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FACTORES QUE IMPIDEN QUE EL JUEZ SEA

IMPARCIAL

FACTORES QUE IMPIDEN QUE EL JUEZ SEA


IMPARCIAL

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Resumen

Las raíces de la imparcialidad son antiguas, uno de los textos relevantes que hacen
referencia al tema es el de Cesare Beccaria en su obra “En los delitos y de las penas”, a
partir de allí, se marcan las pautas para iniciar un proceso con relación a la igualdad, al
debido proceso, la justicia e imparcialidad; de otra parte, la ecuanimidad no solo es una
característica del derecho, de ella también son accesorias la ética, la moral y demás eventos
del ser humano, que al estar, concatenadas en el mundo jurídico y en continuidad con la
importancia en la aplicación en el ejercicio de la profesión con relación al juez , éste debe de
ejercer con moderación y prudencia, el poder que acompaña al ejercicio de la función
jurisdiccional, ya que una de las causas de la crisis que tiene a veces la profesión del
abogado o el mismo juez, es que primero, no saben aplicar sus criterios éticos y segundo,
no saben tener la firmeza para ser imparciales ante las situaciones que se les presentan, si se
tiene en cuenta que el juez juega un papel importante al momento de tomar las decisiones
con relación a los actos y procedimientos durante el desarrollo del proceso, todo ello a que,
imparcialidad, denota igualdad y justicia, tal como lo señala la Constitución Política de
1991, la normatividad y la jurisprudencia, lo que le permite al juez tener las herramientas
para ver con objetividad el juicio, permitiéndole ser ecuánime al momento de la sentencia,
sin prejuicios ni distorsiones e imparcialidad, dándose así, el equilibrio cuando se
confrontan intereses opuestos.

Esa imparcialidad, no es bien vista en aquellos procesos donde el legislador le


permite al juzgador solicitar pruebas de oficio, presentándose facultades probatorias
autónomas con el fin de esclarecer los hechos objeto de la controversia, haciendo ver, que
el Juez predisponga el rumbo del proceso, y por ende anticipe su convicción o pierda la
equidad, como podría suceder si reorienta el destino final del asunto a través de su
injerencia en el tema probatorio. Caso contrario con el sistema penal acusatorio, que el
legislador no dispuso de estas facultades.

Palabras clave: Imparcialidad, justicia, igualdad, objetividad, derecho fundamental,


principio.

Abstract

The roots of fairness are old, one of the relevant texts that refer to the subject is that
of Cesare Beccaria in his work " On Crimes and Punishments", from there, they set the tone
to start a process with relation to equality, due process, fairness and impartiality, on the
other hand, fairness is not only a feature of the law, it also accessory ethics, morality and
other human events, that being, concatenated in the legal world and in continuity with the
importance in the application in practice of the profession in relation to the judge, he must
exercise restraint and caution, the power that accompanies the exercise of the judicial
function as a cause of the crisis is sometimes the profession of the lawyer or the judge, is
that first, do not know how to apply their ethical and second, do not know to be firm to be
fair to the situations presented to them, taking into account that the judge plays an
important role when making decisions in relation to the acts and procedures for the
development of the process, all that, fairness, equality and justice denotes, as stated in the
Constitution of 1991, the regulations and case law, which allows the judge to have the tools
to look objectively at the trial, allowing it to be fair at the time of the judgment, without
bias or distortion and impartiality, turning so when confronted balance competing interests.

That impartiality is frowned upon in those processes where the legislature allows
the judge to request evidence ex officio, presenting evidentiary autonomous powers in
order to clarify the facts of the dispute, noting that Judge predisposes the course of the
process, and hence anticipate your conviction or lose equity, as might happen if reorients
the final destination of the matter through its interference with the evidentiary issue.
Otherwise the adversarial criminal justice system, that the legislature did not have these
powers.
1

Introducción

Una etapa importante del proceso, es el periodo de la prueba, ella abre la puerta para
resolver los diferentes interrogantes que se desatan con relación a un litigio, con el fin de
dirimir el conflicto de intereses de la manera más acorde en donde interactúan los
operadores judiciales, los sujetos procesales, el juez, que es su máximo director y el alcance
que se recoge de cada una de las actuaciones, que no solamente se encuentran señaladas en
la Constitución, sino de igual forma en la legislación como lo son: Los principios del
debido proceso, el derecho a la defensa, la igualdad, la equidad, la publicidad entre otros,
facultando a las partes que conozcan la actuación procesal que les permita presentar,
solicitar y controvertir las pruebas y, ejercer con plenitud el derecho a la defensa e
impugnar las actuaciones con el fin de gozar con las garantías constitucionales y procesales
establecidas para su beneficio.

De modo que el abogado defensor, el ente acusador y el juez, cobran relevancia


frente a la aplicación de la norma jurídica, respecto a la oportuna valoración de las pruebas,
la adecuada formulación de posturas de acusación y defensa; resaltando la valoración de las
evidencias probatorias y la importancia de lograr el convencimiento ante el juez, mediante
una correcta exposición de cada una de las pretensiones existentes, permitiendo de esta
manera, al juez natural, tomar una decisión final de la controversia suscitada entre las partes
al momento de dictar sentencia, con fuerza de verdad legal, que bien puede ser
condenatoria, absolutoria o sancionatoria y que como autoridad debe cumplir con ciertos
requisitos, tales como: Ser independiente desde el derecho vigente, que le permita dar una
decisión justa sin dejarse influenciar por factores ajenos al mismo, ser desinteresado con
respecto al proceso donde sus actitudes y comportamientos queden de manifiesto de no
recibir persuasiones, tanto directas e indirectas de factores internos o externos y ser
imparcial en su actuar, lo que debería ser reflejados en los funcionarios judiciales, siendo
2

éste uno de los principios fundamentales del derecho procesal, así lo señalo la Corte en
proceso Saavedra Vs Acción de Inconstitucionalidad (2005, p.1)1, donde indico:

Uno de los principios fundamentales del Derecho Procesal es el de la

imparcialidad de los funcionarios judiciales, pues en un Estado

Democrático los ciudadanos tienen derecho a acceder a la administración

de justicia en igualdad de condiciones y con la confianza legítima en el

actuar de las autoridades públicas, lo cual exige que quien por alguna

circunstancia se encuentre en una situación que pueda, en forma

razonable, alejarlo de la estricta sujeción a la aplicación de la ley, deba

separarse del conocimiento del proceso respectivo.

Y siendo un Estado Social de Derecho, se caracteriza por la igualdad y la dignidad


humana que se instituyen como principios fundantes de los derechos señalados en la
Constitución Política de 1991, y que de igual manera permite salvaguardar y garantizar los
derechos humanos a través del debido proceso.

