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v.1.

S XIV 1966/67 Introducción i

Jacques Lacan

Seminario XIV

La lógica del fantasma

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Traducción por Carlos Ruiz.

Este texto es un documento de trabajo que no está destinado a su


reproducción por ningún medio gráfico o electrónico.
v.1. S XIV 1966/67 Introducción ii

Notas generales.

Uso dos versiones, que no tienen identificación ni pie de imprenta y que denomino versión
1 y versión 2 , a veces con el auxilio de otras; estas versiones fueron comparadas con la
versión castellana de la base de datos Tiresias y también con la denominada "El tren
fantasma". Generalmente sigo la versión 1 , suplementada con la versión 2, en este
caso uso en letra Geneva. A veces la expresión francesa se mantiene sin traducir, uso
para eso letra itálica . También uso letra italica pero entre corchetes: [ ] cuando a la
traducción se agrega la expresión francesa. Algunas palabras que se sobreentienden pero
cuya falta dificulta la lectura de la versión castellana, se restituyen entre corchetes.

Agrego notas al final de algunos párrafos, en general parafraseando alguna expresión que
el lenguaje oral deja oscura, precisando la terminología o citando referencias. Con notas
con asteriscos (*) señalo expresiones que debieran modificarse o que por considerar errada
la versión fuente, corrijo en la traducción.

Los comentarios y notas van en letra helvetica y con margen.

En esta primera impresión, que está rotulada v.1. , el lugar de algunas referencias que no
han sido ubicadas, se indica:

referencia.

La numeración de los párrafos es convencional, la agrego para facilitar las remisiones.

Las notas de paginación indican la de la versión 1 : (p 231) y la de "El tren fantasma": E 3.

Esta versión, rotulada v.1.1 , tiene pocas correcciones de contenido; se han corregido, sí,
numerosas erratas.
v.1. S XIV 1966/67 Introducción iii

Introducción

Este documento se produjo para ser utilizado por los grupos de estudio como ayuda en el
trabajo de lectura. Su necesidad se hizo evidente por las dificultades y deficiencias que
encontramos en las traducciones disponibles.

De acuerdo con el propósito de este trabajo, la precisión en la traducción de expresiones


francesas que expresan nociones parecidas es puntillosa, arriesgando ser exagerada,
teniendo presente la intención de estimular el recurso a las versiones francesas. Entre las
principales palabras que traduje siempre de la misma manera, se encuentran rapport
(vertida como relación), relation (relación [relation ] ), lieu (lugar), place (sitio), rejet
(rechazo), refus (rehusamiento) … Tal vez en muchos casos esa precisión no esté
justificada, pero dejo la decisión al lector. Debido a que se trata de la transcripción de un
texto oral o bien por defectos de las versiones, algunas frases quedan truncas o su
gramática es cuestionable; nuevamente, no me arrogo el papel de corregir los probables
errores, lo que también queda a cargo del lector.

El cotejo de las diferentes versiones francesas mostró que éstas son poco confiables. A la
espera de una versión más cuidadosa, usamos la comparación de varias de ellas.

Debo agradecer a los integrantes de varios grupos de estudio la paciencia con que
trabajaron corrigiendo hasta el cansancio los textos disponibles y también a aquellos que
leyeron las versiones preliminares de esta traducción, corrigiendo innumerables errores.

Agrego mi agradecimiento a los integrantes de los grupos de estudio que utilizaron la


versión v.1. cuyo esfuerzo se ve reflejado en esta versión v.1.1.

Agradezco especialmente a Ilda Levin su colaboración en la revisión de numerosos


pasajes.

Carlos Ruiz
Buenos Aires, setiembre de 2002.
enero de 2006
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Jacques Lacan

Seminario XIV

La lógica del fantasma

Traducción por Carlos Ruiz.

Versión 1.1.

Principales correcciones a la versión v.1

Este texto es un documento de trabajo que no está destinado a su reproducción por


ningún medio gráfico o electrónico.
v.1.1 S XIV correcciones

Seminario XIV v.1.1

Principales correcciones a la versión 1.

Clase 01

50 Es la primera Bedeutung el objeto a , el primer referente, la primera realidad; la


Bedeutung que resta porque ella es, después de todo, lo que resta del pensamiento al fin de
todos los discursos, a saber, lo que el poeta puede escribir sin saber lo que dice cuando se
dirige a su madre:

inteligencia para quien el dulzor goteaba:


¿Cuál es esta negligencia que deja agotar su leche?.

[intelligence pour qui la douceur coulait


quelle este cette négligence qui laisse tarir son lait? ]

De un poema de Paul Valèry. Ver al final de laclase el texto completo. La


cita tiene alguna diferencia. Se repite (correctamente) en el seminrio XV.

Nota al párrafo 50:

Poésie
Paul Valèry

Par la surprise saisie,


Une bouche qui buvait
Au sein de la Poésie
En sépare son duvet:

- O ma mère Intelligence,
De qui la douceur coulait,
Quelle est cette négligence
Qui laisse tarir son lait!

A peine sur ta poitrine,


Accablé de blancs liens,
Me berçait l'onde marine
De ton cœur chargé de biens;
v.1.1 S XIV correcciones

A peine, dans ton ciel sombre,


Abattu sur ta beauté,
Je sentais, à boire l'ombre,
M'envahir une clarté!

Dieu perdu dans son essence,


Et délicieusement
Docile à la connaissance
Du suprême apaisement,

Je touchais à la nuit pure,


Je ne savais plus mourir,
Car un fleuve sans coupure
Me semblait me parcourir...

Dis, par quelle crainte vaine,


Par quelle ombre de dépit,
Cette merveilleuse veine
A mes lèvres se rompit?

O rigueur, tu m'es un signe


Qu'à mon âme je déplus!
Le silence au vol de cygne
Entre nous ne règne plus !

Immortelle, ta paupière
Me refuse mes trésors,
Et la chair s'est faite pierre
Qui fut tendre sous mon Corps!

Des deux même tu me sèvres,


Par quel injuste retour?
Que seras-tu sans mes lèvres?
Que serai-je sans amour? -

Mais la Source suspendue


Lui répond sans dureté:
- Si fort vous m'avez mordue
Que mon cœur s'est arrêté !

Tomado de: http://www.kokenbrink.de/files/gedichte/valery/index.htm


v.1.1 S XIV correcciones

Clase 03

11 No es por nada que yo había puesto una pequeña etiqueta de una interpretación del siglo
XVIII sobre los jeroglíficos egipcios, La oreja y el puente, es de eso que se trata en Freud,
en esta red en la que él nos enseña a fundar la primera interrogación. Es, en efecto, un
pequeño puente, es así como funciona. Lo que se le objeta es que así todo explicaría todo.

Se trata de la tapa del primer número de la revista La psycanalyse.

Clase 08

46 ¿No es acaso aún más notable ver a Freud, al final de una las secciones del capítulo VI,
sobre el que insistí la última vez, precisar que es de una manera muy segura que el soñador
se arma y se defiende con esto: que lo que sueña es sólo un sueño? A propósito de lo cual
va a insistir sobre esto: que hay una instancia que sabe siempre, que dice que el sujeto
duerme, y que esa instancia, aunque eso puede sorprendernos, no es el inconciente, es
precisamente el preconciente que representa, nos dice, el deseo de dormir.

"sólo es un sueño": S. Freud, La interpretación de los sueños, capítulo VI ,


La elaboración onírica, I La elaboración secundaria. Biblioteca Nueva Tomo
II pág 644. Amorrortu Tomo V pág. 485

Clase 11

54 Es precisamente por poder reproducir exactamente el mismo tipo de repetición, que todo lo
que es del orden de la sublimación, yo preferiría no ser forzado a evocarlo específicamente
bajo la forma de lo que se llama la creación en el arte. Porque es preciso, yo lo pongo. Es
precisamente en la medida en que algo, algún objeto, puede venir a tomar el sitio que toma
-ϕ en el acto sexual como tal, que la sublimación puede subsistir dando exactamente el
mismo orden de Befriedigung que está dado en el acto sexual, ven que está suspendido del
hecho de que lo que es pura y simplemente suspendido en la pareja no es satisfactorio, esto
es tan verdadero como esta especie de grosera homilía que se introduce en la teoría bajo el
nombre de maduración genital . ¿Se propone como qué? Evidentemente, en su texto
mismo, cuando quien quiera trate de anunciarlo, como un desván, un depósito, donde nada
indica verdaderamente más que eso que puede bastar para conseguir [conjoidre ] el hecho
de una copulación (exitosa se agrega).

Clase 12

7 Lo que asegura la constante definida en el aparato nervioso por el principio del placer, que
es la igualdad de estímulo, la isostima, diría, para imitar a la isobara y la isoterma de las que
hablaba el otro día. ¿O la isoresp? ¿o la isorespuesta? Es difícil fundar algo sobre la
isostima porque la isostima no es más, de ninguna manera, una stima. La isoresp, el
intento [tâtage ] de igualdad de resistencia, he aquí lo que, en el mundo, puede definir esta
isobara: que el principio del placer conducirá al organismo a huir.

13 Para decirlo de una vez: el acto sexual arrastra todavía con él y arrastrará por largo tiempo,
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esa especie de efecto bizarro de no sé qué … de discordancia, de deficit de algo que no se


arregla y que se llama culpabilidad. No creo que todos los escritos de los espíritus
elevados que nos rodean, y que lo titulan … "el universo mórbido de la falta [faute ]", por
ejemplo, como si estuviera ya conjurado (es uno de mis amigos el que lo ha escrito,
prefiero siempre citar gente que quiero). Todo eso no arregla de ningún modo la cuestión;
y hace que tengamos que ocuparnos todavía, probablemente por mucho tiempo, de lo que
queda enganchado, de este universo alrededor de las fallas [ratés ], digamos, pero de las
fallas de las que se trata justamente de considerar el estatuto; (estas fallas son quizá
esenciales). Las fallas o no fallas de la estructura del acto sexual.

"El universo mórbido de la falta" es un texto de A. Hesnard. Lacan cita esta


expresión en "Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en
criminología" y en el comienzo del seminario VII.
v.1.1 S XIV correcciones

dibujo párrafo 16:


1-a
a

a 1

de aqu í h asta aquí

(Dibujo párrafo 48)

a2
a

a3
a

Clase 14

13 Los he incitado vivamente a abandonar este punto de vista, no soy el único por otra parte, y
este problema, hay otros: uno al lado mío, por ejemplo, que es de aquellos que en este
orden tratan de despertar cuando todavía hay tiempo, quiero decir de ninguna manera,
forzosamente al fin del psicoanálisis didáctico sino también en curso y vale más quizás la
vigilancia crítica de aquellos que pueden tener la ocasión de adoctrinar. Sin embargo, debo
decir que es a título de psicoanalista, de representante de ese campo problemático en el que
se juega todavía todo el porvenir del psicoanálisis, que el señor Green recibe hoy de mí la
palabra, esto en razón del hecho de haberse propuesto él mismo. Quiero decir, no es a
título de ser uno de mis alumnos sino uno de mis seguidores, que va a decirles hoy las
reflexiones que le inspiran los últimos términos que aporté concernientes a la lógica del
fantasma.
v.1.1 S XIV correcciones

Clase 18

32 Yo subrayé en su tiempo y en su lugar el famoso tú eres mi mujer*, es claro que no


alcanza que yo lo diga para que yo quede como su hombre. Pero en fin, eso alcanzaría, que
eso no resolvería nada, que yo me funde como su algo. Es un voto de pertenencia, que no
es un pacto, al menos un pacto de preferencia como mínimo. Eso no sitúa absolutamente
nada del hombre ni de la mujer. Lo más que se puede decir es que son dos términos
opuestos, el uno al otro y entonces, después de todo, uno no está satisfecho. Es
indispensable que haya dos. Pero lo que es cada uno o cada una, está completamente
excluido del fundamento de la palabra; en cuanto a lo que es de la unión matrimonial, si
ustedes quieren, de toda cierta dimensión, hasta la dimensión del sacramento, eso no
cambia absolutamente nada de lo que se trata, es a saber, del Ser del hombre o de la mujer.
Eso deja en particular tan completamente de lado la categoría de la femineidad, -porque he
tomado el ejemplo tú eres mi mujer- que no es nunca malo remitirse a este ejemplo del
maestro mismo del psicoanálisis, del que se puede decir que para él este pacto era
extraordinariamente prevalente. La cosa ha asombrado a todos los que se han aproximado.
Uxorious, uxorieux , así clasifica Jones siguiendo a tantos otros, pero, del cual no es un
misterio tampoco, que su pensamiento ha chocado hasta el fin sobre el tema: ¿Qué quiere
una mujer? lo que quiere decir: ¿qué es ser una mujer?

*Homofónico de "tuer ma femme" [matar a mi mujer]. Homofonía con la que


Lacan juega varias veces.
v.1.1 S XIV correcciones

Clase 21

26 El goce, señalé, es un término ambiguo, se desliza desde esto que hace decir que no hay goce sino
del cuerpo y que abre el campo de la sustancia en donde vienen a inscribirse sus límites severos
en los que el Sujeto se contenta con las incidencias del placer, y después hay este sentido en
donde gozar, he dicho, es presentar al ”mi” [“ma”]* . Gozo de algo, lo que deja en suspenso la
cuestión de saber si ese algo del que gozo, goza. Ahí, alrededor del “mi” [“ma”]*, está
precisamente esta separación del goce y del cuerpo. Porque no es por nada que los introduje la
última vez, por el recuerdo de esta articulación frágil, por estar limitada al campo tradicional de la
génesis del Sujeto de La Fenomenología del espíritu, del amo y del esclavo: “Mi” [“Ma”] gozo
de tu cuerpo, quiere decir, tu cuerpo deviene la metáfora de “mi” [“ma”] goce.

* Es el "mi" de "mi goce". El posesivo en francés tiene género, jouissance [goce]


es femenino, por eso “ma”, para el género masculino sería “mon”

27 Pero Hegel, de cualquier modo, no ha olvidado que esto es sólo una metáfora; es decir, si Amo
soy, mi goce ya está desplazado, que depende de la metáfora del siervo, y que permanece para él,
como para lo que interrogo en el acto sexual, hay otro goce que está a la deriva. ¿Tengo necesidad
de escribirlo?

(Mi) [(Mon)]

cuerpo mi goce

? Cuerpo

mi [ma] goce - goce

Este cuerpo de la mujer que es “mi” [“ma”] es de ahora en más la metáfora de mi goce. Se trata de
saber lo que está allí bajo la forma de mi cuerpo. Por supuesto, no pienso siquiera, -¡inocente de
mí! llamarlo “mi” [“mon”]. Eso va a tener también* su relación de metáfora, lo que
seguramente fundaría todo de la manera más elegante y más cómoda, con el goce que está en
cuestión y que hace la dificultad del acto sexual.

*Versión 1: eso tiene que ver con … Versión 2: Eso va a tener también …
v.1.1 S XIV correcciones

35 En efecto, por razones que tienen que ver con que no está en juego solamente la pareja, en
el acto sexual, o sea -como otros estructuralistas, que funcionan en otros campos, nos lo han
recordado- que esta relación del hombre y la mujer está sometida a funciones de
intercambio que implican al mismo tiempo un valor de cambio. Y que el lugar en el que
algo es de uso, es acuñado* [frappé ], por esa negativización que hace de eso un valor de
cambio, es tomado aquí -debido a la constitución natural de la función de la copulación-
sobre el goce masculino en tanto él sabe donde está; en fin, así se lo cree: hay un pequeño
órgano que se puede atrapar, es lo que hace el bebé en seguida, con mucha facilidad.

*Elegimos traducir 'frapper ' como acuñar la moneda.

Clase 22

35 Investiguemos, por lo menos para el primero de estos dos términos, habiendo ya articulado
abundantemente lo que comporta el hecho de que en la relación de visión la pregunta
permanece siempre suspendida, que es aquella tan simple de articular, de la que se puede
decir a pesar de todo el abordaje fenomenológico -y como lo prueba la última obra de
Merleau-Ponty- no se puede resolver, a saber: lo que es de esta raíz de lo visible, la cual
debe ser encontrada en la cuestión de lo que es radicalmente, la mirada. La mirada, que no
puede ser captada como reflejo del cuerpo, tanto como los otros objetos en cuestión, no
puede ser retomada en el alma*, quiero decir, en esta estesia regulatriz del principio del
placer, en esta estesia representativa en que el individuo se encuentra identificado a sí
mismo, en la relación narcisista, donde se afirma como resto **.
.
* versión 2: amor. **versión 1: individuo.
v.1.1 S XIV correcciones

43 Observemos, sin detenernos, los versos sublimes que humanizan -si puedo decir- esta
maniobra:

Mientras que de los mortales la multitud vil


bajo el látigo del placer,
el verdugo sin piedad va a recoger
remordimientos en la fiesta servil.

[ tandis que des mortels la multitude vile


sous le fouet du plaisir
, le bourreau sans merci va cueillir
des remords dans la fête servile …]

Todo esto es pavada, es el reflejo llevado sobre la ley del placer; el placer no es un verdugo
sin piedad, el placer los mantiene en un límite bastante taponado, precisamente por ser el
placer. Pero es de eso de lo que se trata cuando el poeta se expresa así, es muy
precisamente para marcar su distancia al dolor:

mi dolor, dame la mano, ven para aquí, lejos de ellos ... etc.
[ma douleur donne moi la main, viens par ici, loin d'eux … ]

Canto de flauta para mostrarnos los encantos de un cierto camino que se obtiene, ustedes
lo sentirán, por estos colores así invertidos.

Es un poema de Charles Baudelaire. Ver al final de la clase el texto


completo. La primera cita tiene alguna diferencia.
v.1.1 S XIV correcciones

Nota al párrafo 43:

Les Fleurs du mal


Sois sage, ô ma Douleur, et tiens-toi plus tranquille.
Tu réclamais le Soir; il descend; le voici:
Une atmosphère obscure enveloppe la ville,
Aux uns portant la paix, aux autres le souci.

Pendant que des mortels la multitude vile,


Sous le fouet du Plaisir, ce bourreau sans merci,
Va cueillir des remords dans la fête servile,
Ma Douleur, donne-moi la main, viens par ici,

Loin d'eux. Vois se pencher les défuntes Années,


Sur les balcons du ciel, en robes surannées;
Surgir du fond des eaux le Regret souriant;

Le Soleil moribond s'endormir sous une arche,


Et, comme un long linceul traînant à l'Orient,
Entends, ma chère, entends la douce Nuit qui marche.

Clase 23

46 Empleo palabras que hacen eco a mis símbolos habituales; es sin embargo, literalmente as
que funciona en el espíritu de lo que se llama un buen vendedor. O bien, todavía, uno va
mostrarle que habrá ahí un signo exterior, completamente mayor, para el decoro que él
entiende dar a su vida. En suma, es por el deseo del Otro que todo objeto está presente
cuando se trata de comprarlo. De comprarlo [l´acheter ], cobardía [lâcheter ]. Un
momento, es bastante curioso, es una palabra: lâcheter *: ¡usted es un cobarde [lâche ]
señor!, Tua res agitur… se trata en efecto de cobardía [lâcheté ], pero es de ti mismo que
se trata. Si, es bien de eso que se trata. Lo que se ve en el resultado principal, él lo sabe
muy bien, que surge de esta serie de malversaciones que son las que la vida resume bajo el
signo del deseo, este resultado principal será el que te empujará siempre más lejos en el
sentido de rescatarte, [te racheter] de rescatarte de tu cobardía [lâcheté ].

Tua res agitur parest proximus ardet . (Horacio) . Es cosa tuya cuando arde
la pared del vecino.
* En la versión 2 aparece aquí la palabra Freiheit, que parece
completamente fuera del contexto. Probablemente se trata de una lectura
errónea de la palabra Feigheit [cobardía] testada en la versión taquigráfica.

64 Y si ustedes quieren que les dé algo que pueda servirles a la vez de lectura -no puedo decir
que sea para ustedes una lectura agradable, es sumamente desagradable [enmerdant
comme la fumée ], pero de cualquier manera, como ejemplo de una verdadera suciedad en
materia científica, les recomiendo la lectura, en Havelock Ellis, del célebre caso de
v.1.1 S XIV correcciones

Florrie**. No se puede ver mejor hasta qué punto, un cierto modo de abordaje* en un
campo en el que uno se jacta en nombre de no sé qué objetividad, de forzar las puertas,
mientras que se es íntegralmente siervo, pero siervo de un modo verdaderamente muy
singular, y no hay una línea de esta observación célebre que no lleve de algún modo las
marcas de la cobardía de su profesor. Es un texto sensacional porque este caso de
Florrie** seguramente les aparece con todas las características -luego de las referencias
que les he dado- de no ser una neurosis de ninguna manera. El momento en que Florrie**
franquea -en el sentido de este algo que puede de algún modo llegar al neurótico, sin que
jamás, parece, haya nada para él (el neurótico) equivalente al goce perverso-, franquea, en
el sentido ambiguo que hace de eso a la vez un pasaje al acto; es para nosotros que leemos,
un acting-out. A saber algo que hace que Florrie**, afectada por este fantasma de
flagelación, llegue una vez a franquear la prohibición que ellos representan para ella. Vale
la pena confrontar esto con las carencias manifiestas de esta observación. Hasta el punto
en el que Florrie**, habiéndole confesado que sólo excepcionalmente ella hace entrar en
estos fantasmas una persona real a la que admira y venera, es increíble ver la pluma
escribir: "¿De qué se trata, yo no se lo he demandado [demandé ]?".

* versión 1: orgullo; versión 2: amor. Seguimos la versión taquigráfica


**En todas las versiones consultadas figura como Florie.
Havelock Ellis, The mechanism of sexual deviation, The psychoanalytic
Revue, vol VI, numeros 3 y 4 (1919).
Ver también : Sur le mécanisme des desviacions sexualles, Analytica 62,
Navarin, París, 1990; pág. 60.
Ver una larga reseña, con notas, en: Wihelm Stekel, Sadismo y
Masoquismo, Psicología del odio y la crueldad, Ediciones Iman, Buenos
Aires. Capítulo 6, caso 17; pág. 238 .
v.1.1 S XIV correcciones

51 Es el mejor truco que se encontró para detener esta mecánica. Pero hay un paso a
franquear. Bien, creamos más acá de ese paso, no el no deseo (non-désir) sino el deseo-no
[désir-pas ]. La definición del deseo inconciente es eso que nos permite expresar las
sutilezas de la negación en francés, a saber: este punto de caída que designa el pas francés,
el point, y del que ya hice uso con el tema del pas de sens. Este desear-no, iría incluso -si
ustedes me sueltan un poco la rienda- hasta hacer de él un nombre escrito de un tirón, por
darle a este des que lo comanda, darle el mismo acento que desesperación [des-espoir ] o
des-ser y decir que el deseo inconciente del desear no, es algo que decae por relación a no
sé qué irpas . Irpas que designa muy precisamente el deseo del Otro, pero en relación a lo
cual, lo interpretado se verbalizaría bastante bien con un irpasser.

000000000000000000000000000000000000000000000000000
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 01 16/11/66

E 1
1 Voy a arrojar hoy algunos puntos que participarán más bien de una promesa.

2 Lógica del fantasma, he titulado este año aquello que cuento con poder presentarles, a
partir de lo que se impone en el punto en el que estamos de cierto camino. Camino que
implica, lo recordaré hoy con fuerza, esta fuerza de retorno tan especial que hemos visto ya
el año pasado inscripta en la estructura y que está en todo lo que descubre el pensamiento
freudiano fundamental; este retorno se llama repetición.

3 Repetir no es encontrar la misma cosa, como lo articularemos en seguida. Contrariamente


a lo que se cree, no es forzosamente repetir indefinidamente. Volveremos, entonces, a
temas que ya he situado, de una cierta manera, desde hace mucho tiempo.

4 También, porque estamos en el tiempo de este retorno y de su función, he creído no poder


tardar más en entregarles lo que hasta aquí había estimado necesario como puntuación
mínima de este recorrido, a saber: este volumen que tienen a vuestro alcance, esta relación
[rapport ] al escrito que después de todo, me esforcé hasta ahora en retardar. Es porque
este año tal vez será posible profundizar su función, que creí deber franquear este paso.

Aparición de los Escritos. Seuil 1966.

traducimos por relación tanto rapport como relation . En adelante solamente


aclararemos cuando se trate de relation , salvo que por el contexto importe
subrayar la diferencia.

5 Estos puntos indicativos, los elegí en número de cinco:

1) Este punto consiste en recordarles el punto en el que estamos respecto de la


articulación lógica del fantasma, que será mi tema.

2) Recuerdo de la relación de esta estructura del fantasma que les habré recordado,
con la estructura del significante como tal.

3) Algo esencial y verdaderamente fundamental que conviene recordar respecto de


adonde debemos llegar este año (si ponemos en primer plano lo que llamé la lógica): a
una observación esencial respecto del universo del discurso.

4) Algunas indicaciones relativas a su relación [relation ] a la escritura como tal.

5) El recuerdo de lo que nos indica Freud respecto de la relación del pensamiento


con el lenguaje y el inconciente.

6 Partiremos de la escritura, de lo que ya he formulado, a saber: la formula ◊ a


(p 6)
7 Recuerdo que representa, tiene el lugar en esta formula de aquello de lo que él retorna
respecto de la división del sujeto, que se encuentra en el principio de todo el
descubrimiento freudiano y consiste en esto: que el sujeto está por una parte barrado de lo
que lo constituye propiamente en tanto función del inconciente.
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

8 Esta formula es algo que tiene un vínculo, una conexión, entre este sujeto así constituido y
otra cosa que se llama a .

9 a es un objeto de lo que llamo lógica del fantasma, [ésta] consistirá en determinar el


estatuto en una relación que es una relación lógica, propiamente hablando. Cosa extraña
sobre la cual ustedes me permitirán no extenderme, quiero decir que lo que sugiere la
relación a la fantasía, a la imaginación, el término fantasma, yo me complaceré en marcar
el contraste con el término lógica a partir del que entiendo estructurarlo. Es sin duda que
el fantasma tal como pretendemos instaurar su estatuto, no le es tan radicalmente
antinómico como se lo puede pensar.

10 El término a nos aparecerá (mejor aún a medida que marquemos lo que permite
caracterizarlo como valor lógico) mucho menos emparentado con el dominio de lo que es,
hablando propiamente, lo imaginario. Lo imaginario que ahí se engancha, se acumula ahí;
el objeto a es de otro estatuto.

11 Es deseable que los que me escuchan este año hayan podido aprehender algo de esto.

12 Este objeto a , para aquellos para quienes es el centro de su experiencia, no es bastante


familiar para ver sin temor que él les sea presentificado.

13 ¿Qué necesidad tiene usted de inventar este objeto a ? me decía uno de ellos. Pienso que,
considerando las cosas, fue un gran hecho, porque sin este objeto a cuyas incidencias se
han hecho sentir bastante, me parece que lo que se hace como análisis de la subjetividad de
la historia contemporánea que hemos vivido, de este algo que hemos bautizado bajo el
nombre de totalitarismo; quien lo haya comprendido podrá aplicarse a poner ahí la
función, la categoría del objeto.

14 El en su relación con a , ligado en esta fórmula por ◊ ; punzón, signo, para conjugar
en él lo que en él puede aislarse.

doble relación: más pequeño o más grande


incluido o excluido.
Lo que sugiere en primer plano de esta conjunción: la relación [relation ] de inclusión o de
implicación a condición que la hagamos reversible, con tal que se articule en la
articulación lógica que se llama: Si .

15 , en este sentido, a saber: (el punzón dividido por la barra vertical) es el sujeto [de la]
relación de Si y de a .
(p 7)
16 Esto nos detiene, existe entonces un sujeto: he aquí lo que lógicamente estamos forzados a
escribir al comienzo de una tal fórmula. Algo se nos plantea que es la división de la
existencia de hecho y de la existencia lógica.
E 2
17 La existencia de hecho nos relaciona a la existencia de: ser o no hablante. Esto es en
general, ser viviente; en general, porque no es del todo forzozo. Digo, el convidado de
piedra, porque él no existe solamente sobre la escena que Mozart anima, se pasea entre
nosotros todo el tiempo.
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

18 La existencia lógica es otra cosa, y como tal tiene otro estatuto. Hay sujeto a partir del
momento en el que hacemos lógica, es decir en el momento en que vamos a manejar
significantes.

19 En cuanto a la existencia de hecho: a saber que algo resulta de que hay sujeto al nivel de
los seres que hablan, es algo que, como toda existencia de hecho, necesita que ya esté
establecida una cierta articulación.

20 Ahora bien, nada prueba que esta articulación se capte directamente.

21 Que sea directamente a partir del hecho de que hay seres vivientes u otros que hablan; que
sean, por tanto, de una manera inmediata, determinados como sujetos. El si y el sólo si,
están allí para recordárnoslo.

22 Las articulaciones por las que tendremos que pasar son lo bastante inhabituales como para
que yo crea que debo indicarles la línea general de mi proyecto en lo que tengo que
explicar ante ustedes.

23 a resulta de una operación de estructura lógica efectuada no in vivo, no, siquiera, sobre el
viviente mismo; no, hablando propiamente, en el sentido confuso que guarda para nosotros
el término cuerpo, lo que no es necesariamente la libra de carne, aunque pueda serlo,
después de todo: cuando lo es no arregla tan mal las cosas. Pero, en fin, es evidente que en
esta entidad tan poco aprehendida del cuerpo, hay algo que se presta a esta operación de
estructura lógica que nos queda por determinar. Es el seno, el escíbalo, la mirada, la voz:
estas piezas separables, sin embargo profundamente ligadas al cuerpo. He aquí de lo que
se trata en el objeto a . Para hacer [el objeto] a limitémosnos entonces (ya que nos
obligaremos a cierto rigor de la lógica) a señalar que es necesario lo listo para proveer
[prêt à le fournir ]. Esto puede momentáneamente bastarnos. No arregla nada para lo que
tenemos que avanzar, para hacer el fantasma: hace falta lo listo para vestir [prêt à le
porter ].

24 Me permitiré aquí articular algunas tesis bajo la forma más provocativa ya que también se
trata de despegar este dominio de los campos de captura que nos hacen volver a las
ilusiones más fundamentales de lo que se llama la experiencia psicológica; y lo que voy a
afirmar es precisamente lo que fundará la consistencia de todo lo que voy desarrollar este
año para ustedes.
(p 8)
25 Desarrollar, ya lo he dicho, hace largo tiempo que está hecho, cuando en el cuarto año de
mi seminario traté la relación [relation ] de objeto concerniente al objeto a . Todo está
dicho en cuanto a la estructura de la relación de a al Otro, especialmente y de forma
suficientemente esbozada en la indicación de que es del imaginario de la madre que va a
depender la estructura subjetiva del niño. De lo que se trata aquí para indicarnos, es en
qué esta relación se articula en términos propiamente lógicos, es decir, que provengan
radicalmente la función del significante. Pero hay que notar que para quien resumía
entonces, lo que podía indicar en ese sentido el menor defecto concerniente a la
pertenencia de cada uno de los términos, de esas tres funciones que podían entonces
designarse como objeto, en el sentido de objeto de amor, y del más allá de eso, nuestro
actual objeto a , a saber: la referencia a la imaginación del sujeto podía oscurecer la
relación [relation ] que se trataba de situar; no de situar la función del a en el campo del
Otro. En el estatuto del perverso es la función del falo, la teoría sádica del coito no es
nada de eso, sino que es a nivel de la madre que eso funciona.
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

26 ¿Qué es lo que lleva el fantasma? Lo que lleva el fantasma tiene dos nombres que
conciernen a una única y misma sustancia, si ustedes quieren reducir ese término a esta
función de superficie tal como la articulé el año pasado. Esta superficie primordial que nos
hace falta para hacer funcionar nuestra articulación lógica, ya conocen de ella algunas
formas. Son superficies cerradas, que participan del orden de la burbuja [bulle ], salvo que
no son esféricas; llamémoslas burbuja, veremos lo que motiva, aquello a lo que se
agregará la existencia de las burbujas en lo real.

traducimos bulle por burbuja; más adelante usaremos globo referido al


elemento en que se escriben los parlamentos de las historietas.

27 Esta superficie que llamo burbuja tiene propiamente dos nombres: el deseo y la realidad.

28 Es muy inútil fatigarse en articular la realidad del deseo, porque primordialmente el deseo
y la realidad son una relación de textura sin corte, ellos no tienen por lo tanto necesidad de
costura, necesidad de ser recosidos.

29 No hay realidad del deseo más de lo que sea justo diferenciar el derecho del revés; hay un
sólo y mismo paño [étoffe ] que tiene un revés y un derecho, este paño está tejido de tal
manera que se pasa sin darse cuenta (puesto que no tiene corte ni costura) de una de sus
caras a la otra, y es por eso que les insisto tanto con una estructura como la del plano
proyectivo figurado en la mitra o cross-cap. Que se pase de una cara a la otra sin darse
cuenta, dice bien que no hay allí más que una, digo una cara; no por eso en las superficies
que acabo de evocar, de las cuales la forma parcial está en la banda de Moebius, deja de
haber un derecho y un revés.
(p 9)
30 Es necesario plantear esto de una manera originaria, para recordar cómo se funda esta
distinción del derecho y del revés, en tanto que están ya ahí antes de todo corte, está claro
que quien (como los animalículos que consideran los matemáticos) esté implicado en esa
superficie, no verá nada de esta distinción entre derecho y revés.
E3
31 Las superficies, que les he presentado, desde el plano proyectivo hasta la botella de Klein,
tienen lo que se puede llamar propiedades extrínsecas. [Las propiedades extrínsicas de ]
las superficies no son las propiedades de la superficie, es en una tercera dimensión que eso
toma su función, incluso el agujero que está en medio del toro: un ser puramente tórico no
crean que se da cuenta de su función. Sin embargo, esta función no es sin consecuencias,
puesto que según ella, hace ya seis años, intenté articular para aquellos que me escuchaban
entonces, las relaciones del sujeto al Otro en la neurosis. Es, en efecto, de esta tercera
dimensión del Otro de lo que se trata como tal; es por relación al Otro y en tanto que está
ahí esta otredad, que se puede tratar de distinguir un derecho de un revés; esto no es
todavía distinguir realidad y deseo. Lo que es derecho o revés primitivamente en el lugar
del Otro, en el discurso del Otro, que se juega a cara o seca, no concierne en nada al
sujeto por la razón de que no lo hay todavía.

32 El sujeto comienza con el corte. Si tomamos la más ejemplar de estas superficies, por ser
la más simple de manejar, a saber el cross-cap, plano proyectivo; un corte, pero no
cualquiera; lo recuerdo para quienes estas imágenes tienen alguna presencia ...
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

33 ... en estos trazos imaginarios en los cuales las paredes anteriores y posteriores vienen a
cruzarse, si es así que nos representamos la estructura de la que se trata, todo corte que
franquee esta línea imaginaria instaura un cambio total de la superficie, a saber, que toda
entera se vuelve lo que hemos aprendido a recortar en esta superficie bajo el nombre de
objeto a , es decir: que toda entera, la superficie se vuelve un disco aplastable, con un
derecho y un revés, de los cuales se debe decir que no se puede pasar de uno a otro salvo
franqueando un borde. Este borde es precisamente lo que vuelve a este franqueamiento
impasable; por lo menos podemos así articular su función in initio . La burbuja, por ese
primer corte, pleno de una implicación que no salta enseguida a la vista, por este corte,
deviene un objeto a . Este objeto a guarda, (porque esta relación la tiene desde el origen
para que algo de él pueda explicarse) una relación fundamental con el Otro.

34 En efecto, el sujeto no ha aparecido en absoluto todavía con el solo corte, por el que esta
burbuja que instaura el significante en lo real deja caer de entrada este objeto extraño que
es el objeto a .
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

(p 10)
35 Es necesario y suficiente, en la estructura indicada, darse cuenta de qué es este corte, para
darse cuenta, también, de que tiene la propiedad de juntarse simplemente redoblándose.

36 Dicho de otra manera, que es lo mismo hacer un sólo corte que hacer dos.

37 Se puede considerar la hiancia [béance ] que hay entre las dos vueltas que no hacen sino
una, como el equivalente del primer corte. Pero si hago, en el tejido en el que se trata de
ejecutar este corte, un doble corte; desprendo de esto, le restituyo lo que ha sido perdido *
en el primer corte, a saber: una superficie cuyo derecho se continúa con el revés. Restituyo
la no separación primitiva de la realidad y del deseo.

* en varias versiones dice percibido [perçu ] .

38 ¿Cómo definiremos realidad?, lo que yo he llamado recién lo listo para vestir del
fantasma, es decir, lo que le hace marco; veremos entonces que la realidad, toda la
realidad, no es otra cosa que montaje de lo simbólico y lo imaginario. Que el deseo en el
centro de este aparato, de este marco que llamamos realidad, es también, hablando
propiamente, lo que cubre, como yo lo he articulado, lo que importa distinguir de la
realidad humana y que es, hablando propiamente, lo real que no es más que entrevisto,
entrevisto como la máscara fácil que es la del fantasma, o sea, lo mismo que ha
aprehendido Spinoza, cuando dijo que el deseo es la esencia del hombre. En verdad, esta
palabra hombre es un término de transición imposible de conservar en un sistema
ateológico, lo que no es el caso de Spinoza; a esta fórmula spinoziana, tenemos que
sustituir simplemente esta fórmula, cuyo desconocimiento ha conducido al psicoanálisis a
las aberraciones más groseras, a saber: que el deseo es la esencia de la realidad.

39 Pero esta relación al Otro, sin la cual nada puede ser percibido del juego real de esta
relación, es lo que intenté dibujar para ustedes, recurriendo al viejo soporte de los círculos
de Euler, relación [relation ] fundamental, -seguramente insuficiente como representación,
pero si la acompañamos de lo que ella soporta en lógica, puede servir para hacer surgir la
relación del sujeto al a - se dibuja como un primer círculo que el otro viene a recortar; el
a es su intersección.
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Sujeto Otro

S a A

E4
40 Es por eso que nunca en esta relación [relation ] de un vel originalmente estructurado (que
es aquel en el que intenté articular para ustedes hace ya tres años, la alienación), el sujeto
no podría instituirse sino como una relación de falta a este a que es del Otro, salvo al
querer situarse en el Otro, al no haberlo, igualmente, sino amputado de este objeto a .
(p 11)
41 La relación del sujeto al objeto a comporta lo que la imagen de Euler toma como sentido
cuando es llevada a nivel de simple representación de dos operaciones lógicas que se
llaman unión e intersección:
1) Unión: ligazón del sujeto al Otro,
2) Intersección: define al objeto a .
El conjunto de estas operaciones lógicas son aquellas mismas que he puesto en el origen, al
decir que el a es el resultado efectuado de operaciones lógicas que deben ser dos. ¿Qué
quiere decir esto? que es esencial en la representación de una falta en tanto que corta, que
se instituya la estructura fundamental de la burbuja, que hemos llamado de entrada el
paño del deseo. Aquí, en el plano de la relación [rapport ] imaginaria, se instaura una
relación [relation ] exactamente inversa de aquella que liga el yo a la imagen del otro. El
yo es doblemente ilusorio, ilusorio en esto: que está sometido a los avatares de la imagen,
es decir, librado a la función de la falsa apariencia [faux -semblant ]. También en esto: que
instaura un orden lógico pervertido, cuya fórmula veremos en la teoría psicoanalítica, en
tanto que ella franquea imprudentemente esta frontera lógica que supone que en un
momento cualquiera, que se supone primordial de la estructura, lo que es rechazado [rejeté
] puede llamarse no-yo; mientras que, precisamente, lo que constatamos es que el orden
del que se trata y que implica sin que se lo sepa (y en todo caso, sin que se lo diga), la
entrada en juego del lenguaje; este orden no admite de ninguna manera tal
complementariedad, es lo que nos hará poner en el primer plano de nuestra articulación la
discusión de la función de la negación.

42 Cada uno sabe que podrá darse cuenta, en esta compilación que está puesta a vuestro
alcance, de lo que he articulado en Santa Ana, en ocasión de un seminario: la
secundariedad, la Verneinung, escandida por Hippolyte; está articulada allí de un modo
bastante preciso para que de ahora en más no pueda de ninguna manera ser admitido que
ella sobrevendría de entrada al nivel de esta primera escisión que nosotros llamamos:
placer y displacer.

43 Es por lo que, en esta falta instaurada por la estructura de la burbuja que hace el paño del
sujeto, no es de ninguna manera cuestión de limitarnos al término en adelante obsoleto por
las confusiones que él implica: negatividad.

44 El significante no es sólo lo que aporta lo que no está ahí, el fort-da en tanto que
representa la presencia o la ausencia materna. No está ahí la articulación exhaustiva de la
entrada en juego del significante: lo que no está ahí el significante no lo designa, lo
engendra; lo que no está en el origen es el sujeto mismo. Dicho de otra manera, en el
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

origen no hay Dasein sino en el objeto a es decir, bajo una forma alienada que permanece
marcada hasta en su término.
(p 12)
45 ¿Hay necesidad de recordar que sólo hay sujeto por un significante y para otro
significante?

S S'

S
46 La Urverdrängung o represión originaria, es esto: lo que un significante representa para
otro significante, no muerde [mord ] sobre nada, no constituye absolutamente nada, se
acomoda a una ausencia absoluta de Dasein. Durante alrededor de dieciséis siglos como
mínimo, los jeroglíficos egipcios permanecieron solitarios, en tanto incomprendidos, en la
arena del desierto. Está claro, siempre estuvo claro para todo el mundo, que esto quería
decir que cada uno de los significantes grabados en la piedra, como mínimo, representaba
un sujeto para los otros significantes. Si no hubiera sido así, nadie habría tomado esto por
una escritura.

47 No es de ningún modo necesario que una escritura quiera decir algo para cualquiera, para
que sea una escritura y que como tal, manifieste que cada signo representa un sujeto para
el que le sigue.

48 Si llamamos a esto Urverdräng, quiere decir que nos parece conforme a la experiencia
pensar que lo que pasa, a saber: que un sujeto emerge, el sujeto barrado, como algo que
viene de un lugar, en el que está supuestamente inscripto, a otro lugar en el que va a
inscribirse nuevamente; a saber: de la misma manera en que estructuré en otra ocasión la
función de la metáfora, en tanto que ella es el modelo del retorno de lo reprimido.

S' S

S s
49 Es en tanto que con respecto a este significante primero, que vamos a ver cuál es, el sujeto
barrado que él abolió viene a surgir en un sitio en el que vamos a poder dar hoy una
fórmula que no ha sido aún dada. El sujeto barrado como tal es lo que representa para un
significante este significante de donde surge un sentido; entiendo por sentido exactamente
lo que les he hecho escuchar al comienzo de un año bajo la fórmula:

Colorless green ideas sleep furiously.

que puede traducirse así:

Las ideas verdemente sedosas se adormecen con furor.

Lacan traduce "sedosas" [fuligineuses ], en vez de "incoloras".


Chomsky . Estructuras sintácticas. Véase Seminario XII.
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

A falta de saber que ellas se dirigen todas a ese significante de la falta del Sujeto que
deviene un cierto primer significante desde que el sujeto articula su discurso, o sea eso de
lo cual todos los psicoanalistas se han dado cuenta (aunque no supieran decir nada que
valga), o sea el objeto a que a este nivel llena la función que Frege distingue del Sinn
bajo el nombre de Bedeutung.
E5
50 Es la primera Bedeutung el objeto a , el primer referente, la primera realidad; la
Bedeutung que resta porque ella es, después de todo, lo que resta del pensamiento al fin de
todos los discursos, a saber, lo que el poeta puede escribir sin saber lo que dice cuando se
dirige a su madre:

inteligencia por quien el dulzor goteaba:


¿Cuál es esta negligencia que deja agotar su leche?.

[intelligence pour qui la douceur coulait


quelle este cette négligence qui laisse tarir son lait? ]

De un poema de Paul Valèry. Ver al final de la 3clase el texto completo. La


cita tiene alguna diferencia. Se repite(correctamente) en el seminrio XV.

A saber, una mirada captada, aquella que se transmite en el nacimiento de la clínica, lo que
uno de mis alumnos, en el Congreso de la Universidad John Hopkins ha llamado la voix
[versión 1:vois ] en el mito literario.

referencia

51 A saber, también lo que queda de tanto pensamiento [pensée ] dilapidado [dépensée ] bajo
la forma de un fardo seudocientífico y que se puede llamar por su nombre, lo he hecho
hace mucho tiempo en la literatura analítica, se llama la mierda de la confesión, por
supuesto, por parte de los autores. Quiero decir que, salvo un muy pequeño
desfallecimiento del razonamiento, en lo que concierne a la función del objeto a , algunos
de entre ellos pudieron articular que no hay ningún soporte del complejo de castración más
que lo que se llama el objeto anal; no es aquí un señalamiento de pura y simple
apreciación, sino más bien la necesidad de una articulación de la cual el solo enunciado
debe retener, porque después de todo no se formulan nociones calificadas, puesto que este
será este año nuestro método en lo que concierne a la lógica del fantasma, mostrando en la
teoría analítica, dónde ella viene a tropezar.

Véase una mención similar, con la referencia precisa, en el Seminario X.

52 Que se entienda bien que esta falta es razonada, es decir arazonable [araisonnable ], no es
obligatoria y el objeto a en cuestión puede anunciarse, puede mostrarse totalmente
desnudo.

53 Es lo que nosotros tendremos ocasión de mostrar.

54 Quiero, de cualquier modo, marcar lo que impide admitir ciertas interpretaciones que han
sido dadas de la función de la metáfora, de la que acabo de darles el ejemplo menos
ambiguo con lo que sea que haga con él una suerte de relación proporcional.
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55 Cuando escribí que la sustitución, el hecho de injertar un significante sustituido a otro


significante sobre la cadena significante, está en la fuente, en el origen de todas las
significaciones, lo que he articulado hoy bajo la forma: el surgimiento de este sujeto
barrado como tal; les di la fórmula, lo que exige de nosotros la tarea de darle un estatuto
lógico. Pero para mostrarles inmediatamente la urgencia de esta tarea, observen que la
confusión fue hecha de esta relación de cuatro: la S', la S y la s del significado, con las
relaciones de proporción con que uno de mis oyentes, autor de la teoría de la
argumentación, promoviendo una retórica abandonada, articula la metáfora viendo ahí la
función de la analogía, y que es de la relación del significante a otro, que un tercero lo
reproduce haciendo surgir un significado ideal que funda la función de la metáfora. A lo
que respondí en su tiempo, es de una tal metáfora que puede surgir la fórmula que fue
dada, a saber:

S'
s
S
S'
(p 14)
El otro registro, que sustantifica el inconciente, estará constituido por esta relación extraña
de un significante a otro significante, de la que se nos agrega que es de ahí que el lenguaje
tomaría su equilibrio [lest ].

Perelman, Traité de la argumentation. Véase La metáfora del sujeto en


Escritos. Lo que sigue son comentarios sobre Laplanche y Leclaire, que
Lacan desarrolló en el prólogo a la tesis de E. Lemaire.

56 Esta fórmula, llamada del lenguaje reducido, pienso que ustedes saben ahora que reposa
sobre un error que es el de introducir en esta relación de cuatro la estrucura de una
proporcionalidad. Se ve mal lo que puede salir de eso ya que la relación del S'/S se vuelve
difícil de interpretar.

57 El inconciente esta estructurado como un lenguaje, hay que tomarlo, más que nunca, al
pie de la letra.

58 Ya que se confirma que no cumplo hoy con los cinco puntos, quiero escandir lo que es la
clave de toda estructura, y lo que vuelve a la empresa que se ha encontrado así articulada,
que está al comienzo de una pequeña compilación respecto del informe de mi ponencia en
el Congreso de Bonneval; es erróneo estructurar sobre un mito de lenguaje reducido
ninguna deducción de lo inconciente por la razón siguiente: es de la naturaleza de todos y
cada uno de los significantes, no poder en ningún caso significarse a sí mismo.

59 La hora es bastante avanzada para que no les imponga apresuradamente la escritura de este
punto inaugural de toda teoría de conjuntos, que implica que esta teoría no puede funcionar
más que a partir de un axioma llamado de clasificación [spécificaction ], es a saber: que
sólo hay interés en hacer funcionar un conjunto si existe otro conjunto que pueda definirse
por la definición de ciertas x en el primero como satisfaciendo libremente a una cierta
proposición: libremente, quiere decir independiente de toda cuantificación.
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

El axioma de clasificación (en francés, spécification ) dice que dado un


conjunto A y una propiedad (aquí llamada proposición), existe el subconjunto
de A definido como el conjunto de los x que satisfacen la propiedad. En las
versiones más corrientes, es un caso particular de un axioma más general.

60 Resulta que comenzaré mi próxima lección por estas fórmulas. Planteando un conjunto
cualquiera, definiendo en él la proposición que he indicado como especificando x ,
suponiendo que x no sea un miembro de sí mismo; lo que nos interesa es que se impone
desde que se quiere introducir el mito de un lenguaje reducido, que hay un lenguaje que no
lo es; es decir, que constituye por ejemplo, el conjunto de los significantes. Lo propio del
conjunto de los significantes, lo mostraré en detalle, comporta esto de necesario (si
admitimos solamente que el significante no podría significarse) : que hay algo que no
pertenece a este conjunto, no es posible reducir el lenguaje, simplemente. Las respuestas a
esto son: que el lenguaje no podría constituir un conjunto cerrado, dicho de otra manera
que no hay universo de discurso.

Se plantea la definición del conjunto definido por la fórmula: x x ( x no


pertenece a x ).
(p 15)
61 Las verdades que acabo de enunciar son simplemente aquellas que han aparecido de una
manera confusa en el período ingenuo de la instauración de la teoría de conjuntos -la
paradoja de Russell no es una paradoja sino una imagen: el catálogo de los catálogos que
no se contienen, o bien él se contiene a sí mismo y falta a su misión; esto no es de ninguna
manera una paradoja - se ha declarado que al hacer un tal catálogo no se lo puede empujar
al tope. ¡Y con causa!

62 Lo que les he enunciado, que en el universo de discurso no hay nada que contenga todo, he
aquí lo que nos incita a ser especialmente prudentes en cuanto al mínimo de lo que se
llama todo y parte. Y a exigir en el origen que distingamos el uno de la totalidad, que
justamente acabo de refutar diciendo que a nivel del discurso no hay universo, lo que
queda aún en suspenso: distinguir este uno del uno contable, que por naturaleza se esconde
y se desliza a ser uno, repitiéndese y cerrándose sobre si mismo, instaurando la falta de la
que se trata, cuando se trata de instituir el sujeto.
v.1.1 S XIV Cl 01 16/11/66

Nota al párrafo 50:

Je touchais à la nuit pure,


Je ne savais plus mourir,
Poésie Car un fleuve sans coupure
Me semblait me parcourir...
Paul Valèry
Dis, par quelle crainte vaine,
Par quelle ombre de dépit,
Par la surprise saisie, Cette merveilleuse veine
Une bouche qui buvait A mes lèvres se rompit?
Au sein de la Poésie
En sépare son duvet: O rigueur, tu m'es un signe
Qu'à mon âme je déplus!
- O ma mère Intelligence, Le silence au vol de cygne
De qui la douceur coulait, Entre nous ne règne plus !
Quelle est cette négligence
Qui laisse tarir son lait! Immortelle, ta paupière
Me refuse mes trésors,
A peine sur ta poitrine, Et la chair s'est faite pierre
Accablé de blancs liens, Qui fut tendre sous mon Corps!
Me berçait l'onde marine
De ton cœur chargé de biens; Des deux même tu me sèvres,
Par quel injuste retour?
A peine, dans ton ciel sombre, Que seras-tu sans mes lèvres?
Abattu sur ta beauté, Que serai-je sans amour? -
Je sentais, à boire l'ombre,
M'envahir une clarté! Mais la Source suspendue
Lui répond sans dureté:
Dieu perdu dans son essence, - Si fort vous m'avez mordue
Et délicieusement Que mon cœur s'est arrêté !
Docile à la connaissance
Du suprême apaisement,

Tomado de: http://www.kokenbrink.de/files/gedichte/valery/index.htm


Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 02 23/11/66

E7
(p 19)
1 Quisiera hoy intentar adelantar para vuestro uso, algunas relaciones esenciales y
fundamentales para asegurar de entrada lo que es este año nuestro tema.

2 Espero que nadie haga la objeción de que esto es abstracto, por la única razón de que sería
un término impropio, como van a verlo. Nada más concreto que lo que voy a adelantar, aún
si este término no responde a la calidad de espesor que es su connotación para muchos.

3 Se trata de volverles sensible la proposición que hasta aquí no he adelantado más que bajo
la apariencia de una especie de aforismo que habría jugado en cierto giro con nuestro
discurso el rol de axioma, tal como: no hay metalenguaje. Fórmula que parece ir en
contra de lo que es dado, sino en la experiencia, al menos en los escritos de aquellos que
tratan de fundar la función del lenguaje.

4 Por lo menos muchos de los casos muestran en el lenguaje, algunas diferenciaciones en las
que encuentran a bien partir de un lenguaje-objeto y sobre estas bases edifican un cierto
conjunto de diferenciaciones. El acto de esta operación parece implicar que para hablar
del lenguaje se usa algo que no lo es y que lo envolvería en otro orden que el que lo hace
funcionar.

5 Creo que la solución a estas contradicciones aparentes que se manifiestan en el discurso, en


lo que se dice, hay que encontrarla en una función que me parece esencial deslindar, al
menos por el sesgo que voy a tratar de inaugurar hoy, deslindar especialmente para nuestro
propósito; porque la lógica del fantasma me parece que de ninguna manera podría
articularse sin una referencia a eso de lo que se trata, a saber: algo que para enunciarlo
designo con el término de la escritura. Por supuesto, esto no quiere decir que sea lo que
ustedes conocen bajo las connotaciones ordinarias de esta palabra, pero si la elijo, debe
tener alguna relación con lo que vamos a enunciar.

6 Justamente, un punto sobre el cual vamos a tener que jugar sin cesar hoy, es esto: no es lo
mismo después de que hayamos dicho algo, escribirlo, que escribir que se lo dice.
(p 20)
7 Porque la segunda operación es esencial para la función de la escritura, precisamente bajo
el ángulo, bajo el sesgo, por el que quiero mostrarles hoy la importancia para nuestras
referencias más propias para el tema de este año. Esto se presenta de entrada con
consecuencias paradojales.

8 Después de todo ¿por qué no, para ponerlos en alerta, volver a partir de lo que presenté ya
ante ustedes sin que se pueda decir, creo que me repito, que está bien en la naturaleza de las
cosas que se tratan aquí, que emerjan bajo algún sesgo, alguna arista, que rasgue la
superficie sobre la que, por el sólo hecho de hablar, estamos forzados a sostenernos?
9
1 2 3 4

El número entero más pequeño


que no está inscripto en este pizarrón

Esto hubiera podido ser escrito de manera diferente: hubiera podido, sin escribirlo,
preguntarles, o incluso hacer un pequeño personaje de cuya boca saldría lo que se llama en
v.1.1 S XIV Cl 02 23/11/66

la historieta un balón [bulle ], "el número entero más pequeño que no está inscripto en el
pizarrón". Es el número 5 .

10 Está claro que a partir del momento en que esta frase se escribe, estando el número 5 de
hecho escrito, está excluido; ustedes no tendrían más que buscar si no sería el número 6 .

11 Esta paradoja tal vez no sea inútil por introducir la función de la escritura por este sesgo
por el que ella puede presentarles algún enigma. Es un enigma, digamos, hablando
propiamente, lógico y ésta no es una peor manera que otra de mostrarles que hay alguna
relación estrecha entre el aparato de la escritura y lo que se puede llamar la lógica. Esto
merece ser recordado en este momento en que la mayor parte de los que están aquí tendrían
de eso una noción suficiente; incluso para los que no tuvieran ninguna, esto podría servir de
enganche para recordar que si hay algo que caracteriza los pasos nuevos, nuevos en el
sentido de que están lejos de poder contenerse y absorberse en la lógica clásica y
tradicional, esos pasos nuevos están enteramente ligados a juegos de escritura.

12 Planteemos, entonces, una cuestión: desde el tiempo en que hablo de la función del
lenguaje, desde que para articular qué tiene que ver con el sujeto del inconciente, he
construido - ha sido preciso que lo haga piso por piso y ante una audiencia que al
escucharme se hacía tirar de las orejas - he construido el grafo que está hecho para ordenar
precisamente lo que en la función de la palabra está definido por ese campo que necesita la
estructura del lenguaje y lo que se llama las vías del discurso o todavía, los desfiladeros del
significante.
(p 21)
13 En alguna parte de ese grafo está inscripta la letra A , a la derecha sobre la línea inferior.
Esta A , en un sentido que se puede identificar al lugar del Otro, es el lugar en el que se
produce todo lo que puede enunciarse; es decir, lo que constituye lo que llamé el tesoro del
significante. No se limita, en principio, a la palabra [mot ] del diccionario. [Fue] cuando
correlativamente a la construcción de ese grafo comencé a hablar del chiste, tomando las
cosas por ese sesgo que era indispensable para evitar toda confusión, el rasgo non sensical,
sinsentido, que hay en el chiste.

14 Para hacer entender la dimensión que se trataba de deslindar, les mostré el parentesco, al
menos al nivel de la recepción timpánica, que tiene con lo que fue para nosotros, en un
tiempo de prueba, el mensaje personal, es decir todo enunciado en tanto que se recorta "no-
sensicalmente". Ya hice alusión a esto la última vez.

"personal" era en la guerra, en la resistencia, el mensaje secreto, o sea codificado.


E8
15 El conjunto de los enunciados forma también parte de este universo de discurso que está
situado en el A. La cuestión que se plantea y que es propiamente una cuestión de
estructura, la que da su sentido a esto: que el inconciente está estructurado como un
lenguaje, lo que es un pleonasmo en mi enunciación, puesto que identifico estructura a este
"como un lenguaje" en la estructura que voy a intentar hacer funcionar ante ustedes.

16 ¿Qué es este universo de discurso, en tanto implica este juego del significante, en tanto
define estas dos dimensiones de la metáfora, en tanto la cadena puede siempre insertarse en
otra cadena por vía de una operación de sustitución que por esencia significa que este
deslizamiento remite a que ningún significante pertenezca a ninguna significación?

17 Esto vale tanto como recordar este dominio del universo de discurso que permite un
margen de variaciones de lo que constituye las significaciones, este orden esencialmente
v.1.1 S XIV Cl 02 23/11/66

movedizo y transitorio donde nada, como lo he dicho en su tiempo, se asegura sino de la


función de lo que llamé, bajo una forma metafórica, los puntos de almohadillado [points de
capiton ]. Es eso, el universo de discurso, lo que se trata de interrogar hoy, a partir sólo de
este axioma del cual se trata de saber lo que en el interior de este universo de discurso
puede especificar; axioma que he adelantado la última vez: el significante, este significante
que hemos definido hasta aquí como representando un sujeto para otro significante ¿qué
representa ante sí mismo, desde su repetición de unidad significante?

18 Esto está definido por el axioma: que ningún significante, aunque estuviera reducido a su
forma minimal, la que llamamos la letra, podría significarse a sí mismo.

19 El uso matemático consiste precisamente en esto: que cuando tenemos en alguna parte y no
solamente en un ejercicio de álgebra, puesta una letra A , la retomamos enseguida como si
fuera, la segunda vez que nos servimos de ella, siempre la misma. No objeten que yo no
….
(p 22)
20 Sepan que ninguna enunciación de un uso cualquiera de la letra en lo que es más próximo a
nosotros, por ejemplo el uso de una cadena de Markov, necesitará de todo enseñante la
etapa propedéutica de hacer sentir lo que tiene de sin salida, de arbitrario, de absolutamente
injustificable, en este empleo de A -totalmente aparente, por otra parte- para representar la
primera A como si fuera siempre la misma. Es una dificultad que está en el principio del
uso matemático. Con esta pretendida identidad, no tenemos expresamente que ver hoy,
puesto que no es de matemática de lo que se trata. Quiero recordarles que el fundamento
(el significante no está de ningún modo fundado en significarse a sí mismo), está admitido
por que los que no pueden hacer un uso contradictorio de este principio, al menos en
apariencia; sería fácil ver por qué desvío esto es posible. Pero no quiero extraviarme en
esto.

21 Mi propósito es éste: ¿cuál es la consecuencia para este universo de discurso, de este


principio de que el significante no podría significarse a sí mismo? ¿qué especifica este
axioma en este universo de discurso en tanto que está constituido por todo lo que puede
decirse? ¿cuál es la clase de especificación que este axioma determina? ¿forma parte del
universo del discurso? Si no forma parte, es seguramente para nosotros un problema. Lo
que especifica, lo repito, el enunciado axiomático de que el significante no podría
significarse a sí mismo, tendría como consecuencia especificar algo que como tal no estaría
en el universo de discurso, mientras que acabamos de admitirlo en su seno al decir que él
engloba todo lo que pueda decirse. Nos encontramos con algo deducido que significaría
esto: lo que así no puede formar parte del universo de discurso, no podría decirse de
ninguna manera; puesto que hablamos de esto que les traigo, no es evidentemente para
decirles que es lo inefable. Temática de la cual se sabe que por pura coherencia, sin ser por
ello de la escuela de Wittgenstein, según la cual es inútil hablar antes de arribar a una tal
fórmula de la que ven no les ahorro el relieve ni el impasse que constituyen, porque nos va
a hacer falta volver allí; hago esto para que las vías nos sean abiertas [frayées ] en lo que
intento que me sigan.

22 Tomemos, para empezar, el cuidado de poner a prueba esto: lo que especifica el axioma: el
significante no podría significarse a sí mismo, sigue formando parte del universo de
discurso.

23 ¿Qué vamos entonces a plantear?.


v.1.1 S XIV Cl 02 23/11/66

24 De lo que se trata, lo que especifica la relación que enuncié (que el significante no podría
significarse a sí mismo) S W S : tomemos un pequeño signo que se funda sobre esta
lógica, este W en el que reconocerán la forma de mi rombo [poinçon ] cuyo sombrero
habría basculado y que sirve para designar en la lógica de conjuntos la exclusión, el o
latino que se designa por "uno u otro" en su función repetida: funciona la primera vez o la
segunda: entre uno y otro hay una hiancia radical.
(p 23)
25 Que el significante no podría significarse a sí mismo, lo hemos dicho; lo que determina este
axioma como especificación en el universo de discurso vamos a designarlo por un
significante B , un significante esencial del cual notarán que puede adecuarse a que el
axioma precisa que no podría, en cierta relación, engendrarse ninguna significación. B es
precisamente este significante del cual nada objeta que sea especificado por el hecho de que
marca esta esterilidad, estando el significante en sí mismo caracterizado por esto: no hay
nada obligatorio, está lejos de ser el sujeto el que engendre una significación:

B◊A

Es lo que me permite decir que la relación del significante a sí mismo no engendra ninguna
significación. Partamos de esto que parece imponerse: que algo que voy a enunciar forma
parte del universo de discurso.

26 Me sirvo momentáneamente, para decir que B forma parte de A , de mi pequeño rombo


del que les he indicado la complejidad descomponiendo este signo de todas las maneras.

27 Se trata de saber si no hay alguna contradicción que resulte de eso, a saber: si a pesar del
hecho de que hayamos escrito que el significante no podría significarse a sí mismo,
podemos escribir que este B no se significa a sí mismo, pero formando parte del universo
del discurso, puede ser considerado como algo que, bajo el modo que caracteriza una
especificación, puede escribirse que B forma parte de sí mismo.

28 Está claro que la cuestión se plantea: ¿ B forma parte de sí mismo? Dicho de otra manera,
lo que entraña la noción de especificación, o sea lo que hemos aprendido a distinguir en
muchas variedades lógicas- quiero decir que hay bastantes que saben que el conjunto no es
superponible a la clase- todo debe enraizarse en una lógica de especificación.

29 Nos encontramos ante algo, además, cuyo parentesco debe suficientemente resonar a lo que
llamé la última vez la paradoja de Russell, en tanto que enuncia, en los términos que nos
interesan: la función de los conjuntos, en tanto que hace algo que no he hecho todavía, pues
no estoy aquí para introducirla, sino para mantenernos en un campo que lógicamente está
de este lado. Es la ocasión de intentar captar algo: que lo que funda la puesta en juego del
aparato llamado teoría de conjuntos, que hoy se presenta como totalmente original a todo
enunciado matemático y para quién la lógica no es otra cosa que lo que el simbolismo
matemático puede captar, será también el principio -y eso es lo que pongo en cuestión- del
fundamento de la lógica; si hay una lógica del fantasma, es porque es principial respecto de
toda lógica que se cuele por los desfiladeros formalizadores en lo que ella se ha revelado,
en la época moderna, tan fecunda.
(p 24)
30 Trataremos de ver lo que quiere decir la paradoja de Russell cuando cubre algo que no está
lejos de lo que está ahí en el pizarrón, simplemente promueve como envolvente un tipo de
significante que por otra parte, toma por una clase; extraño error decir por ejemplo, que la
palabra obsoleta representa una clase en la que estaría incluida ella misma bajo pretexto de
que esta palabra es obsoleta. Es una pequeña treta que no tiene más interés que fundar
v.1.1 S XIV Cl 02 23/11/66

como clase los significantes que no se significan a sí mismos, mientras que precisamente
planteamos como axioma, que en ningún caso el significante podría significarse a sí mismo
y que es de allí que es preciso partir, desembrollarse; aunque no fuera más que para percibir
que es preciso explicar de otra manera que la palabra obsoleta pueda ser clasificada de
obsoleta. Es indispensable hacer entrar ahí lo que introduce la división del sujeto.

31 Pero partamos de la oposición que pone Russell al señalar lo que sería una contradicción en
la fórmula que se enunciaría así de un subconjunto B , del cual sería imposible asegurar el
estatuto a partir de esto: que sería especificado en otro conjunto A por una característica
tal que un elemento de A no se contenga a sí mismo.

32 Es fácil, en esta condición, mostrar la contradicción: no tenemos más que tomar un


elemento y como formando parte de B para darnos cuenta de las consecuencias que hay
desde que al hacerlo a la vez parte como elemento de A , y no siendo elemento de sí
mismo:

B={y∈A/y∉y}

La contradicción consistiría en poner B en lugar de y ; cada vez que hacemos B


elemento de B resulta, puesto que forma parte de A , que no debe formar parte de sí
mismo. Si, por otra parte, poniendo B , sustituido en el sitio de esa y , si no forma parte de
sí mismo, satisfaciendo el paréntesis de la derecha, entonces forma parte de sí mismo, [es]
uno de estos elementos y de B . He ahí la contradicción en la que nos pone la paradoja de
Russell: se trata de saber si en nuestro registro podemos detenernos; salvo, al pasar, darnos
cuenta de lo que significa la contradicción puesta en valor por la teoría de conjuntos, lo que
nos permitirá, tal vez, decir por qué cosa la teoría de conjuntos se especifica en la lógica, o
sea, qué paso constituye en relación con aquello que intentamos aquí distinguir.

33 La contradicción de la que se trata en este nivel en el que se articula la paradoja de Russell,


tiene que ver, precisamente, como el sólo uso de las palabras nos lo da: que yo se los digo.
(p 25)
34 Porque si yo no lo digo, nada impide a esta fórmula, muy precisamente la segunda,
sostenerse como tal, escrita y nada dice que su uso se detendrá ahí. Lo que yo digo aquí
no es de ningún modo un juego de palabras, pues la teoría de conjuntos en tanto tal, no
tiene absolutamente otro soporte sino que escribo como tal que todo lo que puede decirse
de una diferencia entre los elementos está excluido del juego escrito. Manipular el juego
lateral que constituye la teoría de los conjuntos, consiste en escribir como tal lo que yo digo
ahí, a saber que el primer conjunto puede estar formado a la vez por la simpática persona
que está tipeando mi discurso, el empañado de este vidrio, que esto constituye un conjunto
sólo porque digo que ninguna otra diferencia existe que aquella que está constituida por el
hecho de que yo haya podido aplicar sobre estos objetos que acabo de nombrar,
heteróclitos, un rasgo unario sobre cada uno, y ninguna otra cosa.

35 He aquí lo que hace que sólo estemos al nivel de tal especificación porque pongo en juego
el universo de discurso mi pregunta no encuentra la paradoja de Russell, o sea que no se
deduce ninguna impasse , ninguna imposibilidad de que B (de la cual he comenzado por
suponer que podría formar parte del universo de discurso, seguramente, aunque esté hecho
por la especificación de que el significante no podría significarse a sí mismo) quizás, pueda
tener consigo esta especie de relación que escapa a la paradoja de Russell, o sea, nos
demuestra algo que sería, tal vez, su propia dimensión. Vamos a ver en qué estatuto forma
parte del universo de discurso. En efecto, me he tomado el cuidado de recordarles la
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existencia de la paradoja de Russell, quisiera poder servirme de ella para hacerles notar
algo.
E 10
36 Voy a hacérselos notar de la manera más simple y luego de una forma un poco más rica.

37 Se los voy a hacer notar de la manera más simple porque desde hace algún tiempo estoy
dispuesto a todas las concesiones. Se quiere que diga cosas simples, y bien, diré cosas
simples. Están ya bastante formados en esto, gracias a mis cuidados, para saber que no es
una vía tan directa para comprender: incluso si esto que les digo parece simple, les quedará
una desconfianza.

38 Un catálogo de catálogos: he ahí que desde el primer abordaje se trata de significantes.


¿Por qué vamos a sorprendernos de que no se contenga a sí mismo, puesto que esto nos
parece exigido desde el comienzo? Nada impediría que el catálogo que no se contiene a sí
mismo se imprima a sí mismo. Nada lo impedirá, ni aún la contradicción de Russell.
(p 26)
39 Consideremos esta posibilidad: que para no contradecirse no se inscriba en sí mismo;
[Supongamos que] no hay más que cuatro catálogos que no se contienen a sí mismos: A, B,
C, D . Supongamos que aparece otro catálogo que no se contiene a sí mismo: E . ¿Qué hay
de inconcebible en pensar un primer catálogo que contenga a A, B, C, D; un segundo que
contenga B, C, D, E, sin asombrarnos de que a cada uno le falte la letra que es propiamente
aquella que lo designaría a sí mismo? Pero a partir del momento que ustedes engendran
esta sucesión no tienen más que ordenarla sobre el contorno de un disco, para darse cuenta
de que, porque a cada catálogo le faltará uno, (incluso con un número mayor ) el círculo de
estos catálogos no hará algo que es lo que responde al catálogo de todos los catálogos que
no se contienen a sí mismos. Simplemente lo que constituirá esta cadena tendrá la
propiedad de ser un significante en más que se constituye del cierre de una cadena, un
significante incontable y que por eso podrá ser designado por un significante, pues no
estando en ninguna parte, no hay ningún inconveniente en que surja un significante que lo
designe como el significante en más, aquel que no es tomado en la cadena. Tomo otro
ejemplo: los catálogos que no son hechos de entrada para catalogar catálogos. Los
catálogos de los objetos están ahí a título de algo (la palabra título tiene ahí toda su
importancia), sería fácil comprometerse en esa vía, la dialéctica del catálogo de los
catálogos: pero voy a ir a una vía más vivaz.

40 Aparentemente, con el libro entramos en el universo de discurso; sin embargo, en la medida


en que el libro tenga algún referente y que él también pueda ser un libro que tenga que
cubrir una cierta superficie que registra algún título, el libro comprenderá una bibliografía.
Lo que quiere decir algo que se presenta para ilustrarnos esto: lo que resulta de que un
catálogo viva o no en el universo de discurso. Si hago el catálogo de todo los libros que
contienen una bibliografía, naturalmente, no es de bibliografías que hago el catálogo. Sin
embargo, al catalogar estos libros, puedo muy bien recubrir el conjunto de toda las
bibliografías.

41 Es aquí donde puede situarse el fantasma que es propiamente el fantasma poético por
excelencia, el que obsesiona a Mallarmé, el del libro absoluto. Es en este nivel en el que
las cosas se anudan, al nivel del uso, no del puro significante sino del significante
purificado, en tanto que digo, y que escribo que digo, que el significante está articulado
como distinto de todo significado, que veo ahora dibujarse la posibilidad de ese libro
absoluto, del que lo propio sería que englobara toda la cadena significante, propiamente en
esto de que ella no puede significar nada [elle peut ne plus rien signifier ].
v.1.1 S XIV Cl 02 23/11/66

42 En esto hay algo que se afirma como fundado en la existencia al nivel del universo de
discurso, pero del cual tenemos que interrogar la existencia de la lógica propia que puede
constituir la del fantasma, porque también es la única que puede decirnos de qué modo esta
región pende del universo de discurso; porque seguramente no está excluido que entre ahí,
pero por otra parte, ahí se especifica no por esta purificación de la cual hablaba hace un
momento, porque no es posible la purificación de lo que es esencial al universo de discurso,
o sea, la significación. Les hablaría cuatro horas más de este libro absoluto, e igual todo lo
que les diga tendrá un sentido.

43 Lo que caracteriza la estructura de este B en tanto que sepamos situarlo en el universo de


discurso, dentro o fuera, es lo que les anuncié hace un momento haciendo este A, B, C, D,
E, que simplemente al cerrar a la cadena resulta que cada grupo de cuatro puede dejar fuera
de sí al significante extraño que alcanza para representar al grupo por el hecho de que no
está presente: la cadena total estará constituida, el conjunto de todos estos significantes
hace surgir esta unidad en más, incontable como tal, esencial a toda serie de estructuras,
que es aquella desde la cual fundé, desde 1960 toda mi operatoria de la identificación, a
saber, la que volverán a encontrar en la estructura del toro.

Seminario IX, La identificación, años 1961/62


(p 27)
44 Cerrando un cierto número de vueltas sobre el toro, haciendo operar una serie de vueltas
completas en un corte, haciendo el número que quieran, siempre hay una en más. Es
satisfactorio pero oscuro, basta hacer dos para ver aparecer esta tercera vuelta necesitada
para que la línea se muerda la cola; será esta tercera vuelta, asegurada por el cierre
alrededor del agujero central por donde es imposible no pasar si se cierra [la línea]. Dije de
esto lo bastante para que me entiendan y demasiado poco para que les muestre que hay por
lo menos dos cadenas en el origen por las cuales esto puede efectuarse y que el resultado no
es el mismo para el surgimiento de este uno en más.
E 11
45 Esta indicación sugestiva no tiene nada que agote la riqueza de lo que nos provee el menor
estudio topológico. Es que se trata hoy de indicar que lo específico de este modo de la
escritura es justamente distinguirse del discurso por el hecho de que puede cerrarse, y
cerrándose sobre sí mismo, es de ahí que surge esta posibilidad de un uno que tiene
completamente otro estatuto que el del uno que unifica y engloba: este uno que ya por el
simple cierre y sin que sea necesario entrar en el estatuto de la repetición, sin embargo,
ligado estrechamente nada más que por su cierre, hace surgir lo que tiene estatuto de uno
en más, puesto que no se sostiene más que de la escritura, y que sin embargo está abierto,
en su posibilidad, al universo de discurso porque alcanza, como ya señalé, que yo escriba.
Pero es necesario que esta escritura tenga lugar. Lo que digo de la exclusión de este uno
basta para engendrar este otro plano que es aquel en el que se desarrolla, propiamente
hablando, toda la función de la lógica; la cosa nos está suficientemente indicada por el
estímulo que la lógica ha recibido por someterse al solo juego de la escritura, salvo que le
falta siempre acordarse de que esto no reposa sino sobre la función de una falta, de esto
mismo que está escrito y que constituye el estatuto de la función de la escritura.

46 Digo cosas simples, a riesgo de hacerles parecer que este discurso sea engañoso. Harán
mal en no ver que esto se inserta en un registro de cuestiones que dan, entonces, a la
función de la escritura, algo que no podría sino repercutir hasta lo más profundo de toda
concepción posible de la estructura, porque si la escritura de la que hablo no se soporta más
que de ese retorno sobre sí mismo y de un corte, henos aquí llevados a esto: que las
actitudes fundamentales ligadas al progreso de la analítica matemática, nos han puesto
justamente a aislar la función del borde. Desde que hablamos de borde, no hay nada que
v.1.1 S XIV Cl 02 23/11/66

pueda hacernos sustantificar esta función, en tanto que ustedes deducen indebidamente que
esta función de la escritura es la de limitar el movimiento como si fuera el de nuestros
pensamientos, o el del universo del discurso. Lejos de ello, si hay algo que se estructura
como borde, lo que lo limita mismo, está en situación de entrar a su turno en la función
bordeante.

47 Está ahí aquello con lo que vamos a tener que ver, o bien (es otra vía sobre la cual entiendo
terminar), es el recuerdo de lo que desde siempre es conocido de esta función del rasgo
unario.
(p 28)
48 Terminaré evocando el versículo veinticinco de un libro para hacer entender de
qué se trata en la función significante: El libro de Daniel.

49 El pantalón de un zuavo yo designo con una palabra que se llama: anopak, a


menos que sea de lo que comparten los personajes en cuestión.

referencias(?) zuavo: soldado de un regimiento argelino que tenía un uniforme


especial; por extensión, uniforme de otros soldados: La guardia papal. … Faire le
zuave : perder el tiempo.

50 En El libro de Daniel tienen la teoría del sujeto surgiendo en el límite de este


universo de discurso. Es la historia del festín dramático del cual no encontramos
después la menor huella, en los Anales. "MENE, MENE, TEKEL, UPHARSIN".
MENE, que quiere decir contar, como lo subraya Daniel; lo dice dos veces para
mostrar la repetición más simple. Basta contar hasta dos para que la raíz de la
repetición se ejerza -contrariamente a lo que sucede en la teoría de los conjuntos,
donde no se lo dice. No se dice que lo que la repetición busca repetir es
precisamente lo que escapa a la función de la marca, en tanto que la marca es
original en la función de la repetición. Es por eso que la repetición se ejerce de lo
que repite la marca. Pero para que la marca provoque la repetición buscada es
preciso que sobre lo buscado, la marca, esta marca, se borre a nivel de lo que ella
ha marcado, es por eso que, en la repetición, lo que es buscado que por su
naturaleza se esconde, deja perderse esto: que la marca no podría redoblarse
sino borrando, repitiendo la marca primera; es decir, dejándola deslizar fuera de su
alcance. MENE: algo falta en el punto radical. TEKEL: el profeta Daniel le
interpreta al príncipe que quiere decir, en efecto, pesado; algo falta, esta falta
radical que se deduce de la función misma de contar en tanto tal. Este uno en
más que se puede, que no se puede contar. Es lo que constituye esta falta de la
que se trata que demos la función lógica, aquella que hace, precisamente, estallar
el universo de discurso, de la burbuja, insuficiencia de lo que se encierra en la
imagen de todo imaginario; he ahí la vía por la que se soporta el efecto de la
entrada de lo que se sitúa en el punto radical.

Daniel 5:25

51 La letra de la que se trata, la letra en tanto que falta, puesto que hoy rehago una
irrupción sobre esta tradición judía de lo que tengo tantas cosas que decir, por la
que he llegado a luchar, de todo eso me queda algo.

52 "Comienza el libro... por esta beth... " Si esta letra que hemos empleado, la A , la
Aleph, no fuera hoy aquella de donde volver a sacar toda la creación, de alguna
manera replegada sobre sí misma [...]; es porque una de esas letras está ausente,
v.1.1 S XIV Cl 02 23/11/66

que la otras funcionan, pero sin duda es en su falta que reside toda la fecundidad
de la operación.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 03 07/12/66
E 13
(p 31)
1 La última vez que nos encontramos, han podido escuchar lo que les ha propuesto J. A.
Miller.

2 No he podido agregar observaciones, pienso que notaron en esta exposición un amplio


conocimiento de lo que ha sido inaugurado como lógica moderna por el trabajo y la obra de
Boole. No es quizá indiferente hacerles saber que J. A. Miller, quien estuvo ausente en mi
último curso, no estaba seguro sobre su elección; estos señalamientos tienen su importancia
en razón de la extraordinaria convergencia o aún reaplicación de lo que ha podido anunciar
ante ustedes, sin duda con conocimiento de causa, sabiendo cuales son los principios y los
axiomas alrededor de los cuales gira ahora mi desarrollo. Es asombroso que con la ayuda
de Boole (en donde está ausente esta articulación mayor: que ningún significante podría
significarse a sí mismo), que partiendo de la lógica de Boole, es decir, de este momento de
viraje en el cual, de alguna manera, nos damos cuenta, de haber querido formalizar la
formalización clásica, que esta formalización no sólo permite aportarle extensiones
mayores, sino que se revela ser la esencia escondida sobre la cual esta lógica habría podido
orientarse y construirse creyendo en algo que no era verdaderamente su fundamento;
creyendo continuar lo que vamos a tratar de ceñir hoy, para de algún modo, apartarlo del
campo en el cual vamos a proceder: la lógica del fantasma.

3 Es sorprendente la facilidad con la cual, en los campos en blanco de la lógica de Boole,


Miller ha encontrado la situación, el sitio, en el que el significante en su función propia está
ahí elidido en ese famoso menos uno (-1), del que ha despejado admirablemente la
exclusión en la lógica de Boole; pasando por esta elisión, él dejaba el sitio en el que yo
articulaba lo que se sitúa aquí.

4 Esto tiene su importancia y les permite captar la coherencia con la que se inserta esta lógica
en nombre de los hechos del inconciente y si somos lo que somos, es decir, racionalistas, a
lo que hace falta atenerse es, evidentemente, no a que la lógica interior esté de algún modo
invertida, sino a que nos haga encontrar sus propios fundamentos. Han visto que marqué
que en este punto que necesita para nosotros la puesta en juego de cierto símbolo, esto que
responde a ese menos uno (-1) de Boole, del que no es seguro que sea lo mejor para usar.
Porque lo propio de una lógica formal es que ella opere; tenemos que despejar nuevos
operadores, es lo que a medida de las orejas a las que me dirigía ya he intentado articular
de una manera manejable lo que había que manejar, que en la ocasión no era otra cosa que
la praxis analítica.
(p 32)
5 Este año, partiendo de estos límites, de estos bordes, estoy restringido a dar formulaciones
más rigurosas para cernir aquello con lo que tenemos que ver y que merece ser tomado en
la articulación más general que nos sea dada en este momento en materia de lógica, a saber:
aquello que se centra en la función de los conjuntos.

6 Dejo este tema que J. A. Miller ha aportado menos como articulación de lo que he
desarrollado ante ustedes que como confirmación, reaseguro, encuadre. No deja de ser
interesante señalarles que designando en J. P. Sartre, bajo la operación de la conciencia
tética de sí, la manera que él tiene de ocupar el sitio en el que reside esta articulación lógica
que es nuestra tarea, este año; se trata ahí de lo que se llama un lugarteniente [tenant-lieu ].
Es de lo que tenemos que ocuparnos, nosotros, analistas, de una manera equivalente a
aquella de los otros lugartenientes, cuando tenemos que manejar lo que es efecto del
v.1.1 S XIV Cl 03 07/12/66

inconciente. En lo cual se puede decir que de ninguna manera lo que puedo enunciar se
sitúa con relación a J. P. Sartre, porque ese punto fundamental alrededor del cual gira el
privilegio que intenta mantener para el sujeto [sujet ]; esta especie de lugarteniente, no
puede de ninguna manera interesarme, salvo en el registro de su interpretación.

7 Lógica del fantasma. Haría falta, casi, recordar hoy -y no podemos hacerlo sino muy
rápidamente- la manera en la cual tocándola con el dedo se la hace por un instante vibrar
para recordar la vacilación no extinguida de lo que se liga a la tradición que el término
universitario, rotulará. No es inútil indicar, sean cuales fueren los otros sentidos que se
pueda dar a ese término universidad, universitas litterarum , que hay allí alguna alusión al
universo de discurso. Está claro que en esta hesitación (recuerden el vals que el profesor
de filosofía, el año que pasaron por allí, hacía alrededor de la lógica de las leyes del
pensamiento o de sus normas, de la manera en que eso funciona y que vamos a extraer
científicamente, o en la manera en la que es preciso que todo eso sea conducido). Admitan
que para que aún no se haya zanjado el debate, tal vez podamos tener la sospecha de que la
función de la universidad, en el sentido en que lo articulaba recién, puede ser apartar de ella
la decisión. Quiero decir que esta decisión está quizá más interesada, hablo de lógica, en lo
que ocurre en Vietnam. Y en lo que tiene que ver con el pensamiento, si es que permanece
todavía suspendido en ese dilema entre esas leyes, que por otra parte nos dejan como
interrogante si ella se aplica al mundo, digamos más bien a lo real; dicho de otra manera, si
ella no sueña. No pierdo mi cuerda de psicoanalista. Para nosotros, analistas, saber si el
hombre que piensa, sueña, es una pregunta que tiene uno de los sentidos más concretos.
E14
8 Para tenerlos atentos, sepan que tengo la intención de pasar este año lo que tiene que ver
con el despertar, de las normas del pensamiento al lado opuesto. He aquí que nos interesa
también, y en su dimensión no reducida por este pequeño trabajo de pulido, por lo cual
generalmente el profesor, cuando se trata de lógica en su clase de filosofía, terminará por
hacer que esas leyes y esas normas terminen por presentarse con la misma línea que
permite poner un dedo sobre el otro, dicho de otra manera, de manejar todo eso a ciegas.
(p 33)
9 Para nosotros, analistas, esta dimensión que se titula la de lo verdadero [vrai ], no ha
perdido su relieve, en tanto que después de todo no necesita, no implica en ella misma, el
soporte del pensamiento y que si al interrogar qué es lo verdadero del que se trata, y a
propósito de lo cual suscité el fantasma de una norma, seguramente aparece desde el origen
que no es inmanente al pensamiento.

10 Si me he permitido, para hacerlos vibrar, escribir con una figura a la que no me era difícil
dar vida, la de la verdad saliendo del pozo: Yo, la verdad, hablo, es para puntuar este
relieve en el que para nosotros se trata de mantener eso a lo que se engancha nuestra
experiencia y que es imposible excluir de la articulación de Freud, porque Freud es puesto
allí inmediatamente contra la pared y no está forzado a intervenir por eso: se había puesto
él mismo. La cuestión de la manera en que se presume el campo de la interpretación, el
modo bajo el cual la técnica de Freud le ofrece la ocasión de eso, es decir, la asociación
libre; lo que nos lleva al corazón de esta organización formal a partir de la cual se esbozan
los primeros pasos de una lógica matematizada que tiene un nombre: redes, reticulados. Y
se precisa (lo que no es mi función precisar hoy) que lo que se llama reticulado o enrejado
[lattis | es de eso de lo que se trata en lo que Freud construye también en sus primeros
proyectos de una nueva psicología, que en la manera en la que organiza el manejo del
análisis como tal, construye anticipadamente [avant la lettre ], si puedo decir. Y como se
le hace la objeción, en un punto preciso de la Traumdeutung, tiene que responder a la
objeción: "claro, con vuestra manera de proceder en todo cruce de caminos, usted tendrá la
v.1.1 S XIV Cl 03 07/12/66

ocasión de encontrar un significado que hará de puente entre dos significaciones, y con
vuestra manera de organizar los puentes, usted irá siempre de cualquier parte a cualquier
parte" .

Las versiones dicen lattis, probablemente en lugar del inglés lattice,


reticulado, término de la matemática.

11 No es por nada que yo había puesto una pequeña etiqueta de una interpretación del siglo
XVIII sobre los jeroglíficos egipcios, La oreja y el puente, es de eso que se trata en Freud,
en esta red en la que él nos enseña a fundar la primera interrogación. Es, en efecto, un
pequeño puente, es así como funciona. Lo que se le objeta es que así todo explicaría todo.

Se trata de la tapa del primer número de la revista La psycanalyse.

12 Dicho de otro modo, lo que se opone a la interpretación psicoanalítica, fundamentalmente


no es ninguna especie de "crítica científica", como se lo imagina en lo que es el bagaje de
aquellos que entran en la medicina, que tienen todavía también un poco de filosofía, a
saber, que lo científico se funda en la experiencia. ¡Bien entendido no se ha abierto aún
Claude Bernard, pero se conoce su título!

13 Es una objeción que remonta a la tradición medieval cuando se sabía lo que era la lógica,
cuando estaba más expandida que en nuestros tiempos. Las cosas están en un punto que
habiendo deslizado en una entrevista que yo tenía cierta práctica de la escolástica, he
rogado que se borrara eso, ¡si no, qué es lo que la gente hubiera creído!

14 Es característica de lo falso, convertir todo en verdadero.


(p34)
15 Lo característico de lo falso es que se deduce en el mismo paso [pas ], van juntos, lo falso y
lo verdadero. Él no excluye lo verdadero -esto sería demasiado fácil de reconocer- para
darse cuenta de eso hace falta haber hecho un pequeño número mínimo de ejercicios
lógicos; es lamentable que no forme parte de los estudios de medicina. Está claro que la
manera en que Freud responde nos lleva enseguida al terreno de la estructura de red; no lo
expresa seguramente en todos los detalles, con las precisiones modernas que podríamos
darle.

16 Sería interesante saber cómo ha podido o no sacar provecho de la enseñanza de Brentano.


La función de la estructura de red tanto como la manera en que las líneas de asociación
vienen a converger en puntos, ilustran de dónde se toman las decisiones [se font les départs
] electivas, he ahí lo que está indicado por Freud. Se sabe bastante por toda la continuación
de su obra, la inquietud, el verdadero cuidado que él tenía por esta dimensión que es la
verdad, porque desde el punto de vista de la realidad uno está cómodo, aún sabiendo tal vez
que el traumatismo no es más que fantasma de cierta manera, es incluso más que un
fantasma; como voy a mostrarles, es estructural, pero eso no deja a Freud, que era tan capaz
de inventarlo como yo, eso no lo deja más tranquilo. ¿Dónde está el criterio de verdad?
pregunta él. No habría escrito El Hombre de los lobos si no estuviera sobre esta pista,
sobre esta exigencia: ¿esto es verdadero o no?

17 El "¿es verdadero?" por el cual soporta lo que se descubre al interrogar la figura


fundamental que se manifiesta en el sueño a repetición del hombre de los lobos; "¿es
verdadero?" no se reduce a saber si sí o si no, y a qué edad vivió algo que es reconstruido
con la ayuda de la figura del sueño. Lo esencial es saber cómo el sujeto, el hombre de los
lobos, ha podido verificar esta escena bajo su ser y por su síntoma. Esto quiere decir
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(porque Freud no duda de la realidad de la escena original), cómo ha podido articularlo en


términos de significante. No tienen más que recordar la figura del V romano, en tanto que
ella está allí en causa entre las piernas abiertas de una mujer o alas de mariposa, para
comprender que se trata del significante.

18 La relación de la verdad al significante, el desvío por el que la experiencia analítica se junta


con el proceso más moderno de la lógica, consiste justamente en esto: que esa relación del
significante a la verdad puede cortocircuitar todo pensamiento que lo soporte. Y así como
una especie de objetivo se perfila en el horizonte de la lógica moderna, que es el que reduce
la lógica a un manejo correcto de lo que es sólo escritura: lo mismo para nosotros la noción
de verificación, concerniente a eso con lo que tenemos que ver, pasa por ese hilo directo
del juego del significante, en tanto que a él solo permanece suspendida la cuestión de la
verdad.
E15
19 No es fácil poner en juego un término como el de verdadero sin hacer resonar
inmediatamente todos los ecos en los que vienen a deslizarse las intuiciones más
sospechosas, sin producir en seguida las objeciones hechas de viejas experiencias de las
cuales aquellos que se comprometen en ese terreno, saben demasiado (gato escaldado huye
hasta del agua fría), quienes les dicen por lo que les hago decir: yo, la verdad, les hablo,
que por ahí abro la entrada al tema del Ser, por ejemplo. Miremos ahí al menos dos veces
para saberlo, contentémonos con que en ese nudo muy expreso que acabo de hacer entre el
significante y la verdad, no he implicado a nadie sino a aquella a quien hago decir estas
palabras: yo, la verdad, hablo. Ninguna persona divina o humana está interesada fuera de
aquella, a saber: ese punto de origen entre el significante y la verdad. ¿Qué relación [hay]
entre esto y el punto del que partí hace un rato?, ¿es decir que al llevarlos a este campo de
la lógica más formal, he olvidado aquello donde se juega, como dije hace un rato, la suerte
de la lógica? Está claro que Bertrand Russell se interesa más que J. Maritain en lo que
ocurre en Vietnam. Esto por sí sólo puede ser una indicación.
(p 35)
20 Evocando el Paysand de la Garonne bajo su último ropaje (último libro de Jacques
Maritain), este autor que se ha ocupado de escolástica, de la influencia de la filosofía de
Santo Tomás; no tiene razón de no ser evocado en la medida en que la evocación de la obra
no tiene incidencia sobre la lógica. Si evoco a J. Maritain y si, implícitamente, los invito a
remitirse a él en este espíritu de paradoja que ahí se demuestra, que conserva en este autor
llegado a su vejez esta suerte de rigor que permite ver forzarlo hasta un impasse
caricaturesco, en un marco de referencia muy exacto de todo el relieve del desarrollo del
pensamiento moderno, en el mantenimiento de las esperanzas más impensables de lo que
debería desarrollarse en su margen para que pueda conservarse lo que se llama la intuición
del Ser.

21 Él habla respecto de Eros filosófico. No tengo que repudiar ante ustedes el uso de un
término tal sino su uso en esta ocasión, o sea en nombre de la filosofía del Ser; esperar el
renacimiento correlativo de la ciencia moderna de una filosofía de la naturaleza participa
de un Eros que no puede provenir sino de la comedia italiana. Eso no impide, de paso,
para tomar distancia, para que sean apuntados señalamientos de los más pertinentes
concernientes a la estructura de la ciencia. Que nuestra ciencia no comporta nada en
común con la dimensión del conocimiento, he ahí lo que en efecto, es muy justo, pero que
no comporta una promesa de que este renacimiento del conocimiento antiguo sea
rechazado [rejeté ]; él comporta otra perspectiva de la cual retomaré después de este
paréntesis eso que se trata de interrogar.
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==========================================

22 No tenemos ninguna necesidad de retroceder ante el uso de esas tablas de verdad, por las
que los lógicos introducen cierto número de funciones fundamentales de lógica
proposicional.

Λ V F

V V F

F F F

23 La conjunción de dos proposiciones implica que si ponemos los valores o sea que de dos
proposiciones, [sea] el valor [de] P verdadero o falso, el valor [de] Q verdadero o falso, lo
que se llama la conjunción no será verdadera más que si las dos son verdaderas, en todos
los otros casos será falsa. Basta que abran cualquier libro de lógica moderna para encontrar
la implicación, la equivalencia …
(P 36)
24 Esto puede servirnos de soporte, pero es sólo soporte y apoyo para lo que vamos a
preguntar, a saber ¿es lícito lo que manejamos por la palabra, lo que decimos, y decir que
hay verdad? ¿es lícito escribir lo que decimos, en tanto que escribirlo va a ser, para
nosotros, fundamento de nuestra manipulación?

25 En efecto, la lógica moderna, acabo de decirlo y de repetirlo, entiende instituirse no he


dicho por una convención sino por una regla de escritura; la cual seguramente se funda
¿sobre qué? sobre el hecho de que en el momento de constituir su alfabeto, hemos puesto
cierto número de reglas llamadas axiomas concernientes a su manipulación correcta, y que
esto comporta una palabra [parole ] que a nosotros mismos nos hemos dado.

26 ¿Tenemos el derecho de inscribir en los significantes lo verdadero y lo falso? ¿lo verdadero


y lo falso como algo manejable lógicamente?

27 Es seguro que cualquiera sea el carácter introductorio, primicial, de esas tablas de verdad
que pueden caernos en las manos, el esfuerzo de esta lógica será construir la lógica
proposicional sin partir de esta tabla. Se debe, por otra parte, después de haber construido
de otra manera las reglas de la deductibilidad, volver ahí.

28 Pero lo que nos interesa es también saber lo que querría decir que nos hayamos servido de
eso, digo aquí muy especialmente, en la lógica estoica.
E16
29 He hecho alusión a los estoicos. Es claro que eso no ha sido articulado con una fuerza tal,
en ninguna parte mejor que en los estoicos. Sobre lo verdadero y lo falso los estoicos se
han interrogado por esta vía lógica, o sea: qué es lo que es preciso, para que lo verdadero y
lo falso tengan una relación con la lógica en el sentido propio en que la colocamos aquí, o
sea: que el fundamento de la lógica no hay que tomarlo en otro lado más que en la
articulación del lenguaje en la cadena significante. Por eso su lógica era una lógica
proposicional y no una lógica de clase. Para que haya una lógica proposicional, para que
eso siquiera pueda operar ¿cómo es preciso que las proposiciones se encadenen respecto de
lo verdadero y lo falso? O bien esta lógica no tiene nada que ver con lo verdadero y lo
falso, o bien, si tiene que ver, lo verdadero debe engendrar lo verdadero. Es lo que se llama
la relación de implicación en un sentido donde ella no hace intervenir más que dos tiempos
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proposicionales: la prótasis, por no decir hipótesis; [...] no se trata de creer, se trata de


plantear que eso es afirmado como verdadero, y la segunda proposición, la apódosis.
Definimos la implicación como algo donde no puede haber nada más que: una prótasis
verdadera y una apódosis verdadera. Esto no puede dar sino algo que ponemos entre
paréntesis y que constituye una ligazón verdadera; esto no quiere decir de ningún modo,
que no pueda haber ahí más que eso.
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(p 37)
30 Supongamos la misma prótasis falsa y la apódosis verdadera. ¡Y bien! Los estoicos les
dirán que esto es verdadero, porque precisamente de lo falso puede ser implicado tanto lo
verdadero como lo falso; en consecuencia es verdadero, no hay objeción lógica.

31 La implicación no quiere decir la causa, la implicación quiere decir esta ligazón en la que
se inscriben de cierta manera, concerniente a la tabla de verdad, la prótasis y la apódosis.

32 Lo único que no puede ir (según la doctrina del llamado Filón) es que la prótasis sea
verdadera y la apódosis falsa.

Es decir, se explicita la tabla de verdad de la implicación (material), que ya


era conocida por los estoicos:

=> V F

V V F

F V V

33 Es el fundamento más radical de toda posibilidad de manejar, en una cierta relación con la
verdad, la cadena significante como tal; tenemos, entonces, la posibilidad de una tabla.
Ahora bien, la relación de implicación está connotada de falsedad. ¿Qué quiere decir?
Seguramente las relaciones de existencia más radicales de una lógica, les he dicho.

34 El problema completamente evidente es lo que tenemos que hacer cuando inmediatamente


tenemos que hablar de lo que está escrito.

35 En otros términos, cuando el sujeto de la enunciación entra en juego, para ponerlo en valor,
no tenemos más que observar lo que pasa cuando decimos que es verdadero que es falso;
eso no conmueve, o sea que simplemente lo falso retoma quizás no sé que lustre, encuadre,
que lo hace pasar por no sé qué falso resplandor.

36 Decir de lo falso que es verdadero, no tiene el mismo resultado; quiero decir que fundamos
lo falso, pero diremos más bien que es falso que sea verdadero. El empleo del subjuntivo
nos indica que pasa algo.

37 Decir que es verdadero que sea verdadero va bien también, nos deja una verdad
asegurada aunque tautológica; pero decir que es falso que sea verdadero no asegura sin
duda el mismo orden de verdad. Decir que sea falso no es, entonces, decir que es
verdadero.

38 Nos vemos entonces con la dimensión de la enunciación, de nuevo puesta en suspenso, de


algo que no demandaba sino funcionar de una manera completamente automática al nivel
de la escritura. Es por esto que es completamente asombroso notar cuál es el lado
deslizante de ese punto en donde surge muy exactamente el drama de esta duplicidad del
sujeto. No vacilaré en ilustrar con una pequeña historia de mi carrera este reclamo de
exigencia que un día surgió de la garganta de uno muy seducido por lo que yo aportaba en
la articulación de mi enseñanza, es esta tocante jaculatoria lanzada hacia el cielo: "¿Por qué
no dice lo verdadero sobre lo verdadero?" [Porquoi ne dit-il pas le vrai sur le vrai? ].
(P 38)
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39 Esa especie de inquietud encontrará su respuesta suficientemente, a condición de volver a


pasar al significante escrito lo verdadero sobre lo verdadero. Lo verdadero sobre lo
verdadero, el significante no podría significarse a sí mismo, salvo que no sea él quién lo
signifique, salvo usando la metáfora que sustituye otro significante a esta V de la verdad,
haciéndola volver a salir, a saber: la creación de un significado falso.

40 A propósito del discurso tan riguroso que trato de hacer hoy, eso puede aún en vuestros
sesos engendrar esa clase de confusiones ligadas a la producción del significado en la
metáfora.

41 No es asombroso que me vuelva a las orejas, de la misma fuente en la que se produjo una
invocación relativa a lo que enseño de Freud, lo que esta boca elegantemente articuló como
desleimiento [délayage ] conceptual.

