You are on page 1of 2

RETORNO A CLASES EN PANDEMIA: ¿CÓMO PREPARAR A NUESTROS HIJOS?

A poco menos de dos meses de iniciar el año escolar 2022, el retorno a las escuelas públicas y
privadas del país de los más de 8 millones y medio de escolares genera - a nivel de los padres
de familia-, razonablemente, varias incertidumbres producto de la emergencia sanitaria por la
COVID-19 que seguimos enfrentando. Cabe mencionar que, a través de la Resolución
Ministerial Nº 531-2021-MINEDU, publicada el 23 de diciembre del año pasado, el ente rector
de la educación del país señala que son tres los principios centrales del proceso de retorno a
las aulas: seguro, flexible y descentralizado. El primero, alude al conjunto de condiciones y
medidas de bioseguridad que debe asegurar la escuela para brindar el servicio educativo
presencial. El segundo, se refiere a que el servicio educativo puede adaptarse a las condiciones
del estudiante y su contexto. Por último, la articulación de las instancias de gestión educativa a
nivel local, regional y nacional debe ser efectiva, que garantice la calidad del servicio
educativo, en el contexto de pandemia que seguimos enfrentando como país.

Como profesional de la educación y padre de familia, me gustaría brindarles las siguientes


sugerencias, que les permita a los padres de familia y apoderados ir abordando y evaluando el
tema del retorno a las aulas con sus hijas e hijos. En primer lugar, recomiendo propiciar un
diálogo abierto - con la o el menor de edad - con el propósito de intercambiar ideas, a través
de la escucha activa. Ello permitirá conocer, por ejemplo, saber qué piensa y siente la niña,
niño o adolescente sobre su deseo o no del regreso a la presencialidad escolar. Resulta
fundamental que se tome en consideración la información objetiva, que sobre la COVID-19 y la
educación presencial existe ya documentada y proporcionada por las autoridades sanitarias.
De igual forma, los padres de familia deberían considerar también en este diálogo evaluar la
condición física y emocional de su hija o hijo, puesto que en el caso de que el menor de edad
posea alguna comorbilidad o pertenezca al grupo de riesgo frente a la COVID-19, entonces la
presencialidad escolar se convertiría razonablemente en un riesgo para la o el estudiante.

En segundo lugar, sugiero evaluar los pro y contras del posible retorno a la presencialidad. Por
un lado, existen varios beneficios del regreso de un estudiante a las aulas. Así, por ejemplo, el
desarrollo de la inteligencia interpersonal o social, que es la capacidad de una persona para
comprender a otras con las que se relaciona, comunicarse con ellas e interactuar
satisfactoriamente. Asimismo, la educación presencial permitiría recuperar los aprendizajes
que se han perdido por la pandemia. Al respecto, según la ONU señaló en un informe reciente
que cerca de mil millones de menores alrededor del mundo están en riesgo de tener una
"pérdida de aprendizaje" significativa a causa de las interrupciones en la asistencia a la escuela
durante la pandemia. De igual forma, el regreso a la presencialidad permitirá, sobre todo a los
estudiantes de bajos recursos y sin posibilidades de contar con equipos tecnológicos ni
conexión a Internet, retornar a la escuela para acceder al servicio educativo, que por derecho
inalienable le corresponde recibir por parte del Estado.

Por otro lado, el principal riesgo del retorno a las clases presenciales radica en la posibilidad de
contagiarse con la COVID-19 o sus variantes. Al respecto, se debe considerar que a la fecha el
90% de la población ya se encuentra vacunada en el Perú con dos dosis. Asimismo, desde
noviembre del año pasado, ya se vienen vacunando a los adolescentes entre los 12 y 17 años
en nuestro país. Incluso, el Ministerio de Salud ha anunciado el inicio de la campaña de
vacunación COVID-19 para los niños de 5 a 11 años, a partir de la segunda quincena de enero.
Considero que todas estas acciones generan confianza en la ciudadanía e incrementan las
posibilidades de que el mayor número de escolares retorne a las aulas, a partir de marzo. Lo
que también se debe tomar en cuenta son las medidas de bioseguridad y el protocolo para el
desarrollo de la jornada escolar, en el contexto de pandemia, durante las clases como
mantener la distancia mínima de 1 metro en todas las direcciones del cuerpo, tener las puertas
y las ventanas abiertas para asegurar la ventilación natural adecuada, entre otras.

Por último, soy consciente de que el retorno a la presencialidad supondrá para todos los
integrantes de las comunidades educativas un riesgo que muchos vamos a asumir a partir de
marzo. En tal sentido, recomiendo también a los padres de familia, que soliciten a las
autoridades educativas del colegio donde van estudiar su hija o hijo, espacios o reuniones para
que se dialogue sobre el particular. Así, por ejemplo, las II.EE deberán informarles a los padres
de familia sobre el rol de los comités de aula en la vigilancia e implementación de las
condiciones de bioseguridad y los protocolos e incluso en las instituciones educativas públicas
deben entregar a las familias el “Kit de comunicación para la prevención de la COVID-19”.
Este, sin duda, representa un nuevo desafío de los muchos que debemos seguir enfrentando
como humanidad, respecto a la pandemia de la COVID-19. Prioricemos la salud tanto física y
mental de las niñas, niños y adolescentes no solo apostando por la vacunación inmediata, sino
también exhortando a todos los actores involucrados en el sector educativo articulen
esfuerzos, que permitan un retorno a las clases de manera segura, flexible y descentralizada.

You might also like