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ples doses potion rodar en earrozas, Panacea como ow 148 PROGRESO No cabe la menor duda que Hahn traté de establecer correlaciones entre los distintos aspectos de una cultura, como por ejemplo entre a posicién social de los sexos y la divisién del trabajo. Ataca también los problemas de la tec- nologia en este sentido. En qué clase de ambiente cultural, pregunta, pudo ser uncido por vez primera un animal al ara- do? No se puede concebir que un buey hasta entonces no entrenado tire de un aparato de este indole, si no he sido previamente acostumbrado @ mover an vehiculo con ruedas. La manera como Hahn se imaging el origen de la rueda no puede por cierto ser més errénea. En su afan de vindicer el papel del supernaturalismo, supone que el carro tuvo su ori gen en “un modelo mediante el enel los devotos de la fe as tral de Bebilonia remedaron sobre Ja tierra el movimiento de sus deidades celesies”. Este vehfoulo en miniatura, frut del cerebro de “un sacerdote ocioso”, consistie en un huso con Mis tarde, en forma emplieds, fué sacado del los torteras. ogra Esta asociscién rebate de ideas nos hace pensar en {| Bachofen, pero igualmente demuestra un funcionalismo fun- | damentel. Hahn, sin embergo, tambign {ué historiador. Cora penetrado de Jo complejo de la cultura, desdefia los esque- mas evolucionistas simplistas, y esta postura suya iué reforzada por la importancia que dié a los motivos irraciona- les, En fin, sin ser en ello un extremista, constentemente apli- 6 como ya hemos visto principios difusionistas. i uso diaiio.” * i Resulta facil resumir la aportacién de Hahn. Elevé el estudio comparado de la economia un nuevo nivel; y hasta la fecha no hay otra obra que adecuademente pudiera tomer el lugar de la suya en su conjunto. El estimulo que emané ®% Edvard Haha, Des Alter der wirtschoftichen Kultur, p. 12227. RATZEL 149 de su trabajo se nota en Boas y en un sinnimero de otros investigadores. Especificamente ha ejercido una influencia profunda sobre Laufer, y segtin lo confiesa este autor algu- nas de sus ideas més caracteristicas derivan de Hahn. Ast, por ejemplo, el contraste que establece entre la cerdmica heche a mano por mujeres, y aquella hecha por hombres con el torno de alfarero, obviamente sigue el modelo del con- traste establecido por Haha, entre el uso de la azada por la mujer y el del arado por el hombr A pesar de su disparidad psicolégice, en cuanto a su re- putacién, Hahn presenta cierta semejenza con Morgan. Am. bos tuvieron intereses limitados y un espiritu ceprichoso que a veces Jos levs al absurdo; pero ambos concentraron sus esfuerzos en su campo de investigacién favorito con un afin incansable, y ocupan un Jugar prominente en Ta historia de vestra clen pales Friedrich Ratzel (1844-1904) tuvo en comin coa Hah no s6lo un punto de partida semejanie, sino jaclusive un re- sultado esenciel que alcanzé independientemente de éste: la antitesis entre el cultive con azada y con arado. Pero ello no obstante, el je su obra sigui6 una disecoién entera- mente distinta. Habiéndose entrenado primero como zo6lo- 80, pronto se orienté hacia Ia geografia y Negé a ocupar la edtedra en esta materia en la universidad de Leipzig. Asi su menera de ver los fenémenos culturales tuvo una base cien- fice muy. ampli y su produceiin Titeraris, que fué supe- rade sélo por Bastien, abareé varias disciplinas."