran cantidad
de átomos en un pequeño espacio, las fuerzas tratan de
juntar los átomos lo más posible sin que éstos se sobre-
pongan; y en general esto conduce a un modelo más bien
regular. Por ejemplo, si imaginamos que los átomos se
comportan como esferas duras de igual tamaño que se
atraen todas entre sí, entonces tenderán á acomodarse en
un "paquete compacto", como en la figura 27. Si llena-
mos una caja poco profunda o una bandeja con pequeñas
esferas de igual tamaño, por ejemplo con canicas o con
bolas de acero de un balero, y sacudimos la caja para
permitir que las bolas se acomoden en la forma más
compacta, éstas lo harán en capas, cada una en la misma
forma que indica la figura 27.
6. Calor radiante
1. Consideraciones generales
2. Movimiento y reposo
3. La contracción de Lorentz
5. Composición de velocidades
Esta nueva relación entre los registros de tiempos y dis-
tancias llevados por diferentes observadores debe ir acom-
pañada de una nueva regla para la composición de veloci-
dades. Si un hombre en un tren que se mueve con veloci-
dad u dispara un fusil hacia adelante, lo que da a la bala
una velocidad con respecto al tren, entonces la velocidad
total de la bala vista desde el riel sería Pero en la
relatividad debemos descifrar el trayecto de la bala, que
para el observador en el tren es simplemente movimiento
con velocidad , corrigiendo la diferencia entre los puntos
de vista sobre tiempos y distancias; si esto se efectúa, ve-
mos que el resultado es . Si tanto u como v son pe-
queños comparados con c, que es la velocidad de la luz,
entonces la segunda parte del denominador es muy peque-
ña comparada con r y nuevamente el resultado es que las
velocidades simplemente se suman. Pero si u y v no son
tan pequeños, entonces el resultado es diferente. Por ejem-
plo, si u y v son, cada uno, la mitad de la velocidad de la
luz, el efecto combinado de las dos velocidades es % c. Se
puede ver fácilmente que, si tanto u como v son menores
que la velocidad de la luz, por muy cerca que estén de
ella la velocidad resultante aún será menor que c.
Esta regla es correcta solamente cuando las dos veloci-
OBJETOS EN MOVIMIENTO RÁPIDO 175
7. Aplicaciones y confirmación
8. El principio de equivalencia
4. El átomo de hidrógeno
5. Partículas y ondas
6. El principio de incertidumbre
1. Hidrógeno y helio
secciones radiales
254 COMPORTAMIENTO DE LOS ÁTOMOS
Figura 47 (d). n = 2, l = i
Lineas de amplitud constante.
Calor
especifico
temperatura absoluta
Fieura 55. Calor especifico de un sólido.
2. Spin. Positrones
tas. Por lo tanto, si las dos cargas están muy cerca una de
la otra, entonces es posible conseguir prestada la energía
suficiente para producir fotones de longitudes de onda
largas o cortas, porque, como el fotón será reabsorbido
casi inmediatamente, el préstamo puede ser devuelto sin
demora. Por otra parte, si las partículas están más sepa-
radas entre sí, sólo se pueden conseguir prestadas canti-
dades más pequeñas de energía, y sólo tomarán parte los
fotones de longitud de onda más grande. Nos referimos a
fotones "virtuales" para distinguir estas partículas que exis-
ten "a crédito" de las verdaderas, que pueden escaparse.
En esta forma, se puede usar la teoría cuántica del cam-
po electromagnético para obtener la ley de Coulomb entre
cargas estacionarias, pero el mismo razonamiento puede
ser aplicado al caso más complicado de cargas en movi-
miento rápido. Las leyes sobre lia "virtual" emisión y
absorción de fotones que se requieren para este propósito,
son exactamente iguales a las que se necesitan cuando se
trata de la emisión y absorción reales de luz por átomos,
que mencionamos anteriormente.
En este punto aparece una nueva dificultad. Aun una
sola partícula puede emitir y reabsorber fotones. Puesto
que no hay problema de distancia, no se presenta el pro-
blema de un instante mínimo para el préstamo y por lo
tanto no hay, en realidad, límite alguno para la energía
de los fotones que una partícula puede emitir y reabsor-
ber. Si se suman todas estas posibilidades, el resultado
significaría un cambio infinito en la energía de la par-
tícula, generalmente descrito comí» su energía propia.
Esta dificultad no es inesperada. Aun desde el punto
de vista del Capítulo III, donde habíamos visto que la
densidad de energía del campo eléctrico es proporcional
al cuadrado de su intensidad, la energía del campo eléc-
trico cerca de una carga puntual sería infinitamente gran-
de. En efecto, si una carga e es esparcida sobre una pe-
queña esfera de radio a, se puede calcular que la energía
total contenida en el campo eléctrico es . Si reducimos
FUERZAS A ALTAS VELOCIDADES 297
4. Equipo nuevo
6. Fuerzas nucleares
8. Rayos beta
2. Partículas conocidas
3. Mesones
c velocidad de la luz.
e carga eléctrica, particularmente del electrón.
E intensidad del campo eléctrico en el (capítulo III).
energía.
F fuerza.
g aceleración debida a la gravedad.
h constante de Planck.
H intensidad del campo magnético.
i corriente eléctrica.
k constante de Boltzmann.
I momento de la cantidad de movimiento.
m masa.
también momento de la cantidad de movimiento
alrededor de un eje dado,
n número cuántico.
p cantidad de movimiento.
q, Q carga eléctrica.
r distancia, radio de curvatura.
T temperatura absoluta,
u, v velocidad.
V energía potencial o potencial eléctrico.
x coordenada.
Z número atómico,
λ lambda longitud de onda.
v nu frecuencia.
ÍNDICE
Prólogo 9
I. Introducción 13
II. Movimiento y Fuerza 17
1. Leyes de Newton 17
2. La gravedad y otras fuerzas 23
3. Cantidad de movimiento y energía 26
4. Colisiones 34
5. Momento de la cantidad de movimiento . . . 38
6. Condiciones iniciales y grados de libertad .. 44