You are on page 1of 18
HUMANIDAD DE CRISTO: ENCARNACION 269 su palabra salvadora, bien curando Jas enfermedades corporales y espirituales a través de su sorprendente poder. Teresa ve en esta doble actitud magisterial de Jestis significaciones que van mas alla del sentido literal del texto sagrado; busca en la Escri- tura un sentido espiritual, que traspasa el mero sentido histérico de algunos pasajes. Citemos en este sentido uno de tantos ejem- plos aducidos por ella; se trata del Manto de Jestis cuando la resurreccién de Lazaro. Veamos la interpretacién que hace de esta pericopa de San Juan: “jOh, cristianos verdaderos! ayudad a llorar a vuestro Dios, que no es por sélo Lazaro aquellas pia- dosas lagrimas, sino por los que no habian de querer resucitar, aunque Su Majestad les diese voces. jOh bien mio, qué presentes teniais las culpas que he cometido contra Vos! Sean ya acabadas, Sefior, sean acabadas y las de todos” ®. Los escritos teresianos estan salpicados de referencias a la vida publica de Jestis. A través de los evangelios y de los autores espirituales, nuestra Santa habia Jogrado hacerse una imagen bastante completa de la persona de Jestis y de su comportamiento durante Ja vida publica. Asi, nos dir con no poco grafismo que en algunas visiones habia contemplado la figura del Sefior “como andaba en el mundo” ®, A pesar de ser tan cristolégica, la Santa de Avila no sentia ninguna pena por no haber tenido Ja suerte de vivir en tiempos de Cristo, ya que consideraba e] actual momento de la historia de la salvacidn en el que ella vivia, al mismo nivel de comunica- bilidad con Jesucristo. Hablandonos de este sentimiento suyo, escribe: “Mas tenia (ella misma) tanta devocién y tan viva fe, que cuando en algunas fiestas oia a personas que quisieran ser en el tiempo que andaba Cristo en el mundo, se reia entre si, pareciéndole que teniéndole tan verdaderamente en el Santisimo Sacramento como entonces, que ,qué mas se les daba?” ®. Sin embargo, en el alma de Teresa anidaba un deseo ardiente de entrar en comunién con el Jestis de la encarnacién, el pro- feta de Nazaret; ya que en él veia plasmada la imagen de Dios, que recorre los caminos de la vida humana y se hace indigente 78 Ex 10, ” 6M 9,3. " CE 61,3. Pensamos que Teresa hubiera gozado mucho de haber tenido la oportunidad de conocer las teorfas de O. Casel sobre la actualizacién de los misterios. 270 CRISTOLOG{A Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS de Ia gracia y del amor del Padre; sus milagros son un anticipo de esa vida nueva que ya ha comenzado a germinar en nuestro espiritu, que se ha abierto de Par en par a su revelacién. La vida piblica de Jestis llega “hoy” hasta nosotros mediante las palabras de su evangelio y la presencia eucaristica. El alma cristiana puede experimentar el agua viva prometida por Cristo a la mujer sa- maritana. Oigamos a la misma Teresa: “;Oh Sefior mio, y quién se ahogase engolfada en esta agua vival Mas no puede ser, De- seo de ella, sf, que tanto puede crecer el amor y deseo de Dios, que no lo pueda suftir el sujeto natural, y asi ha habido personas que han muerto. Y yo sé de una que, si no la socorriera Dios presto con esta agua viva en grandisima abundancia con arro- bamientos, tenia tan grande esta sed, iba en tanto crecimiento de su deseo, que entendia claro era muy posible, si no la remedia- ran, morir de sed. ;Bendito sea el que nos convida que vamos a beber en su Evangelio!” 5, También esta prolongacién de la vida piblica de Jestis llega hasta nosotros a través de los sacramentos. Veamos cémo lo explica nuestra autora: “Aqui es ... el acudir a los sacramentos, Ja fe viva que aqui le queda de ver la virtud que Dios en ellos puso, el alabaros porque dejasteis tal medicina y ungiiento para nuestras agas, que no las sobresanan, sino que del todo las quitan. Espantanse de esto” ®, Jesis, pues, sigue curando nues- tras Ilagas mediante sus Sacramentos; son sus milagros, que a través de los sacramentos se prolongan hasta nosotros. Teresa, al contacto con su alta experiencia religiosa, descu- bre que entre el Jestis histérico y el Cristo de nuestra fe se ex- tiende un puente, que los une. Aquel Jestis que pas6 haciendo ‘el bien —con su palabra y sus milagros—, que curé toda enfer- medad y toda dolencia, sigue hoy activo y presente entre noso- tros, saliendo de nuevo al encuentro de cada hombre. Los comen- tarios tan teoldégicos que Teresa hace cuando nos habla del didlogo de Jestis con la mujer samaritana, relacion4ndolos con el hombre de nuestros dias, nos hace Pensar que concebfa la vida ptiblica de Jestis no como un acontecimiento exclusivamente "OF 31,5. RV 196, HUMANIDAD DE CRISTO: TiTULOS 271 hist6rico —que