El debido proceso, permite el desarrollo del mismo en una solución de la


controversia que se esté tratando y que no solamente es exigible a nivel judicial, sino de
igual manera, debe ser respetado por todo órgano que ejerza funciones de carácter
jurisdiccional, así como lo señalo la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso
Baena Vs. Panamá (2001, párr. 104)2, en donde señalo: “vincula a cualquier autoridad
pública, sea administrativa, legislativa o judicial que, a través de sus resoluciones,
determine derechos y obligaciones de las personas”.

1
Nota:
Corte Constitucional. M.P. Alfredo Beltrán Sierra, sentencia 023 del 8 de febrero de 2005, expediente D
5464
2
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Juez Antonio A. Cancado Tridade-Presidente, sentencia del 2
de febrero de 2001
3

En el desarrollo de los diferentes procesos y procedimientos judiciales, bien sea,


penal, administrativo, civil, disciplinario, entre otros, se hallan establecidos los diferentes
principios que regulan las actuaciones en cada proceso y que a su vez se encuentran
consagrados en la Constitución Política de 1991, por lo tanto, todas las autoridades deben
interpretar y dar su aplicación, actuaciones que se adelantan y que se encuentran ligadas
con los principios del debido proceso, la igualdad, la imparcialidad, la moralidad, la
publicidad, la eficacia, la economía, la celeridad, la transparencia, la favorabilidad, in dubio
pro operario, la primacía de la realidad, la legalidad, la oralidad, la actuación procesal, de
inocencia, de gratuidad, etc. En este punto, es donde se trata de hacer referencia
principalmente al principio de la imparcialidad.

La Imparcialidad desde el aspecto jurídico, debe estar basada en decisiones tomadas


desde el criterio objetivo, sin que el juez natural se deje llevar por influencias de otras
opiniones, prejuicios o razones que no se caracterizan como apropiadas, adicionalmente se
debe tener en cuenta que todos los individuos independientemente de las circunstancias
deben ser tratados en igualdad de condiciones, exceptuando aquellos, que por razones de su
situación como lo establece la Constitución en su artículo 47, deben recibir otro trato en
igualdad de condiciones en derechos y oportunidades frente a las demás personas.

En un proceso relevante, donde lo acaparen todos los medios de comunicación, es


donde debe existir con mayor vehemencia la objetividad e imparcialidad, de manera que,
ese fallo no dé a interpretaciones dudosas que dejen entre dicho el actuar judicial. Desde
esta perspectiva, se desarrollará el presente trabajo donde se analizaran los factores que
impiden que el juez sea imparcial y que a su vez surja el siguiente interrogante ¿Qué tan
objetivos e imparciales son las decisiones de nuestros togados en Colombia?, ésta
incógnita, será la que despejaremos, para así determinar, si aquel que juzga procedió a
tomar las decisiones durante el desarrollo de los actos o los procedimientos de manera
objetiva e imparcial, o si por el contrario, se presentaron agentes externos que impidieron
que esa objetividad e imparcialidad se viera plasmada. Considerando lo expuesto por la que
Corte ha señalado que objetividad no equivale a imparcialidad, así lo expuso en proceso de
4

Andrade Vs Edicohuila S.A (2009, p.33)3. “Como lo ha señalado la Corte, imparcialidad no


equivale a objetividad, sino a la obligación de contrastar con fuentes diversas, la información
relevante que se adquiere”.

Información que contrasta con los diferentes elementos materiales probatorios,


testimoniales y periciales, que permitan verificar la veracidad de los mismos e interpretar la
dimensión de los hechos, con relación a este tema, la Corte en proceso Dajer Vs Noticiero “Q.A.P”
(2009, p 11)4, expreso:

La veracidad de la información se circunscribe a hechos o a

enunciados de carácter fáctico que pueden ser verificados. En cambio,

la imparcialidad envuelve la dimensión interpretativa de los hechos, la

cual incluye elementos valorativos y está a mitad de camino entre el

hecho y la opinión. En efecto, la escogencia de una situación fáctica y

la denominación que se le dé implica ya una valoración de la misma.

Una rigurosa teoría general y abstracta sobre la interpretación haría

imposible exigir la presentación imparcial de un hecho, ya que toda

interpretación tendría algo de subjetiva. El Constituyente no quiso

llegar hasta este extremo, y optó por vincular la exigencia de

imparcialidad de la información al derecho del público a formarse

libremente una opinión, esto es, a no recibir una versión unilateral,

acabada y "pre-valorada" de los hechos que le impida deliberar y

tomar posiciones a partir de puntos de vista contrarios, expuestos

objetivamente.

3
Nota:
Corte Constitucional. M.P. Luis Ernerto Vargas Silva, sentencia T-298 del 23 de abril de 2009, Expediente T-
1677149
4
Corte Constitucional. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, sentencia T 080 del 26 de febrero de 1993,
Expediente T-6847.
5

Es por ello, que el juzgador debe analizar detenidamente cada elemento probatorio
que se allegue al proceso, para que de esta manera le dé la dimensión y visión que se
requiere para deliberar de forma ética y profesionalmente y dar un fallo justo para las
partes, así no lo vea justo al que se le dio una sentencia condenatoria o sancionatoria según
el proceso judicial que se halla adelantado. De otra parte, se debe tener en cuenta que al
togado en el proceso penal no le admiten solicitar pruebas de oficio, esto, debido a que, el
sistema penal acusatorio no lo establece, con el fin de ejercer el ejercicio de la verdad,
justicia e imparcialidad, tal como lo indica el artículo 5 de la Ley 906 de 2004, que a la
letra reza: “En ejercicio de las funciones de control de garantías, preclusión y juzgamiento,
los jueces se orientarán por el imperativo de establecer con objetividad la verdad y la
justicia”. Exclusión aplicable a los jueces de garantías y a los jueces de conocimiento, así lo
señala el artículo 361 de la Ley en comento: “En ningún caso el juez podrá decretar la
práctica de pruebas de oficio”. Caso contrario, se presenta en los demás procesos, que
permiten recurrir a la prueba de oficio, así como lo señala la Ley 1564 de 2012 en el
artículo 42. Numeral 4. Deberes del juez, que reza: “Emplear los poderes que este código le
concede en materia de pruebas de oficio para verificar los hechos alegados por las partes ”, o
en la Ley 1437 de 2011, artículo 40. “Pruebas. Durante la actuación administrativa y hasta
antes de que se profiera la decisión de fondo se podrán aportar, pedir y practicar pruebas de
oficio”, y es aquí, donde el juzgador puede llegar a no ser imparcial, o visto, de esa manera
por la contraparte en la decisión para el fallo de la sentencia dejando de lado los principios
procesales que tanto la Constitución y toda materia jurídica los reglamenta, no se concibe,
que el principio fundamental del proceso como lo es el de la imparcialidad y en el que se
basa la justicia y está plasmada el contenido de la resolución, quede ignorado por la falta de
un análisis jurídico de fondo al momento de solicitar las pruebas, fuesen estás
documentales, testimoniales o periciales.