* Al contrario de lo que afirmen algunos de sus exposito- res, Ratzel no exagera el poder del medio ambiente fisico, 35 Véase: Victor Hantasch, Ratzel-Bibliographie, Kleine Schriften, at, pp. vaxit. Munich y Ber Friedrich Ratel, TUTTI TERT ETT TEU * 150 PROGRESO sino que repetidas veces prueba esta decepeién y se encuen tea muy alejado de aquellos gedgrafos que consideran el, clima como un factor predominante. Lo que lo pone a salvo de esta ingenuidad es el hecho de reconocer Ia importancia del factor tiempo: unos inmigrantes recientes no pueden estar tan bien adaptados a determinada regién como emuellos pe la habitan ya desde hace afios. Segin Ratzel, otrms dos consideraciones excluyen la posibilidad de una reaceién au. tomatica del hombre all medio ambiente: los efectos incel. { eulables de 1a voluntad humana y la gran limitacién del es. | Piritu inventivo del hombre, A este respecto Ratzel cita como | ejemplo la vestimenta de los fueguinos. Ratzel ha destacado, | ‘ms que nadie la influencia de la historia del grupo, En timo caso, arguye, la Nueva Inglaterra de los. primeros tiempos podrla comprenderse sin el pais, pero nenes ein referirse a los puritanos que la poblaron. Pregute si l loto hubiera podido hacerse et simbolo del budismo en un pais jan ido como le Mongolia sin el eortacto con la Ini. | Ratzel sabe también que factores sentimentales impiden ¢ los hombres explotar ciertos recursos disponibles y los hacen | rechazar cosas que desde fuera se les oftecen i No se puede negar que tiene deslices, por ejemplo euen | i } dlo interpretajle vida de los indios pueblos en funcidn de su habitat, sin explicar por qué sus veeinos directos, que viven en circunstancias idénticas, tienen una cultura distinta,|Pero Por regla general, Ratzel es ajeno a todo ambientalismo exa- gerado. En principio se acerca a los conceptos de la antro- pologia moderna y a la posicién antropogeografica intache. ble formulada por Brunhes en su estudio de los tipos de habitacién: “Si las easas no son del todo explicables por la Eeogratia, esta categoria de fenémenos humanos no resulta, 5* Friedrich Retzel, Anthropogeograpiie, 1, pp. 13-110; Fart, 1999. Kleine Schriften, um, pp. 36. 63, 407 ss. Mun Vlkerkunde,s. p. 91, 101, 322, wig y Viens, 1992, RATZEL 151 al menos, completamente comprensible sin recurriy a la geo- gratia.” Es natural que un investigador arranque del. fenémeno ‘tue conoce mejor. El gedgrefo, que se acerca a los proble. has de la civilizacién provisio de los eonceptos “desierto”, “estepa” y “océano”, pregunta: zQué puedo yo explicar, apeyandome en estos elementos? El etndgrafo, cuye orien” teeién primaria se dirige a las eulturas, pregunta: 2Cémo so pueden interpretar las diferencias entre unas culture. y otras? Hey casos en que las condiciones geogrétiees pueden dar Ja explicacisn; pero quedan excluidas a menudo porque siendo idénticas no pueden explicar las variaciones Ratzel, quien se mosiré ten sobrio en cuanto a los facto rence rifices, era igualmente moderado al velorer la he. Tensie biolégiea. Crefa firmemente en la unidad de nuestn i explicitamente 2 Gobineau y a Chamber, ¥ no negé a ninguna reza de la humanided la capacided ines comunes a todos. No en el sentido de considerar a todas las razas provistas de dotes igvales, pero sien el de negar Ia existencia de diferencias dementales, ‘or\eift embargo, Ratzel no es compleia sm nnetle- Es cierto que esté libre de prejuicios, veeptacis: miucstza muchas menos exigencias eriticas en nt Gceplacién de juicios psicolégicos que Waite, su sugestibili- dad lo lleva a ciertas contradicciones, Demreta gran cau tela en lo abstracto; da una exposicién muy nitida del em. brollo-entre natureleza y erianza; y defiende ¢ Io In acusaeién de que carecen de imaginesion Peto por otr Y ae raras veces se muestra capaz de legarea “ pepiritu” (geistize Héhen). A los atapascanos del Canadé los presenta como “vigorosos, pero de poses dotes”. Nues. tra objecién no es que estas afitmaciones ects ew 37 Jean Bn a 5 ed 152 PROGRESO cadas, sino que descarisan sobre pruebas de cardcter no cien- tifico. Lo que hasta cierto punto nos aplaca es la equidad que acompafia a estas opiniones de Ratzel."