sucedié en el pasado, y que sélo se puede co- nectar con él mediante el recuerdo—, sino como un aconteci- miento que misteriosamente se sigue realizando hoy. Por eso ella no sentia ninguna envidia de aquellas personas que tuvieron la suerte de convivir con Jestis, puesto que ese mismo Jestis sigue hoy presente entre nosotros, ofreciéndonos su historia y su persona como Ambito donde se presencializa cl misterio salvador de Dios. La historia de Jestis, de alguna manera, se vuelve a repetir con cada uno de nosotros, y los personajes neotestamentarios son los paradigmas en los que nos vemos reflejados en nuestras distintas actitudes frente a Cristo, Teresa, asi, a veces se sentiré Judas, a veces, la Samaritana, que escucha su palabra, o Maria, la hermana de Lazaro, que sentada a los pies de Jestis contem- pla al Maestro, o Pablo que cae deslumbrado, envuelto en la claridad de Cristo resucitado®. Ella se ha visto reflejada en muchos de los personajes del N.T., y piensa que los cristianos pueden encontrar en ellos las diversas actitudes a adoptar frente a ese Jestis que también hoy sale a su encuentro. 5. Los tfruLos DE Jesucristo Al igual que los autores neotestamentarios, Teresa aplica a Jesiis una serie de titulos a través de los cuales expresa su pensamiento sobre su misterio. Los titulos cristolégicos teresia- nos son muy numerosos; es imposible recogerlos todos aqui. Nos limitaremos sélo a aquellos que consideramos més impor- tantes y significativos para su espiritualidad. Dos caracteristicas fundamentales pueden hallarse en los titulos que Teresa da a Jestis: dinamismo teoldgico y existencialismo cordial. Dinamis- mo teolégico quiere decir que Teresa aplica al Sefior los titulos desde la revelacién; ella esta convencida de que esos titulos son reales, pues reflejan alguna de las cualidades de Jesucristo; expresan los contenidos de su ser a partir de la revelacién de Dios; no son meras acomodaciones, aunque est4 persuadida de que quedan muy lejos de la realidad. Pero los titulos no son meras denominaciones asépticas de ® Gtr, MC 2,14; V 30,19; CE 27,5; 6M 9,10. 272 CRISTOLOG{A Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS Jesucristo. Teresa confiere al Sefior estos titulos desde el cora- z6n; es lo que hemos denominado existencialismo cordial. Antes de ser pronunciados han pasado por el tamiz de la existencia teresiana; ella los ha vivido. Cuando ahora los escribe 0 los pro- nuncia, esa existencia cristolégica sale al exterior como himno y como alabanza, Al igual que los titulos cristolégicos del Evan- gelio, los de Teresa son confesiones de fe*. a. El Hijo La palabra “Hijo” puesta en labios de Teresa y dirigida a Jesucristo, encierra no pocas significaciones, Pero digamos en seguida que hay una que es primordial; significa el amor encar- nado y accesible de Dios al hombre, y el gozo por parte del “Hijo” de cumplir ese designio de amor. El Hijo es el enviado del Padre para Mevar a término Ja obra de la salvacion, Es en el Camino de perfeccién donde Teresa se detiene mds en aclarar estas relaciones intimas entre el Padre y el Hijo, ya que nos des- cribe la persona de Jestis desde una doble vertiente: con res- pecto a Dios Padre con quien se relaciona trascendentalmente en la eternidad, y a quien obedece amorosamente en el tiempo, y con relacién a nosotros, a quienes se dirige para comunicarnos el designio del Padre. De aqui que Teresa no separe la filiaci6n natural —divina— de Cristo, de su funcién de Hijo enviado al mundo. Cristo es el hijo de Dios que lleva a término su misién redentora hasta el limite de la misma. Por eso Teresa —caso inaudito— se atreve a interceder por él ante el Padre: “Atajad este fuego, Sefior. Mirad que atin esta en el mundo vuestro hijo; Por su acatamiento, cesen cosas tan feas y sucias, pues su hermosura y limpieza no merece estar en casa adonde hay tan malos olores” °, Y en otro lugar se muestra atin més expre- siva: “jOh Sefior eternol, gcémo aceptais tal peticién, cémo Io consentis? No miréis su amor, que a trueco de hacer cumplida- mente vuestra voluntad y de hacer por nosotros, se dejara cada dia hacer pedazos. Es vuestro de mirar, Sefior mfo, ya que a vuestro Hijo no se le pone cosa delante. ;Por qué ha de ser todo “ Para toda esta seccién de los nombres de Jesucristo en Santa Teresa, cfr. R, Ricaro-N. Péiisson, Etudes sur Sainte Thérése (Paris 1968), 5 CH 62,4, HUMANIDAD DE CRISTO: TiTULOS 273 nuestro bien a su costa?, por qué calla a todo y no sabe hablar por Si, sino por nosotros? ¢No ha de haber quien hable por este mansisimo cordero? Dadme licencia, Sefior, que hable yo” ®, Pero ante todo, la palabra hijo va dirigida a Jesucristo en cuanto que es hijo natural de Dios; es decir, Jesucristo es el Dios Hijo que ha venido a este mundo. Una serie de textos te- resianos dejan bien asentada esta verdad. Veamos algunos de ellos: “jPues cémo, Sefior, es posible que os dejan solo los Angeles y que no os consuela vuestro Padre?” ”. “jOh Seftor, cémo parecéis Padre de tal Hijo, y cémo parece vuestro Hijo, hijo de tal Padre!” 