En la audiencia, es donde el juez es el director del proceso, en ella debe dar


aplicación a su saber jurídico, a la interpretación adecuada de las pruebas, sobre todo a las
testimoniales, que como es bien sabido que así el testigo se encuentre bajo juramento,
expresará su argumento desde su punto de vista, sin darle importancia en infringir la ley,
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como lo es el falso testimonio y que penalmente es castigado a pesar de saber que le


corresponde decir la verdad.

Por ello, hace falta más imparcialidad en el juzgador que en fiscal o en el perito, he
aquí, la razón de la recusación y de los impedimentos, que de igual manera los señala la ley
y que es la base misma de la justicia y su recta administración, siendo instrumentos
procesales que garantizan la imparcialidad de un funcionario judicial a la hora de tomar las
decisiones y que hacen parte del debido proceso que como es sabido, todo proceso tiene
una controversia en donde se le debe dar aplicación al principio de la imparcialidad lo que
supone haber dado audiencia a ambas partes con la correcta aplicación de los principios
procesales que enmarca el derecho, como lo es, el debido proceso, la inmediación, la
legalidad, la igualdad de las partes entre otras, igualdad que representan imparcialidad.

Método

El método desarrollado en el presente artículo, partió desde dos punto de vista: La


analítica con relación a la normatividad y la jurisprudencia en lo que atañe a la objetividad
e imparcialidad desde el punto de vista jurídico, situándolo dentro del contexto del juicio de
autoridad por parte del juez y conectándolo con una exigencia de justicia en relación con
los sujetos implicados para llegar a una síntesis de tipo explicativa, que nos indique los
factores que impiden que el juez sea imparcial y del por qué, las personas afectadas en la
vulneración al principio de la imparcialidad procesal, debido proceso, igualdad entre otros,
deben acudir a recursos procesales ante otra instancias con el fin de que se revisé,
modifiqué o revoqué la sentencia proferida en primera instancia, por no encontrarse
ajustada al debido proceso y para que de esta manera, le sean protegidos sus derechos ante
el sistema judicial
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Resultado

El resultado en el desarrollo del presente artículo, en conexidad con el análisis de la


normatividad y la jurisprudencia en el asunto que se ventila, nos deja claro, que con el tema
del principio de la imparcialidad del juzgador al momento de dictar sentencia, está se ve
afectada en los procesos donde el legislador le autoriza al togado, decretar pruebas de oficio
cuando sean necesarias para esclarecer los hechos objeto de la controversia, o de corregir
las irregularidades que se hayan presentado durante la actuación para ajustarlas a derecho,
caso distinto, se presenta en el sistema penal acusatorio, donde el legislador no le brinda
esas facultades al juez de inmiscuirse en la materia probatoria decretando pruebas de oficio.

Es notorio, que el legislador marco la pauta en este aspecto, basándose en los


diferentes fallos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como el caso de Piersack Vs
Bélgica (1982)5, en donde ese Tribunal expreso:

[…] desde el punto de vista objetivo el juez o tribunal debe ofrecer

garantías suficientes para excluir cualquier duda legítima sobre la

imparcialidad de su actuación. No basta que el juez actúe

imparcialmente, sino que resulta menester que no exista siquiera

apariencia de parcialidad, ya que lo que está en juego es la confianza

que los tribunales deben inspirar a los ciudadanos en una sociedad

democrática.

De eso se trata, de la confianza que el Estado con relación a la justicia brinde al


ciudadano al momento en que éste requiera del actuar de ese ente jurídico, como quiera que
la imparcialidad significa estar libre de recelos, de prejuicios y de exclusivismos, ésta
5
Nota:
Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, Gérard Wiard- Presidente, fallo del 1 de octubre
de 1982. Demanda 8692/1979.
8

requiere, no favorecer a uno más que a otro de los contendientes, entraña objetividad y
excluye todo afecto o enemistad con cualquiera de las partes. Ser imparcial, equivale a
equilibrar la balanza y decidir sin temor ni favoritismo. El principio de imparcialidad exige
que cada uno y todos los miembros del Tribunal y de los jurados, en el caso de que llegaran
a existir, sean imparciales.

Al momento en que se admite la demanda o se inicia una investigación, práctica de


pruebas o pronunciamiento de decisiones definitivas, el ente juzgador o todo aquel que se
encuentre ejerciendo autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que, a
través de sus resoluciones, determine derechos y obligaciones de las personas no se
encuentre impedido para realizar sus funciones, en éste caso, el ente acusador debe
manifestarlo y fundamentarlo, de igual manera, lo deben manifestar los comprometidos en
el litigio (demandante y demandado) solicitando la recusación tal como lo establece la ley,
con el objeto de que el juez o los miembros de un tribunal se aparten del conocimiento del
asunto a tratar, aunque sigue teniendo jurisdicción, es incompetente, y por considerar a que
pueden llegar a parcializarse o ha prejuzgar. Así mismo, debemos recordar, que nuestra
legislación se basa en diferentes tratados y convenios internacionales ratificados por
Colombia lo que constituye el Bloque de Constitucionalidad como instrumento
internacional de derechos humanos y enmarcados en la Constitución de 1991 en el artículo
53, según el cual, “los convenios internacionales del trabajo debidamente ratificados, hacen
parte de la legislación interna”. De otro lado, el artículo 93, establece que ciertas normas
internacionales de derechos humanos “prevalecen en el orden interno”, y que “los derechos
y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia”. En tercer término, el
artículo 94 incorpora la cláusula de derechos innominados, pues precisa que: “la
enunciación de los derechos y garantías contenidos en la Constitución y en los convenios
internacionales vigentes, no debe entenderse como negación de otros, que siendo inherentes
a la persona humana, no figuren expresamente en ellos”. Finalmente, el artículo 214, regula
los estados de excepción, e indica que incluso en esos momentos de crisis, no pueden
“suspenderse los derechos humanos ni las libertades fundamentales”, y que “en todo caso
se respetarán las reglas del Derecho Internacional Humanitario” haciendo hincapié con
9

relación a los derechos humanos y al debido proceso correlacionado con el principio de la


Imparcialidad.