® Trata también con el mismo espiritu el problema de las relaciones éntre los pueblos de color y la civilizacién de los blancos, legando ya en 1900 a una definicién de las finalidades de Ia “etno- grafia aplicada”; seguramente después de Bastian, pero mu- cho tiempo antes del International Institute of African Lan- guages and Cultures.” La Vélkerkunde de Ratzel, publicada primero en tred iomos (1865, 1866, 1838) y reducida a dos en le segunda edicién, com mente revisada (1894-1895), es sin duda iguna uns obra de gran importancia, Sus ilusiraciones, abundantes y excelentes, tomadas de las colecciones de los museos, sobrepasaron en mucho a todo lo que hasta entonces se habfa ofrecido; ademés; este obre dié al lector exactame: te lo qi ieza Tylor, o sea ‘una descripeién de los 8 Vivientes, agrupados geogréficamente. Cuando unos quince afios més tarde Georg Buschan publicé una nueva obra que eva equivelente, también en alemén, a la de Retcel, la Ilustrierte Vélkerkunde (1910), la especializacion habfe -n pare esta primera ediciéa, en un solo n cineo colaboradores. Ratze! resumié Jos datos de todo el campo de le etnografia six eyuda ajena, presentando, si juzgamos por lo que en aquel entonces se sabia, un panorama bien equilibrado. Las culturas mas avanzades forzosamente fueron tratadas s6lo brevemente, y si al continente africeno se le asigné un espacio desproporcio- nado (un tomo entero en la primera edicidn), esta amplitud tuvo su justificacién en los importantes descubrimientos que Poco antes habfan realizado alli Schweinfurth, Pogge, Stan. avanzedo 5° Friedrich Ratel, Yélkerhunde, 1, pp. 410, 671, Kleine Schrijten, at, pp. 121, 406, 409, 462-87, 493.97. 8 Friedrich Ratzel, Kleine Schriften, tt, pp. 402.19, i pp. I2IS, 661 33, i | | RATZEL 153 ley y Nachtigall) Se explicaba también, en parte, por la escasez de datos acerca de otvas regiones, lo cual atentia el que América y Siberia se trataran ligeramente. : Un estudio global como éste dié a Ratzel oportunidad para reflexiones tanto geograficas como histéricas. Comen- temos aqui algunas de sus ideas mas caracteristicas, tomadas de esa y de otras obras suyas. Ratzel, como afirmamos ya antes, no inventé el principio de la difusién, pues lo apliceroa con igual radicalisiao Tyloi y Pitt-Rivers (véase supra, p. 93). Pero Ratzel puso empefio especial en destacer la falta de espir: entivo en la hu- manidad, idea que también fué expresada con toda claridad por Tylor.” Nuestro autor agregé la nocién de que el globo se encuentra efectivamente habitado por el hombre hasta donde ello clones que antiguas, “La tierra es jo atravesada en muchas cca ‘os, con el resultado de una propa- lacién claramente observable de la s fendmenos cul- biolégica del gacién constante y Je nivel cultura, De este modo Raizel transfiere a tureles su doctrina de la unidad fundamental homo sapiens. Baséndose en estos conceptos, es natural que invieria de Bastian, de que las semejanzas culiurales son spi plemente la prueba de Je montalidad comin de todos los hombres, Raizel, aunque acepia la unidad psiquica de la wumenided, no admite que ella puede explicar las semejan- 2as. Los seres humans, poco inventivos, que constantemente “estaban migrando acé y acull4, simplemente Hevahan con sigo lo que habfan adquirido como acervo cultural. De ma. nera consecutente Ratzel prescindié: del requisito‘de que e1 general el hecho de la difusién