42 Hay una suerte de abuso en el que se designa la relación estrecha que tiene el objeto parcial
con la estructura del sujeto. El hecho de admitir que es posible comentar un texto de Freud
disolviendo [en delayant ] sus conceptos, evoca lo que no podría satisfacer la función del
objeto parcial, que el objeto parcial pueda ser zanjado [être tranché ]. El pote de mostaza,
definido como estando necesariamente vacío de mostaza, no podría ser llenado de manera
satisfactoria con un desleimiento, con mierda blanda.

délayer : desleer o disolver; se usa délayé , en sentido figurado para un


argumento desmesuradamente largo.

43 Es esencial ver la coherencia que tienen estos objetos primordiales con todo manejo
correcto de una dialéctica subjetiva.

44 Para retomar estos primeros pasos concernientes a la implicación, es necesario ver surgir
esta juntura entre la verdad y lo escrito, o sea: lo que puede ser escrito y lo que no puede
serlo. ¿Qué quiere decir este no puede, del cual el límite, la definición, permanece
completamente arbitraria? El único límite planteado en lógica moderna al funcionamiento
de un alfabeto en un cierto sistema, el único límite es la palabra dada, axiomática e inicial.
¿Qué quiere decir no puede? Tiene un sentido en la palabra dada, inicial, interdictiva.
Pero, ¿qué es lo que puede escribirse de eso?

45 El problema de la negación hay que plantearlo al nivel de la escritura en tanto que la regula
como funcionamiento lógico. Aquí, inmediatamente, por supuesto nos aparece la
necesidad que ha hecho surgir desde el comienzo este uso de la negación en sus imágenes
intuitivas, marcadas por el primer dibujo de lo que no anhelamos de ninguna manera que
sea borde; las imágenes de un límite, aquel en el que la lógica primera, la introducida por
Aristóteles, lógica del predicado, marca el campo en el que una clase se caracteriza por un
predicado dado y el fuera de ese campo, ligado por esa juntura al predicado.
E17
46 ¿No está articulado a nivel de Aristóteles que eso comporte la unidad del universo de
discurso, como digo a propósito del inconciente, para hacer sentir lo absurdo de hacer
resaltar que existe el negro y lo que no lo es? Es el fundamento de la lógica del predicado.
(p 39)
47 No es hoy, sino en las sesiones que van a seguir, que voy a tratar de distinguir para ustedes
de manera completa, qué es lo que a nivel lógico, propiamente hablando, se impone de la
escritura misma al discernir la negación; es por medio de pequeñas letras que les mostraré
que hay cuatro escalas diferentes de negación, de las cuales la negación clásica, aquella que
invoca y parece fundarse únicamente sobre el principio de contradicción, no es más que
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una entre ellas. Esta distinción técnica, quiero decir lo que puede formularse estrictamente
en lógica formal, es esencial para permitirnos cuestionar lo que Freud dice, y desde que lo
ha dicho, se lo repite: que el inconciente no conoce la contradicción. Es bastante triste que
ciertas proposiciones se lancen como flechas iluminando estas formas, nos pone sobre la
pista de los desarrollos más radicales y que esto permanezca en este estado, suspendido
hasta el punto de que una dama calificada con un título que tenía oficialmente, Princesa,
repetía creyendo que decía algo ¡es el peligro!

48 La lógica no se soporta más que allí donde se la pueda manejar en el uso de la escritura,
pero hablando propiamente, nadie puede asegurar que alguien que habla de eso, dice algo.
Es eso lo que hace sospechar, es por eso que es necesario recurrir al aparato de la escritura.

49 Debemos darnos cuenta del modo bajo el cual surge en otra parte que en la articulación
escrita, esta negación, ¿dónde vamos a poder asirla? ¿O debemos estar forzados a
escribirla sólo con los aparatos que ya he producido ante ustedes?

50 Tomemos esta implicación: la proposición p implica la proposición q . Veamos lo que


resulta partiendo de q , o sea, lo que podemos articular de p si la ponemos después de q ;
debemos escribir la negación adelante, al costado o arriba, en alguna parte, ligada a p
implica q , indica que si no q entonces no hay p [si non q pas de p ]

51 Se tiene, entonces, un ejemplo y uno de los más simples de la necesidad del surgimiento en
lo escrito de algo que haríamos mal en creer que es lo mismo que funcionaba hace un rato a
título de complementario, o sea, que por sí mismo planteaba el universo de discurso como
Uno. Las dos cosas van tan poco juntas que basta decretarlo para desarticularlas y hacer
que una y otra funcionen distinto.

52 Esto se plantea como interrogando desde el principio lo que puede ser escrito, o sea el
punto en el que se ilumina la duplicidad del sujeto de la enunciación al sujeto del
enunciado, esta duplicidad en la que ese sujeto se mantiene; tendremos de entrada la
función de la negación en tanto que rechaza [rejette ] todo orden de discurso, en tanto que
el discurso la articula. Eso de lo que ella habla, se los haré notar.

Primera función de la negación.

53 [Es| lo que Freud afirma y que es desconocido cuando articula el primer paso de la
experiencia en tanto está estructurada por el principio de placer, como ordenándose, dice,
en un Yo y en un no-Yo. Uno es tan poco lógico que no se da cuenta de que en ese
momento no podría tratarse - esto de una manera tanto más defectuosa, cuanto que en el
texto de Freud, donde los dos términos están distinguidos: el Yo y el no-Yo, Lust, Unlust -
de ningún orden de complementariedad del orden del discurso.
(p 40)
54 Si Yo y no-yo quisieran decir captura del mundo en un universo de discurso, aquella que
es la que se evoca al considerar que el narcisismo primario puede intervenir en la ciencia
analítica; esto querría decir que el sujeto infantil, en el punto donde Freud lo designa ya en
el primer funcionamiento del principio del placer ¡es capaz de hacer lógica!

55 Mientras de lo que se trata es de la identificación del Yo en lo que le place, en el Lust .


Lo que quiere decir que el Yo del sujeto aquí se aliena de manera imaginaria, lo que
quiere decir que es precisamente en el afuera que eso que place es aislado como Yo . Ese
primer no que es fundador en cuanto a la estructura narcisista, en tanto que en la
continuación de Freud no se desarrollará sino en esta especie de negación que es el amor.
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56 No se dirá que no digo lo verdadero sobre lo verdadero, sino lo verdadero sobre lo que dice
Freud.

57 Que todo amor está fundado en ese narcisismo primario, he aquí una de las preguntas en las
que Freud nos solicita saber respecto de esta función pretendida universal, en tanto ella
viene a darle la mano a la famosa intuición del Ser.

Segunda función de negación

58 El des de desconocimiento [Le mé de méconnaissance ] se distingue del complemento en


tanto que el universo de discurso designa y puede designar la contraparte. Lo llamaremos
contra por no decir contrario . Es distinto para Freud mismo. A esto hago alusión en la
implicación para revelar en las revelaciones opacas de su inversión, en la implicación
misma, el no … sin … [pas - sans ], la implicación tal como la definió la tradición estoica.
Hay alguna paradoja en que esté realizada de tal modo que cualquier proposición p y q
constituya una implicación y está claro que decir que la si la señora Fulana tiene los
cabellos rubios, los triángulos equiláteros tienen una proporción en su altura, es
paradójico. Pero lo que implica la proposición invertida, a saber que la condición deviene
necesaria dando vuelta la segunda proposición hacia la primera, es el no … sin … .

Tercera función de negación

59 Esto no va sin: la señora fulana puede tener los cabellos rubios.. No tiene para nosotros
ligazón necesaria con esto: que el triángulo equilátero deba tener alguna propiedad. Queda
el hecho de que ella tiene los cabellos rubios, esto no va sin que algo parezca verdadero.
Este no...sin... es el sitio, el surgimiento de lo que se llama la causa; si se puede dar una
existencia a este ser fantasmático, es la función de ese no … sin … y el sitio que ocupa lo
que nos permitirá desemboscarlo.
E18
60 Para terminar con lo que será el objeto de nuestro próximo encuentro: ¿qué es lo que quiere
decir el término no [non ]? ¿Podemos hacerlo surgir en tanto que forma del
complementario del mundo, al desconocimiento, si ese término no … sin … , cuando
venga a aplicarse a los términos más radicales sobre los cuales hago volver para ustedes la
cuestión del inconciente ¿puede ocurrírsenos la idea de que cuando hablamos de no-Ser, se
trata de algo que estaría alrededor de la burbuja del Ser? ¿el no-Ser es todo el espacio en
el exterior?, ¿es posible sugerir que es eso lo que queremos decir, ese no-Ser, que me
gustaría llamar: el lugar donde no soy?
(p 41)
61 En cuanto al no pensar ¿quién irá a decir que hay allí algo que no puede captarse en eso
alrededor de lo cual gira la lógica del predicado? La comprensión, como si constituyera lo
menos antinómico en el registro de la extensión; está claro que todo paso que se ha dado en
la lógica se ha hecho bajo el ángulo de la extensión. Que la negación pueda continuar
siendo, en algún cuestionamiento primordial puesto en uso, concerniente a lo que se trata si
ella debe quedar ligada a la extensión, ¿qué quiere decir este no pensar, en tanto podemos
escribirlo en nuestra lógica? Cuestión alrededor de la cual, aquella del yo no soy y del yo
no pienso, haré nuestro próximo encuentro.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 04 14/12/66
E19
(p 45)
1 Hablemos de pequeñas novedades. Una cosa curiosa: la manera en la cual este libro es
acogido en cierta zona, la que ustedes representan.

Se refiere a Ecrits, ver clase 1.

2 Voy a partir de una pregunta idiota que me ha sido planteada, no es lo que se podría creer,
quiero decir de una manera que me desagrade, adoro a los idiotas y a las idiotas. Lo que
yo llamo idiota es natural, un idiotismo [idiotisme ] es algo natural, simple, y
frecuentemente ligado a la situación. La persona no había abierto mi libro y me
preguntaba: ¿Cuál es el enlace [lien ] entre vuestros escritos?

Un idiotismo es un giro particular de una lengua.

3 Pregunta que no se me hubiera ocurrido a mí solo. Pregunta que no podía ocurrírseme.


Pregunta interesante a la cual hice todos mis esfuerzos para responder tal como me era
planteada. Era para mí fuente de una verdadera interrogación, y para ir rápido respondí en
estos términos: que lo que me parecía ser el enlace, no de mi enseñanza sino de mis
Escritos, a alguno que va a abrirlos, es eso a lo cual -del orden de lo que se llama
identidad- cada uno tiene derecho a remitirse para aplicárselo a sí mismo.

4 Quiero decir, desde El estadio del espejo … hasta las últimas notaciones de lo que he
podido escribir bajo la rúbrica del sujeto.

5 Este año, creí que debía partir - hablando de la lógica del fantasma - de esta observación
que para los familiarizados no tiene nada de novedoso: que el significante no podría
significarse a sí mismo. Lo que no es de ningún modo lo mismo que esta pregunta sobre
la especie de identidad que, para el sujeto, podría serle aplicable a sí mismo.

6 Pero en fin, para decir las cosas de manera que resuenen, el punto de partida que
permanece siendo un enlace hasta el término de esta compilación es algo profundamente
discutido a lo largo de estos Escritos que se expresa en esta fórmula que usan todos y se
mantiene, debo decir, con una lamentable certeza y que se expresa: Yo soy yo [moi je suis
moi ].

7 Pienso que son pocos de ustedes los que no hayan tenido que luchar para conmover esta
convicción, [o] por lo menos la hubieran tachado de sus papeles, de cualquier modo ella es
siempre muy peligrosa. En efecto, se compromete enseguida [en] la vía por la que uno
desliza, aquella que señalé de nuevo este año, que se plantea de la manera más natural; los
mismos que han establecido esta certeza tan fuertemente, no vacilan en zanjar también
ligeramente lo que no es de ellos [ce qui n'est pas d'eux ] . No es privilegio de los bebés
decir No soy yo [Ce n'est pas moi ] .

"C'est moi" , que se traduce "soy yo", sería literalmente "esto es yo"; lo
mismo puede decirse de su negación. En francés, por lo tanto, para decir
"soy yo" o para negarlo, se usa la tercera persona. Lacan se refiere a esta
particularidad de la lengua francesa en varias oportunidades. Véase por
ejemplo, la clase 7 del Seminario XXIV .
(p46)
v.1.1 S XIV Cl 04 14/12/66

8 Igualmente, toda una teoría de la génesis del mundo -para alguno que se llama psicólogo-
dice que los primeros pasos de la experiencia harán -para aquel que lo vive, el ser infans,
después enseguida infantil -la distinción, dice el profesor de psicología, entre el yo y el no-
yo. Una vez comprometido en esta vía está bien claro que la cuestión no podría avanzar un
paso, porque comprometerse en esta oposición, como si fuera considerada como zanjable,
entre el yo y el no-yo , con el sólo límite de una negación que además comporta el tercero
excluido,.está totalmente fuera del campo. La única cuestión importante es, a saber: si yo
soy yo [si moi je suis moi ] .

9 Es seguro que al abrir mi libro todo lector quedará atrapado en este enlace y que esto no es,
sin embargo, una razón para que él se atenga a eso; porque lo que está anudado por ese
enlace le da bastantes oportunidades de ocuparse de otra cosa, de cosas que se
esclarecen por estar atrapadas en este enlace y entonces, deslizarse aún fuera de su campo;
lo que es concebible por esto: que no es sobre el terreno de la identificación misma que la
cuestión puede ser verdaderamente resuelta. Hay, justamente, que remitirse no sólo a esta
cuestión sino a todo lo que conlleva; en particular, la cuestión del inconciente que
presenta, es preciso decirlo, las dificultades que saltan a los ojos más inmediatamente. En
cuanto a saber a qué conviene identificarse -es sobre esta cuestión de la identificación y
no solamente sobre el sujeto, que empleamos la referencia a la estructura- no es preciso
partir de algo externo, es en el campo de la identificación que es preciso situar la
observación de que ningún significante podría significarse a sí mismo.

10 Ya que se trata de estructura, para explicarles ciertos elementos, de los que no es mi falta si
no están a vuestro alcance, para que esto sea considerado como adquirido cuando les hablo
de verdades primeras, les elijo lo que se llama un grupo.

11 Se trata del grupo de Klein, en tanto que es un grupo definido por cierto número de
operaciones. Lo que tiene por resultado que ellas se definan por una serie de igualdades
muy simples entre dos de ellas y un resultado que puede ser obtenido de otra manera, es
decir, por uno de los otros, uno por otro, los dos por ejemplo.

12 Simbolizado por redes, el color rojo corresponde a una sola y misma operación,
igualmente el trazo azul.

rojo

verde

azul
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E 47
13 Cada una de estas operaciones que puedo dejar en la indeterminación completa, cada una
se encuentra en dos sitios diferentes de la red. La relación entre estas tres operaciones que
son a , b , c , es que son operaciones involutivas. Lo más simple para representar este tipo
de operación es, por ejemplo, la negación. Ustedes niegan que hay ahí algo, ponen el
signo de la negación sobre algo, se trate de un predicado o de una proposición; no es cierto
que rehagan una negación sobre lo que acaban de obtener, lo importante es plantear que
hay un uso de la negación en el que puede ser admitido esto: no, como se les enseña que
dos negaciones valen una afirmación: no sabemos de qué hemos partido. Y aunque
hayamos partido de dónde sea, en esta suerte de operación que les indico, el conjunto tiene
por resultado cero.

14 Es como si no se hubiese hecho nada, es lo que quiero decir con "la operación es
involutiva";

aa=0 bb=0 cc=0 .

Si haciendo que las letras se sucedan, la operación involutiva se repite, cada una es
equivalente a cero. Cero por relación a lo que teníamos antes: si tuviéramos 1 = aa , habrá
siempre 1.
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Con la notación multiplicativa que se utiliza aquí, no es común ni conveniente


usar 0 para el elemento neutro, es mejor usar 1 ; nosotros preferimos algo
más alejado de los números, por ejemplo, e . Tenemos, entonces:
aa = bb = cc = e .

15 Esto vale la pena subrayarlo, puede haber ahí otras operaciones además de la negación que
tengan ese resultado, supongan que se trata de cambio de signo, no es igual a la negación.
Al principio tendré -1 , habiendo hecho funcionar el -1 estas dos operaciones serán
involutivas y darán 0 como resultado, basta considerar este diagrama:

ab=c ac=b bc=a .

El cambio de signo se refiere a las operaciones en el conjunto de los


números: a (x) = - x , b (x) = 1/x , c (x) = - 1/x , tal como se explica en la
referencia del párrafo siguiente.
Las tres fórmulas del diagrama son parte de la tabla del grupo de Klein, que
se consigna aquí como referencia, con e como elemento neutro.

• e a b c
e e a b c
a a e c b
b b c e a
c c b a e
16 Como ciertas exigencias intuitivas, que pueden ser las vuestras, gustarían meterle diente a
algo, les propongo remitirse a un artículo aparecido en la revista Les Temps Modernes
sobre la estructura en matemática, que podría ser más extenso, pero que en la reducida
superficie elegida, les mastica las cosas con un extremo cuidado; veinticuatro páginas en
las que se procede paso a paso. Ejercicio sin embargo útil para aquellos que aman lo
extenso, ejercicio que puede ablandarlos para este grupo de Klein.

Les temps modernes, num. 246, noviembre 1966, Problèmes du


structuralisme. Traducción castellana: Problemas del estructuralismo. Siglo
XXI, México, 1969. El trabajo citado es: Sobre el sentido de la palabra
estructura en matemáticas, de Marc Barbut.

17 Si se los presento, él va a rendirles algunos servicios. Si partimos de la estructura, ustedes


recuerdan ciertos pasos alrededor de los cuales la he hecho girar, lo bastante para que
puedan tener idea de que el funcionamiento de un grupo suficientemente estructurado
puede contentarse con cuatro elementos, los cuales están representados aquí sobre la red
que los soporta por los vértices donde se vuelve a encontrar las aristas de esta figura que
ven inscripta.
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( p48)

18 Observen que esta figura no tiene ninguna diferencia con aquella que les doy aquí
rápidamente y que presenta cuatro vértices, cada uno con la propiedad de estar ligado a los
otros tres; desde el punto de vista de la estructura, es la misma. No tendremos más que
juntar los vértices de dos en dos para ver que es la misma estructura. El punto medio de
esta estructura no tiene ningún privilegio, sino la ventaja de marcarlo de otra manera. No
tiene privilegio. La otra figura tiene todavía otra ventaja, es la de hacerles tocar que ahí
hay algo que no es la noción de relación [relation ] proporcional para cubrirla enteramente.
Algo funciona, otras estructuras, según la ley del grupo de Klein. Se trata para nosotros
de saber si la función que yo introduje, tal como la representé por:

S S'
x S (1/s)
S' s
19 S es un significante en tanto se coloca en posición metafórica o de sustitución por relación
a otro significante, viniendo por lo tanto a sustituirse a S', algo se produce en tanto que el
enlace S' es conservado como posible de reprimir, de esto viene a resultar una nueva
significación, dicho de otro modo: un efecto de significado. Dos significantes están en
causa, dos posiciones de uno de estos significantes y un elemento heterogéneo, el 1/s -el
elemento s es el significado- que es el resultado de la metáfora, que inscribo S (1/s) en
la medida en que S en tanto que ha venido a reemplazar a S', se convierte en el factor de
una 1/s entre paréntesis que llamo el efecto metafórico de significación.

Hay diferencias entre las diferentes versiones, sigo en parte la versión 2 .


Las letras que escriben los significantes fueron compatibilizadas con las
fórmulas, tal como se las conoce habitualmente.

20 Ustedes lo saben, yo doy una importancia a esta estructura en tanto que es fundamental
para explicar la estructura del inconciente; a saber, que en el momento considerado como
primero, original, de lo que es la represión, se trata -digo yo, porque es el modo de
presentarlo que me es propio- de un efecto de sustitución significante en el origen. Origen
lógico y no otra cosa. Lo que está sustituido tiene un efecto dependiente de la lengua que
puede permitirnos expresarnos de una manera viva: el sustituto [substitut ] tiene por efecto
sub-stituir eso a lo cual se sustituye.
(p 49)
21 Resulta que por estas sustituciones la posición que se imagina muy erróneamente como
borrada, es simplemente sustituida. Es la posición que les traduzco como lo unterdrückt
de Freud. ¿Qué es entonces, la represión?

22 Por paradójico que parezca, lo reprimido al nivel de esta teoría, no se soporta, no está
escrito, más que al nivel de su retorno.
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23 Es en tanto que el significante extraído de la fórmula de la metáfora viene en ligazón en la


cadena con lo que ha constituido el sustituto, que tocamos con la punta de los dedos lo
reprimido; dicho de otra manera: el representante de la representación primera en tanto que
ella está ligada al rasgo primero, lógico, de lo reprimido.
E 21
24 Es algo que ustedes sienten inmediatamente, la relación con la forma, no idéntica sino
paralela: que el significante es lo que representa un sujeto para otro significante. Es así
como debe aparecerles la metáfora del funcionamiento del inconciente.

25 El S en tanto que resurge para permitir el retorno del S' reprimido, el S resulta que
representa al sujeto del inconciente al nivel de algo otro que está allí, con el que tenemos
que ver y del cual tenemos que determinar el efecto como efecto de significación y que se
llama: el síntoma. Es con esto que tenemos que ver y era necesario, por lo tanto, recordar
que esta fórmula de cuatro términos es el núcleo en el que se nos aparece la dificultad
propia de establecer del sujeto una lógica primordial como tal, en tanto que esto viene a
unirse con lo que otros -que por otras disciplinas han podido llegar a un punto de rigor
superior: aquel de la lógica matemática- expresan en esto: que no es más sostenible ahora
considerar que haya un universo de discurso. Está claro que en el grupo de Klein nada
implica esta falla del universo de discurso, pero nada implica tampoco que esta falla no
esté, puesto que lo propio de esta falla en el universo de discurso es que si está manifestada
en ciertos puntos de paradoja, que no son siempre tan paradójicos, -yo lo he dicho: la
pretendida paradoja de Russell no es tal- el universo no se cierra. Nada indica de
antemano que una estructura tan fundamental en el orden de las referencias
estructurantes como el grupo de Klein no nos permita captar de una manera
apropiada, y nuestras operaciones no nos permitan soportar, lo que se trata de
soportar; es decir, en esta ocasión -es mi objetivo de hoy- la relación que
podemos dar, en su estatuto estructural, del inconciente con el cogito cartesiano.

26 Este cogito cartesiano, sólo hay que decir que no lo he elegido al azar; es porque se
presenta como una aporía, una contradicción radical al estatuto del inconciente, que tantos
debates han girado desde entonces alrededor del estatuto pretendidamente fundamental de
la conciencia de sí. Pero si se encontrara después de todo que este cogito se presenta como
siendo el mejor reverso del pretendido estatuto del inconciente, tal vez se habría ganado
algo, como podemos presumir que no es de ningún modo inverosímil que pudiera incluso
concebirse. Esto no es una formulación sino un descubrimiento de lo que lo que es del
inconciente antes del advenimiento, antes de la inauguración, del sujeto del inconciente, en
tanto que este sujeto es coextensivo con el advenimiento de la ciencia.
(p 50)
27 Recuerden el punto cuyo interés les he señalado: ese grafo al cual pueden remitirse en mi
libro, tal como está desarrollado a nivel del articulo Subversión del sujeto y dialéctica del
deseo.

28 ¿Qué es lo que quiere decir lo que se encuentra al nivel de la cadena superior a la izquierda
de ese grafo? Tenemos la marca, o índice: S( ). No he hecho suficientes
comentarios como para que hoy no tenga la ocasión de señalar que se trata, en este sitio del
grafo, de la S del significante en tanto que sería el equivalente de la presencia de lo que
llamé el uno en exceso [l'un en trop ] que es también lo que falta en la cadena significante,
en tanto, muy precisamente, que no hay ahí universo de discurso. Esto quiere decir que a
nivel del significante, este uno en exceso, que es al mismo tiempo el significante de la
falta, es eso de lo que se trata y que debe ser mantenido como esencial en lo concerniente a
la función de la estructura, en tanto que ella nos interesa; bien entendido, si seguimos la
v.1.1 S XIV Cl 04 14/12/66

huella por la que hasta el presente los he conducido: que el inconciente está estructurado
como un lenguaje.

29 En cierto lugar, parece, me contaron, alguien que no me disgustaría que venga aquí,
comienza sus cursos sobre el inconciente, diciendo: "Si hay alguien para quien el
inconciente está estructurado como un lenguaje, ¡puede salir inmediatamente!".

30 Les voy a decir cómo estas cosas se comentan al nivel de los bebés. .Me contaron una: se
discute de esto, de aquello, de los que no están de acuerdo, y hay quien dijo: "Allí como
cualquier otra parte, hay los a-freud".

Juego de palabras, que Lacan retoma varias veces: a-Freud / affreux


[horroroso].

31 Antes de mi interview en la radio, una voz anónima a quien se le había preguntado si hacia
falta leer a Freud, respondió: "ninguna necesidad, está la técnica ..."; no es necesario
ocuparse de Freud, hay sitios en donde a-freud o no, se ocupan poco de Freud.
(p 51)
32 Este significante que conserva el uno en exceso de la cadena significante como tal, en tanto
escrito, es para nosotros el lugarteniente del universo de discurso, puesto que es de esto de
lo que se trata. Se trata de lo que es, para el comienzo de este año, nuestro hilo conductor:
que es que en tanto que tratamos el lenguaje y el orden que él nos propone como
estructura, por medio de la escritura, que podemos valorar lo que resulta de la
demostración en el plano escrito de la no existencia de este universo de discurso. Si la
lógica no hubiera tomado las vías que ha tomado en la lógica moderna, es decir: tratar los
problemas lógicos purificándolos hasta el último límite del elemento intuitivo que ha
podido durante siglos volver tan satisfactoria la lógica de Aristóteles (que de este elemento
intuitivo retenía gran parte), volverla tan seductora que para Kant mismo no había nada
que agregar a esta lógica de Aristóteles; mientras que alcanzó con dejar pasar algunos años
para ver que solamente con intentar tratar estos problemas por esta transformación que
resultaba del uso de la escritura tal como estaba extendida y nos había ejercitado en sus
fórmulas por medio del álgebra, todo vino a pivotear y cambiar de sentido en la estructura.
Es decir, a permitirnos plantear los problemas de la lógica completamente de otro modo,
tocando lo que lejos de disminuir su valor es precisamente lo que le da todo su valor,
tocando lo que en ella es pura estructura. Estructura, lo que quiere decir efecto de
lenguaje.
E 22
33 Es entonces de esto que se trata, ¿y qué quiere decir esta S con, en el paréntesis, esa A
barrada si no quiere decir, al nivel en el que estamos, la designación por un significante del
uno en exceso?

34 Pero entonces, me van a decir (o espero van a abstenerse de decirme) porque, seguramente,
puesto que siempre estamos sobre el hilo, sobre el filo de la identificación, lo mismo que
naturalmente la boca de la persona ingenua que comienza a adoctrinarlos: Yo no soy yo,
entonces -dice ella- ¿Quién es yo? [moi, je ne suis pas moi, alors, qui est moi?"]. Este
invisible renacimiento del espejismo de la identidad del sujeto, podemos decir ¿haciendo
funcionar este significante del uno en exceso no podríamos actuar sobre él? Como si el
obstáculo fuese visible y como si pusiéramos en la circulación de la cadena lo que no
puede entrar, a saber: el catálogo. Catálogo de los catálogos que no se contienen a sí
mismos.
v.1.1 S XIV Cl 04 14/12/66

En algunas versiones, aparece aquí la frase "por consecuencia


desvalorizante".que parece fuera de contexto.

35 No es de eso que se trata, porque en la cadena significante, que podemos considerar como
la serie de las letras que existen en francés, es en tanto que en cada instante, para que una
cualquiera de esas letras pueda ocupar el lugar de todas las otras, es preciso que se barre de
ahí, que [ocurre que] esta barra es móvil y verticalmente golpea cada una de esas letras que
hemos insertado en la cadena. La función del uno en exceso entre los significantes (pero
este significante en exceso S( ) la evoca como tal por poco que lo pongamos
fuera del paréntesis), la indicación significante del uno en exceso es posible y no
solamente posible sino que es lo que va a manifestarse como posibilidad de una
intervención directa de la función del sujeto porque, en tanto significante, es lo
que representa a un sujeto para otro significante.

36 Todo lo que hagamos que se parezca a ese S( ) responde nada menos que a la función de
la interpretación.

37 Va a jugarse conforme al sistema de la metáfora por la intervención en la cadena de este


significante que le es inmanente, como uno en más, uno en más susceptible de producir allí
este efecto de metáfora que estará aquí.
(p 52)
38 ¿Es por un efecto de significado, como parece indicarlo la metáfora, que la interpretación
opera? Seguramente la fórmula: por un efecto de significación, que hay que precisar a
nivel de su estructura lógica, en el sentido técnico del término; quiero decir que la
continuación de este discurso que sostengo para ustedes les dará las razones por las cuales
este efecto de significación se define [précise ], se especifica y va a definir [préciser ] a la
interpretación como un efecto de verdad. Pero también esto no es más que un punto, un
jalón sobre la ruta, después de lo cual se abre un paréntesis para darles todos los motivos
que me permiten definir [préciser ] así el efecto de la interpretación.

39 Entiendan bien que digo: "efecto de verdad", lo que no podría de ninguna manera ser
prejuzgado como verdad de la interpretación; quiero decir, si el índice verdadero o falso
puede ser o no la verdad del significante de la interpretación misma.

40 Este significante, hasta aquí, no era más que un significante en más, incluso en exceso.
Significante de alguna falta, como falta en el universo de discurso.

41 Digo que la interpretación es efecto de verdad. Si les he hecho la observación en el orden


de la implicación en tanto que implicación material -es decir, en tanto que existe lo que se
llama la consecuencia en la cadena significante (lo que no quiere decir nada)- si les he
hecho la observación de que no hay ningún obstáculo para algo que esté del lado del índice
de verdad, en que una premisa sea falsa con tal que una conclusión sea verdadera.
Suspendan vuestro espíritu sobre lo que he llamado efecto de verdad, a fin de que podamos
decir más sobre eso en la función de la interpretación. Ahora vamos a ser conducidos
simplemente a apelar, a producir esto que concierne al cogito, al cogito cartesiano en el
sentido en que, ustedes saben, es simple, porque aún entre la gente que consagra su
existencia a la obra de Descartes, permanecen, sobre lo que es la manera de interpretarla,
de comentarla, grandes divergencias.

42 ¿Hago algo que consistiría, yo, no especialista, en inmiscuirme en este debate cartesiano?
Seguramente tengo tanto derecho como todo el mundo. Quiero decir que el Discurso del
Método o Las meditaciones … me son dirigidas tanto como a todos los demás.
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Descartes. Discurso del método.


Descartes. Meditaciones metafísicas.

43 Que se trate de interrogarme sobre la función del ergo en el cogito ergo sum, me está
permitido como a todo el mundo relevar en la traducción latina que Descartes da del
Discurso del Método en 1644; que en esta traducción latina aparece, si mis notas son
buenas, aparece como traducción del pienso, luego soy, -ergo sum-,aparece: ergo sum,
sive existo.

44 ¡En la segunda meditación compara al punto de Arquímedes, ese punto del cual se puede
de tal modo esperar (la existencia)! Ergo sum, ergo existo, este dubito, ergo sum tiene,
para el psicoanalista, completamente otra resonancia.
(p 53)
45 Terreno demasiado resbaladizo para que con las costumbres actuales se lo aplique, como
Robbe-Grillet, a la neurosis obsesiva, para que yo vaya lejos en ese sentido.

46 Por el contrario, subrayo que se trata para nosotros de una cierta elección, aquella que en
esta oportunidad voy a dejar suspendida, es todo lo que el lógico puede dejar suspendido
alrededor del cogito ergo sum, a saber, el orden de la implicación: si es sólo de la
implicación material que se trata. Verán adonde eso nos conduce si se trata de la
implicación material, según las fórmulas que inscribí en el pizarrón. Es únicamente en la
medida en que en la implicación la segunda proposición fuera falsa, que el vínculo de
implicación entre los dos términos podría ser rechazado [rejeté ]; dicho de otra manera, lo
importante es saber si este yo soy es verdadero. Si yo soy fuera verdadero, no habría
ningún inconveniente en que yo pienso fuera falso. Dije, para comenzar, que la fórmula
debe ser admisible en tanto que implicación. Ahora, yo pienso, soy yo quien lo dice [c'est
moi qui le dit ]. Puede ocurrir que crea que pienso y que no piense, les pasa a muchos
todos los días. En la implicación pura y simple, que se llama implicación material, no se
exige más que una cosa: que la conclusión sea verdadera.
E 23
47 En otros términos, la lógica, haciendo referencia a las funciones de verdad y utilizando
la tabla en cierto orden de matriz, no puede definir cierta operación -para permanecer
coherente con ella misma- no puede definir cierta operación como "implicación" más que
admitiéndola como función que sería mejor llamar "consecuencia". Consecuencia que
quiere decir esto: que en la amplitud del campo de una cadena significante, podemos poner
la connotación de verdad, sobre lo falso y sobre lo verdadero, inmediatamente. Pero no
a la inversa.

47a Esto nos deja lejos del orden cartesiano, de lo que hay que decir del cogito
cartesiano como tal, en su orden propio, que sin duda implica, interesa, la
constitución del sujeto como tal. Es decir, complica lo que tiene que ver con la
escritura en tanto que regula el funcionamiento de la operación lógica en que esta
escritura no hace sino representar un funcionamiento más primordial de algo que,
a ese título, merece para nosotros ser planteado en función de escritura. En
tanto, también, que es de ahí que depende el estatuto del sujeto y no de su
intuición, que es justificada por algo profundamente escondido, a saber, lo que
quiere buscando esta certidumbre sobre este terreno que es el de la limpieza de
todo lo que se pone a su alcance concerniente a la función del saber. Después
de todo ¿qué es ese cogito? Empujo mis corderos, es una parte de mi trabajo, no
es la misma que cuando estoy solo, ni tampoco cuando estoy en mi sillón de
analista. Empujo junto con los otros [ensemble ].
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48 Cogito, ¡todo eso inquieta, a fin de cuentas! Si no estuviera este deseo de


Descartes que orienta de manera tan decisiva estas cogitaciones al cogito, se lo
podría reducir a: "yo revuelvo" [je trifouille ]. ¿Por qué cogito? Eso también tiene
su sentido en latín, eso mismo quiere decir podar [élaguer ]; eso que para
nosotros, analistas, tiene pequeñas resonancias. Después de: "yo podo", ergo
sum, tal vez hubiera habido otro estilo y otras consecuencias ¡no sabemos!
Podar en el sentido de podar, se podaba tal vez a Dios. Mientras que el cogito
es otra cosa, pero, además, cogito se escribe. Y si nos dimos cuenta de que
cogito podría escribirse: Cogito, ergo sum, es allí donde podemos retomar la
intuición y hacerle captar el contenido que proviene de la estructura del aparato
del lenguaje.
(p 54)
Aquí comienza la referencia a las tres voces o diátesis: activa, media,
pasiva.

49 No olvidemos, respecto de ciertas funciones en las que el sujeto no se encuentra


simplemente en posición de ser agente sino en posición de sujeto, en tanto que el sujeto
está más que interesado, fundamentalmente determinado, por el acto del que se trata.

50 Las lenguas antiguas tenían otros registros: la diátesis que se llama diátesis
media, es por lo que concierne al lenguaje, en tanto que determina algo en lo que
el sujeto se constituye como ser hablante, se dice "loquor". No es de ayer que
trato de explicar estas cosas a los que vienen a escucharme, que se acuerden del
tiempo en que les explicaba la diferencia entre [soy] aquel que te seguiré y [soy]
aquel que te seguirá. [Para] aquellos que se reconocen en esta diferencia de
tiempo - relativa, no hay una voz media en francés - seguir se dice sequor.

51 Lo que podría decirse en un pensamiento que fuera uno verdadero ¿cómo se podría decir
voz media en latin, por ejemplo? ¿mediatum?

52 Tal vez es en ocasión de lo que hace el psicoanalista cuando interpreta que seré
llevado a decírselos, me es preciso todavía avanzar como lo hacemos, paso a
paso, para darles sobre esta voz una pequeña indicación. Los envío a algo: al
artículo de Benveniste en su recopilación reciente, que hemos leído en el Journal
de Psychologie, sobre la voz activa y la voz media. En sánscrito se dice "yo
sacrifico" de dos maneras. ¿Cuándo se emplea la voz activa para el verbo
sacrificar? Es cuando el sacerdote hace el sacrificio a Brahma para un cliente y la
voz media cuando él oficia en su nombre. Hay un matiz. Es un poco complicado
que yo les afirme eso, eso no hace solamente intervenir la falla que es preciso
poner en[tre] el sujeto de la enunciación y el enunciado; es lo más difícil, porque
está el Otro que con el sacrificio agarramos en la trampa. No es lo mismo
tomarlo en su nombre o para el cliente, que tiene necesidad de rendir un deber a
la divinidad y que va a buscar un técnico.

Benveniste. Actif et moyen dans le verbe. Journal de Psychologie. janv.-fev.


1950, P.U.F. Reimpreso en: Problèmes de linguistique général I . Gallimard,
1966. Traducción castellana disponible.

53 Voy de adivinanza en adivinanza.


v.1.1 S XIV Cl 04 14/12/66

54 ¿Dónde están las situaciones análogas en la relación llamada de la situación


analítica? ¿Quién oficia y para quién? Pregunta que nos podemos plantear. No
la planteo más que para hacerles sentir esto: que hay una función del
envilecimiento [décheance ] de la palabra en el interior de la técnica analítica,
quiero decir que es un artificio técnico que somete esta palabra sólo a las leyes de
la consecuencia.

55 Que no nos fiemos de ninguna otra cosa, eso debe enhebrarse simplemente. No
es tan natural, lo sabemos por experiencia; la gente no aprende este trabajo
rápidamente, o por lo menos, es preciso verdaderamente que tengan ganas de
oficiar. Se asemeja a un oficio que se pide hacer a un Brahmán cuando tiene un
poco de experiencia [métier ] soltando [en débitant ] sus pequeñas plegarias y
pensando del cogito ergo sum: ¿Quién es el que "suma " en esta suma?
(P 55)
56 Esto es de naturaleza tal como para hacernos entender, cualquiera sea el justo
sitio de nuestras reflexiones, que en lo que concierne a nuestro paso cartesiano,
no se trata de reducir -le doy su sitio suficiente históricamente-, se trata de una
utilización del pensamiento que es pertinente, por otra parte; o sea, que es a partir
de ahí, del momento en que se trata al pensamiento como deyección. ¡El
pensamiento había tenido su pasado, sus títulos de nobleza! Nadie había
pensado en hacer girar su relación al mundo alrededor del yo [moi ]. Es el
rescate, el precio que se ha pagado, el hecho de haber arrojado el pensamiento al
tacho de basura [poubelle ]; el cogito después de todo, en Descartes, es el
desecho. Pone en la canasta lo que ha examinado en su cogito. Se ve la relación
que todo esto ha podido tener en lo que acabo de afirmarles. A partir de la
formulación escrita de la nueva lógica se han anunciado un cierto número de
cosas que tienen su interés. Por ejemplo, esto: que si quieren negar A y B, pongo
la barra de negación y por convención, es eso lo que constituye la negación.
E 24
57 La ventaja de ese procedimiento escrito es bien conocida: es preciso que funcione
como un molinete sin necesidad de reflexionar, eso consiste en escribir:
no A: A y no B: B .
Busquen en Boole a qué corresponde eso, o en [De] Morgan. Voy, sin embargo,
a dibujarlos pues sé que alguno se enojaría sino no lo hiciera. Lo lamento, porque
esas personas van a quedar satisfechas y creer que han comprendido algo, pero
en ese momento estarán definitivamente sumergidas en el error.

58 La diferencia simétrica … lo que se llama el complemento, en este conjunto -


interpretado a nivel de conjuntos - es la función de negación. Siendo la negación:
lo que no es A , es B . Los otros dos, indiferentemente cumplen esta función.
Examinemos todas las maneras que tenemos para operar este Yo pienso, luego
yo soy, para definir ahí operaciones que nos permitirán captar su relación desde
el principio a su puesta en falso. Sea P , yo pienso y sea Q , yo soy . Es falso
que: Yo pienso y yo no soy , o sea: P y no Q. Y después hay otra
transformación que es posible también, de la que verán el interés brillante cuando
les diga que es la posición aristotélica: Yo no pienso o yo soy, o sea: no P o Q .
Y está la cuarta forma que recubre la que se escribe así: O yo no pienso o yo no
soy.
v.1.1 S XIV Cl 04 14/12/66

El texto no puede prescindir de los dibujos que agregamos aquí con los
títulos correspondientes. Aunque el texto se presta a confusión, la diferencia
simétrica y el complemento son dos cosas diferentes.

diferencia simétrica complemento

P y no Q es falso que P y no Q

59 He presentado este aparato como siendo la mejor traducción que podamos dar a
nuestro uso del cogito cartesiano para servir de punto de cristalización al sujeto
del inconciente, este reverso no es negación más que en relación al conjunto en
el que lo hacemos funcionar, este reverso que es: o yo no soy o yo no pienso;
es reverso en relación al cogito.
(p 56)
60 Es preciso que interroguemos el sentido de este vel que los une y el alcance
exacto que la negación puede tomar, para darnos cuenta de lo que tiene que ver
con el sujeto del inconciente, lo que nos permitirá volver a partir de la lógica del
fantasma.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 05 21/12/66
E25
(p 59)
1 Pienso haberles dado la última vez la prueba de que puedo soportar bien pequeñas
experiencias, la lámpara que se enciende y se apaga. Antes, en las historias de cucos, se
les explicaba por qué medios se llevaba a la gente a una cierta autocrítica. Ustedes han
constatado que no son estas clases de inconvenientes las que son capaces de desviar mi
discurso.

referencia

2 Es por eso que espero que no traten de referir a ningún hecho de vana susceptibilidad
personal el hecho de que hoy no haga el seminario que había preparado para ustedes. Me
excuso ante los que podrían haber venido para eso: nadie se habrá molestado para nada ya
que tienen esos pequeños ejemplares que les regalo a cada uno.

Ver párrafo 7.

3 Hemos llegado al momento en que voy a articular, sobre el inconciente, fórmulas que
considero decisivas. Fórmulas lógicas de las cuales han visto la última vez aparecer sobre
este pizarrón la inscripción bajo la fórmula o yo no pienso o yo no soy con la reserva de
que este o no es un vel , o de la unión, "uno o el otro, o los dos"; ni "al menos uno pero
no los dos, es preciso elegir". Este no es ni el uno ni el otro [o] y será ocasión de
introducir, espero, de una manera que será recogida en el cálculo lógico, otra función.
Aquella que se podría llamar con un término nuevo aunque haya uno del cual me haya
servido y que podría tener otras aplicaciones, que puede ser ambiguo pero no importa, no
se trata de ninguna otra cosa que de esto que les he indicado bajo el término de alienación.

4 Llamemos a esta operación Ω (omega), y en la tabla de verdad corresponde a esto: es que


las proposiciones sobre las cuales opera, si las dos son verdaderas, el resultado de la
operación es falso. Consultarán las tablas de verdad que tienen al alcance de la mano,
verán que de las que se usan: conjunción, disyunción, implicación; ninguna cumple esta
condición. Cuando digo que la conjunción de lo verdadero con lo verdadero da para
esta operación lo falso, quiero decir que toda otra operación es verdadera, la de falso con
falso, o de verdadero con falso.
v.1.1 S XIV Cl 05 21/12/66

Esta es la definición de la negación conjunta, cuya tabla es:

↓ V F
V F V
F V V

5 La relación de esto con la naturaleza del inconciente es lo que espero poder articular ante
ustedes, el 11 de enero, para cuando los cito.

6 Piensen que si no lo hago hoy - pienso que me tienen confianza- es que mi formulación no
esta pronta ni para aquello a lo hoy que podría limitarla.
(p 60)
7 Si efectivamente, tengo algún temor de afirmarlo ante ustedes en todo su rigor, un día en el
cual estoy en cierto embarazo, es que he pasado estas últimas horas interrogándome sobre
algo que es nada menos que la oportunidad o no de la continuación de esto donde estamos
todos juntos ahora y que se llama "mi seminario"; si me planteo esta pregunta es que vale
la pena plantearla. Este librito que les di, que me parece que debe ser presentado a vuestra
atención justamente antes de que aporte una fórmula lógica que permita de alguna manera
asegurar, de una forma firme y cierta, lo que hay de la reacción del sujeto capturado en esta
realidad del inconciente; no es en vano que este volumen les testimonie acerca de las
dificultades de esta reunión, para aquellos para quienes la praxis y su función es ser ahí.
Posiblemente sea falso medir la relación que hay entre este ser ahí y cierto no ser ahí.

8 Este volumen les testimoniará lo que ha sido un encuentro alrededor de este tema del
inconciente. Han participado allí, y han tenido una oreja eminente, dos de mis alumnos de
los más queridos. Otros también. Todos estaban allí, hasta el marxista del C.N.R.S. Se
reconocerá allí eso a lo que Freud hace alusión en un punto de los cinco grandes
psicoanálisis, eso les permitira volver a hojear un poco esto que Freud y la policía a una
misma voz llaman: el regalo de la tarjeta de visita. Si ocurre que vuestro apartamento sea
un día "visitado" en vuestra ausencia, podrán constatar, posiblemente, que la huella que
puede dejar el visitante es una mierdita.

9 Estamos acá en el plano del objeto a , no es ninguna sorpresa que tales cosas se produzcan
en las relaciones con sujetos que ustedes acorralan por vuestro discurso sobre las vías del
inconciente. En verdad hay grandes y fuertes excusas para la carencia que demuestran los
psicoanalistas de hoy para sostenerse a la altura teórica que exige su praxis. Para ellos, la
función de las resistencias es algo de lo cual podrán ver por estas fórmulas -quiero estar tan
seguro de mí como sea posible- lo importante es que un día intente darles lo esencial de su
resistencia, y verán que la necesidad se adhiere a la resistencia y que ella no podría
limitarse a los no psicoanalizados.

10 El esquema que trataré darles de la relación, no entre el pensar y el no ser -no crean que
estoy en la pendiente de la mística- sino entre el yo pienso y el yo no soy, y que permitirán
por primera vez y de una manera sensible, marcar no sólo la diferencia, el no
recubrimiento entre lo que se llama resistencia y lo que se llama defensa; sino marcar de
una manera esencial aunque inédita, lo que se refiere a la defensa, que es propiamente lo
que cierne, lo que preserva exactamente, el yo no soy. Es a falta de saberlo que todo está
desplazado, corrido, en el objetivo en el que cada uno fantasmatiza lo que puede ser la
realidad del inconciente.
E 26
(p 61)
v.1.1 S XIV Cl 05 21/12/66

11 Este algo que nos falta, que es lo escabroso, eso a lo que estamos enfrentados no por
alguna contingencia, a saber, esta nueva conjunción del Ser y del Saber, sino por esta
aproximación clara al término verdad, que hace del descubrimiento de Freud algo que no
es de ninguna manera reductible ni criticable por medio de una reducción a cualquier
ideología. Si el tiempo me lo permite, tomaré aquí para indicarles por qué no perderán
nada reabriendo a Descartes de entrada -si lo anuncio no es por la vanidad de agitar algún
oropel destinado a fascinarlos- porque también es el pivote alrededor del cual hago girar
este retorno necesario a los orígenes del sujeto y gracias a lo cual podemos retomarlos en
términos de sujeto. ¿Por qué? Porque precisamente es en estos términos que Freud
articula su aforismo esencial en torno al cual he aprendido no solamente a orientarme, sino
a orientar a los que me escuchan: Wo Es war, soll Ich verden. El Ich en esta fórmula, en
la fecha en que ha sido articulada en las Nuevas Conferencias … , no podría ser tomado
por la función das Ich tal como está articulada en la segunda tópica. Tal como lo he
escrito: Allí donde eso estaba, ahí debo advenir, [Là où c'était, là dois-je devenir ] , y he
agregado como sujeto, pero es un pleonasmo.

S.Freud: Neue Folge der Vorlesungen zur Einfürung in die Psychoanalyse.


31. Worlesung (Studienaugabe, Band I, seite 516) Nuevas Lecciones
introductorias al psicoanálisis. Lección XXXI. (Biblioteca Nueva edición de 9
tomos, tomo VIII, pág. 3146. Amorrortu, tomo XXII pág. 74)

12 He encontrado ante ustedes, el sentido del cogito que hay que poner alrededor del yo soy .
De igual modo, en el aforismo de Freud, no podemos encontrar fórmula más digna que la
que él había soñado: "Aquí ha sido descubierto el secreto del sueño": el Wo Es war, allí
donde eso estaba, debo advenir Ich (si lo graban no dejen de hacer saltar la coma); lo que
quiere decir, en el sitio en que Freud pone esta fórmula, que de lo que se trata en esta
indicación no es la esperanza de que de golpe los seres humanos se expresen en un
lenguaje de gusano: ¡El yo debe desalojar al ello! Freud indica allí nada menos que esa
revolución del pensamiento que su obra necesita.

Se trata de la traducción de Freud al francés disponible en esa época.

13 Está claro que hay ahí un desafío, peligroso para cualquiera que avance como en mi caso,
para sostenerla en su sitio. Un tal Abelardo dice un día estos términos: La lógica me ha
hecho tener ganas del mundo, y es sobre este terreno que entiendo llevar los términos
decisivos que no permiten más confundir eso de lo que se trata cuando se trata del
inconciente. Se verá o no si alguno puede articular algo. Ahí me deslizo fuera.

14 Para captar lo que es del inconciente, quiero marcar, para que ustedes puedan preparar
vuestro espíritu, algún ejercicio; es exactamente esta especie de movimiento del
pensamiento que es propiamente el del cogito, mientras que el análisis necesita del Eros,
no exige de ninguna manera la presencia de algún imbécil. Descartes publica su cogito, lo
articula; este movimiento del Discurso del método se desarrolla en escrito, él se dirige a
alguien, él lo lleva sobre los caminos de una articulación siempre más prudente. Después,
de repente alguna cosa pasa que consiste en separar estos caminos trazados para hacer
surgir otra cosa que es el yo soy. Hay ahí cierta especie de movimiento que trato de
calificar para ustedes de manera más precisa, que es aquella que no se encuentra más que
algunas veces en el curso de la historia; podría designarles lo mismo en el séptimo libro de
Euclides, en la demostración: es del mismo orden. Cualquiera que sea la fórmula que
ustedes pudieran, llegado el caso, dar de la génesis de los números primos, sería necesario
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-nadie aún ha encontrado esta fórmula, pero en caso de encontrarla- que tuviera la prueba
de que hay otros que esta fórmula no puede dar.

Lacan compara el movimiento de Descartes con la demostración que da


Euclides de que existen infinitos números primos, que comienza por la
suposición de que sólo hay una lista finita de números primos para
demostrar que esta suposición es absurda porque Euclides exhibe un
número primo que no está en la lista.
(p62)
15 Este nudo en el que se marca el punto esencial con respecto a cierta relación que es aquella
del sujeto pensado, si yo tocaba el año pasado la apuesta pascaliana, era en la misma línea.
Si se refieren a lo que en matemática moderna se llama aprehensión diagonal, dicho de otra
manera, lo que permite a Cantor instaurar una diferencia entre los infinitos, tienen ustedes
siempre los mismos movimientos. Pueden conseguir el opúsculo de San Anselmo, en el
que leerán el capítulo II, para volver a recorrer, a título de ejercicio, lo que la imbecibilidad
universitaria ha hecho caer en el descrédito bajo el nombre de argumento ontológico.
¿Ustedes creen que San Anselmo no sabía que pensar es el más perfecto ejercicio que
existe? Lo sabía muy bien.

La comparación se extiende a la apuesta de Pascal, al procedimiento


diagonal por el que Cantor demuestra que el conjunto de los números reales
no es numerable (o sea que el infinito de los números reales es mayor que el
de los números enteros) y al argumento ontológico de San Anselmo. En
otros lugares, por ejemplo en Sem. XVI, Lacan es más explícito.

16 Es el alcance de este método lo que trato de designarles: consiste en conducir al adversario


sobre un camino y en que sea por su brusca separación que surge una dimensión hasta
entonces inadvertida. Tal es el error de la relación [relation ] a la dimensión del
inconciente, de este movimiento imposible: todo está permitido al inconciente, salvo
articular: entonces yo soy.

17 Esto es lo que necesita otros abordajes, los abordajes lógicos que trataré de trazar ante
ustedes, es lo que rechaza [rejette ] a su nada [néant ] y a su futilidad todo lo que ha sido
articulado en términos embarrados de psicología alrededor del autoanálisis. La dificultad
que puedo tener al reanimar, en un campo donde la función se afirma y se cristaliza
justamente de dificultades noéticas, todo el abordaje teórico del inconciente; punto
demasiado comprensible que no excluye en este medio que la juntura se haga sobre el
plano de la técnica y de la interrogación precisa, justamente, por ejemplo, para poder exigir
que se encuentre ahí el término que justifica el psicoanálisis didáctico. Para mí puede
plantearse la cuestión de cuales son las consecuencias de un discurso, de las circunstancias
y también del designio, para mí, para hacer un rodeo, aquel que me imponían estas
circunstancias, de abrir este discurso sobre Freud a un público más amplio.

18 El hombre galante cuya firma está debajo de lo que he llamado el regalo, "la libertad de
tolerar que el forum se transforme en circo", si el regalo me es precioso (la verdad surge
también de la incontinencia) sería el que en este volumen sustituiría el circo al forum. Si
tuviera éxito Dios me bendecirá. En este pequeño artículo sobre el inconciente he tenido el
sentimiento que me ejercitaba en algo a la vez riguroso y sobrepasando los límites; si no
los del techo del circo, al menos aquellos de la acrobacia, y ¿por qué no? de la payasada, si
quieren, para sustituir algo que no tiene, en efecto, ninguna relación con lo que pude decir
en el foro de Bonneval, que como todo foro es una feria.
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Ver párrafo 7 .
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(p 63)
19 Cuando hablo del cogito, es algo que tiene la forma de un circo, salvo que no se cierra, que
tiene una red que hace pasar de este yo pienso al yo soy y que ha dado un paso esencial en
la revolución del sujeto, aquel de Cantor (se le ha escupido bastante encima para que
termine su vida en un asilo; tranquilícense no será mi caso, soy menos sensible a las
articulaciones de los colegas o de los otros). La pregunta que planteo es saber si yo
articulo, en una dimensión vehiculizada por la venta bastante impactante de estos Escritos,
si articulo, entonces, este discurso -hará falta o no que me ocupe de verlo- no se puede
contar con aquellos cuya ocupación es hacerse valer por abrochar algo en el discurso de
Lacan, o de cualquier otro, para marcar su originalidad.

20 Entre Bonneval y esto he vivido en una feria de la cual era el animal. Eso no me ha
molestado porque estas operaciones no me conciernen en mi discurso, esto no impedirá a
estas gentes venir a mi seminario y arañar lo que les sirva. Lo que va a venir ahora en la
feria serán otras cosas que han coexistido, como antes de la aparición de mis Escritos, para
demostrarme que no sé leer a Freud, después de treinta años que no hago más que eso.
¿Qué es preciso hacer? ¿responder?, ¿hacer responder?

21 Tengo algo más útil que hacer que seguir el punto en el cual estas cosas pueden dar sus
frutos, o sea aquellos que me siguen en la praxis. De cualquier modo, esta cuestión no me
deja indiferente, es por eso que me he encontrado planteándola con la mayor claridad, debo
decir que una sola cosa me retiene de zanjarla de la manera en la cual ustedes ven que ella
se dibuja; no es vuestra cualidad todavía, aunque estoy lejos de no sentirme honrado de
tener entre mis oyentes algunas de las personas más formadas y tales que de ellas no es
vano, para mí, proponerme a su juicio ¿esto sólo bastará para lo que podría ser transmitido
por la vía del escrito?

22 Bien entendido, en las universidades como las universidades francesas, desde hace cien
años se es kantiano; los responsables han empujado a multitudes de estudiantes, han
encontrado el medio para sacar una edición completa de Kant. Quizá si se me canta
continuaré mi discurso, no es vuestra cualidad pero sí vuestro número lo que me toca. Por
eso este año he renunciado al seminario cerrado, es a causa de este número, de algo
increíble que hace que las gentes, una buena parte de los que están aquí, que saludo, estén
aquí para probarme que lo que digo responde, para aquellos que vienen a oírme, mejor que
el discurso de sus profesores respecto de lo que les interesa, ya que eso forma parte de sus
programas. ¡Que vengan a oírme a mí, que no formo parte de eso! ... debe haber algo en lo
que se sienten interesados.

23 En eso quiero justificarme para proseguir este discurso que, como durante los quince años
que ha durado, es un discurso donde seguramente no está dado todo de entrada. Lo que
construyo permanece esparcido, en partes enteras en memorias que harán sólo lo que ellas
quieran. Hay, sin embargo, partes que merecerían [algo] más o mejor. Yo haré referencia
al chiste en la fórmula de la operación Ω (omega): durante tres meses he hablado del
chiste.
(p 64)
24 Los invito a conseguir El chiste … y a meterse en él (resulta que también yo debo tomar
vacaciones). Estas primeras cosas de mis seminarios del pasado, de las que trataré de
darles un equivalente. No es siempre fiesta, no siempre para mí. La última vez que he
hecho alusión a la fiesta era en un pequeño escrito, no pequeño, ya que me he atenido a
que quede en el estado de discurso que he emitido ante un público médico bastante grande;
la acogida de ese discurso ha sido una de las experiencias de mi vida, no la renovaré
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nunca. Conozco bien de antemano el resultado. Debo decirles que no he podido resistir
operar allí una modificación que no tiene verdaderamente nada que hacer con el discurso.
Esta alusión a la fiesta de El banquete era una alusión, el público la reconocerá mejor en
el boletín de mi pequeña escuela que en el del Colegio de Medicina en el que será
publicada en alguna parte.

referencia

26 ((Alusión a la fiesta de El banquete, se trata de aquella en que vienen mendigando,


extraviados, de dos personajes alegóricos, Poros y Penia.)) Entre el Poros del
psicoanálisis y la Penia universitaria, me interrogo hasta dónde puede llegar la obscenidad;
cualquiera sea la apuesta, la cosa merece que se mire dos veces. Quiero decir, si la apuesta
es lo que otros llaman tan cómicamente el Eros filosófico. ¡Felices fiestas!.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 06 11/01/67
E 29
(p 67)
1 La operación alienación, si lo recuerdan, bajo la forma de una elección forzada, en la que
se representa sobre una alternativa que se resuelve por una falta esencial. Por lo menos les
he enunciado que esta forma la retomaré a propósito de la alternativa en que traduzco el
cogito cartesiano: o yo no pienso o yo no soy.

____ _ _
Α∩Β=Α∪Β
2 [En] esta transformación, un lógico formado en la lógica simbólica reconocerá esta
fórmula dada a luz, en este registro simbólico, por primera vez por [de] Morgan, a
mediados del siglo pasado. Ella presentaba un verdadero descubrimiento que no había
nunca sido dado a luz y se expresaba en principio así: que en la relación proposicional que
consiste en la disyunción * de dos proposiciones, lo que se expresa a la derecha, la
conjunción de A y B , si la niegan en tanto conjunción, si dicen que no es verdadero por
ejemplo que A y B sean sostenibles conjuntamente, esto equivale a la unión [de la
negación de cada una] y quiere decir otra cosa que la intersección.

* Las versiones dicen "conjunción", lo corregimos.

3 La intersección es, si representan el campo de cada una de estas proposiciones por un


círculo, cubriendo un area [...]. La unión * no es la adición, porque puede haber una parte
común a cada uno de los dos campos.

* Las versiones dicen "intersección", lo corregimos.


(P 68)
4 El enunciado de [de] Morgan se expresa así: que en el conjunto formado por esos
dos campos cubiertos por las dos proposiciones en causa, la negación de la
intersección, a saber: lo que resulta de que A y B estén en conjunto
representadas por la unión de la negación de A [y de la negación de B], lo que
es de la negación de A forma parte de B y lo que es de la negación de B forma
parte de A ; ven que algo que queda, que es exceptuado, es la unión de estas dos
negaciones.

B A
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5 Una fórmula tan simple resulta que ha tomado tal alcance en el desarrollo de la lógica
simbólica, considerado como fundamental a título del llamado principio de dualidad, que
se expresa así bajo su forma más general.

6 Si llevamos la cosa sobre el plano de lo que está en el fundamento de la formulación del


desarrollo matemático, a saber, la teoría de conjuntos, que bajo una forma enmascarada,
introduce algo que permite fundamentar el desarrollo del pensamiento matemático; es eso
que de una manera enmascarada les he enseñado a distinguir del sujeto del enunciado, que
es el sujeto de la enunciación, y que se encuentra en la definición del conjunto como tal.
El sujeto de la enunciación se encuentra ahí congelado; permanece ahí implicado en tanto
que la teoría de conjuntos permite desenvolver la exposición del desarrollo del
pensamiento matemático, asegurando la coherencia de ese campo; es el progreso de la
intervención del recorrido propio del desarrollo matemático, que no es el de una tautología,
que tiene su fecundidad propia, y por este fundamento que le es esencial y que se llama
razonamiento por recurrencia o campo de la inducción completa.

La matemática no es una tautología, o sea que sus construcciones no son


puramente analíticas (en esto difiere del Seminario IX, clase 12) y no lo es
porque requiere el principio de inducción; dicho de otro modo, sostiene como
axioma que existe el conjunto de los números naturales y por lo tanto (lo que
es equivalente) que existen conjuntos infinitos.

7 Esto, para ser puesto en valor exige el recurso a la temporalidad, a la marcha del
razonamiento por esto que es constitutivo del razonamiento por recurrencia.

8 A nivel de la teoría de conjuntos tenemos que buscar un aparato que permita simbolizar lo
que está asegurado del desarrollo matemático y que, en el acto de la enunciación, se aísle
como el sujeto de la enunciación. Es esto lo que, en la noción de conjunto, precisamente,
se funda sobre la posibilidad de conjunto vacío como tal, es ahí donde se asegura, de una
manera velada, el sujeto.
(p 69)
9 A nivel de la teoría de conjuntos, la teoría de [de] Morgan se expresa así: que en toda
fórmula sustituyendo el conjunto [universal] al conjunto vacío; el conjunto vacío a un
conjunto [universal] ; a la unión, la intersección; conservamos el valor de verdad
establecido en la primera formula.

Α Χ∅ ∪ ∩
___

Α ∅ Χ∩ ∪
10 Eso es lo que quiere decir que sustituyamos al yo pienso entonces yo soy por algo que
exige que lo miremos más de cerca cuando lo manejemos pero que puede articularse como
algo cuyo costo de la unión hay que mirarlo más de cerca y que une un yo no pienso con
un yo no soy.

11 ¿También esos dos no , bien entendido, no han salido de esta dimensión del conjunto
vacío, en tanto que soporta algo definido por la enunciación, a la cual sin duda, puede ser
que nada responda, pero que está establecida como tal? Este conjunto vacío, en tanto
representa al sujeto de la enunciación, fuerza a tomar, bajo un valor que hay que examinar,
la función de la negación. Seguramente, desde siempre y al simple examen del enunciado,
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la ambigüedad de la negación, tomada en su uso simplemente gramatical, es


completamente evidente. Tomemos el yo no deseo, es claro que este yo no deseo, por sí
mismo, está hecho para hacernos preguntar a qué se aplica la negación, si es un yo no te
deseo transitivo, implica lo indeseable de un hecho: hay algo que no deseo.
E 30
12 La negación también, porque no soy yo quien desea implica que me descargo de un
deseo que puede ser el que me sostiene, aún siendo no-yo; pero todavía falta que esta
negación puede querer decir que no es verdad que yo desee; que el deseo sea de yo [moi ]
o no yo [pas moi ] no tiene que ver con la cuestión.

13 Es decirles que esta dialéctica del sujeto, en tanto que intentamos ordenarla, delinearla,
entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación; hay ahí una obra muy útil y
especialmente en el nivel en que retomamos hoy la interrogación del cogito de Descartes.
Es lo que puede permitirnos dar el sentido verdadero, la situación exacta de lo que para
Freud se modifica y se nos propone bajo estas dos formas que se llaman el inconciente y el
ello; que son para nosotros lo que se trata de distinguir a la luz de esta interrogación del
cogito de Descartes.

14 Que el cogito sea discutido, es un hecho en el discurso filosófico, es lo que nos permite
entrar nosotros mismos con el uso para el que entendemos hacerlo servir, puesto que
también esta indefinición puede quedar como testimonio de algo que debería completarse.

15 Si el cogito en la historia de la filosofía marca una fecha: ¿Por qué? Es que sustituye a la
relación patética, a la difícil relación que había hecho toda la interrogación filosófica, que
no era sino la relación del pensar al ser [du penser à l'être ].
(p 70)
16 Vayan a abrirla, no a través de los comentadores, sino directamente; eso será para ustedes
más fácil. Lo sepan o no, hay buenas traducciones, comentarios suficientes de la
metafísica de Aristóteles: la de Tricot, el comentarista tomista. Se darán cuenta de todo lo
que ha podido acumularse de críticas o exégesis alrededor de este texto: que tal escoliasta
nos dice que tal pasaje es discutible. ¡Cuánto, para un lector primario! Todas estas
cuestiones parecen verdaderamente secundarias después.

17 En esta lectura, una cosa les chocará, del registro que he llamado lo patético. Cuando
vean en todo instante renovarse y surgir en este algo que parece llevar la huella del
discurso formulado, de esta interrogación, de lo que hay de la relación del pensamiento y
del ser, y cómo verán surgir tal término.

18 La dignidad que es aquella que ha preservado del pensar respecto de lo que debe llevarla a
la altura de lo que se quiere captar, no el ente en lo que es, sino eso por donde el ser se
manifiesta, el ser en tanto ser, se ha dicho, lo que es una mala traducción.

το τι εστι το τι ην ειναι
Traducciones de J. Tricot (referencia de Lacan): la primera como "la esencia
de una cosa" [l'essence d'une chose ] ; la segunda, como "la quididad" [la
quiddité ]

19 No es, ciertamente, el ser en tanto ser, como conviene traducirlo, porque, ustedes saben
griego, es un giro no solamente literario. Este rasgo de origen del verbo griego que tiene
en común el imperfecto, estaba, quiere decir: eso acaba de desaparecer. Al mismo
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tiempo puede querer decir: eso iba a ser; en el Hipólito de Eurípides, lo que era ser, lo
que era ser, antes de que hable de eso*. A qué grado puede elevarse este pensamiento,
elevarse a la altura del ser, sentir la raíz de lo sagrado.

Versión 1: [… avant que j'en parle ] . Versión 2: … antes de que yo hable


[… avant que je ne parle ] .

Hipólito, joven deseado por su madrastra Fedra. Rechazada, Fedra lo hace


castigar por Neptuno que lo hace estrellar con su carro.
(Ver "Hipólito" de Eurípides; "Fedra" de Racine).

20 La raíz del orden de lo sagrado, he aquí la atadura, la primera articulación del filósofo al
nivel de aquel que ha introducido, se puede decir, el primer paso de una ciencia positiva.
Por ahora:

το ον η ον
es también este último término, el ente por donde es ente, es decir, algo que apunta hacia
el ser. Cada uno sabe que el movimiento de la tradición filosófica no representa ahí otra
cosa que el progresivo alejamiento de esta fuente de hallazgo, de esta primera invención
que ha desembocado a través de las escuelas que se suceden, cada vez más, en insertar
alrededor de la articulación lógica lo que puede estar contenido en esta interrogación
primera.

21 Ahora bien, el cogito de Descartes tiene un sentido, es que a esta relación del pensamiento
al ser sustituye pura y simplemente la instauración del ser del yo [je ].
(p 71)
22 Lo que quiero producir para ustedes es esto: es en tanto que la experiencia -la experiencia,
que es ella misma consecuencia y efecto de este franqueamiento del pensamiento-
representa al fin algo que puede llamarse rehusamiento [refus ] de la cuestión del ser. Es
precisamente en tanto este rechazo ha engendrado este resultado, este retiro [levée ] abierto
desde el comienzo sobre el mundo que se llama la ciencia; que si alguna cosa en el interior
de estos efectos es producida, que se llama el descubrimiento freudiano o aún su
pensamiento -por el pensamiento sobre el pensamiento- el punto esencial es que esto en
ningún caso quiere decir: un retorno al pensamiento del ser.

Traduzco refus , forzadamente, por 'rehusamiento', para distinguirlo de


rejet , que traduje 'rechazo'. No siempre esa diferencia será sostenible,
pero dejo esa apreciación al lector.

23 Nada de lo que aporta Freud, ya se trate del inconciente, ya del ello, retorna a algo que, a
nivel del pensamiento, los vuelva a ubicar sobre ese plano de esta interrogación del ser.

24 Es sólo en el interior y quedando en los resultados de este límite de franqueamiento, de


esta fractura, que a la cuestión que el pensamiento plantea al ser, se sustituye, bajo el modo
de un rehusamiento [refus ], sólo la afirmación del ser del yo [je ]. Es en el interior de esto
que toma su sentido lo que lleva a Freud tanto del lado del inconciente como del lado del
ello.

25 Para mostrárselos, para mostrarles cómo esto se articula, me adelanto este año en el
dominio de la lógica, y porque también proseguimos ahora en el dominio del cogito
mismo, que merece en este lugar ser una vez más recorrido, vamos a encontrar en él los
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esbozos de la paradoja que introduce el recurso a la formula morganiana tal como de


entrada la he producido y que es esta: ¿Hay un ser del yo [je ] fuera del discurso? Es la
pregunta que zanja el cogito cartesiano; aunque hace falta ver cómo lo hace.
E 31
26 Es para plantear esta cuestión, que hemos introducido estas comillas alrededor del ergo
sum, tan subversivo en su alcance ingenuo que hace de él un ergo sum cogitado en el que
el único ser se sostiene en este ergo, que en el interior del pensamiento, se presenta para
Descartes como el signo de lo que él mismo articula de varias maneras, tanto en el
Discurso del Método, como en las Meditaciones ... , como en Los principios ... , a saber
como un ergo de necesidad [nécessité ].

27 Pero si solamente este ergo representa esta necesidad ¿es que no podemos ver lo que
resulta de esto: que el ergo sum no es sino rehusamiento [refus ] del duro camino de un
pensamiento al ser y del saber que ese camino debe recorrer? Este ergo sum toma el atajo
de ser aquel que piensa -sum cogitans- .

28 Pero hay que pensar que no hace falta el ser del ente sobre el recorrido en el que
se sostiene su ser, puesto que ya la pregunta se asegura a partir de su propia
existencia

29 ¿No es ubicarse ahí como ergo fuera de la captura con la cual el ser puede
estrechar el pensamiento? ¿Plantearse ergo: yo pienso, como un puro pienso ser
[pense-être ], como subsistiendo yo [je ] de un no soy local?
(p72)
30 Lo que quiere decir: yo no soy sino en tanto que la cuestión del ser sea eludida. Prescindo
del ser, yo no soy salvo allí donde necesariamente yo soy para poder decirlo, o "para decir
mejor", donde yo soy, o para poder hacerle decir al Otro, pues está allí el recorrido cuando
lo siguen de cerca en Descartes.

31 Es por esto que es un recorrido fecundo que tiene el mismo perfil que el razonamiento por
recurrencia, que es, de algún modo, llevar al Otro mucho tiempo sobre un camino que es
de renuncia a tal o cual, en poco tiempo a todas las vías del saber, y en una vuelta
sorprenderlo en esta confesión: que ahí, al menos, por haberlo hecho recorrer ese recorrido,
es preciso que yo sea.

32 La dimensión de ese Otro es tan esencial, que se puede decir que está en el nervio del
cogito y que es la que constituye propiamente el límite de lo que puede definirse y
asegurarse mejor como el conjunto vacío que constituye el yo soy, en esta referencia en la
que yo [je ], en tanto que yo soy, se constituye por esto: no contener ningún elemento.

33 Este marco no vale sino en tanto que el yo pienso, lo pienso. Es decir, que yo argumento
el cogito con el Otro. No soy [Ne suis pas ] significa que no hay elementos en este
conjunto; que bajo el término yo [je ], existe ergo sum sive cogito pero sin que haya nada
que lo amueble.

34 Este encuentro esclarece que el yo pienso tenga una vestimenta parecida, que no es al nivel
del yo pienso que prepara esta declaración de un conjunto vacío [vide ], que se trata del
vaciamiento de otro conjunto. Es después de que Descartes haya puesto a prueba en
todos los accesos al saber, que ha fundado este pensamiento, propiamente hablando, del
vaciado [évidement ]* del ser, para no estar ávido [avide ] sólo de certeza; de lo que
resulta esto que hemos llamado "vaciamiento" [vidage ] , que se termina por esta
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interrogación: a saber, si esta operación como tal no alcanza para dar la verdadera
sustancia del ergo.

* Otras versiones dicen evitamiento [évitement ]; seguimos la versión 2.


Hay un juego de palabras entre vide , évidement , avide , vidage ; que
traducimos vacío, vaciado, ávido, vaciamiento . Vaciado es un término
técnico de la escultura.
Algunas versiones confunden "ergo" con "ego" ; seguimos la versión 2.

35 Es de ahí solamente, en tanto que captamos su importancia, que deviene pensable, como
por un hilo conductor, eso de lo que se va a tratar cuando Freud nos aporte -¿qué?- lo que
resulta de eso en lo que se llama, para emplear sus propios términos, no el funcionamiento
mental (como se lo traduce falsamente del alemán al inglés) sino el psiquismo, el
acontecimiento psíquico, en el cual no queda nada, en lo que Freud interroga, de algo que
pueda reanimar, reavivar el pensamiento del ser más allá de lo que el cogito, de aquí en
adelante, le ha asignado como límite.

36 De hecho, el ser está tan excluido de todo eso de lo que se trata, que para entrar en esta
explicación podría decir que retomando una de mis fórmulas familiares, aquella de la
Verwerfung, que se trata de algo de este orden, si algo se articula ahora que puede
llamarse el fin de un humanismo; fin que no data de ayer ni de anteayer, ni del momento en
que M. Foucault quiere articularlo, ni yo mismo: es cosa hecha desde hace mucho tiempo .
(p73)
37 Es en esto que nos es abierta la dimensión que nos permite descubrir como juega, según la
formula que he dado, esta Verwerfung, este rechazo [rejet ] del ser: lo rechazado [rejeté ]
de lo simbólico -he dicho en mi enseñanza- reaparece en lo real.

38 Si algo que se llama el ser del hombre es, en efecto, lo que a partir de cierta fecha es
rechazado [rejeté ], lo vemos reaparecer en lo real bajo una forma completamente plena.
El ser del hombre, fundamental en nuestra antropología, tiene un nombre en el que la
palabra ser se encuentra en su medio, en el que basta ponerla entre paréntesis para
encontrar ese nombre y también lo que designa; basta salir un día de la casa al campo, para
dar un paseo, y yendo por la ruta ustedes encontrarán un camping o más exactamente, todo
alrededor lo que encontrarán es un círculo de espuma [écume ], lo que encontrarán es este
ser del hombre que reaparece en lo real que se llama el detritus.

39 No es de ayer, sabemos que el ser del hombre en tanto rechazado [rejeté ] aparece bajo la
forma de esos pequeños círculos de hierro retorcido, alrededor de los círculos habituales de
campamentos donde encontramos una cierta acumulación. Por poco que seamos
prehistoriadores o arqueólogos debemos presumir que este rechazo [rejet ] del ser debe
tener alguna cosa que no aparece por primera vez con Descartes, con los orígenes de la
ciencia, sino que tal vez ha marcado algunos de los franqueamientos esenciales que han
permitido constituir bajo formas perecederas y siempre precarias las etapas de la
humanidad.

40 No tengo necesidad de articular ante ustedes en una lengua que no practico, y que la
volvería impronunciable, eso que se designa como señal en tal fase del desarrollo
tecnológico, bajo la forma de esos amontonamientos de conchillas que se encuentran en
ciertas zonas de lo que nos queda de civilización prehistórica.

Referencia
E 32
v.1.1 S XIV Cl 06 11/01/67

41 El detritus es el punto a retener que representa, no solamente como señal, [sino también]
como algo esencial alrededor de lo cual va a girar para nosotros lo que vamos a interrogar
de esta alienación.

42 La alienación tiene una cara patente, que no es que seamos el otro o que los otros, como se
dice, captándonos nos desfiguran o nos deforman. El hecho de la alienación no es que
seamos captados, representados, en el Otro; sino que al contrario, está esencialmente
fundada sobre el rechazo [rejet ] del Otro en tanto que este Otro es lo que ha venido al
lugar de esta interrogación del ser alrededor de la cual hago girar hoy esencialmente el
límite, el franqueamiento del cogito.

43 Pluga al cielo, entonces, que la alienación consistiera en que nos encontráramos en el lugar
del Otro cómodamente. Para Descartes es lo que le permite el entusiasmo de su recorrido
en las primeras Reglas … que representan su obra original de juventud, de la cual el
manuscrito fuera más tarde reencontrado, y por otra parte, permanece siempre perdido en
los papeles de Leibniz.
(p 74)
44 El sum ergo Deus est es la prolongación del cogito ergo sum. Seguramente es ventajosa
la operación, que es dejada enteramente a cargo de un Otro. Un Otro que no se
asegura de ninguna otra cosa que de la instauración de un ser como siendo el ser del yo
[je ], un Otro que el Dios de la tradición judeo cristiana ofrece por ser aquel que se
presenta a sí mismo siendo: "Yo soy lo que soy". Es seguramente, ese fundamento
fideísta que queda tan profundamente arraigado aún en el pensamiento del siglo XVII, es
el mismo que precisamente, no es para nosotros sostenible: es por eso que está tachado
subjetivamente y nos aliena realmente. Es lo que ya he ilustrado con esta fórmula: La
libertad o la muerte. Maravillosa intimación sin duda; ¿quién en esta intimación no
rehusaría este Otro por excelencia que es la muerte? Mediante lo cual les he señalado
que le queda la libertad de morir.

45 En este dominio está eso que ya los estoicos formulan en el Et non pro perdiere vitam,
vivandi perdere causas: ¿para no perderla es que van a perder la vida?

46 Las cosas se dicen ya aquí suficientemente claras. Pero para nosotros se trata de saber lo
que va a ser eso en este o yo no pienso o yo no soy. Quiero decir, también el yo [je ]
como: no soy.

47 ¿Cual va a ser el resultado en el que no tenemos elección? A partir del momento en que
ese yo [je ] como instauración del ser, ha sido elegido, no tenemos elección. Es al yo no
pienso hacia el que es preciso ir, porque esta instauración del yo [je ] como puro y único
fundamento del ser, es lo que desde ese momento pone término -entiendo un punto final- a
toda interrogación, a todo recorrido que hiciera con el pensamiento otra cosa que lo que
Freud hizo en su tiempo con la ciencia.

48 Das Denken, escribe en Los dos principios del acontecer psíquico, esto no es otra cosa
que una fórmula, una fórmula de ensayo, de algún modo de apertura [frayage ], que
siempre hay que hacer, con la mínima investidura psíquica, y que nos permite interrogar,
trazar también la vía por la que vamos a encontrar satisfacción de eso que nos incita, nos
apremia, por algún recorrido trazado en lo real.

49 Este "yo no pienso" es esencial, es ahí donde tenemos que cuestionarnos lo que resulta de
la pérdida resultante de la elección. "Yo no soy" tal como lo hemos fundado hace un rato, a
saber, como esencia del yo [je ] mismo. ¿A esto se resume la pérdida de la alienación?
v.1.1 S XIV Cl 06 11/01/67

Ciertamente no, algo aparece que tiene forma de negación, pero de negación que no es
llevada sobre el ser sino sobre el yo [je ] mismo, en tanto que se funda sobre el yo no soy.

50 Conexa a la elección del yo no pienso algo surge cuya esencia es ser no yo [pas je ] en el
lugar mismo del ergo, en tanto hay que ponerlo en la intersección del yo pienso con el yo
soy, que se soporta como ser de cogitación; este ergo, en este lugar, parece que se sustenta
por no ser yo [n'être pas je ]. Ese no yo [pas je ] es esencial articularlo, por ser así en su
esencia, lo que Freud nos aporta al nivel del segundo paso de su pensamiento.

51 Ahí está el mayor peligro de error. Al aproximarlo yo mismo (en el Wo Es war, soll Ich
werden) no he podido hacer sentir bien donde yace la esencia que constituye el ello, y
que vuelve tan ridículo aquello en lo que me parece recaer infaliblemente cualquiera que
en ese tema permanezca en los senderos psicológicos, es decir, en tanto se hace heredero
de la tradición filosófica antigua, y de ahí hace algo que es … El ello será siempre para
esos lo que cierto imbécil me ha resonado en las orejas durante diez años de vecindad: que
el ello es un yo malo [un mauvais moi ].

52 No podría de ninguna manera formularse algo semejante y para concebirlo es importante


darse cuenta de que este ello, en esa extraña, animálica, positividad que toma de ser el no
[pas ] de este yo, aparece en yo no soy. ¿Qué es lo que esto puede querer decir? ¿De
qué extraño complemento puede tratarse en ese no yo?

53 Hay que saber articularlo, decirlo: el ello del que se trata no es seguramente, por supuesto,
la primera persona, verdadero error -que será arrojado al rango de lo grotesco, es preciso
decirlo, cualquiera sea el respeto que en nombre de la historia, tengamos por su autor- de
haber sido llevado a producir que toda la psicología de Freud era una psicología en primera
persona y que alguno de mis alumnos, en el curso de este pequeño informe que forma parte
del opúsculo que les he distribuido la última vez, se ha creído obligado a volver a pasar por
ahí para tener por un instante la ilusión de que era incluso una vía por la cual yo los habría
llevado; formular eso, ¡cuan forzado es después de que formulé lo contrario! Es en sí
mismo, una suerte de bluff o de estafa, pues esto no tiene nada que hacer en la cuestión: el
ello no es la primera, ni la segunda persona, ni siquiera la tercera; la tercera sería aquella
de la cual se habla.

Benveniste. Structure des relations de personne dans le verbe. Bulletin de la


Société de Linguistique XIII (1946) Reimpreso en Problèmes de linguistique
général 1, página 225; Gallimard, Paris, 1966

54 Nos aproximamos un poco más a enunciados tales como: eso brilla, llueve, eso se mueve
[ça brille , ça pleut , ça bouge ] pero es otra vez caer en un error creer que este ello [ça ],
sería ello [ça ] en tanto que se enuncia a sí mismo.

55 Otra vez algo que no da bastante relieve al ello [ça ] del que se trata. Ello [ça ] es lo que
en el discurso, en tanto estructura lógica, es todo lo que no es yo [ce qui n'est pas je ], es
decir, todo el resto de la estructura.
E 33
56 Cuando digo estructura, estructura lógica, entiendan esto: gramatical. No es nada más que
el soporte de aquello de lo que se trata en la pulsión. Es decir, el fantasma que puede
expresarse así: un niño es pegado.
(p 76)
57 Ningún comentario, ningún metalenguaje, dará cuenta de lo que se introduce en el mundo
con tal fórmula. Nada podría comentarlo ni explicarlo. La estructura de la frase un niño
v.1.1 S XIV Cl 06 11/01/67

es pegado no se comenta, se muestra. No hay ninguna physis que pueda dar cuenta de que
un niño sea pegado.

58 Puede haber en la physis algo que necesita que él se golpee, pero el que sea pegado, es otra
cosa. Y que este fantasma sea algo tan esencial en el funcionamiento de la pulsión, es algo
que nos hace recordar simplemente lo que de la pulsión he demostrado ante ustedes a
propósito de la pulsión escoptofílica o a propósito de la pulsión sado-masoquista: que es
trazado, que es montaje gramatical, cuyas inversiones, reversiones, complejizaciones, no
se ordenan de otra manera en la aplicación de diversas reversiones, de negaciones parciales
y elegidas, no hay ninguna otra manera de hacer funcionar la relación de yo [je ] en tanto
que ser en el mundo; que pasar por esta estructura gramatical que no es otra cosa que la
esencia del ello.

59 No quiero hoy volverles a dar esta lección, tengo un campo suficiente por recorrer para que
sea preciso que me contente con marcar lo que es la esencia del ello en tanto que no es yo
[je ]. Es el resto de la estructura gramatical y no es por azar que Freud subraya en el
análisis de un niño es pegado que nunca es el sujeto, el Ich, el yo [je ], que sin embargo
debe ubicarse ahí. Para nosotros, en la reconstrucción que de eso hacemos del mismo
modo que en La interpretación de los sueños, vamos a darle la interpretación necesaria,
a saber, que en un momento sea él quien sea el pegado.

60 En el enunciado del fantasma dice Freud ese tiempo -y con causa- no es jamás confesado,
pues el yo [je ], como tal, está precisamente excluido del fantasma.

61 No podemos dar cuenta de esto más que al marcar la línea de división complementaria, el
yo [je ] que habla, este puro ser que es como un rehusamiento [refus ] del ser, de lo que
queda como articulación del pensamiento y que es la estructura gramatical de la frase.

62 Esto no toma su alcance y su interés sino al ser aproximado al otro elemento de la


alternativa, a saber, lo que ahí va a ser perdido.

63 La verdad de la alienación sólo se muestra en la parte perdida.

64 Si ustedes siguen mi articulación de yo no soy, es importante captar que está ahí lo


esencial de lo que se trata en el inconciente, porque todo lo que proviene del inconciente se
caracteriza por lo que sin duda, un sólo discípulo de Freud ha sabido sostener con un rasgo
esencial, a saber: la sorpresa. El fundamento de esta sorpresa, tal como aparece al nivel de
toda interpretación verdadera, no es otra cosa que esta dimensión del yo no soy, y es
esencial preservarla como carácter revelador en esta fenomenología.

referencia.
(p 77)
65 Es por esto que el chiste es lo más revelador y lo más característico de los efectos que he
llamado: Las formaciones del inconciente. La risa se produce a nivel de este yo no soy.
Tomen cualquier ejemplo, y para tomar el primero, aquel de famillonario. ¿No es
manifiesto que en el efecto de burla de lo que dice Hirsch-Hyacinthe cuando dice que con
Salomón de Rotschild está en una relación completamente famillonaria, resuena la
inexistencia de la posición del rico en tanto que sólo es ficción? Es en este algo donde
aquel que habla, donde el sujeto se encuentra en esta inexistencia misma, donde él mismo
está reducido a una especie de ser, para el que no hay sitio en ninguna parte, en el que
reside el efecto de burla de este "familionario".
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66 Está ahí lo contrario de lo que pasa cuando definimos el ello. Han podido reconocer en
esta referencia a la estructura gramatical que se trata de un efecto de sentido. Tenemos que
ocuparnos de la Bedeutung, es decir, que allí donde yo no soy lo que ocurre es algo que
vamos a situar con la misma forma de inversión que nos ha guiado recién: el yo [je ] del yo
no pienso se invierte, se aliena también en algo que es pensado como cosa.*

*En otra versión: "es un piensa-cosa".

67 Es esto lo que da su verdadero sentido a lo que Freud da del inconciente: que está
constituido por las representaciones de cosas.

68 Esto de ningún modo es un obstáculo a que el inconciente esté estructurado como un


lenguaje; no se trata de la cosa indecible sino del asunto -Sache- perfectamente articulado
en tanto que él se ordena como Bedeutung sobre lo que sea que pueda ordenarlo para
designar que lo es del inconciente en cuanto al registro de la existencia y de su relación
con el yo [je ].

69 Del mismo modo, hemos visto que el ello es un pensamiento mordido por algo que es, no
el retorno del ser, sino un des-ser. Del mismo modo, la inexistencia a nivel del inconciente
es algo que está mordido por un yo pienso que no es yo [je ] y este yo pienso que no es yo,
para poder reunirlo por un instante con el ello, lo he indicado como un ello habla. Es, sin
embargo, un cortocircuito y un error.

70 El modelo del inconciente es un ello habla sin duda, pero con la condición de que uno se
dé bien cuenta de que no se trata de ningún ser, o sea: que el inconciente, no tiene nada que
ver con lo que Platón ha sabido conservar como siendo algo del orden del entusiasmo.
Puede haber Dios en el ello habla, pero lo que caracteriza la función del inconciente es
que no hay [Dios?]. Si el inconciente para nosotros debe ser cernido, situado y definido,
es en tanto que la poesía de nuestro siglo no tiene nada que ver con la que fuera la poesía
de Píndaro.
E 34
(p 78)
71 Si el inconciente ha desempeñado un papel de referencia tal, en todo lo que ha sido trazado
de una nueva poesía, es precisamente en esta relación de un pensamiento que no es otra
cosa que no ser el yo [je ] del yo no pienso, en tanto que viene a morder sobre el campo
del yo [je ] en tanto que yo no soy.
v.1.1 S XIV Cl 06 11/01/67

yo
no yo
ello no
pienso
soy

alienaci—n

−ϕ je
suis
cotˇ

pˇrdida

no hallamos ninguna expresión castellana que traduzca propiamente je suis


à coté.

72 Si de los dos círculos que acabamos de adoptar como representando los dos términos, uno
solo llega al acceso al área de la alienación, si estos dos términos se plantean como
constituyendo relaciones diferentes del yo [je ] en el pensamiento de la existencia, es
porque, mirando de más cerca, donde los círculos vienen a superponerse ... ven que en un
tiempo ulterior se completa esta operación con un cuarto término, el término cuadrático.
Que este yo no pienso está llamado no a reunirse con el yo no soy, sino que de alguna
manera se eclipsan, se ocultan el uno al otro, recubriéndose; es al sitio del yo no soy que el
ello [ça ] va a venir, positivándolo en un yo soy eso [je suis ça ] . No es sino puro
imperativo, de un imperativo que es el que Freud ha formulado en el Wo Es war, soll Ich
werden, y si este Wo Es war es algo, es lo que hemos dicho recién; si Ich, sólo debe ahí
"werdir", es que ahí no está.

"término cuadrático" está empleado, impropiamente, en el sentido de "cuarto


término".

73 No es por nada que he recordado recién el carácter ejemplar del sado-masoquismo. Es


seguro que el año no pasará sin que tengamos que lnterrogar más de cerca esa relación del
yo [je ] como esencial a la estructura del masoquismo.

74 Recuerdo simplemente la aproximación que he hecho de la ideología sadiana con el


imperativo de Kant.
v.1.1 S XIV Cl 06 11/01/67

75 Este. ... soll Ich werden puede ser tan impracticable como el deber kantiano. Es en tanto
que yo no esté allí [que je n'y sois pas ] que el yo es llamado, no como se lo ha escrito a
desalojar al ello, sino a alojarse ahí, y si ustedes me permiten este equívoco, a alojarse [se
loger ] en su lógica.

76 Inversamente, lo que puede ocurrir también es que el pasaje desde donde un círculo está de
alguna manera ocultado, eclipsado por otro, se produzca en sentido inverso; es que el
inconciente en su esencia poética y de Bedeutung viene al lugar de este yo no pienso y lo
que nos revela es justamente lo que en la Bedeutung del inconciente está golpeado de no
sé que caducidad en el pensamiento. Asimismo, como en el anterior modo de
ocultamiento, lo que tenemos es, en el sitio del yo no soy, la revelación de algo que es la
verdad de la estructura.
(p79)
77 Veremos cual es ese factor, veremos que es el objeto a . Del mismo modo, en la otra
forma de ocultamiento, tenemos esta falla [défaut ] del pensamiento, ese agujero en la
Bedeutung, eso a lo que no hemos podido acceder sino siguiendo el camino enteramente
trazado por Freud del proceso de la alienación, su sentido, su revelación, la incapacidad de
toda Bedeutung para cubrir lo que es del sexo.

78 La esencia de la castración es lo que, en esta otra relación de ocultamiento y de eclipse, se


manifiesta en esto: que la diferencia sexual no se soporta más que de la Bedeutung de algo
que falta bajo el aspecto del falo.

79 Les habría dado hoy el trazado, el aparato alrededor del cual vamos a poder replantear
cierto número de preguntas; pudieron ustedes haber entrevisto el paso privilegiado que
juega como operador el objeto a , único elemento que permanece todavía escondido en la
explicación de hoy.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 07 18/01/67

E 35
(p 83)
1 Es preciso volver otra vez con más insistencia sobre la operación que introduje
con el término de alienación. La alienación es, en lo que yo les expongo, el punto
pivote gracias al cual puede y debe ser mantenido para nosotros, el valor de lo que se puede
llamar, bajo el ángulo del sujeto, la instauración freudiana, el paso decisivo del
pensamiento de Freud y más aún, de la praxis que se sostiene de su patronazgo bajo el
nombre de psicoanálisis.

2 Hablaremos de un pensamiento que no es yo [je ]. Así es, desde un débil primer abordaje,
cómo se presenta el inconciente. La fórmula es ciertamente insuficiente, tiene el mérito de
poner como pivote de lo que Freud produce para nosotros de decisivo, este término: yo [je
]. Por supuesto, no está ahí, no obstante nos permite contentarnos con esta fórmula vaga
aunque poética, que además, no se extrae siempre de su contexto poético más que con un
poco de abuso: no es decir todo afirmar que yo es un otro.

3 Por esto es necesario dar de eso una articulación lógica más precisa: ustedes lo saben: la
función del Otro, tal como lo escribo [con mayúscula], es su función determinante. No
sólo es imposible articular la lógica del pensamiento tal como la experiencia freudiana lo
establece, es igualmente imposible comprender cualquier cosa que esté representada en la
tradición filosófica tal como ha llegado a nosotros y que llega hasta Freud; es imposible
situar con precisión lo que ha representado este paso de la puesta en el centro de la
reflexión de la función del sujeto como tal, si no hacemos entrar en juego esta función del
Otro, tal como quiero definirla cuando la marco [con mayúscula] , si no recordamos que
llamo el Otro así marcado lo que tiene la función de ser el lugar de la palabra.
(p 84)
4 ¿Que es lo que quiero decir? Nunca volveremos ahí lo suficiente, aunque creo haberlo
martillado un poco.

5 Freud, cuando nos habla de ese pensamiento que no es yo [je ], por ejemplo a nivel de lo
que llama los pensamientos del sueño, Traumgedanken, parece decirnos que esos
pensamientos permanecen singularmente independientes de toda lógica. Subraya de
entrada que su sistema no carga con la contradicción: sin embargo más de un rasgo está ahí
articulado. Aquellos que dicen, en un primer abordaje, que la negación como tal no podría
representarse ahí, tampoco la articulación causal, la subordinación, el condicionamiento:
parecen huir de lo que de esos pensamientos, en apariencia no encadenados, no puede ser
reencontrado en su hilo sino por las vías de la más libre asociación.

6 Hay allí algo que sólo recuerdo porque para muchos es todavía la idea recibida, es de lo
que se trata en el orden del inconciente.

7 De hecho, hablar del vínculo desanudado que representarían los pensamientos que
ubicamos a nivel del inconciente, que son bien los de un sujeto, decir que estos
pensamientos no siguen las leyes de la lógica no es más que un primer abordaje, el cual
supone algo que es más bien una antinomia con un real preconcebido, o más bien una
preconcepción de lo que deberían ser las relaciones de todo pensamiento con lo real. Ese
real, pensamos, es el justo y buen orden de toda eficacia del pensamiento, que debe
imponerse a él. En verdad, esto se asienta demasiado en el presupuesto de una lógica
pedagógica que se funda sobre un esquema de adaptación, para no justificar a la vez lo que
Freud dice hablando a los espíritus formados de otro modo. Lo mismo para toda reflexión
v.1.1 S XIV Cl 07 18/01/67

que haga valer lo que es diferente de eso, de lo que son las relaciones de un sujeto
cualquiera con lo real. Cuando el sujeto no se funda, no se establece, sino en tanto hay ya
en ese real y ejerciéndose como tal el poder del lenguaje, esto nos obliga a llevar más lejos
nuestra interrogación.

8 El paso que nos hace dar Freud no es por eso menos asombroso; a decir verdad, toma el
valor que funda el asombro que conviene que sea el nuestro al entenderlo, a lo que
articulamos, más precisamente, como lo que él relevaba de las relaciones entre
pensamiento y el ser.

9 Este tema advino al orden del día por el discurso de los filósofos contemporáneos, en
primer plano Heidegger; pero tomando el ruido que se hace alrededor de lo que él
articula, estaría bien la fuerza más ingenua de traducir eso que llama como ese no sé qué
recuerdo que debería venir, en este giro en que estamos, del ser mismo al pensamiento para
que éste sea renovado, para que rompa con lo que a través de ese hilo que ha seguido desde
hace unos tres mil años, lo ha llevado a no se qué impasse en el que [el pensamiento] no se
captaría más a sí mismo en su esencia y donde se lo podría interrogar como lo hace
Heidegger: ¿Qué significa pensar? No esperar la renovación del sentido de esa palabra,
pensamiento más que de algún pensamiento transmetafísico que sería una báscula total de
todo lo que el pensamiento ha trazado.

M.Heidegger: ¿Qué significa pensar?


(p 85)
10 No es ese el sentido del texto de Heidegger, para aquellos que se quedaron ahí podríamos
evocar la humorística o desilusionante historia de la mujer que no sabe ofrecerse de
ninguna manera más que desparramando sobre un lecho los miembros a diestra y siniestra,
esperando que la iniciativa venga de aquel a quien ella piensa ofrecerse; esto no es una
aventura tan rara en un tiempo de civilización mediocre. Cada uno sabe que el personaje
que se encuentra ahí confrontado no es, sin embargo, estimulado a intervenir como
convendría. El pensamiento es una imagen del mismo orden, sólo si ellos consienten en
recordar que no es sin un poquito de trabajo que se hace la verdadera conjugación.
Seguramente, de hecho, es algo que tiene que contribuir a este problema del ser que nos
aporta el camino que Freud ha trazado.
E36
11 La juntura, las consecuencias de lo que resulta para el pensamiento de ese paso decisivo, de
ese paso franqueado que hemos llamado por una especie de convención históricamente
fundada, el paso cartesiano, es lo que limita la instauración del ser aquel del yo soy, del
cogito, dicho de otro modo, el yo soy que implica el puro fundamento del sujeto del yo
pienso como tal; aunque da esta apariencia, pues no es más que una apariencia de ser
transparente a sí mismo, de ser lo que podremos llamar un yo soy pensamiento.

12 Permítanme, con este neologismo, traducir o soportar lo que en forma caricaturesca es


llamado conciencia de sí, término que resuena mal e insuficientemente, respecto del uso
que permite de él la composición germánica. Pero también, al nivel de Descartes y del
cogito, es de un yo soy pensamiento que se trata; ese yo pienso está en el momento en el
que sólo se soporta por articular el yo pienso.

El término alemán es Selbstbewußtsein, que traducimos también como


'autoconciencia'.
v.1.1 S XIV Cl 07 18/01/67

13 Se trata de lo deducido de su consecuencia, en tanto que es el recorrido decisivo. Quiero


decir que es en un pensamiento determinado por ese paso primero, que se inscribe el
descubrimiento de Freud.

14 He hablado del Otro; está claro que a nivel del cogito cartesiano hay remisión, a cargo del
Otro, de las consecuencias de este paso. Si el cogito ergo sum no implica lo que
Descartes escribe con todas las letras en esas Regulae …, donde se leen tan bien las
condiciones que lo han determinado como pensamiento, si el cogito no se completa con un
sum ergo Deus est, lo que seguramente hace las cosas más fáciles, no es sostenible, y sin
embargo, si no es sostenible como articulación, entiendo filosófica, no es menos cierto que
el beneficio esté adquirido, que el recorrido que [se] reduce a este mínimo margen del ser
pensante, en tanto que piensa poder fundarse a partir de este solo pensamiento como yo
soy. Queda que algo es adquirido, cuyas consecuencias se leen muy rápido en una serie de
contradicciones, pues es el lugar de señalar, por ejemplo, que el fundamento pretendido de
la simple intuición remitiría a distinguir radicalmente la cosa extensa de la cosa pensante,
la primera como estando fundada en una exterioridad de una a otra de sus partes. El
fundamento partes extra partes como característica de lo extenso es con un muy corto
retraso, aniquilado por el descubrimiento newtoniano, del cual no se subraya bastante que
la característica que da a la extensión es, precisamente, que en cada uno de sus puntos
ninguna masa ignora lo que ocurre en el mismo instante en todos los otros puntos.
(p 86)
15 Paradoja evidente que les ha costado demasiado admitir a los contemporáneos y más
especialmente a los cartesianos, una reticencia que no se ha agotado y en la que se
demuestra algo que para nosotros se completa ciertamente con esto: que la cosa pensante se
nos impone, en la experiencia freudiana, como no siendo de ningún modo esta cosa siempre
puntuada por una unificación indefectible, sino por el contrario, como marcada,
caracterizada, por ser despedazada, incluso despedazante; llevando en ella esta marca
misma que se desarrolla, se demuestra, en todo el desarrollo de la lógica moderna. O sea,
lo que llamamos la máquina en su funcionamiento esencial es lo que hay de más próximo
de una combinatoria de notación y que esta combinatoria es para nosotros el fruto más
preciado, el más indicativo, del desarrollo del pensamiento.