De manera que el tema de la imparcialidad jurídica, bien puede iniciarse en los


siguientes eventos: En la admisión de la demanda, en la apertura de una investigación, en
las diferentes etapas del proceso o al momento de tomar la decisión para la sentencia; se
puede observar, a través de la jurisprudencia analizada, que se dan fallos donde se vulneró
el derecho fundamental al debido proceso en la toma de la decisión, porque el juzgador no
fue imparcial o no analizó objetivamente todo el material probatorio, o éste material
probatorio, era pobre, o no se empleo la sana critica, en este aspecto la Corte en proceso de
casación Suarez Vs Tribunal Superior de Armenia (2008, pp. 33-34 )6, expreso:

El fallo cuya casación se resuelve endilga a XXXXXX haber

incrementado el riesgo permitido y vulnerar el deber objetivo de

cuidado; y nada de ello se compagina correlativamente con alguna norma

jurídica, del Código Nacional de Tránsito o de otro ordenamiento, que

permitiere confrontar lo que el sindicado hizo, según las pruebas

recaudadas, con las obligaciones que objetivamente le imponía la ley.

Ese ejercicio, de imprescindible realización en el marco de la teoría de la

imputación objetiva, fue omitido en las sentencias de instancia, donde en

lugar de una argumentación de tal naturaleza, la motivación es prolija en

comentarios especulativos acerca de la manera como se debería conducir

un bus urbano.

6
Nota:
Corte Suprema de Justicia- Sala de Casación Penal. M.P. Javier Zapata Ortiz, Proceso 28124 del 22 de mayo
del 2008.
10

Los conductores de vehículos destinados al servicio de transporte público

tienen a cargo pluralidad de deberes, que buscan racionalizar esa labor,

estatuidos en diversidad de leyes y reglamentos. Ninguno de éstos fue

identificado como era preciso, sino que, en términos genéricos, los jueces

de instancia recriminan a XXXXXXXXX, el conducir desconcentrado y

con exceso de velocidad, para lo cual ensayan recomendaciones y

modelos éticos ideales de lo que sería un buen conductor; cuando lo que

en realidad se necesitaba era identificar las normas jurídicas que

establecen cada uno de los deberes de cuidado presuntamente

desatendidos, para luego analizarlas comparativamente frente a la

específica conducta de aquél, según lo indicara el acopio probatorio.

Esto demuestra, que el Juzgador durante el proceso se baso en simples suposiciones


y conjeturas, más no en las pruebas que se allegaron a éste y las que de igual manera no
respaldaban al expediente de ese actuar, el Ad-quem, yerra, al sopesar el recaudo
probatorio, y ese razonamiento equivocado lo lleva a concluir la responsabilidad del
procesado, no quedando más, sino, dictar un fallo que vulnera los principios establecidos en
la Constitución y la Ley, aparte de ello, se pierde la confianza en la justicia por parte del
ciudadano. El caso expuesto, es un proceso que se ventila con la Ley 600 del 2000, donde
el juez de primera y segunda instancia con su actuar demostraron falta de ética y
profesionalismo no es solo dar una decisión un fallo y condenar sin examinar a fondo el
litigio, vulnerando derechos fundamentales establecidos en la Constitución, Convenios y
Tratados Internacionales, como lo es el debido proceso, justicia e igualdad que nos da como
resultado preservar el principio de imparcialidad. Como se viene tratando, el deber del juez
o de todo funcionario público que expida resoluciones que impongan obligaciones y
deberes, es ser imparcial y justo, lo que equivale a equilibrar la balanza al momento de la
decisión y decidir sin temor ni favoritismo.
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La Ley 600, que se caracterizaba por ser un sistema inquisitivo en la investigación,


caso contrario, a la Ley 906 de 2004, donde el sistema acusatorio es el juicio público, oral,
contradictorio y concentrado. Lo que permite que el proceso penal se proyecte como la
controversia entre dos sujetos procesales (defensa y acusador) ubicados en un mismo plano
de igualdad, dando como resultado final, un debate oral y puntual, y un tercero, imparcial
que es el juez, quien tomará una decisión. Es notorio, que en el sistema acusatorio, el
debate probatorio será donde se han de ordenar y practicar las pruebas, de tal forma, que se
garanticen la inmediación de estás ante el juez, y se asegure así su imparcialidad,
permitiendo que la decisión del juez acerca de la culpabilidad del imputado, será el
producto de un debate entre dos partes iguales (acusador y defensa), y todo gracias a que
las pruebas en que se fundamente la sentencia, ya sea condenatoria o absolutoria, han sido
practicadas en el juicio ante el juez.

Se agradece al legislador, que señalo en la Ley la separación entre actos de


investigación, acusación y actos de juzgamiento, los cuales son exclusivos y excluyentes,
por principio general, el Fiscal no puede decidir con autoridad judicial sobre cuestiones que
afecten los derechos fundamentales de los intervinientes, ni el Juez puede inmiscuirse en la
investigación decretando pruebas de oficio. En esto se basa la igualdad, el debido proceso y
la imparcialidad.

No puede, ser que la imparcialidad en el campo jurídico se aplique solo porque el


legislador lo expresa en la norma, está debe ir de la mano y de la manera como se perciba
la cultura moral y como se entienda la ética profesional, pues de la conducta moral depende
el actuar ético profesional para llegar a dar resultados en un juicio que consiste en evaluar,
valorar y actuar para tomar decisiones imparciales en situaciones determinadas, sin que se
llegue a dejar guiar por sentimientos de autointerés, simpatía o empatía. El problema de la
imparcialidad se da cuando no se tienen unas bases fundadas de lo que enmarca la cultura
moral y la ética profesional, que permita determinar la forma como se deben guiar las
acciones, que permitan constituir principios suficientes para actuar y resolver, decisiones
12

que menoscaban la sentencia y los vinculados en el litigio deben recurrir a otras instancias
para hacer valer sus derechos dejando entredicho la credibilidad de la justicia.

De otro lado, la imparcialidad a parte de encontrarse unidad a la moralidad también


está estrechamente unida con la igualdad y la justicia, que como se referencio al inicio del
desarrollo de éste artículo, hace parte de la evolución de las ideas del derecho y la ley, así
como lo menciona Beccaria en su obra “De los Delitos y las Penas”, con el fin de terminar
con las injusticias de “ojo por ojo y diente por diente” y brindar la proporcionalidad de un
juicio justo, igual y adecuado al procesado, dictando un fallo acorde al litigio debatido
dando como finalidad un juicio dotado de autoridad, siendo la función judicial la de
salvaguardar los principios esenciales de la administración de justicia, así como lo expreso
la Corte en demanda de Constitucionalidad presentada por Mantilla Vs Ley 906 de 2004,
artículo 335 (2011, p.1)7, donde señalo:

La jurisprudencia de esta corporación ha puntualizado que los

atributos de independencia e imparcialidad del funcionario judicial

están orientados a salvaguardar los principios esenciales de la

administración de justicia, y se traducen en un derecho subjetivo de

los ciudadanos en la medida que forman parte del debido proceso. Los

impedimentos y las recusaciones son los mecanismos previstos en el

orden jurídico para garantizar el principio de imparcialidad del

funcionario judicial. Tienen su fundamento constitucional en el

artículo 29 de la Constitución, y en los convenios internacionales

sobre derechos humanos aprobados por el estado colombiano.