puede ser deducido sola- © Edward B. Tylor, Old Scandinavian Civilization among the Modern Esquimaux, RAEJ 13 (1884) 348.56 154 PROGRESO mente de una distribucién continua o claramente indicada por otros indicios. Segin Ratzel podemos conectar los arcos del Rio Kassai con los de la Nueva Guinea, aunque no poda- mos averiguar el camino de migracién. Con esta actitud, un resumen mundial de datos tuvo qu: conducir a muchas hipétesis histéricas especificas. Los aus wrelianos y africenos m4s epertedos, se nos dice, tienen tre. diciones que se derivan de la India y el Egipto; la religién dé los aborigenes australianos sugiere que se trete de un caso de descomposicién de una forma més elevede. Los ercos de Sudamérica se conectan con los de Oceania; los protecto- res para cabeza, usados en las Islas Gilbert, con los de los siberianos nororienteles; el arte ornamentel de le Colombia Briténica, y de hecho el de toda 2 cosia noroccidental de Norteamérica, con las regiones Artices del Viejo Mundo, y también con Polinesia. El Africa de los negros se relaciona con la India, el sur de Asia y Nueva Guinea. Son extracrdinariamente caracterfsticas las ideas de Ratzel acerca de las culturas més avanzadas de América. No piensa en una importaciéa al por mayor de elementos tolte- ces, mayas o quichuias, por sacerdotes asiéticos colonizadores. Estas complejidades no se derivan de un centro espenifica en el Viejo Mundo, sino que sus rafees remonten 2 una co- munidad sumamente antigua (uralte Gemeinschajt), con ras- gos culturales que han sido levados de uno a otro lado por el mundo, en el curso de muchos milenios prehistéricos (im Laufe vieler vorgeschichtlicher Jahrtausende).§ Esta opinién demuestra un excelente sentido intuitivo, caracteristico de Retzel, en su repudiacién de tentativas fa- tiles para derivar las altas cultures americanas in toto de una regién especifica; pero muestra a la vez una falta de Precisién que nos parece menos admirable, aunque igual © Friedrich Ratt, Valkerkunde, 1, pp. 38, 158 ss, 352, 353, 499, 525, 533, $95.97, 668-70. RATZEL 155 mente tipica. Porque lo que exige explicacién ¢s cémo Mé-™* xico y Peri adquirieron sus pirémides, su cultivo desarro- Nado, su bronce. Estos elementos no son la herencia comin de la humanidad y no se sabe que hayan existido en alguna parte hace, muchos milenios. Tenemos que aplicar a menudo una critica andloga a otras ideas de Ratzel. No es suficiente sefialar semejancas aunque sean de las mas Hamativas; su historia queda esta- blecida s6lo cuando conocemos sus diferentes faces; y hasta que ello se logre, lo tinico que existe es un problems, el cual puede o no conducirnos « una reconstruceién sélida de los acontecimientos. Una teoria genérica de migraciones ince- santes y acompafiadas de un contacto potenciel entre todos los pueblos, es un substituto muy deficiente para lo que nece- sitamos, 0 sea la demostracién de esas relaciones expecffices que de hecho existieron. Puede ser que esta falta de precisién tenga sus rafces en una de las doctrinas més aceptables de Ratzel, o sea la de la unided de toda Je historia humana, pues de modo extraito exagera aquélla hasta el extremo de una supuesta uniformi- dad cultural. No demuestra més interés por diferencias que los paralelisias més ingenuos, siendo esta una falla que iiene en comin con ios difusionistas de tiempos posteriores. Nos dice, por ejemplo: “En alguna época se ide6 y elaboré una mitologia ingeniosa (sinnreiche); partes de ella se hallan diseminadas por todos lados ...”