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“Campo Freudiano, año cero”,

una interpretación
Publicado el13 noviembre, 2021AutorzadigespanaCategoríasLaura CanedoEtiquetasPolítica y
democracia
Laura Canedo*

En 2017 asistimos a una nueva apuesta del psicoanálisis lacaniano, su


implicación en el campo político de una forma inédita hasta entonces, ya
que se trató de una incursión en una campaña electoral. La forma en que
se fue gestando, así como su evolución, fueron recogidas en el
volumen Polémica política.[1] Allí Jacques-Alain Miller, que fue quien
la lideró, refiere en tanto antecedente un punto de impasse de la ECF, en
2009, que tilda de abandono del discurso analítico: la autorización por
parte de las instancias a su transformación en una suerte de gran CPCT
(Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento). Aparece ya por
entonces la pregunta sobre cómo hacer la contra a la pulsión de muerte
que habita en el interior de la propia Escuela.

Hacer oposición al fascismo modernizado


Podemos encontrar la respuesta a esta pregunta en el apoyo unánime e
inmediato de esas mismas instancias a la propuesta de hacer la contra al
avance electoral del Frente Nacional en Francia. A modo de sujeto en
ejercicio que parecía estar a la espera de una interpretación, se inició un
combate liderado por Miller en el que se hizo manifiesto lo que la
Escuela (ECF) tenía para decir.

Esta propuesta se gestó a partir de la preocupación de los psicoanalistas


en relación a poder continuar su ejercicio ante la amenaza que suponía la
posibilidad de que Marine Le Pen llegara a gobernar. Fue un momento
en el que se hizo patente que aquello que había sido considerado como
imposible hasta entonces había devenido contingente. E incluso que la
contingencia había pasado a formar parte de la estructura; que
caracterizaba lo contemporáneo, un mundo lawless, sin ley, no
predeterminado, en el que además los políticos se muestran incapaces de
descifrar la situación y de actuar frente a lo real. 
Así se produjo una implicación en la campaña electoral francesa que
tuvo valor de acto en tanto nueva apuesta del psicoanálisis lacaniano.
Nueva como acto, pero sostenida en la formulación de Freud: “En la
vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como
modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el
comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología
social en este sentido más lato, pero enteramente legítimo”;[2] y en la de
Lacan, que fundó su Escuela como “base de operación contra (…) el
malestar en la civilización”.[3] Se organizaron y sucedieron por entonces
Foros como forma de oposición al fascismo modernizado, en una
apuesta clara por la promoción de la democracia y el Estado de derecho.
Al fin, se trataba de la implicación del psicoanálisis en el desciframiento
de la política como acción frente a lo real. Esta no es ajena al analista, si
tal y como nos dice Lacan: “existen cosas que hacen que el mundo sea
inmundo; de eso se ocupan los analistas (…), enfrentan lo real (…), no
se ocupan más que de eso. Y como lo real es lo que no anda, además
están obligados a soportarlo, es decir, obligados continuamente a arrimar
el hombro”.[4]

Adecuar la posición del psicoanálisis


Pero hubo un segundo tiempo en Madrid a partir de la hostilidad que
habían despertado las palabras de Miller sobre Perón. Se hizo manifiesta
por entonces una transferencia negativa en el interior de la AMP a la que
había que hacer frente. Así construyó una salida, JAM2, y su apuesta por
hacer existir el psicoanálisis en el campo político, ahora más allá de una
campaña.

La creación de Zadig (Zero Abjection Democratic International Group) -


red de política lacaniana-, convocó al Campo Freudiano a adoptar una
posición más adecuada al psicoanálisis en la época actual, ya que
“pensar que el psicoanálisis es exclusivamente una experiencia de uno
por uno, una experiencia íntima ajena al caos, al malestar que prevalece
ahí fuera, es un error”.[5] Se trata de una formulación dirigida al corazón
mismo del psicoanálisis, a movernos de esta cuestión de exclusividad
que posiblemente tenía un peso sobre nosotros. Ahora cabe, e incluso
conviene, una mayor implicación en la política, con la particularidad de
que esta debe ser preservada de todo discurso del amo.
Podemos pensar “Campo Freudiano, año cero” como una segunda
interpretación con su: “Todo vuelve a comenzar, sin ser destruido, para
ser llevado a un nivel superior”, que permitió crear una base de
operaciones orientada a leer y hacer frente a los impasses de la
civilización que amenazan al psicoanálisis.
Esta interpretación fue a la vez un punto de capitón sobre las acciones en
Francia, y un nuevo comienzo, un cambio, una transfiguración. Al fin,
una interpretación cuyo enunciado aún hoy se trata de esclarecer, y cuya
apuesta pone en acto la ética del psicoanálisis en relación a la
subjetividad de nuestra época, de la que todos somos prisioneros.

Una apuesta ambiciosa


Se trata de una apuesta ambiciosa: no retroceder frente a los enemigos de
la humanidad, ya sean los discursos que promueven el retroceso del
Estado de derecho (exclusión, odio, amenaza a las libertades), el
dominio de las tecnologías, la ciencia aplicada en su vertiente de pulsión
de muerte… No retroceder frente al amo del mañana que comanda desde
hoy[6] -tal y como dijo Lacan-, y que se va instalando de forma
silenciosa.
Se trata de lo que el psicoanálisis puede aportar más allá del caso por
caso, tal y como orientaba Lacan al decir: “Si hay una experiencia que
debería enseñarnos cuán problemáticas son esas normas sociales, cuánto
hay que interrogarlas, qué lejos de su función de adaptación se encuentra
su determinación, es la del analista”.[7]

El inconsciente es la política
Además de la creación de Zadig, han sido numerosos los efectos de esta
interpretación. Se han ido sucediendo foros, se crearon nudos, se ha
publicado este libro, la FCPOL se ha implicado en relación a la política
estatal española… Esta interpretación ha devenido un revulsivo, un
despertar, el inicio de construcción de un camino en el que la política ha
pasado a ser un eje más del psicoanálisis mismo.