7
Nota:
Corte Constitucional. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, sentencia C-811 del23 de noviembre del 2011,
expediente D-8537
13

Esa independencia se da como se referencio anteriormente, en cuanto a materia


penal, en donde el Fiscal por su actividad investigativa y acusadora no puede decidir con
autoridad judicial sobre cuestiones que afecten los derechos fundamentales de los
intervinientes, porque su actuar debe estar guiado por los principios rectores que modulan
la actividad procesal, como lo son, la lealtad, objetividad y corrección, y el Juez como
representante de la Ley, no puede inmiscuirse en la investigación decretando pruebas de
oficio ni direccionar el proceso. De otra parte, en caso, las de llegar a presentarse un
impedimento o recusación, los actores del litigio cuentan con las herramientas que el
legislador articuló en la normatividad, no solo en la parte penal, sino en todos los procesos
judiciales, que la Corte a través de su jurisprudencia habló sobre el tema, y lo resaltó en el
proceso de Mantilla Vs Acción de Inconstitucionalidad (2011, p.2) 8, con el objetivo de
afianzar el principio de la imparcialidad, donde señaló:

La jurisprudencia colombiana ha destacado el carácter excepcional de

los impedimentos y las recusaciones y por ende el carácter taxativo de

las causales en que se originan, lo cual exige una interpretación

restrictiva de las mismas: “Técnicamente, el impedimento es una

facultad excepcional otorgada al juez para declinar su competencia en

un asunto específico, separándose de su conocimiento, cuando

considere que existen motivos fundados para que su imparcialidad se

encuentre seriamente comprometida. Sin embargo, con el fin de evitar

que el impedimento se convierta en una forma de evadir el ejercicio de

la tarea esencial del juez, y en una limitación excesiva al derecho

fundamental al acceso a la administración de justicia (Artículo 228,

C.P.), jurisprudencia coincidente y consolidada de los órganos de

8
Nota:
Corte Constitucional. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, sentencia 811 del 23 de noviembre de 2011,
expediente D8537.
14

cierre de cada jurisdicción, ha determinado que los impedimentos

tienen un carácter taxativo y que su interpretación debe efectuarse de

forma restringida.

Nótese como el tema de la imparcialidad se encuentra identificado con la moral, la


igualdad, el debido proceso, la justicia y la ética, temas que no son ajenos para la
actualidad, como es bien sabido, filósofos como Aristóteles y Kant fueron los que
promulgaron estos principios y que hoy en día el legislador los reglamenta en la
normatividad. De manera que, la imparcialidad no solamente se aplica desde el punto de
vista moral, sino que se conjuga con los demás principios formando un conjunto que
permita resolver el dilema que se debate, el asunto es, que al estar la moral concatenada
con la imparcialidad, está entra a jugar un papel importante en lo que respecta a la
conexión autoritativa de impartir justicia, por razón, de la reglamentación que estableció el
legislador sobre las funciones, deberes y obligaciones de todo aquel que cumpla funciones
públicas y expida resoluciones que señalen deberes y obligaciones de las personas. Si se
tiene en cuenta que nadie discute la potestad de un juez para fallar, pero un fallo sin
fundamentación es el prototipo de una sentencia arbitraria por muy conforme a derecho
que la sentencia sea.

Por otra parte, todo ciudadano que haya infringido la ley, tiene derecho a ser
juzgado desde el derecho, no desde relaciones de poder, juego de intereses o sistemas de
valores extraños al derecho, y que, las razones que se adujeron al favor del fallo permitan
exigirle al juez que resuelva el conflicto de intereses, realice las valoraciones y falle de
acuerdo a razones a que el derecho le da, debido a la independencia e imparcialidad en que
los jueces manejan sus despachos pero siempre basados en la obediencia a la normatividad
que éste les exige protegiendo el derecho de los ciudadanos a ser juzgados desde el
derecho y la credibilidad de las decisiones y las razones jurídicas.

De otro lado, uno de los Tratados y Convenios ratificados por Colombia y que
forma parte del Bloque de Constitucionalidad, es el Pacto Internacional de Derechos
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Civiles y Políticos del 16 de diciembre de 1966, y que entró en vigor el 23 de marzo de


1976, consagra en el artículo 14, numeral 1, la imparcialidad y la independencia del juez
como guía del proceso, que debe actuar a favor del proceso y de las partes que en él se
centran, donde señala que:

Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia.

Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las

debidas garantías por un tribunal competente, independiente e

imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier

acusación de carácter penal formulada contra ella o para la

determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil.

Así mismo, el principio de la imparcialidad y la independencia judicial conlleva al


impedimento y la recusación que viene siendo la herramienta jurídica con la que cuenta el
juzgador para apartarse del proceso que se vaya adelantar, cuando se tipifica una de las
causales que señala la ley, accionar que se articula en la legislación y se da en todos los
procesos, y no solo el juez está en el deber de formular la recusación, sino también el
apoderado de una las partes, la norma señala que la recusación se puede presentar en
cualquier momento del proceso, debiendo ser aceptada como principio del debido proceso
e imparcialidad, dándosele el trámite correspondiente al superior, en el evento de no llegar
a ser el competente, es el caso, en proceso disciplinario que se adelanta contra Velásquez
Vs Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura del Meta (2008,
p,1)9, al no aceptar la recusación formulada por Velásquez, sobre este aspecto la Corte
expresó:

[…] justamente el funcionario que adelanta un proceso disciplinario

en su contra. Estos hechos son motivos serios y razonables que


9
Nota:
Corte Constitucional. M.P. Mauricio González Cuervo, sentencia T -176 del 21 de febrero de 2008,
Expediente T-1.717.726.
16

indican que al no aceptarse la recusación formulada se incurre en

desconocimiento de las garantías constitucionales y legales y por

ende, en violación de derechos fundamentales, en particular al debido

proceso y al principio de imparcialidad que debe imperar en todo tipo

de proceso. Se estima que tuvo razón el juzgador de primera instancia

cuando concedió el amparo al debido proceso del tutelante, pues es

evidente que se cumplen las causales objetivas de recusación de que

trata la Ley 734 de 2002, artículo 84.4, esto es, la concurrencia en el

Dr. XXXXXXXXXXX de la condición del servidor público que

ejerce la acción disciplinaria contra el actor y es contraparte suyo en

un proceso incoado por el propio Dr. XXXXXXX, prescripción que se

reitera en la Ley 906 de 2004, articulo 56, como regla jurídica de

impedimento.