. A renglén seguido se se- fialan semejanzas que encuentra entre pueblos indogerméni- cos, americanos, polinesios y del occidente de Africa. En un inventario bien eurioso de la herencia comin del hombre se incluyen objetos e ideas de los cuales Ratzel sabia bien que tienen una distribucién limitada, aunque bajo la obsesién de su idea dominante parece haber dado de lado este conocimiento personal. Dicha lista incluye, por ejemplo, el propalsor y el arco, e! cultivo, los ritos de pubertad y el 156 PROGRESO shamanismo. Segin la Vélkerkunde, los shamanes del norte de Asia y los pluviomagos del Africa, los curanderos ameri canos y los magos australianos, son todos iguales en cuanto a esencia, finalidades perseguidas e inclusive una parte de Jos métodos utilizados. “Hablar detalladamente de los sacer- dotes de estos pueblos de América equivaldria a repetir, con variantes menores, lo que se ha descrito de los polinesios y Jo que nos queda por decir de los africanos.” © Ratzel, por supuesto, conocia en lo abstracto el peligro de considerar como igual aquello que lo es sélo en la super- ficies y expresamente se previno contra este peligro.” Pero en su préctica etnolégica fué afectado poco por este concci- miento. Constantemente nos ofrece pruebas que tienen fuer- za marcademente distinta. Pero xesulla imposible, sin tener a sentido desarrollado para percibir diferencias sustancia- les, establecer una tipologia sélida de rasgos individuales, y mucho menos, definir Areas culturalés. Lo que echamos ay de menos en Ratzel es, por tanto, exactamente lo que debiéramos esperar de un gedgrafo, a saber, una demarccié precisa de limites regionales. Hay que conceder que los da- afvicanos (los cuales él manejabs mejor) tienen mucho de refractario, y que poco se sabia de las culturas del Nuevo Mundo cuando se publicé la Valkerkunde. Esto no obstante, se podia esperar algo mejor que esa clasificacién precipi- tada de las tribus africanas; y ain en 1894 se irponia le necesidad de separar al menos a los indios pueblos del gru- po llamado “Indios de los Bosques y Praderas”.”" En uno de los ensayos cle Ratzel encontramos una curio- sa comparacién entre Darwin y Herder en Ia cual este autor 2 Friedrich Ratzel, Kleine Schriften, 1, pp. 196-38, 250 ss. Vélkerkunde, pp. St, 583, 669. 3 Friedrich Ratzel, Kleine Schriften, 1, p. 519. 64 Virchow, en su resefia de la primera edicidn, hace la misma critica \sica, ilustrdndala por la yaxtaposiciéa que hace Ratzel de los hebitentes de Terranova y Tos eraucanos, tupi y apache: ZE 1 (1886) 291; 20 (1888) 248, | RATZEL 157 alemén clisico esta descrito como “mucho més profundo y, preoisamente por esta razén, mucho menos popular... aun- que también, por cierto, menos afortunado en la solucién de problemas especificos que el sabio inglés”. Nos parece que esta frase de Ratzel es aplicable a su propio cardcter cientf- fico, o sea una buena capacidad para concebir ideas muy comprensivas, en combinacién con una deficiencia similar en cuanto a 1a formulacién de problemas concretos. Con esta afirmacién intentamos describir, y no negat, su aportacién Fué él quien sustituyé los estudios por asuntos de los evolu- cionistas, por la descripeién por tegiones, y al hacerlo intro- dujo la consideracién de factores sugerides de manera natural por su entronaraiento, pero que de ningiin modo eran obvios para los no gedgrafos. Da justificada importancia « pueblo en le fax de la tierre, correlaciona introduce Ie idee de “zonas mar- za € por otros autores. Su estudio sistemético por regiones también Jo evs a formular ciertas opiniones, corroboradas por completo en investigeciones posteriores, por ejemplo acerea de La influen- cia de ia India sobre Africs o la conexiéa 7 eungue muchas de sus 36 de formaular problemas sugerencias son imp coneretos. No