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- el aburrimiento (alumno-profesor);
- la opresión (profesor);
- la servidumbre (alumno-profesor);
- la rutina (alumno-profesor);
- la incompetencia (profesor);
- la pereza (alumno-profesor);
- la imposición (no educa, subleva);
- el desprecio o ausencia de valores.
El adolescente quiere ser libre, sería el primer valor a darle, pero también a defi-
nirlo. Ser libre equivale a poder elegir, a poder decidirse, a mandar en uno mismo, a ser
responsable y autónomo; satisfacerse, condescender con el propio carácter o con el aje-
no. Hacer lo que a uno le venga en gana, sin pensar en los demás, no es libertad, sino
libertinaje.
1. Simposio: Consiste en desarrollar un tema o exponer una opinión por varios alum-
nos que se han preparado con anterioridad, cada uno de los cuales se encarga de
un aspecto determinado. Se trata de coordinar informaciones complementarias.
Los alumnos se documentarán previa y suficientemente en cada uno de los aspec-
tos del tema. El número de los que intervienen suele ser de cuatro a seis, además
del moderador y cada intervención dura unos diez minutos aproximadamente.
2. Mesa redonda: En este caso los alumnos que actúan como en el simposio, sucesi-
vamente, en sus intervenciones sostienen posiciones divergentes, contradictorias,
coincidentes o complementarias sobre el mismo tema. Cada uno de ellos puede
representar a un grupo o una corriente de pensamiento. La clase actúa como grupo
espectador aunque al final puede entablar un diálogo con la mesa.
6. Seminario: Se trata de un grupo que oscila entre diez y veinte, en el cual se discute
un problema por parte de todos. Suele haber un presidente cuya misión está en
que nadie acapare excesivamente el tiempo y en que todos intervengan. Un relator
tomará nota de la marcha del trabajo o de los puntos de vista puestos en juego.
Las conclusiones se pueden exponer al final al resto del grupo-clase.
7. Pequeño grupo: Es un grupo reducido de personas, ideal para cualquier actividad o
técnica. El torbellino de ideas estimula la creatividad de los sujetos, porque en el
espacio cordial del pequeño grupo, deliberadamente, se da rienda suelta, sin nin-
guna crítica, con toda libertad, a cuanto pueda representar algo innovador. Se
suscita la espontaneidad de los integrantes. El estudio de casos, se analiza ex-
haustivamente desde múltiples puntos de vista, una realidad concreta, estimulando
a todos a un compromiso personal o en grupo.
9. Sesión de tribunal: Es una técnica sacada del mundo de la justicia. El grupo esceni-
fica un problema en forma de juicio. Toda la clase participa en la preparación de la
sesión. Debe cuidarse con todo detalle la puesta en escena, y disponer la clase
como una sala de un tribunal.
11. El fórum: Generalmente es una técnica que se emplea después de otras. Todo el
alumnado discute de una manera espontánea en torno al problema propuesto. El
orden de las intervenciones responde sólo a los deseos de los que lo soliciten, ge-
neralmente levantando la mano. El moderador se limita a conceder la palabra.
LA FALTA DE COHESIÓN EN EL GRUPO
En los grupos no existen personas neutras, todos desempeñamos algún rol. Al-
gunas veces lo elegimos nosotros, pero otras es el grupo quien nos lo atribuye y puede
ocurrir que concuerde o no con nuestros deseos.
R1 - Roles de trabajo
1. Inicia, propone ideas nuevas, estimula el grupo.
2. Pide información y opiniones.
3. Comunica sus ideas personales, sus convicciones.
4. Informa como experto o expone el resultado de sus experiencias.
5. Orienta, conoce la posición del grupo ante los objetivos.
6. Explicita las ideas con ejemplos o comparaciones sugestivas.
7. Resume, coordina las relaciones entre las ideas; las insinuaciones y la actividad de
los miembros.
R2 - Roles de solidaridad
1. Facilita la participación de todos, promueve el intercambio.
2. Anima, expresa su afecto y adhesión, comprende y acepta a los otros cordialmen-
te.
