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Los Signos
Los Signos
Como parte de ese universo creado por el ser humano se pueden mencionar la religión,
la ciencia, el arte, la literatura. Se dice que la propia sociedad es creación de la
capacidad simbólica humana. “En el lenguaje, el hombre descubre un poder inusitado, la
capacidad de construir un “mundo simbólico” (Nubiola, 1999, pág. 24).
Según Piaget la función simbólica es una capacidad que desarrollamos los seres
humanos y que radica en poder representar algo, por ejemplo, un objeto, un
acontecimiento, un significado cualquiera, un concepto, etc., por medio de un significante,
que solo sirve para esa representación. Por tal función los humanos podemos
aprehender cognitivamente la realidad, representarla, transformarla, enriquecerla o
referirnos a ella.
Es necesario, en este momento, que intentemos precisar qué se entiende por signo. En
la literatura semiótica o semiológica no solo se denomina de diferentes formas lo que
aquí denominamos signo, sino que, también, este término se entiende de maneras
diferentes; por ejemplo Umberto Eco (1981) cita 14 sentidos de signo.
o Según Schaff (1983, pág. 180) “Todo objeto material o la propiedad de ese
objeto, o un acontecimiento material, se convierte en signo cuando en el
proceso de la comunicación sirve, dentro de la estructura de un lenguaje
adoptado por las personas que se comunican, al propósito de trasmitir ciertos
pensamientos concernientes a la realidad, esto es, concernientes al mundo
exterior, o concernientes a experiencias internas (emocionales, estéticas,
volitivas, etc.) de cualquiera de los copartícipes del proceso de la
comunicación”. Así, pues, todo signo es una cosa o un acontecimiento
interpretado de algún modo por alguien; es decir, tiene significado, expresa
pensamientos y son signos únicamente en la medida en que desempeñan la
función informativa o comunicativa. La principal función del signo es
comunicar algo a alguien, informar a alguien acerca de algo.
o Jesús Tusón (1985), quien llama señal a lo que aquí estamos entendiendo
por signo, lo entiende como “un objeto material (A), cuya percepción nos
informa acerca de otro objeto (x), sea este material o conceptual”. Por
ejemplo, el humo como signo de fuego o de combustión incompleta. La
percepción del objeto material (el humo), informa acerca de otro objeto (el
fuego), que en este caso es un objeto material. Al contrario un rectángulo
blanco inscrito en un círculo rojo, o cualquier señal de tránsito, que es un
objeto también perceptible, informa acerca de un objeto conceptual: una
norma relativa a la circulación vehicular
Consideramos que las definiciones presentadas permiten, por una parte, tener una
conceptualización lo suficientemente general, pero al mismo tiempo clara de lo que es el
signo. Importa reiterar que, por una parte, la cosa representada o evocada por el signo
puede ser tanto un objeto material como un objeto conceptual o idea o la propiedad de
un objeto, un sentimiento, etc. Por otra parte, el término alguien alude a cualquier
organismo capaz de utilizar signos, aunque en principio nos referimos con él a los seres
humanos.
Semántica: estudia las relaciones entre los signos y los objetos denotados por
ellos, es decir, entre los signos y la realidad o los referentes.
Sintaxis: considera las relaciones que establecen unos signos con otros dentro de un
sistema de signos.
El signo lingüístico
Como ya apuntábamos en párrafos anteriores, de todos los signos los más importantes
son los signos lingüísticos o signos verbales. Los signos lingüísticos son las que el
hablante común y corriente llama “palabras”. Es decir, que signo lingüístico es el término
técnico usado por la ciencia lingüística.
Ya Saussure decía que la lengua es un sistema de signos solidarios e interdependientes.
Estos signos que la estructuran son los signos lingüísticos o palabras.
Para Saussure el signo lingüístico es una unidad de dos caras -como una moneda o una
hoja de papel-; es decir, una entidad compuesta por dos elementos: el significado y
el significante. Y al igual que la moneda o la hoja de papel no existe sin una de las dos
caras, no hay significado sin significante ni significante sin significado para que exista el
signo lingüístico como tal. El signo lingüístico es la combinación del significado o
concepto y del significante o imagen acústica.
En palabras textuales de Saussure “El signo lingüístico es, pues una entidad psíquica de
dos caras…” (Saussure, 1983, pág. 183). Es decir, que tanto el significado como el
significante son entidades psíquicas. La imagen acústica la entiende como la huella
psíquica del sonido material.
Con lo anterior se quiere decir, que el significante tiene una parte abstracta o psíquica y
una parte material; ya que al igual que cualquier signo debe ser percibido por uno de los
sentidos. Es decir, el significante es la abstracción que de los sonidos de nuestra lengua
–o fonemas- tenemos en nuestra mente/cerebro y el sonido material mismo –sonidos-.
Por ejemplo: silla, cuaderno, religión, patriotismo, etc. y las abstracciones que en nuestro
cerebro tenemos de estos grafemas o letras y de los sonidos que representan esto
grafemas.
Como ya se dijo, no hay significado sin significante ni significante sin significado para
que exista el signo lingüístico como tal. Cuando escuchamos sonidos de otras lenguas,
de los cuales no tenemos abstracciones ni les asociamos, por supuesto, significados no
son signos lingüísticos para nosotros. O lo mismo sucede cuando escuchamos una
secuencia de sonidos con los que ya estamos familiarizados, porque son de nuestra
lengua, pero de los cuales no sabemos su significado. Por ejemplo: ¿es signo lingüístico
la palabra “jofaina” para usted? He allí, la importancia de enriquecer nuestro acervo
léxico. En la medida en que aprendemos el léxico de nuestra lengua, enriquecemos o
ampliamos nuestro universo conceptual.
Precisamente por esto es que Saussure dice que la lengua es forma no sustancia. Por
otra parte, para Saussure, “Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre,
sino un concepto y una imagen acústica” (Saussure, 1983). Queda claro, pues, que el
significado no son los objetos de la realidad, sino la abstracción que de ellos tenemos en
la mente/cerebro.
La línea que une el significado con el referente, también es continua; establecen una
relación directa; ya que el significado o concepto no es más que la abstracción que
tenemos del referente u objetos de la realidad. Esta capacidad de convertir en conceptos
las cosas concretas que nos brinda el lenguaje nos simplifica el conocimiento del mundo.