consideré, po Tos arcos usados en el Congo y los de los papiies constituye una prueba suficiente de un contacto antiguo, sino que reco- nowid el valor que podia tener una confirmacién de esta hi- potesis mediante un estudio de los tipos de flecha y otros Fesgos asociados. En otras palabras, Ratzel comprendié le Importancia del “criterio cuantitativo” como instrumento en le comparacién de &reas cultursles completas. El amplio janza entre 05 Véace, por ejemplo, Franz Boas, Die Resuliate der JesupExpedition, ICA 16 (1909) pp. 10 ss. aes 158 PROGRESO conocimiento que tenia de la literatura etnografica hizo ade- més que ofreciera a sus lectores datos informativos acerca de una gran variedad de temas. Hace resaltar, por ejemplo, el papel que desempefiaron los pastores en Ja historia det Viejo Mundo, la inestabilidad debeultivo primitivo y la ten- dencia de los emigrantes (tomando como ilustracién a los escandinayos que fueron a Norteamérica) a poblar regiones de condiciones climétieas con las que estaban familiarizados. Las observaciones anteriores no deben hacetnos esperat une gran abundancia de nuevos y rigurosos conceptos. Con gran frecuencia Ratzel se contenta con una clasificacién tra- dicional. Para él, los cuentos populares son simplemente fragmentos de mitos; el totemismo queda sin snalizar; don- de al sistema tolémico apenas existe o esté por completo au- de Jes ilitares de estos indios; la idea de ce: sociedades rl como animada a toda le neturel versal, a pesar del anilisis de Tylor que con 6 debia servir para prevenirss contra tal error; y la ascendencia contada por linea matema se confunde coa la ginecocracia. Del lado positive Ratzel comparte con Haha la distineién entre cultivo con azada y con avedo."* Pero su apcriecién principal consiste probeblemente en ciertas ideas més gene- rales, tales como el concerto de la humanidad como un todo, la mitigacién del ambientalismo mediante una perspectiva hist6rica, la demenda de convertir las releciones espaciales en relaciones temporales, 12 repudiacién de la teoria de mi graciones especiaculares en favor de Ie de una infiltracién lenta y continua, y 1a postulacién de la existencia de pueblos marginales, 63 Friedrich Rael, Kleine Schrier 48, 118, 561, S64. Sclunict y Xo 131 a, Volkerkunde, x. pp, ker | IX FRANZ BOAS Desve Tylor nadie ha ejercido sobre Ia etnologia una in- fluencia comparable a la de Franz Boss (1858-1942). Na. cido en Minden, en Westfalia, esiitdi-fisica y geogrefia’en Heidelberg y Bonn, desde doride'siguié a su profesor prin cipal, Theobald Fischer, a Kiel. Alli hizo su doctorado-en 1881, tratando su disertacién del color del agua marina, Fischer mismo habia sido fisico entes de hacerse goégrafo, itis sobre las 6 seguix més tarde el desern versan aceres de pro icados en une revista de Fisiologia, y uma eae de b ley de Talbot, en los Annaten der hysik und Chemie. Hay que nota! cher tenbiléatla.interesaba-laadtnopogeogratia,, Pa el aio en que Boas hizo su dostorado, su maestro publicd un largo ensayo en el cual describe el panel de Ie palmers de dati en Ia vida del Africa septentrional y del Asia oceidental.* inate lo de la miei ‘Ese trabajo describe los métodos aborigenes de cultiver dicho iabol y de preparar con su fruto y derivados varios platillos ! estimulantes; define la extensién del intercambio comer- ial que forments a diserminacién de le palmere, y sefala a absent probable patria original. Le manera como trata estas cuestiones da fuerza 2 la efirmacién del proj 2 Theobald Fischer, Die Dattelpalme, ihre gevgrephische Verbreitung und culturhistorische Bedeutung. PME 64 (1881), 159

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