3. Propone el ideal al que el grupo debe tender.
4. Armoniza las diferencias entre los participantes y los subgrupos.
5. Observa al grupo y comenta con otros la marcha del mismo.
6. Busca y favorece los compromisos. Admite sus errores.
7. Sigue a los otros voluntaria o pasivamente. Da su parecer en las decisiones.
R3 - Roles individuales
1. Manifiesta abiertamente su falta de interés, por su apatía, cinismo o bromas.
2. Domina al grupo, trata de imponer su autoridad a éste o a algunos de sus miem-
bros.
3. Ataca sin motivos al grupo o a alguno de sus miembros y desprecia a los otros.
4. Trata de llamar la atención.
5. Pide ayuda, por inseguridad o subestima personal.
6. Resiste, se opone, bloquea, vuelve siempre a los problemas, está en eterna oposi-
ción.
7. Utiliza al grupo como auditorio para exponer sentimientos, opiniones o ideas per-
sonales.
1. El empollón: Marca niveles altos, dedica muchas horas al estudio, no oculta su es-
fuerzo y esto se ve, como una insensibilidad hacia el grupo, viéndolo los demás co-
mo una amenaza.
4. La víctima y el matón: La víctima suele ser un alumno que se desvía de las normas
del grupo. A veces por un defecto físico o simplemente porque es visto por los demás
como' diferente. Otras puede ser un aspecto de la personalidad que es resaltado por
el grupo. La víctima es objeto de las iras verbales y físicas del matón.
El matón sería lo contrario de la víctima. Suele basar su poder en la fuerza física
que puede ser la mera diferencia de estatura. En otra, basa su rol en un grupo ajeno
al marco escolar y se hace temer por el grupo que le apoya. El matón es odiado por
los compañeros que se sienten impotentes contra él, pero secretamente desean per-
tenecer a su grupo para obtener el poder que tiene.
5. El instigador y el primo: Son roles complementarios. El primero es un especialista en
conductas disruptivas camufladas de tal manera que siempre carga las culpas a otro
compañero, el primo. Estos, a veces, están sometidos a verdaderas torturas, ya que
no se atreven a denunciarlo por miedo a las represalias.
El conflicto surge:
Todos los profesores poseemos dos roles que no podemos eludir y pueden ser
fuente de conflictos:
a) Rol de instructor: Determinamos qué deben aprender los alumnos y cómo. Por ello
es necesario que dejemos de ser los poseedores únicos de la verdad para conver-
tirnos en estimuladores del saber, supervisores de tareas, expertos, guías, aseso-
res que escuchan y planifican los contenidos en todas sus dimensiones, calidad,
extensión, intensidad y duración.
1. En cuanto a disciplina:
2. En cuanto a instrucción:
3. En cuanto a la personalidad:
Aunque todos sabemos que no se da un tipo puro de profesor, porque nadie tiene
todas las cualidades, ni todos los defectos, es sumamente útil conocer a grandes rasgos
algunos tipos de profesor para poder acercarnos en lo posible al ideal y mantener la disci-
plina en el aula.
1. El profesor autoritario:
2. El profesor «laissez-faire»:
3. El profesor democrático:
Las técnicas de grupo son maneras de organizar la actividad del mismo sobre la
base de los conocimientos suministrados por la teoría de la Dinámica de Grupos. No to-
das las técnicas sirven para todos los objetivos y no pueden utilizarse en todos los sitios.
Las técnicas son sólo un medio, nunca un fin en sí mismas. Una técnica no es intrínseca-
mente buena o mala, pero puede ser aplicada efectiva, indiferente, o desastrosamente. El
valor de la técnica depende de la forma de aplicarla las personas que la utilizan. Ha de ser
«vivificada» por el espíritu creador de quien la maneja, su eficacia dependerá en alto gra-
do de su capacidad creadora e imaginativa para adecuar en cada caso las normas a las
circunstancias y conveniencias del momento.