16 Freud aquí aporta su contribución al demostrar lo que resulta del funcionamiento efectivo
de esta faceta del pensamiento, quiero decir, de sus relaciones no, de ninguna manera, con
el sujeto de la demostración matemática (del cual vamos a recordar cuál es la esencia) sino
con un sujeto que Kant llamaría sujeto patológico, es decir, con el sujeto en tanto puede
padecer esta especie de pensamiento.

17 El sujeto sufre del pensamiento, dice Freud, en tanto lo reprime. El carácter despedazado,
despedazante de ese pensamiento reprimido es lo que nos enseña la experiencia diaria en el
psicoanálisis.

18 Por eso es una mitología grosera y deshonesta presentificar como fondo de nuestra
experiencia no sé qué nostalgia de una unidad primitiva, de una pura y simple pulsación de
la satisfacción, en una relación al Otro que es el único que cuenta y que se imagina, se
representa, como el Otro de una relación nutricia; el paso siguiente, todavía más
escandaloso que el primero, si puedo decir, se convierte necesariamente en lo que ocurre,
lo que se articula, en la teoría psicoanalítica moderna a lo largo y a lo ancho: la confusión
de este Otro nutricio con este Otro sexual.

Varias versiones escriben en este párrafo "otro" con minúscula.


v.1.1 S XIV Cl 07 18/01/67

19 No hay verdaderamente salvación del pensamiento, preservación posible de la verdad


introducida por Freud, pero también de la honestidad técnica, que deba fundarse sobre los
cánones de ese señuelo grosero, de ese abuso escandaloso que representa en una especie de
pedagogía a contrapelo, cuyo uso deliberado de una captura por una especie de ilusión,
especialmente insostenible ante cualquiera, arroja una mirada directa sobre lo que es la
experiencia psicoanalítica. Restablecer al Otro en su único estatuto que es el del lugar de la
palabra, es el punto de partida necesario en el que cada cosa en nuestra experiencia
analítica puede retomar su justo sitio.
(p87)
20 Definir al Otro como lugar de la palabra, es decir que no es otra cosa que el lugar en el que
el aserto se propone como verídico. Es decir al mismo tiempo, que no tiene ninguna otra
especie de existencia. Pero ¿cómo decirlo [le dire ]?, es también apelar a él para situar esta
verdad, es hacerla resurgir cada vez que hablo. Es porque este decir no tiene ninguna
especie de existencia que no puedo decirlo, pero puedo escribirlo; así es que escribo S( ),
significante del Otro barrado, como constituyendo uno de los puntos nodales de esa red
alrededor de la cual se articula toda la dialéctica del deseo, en tanto que ella se cava en el
intervalo entre el enunciado y la enunciación.
E 37
21 No hay ninguna insuficiencia, ninguna reducción a no sé qué gesto gratuito, en este hecho
de afirmar que la escritura S, significante de juega para nuestro pensamiento un papel
esencial, pues no hay otro fundamento de lo que se llama la verdad matemática, sino el
recurso al Otro, en tanto que a aquellos a los que hablo se les pide referirse a él, entiendo
en tanto que Otro con mayúscula; para ver escribirse allí los signos de nuestras
convenciones iniciales, en cuanto tiene que ver con lo que manipulo en matemática, que es
exactamente lo que Bertrand Russell, experto en la materia, llegará hasta osar designar en
estos términos: que no sabemos de qué hablamos, ni si esto que decimos tiene la menor
verdad. En efecto, ¿por qué no?

22 Simplemente, el recurso al Otro vale en tanto que en un cierto campo correspondiente a un


uso limitado de ciertos signos, es incontestable que habiendo hablado, puedo escribir y
sostener lo que dije.

23 Si no puedo, en cada tiempo del razonamiento matemático, hacer ese movimiento de ida y
vuelta entre lo que articulo por mi discurso y lo que inscribo como estando establecido, no
hay ningún progreso posible de lo que se llama verdad matemática. Ahí está toda la
esencia de lo que se llama, en matemática, demostración .

24 Es precisamente del mismo orden de lo que se trata, el recurso al Otro es en todo efecto del
pensamiento, determinante. El yo soy del yo pienso cartesiano no solamente no lo evita
sino que se funda en él antes de que esté forzado a ubicar a este Otro al nivel de la esencia
divina. Sólo para obtener del interlocutor, la consecuencia, el entonces yo soy; este Otro
directamente apelado, es a él, a la referencia a ese lugar de la Palabra a lo que Descartes se
remite, para un discurso que llama del consentimiento, a hacer lo que yo estoy haciendo
ante ustedes: ejercitándome en la duda. No dirán ustedes que yo soy -el argumento es
ontológico desde esta etapa sin el filo del argumento de San Anselmo- si es más sobrio, no
deja sin embargo, de comportar consecuencias, aquellas a las que vamos a ir
inmediatamente, que son las que resultan de deber escribir por un significante que este
Otro no es otra cosa.
(p 88)
25 San Anselmo. Les había pedido que durante estas vacaciones se remitieran a cierto
capítulo para que la cosa no quede en el aire. Les recordaré de qué orden es ese argumento
v.1.1 S XIV Cl 07 18/01/67

que es injustamente despreciado y que está hecho para poner en todo su relieve la función
de ese Otro. El argumento de ninguna manera trata de que la esencia más perfecta
implicaría la existencia. (Capítulo 2 del Fides quarens intellectum), articula el argumento
de lo que llama el insensato [l'insensé ].

26 El insensato, dice la Escritura, ha dicho en su corazón que no hay Dios. El argumento


consiste en decir: "Insensato, todo depende de lo que llaméis Dios. Como está claro que
llamáis Dios al ser más perfecto, no sabéis lo que decís; porque, -dice San Anselmo- sé
bien yo, San Anselmo, que no basta que la idea del ser más perfecto exista como idea, para
que este ser exista; pero si consideráis que estáis en el derecho de tener esta idea que vos
decís: que este ser no existe, ¿a quien os parecéis si, por azar, él existe? Pues demostráis
entonces que formándoos la idea del ser más perfecto formáis una idea inadecuada, puesto
que está separada de esto: que este ser puede existir y que como existente es más perfecto
que la idea, que no implica la existencia".

27 Es una demostración de la impotencia del pensamiento en el que lo articula por cierto sesgo
crítico, concerniente a la inoperancia del pensamiento mismo. Es demostrarle que
articulando algo sobre el pensamiento, él mismo no sabe lo que dice. Por eso, lo que hay
que rever está más allá, al nivel del estatuto de este Otro en el que no puedo hacer otra cosa
más que establecerme cada vez que se articula algo que es el campo de la palabra.

28 Este Otro, nadie cree en él. En nuestra época desde los más devotos hasta los más
libertinos (¡si es que este término tiene aún un sentido!), todo el mundo es ateo.

29 Filosóficamente es insostenible todo lo que se fundara sobre una forma de existencia


cualquiera de este Otro. Es porque todo se reduce, en el alcance del yo soy que sigue al yo
pienso a que yo pienso produce sentido, pero exactamente de la misma manera que
cualquier sinsentido produce sentido, como todo lo que ustedes articulan, con la única
condición -ya se los he enseñado- de que sea mantenida una cierta forma gramatical.
¿Tengo necesidad de volver sobre el green colorless …? todo lo que tiene una simple
forma gramatical, tiene sentido. Esto quiere decir sólo que ha partir de ahí no se puede ir
más lejos; dicho de otro modo: la estricta consideración del alcance lógico que comporta
toda operación del lenguaje se afirma en el efecto fundamental y seguro de esto que se
llama alienación. Esto no quiere decir para nada que nos remitamos al Otro sino por el
contrario, que nos damos cuenta de la caducidad de todo lo que remite a este recurso al
Otro, del cual no puede subsistir más que lo que funda el curso de la demostración
matemática: el razonamiento por recurrencia. A saber, que podemos demostrar que si algo
es verdadero para N, es suficiente que sepamos que lo es para N+1 ; alcanza con que
sepamos lo que pasa para N=1 para poder afirmar que la misma cosa es verdadera para toda
la serie de los números naturales.
(p 89)
29a ¿Y después? Si esto no comporta ninguna otra consecuencia que la naturaleza de una
verdad que es la que he señalado con la apreciación de Bertrand Russell, debemos
plantearnos -porque algo viene a revelarnos la verdad que se esconde detrás de esta
consecuencia- que no tenemos ningún lugar para retroceder ante esto que es esencial: que
el estatuto del pensamiento, en tanto que en él se realiza la alienación como caída del Otro,
está compuesto por esto: que en este campo blanco (arriba a la izquierda) que corresponde
al estatuto del yo [je ], que es el del yo [je ] tal como se articula en un yo no pienso.

30 Mediante lo cual lo que lo completa y que designo como Es, lo he articulado la última vez
como siendo un complemento que le viene de la parte caída de esta alienación, a
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saber, de lo que le viene del lugar del Otro, desaparecido en lo que él es como
siendo no yo y que he llamado, poque así es preciso designarlo, la estructura
gramatical. La cosa, ciertamente, de concebirse así, no es un privilegio freudiano.
Lean a Wittgenstein: "Tractatus Logico-philosophicus".

31 No crean que porque toda una escuela que se llama lógico-positivista nos bate las orejas
con una serie de consideraciones antifilosóficas de las más insípidas y de las más
mediocres, el paso de Wittgenstein no sea nada.

32 Esta tentativa de articular lo que resulta de una consideración lógica, tal que pueda
prescindir de la existencia del sujeto, merece ser seguida en todos sus detalles y yo les
recomiendo su lectura.
E38
33 Para nosotros, freudianos, por el contrario, lo que esta estructura gramatical del lenguaje
representa, es lo mismo que hace que cuando Freud quiere articular la pulsión, no pueda
hacerlo de otro modo que pasando por la estructura gramatical, que por sí sola da su campo
completo y ordenado a lo que de hecho Freud, hablando de la pulsión viene a dominar,
quiero decir, a constituir los dos únicos ejemplos funcionales de pulsión como tal, a saber:
la pulsión escoptofílica y la pulsión sado-masoquista. No es sino en un mundo de
lenguaje que puede tomar su función dominante el yo quiero ver dejando abierto saber
desde dónde y por qué yo soy mirado. No es sino en un mundo de lenguaje, como lo he
dicho la última vez para puntuarlo solamente al pasar, que un niño es pegado tiene su
valor pivote. No es sino en un mundo de lenguaje que del sujeto de la acción va a surgir la
pregunta que lo soporta, a saber: ¿para quién actúa?

34 Sin duda, nada puede decirse sobre estas estructuras. Nuestra experiencia, sin embargo,
nos afirma que son ellas las que dominan (y no eso que rueda en no se sabe que pasillo de
la asamblea psicoanalítica, a saber, una pulsión genital que cualquiera sería incapaz de
definir como tal), que son ellas quienes dan su ley a la función del deseo.

35 Pero esto no puede ser dicho sino repitiendo las articulaciones gramaticales en las que ellas
se constituyen, es decir, exhibiendo en las frases que la fundan eso que podrá ser deducido
de las diversas maneras que el sujeto tendría de alojarse allí. Nada puede ser dicho de eso
sino lo que oímos de hecho, a saber, el sujeto en su queja; en tanto que él no se encuentra
ahí, el deseo que él funda para sí tiene su valor ambiguo de ser un deseo que él no asume,
que sólo quiere a pesar suyo. Es para volver sobre ese punto que articulamos todo lo que
tenemos aquí que desenvolver; es porque es así y porque se ha osado decirlo, que es
necesario examinar desde dónde pudo partir este discurso.
(p 90)
36 Pudo partir de esto: que es un punto de experiencia en el que podemos ver lo que tiene que
es de la verdad de lo que llamaré oscurecimiento, estrangulamiento, callejón sin salida de la
situación subjetiva, bajo esta incidencia extraña, cuyo soporte último hay que fundar en el
estatuto del lenguaje.

37 Es al nivel en que en el pensamiento existe como no es yo [je ] quien piensa, este


pensamiento, tal como está allí soportado por este pequeño huso abajo del esquema que
lleva la I , este pensamiento que tiene el estatuto del pensamiento del inconciente, implica
esto: que no puede decir -y está ahí el estatuto que le es propio- ni entonces yo soy ni
siquiera el entonces yo no soy que, sin embargo, lo completa y que es su estatuto virtual a
nivel del Otro, pues es ahí donde ese Otro sostiene su instancia; ahí donde el yo [je ] tal no
viene a inscribirse efectivamente sino como un yo no soy que está soportado por el hecho
de que se soporta en tantos otros como haya para constituir un sueño. Que el sueño, nos
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dice Freud, es esencialmente egoísta, que en lo que nos presenta el sueño, tenemos que
reconocer la instancia del Ich bajo una máscara, pero también que es en tanto que no se
articula como Ich, que allí se enmascara, que está ahí presente. Es por eso que el sitio en
todos los pensamientos del sueño está marcado, en el lado derecho del esquema, por esta
área blanca donde se designa el Ich como tal, que nos está indicado encontrarlo en cada
uno de los pensamientos del sueño; y que es lo que va a constituir lo que Freud llama
Trauminhalt; es a saber, este conjunto de significantes de los que un sueño está
constituido por los diversos mecanismos del inconciente: condensación, desplazamiento.
Si el Ich está presente en todos, es muy precisamente en esto de que está en todos, es decir:
está ahí absolutamente disperso.

yo
no yo
ello no
pienso
soy

alienaci—n

−ϕ alienaci—n inmixi—n de
los sujetos

sexo (rel. sexual)

38 ¿Qué quiere decir? Cuál es el estatuto que le queda a los pensamientos que constituyen
este inconciente, si no es ser lo que nos dice Freud, a saber, esos signos por los que cada
una de las cosas, en el sentido de lo que les dije la última vez, las sache, asuntos, cosas de
encuentro, juegan, unas en relación con las otras, esta función de reenvío que nos hace, en
la operación psicoanalítica, perdernos algún tiempo en su pulular como en un mundo
desordenado.
E 39
39 Cual va a ser la operación que realice Freud, particularmente en esta parte de la
Traumdeutung que se llama el trabajo de sueño [o la elaboración onírica] sino
mostrarnos lo que él articula al comienzo de este capítulo de la manera más clara, con todas
las letras (aunque las personas que me leen en estos tiempos por primera vez se maravillen,
después de tantos años que articulo que el inconciente está estructurado como un
lenguaje). La Trauminhalt, el contenido del sueño, está dado completamente como en
una escritura hecha de imágenes, lo que designa los jeroglíficos cuyos signos sólo hay que
traducirlos a la lengua de los pensamientos del sueño; y toda la continuación sobre la
comparación con un rébus , sobre el hecho de que no se comprende un rébus más que al
leerlo y al articularlo. Si no, es absurdo ver una imagen -nos dice- compuesta de una casa
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sobre la cual hay un barco o de una persona corriendo con una coma en el lugar de la
cabeza.
(p 91)
39a Todo esto no tiene sentido más que en una lengua, más que después de haber dicho que el
mundo de los pensamientos de los sueños es de naturaleza ilógica. Les ruego volver al
texto de Freud no, simplemente, para testimoniarles lo que está patente y groseramente
ilustrado en cada página, a saber que no se hable nunca sino de lenguaje, sino para ver que
lo que articula, son todas las maneras que hay para que en este mundo las cosas jueguen
unas en relación con las otras. ¿Pero qué es lo que esto quiere decir? Eso quiere decir
las Bedeutung de eso a lo cual se remite el sentido del rébus . Es a eso que se remite, es
decir, las imágenes que lo constituyen.

39b ¿Qué es lo que Freud hace sino mostrarnos cómo, justamente en una cierta manera de
alterar esas imágenes, se puede designar el índice gracias al cual en su continuación
reencontramos todas las funciones gramaticales, de entrada eliminadas y para mostrarnos
cómo se expresa la relación de una subordinada a una principal? (lean en ese magnífico
capítulo sexto de la Traumdeutung, cómo una relación escondida puede expresarse).

39c Cómo hace también su entrada la forma de la negación. Más precisamente encontrarán
allí cosas cuyo parentesco con las referencias que les he dado aquí les parecerá evidente,
como la función del o bien … o bien … , que sirve, dice él, para expresar una conjunción,
porque no se lo puede hacer de otra manera. Mirando de cerca encontrarán ahí lo que les
dije, es decir : el o bien … o bien … suspendido entre dos negaciones. Ustedes tienen el
mismo valor que la negación de esta conjunción. Estos trucos les parecerán más avanzados
en su resultado que los que les muestra Freud, pero Freud les dice de eso lo suficiente para
incitarlos a ir en la misma vía, es decir, que cuando toman el sueño Sezerno o el sueño
donde él hace cerrar o bien un ojo o bien los dos, ustedes se darán cuenta de lo que eso
significa: que no se puede tener a la vez un ojo abierto o dos ojos abiertos, que no es lo
mismo.

Los sueños "Sezerno" y "Se ruega cerrar un ojo" están en el capítulo VI de


la Interpretación de los sueños. (Tomo II, p. 539-540 de la edición de 9
tomos de Biblioteca Nueva. Tomo IV, p. 323 de Amorrortu). Ver también
carta 60 (Tomo IX p.3563 de Biblioteca Nueva. Tomo I p. 286 de Amorrortu)
y carta 50.

40 La legitimidad de la lógica del fantasma es algo para lo que nos prepara todo el capítulo de
Freud, una lógica de esos pensamientos, a saber, esto que quiere decir: ella exige, se
soporta, del lugar del Otro, que no puede aquí precisamente articularse sino en un
entonces yo no soy.

41 Así, henos aquí suspendidos al nivel de la función, a un tu no eres entonces yo no soy.


¿Es que eso no les hace cosquillas en vuestras orejas de cierta manera? ¿No está ahí el
lenguaje, diría incluso lo más importante del amor? ¿Qué decir? Es preciso empujar el
sentido más lejos para que dé su verdad, tu no eres sino lo que yo soy. Cualquiera sabe y
puede reconocer, que si el sentido del amor es bien esta fórmula la que lo da; el amor,
también en su turbación [émoi ], en su impulso ingenuo, así como en muchos de sus
discursos, no se recomienda como función del pensamiento. Quiero decir que si de una tal
fórmula tu no eres entonces yo no soy, sale el monstruo cuyos efectos conocemos bien en
la vida diaria, es en tanto que esta verdad, aquella del tu no eres entonces yo no soy es
rechazada [rejetée ] en el amor. Las manifestaciones de amor en lo real es la característica
que enuncio de toda Verwerfung, a saber: los efectos más incómodos y más deprimentes.
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Hay ahí una ilustración más de que las leyes del amor no son fácilmente trazadas en
ninguna parte.
(p 92)
42 En la época de Descartes estas leyes no eran ignoradas por nadie, estamos en la época de
Angelus Silesius que osó decir a Dios: "si yo no estuviera, Tú, Dios en tanto que Dios
existente, tampoco estarías". Uno puede ubicarse en esa época para hablar del problema de
la nuestra, se puede ahí reemplazar lo que nos obstaculiza.

43 Que Freud, él nos dice, haya llevado más lejos el examen de su lógica, si hubieran
guardado ustedes la menor duda respecto de la naturaleza de esta subversión que hace de la
Bedeutung en tanto que la captamos en el momento de su alteración, de su torsión, de su
amputación, de su ablación; el fundamento que puede permitirnos reconocer ahí la función
restablecida de la lógica. Si tuvieran todavía la menor duda, la verían desvanecerse al ver
cómo Freud en el sueño reintegra lo que aparece como juicio. Que estos juicios sean
internos a lo vivido de ese sueño, y aún más: que se presenten como juicio, en apariencia,
al despertar.

44 Cuando nos dice, a propósito del sueño, algo en el relato del soñante se indica como siendo
un momento de vacilación, de interrupción, una laguna como alguna vez dije en el
momento en que había tenido una laguna: Lücke, una ruptura en el relato que yo, soñante,
puedo darles, eso mismo hay que restablecerlo, nos dice Freud, como formando parte del
texto del sueño.

Lücke es, en alemán, interrupción en un texto; no significa 'laguna' en el


sentido propio de extensión de agua.

45 ¿Qué es lo que esto designa? Me bastará con remitirlos a alguna parte en la que Freud nos
da como ejemplo a uno de esos soñantes que dice:."... comía con la señorita K. en el
restaurante de Volksgarten, ahí está el pasaje en el que no tengo nada que decir";
no sabe más y eso sigue: "entonces me encuentro en el salón de un burdel en el cual
veo dos, tres mujeres, una en camisa, la otra en bombachita."

46 Análisis: La señorita K. es la hija de su antiguo patrón. Lo que es característico es la


circunstancia en la que ha tenido que "hablarle", que designa en estos términos: uno se
reconoce en una especie de igualdad, en su calificación de sexo, como si uno quisiera decir
yo soy un hombre, y tú una mujer. He aquí por qué este caso de la señorita K. ha sido
elegido para constituir una entrada al sueño; también, sin duda, para determinar la síncopa.
Porque lo que va a seguir en el sueño demuestra ser lo que viene a perturbar esa hermosa
relación plena de certidumbre entre el hombre y la mujer a saber: las tres personas que
están ligadas para él al recuerdo de este restaurante, y que representan también aquellas que
encuentra en el salón del burdel, son respectivamente, su hermana, su cuñada, y la
hermana de ésta, qué importa; en todo caso tres mujeres de las cuales no se puede decir
que sus relaciones estén marcadas por un abordaje sexual franco y directo.
E40
47 Lo que Freud nos demuestra, como siendo correlativo de esta síncopa del Trauminhalt, de
la carencia de los significantes, es el instante en que es abordado lo que sea que en el
lenguaje, no simplemente en el espejismo de mirarse a los ojos, pondría en causa lo que se
refiere a las relaciones del sexo como tal.

El sueño "Volksgarten" está en el capítulo VI de la Interpretación de los


sueños. (Tomo II, p. 549 de la edición de 9 tomos de Biblioteca Nueva.
Tomo IV, p. 337-8 de Amorrortu).
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(p 93)
48 El sentido lógico, original de la castración, en tanto que el análisis ha descubierto su
dimensión, descansa sobre esto: que al nivel de las Bedeutungen, de las significaciones, el
lenguaje, en tanto estructura al sujeto como tal, muy matemáticamente, está ausente [fait
défaut ]. Quiero decir: reduce lo que se refiere a la relación entre los sexos a lo que
designamos como podemos por ese algo al que el lenguaje reduce la polaridad sexual; a
saber, a tener o no tener la connotación fálica; es eso lo que representa solamente el efecto
del análisis.

49 Ningún abordaje de la castración, como tal, es posible para un sujeto humano sino en una
renovación -en otro piso separado por toda la altura de ese rectángulo dibujado- de esta
función que he llamado alienación, o sea, allí donde interviene como tal la función del
Otro en tanto que debemos marcarlo como barrado.

50 Es en tanto que el análisis, por su trabajo, viene a invertir esa relación que hacía de todo lo
que era del orden del estatuto del sujeto en su yo no soy, un campo vacío, sujeto no
identificable. Es en tanto que ese campo que está ahí va a llenarse (en la esquina del
esquema a la izquierda) que va a aparecer el -ϕ del fracaso de la articulación de la
Bedeutung sexual. Die Bedeutung des phallus, título de la Gespräch, conferencia, que
he pronunciado en alemán sobre La significación del falo. Es a partir de ahí que debe ser
planteada la pregunta de lo que distancia esas dos operaciones igualmente alienantes, la de
la alienación pura y simple, lógica, y aquella de la relectura de la necesidad alienante en la
Bedeutung de los pensamientos inconcientes. En los dos casos los resultados son
diferentes.

51 Toda la distancia entre una y otra de esas operaciones (ver esquema) que consiste en su
campo de partida, en el cual uno es aquel reconstruido a partir del cual designo el
fundamento de toda operación lógica, a saber, la elección ofrecida del o yo no pienso o yo
no soy como siendo el sentido verídico del cogito cartesiano. El de allá va a parar a un yo
no pienso y al fundamento de todo lo que del sujeto humano, hace un sujeto sometido
especialmente a las dos pulsiones que he designado como escoptofílica y sado-masoquista.
La otra es algo que teniendo relación con la sexualidad, se manifiesta a partir de los
pensamientos del inconciente; es el sentido del descubrimiento de Freud, pero también eso
por el cual se designa la radical inadecuación del pensamiento a la realidad del sexo.

52 La cuestión no es franquear lo que hay ahí de impensable y sin embargo, de saludable,


porque está allí todo el nervio de eso por lo que Freud se mantenía tan esencialmente en la
teoría sexual de la libido. Es preciso leer bajo la pluma chamánica de Jung su estupor, su
indignación, al recoger de la boca de Freud algo que le parece constituir no sé que toma de
partido anticientífica cuando Freud dice: - Sobre todo usted, Jung, no lo olvide, es preciso
mantenerse en esta teoría." - ¿Pero por qué? - dice Jung, - para impedir,- dice Freud - la
inundación de lodo del ocultismo"; sabiendo muy bien todo lo que comporta el hecho de no
haber tocado ese límite, porque él constituye sin duda la esencia del lenguaje en el hecho
de que el lenguaje no domina ese fundamento del sexo, en tanto que él está, tal vez, más
profundamente ligado a la esencia de la muerte no domina lo que tiene que ver con la de
realidad sexual; tal es la enseñanza de sobriedad dada por Freud.
(p 94)
53 Pero entonces ¿por qué hay dos vías, dos accesos? es sin duda, que hay algo que merece un
nombre en la operación de la que hablamos, aquella que hace pasar del nivel del
pensamiento inconciente a este estatuto lógico-teórico; e inversamente, aquella que nos
hace pasar de este estatuto del sujeto, en tanto que es sujeto de las pulsiones escoptofílicas
v.1.1 S XIV Cl 07 18/01/67

[y las] del masoquista, al estatuto del sujeto analizado en tanto que para él la función de la
castración tiene un sentido.

54 Esto que llamaremos operación verdad, porque como la verdad misma se realiza donde
ella quiere cuando habla; esto que ha sido ligado al descubrimiento, a la irrupción del
inconciente, al retorno de lo reprimido, nos permite concebir por qué podemos encontrar la
instancia de la castración en el objeto núcleo, objeto corazón, en el objeto alrededor del
cual gira el estatuto del sujeto gramatical y que puede ser designado y traducido a partir de
este punto obtenido que hace que el lenguaje sea, por su estatuto mismo, antipatético, si
puedo decir, a la realidad sexual. Esto no es otra cosa que el lugar de la operación
alrededor de la cual vamos a poder definir su estatuto lógico: la función del objeto a .
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 08 25/01/67

yo yo
no yo
ello no no
pienso pienso soy

yo
no soy

repetición

Sublimación Cosificación
E 41
(p97)
1 Los he dejado la última vez sobre un primer recorrido del rectángulo, aquí repetido a título
de soporte evocador de indicación para ustedes, a la que se trata siempre de referirse en
cuanto al fundamento de lo que intentamos construir este año de una lógica del fantasma.

2 Que la elección planteada al comienzo del desarrollo de estas operaciones lógicas sea esta
especie de alternativa muy especial que intento articular bajo el nombre propio de
alienación, entre un yo no pienso y un yo no soy con lo que comporta de forzado en la
elección que impone, que es obvia, del "yo no pienso". Retomamos desde ahí.

3 Hemos recorrido bastante de este camino para saber ahora cómo se sitúa la referencia
analítica en el descubrimiento del inconciente en tanto que este descubrimiento da la
verdad de esta alienación. Algo está ya suficientemente indicado de lo que hay, de lo que
soporta esta verdad bajo el término muchas veces repetido ante ustedes: el objeto a .
(p98)
v.1.1 S XIV Cl 08 25/01/67

4 Naturalmente, esto sólo es posible en tanto les hablé de este objeto a desde hace mucho
tiempo, y [en tanto] que él puede representar para ustedes algún soporte. Ahora bien, la
articulación especial que él tiene con esta lógica, no está llevada de ningún modo hasta su
término. He querido simplemente indicarles, al final de nuestra última reunión, que la
castración seguramente no deja de estar en relación [n'est pas sans rapport ] con este
objeto, que ella representa esto: que este objeto como causa del deseo domina todo lo que
es posible al sujeto ceñir como campo, como captura, como aprehensión de lo que se
llama, hablando propiamente, en la esencia del hombre: el deseo.

5 Inútil decirles que aquí, esta esencia del hombre es una referencia spinoziana y no
acuerdo a este término de hombre más acento que el que le doy generalmente.

6 Que este deseo, en tanto se limita a esa causación por el objeto a , es exactamente el
mismo punto que necesita que al nivel de la sexualidad el deseo se represente por la marca
de una falta; que se ordena, tiene su origen, en la relación sexual tal como se produce en
el ser hablante, en razón de esto: alrededor del signo de la castración, a saber, en el
comienzo, alrededor del falo, en tanto que representa la posibilidad de una falta de objeto.

7 La castración, entonces, es como despertarse a que la sexualidad -quiero decir, todo lo que
se realiza de ella en el acontecimiento psíquico- o sea esto: algo que se marca con el signo
de una falta, por ejemplo que el Otro de lo vivido inaugural de la vida del infante deba en
un momento aparecer como castrado. Es sin duda este horror lo que está ligado a la
primera aprehensión de la castración, soportada por lo que designamos en el lenguaje
analítico como la madre, o sea lo que no hay que tomar simplemente como un personaje
encargado de diversas funciones, en una cierta relación tipificada en el registro de la vida
del pequeño humano, sino también como algo que tiene una relación con lo más profundo,
con este Otro que es puesto en cuestión en el origen de toda esta operación lógica: que
este Otro esté castrado. Parece que el horror correlativo primero, que se produce en
este descubrimiento es algo que nos lleva al corazón de lo que se trata en cuanto a la
relación [relation ] del sujeto al Otro, en tanto se funda en eso.

8 La sexualidad, tal como es vivida, tal como opera, es en esta situación -fundamentalmente
en todo lo que situamos en nuestra experiencia analítica- algo que representa un
defenderse de sacar consecuencias de esta verdad: que no hay Otro.

9 Es lo que tengo que comentar para ustedes hoy, pues si he tomado el abordaje de la
tradición filosófica para pronunciar que este Otro no existe y para eso evocar la
correlación ateísta que esta profesión comporta, pero seguramente no es algo en lo que
podamos detenernos; es preciso preguntarnos, ir más lejos en el sentido de plantear la
pregunta: ¿=esta caída del A , este S( ), que planteamos como siendo el término
lógicamente equivalente de la elección inaugural de la alienación ¿qué es lo que quiere
decir?
(p99)
9a Nada puede caer sino lo que es. Y si A no es, planteamos que no hay ningún lugar en el
que se asegure la verdad constituida por la palabra. No son las palabras las que son vacías,
más bien es preciso decir que las palabras no tienen sitio que justifique la puesta en
cuestión, siempre por la conciencia común, de lo que no es sino palabra. ¿Qué quiere
decir, qué añade esta formulación S( ) que les doy para que sea la clave, para partir con
paso justo y que podamos recordar por bastante tiempo, respecto a la lógica del fantasma?
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10 Si es de un algoritmo del tipo matemático del que me sirvo para soportar S( ), es, sin
duda, para afirmar que hay otro sentido más profundo a descubrir. Lo que representa la
conciencia moderna, sea la de los religiosos o de aquellos que no lo son y que son ateos
¿no sería algo como soplar una sombra simplemente afirmar esta no existencia del A ? ¿no
se trata, detrás de esto, de otra cosa?
E42
11 Hay muchas maneras de darse cuenta de que se trata en efecto, de otra cosa. ¿Qué quiere
decir A marcado por una barra? Acabo de decirlo, está marcado. El sentido de lo que
Pascal llamaba el Dios de la filosofía, de esta referencia al Otro tan esencial en Descartes,
quien nos ha permitido partir de él para asegurar nuestro primer paso, es que no es
justamente sino el Otro que Pascal llama el Dios de los filósofos, el Otro en tanto que es,
en efecto, necesario para la edificación de toda filosofía. ¿No lo caracteriza a lo más, lo
mejor, e incluso iríamos a buscarlo en los místicos contemporáneos de la misma etapa de
la reflexión sobre este tema del Otro? ¿Lo que no lo caracteriza no es esencialmente no
estar marcado? (Teología negativa). ¿Y qué quiere decir esta perfección invocada en el
argumento ontológico, si no es que ninguna marca lo acota?

12 En este sentido, el símbolo S( ) quiere decir que no podemos razonar nuestra


experiencia sino a partir de esto: que el Otro está marcado. De esto se trata desde el
principio en esta castración primitiva correspondiente al ser materno.

13 El Otro está marcado, nos damos cuenta en seguida, por pequeños signos. Si fuera preciso
avanzar debería hacerlo ante ustedes de manera magistral -lo que es siempre abusar un
poco de la creencia que se tiene del rol de aquel que enseña- tratar de ver en pequeños
signos como aquellos que se ven en lo que uno hace cuando traduce. Si yo hablara alemán,
ustedes podrían plantear la pregunta de saber como traduciría este Otro que ustedes me
dejan pasar hace tantos años y con el cual les he rebatido las orejas: ¿das Anders o der
Anders?.

14 Ven la dificultad que se manifiesta del hecho no, como se dice, de que haya lenguas en las
que el neutro constituiría lo no marcado en cuanto al género, (esto es totalmente absurdo,
la noción de género no se confunde con la bipolaridad masculino-femenino, el neutro
también es un género con justicia, marcado). Lo propio de las lenguas en las que no
está marcado es que puede haber en ellas lo no marcado, que regularmente, va a
cobijarse bajo lo masculino. Es lo que me permite hablarles del Otro sin que ustedes
deban interrogarse, si es preciso traducir: das Anders o der Anders. Lo que nos lleva, si
hay que elegir ... (haría falta que hable con algún anglófono -no falta en mi auditorio) por
que hay algún tiraje [tirage ] en inglés.

Lo marcado o no marcado es una referencia ligüística: por ejemplo, el


género masculino y el número singular son no marcados en castellano.
Véanse las definiciones de las palabras cruzadas: 'mamífero plantígrado',
(resp.: oso); 'mamífero plantígrado (fem.)', (resp.: osa);'mamífero plantígrado
(pl.)', (resp.: osos).
La mención de la traducción de 'Otro' al alemán indica la dificultad con lo
marcado y la posible confusión (no explícita en francés) entre 'el otro' y el
correspondiente sustantivo abstracto 'lo otro'. No debería tomarse como una
regla de traducción sin consultar con un especialista. Lo mismo vale para los
comentarios siguientes sobre inglés.
v.1.1 S XIV Cl 08 25/01/67

Traducimos 'tirage ' por 'tiraje', entendiendo que se refiere a la difusión en


los países anglófonos; podría ser 'dificultad' en sentido figurado, lo que es
preferido por otras traducciones.
(p 100)
15 He podido darme cuenta con motivo de mi discurso en Baltimore: yo lo traduje por the
Other, parece que eso no es obvio. Imagino que es en razón del valor completamente
diferente que tiene el the, este artículo definido, en inglés. Hizo falta que para hablar de
este Otro, de mi "Otro", pasara por the otherness. Se trataba siempre de ir en el sentido
de lo no marcado. Tomamos el camino que pudimos, en inglés, nos hizo falta pasar
por una cualidad, una cualidad incierta, la otherness, es algo que se esconde
completamente; esencialmente porque cuando lo designemos será siempre Otro.
No puedo decir que me sea fácil encontrarle un representante al sentido que quiero dar al
Otro y, seguramente, para aquellos que me han propuesto una traducción, tampoco.

16 Pero esto en sí mismo es bastante significativo de eso de lo que se trata, y muy


precisamente de la repugnancia que hay a introducir en la categoría del Otro, la función de
la marca. Cuando ustedes tienen que vérselas con el Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob, ustedes no están privados de marca, es por lo que eso no es evidente; también
aquellos que tienen que ver directamente, personalmente, con esta especie de Otro,
ellos también tienen un destino bien marcado.

17 Había pensado, para algunas personitas de esta tribuna que me rodean, en prestarles el
servicio de elucidar un poco la cuestión concerniente a su relación con el nombre del
Dios de nombre impronunciable, a aquel que se expresó en el registro del yo [je ], es
preciso decirlo; no yo soy el que soy, pálida transposición de un pensamiento plotiniano,
sino del yo soy lo que soy [je suis ce que je suis ], simplemente. Había pensado: "volveré
siempre a eso para prestarles este servicio, y quedaremos siempre allí, en tanto que no
hayamos retomado la cuestión del nombre del padre". Hablo de los pequeños, están
también los grandes. Los grandes judíos no me necesitan para enfrentarse a su Dios.

18 Pero tenemos aquí que ocuparnos del Otro en tanto campo de la verdad, y de que este
Otro esté marcado, lo queramos o no como los filósofos, que esté marcado en el comienzo,
por la castración. He aquí de qué nos vamos a ocupar hoy. Es eso contra lo cual, desde
que el análisis existe, nada podría prevalecer.

referencia

19 Por eso considero que hay todo un lugar de ruptura sobre cierto terreno, que hay
especulaciones sobre las cuales no hace falta dejarse llevar por esta pendiente, ni siquiera
juzgar, como se me lo ha imputado, sino simplemente ir a buscar eso de lo cual ella
testimonia involuntariamente: de la verdad que le falta.

20 Porque subrayar, como lo ha hecho el pensamiento de cierto filósofo contemporáneo,


que en tal punto hay algo que toma el sitio de una falta y que expresa de manera más o
menos embarazada con la conciencia no tética de sí, de la cual no hay nada para decir, si
no es más que eso no es un Unsinn, porque un Unsinn no es nada en cuanto al sinn
(sentido), lo sabemos. Pero hablando con propiedad, -dije: "conciencia no tética
de sí"- que es, hablando con propiedad, sinnlos.
v.1.1 S XIV Cl 08 25/01/67

Alemán. Unsinn (sustantivo): tontería, locura, inexactitud.


sinnlos (adjetivo): insensato, necio, imprudente, sin conciencia. Ejemplo: Er
ist sinnlos betrunken: está borracho perdido. Lacan, probablemente
siguiendo a Wittgenstein, juega con el significado de los afijos Un y los.

21 Es aún demasiado decir, mucho conceder, que este punto podría ser la marca del lugar
mismo que a ese algo lo haría indicar como faltante. Pero esto no está en ninguna parte:
no hay nada parecido, no es en esta impensable anterioridad de lo que se instaura como
punto de Selbstbewußtsein que debemos buscar ese punto nodal, si es necesario
definirlo. Y es necesario definirlo porque él es hallable; van a ver este punto nodal que
sería, -para nosotros, en la posición en la que estamos puestos- el pivote en donde
encontrar el lugar del cogito.
(p. 101)
21a No es nada, sin embargo, que el Otro reaparezca, por ejemplo, en tal especulación, en
tanto que aquí yo lo invoque. Si hablo de eso es para mostrar que hasta en los detalles mas
rebuscados, sólo la ruptura puede responder a la investigación anteriormente trazada.
E 43
22 Cómo, por ejemplo, no darse cuenta de que este pensamiento que invoco aquí sin querer
darle su rótulo, precisamente para marcar que eso de lo que se trata, que tenemos que
zanjar sobre este camino del pensamiento; no podría de ninguna manera, autorizarse en un
rótulo, y menos en el mío.

23 Miren adonde nos conduce este pensamiento cuando se trata del desorden [déroute ] del
voyeurista, por ejemplo, este acento puesto, esta mirada también, este pensamiento que lo
dirige, para justificarlo, hacia su sorpresa, la del voyeurista, por la mirada de un otro,
justamente del que llega de improviso mientras que él tiene el ojo en la puerta, de modo
que esta mirada es ya suficientemente evocada por el ruidito anunciador de esta llegada.
Cuando muy precisamente, de lo que se trata en cuanto al estatuto del acto del voyeurista,
es bien de algo que nos es preciso también nombrar: se trata de la mirada, pero hay que
buscarla en muy otro lado, a saber, justamente en lo que el voyeurista quiere ver, pero allí
donde desconoce que se trata de lo que lo mira más íntimamente, de lo que lo coagula [fige
] en su fascinación de voyeurista hasta el punto de hacerlo a él mismo, tan inerte como un
cuadro.

24 No retomaré el plan de lo que ya he desarrollado ampliamente, sino la errancia radical que


es la misma que se expresa en A puerta cerrada [Huis clos ] en esta fórmula: que el
infierno es nuestra imagen por siempre fijada en el Otro. ¡Lo que es falso! Si el infierno
está en alguna parte está en el yo [je ]; en este error no hay ninguna mala fe a invocar, tan
excusante, al fin de cuentas, como la astucia cristiana, apologética de la buena fe, hecha
para domesticar el narcisismo del pecador. Hay vía justa, hay vía falsa, no hay transición;
los tropiezos de la vía falsa no tienen ningún valor, en tanto que no son analizados y no
pueden serlo más que a partir de una salida radicalmente diferente en la ocasión en la
óptica de la misión de los principios del inconciente y la búsqueda de lo que
constituye su estatuto.

A puerta cerrada, obra de J.P.Sartre.

25 Lo que suplementa al defecto de la Selbstbewußtsein, no podría ser de ninguna manera


situado como su propia imposibilidad. Tenemos que buscar en otra parte su función, si
puedo decir, que no será [ya] la misma función. Acerca de lo que es de esa huella sobre la
cual hizo falta, viniendo de alguna confusión en la que parece necesario, casi, encontrarse
implicado (porque he podido escuchar [lo siguiente] de la boca de un analista: que había
v.1.1 S XIV Cl 08 25/01/67

allí, a pesar de todo, algo para retener en la aproximación que desde afuera se trataba de
instaurar, la llegada de cierto pensamiento sobre el fondo supuesto de una filosofía
pretendidamente atacada e incluso, subvertida por ella). Es muy sorprendente que la
posibilidad de tal inferencia pueda ser admitida como efecto posible de lo que se llama
alienación. He escuchado esto, en boca de alguno que no comete siempre errores, en una
fecha en la que yo no había hecho sonar bastante en sus orejas lo que es preciso pensar del
término: alienación.

referencia
(p 102)
26 La alienación no tiene nada que ver con lo que resulta de deformación, de pérdida de la
comunicación, incluso diré de la manera más tradicional: está suficientemente establecida
en un pensamiento que se llama marxista, está claro que la alienación en el sentido
marxista, no tiene nada que ver con lo que no es, hablando propiamente, sino confusión.
La alienación marxista, por otra parte, no supone absolutamente en sí la existencia del
Otro; consiste simplemente en que yo no reconozco, por ejemplo, mi trabajo en esto, que
no tiene nada que ver con lo que nosotros estudiamos y que ninguna persuasión
sociológica modificará en ningún caso; a saber, que mi trabajo me vuelve y que hace falta
que pague por él un cierto precio. Hay ahí algo que no se resuelve por ninguna dialéctica
directa, que supone el juego de toda clase de eslabones bien reales si se quiere modificar,
no la cadena ni el mecanismo, que es imposible de romper, sino las consecuencias más
nocivas; lo mismo respecto de la alienación, y es por eso que lo importante de lo que
enuncio aquí de la alienación toma su relieve no, de que tal o cual permanezca más o
menos sordo al sentido de lo que articulo, sino, muy precisamente, de sus efectos sobre
aquellos que lo comprenden perfectamente, con la condición de que les concierna de
manera eminente.

27 Es por eso que es al nivel de los analistas, que algunas veces, sobre lo que enuncio de mas
avanzado, recojo los signos de una angustia que puede llegar hasta la impaciencia; así la
última vez he podido enunciar de una manera lateral, hecha para dar su verdadero
esclarecimiento a lo que definía como la posición del Yo no soy en tanto que es correlativa
a la función del inconciente, y que yo articulaba sobre ese punto la fórmula, como la
verdad de lo que el amor me permite formular, o sea: Si tú no eres, yo muero [si tu n'es
pas, je meurs ], dice el amor; conocemos ese grito y lo traduzco como: Tú no eres nada,
más que eso que soy [tu n'est rien que ce que je suis ].

28 No es extraño que tal fórmula, que va ciertamente más allá mientras traza la apertura hacia
el amor, por esto simplemente: que indica que la Verwerfung que constituye, proviene
precisamente de esto: que el amor no piensa, pero [esta Verwerfung] no articula, como
Freud lo hace, pura y simplemente, que el fundamento del amor sea el Lust-Ich y que -
Freud lo afirmaba- no sea otra cosa que el efecto del narcisismo.

29 Cómo entonces, en una fórmula que parece que es infinitamente más abierta, para no
quedarnos cortos con esta observación implicada en cierto mandamiento que pienso no les
es desconocido: que es en lo más secreto de ti mismo que debe ser buscado el fundamento
del amor al prójimo.
(p. 103)
29 a ¿Cómo puede una tal fórmula en una oreja analítica, evocar no sé que alarma, como si lo
que yo hubiera pronunciado fuese despreciativo? Y si, como lo he escuchado, cometiera
alguna imprudencia de ese orden, frente a mis oyentes de veinticinco años; me hubiera
permitido afirmar una proposicion que redujera el amor a nada [rien ].
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30 Cosa singular, al nivel de los veinticinco años, hay algunos que vienen a hacerme en la
semana siguiente confidencias, reacciones singularmente tónicas. Por austera que sea la
fórmula, ella les pareció saludable a muchos.

tu n'est rien que ce que je suis

tu n'est que ce rien que je suis


E 44
31 ¿Qué es lo que condiciona, entonces, la inquietud de un analista si no es esto que he
marcado bajo esta fórmula con el corchete que desplaza por un nada [rien ] el nada [rien ]:
Tú no eres sino esa nada que yo soy [Tu n'es que ce rien que je suis ]? No es menos
cierto que la fórmula precedente, en tanto que nos remite a la función clave que vuelve el
estatuto de este yo del yo soy a este a ; esto es, en efecto, toda la cuestión. Ahí está eso
sobre lo cual quiero hoy detenerme todavía un poco, y del cual se concibe, en efecto, que
interesa al analista en tanto que sólo en la operación del análisis nos permite ir bastante
lejos en esta relación del pensamiento al ser, al nivel del yo [je ]. Para que sea lo que
introduzca la noción de castración, el a en esta operación debe ser asumido en tanto que
significante; el a , en el camino que traza el análisis, es el analista. Es porque el analista
tiene que ocupar esta posición de a , que en efecto para él, la fórmula que muy
legítimamente levanta la angustia que conviene, si se recuerda lo que he formulado de la
angustia: que ella no es sin objeto.

32 Esto indica que ella es tanto más fundada, como que con este objeto, aquél que es llamado
por la operación significante que es el análisis, se encuentra en este lugar suscitado a
interesarse, por lo menos por saber cómo él lo asume. Estas cosas son todavía bastante
distantes de la consideración que podríamos darles aquí. ¿Cómo no reconocer que no hay
ahí nada que deba desviarnos más que lo que desde hace mucho tiempo había sido
formulado por las vías del cortocircuito aforístico de una sabiduría perdida, pero no
completamente sin eco, bajo la forma: Reconócete, tú eres esto? Lo que, bien entendido,
no podría sino permanecer opaco a partir de un cierto sesgo de la tradición filosófica.

Final del Seminario I . Es una referencia a los Uspanishad.

33 Si esto no puede ser, en efecto, identificado al correlato de la representación en el que se


instaura en esta tradición el sujeto, nada es más vacío que esta fórmula, que es su
representación. Ahí hay algo de lo que es muy fácil decir que corrompe el desarrollo
moderno de un pensamiento bajo el nombre de idealismo, y el estatuto de la representación
como tal, nosotros tenemos que retomarlo.

34 El estructuralismo, no quiero nombrar a otros -por ejemplo, Nouvelles critiques-


debe, bien entendido, articular algo respecto de la representación. No es muy
claro, si abrimos el último volumen que apareció de las Mitológicas de Claude
Lévi-Strauss que si el análisis de los mitos, tal como nos es presentado, tiene un
sentido, es que saca de su eje completamente la función de la representación.
Seguramente, tenemos que ver con materia muerta, respecto de la cual no tenemos ninguna
relación con el juego*.

* Otras versiones: "con el yo [je ]".


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35 Este análisis es un juego, un juego fascinante por esto: porque nos recuerda (podrán
encontrar el testimonio desde las primeras páginas, del último volumen de De la miel a las
cenizas de Lévi-Strauss, en donde vemos articularse en un cierto número de mitos) las
relaciones de la miel, en efecto concebida como sustancia nutricia, preparada por otros
que por el hombre y de algún modo, frente a la distinción de la naturaleza y la cultura, con
lo que opera más allá de lo crudo y de lo cocido de la cocina, o sea, lo que se hace humo:
el tabaco.

36 Encontramos bajo la pluma de su autor algo singular relativo a esta observación que se
articula con ciertos textos medievales acerca de que antes que el tabaco nos llegue, su sitio
estaba de algún modo preparado por este opuesto: la ceniza, que estaba ya indicada por
relación a la miel; que de algún modo, la cosa miel desde siempre esperaba a la cosa
tabaco. Sigan o no esta vía del análisis de Lévi-Strauss, ¿no está hecha para sugerirnos lo
que conocemos en la práctica del inconciente y para empujar más lejos la crítica de lo que
Freud articula bajo el término de Sachevorstellung?

37 En la perspectiva idealista se piensa: ¿por qué, después de todo, Freud no habría escrito
'representación de cosa' en tanto que son las cosas las que están representadas? Pero ¿por
qué nos repugnaría a nosotros, pensar las relaciones de las cosas como soportando algunas
representaciones que pertenecen a las cosas mismas? Porque las cosas se hacen señales [ce
font signe ] con toda la ambigüedad que puedan poner en este término. Se hacen señales
entre ellas, pueden llamarse y entenderse y ordenarse como orden de las cosas. Que, sin
ninguna duda, es ahí que jugamos cada vez que interpretamos como analistas: hacemos
funcionar alguna cosa como Bedeutung.

38 Seguramente ahí está la trampa y esto no es tampoco trabajo analítico; por entretenido que
sea el juego de encontrar en el inconciente la red, la trama del viejo mito, allí estaremos
siempre servidos. Desde que se trata de la Bedeutung, encontraremos todo lo que
queramos como estructura de la era mítica; es por eso que al fin de cierto tiempo el juego
ha fastidiado a los analistas, se han dado cuenta de que era demasiado fácil cuando se trata
de textos recogidos, atestiguados, de mitos existentes, que no son cualesquiera, justamente.

39 Pero a nivel de lo inconciente, del sujeto en el análisis, el juego es mucho más sutil. ¿Por
qué? Precisamente porque él está ahí desanudado, viene a conjugarse con un yo no soy,
que se manifiesta bastante -lo dije la última vez- en sus formas que hacen en el sueño
omnipresente y nunca completamente identificable, la función del yo [je ]

40 Pero otra cosa debe retenernos, precisamente los agujeros en este juego de la Bedeutung.
¿Cómo no hemos subrayado esto que es, sin embargo, de una presencia enceguecedora, a
saber: el costado de una Bedeutung taponada, si puedo decir, bajo el cual se manifiesta
todo lo que atañe al objeto a ?
(p 105)
41 Por supuesto, los analistas hacen todo para ligarlo a alguna función primordial que
imaginan haber fundado en el organismo, como por ejemplo, cuando se trata de un objeto
de la pulsión oral; es también por eso que ellos irán a hablar, incorrectamente, de buenas o
de malas leches, mientras que no se trata de nada de eso sino del seno. Es imposible
hacer el vínculo de la leche a un objeto erótico, lo que es esencial al estatuto del objeto a ,
mientras que en cuanto al seno la objeción no es la misma. Pero ¿quién no ve que un seno
es algo -habían pensado ustedes en eso- que no es representable?
E 45
42 No pienso que en una forma simple, un seno pueda representar un objeto erótico, ¿son
ustedes capaces, en términos de representación, de definir, ¿en nombre de qué? ¿qué es un
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bello seno?. Aunque el término sea pronunciado, desafío a quien sea a dar un soporte
cualquiera a este término bello seno. Si hay algo que se constituye en eso haría falta para
eso, como un día un aprendiz de poeta que no está lejos articuló al fin de una cuarteta que
él cometió, estas palabras: ¨la nube deslumbrante de los senos".

42a No hay ninguna otra manera de jugar este registro de lo nebuloso que adjuntándole algo
más, del orden del reflejo; o sea, de lo menos aprehensible por lo cual puede ser posible
soportar la Vorstellung, lo referente a este objeto que no tiene otro estatuto sino lo que
podemos llamar con toda la opacidad de estos términos: un punto de goce. ¿Qué quiere
decir esto?

43 Diría que voy a tratar de utilizar un poco (no sé como llegaré a hacerselo pasar, no
importa) lo que he escrito en otros términos, mientras me esforzaba por centrar, para
hacerles sentir a ustedes, lo que llamo en esta ocasión esta síncopa de la Bedeutung: lo
que eso era, para mostrarles que está ahí el punto que viene a colmar el signo desde donde
subitamente me apareció, que es lo que había de más propio para soportar ese rol del
objeto seno en el fantasma, en tanto que está verdaderamente proscripto, soporte específico
del juego* de la pulsión oral. No es otra cosa más que la fórmula que les he dado aquí cien
veces para ilustrar el carácter puramente estructural del Sinn: "colorless ideas green", estas
ideas sin color y verdes, "sleep furiously". Nada me parece poder expresar de una manera
más adecuada el privilegio de este objeto, nada lo expresa de manera más adecuada, es
decir, poética: que ellos duermen furiosamente en la ocasión. Despertarlos, no es un
asunto sencillo, de eso se trata cuando se trata de los senos.

"colorless …", véase Clase 1 , párrafo 49.


*en varias versiones: ¨soporte específico del yo [je ]

44 Esto está hecho para ponernos sobre una huella, la que va a aproximarnos a la cuestión
dejada en suspenso de lo que puede permitirnos suplantar a esta Selbstbewußtheit. Pues
bien entendido, esto no es otra cosa que el objeto a , solamente es preciso hallarlo en
donde está. No es porque se sepa su nombre de antemano, que se lo encuentra. Por otra
parte, encontrarlo no significa nada sino alguna ocasión de diversión.
(p 106)
45 ¿Qué es lo que Freud viene a articular para nosotros si tomamos las cosas a nivel del
sueño? Nos sorprenderemos por lo que suelta, si puedo decir, para indicar cierto lado de
vigilia del sujeto precisamente en el dormir. Hay algo que caracteriza esta falta [faute ]
que designo como fundamental de la alienación. Si el yo [je ] es verdaderamente más
que la opacidad de la estructura lógica, es la intransparencia de la verdad de lo que da el
estilo del descubrimiento freudiano: no es extraño verlo decir que tal sueño que contradice
su teoría del deseo, no significa otra cosa que el deseo de contrariarlo.

45a ¿No es suficiente, a la vez, para mostrar la justeza de esta fórmula que articulo: que el
deseo es el deseo del Otro, mostrar en qué suspenso es dejado el estatuto del deseo si el
Otro justamente puede ser dicho no existente?

46 ¿No es acaso aún más notable ver a Freud, al final de una las secciones del capítulo VI,
sobre el que insistí la última vez, precisar que es de una manera muy segura que el soñador
se arma y se defiende con esto: que lo que sueña es sólo un sueño? A propósito de lo cual
va a insistir sobre esto: que hay una instancia que sabe siempre, que dice que el sujeto
duerme, y que esa instancia, aunque eso puede sorprendernos, no es el inconciente, es
precisamente el preconciente que representa, nos dice, el deseo de dormir.
v.1.1 S XIV Cl 08 25/01/67

"sólo es un sueño": S. Freud, La interpretación de los sueños, capítulo VI ,


La elaboración onírica, I La elaboración secundaria. Biblioteca Nueva Tomo
II pág 644. Amorrortu Tomo V pág. 485

47 Esto nos dará algo para reflexionar sobre lo que pasa al despertar, porque si el deseo de
dormir [désir de dormir ] se encuentra por la intermediación del dormir [sommeil ] tan
cómplice con la función del placer en tanto tal, en tanto él se opone a la realidad ¿Qué es
lo que nos garantiza que saliendo del dormir el sujeto esté más protegido contra el deseo en
tanto que él enmarca lo que se llama realidad?

47a El momento de despertar tal vez no es jamás sino un corto instante: aquel en que se cambia
el telón. Pero dejemos ahí esta primera puesta en suspenso sobre la que volveré y que, sin
embargo, hoy quise tocar: el despertar.

48 Sigamos a Freud: soñar que se sueña debe ser el objeto de una función, seguramente para
que podamos decir que en todas las ocasiones esto designa el acercamiento inminente de la
realidad, que algo pueda percibirse que se resguarda en una función de error para no situar
la realidad. ¿No vemos que hay ahí una vía exactamente contraria al aserto de que una
idea es transparente a sí misma, la huella de algo que merece ser seguido?
(p 107)
49 Para hacerles sentir cómo entenderlo, me parece que no puedo hacer mejor que ir, gracias
al camino que me abre una fábula bien conocida, sacada de un viejo texto chino, de
Tchuang Tzu. Dios sabe lo que se le hace decir, especialmente a propósito de este sueño
bien conocido, de que él habría dicho haberse soñado él mismo como una mariposa.
Habría interrogado a sus discípulos sobre el tema de saber cómo puede distinguirse
Tchuang Tzu soñándose mariposa, de la mariposa que completamente despierta, creería
que no haría sino soñar con ser Tchuang Tzu. Es inútil decir que esto no tiene en el texto
de Tchuang Tzu, en absoluto, el sentido que se le da habitualmente. Las frases que siguen
muestran suficientemente de qué se trata; y eso nos lleva al tema de la formación de los
seres y de las leyes que se nos escapan desde hace mucho tiempo en gran medida; quiero
decir, en cuanto a lo que era exactamente pensado por aquellos que de eso, han dejado las
huellas escritas. Este sueño yo me permito suponer que no ha sido transmitido
exactamente.

50 Tchuang Tzu cuando él se soñó mariposa se dijo: "esto es sólo un sueño", lo que es
completamente conforme a su mentalidad; él no duda un instante en superar este pequeño
problema de su identidad, que es ser Tchuang Tzu. Él se dice: "esto es sólo un sueño" y es
precisamente en lo que él le falla a la realidad, porque en tanto que algo que es el yo [je ]
de Tchuang Tzu, descansa en esto que es tan esencial a toda condición del sujeto, a saber,
que el objeto es visto, no hay nada que nos permita superar mejor lo que tiene de traidor
este mundo de la ficción, en tanto que soportaría alguna especie de rejunte, de cualquier
manera que la llamemos: mundo o extensión, de la cual el sujeto sería el único soporte y el
único modo de existencia.

Chuan-Zu I.2.13. Análisis y traducción, Carmelo Elorduy S.J. Monte Avila


editores, Caracas, 1993 . pág 22
E 46
51 Lo que hace la consistencia de este sujeto en tanto que ve, es decir, en tanto que sólo tiene
la geometría de la visión, en tanto que puede decir esto al Otro: esto está a la derecha, esto
a la izquierda, esto está adentro o esto está afuera . ¿Qué es lo que le permite situarse como
yo [je ] sino esto que ya subrayé: que él mismo es cuadro en este mundo visible? Que la
mariposa no es otra cosa que lo que lo designa a él mismo como mancha, y como lo que
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tiene de original la mancha en el surgimiento, a nivel del organismo, de algo que hará
visión. Es bien en tanto que el yo [je ] mismo es mancha sobre fondo, que eso de lo cual
va a interrogar lo que él ve, y lo que él no puede encontrar y que se esconde, este origen de
la mirada, sólo manifiesta, al ser articulado por nosotros, la luz del sol para inaugurar lo
que es del orden del yo [je ]; en la pulsión escoptofílica. ¿No está allí el "yo sólo sueño" y
lo que enmascara la realidad de la mirada en tanto que hay que descubrirla?

52 Este es el punto al que quería conducirlos hoy respecto del recuerdo de la función del
objeto a y su correlación estrecha al yo [je ]. Sin embargo, no es verdad que cualquiera sea
el vínculo que soporta, que indica encuadrando el yo [Je ] de todos los fantasmas, no
podemos todavía captar en la multiplicidad de estos objetos a lo que le da este privilegio
en el estatuto del yo [je ] en tanto que se plantea como deseo.
p.108.
53 Es eso lo que nos permitirá dibujar, inscribir de una manera más precisa, la invocación de
la repetición. Si el sujeto puede inscribirse en cierta relación que es relación de pérdida
respecto de este campo donde se dibuja el rasgo en el cual se asegura de la repetición, es
que este campo tiene una estructura. Digamos lo que hemos adelantado ya bajo el término
de topología para asegurar de una manera rigurosa lo que quiere decir el objeto a en
relación a una superficie. Nos hemos ya aproximado en esta imagen de este algo que se
recorta en ciertas superficies privilegiadas, de manera de dejar caer [tomber ] algo de este
objeto de caída [chute ] que nos ha retenido y que hemos creído deber ilustrar con un
pequeño fragmento de superficie. Hay ahí, todavía, representación grosera e inadecuada.

54 No hay que rechazar [repousser ] la noción de superficie, ni la noción del efecto del rasgo
y del corte; no es seguramente a partir de la forma de tal o cual fragmento, que él propicia
que nos aparezca esta imagen, la más próxima de lo que es traído al discurso analítico bajo
el término de objeto parcial; que nos es preciso contentarnos respecto de las superficies
que hemos definido, no como algo que haya que considerar bajo el ángulo espacial, algo
precisamente en el que cada punto testimonia una estructura que no puede estar excluida;
quiero decir que es en tanto que tendremos que articular ahí algunos efectos de corte, que
conoceremos algo en esos puntos evanescentes que podemos describir como: el objeto a .
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 09 01/02/67

yo yo
no no
pienso soy

Cogito, ergo Es
E 47
(p. 111)
1 Les agradezco que hayan venido tantos hoy mientras que estamos -nadie lo ignora- en un
día de huelga. Les agradezco tanto más -tengo también que excusarme por eso- por este
anuncio que he hecho de que haría lo que se llama mi seminario -ciertamente una parte de
las personas de las que están aquí están en esto. Tenía, en efecto, la intención de hacerlo
sobre el tema humorístico.

2 Había escrito este cogito ergo Es, que como lo sospechan es un juego de palabras y juega
sobre la homonimia, la homofonía aproximada del es latino, y el Es alemán, que designa lo
que ustedes saben en Freud, a saber, esto que se ha traducido en francés por la función del
ello [ça ].

3 Sobre una lógica que no es una lógica, que es una lógica totalmente inédita, una lógica que
todavía no he dado, no he querido dar, antes de que sea instaurada su denominación ni su
designación.
(p. 112)
4 Mantengo para esto una que me parece válida ante mí
[par devers moi ], aunque parece conveniente esperar a haberle dado un desarrollo
suficiente para darle su designación. Sobre una lógica cuyo curioso punto de partida, el
hecho de esta elección alienante, subrayo, que le es ofrecida de un yo no pienso a un yo no
soy; uno puede preguntarse cuál es el sitio por el hecho de que estemos aquí para algo que
podría llamarse un nosotros pensamos. Ya eso nos llevaría lejos, porque este nosotros -
seguramente ustedes lo sienten- en los caminos por los que me adelanto, que son los del
Otro barrado, plantea una cuestión, de cualquier modo -aunque no es sin motivo- para una
gran audiencia, como para que haga algo que parece introducirlos bastante en las vías del
pensamiento.

5 Este estatuto del pensamiento merecería ser, de alguna manera, al menos indicado como
planteando una cuestión a partir de tales premisas. Pero hoy me limitaré a esto: es que
como todo hombre que se dedica, se imagina en todo caso dedicarse a esta operación del
pensamiento, soy muy amigo del orden. Y uno de los fundamentos, el más esencial, del
orden existente, es siempre el único al cual habría que remitirse: la huelga. Ahora bien,
siendo esta huelga seguida -me he enterado lamentablemente un poco tarde- por el
conjunto de la función pública, no tengo la intención de ser excepción. Por esto no haré
hoy la lección que ustedes podrían esperar, salvo anunciarla sobre este Cogito ergo Es.
v.1.1 S XIV Cl 09 01/02/67

6 Estoy aquí por una causa, aquella que me ha enceguecido algo más tarde de lo que convenía
y que era mejor que no hiciese la lección. Es por la presencia hoy entre nosotros del
Profesor Roman Jakobson, del que todos ustedes saben cual es nuestra deuda con él,
respecto de lo que se prosigue aquí como enseñanza. Él llegó a París ayer a la tarde, me
hizo el honor de ser mi huésped y era para mí una gran dicha hacer ante él mi lección
ordinaria. Él está de acuerdo conmigo, totalmente de acuerdo sobre esto: que es mejor que
yo no la haga, al menos ha venido y cualquiera que tenga aquí una pregunta para
plantearle, él está listo para responderla, acto de cortesía que no tiene nada que ver con el
mantenimiento de nuestra reunión de hoy.

7 Si alguien tiene la bondad de tener lista una pregunta para hacer al Profesor Jakobson, aquí en
primera fila, tiene tiempo mientras que voy a entretenerlos, a tramar algo para mantenerlos
en vilo; si la pregunta es una verdadera pregunta, puede tener interés para todo el mundo.

8 Indicaré, para tenerlos en vilo, qué vía … ¿por qué serían ustedes tan puntuales si no
previeran a qué momento candente la continuación de nuestro discurso nos conduce?
Como había ya previsto que el próximo miércoles no haré mi seminario, los cito para el 15
de febrero en que los reencontraré; espero que el hilo de lo que nos une este año sobre una
línea de atención, no se afloje demasido.
(p 113)
9 Para señalar esto de lo que se trata, este Cogito ergo Es, vean en qué sentido nos lleva, y
es una manera de volver a plantear la pregunta de qué es este famoso Es que de cualquier
manera no es obvio, puesto que también me he permitido calificar de imbéciles a aquellos
que encuentran fácilmente una especie de otro sujeto; para decirlo todo, un yo [moi ]
constituido de otra manera, de cualidad sospechosa, un yo [moi ] malo, como algunos han
dicho crudamente.

10 Por supuesto, no es fácil dar su estatuto a tal entidad. Ustedes piensan que conviene
sustantificarlo sólo por eso que nos llega de un oscuro empuje interno; eso no es de
ninguna manera descartar el problema del estatuto del Es. Porque en verdad, si fuera eso,
no sería otra cosa que esto que desde siempre legítimamente ha constituido esta especie de
sujeto que se llama yo [moi ].

11 Sienten bien que es a partir del Otro barrado que vamos a tener, no que repensarlo, sino
pensarlo, simplemente y que este Otro barrado, en tanto partimos de él como lugar en el
que se sitúa la afirmación de la palabra, es algo que pone en cuestión el estatuto de la
segunda persona.

12 Desde siempre se ha instaurado una especie de ambigüedad a partir de la necesidad misma del
camino que me ha hecho introducir por la vía de la Función y campo de la palabra y del
lenguaje, eso de lo que se trata respecto de lo inconciente. El término intersubjetividad,
seguramente, ronda aún y rondará largo tiempo, puesto que está escrito con todas las letras
en lo que fue el recorrido de mi enseñanza; nunca sin acompañarlo con alguna reserva que
no era inteligible para el auditorio que tenía; cualquiera sabe que no es fácilmente recibido
y que seguramente quedará ahí la fortaleza de lo que combato de la manera más precisa.
E 48
13 El término intersubjetividad, con los equívocos que mantiene en el orden psicológico, pone
en primer plano precisamente aquel que designo como peligroso de marcar, a saber: el
estatuto de la reciprocidad, parapeto que en psicología es el que está mejor hecho para
basar todos los desconocimientos concernientes al desarrollo psíquico. Para simbolizarlo,
marcarlo, de alguna manera con una imagen brillante y torpe a la vez, diré que el estatuto
v.1.1 S XIV Cl 09 01/02/67

de la reciprocidad en tanto que marca el límite estatutario de la madurez del sujeto se


instauraría en alguna parte del desarrollo.

13 a Para aquellos que lo hubieran visto -hay suficientes en la asamblea para que mi palabra
prenda, que los otros se informen- para aquellos que han leído o visto en el cine Los
desarreglos del alumno Törless, diré que el estatuto de la reciprocidad es lo que hace a la
buena ubicación de ese colegio de profesores que lo supervisan y que no quieren saber
nada, no tener nada que tocar de esta atroz historia. Esto que no vuelve sino más
manifiesto que para la formación de un individuo, especialmente de un niño, los
educadores harían mejor en enterarse de cuales son las mejores vías que les permitan
situarse como siendo, por su existencia misma, presa de los fantasmas de sus pequeños
camaradas; antes de buscar darse cuenta de en qué etapa, en cual estadio, será capaz de
considerar que el yo [je ] y el tú son recíprocos.

Los extravíos del colegial Törless (Die Verwirrungen des zöglings Törless) de
Robert Musil (1906). Colección Narradores del Mundo de Círculo de
Lectores: trad. Joan Parra Contreras. Película: El joven Törless, Director:
Wolker Schoendorff.
(p 114)
14 He aquí, evidentemente, aquello de lo que se trata en eso sobre lo cual avanzamos este año
bajo el nombre de lógica del fantasma. Se trata de algo que lleva consigo intereses
importantes. Seguramente esto no va de ninguna manera en el sentido de un solipsismo
sino justamente de saber de qué se trata respecto del Otro (con mayúscula), cuyo sitio ha
sido sostenido en la tradición filosófica por la imagen de ese Otro divino, vacío, que
Pascal designa bajo el nombre de Dios de los filósofos y con el cual no podríamos
absolutamente ya contentarnos; esto no por razones de pensamiento, del libre pensamiento:
el libre pensamiento es como la libre asociación. No hablemos de eso.

15 Si estamos aquí para seguir el hilo y la huella del pensamiento de Freud, aprovecho la ocasión
para decirlo, o sea para terminar con no sé que forma de tábano, del que en esta ocasión
podría ser la víctima designada.

Dios me puso sobre vuestra ciudad como un tábano sobre un noble caballo
para picarlo y tenerlo siempre despierto. Sócrates.

16 No es el pensamiento de Freud, en el sentido en que el historiador de la filosofía puede,


aunque fuese con la ayuda de la crítica más atenta de los textos, definirlo a fin de cuentas
en el sentido de minimizarlo; es decir, hacer notar que en tal o tal punto no ha ido más allá.
No se podría imputarle otra cosa que no sé que falla, agujero, retoma mal hecha, en tal giro
de lo que ha enunciado.

17 Si Freud nos retiene no es por lo que ha pensado, en tanto individuo, en tal rodeo de su vida;
lo que nos interesa no es el pensamiento de Freud, es el objeto que Freud ha
descubierto. El pensamiento de Freud tiene para nosotros su importancia, porque
constatamos que no hay mejor vía para reencontrar las aristas de este objeto que la de
continuar la huella de este pensamiento de Freud. Pero lo que legitima este sitio que le
damos es que, en todo instante, esas huellas van a marcarnos en cierto modo, de una
manera tanto más desgarrante cuánto que estas huellas están desgarradas; que el objeto del
que se trata es remitirnos a esto: se trata de no desconocerlo. Lo que es, seguramente, la
tendencia irresistible y natural, en la etapa actual de las cosas, de toda subjetividad
constituida.
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18 Es bien lo que redobla el drama de esto que se llama investigación [recherche ] y cuyo
estatuto saben también que para mí no deja de ser sospechoso; estamos muy cerca de
volver a eso y de replantear la cuestión del estatuto que podemos dar a esa palabra
investigación detrás de la cual se esconde entre nosotros, ordinariamente, la mayor mala
fe.

19 ¿Qué es la investigación? No es otra cosa que lo que podemos fundar como el origen radical
del camino de Freud concerniente a su objeto; ninguna otra cosa nos puede dar lo que
aparece como punto de partida irreductible de la novedad freudiana, a saber: la repetición.

20 Es esta investigación la que es de algún modo, ella misma repetida por la cuestión que
pone de relieve lo que llamaré nuestras relaciones, o sea, lo que tiene que ver con una
enseñanza que supone que hay sujetos para los que el nuevo estatuto del sujeto que implica
el objeto freudiano sea realizado; dicho de otra manera, que supone que hay analistas, es
decir, sujetos que sostendrían en ellos mismos algo que se aproxima, tan de cerca como sea
posible, a este nuevo estatuto del sujeto, aquel que dirige la existencia y el descubrimiento
del objeto freudiano. Estos sujetos serían aquellos que estuvieran a la altura de esto: que el
Otro, el Otro con mayúscula, tradicional, no existe y sin embargo, tiene una Bedeutung;
esta Bedeutung, para todos aquellos que me han seguido hasta aquí lo suficiente para que
las palabras que empleo tengan un sentido, esta Bedeutung basta que la rotule con algo
que no tiene otro nombre que este: la estructura en tanto que es real.

21 Si hago desplegar estas imágenes sobre las que debía correr hoy mi lección, reconocerán
una vez más la banda de Moebius que una vez cortada en dos, sin embargo no se divide; la
banda de Moebius que una vez cortada en dos se desliza de alguna manera sobre sí misma
para redoblarse de la manera más fácil, como pueden constatarlo, y al fin de cuentas para
obtener eso que está perfectamente cerrado, con un adentro y un afuera: la cuarta figura,
que es la de un toro
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22 La estructura es algo así, real. Lo que es real bajo el nombre de estructura es de la


naturaleza de lo que está aquí dibujado. Hay de alguna manera una sustancia estructural.
Esto no es una metáfora y es en la medida en que a través de esto es posible algo que
podemos reunir como un conjunto con la palabra [mot ] corte [coupure ], que eso con lo
que tenemos que ver es existente. ¿Qué hay de una enseñanza que supone también la
existencia de lo que no existe? porque no hay todavía, según toda apariencia, ningún
analista que pueda decir que soporte sobre sí esta posición del sujeto.
E49
23 Esto hace nada menos que plantear la pregunta ¿Qué me autoriza a tomar la palabra
como dirigiéndome a estos sujetos todavía no existentes? Ven que las cosas no dejan de
estar soportadas, como se lo subraya burlonamente, por algunas suposiciones de las que lo
menos que puede decirse es que son dramáticas. Esto no es, sin embargo, para hacer
psicodrama. Tenemos que clausurarlo [le clore ] por medio de una clausura [cloture ]
lógica.

24 Sea lo que que sea lo que me autoriza y quizá podamos decir un poco más sobre eso -está
claro que no estoy solo- si he de plantear una pregunta al profesor R. Jakobson, doy mi
palabra que no se lo he dejado entrever viniendo aquí en auto, no es que se me ocurra
ahora, pero es ahora cuando se me ocurre planteársela. Le preguntaré si él, cuya enseñanza
sobre el lenguaje tiene para nosotros tales consecuencias, piensa también que esta
enseñanza es como para exigir un cambio de posición radical al nivel de lo que constituye
el sujeto en aquellos que le siguen.
(p 115)
25 Le plantearía también la cuestión de saber, es una cuestión muy ad ominem, si por el
hecho mismo de lo que comporta como inflexión -no quiero emplear grandes palabras y
me cuido de palabras que puedan sugerir la ambigüedad que se liga a la palabra accesis,
incluso a la palabra que anda en las novelas de ciencia-ficción, mutación. ¡Ciertamente no
estamos en estas pamplinas! Se trata del sujeto lógico y de lo que comporta de disciplina
del pensamiento en aquellos que son introducidos a esta posición por su pensamiento. ¿Es
que las cosas para él, en las consecuencias de lo que enseña, van tan lejos? ¿Es que para él
tiene un sentido la palabra discípulo? porque le diría que para mí no lo tiene. De derecho
está literalmente disuelto, evaporado, por el modo de relación que inaugura tal
pensamiento, quiero decir que discípulo hay que distinguirlo de la palabra disciplina. Si
instauramos una disciplina que es también una nueva era en el pensamiento, algo la
distingue de aquellos que nos han precedido en esto: nuestra palabra no exige discípulo.
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26 Si Roman quiere comenzar por responder, si se le canta ... Se decidió que las personas
que tengan preguntas las plantearán y Jakobson responderá enseguida.

27 Sra. Aubry (Psicoanalista, psiquiatra infantil): dado que me intereso


particularmente en las dificultades de lectura y escritura, de acceso al
lenguaje escrito, de su valor simbólico, si en estas dificultades y
fuera de los errores que pueden ser señalados como lapsus, piensa
usted que una estructura del lenguaje se relaciona a la estructura
misma del sujeto, o más exactamente, a su posición frente al Otro.
Me explico por ejemplos de orden clínico: no leo alemán y no he
podido leer ... he retenido eso después que me fue dicho, por ejemplo
las confusiones de los fonemas B-P, D-P, M-N, son confusiones
existentes durante el aprendizaje de la palabra; el niño aprende los
fonemas en un orden determinado, comenzando por las consonantes
vocálicas* minimales comunes a todas las lenguas; después
ensancha su registro en un orden constante según las características
de la lengua materna. Pensaba que las persistencias de tales
confusiones en la edad del aprendizaje de la lectura podrían marcar
el deseo del niño de mantenerse en esa posición infantil.
* Así en todas las versiones

Esto se relaciona también, en cierta medida, al no acceso al estadio


del espejo, entendido como identificación primera, narcisista y antes
de que aparezca el je . Pues las carencias maternas, es decir, de
alguna manera la ausencia del discurso del Otro entre los seis y
dieciocho meses, determina la incapacidad de acceder en el estadio
del espejo a la imagen del cuerpo propio y naturalmente, a las
identificaciones. Ellas tienen por corolario constante una deficiencia
del lenguaje y ciertas particularidades de estructura del lenguaje,
cuando que la unidad del sonido, de la palabra, de la frase, no es
respetada en el lenguaje oral tanto como en el lenguaje escrito. Si
esta ruptura no es un lapsus, ¿no evocaría la imagen despedazada del
cuerpo y este estadio prenarcisístico?
Asimismo los errores en el uso de los pronombres personales se
basarían en la incapacidad para distinguir el yo del otro; la
incapacidad de distinguir los verbos de estado y de acción, el ser y el
actuar, no responde a este estatuto del sujeto sino de objeto actuado
por el Otro; es la definición misma de la alienación.
Todas estas cuestiones me las planteo, no solamente para las
dislexias sino para otros problemas, en particular para las psicosis
del niño antes del estadio del lenguaje.
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Una última cosa, la inversión en las sílabas de dos o tres letras


marcan efectivamente una dificultad de organización témporo-
espacial, pero todo niño que no reconoce la derecha y la izquierda de
su propio cuerpo y la del otro, puede tener dificultades para escribir;
y esto es más evidente todavía, para aquellos que escriben en espejo.
Se puede suponer que el niño diestro que encuentra siempre al otro
en espejo tendrá más dificultades en franquear estos escollos y, que
al nivel de la escritura, la zurdera favorece la inversión. El momento
de acceso al lenguaje escrito es en principio contemporáneo a la
resolución del complejo de Edipo, donde el niño en la situación
triangular ha aceptado y reconocido la ley del padre, simbólico al
mismo tiempo que social. Mientras esta evolución no es hecha, ¿es
que no está allí el rehusamiento [refus] de una incapacidad de acceso
al saber y a la representación simbólica?
Srta. L. Irigaray: Querría preguntarle a Jakobson cómo hace la
articulación entre el sujeto de la enunciación y el sujeto del
enunciado; si no cree que se puede establecer una diferenciación
entre los shifters en la función de esta articulación de la enunciación
al enunciado.
Dr. Oury: Querría pedirle una precisión a Jakobson desde hace
tiempo. En los problemas de análisis de grupos, en el interior de las
instituciones, no se tienen realmente herramientas, conceptos
teóricos, y se hace a veces uso -de una manera que puede ser
atrevida- de nociones lingüísticas; desde hace algún tiempo trato de
introducir la noción de contexto para tratar de ver ahí un poco más
claro el efecto de sentido en el interior de un grupo. Esta noción me
gustaría que se la pueda precisar más; quiero dar simplemente
algunos puntos de referencia, me he asombrado por el uso bastante
práctico de vuestro artículo sobre poética, podría ser muy útil en la
comprensión de lo que pasa en los grupos. Por otra parte, parece que
esto que está en juego en una institución son mensajes poéticos, es
decir, una especie de crítica del fonologismo, y la ubicación de un pasaje
que tiene en cuenta la sintaxis, lo que plantea como problema las
relaciones entre el plano semántico y el plano sintáctico.
¿Hay ahí un verdadero problema o una serie de falsos problemas?
En particular, con todas las nociones actuales de operadores que se
ponen en juego entre el plano sintáctico y el plano semántico, dicho
de otra manera, la recomposición sintáctica (es una imagen) de las
estructuras de un grupo, cambiando el mensaje y dando un cierto
sentido a lo que hace en la institución.
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En esta perspectiva ¿es posible precisar mejor la noción de sujeto de


la enunciación? ¿Puede articularse claramente con la de contexto y
la de mensaje sintáctico?
Sr. Medeze: Mi pregunta se situaría alrededor de la música concreta,
es decir, la posibilidad de escuchar algo que no había sido previsto,
el soporte vocal fuera de lo que puede ser del orden del rebus , si el
soporte vocal está en alguna parte como representante de una
posición del sujeto con relación al cuerpo del Otro representado en
su voz.
Dr. Stoianoff: Históricamente, la dependencia prolongada de un
grupo étnico sobre otro podría influir sobre el lenguaje del primero
de manera que se obtenga un discurso muy particular como en la
lengua búlgara. ¿Hay factores históricos de dependencia que
podrían explicar esta introducción en la lengua de una manera
mediatizada?
28 Prof. Jakobson: Me siento en una posición bastante difícil porque no
esperaba hablar; puesto que hay huelga soy yo quien debe hablar,
fuera de contexto: no sé lo que es un strike. Responderé más bien en
bloque.
La pregunta que me parece sobre todo aproximar la cuestión de la
lingüística y del psicoanálisis es la del desarrollo del lenguaje en el
niño. Allí hay problemas sobre los cuales hay que trabajar cada uno
de los dominios, estas cuestiones tienen una relación de
complementariedad. Llegamos ahora al dominio del lenguaje
infantil, lo que vemos de más en más es el gran porcentaje de
fenómenos universales: la universalidad domina. Esto cambia,
incluso, el problema de la enseñanza del lenguaje, porque vemos
ahora, que para tomar cualquier lenguaje, cada niño está preparado
por un cierto modelo innato, pues el límite entre la naturaleza y la
cultura cambia de sitio: hemos pensado que en las comunicaciones
de los animales está únicamente el fenómeno de los instintos, los
fenómenos de la naturaleza; mientras que en el hombre está la
cuestión del aprendizaje, de la cultura. Se muestra que la cosa es
mucho más complicada; que se tiene en los animales un gran rol del
aprendizaje y por otra parte, en los infantes humanos, se tiene un
papel de este modelo innato, de estas predisposiciones, de esta
posibilidad de aprender la lengua que existe en cierta edad de la
infancia; que existe algunos meses después de su nacimiento la
posibilidad de adquirir un código y por otra parte -es un fenómeno
muy curioso- que a cierta edad el niño pierde la capacidad de
aprender su primera lengua. Si el niño estuviera en una relación
v.1.1 S XIV Cl 09 01/02/67

artificial en los primeros años de su vida, donde no hubiera conocido


un lenguaje humano; puede recuperarlo completamente, puesto en
una situación normal, hasta los siete años más o menos, después de
los siete años no será capaz de aprender la primera lengua. Todos
estos fenómenos son importantes y nos muestran que debemos
analizar cada etapa de la adquisición del lenguaje desde el punto de
vista de los fenómenos biológicos, psicológicos e intrínsecamente
lingüísticos.
Permítanme detenerme en dos o tres problemas tocados aquí.
Mientras el niño comienza a hablar hay dos fenómenos totalmente
revolucionarios desde el punto de vista de la mentalidad del niño.
Una de estas etapas es la de la adquisición de los pronombres
personales. Es una gran generalización, es la posibilidad de ser yo
[moi ] en un instante y de escuchar al otro devenir yo [moi ].
Ustedes conocen esta discusión entre los niños que mientras
aprenden los pronombres dicen: no eres tú quien es yo, soy yo
quien es yo y tú no eres más que tú … etc. Por otra parte, la
incapacidad de ciertos niños cuando han aprendido el pronombre de
la primera persona, de hablar de ellos mismos y de decir su propio
nombre, porque el niño para sí mismo, no es más que yo.
Estas cosas cambian al niño completamente. Recuerdo cuando los
profesores y la señora Kast, que vinieron al principio de la última
guerra a Estocolmo, me mostraron un niño que era egocéntrico de
una manera llamativa, quería dominar todo, tener todas las casas, los
juguetes, etc. Lo estudié desde el punto de vista lingüístico y me di
cuenta que no tenía ninguna huella de pronombre personal. Les dije:
enséñenle el pronombre personal, él sabrá sus límites, sabrá que no
es el único, que hay intercambio, el yo no es más que el autor del
mensaje en cuestión. Eso anduvo.
Hay otra operación, la que es la cuestión del cambio en la vida
lingüística de un niño. Hay un caso conocido en países muy
diferentes, el de un niño que corre hacia a su padre y dice: el gato
ladra, el gato guau guau. Si el padre es pedante dice: no, es el perro
el que ladra y el gato el que dice miau. El niño llora, se le ha
destruido su juego. Si, por el contrario, el padre dice: sí, el gato
ladra y mamá hace miau … , el niño está muy contento. Le conté
esta historia a Claude Lévi-Strauss y poco tiempo después tenía su
niño, que tenía tres años, en esa época hacía estas cosas. Levi-
Strauss quiso hacerse el padre liberal, no tuvo éxito pues su hijo
consideraba ese juego como un privilegio de niño y el padre debía
hablar de otra manera.
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¿De qué se trata? Del descubrimiento que hace el niño a cierta edad;
el descubrimiento de la predicación. Se puede ligar a un sujeto un
predicado y lo esencial es que se pueden ligar al mismo sujeto
diversos predicados, el mismo predicado puede ser empleado en
relación con diversos sujetos: el gato duerme, corre, come, ladra
también; la cuestión es que el niño comprende que la predicación no
es más que la dependencia a un cuento [conte], la predicación es
desde ya una libertad individual, el niño emplea exageradamente esta
libertad. El niño no conoce la libertad dada por la emperatriz rusa
Catalina: la libertad es el derecho de hacer lo que las leyes permiten.
Entonces, el gato ladra. Nos volveremos a encontrar con los mismos
problemas en la afasia y en la antropología, porque en ciertos
pueblos el hecho de atribuir acciones a los animales, o de atribuir
acciones de cierto tipo de animales a los otros, está considerado
como un pecado, como, por ejemplo, en los Dayates, y está castigado
como el incesto. Es justamente ahí en donde la libertad quiere
romper la ley. Si se quiere discutir sobre las cuestiones del
desarrollo fonológico nos encontramos delante de los mismos
problemas de estos diferentes estadios, y podría, en una discusión
detallada, mostrarles etapas, las reglas universales, la posibilidad de
desarrollar cierta libertad, porque no hay regla universal. Está
también la cuestión importante del orden temporal, no de las
adquisiciones, sino del orden temporal de una secuencia, de una
serie, de un grupo, de las leyes.
Para la lectura, uno se encuentra en un nuevo dominio; no hay que
olvidar que la lectura y la escritura son siempre una superestructura,
una estructura secundaria: si no se habla es patología, si no se lee es
analfabetismo (si no se escribe también). Según las últimas
estadísticas de la UNESCO, en el sesenta por ciento de la población
del mundo, este fenómeno existe. Es preciso no olvidar que esos son
fenómenos completamente diferentes; es decir, que la lectura, la
escritura, envían ya a la base, que es el lenguaje hablado; pero esto
no quiere decir que la escritura es simplemente un espejo del
lenguaje hablado. Hay nuevos problemas que aparecen y uno de
esos problemas es la cuestión del espacio. La escritura no es
solamente temporal, es también espacial y lo que aparece es la
cuestión derecha/izquierda, izquierda/derecha, esto introduce una
cantidad de principios nuevos desde el punto de vista, por ejemplo,
de la estructura de la escritura; lo que es más interesante es el
análisis de diferentes formas de dislexias y de agrafía que muestran
los mecanismos y las desviaciones individuales y personales y las
desviaciones mentales: esas desviaciones están relacionadas.
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Para la cuestión de la relación entre el problema semántico y el


problema sintáctico, creo cada vez más, que vemos la oposición de
estos fenómenos que arriesgamos convertirla en demasiado rígida.
En el dominio sintáctico se trata del orden de combinaciones, de
agrupamientos; pero cada combinación se opone a otra combinación
posible y la relación entre estos dos fenómenos sintácticos es
necesariamente un fenómeno semántico. Estamos también,
necesariamente, al mismo tiempo, en el dominio de lo semántico, de
lo sintáctico y de lo gramatical. Es imposible separar estas cosas.
Para un lingüista en general no hay fenómeno en el lenguaje que no
posea un aspecto semántico. La significación es un fenómeno que
concierne a cualquier nivel del lenguaje. Ustedes saben que hay
este problema que ha sido planteado de muy bella manera, la más
bella tal vez, en la vieja doctrina de los gramáticos y filósofos del
lenguaje hindú. Es que la lengua tiene muchas articulaciones y
particularmente una articulación, según esa vieja terminología hindú,
la doble articulación de los elementos que no son significativos pero
que son necesarios para construir unidades significativas.
Esos elementos que no son significativos son -como lo han dicho los
hindúes, como ha sido repetido en la edad media y en la lingüística
desde los años treinta- esos elementos son distintivos y participan en
la significación. Si no se respetan esos elementos se obtiene el
efecto de una homonimia. La significación comienza desde el
principio y el fonema o el rasgo distintivo son igualmente signos,
signos a otro nivel, signos auxiliares, pero de cualquier modo,
signos.
Si se me pregunta cuál es el problema más actual de la lingüística, el
problema interdisciplinario, al contrario de la psicología, el
psicoanálisis, la etnología; es el problema del contexto.
El contexto tiene dos aspectos: el contexto verbalizado que está dado
en el discurso y el contexto no verbalizado, la situación: el contexto
no verbalizado pero siempre verbalizable.
Pienso que es esta cuestión de verbalización. Yo no digo que el
psicoanálisis se reduzca al problema de la verbalización pero lo que
el psicoanálisis tiene en común con la lingüística es que el problema
de la verbalización juega el rol esencial, principal, en estos dos
dominios.
[Vamos] ahora al sujeto de la enunciación y al sujeto del enunciado:
para que esta distinción sea alcanzada, el niño tiene necesidad de
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elaborar los pronombres personales, pero es un problema más


complicado. Es un problema general de la enunciación que implica
citas, y cuando hablamos o bien decimos: "Juan ha dicho eso" o
[bien] "como lo ha dicho Juan", o bien presumimos que no citamos
pero decimos cosas que no hemos visto y que en un cierto orden
deben tener sufijos especiales; "lo hemos oído decir": no hemos visto
cómo Julio Cesar fue muerto, pero si hablamos de eso, es que
citamos. Si analizamos mejor nuestras enunciaciones nos damos
cuenta de que la cuestión de las citas juega el rol primario, esencial.
La oratio directa, la oratio oblicuae, estos son problemas más
amplios que el sitio que les indica la gramática clásica. Es uno de
los problemas de los que no está aún elucidado el final. Es una
cuestión que el psicoanalista y el lingüista deben trabajar juntos.
Un fenómeno muy curioso es que en búlgaro tenemos diferentes
formas verbales para indicar el fenómeno que uno está seguro de
haber visto y los fenómenos que uno supone, que ha oído decir. Se
plantea la cuestión de saber por qué en búlgaro esto ha sido
desarrollado. Hay razones históricas de este surgimiento. Es
justamente, la influencia de una lengua sobre otra lengua: del turco
sobre el búlgaro y sobre otras ciertas lenguas. Cuestión interesante,
no solamente desde el punto de vista histórico, sino desde el punto
de vista estructural; cada cuento [conte] verbal, cada lengua, no es
una lengua monolítica, cada lengua supone variedades de subcuentos
y en los bilingües está la posibilidad de hablar en dos lenguas
diferentes, no hay cortina de hierro entre las dos lenguas que uno
emplea, hay interacción, juego de dos lenguas; hay un fenómeno
importante que juega un rol, es cómo una lengua del bilingüe cambia
por otra lengua. Hay una cantidad de posibilidades: es el problema
de nuestra actitud hacia las lenguas que hablamos.
Si, por ejemplo, hablo de nuestra generación de intelectuales rusos,
debo decir que para nuestra generación hemos podido ser bilingües o
tener muchas lenguas: ruso y alemán, ruso e inglés; pero era una
imposibilidad del código del ruso emplear en el mismo mensaje el
ruso y el inglés, el ruso y el alemán. Introducir palabras, expresiones
alemanas en una frase rusa era considerado como un fenómeno
cómico, mientras que se podían introducir tanto frases como palabras
francesas en el ruso, como saben por La guerra y la paz de Tolstoi.
Eso era posible. Choca a veces en Francia cuando digo, desde el
punto de vista de mi generación de intelectuales rusos, que el francés
no era una lengua sino simplemente un estilo del ruso hablado. Son
importantes estas relaciones entre las lenguas; esto muestra que la
actitud es diferente, que una palabra juega un gran rol en toda la
v.1.1 S XIV Cl 09 01/02/67

actitud, no solamente para con las lenguas y su estructura: para con


la cultura, etc. Esta cuestión de la complejidad del código tiene un
rol esencial.
Por ejemplo, este fenómeno búlgaro ¿qué es lo que cambia? En los
fenómenos gramaticales que empleamos, los fenómenos
gramaticales que aparecen en una lengua, cada uno tiene su función,
pero si se habla la otra lengua se puede muy bien expresar lo que
está ausente en la gramática de la primera lengua. Si hablo búlgaro,
francés o ruso, puedo muy bien decir he visto venir el barco o bien
creo que el barco ha llegado, hay ahí una gran diferencia si está
dada en la gramática o si solamente hay una posibilidad de explicarlo
por medios lexicales. Para ilustrar esta diferencia, empleo siempre
un ejemplo muy simple: si cuento en inglés que pasé la última noche
con un neighbour, con un vecino, si se me pregunta: ¿era un hombre
o una mujer? le debo responder: it is not your bussines; mientras que
si lo digo en francés debo decir que era un vecino o una vecina. Lo
que tenemos que decir y lo que podemos omitir … no es en este
auditorio que debo explicar la enorme diferencia …
(p 123)
29 La pregunta de mi amigo que admiro tanto y cuyos trabajos son para mí siempre una fuente
de instrucción -yo me siento, para emplear la palabra del Dr. Lacan, me siento su discípulo.
Debo decir que tengo grandes dificultades para responder a su pregunta. Querría que me la
formule de una manera más breve; si no, yo pido, para responder, un libro tan voluminoso
como su último libro. Yo le prometo responder esta pregunta en mi próximo viaje a París.

30 [Dr. Lacan]: ¿Piensa usted que un lingüista formado en la disciplina lingüística, esto engendra
en él una marca tal que su modo de abordaje de todos los problemas es algo que lleva un
sello absolutamente original? Usted es aquel que transmite esta especie de disciplina que
es la más próxima a la nuestra. El modo de relaciones que hace surgir en usted el hecho de
que es usted aquel que transmite esa disciplina: para usted, ¿es algo que es de la dimensión
de lo que es ser un discípulo? ¿La dimensión del discípulo es algo esencial, exigible y que
cuenta para usted?

Prof. Jakobson: Responderé a esta pregunta de la misma manera


que he respondido a aquella de la diferencia entre las estructuras
gramaticales de diversas lenguas.
Es posible para un lingüista ocuparse de cesar en ciertos
momentos de ser solamente lingüista y ver los problemas desde
otro lado, bajo el aspecto de un psicólogo, de un antropólogo, etc.
Todo esto es posible, pero la presión de las disciplinas es enorme.
¿Cual es el tipo mental del lingüista? Es curioso que un lingüista
… eso casi no existe: que uno se vuelva lingüista. Los psicólogos
han mostrado que las matemáticas, la música, son preocupaciones
de capacidades que aparecen en la edad infantil. Si ustedes leen
las biografías de los lingüistas, ven que se los ve ya predispuestos
v.1.1 S XIV Cl 09 01/02/67

a advenir lingüistas a los seis, siete u ocho años. Es la opinión de


Saussure y de una gran cantidad de lingüistas.
¿Qué es lo que eso quiere decir?. Me permito decir que la gran
mayoría de los niños saben muy bien pintar y dibujar, pero a una
cierta edad la mayoría pierde esa capacidad y aquellos que se
vuelven pintores guardan una cierta adquisición infantil, un rasgo
infantil. El lingüista es un hombre que conserva una actitud
infantil respecto de la lengua; la lengua misma interesa al lingüista
como interesa al niño; ella se vuelve para él, el fenómeno más
esencial en complejidad, y eso permite al lingüista ver las
relaciones internas, las leyes estructurales de la lengua. Pero ahí
hay también un peligro: que la relación entre lo que es el lenguaje
y los otros fenómenos pueda ser deformado fácilmente a causa del
acento demasiado unilateral puesto sobre la lengua. Ahí está lo
que es la gran necesidad del trabajo que se nombra con ese
término ambiguo, vago pero importante al mismo tiempo: el de
interdisciplinario.
Mi experiencia en Nueva York, mis encuentros con los
psicoanalistas, un antropólogo como Lévi-Strauss, yo y algunos
otros lingüistas, cuando discutimos nuestros problemas, vi que era
importante volverse, por un instante, el discípulo de esas otras
disciplinas para ver la lengua desde afuera, como se ve la tierra
desde un Sputnik.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 10 15/02/67

E 53
(p 127)
1 Me es preciso avanzar y demostrar por el movimiento de qué naturaleza es el saber
analítico. Exactamente cómo ocurre que pase este saber a lo Real. Planteamos que se
produce siempre más en la medida de la pretensión creciente del yo [je ] a afirmarse como
fons et origo del Ser. Es lo que hemos propuesto pero esto no elucida, por supuesto, nada
de lo que acabo de llamar el pasaje de ese saber a lo real. No hago aquí alusión a otra cosa
que a la fórmula que he dado de la Verwerfung o rechazo [rejet ], que es: todo lo que es
rechazado en lo simbólico reaparece en lo real .
(p 128)
2 Esta prevalencia del yo [je ] en la cima de algo que es difícil de captar sin prestarse a
malentendidos. Decir la época, decir incluso, como lo hemos dicho, la era de la ciencia, es
abrir siempre algún sesgo a una nota que se podría rotular con el término spenglerismo, por
ejemplo. La idea de fases humanas: ¿no esta ahí ciertamente, lo que puede contentarnos y
se presta a muchos malentendidos? Partamos solamente de que es verdadero que el
discurso tiene su imperio y que creo haberles demostrado que el psicoanálisis no es
pensable más que poniendo entre sus precedentes el discurso de la ciencia. Se trata de
saber dónde se ubica en los efectos de este discurso: ¿adentro, afuera? es allí, ustedes lo
saben, que tratamos de asirlo como una especie de franja que tiembla, algo análogo a esas
formas tan sensibles en que se revela el organismo. Hablo de lo que es franja.

Spengler

3 Hay, sin embargo, un paso a franquear antes de reconocer el rasgo de lo animado, pues el
pensamiento, tal como lo entendemos, no es lo animado, es el efecto del significante, es
decir, en última instancia, de la huella. Lo que se llama la estructura, es eso. Seguimos el
pensamiento a la huella [à la trace ] y a ninguna otra cosa, porque la huella siempre ha
causado al pensamiento. La relación de este procedimiento con el psicoanálisis se siente
inmediatamente por poco que se pueda imaginarlo es decir, incluso, que se tenga de eso
experiencia. Que Freud inventando el psicoanálisis sea la introducción de un método para
detectar una huella del pensamiento, ahí donde el pensamiento mismo la enmascara por
reconocerse de otro modo, de otro modo que como la huella lo designa, he ahí lo que he
promovido. He ahí aquello contra lo cual no prevalecerá ningún despliegue de freudismo
como ideología, ideología naturalista, por ejemplo. Que ese punto de vista, que es un
punto de vista de la historia de la filosofía, se haga valer en estos tiempos para gentes que
se autorizan de la cualidad de psicoanalistas, he ahí lo que manifiesta lo que va a dar más
precisión a la respuesta que requiere la pregunta que he planteado de entrada, a saber:
¿cómo se hace para que el saber analítico venga a pasar a lo real?

"à la trace " es seguir el rastro; en esta traducción se perdería el juego de


palabras.

4 La vía por la que lo que yo enseño pasa a lo real, no es otra cosa, bizarramente, que la
Verwerfung, el rechazo [rejet ] efectivo que vemos producirse en cierto nivel de la
generación de ciertos datos de la posición del psicoanalista en tanto que no quiere saber
nada de lo que es, sin embargo, su solo y único saber. Eso que está rechazado en lo
simbólico debe ser localizado en un campo subjetivo en alguna parte para volver a
aparecer a un nivel correlativo en lo real. O aquí, sin duda. ¿qué es lo que quiere decir lo
que aquí los toca? es decir, ese punto que es lo que testimonia lo que los periodistas han
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ubicado bajo la etiqueta de estructuralismo y que no es otra cosa que vuestro interés; el
interés que toman en lo que aquí que se dice. Interés que es real.
(P 129)
5 Naturalmente, entre ustedes, psicoanalistas, hay ya una generación de psicoanalistas en la
que se encarnará la justa posición del sujeto en tanto es requerida por el acto analítico.
Cuando ese tiempo de la madurez de esta generación haya llegado, se medirá la distancia
recorrida al leer las cosas impensables, felizmente impresas para que testimonien para
quien sabe leer, los prejuicios de los que habrá sido preciso apartar [extraire ] el recorrido
que necesita esta realización del análisis.