Si Freud nos decía que la política es el inconsciente (lo vemos en que


ambos comparten mecanismos como la represión, la censura, la
defensa…), Lacan planteó que “el inconsciente es la política”.[8] Una
frase que con Miller leemos a partir del aforismo: “el inconsciente es el
discurso del Otro”,[9] tratándose del Otro dividido, y tomando al
inconsciente en tanto siempre por definir.
Podemos pensar que el discurso del Otro, al fin, no es más que delirio en
el que podemos desvelar, cuando conviene, las formas en que los
poderes encarnan lo que disimulan; de mostrar a cielo abierto su
verdadera naturaleza, su goce, así como también las manos que mueven
las marionetas.
Podemos pensar también en la conveniencia de crear redes, alianzas
inéditas, dando origen a corrientes de simpatía, como nos decía Freud.
[10]
Podemos incluso tomar como deber ético mantener despierto el deseo de
los ciudadanos, y salir de la posición fantasmática de víctimas o
perseguidos que en ocasiones nos embarga.

Al fin, se trata de una interpretación que nos convoca a aprender a leer el


mundo y la actualidad como parte de la función misma del analista en
tanto forma de estar a la altura de la subjetividad de la época, en un
tiempo en el que es la propia subjetividad la que se pretende borrar.

Cómo ubicarse ahí


Miller nos da, al menos, tres orientaciones. Por un lado, nos anima a
confiar en la autonomía del pensamiento de cada uno, en las propias
opiniones, sin masificaciones ni jefes, pero también rebajando las
identificaciones. Por otro, nos advierte que no se trata de una
enunciación colectiva de la Escuela sujeto, ni de la AMP, ni de sus
Escuelas, aunque sí de contar con el apoyo de las instituciones. Por
último, nos dice que se trata de hacerlo de forma múltiple y articulada,
discutida con otros, contando con otros discursos con los que entablar
una conversación que sirva de orientación.

El psicoanálisis como herramienta de lectura


De lo que se trataría entonces es de utilizar el psicoanálisis como
herramienta para leer aquello que aparece como oportuno en lo social,
ubicándonos con el discurso analítico como reverso del discurso del
amo.

En tanto analistas, estamos advertidos de que el inconsciente es “no


acordarse de lo que se sabe”,[11]  es el empuje a olvidar, a no pensar en
el hedor, en la corrupción, en el abismo en el que captamos que la vida
es putrefacción. Si Lacan definió el inconsciente como “la memoria de lo
que olvida”,[12] es porque se juega un no querer saber propio de la
condición humana. Es a lo que hace frente la operación analítica, que
ahora podemos llevar más allá de la clínica del caso por caso, ya que este
no querer saber, este desconocimiento sistemático en el que se refugia el
hombre no es ajeno a la política ni a los goces que esta promueve, sino
que se benefician de ello las múltiples versiones del amo.
El analista sabe que gobernar es imposible, lo cual es una ocasión para
leer el funcionamiento de la política e incluso para anudar allí el propio
deseo, advertido de que no hay sociedad ideal.

Cero abyección (Zero abjection), justamente por ser imposible, nos


marca la orientación.

—————————-

Intervención realizada en la III Conversación sobre «Polémica Política»


que tuvo lugar en la Sede de Madrid de la ELP el 29 de septiembre de
2021.

*Psicoanalista. Miembro de la AMP (ELP).

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

[1] Miller, J.-A., Polémica política, textos recopilados por A. Borderías,


Gredos, Barcelona, 2021.
[2] Freud, S., “Psicología de las masas y análisis del yo”, Obras
completas, Vol. XVIII, Amorrortu, Buenos Aires, 1984, p. 67.
[3] Lacan, J., “Acto de fundación”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires,
2012, p. 256.
[4] Lacan, J., “Conferencia de prensa del Dr. Lacan, 29/10/1974, en el
Centre Culturel Français de Roma”, Boletín interno de La EFP, VII
Congreso, Roma 1974, inédito.
[5] Miller, J.-A., Polémica política, op. cit., p. 418.
[6] Cf. Lacan, J., “Una reforma en su agujero”, artículo publicado en Le
Monde en 1969, puede consultarse en https://docplayer.es/72076928-De-
una-reforma-en-su-agujero-por-jacques-lacan-de-una-reforma-en-su-
agujero-jacques-lacan-traductor-carlos-faig.html
[7] Lacan, J., El seminario, libro 6, El deseo y su interpretación, Buenos
Aires, Paidós, 2014, p. 534.
[8] Lacan, J., El seminario, libro 14, La lógica del fantasma, 10/05/67,
inédito.
[9] Miller, J.-A., “Intuiciones Milanesas”, Cuadernos de
psicoanálisis N° 29, Ediciones Eolia, Buenos Aires, 2004, Pp. 23-45.
[10] Cf. Freud, S., “Antisemitismo en Inglaterra (Carta a Time and
Tide)” (1938), Obras completas, Vol. XXIII, Amorrortu, Buenos Aires,
1986, p. 304.
[11] Lacan, J., “La equivocación del sujeto supuesto saber”, Otros
escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 354.
[12] Lacan, J., El seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós,
1988, p. 279.

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