You are on page 1of 1

La esperanza: una protesta desarmada

Para que la esperanza sea posible, también hay que creer que en el mundo son posibles los
milagros, los acontecimientos que desbordan nuestras previsiones, nuestros cálculos. El gran
filósofo Gabriel Marcel entiende que la esperanza es siempre ESPERANZA DE SALVACIÓN.
Esta relación entre la esperanza y la salvación nos recuerda al poema en el que Pedro Salinas se
pregunta qué es la salvación, a saber:
“el ansia de salvarme, de salvarte,
de salvarnos a los dos, ilusionados
de estar salvando al mismo tiempo que nos salva.
Y aunque su hecho mismo se nos niegue
-el arribo a las costas celestiales, paraíso sin lugar,
isla sin mapa, donde viven felices los salvados-,
nos llenará la vida
este puro volar, sin hora quieta,
este vivir buscándola:
Y es ya la salvación querer salvarnos”.1

Para poder, pues, tener esperanza, sobre todo en estos tiempos por los que estamos pasando, es
importante creer que es posible la salvación que se espera, aunque no siempre y en todo dependa
de nosotros. Para que las UTOPÍAS se realicen, es imprescindible creer antes que éstas son
posibles: “y es ya la salvación querer salvarnos”. Como afirma Marcel: “Sólo seres enteramente
liberados de los obstáculos de la posesión, bajo todas sus formas, son capaces de conocer la
divina ligereza de la vida en esperanza”.2 La eficacia, pues, de la esperanza no precede de una
técnica concreta, sino que vine dictad por el AMOR.
Marcel afirma que: “LA ESPERANZA ES PROPIA DE LOS SERES DESAMADOS o, más
exactamente todo lo contrario de un arma, y es ahí donde reside, misteriosamente su
eficacia”.3
En definitiva, Marcel comprende que la esperanza y la alegría sólo puede experimentarlas
QUIEN ESTÁ DISPONIBLE PARA EL OTRO. El orden espiritual, es un orden desarmado, sin
armas para combatir en contra del otro, al contrario, este orden sólo existe en el momento en que
yo y otro se encuentran y crean una comunidad a través del AMOR. Este misterio está
también presente en la esperanza, que se muestra silenciosa y tímida, a veces permanece en
nosotros como un deseo secreto, compartido fraternalmente, pero en silencio.

El Titán Macedonio

1
CFR. SALINAS, PEDRO. LA VOZ A TI DEBIDA. RAZÓN DE AMOR. LARGO LAMENTO. EDIC. CÁTEDRA. 1997. P. 254
2
CFR. MARCEL, GABRIEL. HOMO VIATOR. SALAMANCA. EDICIONES SÍGUEME (2005). P. 73
3
CFR. MARCEL, GABRIEL. SER Y TENER. CAPARROS EDITORES, MADRID, 1996. P. 80

You might also like