6 Entre estos prejuicios y esas cosas impensables estará también el estructuralismo. Quiero
decir, lo que se llama ahora bajo ese título de cierto valor, cierta cotización, en la bolsa de
la cogitación. Si aquellos de ustedes que han vivido lo que habrá caracterizado la mitad de
este siglo, digamos su primera parte, las experiencias que hemos atravesado de
manifestaciones extrañas en la civilización, si ellos no hubieran estado adormecidos en el
período que siguió, por una filosofía que ha continuado simplemente todo su ruido de
matraca, yo tendría ahora menos facilidad para intentar marcar los rasgos necesarios que
ustedes no estén completamente perdidos para la fase de este siglo que va a seguir
inmediatamente.

7 Cuando Freud introduce por primera vez en su Jenseits … , el más allá del principio del
placer, el concepto de repetición como forzamiento, Zwang, su repetición, Wiederholung,
esta repetición es forzada: Wiederholungszwang. Cuando lo introduce para dar su estado
definitivo al estatuto del sujeto del inconciente ¿se mide bien el alcance de esta intrusión
conceptual? Si se llama Más allá del principio del placer, es precisamente por esto:
porque rompe con lo que hasta ahí le daba el modelo de la función psíquica, a saber, esta
homeostasis que hace eco a la que necesita la sustancia del organismo, que la redobla y la
repite, que en el sistema nervioso aislado como tal, él define por la ley de la menor tensión.

8 Lo que introduce la Wiederholungszwang está netamente en contradicción con esa ley


primitiva que se había enunciado en el principio del placer, y es como tal que Freud nos la
presenta. Inmediatamente después de que hayamos leído (supongo) este texto, podemos ir
a su extremo, que Freud formula como pulsión de muerte, traducción de Todestrieb, es a
saber que no puede dejar de extender esta restricción [contrainte ] de la repetición a un
campo que no solamente envuelve al de la manifestación viviente sino que lo desborda al
incluirla en el paréntesis de un retorno a lo inanimado. Él nos solicita, entonces, hacer
subsistir como "viviente", (nos hace falta meter aquí este término entre comillas), una
tendencia que extiende su ley mas allá de la duración del viviente. Miremos esto bien de
cerca ya que está allí lo que hace la objeción y el obstáculo ante el cual se rebela de
entrada (en tanto la cosa no es comprendida), se rebela de entrada un pensamiento
habituado a dar cierto soporte al término tendencia, soporte que es el que acabo de evocar
poniendo la palabra viviente entre comillas.
(p 130)
9 La vida, entonces, en este pensamiento, no es más "el conjunto de fuerzas que resisten a la
muerte", para citar a Bichat, es el conjunto de fuerzas en el que se significa que la muerte
sería para la vida su vía. En verdad esto no iría muy lejos, si no se tratara de otra cosa que
del ente de la vida, sino de lo que podemos, en un primer abordaje, llamar su sentido; es
decir, algo que podemos leer en los signos de una aparente espontaneidad vital, puesto que
el sujeto no se reconoce ahí, pero dónde es preciso que haya un sujeto porque eso de lo que
se trata no podría ser un simple efecto de la recaída [retombée ], si se puede decir, de la
burbuja vital que revienta dejando el sitio en el estado en que estaba antes; sino de algo
que por donde lo sigamos, se formula no como este simple retorno sino como un
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pensamiento de retorno, como un pensamiento de repetición. Todo lo que Freud ha


tomado siguiendo la huella [à la trace ], en su experiencia clínica, es ahí donde va a
buscarla, adonde apunta para él el problema, o sea, eso que el llama la reacción terapéutica
negativa, o aún eso que aborda a ese nivel como un hecho, de la interrogación del
masoquismo primordial, como eso que en una vida insiste para quedar en cierto medium;
pongamos los puntos sobre las íes, digamos de enfermedad o de fracaso.

10 Es esto lo que debemos captar como un pensamiento de repetición: un pensamiento de


repetición es otro dominio que el de la memoria. La memoria sin duda evoca la huella
también. ¿Pero la huella de la memoria, en qué la reconocemos? Ella tiene por efecto,
justamente, la no-repetición. Si buscamos determinar en la experiencia en qué un
microorganismo está dotado de memoria, lo veremos en esto: que no reaccionará la
segunda vez a una excitación como la primera vez. Y después de todo, algunas veces esto
nos hará hablar de la memoria con prudencia, con interés, en suspenso al nivel de ciertas
organizaciones inanimadas. Pero la repetición es otra cosa, si hacemos de la repetición el
principio rector de un campo en tanto que es propiamente subjetivo, no podemos dejar de
formular eso que une en materia, a manera de cópula, lo idéntico con lo diferente.

10a Esto nos vuelve a imponer el empleo de un selector con este fin, de este rasgo unario del
que hemos reconocido la función electiva a propósito de la identificación. Recordaré lo
esencial en términos simples, habiendolo podido experimentar: que una función tan simple
que parece asombroso en un contexto de filósofo, o de pretendido tal, como pude tener la
experiencia recientemente, se haya podido encontrar oscuro, hasta opaco, hacer esta simple
observación: que el rasgo unario tiene el rol de referencia simbólica, precisamente por
excluir que sea la similitud, o la diferencia lo que se plantea al principio de la
diferenciación.

11 Ya he subrayado bastante aquí el uso del Uno, que es este Uno que distingo del Uno
unificante, por ser el Uno contable y por poder funcionar designando como tantos 1 ,
objetos tan heteróclitos como un pensamiento, un velo, o cualquier objeto que esté aquí a
nuestro alcance. ( puesto que enumeré tres, hay que contar: 3 ) Es decir, teniendo por
nulas hasta sus más extremas diferencias, para instaurar su diferenciación en otra cosa.
(p 131)
11a He aquí lo que nos da la función del número y todo lo que se instaura sobre la operación de
recurrencia de la cual saben que la demostración se apoya sobre este módulo único: lo
demostrado como verdadero, que lo que es verdadero para N+1 [si] lo es para N; nos basta
[entonces] saber [que vale] para N=1, para que la verdad de un teorema esté asegurada.

Principio de inducción: una proposición que depende de un número N , si: 1)


Es verdadera para N=1 . 2) suponiendo que sea verdadera para un número
N , se la demuestra para N+1 ; entonces es verdadera para todo número.

11b Eso funda un ser de verdad que es enteramente de deslizamiento, esta clase de verdad, si
puedo decir, la sombra de una sombra, permanece sin captura sobre ningún real. Pero si
descendemos en el tiempo para retomar el esquema identificatorio de la alienación y
ver cómo funciona, observaremos que el 1 basal de la operación de
recurrencia no está todavía ahí, que él no se instaura sino por la repetición misma.

12 Retomemos, no hace falta que señalemos aquí que la repetición no podría deducirse
dinámicamente del principio del placer. Nosotros lo hacemos sólo para hacerles sentir el
relieve de eso de lo que se trata: el mantenimiento de la menor tensión como principio del
placer, no implica de ningún modo la repetición; al contrario, el reencuentro de una
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situación de placer en su mismidad no puede ser sino la fuente de operaciones cada vez
más costosas que seguir simplemente el sesgo de la tensión menor. Siguiéndola como una
línea isoterma, si puedo expresarme así, acabará por llevar de situación de placer en
situación de placer al sostenimiento deseado de la menor tensión. Si ella implica algún
bucle, algún retorno, no puede ser más que por la vía, si se puede decir, de una estructura
externa que no es de ninguna manera impensable puesto que yo evocaba recién la
existencia de una línea isoterma.

13 No es de ninguna manera, así y del afuera, que se implica la existencia del Zwang en la
Wiederholung freudiana, en la repetición. Una situación que se repite como situación de
fracaso, por ejemplo, implica coordenadas no de más o menos tensión sino de identidad
significante, del más o del menos como signos de lo que debe ser repetido. Pero ese signo
no era llevado como tal por la situación primera, entiendan bien, ésta no estaba marcada
por el signo de la repetición, sin esto no sería primera. Es más. es preciso decir que ella se
vuelve la situación repetida y por eso está perdida como situación de origen: que hay algo
perdido por el hecho de la repetición y esto no solamente está perfectamente articulado en
Freud, sino que lo ha articulado antes de haber sido llevado al enunciado del más allá de
principio del placer.

14 Desde los Tres ensayos sobre la sexualidad, vemos surgir como imposible el principio
del hallazgo: que haya en el metabolismo de las pulsiones esta función del objeto perdido
como tal, ya el simple abordaje de la experiencia clínica le había sugerido a Freud su
hallazgo y su función. Ella da el sentido mismo de lo que surge bajo la rúbrica de la
Urverdrängung: es por eso que es preciso reconocer que lejos de que haya ahí ruptura en
el pensamiento de Freud, hay más bien preparación por una significación entrevista,
preparación de algo que encuentra al fin su estatuto lógico último bajo la forma de una ley
constituyente aunque no sea reflexiva, constituyente del sujeto mismo y que es la
repetición.
(p 132)
15 El grafo, si se puede decir, de esta función, pienso que todos ustedes lo han visto pasar
bajo la forma que le he dado como soporte intuitivo, imaginativo, de esta topología del
retorno, para que se solidarice la marca que es tan importante como su efecto directivo, a
este respecto él mismo ilustrado, a saber, su efecto retroactivo, lo que llamé recién lo que
ocurre cuando por el efecto del repitiente, lo que estaba a repetir se vuelve lo repetido. El
rasgo en el que se sustenta lo que está repetido, en tanto que repitiente debe cerrarse,
reencontrarse en el origen, este rasgo que por sí mismo así desde entonces marca lo
repetido como tal. Este trazado no es otro que el doble bucle, o aún, como yo lo he
llamado, el ocho invertido.

16 Es lo que en la operación primera, fundamental, inicial como tal de la repetición, da ese


efecto retroactivo que no se puede separar de él, que nos fuerza a pensar la relación tercera
del 1 al 2 que constituye el retorno, que vuelve cerrándose hacia ese uno primero para dar
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este elemento no numerable que llamo el uno en más, que por no ser reductible a la serie
de los números naturales, ni sumable ni sustraíble a ese 1 y a ese 2 que se suceden; merece
incluso este título de uno en exceso que designé como esencial a toda determinación
significante y siempre lista a aparecer, haciéndose aprender de una manera huidiza,
detectable en lo vivido desde que el sujeto contante tiene que contarse entre otros.

17 Observemos que está ahí la forma topológica más radical y que ella es necesaria para
introducir lo que en Freud se hace valer bajo sus formas polimorfas que se conocen bajo el
término de regresión, sea tópica, temporal o formal; no hay ahí regresión homogénea, su
raíz común hay que encontrarla en ese retorno, en ese efecto de retorno de la repetición.

18 Ciertamente no es sin razón que he podido retardar tanto tiempo el examen de estas
funciones de la regresión, bastaría referirse a un artículo aparecido en alguna parte sobre
un terreno neutro, médico, sobre la regresión, para ver la verdadera hiancia que deja
abierta cuando un pensamiento habituado a no excesiva luz trata de conjugar la teoría con
lo que le sugiere la práctica psicoanalítica. La clase de curiosa valorización que la
regresión recibe en los estudios teóricos recientes, responde sin duda a algo en la
experiencia del análisis, desde donde merece, en efecto, ser interrogado lo que puede
comportar de efecto progresivo la regresión, que como cada uno sabe, es esencial al
proceso de la cura como tal.
(p 133)
19 Basta ver la distancia que deja veraderamente abierto todo lo que a este propósito es re-
evocado de las fórmulas de Freud con lo que se deduce en cuanto al uso de la práctica;
remitámosnos a este artículo que está en el último número de la Evolution psychiatrique,
para ver hasta que punto la regresión de la que se trata es de naturaleza tal que nos sugiere
la cuestión de saber si no se trata de otra cosa que de una regresión teórica. En verdad,
está allí el modo mayor de ese rechazo que designo como esencial a la posición presente
del psicoanalista. Retomar tal o cual cuestión de nuevo en su origen, como si no hubiera
sido ya en alguna parte zanjada, se hace durar el placer, no es seguramente asunto de
aquellos de los cuales tomamos la responsabilidad.

Ref:

20 Volveré sobre eso a su tiempo, porque si bien hay en todos estos efectos alguna cosa del
orden de la torpeza, esto no es descartar toda referencia posible al orden de la
deshonestidad. Si de tales fórmulas se conjuga y legitima una finalidad del tratamiento que
cubre las ilusiones del yo [moi ] más groseras, es decir, lo que es más opuesto a la
renovación analítica. ¿qué quiere decir lo que hemos aportado bajo el término de
alienación cuando comenzamos a esclarecerlo por este aparato de la involución
significante, si puedo llamarlo así, de la repetición?

21 Hemos afirmado de entrada que la alienación es el significante del Otro, en tanto que hace
del Otro un campo marcado por la misma finitud que el sujeto mismo, el S( ) ¿De qué
finitud se trata?. De aquella que define en el sujeto el hecho de depender de los efectos del
significante. El Otro como tal, digo ese lugar del Otro, en tanto que lo evoca la necesidad
de seguro de una verdad; el Otro como tal es, si puedo decir, si me permiten esa palabra de
mi improvisación, fracturado de la misma manera en que la aprehenderemos en el sujeto
mismo y precisamente donde lo marca el doble bucle topológico de la repetición. El Otro
se encuentra bajo el golpe de la misma finitud.

22 El salva veritate esencial a todo orden del pensamiento filosófico es para nosotros (no
solamente por el hecho del psicoanálisis) manifiesto en todos los puntos de esa elaboración
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que se hace a nivel de la lógica matemática, es para nosotros un poco más complicado.
Excluye, en todo caso, completamente toda forma de absolutisación intuitiva; la atribución
al campo del Otro de la dimensión, calificada tan spinozianamente como quieran, de lo
eterno, por ejemplo.

Principio de identidad de Leibniz: son idénticas las cosas que pueden


reemplazarse mutuamente en todas las fórmulas sin alterar su valor de
verdad.

23 Esta decadencia permanente del Otro es inextirpable de los datos de la experiencia


subjetiva, es ella la que pone en el corazón de esta experiencia el fenómeno de la creencia
en su ambigüedad constituida por esto: que no es por accidente, por ignorancia, que la
verdad se presenta en la dimensión de lo cuestionable.

24 Fenómeno que no hay que considerar como hecho de falla [défaut ] sino como hecho de
estructura y que está ahí para nosotros el punto de prudencia, el punto en el que se nos
solicita adelantarnos con el paso más discreto, quiero decir con el de mayor
discernimiento, para designar el punto sustancial de esta estructura, para no prestarse a la
confusión en la cual uno se precipita, no inocentemente sin duda, sugiriendo ahí una forma
redoblada de positivismo.

25 Más bien deberíamos encontrar nuestros modelos en lo que queda tan incomprendido y sin
embargo, tan vivo, todo eso que la tradición nos ha legado en fragmentos de los ejercicios
del escepticismo, en tanto que no son simplemente malabarismos centellantes entre
doctrinas opuestas, sino por el contrario, verdaderos ejercicios espirituales que
correspondían seguramente a una praxis ética que da su verdadera densidad a lo que queda
de teórico bajo este título y bajo esta rúbrica.

26 Digamos que se trata ahora para nosotros de dar cuenta, en términos de nuestra lógica, del
surgimiento necesario de este lugar del Otro en tanto que está así dividido. Porque para
nosotros está ahí lo que se nos demanda: situar, no simplemente ese lugar del Otro,
perfecto garante de que la verdad no sea engañosa, sino más bien precisamente, en los
diferentes niveles de la experiencia subjetiva que nos impone la clínica; cómo es posible
que se inserten ahí, en esta experiencia, instancias que no son articulables de otra manera
que como demanda del Otro. Es la neurosis.

27 Aquí no podemos dejar de denunciar hasta que punto es abusivo el uso de ciertos términos
que hemos introducido, puesto en valor, por ejemplo el de demanda, cuando lo vemos
retomado bajo la pluma de novicios que se ejercitan en el plano de la teoría del análisis y
hay que marcar cuánto es esencial -el jovenzuelo muestra aquí su perspicacia - poner en el
centro y en el comienzo de la aventura una demanda, dice, de exigencia actual. Esto es lo
que despues de todo, se afirma haciendo girar el análisis alrededor de la frustración y de la
gratificación. El uso del término demanda, que se me toma prestado, no está ahí sino para
enredar las huellas de lo que es en esto lo esencial: que el sujeto viene al análisis, no para
demandar lo que sea de exigencia actual sino para saber lo que demanda, lo que lo conduce
precisamente a esta vía: demandar que el Otro le demande algo.

Referencia

28 El problema de la demanda, se sitúa a nivel del Otro, el deseo del neurótico gira alrededor
de la demanda del Otro. El problema lógico es saber cómo podemos situar esta función de
la demanda del Otro sobre este soporte: que el Otro como tal es . Se pueden evocar
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muchos otros términos , que encuentran su sitio en el Otro. La angustia del Otro,
verdadera raíz de la posición del sujeto como posición masoquista.

29 Digamos todavía cómo debemos concebir esto: que un punto de goce es esencialmente
situable como goce del Otro, punto sin el cual es imposible comprender de qué se trata en
la perversión. Punto, sin embargo, que es el único referente estructural que puede dar
razón de eso que en la tradición se aprehende como Selbsbewußtsein. Ninguna otra cosa
en el sujeto se atraviesa realmente a sí misma, lo perfora, si puedo decir, como tal (trataré
de dibujar de eso para ustedes un día, algún modelo infantil). Ninguna otra cosa, sino ese
punto que del goce hace el goce del Otro.
p (135)
30 No avanzaremos un paso inmediato en estos problemas. Nos es preciso hoy trazar la
consecuencia que hay que sacar de la relación de este grafo de la repetición con lo que
hemos escandido como la elección fundamental de la alienación. Es fácil ver en este doble
bucle que cuanto más se pegue a sí mismo, más tenderá a dividirse. Suponiendo que
reduzca la distancia de un borde al otro, es fácil ver que serán dos círculos que vendrán a
aislarse*.

*Versión 1: sostenerse. Versión 2: superponerse. Seguimos la versión


taquigráfica.

31 ¿Qué relación hay entre este pasaje al acto de la alienación y la repetición misma?. Muy
precisamente, lo que se puede, lo que se debe llamar el acto. Es hoy de una situación
lógica del acto en tanto tal, que quiero afirmar sus premisas. Este doble bucle del trazo de
la repetición, si ella nos impone una topología, no es sobre cualquier superficie que pueda
tener función de borde. Traten de trazarlo sobre la superficie de una esfera, lo he mostrado
desde hace mucho, después me cuentan las novedades; traten de cerrarla de manera que sea
un solo borde, es decir, que no se corte a sí misma, es imposible. Sólo [se puede] sobre
cierto tipo de superficie, tal como el toro [o] lo que he llamado en su momento el cross-
cap o plano proyectivo, o la botella de Klein. Lo importante es saber, en cada una de esas
superficies, qué resulta del corte constituido por el doble bucle.
E 57
32 Sobre el toro, este corte dará una superficie de dos bordes; sobre el cross-cap dará un sólo
borde; lo importante es cuál es la estructura de las superficies así instauradas.

33 Las imágenes de la izquierda, que introduje la última vez, les representan lo que constituye
la superficie más característica para representarnos la función que damos al doble bucle, es
la banda da Moebius, de la cual el borde es el doble bucle, borde único de la superficie en
cuestión.

33a cuyo borde, es decir todo lo que está en el dibujo, salvo lo que es el perfil, está de
algún modo inscripto para hacer surgir en vuestra imaginación la imagen del
soporte de la superfície misma, a saber, que la superfície gira aquí para el otro
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costado, y esto no forma parte, seguramente, de ningún borde. Sólo queda


entonces el doble bucle que es el borde, el borde único de la superficie en
cuestión.

Perfil

Borde

34 Podemos tomar esta superficie por simbólica del sujeto, a condición de considerar, por
supuesto, que sólo el borde constituye esta superficie, como es fácil de demostrarlo en
esto: que si hacen un corte por el medio de esta superficie, este corte mismo concentra en
él la esencia del doble bucle, siendo un corte que se vuelve sobre sí mismo, él es, este corte
único, él solo, toda la superficie de Moebius.
p (136

34a La prueba está en que cuando ustedes han hecho este corte medio, no hay más superficie
de Moebius para nada: el corte, si puedo decir, medio la ha sacado de lo que creen ver bajo
la forma de una superficie; es lo que muestra la figura que les muestra que esta superficie
que antes no tenía ni derecho ni revés, no tenía más que una sola cara, así como un solo
borde, tiene ahora un derecho y un revés, pintados de dos colores diferentes;ustedes
pueden imaginar, por supuesto, que cada color indicado sobre el esquema pasa por el revés
del otro ahí donde por el hecho del corte ella se continúa. Dicho de otro modo, no hay más
superficie de Moebius, sino, por el contrario, algo que es aplicable sobre un toro,
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34b Si ustedes hacen deslizar de cierta manera esa superficie obtenida a partir del corte por su
propio revés (lo que está claro en la figura), pueden ,cosiendo el borde del que se
trata, constituir así una nueva superficie que es la superficie de un toro sobre la cual está
marcado siempre el mismo corte constituido por el doble bucle fundamental de la
repetición.

35 Estos hechos topológicos son para nosotros extremadamente favorables para ilustrar algo
que es eso de lo que se trata: que lo mismo que la alienación se ilustra en dos sentidos de
operaciones diferentes, uno representa la elección necesaria del yo no pienso con el Es de
la estructura lógica recortado, el otro elemento de la alternativa que no se puede elegir que
se opone y conjuga el núcleo del inconciente, como siendo algo en el que no se trata de un
pensamiento de ninguna manera atribuible al yo [je ] instituido de unidad subjetiva y que
lo conjuga con un yo no soy que ha marcado lo que en la estructura del sueño definí como
la inmixión de los sujetos, a saber, como el carácter infijable, indeterminable, del sujeto
que asume el pensamiento del inconciente.
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Es
yo no alienaci—n
pienso

I yo no
soy

pasaje al acto
Repetici—n

acting out
36 La repetición nos permite poner en correlación, en correspondencia, dos modos diferentes
bajo los cuales el sujeto puede aparecer diferentemente, puede manifestarse en su
condicionamiento temporal de manera de corresponder a los dos estatutos definidos como
aquel del yo [je ] de la alienación y como aquel que revela la posición del inconciente en
las condiciones especificas, que no son otras que las del análisis. Tenemos,
correspondiendo al nivel del esquema temporal, esto: que el pasaje al acto es lo que está
permitido en la operación de la alienación; que correspondiendo al otro termino, imposible
de elegir, en principio en la alternativa alienante, corresponde el acting-out.

37 ¿Qué es lo que quiere decir el acto?. Entiendo el acto y no alguna manifestación de


movimiento; el movimiento, la descarga motriz, como uno se expresa al nivel de la teoría,
no basta de ninguna manera para constituir un acto.
p (137)
37a Si me permiten una imagen grosera, un reflejo no es un acto, pero en fin, bien entendido,
es más allá que es preciso prolongar esta marca del no-acto; lo que se solicita en el estudio
de la inteligencia de un animal superior, la conducta de rodeo por ejemplo, el hecho de que
un mono se dé cuenta de lo que es preciso hacer para tomar una banana cuando un vidrio
lo separa de ella, no tiene absolutamente nada que ver con un acto. En verdad, un gran
número de vuestros movimientos, no duden de eso, que ejecutarán de aquí hasta el fin de la
jornada, no tienen nada que hacer, por supuesto, con el acto.
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38 ¿Cómo definir lo que es un acto? Es imposible definirlo de otra manera que sobre el
fundamento del doble bucle, es decir, de la repetición, y sobre el plano de una falta. Es
precisamente en esto que el acto es fundador de sujeto. Es por sí mismo, el equivalente de
la repetición en un único rasgo, que he designado recién por este corte que es posible hacer
en el centro de la banda de Moebius, es en sí mismo el doble bucle del significante.

39 Se podría decir, pero eso sería equivocarse, que en su caso el significante se significa a sí
mismo, y sabemos que es imposible; no es menos verdadero que está tan próximo como es
posible [para] esa operación. El sujeto, - decimos - en el acto, es equivalente a su
significante; no queda por eso menos dividido.

40 Ocupémonos de esclarecer un poco esto y pongámosnos a nivel de esta alienación en la


que el yo [je ] se funda en un yo pienso tan favorable a dejar todo el campo al Es de la
estructura lógica.
E. 58
41 Yo no pienso si soy tanto más en tanto que yo no pienso, quiero decir si no soy sino el yo
[je ] que instaura la estructura lógica: el medium, el rasgo en el que pueden conjugarse los
dos términos es el yo actúo.

42 Este yo actúo que no es, como les dije, efectuación motriz. Para que yo camino devenga
un acto es preciso que el hecho de que yo camino signifique que yo camine de hecho y que
lo diga como tal. Hay repetición intrínseca en todo acto, que no está permitido más que
por el efecto de retroacción que se ejerce por el hecho de la incidencia significante puesta
en su corazón. Retroacción de esta incidencia significante sobre lo que se llama el caso del
que se trata, cualquiera que sea.

42a Por supuesto, no basta que proclame que yo camino, es por lo menos un principio de
acción. Es una acción de opereta... marchons, marchons. Es eso que se llama en cierta
ideología, compromiso, es lo que le da el carácter cómico bien conocido.

43 Lo importante que hay que detectar sobre lo que tiene que ver con el acto hay que buscarlo
allí donde la estructura nos lo libra, nos libra en tanto que estructura lógica, la posibilidad
de transformar eso en un acto. Eso que en un primer abordaje no podría ser otra cosa más
que una pura y simple acción. Yo caigo a tierra o yo tropiezo, por ejemplo. Reflexionen
sobre esto: que este hecho de redoblamiento de significante, a saber, que en mi Yo caigo a
tierra está la afirmación de que yo caigo a tierra. Yo caigo a tierra se vuelve, transforma
mi caída en algo significante. Yo caigo a tierra, hago con eso el acto en el que demuestro
que estoy como se dice aterrado. Lo mismo con yo tropiezo, que lleva en sí, tan
manifiestamente la pasividad del fracaso, tal vez, si es retomado y redoblado por la
afirmación yo tropiezo, la indicación de un acto en tanto asumo yo mismo el sentido como
tal de este tropiezo.

43a No hay ahí nada que vaya contra la inspiración de Freud, si recuerdan que en cierta página
de la La interpretación de los sueños en la que nos designa los primeros lineamentos de
su investigación sobre la identificación, subraya él mismo, legítimamente, por anticipado,
la intrusión que hago de la fórmula cartesiana en la teoría del inconciente: la observación
de que Ich tiene dos sentidos diferentes en la misma frase: Yo Pienso o yo medito, yo
reflexiono, yo hago gárgaras con el pensamiento de niño bien educado que yo era. El
carácter esencialmente significante como tal y redoblado por el acto, la incidencia
repetitiva e intrínseca de la repetición en el acto, he aquí lo que nos permite conjugar de
una manera original, de una manera tal que la definición del acto pueda enseguida
satisfacer en el análisis de todas sus variedades, la definición del acto.
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44 Sólo puedo aquí indicar de pasada, pues tendremos que volver a ello, que lo importante no
está precisamente en la definición del acto sino en sus consecuencias; quiero decir, en lo
que resulta del acto como cambio de la superficie. Pues si he hablado de la incidencia del
corte en la superficie topológica que se dibuja como la de la banda de Moebius, si después
del acto la superficie es de otra estructura en tal caso, si ella es una estructura diferente en
tal otro, o incluso si en ciertos casos ella puede no cambiar, he aquí lo que va a
proponernos un modelo para distinguir lo que es de la incidencia del acto, no tanto en la
determinación como en las mutaciones del sujeto.

45 Ahora bien, es un término que desde hace algún tiempo dejé a las tentativas de las
degustaciones de aquellos que me rodean sin jamás francamente responder a la objeción
que me es hecha desde hace largo tiempo de que la Verleugnung, puesto que se trata de
este término, es el término al que sería preciso reservar los efectos que di a la Verwerfung.
Hablé bastante de esto último después del discurso de hoy, para no tener que volver.
Señalo simplemente que lo que es aquí del orden de la Verleugnung tiene siempre que
ver con la ambigüedad que resulta de los efectos del acto como tal.
(p 139)
46 Franqueo el Rubicón, eso puede hacerse muy fácilmente, basta tomar el tren a Cezenne en
la buena dirección, una vez que están en el tren no pueden hacer nada más, franquean el
Rubicón, pero esto no es un acto. Esto no es un acto tampoco, cuando franquean el
Rubicón pensando en César: es la imitación del acto de César; ven ya que la imitación
toma en la dimensión del acto, completamente otra estructura que aquella que se supone de
ordinario; no es un acto pero eso puede, sin embargo, serlo. Incluso, no hay ninguna otra
definición posible a las sugestiones tan exorbitantes, como aquellas que se titulan La
imitación de Jesucristo, por ejemplo. Alrededor de este acto, imitación o no, sea el acto
original mismo aquel del cual los historiadores de César nos dicen el sentido indicado por
el sueño que precede el franqueamiento del Rubicón, que no es otro que el sentido del
incesto.

Ref.

46a Se trata de saber en cada uno de esos niveles, cual es el efecto de ese acto. Es el laberinto
propio del reconocimiento de estos efectos por un sujeto que no puede reconocerlo, puesto
que está enteramente como sujeto, transformado por el acto; son esos efectos lo que
designa por todos lados, en donde el término esté bien empleado, la rúbrica de la
Verleugnung.

47 El acto, entonces, es el único lugar en el que el significante tiene la apariencia, la función,


en todo caso, de significarse a sí mismo, es decir, de funcionar fuera de sus posibilidades.
El sujeto está en el acto representado como división pura, la división, diremos, es su
Repräsentanz; el verdadero sentido del término Repräsentanz hay que tomarlo en este
nivel, porque es a partir de este Repräsentanz del sujeto como esencialmente dividido que
se puede sentir cómo esta función de Repräsentanz puede afectar eso que se llama
representación, eso que hace depender la Vorstellung de un efecto de Repräsentanz.

48 La hora nos detiene, la próxima vez nuestra cuestión va a ser saber cómo es posible que
sea presentificado el elemento imposible de elegir de la alienación. La cosa vale la pena
que sea expulsada [rejetée ] a un discurso que le esté reservado, pues que se trata del
estatuto del Otro ahí donde es evocado para nosotros de la manera más urgente por no
prestarse a la precipitación y el error, a saber: la situación analítica.
E. 59
v.1.1 S XIV Cl 10 15/02/67

49 Pero ese modelo que nos da el acto como división y último soporte del sujeto, punto de
verdad que, digámoslo entre paréntesis antes de separarnos, es aquel que motiva la subida
a la cima de la filosofía de la función de la existencia, que no es otra cosa que la forma
velada bajo la cual, para el pensamiento se presenta el carácter original del acto en la
función del sujeto.

50 ¿Por qué este acto en su instancia permanece velado? y esto en aquellos que han sabido
mejor marcar la autonomía contra Aristóteles, que no tenía de esto -y con causa- la menor
idea, quiero decir: Santo Tomás.
(p.140)
51 Es sin duda porque la otra posibilidad de corte nos es dada en la parte imposible de elegir
de la alienación, sin embargo puesta a nuestro alcance por el sesgo del análisis; el mismo
corte que interviene en el otro vértice, que es designado y corresponde a la convención
inconciente, yo no soy, es lo que se llama acting-out, y es de lo que trataremos la próxima
vez de definir su estatuto.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 11 22/02/67
Otto FENICHEL The Neurotic acting-out (year book of psychanalysis) .
The Psych. Review. XXXII , 1945
F.R.ALEXANDER The Neurotic character. 10º congreso Innsbruck 1927
H,HARTMANN Psychanalysis study of the child Vol X
(note on the theory of sublimation)

(p. 143)
E 61
1 Proseguiremos recordando desde dónde partimos: la alienación. Resumamos para
aquellos que nos han oído y sobre todo, para los otros: la alienación en tanto la hemos
tomado como punto de partida de este camino lógico que intentamos trazar este año, es la
eliminación, a tomar en el sentido propio, rechazo fuera del umbral. La eliminación
ordinaria del Otro. ¿Fuera de qué umbral? El que determina el corte en que consiste la
esencia del lenguaje. La lingüística nos sirve en que nos provee el modelo de este corte, y
esencialmente en eso.

2 Es por eso que nos encontramos ubicados del lado de la lingüística aproximativamente
calificado de estructuralista. Todos los desarrollos de la lingüística, especialmente,
curiosamente, lo que se podría llamar la semiología, lo que se designa como tal
recientemente, no nos interesan en igual grado, lo que puede parecer, a primera vista,
sorprendente.

3 Eliminación por lo tanto del Otro. El Otro. ¿Qué quiere decir el Otro en tanto es
eliminado? (Eliminado en tanto campo cerrado y unificado). Esto quiere decir que
afirmamos, con las mejores razones para hacerlo, que no hay universo de discurso, que
no hay nada que se pueda asumir bajo ese término. El lenguaje le es, sin embargo,
solidario en su práctica radical que es el psicoanálisis. Noten que podría decir también su
práctica médica; alguien que tengo la sorpresa de no ver hoy aquí, en su sitio de
constumbre, me ha preguntado por ese signo que he dejado como adivinanza del término
que he podido dar en latín: el script del yo pienso.

4 Si nadie lo ha encontrado aún, lo doy hoy; había indicado que eso no podía concebirse más
que a partir de un verbo en voz media, es medeor, de donde viene la medicina que recién
evoqué y la meditación.
(p.144)
5 El lenguaje, en su práctica radical, es solidario con algo que nos será preciso ahora
reintegrar, concebir de alguna manera al modo de una emanación de ese campo del Otro,
a partir de ese momento en que hemos debido considerarlo como disjunto; pero ese algo
no es difícil de nombrar: es lo que se autoriza precariamente desde el campo del Otro y
esto se llama, en la dimensión del lenguaje, la verdad.

6 Para situar el psicoanálisis, se podría decir que viene a estar explícitamente constituido
en todos lados donde la verdad se hace reconocer solamente por esto: que ella nos
sorprende y se impone. Ejemplo para ilustrar lo que acabo de decir: no me es dado, ni
dable, otro goce que el de mi cuerpo. Esto no se impone de ningún modo inmediatamente,
uno duda y se instaura alrededor este goce, que es, a partir de allí, mi único bien, esta
malla protectora de una ley dicha universal que se llama los derechos del hombre. Nadie
podría impedirme disponer a mi gusto de mi cuerpo. El resultado del límite lo tocamos
con el dedo -del pie-, nosotros, psicoanalistas, es que el goce está agotado [ tarie ] * para
todo el mundo.
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

* versión 2: es parecido.

7 Este es el revés de un pequeño artículo que he producido bajo el titulo Kant con Sade,
evidentemente eso no esta ahí dicho al derecho, está al revés; no es por eso menos
peligroso decirlo como lo ha dicho Sade; Sade es la prueba de eso. Como yo no hacía ahí
sino explicar Sade, es menos peligroso para mí.

8 La verdad se manifiesta de manera enigmática en el síntoma. ¿que es qué? una opacidad


subjetiva. Dejemos de lado. Lo que está claro es que el enigma tiene esto de resuelto: que
no es sino un rebus , y apoyémonos un instante sobre esto que si fuéramos muy rápido
podríamos dejar de lado: es, entonces, que el sujeto puede ser intransparente. También
que la evidencia puede ser ahuecada y es mejor, sin duda, de ahí en más, hacer concordar
la palabra en participio pasado: vaciado [évidée ].

9 El sujeto es perfectamente cósico, es de la peor especie de cosa: la cosa freudiana,


precisamente. En cuanto a la evidencia [évidence ] sabemos que es burbuja y puede ser
reventada.

10 Tenemos de eso ya, repetidas veces, la experiencia. Tal es el plano en el que se encamina
el pensamiento moderno tal como Marx de entrada le dio el tono, después Freud. Si el
estatuto de lo que ha aportado Freud es evidentemente menos triunfante es, tal vez,
justamente porque ha ido más lejos. Esto se paga; por ejemplo en la temática que
encontrarán desarrollada en los dos artículos que propongo a vuestra atención, a vuestro
estudio, si disponen para eso de bastante tiempo, porque ellos deben aquí formar el fondo
sobre el cual va a encontrar su sitio lo que afirmaré al retomar las cosas en el punto en el
que las he dejado la última vez, a completar en ese cuadrángulo que comencé a trazar,
como para articular, fundamentalmente, la repetición.

11 Repetición: lugar temporal en el que viene a actuar lo que he dejado de entrada suspendido
alrededor de los términos puramente lógicos de: alienación, a los cuatro polos que he
puntuado como la elección alienante por una parte; por otra parte, la instauración en dos de
esos polos del Es, el Ello y del Inconciente; para poner en el cuarto de esos polos, la
castración.

pasaje al acto
Repetición

sublimación acting out


E 62
(p. 145)
12 Esos cuatro términos que han podido dejarlos en suspenso tienen su correspondencia en lo
he comenzado a articular la última vez, mostrándoles la estructura fundamental de la
repetición, por una parte, situándola a la derecha del cuadrángulo; de la función, por otra
parte, en el polo de la izquierda *, de este modo privilegiado y ejemplar de la instauración
del sujeto que es el pasaje al acto.
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

*Las versiones dicen "derecha" , lapsus o error de transcripción.

13 ¿Cuales son los otros polos que tengo que tratar ahora? Había sido indicado la
última vez: el acting-out que voy a tener que articular en tanto se sitúa en este sitio
elidido, en el que algo se manifiesta del campo del Otro eliminado que acabo de recordar
bajo su forma de manifestación verídica, tal es fundamentalmente el sentido del acting-
out.

14 Les ruego aquí, simplemente, tener la paciencia de seguirme puesto que también puedo
conducir esos términos a aquello a lo que se refieren: a la estructura -si puedo decir con
decisión [bille en tête]-. Queriendo avanzar por progresión, incluso crítica, de lo que ya se
esbozó de tal formulación en las teorías ya expresadas en el análisis; no podríamos,
literalmente sino perdernos en el mismo laberinto que esta teoría constituye.

15 No quiere decir, por supuesto, que rechacemos ni sus datos ni su experiencia, sino que
sometamos lo que aportamos de nuevo a esa experioencia para ver si no son precisamente
nuestras fórmulas las que permitirán en lo que ha sido hasta ahora esbozado, definir no
solamente lo bien fundado, sino su sentido.

16 El acting-out como yo lo afirmo, entonces, les muestra la pertinencia de avanzar en esta


situación del campo del Otro, que se trata para nosotros de restructurar aunque más no
sea por esto: que tanto la historia como la experiencia, tal como se prosigue, nos indica por
lo menos cierta correspondencia global de ese término con lo que instituye la experiencia
analítica. No digo que sólo hay acting-out en el curso del análisis, digo que es de los
análisis y de lo que ahí se produce que ha surgido la distinción fundamental que ha hecho
aislar el acto del pasaje al acto; tal como puede, lo mismo que al psiquiatra, plantearnos
problemas, instituirse como categoría autónoma y distinguir el acting-out.
(p.146)
17 Entonces sólo adelanté un correlato, aquel que lo emparenta con el síntoma en tanto
manifestación de la verdad. Esto no es, ciertamente, lo único y hacen falta otras
condiciones. Espero entonces que, al menos, algunos de entre ustedes sabrán,
paralelamente a estos enunciados que pondré a vuestra disposición, recorrer por lo menos,
lo que en cierta fecha (aproximadamente 1947, 1948, cuando el Year Book of
Psychoanalisis comienza a publicarse después de la última guerra),la fórmula que ha dado
de esto Otto Fenichel. ¿Cuál es el término que ustedes verán inscribirse en el cuarto
punto de encuentro de estas funciones operatorias, que determinan lo que articulamos
sobre la base de la repetición?

18 La cosa debió sorprenderles y pienso poder sostenerla tan ampliamente como sea posible
ante vuestra apreciación; es algo que singularmente ha permanecido en cierto suspenso en
la teoría analítica, que es seguramente el punto conceptual alrededor del cual se han
acumulado la mayoría de las nubes y la mayoría de las falsas apariencias [faux-semblants
], para nombrarlo porque también está ya inscripto en el pizarrón porque es a esta nota de
Hartman, a la que les ruego remitirse para captar ahí un fruto típico de la situación
analítica como tal, es la sublimación.

19 La sublimación es el término que no llamaré mediador, porque no lo es. Es el término que


nos permite inscribir el asiento y la conjunción de lo que es su asentamiento subjetivo, en
tanto que la repetición es su estructura fundamental y comporta esta dimensión esencial,
sobre la que permanece, en todo lo que se ha formulado hasta el presente del análisis, la
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

mayor oscuridad y que se llama: la satisfacción, Befriedigung dice Freud; sientan ahí la
presencia del término Friede que, en el sentido común, es la paz.

20 Pienso que vivimos en una época donde esa palabra, por lo menos no les parecerá llevar
en ella una evidencia. ¿Qué es la satisfacción que Freud conjuga como esencial en la
repetición bajo su forma más radical? puesto que también es bajo ese modo que él produce
ante nosotros la función de la Wiederholungzwang en tanto que engloba no solamente
cierto funcionamiento bien localizable de la vida bajo el término de principio del placer
sino que también sostiene esta vida misma de la que ahora podemos admitir hasta esto,
devenido verdad tangible, que no hay nada del material que ella trata que al fin de cuentas
no esté muerto, digo, por su naturaleza, inanimado; pero del que, sin embargo, es claro que
este material que ella junta, no lo devolverá a su dominio de lo inanimado sino a su
manera, nos dice Freud, es decir, como siendo en la satisfacción que comporta, por donde
ella repasa y retraza por los mismos caminos que ella edificó, y que seguramente ella
testimonia que su esencia es volver a recorrerlos.

Lo que sigue, hasta la próxima indicación, falta en la versión 1, seguimos la


versión 2.

21 Hay, seamos muy modestos, un mundo entre este relámpago teórico y su verificación.
Freud no es un biólogo. Es una de las cosas más chocantes y más decepcionantes creer que
alcanza con darle en su pensamiento el lugar clave a las potencias de la vida y que esto
alcance para hacer lo que sea que se parezca a la edificación de una ciencia que se llamaría
biología.

22 Nosotros, los analistas, no hemos contribuido en nada que se parezca a la biología. Es por
lo menos, chocante. ¿Y por qué, sin embargo, nos mantenemos tan firmes en la seguridad
de que detrás de la satisfacción con la que tenemos que ver cuando se trata de la repetición,
hay algo que designamos con toda la torpeza, con toda la imprudencia que puede comportar
el punto en el que estamos de la investigación biológica, este término que designamos - es
el sentido, el punto de enganche de Freud que llegaría a llamar fideísta - que designamos: la
satisfacción sexual. Y esto por la razón que Freud expuso delante de un Jung paralizado de
asombro: para apartar el río de barro que Freud aprecia respecto del pensamiento que
designa como "recurso al ocultismo".

23 ¿Es decir que todo va tan simplemente? Quiero decir, ¿estas afirmaciones alcanzan para
hacer una articulación digna de consideración? Es la cuestión que intento adelantar hoy
delante de ustedes y que me ha hecho llevar adelante la sublimación como el lugar que por
haber sido hasta el presente dejado en barbecho, o cubierto de vulgares garabatos, es sin
embargo, aquel que va a permitirnos comprender de qué se trata en esta satisfacción
fundamental que es la que Freud articula como una opacidad subjetiva, como la satisfacción
de la repetición. Esta conjunción es un punto basal para la lógica en su totalidad; porque
arrastramos con nosotros, en ese lugar marginal del pensamiento que es el lugar de
penumbra, el lugar de twilight en donde se desenvuelve la acción analítica. Si arrastramos
con nosotros las exigencias de la lógica, lo que somos llevados a hacer merece en fin, que
la llamemos con lo que pienso que debe ser su mejor nombre: sub-lógica. Esto es lo que
este año aquí intentamos inaugurar.

24 Yo pronuncio el término en el momento mismo en que se va a tratar de situarse en lo que


tiene que ver con la sublimación. Freud -aunque no la haya de ningún modo desarrollado,
por las razones mismas que vuelven necesarios a los desarrolllos que yo agrego, - Freud
afirmó, según la manera de proceder que es la de su pensamiento, que consistiría -como
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

decía el otro, un tal Bossuet, de nombre Jacques Benine- que consiste en sostener
firmemente las dos puntas de la cadena: "primeramente, la sublimación es Zielghemmt."
No nos explica qué quiere decir eso. Yo he marcado la distinción ya inherente a este
término de Zielghemmt. He tomado referencias en el inglés, donde es más accesible: la
diferencia entre el aim y el goal. Díganlo en francés, es menos claro porque estamos
forzados a tomar vocablos que ya están en uso en la filosofía.

25 Podríamos de cualquier modo, intentar decir el "fin" [fin ] porque es preciso integrar todo el
recorrido que es de lo que se trata entre el fin y el blanco [cible ] . Esa es la misma
distancia que hay entre aim y goal, y en alemán, entre Zweck y Ziel. La Zweckmässigkeit
, finalidad sexual, no se nos dice que ella esté de ningún modo ghemmt, inhibida en la
sublimación.

Zweckmässigkeit significa conveniencia, oportunidad.

26 Zielghemmt, ése es precisamente el vocablo justo para retenernos, ese con el que nos
llenamos la boca con el pretendido objeto de la pulsión genital. Tal es precisamente lo que
puede ser extraído sin inconvenientes, totalmente inhibido, ausente sin embargo en lo que
sin embargo es de la pulsión sexual sin que ella pierda en nada su capacidad de
Befriedigung, de satisfacción.

27 Así es, desde la aparición del término Sublimierung, como Freud lo ha definido sin
equívoco. Zielghemmt por una parte, pero por otra parte satisfacción encontrada sin
ninguna transformación, desplazamiento, coartada, undimiento [repression ] , reacción o
defensa. Así es como Freud introduce, coloca delante de nosotros la función de la
sublimación. Verán en el segundo de esos artículos - hay tres escritos, pero el segundo es
el de Heinz Hartmann, el primero el de Otto Fenichel y el de Alexander- una referencia,
quiero decir el punto señalado por Fenichel como el punto mayor de introducción del
término acting-out en la articulación psicoanalítica.

28 Remítanse, entonces, al artículo de Hartmann sobre la sublimación. Es ejemplar que lo


que no es, para nosotros, de ningún modo caduco, en la posición del psicoanalista, es la
aproximación de aquello con lo que tiene que ver como responsabilidad del pensamiento,
lo arrincona siempre por algún lado por uno de estos dos términos que designaré, de la
manera más sobria, chatura, con la que todos saben que desde hace mucho tiempo que he
designado al representante más eminente, el señor Fenichel, ( que en paz descanse); sus
escritos tienen gran valor para nosotros, por ser el agrupamiento seguramente muy
escrupuloso de todo lo que puede surgir como agujero en la experiencia. Le falta
solamente, en el sitio de este agujero, el signo de interrogación necesaria.

Aquí retoman las otras versiones.


E63
29 En cuanto a Hartmann y la manera en la que él sostiene durante 14, 15, páginas, si
recuerdo bien, con los acentos de la interrogación sobre la sublimación, pienso que no
puede escapar a cualquiera que llegue con espíritu nuevo que tal discurso, al que les pido
hacer pedazos designándoselo en lo que es, pueden encontrar fácilmente que es un
discurso de mentiras, hablando propiamente.

30 Todo el aparato de un pretendido energetismo que consiste en invertir el abordaje del


problema de interrogar la sublimación en tanto que ella nos es de entrada propuesta como
siendo idéntica y no desplazada en relación a algo que es, hablando propiamente con las
comillas que imponen el uso en este nivel, de la "pulsión".
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

31 De cualquier manera, la pulsión sexual ha invertido esto y ha interrogado de manera más


escandida lo que es la sublimación, como estando ligada a lo que se nos afirma, o sea: que
las funciones del yo [moi ], que de la manera más indebida se han planteado como
autónomas, como siendo incluso de otra fuente, de lo que se llama en este lenguaje
confuso, una fuente instintual; como si alguna vez en Freud se hubiera planteado esta
cuestión de saber cómo esas completamente puras funciones del yo [moi ], remitidas a la
medida de la realidad y que le dan de manera esencial, le restablecen lo que todo el
pensamiento analítico rechaza, que hay esta relación aislada, autónoma, identificable de
relación del puro pensamiento en un mundo que él sería capaz de abordar sin ser él mismo
atravesado por la función del deseo.

32 ¿Qué se hace para que pueda llegar lo que es, en otra parte, foco instintual, yo no sé qué
pintura, yo no sé que coloración, que se llama textualmente "sexualización de las
funciones del ego"? Una vez introducida así, la pregunta se vuelve literalmente insoluble,
en todo caso para siempre excluida de todo lo que se propone a la praxis del análisis.

33 Para abordar lo que se refiere a la sublimación, es necesario para nosotros introducir este
término primero por medio del cual nos es imposible orientarnos en el problema del que he
partido la última vez, definiendo el acto.

34 El acto es significante. El acto es un significante que se repite, que ocurre en un solo gesto
por razones topológicas que vuelven posible la existencia del doble bucle creado por un
solo corte.

35 Él es instauración del sujeto como tal, es decir que de un acto verdadero el sujeto surge
diferente en razón del corte; su estructura es modificada, su correlato de desconocimiento,
o más exactamente el límite impuesto a su reconocimiento en el sujeto, o si quieren, su
Repräsentanz en la Vorstellung en este acto, es la Verleugnung, a saber que el sujeto no
lo reconoce nunca en su verdadero alcance inaugural, aún cuando el sujeto es, si puedo
decir, capaz de haber cometido este acto.
(p.148)
36 Está ahí lo que conviene que nos demos cuenta que es esencial a toda comprensión del rol
que Freud da en el inconciente a la sexualidad, que nos acordemos de esto que la lengua
nos da: a saber, que se habla del acto sexual.

37 "El acto sexual", esto al menos, podría sugerirnos lo que por otra parte es evidente, que
esto no es, evidentemente, la copulación pura y simple. El acto tiene todas las
características del acto tal como acabo de recordarles, tal como lo manipulamos, tal como
viene a presentársenos con sus sedimentos sintomáticos y todo lo que él hace es más o
menos ajustarse [coller ] y tropezar. El acto sexual se presenta bien como un significante
que repite algo, porque está ahí la primera cosa que en psicoanálisis se ha introducido.
¿Repite qué? ¡Pero la escena edípica! Es curioso que sea preciso recordar esas cosas que
son el alma misma de lo que he propuesto percibir en la experiencia analítica.

38 Que él pueda ser instauración de algo que es sin retorno para el sujeto es lo que ciertos
actos sexuales privilegiados, que son precisamente aquellos que se llaman incestos, nos
hacen literalmente tocar con el dedo.

39 Tengo bastante experiencia analítica para afirmarles que un chico que se ha acostado con
su madre ¡no es para nada en el análisis un sujeto como los otros! E incluso si él mismo
no sabe nada de eso, no cambia nada al hecho que es analíticamente tan tangible como esta
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

mesa que está ahí, su Verleugnung personal, la desmentida que él puede aportar al hecho
que es un valor de franqueamiento decisivo, no cambia nada.

40 Seguramente, todo esto merecería ser desplegado. Mi reaseguro, que tengo aquí de los
oyentes que tienen experiencia analítica, es que si yo hubiese dicho alguna cosa por ahí
demasiado grosera mis oyentes habrían lanzado sus aullidos. Créanme, ellos no dirán lo
contrario, porque lo saben tan bien como yo, eso no quiere decir que se sepa sacar las
consecuencias, a falta de saber articularlas. De cualquier modo, esto nos lleva a tratar de
introducir un poco de rigor lógico: el acto está fundado sobre la repetición.

41 ¿Qué hay, en un primer abordaje, de más acogedor en lo que se refiere al acto sexual?
Recordemos las enseñanzas de nuestra Santa Madre Iglesia. En principio no se hace eso
juntos, uno no obtiene su placer [on ne tire pas son coup ] sino para hacer venir al mundo
una pequeña alma nueva. ¡Debe haber gente que piense en eso cuando lo hace! Es una
suposición: no está establecida, podría ocurrir que, por más conforme que sea este
pensamiento al dogma católico, esto sea allí donde se produce, sólo un síntoma.

42 Esto evidentemente está hecho para sugerirnos que tal vez hay lugar para intentar cernir de
más cerca, ver por qué lado se confiesa la función de reproducción que está detrás del acto,
del acto sexual; porque cuando tratamos del sujeto de la repetición, tenemos que ver con
significantes en tanto que son precondiciones de otro pensamiento. Del tren que lleva esta
biología que dejamos tan bien a sus propios recursos, es curioso ver que el significante
muestra la punta de su nariz en la raíz, al nivel de los cromosomas: eso hormiguea de
significantes, vehiculizadores de caracteres; se nos afirma, que los genes, se trate de ADN
o de ARN, están constituidos como pequeños mensajes bien seriados, que después vienen
a macerarse de cierta manera en la gran urna, para hacer salir no sé qué nuevo género de
pícaro que cada uno espera en la familia para hacer un círculo de aclamaciones.
(p.149)
E64
43 ¿Es a ese nivel que se plantea el problema? Es ahí que quisiera introducir algo que bien
entendido, no he inventado para ustedes hoy: hay en alguna parte de mis Escritos, un
artículo que se llama La significación del falo, en la página 693, línea 10, escribo "El falo
como significante da la razón del deseo (en la acepción, en que el término es empleado en
'media y extrema razón de la división armónica')". Ha sido preciso que el tiempo pase para
que pueda introducirlo. He marcado simplemente ahí el pequeño guijarro blanco destinado
a decirles que el significante del falo ya está ahí, ya estaba ubicado.

44 En efecto, intentemos poner un orden, una medida, en lo que se refiere al acto sexual en
tanto que tiene relación con la función de la repetición, en donde salta a los ojos, no que se
desconocía, puesto que se conoce el edipo desde el comienzo, sino como que no se sabe
reconocer lo que quiere decir, a saber: el producto de la repetición en el acto sexual en
tanto que acto. Es decir, en tanto que participamos en él como sometidos a lo que tiene de
significante, a sus incidencias; dicho de otro modo, en el hecho de que el sujeto que somos
es opaco, que tiene un inconciente.

45 Conviene subrayar que el fruto de la repetición biológica, de la reproducción, está ya ahí,


en este espacio bien definido para el cumplimiento del acto que se llama la cama [lit ]. El
agente del acto sexual sabe bien que es un hijo y es por eso que sobre el acto sexual en
tanto nos concierne como psicoanalistas, lo hemos relacionado al edipo. Tratemos de ver
en estos términos significantes -lo que he definido hace un momento como media y
extrema razón- lo que resulta de ello.
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

46 Supongamos que vamos a hacer soportar esta relación significante por el soporte más
simple, el que hemos ya dado al doble bucle de la repetición, un simple trazo, y para más
facilidad todavía, despleguémoslo simplemente: un trazo al cual podemos dar dos topes,
podemos cortar en cualquier lado ese doble bucle; una vez que lo hemos cortado
ubiquemos ahí los cuatro puntos que definen la media y extrema razón.

A a
+ pasaje al acto
c

etc.
p. 150)
47 a , el amable producto de una copulación precedente, que como era un acto sexual ha
creado un sujeto que está por reproducir el acto sexual. A ¿Qué es? si el acto sexual es lo
que se nos enseña como significante, es la madre.

48 Vamos a darle, porque reencontramos eso en el pensamiento analítico mismo por todas
partes, la huella, todo eso que ese término significante de la madre entraña con él de
pensamiento de fusión, de falsificación de la unidad, en tanto que nos interesa solamente.
A saber, la unidad contable, el pasaje de esta unidad contable a la unidad unificante,
vamos a darle el valor 1.

49 ¿Qué quiere decir el valor 1 como unidad significante? Estamos en el significante y sus
consecuencias sobre el pensamiento. La madre, como sujeto, es el pensamiento del Uno
de la pareja, serán los dos una sola carne, es un pensamiento del orden del A materno. Tal
es su media y extrema razón que liga el agente a lo que es el paciente y receptáculo en el
acto sexual en tanto acto, dicho de otra manera, en tanto tiene una relación con la
existencia del sujeto.

50 El uno de la unidad de la pareja es un pensamiento determinado al nivel de uno de los


términos de la pareja real. ¿Qué quiere decir esto? Que es preciso que algo surja
subjetivamente de esta repetición que restablece la razón media, tal como acabo de
definirla al nivel de esta pareja real.

c/ (a + A) = a / A c = a2 + 1

51 c, en relación a la suma de los otros dos, tiene el mismo valor que la más pequeña en
relación a la más grande. Pero esto no es todo, ella tiene este alcance en tanto que este
valor de la más pequeña en relación a la más grande tenga el mismo valor que la más
grande en relación a la suma de las dos primeras. Dicho de otra manera, a / A es igual a A
/ (a + A). Y otra fórmula -ϕ / (a + A - ϕ) en donde -ϕ designa la castración en tanto que
su valor fundamental es lo que está indicado aquí arriba a la derecha, es decir, la
significación de la función fálica en tanto que falta esencial de la juntura de la relación
sexual con su realización subjetiva.
(p.151)
52 La designación en los significantes incluso fundamentales del acto sexual de esto: que
aunque llamado por todas partes pero escondiéndose, la sombra de la unidad planea sobre
la pareja; aparece necesariamente la marca, esto en razón de su introducción misma en la
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

función subjetiva, la marca de algo que debe representar ahí una falta fundamental. Esto se
llama la función de la castración en tanto significante.

53 En tanto que el hombre sólo se introduce en la función de la pareja por la vía de una
relación que no se inscribe inmediatamente en la conjunción sexual, que no se encuentra
representada más que en este exterior en el que ven dibujarse eso que se llama, por eso
mismo, extrema razón. La relación que tiene la predominancia del símbolo fálico en
relación a la conjunción, en tanto que acto sexual, es la que da a la vez la medida de la
relación del agente al paciente* y la medida que es la misma del pensamiento de la pareja,
tal como él está en su relación [relation ] a lo que es la pareja real.

*versión 2: significante,
E.65
54 Es precisamente por poder reproducir exactamente el mismo tipo de repetición, que todo lo
que es del orden de la sublimación, yo preferiría no ser forzado a evocarlo específicamente
bajo la forma de lo que se llama la creación en el arte. Porque es preciso, yo lo pongo. Es
precisamente en la medida en que algo, algún objeto, puede venir a tomar el sitio que toma
-ϕ en el acto sexual como tal, que la sublimación puede subsistir dando exactamente el
mismo orden de Befriedigung que está dado en el acto sexual, ven que está suspendido del
hecho de que lo que es pura y simplemente interior* en la pareja no es satisfactorio, esto es
tan verdadero como esta especie de grosera homilía que se introduce en la teoría bajo el
nombre de maduración genital . ¿Se propone como qué? Evidentemente, en su texto
mismo, cuando quien quiera trate de anunciarlo, como un desván, un depósito, donde nada
indica verdaderamente más que eso que puede bastar para conseguir [conjoidre ] el hecho
de una copulación (exitosa se agrega).

*en otras versiones "interferido", seguimos la versión taquigráfica.

55 ¿Qué quiere decir esto? Y de esos elementos qué se califican de ternura, reconocimiento
del objeto. ¿De qué objeto? yo les pregunto. ¿Es tan claro que el objeto esté ahí cuando ya
se nos ha dicho que atrás de cualquier objeto se perfila el Otro? El objeto que ha ocupado
esos nueve meses de intervalo entre la conjunción de los cromosomas y la venida a la luz
del mundo. Yo sé bien que ahí se refugia todo oscurantismo que se engancha
perdidamente alrededor de la demostración analítica. Pero esto no es tampoco una razón
para que nosotros no la denunciemos, si el hecho de denunciar nos permite avanzar hacia
una lógica, de la que verán la próxima vez cómo se concentra al nivel del acto analítico
mismo.

ver dibujo en el párrafo 11

56 Si hay algo interesante en esta representación del cuadrángulo es que ella nos permite
también establecer ciertas proporciones; el pasaje al acto llena ciertas funciones en
relación a la repetición, nos es por lo menos sugerido por esta disposición que debe ser la
misma que separa la sublimación del acting-out. En otro sentido, la sublimación en
relación al pasaje al acto debe tener algo común con lo que separa la repetición del acting-
out. Hay ahí un paso mucho más grande que aquel que seguramente hace del acto
analítico, tal como intentaremos captarlo en lo que diremos la próxima vez, algo que
también merece ser definido como acto.

VOCABULARIO:
Zielghemmt (al.). cast.: inhibido en su fin. Fr.: inhibé dans son but (Laplanche y Pontalis)
v.1. 1 S XIV Cl 11 22/02/67

Ziel (al.). cast.: meta. término, destino. Fr.: but, fin.


goal (ingl.). cast.: meta.
aim (ingl.). cast.: blanco. Fr.: cible. Esto admite variantes en las diferentes
traducciones..
Friede (al.). cast.: paz
Befriedigung (al.). cast.: satisfacción.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 12 01/03/67

E 67
(p 155)
1 He leído en alguna parte en la que tal vez también algunos de ustedes hayan podido
encontrar este título singular: Conocer a Freud antes de traducirlo. ¡Henoorme!, como
decía un señor que yo no pretendo imitar porque no me paseo como él con un bastón
aunque sí, alguna vez, con un sombrero. ¡Henoorme! De cualquier modo, está claro que
me parece que intentar traducirlo es una vía que se impone ciertamente como previa a toda
pretensión de conocerlo. Que los psicoanalistas digan conocer el psicoanálisis, vaya y
pase, pero conocer a Freud antes de traducirlo, sugiere invenciblemente esta estupidez de
conocerlo antes de haberlo leído. Esto, por supuesto, suponiendo toda la amplitud
necesaria a la noción de traducción, porque seguramente lo que choca es que no sé si
alguna vez podremos afirmar algo que se parezca a esta pretensión de conocer a Freud.

2 Midan bien lo que quiere decir, en la perspectiva del pensamiento, una vez llegado al cabo
de su desarrollo, que Freud nos ofrece. ¿Miden bien lo que significa habernos propuesto el
modelo de la satisfacción subjetiva en la conjunción sexual? La experiencia de la que
Freud partió ¿no era precisamente que ése era el lugar de la insatisfacción subjetiva? ¿Y la
situación ha mejorado para nosotros en el contexto social que domina la función del
empleo del individuo, empleo que se regula a la medida de su subsistencia pura y simple o
la de la productividad? ¿que el marco, en este contexto, es dejado a lo que sería el tiempo
propio de una cultura del amor? ¿y todo no testimonia, para nosotros, que está ahí la
realidad más excluida de nuestra comunidad subjetiva?
(p 156)
3 Sin duda está ahí, no, lo que decidió a Freud al articular esta función de la satisfacción
como una verdad, sino lo que sin duda le parecía al abrigo de este riesgo, que confesaba a
Jung, de ver una teoría un poco profunda del psiquismo encontrar las huellas [ornières ] de
eso que llamaba el río de barro del ocultismo.

4 Es bien porque con la sexualidad que precisamente, en el curso de los siglos había
precedido lo que nos parecía estas locuras, estos delirios de la γνοσισ (gnosis), de la
cópula del sabio y la σοϕια (sophia) por la vía de algún camino; es bien porque en
nuestro siglo y bajo la regla del sujeto, no había ningún riesgo de que la sexualidad pueda
sacar provecho [se prévaloir ] de ser un modelo cualquiera para el conocimiento, que sin
duda él ha comenzado esta canción de conductor de juegos tan bien ilustrado por este
cuento de Grimm que él amaba: el flautista arrastrando detrás de él esa audiencia, de la que
se puede decir que en cuanto a las vías de una sabiduría cualquiera representaba ... ¡la hez
[lie ] de la tierra!

El flautista de Hamelin.

5 Porque seguramente en esto que he llamado recién la línea que él nos traza y desde la que
es preciso partir: de lo que es sagrado, o sea, la fórmula de la repetición, es preciso medir lo
que separa el παντα ρει (panta rei) del pensador antiguo, del que nos dice que nada
vuelve jamás sobre su propia huella: uno no se baña en el mismo río, y que esto significa el
desgarramiento profundo de un pensamiento que no puede capturar el tiempo, que no va a
lo indeterminable si no es al precio de una ruptura constante con la ausencia.

παντα ρει (todo fluye) presentación sintética de la doctrina de Heráclito.


Heráclito, fragmento 91 (Diels)
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

6 Introducir ahí la función de la repetición ¿qué agregar? Seguramente nada mucho más
satisfactorio si no se trata más que de renovar siempre incesantemente un cierto número de
vueltas. El principio del placer no guía seguramente hacia nada y menos hacia la recaptura
de un objeto cualquiera. La noción pura y simple de descarga, en tanto que tomaría su
modelo del circuito establecido del sensorium , tiene por otra parte, algo bastante
vagamente definido como siendo el motor: el circuito, stimulus-respons como se dice. ¿De
qué puede dar cuenta? ¿Quién no ve que manteniéndose ahí, el sensorium no puede ser
sino la guía de lo que hace, en efecto, al nivel más simple, la pata excitada de la rana? Ella
no va a tomar nada en el mundo, sino a huir de lo que la hiere.
(p 157
7 Lo que asegura la constante definida en el aparato nervioso por el principio del placer,
que es la igualdad de estímulo, la isostima, diría, para imitar a la isobara y la isoterma de
las que hablaba el otro día. ¿O la isoresp? ¿o la isorespuesta? Es difícil fundar algo sobre
la isostima porque la isostima no es más, de ninguna manera, una stima. La isoresp, el
intento [tâtage ] de igualdad de resistencia, he aquí lo que, en el mundo, puede definir esta
isobara: que el principio del placer conducirá al organismo a huir.

8 [No hay] nada en todo esto que empuje en ningún caso a la búsqueda, a la captura, a la
constitución de un objeto. El problema del objeto como tal, es dejado intacto por toda esta
concepción orgánica de un aparato homeostático; es muy asombroso que hasta aquí no se
haya marcado la falla.

9 Aquí Freud, seguramente, tiene el mérito de señalar que la búsqueda del objeto es algo que
no es concebible sin introducir la dimensión de la satisfacción. Aquí chocamos con la
extrañeza de esto: que mientras hay tantos modelos orgánicos de la satisfacción,
comenzando por la saciedad [réplétion ] digestiva -y también por algunas otras
necesidades [besoins ] que él evoca, pero en un registro diferente, porque es notable que es
precisamente en tanto que son esos esquemas en los que la satisfacción se define como no
transformada por la instancia subjetiva- la satisfacción voraz es algo que puede adormecer
al sujeto, en el límite, pero seguramente es concebible que este dormir sea el signo
subjetivo de la satisfacción.

9a Cuánto es infinitamente más problemático, señalar que el orden verdadero de la


satisfacción subjetiva hay que buscarlo en el acto sexual, que es precisamente el punto en
el que se muestra más desgarrada y esto hasta el punto de que todos los otros órdenes de
satisfacción, aquellos que acabamos de enumerar como presentes en la evocación
freudiana, no vienen a tomar su sentido sino puestos en una cierta dependencia, la cual
desafío a cualquiera a definir, a volverla concebible de otro modo que formulándola en
términos de estructura. En una dependencia, digo, digamos groseramente simbólica, en
relación a la satisfacción sexual.

10 He aquí los términos en los que les propongo el problema que retomo hoy y que consiste en
intentar darles la articulación significante de lo que es de la repetición implicada en el acto
sexual, si es verdaderamente lo que dije, lo que la lengua promueve para nosotros y lo que
seguramente nuestra experiencia no encierra [n'infirme pas ], a saber, un acto; después de
haber insistido sobre lo que el acto comporta en sí mismo, de condicionado de entrada por
la repetición que le es interna.
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

10 a Respecto del acto sexual, iría más lejos. Por lo menos pensaba que sería preciso ir más
lejos para captar su alcance. La repetición que él implica, comporta, al menos si seguimos
la indicación de Freud, un elemento de medida y de armonía que es seguramente lo que
evoca la función directriz que le da Freud, pero que es lo que, para nosotros, hay que
precisar. Porque si hay algo que promueve cualquiera de las formulaciones analíticas, es
que en ningún caso esta armonía podría ser concebida como siendo del orden de lo
complementario, o sea, de la conjunción del macho y de la hembra, tan simple como el
ejemplo que la figura bajo el modo de la conjunción de la llave y de la cerradura o de lo
que sea que se presente en los modos habituales de los símbolos gámicos.

10b Todo nos indica -y aquí no hay necesidad de subrayar la función fundamental de este
elemento tercero que gira alrededor del falo y de la castración- todo nos indica que el modo
de la medida y de la proporción implicada en el acto sexual es de completamente otra
estructura, para decir la palabra, más compleja. Es lo que la última vez, cuando los dejaba,
había comenzado a formular evocando, ya que se trata de armonía, la relación llamada
anarmónica, la que hace que sobre una simple línea trazada, un segmento pueda ser
dividido de dos maneras por un punto que le es interno: un punto C entre A y B, en una
relación cualquiera por ejemplo: 1/2 . Otro punto D, exterior puede realizar en los
segmentos determinados entre él y los puntos A y B del segmento inicial, la misma
proporción: 1/2.
(p 158)
11 Ya esto nos había parecido más propio para asegurar eso de lo que se trata, según toda
nuestra experiencia, es decir: la relación de un término con otro término que se presenta
como el lugar de la unidad, entiendo, de la unidad de la pareja. Que es con relación a la
idea de pareja, ahí donde ella se encuentra -quiero decir, efectivamente en el registro
subjetivo- que el sujeto tiene que situarse en una proporción, que puede encontrar al
establecer una mediación externa al enfrentamiento que él constituye como sujeto a la idea
de pareja.

12 Esto no es más que una primera aproximación y de alguna manera, el simple esquema que
nos permite designar lo que se trata de asegurar, es decir, la función de este elemento
tercero que vemos aparecer en todos los extremos de lo que se puede llamar el campo
subjetivo de la relación sexual y que se trata -lo hemos señalado la última vez- de lo que
subjetivamente parece más distante, a saber: su producto orgánico siempre posible, sea
considerado o no como deseable; que sea este elemento en primera instancia tan diferente,
opuesto y sin embargo inmediatamente ligado a él por la experiencia analítica, o sea esta
exigencia del falo que parece tan interna, en nuestra experiencia, a la relación sexual en
tanto que es vivida subjetivamente. ¿La equivalencia niño-falo, no es algo de lo cual, tal
vez, podríamos intentar designar la pertinencia en alguna sincronía que deberíamos
descubrir ahí y que, seguramente, no quiere decir simultaneidad? Aún más: ¿este
elemento tercero no tiene ninguna relación con lo que hemos designado como la división
del Otro mismo, el S( )?

13 Es para conducirlos en esta vía, que hoy aporto la relación [relation ] que es de un orden
estructurado de otro modo que la simple aproximación armónica que designaba al final de
mi último discurso; o sea, lo que constituye la razón media y la extrema razón, que no es
simplemente la relación [rapport ] de un segmento a otro en tanto puede ser dos veces
dividido de una manera interna a su conjunción, o externa; sino la relación [rapport ] que
plantea desde el comienzo la igualdad de la relación [rapport ] del más pequeño al más
grande, igualdad, dije, de esta relación a la relación [rapport ] del más grande a la suma de
las dos.
(p 159)
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

14 Contrariamente a la indeterminación, a la perfecta libertad de aquella relación anarmónica,


que no es nada en cuanto al establecimiento de una estructura. Porque les recuerdo que esa
relación anarmónica, debimos evocarla ya el año pasado como fundamental para toda
estructura llamada proyectiva.

15 Dejémosla ahora, para ocuparnos de lo que hace de la relación de una extrema y media
razón, no una relación cualquiera, por más determinante que pudiera ser, eventualmente, en
la manifestación de las constancias proyectivas, sino una relación perfectamente
determinada y única, digo, numéricamente hablando. He planteado en el pizarrón una
figura que les permite dar a lo que enuncio así, su soporte.

1
1-a
a

a 1 1

16 Sobre la recta, los segmentos de los que se trata: el primero que llamé a que va a ser para
nosotros el único elemento con el que podremos contentarnos para edificar todo lo que va
ser de esta relación de medida o proporción, con la única condición de dar a su
correspondiente … (ustedes ven, no quiero dar nombres de letras a los puntos indicados
para no crear confusión, para no hacerles volver las orejas a su enunciado),

1-a
a

a 1

de aqu í h asta aquí

tenemos el valor de 1 a condición de dar el valor de 1 a este segmento; podemos


contentarnos, en eso de lo que se trata, o sea, la relación llamada de media y extrema razón,
darle pura y simplemente el valor a , lo que quiere decir en la ocasión: a/1 . Hemos
planteado que la relación de a a 1:, es la misma que la relación de 1 a 1+a :
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

a /1 = 1 / (1+a)

16a Tal es esta relación perfectamente fija que tiene propiedades matemáticas extremadamente
importantes, que no tengo ni la tranquilidad ni la intención para desarrollarlas hoy para
ustedes. Sepan simplemente, que su aparición en la matemática griega coincide con el paso
decisivo de poner orden en lo que tiene que ver con lo conmensurable y lo
inconmensurable.

17 En efecto, esta relación es inconmensurable, es en la investigación del modo bajo el cual


puede ser definida la manera en que se recubre la sucesión de los puntos dados por la serie
escalonada de dos unidades de medida inconmensurables la una a la otra, a sea, lo que es
más difícil de imaginar, la manera en la cual ellas se enriedan si son inconmensurables. Lo
propio de lo conmensurable es que siempre hay un punto en el que volverán a caer juntas
las dos medidas del mismo tipo. Dos valores conmensurables podrán siempre, por cierto
múltiplo diferente para uno y para otro, constituir la misma magnitud. Dos valores
inconmensurables, jamás.
(p 160)
18 Pero, ¿cómo se interfieren? Es en la línea de esta investigación que ha sido definido lo que
consiste en rebatir lo más pequeño en el campo de lo más grande y en preguntarse lo que
resulta, desde el punto de vista de la medida, del resto que está ahí, que es manifiestamente
1 - a . Procederemos de la misma manera: la rebatiremos en el interior de la más grande y
así hasta el infinito. Quiero decir, sin que se pueda llegar a que se termine este proceso. Es
en esto que consiste precisamente, lo inconmensurable de una relación, sin embargo, tan
simple. De todos los inconmensurables éste es el que, si puedo decir, en los intervalos
deja siempre la mayor separación, simple indicación que no puedo aquí comentar más.

19 De cualquier modo, ven que se trata de todas las maneras, de algo que en este orden de lo
inconmensurable se especifica por una acentuación, al mismo tiempo una pureza de la
relación, muy especial.

20 A mi pesar, porque pienso que todas las tripas del ocultismo van a estremecerse en esta
ocasión, estoy obligado, por honestidad, a decir que esa relación a es lo que se llama
número de oro; luego de lo cual, por supuesto, van a vibrar en lo más hondo de vuestra
adquisición cultural; en cuanto a lo estético, especialmente, la evocación de todo lo que
quieran: las catedrales, Albert Dürer, los crisoles alquímicos y todas los otros revoltijos
análogos. Espero, sin embargo, por la seriedad con la que introduje el carácter
estrictamente matemático de la cosa y muy precisamente lo que hay de una problemática
que no da ninguna manera la idea de una medida fácil de concebir, les haya hecho sentir
que se trata de otra cosa.

21 Veamos ahora cuales son ciertas propiedades notables de ese a : las escribí a la izquierda,
arriba. Pueden ver que el hecho de que 1 + a sea igual a la inversa de a , estaba ya
suficientemente asegurado en las premisas dadas por la definición de esta relación. La
noción que consiste en la relación del más pequeño al más grande, nos da esta fórmula que
es la misma que esta fórmula fundamental

a/1=a=1/(1+a)

21 a A partir de ahí, es extremadamente fácil ver las iguadades que yo indico, de las que el
carácter caduco (.es, en verdad de poca importancia para nosotros por ahora) está marcado
por el hecho de que escribí en rojo las desigualdades que siguen. La única cosa importante
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

es notar que siendo que el 1 - a que está acà puede ser igual a2 , lo que es fácil de
demostrar , y que por otra parte el 2 + a ((Lacan lo subraya en rojo)) que está ahí,
como ustedes ven, [a partir de] la sola consideración del 1 + a sobre el 1 / a ,
como de hecho se define fácilmente, que este 2 + a representa aquí lo que ocurre
cuando en lugar de involucionar sobre sí mismo, los rebatimentos de los segmentos se los
desarrolla, por el contrario, hacia el exterior, o sea que el 1 / (2 + a) que correspondía a
nuestros segmentos externos en la relación armónica es igual a 1, siendo obtenido por el
desarrollo exterior del 1 que representa la mayor longitud, el
1 / (2 + a) tiene el mismo valor que que este valor inicial del que partimos, es decir a , es
decir, 1 / (1 + a) :

1 / (2 + a) = a = 1 / (1 + a)

En este párrafo, las versiones difieren notablemente. Seguimos la versión


taquigráfica.

22 Tales son las propiedades de la media y extrema razón en tanto que pueden permitirnos
comprender algo de lo que se trata en la satisfacción genital.

23 Les he dicho: a es cualquiera de los términos de esta relación [relation ] genital, digo
cualquiera de los términos, cualquiera sea su sexo. Tanto la muchacha como el muchacho
en la relación [rapport ] sexual, en la experiencia de la relación [relation ] subjetiva en
tanto que el análisis la define como edípica … tanto la muchacha como el muchacho entran
ahí desde el comienzo, como hijo, dicho de otra manera, representando el producto (no doy
ese término al azar: lo retomaremos enseguida en tanto que permite situar como diferente
de lo que llamamos creación, lo que en nuestros días circula por todos lados, a tontas y a
locas, bajo el nombre de producción).

24 Es bien el problema más inminente, el más actual, propuesto al pensamiento, que


deba ser definida esta relación del sujeto como tal, a lo que es de la producción . De
cualquier modo, digo, una dialéctica del sujeto que pudiera ser afirmada, en la que no se lo
vea cómo el sujeto mismo puede ser tomado como producción; todo esto es para nosotros
sin valor; lo que no quiere decir que sea para nosotros tan fácil asegurar a partir de esta
raíz, lo que tiene que ver con la producción.

25 Es tan poco fácil asegurar que hay algo de lo que seguramente, un espíritu no prevenido
podría asombrarse: es el notable silencio en el que se mantiene el psicoanálisis respecto de
esta delicada cuestión que sin embargo, debo decir, que "courate " , un poco en nuestra
vida periodística [journalistique ], doméstica, cotidiana [journalière ], y todo lo que
quieran, incluso mercantil … que se llama birth-control. Aún no se ha visto un analista que
diga lo que piensa de eso. ¡De cualquier modo, es curioso en una teoría que pretende tener
algo que decir sobre la satisfacción sexual!

26 Debe haber ahí algo de ese lado de allá que tiene que ver lo más estrechamente (debo decir,
de manera no cómoda) con lo que se puede llamar la religión del verbo, porque
seguramente, según las esperanzas muy asombrosas concernientes a la liberación de la ley
que corresponde a la generación paulina en la iglesia, parece que a continuación muchas de
esas enunciaciones dogmáticas se flexionan ¿en nombre de qué? ¡de la producción!, de la
producción de almas. En nombre de la producción de almas se ha anunciado como muy
próximo el pasaje de la humanidad a la beatitud, lo que ha sufrido, me parece, cierta
demora. Pero no hay que creer que el problema se limite a la esfera religiosa, otro anuncio
ha sido aportado de la liberación del hombre: parece que la producción de proletarios
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

hubiera jugado un papel, curiosamente, en las formas precisas que resulta que toman las
sociedades socialistas a partir de una cierta idea de la abolición de la explotación del
hombre por el hombre.

26a Del lado de esta producción, no parece que se haya llegado a una medida mucho más clara
en cuanto a lo que se produce: lo mismo que el campo cristiano en nombre de la
producción de almas, ha dejado aparecer el mundo de los seres, de los que lo menos que se
puede decir es que la calidad de las almas [anémique ] * está bien mezclada; lo mismo, en
nombre de la producción de proletarios no parece que salga a luz otra cosa sino ese algo
respetable,ciertamente, pero que tiene sus límites y que se llama la producción de cuadros.

* en las dos versiones dice anémique , anémico; suponemos que quiere


decir: referido a las almas.

27 Esta cuestión de la producción y del estatuto del sujeto en tanto producto, veámosla ahí
presentificada a nivel de algo que es bien la primera presentificación del Otro en tanto que
es la madre. Sabemos el valor de función unificante de esta presencia de la madre. Lo
sabemos tan bien que toda la teoría (y la práctica) analítica literalmente han basculado
sobre ella y sucumbido conpletamente a su valor fascinante. El principio y el origen, y esto
llegando hasta (lo han podido oír sostener en un debate que puso término a nuestro último
año) concebir toda la situación analítica como reproduciendo idealmente, quiero decir,
como fundándose en el ideal de esta fusión unitiva (o de esta unificación fundante, como
quieran) que se supone haber unido durante nueve meses (lo he recordado la última vez) al
niño y la madre

27a Es precisamente por no hacer de esta unión del niño y de la madre, de cualquier manera
que la califiquemos, que hagamos de ella o no la función del narcisismo primario, o
simplemente el lugar de la frustración y de la gratificación; es precisamente de esto de lo
que se trata: (es decir, no [se trata] de repudiar este registro sino de remitirlo a su justo
sitio) [es hacia allí] que van nuestros esfuerzos teóricos. Es en tanto que él está en alguna
parte, y digo, al nivel de la confrontación sexual, esta primera afirmación de la unidad de la
pareja como constituida por lo que la enunciación religiosa ha formulado como una sola
carne. ¡Qué ridiculez!. ¿Quién puede afirmar de algún modo que en el abrazo llamado
genital el hombre y la mujer hagan una sola carne? Si esto no es que aquí la enunciación
religiosa, recurre a lo que fue puesto por la investigación analítica, a lo que, en la
conjunción sexual, está representado por el polo materno …

28 Repito: este polo materno, -aunque en el mito edípico, parecía confundirse, dar pura y
simplemente la pareja del pequeño macho- no tiene, en realidad, nada que ver con la
oposición macho-hembra. Porque tanto la muchacha como el muchacho tienen que ver con
este lugar materno de la unidad como representándole eso a lo está enfrentado en el
momento del abordaje de lo que es la conjunción sexual. Para el muchacho, como para la
muchacha, lo que él es como producto, como a tiene que confrontarse con la unidad
instaurada por la idea de la unión del niño a la madre y es en esta confrontación que surge
el −φ que nos va a aportar este elemento tercero en tanto que funciona igualmente como
signo de una falta, o si quieren aún, para emplear el término humorístico de la pequeña
diferencia, de la pequeña diferencia que viene a jugar el rol capital en lo que tiene que ver
con la conjunción sexual en tanto que ella interesa al sujeto.

28a Por supuesto, el humor, o el sentido común, como quieran, hace de esta pequeña diferencia
el hecho, como se dice, de que unos tienen una y los otros no. No se trata de ningún modo
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

de esto, de hecho, porque el hecho de "no tenerla", juega para la mujer, como ustedes
saben, un rol tan esencial, un rol tan mediador y constitutivo en el amor como para el
hombre. Más aún, como Freud lo ha subrayado, parece que su falta efectiva le confiere
algunas ventajas. Es lo que trataré de articular ahora.

29 En efecto, veamos si no es que como lo hemos dicho recién, la extrema razón de la


relación, dicho de otra manera, lo que la reproduce en su exterior, va aquí a servirnos bajo
la forma del 1 que da, que reproduce la justa proporción, aquella definida por a en el
exterior de la relación así definida como la relación sexual. Para que uno de los partenaires
se proponga frente al otro como un Uno de igualdad, en otros términos, para que se
instituya la díada de la pareja, tenemos aquí, en esta relación inscripta en la medida de la
media y extrema razón, el soporte, o sea este segundo Uno que está inscripto a la derecha y
vuelve a dar, por relación al conjunto con la condición de que se mantenga de este tercer
término de a , la proporción.

30 Ahí es por supuesto, donde reside esto: que podemos decir que en la relación sexual, es en
tanto el sujeto llega a hacerse el igual del Otro, o a introducir en el Otro mismo la
repetición del 1 , que se encuentra de hecho reproduciendo la relación inicial, la que
mantiene siempre en todo instante este elemento tercero que aquí es formulado por el a
mismo. Dicho de otro modo, volvemos a encontrar el mismo proceso que yo había
inscripto alguna vez bajo la forma de una barra de división:
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

A S

a
como formando parte la relación del sujeto al A , en tanto que debajo una división se
produce el (el está dado), que por relación a
A , un viene a sustituirse y que el resto está ahí dado por a que es el elemento
irreductible.
(p.163)
31 ¿Qué quiere decir? Que comenzamos a concebir cómo puede ocurrir que un órgano tan
local, si puedo decir, y en apariencia puramente funcional como el pene, pueda venir a
jugar aquí un rol en el que podemos entrever la verdadera naturaleza de la satisfacción en la
relación [relation ] sexual. En efecto, algo en la relación [relation ] sexual puede
simbolizar, si se puede decir, la eliminación de este resto. Es en tanto órgano sede de la
detumescencia, que en alguna parte el sujeto puede tener la ilusión (seguramente tramposa,
pero por ser tramposa no es menos satisfactoria) de que no hay resto, o por lo menos, que
no hay más que un resto perfectamente evanescente. Esto sería, en verdad, simplemente
del orden de lo cómico y ciertamente pertenece a él porque ahí está al mismo tiempo lo que
da su límite a lo que se puede llamar el goce, en tanto que el goce estaría en el centro de lo
que tiene que ver con la satisfacción sexual. Todo el esquema que soporta fantástiscamente
la idea de la descarga en lo que tiene que ver con las tensiones pulsionales, está en realidad,
soportado por este esquema en el que se ve, sobre la base de la función de la detumecencia,
imponerse este límite al goce.

32 Seguramente, ahí está la cara más decepcionante que se pueda suponer de una satisfacción,
si en efecto, de lo que se tratara fuera pura y simplemente del goce. Pero cada uno sabe
que si algo está presente en la relación [relation ] sexual, es el ideal del goce del Otro, y
también lo que constituye su originalidad subjetiva, porque es un hecho que al limitarnos a
las funciones orgánicas nada es más precario que este entrecruzamiento de los goces. Si
hay algo que nos revela la experiencia, es la heterogeneidad radical del goce macho y del
goce hembra; es por eso que hay tantas almas bondadosas ocupadas más o menos
escrupulosamente, en verificar la estricta simultaneidad de su goce con el del partenaire ¡A
cuanto fracasos, señuelos y engaños se presta!. Seguamente no es hoy que desplegaré aquí
su abanico.

33 Se trata completamente de otra cosa que de ese pequeño ejercicio de acrobacia erótica:(se
lo sabe lo suficiente, se sabe también qué sitio ha tenido en alguna charlatanería [verbiage ]
psicoanalítica). Si algo viene a fundarse alrededor del goce del Otro, es en tanto que la
estructura que hemos enunciado hoy hace surgir el fantasma [fantôme ] del don. Es porque
ella no tiene el falo que el don de la mujer toma un valor privilegiado en cuanto al ser y que
se llama el amor, que es, como yo lo definí, el don de lo que no se tiene.

34 En la relación amorosa la mujer encuentra un goce, si se puede decir, causa sui en tanto
que en efecto, lo que ella da bajo la forma de lo que no tiene es también la causa de su
deseo: ella deviene lo que crea de manera puramente imaginaria y es justamente esto lo
que la hace objeto en tanto que en el espejismo erótico ella puede ser el falo; serlo y a la
vez no serlo. Lo que da por no tenerlo deviene, acabo de decirlo, la causa de su deseo.
Sólo a causa de esto, se puede decir, la mujer cierra de manera satisfactoria la conjunción
genital, pero por supuesto, en la medida en que por haber provisto el objeto que ella no
v.1.1 S XIV Cl 12 01/03/67

tiene, no desaparece en este objeto. Quiero decir, que este objeto no desaparece
entregándola a la satisfacción de su goce esencial si no es por intermedio de la castración
masculina. De modo que en suma, ella ahí no pierde nada, puesto que ella no pone ahí
nada más que lo que no tiene y que literalmente ella crea; es por esto que es siempre por
identificación a la mujer que la sublimación produce la apariencia de una creación.
(p 166)
35 Es siempre bajo el modo de una génesis, oscura por cierto antes de que les exponga aquí
sus lineamentos, pero muy estrictamente ligada al don del amor femenino, en tanto que él
crea este objeto evanescente -y más en tanto que le falta- que es el falo omnipotente. Es
por eso que puede tener ingerencia en ciertas actividades humanas que nos falta examinar
según sean espejismo o no, lo que se llama creación o poesía, por ejemplo.

36 El falo es, entonces, si ustedes quieren, por un lado el pene, pero lo es en tanto que es su
carencia en relación al goce, que hace la definición de la satisfacción subjetiva a la que se
encuentra remitida la reproducción de la vida.

37 De hecho, en el acoplamiento el sujeto no puede realmente poseer el cuerpo que abraza, él


no sabe los límites del goce posible, quiero decir, de aquel que podría tener del cuerpo del
Otro como tal, porque los límites son inciertos y es de todo lo que constituye este más allá
que definen escoptofilia y sadismo, que el desfallecimiento fálico toma un valor siempre
renovado en el desvanecimiento del Ser del sujeto.

37a He aquí lo esencial de la experiencia masculina y lo que hace comparar este goce a lo que
se llama el retorno de la pequeña muerte. Esta función evanescente, mucho más directa,
directamente experimentada en el goce masculino es lo que da al macho el privilegio del
que salió la ilusión de la pura subjetividad: si hay un instante en que el hombre puede
perder de vista la presencia del objeto tercero, es preciamente en ese momento evanescente
en el que pierde, porque desfallece, lo que es no sólo su instrumento, sino para él tanto
como para la mujer el elemento tercero de la relación de la pareja. Es a partir de ahí que se
edifican, antes incluso del advenimiento de lo que llamamos aquí el estatuto de la pura
subjetividad, todas las ilusiones del conocimiento.

38 La imaginación del sujeto del conocimiento, ya sea antes o después de la era científica, es
una construcción [forgerie ] de machos y de machos en tanto participan de la impotencia,
que niegan el menos, algo alrededor de lo cual se hace el efecto de causación del deseo que
toma este menos por un cero, ya lo hemos dicho, tomar el menos por un cero es propio del
sujeto, y el nombre propio [prope ] está aquí hecho para marcar la huella .

39 El rechazo de la castración marca el comienzo del pensamiento, quiero decir, la entrada del
pensamiento del yo [je ] como tal en lo real, que es propiamente lo que constituye en
nuestro primer rectángulo el estatuto del yo no pienso, en tanto que sólo lo sostiene la
sintaxis.

40 He ahí lo que tiene que ver con la estructura de lo que permite edificar eso que Freud nos
designa alrededor de la satisfacción sexual en su relación con el estatuto del sujeto.

41 Permanaceremos en esto por hoy, designando para la próxima vez lo que tenemos que
afirmar ahora, sobre la función del acting-out.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 13 08/03/67
E73
(p 169)
1 Lo que instauro, en suma, es un método sin el cual se puede decir que todo lo que
pertenece a cierto campo permanece implícito respecto de lo que definí de este campo, a
saber, la presencia del sujeto como tal. Este método que instauro consiste, permite
enfrentar, si se puede decir, todo lo que esta implicación del sujeto introduce ahí de falacia,
de falsedad en su base. Algo de lo que en suma uno se da cuenta retrocediendo un poco, es
que este método tiene toda esta generalidad; por supuesto, no es con un objetivo tan general
que he partido.

2 Incluso diría más, algo de lo que yo mismo me doy cuenta a posteriori [après-coup ], que
algún día ocurra que uno se sirva de este método para repensar las cosas ahí donde son más
interesantes, sobre el plano político, por ejemplo. ¿Por qué no?

3 Es cierto que con las mejoras suficientes, algunos de los esquemas que doy encontrarán
ahí su aplicación; incluso tal vez ahí tendrán más éxito porque el terreno sobre el cual los
he forjado no está jugado de antemano, dado que quizás es sobre este terreno, que es el del
psicoanalista, que cierto impasse : el que manifiesta lo que yo llamo -y no son equívocos*-
las falacias del sujeto, resiste mejor.

*Versión 2: ellas no son unívocas.


(p 170)
4 En fin, no deja de ser ahí donde estos conceptos serán forjados e incluso se puede decir
más: es que toda la contingencia de la aventura, el modo mismo bajo el cual ellos han
tenido que afrontar esos conceptos, a saber, la teoría analítica tal como está ya forjada, tal
que tienen que introducir en ella una corrección, esta teoría analítica es la dialéctica misma
de lo que su introducción en la teoría analítica habrá comportado de dificultad, incluso
resistencias, incluso resistencia en apariencia completamente accidental, exterior; todo esto
viene de alguna manera a contribuir a los modos bajo los cuales los habría ceñido, quiero
decir lo que se puede llamar la resistencia de los psicoanalistas mismos a lo que es su
propio campo; es tal vez lo que aporta el testimonio más esclarecedor de las dificultades
que se trata de resolver, quiero decir de su estructura misma.

5 He aquí entonces por qué llegamos hoy a un terreno aún más vivo, en el momento en el que
se va a tratar de que yo hable de lo que les he situado en el vértice del cuadrángulo que
calificaremos (yo supongo que todos mis oyentes de hoy estaban en las dos clases
precedentes) que calificaremos, como aquel que connota los momentos de la repetición.
La repetición, he dicho, es aquello a lo que responde, como fundador del sujeto, el pasaje al
acto.

5a Les he mostrado, he insistido, volveré hoy porque es preciso volver, sobre la importancia
que en el estatuto del acto tiene el acto sexual. Sin definirlo como acto es absolutamente
imposible situar, concebir la función que Freud ha dado a la sexualidad, respecto de la
estructura de lo que se debe llamar con él, la satisfacción. Satisfacción subjetiva,
Befriedigung, que no podría ser concebida desde otro lugar que aquel desde donde se
instituye el sujeto como tal. Es la única noción que funcione de una manera que pueda dar
sentido a esta Befriedigung.

6 Para darle a este acto sexual las referencias estructurales, fuera de las cuales nos es
imposible concebir su sitio en eso de lo que se trata, o sea: en la teoría freudiana, fuimos
v.1.1 S XIV Cl 13 08/03/67

llevados a hacer funcionar uno de los sustentos más ejemplares del pensamiento
matemático; seguramente cuando uso tales medios está claro que hay siempre algo de
parcial para quien no conociera de la teoría matemática más que aquello de lo que me
serviré como instrumento. Pero seguramente, la situación puede ser diferente para
cualquiera que conozca el sitio de tal fundamento de las matemáticas de las que (sin duda
con mi parte de inexperiencia) extraigo, créanlo, de cualquier modo, no sin saber cuales
son las ramificaciones de eso de lo que me sirvo en el conjunto de la teoría matemática y
no sin haberme asegurado que cualquiera que quisiera hacer un uso más profundo,
encontrará en el conjunto de la teoría el punto preciso que he elegido para fundar tal
estructura y todas las prolongaciones que permitirían darle una justa extensión.
(p 170)
7 Algún eco me volvió de que escuchándome hablar del acto sexual, al servirme [de él] para
estructurar las tensiones de lo que me proveía de ternario la proporción del número de oro,
alguno dejó pasar entre dientes esta observación: "La próxima vez que vaya a coger, será
preciso que no olvide mi regla de cálculo". Seguramente, esta indicación que tiene todo el
carácter gracioso que se atribuye al chiste, queda, sin embargo, para mí, ambiguo [mi-figue
mi-raisin ] cuando el responsable de esta divertida salida, es un psicoanalista. En
verdad, pienso que el éxito del goce en la cama está esencialmente hecho, como van a ver*
-yo pondré los puntos sobre las íes- del olvido de lo que podría ser encontrado en la regla
de cálculo.

*versiones 1 y 2: como han podido verlo. Seguimos la versión taquigráfica.

8 ¿Por qué es tan fácil de olvidar eso sobre lo que insistiré en seguida una vez más? está
ahí todo el fundamento de lo que hay en suma de satisfactorio en lo que por otra parte,
subjetivamente, se traduce por la castración. Pero está claro que un psicoanalista no podría
olvidar que es en la medida en que otro acto que le interesa -que llamaremos, para
introducir hoy su término, el acto psicoanalítico- que algún recurso a la regla de cálculo
podría ser evidentemente exigible. La regla de cálculo, seguramente, para evitar todo
malentendido, no consistirá en esta ocasión en servirse de ella para leer (no estamos
todavía ahí) lo que se lee en el encuentro de dos pequeños trazos; sino que porque lleva en
sí misma esta medida que no se llama de otro modo que logarítmo, ella nos provee algo
que no deja de tener relación con la estructura que evoco.

9 El acto psicoanalítico, tiene de notable que al nombrarlo así en referencia al conjunto de la


teoría … tiene de notable que nos permitirá hacer una observación que tal vez ha parecido
a algunos en los márgenes de lo que enuncié hasta aquí y que es esto: insistí sobre el
carácter de acto en lo que respecta al acto sexual. Podríamos señalar, respecto de esto, que
todo lo que se enuncia en la teoría analítica, parece destinado a borrar, para uso de esos
seres, a títulos diversos sufrientes o insatisfechos, de quienes nos hacemos cargo, el
carácter de acto que hay en el hecho del encuentro sexual y toda la teoría analítica pone el
acento sobre el modo de la relación [relation ] sexual declarada (con o sin derecho, en todo
caso a diversos títulos y a títulos sobre los cuales me he permitido elevar varias veces
algunas objeciones), a calificar como más o menos satisfactoria tal o cual forma de lo que
se llama la relación [relation ] sexual.
E 74
10 Podemos preguntarnos si no es una manera de eludir, incluso de ahogar, lo que hay de vivo,
de tajante, hablando propiamente (porque ahí se trata de algo que tiene la misma estructura
de corte que la que pertenece a todo acto), lo que es propiamente del acto sexual.
(p 172)
11 Como es un corte que, como toda nuestra experiencia lo demuestra, no va solo ni da
resultado de simple equidad, sino toda clase de anomalías estructurales, por otra parte
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perfectamente articuladas y situadas, si no concebidas en su verdadero alcance en la teoría


analítica, en su resultado; está bien claro que el hecho de eludir lo que se refiere al relieve
como tal del acto es seguramente algo ligado a lo que llamaré temperamento, el modo
temperado bajo el cual la teoría avanza en el designio manifiesto de no arrastrar con ella
demasiado escándalo. Siendo lo peor, bien entendido, esto que no parece, en tanto
reducido por esta prudencia, que el acto sexual desde ese momento (cualquiera sea nuestra
aspiración por la libertad del pensamiento, contrariamente a lo que ha podido afirmarse en
cierto sermón del examen objetivo que se funda en la ética) es preciso decir que nos
importa poco que la teoría lo reconozca o no, ponga su acento ahí o no lo ponga.

11a La experiencia, parece decir, prueba abundantemente que desde un tiempo que no es de
ayer, en el que entre las numerosas tentativas más o menos heredadas que se hicieron de
experiencias, además complejas, que fueron aquellas que se llaman el tiempo del hombre
del placer, lo que ha podido acabar en fórmulas anticuadas de los medios libertarios de
comienzos de este siglo, de los que había todavía algunos ejemplares flotando en lugares u
otros terrenos por lo demás serios, entiendo los terrenos revolucionarios, se ha podido ver
entonces mantenerse la fórmula de que después de todo al acto sexual no debía dársele
mayor importancia que el de beber un vaso de agua. Eso se decía por ejemplo en ciertas
zonas, ciertos grupos, ciertos sectores del entorno de Lenin.

12 Recuerdo haber leído hace tiempo en alemán, un muy lindo librito que se llamaba Wege
der Liebe, si aún me acuerdo del título. Era algo como el comienzo, antes de la guerra, de
algo que se parecía mucho a un libro de bolsillo y sobre la tapa estaba el hocico encantador
de Mme. Kolontai (era del primer equipo y fue, si mi recuerdo es bueno, embajadora en
Estocolmo). Eran cuentos encantadores sobre este tema. Habiendo pasado el tiempo,
teniendo las sociedades socialistas la estructura que ustedes saben, aparece claramente que
el acto sexual no ha pasado todavía al rango de lo que se satisface en el snack-bar.

Alejandra Kolontai . Ver Autobiografíade una mujer emancipada. Fontamara,


México, 1988.