1. Los objetivos que queremos conseguir: Primero definiremos los objetivos y des-
pués buscaremos la técnica adecuada.
2. La madurez del grupo: No todas las técnicas tienen la misma complejidad. Convie-
ne comenzar con las sencillas. Cuando el grupo esté maduro se podrán elegir
técnicas que supongan implicación personal sin que por ello los alumnos se sientan
atacados.
3. El tamaño del grupo: Es más fácil actuar con los grupos pequeños (de hasta 15
personas) que con los numerosos.
En los grupos grandes es preferible utilizar técnicas que permitan establecer sub-
grupos con puesta en común.
6. Los miembros del grupo: Ha de crearse el clima necesario para que la experiencia
resulte gratificante y no se tenga la sensación de perder el, tiempo.
Con adolescentes debemos evitar la sensación de que se les obliga a abrir parte
de una intimidad que no desean compartir. Ahí estará la perspicacia del tutor para esco-
ger la técnica adecuada.
PAUTAS VÁLIDAS PARA TODAS LAS TÉCNICAS
- Desarrollar el «nosotros».
- Pensar activamente.
- Escuchar de modo comprensivo.
- Capacitar para la cooperación, el intercambio, la responsabilidad, la autonomía y la
creación.
- Vencer temores e inhibiciones, superar tensiones y crear seguridad.
- Despertar una actitud positiva, favorable a la adaptación social del individuo.
Limitaciones:
Al iniciar el curso nos hallamos con caras nuevas y con caras veteranas, unos y
otros llegan con bagajes distintos. Dejar vacaciones y comenzar a trabajar suele conllevar
interrogantes, dudas y generar más de una angustia. Los profesores nos enfrentamos con
un grupo nuevo con el que tendremos que bregar durante todo el curso y también se nos
acumulan interrogantes, dudas y quizá algún asomo de angustia.
Para evitar el estrés del profesor y las conductas disruptivas del alumnado es
conveniente elegir unas actividades que:
Posibilitar la relación de todos con todos, hasta conseguir borrar los defectos re-
ales o no que algunos arrastran. Iniciar el curso con la creación de un grupo compacto
que se irá desarrollando, participar el profesor en todas las actividades como uno más
(olvidándose de los estereotipos del claustro). Preguntará, mostrará interés, afecto, al que
suele plantear problemas de disciplina o al que conoce por su «fama» colegial.
Sólo así pueden caer las «defensas» que el alumno problemático tiene y puede
nacer la confianza. Los alumnos acaban siendo lo que esperamos de ellos.
Organizar la clase de manera que sean ellos los que la estructuren: trabajo, tiem-
po, comisiones, responsabilidades, actividades varias, etc.
Buscar entre todos las normas de disciplina imprescindibles, así como las san-
ciones correspondientes; razonando los puntos básicos que serán pocos, claros y útiles
para la convivencia.
El horario de los primeros días debe ser flexible para permitir las actividades pro-
pias de la Dinámica de Grupos. Más tarde ya se hallará el equilibrio entre los programas y
las necesidades socio-afectivas del grupo.
Otra aspecto importante a tener en cuenta es que estos ejercicios son preventi-
vos, no correctores de conductas disruptivas. Ayudan a conocerse uno mismo, a com-
prender a los demás, a autodominarse, relajarse, etc. y, en un momento dado, pueden
servir para revisar una conducta, jamás para juzgar a la persona; en otros momentos
serán punto de referencia para entender y disculpar la conducta de un compañero o sim-
plemente para romper la monotonía, crear ambiente o ayudar a volver disciplinadamente
a la tarea obligada.
Asimismo, este tipo de ejercicios puede contribuir en la mejoría del proceso en-
señanza-aprendizaje, ya que el aprendizaje mejora ostensiblemente cuando el grupo-
clase está cohesionado, los alumnos se conocen, existe un clima afectivo positivo y hay
una buena relación interpersonal. De ahí que unos ejercicios sean de presentación, otros
de autoestima, otros de relación grupal, etc.