No se pueden desconocer las garantías constitucionales contra el sindicado, ello


estaría vulnerando estos principios, que como se ha venido señalando, no solamente los
enmarca la normatividad colombiana, sino que de igual manera se encuentran ratificados
por Colombia en los diferentes tratados y convenios que hacen parte del bloque de
constitucionalidad. Por tal razón, la Corte en el referido proceso señaló:

En guarda de la imparcialidad e independencia judicial, la ley

contempla el impedimento y la recusación como el mecanismo

jurídico para preservar el derecho a la imparcialidad de los

funcionarios judiciales, a quienes corresponde apartarse del proceso de

su conocimiento cuando se tipifica en su caso específico alguna de las


17

causales que se encuentran expresamente descritas en la ley. Estas

instituciones integran el derecho al debido proceso, ya que el trámite

judicial adelantando por un juez subjetivamente incompetente no

puede entenderse desarrollado bajo el amparo de las garantías

requeridas para la recta administración de justicia. Como regla

general, las normas que regulan en las diferentes jurisdicciones las

causas de impedimento y recusación se fundan básicamente en

cuestiones del afecto, la animadversión, el interés y el amor propio. Y

son previsiones de orden público y riguroso cumplimiento, como

quiera, que a los jueces no les está permitido separarse

caprichosamente de las funciones que les han sido asignadas y a las

partes no les está dado escoger libremente la persona del juzgador. Se

hallan previstas de antaño en la casi totalidad de los ordenamientos y

las jurisdicciones y conducen invariablemente a la abstención del juez

impedido y a la separación del juez recusado. La imparcialidad del

juzgador es principio fundamental de la administración de justicia y

constituye además una garantía constitucional, con categoría de

derecho fundamental, que hace parte del debido proceso judicial y

disciplinario y que toda persona posee en condiciones de igualdad, no

pudiendo ser desconocida, reducida o rechazada.

No es entendible, por qué el juzgador vulnera algunos principios, cuando estos se


encuentran señalados taxativamente en la ley, sin sustentar de manera justificada su actuar,
teniendo que el afectado recurrir a otras instancias, y como se mencionó con antelación,
18

creando duda en al actuar de la justicia, al hacer la valoración y análisis de los elementos


probatorios, fallando de forma y no de fondo, y a su vez, incumpliendo con los principios
éticos que como profesional se enmarcaron en la academia y se señalan en el Estatuto del
Abogado- Decreto 196 de 1971, en el Código Disciplinario del Abogado -Ley 1123 de
2007 y en el Código Iberoamericano de Ética Judicial, aprobado en la XIII Cumbre
Judicial Iberoamericana de Santo Domingo, República Dominicana, a Junio de 2006 y que
Colombia hace parte. El Juez o Magistrado, como defensor de los Derechos Humanos y
promulgador de la justicia, debe obrar y fallar en una sentencia justa, con un razonamiento
judicial objetivo de acuerdo al material probatorio que las partes alleguen al proceso, esa
falta de motivación en las decisiones judiciales denota la falta de diligencia y compromiso
en la administración de la justicia, cuando ésta se debe caracterizar por su independencia e
imparcialidad con funcionarios idóneos y comprometidos en el desarrollo de las diferentes
funciones que se le asignen ejecutándolas con celeridad y eficiencia, y sobre todo,
respetando los derechos de las personas que requieran de sus servicios. El debido proceso,
no puede ser vulnerado por falta de motivación de la decisión judicial. En este sentido, en
proceso Rodríguez Vs Juzgado Trece Civil del Circuito de Bogotá D.C (2010, p.1) 10, la
Corte, expresó:

 La Sala concluye que la providencia, expedida por el Juzgado Trece

Civil del Circuito el quince (15) octubre de dos mil nueve (2009),

presenta defectos por la falta de motivación de las premisas que

componen el razonamiento judicial. Esa falta de justificación de las

premisas causa, en este caso, una violación de los derechos

fundamentales. En efecto, la falta de motivación de las providencias

judiciales interfiere en el carácter de función pública que la

10
Nota:
Corte Constitucional. M.P. María Victoria Calle Correa, sentencia 589 del 26 de julio de 2010, expediente T-
2589622.
19

Constitución le asigna a la administración de justicia (art. 228, C.P.) y,

al mismo tiempo, afecta el derecho de toda persona al debido proceso.

Como se puede evidenciar, la Corte es clara, critica y llama la atención a los jueces
cuando las sentencias que resuelven el conflicto no son debidamente motivadas sin
fundamento jurídico, vulnerando principalmente los derechos al debido proceso, igualdad y
demás principios señalados en la Constitución y la ley, demostrando con ello, que
desconoce el asunto sobre el cual está tratando y que no es imparcial en el tema, caso
diferente sería si falla de manera objetiva dotando el fallo de garantías de credibilidad que
no permitan disipar duda alguna acerca de su parcialidad. Solo así, es posible probar que el
juez ha sido o puede ser parcial.

La imparcialidad es una característica natural de un Estado Social de Derecho, así,


que frente al contexto colombiano se conceptualizará la imparcialidad judicial o jurídica,
teniendo en cuenta los diferentes aspectos que pueden regularla y enfocarla hacía los
postulados de cualificar y establecer la descripción de la imparcialidad como garantía
preferente para salvaguardar los derechos humanos a través del procedimiento. Teniendo en
cuenta, que la resolución del conflicto, el juez se encuentra en una situación supra-parte,
que le legitima a resolverlo conforme a derecho y como alguien ajeno al pleito, pero esa
legitimidad, le viene otorgada porque se enfrenta a la solución de la controversia desde el
punto de vista de la objetividad, sin que exista algún interés propio en el pleito y sin estar
sometido a influencia o presión de cualquier naturaleza.