13 Para decirlo de una vez: el acto sexual arrastra todavía con él y arrastrará por largo
tiempo, esa especie de efecto bizarro de no sé qué … de discordancia, de deficit de algo
que no se arregla y que se llama culpabilidad. No creo que todos los escritos de los
espíritus elevados que nos rodean, y que lo titulan … "el universo mórbido de la falta
[faute ]", por ejemplo, como si estuviera ya conjurado (es uno de mis amigos el que lo ha
escrito, prefiero siempre citar gente que quiero). Todo eso no arregla de ningún modo la
cuestión; y hace que tengamos que ocuparnos todavía, probablemente por mucho tiempo,
de lo que queda enganchado, de este universo alrededor de las fallas [ratés ], digamos, pero
de las fallas de las que se trata justamente de considerar el estatuto; (estas fallas son quizá
esenciales). Las fallas o no fallas de la estructura del acto sexual.

"El universo mórbido de la falta" es un texto de A. Hesnard. Lacan cita esta


expresión en "Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en
criminología" y en el comienzo del seminario VII.

14 Mediante lo cual, creo que debo volver -muy cortesmente, por cierto, pero volver una vez
más- sobre lo que tiene de insuficiente la definición que puede dársenos en un registro de
homilía bendita*, respecto de lo que se llama el estadio genital, sobre lo que sería la
estructura ideal de su objeto. No es totalmente vano remitirse a esta literatura: que en
verdad, la dimensión de la ternura que allí se evoca sea algo seguramente respetable, no lo
voy a cuestionar, pero que se la considere como una dimensión de alguna manera
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estructural, he aquí algo sobre lo cual no creo vano aportar un cuestionamiento.. Quiero
decir también que no es absolutamente … ¿Qué ocurre?

Incidente: el grabador hecha humo.y empieza a quemarse. La taquígrafa


abandona su puesto.

*expresión dudosa. En versión taquigráfica:"leibnisseuse ".


(p. 174)
15 ¡Para la famosa ternura! Habría que pensar en eso. Retomemos, este incidente me
da la ocasión de zanjar, de resumir incluso, lo que puedo tener para decir sobre el tema de
esta famosa ternura, algo corrompida [éventée ]. Hay una cara de la ternura y tal vez toda
la ternura, que se podría rotular con alguna fórmula bastante próxima a esta: lo que nos
conviene tener de compasión con respecto a la impotencia de amar. Estructurar eso a nivel
de la pulsión como tal, no es fácil; pero también, para ilustrar lo que convendría articular
respecto del acto y de la satisfacción sexual tal vez sería bueno recordar lo que la
experiencia impone al psicoanalista: la ambigüedad (ellos llaman a eso ambivalencia, se
ha usado tanto esta palabra que ya no quiere decir nada) la ambigüedad del amor.

16 ¿Un acto sexual es menos un acto sexual, es un acto inmaduro, tendríamos que relegarlo,
por ejemplo, al campo de un sujeto inacabado, detenido en el retardo de algún estado
arcaico si este acto sexual fuese cometido en el odio, simplemente? El caso parece no
interesar a la teoría analítica, es curioso, no lo he visto tratar en ninguna parte.

17 Para introducir la consideración de esta dimensión he debido, en un seminario ya antiguo,


de cuando el seminario era un seminario, he debido servirme de la pieza de Claudel bien
conocida, o más exactamente de la trilogía que comienza con El rehén. ¿Los amores de
Turelure y de Cygne de Coûfontaine son o no una conjunción inmadura? Lo admirable, es
que creo haber hecho simplemente valer los méritos y las incidencias de esta trilogía
trágica, debo decir de cualquier manera, sin que nadie de mi conocimiento, de mis oyentes,
haya percibido su alcance. Esto no es asombroso porque no tuve el cuidado de poner
expresamente el eje sobre esta cuestión precisa y porque en general los oyentes -según los
ecos que me han llegado- evitan fácilmente ese punto. Hay dos especies: aquellos que
siguen al señor Claudel en las resonancias religiosas del plano en el que sitúa una tragedia
que es una de las más radicalmente anticristianas que nunca haya sido forjada, al menos
respecto de un cristianismo de buen tono y de emoción tierna; aquellos que lo siguen en esa
atmósfera pensando que Cygne de Coûfontaine, bien entendido, queda intacta en todo esto.
No es lo que en el drama, ella parece articular. Pero qué importa. Se oye a través de ciertas
pantallas; cosa curiosa, los oyentes que no parecían sentirse molestos por esta pantalla, o
sea los oyentes no religiosos de antemano, parecen, de la misma manera, no querer
escuchar nada de aquello de lo que se trata muy precisamente.

La trilogía de Claudel fue tratada por Lacan en el Seminario VIII , La


Transferencia ...

18 De cualquier modo, puesto que no tenemos otra referencia a nuestro alcance (quiero decir
al alcance de la mano, aquí desde lo alto de una tribuna), dejo por lo menos planteada la
cuestión de saber si un acto sexual consumado en el odio es menos un acto sexual de pleno
alcance.
E 75
(p. 174)
19 Llevar la cuestión a este nivel, desembocaría en sesgos que no serían infecundos, pero ahí
no puedo entrar hoy. Que me sea suficiente marcar, en la teoría reinante respecto del
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estadio genital, otro rasgo que me parece mal conciliado [raccordé ] con aquello de lo que
hacemos uso. O sea el carácter, si se puede decir, limitado, temperado, moderado, que
tomaría la afección del duelo. El signo de la madurez genital sería que el objeto realizado
en la unión [conjoint ] … (¿se trata, después de todo, de una fórmula que tiende a adaptarse
a las costumbres, tan conforme como se lo pueda anhelar?) Este objeto sería normal y
[sería] signo de madurez que se pueda hacer, en un plazo que llamaremos decente, el duelo.
Hay ahí algo, de entrada, que hace pensar que estaría dentro de la norma de lo que se llama
madurez afectiva, que sea el otro el que parta primero.

20 Esto hace pensar en la divertida historia, sin duda de algún psicoanalizado, que Freud relata
en alguna parte. Un señor vienés (es una historia vienesa) que dice a su mujer: "Cuando
uno de nosotros dos muera, iré a París.". No hago aquí más que observaciones por esta vía
grosera de oposiciónes contrastadas. Que no sea nunca evocado en la teoría lo que sea
respecto del sujeto maduro respecto del duelo que dejará detrás de él, podría también ser
una característica que se podría seriamente considerar respecto del estatuto del sujeto. Es
probable que interesara menos a la clientela. De modo que ahí … mismo blanco …

21 Hay otras observaciones que este menudo incidente, por el tiempo que nos ha hecho
perder, me fuerza a abreviar. Querría simplemente decir esto: ¿la insistencia que se pone,
el pulular de desarrollos que concierne a lo que se llama la situación, o aún la relación
analítica, no está hecha también para permitirnos eludir la cuestión concerniente a lo que es
el acto analítico?

22 El acto analítico [L'acte analytique ], por supuesto, se dirá, es la interpretación. Y como la


interpretación es seguramente, cada vez más creciente en el sentido de la decadencia sobre
lo cual parece lo más difícil en la teoría articular algo, por el momento sólo tomaremos nota
[prendre acte ], es el caso de decir, de esta deficiencia.

23 Señalaremos que de una manera que no deja de comportar, debo decir, cierta promesa,
tenemos, de cualquier modo, algo presente en la teoría que conjuga la función del analista,
no digo la relación analítica a la que acabo de apuntar mi índice para decir que tiene, en
esta ocasión, una función de ocultamiento, sino la función analítica que se aproxima
entonces, a algo que es del registro del acto.

24 Esto no es sin promesa, vamos a verlo, por esta razón: si el acto analítico hay que
precisarlo en este punto, para nosotros el más vivo e interesante a determinar, que es el
punto del cuadrángulo que concierne al nivel en el que se trata del inconciente y del
síntoma; el acto analítico tiene, diría de una manera bastante completa, la estructura de la
represión: una especie de posición ligeramente desplazada [à coté ] . Un representanz,
si puedo expresarme así, de su representación deficiente nos es dada bajo el nombre de
acting-out, que es lo que tengo para introducir hoy.

25 Todos aquellos que son aquí analistas tienen por lo menos una vaga noción de este término,
su eje, su centro está dado por esto: que ciertos actos que tienen una estructura con la que
no es forzoso que todos se manejen, pero sobre los cuales uno puede sin embargo,
reconocerse, son susceptibles de producirse en el análisis en una cierta relación de
dependencia, más o menos grande no, de la situación o la relación analítica, sino de un
momento preciso de la intervención del analista; de algo que debe tener alguna relación con
lo que considero aún no definido completamente, a saber, el acto psicoanalítico. No
tenemos, en un campo tan difícil, que avanzar como rinoceronte en la porcelana, tenemos
que ir suavemente; tenemos con el acting-out, algo sobre lo cual parece posible llamar la
atención de todos aquellos que tienen la experiencia del análisis de una manera que
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promete acuerdo; sabemos que hay cosas que se llaman acting-out y que eso tiene
relación con la intervención del analista.

26 He designado la página de mis Escritos, en mi diálogo con Jean Hippolyte respecto de la


Verneingung, donde puse de relieve un bello ejemplo, extraído de un testimonio al que se
le puede dar fe, pues es un testimonio verdaderamente inocente, es el caso de decirlo, el de
Ernst Kris; es un artículo bajo el título de Ego psychology and interpretation in
psychoanalytic therapie ( Psychoanalytic Quartely, volumen XX nº1, enero 1951).

27 He marcado a lo largo y a lo ancho en este texto mío fácil de encontrar, en mi diálogo con
J. Hippolyte que sigue a Función y campo de la palabra y del lenguaje, dicho de otra
manera, el Discurso de Roma, en el que se pone de relieve lo que implica para Kris el
hecho de haber seguido un principio de método que promueve la Ego Psychology, al haber
intervenido en el campo de lo que llama la superficie y que nosotros llamaremos, para
nosotros, el campo de una apreciación de la realidad. Esta apreciación de realidad juega un
papel en las intervenciones analíticas; en todos los casos, en los términos de referencia del
analista, ella juega un papel considerable. No es una de las menores distorsiones de la
teoría, por ejemplo, que ella vaya a decir que es posible interpretar lo que se llama las
manifestaciones de transferencia, haciendo sentir al sujeto lo que las repeticiones que
constituirían su esencia tienen de impropias, de desplazadas, de inadecuadas, respecto de -
ha sido escrito, impreso negro sobre blanco- el campo, no de la situación analítica, sino del
confinamiento en el consultorio del analista, considerado como constituyendo -esto ha sido
escrito- una realidad tan simple. El hecho de decir: "usted no ve hasta que punto está
desplazado, que algo se repite en este campo en el que nos encontramos tres veces por
semana" -como si el hecho de encontrarse tres veces por semana fuera una realidad tan
simple- esto da mucho que pensar sobre la definición que vamos a dar de lo que es la
realidad en el análisis.

28 De cualquier modo, es sin duda en una perspectiva análoga que Kris se ubica cuando
teniendo que vérselas con alguien que, a su propios ojos, se acusa de plagio; echando mano
de un documento que prueba, a sus propios ojos, que el sujeto no es realmente un plagiario,
cree que debe, como intervención de superficie, articular llanamente que él, Kris, le
asegura no es un plagiario, porque el volumen en el que el sujeto creyó encontrar la prueba,
Kris lo fue a buscar y no vio en él nada especialmente original de lo que el sujeto, su
paciente, hubiera sacado provecho.

29 Les ruego remitirse a mi texto como también al texto de Kris y al texto de Melitta
Schmideberg, que había tenido al sujeto en un primer período, en una "etapa de análisis".
Verán ahí lo que comporta de absolutamente exorbitante pasar por esa intermediación para
abordar un caso en el que muy evidentemente, lo que es esencial no es que el sujeto sea
realmente o no un plagiario, sino que todo su deseo sea plagiar, por la simple razón de que
siente que no es posible que él formule algo que tenga valor, sino que él lo ha tomado
prestado a otro. Es eso lo que es el fundamento esencial, puedo esquematizarlo tan
firmemente porque es eso lo que es su fundamento.

30 De cualquier manera, después de esta intervención es Kris mismo el que nos comunica que
después de un pequeño tiempo de silencio de un sujeto que para Kris, acusa el golpe, él
enuncia simplemente este pequeño hecho: que desde hace tiempo, cada vez que sale del
consultorio va a sorber un buen platillo de sesos frescos.

31 ¿Qué es esto? Yo no tengo que decirlo, porque ya al comienzo he puesto en valor el hecho
de que esto es un acting-out. ¿En qué? en esto que no era articulable en ese momento como
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puedo hacerlo ahora. En qué sino en esto: que el objeto a , oral, está ahí, en el acto*, de
algún modo presentificado, presentado en un plato por el paciente, es el caso de decirlo,
con relación [relation ], en relación [rapport ] con esta intervención. ¿Y después? eso sólo
tiene interés ahora para nosotros (aunque es siempre así para los analistas) sólo tiene
interés si nos permite avanzar un poco en la estructura.

*otra versión: el objeto a oral, es el acto …

32 Lo llamamos Acting-out. ¿Qué vamos a hacer con este término? Pienso que no nos
detendremos en esto de que me opondría [tomber dans le travers ] a usar lo que se llama
franglés; el uso del franglés, debo decir -y creo tener algún gusto por la lengua francesa- no
me incomoda para nada. No veo por qué no nos aplicaríamos, en el uso de la lengua, al
empleo eventual de vocablos que no formen parte de ella. Eso no me da ni frio ni calor,
tanto más cuanto que no consigo traducirlo de ninguna manera: es un término inglés de una
pertinencia extraordinaria.

33 Se los señalo al pasar, en razón de que a mis ojos es de algún modo, si se puede decir,
una confirmación de algo, a saber: que si los autores -no voy a hacerles la historia de
los autores que lo han introducido- si los autores se han servido de este término
acting-out en inglés, sabían muy bien lo que quería decir, y les voy a dar la prueba, no,
sirviéndome de lo que había creído poder encontrar en un excelente diccionario filológico
que tengo en casa, de trece volúmenes, El New English Oxford Dictionary en el que
no hay rastros del actig-out. Me ha sido suficiente abrir el Webster -que es también un
admirable instrumento, aunque en un solo volumen, que apareció en América- para
encontrar de actig-out lo siguiente: To represent as it plays a story as seen in action, (o
sea, representar como sobre una escena una historia en acción), as oppose, (como opuesto)
to reading (a la lectura), como por ejemplo, as: to act out a scene was as rather …

34 Entonces como act out, no digo actuar [jouer ], puesto que act out no es to play una
escena que se ha leído. Digamos que hay dos tiempos. Por ejemplo, han leído algo de
Racine, ustedes lo leen mal por supuesto, digo que ustedes lo leen en voz alta de una
manera detestable. Cualquiera que esté aquí quiere mostrarnos como es y él lo actúa [joue
]: he ahí lo que es to act out.

35 Supongo que las personas que han elegido ese término en la literatura inglesa para designar
el acting-out sabían bien lo que querían decir, en todo caso pega perfectamente. Yo act out
algo porque me ha sido leído, articulado, significado insuficientemente, errando por poco
[à coté ]. Agregaré que si les ocurre la aventura que he figurado recién, a saber, que
alguien quiera darles una mejor presencia de Racine, no será un buen punto de partida, será
tan malo como vuestra manera de leer. En todo caso, partirá ya de cierto desequilibrio
[porte-à-faux ]. Hay algo de desacertado [à coté ], amortiguado, en el acting-out
introducido por tal secuencia, es la observación alrededor de la cual entiendo que voy a
aproximar lo que hoy sólo pongo en cuestión.

36 Para hablar de la lógica del fantasma es indispensable tener al menos alguna idea de donde
se sitúa el acto analítico. He aquí lo que va a forzarnos a un retroceso.

37 En efecto, se puede señalar -por supuesto esto es obvio [ça va sans dire] pero eso va
todavía mejor diciéndolo- que el acto analítico no es un acto sexual; incluso no es para
nada posible hacerlos interferir, es completamente lo contrario. Pero decir "lo contrario"
no es decir, "lo contradictorio" porque nosotros hacemos lógica y para hacérselos sentir no
tengo más que evocar la cama [couche ] analítica. Ella está ahí para algo.
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38 En el orden topológico, hay algo de lo que me di cuenta y es verdaderamente un problema


que los mitos lo destaquen poco, sin embargo la cama tiene que ver con el acto sexual. La
cama no es simplemente aquello de lo que nos habla Aristóteles para designar la diferencia,
se los recuerdo, entre la φυσις y la τεχνη (la fisis y la tecné) y
presentificarnos una cama de madera como si de un instante a otro pudiera ponerse a
brotar. Buscando bien, en Aristóteles no hay huella de la cama considerada como lo que
llamaré en mi lenguaje, que no está muy lejos del que Aristóteles emplea, el lugar del Otro.
Él tenía un cierto sentido del topos también, en cuanto orden de la naturaleza, ustedes no
lo ignoran; si recuerdo bien está en la Metafísica (no lo juro). Esta cama,
simplemente no la considera jamás como topos del acto sexual.

39 Se dice "niño de primera cama" [enfant d'un premier lit ] Incluso hay que tomarlo al pie
de la letra. Las palabras, eso no se dice, no se junta por azar. En ciertas condiciones, el
hecho de entrar en la zona de la cama puede quizá calificar un acto como teniendo alguna
relación con el acto sexual. Como "faire les ruelles des Precieuses "*. La cama
analítica significa algo, un área que no deja de tener cierta relación al acto sexual;
hablando propiamente, es una relación de contrarios, a saber: que él no podría de
ninguna manera prescindir de eso. Ella no deja de ser una cama y eso introduce lo sexual
bajo la forma de un campo vacío o conjunto vacío, como decimos en alguna parte.

* O sea recorrer las alcobas de las Preciosas. La palabra ruelle , calle


estrecha y también el espacio entre la cama y la pared, tiene aquí el
significado de alcoba.

a2
a

A A
40 Y ahora, si ustedes se remiten a mi pequeño esquema estructural, porque es ahí que
hemos ubicado el Otro sexual, es también ahí en donde el acto analítico en ningún caso
tiene nada que hacer [n'a rien a foutre ] * él se detiene ahí y ahí [en A ] y quedan el a y el
A y sus relaciones, quiero decir el otro A . Quisiera de tiempo en tiempo poder elidir las
charlas pesadas. Pero en fin, para aquellos que son sordos, o que no me han escuchado
nunca, se trata bien de este campo del Otro, no en tanto que se redobla sino que se
desdobla de tal manera que en su interior se trate de un Otro, en tanto que campo del
acto sexual y este Otro [en la figura, los campos marcados A] que no parece poder ir
sin él y que es este campo del Otro (el de la alienación) que nos introduce el Otro del
, que es también el campo del Otro en el que la verdad se presenta rota, despedazada,
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fragmentaria, que la constituye, hablando propiamente, como intrusión en el saber. Antes


de osar siquiera plantear las cuestiones acerca de esto: ¿dónde está el psicoanalista?

* foutre mantiene también el sentido general (que viene del latín) referido al
acto sexual. En lenguaje vulgar es esperma y también mantener relaciones
sexuales.

41 Nos es preciso recordar aquello de lo que se trata respecto del estatuto de lo que designa
aquí el segmento a . Ustedes han sentido ya, pienso, que está bien claro que hay una
relación entre este a y ese A que está allí, que tienen la misma función con relación a dos
cosas diferentes.

42 a forma cerrada, forma dada por la experiencia analítica, bajo la cual se presenta el
sujeto, producción de su historia, incluso diremos más: resto [déchet ] de esta historia,
forma que es la que designo bajo el nombre de objeto a . a tiene la misma relación con ese
A del Otro sexual, que este A de la verdad del campo de intrusión por este algo que cojea,
que peca en el sujeto bajo el nombre de síntoma, la misma relación que este campo a con
el conjunto. Todo corte [es] hecho en ese campo y no quiere decir que el analista que
procede ahí haya que identificarlo a este campo del Otro, como estaría un poco tentado de
hacerlo: las groseras analogías entre al analista y el padre, por ejemplo, porque también
pudiera ser ahí donde funcione esta medida destinada a determinar todas las relaciones del
conjunto y especialmente aquellas del a con este campo del A sexual.

43 No nos apresuremos, les ruego, a hacer fórmulas tan precipitadas, tanto más cuanto que son
falsas. Esto no impide que haya la más estrecha relación entre el campo del A de la
intervención verídica y la manera en la que el sujeto viene a presentificar el a . Aunque
más no fuera, como acaban de verlo, en el ejemplo tomado de Ernst Kris, que a manera de
protesta por un corte anticipado. No hay sino una desgracia: que no fue ahí que
permaneció la intervención de Kris, alcanzó este campo:

a2
a

A A
intervención de Kris

en tanto que en el análisis (digo: en el análisis) es un campo desexualizado. Quiero decir


que en la economía subjetiva, es de la desexualización del campo propio del acto sexual
que dependen la economía y las repercusiones que van a tener, el uno sobre el otro, los
otros sectores del campo.
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44 Es por eso que viene bien, antes de que prosiga más lejos, lo que no se hará sino después de
las vacaciones de Pascuas por la razón de que la próxima vez estará reservada a alguien que
me ha pedido intervenir sobre lo que afirmé, desde el comienzo del mes de enero, respecto
de esta topología que comprende tanto los cuatro términos de la alienación como los de la
repetición …

45 Conviene, en estas condiciones, detenerse sobre lo que tiene que ver con este campo, en
tanto que en el análisis, es ahí que se encuentra reservado el sitio del acto sexual. Vuelvo
sobre el fundamento de la satisfacción del acto sexual, en tanto que es también lo que da el
estatuto de la sublimación. Vuelvo a eso para no llevar más lejos este año lo que introduzco
sobre este punto.

46 ¿Qué hay de la satisfacción del acto sexual? Ella se fundamenta en lo que conocemos por
la experiencia analítica: que hay, no de un partenaire al otro sino de cualquiera de los
partenaires a la idea de la pareja como uno, esa falta que podemos definir diferentemente
como falta a ser [manque-à-être ], falta en el goce del Otro [manque-à-la-jouissance-de-
l'Autre ]. Esta falta, esta no coincidencia del sujeto como producto en tanto se introduce en
ese campo del acto sexual; porque él no es otra cosa que un producto, en ese momento. El
sujeto no tiene necesidad [besoin ] de ser ni de pensar, ni de tener su regla de cálculo; él
entra en este campo y cree ser igual al rol que tiene que sostener, sea el del hombre o el de
la mujer. En los dos casos la marca fálica que se llama castración en un caso, penisneid
en el otro, es ahí lo que simboliza esa falta esencial.

47 Se trata de eso ¿Y por qué el pene se encuentra simbolizándolo*? Precisamente por ser lo
que, bajo la forma de la detumescencia, materializa esa falla [défaut ], esa falta [manque ]
en el goce, materializa la falta que deriva, o más exactamente que parece derivar de la ley
del placer.

* En la versión taquigráfica: simbolizado.

48 En efecto, es en la medida en que el placer tiene un límite, en la que demasiado placer es un


displacer, en que eso se detiene ahí y parece que no falta nada, y bien es un error de
cálculo, exactamente el mismo que haríamos (puedo hacerlo como se hace una prueba de
prestidigitación [passer la muscade ]) si pongo cierto número de ecuaciones relativas a este
a , este 1+a , este 1-a que es igual a a2 y todo lo que sigue; en un momento les haría pasar
como si nada que este 2+a que ustedes ven bajo la forma de a que está ahí [en el esquema]
y de aquellos que valen 1 cada uno, yo lo transformaría por un error, por supuesto, en un
2a+1 mientras ustedes quedarían encandilados [sans même que vous n'y ayez vu que du feu
].

a2
a

a3
a
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49 Hoy no tengo tiempo, pero si ustedes quieren que lo haga la próxima vez cuando tengamos
juntos un pequeño debate, será fácil hacerlo, incluso será muy divertido, no hay nada más
divertido que esta muy bella proporción que se llama el número de oro. El 1-a que está
aquí y que es fácil demostrar que es igual a a2 : es lo que tiene de satisfactorio el acto
sexual, o sea que en el acto sexual uno no se da cuenta de lo que falta.

50 Esta es toda la diferencia que hay con la sublimación: no que en la sublimación se lo sepa
todo el tiempo, sino que se lo obtiene como tal al final , si es que hay un final de la
sublimación. Es lo que voy a intentar materializar para ustedes con la imagen de esta
relación llamada de media y extrema razón.

51 ¿Qué ocurre en la sublimación? ¿Qué pasa cuando la falta está aquí bajo la función de a2,
por relación a esta a que acaba de ser llevada sobre el 1 de la manera que ustedes vieron ?
El interés de esta relación [relation ] , se los dije la última vez, es poder proceder por una
reducción sucesiva: se produce así: ustedes rebaten el a2 y obtienen respecto de lo que
queda, o sea el a , otra sustracción del a y obteniéndo lo que queda, es decir: a - a2 que es
fácil demostrar que del mismo modo que a2, es igual a 1- a , es igual a a3 que se ubica
aquí.

52 He aquí lo que obtienen tomando siempre el resto y no lo que han reproducido con a2 . Si
ustedes rebaten el a3 obtienen un sector que tiene el valor de a4 . Después, rebatiéndolo
tienen aquí el valor a5 …. Tienen, entonces, todas las potencias pares de un lado y las
potencias impares del otro. Es fácil ver que ellas irán, si se puede decir, una al encuentro
de la otra hasta totalizar 1 y que el punto en el que producirá el corte entre las potencias
impares y las pares es fácil de calcular. Ese punto es precisamente un punto que es
determinable por el hecho que es igual al a2 que se produciría aquí de entrada. Alcanza con
que manipulen un poco estas proporciones sobre una hoja en blanco para que puedan
controlarlo ustedes mismos.

53 ¿Qué es lo que esto da como estructura de la función sublimatoria? De entrada, que al


contrario del puro y simple acto sexual, es de la falta que ella parte y es con ayuda de esa
falta que construye lo que es su obra y que es siempre la reproducción de esa falta.

54 De cualquier modo, de cualquier manera en que sea tomada, la obra de la sublimación no


es de ningún modo forzosamente la obra de arte, puede ser también otra cosa, comprendido
lo que estoy haciendo aquí con ustedes, que no tiene que ver con la obra de arte. Esta
reproducción de la falta, que va hasta rodear el punto del último corte, equivale
estrictamente a la falta de partida, a2 ; he aquí de qué se trata en toda obra de sublimación
acabada.

55 Por supuesto, esto implica, en el interior del acto, una repetición. No es sino retrabajando
la falta de una manera infinitamente repetida, que es alcanzado el límite que da a la obra
entera su medida. Por supuesto, para que esto funcione conviene que al comienzo la
medida sea justa. Porque observen algo con la medida a que hemos dado por ser una
medida especialmente armónica:

56 Ustedes tienen la fórmula siguiente: 1 + a + a2 … etc. hasta el infinito, en cuanto a las


potencias invocadas, que es igual a
1 / (1 - a) . Esto no es solamente verdadero para el a de la justa medida, la del número de
oro en tanto nos sirve de imagen de la medida del sujeto en relación al sexo en un caso
v.1.1 S XIV Cl 13 08/03/67

ideal. Esto funciona para cualquier x de cualquier valor, con la única condición de que
esté comprendido entre 0 y 1 , es decir, que comporta con relación al 1 alguna falla o
alguna falta.

57 Por supuesto, la manipulación no será tan fácil en lo que concierne a la función repetitiva
de la sublimación. Se trata de la pregunta sobre lo que está en el comienzo de este a . El
a no tiene que ver en el sujeto sino con la función sexual, incluso le es anterior; él está
ligado pura y simplemente a la repetición en sí misma.
v.1.1 S XIV Cl 13 08/03/67

57a La relación de a al , en tanto que el se esfuerza en estar justamente situado respecto


de la satisfacción sexual, está ahí lo que se llama, hablando propiamente, el fantasma y es
con eso que este año queremos tener que ver. Pero antes de ver como accedemos a eso, o
sea en el acto analítico, era necesario que articulara para ustedes -de una manera que puede
parecer alejada de los hechos, no lo es, ustedes lo verán, tal como pueden creerlo haciendo
bromas sobre la presencia o no de la regla de cálculo en sus bolsillos. Verán, por el
contrario, que introduciendo estas novedades en el orden estructural, muchas de las
confusiones, de los colapsos, de los embrollos de la teoría pueden airease de una manera
que tiene su sanción en el orden eficaz.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 14 15/03/67

[El Doctor Lacan presenta al Dr. Green que va a hablar en este seminario.]

E79
(p 183)
1 En virtud de las tramas secretas y siempre muy seguras de mi superyó, como hoy me había
dado vacaciones, encontré la forma de tener que hablar, ayer a las cinco de la tarde, a la
joven generación psiquiátrica en St. Anne. Generación de los candidatos analistas.

2 ¿Qué tenía que hacer ahí?. En verdad no gran cosa, dado que los que me habían precedido,
especialmente mis alumnos, eran los mejores para enseñarles lo que puede destinarse a
esclarecer mi enseñanza. La señora Aulagnier, por ejemplo, Piera, que no fundaremos sobre
esta piedra, S. Leclaire, Ch. Melman, para nombrarlos por orden alfabético.

3 Aparte de la distracción que me impulsa a decir sí cuando se me pide algo, tenía una razón
para estar ahí: a saber, que esto acontecía en el marco de la enseñanza de un viejo amigo, de
mi viejo camarada. H. Ey. Nuestra generación, porque la de H. Ey es la misma que la mía,
habrá tenido entonces algún papel; este viejo camarada en particular, habrá sido aquel que
yo ponga en la primera fila en cuanto a una función que llamaré de civilizador. No tienen
idea de lo que era la sala de guardia de St. Anne cuando ambos llegamos con otros que
tenían la misma vocación, pero que se quedaron a medio camino. El subdesarrollo, si puedo
decir, en cuanto a lógica, puesto que de lógica se trata, era a ese nivel (hacia 1925, no es
ayer) extraordinario.

4 En ese tiempo H. Ey introdujo su gran máquina, el órgano-dinamismo, es una doctrina, una


doctrina falsa pero incuestionablemente civilizadora.

5 A este respecto ha cumplido su rol, es decir que no hay en el campo de los hospitales
psiquiátricos ni un solo espíritu que no haya sido tocado por las cuestiones que esta doctrina
pone en primer plano, cuestiones de la mayor importancia. Que la doctrina sea falsa es casi
secundario respecto de este efecto, en principio no podría ser de otra manera ya que es una
doctrina médica. Es necesario, esencial al estatuto médico, que esté dominado por una
doctrina, es siempre así; el día que no haya más doctrina tampoco habrá medicina.
(p184)
6 Por otra parte no es menos necesario, la experiencia lo prueba, que esta doctrina sea falsa,
sin esto no podría prestar apoyo al estatuto médico.

7 Cuando las ciencias de las que la medicina se rodea se abran a ella por todos lados, se
juntarán en el centro y no habrá más medicina, habrá quizás aún psicoanálisis que
constituirá, en ese momento, la medicina. Hecho enojoso, porque será obstáculo definitivo
para que el psicoanálisis devenga una ciencia. No lo deseo.

8 Anoche, ante ese selecto auditorio, fui llevado a hablar de la operación de alienación. Dado
que uno no se desplaza fácilmente para ir desde St. Anne hasta la École Normal ( it's a
long way), pensé que les debía a ellos, a los que constituyen la zona de llamado a las
responsabilidades psicoanalíticas... creí deber señalarles, porque verdaderamente ése era el
lugar, señalarles como se plantea, si se puede decir, lo que se llama esta elección inaugural,
v.1.1 S XIV Cl 014 15/03/67

que es una falsa elección porque es una elección forzada, cuales son los nombres que
convienen a esta elección, en esta zona central, la de los futuros responsables.

9 Para abrirles las orejas, puse ahí arriba los nombres que convienen, estoy forzado a hacer
alusión a ellos porque es raro que las reuniones, aún limitadas como aquellas, permanezcan
secretas sobre todo cuando se trata de una sala de guardia, y de estos nombres tal vez les
llegará algún eco bajo la forma de burlas malévolas.

10 No son forzosamente nombres obligatorios, evidentemente, pero entre un yo no pienso y


un yo no soy, tampoco para un sector más vasto eso ha avanzado como siendo los
constituyentes fundamentales de esta alienación primera; tampoco es muy compulsivo para
el conjunto de las zonas que destaco en el campo humano bajo la forma de campo del
sujeto: o él no piensa o él no es, (eso cambia cuando lo ponen en la tercera persona: se trata
de un o yo no pienso o yo no soy).

11 Todo esto atempera mucho el valor de los términos de los que me serví ayer a la tarde, sobre
todo si se piensa que en virtud de la operación de alienación, siempre queda excluido uno de
esos dos términos. Después mostré que el que queda toma completamente otro valor y de
algún modo positivo, proponiéndose, imponiéndose incluso, como patrón de medida que se
propone justamente a la crítica de lo que en ese momento yo invocaba: considerar que la
posición propia de los candidatos es la critica.

12 Era urgente, la situación antigua, subdesarrollada de la lógica; la situación actual en esa


generación por una especie de paradoja y por un efecto que es el del análisis, la incidencia
casus del mejor optimismo, puede ser por estos pessimus , la peor: los otros eran
subdesarrollados de la lógica, pero estos tienen tendencia a ser los monjes, quiero decir del
modo como los monjes se retiran del mundo, ellos se retiran de la lógica. ¡Esperan para
pensar en eso que su análisis haya terminado!.
(p 185)
13 Los he incitado vivamente a abandonar este punto de vista, no soy el único por otra parte, y
este problema, hay otros: uno al lado mío, por ejemplo, que es de aquellos que en este orden
tratan de despertar cuando todavía hay tiempo, quiero decir de ninguna manera,
forzosamente al fin del psicoanálisis didáctico sino también en curso y vale más quizás la
vigilancia crítica de aquellos que pueden tener la ocasión de adoctrinar. Sin embargo, debo
decir que es a título de psicoanalista, de representante de ese campo problemático en el que
se juega todavía todo el porvenir del psicoanálisis, que el señor Green recibe hoy de mí la
palabra, esto en razón del hecho de haberse propuesto él mismo. Quiero decir, no es a título
de ser uno de mis alumnos sino uno de mis seguidores, que va a decirles hoy las reflexiones
que le inspiran los últimos términos que aporté concernientes a la lógica del fantasma.

14 Le dejo ahora la palabra por todo el tiempo que quiera, reservándome sacar provecho para
vuestro uso como para el mío, de lo que hoy proponga.

Dr. A. Green: - Después de un seminario que me hizo reflexionar mucho, le


expresé a Lacan el pesar que tenía porque los seminarios cerrados fueran
suprimidos; me ha vuelto a dar la ocasión de dirigirme a ustedes lo cual le
agradezco. Sin embargo, es necesario que las cosas estén claras desde un
comienzo, las elecciones legislativas han terminado, no es una confrontación,
como lo que se escucha por ahí, lo que voy a hacer aquí. Sobre todo voy a
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intentar, luego de la lectura de los seminarios que Lacan me ha transmitido la


última semana, intentaré subrayar cierto número de puntos a propósito de los
cuales haré un examen de la teoría lacaniana con relación a la teoría freudiana, y
a los problemas que plantea.

Lacan, en el curso de una de sus seminarios, dijo: -Lo que nos interesa no es el
pensamiento de Freud, es el objeto que ha descubierto.

En efecto, esta toma de posición es muy importante, previene contra una pseudo
ortodoxia freudiana; sin embargo, hay problemas que se plantean en la
comparación del espíritu y de la letra. ¡No es aquí que voy a enseñarles que Lacan
se sostiene más en la letra que en el espíritu!. Pero se trata de constituir la letra de
Freud y de intentar su formalización, ya en el curso del año pasado, en el curso de
un seminario cerrado sobre la cuestión el objeto a , hablé ante el pequeño
seminario. Hoy es ante el gran seminario que hablo y creo que esto no deja de
plantearme un problema particular, pues ante la asistencia seleccionada por Lacan
mismo del pequeño seminario, yo sabía al menos a quién le hablaba, mientras que
hoy, debo decirles que no sé a quién le hablo, y esto plantea problemas para mí
en tanto que me dirijo sobre todo a los analistas.
(p 186)
Voy a situar los problemas que trataré ante ustedes, los que se pueden agrupar
en cinco capítulos:

I)Hablaré, al principio, del ello y de su verdad gramatical en sus relaciones al


inconciente.
II) Abordaré enseguida, la cuestión de la repetición en relación con la diacronía.
III)Abordaré a continuación la pulsión por relación al lenguaje.
IV) Continuaré con el examen de lo que llamaré las clases pulsionales, a saber, la
cuestión de las pulsiones llamadas de fin [but ] inhibido con relación a las
pulsiones de fin no inhibido, en tanto que podría decirnos algo de las relaciones
entre el Otro y el a .
V) Concluiré con algunas indicaciones acerca de la unidad subjetiva, es decir, la
relación del Uno unificante al Uno contable, en las relaciones de la estructura del
Sujeto.

Para la traducción de los términos referidos a la pulsión, véase la clase 11.

Lacan en el curso del seminario del 1 de febrero, decía: "no es fácil pensar el Es",
es sobre todo en el seminario del 11 de enero que dio las formulaciones más
acabadas del Es.

¿Qué es?. ello es. ello acaba de desaparecer. Un poco más y ello llegaba a ser.
Algo que apunta hacia el Ser, dice Lacan en los Escritos; pág. 517. Lacan
precisa: "es de un lugar de Ser que se trata" esta posición se relaciona a la
proposición que Lacan mismo ha calificado de presocrática: Wo es war soll ich
werden.

Lacan ha dado de esto muchas traducciones. En La cosa freudiana ...: "donde


fue ello, ahí yo debo advenir" [là où fut ça, là doit-je advenir ].
v.1.1 S XIV Cl 014 15/03/67

A continuación, en La instancia de la letra ... : "donde fue ello me es preciso


advenir" . [là où fut ça, là il me faut advenir ].En fin, una omisión que les señalo en
su índice que está firmada por el mismo, es decir, la última definición no está
señalada; como es la última me parece importante darla: "donde ello era, ahí como
sujeto debo advenir" [là où c'etait, là comme sujet doit-je advenir ].

Relación entonces, respecto del ello, del pensamiento al Ser,:"no es un ser sino un
des-ser " (Seminario del 11 de enero de 1967).

Por último, el punto, la definición, podemos decir, que es pivote [pivotale ] (para
usar una palabra muy empleada estos últimos años): el Ça es, hablando
propiamente, lo que en el discurso, en tanto estructura lógica, es muy
exactamente todo lo que no es je, es decir, todo el resto de la estructura, "y
cuando digo estructura lógica entiendan gramatical" (seminario del 11 de enero).
Aquí está centrado el problema que tenemos que cernir en lo que concierne a la
cuestión del ello; el inconciente está estructurado como un lenguaje, el ello, por
tanto, con relación al inconciente, es todo lo que no es je, todo el resto de la
estructura lógica como gramatical que es la esencia del ello (Seminario del 11 de
enero). Al respecto asistimos en parte, sino a una refutación al menos a una
reubicación de las posiciones anteriores de Lacan concernientes al ello habla;
"Ello habla" es un corto circuito de la relación Ello-inconciente, pero a condición,
precisa Lacan, de que uno se dé bien cuenta de que no se trata de ningún Ser. He
aquí entonces la posición lacaniana concerniente al ello.
(p 187)
Voy ahora a volverme hacia Freud para considerar tres textos mayores, creo que
nos encontramos ahí ante problemas muy difíciles y que implican ciertamente una
reflexión suplementaria para examinar la compatibilidad e incompatibilidad de la
teoría lacaniana con la teoría freudiana, en todo caso en su letra.

En El yo y el ello, Freud da la definición del ello, para hacerlo va primero a


proponer su razonamiento que es el siguiente: va a decir que hay
representaciones verbales, auditivas y visuales, siendo las representaciones
verbales, auditivas, y las representaciones visuales, evidentemente no auditivas. Y
va a decir que el pasaje de esas representaciones inconcientes a lo conciente va a
pasar obligatoriamente por el estadio del preconciente, mientras que va a existir
otra categoría de fenómenos que no pasarán jamás por el estado preconciente, y
que pasaran directamente del estado inconciente al estado conciente, se trata de
los afectos.

¿Cuál es el interés de retomar esto? Justamente, precisar que el inconciente va a


comprender al menos dos sectores: el de la representación y el de los afectos. Y
que las representaciones van a ser el soporte de la combinatoria representación
de palabra o representación de cosa, mientras que el afecto no puede entrar en
ninguna combinatoria. Si, sin embargo, sostenemos la posición que he definido
aquí respecto del afecto en tanto que es un significante, vemos que ahí nos
libramos de los problemas de sutura para lo que es de los afectos.

¿Cómo es esto respecto del lenguaje?. Respecto del lenguaje, en el discurso del
analizado tenemos elementos que entraran en juego y que no son los de la
v.1.1 S XIV Cl 014 15/03/67

combinatoria, serán los de la puntuación del discurso, de sus pausas, de sus


cortes, de la prosodia, de la acentuación, y no es ciertamente la misma cosa para
un analista decir dos cosas que son prácticamente las mismas cuando da cuenta
de una sesión: "me dice con voz ahogada: "pero entonces sería a mi padre muerto
a quien yo hablaba en el sueño", - lo mismo en el obsesivo "pero entonces sería a
mi padre muerto a quien yo hablaba en el sueño"

Evidentemente, se ha perdido en la transcripcición la diferente entonación en


las dos frases.

En 1932 en la 31ª. conferencia, Freud da la definición más extensa del ello, la que
es ciertamente la que aporta más clarificaciión, creo que es sobre todo en lo que
concierne a esta definición que va a plantearse el problema de la cuestión de la
verdad gramatical del ello. Es lo oscuro, la parte inaccesible de nuestra
personalidad.
(p 188)
Nos aproximamos al ello por analogías, lo llamamos un caldero pleno de
excitaciones hirvientes, lo figuramos abierto en uno de sus extremos a las
influencias somáticas tomando ahí en él necesidades pulsionales que encuentran
en él su expresión psíquica, pero no podemos decir bajo que substratum. Está
lleno de energía que alcanza a partir de las pulsiones, pero ella no tiene
organización, no produce ningún querer común, solamente una tentativa para
llevar la satisfacción de las necesidades pulsionales a la observancia del principio
de placer. Las leyes lógicas del pensamiento no se aplican al ello, esto es
verdadero ante todo para ley de no contradicción, ahí Freud va a retomar
exactamente en los mismos términos en que ha descrito a los procesos primarios
y al inconciente, es decir, las diferentes características que ustedes conocen, a
saber, la coexistencia de los contrarios, la ausencia de negación, la inexistencia de
referencias temporo-espaciales, y Freud insiste enormemente sobre esta
intemporalidad.

Termina más o menos sobre esto: el factor económico, o si prefieren cuantitativo,


está íntimamente ligado al principio de placer, domina todas estos procesos, las
investiduras pulsionales que buscan la descarga; es, a nuestro entender, todo lo
que hay en ese momento. Freud insiste, sin embargo, sobre el hecho de que esas
características de descarga ignoran completamente la cualidad de lo que es
investido, lo que en el yo [moi ] llamaríamos una idea. Y bien, los reenvío a estas
páginas, pero quisiera igualmente recordar que acerca de esta 31ªconferencia
Freud dice: "no utilizaremos más el término inconciente en el sentido sistemático, y
daremos a lo que hemos descrito hasta aquí un mejor nombre, que no esté más
sujeto a malentendidos, siguiendo un uso verbal de Nietzsche y adoptando una
sugestión de Groddeck lo llamaremos, en en adelante, el ello". He aquí entonces
la posición freudiana.

Sigmund Freud. Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1932)


. Conferencia no. 31 . Biblioteca Nueva Tomo VIII, pág 3142. Ver clase 17,
párrafo 45.
v.1.1 S XIV Cl 014 15/03/67

Todo lo que se puede decir es que, cuando algunos años antes de su muerte,
Freud escriba el Compendio... retomará estas mismas formulaciones, a las que
apelaré, en una dirección todavía más radicalizada. Freud mismo da precisiones
respecto de lo que contiene el ello dice: "la herencia, lo presente en el nacimiento
fijado en la constitución, y ante todo las pulsiones que se originan en la
organización somática y encuentran su expresión psíquica bajo una forma que no
es desconocida…". ¿Cuál es, entonces, el sentido de esta operación hecha por
Freud?.

Puesto que encontramos aquí términos idénticos a los que Freud emplea para el
proceso primario y para el inconciente, se puede decir que el ello comprende tres
polaridades:

1) La que llamo lo constituyente de lo simbólico, la condensación y el


desplazamiento.
2) Una polaridad que llamaré, a falta de algo mejor, categorial, es decir, la
definición del ello con relación al concepto de negación, en relación al tiempo o al
espacio.
3) Por último, la energética (no tengo necesidad de explicarme), es decir, la
tendencia esencialmente a la descarga y el proceso cuantitativo.
(p 109)
Lo que se ha remarcado bastante, es la solidaridad, la consustancialidad casi, de
este remanente de la segunda tópica con la introducción de la pulsión de muerte.
En efecto, si queremos hablar de la simbolización estaremos obligados a hablar de
la estructura; es el punto central que desarrollaré a lo largo de esta exposición,
cómo la estructura nace de una acción ligada al antagonismo del Eros y la pulsión
de muerte.

La verdad gramatical, la concatenación, la sutura, es el resultado de un trabajo


que incluye el contra trabajo de la pulsión de muerte. Sutura, cadena significante,
el uno contable se identifica al cero en tanto indispensable al proceso. Pero y es
donde me gustaría poder llamar vuestra atención, el cero puede disolver la
operación, impedirle reproducirse y todo puede permanecer en este cero sin dar
un paso más.

No será por una chanza que volveré a la metáfora del caldero, y lo asociaré a
otras dos circunstancias, donde se trata del caldero en Freud.

La primera es el chiste: A, es Freud quien lo dice, ha pedido a B un caldero de


cobre, cuando se lo devuelve, B se lamenta que el caldero tiene un gran agujero
que lo torna inútil: he aquí la defensa de A:

1) nunca he pedido un caldero a B.


2) el caldero tenía un agujero cuando B me lo prestó.
3) le he devuelto el caldero intacto.

Pienso que esta exposición de la defensa de A es adecuada para hacernos


reflexionar acerca de la lógica, la lógica del inconciente, y sobre la sublógica que
defiende Lacan. ¿Es que este ejemplo no vale [el de ] green ideas …? No tanto
las ideas de Green, sino las verdes ideas o las ideas verdes.
v.1.1 S XIV Cl 014 15/03/67

Segundo ejemplo: Macbeth, Freud en Análisis terminable e interminable,


hablará de la bruja metapsicología, sin la cual no es posible dar un paso si se
busca comprender. Interroguemos a esas brujas de Macbeth, que analiza Freud
en su artículo sobre las excepciones: las brujas están inclinadas sobre el caldero y
hacen una predicción, es decir, exactamente la situación de Edipo al revés. Ahí no
es Edipo, no es Macbeth, quien responde a un enigma, es una respuesta que le es
dada en tanto respuesta falaz, vamos a ver cómo. Ellas dicen " for... of woman
born shall arm Macbeth"; Pues "nadie nacido de una mujer, herirá a Macbeth";
Macbeth se basará en eso.
(p 190)
Si nos informamos de ese discurso de brujas, veremos dos categorías, o dos
estilos diferentes: un primer estilo de enigma y de predicción, un segundo estilo de
encantamiento. El primer estilo me parece el lugar de la verdad gramatical, el
segundo, me parece algo que llamaré precisamente, como un estilo propio del
ello. Uno no es sin el otro ¿No es cierto? Ultimo ejemplo: veamos a Freud ante el
Moisés de Miguel Ángel, dos partidos ahí otra vez, un enigma, un afecto. Un
afecto que es que Freud se siente mirado por la estatua de Moisés: él no puede
despegarse de su mirada, él penetra en la iglesia de San Pedro como uno de esos
pequeños judíos que formaban la tribu de Israel (como esa chusma, dice Freud),
atraídos por la mirada de Moisés. El judío mira al judío y la elucidación será la de
la combinatoria, es decir, de la significación del dedo, del índice en la barba. Pero
ahí otra vez, insisto, Freud no habría podido hacer el análisis si no hubiera estado
desde el principio concernido por el afecto, por la evidencia del afecto puedo decir,
o más exactamente la restricción del afecto. ¿Qué soy? pregunta Freud.
Exactamente recibe una respuesta como Moisés ha recibido una: soy lo que soy.
No defiendo el afecto contra la combinatoria, simplemente defiendo el estatuto
significante del afecto, del cual la combinatoria no me parece que pueda dar
cuenta.

Aquí tendremos otra perspectiva, la de la intemporalidad y del concepto de


repetición. Antes de pasar a la repetición, les leeré un pequeño diálogo de mi
cosecha:

- ¿Qué es ello?
- Ello es nada, es todo.
- ¿Dónde está?
- Donde estaba.
- ¿Cómo ello?
- Como ello.
- ¿Qué quiere decir?
- Ello desea.
- ¿Cómo ello?
- Ello se repite.
- ¿Repite?
- Repite
- ¿Hasta cuándo?
- Hasta ello.

Veamos, entonces, lo que es de la cuestión de la repetición. La repetición es


entonces una cualidad esencial de la pulsión. Es el principio directriz de un campo,
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en tanto que es propiamente subjetiva. dice Lacan al afirmar aquí la relación del
Uno contable y del Uno unificante. El Uno de la recurrencia no se instaura sino
por la repetición, lo que pasa cuando por el efecto del repitiente, lo que está a
repetirse deviene lo repetido. ¿Cuál es la relación de la repetición al Otro?
La alienación, como significante del Otro, en tanto que hace del Otro un campo
marcado de la misma finitud que el sujeto mismo, es el algoritmo bien conocido
por ustedes S ( ).
(p191)
Lacan constata que el Dios de los filósofos está presente en la teoría analítica, -
como teoría del sujeto sometido a las leyes del lenguaje- al lugar del Otro como
lugar de la palabra.

Esta alteridad radical, presente en Freud, nos es preciso, bien entendido, buscarla
en la castración, que es justamente el signo de la finitud. Pero según Freud los
fantasmas originarios son innatos, están, como dice Lacan, en posición de
significantes clave (seducción, castración, escena primaria) como organizadores
del deseo humano. Pero aquí me es preciso apuntar otro dato que parece
descuidado en el conjunto del movimiento psicoanalítico francés, del bando que
sea. Es un nombre horroroso, es la filogénesis. Pienso que la filogénesis, la
pulsión de muerte, y la segunda tópica, son datos absolutamente inseparables
para comprender la teoría freudiana después de 1920.

Esta filosofía no tiene una función seriológica, porque ella ordena el deseo, pero
de hecho tiene por función dar cuenta de lo que se podría llamar el hiato entre la
experiencia individual y las causas y consecuencias, o sea: que para un cierto
número de experiencias, el mínimo de hechos, de causas, entraña el máximo de
efectos. Es a lo que una concepción genética del desarrollo no puede responder ,
ya que cuantitativamente ¿qué será?. Será, como decía la paciente que yo dejaba
apenas me hablara de su curiosidad sexual infantil, de los juegos donde se ponía
una almohada sobre el vientre para tener el aspecto de encinta: "es muy poca
cosa". Sería poca cosa, en efecto si no hubiera ahí significantes clave para dar
todo el peso organizador a la estructura. Pero esto no resuelve el problema de lo
que tenemos que pensar de la filogénesis.

Esto entonces querría decir, según Freud, que algo existe en el tiempo del sujeto
que no es el tiempo del individuo. La repetición, como esencia del funcionamiento
pulsional, es la retoma a nivel del sujeto de un tiempo que llamaré impersonal, el
que pertenece al genitor. Todo pasaría, entonces, como si en el momento
sincrónico encontráramos la misma división que para el sujeto, o sea, que Freud
introduce en el tiempo del sujeto, otro tiempo que no es el mismo; yo lo llamo
ajustándolo al vocabulario lacaniano, el tiempo del Otro.

Para hacer el edipo, como dice mi amigo Rosolato, son necesarias tres
generaciones de hombres, porque, el edipo es la doble diferencia: diferencia de los
genitores entre ellos y diferencia de los genitores con los engendrados. Por lo que
es a la vez estructura e historia. Estos puntos marcan las cosas desde la pulsión
de muerte sobre la filogénesis, vamos a verlo en la relación: repetición-memoria.
(p 192)
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Es preciso aquí, en la teoría freudiana, introducir un cambio; no soy yo quien lo


introduce, es Freud. Este cambio será precisamente aquel que ha distinguido
según las tres instancias, las tres categorías de fenómenos que serían diferentes
para cada una de las tres instancias. He aquí lo que dirá: lo que la pulsión es al
ello, la percepción será al yo [moi ]. Pero hemos llegado al punto en que nos
preguntamos si algo no funciona de manera equivalente para el superyó, o en
correspondencia; en efecto, encontramos esto, y esto está descripto por Freud de
ua manera extremadamente específíca y de una manera que, desde mi punto de
vista, ha sido muy descuidada: èl la llama la función del Ideal.

¿De qué se trata en la función del ideal?. De la función del padre muerto que se
constituye alrededor del tótem. El ritual funerario restablece los lazos con el
desaparecido, lazos que la muerte ha abolido y que la memoria venera. La muerte
es la co ndición necesaria para que los signos procedan eficazmente, por su
pobreza. Económicamente la operación tiene efectos comparables a los que Freud
confiere al funcionamiento del pensamiento, que tiene -en relación a la investidura
sensorial o libidinal- la ventaja de un ahorro considerable. Así la fragilidad de los
lazos que unen al sujeto al desaparecido, por la memoria y el mantenimiento de su
conservación a través del ritual, exigen, ellos también una elevación considerable
del nivel de investidura, a fin de combatir la perpetua amenaza de su disolución.
Dicho de otra manera, es la cuestión de las pequeñas cantidades de energía que
caracterizan el funcionamiento del pensamiento, como Lacan lo ha recordado;
pero esas pequeñas cantidades de energía no son sostenibles más que en tanto
el nivel general de la investidura del sistema está globalmente deformado [faussé
].

El tótem deja de ser cosa, no se basta con ser testigo, es ausencia consagrada
por el proceso sos-tenido, por el poder de la ilusión, es decir, del deseo; el
engrandecimiento del desaparecido (Vergrößerung, es un término freudiano),
llena toda la escena, por ejemplo el padre de Hamlet o el padre de Orestes;. pero
al mismo tiempo, helo aquí ligado por su sitio, el padre muerto, por la alianza que
se ha sellado entre la prolongación infinita de su presencia y la protección, la
benevolencia, o mejor, la neutralidad benevolente que él debe acordar.

Esta función del ideal como formadora del campo de la ilusión es entonces lo que
podría referirse, justamente, al Otro lacaniano, bien entendido por la muerte, la
muerte del padre y por la castración de la madre; lo que se repite en la pulsión es
a la vez la compulsión de la pulsión de vida y la compulsión de la pulsión de
muerte. Lacan especifica esta relación del lenguaje a la muerte en uno de sus
seminarios: el lenguaje, dice, no domina ese fundamento del sexo, en tanto que
está quizás, más profundamente ligado a la esencia de la muerte sobre la realidad
sexual.

Como conclusión de este capítulo, las repetición es entonces fundadora entre el


Uno unificante y el uno contable. Pondré este Uno unificante en la cuenta de esa
experiencia individual y el uno contable, que se identifica con el cero del sujeto,
con esta huella de la función del ideal que rodea cada operación. Pero el cero
tiene un doble empleo: es el cero de la estructura del sujeto, es el cero al cual el
sujeto arriesga ser efectivamente reducido, es decir, aquel del silencio que no obra
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sobre ninguna operación. Los contadores de cohetes haciendo la cuenta regresiva


5... 4... 3... 2... 1... 0, ha partido, ha terminado.

Cuando Freud quiere articular la pulsión, no puede hacer otra cosa que pasar por
la estructura gramatical (Seminario del 18-01-67). Lacan va a sacar su referencia
de La puosión y sus destinos, y del ejemplo de Ein Kind wird geschlagen, lo
que lleva a la reflexión: no es sino en un mundo de lenguaje que Un niño es
pegado toma una función dominante el "yo quiero ver," dejando abierta la cuestión
de saber de dónde y por qué soy mirado. No es sino en un mundo de lenguaje que
el sujeto de la acción hace surgir la pregunta que lo soporta: ¿Para quien actúa?

La primera observación es que mientras uno está tentado de juntar la función al


lenguaje, uno es siempre conducido a reservarla a trabajos anteriores a la pulsión
de muerte (1915-1919 para los textos de los que se trata aquí). El mundo del
lenguaje está ligado a la combinatoria de las representaciones. Ahora bien, en La
pulsión y sus destinos el Vorstellungsrepräsentanz, no está jamás mencionado
por Freud, no aparece más que en La represión. Todo La pulsión y sus
destinos reposa sobre el análisis de las pulsiones parciales: escoptofilia y
sadomasoquismo. Los destinos de las pulsiones son cuatro: Retornamiento
[retournement ] contra sí, retornamiento en su contrario, represión, sublimación
(capítulo que Freud nunca pudo escribir).lo que deja de lado la cuestión de los
representantes.

Si se dedican a ese pequeño ejercicio divertido, que consiste, como Lacan lo ha


hecho muchas veces ante ustedes, en tomar una banda de papel y de dirigirla
hacia fuera, a volverla contra ustedes, y a volverla en su contrario, es decir,
sentido arriba-abajo, obtienen la banda de Moebius, de la que él les habla tan a
menudo. El doble retornamiento es entonces la condición de la estructura, la
sutura es la precondición de la combinatoria de los representantes; la cuestión se
convierte en saber: que es puesto juntamente en circuito.
(p 193)
Interroguemosnos ahora sobre lo que está del lado del lenguaje. Me referiré aquí a
la Lingüística general de Ch. Bally, para leer en ella las proposiciones siguentes.
Párrafo 214: "El pensamiento no comunicado -dice- es sintético, es decir, global y
no articulado. La síntesis es el conjunto de los hechos lingüísticos forzados en el
discurso a la linealidad y en la memoria a la monoescena". Retengan entonces
este hecho de que linealidad y monoescena van juntos. Una forma es tanto más
analítica en cuento satisface las exigencias de la linealidad y la monoescena. Bally
dice: "esperamos mostrar que en realidad la distaxia, es decir, la no linealidad, es
el estado habitual, y que es el correlativo de la poliescena, por consiguiente, la
discordancia entre significado y significante es la regla". Desgraciadamente creo
que la lectura de Bally, muestra que no está a la altura de sostener su proyecto.
Sin embargo, ponemos aquí de relieve la relación de linealidad y cadena
significante y no-linealidad y condensación.

Si nos volvemos hacia corrientes más recientes, como adherir una concepción
generativa de la gramática, cuando aquella pretende querer eliminar la
ambigüedad o el malentendido en el rechazo, en nombre de la anomalía
semántica y que se aplica a los hechos y las situaciones que son por el contrario,
para nosotros, el suelo más firme sobre el cual reposa, no el análisis sino el
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psicoanálisis; el fin de esta lingüística es la absoluta transparencia del discurso, es


decir, de la estructura del sujeto.

Cuando Freud da la definición de la pulsión, en 1915, "la demanda de trabajo es


impuesta a lo psíquico por continuación de su lazo con lo corporal", podemos
entonces aislar tres términos: corporal, psíquico, trabajo psíquico o sea fuente,
objeto, fin. Ulteriormente, en El malestar en la cultura, Freud dará otra
proposición infinitamente más importante, quizás no más importante pero a tomar
en consideración, es decir, que en el trayecto de la fuente al fin la pulsión deviene
operante psíquicamente. Se lo quiera o no, asistimos ahí a la sutura fuente-objeto,
que parte del cuerpo y vuelve al cuerpo por la Befriedigung, en este intervalo se
constituye psíquicamente la pulsión por la operación de la sutura.

Lo que alguien, en un artículo en un artículo reciente, ha llamado la hipóstasis


biológica, como incoherencia del pensamiento freudiano, falta su autor por ser en
el pasado prejuzgado como médico, es para mí, para nosotros, una necesidad. No
basta denunciarlo, Freud vuelve a eso sin cesar hasta el Compendio... , a pesar
de aquellos que quisieran desembarazarse de este testigo molesto. Leo: "pero
volviendo a considerar a la biología como modelo de cientificidad inaccesible en
una teoría analítica esencialmente provisoria", Freud termina con una dura
especulación, es suficiente para indicar que esta biología es un mito ideológico, la
escatología del psicoanálisis. Freud decía: "eso no impide que exista", siguiendo a
Charcot. El filósofo no ama su cuerpo, ha confesado su amor a la sabiduría, y si lo
maltrata hace falta que sea por una buena causa. De lo que es preciso dar cuenta,
por el contrario, es del encarnizamiento de una tendencia filosófica a excluir lo
biológico. Asistimos aún a una forclusión, a un rechazo del Otro; porque no se
trataría aquí de una forclusión cuyas consecuencias serían por lo menos tan
desastrosas.
(p 194)
Cómo lamento que este autor no haya compartido mi experiencia de hace quince
años cuando siendo interno en un hospital psiquiátrico de la periferia, tenía que
vérmelas con hebefrénicos-catatónicos, en los tiempos en que las drogas
milagrosas no existían. Recuerdo a un joven, cuya vida había sido normal hasta
los diecisiete años, que ahí donde estaba, en el hospital psiquiátrico estaba
obligado a permanecer completamente desnudo sobre una plancha, comiendo con
sus dedos, refunfuñando algunas palabras ininteligibles, porque destruía todo lo
que se encontraba entre sus manos. Y que él había vuelto a una condición que
evoca para nosotros muchas cosas, pero en todo caso, cuando Freud habla de las
psicosis, del muro de la biología, sabe de lo que habla, lo sabe tanto que pienso
que este autor no me contradecirá si le digo que la exégesis de los textos tienen
algo de bueno, pero que la práctica confrontada con las exigencias de los textos
tiene una virtud esclarecedora. Es lo que decía Lacan acerca de este retiro
monacal.

Pienso que si, como Lacan nos lo recuerda, no hemos contribuido en nada al
progreso de la biología en tanto que analistas, estamos, sin embargo, obligados a
pensar en eso y tal vez no podamos decir nada sino que tenemos que articular las
relaciones del cuerpo al pensamiento a través de los efectos del lenguaje. Ese
lenguaje que Freud llama el progreso en la intelectualidad -este el progreso en la
intelectualidad es al precio de una ilusión que se ha instaurado y es preciso
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recordarlo. Cita de Moisés y la religión monoteísta: "la omnipotencia del


pensamiento fue, lo suponemos, una expresión del orgullo de la humanidad por el
desarrollo de lenguaje, que tuvo por resultado tan extraordinario progreso en las
actividades intelectualidades". ¿Cómo lo biológico nos lo recuerda? ¿Por un mito
del origen?. No solamente, en todas las etapas y sobre todo la esencial, la del fin
de la latencia que constituye un corte en el sujeto, ruptura de la fase de latencia
renovación y aparición de la adolescencia. Basta haber visto una sola vez la
transformación somática sexual de un muchacho o de una muchacha a esta edad,
para darse cuenta de que si ellos se sonrojan, no es solamente porque tienen
pensamientos que les molestan, sino que estos pensamientos que están
encarnados en el cuerpo, en una estructura, una estructura del cuerpo que está
fuertemente estructurada y una estructura del pensamiento; entre los dos, el ello.

¿De que cuerpo se trata? ¿es que se trata del cuerpo expulsado por el
significante? Sí, sin duda, pero no completamente, no del cuerpo sometido a la
estructura del significante. ¿Es que se trata del cuerpo de la biología?. Sí, sin
duda, pero no completamente, no del cuerpo sometido a la estructura de la
organización vital. ¿Entonces, ni una cosa ni la otra [mi-chair mi poisson ]?. aquí
emplearé una analogía que Lacan mismo ha utilizado, respecto del entre dos
muertes, yo podría llamar a eso el entre dos cuerpos. No está completamente en
uno, no está tampoco completamnte en el otro, está recorrido por el significante en
un circuito, pero en tanto que su circuito es a constituir y su constitución está sin
cesar amenazada. Sutura, concatenación, metonimia, linealidad, son las cadenas
en las cuales se prende el sujeto, pero son también las que rompe periódicamente
amenazado por el no sentido.
(196)
Concluimos; es preciso unir la fuerza y el sentido, no oponerlos, y mostrar su
consustancialidad; están conjugados en la ley forzados a permanecer en la ley..
Una ley que no se apoya sobre un ejecutor no es una ley, están unidos en el
poder, el padre tiene el poder real de castrar y todo poder es infanticida. No hay
que releer que El problema económico del masoquismo, para comprender la
compenetración de la fuerza y el sentido, que es al mismo tiempo la
compenetración de la naturaleza y de la cultura; es lo que hace necesario el
concepto de trabajo, es la condición de la transformación en sentido y del retorno
del sentido como sentido fuerte. Trabajo, la palabra está en Freud, trabajo del
sueño, trabajo del duelo, trabajo de la cura, y quien dice trabajo dice valor. El
valor del cual Saussure habla, él señala que no está presente en todo el campo de
la ciencia sólo algunas ciencias tiene el privilegio, la lingüística, la economía,
agregamos el psicoanálisis. En la definición saussuriana, todos los valores están
constituidos:
1)Por una cosa distinta, susceptible de ser intercambiada por aquella en la cual el
valor está indeterminado; o
2) Por cosas similares que pueden compararse con aquellas cuyo valor está en
causa.
Si tienen tiempo para reflexionar sobre estas definiciones, verán que atañen
directamente al objeto a y la relación al A.

¿El trabajo, que es?. es esto, no comprenden nada, [despliega una gran hoja de
papel sobre la que está dibujado un esquema] no tiene importancia, yo mismo no
comprendo nada. Es una enferma que está en su séptimo año de análisis, que ha
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tenido que mostrármelo porque era su trabajo; ha tenido que mostrármelo, en el


sentido marxista diría que esta alienada, como ella misma lo dice (es una
calderera, un caldero más), ella me ha dicho siempre: "qué triste, no veré nunca
esa caldera, no hago más que dibujarla, no sabré nunca a qué se parece
realmente". Pero en tanto se trata de una alienación psicoanalítica, diré que no
sabe que es su cuerpo lo que me muestra, que es su sexo lo que me muestra, en
tanto que ella no tiene ni nombre, ni niño, ni pene. Y es una de las enfermas. Si
digo que está en su séptimo año, que tenía esta forclusión del cuerpo que la hacía
casi estúpida, se manifiesta por una inhibición al trabajo que hay que remitir, como
nos lo ha enseñado siempre Freud, como resultado de la inhibición de la
masturbación infantil.
(197)
La hora es muy avanzada, llego al quinto capítulo, el de las clases pulsionales en
su relación al A y al a . Es el punto más peligroso de mi exposición y temo no
encontrar la adhesión de Lacan, lo soportaré, pero me pregunto si él podrá seguir
hasta aquí... concordando. Por clases pulsionales distingo, con Freud, las
pulsiones parciales, por una parte y las pulsiones a fin inhibido. No vuelvo a poner
en cuestión el estatuto de la pulsión parcial, que ha a sido perfectamente
articulado y con el cual estoy totalmente de acuerdo; querría, sobre todo, abordar
el problema de la pulsión llamada a fin inhibido, lo haré rápidamente, los envío al
texto aparecido en El inconciente, donde le he consagrado un párrafo.

Querría mostrar que las pulsiones inhibidas en su fin, lejos de ser un simple
destino de pulsión como otro, son una clase pulsional que hay que oponer, desde
el origen, a las pulsiones de fin no inhibido. Podría darles una demostración muy
precisa. Les diré simplemente que desde 1912 a 1932 Freud les acordaba un sitio
¿cuál es la definición de las pulsiones llamadas a fin inhibido? en 1932: "por otra
parte tenemos razones para distinguir las pulsiones que están inhibidas en cuanto
a su fin, movimientos pulsionales que vienen de fuentes conocidas por nosotros,
que tienen un fin ambiguo pero que sufren una detención en su camino hacia la
satisfacción, de modo que resultan de esto investiduras de objetos duraderos y
una inclinación permanente, tales son por ejemplo, la relaciones de ternura que
nacen indudablemente de las fuentes de las necesidades sexuales e
invariablemente renuncian a su satisfacción." (Nuevas conferencias …).

Si tratamos de articular las cosas en cuanto a esas dos categorías pulsionales...


¿Qué podemos decir?. Podemos recordar otra cita de Freud según la cual, el niño,
es en el momento que pierde el seno que se vuelve capaz de ver en su conjunto a
la persona a quien pertenece el órgano que le aporta la satisfacción. Freud dice
"en ese momento la pulsión deviene autoerótica". Es decir, que tenemos ahí, en lo
que concierne al objeto a , el objeto parcial, esta pérdida como definitiva; y es en
ese momento en el que esa pérdida se produce, que el niño es capaz de ver a la
madre en su integridad. En suma, o el seno o la madre, nunca los dos a la vez.

Querría mostrar en lo que concierne a la madre, de la misma manera que el objeto


perdido está en la fuente del hallazgo a partir de las pulsiones parciales y a partir
del cambio que va a poder hacerse entre los objetos, la permutación de los objetos
y de los fines, la posibilidad del reemplazo del seno por algo otro, otra parte, un
pañuelo, no importa qué); en el otro sector, con el que tenemos que ver en el
momento de la separación de la madre y el niño. Es precisamente la puesta en
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juego, en ese momento, de la pulsión de fin inhibido, que permite, diría, el


rebatimiento del sujeto sobre sí mismo; pero esta operación es sos-tenida [sous-
tendue ] por lo que traté de articular en el objeto a sobre el concepto de
alucinación negativa de la madre. En suma a lo que corresponde al hallazgo o a la
búsqueda del hallazgo en el cuerpo del sujeto, del seno perdido, tendríamos en la
esfera del Otro la alucinación negativa de la madre. Esta alucinación es rara de
encontrar en el material clínico, nos encontramos aquí en presencia del hiato
clínico teórico que es absolutamente irreductible. Hubiera querido desarrollar esto
de manera más precisa.
(p168)
En suma, lo que es interiorizado en el momento de la pérdida del objeto seno, es
justamente el seno como objeto perdido, una pérdida interiorizada, y lo que es
interiorizado en el momento en el que aparece la posibilidad de ver a la madre en
su integridad, es lo que precedía míticamente a ese momento, el encuadramiento
silencioso de la actividad de placer ligado a la pulsión, en tanto que no se trataba
del placer mismo. Es decir, el encuadramiento silencioso de la madre, como
estructura del sujeto que ha venido a crear el molde identificatorio de la
identificación primaria, teniendo por soporte la alucinación negativa de la madre.
Esto es importante porque Freud opone la relación a la madre, como siendo una
relación a los sentidos, a la relación al padre como siendo una relación al sentido.
Sensorialidad, significación. Todo ocurre como si la etapa dialéctica, la alucinación
negativa de la madre, fuese constitutiva de lo simbólico, en tanto se intercala
entre los sentidos y el sentido en tanto constituye el molde identificatorio del
sujeto.

Si ligamos a esto la operación de retornamiento que preside la formación de la


banda de Moebius como estructura del sujeto, vemos que es la misma cosa hablar
de alucinación negativa de la madre y del efecto de ese doble retornamiento, algo
que corresponde tal vez, en el pensamiento de Lacan a lo que él llama el doble
bucle. Pero esta clausura del sujeto, esta sutura, no es posible más que en tanto
la pulsión de fin inhibido ha operado, es decir, que la corriente de investidura, más
que ir a buscar su objeto afuera de él, se vuelve contra el sujeto por retornamiento
contra sí y retornamiento en su contrario: de actividad en pasividad, el sujeto
pasivizado, y lo es siempre a partir de ese momento. Es, entonces, en la unión de
esas dos categorías pulsionales que tendremos la relación del Otro al a : el a
como soporte de las pulsiones parciales y el Otro como resultado de las
pulsiones de fin inhibido.

Es importante porque oponemos dos categorías:


1) La categoría de la pérdida.
2) La categoría de la falta.
La categoría de la pérdida en tanto que es relativa al objeto a , la categoría de la
falta en tanto en tanto que es relativa al Otro, en tamto que ese Otro está siempre
podado [entamé ] de la fuente, él está entonces, siempre barrado. Pero también
pensaba que Lacan tal vez objetaría, es que nos encontramos ante una situación
que ha llamado en sus críticas tan vigorosas, la famosa pulsión genital. ¿Por qué?
Lo que soy llevado a defender, concermiente al Otro no es tal vez la pulsión
genital, sino en la medida en que el resultado de la operación es el autoerotismo,
la formación de investiduras durables y permanentes.
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(199)
Hay un lazo entre el autoerotismo y la ternura, no es por nada que Freud da como
ejemplo esencial de autoerotismo, los labios que se besan a sí mismos y las
manifestaciones que conocemos bien: el niño que se enrula el pelo, se acaricia el
lóbulo de la oreja; la ligazón de estos fenómenos con la ternura es importantísima.
Ella me invita entonces a postular si no la defensa de la famosa pulsión genital al
menos una vocación genital del objeto desde el comienzo. Esta vocación genital
del objeto será una corriente de investidura, que responderá a la corriente de
investidura a fin llamado inhibido y que quedará ahí dormida hasta la pubertad. El
campo quedará libre a las pulsiones parciales y tendremos dos corrientes:
corriente tierna y corriente sensual. La corriente sensual es el soporte de la
combinatoria del sujeto con la posibilidad de una permutación de los fines y de los
objetos, mientras que lo que especifica la pulsión de fin inhibido será que no
cambiará su objeto, no tiene necesidad de perderlo, basta que se ampute de él.
Amputarse de él y perderlo son dos cosas diferentes; es en lo que dos categorías
se originan: la de la falta, la de la pérdida, en tanto que terminan en resultados
diferentes y que en el momento de la adolescencia, invierten sus relaciones; es
decir que las pulsiones parciales, que ocupaban el frente de la escena, son
conducidas a una posición introductora al placer; aquí evidentemente habla la
experiencia de cada uno, mientras que el término final es en ese momento el
campo ligado a la pulsión genital, que evidentemente no inhibe más, en ese
momento, su fin. Lo descubre literalmente como si se tratara de la primera vez. He
aquí lo que he tratado de articular sobre la relación del A y del a ; esto
demandaría informaciones más amplias. Concluiré sobre el problema de la unidad
subjetiva, en tanto implica la cuestión del narcisismo primario.

Lacan ha criticado la posición de los autores contemporáneos sobre la fusión, yo


comparto esta crítica y pienso que la distinción que aporta entre el Uno significante
y el uno contable es esencial; el cierre del circuito nos lo muestra como soporte de
una cadena en la que se lo va poder contar, en todos los sentidos del término: el
cero del niño del narcisismo primario esta ligado al Uno de la madre. Este uno de
la madre está marcado en tanto que está amputado del a . El niño es a la vez
cero y a para la madre, en tanto ha caído de ella por un efecto de corte que lleva
en ginecología, un bello nombre: délivrance. La madre no sabe más que el niño
que él es el a de su deseo de un niño de su padre. La metáfora paterna es
entonces bien originaria: el pasaje al acto importante, el del corte del sujeto que
pasa de cero a Uno. A partir del nombre, y donde en el encuentro materno se
cierra el circuito por el doble retornamiento, Este doble retornamiento termina, por
el cierre de este circuito en la inversión de las polaridades pulsionales de la madre
y del niño y en un fenómeno que llamo decusación primaria que es el correlato de
ese doble retornamiento, de este cruce de polaridades pulsionales entre la madre
y el niño. Lo que se instaura de esta manera es la diferencia originaria del sujeto,
diferencia entre el genitor y el engendrado; "soy yo el que cuenta", dice el niño; el
resultado es el de un Uno unificante como señuelo puesto que el objeto está
perdido. Pero si el objeto está perdido quedará el deseo, el deseo se vuelve
objeto, se hace objeto.
(200)
Aquí me interesó leer en Benveniste la relación del ser o del haber [de l'être ou de
l'avoir ], en donde Benveniste muestra que de hecho, no hay dos auxiliares, hay
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uno solo, el verbo ser-tener que es: ser para alguien. Esto me evocó esa lectura
de Freud, tener y ser [ avoir et être ] en el niño, como tomando [estimant ] una
relación de objeto por una identificación . "Yo soy el objeto", tener es el más tardío
de los dos: después de que la pérdida del objeto recae en el ser. Ejemplo, el seno;
"el seno es una parte de mí", "yo soy el seno", solamente más tarde lo tengo, es
decir, no lo soy.

¿Que es el Uno unificante? Propondré una definición, cuyos términos serán


tomados prestados del vocabulario lacaniano: diré que el Uno unificante, en tanto
es el del narcisismo primario del sujeto en tanto se constituye como la unidad del
Uno unificante, es el borramiento de la huella del Otro en el deseo del Uno,.
tomando el deseo del Uno en su sentido más amplio. Sabemos que se trata de un
proceso destinado al fracaso, a la alienación psicótica. ¿Pero qué hay de la
relación [ rapport ], de la relación [relation ] de la estructura al sujeto? Diré que el
sujeto como estructura está constantemente capturado entre el cero y el Uno, el
Uno como unificante, como señuelo, el cero como Uno contable. Pero también
este cero debe tener el doble estatuto, es decir, que puede ser el pasaje del cero
al Uno, esa producción de la cadena, necesidad del cero para la combinatoria, o
bien el cero como desubjetivación radical.

Cuando hablaba de ese esquizofrénico, diría que ese muchacho no tenía nada
que aprender, en el plano del masoquismo primario, de las heroínas de Sade. Esa
desubjetivación radical que hace que el cero del que se trata remita al sujeto al
cero del cuerpo o al cero de la muerte.

La concepción del sujeto como estructura sólo es compatible con un puno de vista
conflictiual, que es el de tomar el cero a la letra, lo que Freud ha llamado el
antagonismo del Eros y de la pulsión de muerte: si bien todo el brillo de la vida
viene del Eros, la pulsión de muerte tiene la última palabra.

Para darle el gusto a todo el mundo, terminaré con la cita japonesa de Tchi Nuan,
muerto en 1740:

Antes de estudiar el Zen durante treinta años,


las montañas me parecían montañas y las aguas, aguas,
cuando hube alcanzado un saber más profundo llegue a no ver más las
montañas como montañas ni las aguas como aguas;
pero ahora que he penetrado la verdadera substancia,
encontré de nuevo el curso, pues es justo que vea nuevamente las montañas
como montañas y las aguas como aguas.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 15 12/04/67

E 87
(p 203)
1 Non licet omnibus ad ire Corinthum. He pronunciado en latín la primera frase, para
sugerirles esta traducción que no se trata del ómnibus para ir a Corintio. El adagio que nos
ha sido transmitido en latín a partir de una fórmula griega, y no significa más, yo pienso,
que en Corintio las prostitutas eran caras. Eran caras porque los iniciaban en algo. Así,
diría que no basta con pagar el precio; es más bien lo que quería decir la fórmula griega.
No está abierto a todos, tampoco, advenir psicoanalista. Así es desde siglos para ser
geómetra: Que sólo entre aquí … , saben la continuación: … el que es geómetra. Esta
exigencia estaba inscripta en el frente de la escuela filosófica más célebre de la antigüedad
e indica bien de qué se trata: la introducción a cierto modo de pensamiento, que podemos
precisar un poco más, es decir que se trata de categorías.

2 Categoría quiere decir en griego, como ustedes saben -es el equivalente de la palabra
prædicamentum en latín- lo que es más radicalmente predicable para definir un campo.
He aquí lo que lleva en sí un registro especificado de demostraciones. Es por eso que se ha
oído como consecuencia de la exigencia platónica, manifestarse de manera reiterada la
pretensión de demostrar more geometricus; lo que testimonia hasta qué punto dicho modo
de demostración representaba un ideal.

3 Se sabe, se espera que ustedes sepan -yo se los indico como puedo, es decir, dentro de los
límites del campo que me es reservado- que la metamatemática llega ahora, en el abanico
de las reflexiones categoriales que han escandido históricamente las conquistas de lo
geométrico; que la metamatemática viene a radicalizar aún más el estatuto de lo
demostrable. Como ustedes saben, cada vez más la geometría se aleja de las intuiciones
que la fundan (espaciales por ejemplo), para ocuparse de no ser más que una forma
especificable y por otra parte diversamente desplegada, de demostración. A tal punto que
al final la metamatemática sólo se ocupa del orden de este despliegue, con la esperanza de
arribar, para la demostración, a las exigencias más radicales.

4 Supongamos una ciencia que no puede comenzar más que por lo que es, en las reflexiones
así evocadas de cierto campo, su punto terminal. Inútil para tal ciencia balbucear de
entrada una agrimensura en la que se ordenaría una primera familiaridad a lo mensurable;
incluso la transmisión de las fórmulas más simples de advenir, emergiendo singularmente,
bajo el aspecto del secreto de cálculo. Quiero decir, [es] inútil para ella -por lo menos
tramposo y vano- detenerse en la etapa babilónica de la geometría. Esto porque todo
patrón de medida encontrado al comienzo lleva la mancha de un espejismo imposible de
disipar.
(p.204)
5 Es lo que hemos puntualizado de entrada en nuestra enseñanza denunciando, sin nombrarlo
todavía con el término con el que lo hemos rotulado, lo imaginario; a saber, los engaños
del narcisismo, cuando establecimos la función del estadio del espejo.

6 Encontrar tal obstáculo fue lo que le tocó a muchas ciencias; en efecto, es precisamente ahí
que se sitúa el privilegio de la geometría.

7 Aquí, por supuesto, se nos ofrece casi de entrada la pureza de la noción de magnitud. Que
ella no sea "lo que un vano pueblo piensa", no ha de retenernos aquí. Para la ciencia que
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suponemos es completamente otro pentagrama, no es solamente que el patrón de medida


sea ahí inoperante, es que ahí cojea la concepción misma de unidad, en tanto que no se ha
realizado la especie de igualdad donde se instituye su elemento, es decir: la heterogeneidad
que ahí se esconde. Recordemos la ecuación del valor en el primer paso de El capital, de
Marx, para aquellos que lo ignoren. ¡Nunca se sabe, hay quizás distraídos!.

8 En su escrito lo que es patente en esta ecuación es que la proporción que resulta de los
precios de dos mercancías, tanto de tal es igual a tanto de tal, relación inversa precio /
cantidad obtenida de mercancía. Pero no se trata para nada de lo patente, sino de lo que
ella esconde, de lo que la ecuación retiene en ella, que es la diferencia de naturaleza de los
valores así juntados, la necesidad de esta diferencia. No puede ser en efecto, la
proporción, el grado de urgencia, por ejemplo, de dos valores de uso, la que funda el
precio, ni tampoco de dos valores de cambio. En la ecuación de los valores, uno interviene
como valor de uso y el otro como valor de cambio. Sabemos que se reproduce una
trampa parecida cuando se trata del valor del trabajo. Lo importante es que esté
demostrado en esta crítica -como ella misma se titula- que constituye El capital, que al
desconocer estas trampas toda demostración permanece estéril o se desvía.

9 La contribución del marxismo a la ciencia (no soy yo, ciertamente, quien ha hecho este
trabajo), es revelar este latente como necesario, desde el comienzo, en el comienzo mismo,
entiendo, de la economía política. Es lo mismo para el psicoanálisis, y esta especie de
latente es lo que llamo,para mí, la estructura. Mis reservas están puestas por el lado de
todos los esfuerzos hechos para ahogar esta noción, apartarla de los comienzos necesarios
en cierto campo, que no puede definirse de otro modo que como el campo crítico, de
ahogarla en algo que identifico mal, bajo el vago nombre de estructuralismo.

9a Nos preciso creer que este latente falte en la geometría, por supuesto; pero la historia
prueba que es a su fin, ahora, que uno puede satisfacerse de darse cuenta de eso; porque los
prejuicios sobre las nociones de magnitud que provienen de su manejo en lo real, no por
azar no han dado cuenta de su progreso lógico. Sólo ahora se lo puede saber, constatando
que la geometría ya no tiene ninguna necesidad de la medida, de la métrica, ni siquiera del
espacio llamado real.

10 No es así, y yo se los dije, para otras ciencias, y la pregunta [es] ¿por qué no podrían
arrancar sin haber elaborado esos hechos? digo, estos hechos que podemos llamar últimos,
como siendo de estructura. Quizás podamos plantear desde ahora la pregunta como
pertinente, si sabemos volverla homóloga a estos hechos.
E 88
(p.205)
11 En verdad estamos listos para eso, puesto que esta estructura la hemos puntuado, tanto
como practicado, al encontrarla en nuestra experiencia psicoanalítica y nuestras
observaciones, si las introducimos por algunas vías por otra parte triviales (derribo puertas
ya abiertas sobre el orden de la ciencia), nuestras observaciones no dejan de apuntar a tales
resultados que sea preciso, finalmente, que este orden, digo el orden de las ciencias, se
acomode a ellos.

12 La estructura, enseñé yo desde que enseño -no desde que escribo, desde que enseño- la
estructura es que el sujeto sea un hecho de lenguaje, sea un hecho del lenguaje. El sujeto
así designado, es a lo que se le es generalmente atribuida la función de la palabra. Se
distingue por introducir un modo de ser que es su energía propia (entiendo, en el sentido
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aristotélico del término energía), ese modo es el acto en que se calla -tacere no es silere-
y sin embargo se recubren en una frontera oscura. Escribir, como se lo ha hecho, que es
vano buscar en mis Escritos cualquier alusión al silencio, es una estupidez. He escrito la
fórmula de la pulsión, arriba a la derecha del grafo como ◊ D, es cuando la demanda se
calla que la pulsión comienza. Pero si no he hablado en absoluto del silencio es porque
sileo no es taceo. El acto de callarse no libera al sujeto del lenguaje, incluso si la esencia
del sujeto en este acto culmina; si se trata de la sombra de su libertad, este callarse
permanece cargado de un enigma que ha hecho pesada tanto tiempo la presencia del
mundo animal. No tenemos de eso huellas más que en la fobia, pero recordemos que hace
mucho tiempo se ha podido alojar ahí a los dioses.

13 El silencio eterno de lo que sea, de todo lo que ustedes saben, sólo nos asusta a medias, en
razón de la apariencia que da la ciencia a la conciencia común de plantearse como un saber
que rehusa depender del lenguaje sin que por eso, esta pretendida conciencia sea golpeada
por esta correlación, que ella rehusa, al mismo tiempo que depende del sujeto. Lo que
tiene lugar, en verdad, no es que la ciencia prescinda del sujeto, es que lo vacía del
lenguaje, quiero decir, lo expulsa; es que ella crea sus fórmulas [a partir] de un lenguaje
vaciado del sujeto. Parte de una interdicción sobre el efecto de sujeto del lenguaje. Esto
tiene un solo resultado: demostrar, en efecto, que el sujeto no es sino un efecto, y del
lenguaje, pero que es un efecto de vacío. Desde entonces, lo vaciado lo cierne en lo más
estricto de su esencia, es decir, lo hace aparecer como pura estructura de lenguaje; está ahí
el sentido del descubrimiento del inconciente.

14 El inconciente es un momento en el que habla, en el sitio del sujeto, el puro lenguaje, una
frase de la cual la cuestión es siempre saber quien la dice. El inconciente, su estatuto que
bien se puede decir científico puesto que se origina en el hecho de la ciencia, es que es el
sujeto que rechazado de lo simbólico, reaparece en lo real, presentificando en él lo que es
ahora hecho, en la historia de la ciencia, entiendo decir: realizado y presentificando su
único soporte, el lenguaje mismo. Es el sentido de la aparición, en la ciencia, de la nueva
lingüística.

15 ¿De qué habla el lenguaje mismo cuando está así desarrimado del sujeto, pero por eso
representándolo en su vacío estructural radicalizado? Lo sabemos, a grandes rasgos: habla,
habla del sexo, de una palabra -en lo que voy a abordar para interrogarlo- en el acto sexual
representa el silencio, es decir, -van a ver cuan necesariamente- de una palabra tenaz,
obstinada, este silencio, y con causa, a forzarla.
(p 206)
16 Tomaré tiempo por lo menos para disipar aquí de una manera que no creo inútil, el primer
prejuicio que se presenta. No es nuevo, por supuesto, pero esclarecerlo tiene siempre su
alcance. El primer prejuicio que se presenta en el contexto psicologizante, la diferencia es
lo constituido por referencia a la enunciación que acabamos de hacer, la única verdadera,
del inconciente, podría formularse por la caída, en nuestro enunciado, de un índice esencial
a la estructura, [no del sexo, como le he dicho: hablando este inconciente]*, Aquí la
cabeza frívola -¡y Dios sabe que abunda!- se traga esto: el inconciente habla sexo, brama,
gime, ronronea, maúlla. Esto no es del orden de todos los ruidos vocales de la palabra; es
una aspiración sexual. Tal es el sentido que supone, en el mejor de los casos, el uso que se
hace del término instinto de vida en la rumia analítica. Todo uso erróneo del discurso
sobre el sujeto tiene por efecto volver a tragar este discurso mismo, al nivel de lo que él
fantasea [fantasme ], en el sitio del sujeto.
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* La frase entre corchetes es dudosa, ahi diferencias entre las versiones y


aparece cuestionada en la versión taquigráfica.

17 Este discurso psicoanalítico del que hablo, es él mismo, ronquido; ronca llamando la figura
de un Eros que sería potencia unitiva, y aún, en un impacto universal, considerar como de
la misma esencia lo que mantiene juntas a las células de un organismo, y entiendo, "como
de la misma esencia" la fuerza que se supone que empuja al individuo así compuesto a
copular con otro, lo que es propiamente del dominio del delirio en un tiempo en el cual la
meiosis, pienso, se distingue lo suficiente de la mitosis ... , ¡al menos en el microscopio!
Quiero decir, por todo lo que suponen las fases anatómicas del metabolismo que
representa.

18 La idea de Eros como un arma de fines contrarios a los de Tánatos, actuando por medio del
sexo, es un discurso de muchacha de pueblo en primavera, como se expresa el lamentado
Julien Benda, olvidado en nuestros días, pero en fin, que representó en un tiempo esa
suerte de espadachín que resulta de una "intelligentsia" que se volvió inútil.

19 Si algo era preciso para volver a colocar a los extraviados en el eje del inconciente
estructurado como un lenguaje, ¿no basta la evidencia suministrada por esos objetos, que
no se habían apreciado jamás como nosotros podemos hacerlo: el falo y los diferentes
objetos parciales?

20 Volveremos sobre lo que resulta de su inmixión en nuestro pensamiento sobre el giro que
han tomado los humos de una vaga filosofía contemporánea, más o menos clasificada de
existencialista. Para nosotros, estos objetos testimonian que el inconciente no habla la
sexualidad, no más de que la canta, sino que produciendo estos objetos resulta justamente
lo que dije: hablar de ella, porque es por estar respecto de la sexualidad, en una relación de
metáfora y de metonimia, que estos objetos se constituyen.
(p 207)
21 Por fuertes, por simples que sean estas verdades, es preciso creer que encuentran gran
aversión, porque es para evitar que permanezcan en el centro, que no puedan ser de aquí en
adelante el pivote de toda la articulación del sujeto, que se engendra esta suerte de libertad
fálica, a la cual ya hice alusión en estas últimas frases y que caracteriza la falta de seriedad.
E 89
22 ¿Qué decir de lo que dice del acto sexual el inconciente? Yo podría decir algo, si quisiera
hacer aquí de Barbe d'Aurévilly, que un día hace decir a uno de sus sacerdotes
demoníacos, que se destacaba en fingir: "¿cual es el secreto de la iglesia?". El secreto de la
iglesia, ustedes lo saben, hecho para asustar a viejas damas provincianas, es que no hay
purgatorio. Así me divertiría diciéndoles lo que tal vez, por lo menos les causaría un cierto
efecto; después de todo, no es por nada que escando lo que voy a decir en esta etapa: el
gran secreto del psicoanálisis es que no hay acto sexual.

23 Esto sería sostenible e ilustrable.recordándoles lo que llamé el acto, a saber, el


redoblamiento de un efecto motor tan simple como yo camino, que hace simplemente que
diciéndose solamente con cierto acento, resulte repetido, y este redoblamiento toma la
función significante, que le hace poder insertarse en cierta cadena para inscribir ahí al
sujeto. ¿Hay en el acto sexual este algo en el que, según la misma forma, el sujeto se
inscribiría como sexuado, instaurando en el mismo acto su conjunción al sujeto del sexo
que llamamos opuesto? Está claro que todo en la experiencia analítica habla en contra, que
nada hay en este acto que no testimonie que sólo podría instituirse un discurso en el que
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cuente ese tercero que por otra parte he anunciado suficientemente recién por la presencia
del falo y los objetos parciales, de los que nos es preciso ahora articular la función de
manera tal que nos demuestre que rol ella, esta función, juega en ese acto. Función
siempre deslizante, función de sustitución, que equivale casi a una especie de malabarismo
y que en ningún caso, entonces, nos permite plantear en el acto, entiendo en el acto sexual,
al hombre y a la mujer opuestos en alguna esencia eterna.

24 Sin embargo, borraré lo que dije como si fuera gran secreto como siendo: no hay acto
sexual; en esto justamente, de que no es un gran secreto, que es patente que el inconciente
no deja de gritarlo a grito pelado y es por esto que los psicoanalistas dicen: ¡Cerrémosle la
boca cuando dice eso, porque si lo repetimos con él, nadie vendrá más a buscarnos! ¿Para
qué si no hay acto sexual?

25 Entonces se pone el acento en que hay sexualidad. En efecto, es porque hay sexualidad
que no hay acto sexual. Pero el inconciente quiere, tal vez, decir que nos falta: en todo
caso, parece eso. Sólo que para que esto tome su alcance, hace falta acentuar de entrada,
que el inconciente lo dice.

26 Recuerdan ustedes la anécdota del cura que predica sobre el pecado: - ¿Que dijo?-.
Estaba en contra. El inconciente predica también a su manera sobre el tema [sujet ] del
acto sexual: él no está a favor. Es desde ahí que conviene partir para concebir de qué se
trata cuando se trata del inconciente. La diferencia del inconciente con el cura merece al
menos ser relevada a ese nivel: es que el cura dice que el pecado es el pecado, en el lugar
de que tal vez el inconciente es el que hace de la sexualidad, un pecado. ¡Hay una pequeña
diferencia!
(p 208)
27 La cuestión será saber cómo se nos propone eso de que el sujeto tenga que medirse con la
dificultad de ser un sujeto sexuado. Es por eso que introduje, en mis últimas proposiciones
logísticas, esta referencia de la cual pienso haber suficentemente subrayado a qué apunta: a
establecer el estatuto del objeto a , el que se llama número de oro, en tanto que da
propiamente bajo una forma fácilmente manejable, su estatuto a lo que está en cuestión, a
saber, lo inconmensurable.

28 Partimos de la idea, para introducir que en el acto sexual no se trata de otra cosa que de
este a , en el que indicamos este algo, de alguna manera, la sustancia del sujeto, si
entienden esta sustancia en el sentido en que Aristóteles la designa ουσια (usía); es
decir, que lo que se olvida es lo que la especifica justamente así: que ella no podría ser, de
ninguna manera, atribuida a ningún sujeto, el sujeto entendido como
υποκειμενον (hipokéimenon).
29 Este objeto a , en tanto que nos sirve de módulo para interrogar aquel de quien es soporte,
no tiene que buscar su complemento en la díada*, lo que le falta para hacer dos, algo que
sería deseable. Es que la solución de esta relación, gracias a la cual puede establecerse el
2, se sostiene enteramente en lo que va a prescindir de la referencia de a , el número de
oro, al 1, en tanto que engendra esa falta que se inscribe con un simple trazo de resta bajo
la forma 1 - a , simple cálculo que ya he escrito en al pizarrón.

*O sea: aquel soportado por el objeto no tiene que buscar el complemento


que con él formaría la díada.
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30 Sólo lo recuerdo para ponerlo en el borde de lo que voy a decir, esencial para articular para
ustedes, como lo he dicho recién, de entrada en el comienzo de nuestra ciencia, es decir, lo
que introduce necesariamente, aunque paradójicamente, ese nudo sexual en el que el acto
se esconde y se nos escapa, el lazo que está por ahora en nuestra interrogación; el lugar
que este a en tanto que aquí, ustedes lo ven, representa, soporta y presentifica de entrada
al sujeto mismo. Está ahí el mismo que aparecerá en el intercambio del que vamos ahora a
mostrar la fórmula, como pudiendo servir de este objeto que tocamos en la dialéctica de la
cura bajo el nombre de objeto parcial: la relación, entonces, de esas dos caras de la función
a con este índice, esta forma del objeto que está en el principio de la castración.
31 No cerraré este ciclo hoy. Es porque quiero introducirlo por dos fórmulas, que responden
a una clase de problema que planteamos a priori: ¿qué valor sería preciso dar a ese objeto
a si está ahí como debiendo representar en la díada sexual la diferencia para que produzca
los resultados entre los cuales está suspendida hoy nuestra pregunta? Pregunta que no
podría ser abordada sino por la vía por la que los conduzco, en tanto que es una vía lógica.

32 Entiendo la vía de la lógica en tanto que la díada y sus suspensos es lo que desde el origen,
si se sabe seguir su huella, y desde el comienzo, elabora la lógica misma. No estoy
preparado para trazar aquí la historia de la lógica, pero que me baste evocar la aurora del
Organon aristotélico que es otra cosa que un simple formalismo, si saben sondearlo.

33 En el primer plano de la lógica del predicado se edifica la oposición entre los contrarios y
los contradictorios. Hemos hecho, ustedes lo saben, muchos progresos desde entonces,
pero esto no es una razón para no interesarnos en lo que es su interés y en el estatuto de su
entrada en la historia. No es por otra parte, lo digo entre paréntesis, para prohibirnos,
cuando retomamos a la huella lo que ha enunciado Aristóteles; al mismo tiempo, incluso
no al margen, para introducir lo que por ejemplo Lukacewicz ha completado después.
Digo esto porque en el excelente libro de Kneale me he sorprendido por una protesta que
surgía dando vuelta una página, porque para decir lo que dice Aristóteles, Lujacewicz
distingue lo que tiene que ver con el principio de contradicción, el principio de identidad y
el principio de bivalencia.

El el libro de Lujacewicz, La silogística de Aristóteles, se muestra que a la


teoría aristotélica del silogismo le faltan algunas reglas de recusación y se la
completa.
La distinción entre el principio de bivalencia y el principio de
contradicción, es elemental: el primero, que es fundante de la semántica,
dice que toda fórmula toma o bien el valor verdadero o bien el valor falso y
sólo uno de los dos; el segundo es una regla sintáctica que afirma que la
conjunción de una proposición y su negación es siempre falsa. Que autores
importantes la ignoren, justifica que Lujacewicz lo aclare al principio de su
libro.
E 90
(p 209)
34 El principio de identidad es que A es A; ustedes saben que no está claro que A sea A,
felizmente Aristóteles no lo dice, pero que se lo señale, tiene, sin embargo, su interés.
Segundo: que una cosa pueda ser a la vez A y no A es aún completamente otra cosa. En
cuanto al principio de bivalencia, en cuanto a saber que una cosa deba ser verdadera o
falsa, es aún una tercera cosa. Aristóteles no ha pensado nunca en todas esas gentilezas, no
tiene nada que ver con la cuestión. Es lo que permite dar su interés a eso de lo que vuelvo
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a partir ahora, a este grosero asunto de los contrarios, de entrada en tanto que para
nosotros, quiero decir, como está indicado en mi enseñanza pasada, lo designaremos por el
no-sin. Esto nos servirá más tarde. No se preocupen, déjenme conducirlos un poquito.

35 Los contrarios: eso es lo que levanta toda la cuestión lógica de saber si sí o no, la
proposición particular implica la existencia; eso ha sido siempre enormemente
contradicho. En Aristóteles ella la implica, incluso es ahí donde sostiene su lógica.
Curiosamente la proposición universal no la implica. Puedo decir: todo centauro tiene
seis miembros; (es verdadero si no hay centauro) es universal. Si digo, en Aristóteles:
hay centauros que han perdido uno; implica que el centauro existe, para Aristóteles.
Tratamos de reconstruir una lógica que sea un poco menos renga del lado del centauro.
Simplemente no hay macho sin hembra, esto es del orden de lo real. No tiene nada que
hacer con la lógica, al menos en nuestros días. Y luego está lo contradictorio: si macho
entonces no [no] macho, si algo es macho entonces no es no macho [si quelque chose est
mâle, alors ça n'est pas non mâle ].

36 Se trata de encontrar nuestro camino en estas dos fórmulas distintas; la segunda es del
orden simbólico, es una convención simbólica que tiene un nombre justamente: tercero
excluido. Eso debe hacernos sentir suficientemente que no es por este lado que vamos a
poder arreglarnos, porque de entrada hemos acentuado la función de una diferencia como
siendo esencial al estatuto de la díada sexual; si ella puede ser fundada, entiendo
subjetivamente, tendremos necesidad [besoin ] de ese tercero.
(p 210)
37 Intentemos, no intentemos … no hagamos la vana mueca de pretender tantear lo que
hemos ya introducido, a saber, el estatuto lógico del contrario en tanto que aquí uno y otro
se opone a uno u otro. Uno y otro es la intersección lógica: macho y hembra, si queremos
inscribir, como conviene, este uno y otro bajo la forma de la intersección del álgebra de
Boole, es una pequeña lúnula de la que estoy consternado de deber presentarles una vez
más la figura, pues ven bien no los satisface de ningún modo.

38 Lo que ustedes querrían es que de tanto en tanto, uno sea macho y el otro hembra, y que de
tiempo en tiempo ellos caminen sobre sus pies. No se trata de eso, se trata de una
multiplicación lógica. La importancia de esta figura booleana es recordarles que aquí
estamos en lo opuesto al juego, que es importante, de cara o seca en el que intenté formar a
aquellos que me seguían en los primeros años de mi seminario, al menos durante un
trimestre, para hacerles entender qué era el significante, en oposición al juego de cara o
seca que se inscribe únicamente en una sucesión de más o de menos , la relación de uno y
otro se inscribe bajo la forma de una multiplicación, quiero decir, una multiplicación
lógica, una multiplicación booleana.

39 ¿Qué valor -pues de eso se trata- podemos suponerle al elemento de diferencia, para que el
resultado neto sea la díada? Saberlo está al alcance de todo el mundo, ustedes han
conservado por lo menos ese barniz de matemática que se les ha enseñado tan
estúpidamente por poco ustedes tengan más de treinta años y de los cuales, si tienen veinte
años, tienen chance de haber oído hablar. Ustedes están del mismo modo respecto de la
fórmula: (a + b) (a - b) = a2 - b2 . He aquí la diferencia: hay uno de ellos que la tiene en
más, y el otro en menos; si lo multiplican hace a2 - b2 . ¿Qué es lo que es preciso para que
a2 - b2 sea igual a 2, a la díada?. Es suficiente igualar [a=1 y]
b= √-1 , es decir, a una función numérica, que se llama número imaginario y que interviene
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ahora en todos los cálculos de la manera más corriente para fundar lo que se llama -
extensión de los números reales- número complejo.

Lo que resulta es a = i , b = 1 ; o bien, a = 1 , b = i .

39a a , se trata de especificarlo de dos maneras opuestas, con más algo y menos algo, para que
resulte 2. Es suficiente con igualarlo a i (así se escribe habitualmente de manera
abreviada y por otra parte mucho mas cómoda esta función llamada imaginaria de √−1).

(p 211)
40 No crean que esto no va a servirnos para nada. Introduzco esto en los bordes de lo que
tengo para explicarles, porque nos servirá a continuación. Que esto aclare por un
acercamiento, lo que se nos ofrece como otra posibilidad, a saber, si preguntamos antes de
empezar lo que conviene obtener, lo que tiene también para nosotros su interés. Porque es
muy interesante también saber por qué en el inconciente, acerca del acto sexual,
justamente, lo que encierra*, la diferencia en primera fila es el sujeto mismo; no sólo
estamos forzados a decir que eso queda, sino que es exigido para que sea el acto sexual,
que eso quede al fin. Dicho de otra manera:
(1 + a) (1 - a) = a .

* otras versiones: marca

40a Para que esto sea igual a este a (por supuesto, no es de a que hablo) el a de aquí vamos a
hacerlo igual a 1 (como recién cuando se trataba de obtener 2 ). Bien entendido, es (1 + i)
(1 - i) el que es igual a 2 ; (1 + a) (1 - a) da a a condición de que este a sea igual a ese
número de oro -es el caso de volver a decirlo- del que me sirvo para introducir para ustedes
la función del objeto a . Es decir, si a es igual al número de oro, (1 + a) (1 - a) = a. Es
aquí que suspendo por un tiempo, el tiempo de la lección, eso de lo que he querido
proponer el esquema lógico para ustedes.

41 Pasemos ahora a considerar aquello de lo que se trata en lo concerniente al acto sexual. Lo


que va a servirnos para ocuparnos de eso y lo que justifica el hecho de que haya
introducido hace un rato la fórmula de Marx. Marx nos dice en alguna parte, en los
Manifiestos filosóficos, que el objeto del hombre no es otra cosa que su esencia misma
tomada como objeto. Un objeto al cual un sujeto se remite por esencia, es necesariamente
una esencia propia de este sujeto no objetivada. Algunas personas, entre ellas algunas que
me escuchan, me han mostrado el lado primario de esta aproximación marxista. Sería
curioso que estemos muy adelantados a esta formulación. Este objeto del que se trata,
esta esencia propia del sujeto ¿no somos nosotros quienes podemos darle su
verdadera sustancia?
E 91
42 Partamos de esto en lo que desde hace mucho hemos tomado apoyo: que hay una relación
entre lo que enuncia el psicoanálisis sobre el tema [sujet ] de la ley fundamental del sexo,
la prohibición del incesto en tanto que para nosotros es otro reflejo, ya suficiente, de la
presencia del elemento tercero en todo acto sexual en tanto que él exige la presencia y la
fundación del sujeto. [No hay] ningún acto sexual -está ahí la entrada al mundo del
psicoanálisis- que no lleve la huella de la escena traumática, dicho de otro modo, de una
relación referencial fundamental a la pareja de los padres.
v.1.1 S XIV Cl 15 12/04/67

43 ¿Cómo se presentan las cosas en otro extremo? ustedes lo saben: Claude Lévy-Strauss lo
dice en Las estructuras elementales del parentesco. El orden de intercambio sobre el
que se instituye el orden del parentesco, es la mujer la que paga las expensas. Son las
mujeres las que se intercambian en una sociedad cualquiera que sea, patriarcal,
matriarcal. Lo que la lógica de la inscripción impone al etnólogo, es ver cómo viajan las
mujeres entre los linajes. Parece que de uno a otro hay alguna hiancia. ¡Y bien! es lo que
vamos a tratar de indicar hoy: cómo esta hiancia se articula; dicho de otra manera, cómo se
colma en nuestro campo.
(p 212)
44 Hemos señalado recién que el origen del desenmascaramiento, de la desmitificación
económica, hay que verlo en la conjunción de dos valores de naturaleza diferente. Aquí
está eso con lo que tenemos que ver: la cuestión para el psicoanalista es darse cuenta de
que lo que del acto sexual hace problema;no es social, ya que es ahí que se constituye el
principio de lo social; a saber, en la ley del intercambio.

45 Intercambio de mujeres o no, esto no nos interesa ahora porque si nos damos cuenta de que
el problema es del orden del valor, diría que todo comienza ya a esclarecerse
suficientemente, al darle su nombre al principio de lo que redobla, de lo que desdobla, en
su estructura, al valor. A nivel del inconciente hay algo que ocupa el sitio del valor de
cambio, en tanto que de su falsa identificación al valor de uso resulta la fundación del
objeto mercancía, e incluso se puede decir más, que es preciso el capitalismo para que esto
que lo antecede por mucho, sea revelado.

46 Del mismo modo, es preciso el estatuto del sujeto tal como lo forja la ciencia, de este
sujeto reducido a su función de intervalo, para que nos demos cuenta de que eso de lo que
se trata, de la igualación de dos valores diferentes, se sostiene aquí entre valor de uso y
¿por qué no? veremos esto enseguida, valor de goce. Subrayo: valor de goce, juega ahí el
rol de valor de cambio.

47 Deben ustedes sentir inmediatamente que eso tiene algo que concierne al corazón mismo
de la enseñanza analítica, esta función del valor de goce, y que tal vez esté ahí lo que va a
permitir formular de manera completamente diferente lo que tiene que ver con la
castración. Porque, en fin, si algo está acentuado en la noción misma, por confusa que sea
todavía; en la teoría misma de la maduración pulsional, es por lo menos esto: que no hay
acto sexual, en el sentido en que acabo de articularlo, que no comporte,cosa extraña, la
castración.

48 ¿A qué llamamos castración? No es, de cualquier manera, como en las fórmulas tan
agradablemente afirmadas por el pequeño Hans, ¡destornillemos la canillita porque es
preciso que permanezca en su sitio! Lo que está en causa es que él no podría tomar su
goce en sí mismo.

49 Estoy al final de mi clase de hoy, de modo que abrevio; volveré sobre esto la próxima vez.
Pero es para acentuar esto de dónde querría partir, a saber, lo que esta ecuación de dos
valores, llamados de uso y de cambio, tiene de esencial en nuestra materia. Supongan al
hombre reducido a lo que es preciso decir que jamás se lo ha reducido todavía,
institucionalmente, a la función de moneda de intercambio [étalon ] entre los animales
domésticos. Dicho de otro modo, sirvámonos del inglés, como ustedes saben, se dice: she-
goath, para decir cabra, lo que quiere decir: ella-carnero. Llamemos al hombre como
conviene, he-man, es concebible instrumentalmente.
v.1.1 S XIV Cl 15 12/04/67

Étalon tiene varios significados, elegimos el que nos parece más adecuado
al contexto. Otros son: patrón de medida y sobre todo, caballo reproductor
de pura sangre, lo que podría dar lugar a un juego de palabras.
(p213)
50 De hecho, si hay algo que da una idea clara del valor del uso, es lo que se hace cuando se
trae un toro para cierto número de servicios. Es singular que nadie haya imaginado
inscribir las estructuras elementales del parentesco en esta circulación del omnipotente
falo. ¡Cosa curiosa!, somos nosotros los que descubrimos que este valor fálico, es la mujer
quien lo representa. Si el goce, entiendo el goce femenino, lleva la marca llamada de la
castración, parece que sea para que de una manera que llamaremos con Bentham, ficcional,
la mujer devenga eso de lo que se goza.

Bentham, Teoría de las ficciones.

51 Pretensión singular que nos abre todas las ambigüedades propias de la palabra goce, en
tanto que en el desarrollo jurídico que comporta, a partir de ese momento, implica
posesión. Dicho de otra manera, he aquí algo retornado, no es más el sexo de nuestro toro,
valor de uso, lo que va a servir para esta especie de circulación en la que se instaura el
orden sexual; es la mujer, en tanto que ha devenido, en esta ocasión, ella misma el lugar de
transferencia de este valor substraído al nivel del valor de uso, bajo la forma del objeto de
goce.

52 Es muy curioso, porque esto nos importa: Si he introducido para ustedes este he-man, he
ahí, de una manera conforme al genio de la lengua inglesa que llama a la mujer woman.
Dios sabe si la literatura ha hecho burla sobre este wo, que no indica nada bueno. La
llamaré she-man o aún, en lengua francesa que se prestará a algunas burlas y supongo, a
malentendidos: hombre-ella [homme-elle ]. Yo lo introduzco aquí, lo presento, lo tomo
con pinzas, nos servirá de mucho.

53 Toda la literatura analítica está ahí para mostrar que todo lo que se ha articulado sobre el
sitio de la mujer en el acto sexual, no es sino en tanto que la mujer juega la función de
hombre-ella. Que las mujeres aquí presentes no pestañeen, porque en verdad es
precisamente para preservar el sitio donde ella está, el sitio de esta mujer, con mayúscula,
de la que hablamos desde el comienzo, que hago esta observación.

54 Tal vez todo lo que nos es indicado respecto de la sexualidad femenina, en la que juega,
por supuesto (de conformidad con la experiencia eterna) un rol tan eminente la mascarada,
o sea la manera en que ella usa un equivalente del objeto fálico, lo que la hace desde
siempre la portadora de joyas; las joyas indiscretas, dice Diderot en alguna parte; tal vez
nosotros, al fin, vayamos a saber hacerlas hablar.
E 92
55 Es singular que de la sustracción, en alguna parte, de un goce que no es elegido sino por su
carácter bien manipulable -si oso designar así el goce peniano-, veamos introducirse aquí,
con lo que Marx y nosotros mismos llamamos el fetiche, o sea este valor de uso extraído,
congelado, un agujero en alguna parte, único rincón de inserción necesario para toda
ideología sexual.

56 Esta sustracción de goce en alguna parte, he ahí el pivote. Pero no crean que la mujer -ahí
donde ella es la alienación de la teoría analítica y la de Freud mismo que, de esta teoría es
v.1.1 S XIV Cl 15 12/04/67

el padre, … bastante grande para darse cuenta de esta alienación en la pregunta que él
repetía: ¿Qué quiere la mujer? No crean que la mujer con este tema se lleve peor. Quiero
decir que su goce, el de ella, permanece disponiendo de él de una manera que escapa
totalmente a esta captura ideológica. Para hacer de hombre-ella no le faltan nunca
recursos. Es en esto incluso, que la reinvidicación femenista no comporta nada de original,
es siempre la misma mascarada que continúa según el gusto del día, simplemente. Ahí
donde ella permanece inexpugnable como mujer, está afuera del sistema llamado del acto
sexual.
(p 214)
57 Es a partir de aquí que debemos calibrar la dificultad de eso de lo que se trata respecto del
acto en cuanto al estatuto respectivo de los sexos originales, el hombre y la mujer, en lo
que instituye el acto sexual; en tanto que es un sujeto el que podría fundarse ahí: helos ahí
llevados al máximo de su disyunción por el punto al que los he llevado hoy. Ya que si les
hablé del hombre-ella, el hombre-él desapareció. Porque es precisamente como tal,
extraído del valor de uso. Por supuesto, eso no le impide circular realmente. El hombre,
como valor peniano eso circula muy bien. Pero es clandestino, cualquiera sea el valor,
ciertamente esencial, que eso juega en el ascenso social. Por izquierda generalmente.
Diría más: debemos poner aquí que si el hombre-él no es reconocido en el estatuto del
acto sexual, en el sentido en el que es, de la sociedad, fundador; existe una sociedad
protectora del hombre-él, es lo que se llama: la homosexualidad masculina. Es sobre este
punto, de algún modo esencial, que dejaré hoy, simplemente porque la hora pone un
término a lo que había preparado.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 16 19/04/67

E 93
(p 217)
1 Les aporté la última vez un cierto número de enunciados, he formulado por ejemplo: no
hay acto sexual. Pienso que la noticia corre a través de la ciudad, en fin, no lo he dado
como una verdad absoluta; dije que estaba articulado en el discurso del inconciente. Esto
dicho, encuadré esta fórmula y algunas otras en una especie de repaso, debo decir bastante
denso, que le da el sentido y las premisas; también este curso era una especie de una etapa
marcada por puntos de articulación, que tal vez podrá servir a título de introducción escrita,
entonces, de algo que yo prosigo de nuevo.

2 Lo que quiero proseguir hoy de una manera tal vez más accesible, en todo caso concebida
como un camino fácil, un primer modo de desenredar las articulaciones en las que me
introduciré, que son las que he presentificado desde hace dos o tres clases, a saber, esta
articulación tercera que da para un valor entre lo que es dado para un valor 1 que está
ahí sólo para dar su sentido al valor a cuya fórmula es, hablando propiamente la
del número de oro, y un segundo valor 1 .

a 1 1

a3 a2 a2

a
3 Podría volver a articulárselos de una manera que podría ser apodíctica, mostrando su
necesidad. Procederé de otro modo, entiendo más bien ejemplificar el uso que voy a hacer
de eso, pero retomando las cosas en lo que sigue de una manera de la que me voy a apartar.

4 Voy a hacerlo bajo el modo de lo que se puede llamar erístico. Esto para aquellos que no
saben de que se trata, se trata de psicoanálisis. No es necesario saber de que se trata en
psicoanálisis, para sacar provecho de mi discurso, aunque sea preciso, este discurso,
haberlo practicado cierto tiempo. Debo suponer que no es el caso para todo el mundo,
especialmente entre aquellos que no son psicoanalistas.
(p218)
5 Si tengo esta preocupación de lo que conviene introducir en lo que llamé mi discurso, no
es, bien entendido, sin pensar en los psicoanalistas; pero es también que hasta un cierto
punto me es necesario dirigirme a aquellos que acabo de definir, y a los que me encontré un
día nombrándolos como 'el número'. Me es necesario dirigirme a ellos, para que mi
discurso vuelva, de algún modo, desde un punto de reflexión, a las orejas de los
psicoanalistas. En efecto, es asombroso e interno a eso de lo que se trata, que el
psicoanálisis no entre de lleno en este discurso, precisamente en la medida en que este
discurso interesa su práctica y es demostrable.

6 La continuación de mi discurso de hoy, pondrá el acento sobre esto por lo que es


concebible que el psicoanalista encuentre en su estatuto mismo -entiendo en lo que lo
instituye como psicoanalista- algo que resiste especialmente en el punto que he
introducido, inaugurado en mi último discurso. Para decir la palabra, la introducción de: el
v.1.1 S XIV Cl 16 19/04/67

valor de goce, cuestiona la raíz misma de un discurso, de todo discurso que pueda
intitularse discurso de la verdad. Al menos en tanto -compréndanme- que este discurso
entre en competencia con el discurso del inconciente, si este discurso del inconciente está,
como lo he dicho la última vez, articulado por este valor de goce.

7 Es singular ver cómo el psicoanalista tiene siempre un pequeño retoque que hacer a este
discurso que compite con el suyo, es justo ahí donde su enunciado eventual está bien en lo
verdadero, que él siempre encuentra que [hay que] retomar *. Es suficiente tener un poco
de experiencia para saber que esta oposición es estrictamente correlativa, cuando se la
puede medir, de una especie de glotonería ligada de alguna manera a la institución
psicoanalítica y que está constituida por la idea de hacerse reconocer sobre el plano del
saber.

*Otra versión: ' decir de otro modo'

8 El valor de goce, he dicho, está en el principio de la economía del inconciente. El


inconciente, dije además, subrayando el artículo del, habla del sexo, no por el sexo, sino
habla del sexo. Lo que el inconciente nos designa son las vías de un saber, es preciso para
seguirlas, no querer saber antes de haber caminado. El inconciente habla del sexo, ¿puede
decirse que dice el sexo? dicho de otro modo: ¿dice la verdad?

9 Decir que habla es algo que deja en suspenso lo que dice. Se puede hablar para no decir
nada, incluso es corriente, pero no es el caso del inconciente. Se pueden decir cosas sin
hablar, no es tampoco el caso del inconciente; justamente es su característica, bien
entendido desapercibida como muchos otros rasgos que dependen de lo que articulé en este
punto de partida del inconciente: ello habla. Si se tuviera un poco de oreja, se deduciría de
eso que es obligatorio hablar para decir algo. No he visto todavía que alguien lo haya
despejado, aunque en mi discurso de Roma está dicho, por lo menos, bajo una decena de
formas de las que una me fue recientemente presentada en el transcurso de reuniones con
unos jóvenes psicoanalistas muy simpáticos, muy tomados por una parte, por lo menos,
de mi discurso: mi famosa fórmula que tuvo suerte, tanto más cuanto que es una fórmula.
¡Desconfíen siempre de querer amontonar todo en una fórmula! Cuando digo que el
analizado les habla a ustedes, analistas, de él, y cuando hable de él a ustedes, todo irá bien.
Las fórmulas que como aquella tienen la suerte de ser recogidas deben ubicarse en su
contexto para no engendrar confusiones.
(p. 219)
10 ¿El inconciente dice la verdad sobre el sexo? No he dicho esto, sobre lo cual Freud,
recuérdenlo, ya ha planteado la cuestión.

11 Por supuesto, esto conviene precisarlo: era respecto del sueño de una de sus pacientes, que
manifiestamente tiene ese sueño para desorientarlo a él, a Freud: hacerle pasar una cosa por
otra [lui faire prende des vessies pour des lanternes ]. La generación de discípulos de
entonces era bastante tierna como para que fuera preciso explicarlo como un escándalo. En
verdad uno se sustrae a eso fácilmente: el sueño es la vía regia al inconciente, pero no es en
sí mismo el inconciente .

12 Plantear la cuestión a nivel del inconciente es otra cosa [est une autre paire de manches ],
lo que ya di vuelta (digo, las mangas) * como lo hago siempre, muy rápido y sin dejar lugar
a la ambigüedad, cuando en mi texto La cosa freudiana ... (escrito en 1956, para el
centenario de Freud), hago surgir esta entidad que dice: Yo, la verdad, hablo. La verdad
habla: ya que es la verdad, no precisa decir la verdad. Oímos la verdad, y lo que dice no se
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oye sino por quien sabe articularlo, lo que ella dice en el síntoma, es decir en algo que
cojea. Tal es la relación del inconciente, en tanto que habla con la verdad.

*Las mangas a las que refiere el refrán, que tradujimos 'es otra cosa' y que
literalmente sería: 'es otro par de mangas' .
E 94
13 De cualquier manera, queda una cuestión que he abierto el último año, en mi primer curso
aparecido (cuando digo el último año, digo noviembre pasado), aquel que fue publicado en
los Cahiers pour l'analyse, bajo el título La ciencia y la verdad. Queda abierta la
cuestión de saber por qué (enunciado de Lenin que introduce este cuaderno) la teoría
vencerá porque es verdadera. Lo que dije recién de los psicoanalistas no da
inmediatamente a este enunciado una sanción que convenza. Marx, como tantos otros, deja
pasar algo que no deja de ser enigmático. Como muchos antes que él, comenzando por
Descartes, procedía en cuanto a la verdad según una singular estrategia que enuncia con
estas palabras punzantes: La ventaja de mi dialéctica es que digo las cosas poco a poco,
y como creen que estoy en el fin se precipitan refutándome, no hacen más que
desplegar su estupidez. Puede parece singular que alguien de quien procede esta idea, de
que la teoría vencerá porque es verdadera, se exprese así.

14 Política de la verdad y para decirlo todo, su complemento, en la idea de lo que sólo he


llamado recién el número, o sea: lo que se reduce a no ser sino el número. O sea: lo que en
el contexto marxista se llama la conciencia de clase, en tanto es de la clase del número, no
podría equivocarse. Singular principio, sin embargo, sobre el cual todos aquellos que
ameritan haber continuado en su vía la verdad marxista, no han variado jamás. ¿Por qué la
conciencia de clase estaría tan segura en su orientación, quiero decir, mientras no sabe nada
o sabe bastante poco de la teoría? Cuando la conciencia de clase funciona si se escucha a
los teóricos, incluso a un nivel no educado, es reducida a aquellos que pertenecen al nivel
definido en la ocasión como la clase excluida de los beneficios capitalistas.
(p.220)
15 Tal vez la cuestión referente a la fuerza de la verdad hay que buscarla en este campo en el
que nos hemos introducido, que es el de la metáfora; [lo] que podemos (lo repito: por
metáfora), llamar el mercado de la verdad si como pudieron entreverlo la última vez, el
fundamento de este mercado es el valor de goce. Algo se intercambia, en efecto, que no es
la verdad misma; dicho de otro modo, el lazo de aquel que habla con la verdad no es el
mismo según el punto en el que sostenga su goce. Es toda la dificultad de la posición del
analista: ¿Qué hace?, ¿de qué goza en el sitio que ocupa?

16 Es el horizonte de la cuestión que no he hecho más que introducir, marcándola en su punto


de fisura bajo el término de deseo del psicoanalista.

17 La verdad, entonces, en este intercambio que se transmite por una palabra, cuyo horizonte
nos es dado por la experiencia analítica, no es ella misma el objeto de intercambio, como se
ve en la práctica. Aquellos psicoanalistas que están ahí lo testimonian, con su práctica por
supuesto; no están ahí por nada, están ahí por lo que de la verdad pueda caer de esta mesa,
incluso por lo que ellos podrán hacer con eso trucándolo un poco. A tal necesidad los
obliga el hecho de un estatuto relativo al valor de goce, ligado a su posición de analistas.
Tengo de eso, puedo decir, una confirmación y la habré renovado.

18 Voy a tomar un ejemplo de alguien que no es psicoanalista, el señor Deleuze; presenta un


libro [sobre] Sacher-Massoch: Presentación de Sacher-Massoch, escribe sobre
masoquismo, incuestionablemente el mejor texto que jamás haya sido escrito. Digo, el
mejor texto comparado con todo lo que se ha sido escrito sobre ese tema en psicoanálisis.
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Por supuesto, él ha leído esos textos. Él no inventa su tema, parte de entrada de Sacher-
Massoch, que tiene algo que decir cuando se trata de masoquismo. Se ha recortado un
poco su nombre, ya que ahora se dice masoca [maso ]. Notar la diferencia que hay entre
masoca y masoquismo: masoquista o masocas. De cualquier modo, volveremos sobre este
texto, seguramente, porque literalmente puedo decir algo sobre un tema sobre el cual no he
permanecido mudo, puesto que he escrito Kant con Sade.

'Presentación de Sacher-Masoch' está publicado como prólogo a 'La Venus


de las pieles' de Sacher-Masoch.

19 No hay sino un punto de vista precisamente sobre esto: que el sadismo y el masoquismo
son dos vías estrictamente distintas, incluso, por supuesto a ambas se las debe situar en la
estructura. Todo sadista [sadiste ] no es automáticamente un masoca, ni todo masoca un
sadista que se ignora. No se trata de un guante que se da vuelta. Puede que Deleuze -lo
juraría por otra parte, ya que me cita abundantemente- haya sacado provecho de esos
textos; ¿pero, no es asombroso que este texto anticipe lo que voy a decir, en la vía que
hemos abierto este año, mientras que no hay un solo texto psicoanalítico que no haya que
retomarlo, rehacerlo en esta nueva perspectiva? He confirmado por el mismo autor que
cito, que no tiene ninguna experiencia de análisis.

20 Tales son los puntos de los que deseo señalar aquí la fecha, después de todo con el tiempo
pueden cambiar los puntos que toman un valor ejemplar y merecen ser retenidos, como
para exigirme que dé plenamente cuenta de ellos. Quiero decir, en detalle.

21 Sobre esto me queda entrar en la articulación de la estructura cuyo rasgo simple que está en
el pizarrón, da la base y el fundamento, y del que ustedes no han dejado de tener, de mi
boca, algunos esclarecimientos sobre la manera en la que va a servirnos.
(p 221)
22 Sin embargo, repito, el a es ya, a propósito del objeto así designado, lo que se podría
llamar la montura del sujeto. Metáfora que implica que el sujeto es la joya, y la montura lo
que lo soporta, lo que lo sostiene, lo [que lo] encuadra. Desde ya, lo recuerdo sin embargo,
el objeto a lo hemos definido e ilustrado como lo que hace caída [fait chute ] en la
estructura a nivel del acto fundamental de la existencia del sujeto, puesto que es el acto en
que el sujeto se engendra, a saber: la repetición. El hecho significante, lo que se repite, he
aquí lo que engendra al sujeto y algo cae [tombe ] de eso.

23 Recuerden cómo el corte del doble bucle en este menudo objeto mental, que se llama plano
proyectivo, recorta dos elementos: la banda de Moebius que para nosotros hace figura de
soporte del sujeto, y la rodaja que obligatoriamente queda de esto, que es ineliminable de la
topología del plano proyectivo.
E 95
24 Aquí este objeto a está soportado por una referencia numérica para ilustrar lo que tiene de
inconmensurable, de inconmensurable con lo que se refiere a su funcionamiento de sujeto,
cuando ese funcionamiento se opera al nivel de lo inconciente y que no es otra cosa que el
sexo, simplemente. Por supuesto, este número de oro sólo está ahí como un soporte
elegido por tener esto de privilegiado, pero simplemente como función simbólica, que les
he indicado como he podido a falta de poder darles la teoría matemática más moderna y la
más estricta, por ser, si puedo decir, lo inconmensurable que encierra menos rápido los
intervalos en los cuales puede localizarse. Dicho de otro modo: aquel que para alcanzar un
cierto límite de aproximación, demanda todas las formas (ellas son múltiples y casi
infinitas), yo pienso en las de lo inconmensurable, por ser el que demanda el máximo de
operaciones.
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25 Les recuerdo, en este punto, de qué se trata: de saber si este a es aquí situado sobre el 1,
permitiendo marcar como a2 , su diferencia con el 1 : 1 - a ; resultando esto de su
propiedad del a que sea tal que enseguida, a2 será situado sobre el a que está en el -1 y
engendrará a3 , que situado sobre a2 dará a4 , el cual será situado sobre a3 para que
aparezca a5 ... Las cosas son tales que continuándolas hasta el infinito, porque no habrá
jamás detención ni término para estas operaciones, su límite no dejará de ser a para las
sumas de potencias pares, y a2 , la primera diferencia, para la suma de las potencias
impares.

a2 + a4 + a6 + ……= a
a3 + a5+ a7 + ……= a2

26 Es aquí donde vendrá a inscribirse al final de la operación lo que en la primera operación


estaba marcado como diferencia, aquí para el a , el a2 vendrá a agregarse al fin realizando
en su suma el 1 constituido por la complementación de a por ese a2 aquí constituido por la
adición de todos los restos, una suma igual al a primero del que hemos partido.
(p222)
26a Pienso que el carácter subjetivo de esta operación no se les escapa, tanto más que hace ya
mucho tiempo, un mes, un mes y medio, les hice notar cómo esto podía soportar, hacer
imagen, a la operación que se realiza en la vía de la pulsión sexual bajo el nombre de
sublimación. Simplemente al indicarlo les daba la meta de lo que íbamos a hacer dándoles
este soporte; como pueden presentirlo no podría bastarnos.

27 Todo nos indica, en el éxito mismo, por sublime [que sea] lo que nos presenta, para
presentir que si las cosas fueran así, la sublimación nos haría alcanzar este Uno perfecto,
ubicado en el horizonte del sexo. Me parece que desde el tiempo en que hablamos de este
Uno, debería saberse que debe quedar entre las dos series, de las potencias pares e impares
del mágico a , algo como una hiancia, un intervalo.en todo caso. Todo, en todos los casos,
en la experiencia nos lo indica. Sin embargo, no está mal ver que con un soporte más
favorable a tal articulación tradicional, vemos ya sin embargo, la necesidad de una
complejidad que es aquella de la que en todos los casos debemos partir. No olvidemos que
si el primer Uno , aquel sobre el cual acabo de proyectar la sucesión de operaciones del a ,
está ahí, no está más que para figurar el problema al que el sujeto, en tanto tal, tiene que ser
confrontado, si este sujeto es el sujeto que se articula en el inconciente, o sea, el sexo. Este
Uno del medio es el lugar de la sexualidad. Quedémonos ahí , estamos en la entrada.*

* Otra versión: 'en cuanto a la forma'

28 La sexualidad, es este Uno que engendra, un muaré, un charco, una marea negra, como
se dice desde hace algún tiempo, metan el dedo, llévenselo a la nariz, ustedes sienten de
que se trata. Eso tiene que ver con lo sexual.

29 Para que sea sexo, sería preciso poder articular algo un poco más firmemente; no sé en que
punto de bifurcación engancharme, porque es un punto de extremo litigio, es que es preciso
que les dé inmediatamente la idea de lo que podría ser, si marchara, la subjetivización del
sexo. Evidentemente ustedes pueden soñar [rêver ] con eso, no hacen otra cosa, ya que es
lo que hace el texto de vuestros sueños. No es de eso de lo que se trata.

30 ¿Qué podría eso ser si fuera eso? Si fuera eso y le damos un sentido a lo que estoy
desarrollando ante ustedes, un significante, en este caso; lo que se llama (van a ver
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enseguida cómo estaremos embarazados, porque si digo macho o hembra, eso es bien
animal), prefiero masculino o femenino. Ahí se verifica de inmediato que Freud, el
primero que se adelantó en esta vía del inconciente, es en esto absolutamente sin ambages.
No hay ningún medio, digo, para decir en qué dosis son ustedes masculino o femenino, no
se trata tampoco de la biología, del órgano de Wolf y Müller, es imposible darle un sentido,
entiendo un sentido analítico, a los términos masculino o femenino.
(p 223)
31 Si un significante es lo que representa un sujeto para otro significante, este debería ser el
terreno elegido. Como ven, las cosas estarían bien, serían puras, si pudiéramos meter
algunas subjetivizaciones, entiendo puras y válidas bajo el término macho. Sabríamos lo
que conviene saber: que un sujeto manifestándose como macho sería representado como
tal, entiendo como sujeto ¿junto a qué? a un significante que designe el término hembra,
del que no habría ninguna necesidad que determine ningún sujeto,siendo verdadera la
recíproca. Subrayo que si interrogamos el sexo en cuanto a su subjetivización posible, no
damos prueba de ninguna exigencia, exorbitante de intersubjetividad. Podría ser que eso se
sostenga así. Sería incluso, no sólo lo que sería deseable, sino que, claramente, si
interrogan lo que he llamado recién la conciencia de clase, la clase de todos aquellos que
creen que el hombre y la mujer, eso existe, no podría ser otra cosa que eso, estaría muy
bien si así fuera; quiero decir, el principio de lo que se llama cómicamente (debo decir que
ahí lo cómico es irresistible), la relación [relation ] sexual.
E 96
32 Si pudiera hacer, en una asamblea que me es familiar, una asamblea en la que puedo
hacerme oir como conviene, que no hay acto sexual; lo que quiero decir es no hay acto
sexual en cierto nivel, es por eso que tenemos que investigar cómo se constituye. Si
pudiera hacer que el término relación sexual [relation sexuel ] tome en cada una de
vuestras cabezas la connotación bufonesca que merece, esta locución habría ganado algo.
Si la relación sexual existiera, esto es lo que querría decir: que el sujeto de cada sexo puede
tocar algo en el otro al nivel del significante, entiendo que no comportaría en el otro ni
conciencia ni siquiera inconciente, simplemente acuerdo.

33 Esta relación del significante al significante, cuando se encuentra, seguramente lo que nos
maravilla en un cierto número de pequeños puntos cautivantes de tropismos en el animal
donde las cosas no ocurren sino por intermedio de ciertas referencias de faneras [phanères
], que ciertamente deben prestarse a algunas fallas [ratées ].

34 De cualquier modo, la virtud de lo que he articulado no es del todo decepcionante. Quiero


decir que esos significantes hechos para que uno presente, represente al otro en estado
puro, el sexo opuesto, ¡existen a nivel celular! Llamamos a eso cromosoma sexual. Sería
sorprendente que pudiéramos un día, con alguna chance de certeza, establecer que el origen
del lenguaje, o sea, lo que pasa antes de que él engendre al sujeto, tenga alguna relación
con esos juegos de la materia y nos muestre los aspectos que encontramos en la conjunción
de las células sexuales.

35 No estamos ahí. Sino que tenemos otra cosa que hacer, simplemente no nos asombramos
que a la distancia a la que estamos de ese nivel en el que se manifestará algo que no está
hecho para no seducirnos, en ese nivel en el que podría designarse algo que yo llamaría
trascendencia de la materia.
(p 224)
36 Si lo designo 'este punto extremo', expresamente subrayado, es que no está resuelto, que el
puente no está hecho, es simplemente para marcar que en el orden de lo que se llama más o
menos el pensamiento, durante el curso de los siglos, por lo menos de los que conocemos,
no se ha hecho otra cosa que hablar como si este punto estuviese resuelto. Durante siglos
v.1.1 S XIV Cl 16 19/04/67

el conocimiento bajo una forma más o menos enmascarada, más o menos figurada, más o
menos de contrabando, no ha hecho sino parodiar lo que sería el acto sexual, si existiera; al
punto que nos permite definir, lo que nos dicen de eso los indúes, de purusha y prakiti , el
ánimus y el ánima y todos esos asuntos [toute la lyre ] del acto. Lo que se exige de
nosotros, es hacer un trabajo más serio, trabajo necesitado simplemente por esto: es que
entre este juego de las significaciones primordiales tales que serían imprescriptibles, en
términos, lo subrayo, que implican algún sujeto; estamos separados de eso por todo el
espesor de algo que ustedes llamarán como quieran, la carne o el cuerpo; a condición de
incluir lo que aporta de específico a nuestra condición de mamíferos, o sea, condición
especifica y de ninguna manera necesaria, como la abundancia de todo un reino nos lo
prueba, hablo del reino animal.

36a Nada implica la forma que toma para nosotros la subjetivización de la función sexual, nada
implica que lo que viene a jugar a título simbólico esté ahí necesariamente ligado. Basta
reflexionar sobre un insecto y las imágenes que pueden depender de esto; no nos privemos
de usarlo para hacer aparecer en el fantasma tal o cual rasgo singular de nuestras relaciones
al sexo.

37 He tomado una de las dos vías que se me ofrecían en este momento. No estoy seguro de
haber tenido razón. Es preciso que retome la otra.

38 La otra es para designarles por qué el Uno viene a la derecha del a en ese punto que he
designado como representando globalmente por un significante, el hecho del sexo.

39 Hay una sorprendente convergencia entre eso de lo que se trata verdaderamente, es decir, lo
que estoy diciéndoles y por otra parte, lo que llamaré el punto mayor de la abyección
psicoanalítica. Debo decir que deben únicamente a J. A. Miller, que ha hecho de mis
Escritos un índice razonado, el que no hayan visto el índice alfabético, con el que me
divertí imaginándolo comenzar con la palabra abyección. No pasó nada de esto, no es una
razón para que esta palabra no tome su sitio.

40 El Uno que pongo allí, por pura referencia matemática, quiero decir que figura
simplemente esto: que para hablar de lo inconmensurable es preciso que haya una unidad
de medida, no hay unidad de medida que esté mejor simbolizada que por el Uno. El sujeto
bajo la forma de su soporte, el a se mide en sexo, entiendan esto como se diría se mide en
boisseau o en pintas, eso es el Uno, la unidad sexo, nada más. No es nada más que este
Uno. Se trata de saber hasta qué punto converge, como lo dije hace un rato, con este uno
que reina hasta hoy en el fundamento mental de los psicoanalistas, bajo la forma de la
virtud unitiva que estaría al principio de todo lo que él desarrolla de discurso sobre la
sexualidad.

Boisseau es una antigua medida para áridos equivalente a más o menos 10


litros.

41 No es suficiente la vanidad de la fórmula de que el sexo una, es necesario además que su


imagen primordial le sea dada por la fusión, de la que se beneficiaría el gozador de la
gozada, el pequeño baby, en el seno de su madre donde nada hasta hoy ha podido
testimoniarnos que esté en una posición más cómoda que la madre llevándolo; o
ejemplificando lo que han oído en el discurso de Conraid Stein el año pasado (por otra
parte, no lo hemos vuelto a ver, lo lamento), como necesario al pensamiento del
psicoanalista representando ese paraíso perdido de la función del yo o del no yo que, lo
repito al escucharlos, a los psicoanalistas, sería el cornerstone, la piedra angular, sobre la
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cual nada podría ser pensado de la economía de la libido, porque es de eso de lo que se
trata.
(p 225)
42 Pienso que hay ahí una verdadera piedra de toque que me permito señalar a cualquiera que
entienda seguirme, es que toda persona que permanezca de alguna manera ligada al
esquema del narcisismo primario puede ponerse en el ojal todas las violetas lacanianas que
quiera, esa personita no tiene absolutamente nada que hacer, ni de cerca ni de lejos con lo
que enseño. No digo que el narcisismo primario no sea en la teoría algo que plantea una
cuestión y merece un día ser acentuado.
E 97
43 Comienzo hoy precisamente, haciendo notar que si el valor de goce tiene su origen en la
falta marcada por el complejo de castración, dicho de otro modo, la prohibición del
autoerotismo que se aplica a un órgano preciso que sólo juega ahí un rol y función de
introducir el elemento de inauguración de un estatuto de intercambio, todo depende de lo
que va a ser luego economía en el ser hablado cuando se trata del sexo. Es claro que lo
importante es ver que la reversión que resulta de eso lleva al valor −ϕ, en ese punto que
constituye el complejo de castración, algo que hace la distancia del a a la unidad del sexo.

44 Es a partir de ahí, como toda la experiencia nos lo enseña, que él a va a ser llevado a la
función de partenaire en esta prueba en la que el sujeto es puesto en el acto sexual.

44a La mujer, para ilustrar mi discurso, tomará un valor de objeto de goce, pero al mismo
tiempo miren lo que pasa: no se trata mas de él goza, sino de: él goza de. El goce ha
pasado de subjetivo a objetivo, hasta el punto de deslizarse al sentido de la posesión en la
función típica, tal como tenemos que considerarla deductible de la incidencia del complejo
de castración, y esto, ya lo he traído la última vez, está constituido por este milagro que
hace del partenaire sexual un objeto fálico, punto que pongo aquí de relieve en el sentido
de el hombre o la mujer. Esa es la operación más escandalosa, porque es articulable
seguramente, lo mismo en otro sentido, salvo que la mujer no tiene que hacer el sacrificio
ya que está a su cuenta de entrada.
(p 226)
45 En otros términos, subrayo la posición de lo que llamaría la ficción macho, que podría
expresarse así: uno es lo que tiene. No hay nada más contento que un tipo que no ha visto
mas allá de la punta de su nariz y que les expresa la fórmula provocante: tener o no. Uno
es lo que tiene. Uno tiene lo que ustedes saben y después se tiene lo que es, las dos cosas
se sostienen [juntas]: lo que es, es el objeto de deseo, es la mujer.

46 Esta ficción simplota está seriamente en vía de revisión, hace algún tiempo nos hemos dado
cuenta de que era un poco más complicado. Pero otra vez, en La dirección de la cura y
los principios de su poder, creí que debía rearticularlo con cuidado. No parece que se
haya visto aún lo que comporta lo que opondré a la ficción macho, para retomar una de mis
palabras de la última vez, el valor hombre-ella [homme-elle ]. Uno no es lo que uno tiene,
no es la misma frase. Uno es eso que tiene, pero uno no es lo que uno tiene [ On est ça qui
a mais on n'est pas ce qu'on a ]. En otros términos, es en tanto que el hombre tiene el
órgano fálico que él no lo es. Lo que implica que del otro lado uno puede, e incluso [uno
es lo que uno tiene], lo que uno no tiene *, es decir que es precisamente en tanto que ella no
tiene falo que la mujer puede tomar valor de ϕ.

*Lo que está entre paréntesis parece corregido por lo que sigue.
v.1.1 S XIV Cl 16 19/04/67

47 Tales son los puntos que es necesario articular al comienzo de cualquier inducción de lo
que dice el inconciente sobre el sexo, porque eso es lo que hemos aprendido a leer en su
discurso. Pero hablo de complejo de castración, con todo lo que conlleva de litigioso,
porque lo menos que se puede decir es que puede llevara a error sobre la persona, y
especialmente del lado macho respecto de lo que nos describe tan bien el Génesis, a saber,
la mujer concebida de lo que el cuerpo del hombre ha sido privado; en ese capítulo que
ustedes conocen bien se menciona una costilla, es por pudor.

48 Lo que conviene ver es que ahí donde hablo de complejo de castración como original en la
función económica del goce, los psicoanalistas se hacen gárgaras con el término de libido
objetal; lo importante es ver que si hay algo que merece ese nombre, es precisamente la
relación de esta función negativa, que está fundada en el complejo de castración.

49 El valor de goce prohibido en ese punto preciso, en el punto de órgano constituido por el
falo, es él que se reporta como libido objetal; contrariamente a lo que se dice: a saber que
la libido llamada narcisista sería el reservorio de donde hay que extraer lo que será la libido
objetal. Puede parecerles una sutileza porque, después de todo, me dirán ustedes en cuanto
al narcisismo, si hay ahí libido que se lleve sobre el cuerpo propio y aunque precisen las
cosas: es de una parte de esa libido que se trata, me dirán ustedes, en lo que enuncio
presentemente. No es nada de eso, muy precisamente en esto: para decir que una cosa se
extrae de la otra habría que suponer que está pura y simplemente separada por la vía de lo
que se llama un corte, pero no solamente por un corte, por algo que juega inmediatamente
la función de un borde.
(p 227)
50 Ahora bien. es precisamente lo que es discutible, no solamente lo que es discutible sino de
lo que de entrada es zanjable [tranchable ]: es que no hay homomorfismo, no hay
estructura tal que el girón fálico, si se puede decir, sea captable a la manera de una parte de
la investidura narcisista, lo que no constituye este borde, lo que es preciso que
mantengamos entre lo que permite al narcisismo construir esta falsa asimilación de uno al
otro, que se da en las doctrinas tradicionales sobre el amor. Las teorías tradicionales sobre
el amor dejan, en efecto, al objeto en los límites del narcisismo, pero la relación de la que
se trata verdaderamente, la economía del goce, es distinta de la libido objetal, en tanto que
introduce algo que, si puedo decir, nos hace desear la nota exacta del acto que se pretende
sexual, que es de una naturaleza, es el caso de decirlo, hablando con propiedad, clara y
distinta.

51 Aquí yace el punto alrededor del cual es esencial no flaquear, porque cómo lo verán
enseguida, es sólo alrededor de esto que pueden tomar su sitio, justamente, esencialmente,
de lo que ocurre en el campo analítico, se trate de la relación analista-analizado [o de
efectos de regresión].

lo que está entre corchetes fue restituido a partir de una tercera versión.

52 Me excuso por dejar esto en suspenso, la ley de mi discurso no me permite cortar [trancher
] siempre en el punto de caída que me convendría; la hora nos interrumpe hoy, continuaré
la próxima vez.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 17 26/04/67

a + 1 1
2
a
a

e l Un o el Otr o
E 99 1 1
(p 235)

1 Este dibujo es imperfecto. La misma longitud, Uno, que definió el campo a debería ser
reproducida aquí: ya he indicado suficientemente que estos dos segmentos, precisamente
éste y éste, son, si quieren, calificables como el Uno y el Otro. El Otro en el sentido en
que yo lo entiendo corrientemente, el lugar del Otro o A , el lugar en el que se articula la
cadena significante y lo que ella soporta de verdad. Estos son los términos de la díada
esencial, en la que tiene que forjarse el drama de la subjetivización del sexo. Es decir, de
lo que estamos hablando desde hace un mes y medio.

El dibujo ha sido corregido.

2 Lo esencial -para los que tienen la oreja entrenada en los términos heideggerianos que
como verán no son mis referencias privilegiadas- sin embargo, para ellos, quiero decir no la
díada esencial en el sentido de lo que es, sino en el sentido de lo que -es preciso decirlo en
alemán- de lo que west -como se expresa Heidegger de una manera ya forzada respecto de
la lengua alemana- digamos de lo que opera en tanto que connotación de magnitud.

3 Se trata ahí de nada más que de la economía del inconciente, o sea de lo que habitualmente
se llama proceso primario. No olvidemos que para estos términos -los que acabo de
adelantar como los de la díada, de la díada de la que partimos, el Uno y el Otro; el Uno tal
como lo articulé la última vez y que, por otra parte, voy a retomar; y el Otro según el uso
que desde siempre hago de él- no olvidemos, digo, que tenemos que partir de sus efectos.
Efectos que tienen aquí algo risible, que se prestan a la grosera metáfora de que eso sea el
niño.

4 La subjetivización del sexo no da nada a luz si no es el malestar. Pero lo que ha producido


ya, que nos es dado de manera unívoca en la experiencia psicoanalítica, está ahí, es ese
desecho del que partimos como punto de apoyo necesario para reconstruir toda la lógica de
esta díada. Dejándonos guiar por eso de lo que este objeto es causa, ustedes saben que es
él, hablando propiamente, el fantasma.

5 La lógica, si es verdad que puedo plantear así una tesis inicial -lo que hago- que hace que
no haya metalenguaje, es ésta: la lógica que puede extraerse del lenguaje, precisamente de
los lugares y los puntos en los que, si se puede decir, el lenguaje habla de sí mismo; es así
que ella se despliega en nuestros días. Cuando digo que ella se despliega en nuestros días
es porque es evidente. No tienen más que abrir un libro de lógica para darse cuenta de que
v.1.1 S XIV Cl 17 26/04/67

eso no tiene pretensión de ser otra cosa. No es nada de óntica, (en todo caso,
ontológica).

La frase entre paréntesis sólo está en una de las versiones, la confrontamos


con la versión taquigráfica, en donde dice 'deontológica'.

6 Remítanse, ya que voy a dejar quince días de intervalo, a la lectura del Sofista, quiero
decir, del diálogo de Platón, para saber cuánto, esta fórmula que digo que concierne a la
lógica, es exacta, y su inicio no data ni de hoy ni de ayer. Comprenderán que de hecho es
de este diálogo, del Sofista, que parte Martín Heidegger en su restauración de la pregunta
por el Ser; después de todo, leerlo no será para ustedes una disciplina poco saludable.
Porque mi falta de información ha hecho que, no habiéndolo recibido recientemente por un
servicio de prensa, es recién hoy que puedo aconsejarles leer la Introducción a la
metafísica en la excelente traducción que ha dado de ella Gilbert Khan.

7 Esta lectura es fácil, lo que puede ser discutido respecto de otros textos de Heidegger, pero
les aseguro que ésta es extraordinariamente fácil, con una nota muy netamente teminante
de claridad. Es imposible volver más transparente la manera en la que entiende que reposa,
en nuestro rodeo histórico, la cuestión del Ser. No es, ciertamente, que yo piense que se
trata de otra cosa que de una lectura de ejercitación y como decía hace un instante,
saludable. Esto aclara las cosas. Pero esto no se extravía menos al dar la única consigna de
un retorno a Parménides y a Heráclito con tanta generalidad como los sitúa al nivel de ese
metadiscurso del que hablo, como inmanente al lenguaje. El metadiscurso inmanente al
lenguaje y que yo llamo lógica, he aquí lo que merece ser refrescado con tal lectura.

8 Ciertamente no hago uso, pueden notarlo, de ninguna manera, de procedimientos


etimologizantes con los que Heidegger hace revivir admirablemente las fórmulas llamadas
presocráticas. Es que también, la dirección que entiendo indicar difiere de la suya
precisamente en que es irreversible y que indica el Sofista -lectura también
extraordinariamente fácil que no deja de hacer referencia a Parménides- precisamente para
marcar cuánto él ha estado lejos y vivamente contra esa prohibición que Parménides
expresa en sus dos versos: "Jamás doblegarás por la fuerza el no Ser al Ser, de este camino
de investigación aleja más bien tu pensamiento".

9 Es precisamente el camino abierto por el Sofista, que se impone, hablando propiamente, a


nosotros, analistas, sólo para que sepamos con qué tenemos que vérnosla. Si hubiera
logrado hacer un psicoanalista letrado habría ganado la partida. Es decir, que a partir de
ese momento la persona que no fuera psicoanalista se convertiría, por eso mismo, en
iletrada. Que los numerosos letrados que pueblan esta sala se queden tranquilos, tienen
todavía su pequeño margen [sa petit reste ].

10 Es preciso que los psicoanalistas lleguen a concebir la naturaleza de lo que manejan como
esta escoria del ser, esta piedra rechazada, que deviene la piedra angular que es,
propiamente, lo que designé objeto a y que es un producto, digo producto de la operación
del lenguaje en el sentido en que el término producto se necesita en nuestro discurso, por
la aparición desde Aristóteles, de la dimensión del εργον (ergon), del trabajo.
E 100
11 Se trata de repensar la lógica a partir de este a , porque este a , si bien lo he denominado,
no lo he inventado; es propiamente lo que ha caído en la mano de los analistas a partir de la
experiencia que han franqueado, en esto que es la cosa sexual. Todos saben lo que quiero
decir. Y además no hablan sino de eso. El a , a partir del análisis, son ustedes mismos,
v.1.1 S XIV Cl 17 26/04/67

digo cada uno de ustedes, en vuestro núcleo esencial; eso los biensitúa [remet sur vos pieds
], como se dice, eso los libera [remet ] del delirio de la esfera celeste del sujeto del
conocimiento.

12 Dicho esto, es la única explicación válida porque cada uno puede verlo, partiendo del
análisis del niño. Es por razones hablando propiamente, metafóricas, porque el a es el
niño metafórico del Uno y el Otro en tanto nace como desecho de la repetición inaugural;
la cual, por ser repetición, exige esta relación del Uno al Otro, repetición de la que nace el
sujeto.

12a La verdadera razón de la referencia al niño en psicoanálisis, no es pues en ningún caso el


grano del soldado norteamericano [G.I. ], la flor destinada a devenir un feliz roñoso que le
parece a E. Erikson suficiente motivo de sus cogitaciones y penas, sino solamente esta
esencia problemática, el objeto a , del cual los ejercicios nos dejan estupefactos.
Seguramente no en cualquierparte: en los fantasmas y muy suficientemente en su ejecución
por el niño. Que sea en su nivel que se vea de esto los juegos y las vías mejor abiertas
[frayées ], es preciso esto para recoger confidencias que no están al alcance del psicólogo
de niños. En resumen, es lo que hace que la palabra alma, tenga en el menor de los juegos
sexuales del niño, en su perversión como se dice, la única, y la sola digna presencia que sea
preciso acordar a la palabra alma.

Ref.

13 Entonces, lo dije la última vez, el Uno es simplemente, en esta lógica, la entrada en juego
de la operación de la medida, del valor a dar al objeto a en esta operación del lenguaje que
será en suma, cuando el Otro se nos proponga como la tentativa de reintegrar a este a ¿en
qué? en este universo de lenguaje. Ya plantée de entrada este año, por qué él no existe. Él
no existe ¿Por qué? Precisamente a causa de su existencia, el objeto a , como efecto, por
lo tanto operación contradictoria y desesperada, de la cual, felizmente, la única existencia
es aritmética, aunque sea elemental. Les aseguro que la empresa es fecunda. Porque
incluso al nivel de la aritmética, nos hemos dado cuenta recientemente de que el universo
de discurso no existe.

14 Entonces, ¿cómo se presentan las cosas al comienzo de esta tentativa? ¿Qué quiere decir -o
escribir- que nos hace falta este Uno? ¿Nos contentaremos con eso para la medida del
objeto a ? Esto: 1 + a = 1/a ; ustedes sospechan con razón que desde que la teoría
comience a ser objeto de una interrogación seria de parte de los lógicos, habrá mucho que
decir sobre la introducción aquí de tres signos que se representan por +, = y tambien la
barra, / entre 1 y a .

15 Estas son las pruebas en las cuales es preciso provisoriamente -para que mi curso no se
estire indefinidamente- que ustedes se fíen de lo que yo digo; porque yo las hice por mi
cuenta no dejando aparecer aquí más que los puntos al nivel en el que estas pruebas pueden
serles útiles. Es preciso subrayar, sin embargo, que no es porque eso venga solo ni porque
verdaderamente sea más cómodo: tenemos todavía bastante camino por recorrer.

16 Inscribo aquí simplemente la fórmula que resulta que recubre lo que llamé 'el mayor
inconmensurable', o también 'el número de oro' que designa hablando propiamente, que de
dos magnitudes, la relación de la mayor a la menor, de 1 a a , es la misma que la de la
suma a la mayor. Si opero así no es para hacer pasar demasiado rápido las hipótesis que
sería tramposo que tomaran por decisivas; quiero decir, que crean demasiado en este
v.1.1 S XIV Cl 17 26/04/67

paradigma. Simplemente, entiendo hacer funcionar para ustedes el objeto a como


inconmensurable a eso de lo que se trata, es decir, su referencia al sexo.

17 Es a este título que el Uno está encargado de recubrir este sexo y a su enigma. Pero nada
indica, al final, en la fórmula 1 + a = 1/a que podamos inmediatamente hacer entrar la
noción matemática de proporción en tanto no hemos escrito expresamente lo que implica
esta escritura tal como está ahí para cualquiera que la lea al nivel de su matemática usual, o
sea, que este (1 + a)/1 = 1/a , en tanto este Uno no esta inscripto, la fórmula puede ser
considerada poco rigurosa; ella sólo indica que esto es la aproximación del Uno al a , en la
que vemos surgir algo. ¿Qué? ¿Por qué no en la ocasión que el Uno representa al a ?

18 De ningún modo yo empleo mis simbolizaciones al azar; los que están aquí pueden
acordarse de esta simbolización que he dado de la metáfora, se acuerdan de que después de
todo, cuando escribo la sucesión de significantes con la indicación de que debajo de ellos,
esta cadena comporta un significante sustituido y que es de esta sustitución que resulta el
nuevo significante sustituido a S, llamémoslo S'. El significante al cual sustituye toma el
valor de algo que ya he connotado así, toma el valor, desde el origen, de una nueva
dimensión significada que no pertenece ni al uno ni al otro de los significantes en causa.

Cadena significante
S ....................................S'

19 Lo que no aparece es algo análogo, que no estaría propiamente aquí, sino que el
surgimiento de la dimensión de la medida o de la proporción como significación original
está implicado en este momento de intervalo que luego de haber escrito 1 + a = 1/a la
completa con un Uno que estaba ausente, aunque inmanente, y que por el hecho de ser
distinguido en este segundo tiempo, figura la función significante del sexo en tanto
reprimido.

20 Es en la medida en que la relación al Uno enigmático, tomado en su pura conjunción: 1 + a


, puede en nuestro simbolismo implicar una función del Uno representando el enigma del
sexo en tanto que reprimido, que este enigma del sexo va a presentársenos como pudiendo
realizar la sustitución, la metáfora, que recubre con su proporción al a mismo.

20a ¿Qué decir? El Uno, me van a contestar, no está de ningún modo reprimido como aquí
donde ateniéndome a una fórmula aproximativa, hice una cadena de significantes de la que
convendría que efectivamente, ninguno reprodujera el significante reprimido. Es eso por lo
que es preciso que lo reprimido se distinga. ¿Aquí, este Uno de la primera línea, va al
encuentro de la articulación que intento darles de él? Seguramente no, en esto: es que,
como ustedes saben, si ustedes se han tomado el trabajo de ejercitarse un poquito, en lo que
les he mostrado de lo que es el uso que conviene hacer del a en relación al 1, es decir,
habiendo marcado su diferencia y su sustracción del 1, noten que, como les dije, el 1 - a
no es igual a ninguna otra cosa que a a2 , al cual sucede, por poco que ustedes replieguen el
a2 sobre el a aquí colocado en la primera operación, un a3 , el que se reproduce aquí
sobre el a2 por el mismo modo de operación para obtener aquí un a4 .
E 101
21 Todas las potencias pares, como yo les dije, se apilan de un lado al encuentro de las
potencias impares del otro, y su todo realiza esta suma, esta cifra 1. Lo que tenemos
entonces arriba de esta proporción, no es otra cosa que a + a2 + a3 + a4 + ... y así
v.1.1 S XIV Cl 17 26/04/67

sucesivamente; lo que comienza a partir de a2 , hasta el infinito, es estrictamente igual al


Otro.

22 Resulta de eso, entonces, que ustedes tienen ahí, una figura bastante buena de lo que llamé
en la cadena significante "el efecto metonímico" que desde hace mucho tiempo, desde el
comienzo, he ilustrado por el deslizamiento, en esta cadena, de la figura del objeto a .

23 Eso no es todo. Si la medida que está dada así, en este juego de escritura -porque no se
trata de otra cosa- es exacta, se desprende de inmediato que nos es suficiente hacer pasar
este bloque total de 1 + a a la función del 1 al cual él se impone como sustitución para
obtener esto:

1 + (1 + a) = 1+a = 1 = a = a
1+a 1 a 1- a
24 Me puedo dar el lujo, para entretenerlos, de no escribir el último uno, reproduciendo a su
nivel la maniobra de hace un rato: escribir a continuación 1 / a , el cual, si continúan
procediendo del mismo modo, se sigue de la fórmula: a / (1 - a) , el cual, puesto que (1 -
a) es igual a a2 , no es otra cosa que a . Identificación final que, de algún modo, sanciona
a través de estos rodeos -que no son poca cosa, porque es ahí que podemos aprender a
hacer jugar exactamente las relaciones del a al sexo- lo que nos lleva puramente y
simplemente a esta identidad del a .
(p 236).
25 Para aquellos para los que esto sigue siendo todavia un poco difícil: no omitan que este a
es algo completamente existente. No lo he hecho hasta ahora, pero voy a decirles esto:
tiene un valor que todo el mundo conoce: (√ 5 - 1) / 2 . Si ustedes quieren escribirlo en
cifras, si mi recuerdo es correcto, es algo como: 2, 236067.

Este valor es el la raiz cuadrada de 5. El valor correcto del número de oro es


0,618....

26 Es un recuerdo del tiempo, de mi tiempo en el que uno aprendía así las matemáticas, en
que aprendí de memoria la primera página de la tabla de logaritmos. Se
aprendían así las matemáticas. Es cierto, ése no sería un método, como criterio, para
los psicoanalistas; serían precisos todos aquellos que están en uso en el presente.
Retomaremos, entonces, en esta fórmula, estos tiempos para designar hablando
propiamente en el trayecto del a el punto de estas formulaciones que designan lo que
podemos llamar el sujeto sexual.

27 Si el 1 designa, en su tiempo primero de enigma, la función significante del sexo, es a


partir del momento en que 1 - a al nivel denominador de la igualdad tal como la vemos
aquí desarrollarse siempre la misma, que surge, como pueden ver -aunque no lo he escrito
prudentemente, en el nivel superior, este famoso 2 de la díada que no podríamos escribir
bajo la forma de un 2 sin haber advertido que esto necesita algunas observaciones
suplementarias en esta ocasión, respecto a lo que se llama la asociatividad de la adición,
dicho de otro modo, que yo separe el segundo 1 aquí, en tanto que está dentro de un
paréntesis para agruparlo en un mismo paréntesis con el otro 1 que lo precede pero que
tiene una función diferente.

28 No es difícil señalar en estos tres términos este 1 , este 1 , este a , los tres intervalos que
intervienen, a saber: aquellos en los que el a hace problema respecto de los dos 1 .
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Es decir, a es inconmensurable con 1 .

29 ¿Qué puede querer decir?

30 Para confrontar el a con la unidad, lo que es solamente instituir la función de la medida, ¡y


bien! esta unidad, es preciso comenzar por escribirla. Es esta función la que desde hace
mucho tiempo introduje bajo el término de rasgo unario.

31 Unario lo llamé entonces. ¿Dónde escribimos este rasgo unario esencial para operar la
medida del objeto a respecto del sexo? Y bien, seguramente no sobre la espalda del
objeto a , porque ningún objeto a tiene espalda. Es precisamente para esto que sirve -yo
pienso que ustedes lo saben desde siempre- lo que llamé el lugar del Otro en tanto que está
precisamente aquí representado como llamado por todo este derrotero lógico. Es decir: el
lugar del Otro, de entrada, en tanto que como tal, introduce el redoblamiento del campo del
Uno. Es decir, aunque no tengamos ahí otra cosa, hablando propiamente, que la figuración
de lo que he articulado como la repetición originaria, como lo que hace que el Uno
primero, este Uno tan caro a los filósofos, y que sin embargo en su manipulación ofrece
alguna dificultad, este Uno que sólo surge de algún modo retroactivamente a partir del
momento en el que se introduce como significante, una repetición.
(p 237)
32 Este rasgo unario ... recuerdo los gritos desesperados de uno de mis oyentes más sutiles,
cuando yo simplemente relevé en un texto de Freud, el einziger Zug, en el que había
pasado inadvertido para este encantador interlocutor que muy bien hubiera querido hacer el
hallazgo, él mismo. No crean, sin embargo, que sólo existe ahí. Freud no descubrió
el rasgo unario. Si quieren, simplemente, entre otros seguramente, hablaré dentro
de un rato de los griegos. Pero simplemente, para permanecer en la actualidad, abran el
último número de la excelente revista que se llama Art asiatique en la que verán la
traducción de un muy bello pequeño tratado de la pintura, por un pintor que se llama
Shitao, y que a fe mía da mucha importancia a este rasgo unario; no habla sino de eso
durante varias páginas. Y eso se llama en chino, y no solamente para los pintores porque
los filósofos hablan mucho de él, yi , que quiere decir Uno y que quiere decir rasgo. Es el
rasgo unario. Él funcionó mucho, se los aseguro, antes de que yo les machaque las orejas.

33 Lo importante de esto es reconocer aquí, en esta función esencial que necesita, como
oponiéndose en espejo, el campo del Otro con este campo del Uno enigmático; hablando
propiamente lo que está figurado desde hace tiempo en mi grafo por la connotación
significante de , S ( ) . Lo que permite también en este artículo que titulé
Observación sobre el informe de Lagache que da la fórmula de lo que se llama en
psicoanálisis y en los textos freudianos, una de las formas de la identificación: la
identificación al Ideal del yo del que yo ubiqué precisamente el rasgo en el Otro como
indicando, a nivel del Otro, esta referencia en espejo de donde parte para el sujeto,
precisamente, la vena de todo lo que es identificación, es decir, lo que está especialmente
en el campo del que hablamos hoy, de la díada, que hay que distinguir como situándose
como distinta de las otras dos funciones que son respectivamente la de la repetición, la
identificación -la ponemos en el medio- y finalmente, la relación que les dije la última
vez, que habría que pensar que concierne a lo que sea que pueda autorizarse a partir de la
díada sexual.

Mantengo la confusa retórica de las versiones que manejo. Entiendo que en


el Rapport ... (Ecrits pag. 676) la identificación al Ideal del yo se ubica
v.1.1 S XIV Cl 17 26/04/67

entre la repetición y lo que se refiere a la díada. Por otra parte, ésta es una
de las pocas referencias de Lacan, en los seminarios posteriores al
Seminario IX, a un texto sobre la identificación anterior a 1962 .

34 Yo califiqué de bufonesca esta relación de la que se habla como de algo que tendría la
menor consistencia cuando se trata del sexo.

35 Querría hacer una observación: en el tiempo mismo en que interviene Aristóteles, justo
después del Sofista, en el que funda de una manera que es justo decir -cualquiera que sea la
disolución que hemos sabido después operar en las operaciones de la lógica- es justo decir
que su Categorías guarda un carácter inconmovible. Los incité ya, vivamente, a retomar
este pequeño tratado; es admirable por todo lo que se refiere a los ejercicios que pueden
permitir dar un sentido al término Sujeto.
E 102
36 No voy a rehacer la enumeración de las categorías, la de lugar, tiempo, cantidad, cómo,
por qué, etc. ¿No es notable que después de una enumeración que permanece tan
exhaustiva, se señale que precisamente Aristóteles no ha introducido entre las categorías
esta especie de relación [relation ] que podría escribirse -pero intenten un poco y
cuéntenme las novedades- la relación [relation ] sexual?

Traducimos relation por relación. Ni aquí ni en los párrafos que siguen,


hasta que se señale lo contrario, emplea Lacan la palabra rapport para la
relación sexual.

37 Todos los lógicos tienen el hábito de ejemplificar los diferentes tipos de relación que
distinguen como transitivas, intransitivas, irreflexivas, etc, ilustrándolas por ejemplo con
los términos de parentezco. Si A es el padre de B, B es el hijo de A , etc. ... Es muy
curioso que [a partir de] la ausencia en las categorías aristotélicas de la relación sexual,
nadie se haya arriegado a decir que si A es el hombre de B , B es la mujer de A.

38 Esta relación, sin embargo, seguramente, forma parte de otra cuestión referida a aquello de
lo que se trata, a saber, la cuestión del estatuto que funda estos términos que son,
propiamente hablando, aquellos que acabo de adelantar bajo la forma de hombre y mujer.
Para hacerlo, es completamente vano proyectar -para emplear un término que el
psicoanálisis usa a tontas y a locas- proyectar en lo que acabo de marcar como el campo del
Otro, en lo que voy a llamar ahora X , para marcar bien que este Uno no era hasta el
presente nada más que una denominación. Que sea preciso denominar con el Uno del
rasgo unario, lo que está entre a y el Otro con mayúscula es lo que [hace] que no se lo
pueda considerar, sino por abuso, este campo X , como unificante y aún más hacerlo
unitivo.
(p 238)
39 Por supuesto, no fue ayer que se produjo este deslizamiento, no es privilegio de los
psicoanalistas la confusión de un Ser, ¿qué Ser? Supremo; con el Uno como tal: es lo que
se encarna de una manera eminente por ejemplo, bajo la pluma de Plotino; todos saben eso.

40 Esta prevalencia de esta función mediana que no es poco porque opera; la he llamado
aquella fundamental del Ideal del yo en tanto que dependen de ella toda una cascada de
identificaciones secundarias, especialmente la del Yo ideal, el cual es el núcleo del Yo.

'Identificación primaria' como la constitutiva del núcleo del Ideal,


identificación al rasgo (seminario IX).
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41 Todo esto ha sido expuesto e inscripto en su tiempo y lugar y por sí solo hace surgir la
cuestión del motivo por el que se necesita la multiplicidad de estas identificaciones; es
claro que alcanza con remitirse a mi pequeño esquema óptico, que he dado de eso y que
no es sino una metáfora, mientras que esto no tiene nada de metafórico: son metáforas que
precisamente son operantes en la estructura. Brevemente, el lazo del Uno al Otro, por
identificación y sobre todo si toma esta forma reversible que hace del Uno el Ser supremo
es, hablando propiamente, típico del error filosófico. Si les dije que lean el Sofista de
Platón, es que se está lejos de caer en eso y que Platón es aquí la mejor referencia para
hacer la experiencia.

42 Sólo querría oponer los místicos a esto; en tanto que son ellos los que podemos definir
como los que avanzaron, a su propio costo de a , hacia este Ser que no hizo otra cosa que
anunciarse como impronunciable en cuanto a su nombre sino por esas letras enigmáticas
que reproducen la forma general de 'yo soy', no la de 'aquel que soy' ni 'aquel que es', sino
'lo que yo soy'. Es decir: 'busquen siempre'. No vean ahí nada que especifique, aunque
merezca ser especificado, en otro nivel la referencia que se hace al Dios de los judíos.
Porque en verdad el Tao se enuncia, como ustedes saben, en nuestro tiempo en el que el
Zen corre por las calles, ustedes deben haber recogido en alguna parte que el Tao que
puede nombrarse no es el verdadero Tao.

43 No estamos ahí para llenarnos la boca con estas viejas bromas: cuando hablo de los
místicos, hablo simplemente de los agujeros que encuentran, hablo de la 'noche oscura', por
ejemplo donde ellos reemplazan lo que puede haber de unitivo en las relaciones
[rapports ] a lo que sea; en lo que pueden siempre, con los métodos más sutiles y los más
rigurosos encontrar algo interesante [un os ]. Los místicos, para decirlo todo -es el único
punto en que me interesan, yo no estoy haciendo del acto sexual, pienso que se dan
bien cuenta, una teoría mística-; hablo de los místicos sólo para señalar que son menos
estúpidos que los filósofos, así como los enfermos son menos estúpidos que los
psicoanalistas. Esto se debe únicamente a lo siguiente: es una alternativa renovada de lo
que muchas veces di como fórmula de la alienación: la bolsa o la vida, la libertad o la
muerte, la estupidez o la canallada, por ejemplo. No hay elección cuando la cuestión de la
estupidez o la canallada se impone a nivel de los filósofos o los psicoanalistas, es siempre
la estupidez. .¡No hay ningún modo de elegir la canallada!
(p 239)
44 Para tomar este campo que está entre a y A , ven que dibujé dos líneas, una punteada,
la otra, llena; una hecha simplemente para marcar que a se iguala en su primera parte a
lo que es el a externo, y que queda este resto a2 ; yo hice una segunda línea que podría
ser la única para marcarnos este punto, este campo a considerar, digo para nosotros,
analistas, como siendo en su conjunto algo por lo menos sospechoso de participar de la
función del agujero.ver dibujo

45 No puedo dejar de introducir aquí, aunque más no fuera en reconocimiento de la


contribución que Green ha querido aportar a mi trabajo, la referencia que él ha querido
agregar; es la que él ha introducido -debo decirlo, no se dejen llevar- muy señaladamente
bajo la forma de este caldero que es el Es que ha sido sacado de la nueva conferencia 31
o 32 de Freud.

Sigmund Freud. Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1932)


. Conferencia no. 31 . Biblioteca Nueva Tomo VIII, pág 3142.

46 El caldero, en una cierta imagen que se puede hacer de él, se expresa así: eso bout (el ruido
del caldero) ahí adentro; en verdad, en el texto de Freud es de eso de lo que se trata. Con
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qué ironía Freud podía hacer pasar tales imágenes, que habría que haber sabido considerar,
no está a nuestro alcance inmediatamente, habría antes que ponerse a una sólida operación
de limpieza [décrassage ] -yo lo señalé, frecuentemente, a propósito de otros textos- de la
marea negra. No digamos mucho sobre eso, es una de las cosas esenciales a distinguir, es
la diferencia entre la podredumbre y la mierda; yo querría que ustedes retengan la
fórmula. A falta de hacer una distinción exacta, uno no se da cuenta, por ejemplo, que lo
que Freud designa es algo que hay de podrido en el goce. Este término no lo inventé yo
'terre gaste ' , se pasea ya por la literatura cortés, son los términos poéticos que usan las
novelas de la Mesa Redonda y los vemos retomados -hallemos nuestro bien donde esté-
retomados bajo la pluma de este viejo reaccionario de T. S. Eliot bajo el título de The
Waste Land. Él sabe muy bien de lo que habla; léanlo, es todavía una muy buena lectura
y debo decirlo, muy divertida, menos clara que la de Heidegger. No se trata de otra cosa,
de una punta a la otra, que de la relación sexual Se trataría evidentemente, de decantar este
campo de la podredumbre de alquitrán mierdoso, visto la función privilegiada que juega en
esta operación el objeto anal al que la teoría analítica recurre.

'limpieza' no vierte todo el peso de décrassage : operación de sacar la capa


de suciedad que recubre algo.
E 103
47 En el sitio de lo que había definido como el Es de la gramática -verán de qué gramática se
trata- Green recordó que era preciso introducir la existencia del caldero en tanto que hace
blublublu psichitt ... cuestión esencial -y le rindo este homenaje- él tomó una vía muy mía
para hacer funcionar lo que él llamaba modestamente, la asociación de ideas y la
referencia al Witz para recordarnos el otro uso que hace Freud del caldero, a saber, a
propósito de ese famoso caldero que se nos reprocha haber devuelto roto; el sujeto ejemplar
responde comúnmente que:
1) No me lo ha prestado,
2) ya estaba roto,
3) lo devolvió sano.
(p 240)
48 Fórmula que tiene todo su valor de ironía y chiste y que es ejemplar cuando se trata de la
función de los analistas porque el uso que hacen los analistas de este sitio que yo concuerdo
de buen grado que hay que representarlo por algo como un caldero a condición de saber
que es un caldero agujereado, que en consecuencia es vano pedirlo prestado para hacer
dulce y que nosotros tampoco lo tomamos prestado. Toda la técnica analítica ha errado al
no subrayarlo: consiste precisamente en dejar vacío este sitio del caldero; que yo sepa no se
hace el amor en el consultorio analítico, es porque de este sitio y de lo que se tiene que
medir ahí, se opera ahí lo que está a la izquierda y a la derecha del a y el A . Tal vez
podamos decir algo de eso.

49 Diría, entonces, que estas tres divertidas referencias al embarazo del deudor del caldero no
hacen sino recubrir de parte de los analistas un triple rechazo a reconocer lo que está
justamente en juego:

1) que este caldero ellos no lo han tomado prestado. Ellos niegan este 'no' y se
imaginan que efectivamente lo han tomado prestado.
2) que parece que ellos quieren olvidar, en tanto puedan hacerlo, como ellos saben muy
bien, que el caldero está agujereado,
3) prometer devolverlo intacto, lo que es algo completamente aventurado.

50 Sólo a partir de ahí se podrá dar cuenta de aquello de lo que se trata a nivel de estos
fenómenos que son fenómenos de verdad, que intenté destacar con la fórmula yo, la
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verdad, hablo. Esto es cierto, no importa lo que los psicoanalistas piensen, incluso si
quieren pensar algo que no los fuerce a cerrar las orejas a las palabras de la verdad.

La cosa freudiana, Écrits , pag. 401.

51 ¿Qué puede enseñarnos aquí el elemento mismo de la teoría analítica sino que acceder al
acto sexual es acceder a un goce culpable? Incluso y sobre todo si es inocente * el goce
pleno, el del rey de Tebas y del salvador de su pueblo, el que proviene del cetro caído no se
sabe cómo, es sin descendencia. Es por eso que se lo ha olvidado. Brevemente: ¿ese
goce recubre qué? La podredumbre, la que explota al fin en la peste, el rey Edipo ha
realizado el acto sexual, el rey ha reinado, tranquilícense, es un mito, como los otros mitos
de la mitología griega. Hay otras formas de realizar el acto sexual, encuentran en general
su sanción en los infiernos; el de Edipo es el más humano, como decimos hoy, es decir que
se trata de un término que no tiene completamente el equivalente en griego en el que se
encuentra sin embargo, el armario de la ropa del humanismo.**

* Kierkegaard. Temor y Temblor, Guadarrama, Madrid, 1976.


**Heidegger. Carta sobre el humanismo. En: Sartre, El existencialismo es un
humanismo; Heidegger, Carta sobre el humanismo. Ediciones del 80,
Buenos Aires, 1981.

52 ¿Qué océano de goce femenino -yo les pregunto- ha hecho falta para que el navío de Edipo
flote sin anegarse [couler ] hasta que la peste le muestre al fin, de qué está hecho el mar [la
mer ] de su felicidad [bonheur ]?

En francés, juegos de palabras sobre temas marítimos usados también en


otros sentidos.
'couler' es gotear, o también, en otro uso manar; véase en clase anterior, el
'dulzor que mana' en referencia a la leche materna.
la mer es homofónico con la mère , la madre.
'bonheur ' es también 'bonanza' , o sea buen tiempo en el mar.

53 Esta última frase puede parecerles enigmática, es que hay que respetar aquí el carácter de
enigma que debe mantener un cierto saber que es el que concierne al intervalo [empan ]
que marqué aquí como agujero. También, que no hay entrada posible en este campo sin el
franqueamiento del enigma. Es, ustedes lo saben, lo que señala el mito de Edipo, sobre
la noción de que ese saber figura sólo bajo la forma de enigma y sea o no resuelto, este
saber es intolerable para la verdad. Porque la esfinge es lo que se presenta cada vez que
la verdad está en causa, la verdad se arroja al abismo cuando Edipo resuelve el enigma. Lo
que quiere decir que él muestra la superioridad del εποσ (epos) que la verdad no puede
soportar. ¿Qué quiere decir? Quiere decir: el goce en tanto que está en el principio de la
verdad; quiere decir lo que se articula en el lugar del Otro para que el goce del que se trata
de saber, allí donde está, se plantee como cuestionando en nombre de la verdad. Hace
falta que él esté en ese lugar para cuestionar el lugar del Otro. Porque él no cuestiona en
otra parte.

εποσ : palabra, frase, sentenccia, noticia.


54 Todo esto les indica que este lugar que introduje como el lugar en el que se inscribe el
discurso de verdad, no es ciertamente, a pesar de lo que he podido oir en tal o cual, esta
especie de lugar que los estoicos llamaban incorporal. Yo tendría que decir lo que esto es,
a saber precisamente, que es el cuerpo. No es por ahí que avanzaré hoy.
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55 Sea como sea, Edipo sabía mucho de eso que le era propuesto como pregunta, cuya forma
debería retener nuestra perspicacia. ¿La figura simplona de la respuesta no nos engaña
desde hace siglos, con esas cuatro patas, dos piernas y después el bastón de vejestorio
[crulant ] que se agrega al final? ¿No hay en estas cifras otra cosa cuya fórmula
encontraremos mejor siguiendo lo que nos va a indicar la función del objeto a ?

56 El saber es necesario, entonces, para la institución del acto sexual. Es lo que dice el mito
de Edipo. Juzguen a partir de lo que fue preciso que despliegue como potencia de disimulo
Yocasta; porque en los caminos del encuentro con la τυχη (tiké) -que es lo que no se
encuentra sino una vez en la vida- la única que puede llevarnos a la felicidad, Edipo no
ha podido saber más rápido la verdad porque, enfin, durante todos esos años que esa
felicidad perduró, que él haga el amor a la noche en la cama o durante el día, nunca Edipo
debió evocar esta escaramuza bizarra producida en el cruce de caminos [carrefour ] con ese
viejo que sucumbió; además el sirviente que sobrevivió cuando vio a Edipo subir al trono,
desapareció.

Lacan usa la palabra 'carrefour' aunque sabemos, incluso por el mismo


Lacan, que se trata de una bifurcación.

57 Esta imposibilidad del encuentro ¿no está hecha para evocarnos algo? Si Sófocles nos mete
toda la historia del servidor es para evitarnos el hecho de que Yocasta, por lo menos, no ha
podido no saber. Ella lo sabía. Es por eso que ella se mata: por haber causado la pérdida
de su hijo.

58 ¿Qué es Yocasta? ¿Por qué no la mentira encarnada en lo que es del acto sexual, incluso si
nadie ha sabido verlo ni decirlo? Es un lugar al que sólo se accede habiendo separado la
verdad del goce.

59 La verdad no puede hacerse oir allí porque si se hace oir allí todo se esconde y se hace el
desierto. Es un lugar poblado, sin embargo, habitualmente, el desierto, a saber, este campo
X ; hay normalmente un mundo loco: los masoquistas, los diablos, los fantasmas [fantômes
], los espectros [empuses ], las larvas. Alcanza simplemente con que se comience a
predicar, especialmente la insensata prédica [préchi-prêcha] psicoanalítica para que todo el
mundo desaparezca; de eso se trata: desde dónde hablar de eso.
E 104
60 El goce, les dije, no está ahí, está su valor de goce. Esto está dicho por Freud en el mito
en el que revela el sentido último del mito de Edipo, goce culpable, goce podrido, sin duda,
pero todavía no es decir nada si no se introduce la función del valor de goce, es decir de lo
que lo transforma en algo de otro orden; o sea el amo del mito que Freud forja ¿cuál es su
goce? Goza, decimos, de todas las mujeres.
(p 242)
61 ¿Qué decir? ¿No hay ahí algún enigma? ¿Y son estas dos vertientes del sentido de la
palabra gozar que les dije la última vez, vertientes subjetiva y objetiva? ¿Es él el que
goza por esencia? Pero ahora todos los objetos están ahí, de algún modo, huyendo fuera
del campo del sentido. Eso de lo que él goza, importa poco, ¿es el goce del objeto, a
saber, la mujer? Esto no está dicho, se esconde [dérobe ] por la simple razón de que es el
mito que se trata de designar en este punto, en ese campo en el que actúa la función original
de un goce absoluto que, el mito lo dice suficientemente, no funciona si no cuando es goce
matado [jouissance tuée ] o, si quieren, goce aséptico, o todavía, para retomar por mi
cuenta una palabra que he aprendido leyendo a H. Le Bidois que emplean los canadienses:
v.1.1 S XIV Cl 17 26/04/67

la palabra canne ; jerricane . (Ellos emplean la palabra cannée , he ahí un buen franglés).
Un goce enlatado [une jouissance cannée ].

El verbo canner , 'enlatar'; es un americanismo franco-canadiense, del inglés


can , 'lata'. Jerricane es un anglicismo, de la segunda guerra, literamente
'bidón alemán', de Jerry , 'alemán' y can , 'lata' o 'envase'; nombre de un
bidón cuadrado de veinte litros para transportar combustible.

62 He ahí lo que Freud nos designa con el mito del padre y su asesinato, nos designa como
siendo la función original sin la cual no podemos avanzar sin concebir lo que va a ser
nuestro problema, a saber, lo que juega en las operaciones gracias a lo cual se
intercambian, se economizan, y se invierten las funciones del goce tal como nosotros
tenemos que afrontarlas en la experiencia psicoanalítica. Es con eso que continuaremos a
partir del 10 de mayo.

'Se economizan' debe querer decir 'se hacen funciones de la economía


(libidinal)' y no que se ahorran.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 18 10/05/67
E 105
(p 245)
1 Ante todo quiero avisarles que a mi pesar no daré el seminario el miércoles próximo porque
hay huelga y a pesar de todo, por mi parte, voy a respetarla, a pesar de las incomodidades
que nos dará. No habrá entonces seminario sino en quince días, el 24 de mayo.

2 ¿Alguien tiene alguna observación que hacerme sobre lo dicho en la última reunión?
¿Alguno ha reflexionado sobre lo que he escrito en el pizarrón? No parece. No sé si debo
o no tomarme un respiro por eso [en respirer ], a causa de la profunda distracción con la
que se recibe lo que hago inscribir. Me hice mala sangre por haber escrito en el pizarrón la
fórmula de a y a continuación, el valor de 2,236... . Yo me permití algún humor sobre la
tabla de logaritmos, hubiera sido mejor precisarles que lo que había escrito, no era el valor
de a sino de √5. Uno no se imagina que a sea 2,... (es una cifra más elevada que 6/10);
es útil conocerla cuando quieran inscribir sus longitudes, esas líneas de las que me sirvo
ponen en una proporción exacta la longitud de a al lado de la definida para equivaler a la
unidad.

El valor es a = 0,618.....

3 El segundo error que cometí es que al final de una larga serie de igualdades, precisamente
la que se inscribe por (1+a)/1, al final yo escribí 1-a mientras que había que escribir 1/a.

Ver las notas correspondientes en la Clase 17.

4 Continuamos avanzando en el objeto de este año y seguramente esta lógica que elaboro
bajo el nombre de lógica del fantasma tiene un fin que muchas veces he definido, que hace
falta que venga a aplicarse sobre lo que no podría ser una obra de cribado, sino,
hablando propiamente, de crítica contra lo que se afirma en cierto nivel de experiencia y
bajo una forma teórica que quizá pueda ser errónea.
(p 246)
5 En esta línea he puesto para vuestro uso la obra que me había parecido importante en el
momento que surgió; es accesible a todo el mundo, ya que fue traducida al francés bajo el
título de Nevrose de base. Es de alguien a quien no le falta talento ni penetración,
Bergler. Obra que les recomiendo a título de ejemplo, de soporte ocasional de lo que puede
servir en este trabajo. Recomendarla a título de ejemplo no es recomendarla a título de
modelo. Es, sin embargo, una obra de gran mérito a pesar de no ser por esa vía que
veremos esclarecerse la naturaleza de la neurosis. No es decir tampoco, que no se haya
percibido ahí algún fundamento esencial.

5a Las nociones de estructura que están en primer plano (que, además, en el sentido en que
empleo esta palabra, no son privilegio de este autor), lo que se enuncia en esta noción de
estrato, que por la misma razón apila de lo superficial a lo profundo, o inversamente de lo
profundo a lo superficial; principalmente aquella de donde parte el autor, a saber en el caso
que examina, pero aún hace falta agregar que las considera como las más numerosas en la
neurosis. Los casos definidos, según él, por lo que llama regresión oral, se definen por algo
que después de todo no tengo razón -porque es el resumen en algunas líneas- de no tomar
prestado de su texto, eso sería más seguro:

6 "Los neuróticos hacen surgir constantemente la situación del


triple mecanismo en la oralidad que tenemos aquí:
v.1.1 S XIV Cl 18 10/05/67

1) “Me crearé el deseo masoquista de ser rechazado por mi madre, creando o


deformando situaciones en las que algunos sustitutos de la imagen preedípica
de mi madre rehusarán mis deseos.`"

Esta es la capa más profunda, la de acceso más difícil, contra cuya revelación el sujeto se
defenderá con más fuerza y por más tiempo. (Digo esto para los oyentes más novicios de
esta sala).

2) “No seré conciente de mi deseo de ser rechazado y de que soy el autor de


este rechazo, veré solamente que tengo razón de defenderme. Mi indignación
está justificada, así como la seudo agresividad que testimonio frente a esos
rehusamientos.”
3) “Después de lo cual me apiadaré de mí, en razón de que tal "injusticia" no
pueda llegar más que a mí, y gozaré una vez más de un placer masoquista.”

7 Salteo lo que Bergler agrega sobre lo que llama el punto de vista clínico, singular
diferenciación que por otra parte considera como resumen de la génesis del triple elemento
genético. Forma o aspecto clínico que se define para nosotros por la intervención de un
Superyó, cuya vigilancia consiste en mantener la presencia del elemento que aquí designa
como masoquista, como elemento siempre activo, en el mantenimiento de la defensa.
(p 247)
8 Este segundo punto de vista es en sí mismo, discutible; no lo haré hoy. Lo que hoy
adelanto sobre este tema es: que en ninguna parte está articulado en qué esto -que por otra
parte es justo- que en la pulsión oral el sujeto, decimos, quiera ser rehusado, porque no es
verdad decir que la pulsión oral consiste en querer obtener principalmente el seno. Si la
observación es fundada, en su posición radical, en ningún punto de este trabajo, Bergler da
cuenta de ninguna manera, de lo que esto quiere decir con relación a una pulsión definida
como oral, y el por qué de alguna manera al comienzo lo que parece tendencia natural es
así invertido. Punto importante ya que el sujeto argumentará su posición natural para
sostener esta agresividad, que Bergler denomina justamente seudo, ya que no lo es,
dejando abierto de qué se trata al nivel de una agresividad que no sería seudo.

9 Como sobre este tema he introducido un registro que es, hablando propiamente, el del
narcisismo (equivalente a lo que en la teoría ordinariamente establecida se llama
narcisismo secundario), yo he puesto ahí la agresividad como su dimensión constitutiva y
como distinta, a este título, de la pura y simple agresión. Nos encontramos con un abanico
de nociones desde la pretendida agresión, que no conviene casi en ningún caso cuando se
trata de fenómenos neuróticos, el de la agresividad narcisista, por fin, esta seudo
agresividad que especifica Bergler como basándose en cierto nivel de la neurosis oral...
Apunto, simplemente, estas distinciones sin darles por ahora el desarrollo que conviene.
E. 106
10 Sea cual fuera la cuestión, se plantea lo que conviene mantener como estatuto, hasta el
presente mantenido como agresivo, de cierto tiempo de la pulsión oral y por qué en la
neurosis oral este acento de el ser rehusado es planteado por Bergler como el más radical.

11 El alcance de mis señalamientos no es zanjar la cuestión, por el hecho de que zanjarla


implicaría buscar de qué habla, a saber, de qué neurosis, de qué momento. Pero esto que
falta en un abordaje teórico, o sea, si no hubiera que decidirse precisamente en el punto
donde las cosas se detienen, a saber, sobre lo que quiere decir y por qué es pertinente el
término ser rehusado.
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12 Ser rehusado sugiere algún suspenso cuestionante ¿Ser rehusado a qué título? ¿en tanto
qué? No tenemos que suponer, en el umbral de la teoría analítica, algo nuevo diferente de
lo que ocurre cuando nos presentamos en una relación [relation ], por ejemplo, que se
calificará de intersubjetiva.

13 Ustedes saben respecto de esto, lo que ha podido ser afirmado en un modo de pensamiento,
que es el hegeliano, del cual Sartre mismo, arrancando una rama, ha acentuado: que en un
cierto nivel, él puede tomar como aquel que ha sido calificado por la exclusión radical y
mutua de las conciencias, el carácter incompatible de sus coexistencias, de esto que es o él
o yo, lo que surgiría desde que hablando propiamente, aparece la dimensión del sujeto.
(p 248)
14 Es bastante decir también, cuánto este relieve, del cual, bajo el alcance de las críticas, se
puede avanzar en la génesis inicialmente tomada en la lucha a muerte, lucha a muerte que
toma su estatuto de esta concepción radical del Sujeto como absolutamente autónoma,
como la de Selbstbewußtsein. ¿Se trata de algo de este orden? No lo parece porque todo
lo que nos aporta la experiencia psicoanalítica con respecto al estadio oral hace intervenir
en él otra dimensión, precisamente esta dimensión corporal de la agresividad oral, de la
necesidad [besoin ] de morder y del miedo a ser devorado.

15 ¿El ser rehusado hay que tomarlo en esta ocasión, como relativo al objeto a ? En verdad,
veríamos fácilmente en eso su justificación en : que ser rehusado sería, en este registro,
hablando propiamente, salvarse a sí mismo del engullimento por el partenaire materno.
Sería tal vez demasiado simple responder así a la pregunta del estatuto del ser rehusado y
decir que es demasiado simple está suficientemente subrayado por esto, dos veces repetido
en los renglones que acabo de leerles de Bergler y que asocia a esta neurosis oral, como
siendo esencial, la dimensión del masoquismo. El ser rehusado en cuestión, es
rehusamiento de derrota, es un rehusamiento humillante, escribe todavía el autor, y es en
esto que él se permite introducir la etiqueta de masoquismo, que él califica de masoquismo
psíquico, consagrando de alguna manera el uso arbitrario del término masoquismo. No
digo que no haya en el texto de Freud pretexto para introducirlo, pero está tomado con un
uso donde de ahora en más es corriente, y hablando con propiedad, ruinoso.

16 La alusión de la referencia al objeto al nivel de este rehusamiento, sólo ahí está lo que
podría justificar la introducción de la dimensión del masoquismo en este nivel. Es inexacto
decir que lo que caracteriza al masoquismo es el lado penoso, asumido como tal en una
situación. Abordar las cosas bajo este ángulo culmina en este abuso de hacer de la
dimensión sadomasoquista el registro esencial, por ejemplo, de toda relación analítica.

17 Hay ahí una verdadera perversión, tanto del pensamiento de Freud como de la teoría y de la
práctica y esto es, hablando propiamente, insostenible, cuando la dimensión del
masoquismo es definida sin duda, por el hecho de que el sujeto asume una posición de
objeto (en el sentido más acentuado que le damos a la palabra objeto), para definirlo como
este efecto de caída [chute], de desecho [déchet], de resto del advenimiento subjetivo.
El hecho de que el masoquismo instaure una situación reglada de antemano en sus detalles,
que pueden llegar hasta hacerlo permanecer bajo una mesa en la posición de un perro; esto
forma parte de una puesta en escena [mise en scène], de un escenario que tiene su sentido y
su beneficio, que está incuestionablemente en el principio de un beneficio de goce,
cualquiera sea la nota que podamos agregarle respecto del mantenimiento, el respeto de la
integridad del principio de placer.

18 Que este goce esté estrechamente ligado a una maniobra del Otro, que se expresa lo más
comúnmente bajo la forma de contrato -cuando digo de contrato, quiero decir contrato
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escrito- es algo que dicta, al mismo tiempo, al Otro y mucho más al Otro que al
masoquista mismo, su conducta. Es esto lo que debe instruirnos respecto de la relación que
da su especificidad, su originalidad, a la perversión masoquista y que está altamente hecha
para aclararnos hasta en su fondo sobre la parte en la que juega el Otro, en el sentido en
que entiendo este término, yo entiendo el Otro en tanto que lugar en el que se despliega
en la ocasión, una palabra que es una palabra de contrato.
(p 249)
19 Reducir el uso del término masoquismo después de esto, a ser algo que se presenta
simplemente como siendo una excepción, una aberración al acceso del placer más simple;
es algo de naturaleza tal como para engendrar todos los abusos de los cuales el primero es
éste, para el cual no creo emplear un término demasiado fuerte ni inapropiado, relevando
en las líneas de Bergler, de una punta a la otra de este libro notable, lleno de observaciones
muy elaboradas y todas muy instructivas, relevando sin embargo, algo que llamaré una
exasperación, que no está lejos de realizar una actitud malvada desde el punto de vista de
los enfermos, todas esas personas que él llama, como si no hubiera ahí un gran error de su
parte, coleccionistas de injusticias. ¡Como si nosotros estuviéramos, después de todo, en
un mundo donde la justicia fuera un estado tan ordinario que haga falta verdaderamente,
poner de sí para tener algo de que quejarse!

20 Estos coleccionistas de injusticias, entre los que seguramente descubre su operación más
secreta en el hecho de ser rechazados, pero después de todo, no podemos nosotros mismos
no emitir contra Bergler esta idea: que en ciertos casos, después de todo, ser rechazado,
como por otra parte, ya lo hemos mostrado suficientemente en el fantasma, es otra cosa.
Yo hablo aquí de la realidad. Es mejor de tiempo en tiempo ser rechazado que ser aceptado
demasiado rápido. Por ejemplo: tal persona que no demanda sino adoptarlos, no es siempre
la mejor solución hacerlo, no se puede siempre escapar a eso. ¿Por qué esta parcialidad
que de alguna manera implica que estaría en la naturaleza de las cosas, en la buena
pendiente, hacer siempre todo lo que sea preciso para ser admitido? Esto suponiendo que
ser admitido es siempre beneficioso. Esto no deja de ser de naturaleza inquietante, por no
parecernos en la ocasión indicado para señalar: tal cosa que puede ocurrir en el mundo
como como por ejemplo en este momento, en un pequeño distrito del sudoeste de Asia.
¿De qué se trata? Se trata de convencer a cierta gente de que se han equivocado
completamente por no querer ser admitidos en los beneficios del capitalismo. Ellos
prefieren ser rechazados.

21 Es a partir de este momento, parece, que deberían plantearse preguntas que tienen alguna
significación.

22 Y precisamente: esta, por ejemplo, que nos mostraría -pero no es hoy que daré este paso-
si Freud ha escrito en alguna parte que la anatomía es el destino, habrá quizás un momento
en que cuando se haya vuelto a una sana percepción de lo que Freud ha descubierto, se dirá,
no diría la política es el inconciente, sino simplemente, que el inconciente es la política.

23 Quiero decir que lo que liga a los hombres entre ellos y lo que los opone es precisamente
un costado de esto que intentamos articular ahora, la lógica. Porque es a falta de esta
articulación lógica que estos deslizamientos pueden producirse, que hacen que antes de
darse cuenta de que para que ser rechazado, sea esencial como dimensión para el
neurótico, es preciso en todos los casos esto: que él se ofrezca.

23a Como lo escribí en alguna parte, tanto el neurótico como lo que hacemos nosotros mismos
y con razón porque estos son los caminos que seguimos, eso consiste en la oferta de
intentar formular la demanda y, bien entendido, tal operación ni en la neurosis ni en la
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cura analítica tiene éxito siempre, sobre todo si ella es conducida torpemente. Esto es
también por otra parte por naturaleza, porque ningún discurso analítico deja de presentar
para nosotros la ocasión de darnos cuenta, interrogándolo, que lo que él implica en un
cierto discurso inocente, en el que él no sabe nunca, este discurso analítico, hasta donde va
en lo que articula; esto nos permitiría darnos cuenta, en efecto, que si la clave de la
posición neurótica tiene que ver con esta relación estrecha a la demanda del Otro, en tanto
que intenta hacerla surgir como yo lo diría, es porque él se ofrece y que vemos al mismo
tiempo el carácter fantasmático y por lo tanto, caduco de este mito introducido por la
predicación analítica que se llama la oblatividad. Es un mito de neurótico.
(p 250)
24 ¿Qué es lo que motiva estas necesidades [besoins ] que se expresan en estos sesgos
paradójicos y siempre tan mal definidos, si se los remite pura y simplemente al beneficio
recogido o no de su consecuencia, la realidad? Si se omite esta primera etapa esencial, sólo
a la luz de la cual -yo digo etapa- lo que surge de este resultado en lo real, puede juzgarse,
es la articulación lógica de la posición neurótica en el caso presente tanto como en todos
los otros. Sin una articulación lógica que no haga intervenir ningún prejuicio de lo que hay
que anhelar para el sujeto ¿qué saben ustedes de eso?; ¿qué saben ustedes de eso si el sujeto
tiene necesidad [besoin ] de casarse con tal o cual; si él ha fracasado en su matrimonio, en
tal vuelta, si no es para él una disposición [veine ]? ¿por qué se meten ustedes? Dicho de
otro modo, entonces, la única cosa con la que ustedes tendrían que ver es con la estructura
lógica de eso de lo que se trata. De eso de lo que se trata, precisamente, en una posición
como aquella, para calificarla, del deseo de ser rechazado: es a saber, lo que el sujeto en
este nivel persigue, cuál es para el neurótico la necesidad [necessité ], el beneficio que hay,
tal vez, al ser rechazado. Rotularlo ahí, además, con el término masoquista es, en esta
ocasión, introducirle una nota peyorativa, seguida inmediatamente -lo señalé recién- por
una actitud directriz del analista que puede llegar, en ocasiones, hasta volverse
persecutoria.

25 He aquí por qué es completamente necesario retomar las cosas como entiendo hacerlo este
año y ya que estamos aquí recordar que si partí del acto sexual en su estructura de acto, es
en relación a esto: el Sujeto no aparece sino en la relación de un significante a otro
significante y esto exige de estos significantes, el material. Hacer un acto es introducir una
relación de significante por la que la coyuntura se consagra como significativa, es decir,
como una ocasión de pensar. Esto pone el acento sobre el dominio de la situación por lo
que se imagina que es la voluntad que preside el fort-da del juego del niño, por ejemplo.
No es el lado activo de la motricidad que está ahí, la dimensión esencial, este lado activo de
la motricidad no se despliega sino en la dimensión del juego, es su estructura lógica la que
distingue esta aparición del fort-da tomado como ejemplar y convertido ahora en un lugar
común [bateau ]. Es porque es la primera tematización del significante bajo la forma de
oposición fonemática de ciertas situaciones que se pueden calificar de activas, sólo en el
sentido de que de ahora en adelante, llamaremos activo a lo que tiene (en el sentido en que
lo he definido) la estructura del acto.