A los ojos de las partes, lo que legitima al juez, es la posición de independencia que
es inferencia de la responsabilidad del mismo para expedir fallos en derecho e
imparcialidad desde que actúa, esto es, la confianza de que su decisión estará por encima de
cualquier condicionante, decisión que será resuelta de manera razonada de acuerdo al
conflicto que se debata, actuando, según a los mandatos de la ley y desde el saber jurídico
de su experiencia y responsabilidad ética y profesional de los que está investido para
garantizar que las actuaciones judiciales estén ajustadas a los principios de equidad,
rectitud, honestidad y moralidad que enmarca el ejercicio de la función pública. Con
20

relación al tema donde la Corte ha sido reiterativa en proceso Rodríguez & Martínez Vs
Acción de Inconstitucionalidad (2011, p.1)11, señaló:

La jurisprudencia de esta Corte ha puntualizado que los atributos de

independencia e imparcialidad del funcionario judicial forman parte

del debido proceso, y por ende, el régimen de impedimentos y

recusaciones tiene fundamento constitucional en el artículo 29 de la

Constitución, en cuanto proveen a  la salvaguarda de tal garantía. La

imparcialidad e independencia judicial, como objetivos superiores,

deben ser valoradas desde la óptica de los demás órganos del poder

público -incluyendo la propia administración de justicia-, de los

grupos privados y, fundamentalmente, de quienes integran la litis,

pues sólo así se logra garantizar que las actuaciones judiciales estén

ajustadas a los principios de equidad, rectitud, honestidad y moralidad

sobre los cuales descansa el ejercicio de la función pública (C.P. art.

209).

Sobre la independencia e imparcialidad la Corte a través de la jurisprudencia, ha


hecho claridad sobre esa diferencia, donde ha señalado que:

La Corte ha explicado claramente la diferencia entre los atributos de

independencia e imparcialidad, en los siguientes términos:“[la]

independencia, como su nombre lo indica, hace alusión a que los

funcionarios encargados de administrar justicia no se vean sometidos


11
Nota:
Corte Constitucional. M.P. María Victoria Calle Correa, sentencia C-600 del 10 de agosto de 2011,
expediente D-8384.
21

a presiones, (…) a insinuaciones, recomendaciones, exigencias,

determinaciones o consejos por parte de otros órganos del poder,

inclusive de la misma rama judicial, sin perjuicio del ejercicio

legítimo por parte de otras autoridades judiciales de sus competencias

constitucionales y legales”. Sobre la imparcialidad, ha señalado que

ésta “se predica del derecho de igualdad de todas las personas ante la

ley (Art. 13 C.P.), garantía de la cual deben gozar todos los

ciudadanos frente a quien administra justicia. Se trata de un asunto no

sólo de índole moral y ética, en el que la honestidad y la honorabilidad

del juez son presupuestos necesarios para que la sociedad confíe en

los encargados de definir la responsabilidad de las personas y la

vigencia de sus derechos, sino también de responsabilidad judicial”.

Otro de los precedentes que se dan, es la posición que asume el Juez que implique la
vulneración de los derechos fundamentales de los ciudadanos, sin que se dé una
argumentación pertinente y suficiente al dictar la resolución del conflicto, viéndose incurso
en una causal específica de procedibilidad de la acción de tutela, contra providencias
judiciales. Estos casos no se presentarían si la resolución está dada a derecho, al respecto,
en proceso del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar Vs Tribunal Administrativo del
cauca y el Juzgado Sexto Administrativo de Popayán (2011, p.1)12, la Corte, expuso:

Existe un defecto sustantivo en la decisión judicial cuando la

actuación controvertida desconoce una ley adaptable al caso o se

funda en una norma indiscutiblemente inaplicable, ya sea porque (i) la

12
Nota:
Corte Constitucional. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio, sentencia 464 del 9 de junio de 2011, expediente T-
2897707.
22

norma perdió vigencia por cualquiera de las razones de ley,  (ii) es

inconstitucional, (iii) o porque el contenido de la disposición no tiene

conexidad material con los presupuestos del caso. También puede

darse en circunstancias en las que a pesar del amplio margen

interpretativo que la Constitución le reconoce a las autoridades

judiciales, se produce (iv) un grave error en la interpretación de la

norma, el cual puede darse por desconocimiento de sentencias con

efectos erga omnes o cuando la decisión judicial se apoya en una

interpretación contraria a la Constitución. En aquellas ocasiones en

que por vía de tutela se pretende atacar un fallo por esta causal, debe

entenderse que el mismo implica, además de la vulneración del debido

proceso, el desconocimiento del derecho a la igualdad. 

Recíprocamente, en atención a que la autoridad judicial se aparta de

los precedentes jurisprudenciales sin ofrecer un mínimo razonable de

argumentación, también se puede aducir que el fallo carece de la

suficiente sustentación o justificación. Si un juez asume una posición

contrapuesta en casos similares, que implique serio compromiso de los

derechos fundamentales de los ciudadanos, sin que presente

argumentación pertinente y suficiente, se vea incurso en una causal

específica de procedibilidad de la acción de tutela contra providencias

judiciales. 

Si se predica que Colombia es un Estado Social de derecho, esta no debe ser la


posición del mismo, ya que a través de la justicia justa se predica ese Estado, el hecho de
23

que la rama judicial sea independiente, no quiere decir, que les permita vulnerar los
derechos de las personas cuando deban recurrir a esa instancia, sobre todo, cuando se trata
del derecho a la libertad, y para que, esa ineptitud por parte del togado sea reparada, el
solicitante, deba de acudir nuevamente a esa justicia que le vulneró sus derechos, entrando
a probar que esta fue ilegal o que no cumplió con los requisitos señalados en la ley,
colocando en tela de juicio la presunción de inocencia, la imparcialidad recae sobre la
teoría de la justicia; basada en principios y reglas que puedan constituirse como la base de
un libre acuerdo en términos razonables

Discusión

Los resultados señalan que los factores que impiden que el juez sea imparcial, está
dada, en la no debida interpretación de la norma para su correcta aplicación, vulnerando los
principios constitucionales, la misma legislación y jurisprudencia; dando como resultado
fallos incongruentes y de dolencias jurídicas, teniendo que el implicado recurrir a otras
instancias para que le sean reconocidos sus derechos, lo que depara gastos en la
administración y atentando con el Estado Social de Derechos, ¿y ante quien recae, hacer la
reparación del daño como consecuencia de un fallo donde no se analizaron las pruebas en
debida forma y no se sustentó ni motivo la resolución?, de igual forma como lo ha dicho la
Corte trayendo a colación el proceso Rodríguez Vs Juzgado Trece Civil del Circuito de
Bogotá D.C (2010, p.1)13, dice que:

Esa falta de justificación de las premisas causa, en este caso, una

violación de los derechos fundamentales. En efecto, la falta de

motivación de las providencias judiciales interfiere en el carácter de

función pública que la Constitución le asigna a la administración de

13
Nota:
Corte Constitucional. M.P. María Victoria Calle Correa, sentencia 589 del 26 de julio de 2010, expediente T-
2589622.
24

justicia (art. 228, C.P.) y, al mismo tiempo, afecta el derecho de toda

persona al debido proceso.