26 La puesta en cuestión del acto en esta relación [relation ] tan distorsionada, escondida,
excluida, puesta a la sombra que es la relación [relation ] entre dos seres pertenecientes a
dos clases que son definidas para el estado civil, y para el consejo de conscripción [révision
], porque precisamente, nuestra experiencia nos ha enseñado a ver (por no ser
absolutamente evidente para la vida familiar, por ejemplo, que está bastante enredada), lo
que define al hombre y a la mujer. La teoría y la experiencia analítica aportan aquí la
noción de satisfacción, quiero decir, como esencial a este acto.Satisfacción, en el texto de
Freud: Befriedigung: lo que introduce la noción de una paz sobreviniente.
(p 251)
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27 ¿Esta satisfacción es la satisfacción de la descarga, de la detumescencia? Satisfacción


simple en apariencia y completamente propia para ser decepcionada. Sin embargo, es
claro que todo lo que desarrollemos en términos más o menos propios o impropios, implica
que la satisfacción -puesto que distinguimos, por ejemplo, la que sería de orden
pregenital de la que es genital- implica otra dimensión, aquella implicada incluso por esta
diferencia.
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E 108
27a De entrada, seguramente, que un término como el de la relación de objeto sea aquí
impuesto, es obvio. Lo que no le quita nada al carácter bufonesco de lo que ocurre cuando
se intenta inscribir este término, variarlo, escalonarlo según el más o el menos de
comodidad en el que se inscribe la relación [relation ]; porque no se trata de otra cosa
cuando se distingue la relación [relation ] genital, cuando se habla de la pretendida ternura
de la cual se podría fácilmente -me vanaglorio de hacerlo- decir que no es en ningún caso
sino la reversión de un desprecio y por otra parte que se acentúa ahí la presencia de la
pretendida ruptura del duelo, por ejemplo. El progreso de la relación [relation ] sexual en
tanto que ella se volvería genital, sería que uno estaría mucho más cómodo para pensar de
la pareja: "podés reventar".

28 Tomemos las cosas sobre otro plano más serio: ¿a qué satisface el acto sexual? Se puede
responder, legítima y simplemente, al placer.

29 Conozco un sólo registro en el que esta respuesta sea plenamente sostenible, es un el plano
ascético sostenido en la historia por Diógenes, que hace el gesto público de la masturbación
como signo de esta afirmación teórica de un hedonismo, en razón misma de este modo de
satisfacción cínica que se puede considerar como un tratamiento médico del deseo. No
deja de cobrar una cierta ganancia; puesto que hace un momento introduje la dimensión
política, cosa curiosa, es completamente sensible que este tipo filosófico se excluya él
mismo, como se ve no solamente en las anécdotas sino en la posición del personaje en su
tonel, habiendo tenido un visitante como Alejandro, que se contenta con una exclusión de
la dimensión de la ciudad.

30 Hay algo ahí de lo que haríamos mal en sonreír, es una cara, hablando propiamente
ascética, un modo de vivir, no es tan corriente como parece; no se nada de eso, no lo he
intentado.

31 Será preciso no olvidar este lugar de placer, de la menor tensión. Sólo que es claro que no
es suficiente este lugar, que muchos otros modos, una muy grande variedad de modos,
aparecen de satisfacción al nivel de la búsqueda implicada por el acto sexual. Aquella a la
cual da cuerpo nuestro curso de este año es esta: de la imposibilidad de captar el conjunto
de estos modos fuera de un escrutinio lógico, único capaz de reunir en sus variedades tanto
como en su amplitud, los diferentes modos de satisfacción; el conjunto del que se trata
instaura lo que llamaremos provisoriamente y bajo reserva, un ser masculino y un ser
femenino, en este acto fundante que hemos evocado en el comienzo de nuestro discurso de
este año, llamándolo acto sexual. Si he dicho que no hay acto sexual, es en el sentido en
que este acto juntaría bajo la forma de una repartición simple, evocada en la técnica como
aquella del cerrajero bajo la apelación de piezas macho o hembra. Es esta repartición
simple, si se puede decir, inaugural por la que la subjetividad se engendraría como tal,
macho o hembra.
(p 252)
32 Yo subrayé en su tiempo y en su lugar el famoso tú eres mi mujer*, es claro que no
alcanza que yo lo diga para que yo quede como su hombre. Pero en fin, eso alcanzaría, que
eso no resolvería nada, que yo me funde como su algo. Es un voto de pertenencia, que no
es un pacto, al menos un pacto de preferencia como mínimo. Eso no sitúa absolutamente
nada del hombre ni de la mujer. Lo más que se puede decir es que son dos términos
opuestos, el uno al otro y entonces, después de todo, uno no está satisfecho. Es
indispensable que haya dos. Pero lo que es cada uno o cada una, está completamente
excluido del fundamento de la palabra; en cuanto a lo que es de la unión matrimonial, si
ustedes quieren, de toda cierta dimensión, hasta la dimensión del sacramento, eso no
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cambia absolutamente nada de lo que se trata, es a saber, del Ser del hombre o de la mujer.
Eso deja en particular tan completamente de lado la categoría de la femineidad, -porque he
tomado el ejemplo tú eres mi mujer- que no es nunca malo remitirse a este ejemplo del
maestro mismo del psicoanálisis, del que se puede decir que para él este pacto era
extraordinariamente prevalente. La cosa ha asombrado a todos los que se han aproximado.
Uxorious, uxorieux , así clasifica Jones siguiendo a tantos otros, pero, del cual no es un
misterio tampoco, que su pensamiento ha chocado hasta el fin sobre el tema: ¿Qué quiere
una mujer? lo que quiere decir: ¿qué es ser una mujer?

*Homofónico de "tuer ma femme" [matar a mi mujer]. Homofonía con la que


Lacan juega varias veces.

33 Es preciso agregar que desde hace sesenta y siete años los cuentos psicoanalíticos no han
hecho nada para que sepamos más sobre el goce femenino, aunque de la mujer, de la madre
-no se sabe demasiado como uno se expresa- hablamos sin parar, es algo que vale la pena
que se lo observe.

34 Es por eso que es importante darse cuenta y [con] este esquema heurístico que les dí bajo la
forma del a , del Uno , que sigue y del Otro les recuerdo lo que es la moneda corriente de
lo que articulamos en el curso de las reuniones: que el acto sexual implica un elemento
tercero en todos los niveles. A saber por ejemplo, que lo que se llama la madre en el
Edipo, a la cual está abrochada toda la degradación de la vida amorosa, en todos los casos,
la prohibición que permanece siempre presente en el deseo por este hecho. O aún, el falo,
en tanto que él debe faltar a quien lo tiene, es decir al hombre, en tanto que el complejo de
castración quiere decir algo que no salió a la luz, pues implica que inventamos a su
propósito el alcance de una negación especial: si él no la tiene en el registro y en tanto que
el acto sexual puede existir, eso no es decir, sin embargo, que él lo pierde. El tema de esta
negación podrá, espero, ser abordado antes de fin de año.

(p 253)
35 Que este falo, por otra parte, deviene el ser del partenaire que no lo tiene, es aquí que
encontramos sin duda la razón por la que Aristóteles (tan sometido a la gramática
proyectiva, como él era, nos diga desarrollando el abanico, la lista, el catálogo de las
categorías, después de haber dicho todo, la cantidad, ποιον (poión), la cualidad,
ποσον (posón), la ποτε (poté), .... y todo lo que sigue, no lo haya indagado, aunque la
lengua griega esté, como la nuestra, sometida a lo que Pichón llama sexo-apariencia [sexui-
semblance ] a saber que hay el sillón y la foto [le fauteil et la photo ]. Diviértanse
invirtiendo la ortografía. Eso los divertirá en una dimensión completamente disimulada de
la relación analítica: la photeil et le fauto . ... Como sea, Aristóteles nunca pensó en
sostener a propósito de ningún ente, de saber si había una categoría del sexo; algo que no
era, como se dice, guiado por la gramática; o bien hay una omisión, alguna razón.

36 Ella está, probablemente, ligada a esto, que cuando yo hablé de ser femenino o de ser
masculino, había ahí un empleo escondido, a saber, que el ser es, como dice Pichón
insexuable, que la quiddidad del sexo del ser faltante, dice que tal vez no haya sino el falo.
Eso explicaría, en todo caso, muchas cosas, en particular esta lucha salvaje que se establece
alrededor, y que es la razón visible sino la última, de lo que se llama: la lucha de los sexos.
Creo también que la lucha de los sexos, es algo de lo cual, por otra parte, la historia
demuestra, que los analistas son los más superficiales de los que se han detenido ahí.
E 108
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37 Si embargo queda que una cierta αληθεια (aleteia) a tomar con el sentido y con el
acento que le da Heidegger, Verborgenheit, que hay, hablando propiamente, que instaurar
en cuanto a eso de lo que se trata respecto del acto sexual. Es lo que justifica el empleo de
este esquema por nosotros, para no confundirlo con otras cosas que conciernen a la función
del corte, del que les he dicho otras veces que tal como lo simbolizo hago jugar ahí el plano
proyectivo; pretendo no hacer una metáfora sino hablar del soporte real de eso de lo que se
trata.

a Un o Ot r o
Verborgenheit es ocultamiento, Heidegger interpreta aleteia como
desocultamiento y la traduce por Unverborgenheit

38 Este a , este Uno, este Otro; esta trinidad muy simple alrededor de la cual pueden y deben
desarrollarse un cierto número de puntos que tenemos que poner en relieve a propósito de
esto, respecto de lo que eso es, de lo que se remite al sexo, lo que es del síntoma y lo que
entiendo hacerles escuchar; no podría demasiado repetir las cosas cuando se trata de una
categoría nueva, repetir lo que ha de servir de base.

39 El Uno. para comenzar por el medio, es el más litigioso en lo atinente a la pretendida unión
sexual. Es decir, el campo donde es puesto en cuestión saber si se puede producir el acto
de partición que necesitaría la repartición de las funciones definidas como macho y
hembra.

40 Hemos dicho ya, con la metáfora del caldero que he recordado la última vez, que hay aquí
provisoriamente algo que no podemos designar más que por la presencia de un agujero.
Hay algo que no encaja, que no es obvio y que es lo que recordé recién: el abismo que
separa toda promoción, toda proclamación, de la bipolaridad macho y hembra, de todo lo
que nos da la experiencia que concierne al acto que la funda.
(p 254)
41 Quiero hoy establecer que es desde ahí desde este campo Uno, desde este uno
ficticio, desde este uno al que se aferra toda una teoría analítica de la cual me han
escuchado muchas veces denunciar sus falacias. Importa plantear que es desde este campo
designado, numerado uno, no asumido como unificante (por lo menos hasta que hayamos
hecho la prueba), es desde ahí que habla toda verdad, en tanto que para nosotros, analistas
y para muchos otros antes incluso de que hayamos aparecido, aunque no hace mucho
tiempo para un pensamiento que data después de todo del giro marxista, la verdad no tiene
otra forma que la del síntoma.

42 El síntoma, es decir, la significancia de las discordancias entre lo Real y eso por lo cual él
se da, la ideología, si quieren, pero con una condición: es que para este término ustedes
lleguen a incluir la percepción misma. La percepción es un modelo de la ideología, es un
cedazo en relación a la realidad. ¿Por qué nos llamaría la atención si todo lo que existe de
la ideología, desde que el mundo está lleno de filósofos, nunca fue construido sino sobre
una reflexión primera que se apoyaba sobre la percepción?

43 Vuelvo a lo que Freud llamaba el río de barro respecto del más vasto campo del
conocimiento; toda esta parte del conocimiento que inunda, del cual emergemos apenas
para nombrar con el término de conocimiento místico, en la base de todo lo que se
manifestó en el mundo de este orden: no hay sino acto sexual, revés de mi fórmula, no
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hay acto sexual. La posición freudiana, es completamente superfluo pretender remitirse a


ella en lo que sea si no se la toma a la letra: que en la base de todo lo que aportó hasta el
presente de satisfacción, el conocimiento -digo el conocimiento, lo he llamado místico
aquí, para distinguirlo de lo que ha nacido en nuestros días bajo la forma de la ciencia-, de
todo lo que es del conocimiento, no hay en su principio, sino sexualidad.

44 Leer en Freud que hay en el psiquismo funciones desexualizadas, quiere decir que es
preciso buscar el sexo en su origen. Eso no quiere decir que hay lo que se llama en cierto
lugar, por necesidades políticas, la famosa esfera no conflictual; por ejemplo un yo más o
menos fuerte, más o menos autónomo que podría tener una aprehensión más o menos
aséptica de la realidad.

45 Decir que hay relaciones a la verdad, digo la verdad de que el acto sexual no interesa, esto
es propiamente lo que no es cierto. No lo hay.

46 Me excuso por estas fórmulas, a propósito de las cuales yo no les sugiero sino su filo, tal
vez un poco demasiado vivamente expuesto. Pero, de entrada, me he hecho a mí mismo
esta observación completamente simple: que todo eso está implicado en todo lo que
enuncié en tanto que yo sé lo que digo, pero yo hago también esta observación de que el
hecho de que yo sepa lo que digo no alcanza para que ustedes lo reconozcan. Porque en el
fondo la única sanción de que yo sé lo que digo es lo que no digo; esto no es mi suerte
propia, sino la de todos aquellos que saben lo que dicen.

46a Eso es lo que vuelve la comunicación tan difícil -es lo que se dice y se lo dice- pero en
muchos casos es preciso considerar que es inútil porque nadie observa que el nervio de lo
que ustedes tienen para hacer oir es que ustedes no lo dicen nunca. Es lo que los otros
dicen que continúa haciendo su ruido y aún más, entraña efectos, es lo que nos fuerza de
tiempo en tiempo, e incluso más frecuentemente que de lo que nos toca [à notre tour ], a
emplearnos en el barrido; una vez que uno se ha comprometido en esta vía, uno no tiene
ninguna razón para terminar, hubo en otro tiempo un tal Hércules que, según parece,
terminó su trabajo en la caballeriza de un llamado Augias, es el único caso que conozco, la
limpieza de las caballerizas.

47 Sin embargo, cuando se trata de cierto dominio (no hay sino un solo dominio, parece y no
estoy seguro que no tenga relación con el acto sexual, en tanto que interesa a la verdad),
está la matemática en el punto en donde confluye con la lógica, pero creo que es lo que
permitió a Russell decir que no se sabe nunca si lo que se afirma es verdadero. Si yo digo
muy simplemente verdadero, es verdadero de hecho a partir de una posición definicional de
la verdad. Si tales y tales axiomas son verdaderos, entonces un sistema se desarrolla del
que hay que juzgar si es o no consistente.

48 ¿Cuál es la relación de esto con lo que acabo de decir, o sea, con la verdad en tanto ella
necesitaría la presencia, la puesta en cuestión del acto sexual como tal? No estoy seguro,
aún después de haber dicho esto, de que este maravilloso, este sublime despliegue moderno
de la lógica matemática, no tenga ninguna relación con el suspenso de si hay o no un acto
sexual.
E 110
49 Alcanzaría con entender el gemido de un Cantor; es bajo la forma de un gemido que en un
momento dado de su vida él enuncia que no se sabe que la gran dificultad, el gran riesgo de
la matemática, es ser el lugar de la libertad. Se sabe que Cantor lo ha pagado muy caro.
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50 De modo que la fórmula: lo verdadero concierne a lo real en tanto ahí estamos


comprometidos por el acto sexual, por este acto sexual del que afirmo de entrada que uno
no está seguro de que exista, aunque no haya otra cosa que él que interese a la verdad; me
parecería la fórmula más justa en el punto al que llegamos; entonces el síntoma, todo
síntoma, es en este lugar del Uno agujereado que se anuda. Es en esto que comporta
siempre -por asombroso que nos parezca- su cara de satisfacción, digo el síntoma.

51 La verdad sexual es exigente, es mejor satisfacerla un poco más que lo suficiente desde el
punto de vista de la satisfacción; a este título, un síntoma podemos concebir que sea más
satisfactorio que la lectura de una novela policial. Hay más relaciones entre un síntoma y
el acto sexual que entre la verdad y el yo no pienso fundamental del cual les he recordado
al comienzo de estas reflexiones que el hombre aliena en él su yo no soy, demasiado poco
soportable. Es eso en relación a lo cual nuestra coartada del ser rechazado de hace un
rato, aunque no sea muy agradable, puede parecernos más soportable. Ahora, terminamos
por ahora con el Uno, era preciso que lo indique aquí.

52 Pasemos al Otro como el sitio donde toma su sitio el significante. Porque no les he dicho
hasta aquí, que el significante estaba ahí. Porque el significante sólo existe como
repetición, porque es él quien hace venir la cosa de la que se trata como verdadera. En el
origen no se sabe de donde salió, no es nada más que este rasgo que es también corte, a
partir del cual la verdad puede nacer.

53 El Otro es el reservorio del material para el acto; el material se acumula, muy


probablemente por el hecho de que el acto es imposible. Cuando digo eso no digo que no
existe, no alcanza para decirlo, porque lo imposible es lo Real, simplemente, lo Real puro.
La definición de lo posible exige siempre una primera simbolización. Si excluyen esta
simbolización, les aparecerá como más natural esta fórmula: lo imposible es lo real.
(p 256)
54 Es un hecho que no se ha probado la posibilidad del acto sexual, en ningún sistema formal.
¿Qué prueba que no se lo pueda probar? Ahora que sabemos muy bien que la no
decidibilidad no implica de ningún modo, irracionalidad; que se define, que se cierne
perfectamente bien, que se escriben volúmenes enteros sobre este dominio del estatuto de
la no decidibilidad y que se la puede perfectamente definir lógicamente. En este punto,
ahora, ¿qué es ese Otro? ¿cuál es su sustancia? Me dejé decir -aunque en verdad es
preciso creer que me deje, de menos en menos decir, porque no lo oigo más- durante un
tiempo, que yo camuflaba en este lugar del Otro lo que se llama agradablemente, ¿por qué
no? el espíritu. Lo enojoso es que es falso. El Otro, en el fin de los fines, ustedes no lo
han adivinado todavía, es el cuerpo.

55 ¿Por qué llamaríamos a algo como un volumen, un objeto, en tanto que sometidos a la ley
del movimiento, en general, un cuerpo? ¿Por qué hablaríamos de la caída de los cuerpos?
¡Qué curiosa extensión de la palabra cuerpo! ¿qué relación hay entre una pequeña bola que
cae de la Torre de Pisa y el cuerpo? Si no es a partir de esto: que es de entrada el cuerpo,
nuestra presencia de cuerpo animal, es que es el primer lugar donde poner inscripciones; el
primer significante, como todo está ahí para sugerírnoslo en nuestra experiencia -salvo que
ponemos pasión siempre en las cosas: cuando se habla de la herida, se agrega narcisística y
se piensa inmediatamente que eso debe muy bien fastidiar al sujeto que es naturalmente un
idiota-, no se les ocurre que el interés de la herida sea la cicatriz.

56 La lectura de la Biblia debería servir para recordarnos con los juncos puestos en el fondo
del arroyo donde van a pastar los rebaños de Jacob, que los diferentes trucos para
imponerle la marca al cuerpo no vienen de ayer, que si no se parte de la idea de que el
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síntoma histérico, bajo su forma más simple no tiene que ser considerado como un misterio
sino como el principio mismo de toda posibilidad significante, que no hay que romperse la
cabeza, que el cuerpo está hecho para escribir algo que se llama la marca. El cuerpo está
hecho para ser marcado, lo hemos hecho siempre y el primer comienzo del gesto de amor
es siempre, un poquito, esbozar, más o menos, este gesto.

57 Dicho esto, ¿cuál es el primer efecto, el efecto más radical de esta irrupción del Uno en
tanto que representa el acto sexual al nivel del cuerpo? Y bien es lo que hace, por lo
menos, nuestra ventaja sobre un cierto número de especulaciones dialogadas sobre las
relaciones de lo Uno y lo Múltiple, sabemos que no es del todo tan dialéctico como eso.
Cuando este Uno hace irrupción en el campo del Otro, es decir, a nivel del cuerpo, el
cuerpo cae en pedazos; el cuerpo despedazado, he aquí lo que nuestra experiencia nos
demuestra existir en los orígenes subjetivos. El niño sueña el despedazamiento, rompe la
bella unidad del imperio del cuerpo materno. Lo que siente como amenaza es ser
desgarrado por ella.

58 No alcanza descubrir estas cosas y explicarlas por una pequeña mecánica, un jueguito de
pelota, la agresión se refleja [reflète ] , se refleja fielmente [réfléchit ] , vuelve, vuelve a
partir. ¿Quién comenzó?
(p 257)
59 Antes de esto podría ser útil poner en suspenso la función de este cuerpo despedazado, es
decir, el único sesgo por donde nos ha interesado de hecho, a saber, su relación con lo que
puede ser la verdad en tanto que ella misma está suspendida de la aleteia y del carácter
escondido del acto sexual. A partir de ahí, seguramente, aparece la noción del Eros, bajo la
forma que he ridiculizado recientemente por ser la fuerza que uniría con una atracción
irresistible todas las células y todos los órganos que junta nuestra bolsa de piel,
(concepción por lo menos mística). No hacemos la menor resistencia para apartarnos de
ella y el resto no se porta peor; es evidentemente una fantasía compensadora de los terrores
ligados a este fantasma órfico que acabo de describirles. No es completamente explicativo,
por supuesto, porque no alcanza con que el terror exista para que explique lo que sea.
E 111
60 Es mejor dirigirse por la vía de lo que llamo sistema consistente lógico, porque en efecto es
preciso que lleguemos ahora a esto: ¿Por qué hay este Otro? ¿Qué es la posición de este
extraño doble que toma, subráyenlo, lo simple, porque el Otro no es dos. Esta posición de
doble que toma lo simple cuando se trata de explicar este curioso Uno que se anuda en la
bestia de dos espaldas, dicho de otro modo, en el abrazo de dos cuerpos, porque es de eso
que se trata; no es de este gracioso Uno. Él es el Otro, todavía más gracioso. No hay entre
ellos, quiero decir, este campo del Uno y este campo del Otro, ningún lazo, es todo lo
contrario.

61 Incluso, es por eso que el Otro es también el inconciente, es decir, el síntoma sin su
sentido, privado de su verdad, pero en cambio cargado siempre más de lo que él contiene
de saber. Lo que los corta al Uno del Otro, es precisamente lo que constituye el Sujeto.
No hay Sujeto de la verdad sino del acto en general, del acto que tal vez no puede existir
en tanto que acto sexual.

62 Esto es específicamente cartesiano. El Sujeto no sabe de él sino que duda; ¡la duda como
dice el celoso que acaba de ver por el agujero de la cerradura un trasero en la posición de
enfrentarse con las piernas que él conoce bien! ¡El se pregunta si no es Dios y su alma! El
fundamento del sujeto de Descartes, su incompatibilidad con la extensión, no es razón
suficiente para identificar el cuerpo a la extensión; sino que, por el contrario, su exclusión
v.1.1 S XIV Cl 18 10/05/67

de sujeto está ahí fundada y tomándola por el sesgo que les presento, la cuestión de su
íntima unión con el cuerpo -yo hablo del Sujeto, no de alma- no es más una cuestión.

63 Es suficiente reflexionar sobre esto: que no hay, en cuanto al significante, es decir a la


estructura, ningún otro soporte de una superficie, por ejemplo, que el agujero que ella
constituye por su borde, no es sino ésto lo que la define. Eleven las cosas un grado, tomen
las cosas al nivel de un volumen. No hay otro soporte del cuerpo que el filo que preside su
recorte.

64 Son éstas verdades topológicas, de las que no zanjaré aquí si tienen o no relación con el
acto sexual; pero toda elaboración posible de lo que se llama el álgebra de Boole exige
esto: que nos dé la imagen de lo que es el sujeto en esta juntura entre lo que hemos definido
como el Uno y el Otro. El Sujeto está siempre un grado estructural debajo de lo que es su
cuerpo; es lo que explica también, de alguna manera su pasividad, a saber: este hecho por
el cual él depende de una marca del cuerpo que no podría ser compensada por ninguna
actividad, aunque fuera su afirmación en acto.
( p 258)
65 Ahora ¿de qué el Otro es el Otro? Estoy cansado de eso, el tiempo de una desmesura;
puede ser también un cierto uso paradójico del corte, en este caso tómenlo por intencional,
hará que los deje hoy con el término de señuelo. El Otro no es Otro sino de esto que es el
primer tiempo de las tres líneas, a saber, este a . Es de ahí que he partido en nuestras
últimas reuniones, para decirles que su naturaleza es la de lo inconmensurable, más bien
que es de su inconmensurable que surge toda la cuestión de la medida. Es sobre este a ,
objeto o no, que retomaremos la próxima vez.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 19 24/05/67
E 113
(p 261)
1 Intentaré hacerlos entrar hoy en este arcano que por ser trivial en el psicoanálisis, no es
menos un arcano, o sea, lo que encuentran en todas partes, que si el sujeto analizado, el
sujeto analizable, adopta lo que se llama una posición regresiva o aún preedípica,
pregenital, pre cualquier cosa, sería esperable -de lo que uno podría asombrarse en esta
ocasión- que no se la designe post; ya que es para sustraerse al juego, a la incidencia de la
castración, que el sujeto es supuesto refugiarse ahí.

2 Intento este año esbozar una estructura que se anuncia como lógica, de una lógica
trabajosa, tan precaria quizás, y en la que también los conduzco no dando demasiado
rápido las formas en las que pude fiarme en mis propios garabateos, pero intentando
mostrarles lo accesible de una articulación de modo que bajo esta forma fácil que en fin, he
elegido entre otras, que consiste en adueñarme de lo que hay de más inconmensurable al
Uno, precisamente del número de oro y sólo a fin de volvérselos tangible por un camino
donde, les repito, no pretendo dar los pasos definitivos, ni aún haberlos hecho yo mismo.

3 Pero cuánto es preferible tal camino, que asegure alguna verdad concerniente a la
dependencia del sujeto, más bien que a librarse a estos ejercicios penosos de la prosa
psicoanalítica común, que se distinguen en esa suerte de retorcimientos, de rodeos
insensatos, que parecen siempre necesarios para dar cuenta del juego de las posiciones
libidinales.

4 En ella se anuda la puesta en ejercicio de toda una población de entidades subjetivas que
ustedes conocen bien y que andan por todos lados, el yo, el ideal del yo, el superyó, el
ello, incluso sin contar lo que puede agregarse de nuevo, de refinado, distinguiendo al yo
ideal del ideal del yo. ¿No es obvio, como se hace en la literatura anglosajona desde algún
tiempo, agregando el self, que por ser manifiestamente adjuntado para dar remedio a esta
multitud ridícula no fracasa menos por representar sólo la manera en que es manejado, sólo
una entidad suplementaria? Entidades, seres de razón siempre inadecuados a partir del
momento en que hagamos entrar en juego, de una manera correcta, la función del sujeto
como ninguna otra cosa más que lo que es representado por un significante para [auprès de
] otro significante.
(p 262)
5 Un sujeto no es en ningún caso una entidad autónoma, sólo el nombre propio puede dar esa
ilusión. Je -es demasiado decir que sea sospechoso, desde que les hablo de eso, no debe
ya serlo- no es precisamente sino este sujeto que, como significante, yo [je ] representa
para el significante camino, por ejemplo, o para el par de significantes: la cierro, yo cierro
la boca [la boucle, je la boucle ].

6 Sienten que si tomé esta fórmula, es para evitar la fórmula pronominal, yo me callo [je me
tais ], que seguramente nos llevaría lejos si nos planteáramos la pregunta de lo que quiere
decir el me en tal fórmula, como en muchas otras. Verán cuánto su acceso, pretendido
reflejo, se despliega en abanico que no permite en ningún grado darle ninguna
consistencia. Pero no me extenderé en ese sentido, no es más que un recordatorio.

7 Entonces una función subjetiva llamada castración y de la cual hay que recordar que no
puede ser sino asombroso que se nos la dé (y esto antes del psicoanálisis jamás ha sido
dicho) como esencial al acceso de lo que se llama lo genital. Si esta expresión fuera
apropiada hasta el último quilate, quiero decir que no lo es, podríamos maravillarnos de
v.1.1 S XIV Cl 19 24/05/67

algo que, entonces, se expresaría así, digamos, como se presentaría eso si se lo abordara
desde afuera -después de todo estamos siempre allí- que el pasaje a cierto fantasma del
órgano está en cierta función seguramente privilegiada desde entonces, la genital
precisamente, necesaria para que la función se cumpla. No veo ninguna manera de salir
del impasse , sino lo que dijo un psicoanalista notable que en una frase sobre la topografía
política ha empleado este medio; quiero decir que en el giro de una frase, sin siquiera darse
cuenta del alcance de lo que decía, nos afirma que después de todo la castración es un
sueño, esto empleado en el sentido en el que son historias de enfermos. Ahora, no es nada
de eso, la castración es una estructura, como la llamé hace un rato, subjetiva,
completamente esencial precisamente a que algo de sujeto, por poco que sea, entre en este
asunto que el psicoanálisis etiqueta: lo genital.

8 Debo decir que en este impasse pienso haber aportado una pequeña rendija, cambiando
algo, ya que no hace mucho tiempo, cuatro o cinco encuentros, señalé que no podría
tratarse más que de la introducción del sujeto en la función de lo genital, mientras sepamos
lo que queremos decir cuando lo llamamos así, es decir, del pasaje de la función al acto,
del cuestionamiento de saber si este acto puede merecer el título de acto sexual. ¿No hay?,
¿hay tal vez?, sabremos tal vez un día si hay acto sexual. Así he comentado el sexo; el
mío, el tuyo, el vuestro: reposa sobre la función de un significante capaz de operar en este
acto.
(p 263)
9 Como sea, no se podría de ninguna manera evadir lo no solamente afirmado por la
doctrina, sino lo que encontramos en todas las vueltas de nuestra experiencia capaz de
operar en el sentido del acto sexual. Hablo de algo que se le parece pero que no es un acto
sexual, no es a eso a lo que voy a referirme hoy e introducir su registro, a saber: el de la
perversión, no es capaz de operar de una manera que no sea fallida; que el sujeto digamos,
castrado está, repitamos a la manera de los diccionarios: sentido a agregar a la palabra
castrado: 'en regla' ['en règle']* (no es ir muy lejos expresarse así, 'en regla', porque con
este complejo que se llama el complejo de castración, que no quiere decir que se esté
acomplejado, sino al contrario, como en toda la literatura digna de ese nombre,
psicoanalítica (quiero decir que no sea la charlatanería de gentes que no saben lo que
dicen, lo que llega hasta las más altas autoridades), en toda sana literatura psicoanalítica,
que se está normado respecto al acto sexual. No significa que se llegue ahí, quiere decir
que se está en la buena vía.

* Así en todas las versiones, pero por el contexto, debe tratarse de una
homofonía.
E 114
10 Normado tiene un sentido preciso en el pasaje de la geometría afín hacia la geometría
métrica. Brevemente, se entra en cierto orden de medida que intento evocar con mi
número de oro, que aquí, lo repito, no es más que metafórico. Redúzcanlo al término de
lo inconmensurable, lo más alejado que se pueda respecto del Uno.

11 Entonces el complejo de castración (espero no tener que decirlo más que para las orejas
novicias) no podría contentarse con el soporte de las historias del tipo: Papá dijo: “te la van
a cortar si pretendés suceder a tu padre”. Para empezar, porque la mayor parte del tiempo,
como todo el mundo se dio cuenta desde hace mucho tiempo, esta pequeña historia, esta
frase chiquita, es mamá quien la ha dicho, en el preciso momento que Hans pensaba
suceder a su padre, pero en esa módica medida en que él se toqueteaba tranquilo en un
rincón, tranquilo como Bautista que se toqueteaba su cosito, como ya lo había hecho su
papá en su edad.
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12 Esto no tiene nada que ver con el complejo de castración, es una pequeña historieta que no
se ha vuelto más verosímil por el hecho de que la culpabilidad de la masturbación se
encuentra en todas las vueltas de la génesis de los problemas con los cuales tenemos que
vérnosla. No basta decir que la masturbación no tiene nada de fisiológicamente nocivo y
que es por su lugar en cierta economía subjetiva que toma su importancia. Diremos aún,
como lo he recordado en una de estas últimas veces, que puede tomar un valor netamente
hedonista, ya que puede ser empujada hasta el ascetismo, y que tal filosofía puede hacer de
eso, a condición de tener con su práctica una conducta totalmente coherente, un
fundamento de su bienestar.

13 Recordé a Diógenes, a quien no solamente le era familiar sino que la promovía como
ejemplo de la manera en la que convenía tratar lo que queda en esta perspectiva, el menudo
excedente de un cosquilleo orgánico: la titilación. Es preciso decir que esta perspectiva es
más o menos inmanente a toda posición filosófica y que hace pie en cierto número de
posiciones que yo calificaría de religiosas, si consideramos el retiro del ermitaño como
algo que en sí mismo la implica. No comienza a tomar su interés sino en ocasión de un
valor de goce, ahí donde uno se esfuerza en alcanzar el acto sexual.
(p 264)
14 Ahora bien, aparece esto: que el goce buscado en sí mismo de una parte del cuerpo juega
un rol, digo: juega un rol, porque es preciso no decir jamás que un órgano está hecho para
una función, en lo que es preciso llamar la función del órgano. Hay órganos, les digo eso
si generalizan un poco, si ustedes hacen de tiempo en tiempo idioteces u otras estupideces,
si intentan reflexionar como sería si estuvieran en lo que se puede llamar su piel,
comprenderían rápidamente que no es la función la que hace al órgano, sino el órgano el
que hace la función. Posición que va lo bastante contra del oscurantismo y el
transformismo en el cual nos bañamos para que insista sobre eso.

15 Si no lo quieren creer vengan a la corriente principal. Está, entonces, fuera de juego alegar
según la tradición moralizante, según la manera en la que se explica en La Divina
Comedia, que la masturbación es culpable y aún un pecado grave porque no sólo desvía
un medio de su fin, siendo su fin la producción de pequeños cristianos incluso, vuelvo a
eso, aunque haya escandalizado la última vez en lo que dije, la vanidad del pequeño
proletario. Y bien, que esto sea llevar un medio al rango de fin no tiene absolutamente
nada que ver con la cuestión, tal como hay que plantearla, porque es de la norma de un
acto tomado en el sentido pleno que he recordado de esta palabra acto, y eso no tiene que
ver con los retoños reproductivos que eso puede tomar en el fin de la perpetuación del
animal.

16 Al contrario, debemos situarlo por relación al pasaje del sujeto a la función de un


significante, en este lugar preciso y completamente fuera del campo ordinario en el que
estamos cómodos con la palabra acto, en este punto problemático que es el acto sexual.
Que el pasaje del goce, ahí donde puede ser captado, ya sea por una prohibición, para
atenernos a una palabra utilizada, a cierta negativización, para ser más prudentes y poner
en suspenso esto que podría llegar a formular de manera precisa: que este pasaje, en todo
caso tenga la relación más manifiesta con la introducción de este goce en una función de
valor. He aquí en todo caso lo que puede decirse sin imprudencia. La experiencia donde
se puede decir que cierta empatía del oyente no sea extraña, nos anuncia la correlación del
pasaje del goce a la función de un valor, es decir, su profunda adulteración.

17 La correlación de esto (no tengo razón alguna para rehusarme a lo que se da de eso en la
literatura, porque como acabo de decirles y no hay ahí otro acceso que empático, eso
deberá ser purificado secundariamente, uno no se rehúsa a este acceso tampoco porque
v.1.1 S XIV Cl 19 24/05/67

estamos en terreno difícil), entonces tendría la más estrecha relación esta castración con la
aparición de lo que se llama el objeto en la estructura del orgasmo (les repito, estamos
siempre en la empatía), que él está situado como distinto de un goce, ¿cómo lo
llamaríamos? ¿autoerótico? Es una concesión masturbatoria y además es todo, dado de lo
que se trata, es decir, de un órgano y bien preciso. ¡Porque de autoerotismo, Dios sabe lo
que se ha hecho ya … y lo que se va a hacer! Como saben que está justamente ahí lo que
está cuestionado, a saber que este autoerotismo que podría tener un sentido preciso, el de
goce local, manejable como todo lo que es local, se hará de eso enseguida el baño oceánico
en el cual tenemos que situar todo eso.
(p. 265)
18 Como les dije, cualquiera funda lo que sea sobre la idea de un narcisismo primario y parte
de ahí para engendrar lo que sería la investidura del objeto; es libre de continuar ya que es
con eso que funciona a través del mundo del psicoanálisis como industria culpable.
Pueden estar seguros que todo lo que articulo aquí está hecho para repudiarlo
absolutamente.
E 115
19 Dije entonces, hablé de un objeto presente en el orgasmo. No hay nada más fácil que hilar
a partir de ahí y seguramente no se deja de hacerlo, hacia la farsa de la dimensión de la
persona que copula. Cuando copulamos, nosotros que hemos llegado a la madurez genital,
estamos referidos a la persona, así nos expresábamos hace veinticinco o treinta años,
especialmente en el círculo de los psicoanalistas franceses, que tienen, después de todo, su
interés en la historia del psicoanálisis. Nada es menos seguro porque precisamente
plantear la cuestión del objeto interesado en el acto sexual, es introducir la cuestión de
saber si el objeto es el hombre o bien un hombre, la mujer o una mujer.

20 Brevemente, el interés de la introducción de la palabra acto es abrir la pregunta que vale la


pena, después de todo, abrir porque no soy yo el que la hace circular entre ustedes: saber si
en el acto sexual, en tanto para alguno de ustedes eso haya llegado alguna vez, un acto
sexual, si eso tiene relación con el advenimiento de un significante representando al sujeto
como sexo ante otro significante, o si eso tiene el valor de lo que llamé en otro registro: el
encuentro, a saber el encuentro único, aquel que una vez llegado es definitivo.
Naturalmente de todo eso se habla; se habla, lo que es admirable, se habla de eso
ligeramente. Hay ahí dos registros distintos a saber: si en el acto sexual el hombre llega al
hombre, a su estatuto de hombre y la mujer, ella misma, es completamente toda otra
cuestión saber si se ha encontrado, sí o no, a su partenaire definitivo, porque es de esto de
lo que se trata cuando se evoca el encuentro. Es curioso que más los poetas lo evoquen,
menos esto sea eficaz en la conciencia de cada uno como pregunta.

21 Que sea la persona, en todo caso puede hacer sonreir dulcemente a cualquiera que se dé
cuenta un poquito del goce femenino; he ahí seguramente un primer punto muy interesante
a poner completamente delante como introducción a toda pregunta que pueda plantearse
sobre lo que es, lo que se llama, la sexualidad femenina, mientras que de lo que se trata es
precisamente de su goce.

22 Hay una cosa cierta y que vale la pena subrayar: es que el psicoanálisis, parece -en una
cuestión tal como la que acabo de producir- volverá incapaces a todos los sujetos
instalados en su experiencia, precisamente los psicoanalistas, para afrontarla un poco. Los
machos, la prueba abunda, en esta cuestión de la sexualidad femenina no han dado jamás
un paso serio, viniendo de un sujeto aparentemente definido como macho por su
constitución anatómica. Pero lo más curioso es que las psicoanalistas mujeres,
aproximándose a este tema, muestran todos los signos de un desfallecimiento que sugiere
que ellas están, por lo que podrían tener ahí para formular, aterrorizadas. De modo que la
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cuestión del goce femenino no parece que un día próximo sea puesta verdaderamente en
estudio porque está ahí, ¡Dios mío! el único lugar en el que se podría decir algo serio.
(p 266)
23 Por lo menos, de evocarlo así, de sugerir a cada uno y especialmente a lo que puede haber
de femenino en lo que está reunido aquí como oyentes, el hecho de que uno pueda
expresarse así en lo concerniente al goce femenino, nos alcanza ubicarlo para inaugurar
una dimensión que, incluso si no entramos en ella a falta de poder hacerlo, es
absolutamente esencial para situar [desde ahí] todo lo que tenemos que decir, por otra
parte.

24 El objeto, entonces, no está de ningún modo dado en sí mismo por la realidad del
partenaire . Entiendo el objeto interesado en la dimensión normada, llamada genital, del
acto sexual. Está mucho más próximo, en todo caso, es el primer acceso que nos es dado
de la función de la detumescencia.

25 Decir que hay complejo de castración, es precisamente decir que la detumescencia de


ninguna manera alcanza a constituirlo. Es lo que (con alguna torpeza) nos hemos tomado
el cuidado de afirmar de entrada. Ahora bien, seguramente alcanza la experiencia, no es la
misma cosa copular que masturbarse. De cualquier modo, esta dimensión que hace que la
cuestión del valor de goce se enganche, tome su punto de apoyo, su pivote, ahí donde la
detumescencia es posible, no debe ser descuidada, porque la función de la detumescencia,
sea como sea que tengamos que pensar en ella sobre el plano fisiológico… -
majestuosamente [royalment ] dejado de lado por los psicoanalistas que ahí no han
aportado la menor luz clínica nueva que no esté ya en todos los manuales que conciernen a
la fisiología del sexo, quiero decir, que no haya andado por todas partes antes de que el
psicoanálisis llegue al mundo. En todo caso esto no hace más que reforzar eso de lo que se
trata.

26 La detumescencia sólo está ahí para recordar el límite llamado del principio llamado del
placer. La detumescencia, por ser característica del funcionamiento del órgano peniano
precisamente en el acto genital, en la medida en que lo que ella soporta de goce está puesto
en suspenso, está ahí para introducir legítimamente o no -cuando digo legítimamente,
quiero decir como algo de real, o como una dimensión supuesta-, para introducir que hay
goce más allá, que el principio del placer aquí funciona como límite en el borde de una
dimensión del goce en tanto que ella está sugerida por la conjunción llamada: acto sexual.

27 Todo lo que nos muestra la experiencia, lo que se llama eyaculación precoz y que haríamos
mejor llamarla en nuestro registro detumescencia precoz, da lugar a la idea de que la
función, la de la detumescencia puede representar en sí misma el negativo de un cierto
goce. De un goce que es precisamente esto y la clínica nos lo muestra demasiado: un goce,
precisamente delante del cual el sujeto se rehusa; incluso el sujeto se esconde en tanto que
este goce como tal, es demasiado coherente con esta dimensión de la castración percibida
en el acto sexual como amenaza. Todas las precipitaciones del sujeto respecto de este más
allá nos permiten concebir que esto no es sin fundamento, que en estos tropiezos, estos
lapsus del acto sexual, se demuestra precisamente eso de lo que se trata en el complejo de
castración, a saber: que la detumescencia es anulada como bien en sí mismo, que queda
reducida, más bien, a la función de protección contra un mal temido. Lo llamen ustedes
goce o castración, como un mal menor en sí mismo y a partir de ahí es que más pequeño es
el mal, más se reduce, más perfecta es la evasión.
(p 267)
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28 Ese es el fundamento que palpamos clínicamente en las curas de todos los días de todo lo
que puede ocurrir bajo los diversos modos de la impotencia, más especialmente en tanto
que estén centrados alrededor de la eyaculación precoz.
E 116
29 Entonces no hay, de todas maneras, goce situable sino a partir del propio cuerpo y de lo
que está más allá de los límites que le impone el principio del placer; no es por azar sino
por necesidad que por no hacerlo aparecer sino en esta coyuntura del acto sexual, lo asocia
tal cual a la evocación del correlato sexual sin que podamos decir más de eso. Dicho de
otro modo, para todos aquellos que tienen ya la oreja abierta a los términos usuales en el
psicoanálisis, es seguramente sobre este plano y sólo sobre este plano, que Tánatos puede
hallarse de alguna manera puesto en conexión con el Eros. El goce del cuerpo propio más
allá del principio del placer, se evoca en el acto y no se evoca en otro lado, en el acto
precisamente que pone un agujero, indica una hiancia en su centro, alrededor de lo que está
localizado en la detumescencia hedonista; es a partir de ese momento que se plantea la
posibilidad de la conjunción de Eros y Tánatos. Es a partir de ahí que el hecho es
concebible y no es una grosera elucubración mítica que en la economía del instinto el
psicoanálisis haya introducido, lo que no es por azar que ella designa bajo estos dos
nombres propios.

30 Y bien, todo eso, ustedes lo ven, es todavía girar alrededor. Dios sabe que yo pongo
mucho para que eso no sea así. Es preciso creer que si uno está aún alrededor es
porque no es fácil entrar. Podemos por lo menos retener, recoger esta verdad: el encuentro
sexual de los cuerpos no pasa en su esencia por el principio del placer. Sin embargo, para
orientarse en el goce que él comporta -yo digo que él comporta- supuesto -porque
orientarse no quiere decir entrar ahí, pero es muy necesario orientarse desde ahí- para
orientarse no tiene otra referencia que esta especie de negativización llevada sobre el goce,
el órgano de la cópula en tanto que define al presunto macho, a saber, el pene y que es de
ahí que surgió la idea -mis palabras son elegidas- de un goce del objeto femenino. Dije
que surgió la idea y no el goce, bien entendido. Es una idea: es subjetivo.

31 Sólo que lo que es curioso y lo que el psicoanálisis afirma (a falta de expresarlo de una
manera lógicamente correcta, nadie se da cuenta de lo que eso quiere decir, de lo que eso
comporta) es que el goce femenino mismo sólo puede pasar por la misma referencia, y que
es eso lo que se llama en la mujer el complejo de castración.

31a Es bien por eso que el sujeto mujer no es fácil de articular y que a cierto nivel les propongo
el hombre-ella. Esto no quiere decir que toda mujer se limite a eso; justamente, hay mujer
en alguna parte, desbordando de lo femenino, pero no es fácil de encontrar, quiero decir, de
ubicar en su sitio, porque para organizar ahí un sitio, hace falta esta referencia de la que los
accidentes orgánicos hacen que se encuentre en lo que se llama anatómicamente el macho.
Es sólo a partir de este suspenso puesto sobre el órgano macho que una orientación se
encuentra para los dos: el hombre y la mujer. Dicho de otro modo, que la función toma su
valor por estar en relación a este agujero, esta hiancia del complejo de castración, en una
posición invertida.

32 Una inversión es un sentido, antes de la inversión puede ocurrir que no haya ningún
sentido subjetivable; pero después de todo, es tal vez a eso que es preciso remitir el hecho
sorprendente que les he dicho hace un rato; es que las psicoanalistas mujeres no han
aprendido más que lo que los psicoanalistas hombres fueron capaces de elucubrar sobre su
goce, es decir, poca cosa. A partir de una inversión hay una orientación por poco que sea y
si es todo lo que puede orientar el goce interesado en la mujer en el acto sexual, se
comprende que hasta nueva orden sea preciso contentarnos con eso. En suma, esto nos
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deja en un punto que tiene su característica; diremos que para lo que es del acto sexual, lo
que puede actualmente formularse es la dimensión de lo que se llama en otros registros la
buena intención; una intención recta en lo concerniente al acto sexual, he aquí por lo
menos lo que puede formularse en el punto en el que estamos, he ahí con lo que al decir de
los psicoanalistas, razonablemente, podemos, debemos contentarnos.
(p 268)
33 Todo esto está muy bien expresado en el mito fundamental cuando el padre original se dice
que goza de todas las mujeres. ¿Quiere decir que las mujeres gozan tan poco? El tema es
dejado intacto y no es sólo con una intención humorística que lo evoco en este punto: es
que, van a verlo, hay ahí una cuestión clave. Es decir, que todo lo que voy a tener que
articular en nuestro próximo encuentro respecto de lo que voy a retomar, a saber de lo que
dejé abierto la última vez: que si fue preciso dejar desierto y en barbecho el campo central,
el del Uno de la unión sexual en tanto que se confirma ligeramente patinante: la idea de un
proceso cualquiera de partición que permita fundar lo que se llama los roles y que nosotros
llamamos los significantes del hombre y de la mujer -que si esto en cuyo umbral los he
dejado la última vez, a saber, una otra conjunción, la del Otro sobre el registro en las
tablas en el cual se inscribe toda esta aventura- y yo les he dicho que este registro y estas
tablas no eran otra cosa que el cuerpo mismo.

34 Esta relación del Otro con el partenaire que le queda, o sea eso de lo que partimos y que
no es por nada que lo llamé a , es vuestra sustancia. Vuestra sustancia de sujeto, en tanto
que como sujeto ustedes no tienen ninguna, sino este objeto caído de la inscripción
significante, sino lo que hace que este a sea esta especie de fragmento de la pertenencia
del A mayúscula que se pasea [balade ]*, es decir, ustedes mismos que están aquí en tanto
presencia subjetiva, pero que cuando yo haya terminado mostrarán bien vuestra naturaleza
de objeto a con aspecto de gran estampida [balayage ]* de esta sala.

* juego de palabras entre balade y balayage . Para que tenga sentido


debimos corregir las versiones, en las que dice ballade , balada y tomar en
sentido metafórico balayage , que quiere decir barrido.
(p.268)
35 Dejaré en suspenso la pregunta de lo que es del objeto fálico porque es preciso -y no es una
necesidad que sólo se me imponga a mí- que lo despoje [dépouille ] * de la manera en la
que él está soportado como objeto, todo esto justamente, para darme cuenta de que él
mismo no está ahí de entrada, no está soportado; es lo que quiere decir el complejo de
castración. No hay objeto fálico, es lo que nos deja nuestra única chance justamente de
que haya un acto sexual; no es la castración, es el objeto fálico el que es el efecto del sueño
alrededor del cual fracasa el acto sexual.

*dépuiller , en sentido propio es desollar, aquí entendemos un sentido


metafórico que no deja de connotar la doble intención..
E 117
36 No hay para hacer sentir lo que estoy por articular, más bella ilustración que la que nos es
dada por el libro sagrado, por el libro único, por la Biblia misma. Si ustedes se han vuelto
sordos a su lectura, vayan al Nartez de la iglesia San Marcos en Venecia, dicho de otro
modo, la capilla dogal, en ninguna parte puede ser expresado en imagen con mayor relieve
lo que hay en el texto del Génesis y entre otros verán ahí, sublimemente magnificada, lo
que llamaré esta idea infernal de Dios, cuando de Adán, el único, puesto que era uno, era
preciso que él fuera los dos; él era el hombre bajo estas dos caras: macho y hembra.

37 Es bueno -se dice Dios- que tenga una compañía, lo que aún no sería nada si no vemos que
para proceder a esta adjunción -tanto más extraña cuanto que parece que hasta ahí el Adán
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en cuestión, figura hecha de tierra roja, había muy bien prescindido de eso- Dios aprovecha
su sueño para extraerle una costilla con la que él fabrica, se nos dice, la Eva primera.
¿Puede haber ilustración más cautivante de lo que introduce en la dialéctica del acto
sexual? El hecho de que el hombre en el momento preciso en el que viene,
suplementariamente a marcarse sobre él la intervención divina, se encuentra desde
entonces teniendo como objeto un pedazo de su propio cuerpo.

38 Todo lo que acabo de decir, la ley mosaica pone en eso también quizá el acento que agrega
el subrayado, de que ese pedazo no es el pene, ya que en la circuncisión él está de algun
modo señalado (incisé ) para ser marcado por ese signo negativo. ¿Es que ese signo no
está hecho para hacer surgir ante nosotros lo que hay, diría, de alcance perverso en la
instauración, en el umbral del acto sexual, del mandamiento: "no serán más que una sola
carne"? Lo que quiere decir un campo interpuesto entre nosotros y lo que podría ser algo
que tuviera lugar en el acto sexual en tanto que el hombre y la mujer se hacen valer el uno
para el otro.

39 Antes hay que saber si este espesor es atravesable, si habrá una relación autónoma del
cuerpo a algo que está separado después de haber formado parte de él. Tal es el enigma, el
umbral agudo en el que vemos la ley del acto sexual en su dato crucial: que el hombre
castrado pueda ser concebido como no debiendo abrazar jamás sino este complemento con
el que puede engañarse, y Dios sabe que no deja de tomarlo por complemento fálico.
Planteo hoy terminando mi discurso, esta cuestión: no sabemos aún como designar este
complemento, llamémoslo lógico. La ficción de que este objeto sea otro, seguramente
necesita del complejo de castración.

40 No es asombroso que se nos diga en los márgenes míticos de la Biblia, estos márgenes en
los cuales uno encuentra las pequeñas adiciones marginales de los rabinos, que se nos diga
que algo que es muy justamente, la mujer primordial -aquella que estaba antes de Eva y
que ellos llaman Lilith- que sea ella la que bajo la forma de la serpiente y por la mano de
Eva ponga, ofrezca a Adán ¿qué? la manzana. Objeto oral y que tal vez no está ahí para
otra cosa que para despertarlo al verdadero sentido de lo que le ocurrió mientras dormía.

41 Es bien así, en efecto, que las cosas están tomadas en la Biblia, ya que se nos dice que a
partir de ahí él entra por primera vez en la dimensión del saber; es justamente porque esta
dimensión del saber, el efecto del psicoanálisis es éste, que hayamos situado al menos bajo
dos de sus formas mayores y se puede decir también bajo las otras dos, aunque el lazo de
eso no se ha hecho todavía, cuál es la naturaleza y la función de este objeto completamente
concentrado en esta manzana.

42 Es sólo por este camino que es posible que lleguemos a precisar mejor y con una serie de
efectos de contraste, al objeto fálico del que dije que era preciso, para articularlo al fin, que
yo lo despoje [dépouille ]* de entrada.

*ver nota al párrafo 35


Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 20 31/05/67
E 119
(p 273)
1 Para aquellos que ocurre que vuelven hoy después de haber seguido un tiempo mi
enseñanza, es preciso que vuelva sobre una cosa de la que yo he querido, estas últimas
veces, introducir una nueva articulación.

2 Una importante, que data de nuestro antepenúltimo encuentro, es haber designado


expresamente, diría -porque tampoco la cosa era inaccesible para los que me escuchan-
expresamente el lugar del Otro, lo que hasta aquí -quiero decir lo que desde el comienzo de
mi enseñanza articulé como tal- designé el lugar del Otro en el cuerpo.

3 Como él mismo es, desde el origen, este lugar del Otro en tanto que es ahí que se origina,
se escribe, la marca en tanto significante; era necesario que lo recuerde hoy, en el momento
que vamos a dar el paso que sigue en esta lógica del fantasma, que resulta -lo verán
confirmado a medida que avanzamos- que resulta poder acomodarse a una cierta laxitud
lógica; en tanto que lógica del fantasma, ella supone esta dimensión llamada de fantasía,
bajo el modo en el que la exactitud no le es exigida de entrada.

3a También lo que podremos encontrar de más riguroso en el ejercicio de una articulación que
merece este título de lógica, incluye en sí mismo el progreso de una aproximación; quiero
decir, un modo de aproximación que comporta en sí mismo no sólo un crecimiento sino un
crecimiento el mejor posible, el más rápido hacia el cálculo de un valor exacto. Y es en
esto que, refiriéndonos a un algoritmo de una gran generalidad, no es otro que el más
propio para asegurar la relación de un inconmensurable ideal, el más simple que sea, el
más espaciado también para abarcar lo que él contiene de irracional por su progreso
mismo; quiero decir que esta inconmensurabilidad de este a que sólo figuro para la
legibilidad de mi texto para ser el número de oro, porque aquellos que saben, saben que
esta clase de número constituido por el progreso mismo de su aproximación es toda una
familia de números, que si se puede decir, puede partir de cualquier parte, de cualquier
ejercicio de relaciones, con la sola condición de que lo inconmensurable exige que la
aproximación no tenga término, siendo sin embargo, perfectamente reconocible en cada
momento, como rigurosa.
(p 274)
4 Es de eso de lo que se trata: de captar que eso a lo que estamos confrontados bajo la forma
del fantasma, refleja una necesidad. En otros términos, el problema que para Hegel podía
contenerse en esta línea simple que consiste en la certeza incluida en la conciencia de sí;
esta certeza de sí que Hegel puede permitirse -dadas ciertas condiciones que evocaré
enseguida que son condiciones de historia- poner en cuestión la relación con una verdad.
Esta certeza está en Hegel y es ahí que concluye todo un proceso por el cual la filosofía es
exploración del saber. Ella puede permitirse introducir el τελος (telos), el fin y la meta
de un saber absoluto. Es por eso que a nivel de la certeza puede indicar que ella no
contiene en sí misma su verdad. Es en esto que lo que hallamos no es poder simplemente
retomar la fórmula hegeliana sino complicarla. La verdad con la cual tenemos que ver se
sostiene en este acto por el que la fundación de la conciencia de sí, por el que la certeza
subjetiva es enfrentada a algo que, por naturaleza, le es radicalmente extraño y que es
propiamente esto que cuestiona la experiencia analítica, o sea la verdad del acto
sexual.
v.1.1 S XIV Cl 20 31/05/67

5 Entonces, lo que se trata de introducir hoy y tanto más rápidamente cuanto que nuestro
tiempo habrá sido acortado, es esto: la experiencia psicoanalítica introduce que la verdad
del acto sexual hace cuestión en la experiencia.

6 Seguramente, la importancia de este descubrimiento no toma su relieve sino a partir de una


colocación del término acto sexual como tal. Quiero decir, para las orejas ya
suficientemente formadas en la noción de la prevalencia del significante en toda
constitución subjetiva, darse cuenta de la diferencia que hay entre una referencia vaga a la
sexualidad, se puede apenas decir como función, como dimensión propia a cierta forma de
la vida y precisamente aquella la más profundamente anudada a la muerte, quiero decir
entremezclada, entrecruzada con la muerte.

7 Esto no es decir todo: a partir del momento en que sabemos que el inconciente es el
discurso del Otro, a partir de ese momento está claro que todo lo que hace intervenir el
orden de la sexualidad en el inconciente no penetra en él sino alrededor de la puesta en
cuestión: ¿el acto sexual es posible?, ¿hay este nudo definible como un acto en el que el
sujeto se funda como sexuado, es decir, macho o hembra, siéndolo en sí, o si no lo es,
procediendo en este acto a algo que pueda, aunque fuese a su término, llegar a la esencia
pura del macho o de la hembra?

7a Quiero decir a la desmezcla [démêlement ], a la repartición, bajo una forma polar, de lo que
es macho y lo que es hembra; precisamente en la conjunción que los reúne en algo, de lo
que no es aquí en esta hora, ni por primera vez, que introduzco el término, en algo que
nombro como siendo el goce: lo entiendo como desde hace mucho lo introduje y
precisamente en mi seminario sobre la ética.

(p 275)
8 En efecto, es exigible que el término goce sea proferido y propiamente como distinto del
placer, como constituyendo un más allá de él. Lo que la teoría psicoanalítica indica es una
serie de términos convergentes en la primera fila de los cuales está el de la libido, que
representa una cierta articulación de la que nos será preciso designar en el curso de estas
reuniones de este año, en qué su empleo puede ser bastante deslizante como para no
sostener sino hacer esconderse las articulaciones esenciales que vamos a intentar introducir
hoy.
E 120
9 El goce, es decir este algo que tiene una cierta relación al sujeto, en tanto que este
enfrentamiento al agujero dejado en un cierto registro de actos cuestionables, el del acto
sexual, este sujeto está suspendido por una serie de modos o de estados que son de
insatisfacción; he ahí lo que por sí solo justifica la introducción del término goce, que
también, en todo momento, está precisamente en el síntoma, se nos propone como
indiscernible de este registro de la satisfacción, porque en todo instante para nosotros, el
problema es saber cómo un nudo, que sólo se sostiene de malestares y de sufrimientos, es
justamente eso por lo cual se manifiesta la instancia de la satisfacción suspendida. Es
propiamente en esto en lo que el sujeto se sostiene en tanto tiende hacia esta satisfacción.

10 Aquí la ley del principio del placer, a saber, de la menor tensión, no hace más que indicar
la necesidad de los rodeos del camino por donde el sujeto se sostiene en la vía de su
búsqueda, búsqueda de goce. Pero no se nos da de eso su fin propio; fin, sin embargo,
enteramente enmascarado para nosotros en su forma última, en tanto que su acabamiento
es tan cuestionable que se puede tanto partir del fundamento: que no hay acto sexual; y
también [de] esto: que no es sino el acto sexual el que motiva toda esta articulación.
v.1.1 S XIV Cl 20 31/05/67

11 Es en esto que tuve que aportar la referencia a Hegel (de la que cada uno sabe, me he
servido desde hace largo tiempo), en tanto que el proceso de la dialéctica de los diferentes
niveles de la certeza de sí de La fenomenología del espíritu, como él ha dicho, se
suspende de un movimiento que llama dialéctica y que seguramente en su perspectiva
puede ser sostenida por ser sólo dialéctica de una relación que él articula, de la presencia
de esta conciencia, en tanto que su verdad le escapa en lo que constituye el juego de la
relación de una conciencia de sí a otra conciencia de sí en la relación de intersubjetividad.

12 Es claro que estaba hace largo tiempo demostrado, aunque no fuera más que por la
revelación de esta hiancia social, en tanto que no nos permite resumir al enfrentamiento de
una conciencia a una conciencia, precisamente lo que presenta como lucha del amo y del
esclavo. No es para nosotros hacer la crítica de lo que deja abierta la génesis hegeliana,
esto ha sido hecho por otros y precisamente por un otro, por Marx, para nombrarlo, y
mantiene la cuestión de su salida y sus modos en suspenso.

13 Eso por lo que Freud arriba y retoma las cosas en un punto sólo analógico de la posición
hegeliana, se inscribe ya suficientemente en este término de goce en tanto que Hegel lo
introduce.
(p 276)
14 El comienzo, nos dice, está en la lucha a muerte del amo y del esclavo, luego de lo cual se
instaura el hecho de que aquel que no ha querido arriesgar la apuesta de la muerte cae
respecto [à l´egard ] del otro en un efecto de dependencia, que sin embargo, para nosotros
no deja de contener todo el porvenir de la dialéctica en cuestión. El término de goce
interviene ahí. El goce después de terminada esta lucha a muerte por puro prestigio, nos
dice, será privilegio del amo; para el esclavo la vía trazada desde entonces será el trabajo.

15 Miremos las cosas de más de cerca y este goce del que se trata. Veamos en el texto de
Hegel, que después de todo, no puedo producir aquí y aún menos con la brevedad a la que
estamos restringidos hoy. ¿De que goza el amo?

15a La cosa en Hegel está suficientemente percibida. La relación instaurada por la articulación
del trabajo del esclavo, hace que, si tal vez el amo goza, no es de ningún modo en el límite
y forzando un poco las cosas -lo que es a nuestras expensas- verán, diríamos que él no
goza sino de su ocio, lo que quiere decir, de la disposición de su cuerpo. De hecho, está
muy lejos de ser así, lo volveremos a indicar. Pero admitamos que todo eso de lo que hay
para gozar de las cosas está separado por aquel que está encargado de ponerlas a su
disposición, a saber, del esclavo, del que se puede decir desde ahora (esto no tengo de
ninguna manera que defenderlo, quiero decir este punto vivo, porque ya en Hegel está
suficientemente indicado) que hay para el esclavo un cierto goce de la cosa, en tanto que
no sólo la aporta al amo sino que tiene que transformarla para volvérsela aceptable.

16 Después de recordar esto conviene que me interrogue con ustedes, que los haga
interrogarse sobre lo que en tal registro implica la palabra goce. Nada seguramente, es
más instructivo que la referencia a lo que se llama el léxico en cuanto se ata a fines tan
precarios como las articulaciones de las significaciones; los términos incluídos en cada
artículo (se lee en alguna parte de la nota del prefacio de este magnífico trabajo que se
llama Grand Robert), constituyen, además, la llamada a cadenas que deberán concluir en el
medio de expresión del pensamiento. El asterisco, pueden constatar que en cada uno de los
artículos cumple muy bien su programa, reenvía a los artículos que desarrollan
ampliamente una idea sugerida por una sola palabra, por lo que el artículo jouissance
comienza por la palabra plaisir marcada con un asterisco.
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17 Esto no es más que un ejemplo, pero la palabra no es de ningún modo por azar que nos
presenta sus paradojas. Seguramente goce [jouissance ] no ha sido abordada por primera
vez en el Robert, pueden igualmente estudiar la palabra en el Littré. Verán ahí que su
empleo más primitivo varía de la vertiente que indica la etimología que lo remite a alegría
[joie ] a la de la posesión y de aquello de lo que se dispone en último término. El goce de
un título, que este término signifique algún título jurídico o algún papel que representa un
valor de bolsa: tener el goce de algo es evidentemente, poder cederlo. El signo de posesión
es poder desprenderse de eso. Gozar de, es otra cosa que gozar.
(p 277)
18 Seguramente, nada mejor que estos deslizamientos de sentido en tanto que están cernidos
en esta aprehensión que he llamado lexical, en su ejercicio en el diccionario, nos muestra
hasta que punto la referencia al pensamiento es lo más impropio para designar la función
radical de tal o tal significante. No es el pensamiento lo que da del significante la efectiva
y última referencia, es de la instauración que resulta de los efectos de la introducción de un
significante en lo real; es en tanto que articulo de una nueva manera la relación de la
palabra goce a lo que está para nosotros en ejercicio en el análisis, que la palabra goce
encuentra y puede conservar su último valor. De esto, entiendo hoy hacerles sentir el
alcance en su punto más radical. Agrego que el amo goza de algo que es de él mismo, él
es su amo, como se dice, o también del esclavo.

Falta un fragmento en la versión 1, seguimos la versión 2

19 Pero ¿de qué goza el esclavo? Precisamente de su cuerpo, como se lee en la Escritura: el
amo dice vé y él va. Como me permití -ya no sé si lo escribí o solamente lo enuncié- si el
amo dice goza [jouis ], el otro no puede sino responder este j´ouie [oigo, homófono a
gozo] con el que me he divertido. Yo no me divierto, en general, al azar. Esto quiere decir
algo que hubiera podido también ser relevado por cualquiera de los que me escuchan.
Lamento muy frecuentemente, no recoger nada más de lo que me esfuerzo en hacer yo
mismo.

20 La cuestión es ésta: eso de lo que se goza, si hay este goce, lo que se inaugura en el Yo [Je
] del sujeto en tanto que él posee eso de lo que se goza. ¿Eso goza? Parece, sin embargo,
que ésta es la verdadera pregunta. Porque también está claro que el goce no es de ninguna
manera lo que caracteriza al amo.

21 El amo en tanto que es aquél en la ciudad que no podría de ninguna manera ser cualquiera,
que está marcado por su función de amo, él tiene otra cosa que hacer que abandonarse al
goce. Y el dominio [maitrise ] de su cuerpo, no se trata solamente del tiempo libre
[loisir], es algo que no se pone a prueba sino por las más rudas disciplinas. En todas las
épocas de nuestra civilización aquél que es el amo no tiene de ningún modo tiempo de
dejarse ir, ni siquiera en estos tiempos libres. Los tipos hay que distinguirlos, pero después
de todo, el tipo de amo antiguo no es de un orden tan puramente ideal que no podamos
situarlo; está suficientemente inscripto, diría, en los márgenes del primer discurso
filosófico, para que se pueda decir que Hegel nos da de él un testimonio suficiente.

22 La cuestión es justamente ésta: es que después de todo es justo y conforme a la primera


apuesta de la partida, aquella que si se le cree a Hegel, no ha podido desde el comienzo
tener el riesgo eventual de la pérdida de la vida -lo que es en efecto la vía más segura para
perder el goce- aquel que ha sostenido bastante el goce para someterse y para alienar su
cuerpo, ¿por qué entonces el goce no le entraría a montones? Tenemos mil testimonios de
que ése es un corto punto de vista de que no se sabe qué fantasma que quiere que todo esté
siempre del mismo lado, que el banquete completo esté en un solo par de manos.
v.1.1 S XIV Cl 20 31/05/67

23 Tenemos mil testimonios de que lo que caracteriza la posición de aquél cuyo cuerpo es
puesto a merced de otro, es a partir de ahí que se abre lo que podemos llamar el puro goce.
Y también al entrever, al seguir los índices que nos dan por lo menos el recubrimiento
[recoupement ], quizás ciertas cuestiones se aclararían sobre el sentido de ciertas
posiciones paradójicas, principalmente la masoquista.

Aquí retoma la versión 1


E 121
24 Es mejor, a veces, que las puertas más inmediatamente abiertas no sean franqueadas,
porque no es suficiente que ellas sean fáciles de franquear para que sean las verdaderas.
No digo que esté ahí el fundamento del masoquismo, bien lejos de eso, porque
seguramente lo que es preciso decir es que si es pensable que la condición de esclavo sea
la única que da acceso al goce, en la medida en la que precisamente la podemos formular
como sujeto, no sabremos jamás nada de eso. Ahora, el masoquista no es un esclavo, es
por el contrario, como yo les diré enseguida, un pequeño malvado. Alguien muy fuerte.
El masoquista sabe que está en el goce, es con ese propósito [propos ] ese fin, para vuestro
uso cómo hay que entender eso de lo que se trata sobre él, que todo ese discurso progrese.
Para hacerlo progresar convenía mostrar que en Hegel hay más de una falla. La primera es
seguramente la que me permitía producir delante de aquellos que me escuchan, a saber:
que desde antes que lo afirme y hable de eso en El estadio del espejo ... , había marcado
que en ningún caso, esta especie de agresividad que es la instancia de dos presencias en la
lucha a muerte de puro prestigio, no era ninguna otra cosa que un engaño, que desde ahí
volvía caduca toda referencia a ella como articulación primera.

25 No hago más que volver a señalar, al pasar, los problemas que plantea y deja abiertos la
deducción hegeliana respecto de la sociedad de los amos. ¿Cómo se entienden entre ellos?
Y después la simple referencia a lo que tiene que ver con el saber: que el esclavo, para que
se haga de él un esclavo, no está muerto. El resultado de la lucha a muerte es algo que no
ha puesto en juego la muerte, el amo sólo poseee el derecho de matarlo. Pero es
precisamente por eso que él se llama servus. Y el amo, servats lo salva; es a partir de ahí
que se plantea la verdadera pregunta. ¿Qué es lo que el amo salva en el esclavo?

26 Somos llevados a la cuestión de la ley primordial, de lo que instituye la regla del juego, a
saber que a aquél que será vencido se lo podrá matar. ¿Y si no se lo mata?, ¿cuál será el
precio? Es bien ahí que volvemos a entrar en el registro de la significancia. De lo que se
trata en la posición del amo es esto: las consecuencias de la introducción del sujeto en lo
real, para medir lo que tiene que ver con sus efectos sobre el goce.
(p 278)
27 Conviene plantear, a nivel de este término, un cierto número de principios, a saber: que si
hemos introducido el goce es bajo el modo lógico de lo que Aristóteles llama una
ουσια , (usía) una sustancia, es decir, algo muy precisamente que no puede -es así que se
expresa en su libro de las Categorías- que no puede ser ni atribuido a un sujeto, ni puesto
en ningún sujeto. Es algo que no es susceptible de más o de menos, que no se introduce en
ningún comparativo, en ningún signo menor o mayor, o incluso más pequeño o igual. El
goce es este algo en el que marca sus rasgos y sus límites el principio de placer; es algo
sustancial que es importante producir bajo la forma que voy a articular en nombre de un
nuevo principio: no hay goce sino del cuerpo.

28 Permítanme decir que considero que el mantenimiento de este principio, su afirmación


como siendo absolutamente esencial, me parece de mayor alcance ético que el del
materialismo. Entiendo que esta fórmula tiene exactamente el alcance, el relieve, como la
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afirmación de que no hay sino la materia introducida en el campo del conocimiento.


Porque después de todo, ustedes sólo tienen que ver con la evolución de la ciencia, para
que esta materia, al fin de cuentas, se confunda tan bien con el juego de los elementos en
los cuales se la resuelve, que se vuelve en el límite casi indiscernible de saber lo que
delante de ustedes juega. Si estos son esos elementos significantes últimos, los del átomo,
a saber: lo que ellos tienen en sí mismos de cuasi indiscernibles del progreso de vuestro
espíritu y el juego de vuestra investigación o lo que es, en último término, de una
estructura que ustedes no saben más, de ninguna manera, remitir a lo que tienen como
experiencia común de la materia.

29 Decir que no hay goce sino del cuerpo, que esto les rehúsa los goces eternos, está bien ahí
lo que está en juego en lo que llamé valor ético del materialismo, a saber: lo que consiste
en tomar en serio lo que ocurre en nuestra vida de todos los días. Si hay una cuestión de
goce, mirarlo cara a cara y de no mandarlo a los mañanas que cantan [repoussér dans des
lendemains qui chantent ]. No hay goce sino del cuerpo, esto responde muy precisamente
a la exigencia de verdad que hay en el freudismo.

30 Henos aquí, entonces, dejando enteramente en su errancia la cuestión de saber si se trata de


ser o de no ser. Si se trata de ser hombre o de ser mujer en un acto que sería el acto sexual,
si eso domina todo lo que se suspende del goce es igualmente esto: que tenemos que tomar
éticamente en serio esto a propósito de lo cual se levanta algo que podríamos llamar
nuestro derecho de supervisión [droit de régard ].

31 Edipo no es un filósofo, es el modelo de lo que se trata en cuanto a nuestra relación de lo


que tiene que ver con un saber y el saber del que él da pruebas, por lo menos nos es
indicado en la forma del enigma, es un saber que concierne a lo que tiene que ver con el
cuerpo. Con esto él rompe el poder de un goce feroz, el de la esfinge que es muy extraño
que nos sea ofrecida bajo la forma de una figura vagamente femenina, digamos: medio
bestial, medio femenina. Eso a lo cual él accede después de esto -lo que no lo vuelve,
ustedes saben, más triunfante por eso- es seguramente un goce; en el momento en que él
entra ahí, ya está en la trampa, quiero decir que este goce es el que lo marca desde ese
momento y por adelantado, con el signo de la culpabilidad.
(p 279)
32 Edipo no sabía de qué gozaba, he planteado la pregunta de saber si Yocasta lo sabía, y aún
¿por qué no?: ¿gozaba de dejar a Edipo ignorarlo? Digamos ¿en qué medida el goce de
Yocasta responde a que ella deja a Edipo ignorarlo? Es a este nivel, gracias a Freud, que
se plantean, de ahí en adelante, las cuestiones serias que conciernen a la verdad.
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E 122
33 Ahora bien, la introducción que ya hice de la función de alienación en tanto que es
coherente con la génesis del sujeto como determinado por el vehículo de la significancia,
nos permite decir que en cuanto a lo que nos interesa y que está planteado primeramente, a
saber que no hay goce sino del cuerpo, es que el efecto de la introducción del sujeto, él
mismo efecto de la significancia, es propiamente poner el cuerpo y el goce en esta relación
que he definido por la función de la alienación. Quiero decir que como acabo de
articularlo delante de ustedes durante media hora, el sujeto, en tanto que se funda en esta
marca del cuerpo que lo privilegia, que hace que sea la marca subjetiva la que de ahora en
más domina todo de lo que se va a tratar para el cuerpo, que vaya allí y no a otra parte y
que sea libre o no de hacerlo: he ahí sin duda lo que distingue al amo, porque el amo es un
Sujeto.

34 El goce está en el fundamento primero de la subjetividad del cuerpo, lo que cae en la


dependencia de esta subjetivización y para decirlo de una vez, se borra en el origen de la
posición del amo. Y es esto lo que Hegel entrevé, es justamente la renuncia al goce, la
posibilidad de comprender todo sobre esta disposición o no del cuerpo, no sólo del suyo
sino también del [cuerpo] del otro.

34a El Otro es el conjunto de los cuerpos, a partir del momento en el que el juego de la lucha
social simplemente introduce que la lucha de la relación de los cuerpos es desde ese
momento, dominada por este algo que también se llama la ley. Ley que se puede decir que
está ligada al advenimiento del Amo, pero también simplemente si se entiende el
advenimiento del Amo absoluto, es decir, la sanción de la muerte devenida legal.

35 Esto, desde ahí, nos permite entrever que si la introducción del Sujeto como efecto de
significancia, actúa en esta separación del cuerpo y del goce, en la división puesta entre los
términos que sólo subsisten el uno del otro, ahí debe plantearse para nosotros la cuestión
de saber cómo el goce es manejable a partir del Sujeto.

36 Y bien, la respuesta es dada por lo que el análisis descubre como aproximación de esta
relación al goce. Sin duda, en el campo del acto sexual, lo que él descubre es la
introducción de lo que llamé valor de goce, es decir, anulación del goce como tal, el más
inmediatamente interesado en la conjunción sexual: lo que él llama la castración. Esto no
resuelve nada. Por supuesto, esto nos explica cómo ocurre que la forma legal más simple y
más clara del acto sexual, en tanto que está instituido en una formación regular llamada
matrimonio, desde el comienzo no sea en el origen sino privilegio del amo.
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(p 280)
37 Por supuesto, no simplemente del Amo en tanto que opuesto al esclavo, sino, como ustedes
saben, si saben un poco de historia romana, incluso opuesto a la plebe. No tiene acceso a
la institución del matrimonio quien quiere sino el Amo; pero cada uno sabe, Dios mío, por
la experiencia, todo lo que este matrimonio, que ha sido puesto desde entonces al alcance
de todos, arrastra con él de desgarros, todos saben que esto no va completamente solo. Y
si abren Tito Livio, verán que es una época no tan tardía en la República, en la que las
damas romanas, las que estaban verdaderamente marcadas del verdadero conubium, han
envenenado a sus maridos durante toda una generación, con una soltura y una
perseverancia que ha dejado alguna huella en la memoria y que Tito Livio escribe: "si ellas
han envenado a su marido, no es sin razón". Es preciso creer que la institución del
matrimonio, para que funcione a nivel de los verdaderos amos, debe comportar algunos
inconvenientes que probablemente no están ligados al goce únicamente, porque es más
bien del carácter acentuado del agujero puesto a este nivel, a saber, del hecho de que el
goce no tiene nada que ver con la elección conyugal, que resultaban esos pequeños
incidentes.

38 Cuando hablamos del acto sexual en el nivel que nos interesa a nosotros, analistas, es
precisamente en tanto que el goce está en causa. Como les he recordado la última vez,
Dios no ha desdeñado velar por eso. Alcanza con que la mujer entre en el juego de ser este
objeto que tan bien nos designa el mito bíblico, de ser este objeto fálico, para que el
hombre sea colmado, lo que quiere decir exactamente, perfectamente estafado [floué ], a
saber, no encontrando más que su complemento corporal.

39 El descubrimiento del análisis es precisamente, darse cuenta de que es en la medida que el


hombre no fuera estafado hasta el punto de no encontrar más que su propia carne -nada hay
de llamativo en que además no hay ahí más que una sola carne porque es la suya-, es
justamente en la medida en que esta operación de estafa no se produce, es decir, en que se
produce la castración, que hay o no chance de que haya un acto sexual. Pero entonces
¿qué quiere decir lo que tiene que ver con el goce? Porque la característica de un acto
sexual que estuviera fundado, lo estaría precisamente en el hecho de esta falta de goce en
alguna parte.

40 Esta interrogación sobre lo que tiene que ver con el goce en función tercera, es muy
precisamente lo que nos es dado en otra aproximación que se llama exactamente la inversa
de este paso, de este franqueamiento que se hace en el sentido del acto sexual que se llama
(únicamente a causa de ser en un sentido inverso en cierta progresión, progresión lógica),
que se llama, a causa de eso, regresión.

41 Y es aquí que nuestro algoritmo en tanto que confronta el a con el Uno, o sea, hacia el
interior, como ya lo dibujé: a rebatiéndose sobre el Uno, dando la diferencia de 1-a que
es al mismo tiempo a2 … Hay también otra manera de tratar la cuestión, es la que nos es
sugerida por la función del Otro, a saber que este 1 venga a inscribirse en A para que sea
a , sin rebatir, o sea dejando entre él y el A el intervalo del Uno que está en causa. Pueden
ver por este hecho privilegiado, que el 1 / a que es justamente igual a 1- a y que ése es
el valor de este algoritmo; es por ahí que nos es dado el lugar, la topología, de lo que
concierne al goce.
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A
a a2

1
42 En el caso del esclavo, él está privado de su cuerpo. ¿Cómo saber qué es de su goce?
¿Cómo saberlo, si no es precisamente por lo que de su cuerpo ha deslizado fuera del
dominio [maîtrise ] subjetivo? Todo lo que es del esclavo, en tanto su cuerpo va y viene al
capricho del Amo [Maitre ], deja, sin embargo, preservados estos objetos que nos son
dados como surgidos de la dialéctica significante.
E 123
43 Estos objetos que son su apuesta, pero también el engaño; estos objetos tomados en las
fronteras, que funcionan al nivel de los bordes del cuerpo; estos objetos que conocemos
bien en la dialéctica de las neurosis, sobre los cuales tenemos que volver aún y muchas
veces para definir bien su precio y su valor, su cualidad de excepción. No tengo necesidad
de recordarles el oral y lo que se llama el anal; pero sí los otros, superiores, menos
conocidos, en el registro más íntimo que por relación a la demanda está constituido como
el deseo y que se llaman la mirada y la voz. Estos objetos, en tanto, no podrían de ninguna
manera ser tomados por alguna dominación, cualquiera que sea, significante, aunque
estuviera enteramente constituida en el rango de dominación social, estos objetos por su
naturaleza, se escapan de eso.

44 ¿Qué decir? ¿Es que para el esclavo no hay del lado del Otro más que un goce supuesto?
Hegel se engañó en que es para el esclavo que hay goce del Amo. Pero la pregunta que
vale, se las he planteado recién, es: ¿eso de lo que se goza, goza? Y si es cierto que algo
de lo real del goce no puede subsistir más que a nivel del esclavo, será entonces en esta
parte dejada al margen del campo de su cuerpo que constituye los objetos cuya lista acabo
de recordar, es en este sitio que debe plantearse la cuestión del goce.

45 Nada puede retirar al esclavo la función de su mirada, ni de su voz, ni de lo que tiene que
ver con su función de nodriza, porque es en esta función en la que la antigüedad nos lo
muestra, ni tampoco su función de objeto eliminado, objeto de desprecio; en este nivel se
plantea la cuestión del goce, es una cuestión, como ven, incluso científica.

46 El perverso, es eso lo que es. La perversión está en la investigación [recherche ] de este


punto de perspectiva, en tanto que él puede hacer surgir el acento del goce, pero él lo busca
[recherche ] de una manera experimental. La perversión, aún teniendo la relación más
intima con el goce, es como el pensamiento de la ciencia: es una operación del sujeto en
tanto ha ubicado perfectamente este momento de disyunción en que el Sujeto arranca el
cuerpo del goce, pero que sabe que el goce no ha sido en este proceso sólo goce alienado,
que hay también esto: que queda, en alguna parte, una chance de que haya algo que haya
escapado a eso, quiero decir, que todo el cuerpo no haya sido tomado en el proceso de
alienación.
(p 282)
47 Es desde este punto, del lugar del a , que el perverso interroga la función del goce. No se
la capta jamás más que de un modo parcial y si puedo decir, en la perspectiva … yo no
diría del perverso, porque verdaderamente, se puede decir, que ahí los psicoanalistas no
comprenden nada de eso. ¿Acaso no había uno que planteaba la ecuación respecto de esto,
v.1.1 S XIV Cl 20 31/05/67

de que no podría el perverso a la vez ser sujeto y goce y que en la medida en que fuera
goce no sería sujeto? El perverso permanece sujeto todo el tiempo del ejercicio que
plantea como cuestión al goce. El goce al que apunta es el del Otro, en tanto que él es, tal
vez, el único resto.

48 Pero si lo plantea por una actividad de Sujeto, lo que esto nos permite descubrir no puede
hacerse sino con una única condición: que nos demos cuenta de que estos términos, sado-
masoquista, por ejemplo, como se los anuda, no tienen sentido más que si los
consideramos como investigaciones en la vía del acto sexual. Las relaciones que llamamos
sádicas, entre tal o cual vaga unidad del cuerpo social, sólo tienen interés en esto: figuran
algo que compromete a las relaciones del hombre y de la mujer.

49 Verán la próxima vez que olvidando esta relación fundamental, se deja escapar todo medio
de captar de qué se trata en el sadismo y el masoquismo, lo que no quiere decir que de
ninguna manera, estos dos términos figuren relaciones comparables a las del macho y la
hembra.

50 Un personaje de una increíble ingenuidad, debo decir, escribe en alguna parte esta verdad:
que el masoquismo no tiene específicamente nada de femenino. Las razones que da están
al nivel de formular que si el masoquismo fuera femenino querría decir que no sería una
perversión y que sería natural en la mujer ser masoquista.

51 A partir de ese momento se ve que las mujeres naturalmente no pueden ser clasificadas de
masoquistas, ya que siendo una perversión no podría ser algo natural.

52 He aquí el tipo de razonamiento en el cual uno se empantana, no sin una cierta intuición;
quiero decir la primera, a saber, que una mujer no es naturalmente masoquista. ¡Y con
causa! Es porque si fuera realmente masoquista querría decir que es capaz de cumplir el
rol que un masoquista da a una mujer, lo que bien entendido, daría completamente otro
sentido a lo que en ese caso sería el masoquismo femenino. La mujer no tiene ninguna
vocación para cumplir ese rol, es lo que da valor a la empresa masoquista.

53 Es por eso que me permitirán hoy terminar en este punto, prometiéndoles como punto de
llegada lo que es cuestionado por esta introducción de la perversión, permitiéndoles indicar
como punto máximo que pondremos, espero, algún orden, al menos un poco más de
claridad respecto a lo que se trata cuando se trata de masoquismo.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 21 07/06/67
E. 125
(p. 285)
1 Lo que hay de común en lo que se llama últimamente el estructuralismo es hacer depender
la función del Sujeto de la articulación significante. Es decir que después de todo, este
signo distintivo puede permanecer más o menos elidido y que en un sentido muy preciso, lo
está siempre. Por supuesto, yo sé que algunos de ustedes pueden encontrar que respecto a
esto, los análisis de Lévi-Strauss dejan justamente este punto central en suspenso, nos
dejan, para decirlo todo, delante de esta cuestión en tanto que desde hace algunos años, este
análisis está centrado en el mito. ¿Es preciso pensar, en fin, que la miel esperaba desde
siempre en el tabaco la verdad de su relación con la ceniza?

2 En cierto sentido es verdadero, es por eso que la puesta en suspenso del Sujeto resulta -lo
que basta para hacernos contribuir a algo que no es, sin embargo una doctrina- que es
solamente el reconocimiento de una eficacia que parece ser de la misma naturaleza que la
que funda la ciencia. Sin embargo, que una noción de clase tal implicara "los"
estructuralismos, en plural, que un mínimo de características no podría, de ninguna
manera, unir en un conjunto cierto número de investigaciones en tanto que, para tomar la
mía, por ejemplo, después de todo es sólo como oficio, como aparato coadyuvante que ella
ha debido, de entrada, encontrar para articularla, esta necesidad de la articulación subjetiva
en el significante.

3 Ella no es de algún modo, sino el prefacio; nada podría ser ahí correctamente pensado sin
eso; sin embargo, no es sin razón que debemos producir, en fin, lo que en el mismo campo
ha sido articulado demasiado rápido: la relación fundamental del sujeto así constituido con
el cuerpo, esto de donde sale que simbolismo quiere decir siempre simbolismo corporal.

4 Esto a lo que arribo, durante años ha debido ser apartado por mí, precisamente en razón del
hecho de que es así desde siempre, de que es así tradicionalmente articulado el simbolismo;
es decir, de una manera a la que le faltaba lo esencial, como ocurre por ser demasiado
precipitado: los miembros y el estómago. Hace mucho tiempo, desde siempre, he evocado
en el horizonte la fábula de Menenius Agripa. No estaba tal mal. Comparar la nobleza con
el estómago, es mejor que compararla con la cabeza, porque eso devuelve la cabeza a su
sitio entre los miembros.

Según Tito Livio (II. 32, 8-12) el cónsul Menenius Agripa, defendió la unidad
del estado amenazada por la plebe contra el senado, diciendo: "En aquellos
tiempos en que no estaban todas las cosas unidas en armonía y en que
cada miembro seguía su conveniencia y hablaba su propio lenguaje, se
revelaron todos los miembros del cuerpo contra el estómago... las manos no
quisieron ya trabajar para alimentarlo. … Así le ocurre a la plebe cuando se
rebela contra el senado" (Lacan lo nombra en El psicoanálisis y su
enseñanza, Écrits, pág 442 y Observación sobre el informe de Daniel
Lagache, Écrits, pág. 676).

5 Sin embargo, es ir un poco rápido, pero si lo sabemos es en razón del hecho que está en el
centro de nuestra investigación, la de nosotros, analistas; es algo que, sin duda, no pasa por
otras vías que las de la estructura, las incidencias del significante en lo real, en tanto
introduce en él al Sujeto; pero se concentra en él. Es un signo que no pueda recordarlo con
esta fuerza sino en el momento en que hablando propiamente, instalo mi discurso en lo que
puedo legítimamente llamar una lógica.
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6 Porque es en este momento, que puedo recordar que todo gira para nosotros, alrededor de lo
que tiene que ver con lo que es preciso llamar la dificultad, no la de ser como decía alguno
en su vejez, sino la dificultad inherente al acto sexual. Hay otras dificultades que han
anunciado aquellas; introducir esta función de la dificultad no es nada, el día que la
dificultad de la armonía social tomó su nombre legítimo, la lucha de clases, se dio un paso.
La dificultad del acto sexual puede tener cierto peso si uno se detiene ahí, si todo lo que
tenemos que articular en ese campo se centra efectivamente sobre esta dificultad.

7 Sospecho que una de las razones por la que los psicoanalistas prefieren atenerse a lo que
planteaba la cosa en el centro, eso ilumina toda una región zonal. Sospecho que, dejando
de lado algo que será preciso que señale en seguida, es, de entrada, una dificultad lógica.

8 Se podría para eso, tener como indicativo que la institución del matrimonio se revela tanto
más, no diría sólida, es más que eso: resistente. En nuestra sociedad es dado el derecho de
articularse a todas las aspiraciones, como dicen los psicólogos, todas las aspiraciones al
acto sexual. Porque se ha hallado que algo ha sido franqueado en el esclarecimiento de la
dificultad de la armonía social, es, en efecto, completamente chocante que no sea
especialmente allí que haya sido más abierto el derecho a articularse las aspiraciones al acto
sexual. El matrimonio se muestra, no diré ya, resistente -no hay nada que resistir- más
instituido que en otras partes y que en el campo en el que las aspiraciones se articulan bajo
mil formas eficaces en todos los campos del arte, del cine, de la palabra, sin contar el gran
malestar neurótico de la civilización; el matrimonio, por supuesto, queda en el centro sin
moverse una pulgada, en su estatuto fundamental.

9 Dicho de otro modo, para resumir, esta institución está fundada sobre esta única
enunciación una vez pronunciada -de la que me serví de otro modo como ejemplo para
indicar la estructuración del mensaje en sí mismo, a saber: tú eres mi mujer, lo que no
tiene siquiera, necesidad de ser redoblado por otro anuncio, lo que vuelve casi puramente
formal que se le pregunte a ella si está de acuerdo. A esto tiende bajo todas las formas en
las que esta institución persiste, al menos por el momento, a eso tiende la inauguración de
lo que llamamos una pareja definida como productora.
(p. 287)
10 No es de ningún modo, decir sólo que se trata de una pareja en el sentido de la pareja
sexual. Por supuesto, esto es exigible. Pero es preciso subrayar que podemos decir que su
producto es otra cosa que el niño reducido al retoño biológico, al efecto de la función de
reproducción. Y es lo que queremos decir designando como a lo que tenemos que
interrogar desde el comienzo, de entrada en el acto sexual. Él es ya el producto y no
solamente como retoño biológico.
E 126
11 Este a que les he dicho que pueden, groseramente si quieren, absolutamente situarlo en
vuestras casillas filosóficas, identificarlo a eso a lo que en último término ha llegado el
residuo de esta tradición, después de haber llevado hasta su perfección el aislamiento de la
función del Sujeto y haber debido, más allá, permanecer tranquilo [rester coi ] .

12 Queda, sin embargo, que antes de saludarnos [faire signe ] bye bye, vean * ahora lo que
me sucede y dónde están ustedes, aunque sea un poco sumergidos en este mundo cambiante
que va a salir de la última de sus contradicciones; ¡esto [recién] comienza! En ese
momento les indica, sin embargo, que un pequeño residuo quedaba de esa benéfica
dialéctica a la que estaba ofrecido de entrada el orden total, el saber absoluto, que se llama
Dasein.
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* Las versiones dicen voguez (voguen), entendemos que es una errata por
voyez (vean).

12a Este residuo de presencia en tanto ligado a la tradición filosófica, lo recogemos de su mano;
lo encontramos precisamente como el subproducto de algo que había permanecido
enmascarado en la dialéctica del Sujeto, a saber, que ella tiene que ver con el acto sexual.
Este residuo subjetivo está ya ahí en el momento en que se plantea la cuestión del modo en
que va a jugar en el acto sexual.

13 Todo el discurso humano está de tal modo estructurado que deja abierta [béante ] la
posibilidad misma de la instauración subjetiva implicada en el acto sexual. Todo el
discurso humano ha producido ya, no en cada sujeto, sino al nivel de su efecto subjetivo,
esta lluvia, este fluir [ruissellement ] de residuo que acompaña a cada uno de los sujetos
interesados en el proceso. Pero resulta -pienso que lo recuerdan, porque es por ese abordaje
que lo hemos aproximado- que ese residuo, es al fin de cuentas la juntura más segura, por
parcial que sea en su esencia, la juntura más segura del sujeto con el cuerpo.

14 Este a se presenta, es cierto, como cuerpo, pero no como se dice, como cuerpo total, sino
como caído, extraviado respecto de este cuerpo del que depende según una estructura que
hay que mantener fuertemente si se quiere comprenderla. No se puede comprenderla sino
referiéndose al centro y es lo que mantienen ciertas indicaciones como la de incidencia de
los objetos que llamo a , que están todos ligados (no se dice al acto, por supuesto, ya que
soy yo quien lo dijo primero) a algo que sin embargo, se destina a él, porque es enteramente
alrededor de la prematuración biológica -en tanto que ella evoca este llamado hecho al
cuerpo hacia el lugar del acto- no solamente prematuración en su tentativa, -prepubertad,
se nos dice- primer empuje que indica su porvenir y el horizonte y por sí solo, pero no sin
invocar toda una conjunción, toda una circunstancia social de represión [répression ], de
apreciación al menos de referencias discursivas de demanda y de deseo; ya preforma, hace
arribar al sujeto como a , como subproducto de ese punto central que dificulta la dificultad
misma.

15 Tal vez la carencia relativa es que aunque sea relativa no deja de ser radical (digo: tal vez
…) de los psicoanalistas tiene que ver con su tarea, tiende a que no se propongan ellos
mismos como comprometidos a probar, en el extremo, la dificultad del acto sexual. Porque
el psicoanálisis didáctico, si es, por supuesto, más que exigible para en él, digamos,
cicatrizar los efectos de peligro de esta dificultad, como es para cada uno; esto no es decir
que constituya en sí mismo el hecho de ponerse a prueba en esa dificultad. Es bastante
cómodo franquear la limpieza, la purificación previa, retornar a sus pantuflas que no son, a
pesar de lo que se diga, el lugar elegido del acto sexual. Ciertamente, es ya un acceso estar
en estado de pensar el deseo.
(p. 288)
16 ¿Van a creer que les doy esta consigna: que se trata de pensar el acto sexual? Un acto,
subráyenlo, si recuerdan la manera en la que lo he introducido, no tiene necesidad de ser
pensado para ser un acto. Incluso se plantea la cuestión de saber que si no es por eso que es
un acto. No iré más lejos en este sentido que favorece demasiado los semblantes de acto.
Hacerlo no es cómodo, pero es seguro que sea o no preciso pensarlo, sólo se lo puede
pensar después. La naturaleza del acto es que es preciso cometerlo primero, lo que quizá
no excluye que sea pensado. Es decirles que si se habla de la dificultad del acto sexual, no
es poner al alcance de la mano el tiempo de pensarlo.

17 Bien, retomemos en el nivel más raso. ¿Cómo se plantea si es un acto? Constitución en


acto de un significante a partir de algunas mociones, diremos, no invocando con eso sino el
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registro del movimiento, algo medible en el peso * de un cuerpo. Debe haberlo si el


significante se reduce a la más simple cadena, esta oposición que ya he inscripto sobre dos
pequeñas placas inesperadas en uno de mis artículos, que traduciremos aquí -ni siquiera
diré Je -, soy un hombre [suis un homme ] y su relación con soy una mujer [suis une
femme ].

* versión 1 : pensamiento

17a Es decir que volvemos a lo que recién se presentaba como el mensaje bajo una forma
invertida. ¿No es acaso fabuloso que no podamos, en ningún caso, dar cuenta de un lazo
entre esos dos términos que justifique que tomemos para uno, la inversa del otro? Es
preciso, entonces, que los interroguemos tal como son; es decir, como ustedes no ignoran y
está articulado en cada línea de Freud, en la total incapacidad de darles algún correlato
seguro: sea actividad / pasividad, por ejemplo; no son más que sustitutos de los que cada
vez que los emplea, Freud subraya el carácter, no diré inadecuado, sino sospechoso.

18 Replanteemos las preguntas con los aparatos que nos provee nuestra pequeña tradición del
manejo del Sujeto. Debe poder ser puesta a prueba aquí, e incluso si ella no pudiera servir
para nada, la manera en la que ella sea rechazada por el objeto nos instruirá, tal vez, sobre
algo conceerniente al objeto mismo, su elasticidad, por ejemplo.

19 El ser macho, para tomarlo primeramente, tanto como el ser hembra, están, en este nivel
del discurso, exactamente en la misma posición; vamos a encontrar algo análogo a eso a lo
que nos ha llevado nuestro manejo del Sujeto. Debe haber dos caras, allí también, que
por otra parte, saltan a los ojos inmediatamente: hay una en sí y una para … para
algo. Pero lo que no se ve enseguida es que está del todo allí el para sí, en razón de la
exigencia fundamental del acto sexual, que no puede permanecer para sí, digamos que es
para quien hace el llamado*.

*Seguimos la versión taquigráfica. Otras versiones: que es para aquel que


hace el par.
E 127
(p. 289)
20 Es allí donde debe servirnos la introducción de la función del Otro, lo que corresponde a
nuestra interrogación como opuesta al en sí, más bien deslizante, que corresponde al ser
macho y aún más al ser mujer. Es un para el Otro, es decir, lo que nos fue preciso evocar
de entrada: el lugar desde donde el mensaje le vuelve en forma invertida.

21 Les señalo, es un pequeño repaso, lo haré más acentuado la próxima vez pero no puedo
aquí más que esbozrlo al pasar: esta alternativa de la que he extendido su alcance,
mostrando que no es simplemente de la alienación, porque nos permitió de entrada, desde el
primer trimestre, situar esta operación lógica de la alienación respecto de otros dos
términos. -tal vez lo han olvidado- que forman con ella algo que ya he interrogado a la
manera del grupo de Klein. Brevemente: el punto de partida de ese pequeño rectángulo
donde situé la alienación fundamental del Sujeto, precisamente en su relación con una
posibilidad que no era sino el sitio marcado del acto sexual bajo la forma lógica de la
sublimación. Es decir esta alternativa: o yo no pienso o yo no soy, elección seductora
como lo ven, que es el punto de partida de lo que es ofrecido al Sujeto desde que se
introduce la perspectiva de un inconciente, en tanto que está hecho de esta dificultad del
acto sexual.
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22 Ven aquí como se reparte. El yo no pienso es seguramente, el en sí, si alguna vez


manifiesta ser macho o ser mujer; el yo no soy, está del otro lado, o sea del lado del para
el Otro. El acto sexual es llamado a asegurar, porque se funda en eso, algo que podemos
llamar un signo que viene del yo no pienso, de donde yo soy como no pensante, para llegar
al yo no soy, ahí en donde soy como no siendo [n'étant pas ].

23 Si yo soy allí donde yo no pienso y yo pienso, allí donde yo no soy, es la ocasión de


recordar esa relación que arriba al yo no soy, es decir, yo [moi ] , macho, al nivel de la
mujer; es, sin embargo, ahí, que cualesquiera que fuesen las pretensiones de los filósofos al
separar el το φρονειν (to fronein) (yo cogito) del del το χαιρειν (to kairein) (yo
gozo), es justo ahí que mi destino, a nivel del το φρονειν (to phronein), se juega.
El hecho de haber dialogado con Sócrates no ha impedido jamás a nadie tener objeciones
que cosquilleen, que desordenen mucho su το φρονειν .

24 El paso siguiente es este: nos es ofrecido -y es por eso que lo he recordado- por la función
del mensaje. Y es un hecho que imprudentemente y no sabiendo absolutamente lo que
digo, me anuncio como siendo hombre ahí donde no pienso bajo esta forma: tú eres mi
mujer, allí donde yo no soy. Eso tiene, sin embargo, el interés de dar a la mujer la
posibilidad de anunciarse ella también; es lo que exige que ella esté allí a título de Sujeto,
ya que ella deviene Sujeto, tanto como yo, desde que se anuncia. Este encuentro bajo la
forma pura, tanto más pura, insisto, en tanto que uno no sabe absolutamente lo que dice, es
lo que pone en primer plano la función del Sujeto en el acto sexual. Es incluso, como puro
Sujeto que nos damos cuenta, precisamente a nivel del fundamento de este acto, que ese
puro Sujeto se sitúa en la juntura, o para decir mejor, la dis-juntura del cuerpo y del goce,
es un sujeto en la ** de esta disjuntura.

** palabra inenteligible
(p. 290)
24a ¿Cómo aquí se ve mejor? Por supuesto, lo sabemos por tradición porque recién
evoqué el Filebo en particular, en donde este το φρονειν y este
το χαιρειν son sometidos a esta operación de separación con un rigor por el
cual, precisamente les he recomendado su relectura en vísperas de las últimas
vacaciones.

25 Si ustedes quieren, acá mismo, decirme que después de todo, este acto, podemos bien
prescindir de sus exigencias de acto, que no tenemos necesidad del acto sexual para cojer
de una manera perfectamente conveniente. Se trata, en efecto, de saber, en el relieve del
acto, lo que exige el Sujeto; tal vez es decir poco, decir que todo se sostiene en la oposición
de los significantes hombre-mujer, si no sabemos siquiera lo que ellos quieren decir. En
efecto, la incidencia del Sujeto no está tanto en la palabra mujer como en la palabra
macho.

26 El goce, señalé, es un término ambiguo, se desliza desde esto que hace decir que no hay goce sino
del cuerpo y que abre el campo de la sustancia en donde vienen a inscribirse sus límites severos
en los que el Sujeto se contenta con las incidencias del placer, y después hay este sentido en
donde gozar, he dicho, es presentar al "mi" [“ma"]* . Gozo de algo, lo que deja en suspenso la
cuestión de saber si ese algo del que gozo, goza. Ahí, alrededor del "mi" ["ma"]*, está
precisamente esta separación del goce y del cuerpo. Porque no es por nada que los introduje la
última vez, por el recuerdo de esta articulación frágil, por estar limitada al campo tradicional de la
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génesis del Sujeto de La Fenomenología del espíritu, del amo y del esclavo: "Mi" ["Ma"] gozo
de tu cuerpo, quiere decir, tu cuerpo deviene la metáfora de "mi" ["ma"] goce.

* Es el "mi" de "mi goce". El posesivo en francés tiene género, jouissance [goce]


es femenino, por eso "ma", para el género masculino sería "mon"

27 Pero Hegel, de cualquier modo, no ha olvidado que esto es sólo una metáfora; es decir, si Amo
soy, mi goce ya está desplazado, que depende de la metáfora del siervo, y que permanece para él,
como para lo que interrogo en el acto sexual, hay otro goce que está a la deriva. ¿Tengo necesidad
de escribirlo?

(Mi) [(Mon)]

cuerpo mi goce

? Cuerpo

mi [ma] goce - goce

Este cuerpo de la mujer que es "mi" ["ma"] es de ahora en más la metáfora de mi goce. Se trata de
saber lo que está allí bajo la forma de mi cuerpo. Por supuesto, no pienso siquiera, -¡inocente de
mí! llamarlo "mi" ["mon"]. Eso va a tener también* su relación de metáfora, lo que
seguramente fundaría todo de la manera más elegante y más cómoda, con el goce que está en
cuestión y que hace la dificultad del acto sexual.

*Versión 1: eso tiene que ver con … Versión 2: Eso va a tener también …

28 Van a decirme: ¿por qué es al nivel de la mujer que él hace problema? Vamos a decírlo
inmediatamente, simple y rápidamente -todos los psicoanalistas lo saben, no saben decirlo
forzosamente, pero lo saben- en todo caso lo saben por esto: es que hombre o mujer, ellos
no han sido todavía capaces de articular la menor cosa que se sostenga sobre el tema del
goce femenino. No estoy diciendo que el goce femenino no pueda tomar este sitio; estoy
por detenerlos en el momento en el que se trata de no ir demasiado rápido para
decir lo que es la dificultad del acto sexual. Surgió de una referencia -que era menos
insoportable unicamente porque era un mito- que tomé la última vez en las
relaciones del Amo y el esclavo, a saber, que el goce, pueden muy bien imaginarlo
cuando se trata del esclavo y no hay razón para que no esté siempre allí el goce y esto
tanto más que él no ha tenido, como el Amo la idiotez de arriesgarlo. ¿Por qué no lo habría
guardado? No es porque su cuerpo devino la metáfora del goce del Amo que no
continúe su pequeña vida, ¡como todo lo prueba!
E 128
(p. 291)
29 Si leen la comedia antigua, si releen al querido Terencio, por ejemplo, que no es
precisamente un primitivo, que incluso, es todo lo contrario, de quien se puede aun decir
que las cosas son llevadas tan lejos en él, tan agotadas [exténuées ], que sobrepasa en
simplicidad todo lo que podemos cogitar. Es más simple que un filme de Robbe-Grillet,
aún cuando es oscuro [baclé ]. Pero él no es oscuro: solamente que no nos damos cuenta,
absolutamente, de qué se trata. Hay una historia de Adriana, por ejemplo, vayan a leerla y
me van a decir: ¡Dios mío, que historia! Todo eso porque un muchacho que tiene un
padre, debe o no desposar a una muchacha de clase alta o baja, y como al fin la de clase
baja resulta ser de la alta, a causa de esta historia eterna de los reconocimientos: ella ha sido
raptada de muy chica y que patatín y que patatán … ¡Qué historia!
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30 ¡Qué historia y qué historia idiota! Sólo que lo que hay de enojoso si razonan así, es que
ustedes no ven una cosa, es que no hay más que una persona interesante en toda esta
comedia que se llama Davus; es un esclavo y lo tomamos completamente en serio. Él es el
que maneja todo, es el único inteligente entre todas esas personas; ni soñamos con sugerir
que los otros podrán comenzar a serlo. El padre juega el rol paterno hasta el grado de
embrutecimiento anhelable, innecesario. El hijo es un pobre chico completamente
extraviado. A las muchachas en juego no se las ve siquiera, ellas no interesan a nadie. Hay
un esclavo que se bate por su amo, salvo que arriesga minuto a minuto (está escrito) ser
crucificado. El lleva el asunto magistralmente [de main de maître ], es el caso de decirlo.

31 He aquí de qué se trata en la comedia antigua, salvo que esto tiene para nosotros sólo un
interés: mostrarles que puede haber una cuestión sobre lo que adviene de goce, cuando se
produce este pequeño movimiento de desplazamiento, que está, hablando propiamente,
constituido desde que se introduce entre el cuerpo y el goce la función del Sujeto.

32 No es con un goce propio de un cuerpo, en tanto ese cuerpo lo define, un cuerpo es algo
que puede gozar. Sólo que … lo hacemos devenir metáfora del goce de un Otro.

33 ¿Qué deviene el suyo?, ¿se intercambia? Aquí radica toda la cuestión. Pero no está
resuelta. ¿Por qué? ¡Los analistas, de cualquier modo, lo sabemos!, lo que no quiere decir
que siempre podamos decirlo; es una observación general, no voy a repetirlo todo el
tiempo: la función del cuerpo, lo hemos recordado siempre, es ser el lugar del Otro.

34 Escribamos eso. Vamos a hacerlo así, sobre el cuerpo, va a ser divertido.

Hombres Damas

G? G

Son dos pequeñas placas sobre las cuales, en uno de mis artículos, escribí
hombres/damas. Se las ve a la entrada de los urinarios.

34a Una pequeña placa puede servirnos de cuerpo con, inscripto debajo, un cierto
número de cosas. En efecto es la función del cuerpo, desde que hemos recordado
que es el lugar del Otro. Ahora hago la misma pequeña barra para que ustedes
no se pierdan. Acá escribo G para decir goce. Allí, un signo de interrogación
porque es aquél del que no sabemos, finalmente, si viene ahí. El cuerpo del
macho, es seguramente lo que el macho afirma. No hace otra cosa que afirmarlo.
Es de ahí que partimos en Tu eres mi mujer, o sea que el cuerpo de la mujer es
la metáfora del goce de él. (Alcanza con agregar un rasgo para volver expresiva
esta pequeña articulación).

Párrafo faltante en versión 1


v.1.1 S XIV Cl 21 07/06/67

35 En efecto, por razones que tienen que ver con que no está en juego solamente la pareja, en
el acto sexual, o sea -como otros estructuralistas, que funcionan en otros campos, nos lo
han recordado- que esta relación del hombre y la mujer está sometida a funciones de
intercambio que implican al mismo tiempo un valor de cambio. Y que el lugar en el que
algo es de uso, es acuñado* [frappé ], por esa negativización que hace de eso un valor de
cambio, es tomado aquí -debido a la constitución natural de la función de la copulación-
sobre el goce masculino en tanto él sabe donde está; en fin, así se lo cree: hay un pequeño
órgano que se puede atrapar, es lo que hace el bebé en seguida, con mucha facilidad.

*Elegimos traducir 'frapper ' como acuñar la moneda.

36 Entre paréntesis: verdaderamente será preciso que se los muestre, me han dado un librito
romántico sobre la masturbación, con ilustraciones, es algo tan encantador que no puedo
creer que si lo hago circular por aquí, me vuelva. No sé que hacer, es preciso que ustedes
lo vean, habría que proyectarlo. Se llama El libro sin título. Está hecho para … hay por lo
menos veinte, veinticinco dibujos que muestran los estragos que ejerce la masturbación
sobre los desgraciados jóvenes, sobre todo, desgraciados muchachos varones. Saben qué
mala reputación tenía la masturbación a principios del siglo pasado; los estragos y horrores
que producía ¡y todo eso dibujado y en color! Vean ese desgraciado joven vomitar sangre
¡es algo sublime! Les pido perdón, eso no tiene nada que ver con … ¡absolutamente nada
que ver! Debe ser horriblemente caro. Es una de las razones por las que no querría
separarme de él. No he visto nunca nada parecido. En fin …

37 Este embargo sobre el goce masculino en tanto que es aprehensible en alguna parte, he ahí
algo que es estructural, aunque escondido, por la fundación del valor. Si una mujer es
Sujeto, sin embargo, en el acto sexual, (diría incluso más -acabo de articularlo- no podría
haber acto sexual si ella no estuviera desde el comienzo aprehendida como Sujeto), … para
que la mujer pueda tomar su función, valor de cambio, es preciso que ella recubra algo que
es lo que está instituido como valor y que es lo que el psicoanálisis revela bajo el nombre
de complejo de castración.

38 El intercambio de las mujeres, no estoy diciéndoles que se retraduce fácilmente por el


intercambio del falo, sin eso no se ve por qué los etnólogos no harían también su tabla de
estructuras llamando a las cosas por su nombre, es decir, - φ . No el pene, sino lo que -
porque la mujer deviene la metáfora del goce- hace que se pueda a su vez tomar una nueva
metáfora, o sea esta parte del cuerpo negativizada que llamamos falo para distinguirlo del
pene.

39 Eso no deja menos abierto el problema que acabamos de articular. En otros términos, algo
se instaura ¿qué? otro proceso, el del intercambio social en la fundación del material, si
puedo decir, destinado al acto sexual. Esto no deja menos en suspenso si podemos o no, en
función de este elemento externo, situar algo concerniente a la mujer en su función de
metáfora en relación a un goce que pasó a la función de valor. Esto está expresado en
muchos mitos.

40 No tengo necesidad de recordar a Isis; muestra a una Diosa en su duelo eterno, y de la


última parte del cuerpo, que ella ha juntado [parte que queda inhallable]. Sólo señalo al
pasar que en ese mito extremo, precisamente, la diosa se define como siendo -es lo que la
distingue de una mortal- goce puro, ciertamente él también separado del cuerpo. Pero ¿por
qué? Porque no es cuestión para ella de lo que constituye un cuerpo en su estatuto como
simple mortal.
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41 Esto no quiere decir que los dioses no tengan cuerpo, simplemente, como ustedes no
ignoran, lo cambian. Hasta el Dios de Israel tiene un cuerpo, hace falta estar loco para no
darse cuenta. Ese cuerpo es una columna de fuego a la noche y de humo en el día. Está
dicho en el Libro y de lo que se trata ahí es, hablando propiamente, de su cuerpo. Es para
otra historia, son cosas que hubiera podido desarrollar mejor si hubiera podido hacer mi
Seminario sobre El nombre del padre.

42 La Diosa es goce. Es muy importante recordarlo. Su estatuto de diosa es ser goce y


desconocerlo, es propiamene condenarse a no entender nada de lo que es el goce. Y es por
eso que el Filebo es completamente ejemplar; ahí en una réplica nos anuncia que en
ningún caso los dioses tienen que ver con el goce, no sería digno de ellos.
(p. 293)
43 Es ahí, si se puede decir, que está el punto débil, desde el comienzo del discurso filosófico.
Es haber desconocido radicalmente el estatuto del goce en el orden de los entes. No hago
estos señalamientos sino de manera incidental y para recordarles el alcance que puede tener
esta lectura del Filebo en tanto que permite situar con exactitud ejemplar el campo limitado
en el que se desarrolla todo lo que en él va a haber del estatuto del Sujeto y lo que significa
la recuperación de las cuestiones que por su acción han sido aisladas.
E 129
44 Henos aquí entonces, alrededor de la cuestión de lo que tiene que ver con el goce en el acto
sexual. Digamos, para introducir lo que es el fin de este discurso, pero que es esencial
articular de entrada con la más extrema escansión, lo que es el fin de este discurso y
permitirnos situar en qué los actos que ponemos, legítimamente, en el registro de la
perversión, conciernen al acto sexual.

45 Si conciernen al acto sexual es porque en el punto en el que se trata del goce, verán que por
el hecho de que hay ese punto -puede no ser menos problema a nivel del cuerpo de la
mujer- que hace que no sea sino por un segundo sesgo que podemos abordarlo, dado que la
captura, el modelo, que nos es dado de lo que va a aparecer en las tentativas de solución
está ahí, a la derecha, en la instauración del valor de goce. Es decir, en el hecho mismo de
que sea negativizada la función de cierto órgano, el mismo por donde la naturaleza, por el
ofrecimiento de un placer, asegura la función copulante de una manera que es
absolutamente contingente, accesoria. En otras especies animales la asegura de manera
diferente, con ganchos, por ejemplo, y nada puede asegurarnos que en este órgano hay lo
que sea que concierna al goce.

46 Aquí tenemos este término por el que se introduce el valor. Es por ahí que al nivel en el
que está el problema [question ] del goce, muy precisamente, este goce entra en juego bajo
la forma de pregunta [question ]. Plantearse la cuestión [question ] del goce femenino, y
bien, eso ya es abrir la puerta a todos los actos perversos. Y lo que resulta de esto es que
por eso los hombres tienen, en apariencia por lo menos, el privilegio de las grandes
posiciones perversas que hacen que se plantee la cuestión. Es ya algo que se la pueda
plantear. La mujer incluso tiene una sospecha de eso, es por la reflexión de lo que
introduce en ella esta falta del goce del hombre; ella entra en este campo por la vía del
deseo, que como lo enseño, es el deseo del Otro, es decir, el deseo del hombre.

47 Pero es más primitivamente que se plantea para el hombre la cuestión del goce. Ella se
plantea porque está interesada desde el comienzo en el fundamento de la posibilidad del
acto sexual. Y la manera en que él va a interrogarla es a través de los objetos, de estos
objetos que son precisamente los objetos que llamé a , en tanto que son marginales, que
escapan a una cierta estructura del cuerpo, a saber, la que llamo especular, que es el
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espejismo por el que digo que el alma es la forma del cuerpo y que todo lo que del cuerpo
pasa al alma -ahí está lo que puede ser retenido-ahí está la imagen del cuerpo. Ahí está eso
por lo cual tantos analistas creen que pueden asir lo que tiene que ver con nuestra referencia
al cuerpo.

47a De ahí tantos dichos absurdos, porque es precisamente en esta parte del cuerpo, en este
extraño límite, que como diré comentando esas imágenes, hacen bola, hacen sínfisis en
estas partes del cuerpo que llamaremos en relación a la reflexión especular, partes
anestésicas. Ahí es donde se refugia la cuestión del goce y es a estos objetos que el Sujeto
para quien esta cuestión se plantea en primera fila, el sujeto macho, este sujeto se dirige
para plantear la cuestión del goce. Por supuesto, esto en el momento en que los dejo, puede
parecerles una fórmula cerrada. Y es cierto, en tanto que por lo menos sería preciso, sobre
cada uno de estos objetos mayores que acabo de evocar que son los que designo bajo el
nombre de objeto a , demostrar de manera ejemplar -pero lo que voy a demostrar en
nuestro próximo encuentro- es cómo esos objetos sirven de elementos cuestionadores.
(p.294)
48 Esto no puede darse sino a partir de lo que he articulado de entrada, ya la última vez y
también hoy, como separación constitutiva del cuerpo y del goce. Tengo necesidad, nada
más, de indicar algo para que vuestros pensamientos entren inmediatamente en la vía de la
pulsión que llamamos sado-masoquista, que es, de cualquier manera, junto con la
escoptofilia, los únicos términos de los que Freud se sirve como pivote cuando define la
pulsión.

49 Que la pulsión sado-masoquista juega completamente en un juego en el que lo que está en


cuestión está en este punto de disjunción marcado por mi signo S( ) , a saber, la
disyunción del goce y del cuerpo … es en tanto -lo verán la próxima vez con todos los
detalles- que el masoquista -es de él que partiré- interroga la completud y el rigor de esta
separación y la sostiene como tal. Es por ahí que viene a retirar [soutirer ], si puedo decir,
del campo del Otro, lo que queda para él disponible de cierto juego del goce. Y es en tanto
que el masoquista da una solución que no es vía el acto sexual, sino que pasa sobre esta vía,
que podríamos situar de manera justa lo que se dice desde siempre aproximativamennte
sobre esta posición fundamental del masoquista en tanto que ella es estructura perversa y
que a su nivel -por haberla articulado en su tiempo que es aquí primordial- es la única que
nos permite distinguir -porque es preciso distinguirlos- lo que es del acto perverso y lo que
es del acto neurótico.

50 Verán, se los indico ya que tengo el sentimiento de no haberles dicho mucho de eso hoy y
después de todo, el tiempo apremia; les indico, en tanto puede servir a algunos de tema de
reflexión: es preciso distinguir radicalmente el acto perverso del acto neurótico.

51 El acto perverso se sitúa al nivel de esta cuestión sobre el goce. El acto neurótico, incluso
si se refiere al modelo del acto perverso, no tiene otro fin que sostener -lo que no tiene nada
que ver con la cuestión del acto sexual- el efecto del deseo.

52 Sólo planteando las cuestiones de este modo radical y no puede ser radical más que siendo
articulado lógicamente; podemos distinguir la función fundamental del acto perverso;
quiero decir, darnos cuenta de que es distinto de todo lo que se le parece porque le toma
prestado su fantasma.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 22 14/06/67
E 131
(p 297)
1 Un análisis puede ser interminable, pero un curso, es preciso que tenga un fin. El último de
este año tendrá lugar el miércoles próximo. Hoy es entonces el penúltimo.

2 Este año elegí que no haya seminario cerrado; di lugar, sin embargo, al menos -me excuso
si he olvidado a dos personas que me han aportado aquí su contribución-. Tal vez al
comienzo de esta penúltima reunión, haya alguno entre ustedes, muchos, que quieran tal
vez decirme sobre qué les gustaría hablar, quien sabe, poner un poco más de acento;
esbozar una retoma en el futuro, sea en esta penúltima clase, sea en la última. Veré si
puedo responder hoy, me esforzaré por lo menos en indicar en qué sentido puedo responder
o no.

3 Brevemente, si alguno de ustedes quiere enseguida darme algunas indicaciones de sus


deseos y lo que he podido dejarles deseando respecto del campo que he articulado este año
sobre la lógica del fantasma, le estaré agradecido.

4 ¿Quién pide la palabra?.... ((Silencio)).

5 No hablemos de eso por ahora; aquellos que sean lerdos [ceux qui auront sprit d´escalier ],
podrán quizás dirigirme unas palabritas, mi dirección está en el anuario: rue de Lille; no
creo que ustedes vayan a dudar, que yo sepa soy el único, al menos en este sitio, llamado
'Doctor Lacan'.

6 Continuaré en el punto en el que hemos dejado las cosas, y como no tenemos mucho
tiempo para cerrar lo que puede pasar por formar ciertos campos, cernir lo que he dicho
este año, voy a esforzarme para indicarles los últimos puntos de referencia de la manera tan
simple como pueda, voy a intentar hacerlo simple. Por supuesto esto supone que les
advierta lo que esta simplicidad puede querer decir.

7 Ven bien que el término lógica del fantasma, término suficientemente justificado por el
hecho que voy a acentuar hoy, una vez más, de que el fantasma es de una manera mucho
más estrecha que todo el resto del inconciente, estructurado como un lenguaje; ya que el
fantasma, al fin de cuentas, es una frase con una estructura gramatical. Me parece
indicado, entonces, articular la lógica del fantasma, lo que quiere decir por ejemplo,
plantear un cierto número de cuestiones lógicas, que por simples que sean, no han sido
articuladas muy frecuentemente. No digo que hayan sido articuladas por primera vez por
mí, sino por primera vez por mí en el campo analítico. La relación del sujeto del
enunciado, por ejemplo, al sujeto de la enunciación.
(p 298)
8 Esto no excluye que al final de este primer desbrozamiento, de esta indicación, de esta
dirección dada del sentido en que podría desarrollarse en el porvenir de manera más plena,
más articulada, más sistemática, esta lógica del fantasma, de la que pretendo haber abierto
el surco este año. No, realmente eso no excluye sino que indica, seguramente, que en
alguna parte esta lógica del fantasma se abrocha, se inserta, se suspende, a la economía del
fantasma. Es bien por eso que al término de este discurso he traído este término de goce.
Lo he traído subrayando, acentuando, que hay ahí un término nuevo, al menos en la
función que le doy: no es un término que Freud haya puesto en primer plano en la
articulación teórica.
v.1.1 S XIV Cl 22 14/06/67

9 Mi enseñanza, en suma, podría encontrar su eje en la fórmula de hacer valer la doctrina de


Freud. Sería algo que implicaría que anuncie, que esboce, tal función, tal referencia, que
de alguna manera está cernida, exigida, implicada. Hacer valer a Freud es hacer lo que
hago siempre: como se dice, dar a Freud lo que es de Freud. Lo que no excluye alguna otra
fidelidad, aquella por ejemplo de hacer valer, respecto de lo que indica, de lo que comporta
la relación con la verdad. Diré incluso, que si algo así es posible, es precisamente en la
medida en la que no dejo jamás de dar a Freud lo que es de Freud; yo no me lo apropio.
Ése es el punto que debo decir, tiene su importancia; quizá tendré tiempo de volver sobre
eso al final.

10 Es muy curioso ver que para algunos se trata de apropiarse, quiero decir, no darme lo que
ellos me deben manifiestamente. Cada uno puede darse cuenta de eso en su formulación,
no es eso lo que es importante, es que esa falta de darme lo que es mío, les impide dar el
paso siguiente, ese que habría que dar en un campo sin embargo muy fácil, e
inmediatamente en lugar de dejármelo siempre a mí, desesperados, en seguida, como
parece, de que les haya cortado la hierba bajo los pies.

11 Entonces, la función del fantasma, aproximémosla de entrada para darnos cuenta de lo que
es simplemente el punto de partida de nuestra cuestión -es algo que salta a los ojos- que es
algo cerrado [close ], que se presenta a nosotros en nuestra experiencia como una
significación cerrada [fermée ] para los sujetos que habitualmente, lo más comúnmente
para nosotros, la soportan, a saber: los neuróticos. Notemos como lo hace Freud con
fuerza en el examen ejemplar que él hizo de uno de estos fantasmas, Pegan a un niño,
sobre el cual, hice ya, si ustedes recuerdan, cuando introduje los primeros esquemas de
este año; les aconsejo que cuando hayan ordenado lo que hayan podido tomar, como notas
más o menos extensas, a las cuales pienso, ustedes recurrirán de nuevo para
captar el camino que habrá sido recorrido.

12 Yo ya les dije que es algo cerrado [close ] que hay que situar doblemente en estos dos
términos que he acentuado, de los cuales siendo uno el correlativo de la elección
constituida por el yo no pienso, en la que el Yo [Je ] se constituye por el hecho de que el
Yo [Je ] queda en reserva, si puedo decir, recortado en negativo, en la estructura
gramatical del fantasma (no: pegan a un niño, sino, para ser estricto: un niño es pegado,
como se escribe en alemán). El fantasma es bien esta estructura que a nivel del único
término posible de elección, tal como queda en la estructura de la alienación, la elección
del yo no pienso, el fantasma es lo que aparece como esta frase gramaticalmente
estructurada: Ein Kind wird geschlagen.
(p 298)
12a Pero como les dije, esta estructura, la única que se nos ofrece a nivel de la elección forzada
del o yo no soy o yo no pienso, si ella está ahí, es en la medida en que puede ser llamada
a develar la otra, rechazarla y que a nivel de la otra, la del yo no soy , es la Bedeutung
inconciente la que viene correlativamente a morder este je que es en tanto que no siendo.
Y la relación a esta Bedeutung es precisamente esta significación en tanto que escapa, esta
significación cerrada [fermée ]. Esta significación, sin embargo, tan importante de subrayar
en tanto que, si se puede decir, es la que da la medida de la comprensión, la medida
aceptada, la medida recibida, la intuición, la experiencia que se interpela en cuanto a
sostener estos discursos de falso semblante que apelan a la comprensión como opuesta a la
explicación; santidad y vanidad filosófica. Jaspers en primera fila.

13 El punto de las tripas al que les apunto para hacerles creer que ustedes comprenden las
cosas de tiempo en tiempo, es esta pequeña cosa secreta, aislada, que ustedes tienen delante
de ustedes bajo la forma del fantasma y creen que comprenden porque despierta en ustedes
v.1.1 S XIV Cl 22 14/06/67

la dimensión del deseo. Está ahí, muy simplemente, eso de lo que se trata respecto de lo
que se llama comprensión y recordarlo aquí tiene su importancia; no es porque en media,
digo, para la mayoría, en tanto que ustedes son un poco neuróticos sobre el borde, el
fantasma les da la medida de la comprensión, precisamente en este nivel en que el fantasma
despierta en ustedes el deseo, lo que no es desordenar nada [ce qui n'est foutre pas rien ]
porque es lo que centra vuestro mundo. No es para eso que es preciso que ustedes
se imaginen que comprenden lo que sólo la lógica del fantasma les libra, o sea, la
perversión.

14 No se imaginen que el perverso, para él, el fantasma juegue el mismo rol, es en esto que
intento explicar el enraizamiento de lo que hace al perverso que no podría definirse sino en
relación al término igualmente nuevo por haberlo acentuado, que se llama: el acto sexual.

15 Entonces, ustedes lo ven, hay ahí conexiones que es preciso distinguir, articular lo que es
del goce interesado en la perversión en relación a la dificultad o el impasse del acto sexual;
es dar algo que tiene, en relación al fantasma, del fantasma tal como nos es dado en
estado cerrado [fermé ] -es por esto que he recordado el ejemplo de Pegan a un niño en el
texto freudiano-, la función de este fantasma que no puede presentarse como tal, no ser otra
cosa que estrictamente esta fórmula Ein Kind wird geschlagen. No es porque pueda
interesar en el sentido que tenga una configuración, que ustedes pueden apuntar, remitir a
la economía del goce perverso, haciendo corresponder tal o tal de los término del uno a los
términos del otro,que no son, de ninguna manera, de la misma naturaleza.
(p 300)
16 En otros términos, es preciso recordar enseguida este punto vivo que no es, sin embargo,
difícil de recoger [ramaser ] al pasar, en este texto tan claro de Freud; es por ejemplo esto:
que no hay tal especificidad en los casos de neurosis donde él lo encontró; en la estructura
de una neurosis, este fantasma, para tomar aquél, para fijar nuestra atención, este fantasma
no está ligado específicamente a tal o cual. He aquí algo que podría retener por un instante
nuestra atención. En fin, para lo que es de la estructura de los síntomas, quiero decir, de lo
que significan los síntomas en la economía de un sujeto, ahí no podemos decir que eso se
acomode [arrange ] de la misma manera en una neurosis o en otra.

17 No lo repetiré nunca demasiado, aún si parezco asombrado, para aquellos que me dan la
confianza de venir a hacerse controlar por mí, yo me sublevo con fuerza contra el uso de
términos como estos, por ejemplo: estructura histerofóbica. ¿Por qué eso? No es parecida
una estructura histérica a una fóbica, no es más próxima de la estructura obsesiva una que
la otra.

18 El síntoma representa una estructura. Ahí está el punto sorprendente: es que como nos
indica Freud, en estructuras muy diferentes, este fantasma puede estar, se pasea con el
privilegio de ser más inconfesable que cualquier cosa; leo a Freud, por ahora lo repito. Lo
inconfesable comporta muchas cosas, uno podría detenerse en eso. En todo caso para
permanecer en el nivel de aproximaciones groseras, que es el del año 1919 en que esto ha
sido escrito, digamos que esto está suspendido como una cereza sobre el pedúnculo del
sentimiento de culpabilidad.

19 Es en esto, en todo caso, en lo que Freud se detiene para ponerlo en relación con lo que él
llama una cicatriz, precisamente la del complejo de Edipo.

20 Esto está hecho para hacernos decir que por la manera en la que ha surgido en nuestra
experiencia, el fantasma participa del aspecto experimental de un cuerpo extraño. Que
hayamos sido llevados -esto en razón de los verdaderos saltos [bonds ] teóricos de Freud- a
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presentir esta significación cerrada [fermée ] en las relaciones de otra cosa mucho más
desarrollable, mucho más rica en virtualidades que se llama, hablando propiamente, la
perversión … no es porque Freud haya hecho este salto [sault ] muy rápido que no
debamos poner distancia de él, la justa relación, e interrogarnos por lo menos, sobre
muchas de las experiencias adquiridas sobre que es de la perversión.

21 La perversión entonces, dije, es algo que se articula, se presenta como una vía de acceso
propia a la dificultad que se engendra, digamos, por el proyecto -si ponen esta palabra entre
comillas, es decir, que aquí no es sino analógico, lo hago intervenir como una referencia a
otro discurso que al mío- de la puesta en cuestión, para ser más exactos, que se sitúa en el
ángulo de estos dos términos: no hay/no hay sino acto sexual.
(p 301)
22 No hay acto sexual, dije, en tanto seríamos capaces de articular en él las afirmaciones que
resultan de eso, lo que no quiere decir que no haya algún sujeto que haya accedido ahí, que
pueda decir legítimamente yo soy un hombre, yo soy una mujer. Nosotros, analistas -ahí
está lo que es sorprendente- no somos capaces de decirlo; sin embargo, no hay sino este
acto puesto en suspenso en este nivel para dar cuenta de este algo que después de todo … la
cosa no sólo ha permanecido [restée ] [ambigua] sino que permanece aún ambigua para ser
separada de él y que se llama perversión. ¿Por qué?

23 Es una perversión en el sentido absoluto, en el sentido en que Aristóteles la toma, por


ejemplo cuando aparta ... los monstruos del campo de su ética; hay ahi un cierto número
de prácticas que son, tal vez, ¿por qué no? más manifiestas, más visibles, más vivaces
incluso, en su mundo que en el nuestro. Por otra parte es preciso no creer que estén allí
siempre. Es decir, es un ejemplo que él da del amor bestial, incluso, si me acuerdo bien, la
alusión al hecho de que no sé qué tirano de Falere, si me acuerdo bien, al que le gustaba
bastante hacer pasar a algunas víctimas, fueran amigas o enemigas, por no sé qué máquina,
en las que ellas se asaban un tiempo. Aristóteles aparta esto del campo de la ética.
Por supuesto, esto no es para nosotros un modelo unívoco, porque en su ética, el acto
sexual justamente, como en ninguna ética de la tradición filosófica griega, no tiene valor
central, quiero decir, confesado, patente. A nosotros nos queda leerlo. No es lo mismo
para nosotros, gracias al hecho de la inclusión del mandamiento judío en nuestra moral.
E 133
24 Pero seguramente con Freud la cosa es firme, el interés que llevamos sobre la perversión
sexual, incluso si encontramos más cómodo aflojarle las cadenas bajo la forma de una
referencia a no sé qué desarrollo endógeno, a no sé qué estadío que pretendemos, no se
sabe por qué, biológico; queda que la perversión no toma su valor sino articulándose al acto
sexual. Yo digo: el acto sexual como tal y es por eso que elegí este pequeño modelo de la
división inconmensurable por excelencia, de este a , el mayor a desarrollar en su
inconmensurabilidad, que se define por 1/a = 1 - a y nos permite inscribirlo en un
esquema bajo la forma de un doble desarrollo.

25 ¿Debo reescribirlo hoy? Si esto es 1 , hay lugar para rebatir aquí el a , después lo que
queda resulta ser como por azar el cuadrado de a que es, él mismo igual a 1 menos a : a2
= 1-a . No es difícil identificarlo inmediatamente para producir aquí a3, el cual se rebate
sobre el a2 precedente, aquí un a4, el cual, … etc.; para obtener aquí una suma de potencias
impares que resulta ser igual a a , mientras que la suma de las potencias pares resulta
finalmente igual a a .
v.1.1 S XIV Cl 22 14/06/67

a a2
a
1
(p 302)
26. Lo que han visto proyectarse en el 1, o sea el a a la izquierda y el a2 a la derecha, resultan
al fin separados de una manera definitiva en una forma invertida, al término de una cadena
de la que nos sería fácil, aunque de una manera puramente metafórica, mostrar que
puede representar bastante bien lo que del acto sexual podría presentarse para nosotros de
una manera conforme al presentimiento de Freud, a saber, realizable sólo bajo la forma de
la sublimación. Y es precisamente en la medida en que esta vía y lo que ella implica
permanecen problemáticas, que lo excluyo este año. Porque decir que esto puede realizarse
bajo la forma de la sublimación es apartarse, precisamente, de aquello con lo que tenemos
que ver, o sea, que en su campo surge, estructuralmente, toda la cadena de dificultades que
se desarolla, que se incluye en una hiancia mayor; una hiancia que permanece ahí y que es
la de la castración. Es en la medida en que ahí el voto común, si puedo decir, de los
autores, de todos aquellos que tienen la experiencia de eso, es claro que por lo menos puede
decirse, va por una vía que es inversa de la que va al tope [butée ] de la castración, que se
articula lo que es la perversión.

27 El interés de este esquema es el de mostrar dónde se mide el a , aquí de entrada proyectado


sobre el 1 que también puede desarrollarse de una manera externa, a saber, la relación de
1/(1+a) es también igual a esta relación fundamental que designa el a , quiero decir aquí,
lo recordé en su tiempo: a/1 .

28 Al nivel de la perversión se trata de cómo el presunto Uno, no del acto sexual, sino de la
unión, del pacto sexual, es en la medida en que este Uno es dejado intacto, en que la
partición no se establece ahí, que el sujeto llamado perverso viene a encontrar a nivel de
este irreductible que él es, este a original, su goce. Lo que vuelve concebible que no
podría haber acto sexual, tampoco ningún otro acto, sino es en la referencia significante que
por sí sola, pueda constituirlo como acto. Esta referencia significante aquí, no interesa sólo
este hecho: dos entidades naturales, el macho y la hembra. Por el sólo hecho de que ella
domina, porque es un campo de acto, de acto sexual, esta referencia significante no ordena
a estos seres que no podemos de ninguna manera mantener en el estado de seres naturales,
no los introduce sino bajo la forma de una función de Sujeto. Que esta función de Sujeto,
es lo que he articulado las veces precedentes, tenga por efecto la disyunción del cuerpo y el
goce, es ahí, es al nivel de esa partición que interviene típicamente la perversión.

29 Lo que ella destaca para intentar volver a juntarlos, este goce y este cuerpo separados por el
hecho de la intervención significante, es eso por lo que ella se sitúa en la vía de una
resolución de la cuestión del acto sexual; es que en el acto sexual , -como les he mostrado
en el esquema de la última vez- hay para cualquiera de los partenaires, un goce, el del Otro
que queda en suspenso. Es porque el entrecruzamiento, el quiasma exigible que haría de
pleno derecho de cada uno de los cuerpos la metáfora significante del goce del Otro, está en
suspenso, que no podemos por ningún lado que lo abordemos, sino ver que este
desplazamiento que, en efecto, pone un goce en dependencia del cuerpo del Otro; mediante
lo cual el goce del Otro permanece, como dije, a la deriva.

30 El hombre, por la razón estructural que hace que sea sobre su goce que esté tomada una
prevalencia que lo eleva a la función de un valor de goce, el hombre se encuentra más
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electivamente que la mujer capturado en las consecuencias de esta sustracción estructural


de una parte de su goce. El hombre es efectivamente, el primero en soportar la realidad de
este agujero introducido en el goce; es bien por lo cual, también es él aquél para el cual esta
cuestión del goce -y no seguramente de más peso, también lo es tanto como para su
partenaire- pero es tal que puede dar a eso soluciones articuladas. Puede, favorecido por
esto: hay en la naturaleza de este Otro que se llama el cuerpo, algo que redobla esta
alienación de la estructura del Sujeto, la alienación del goce.

31 Al lado de la alienación subjetiva, quiero decir, dependiente de la introducción de la


función del Sujeto que cae sobre el goce, hay otra encarnada en la función del objeto a .

32 Eurídice, si se puede decir, dos veces perdida. El goce, este goce que el perverso encuentra
[retrouve ]: ¿dónde lo encontrará? No en la totalidad de su cuerpo, donde un goce es
perfectamente conveniente y quizás exigible, sino donde es claro que hace problema
cuando se trata del acto sexual. El goce del acto sexual no podría de ninguna manera
compararse al que puede experimentar el corredor de esta carrera libre y orgullosa en
ninguna parte más que en el campo del goce sexual. No es por nada que es ahí que el goce
aparece prevalente; en ninguna parte más que en este campo el principio del placer que es
propiamente el límite, el tropiezo, el término puesto a toda forma que se sitúa como exceso
de goce. En ninguna parte aparece mejor que la ley del goce está sometida a este límite y
que es ahí donde va a encontrar -especialmente para el hombre, en tanto que he dicho ya
que para él, el complejo de castración articula ya el problema- va a encontrar su campo,
quiero decir, el de los objetos que en el cuerpo se definen por estar de alguna manera,
respecto del principio del placer, fuera del cuerpo.
E 134
33 Ahí están los objetos a. El a es algo ambiguo que por poco que sea del cuerpo, del objeto
individual, está en el campo del Otro y con causa, porque es en ese campo que se perfila el
Sujeto. Es ahí que hay que hacer el requerimiento [requête ] para encontarle el sitio [place
]*. El seno, que como objeto es preciso definir como siendo algo que por estar adosado,
enganchado como en superficie, como parasitariamente a la manera de una placenta,
permanece como algo que puede legítimamente revindicar como de su pertenencia el
cuerpo del niño.

*Versión 1: huella [trace ]

34 Se ve la pertenencia enigmática, en tanto que por un accidente de la evolución de los seres


vivientes aparece así para algunos [objetos] que algo de ellos queda como apéndice del
cuerpo del ser que los ha engendrado. Y después los otros [objetos], lo hemos dicho, el
excremento, tengo apenas necesidad de subrayar lo marginal que es respecto del cuerpo, y
no sin estar muy ligado a su funcionamiento; es bastante claro ver, en todo su peso, lo que
los seres vivientes agregan al dominio natural de estos productos y de sus funciones. Y
después los que he designado bajo los términos de la mirada y la voz.
(p 304)
35 Investiguemos, por lo menos para el primero de estos dos términos, habiendo ya articulado
abundantemente lo que comporta el hecho de que en la relación de visión la pregunta
permanece siempre suspendida, que es aquella tan simple de articular, de la que se puede
decir a pesar de todo el abordaje fenomenológico -y como lo prueba la última obra de
Merleau-Ponty- no se puede resolver, a saber: lo que es de esta raíz de lo visible, la cual
debe ser encontrada en la cuestión de lo que es radicalmente, la mirada. La mirada, que no
puede ser captada como reflejo del cuerpo, tanto como los otros objetos en cuestión, no
puede ser retomada en el alma*, quiero decir, en esta estesia regulatriz del principio del
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placer, en esta estesia representativa en que el individuo se encuentra identificado a sí


mismo, en la relación narcisista, donde se afirma como resto **.
.
* versión 2: amor. **versión 1: individuo.

35a Este resto que sólo surge en el momento en que es concebido el límite que funda al Sujeto,
este resto que se llama objeto a , es ahí que se refugia el goce que no cae bajo el golpe del
principio del placer. Es también ahí, es por ser ahí [d´être là ] , es porque el Dasein, no
sólo del perverso sino de todo Sujeto, hay que situarlo fuera del cuerpo, en esta parte que
dibuja ya este algo de presentimiento que hay en alguna parte en el Filebo (pasaje que les
pedí que fueran a buscar) que Sócrates llama la relación del alma al cuerpo. Es en esta
parte anestésica en la que el goce yace, como lo muestra la estructura de la posición del
Sujeto en estos dos términos ejemplares, definidos como el del sádico y el del masoquista.

Ref

36 Para domesticarlos en esta vía de acceso ¿tengo necesidad de evocar la marioneta


más elemental que podamos imaginar del acto sádico? Salvo que, seguramente, he tomado
desde el comienzo mis garantías y que les pido captar bien eso: les pido que se detengan
en otra cosa que lo que es para ustedes, les dije, más o menos vacilante sobre los bordes de
la neurosis, puede despertar en ustedes de vaga empatía el menor fantasmita de este orden.

37 No se trata de comprender lo que puede tener de conmovedora [émouvante ] tal práctica


imaginada o no que sea de este registro, sino que se trata de articular lo que nos evitará
plantear preguntas sobre la economía en esta función del dolor, por ejemplo, sobre la cual,
espero, hemos dejado de rompernos la cabeza: eso con lo que juega el sádico es con el
Sujeto, diremos. No haré prosopopeya, ya he escrito sobre eso algo que se llama Kant con
Sade para mostrar que son de la misma vena. Juegan con el Sujeto. ¿Qué Sujeto? El
Sujeto, diría -como ya dije en alguna parte que uno está sujeto al pensamiento o sujeto al
vértigo- el sujeto al goce. Lo que, ustedes lo ven, introduce esta inflexión que del Sujeto
nos hace pasar a lo que marqué como siendo el resto, el objeto a .
p(305)
38 Es a nivel del Otro -con mayúscula, por supuesto- que opera esta subversión, regulando
[en réglant ], -digo regulando- lo que desde siempre los filósofos han sentido digno de
calificar desdeñosamente de relaciones del cuerpo con el alma y que en Spinoza se llama
por su verdadero nombre, titillatio, el cosquilleo. Él goza del cuerpo del Otro,
aparentemente, pero ven que la cuestión hay que desplazarla a nivel de lo que formulé en
un campo donde las cosas son menos cautivantes, que he figurado bajo la relación del amo
y del esclavo preguntando: ¿eso de lo que se goza, goza?

39 Entonces, ustedes ven bien: relación inmediata con el campo del acto sexual. Sólo que la
cuestión en el nivel del sádico es: él no sabe que es a nivel de esta pregunta en tanto tal que
él está agarrado, que deviene, pura y simplemente, instrumento de ella. Él no sabe lo que
hace él mismo como sujeto. Es esencialmente en la Verleugnung que él puede sentirlo,
interpretarlo de mil maneras (lo que él no deja de hacer). Hace falta seguramente que
haya alguna potencia articulante, fue el caso del Marqués de Sade, mediante lo cual,
legítimamente su nombre está ligado a la cosa.

40 Sade es esencial por haber marcado las relaciones del acto sádico con el goce y por haber
intentado marcar irrisoriamente la ley bajo la forma de una regla universal digna de las
articulaciones de Kant, en este trozo célebre: Franceses un esfuerzo más y seremos
republicanos, objeto de mi comentario en el artículo que evoqué recién, mostraba que esta
v.1.1 S XIV Cl 22 14/06/67

ley no podría articularse más que en términos no de goce del cuerpo, nótenlo bien en el
texto, sino de partes del cuerpo. Cada uno en este estado fantasmático que estaría fundado
sobre el derecho al goce, cada uno es supuesto a ofrecer a cualquiera, en señal del designio,
el goce de tal parte, escribe el autor: "de su cuerpo" (y no es en vano). El refugio del goce
en esta parte de la que el sujeto sádico no sabe que es esta parte, que es eso exactamente lo
que es su Dasein*, que él realiza su esencia: he ahí lo que está dado ya como clave en el
texto de Sade.

*versión 2: designio.

41 Por supuesto, no tengo tiempo, porque el tiempo avanza, de rearticular lo que resulta de
esta retoma, de esta reclasificación [reclassement ] , uno en relación al otro, del goce y del
Sujeto, Y cuán próximo él está del fantasma, bien entendido, inmediatamente articulado
por Sade, del goce ahí donde es llevado a lo absoluto, en el Otro; muy precisamente en esta
parte del Uno que está aquí, lo más a la derecha, ahí donde habíamos visto deslizar al
comienzo del problema, el goce dejando sin soporte aquél del que se trata, por el cual Sade
debe construir, él, ateo, esta figura sin embargo, la más manifiesta y la más
manifiestamente verosímil de Dios: aquella de un goce de una maldad absoluta.
15
42 Este mal esencial y soberano, del que ahora y sólo ahora, llevado [emporté ], si se puede
decir, por la lógica del fantasma, Sade afirma que el sádico es sólo su sirviente, que él debe
abrir las vías [frayer les voies ] de un máximo de detrucción al mal radical que constituye
la naturaleza.
E 135
42a Pero no lo olvidemos, no se trata sino de la lógica de la cosa; si la he desarrollado o les he
indicado que se remitan a sus fuentes en el carácter tan manifiestamente fútil, bufonesco,
en el carácter siempre tan miserablemente abortado de las empresas sádicas, es porque es a
partir de esta apariencia que se hará ver mejor la verdad que es propiamente dada por la
práctica masoquista en la que es evidente que el masoquista para extraer [soutirer ], si se
puede decir, esconder [dérober ], en el único rincón en que él es manifiestamente
capturable, el objeto a , se libra deliberadamente a esta identificación a este objeto como
rechazado. Él es menos que nada, ni siquiera animal, el animal que uno maltrata, y
también Sujeto que por su función de Sujeto, ha abandonado por contrato todos sus
privilegios. Esta búsqueda, esta construcción, de alguna manera encarnizada, de una
identificación imposible con lo que se reduce a lo más extremo del desecho y que esté
ligado para él a la captación del goce, he aquí donde aparece de manera desnuda, ejemplar
la economía de la que se trata.

43 Observemos, sin detenernos, los versos sublimes que humanizan -si puedo decir- esta
maniobra:

Mientras que de los mortales la multitud vil


bajo el látigo del placer,
el verdugo sin piedad va a recoger
remordimientos en la fiesta servil.

[ tandis que des mortels la multitude vile


sous le fouet du plaisir
, le bourreau sans merci va cueillir
des remords dans la fête servile …]
v.1.1 S XIV Cl 22 14/06/67

Todo esto es pavada, es el reflejo llevado sobre la ley del placer; el placer no es un verdugo
sin piedad, el placer los mantiene en un límite bastante taponado, precisamente por ser el
placer. Pero es de eso de lo que se trata cuando el poeta se expresa así, es muy
precisamente para marcar su distancia al dolor:

mi dolor, dame la mano, ven para aquí, lejos de ellos ... etc.
[ma douleur donne moi la main, viens par ici, loin d'eux … ]

Canto de flauta para mostrarnos los encantos de un cierto camino que se obtiene, ustedes
lo sentirán, por estos colores así invertidos.

Es un poema de Charles Baudelaire. Ver al final de la clase el texto


completo. La primera cita tiene alguna diferencia.

44 Si tenemos que ver con los masoquistas, los masoquistas sexuales, observemos la
necesidad de nuestro esquema; eso que Reich subraya con una torpeza que se puede
verdaderamente decir, es para hacernos dar vuelta la cabeza, del carácter que él llama
imaginario o fantasista, exactamente, del masoquismo. Él no ha captado verdaderamente,
todavía, que todo lo que aporta como ejemplos, designa suficientemente que de lo que se
trata es justamente eso que hemos proyectado a nivel del Uno de la derecha, a saber: el
Uno absoluto de la unión sexual, en tanto que él es este goce puro pero separado del cuerpo
femenino.

45 Si Sacher-Masoch, tan ejemplar como el otro para nosotros por haber presentado todas las
estructuras de la relación masoquista, encarna en una mujer, esencialmente, en la figura de
una mujer, este Otro con mayúscula al cual él tiene que esconderle [dérober ] su goce, este
otro goce absoluto pero goce completamente enigmático; en ningún momento se trata de
que este goce pueda -si puedo decir- darle placer a la mujer. Es bien lo último de las
preocupaciones del masoquista. Es por eso que también su mujer, que él había disfrazado
[affublée ] bajo el nombre de Wanda en La Venus de las pieles, su mujer, cuando ella
escribe sus memorias nos muestra hasta qué punto, en sus requerimientos, ella está
prácticamente desconcertada [elle est a peu près embarrassée comme un poisson d´une
pomme . ] *casi tan embarazada como un pescado con una manzana.

*literalmente: embarazada como un pez con una manzana (Refrán).

46 Por el contrario, ¿para qué romperse la cabeza con el hecho de que este goce sea puramente
imaginario? es preciso que sea encarnado, en la ocasión, por una pareja; pero también
necesitado, manifiesto en la estructura de este Otro, en tanto que no es sino el rebatimiento
de este Uno aún no repartido en la división sexual.
(p 307)
47 Uno no tiene que romperse la cabeza entrando en evocaciones edípicas, para ver que es
necesario que este Uno* que representa este goce mítico, que refiero** aquí al goce
femenino, esté en la ocasión representado por dos partenaires pretendidamente sexuales,
que están ahí para el teatro, para el teatro de marionetas [guiñol ] y alternan. El masoquista
entonces, de una manera manifiesta, se sitúa y no puede sino situarse en relación a una
representación del acto sexual y define por su ubicación [place ] el lugar [lieu ] en que se
refugia el goce.

* versión 1: ser. ** versión 2 : prefiero


v.1.1 S XIV Cl 22 14/06/67

48 Incluso, es eso lo que tiene de ridículo [dérisoire ] . Y eso no es simplemente para


nosotros, es ridículo para él. Es por ahí que se explica este doble aspecto de ridiculez,
quiero decir, en la experiencia, en tanto que jamás deja de meter en la puesta en escena,
como lo ha señalado alguien tan conocido como el señor Jean Genêt; esta cosita que marca,
no para un público eterno sino para que cualquiera que llegue no se engañe, eso forma parte
del goce, que todo eso es truco, incluso diversión.

49 Es esta otra cara, que podemos llamar burla, hablando propiamente, la que es vuelta sobre
sí misma. Es suficiente haber leído (porque ustedes lo tienen ahora a vuestro alcance a
continuación de la admirable presentación de Giles Deleuze) a La Venus de las pieles.
Ven ustedes este momento, en el que este personaje, por lo menos bastante* señor, que era
Sacher-Masoch, imagina el personaje de su novela, del que él hace, ahora, un gran señor
que mientras juega el papel de valet que anda [va courater ] trás de su dama se toma todos
los trabajos [peine ] del mundo para no estallar de risa. Aunque tome el aire más triste
posible, retiene trabajosamente su risa.

*Versiones 1 y 2 : un poco señor. Seguimos la versión taquigráfica.

50 Es aún introducir como esencial esto: el costado que llamaré -que también ha impactado a
Reich sin que él se diera cuenta plenamente- con este propósito, el lado demostración de la
cosa, que forma parte de esta posición masoquista, que él demuestra como yo en el pizarrón
-eso tiene el mismo valor- que él demuestra que ahí solamente está el lugar [lieu ] del
goce. Demostrarlo forma parte de su goce y la demostración no es por eso menos válida.

51 La perversión entera tiene siempre esta dimensión demostrativa; quiero decir, no que ella
demuestra para nosotros, sino que el perverso es él mismo, demostrador, es él el que tiene
la intención, no es la perversión, por supuesto. He aquí, a partir de qué pueden plantearse
sanamente las cuestiones de lo que tiene que ver con lo que llamamos, más o menos
prudentemente, el masoquismo moral.

52 Antes de introducir el término masoquista en cada giro de nuestra exposición, es preciso de


entrada, haber comprendido bien lo que es el masoquismo a nivel del perverso. Les he
indicado suficientemente recién, que en la neurosis, lo que está ligado a la perversión no es
otra cosa que este fantasma, que en el interior de su campo de la neurosis cumple una
función especial sobre la cual parece que no nos hemos interrogado jamás. Es únicamente
a partir de ahí que podremos dar justo valor a lo que introduciremos más o menos a justo
título, en tal giro de la neurosis, llamándolo masoquismo.
(p 308)
53 No tengo tiempo literalmente hoy para poder continuar con [el tema de] la neurosis. Esto
está ligado, por supuesto, al hecho de que siempre mido mal lo que voy a decirles en una
sola vez. Pero si hoy articulé lo que hace el fundamento de la perversión en sí misma y al
mismo tiempo les he mostrado que el sadismo no tiene nada que ver con una inversión
[retournement ] del masoquismo, porque es claro que los dos operan de la misma manera,
salvo que el sádico opera de una manera más ingenua, interviniendo sobre el campo del
sujeto en tanto que está sujeto al goce; el masoquista, después de todo, sabe bien que poco
le interesa lo que ocurre en el campo del Otro. Seguramente es preciso que el Otro se
preste al juego; pero él sabe el goce que tiene que extraer [soutirer ] .

54 Para el sádico, él se encuentra en verdad siervo de esta pasión, de esta necesidad de volver a
poner bajo el yugo del goce eso a lo que él apunta como siendo el Sujeto. Pero no se da
cuenta que en este juego él mismo es incauto, haciéndose siervo de algo que está enteramente
fuera de él, y la mayor parte del tiempo permanece a mitad de camino de eso a lo que él
v.1.1 S XIV Cl 22 14/06/67

apunta. Pero, por el contrario, no le falta jamás realizar de hecho, quiero decir sin saberlo,
sin buscarlo, sin situarse ahí, sin ubicarse ahí, la función del objeto a . Es decir, estar
objetivamente, realmente en una posición masoquista, como la biografía de nuestro divino
Marqués -lo he subrayado en mi artículo- nos lo demuestra suficientemente. ¿Qué hay de
más masoquista que haberse puesto enteramente en las manos de la Marquesa de Montreuil?

Nota al párrafo 43:

Les Fleurs du mal


Sois sage, ô ma Douleur, et tiens-toi plus tranquille.
Tu réclamais le Soir; il descend; le voici:
Une atmosphère obscure enveloppe la ville,
Aux uns portant la paix, aux autres le souci.

Pendant que des mortels la multitude vile,


Sous le fouet du Plaisir, ce bourreau sans merci,
Va cueillir des remords dans la fête servile,
Ma Douleur, donne-moi la main, viens par ici,

Loin d'eux. Vois se pencher les défuntes Années,


Sur les balcons du ciel, en robes surannées;
Surgir du fond des eaux le Regret souriant;

Le Soleil moribond s'endormir sous une arche,


Et, comme un long linceul traînant à l'Orient,
Entends, ma chère, entends la douce Nuit qui marche.
Sem XIV. Trad. Carlos Ruiz. v.1.1

Clase 23 21/06/67
E 137
p. 311
1 Esta vez tendré que ser breve, había anunciado que sería la última reunión de este año
escolar, mi último curso. Será preciso cerrar este tema sin haber hecho otra cosa que
abrirlo. Anhelo que alguien lo retome si puedo animarlos con este deseo.

2 Para ser breve, tengo la intención de terminar sobre lo que se puede llamar un recuerdo
[rappel ] clínico -no ciertamente que cuando hablo de lógica y precisamente de lógica del
fantasma, yo deje aunque fuese por un instante el campo de la clínica. Cada uno sabe, cada
uno testimonia entre aquellos que son practicantes, que es en el día a día de las
declaraciones de sus enfermos que ellos encuentran mis términos principales tanto como yo
mismo, que no los he ido a buscar en otra parte. Lo que ubico, a partir de lo que llamo
estos términos marco [repère ] de mi enseñanza, lo que yo ubico, quiero decir eso de lo que
ordeno el sitio [place ] es el discurso psicoanalítico mismo.

3 Al comienzo de esta semana -es un testimonio inverso que me dan muy frecuentemente- a
saber, tal enfermo parecía sonar a su analista (al día siguiente de mi seminario), [como]
algo que parecería ser una repetición, hasta el punto de preguntarse si podría ser un eco.
Uno se maravilla tanto más en los casos donde esto es verdaderamente imposible; no
más tarde que al principio de esta semana, inversamente, encontré en los relatos de tres
sesiones de un psicoanálisis que me fueron aportadas (poco importa que fuera
didáctico o terapéutico) los términos mismos que sabía, porque era lunes, que había
"excogitado" la víspera, en este lugar de campo donde preparo para ustedes mi seminario.
Entonces, de ese discurso analítico, no hago otra cosa que dar de algún modo, las
coordenadas donde se sitúa. ¿Pero qué hay que decir? porque yo puedo aproximar el
discurso, no alcanza con decir que es el discurso de un neurótico, eso no especifica ese
discurso; es el discurso de un neurótico en las condiciones, incluso en el condicionamiento,
que le da el hecho de sostenerse en el consultorio del analista y no por nada adelanto esta
condición de local.
(p 312)
4 ¿Es decir que estos ecos, estos calcos, significarían algo muy extraño? cada uno sabe, cada
uno puede ver, cada uno puede saber y probar que mi discurso aquí no es el de la
asociación libre. ¿Es, entonces, decir que ese discurso al que recomendamos el método de
la asociación libre, ese discurso de los pacientes, encuentra aquí el mío en el momento en
que él nos falta, de alguna manera, en que especula, en que instrospecta, en que elucubra,
en que "intelectualiza", como decimos amablemente? ¡No, sin duda! Debe haber ahí otra
cosa todavía [encore ]* que pueda decir que el paciente obedece a la recomendación de la
asociación libre en tanto es la vía que le proponemos. Él puede, de cualquier modo,
legítimamente, decir esas cosas. En efecto, cada uno sabe que si se le pide [prie ]** pasar
por la vía de la asociación libre no es decir que esto demande [commande ] un discurso
laxo o un discurso entrecortado [rompu ]; pero de cualquier modo, para que algo llegue
hasta las sutilezas, a cierta distinción de las incidencias en relación a su propia demanda, a
la pregunta por su deseo; hay muy bien ahí algo de naturaleza tal como para hacernos
reflexionar un instante sobre lo que condiciona este discurso, más allá de nuestras
consignas.

*versión 2 : toma cuerpo [prend corps ] . **versiones 1 y 2: priva [prive ]


seguimos la versión taquigráfica.
v.1.1 S XIV Cl 23 21/06/67

5 Y ahí nos es preciso hacer intervenir ahí este elemento -hoy permaneceré al nivel de las
evidencias más comunes- que se llama la interpretación. Antes que preguntar qué es,
cuándo, cómo es preciso hacerla, lo que no deja de provocar cada vez más en el analista
cierto embarazo a falta, tal vez, de plantear la cuestión en un tiempo anterior, a aquél en
que voy a plantearla.

6 Es éste: ¿Cómo el discurso libre, que es encomendado al sujeto, está condicionado por lo
que está de alguna manera en vías [en passe ] de ser interpretado?

7 Ahí está lo que nos lleva a evocar simplemente algunas marcos de referencia que los
lógicos nos dan desde hace algún tiempo. Es lo que este año me ha empujado a hablar de
lógica. Yo no iba ciertamente a darles aquí un curso de lógica, no era compatible con lo
que tenía que cubrir. He intentado dar la armadura de una cierta lógica que nos interesa a
nivel de estos dos registros: la alienación por una parte y la repetición por la otra; estos dos
esquemas en cuadrángulo y profundamente [foncièrement ] superpuestos.

8 Espero haber incitado a algunos a entreabrir, ojear algunos libritos de lógica, aunque más
no sea para recordar las distinciones de valor que el lógico introduce en el discurso cuando
distingue, por ejemplo, las frases que se llaman asertivas de las imperativas o implorativas,
simplemente para señalar que puede prescindir de ellas, que él se localiza a nivel de las
primeras cuestiones, y las otras, que no serían menos, por supuesto, palabras plenas
[pleines ] de incidencias,y que podrían también interesarles; los lógicos, cosa curiosa, no
las abordan sino contorneándolas, de algun modo de costado; lo que hace que este campo
haya permanecido bastante intacto hasta hoy.

9 Estas frases que he llamado las más imperativas, la más implorativas, en tanto que después
de todo ¿qué? ellas solicitan algo que, si nos referimos a lo que he definido como acto, no
pueden no interesar a la lógica: si ellas solicitan intervenciones apresuradas [hâtives ], no
puede ser más que a título de acto.
(p 313)
10. Sólo las primeras serían, al decir de los lógicos, susceptibles de ser sometidas a lo que se
puede llamar la crítica [critique ]. Definámosla como una crítica que exige una referencia
a las condiciones necesarias para que de un enunciado pueda deducirse otro enunciado.
Aquel que hoy se hubiera arrojado en paracaídas por primera vez y no hubiera oído [ouï ou
entendue ] jamás estas cosas, podría ahí encontrar ahí algo bien chato. Supongo, sin
embargo, que para vuestras orejas resuena aquí la distinción de la enunciación y el
enunciado -el enunciado,para que me entiendan, para que entiendan lo que acabo de decir,
está constituido por una cadena significante- es decir, que lo que es en el discurso, objeto
de la lógica, está limitado desde el comienzo por condiciones formales, lo que hace que
esta lógica se llame lógica formal.
E 138
11 Es bien ahí,. al comienzo (no enunciado al comienzo por quien es el gran iniciador,
Aristóteles); enunciado por él sólo de una manera ambigua, parcial, pero deslindada, en los
progresos ulteriores al nivel de lo que he llamado las condiciones necesarias: la
valorización de la función de la negación en tanto que excluye al tercero, quiere decir, algo
que no puede ser afirmado y negado al mismo tiempo bajo el mismo punto de vista. Es lo
que nos enuncia Aristóteles, y esto expresamente.

12 Después de todo podemos poner ahí inmedianteamente, al margen lo que Freud nos afirma,
pero no está ahí, sin embargo, lo que el principio que llamamos de no contradicción se
limita a detener ¿a detener qué? lo que se enuncia en el inconciente. Freud, lo saben,
v.1.1 S XIV Cl 23 21/06/67

desde La interpretación de los sueños, lo subraya, contradicción, es decir que una misma
cosa sea negada y afirmada al mismo tiempo y bajo el mismo ángulo es lo que Freud nos
designa como siendo el privilegio, la propiedad, del inconciente. Si hubiera necesidad de
algo para confirmarlo para aquellos en cuya cabezota [caboche ] eso no ha podido entrar
todavía, que el inconciente está estructurado como un lenguaje, diré: ¿cómo pueden
ustedes justificar, entonces, que Freud se tome el cuidado de subrayar esta ausencia, en el
inconciente, del principio de no contradicción?, ya que el principio de no contradicción no
tiene absolutamente nada que ver con lo real. No es que en lo real no haya contradicción,
no es cuestión de contradicción en lo real.

13 Si el inconciente es -como para aquellos que tienen que hablar en los lugares donde se
imparte una enseñanza que comienza diciendo: "aquellos que están en la sala que crean
que el inconciente está estructurado como un lenguaje, salgan" (ciertamente, tienen razón,
porque eso prueba que saben todo y que en todo caso para aprender que es otra cosa ellos
no tienen necesidad de permanecer) ... Si se trata de otra cosa, si son las tendencias, como
se dice, las tendencias puras, la tensión en todo caso no es cuestión de que sea otra cosa
que lo que es; puede componerse, en la ocasión, según el paralelogramo de fuerzas,
invertirse, en tanto que le suponemos una dirección; ¿no es cierto? pero es en un campo
siempre sometido, si se puede decir, a la composición.

14 Pero, en el principio de contradicción se trata de otra cosa, se trata de negación; la


negación no se encuentra en los arroyos, si buscan en cualquier parte [cherchez sous le
pied d´un cheval ] no encontrarán la negación. Entonces, si lo subrayamos y si Freud que
de cualquier modo debía saber algo de eso, se toma el cuidado de subrayar que el
inconciente no está sometido al principio de contradicción es bien porque puede ser que
estuviera sometido. Y si es cuestión de que esté sometido es evidentemente a causa de lo
que vemos: que está estructurado como un lenguaje. El uso de un lenguaje es prohibir
[interdire ]; después de todo por participar de una cierta convención, esta prohibición tiene
un sentido: que el principio de contradicción funcione o no. Si se subraya que en alguna
parte no funciona, es porque se trata de un discurso. Invocarlo quiere decir que el
inconciente viola esta ley lógica, lo que prueba al mismo tiempo que está instalado en el
campo lógico. Y que articula proposiciones.
(p 314)
15 Ahora, recordar esto, no es por supuesto, sino incidentalmente para volver a las bases, a los
principios y recordar que los lógicos nos enseñan que la ley de no contradicción, aunque
nos hayamos engañado durante bastante tiempo, no es la misma cosa: hay que distinguirla
de lo que se llama la ley de bivalencia.

16 Otra cosa hay que prohibir en el uso lógico en tanto están dados los objetivos limitados que
les dije recién, limitados en su campo a las frases asertivas, limitados a deslindar las
condiciones necesarias para que de un enunciado se designe una cadena correcta, es decir,
que permita hacer la misma aserción sobre otro enunciado, aserción que es negativo o
afirmativo. Otra cosa es decir: ' ley de bivalencia: toda proposición es o bien verdadera
o bien falsa'.

17 No quiero extenderme aquí porque de entrada ya lo hice. He indicado desde las primeras
lecciones de este año, algunas líneas para hacerles sentir hasta qué punto en Freud era fácil
demostrar, que no es solamente porque no se sabe que una proposición puede ser
fácilmente construida que esto puede hacerles sentir cuánto esta bivalencia, -bivalencia
como zanjada [tranchée ]- es problemática. Los matices que hay, o que se inscriben entre
es verdadero que sea falso o es falso que sea verdadero, esto no es de ningún modo algo
v.1.1 S XIV Cl 23 21/06/67

lineal, unívoco y que deba ser zanjado [tranché ]. Pero justamente es bien esto lo que da
todo su valor a la presencia de esta dimensión que es la nuestra, en el interior de la cual se
sitúa este discurso al que le demandamos no mirar más lejos, si puedo decir, que la punta
de su nariz.

18 Basta que tengan que plantear la cuestión de lo que para mí entra en el análisis, a saber, si
deben decir eso o no, esto está zanjado [tranché]. Es la manera más clara de enunciar la
regla analítica; pero de cualquier modo, lo que yo no le digo, y que es el pie sobre el cual
él parte, es que no es sino la verdad, en último término, lo que está ahí planteado como
debiendo ser buscada en las fallas de los enunciados. Fallas que en suma, les doy toda la
facilidad, que les recomiendo, casi multiplicar, pero que supone, al principio de la regla
que les doy, un conocimiento que implica la corrección [réfection ] eventual de dichas
fallas. ¿Corrección que hay que hacer según qué normas, sino las que evoca y sugiere la
presencia, la dimensión de la verdad? Esta dimensión es inevitable en la instauración del
discurso analítico.

19 El discurso analítico es un discurso sometido a la ley de solicitar esta verdad de la que ya


hablé en términos que son más apropiados, una verdad que habla, de la cual de solicitarla
sale un enunciado, un veredicto: un dicho verdadero [veritable ].

20 Seguramente la regla toma otro valor, esta verdad que habla y de la que se espera el
veredicto, se la acaricia, se la domestica, se le pasa la mano por la espalda, este es el
verdadero sentido de la regla. Uno quiere ponerle la trampa. Para ponerle la trampa, uno
hace semblante de no preocuparse -en suma ese es el sentido de la regla de asociación
libre- se hace semblante de no preocuparse y de desentenderse [s´en foutre ], de pensar en
otra cosa. Así ella, tal vez, dejará caer el bocado [morceau ].

Referencia a una fábula de Lafontaine. El cuervo, alagado por el zorro, dice


¨gracias¨ y con eso deja caer el bocado que sostiene en el pico. Morceau
es bocado y también disparate.
(p 315)
21 He aquí el principio, me ruborizo casi de decir un disparate [morceau ], pero no lo olviden;
tengo que vérmelas con psicoanalistas, es decir, con aquellos para los que lo que digo es
bien tangible y casi al alcance de todo el mundo, y que seguramente son los que tienen
mayor tendencia a olvidarlo, y seguramente tienen fuertes razones que diré enseguida.

22 Esta es la cuestión, la señalo al pasar, es que en suma se interroga la verdad de un discurso


que, si es verdadero -siguiendo a Freud y lo que dije recién- es la verdad de un discurso
que puede decir sí y no al mismo tiempo y de la misma cosa -porque es un discurso no
sometido al principio de contradicción- y diciéndose, haciéndose como Otro discurso,
introduce una verdad.
E 139
23 Eso también es fundamental; la prueba tan fundamental -aunque por supuesto no siempre
deslindada en el tipo de enseñanza que evocaba hace un rato- es tan fundamental que es de
ahí que proviene [relève ] el sobresalto, el que se sabe, se siente, por el testimonio que
Freud ha tenido que hacer cuando él tuvo que explicar lo que había pasado a su banda -
ustedes saben, los compañeritos vieneses del miércoles-, que la paciente había tenido
sueños hechos expresamente para enredarlo [foutre dedans ] a él, a Freud. Sobresalto en
la reunión, e incluso probablemente clamores, porque se vio a Freud darse un poco de
trabajo para resolver la cuestión. Él explica eso, por supuesto, como puede; a saber que los
sueños no son el inconciente, los sueños pueden ser mentirosos. Eso no quiere decir, que
v.1.1 S XIV Cl 23 21/06/67

lo menos que se pueda decir es que a este inconciente no hay que empujarlo. Quiero decir,
que si esta dimensión debe ser preservada -lo que hace Freud- es en nombre de esto: es que
el inconciente preserva una verdad que no confiesa y que si se lo empuja, entonces, por
supuesto, puede ponerse a mentir con todos, con todos los medios que tiene [à pleins
tuyaux ] . Pero ¿qué puede querer decir todo esto?

24 El inconciente no tiene sentido -salvo para los imbéciles que piensan que es el mal- desde
el momento en que se ve lo que ocurre que no es lo que llamaríamos, si ustedes quieren, un
sujeto aparte, entero, o más exactamente que él está antes, antes que el sujeto aparte,
entero, que tiene un lenguaje antes de que el sujeto sea supuesto saber lo que sea. Hay,
entonces, una anterioridad lógica del estatuto de la verdad, para que lo que sea,calificable
de sujeto, pueda alojarse ahí.

25 Sé bien que cuando digo estas cosas, cuando las escribí por primera vez en La cosa
freudiana, han tenido su pequeña resonancia romántica. ¿Qué quieren? No puedo hacer
nada: la verdad es un personaje al que se le ha dado desde hace mucho tiempo una piel,
cabellos, incluso un pozo para alojarse y aún para hacer de juguete de las circunstancias [il
fait le ludión ].

Ludión es el juguete que llamamos "balero".

26 Se trata de encontrar la razón de eso. Quiero simplemente decirles que es imposible de


excluir, lo dije recién, por la razón que ustedes van a ver: es que si la interpretación no
tiene esta relación, si no hay ningún medio de llamarla de otro modo que [desde] la verdad,
si ella no es sino eso detrás de lo que cual se la proteje [abrite. ] en la manipulación de
todos los días, uno no va a atormentar a los pichones que controla, echándoles sobre el
lomo la carga de la verdad. Entonces, mientras se les dice que la interpretación ha tenido o
no éxito, como se dice, porque ella ha ... ¿qué? es el criterio, ... ha tenido su efecto de
discurso, que no puede ser otra cosa que un discurso, es decir, que él ha tenido el material,
él ha rechazado, y el tipo ha continuado despotricando. Pero si no es más que eso,
entonces, si no es más que puro efecto de discurso, eso tiene un nombre que el
psicoanálisis conoce perfectamente -lo que es, por otra parte para él un problema, lo que es
gracioso- es precisamente eso y no otra cosa lo que se llama sugestión.

27 Si la interpretación no fuera sino lo que sale del material, quiero decir, si eliminamos
radicalmente la dimensión de la verdad, toda interpretación no es más que sugestión. Lo
que pone en su sitio estas especulaciones tan interesantes, porque se ve que es para evitar
la palabra verdad que Glover habla de interpretación exacta o inexacta. No puede hacerlo
más que para evitar la dimensión de verdad, ¡y lo hace el querido hombre! Él es un
hombre que sabe muy bien lo que dice, no solamente para evitar la dimensión -porque
ustedes van a ver plenamente, se puede hablar de la dimensión de la verdad- sino que es
difícil hablar de interpretación falsa. La bivalencia es polar pero ella deja embarazado en
cuanto al tercero excluido. Es por eso que él admite, digo Glover, la fecundidad eventual
de la interpretación inexacta. Inexacta no quiere decir que sea falsa, quiere decir que ella
no tiene nada que ver con lo que se trata en ese momento como verdad; pero a veces, sin
embargo, no erra forzosamente el blanco, [ne tombe pas a côtè ] porque no hay medio de
no verla resurgir. Porque la verdad se resiste [rebelle ], por inexacta que sea, de cualquier
modo uno le ha hecho cosquillas en alguna parte.

28 Ahora, en este discurso analítico destinado a cautivar* a la verdad es la respuesta-


interpretación, interpretación que representa la verdad, interpretación como siendo posible,
v.1.1 S XIV Cl 23 21/06/67

aún si no tiene lugar, que orienta todo este discurso. Y el discurso que nosotros hemos
ordenado [commandé ] ** como discurso libre tiene por función hacerle sitio [faire place ].
No tiende a otra cosa que instituir un lugar [lieu ] de reserva para que se inscriba esta
interpretación como lugar [lieu ] preservado de la verdad. Este lugar es el que ocupa el
analista.

*En una versión: "hacer hablar a la verdad"


**√ersiones 1 y 2 :"comentado". Otra versión: " recomendado". Seguimos
la versión taquigráfica.

29 Les señalo que él lo ocupa pero que no es ahí donde el paciente lo pone. Ahí está el interés
de la definición que les di de la transferencia. ¿Por qué no recordar que ella es específica?
Él está ubicado en posición de sujeto supuesto saber. Sabe muy bien que eso no funciona
más que si él sostiene esta posición, porque es ahí que se producen los efectos mismos de
la transferencia, aquellos por supuesto, sobre los cuales él tiene que intervenir para
rectificarlos en el sentido de la verdad. Es decir, que él está entre dos sillas [entre deux
chaises ]. entre la falsa posición de ser el sujeto supuesto saber, lo que él sabe bien que no
lo es, y la de tener que rectificar los efectos de esta suposición por parte del Sujeto y esto
en nombre de la verdad.

30 Es en esto que la transferencia es fuente de lo que llamamos resistencia. Si es cierto,


como dije, que la verdad en el discurso analítico está ubicada en otra parte, en el sitio de
aquel que oye [entend ], de hecho, aquel que oye sólo puede funcionar como relevo en
relación a este sitio. Es decir que la única cosa que él sabe es que él está, él mismo, como
Sujeto, en la misma relación a la verdad que aquel que le habla. Es lo que se llama
comúnmente: que obligatoriamente, como todo el mundo, está en dificultades con su
inconciente, y que es lo característico, es la función renga de la relación analítica. Es que
justamente sólo esta dificultad, la suya propia, puede responder dignamente ahí donde se lo
espera, ahí donde se lo puede esperar mucho tiempo, ahí donde se espera la interpretación.

31 Sólo que ustedes ven una dificultad, que sea de ser o de que esté en relación con la verdad,
es probablemente la misma cosa. Una dificultad no constituye un estatuto. Es por lo cual
es sobre este punto que se hace todo para dar a esto, que es la condición del analista, de no
poder responder más que con su propia dificultad de ser analista. Después de todo ¿por qué
no? para camuflar eso contamos trucos. Por ejemplo que su inconciente está
completamente reglado [reglé ] porque él ha tenido un psicoanálisis, y además didáctico.
Y eso, por supuesto, de cualquier modo le ha permitido estar un poco más cómodo, aunque
no estamos en el dominio del más o del menos. Estamos en el fundamento de lo que
constituye el discurso analítico.

32 Eso no va rápido, sin embargo es así como es preciso avanzar. Esta verdad, si se remite al
deseo, quizá nos va a dar cuenta de las dificultades que tenemos en manejar esta verdad de
la misma manera que pueden hacerlo los lógicos.

33 Que me sea suficiente evocar que el deseo no es algo sencillo, en efecto, que sea tan simple
de definir su verdad. Porque la verdad del deseo -eso es tangible, tenemos siempre que
ver con eso- porque es por esto que la gente viene a encontrarnos, sobre el tema de lo que
ocurre para ellos cuando el deseo llega a lo que se llama la hora de la verdad. Eso quiere
decir que he deseado mucho algo, lo que sea, pero estoy ahí, delante de ustedes, puedo
tenerlo y es ahí que puede ocurrir un accidente.
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34 El deseo, ya intenté explicarlo, es falta, no soy yo el que lo dijo, pero tenemos necesidad
de recordarlo, lo sabemos desde hace mucho tiempo, se han hecho otras deducciones, pero
es de ahí que se partió, es de Sócrates: el deseo es falta en su esencia misma, y esto tiene
un sentido. Su esencia, es que no hay objeto con el que el deseo se satisfaga, aunque hay
objetos que son causa del deseo.

35 ¿En qué se convierte el deseo a la hora de la verdad? Es a partir de estos accidentes bien
conocidos que la sabiduría saca ventaja y se jacta de considerarlo como una locura, y
después, de instaurar toda clase de medidas dietéticas para estar preservado de eso, digo,
del deseo. Sólo que, he aquí como es el problema: hay un momento en el que el deseo es
deseable, es cuando se trata, de lo que ocurre no sin razón, para la ejecución del acto
sexual. Ahora, el error -error considerable- es creer que el deseo tiene una función que se
inserta en lo fisiológico. Se cree que el inconciente no hace más que aportar el transtorno
[trouble ] . Es un error. Es un error que hoy se pone en evidencia, pero nos damos cuenta
muy bien de que es, a pesar de todo, un error que permanece inscripto en el fondo mismo
de los espíritus más advertidos, quiero decir, de los psicoanalistas.

35a Es extraño que no se comprenda que lo que aparece como la medida, la prueba del deseo,
dicho de otra manera, la erección, no tiene nada que ver con el deseo. El deseo puede
perfectamente jugar, funcionar, tener todas estas incidencias sin estar de ninguna manera
acompañado. La erección es un fenómeno que es preciso situar sobre el camino del goce:
erección es goce y que precisamente, es demandado, para que se opere el acto sexual, que
uno no se detenga ahí: en este goce autoerótico.

37 No se ve porqué, si fuera de otra manera, este goce estaría marcado por esta especie de
velo, normalmente, quiero decir en el acto sexual -por lo menos es preciso suponerlo- él
tiene todo su valor, deviene los emblemas priápicos que se levantan en todos los cruces de
caminos. Sólo es un objeto a sustraer de la contemplación común en tanto,
precisamente, esta erección es cuestionable respecto del acto sexual como acto.

38 El deseo del que se trata, el deseo inconciente, aquél del que se habla en psicoanálisis, y en
tanto tiene relación con el acto sexual, es preciso de entrada … conviene definirlo y ver de
dónde este término surgió antes que funcione. Es importante recordar esto -que desde
siempre, es mi enseñanza- es que si uno no recuerda, si uno no plantea en estos términos la
operación indispensable del acto sexual, si no es en el registro del goce y no del deseo que
ponemos la operación de la copulación, su posibilidad de realización, uno está
absolutamente condenado a no comprender nada de todo lo que decimos del deseo
femenino, del cual explicamos que está como el deseo masculino, a una cierta relación
[rélation ] a una falta, a una falta simbolizada que es la falta fálica.

39 Cómo comprender, cómo situar con justeza el sentido, el sitio, de lo que decimos respecto
del deseo femenino, si no se parte de esto que sobre el plano del goce, diferencia
fundamentalmente a los dos partenaires, pone entre ellos el abismo que designaré, pienso,
suficientemente, tomando dos referencias: para el hombre, la que definí recién como la
erección sobre el plano del goce; y para la mujer por aquél para el cual no encontraré
mejor que esto -del cual, felizmente no he esperado ser psicoanalista para recibir la
confidencia de esto, cada uno puede tenerla- es la manera en que las muchachas designan
entre ellas lo que les parece más próximo de lo que yo designo en este nivel: a saber, lo
que llaman el golpe de ascensor [le coup de l´ascenseur ], les pasa un poco así, como lo
que pasa cuando el ascensor desciende bruscamente, ellas saben bien que es algo del
registro de lo que se trata en el acto sexual.
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40 Es de ahí que es preciso partir para saber a qué distancia situar el deseo, es decir, eso de lo
que se trata en el inconciente: el deseo en su relación con el acto sexual. No es una
relación de derecho y revés, no es una relación de epifenómeno, no es una relación de
cosas que encajan, es por eso que es necesario ejercitarse durante algunos años: a saber,
que el deseo no tiene nada que ver con la demanda. Es lo que se produce como sujeto en el
acto de la demanda.

41 Y el deseo sólo está interesado en el acto sexual, en tanto que una demanda puede estar
interesada en el acto sexual. Lo que después de todo, no es forzoso. En fin, por lo menos
es corriente, es lo que es corriente en la medida en la que el acto sexual es lo que yo les
definí, a saber: lo que no acaba jamás por hacer un hombre o una mujer -digamos eso para
provocarlos-. Es que el acto sexual está inserto en algo que se llama el mercado, el
comercio sexual. Ahora bien, en esto tenemos que ver con demandas. Es de la demanda, y
fundamentalmente de la demanda, que puede surgir el deseo. Es por eso que el deseo en el
inconciente está estructurado como un lenguaje, porque sale de él.

42 Es desgraciado que sea preciso que grite estas cosas que no solamente están al alcance de
cualquiera, sino que son regularmente omitidas, olvidadas, en todo lo que se elucubra en
las teorías más simples que conciernen al psicoanálisis.
(p.319)
43 Esto quiere decir, al mismo tiempo, que este deseo no es más que un subproducto de la
demanda, -no tengo que hacerles la teoría- es bien ahí que uno capta por qué es su
naturaleza no ser satisfecho. Porque si el deseo surge de la dimensión de la demanda,
incluso si la demanda es satisfecha en el plano de la necesidad [besoin ] que la ha
suscitado, es de naturaleza de la demanda, porque ella ha sido lenguajera, engendrar esta
falla del deseo que viene de que ella es demanda articulada por el hecho de que hay algo de
desplazado que vuelve al objeto de la demanda impropio para satisfacer el deseo. Tal el
seno que es lo que desplaza todo lo que pasa por la boca para una necesidad digestiva, que
le sustituye este algo que es propiamente lo que está perdido, lo que no puede más ser
dado.

44 No hay chance de que el deseo sea satisfecho, sólo se puede satisfacer la demanda, y es por
eso que es justo decir que el deseo es el deseo del Otro, su falla se produce en el lugar del
Otro, en tanto que es al lugar del Otro que se dirige la demanda. Ahí es donde ella resulta
que debe cohabitar con esto de que el Otro es también el lugar a título de la verdad, en el
sentido de que no hay en ninguna parte abrigo para la verdad sino allí donde tiene su sitio
el lenguaje; y el lenguaje, es en el lugar del Otro que encuentra su sitio. Ahora, ahí está lo
que sería preciso comprender un poquito, eso de lo que se trata de este deseo en su relación
al deseo del Otro.
E 141
45 He intentado para eso construir para ustedes un pequeño apólogo que he tomado, no
ciertamente al azar sino por razones que son bien esenciales a lo que se llama el arte del
vendedor. Es decir, el arte de la oferta en su designio de crear la demanda: es preciso
hacer desear a alguien un objeto del que no tiene ninguna necesidad, para empujarlo a
demandarlo. Entonces no tengo necesidad de describir todos los trucos que se emplean
para eso. Se le dice que le va a faltar, por ejemplo, o que otro lo tome, por este hecho les
sacará ventaja. [aura barre sur lui ].

46 Empleo palabras que hacen eco a mis símbolos habituales; es sin embargo, literalmente así
que funciona en el espíritu de lo que se llama un buen vendedor. O bien, todavía, uno va a
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mostrarle que habrá ahí un signo exterior, completamente mayor, para el decoro que él
entiende dar a su vida. En suma, es por el deseo del Otro que todo objeto está presente
cuando se trata de comprarlo. De comprarlo [l´acheter ], cobardía [lâcheté]. Un momento,
es bastante curioso, es una palabra: lâcheter *: ¡usted es un cobarde [lâche ] señor!, Tua
res agitur… se trata en efecto de cobardía [lâcheté ], pero es de ti mismo que se trata. Si,
es bien de eso que se trata. Lo que se ve en el resultado principal, él lo sabe muy bien, que
surge de esta serie de malversaciones que son las que la vida resume bajo el signo del
deseo, este resultado principal será el que te empujará siempre más lejos en el sentido de
rescatarte, [te racheter] de rescatarte de tu cobardía [lâcheté ].

Tua res agitur parest proximus ardet . (Horacio) . Es cosa tuya cuando arde
la pared del vecino.
* En la versión 2 aparece aquí la palabra Freiheit, que parece
completamente fuera del contexto. Probablemente se trata de una lectura
errónea de la palabra Feigheit [cobardía] testada en la versión taquigráfica.

47 Yo he sido cuidadoso, por lo menos, antes de agregar esta dimensión, por supuesto siempre
enmascarada en la intervención analítica, pero que los otros, quiero decir aquellos que
están en tema, los que sostienen el discurso analítico, no enmascaran [masquent ]*. Se
sabe muy bien que la dimensión de la cobardía está interesada en eso.

* Versiones 1 y 2 : mâchent, seguimos la versión taquigráfica

48 Me he tomado el trabajo de reabrir para ustedes alguna de las grandes observaciones de


Freud. He caído inmediatamente en el Hombre de las ratas, sobre el hecho de que el
paciente introduce [améne ] de entrada, esta dimensión de su cobardía. Sólo que, lo que no
está claro es dónde está la cobardía. Es como para la dimensión de hace un rato, la de la
verdad; el coraje del Sujeto, es tal vez, justamente, jugar el juego del deseo, del deseo del
Otro; es dar la prioridad a algo que es tal vez también, la cobardía del Otro la que lo ha
hecho, y de encontrarse al fin, ahí. Porque, en fin de cuentas el problema está ahí, cuando
se trata de neurosis.

49 Pero para eso es importante captar bien, más exactamente recordar, llevar al primer plano,
lo que dije del deseo y lo que dije en su tiempo del deseo cuando dije que el deseo es su
interpretación. Se podría, de cualquier modo, objetar -porque después de todo, este deseo
es el deseo inconciente del que nadie quiere saber nada de lo que quiere decir, un deseo
inconciente- ¿qué es lo que debe ser, en principio, más conciente que el deseo?

50 Si hablamos de deseo inconciente es porque es el deseo del Otro, que es posible que tenga
que ver justamente con lo que acabo de evocar por mi recuerdo de la metáfora de la
compra. Si no se sabe sobre qué ha hecho presa, en esta captura en el deseo del Otro, es
que hay un paso que franquear. El deseo inconciente, si es inconciente, se nos dice, es que
en el discurso que lo soporta, se ha hecho saltar un eslabón, para que el deseo del Otro ¿sea
qué? desconocible.

51 Es el mejor truco que se encontró para detener esta mecánica. Pero hay un paso a
franquear. Bien, creamos más acá de ese paso, no el no deseo (non-désir) sino el deseo-
no [désir-pas ]. La definición del deseo inconciente es eso que nos permite expresar las
sutilezas de la negación en francés, a saber: este punto de caída que designa el pas
francés, el point, y del que ya hice uso con el tema del pas de sens. Este desear-no, iría
incluso -si ustedes me sueltan un poco la rienda- hasta hacer de él un nombre escrito de un
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tirón, por darle a este des que lo comanda, darle el mismo acento que desesperación [des-
espoir ] o des-ser y decir que el deseo inconciente del desear no, es algo que decae por
relación a no sé qué irpas . Irpas que designa muy precisamente el deseo del Otro, pero
en relación a lo cual, lo interpretado se verbalizaría bastante bien con un irpasser.

52. Alrededor de esto puede hacerse la intervención. Es que la interpretación, en efecto, es la


que toma el sito del deseo en el sentido en el que recién ustedes me objetaban, de que él
está ahí, de entrada, por inconciente que sea. Pero él está ahí también de tal modo que se
irpasse , porque él ya está ahí articulado. y la interpretación, cuando toma su sitio,
felizmente no arregla nada ya que no es para nada seguro que el deseo que hemos
interpretado tenga su salida. Contamos, incluso, con que no la tendrá, y que permanecerá
siempre y tanto mejor como un deseo-no. Lo que nos da, incluso, para la interpretación
del deseo, mucho margen; pero entonces convendría saber qué quiere decir lo que es su
soporte bajo el nombre de fantasma y qué juego jugamos interpretando los deseos
inconcientes, precisamente los del neurótico.

53 Ahí se trata de plantear la cuestión referente al fantasma, la hemos planteado sin


detenernos. Replanteémosla aquí una última vez.

54 Cuando los lógicos, de donde partió todo este discurso de hoy, se limitan a las funciones
formales de la verdad, yo les dije que encuentran un cuadro, encuentran un espacio
singular entre este principio de no contradicción y el de bivalencia. Ustedes lo encuentran
desde Aristóteles, precisamente en el libro que se llama De la interpretación; por
comodidad les señalo que es el parágrafo 19 a en la notación que designan los manuscritos
clásicos de Aristóteles, lo encontrarán en la página 100 -es fácil de retener- en la mala
traducción que les recomiendo, la de Tricot.

La interpretación. cap. 9, párrafos 13 y 14. Porrúa.

55 Aristóteles pone en causa la función que comporta la bivalencia de lo verdadero y lo falso


en estas consecuencias, quiero decir, lo que conlleva cuando se trata de lo contigente, lo
que llegará a ocurrir sí o no, yo les plantearé que es verdadero o falso, es verdadero o falso
inmediatamente; es decir que ya está decidido. Naturalmente eso no puede andar. La
solución que él da, la de poner en duda la bivalencia, no es eso lo que está en causa. No
llevaré más allá la discusión. Pero, por el contrario lo que haré notar, es que la solución
lógica más corriente, la que es dada por ejemplo en el volumen de Kneale, Desarrollos de
la lógica, la que consiste en decir que lo que es verdadero no podría ser la articulación
significante sino lo que ella quiere decir. Esta solución es falsa. Esta solución es falsa
como nos lo muestran todos los desarrollos de la lógica. Quiero decir que todo lo que se
deduce de toda instauración formal no podría, en ningún caso, fundarse sobre la
significación, por la simple razón de que no hay posibilidad de fijar ninguna significación
que sea unívoca. Y cualquiera que sea el significante que ustedes afirmen para rotularlo
verdadero o falso, es siempre posible implicarlo en una circunstancia en la que la verdad
más claramente enunciada a título de contenido significado será falsa, incluso más que
falsa.

El problema que Aristóteles plantea es conocido como el de la batalla naval


futura. Ver Hintikka, Time and Necessity. ...

56 No es posible instaurar un orden más que atribuyendo en alguna parte una lógica, más que
atribuyendo la función de verdad a un agrupamiento significante. Es por eso que este uso
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lógico de la verdad no se encuentra sino en la matemática, como lo dice Bertrand Russell:


no se sabe en ningún caso, de qué se habla. Si uno cree saberlo, uno es rápidamente
desengañado, será preciso rápidamente despejar [faire le menàge ] y hacer surgir la
intuición.

57 Recuerdo esto para interrogar lo que es la función del fantasma, digo del modelo Un niño
es pegado.

58 El fantasma es sólo un arreglo significante del que di la fórmula hace mucho acoplando en
él el a al , lo que quiere decir que tiene dos características: la presencia del objeto a y
por otra parte, ninguna otra cosa más que lo que engendra al Sujeto como , a saber, una
frase. Es por eso que Un niño es pegado es típico. Un niño es pegado no es otra cosa
que la articulación significante 'un niño es pegado'. Salvo que -lean el texto- ahí vaga [erre
], que ahí arriba anda, que ahí arriba vuela ninguna otra cosa que esto que es imposible de
eliminar y que se llama la mirada.

59 Antes de hacer jugar estos tres tiempos de la génesis de este producto que se llama el
fantasma, es importante, por lo menos, designar lo que es. No es porque Freud tuviera que
ver con iletrados, que no sigue siendo interesante plantear las aristas firmes del estatuto del
fantasma y decir: estrictamente no es otra cosa que lo que les he aportado al comienzo de
este año respecto del acoplamiento por una parte del yo no pienso con la estructura
gramatical. Y decirles que es en el sitio mismo de esta estructura gramatical, en el cuarto
vértice del cuadrángulo, que surge el objeto a , y agregar -porque acabamos de designar los
dos de la izquierda- que el ángulo abajo y a la derecha, aquel del yo no soy, deja el sitio a
nivel del inconciente a lo que es el complemento de la estructura puramente gramatical,
significante del fantasma, a saber: eso de lo que partí hoy y que se llama una significación
de verdad.

60 Lo que hay que retener, que poner en evidencia, en todo lo que Freud enuncia respecto del
fantasma, es simplemente este pequeño rasgo clínico, que es el que aquí él avanza para
mostrarnos tantas cosas a manipular con su uso; pero lo que es preciso retener es un rasgo
como éste: que ese fantasma, el mismo, se encuentra en estructuras neuróticas muy
diferentes y también, lo saben, que este fantasma permanece a una distancia singular de
todo lo que se debate, de todo lo que se discute en nuestros análisis, en tanto que se trata de
traducir la verdad del síntoma. Parece que sea ahí como una especie de muleta, de cuerpo
extraño, algo para el uso -después de todo ustedes lo saben bien- de lo que es una función
bien diferente, es la de suvencionar [subvenir ] lo que después de todo se puede llamar por
su nombre: una cierta carencia del deseo, en tanto que es puesto en juego, interesado y que
es preciso que lo sea aunque más no fuera para dar el paso de entrada, -poner orden en la
pieza- a la entrada del acto sexual.

61 Es esta distancia del fantasma en relación a la zona en la que se juega lo que he destacado
recién, como primordial a la función del deseo y de su lazo con la demanda, y es evidente
que es de ahí que resulta enteramente la inflexión del análisis alrededor de los registros
llamados de la frustración y de términos análogos. Es esto lo que nos permite puntuar la
diferencia que hay de la estructura perversa a la estructura neurótica.

62 ¿Qué quiero decir cuando digo que el fantasma tiene un rol de significación de verdad?
Voy a decírselos. Digo lo mismo que lo que dicen los lógicos, que ustedes erran la
dirección * queriendo a cualquier precio insertar este fantasma en ese discurso del
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inconciente, cuando de todas maneras, él resiste muy bien a esta reducción, y cuando
deben decir que en el tiempo medio, en el tiempo segundo de Un niño es pegado, ahí
donde es el Sujeto el que está en el sitio del niño, ustedes no lo obtienen sino en casos
excepcionales. Es que a decir verdad, la función del fantasma, quiero decir, en vuestra
interpretación, más especialmente todavía, en la interpretación general que darán de la
estructura de tal o tal neurosis, deberá siempre, en último término, inscribirse en los
registros que son los que he dado, a saber: para la fobia, el deseo prevenido; para la
histeria, el deseo insatisfecho, y para la obsesión, el deseo imposible.

* versión 2: demanda

63 Tal es el rol del fantasma en este orden del deseo neurótico. Y bien, significación de
verdad dije, eso quiere decir lo mismo que cuando ustedes afectan con una V mayúscula
[gran V ], pura convención en la teoría dada por ejemplo de tal conjunto, cuando afectan
con la connotación de verdad algo que llamarán un axioma. En vuestra interpretación el
fantasma no tiene ningún otro rol. Ustedes tienen que tomarlo tan literalmente como les
sea posible, y lo que ustedes tienen que hacer es hallar en cada estructura a definir, las
leyes de transformación que asegurarán a este fantasma en la deducción de los enunciados
del discurso inconciente, el sitio de un axioma. Esa es la única función posible que se
pueda dar al rol del fantasma en la economía neurótica. Que su materia, que su
ordenamiento, sean tomados prestados del campo de determinación del goce perverso, es
lo que he demostrado y de lo que creo, en nuestras reuniones anteriores, haber fijado
suficientemente la fórmula respecto de la disyunción en el campo del Otro, del cuerpo y
del goce, y de esta parte reservada del cuerpo donde el goce puede refugiarse. Que el
neurótico halle en este ordenamiento el soporte hecho para enfrentar la carencia de su
deseo en el campo del acto sexual, está ahí lo que menos está hecho para sorprendernos.

64 Y si ustedes quieren que les dé algo que pueda servirles a la vez de lectura -no puedo decir
que sea para ustedes una lectura agradable, es sumamente desagradable [enmerdant
comme la fumée ], pero de cualquier manera, como ejemplo de una verdadera suciedad en
materia científica, les recomiendo la lectura, en Havelock Ellis, del célebre caso de
Florrie**. No se puede ver mejor hasta qué punto, un cierto modo de abordaje* en un
campo en el que uno se jacta en nombre de no sé qué objetividad, de forzar las puertas,
mientras que se es íntegralmente siervo, pero siervo de un modo verdaderamente muy
singular, y no hay una línea de esta observación célebre que no lleve de algún modo las
marcas de la cobardía de su profesor. Es un texto sensacional porque este caso de
Florrie** seguramente les aparece con todas las características -luego de las referencias
que les he dado- de no ser una neurosis de ninguna manera. El momento en que Florrie**
franquea -en el sentido de este algo que puede de algún modo llegar al neurótico, sin que
jamás, parece, haya nada para él (el neuróico) equivalente al goce perverso-, franquea, en
el sentido ambiguo que hace de eso a la vez un pasaje al acto; es para nosotros que leemos,
un acting-out. A saber algo que hace que Florrie**, afectada por este fantasma de
flagelación, llegue una vez a franquear la prohibición que ellos representan para ella. Vale
la pena confrontar esto con las carencias manifiestas de esta observación. Hasta el punto
en el que Florrie**, habiéndole confesado que sólo excepcionalmente ella hace entrar en
estos fantasmas una persona real a la que admira y venera, es increíble ver la pluma
escribir: "¿De qué se trata, yo no se lo he demandado [demandé ]?".

* versión 1: orgullo; versión 2: amor. Seguimos la versión taquigráfica


**En todas las versiones consultadas figura como Florie.
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Havelock Ellis, The mechanism of sexual deviation, The psychoanalytic


Revue, vol VI, numeros 3 y 4 (1919).
Ver también : Sur le mécanisme des desviacions sexualles, Analytica 62,
Navarin, París, 1990; pág. 60.
Ver una larga reseña, con notas, en: Wihelm Stekel, Sadismo y
Masoquismo, Psicología del odio y la crueldad, Ediciones Iman, Buenos
Aires. Capítulo 6, caso 17; pág. 238 .

65 Ahora está claro, como en el caso del padre Ubu -se le veía todavía la cola del chancho en
la boca- que bien entendido, Ellis es completamente engatuzado [roulé de bout en bout
dans la farine ] por esta paciente.

66 Después de todo, es preciso ver al gran personaje y a los miembros de la comunidad


analítica que se han permitido opinar sobre este mismo caso, con un respeto injustificado
por el relato [reccueil ] de esta observación.

67 Esto es de naturaleza tal como para mostrarles a la vez todas las dificultades que quise
poner de relieve hoy respecto de lo que es la apreciación del fantasma. El fantasma, si se
puede decir, diría del fantasma tal como nos lo imaginamos nosotros, pobres neuróticos,
del fantasma en su función al nivel del perverso, a aquél de su función en el registro
neurótico, hay ahora la distancia de la alcoba. ¿Es que hay alcobas? No hay acto sexual,
eso deja la alcoba -aparte de la de Ulises en la que la cama es un tronco enraizado en el
suelo- eso deja sobre el tema de las alcobas, y sobre todo en nuestra época en que las cosas
se balancean sobre la pared, eso deja una seria duda, pero en fin, es un sitio que, al menos
teóricamente, existe. Hay sin embargo, una distancia entre la alcoba y el baño [cabinet de
toilette ]. ¡Presten atención! Todo lo que ocurre de neurótico ocurre esencialmente en el
baño o en la antecámara, es la misma cosa.

68 Es muy importante, son cuestiones de arreglo de habitación. Para el hombre de placer del
siglo dieciocho, todo ocurría en el tocador. Cada uno tiene su lugar. Si ustedes quieren
precisiones, para la fobia puede ocurrir en el ropero, en el corredor, o la cocina. Para la
histeria puede ocurrir en el locutorio, en el locutorio de los conventos de la moda, bien
entendido; para la obsesión, puede pasar en las letrinas; préstenles atención a estas cosas
completamente corrientes e importantes.

69 Esto nos deja en la puerta que les invitaré a franquear el año próximo, a saber, la de una
alcoba donde no ocurre nada, salvo que el acto sexual se presente ahí como forclusión,
como Verwerfung; es lo que se llama comúnmente el consultorio del analista [cabinet de
l´analyste ]. Es el título que daré a mi lección del año próximo que se llama: el acto
psicoanalítico.

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