Ante estas situaciones, recordemos que el artículo 92 de la Constitución Política,


establece que: “cualquier persona natural o jurídica, podrá solicitar a la autoridad
competente la aplicación de las sanciones penales o disciplinarias derivadas de la conducta
de las autoridades públicas”, cuya competencia jerárquica para conocer de los asuntos de la
responsabilidad de los magistrados y jueces, cuando no se da, la aplicación correcta al fallo
en el que se vulneran los derechos fundamentales, es la Corte Suprema de Justicia la que le
atañe adelantar las investigaciones disciplinarias correspondientes, con el fin de proceder a
sancionar al funcionario público. La conducta del juez, es el objeto del derecho
disciplinario, y debe entenderse con relación a la actividad judicial, investigación que es
iniciada, en primera instancia por el Consejo Seccional de cada Departamento.

Teniendo en cuenta del principio de independencia y autonomía de los jueces


en Colombia, es de rango constitucional por encontrarse establecido en la Constitución
Política en los artículos 125, 256 y 257, donde se decretan las reglas generales de la
organización y funcionamiento de la Rama Judicial, otorgándole esa independencia a los
jueces para administrar justicia, de igual manera, lo señala la Ley 270 de 1996.
Independencia que ha generado una demanda de justicia, convirtiéndose en un problema
por la congestión judicial. Sobrecarga de trabajo que produce una evidente disminución de
la productividad y una crisis en la credibilidad del sistema jurídico, con el agravante que es
a la Administración de Justicia a la que se le ha delegado como función pública, la de hacer
efectivos los derechos, las obligaciones, las garantías y las libertades consagradas en la
Carta Política, con el fin de realizar la convivencia social y lograr mantener la concordia
social.

Se tiene la convicción de que la justicia debe ser diligente y eficiente, en


cuanto a los términos procesales y su incumplimiento será sancionado, así lo determina el
artículo 228 de la Constitución Política que hace énfasis en este deber, la Ley 270 de 1996
25

en el artículo 4, que se refiere a la celeridad, “justicia pronta y oportuna”. Constituyéndose


su violación en causal de mala conducta. De igual manera, el artículo 5, hace referencia, a
la autonomía e independencia de la rama judicial, el artículo 7, de la eficiencia, precisa que
los funcionarios y empleados judiciales deben ser diligentes en la sustanciación de los
asuntos a su cargo, sin perjuicio de la calidad de los fallos que deban proferir conforme a
su competencia. Posteriormente, en el capítulo de los deberes, el artículo 153, numeral 15,
expresa que el juez debe resolver los asuntos sometidos a su consideración dentro de los
términos previstos en la ley con sujeción a los principios y las garantías que orientan el
ejercicio de la función jurisdiccional.

La falta disciplinaria es el incumplimiento injustificado de los deberes, la


extralimitación en el ejercicio de los derechos y funciones, prohibiciones y violación del
régimen de inhabilidades, incompatibilidades, impedimentos y conflicto de intereses. Esto
se potencia con la exigencia de que las acciones u omisiones constitutivas de falta
disciplinaria, deben presentarse en el cumplimiento de los deberes propios del cargo o
función o con ocasión de ellos, o por extralimitación de funciones, de manera que estas
sean correctivas y preventivas, tal como lo señala el artículo 16 de la Ley 734 de 2002,
garantizando la efectividad de los principios y fines previstos en la Constitución, la ley y
los tratados internacionales, que se deban observar en el ejercicio de la función pública.

Cuando en un fallo o resolución se evidencian las omisiones graves, evidentes,


protuberantes e imperdonables, y que estas, pueden obedecer a la negligencia, a la falta de
pericia, o de aptitud por la falta de conocimientos, convirtiendo a los funcionarios judiciales
en enemigos de los ciudadanos, quienes esperan en sus decisiones objetividad,
independencia e imparcialidad, por parte de la justicia, cuando se evidencia ese error
judicial, el funcionario está en la obligación de reparar a la víctima, por cuanto la
conciliación entre el principio de la independencia y la responsabilidad del funcionario
judicial no tiene que volverse imposible, y para ello se requiere que ninguno de esos
principios sea absoluto. Un juez independiente no tiene por qué ser irresponsable y un juez
responsable no tiene por qué estar rindiendo cuentas a la instancia superior, pues perdería
su autonomía y se atenta contra la legitimidad del Estado Social de Derecho.
26

Por lo señalado, lo primero que se requiere es que el equipo de trabajo que le preste
apoyo al magistrado y al juez sea efectivo, para poder luego entrar a determinar la
responsabilidad por el mal funcionamiento de la justicia y comprobar fácilmente el
incumplimiento de los deberes o la desviación del poder en la que se incurre

Consideraciones finales

De lo anterior se puede concluir, que es inconcebible que tanto el abogado o el fiscal


que son los que representan las partes, no busquen en la pretensión, que esta sea valorada
con importancia por parte del juez del proceso, para que sea tenida en cuenta mediante el
adecuado uso del acervo probatorio por medio del debate jurídico y procesal, aunado a la
investigación judicial, los elementos necesarios para lograr el convencimiento del juez y
obtener la sanción o el reconocimiento de lo pretendido, solo logrando con ello, que el juez
que es el director del proceso no realice ninguna valoración y análisis de fondo sino de
forma, conllevando en ocasiones a proferir un fallo inhibitorio.

Estas actuaciones afectan al ciudadano por el actuar del Estado, por lo tanto éste
debe analizar el correcto servicio prestado por cada una de las partes, determinando si la
valoración de la prueba en su caso fue objetiva y soportada en las exigencias de las partes y
no gracias a la decidía de varios funcionarios.

De manera que los operadores jurídicos tienen la responsabilidad social y cultural,


de generar confianza en los ciudadanos afectados dentro de algún proceso jurisdiccional de
cualquier índole, en pro de legitimar y dar legalidad a las actividades procesales. No se
debe permitir, que por la falta de actuaciones procesales incorrectas y desinteresadas, se
vean aniquilados los intereses y garantías de los ciudadanos, teniendo en cuenta la
importancia que la carga de la prueba tiene en la actividad judicial y dentro del debido
proceso, la cual permite que mediante el debate jurídico y allegamiento del acervo
probatorio correcto, el juez sea llevado al sano convencimiento para la decisión final. Solo
27

así se podrá hablar del derecho a la defensa, de la publicidad, de la igualdad e


imparcialidad, de la contradicción y aplicación de las correctas actuaciones procesales para
no convertirse por negligencia y decidía en los gestores de la sanción inerme del ciudadano.
Es esta la razón, que la carga de la prueba es vital para lograr el convencimiento del juez
basado en hechos y situaciones reales soportadas como pruebas, legales y legitimas.
28

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