8; “jOh Hijo de Dios y Sefior mio!” 9: Jas citas podian continuar multiplicéndose ®, Teresa siempre que es- cribe la palabra Hijo la vincula estrechamente al Padre. Jestis es el hijo de Dios por antonomasia. Pero este hijo de Dios no es una idea, sino una persona, que en cuanto hijo ha sido enviado al mundo para darnos a conocer los sentimientos del Padre. Ya vere- mos mas adelante cémo 1a experiencia mistica de Santa Teresa llegd hasta el mismo misterio trinitario, percibiendo en él la realidad de la filiacién trascendente de Cristo, pero nunca des- vinculado de su funcién salvifica en favor de los hombres. De modo que Teresa capta el misterio filial de Cristo en una doble vertiente: ontoldgica en cuanto que Cristo es el hijo natu- ral de Dios, y funcional en cuanto que se manifiesta Hijo en el tiempo, como enviado por el Padre para darnos a conocer el misterio de salvacién escondido desde los siglos, y revelado ahora existencialmente en su persona. Por eso, una de las caracterfsticas de Cristo hijo es la de hacer capaces a los hombres de poder ser hijos de Dios: “{Cémo nos dais en nombre de vuestro Padre —escribe— todo lo que se puede dar, pues queréis que nos tenga por hijos? Que vuestra palabra no puede faltar, hase de cumplir. Obligéisle a que la cumpla, que no es poca carga; pues en siendo Padre nos ha de sufrir, por graves que sean las ofensas”, La misién de Jesu- cristo esté relacionada con nuestra filiacién adoptiva; Cristo es % CE 59,1. 7 CE 42,6, 8 CE 44,1. © CE 44,2, ® Cfr. entre muchos pasajes la Exclamacién 7.* modelo de reflexién teolégica acerca del misterio trinitario; cfr, CC 43. 9 OF 44,2, 18 274 CRISTOLOGEA Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS el Hijo de Dios que mediante su funcién redentora nos hace a Rosotros hijos de este mismo Dios %, Otros conceptos teresianos inherentes a la palabra “Hijo” son los de obediencia, sumisién y esclavitud. Jestis que como Hijo participa de la gloria de Dios, al entrar en este mundo se desviste de ella asumiendo la forma de “siervo”, Ante todo, Jestis es modelo de obediencia al Padre, pues an- tes de emprender cualquier cosa se sumerge en Ia oracién en donde se pone en comunicacién vital con su Padre. Citemos un texto teresiano entre los muchos que pudiéramos encontrar: “Y como era cosa tan grave y de tanta importancia, quiso que viniese de la mano del eterno Padre, Porque aunque eran una misma cosa, y sabia que lo que El hiciere en la tierra se harfa en el cielo y su voluntad y Ja de su Padre eran una para tan gran cosa, era tanta la humildad del buen Jestis, que quiso como pedir licencia porque ya sabia era amado del Padre y que se deleitaba en él” %, La humildad es otra de las actitudes que observa Teresa en Jas relaciones de Jesucristo con el Padre; también en esto, Cristo €s pata nosotros modelo de sumisién a la voluntad de Dios, Escuchemos a la Santa: “Y Pues tantas veces —como he dicho— decimos al dia el Paternéster, regalémonos con él y procuremos deprender de tan excelente Maestro la humildad con que ora y todas las dems partes que quedan dichas” *. Hablando de esta sumisién incondicional de Jestis al Padre, escribe:” ;Queréis ver cémo se ha con los que de veras le dicen esto? Preguntadlo a su Hijo glorioso, que se lo dijo cuando 1a oracién del Huerto, Como fue dicho con verdad y de toda voluntad, mirad si la cum- plid bien en lo que Je dio de dolores y trabajos e injurias y per- secuciones; en fin, hasta que se le acabé la vida con muerte de cruz” %, Unida a la virtud de la humildad se halla el tema de Ia es- clavitud, que también Teresa aplica a Cristo. Dicho término quizds no lo tomé de la Sagrada Escritura, sino del ambiente social del siglo XVI espafiol. Aunque sélo en dos ocasiones aplica este titulo a Jesucristo, no por eso se ha de suponer ® Cir. CE 44; 46,2, ® CE 58,1. % CR B34, 5S CE 54,6. HUMANIDAD DE CRISTO: T{TULOS 275 que carece de importancia dentro de su espiritualidad, ya que los conceptos de abajamiento, sumisién y vasallaje se hallan dis- persos a lo largo de todas las obras teresianas. Veamos los dos textos en que Teresa denomina a Jesucristo “esclavo”: “Pues mirad, hermanas mias —y esto os enternezca el corazon para amar a vuestro Esposo—, que no hay esclavo que de buena gana diga lo es y que el buen Jestis parece se honra de ello” *; el otro texto no es menos expresivo: “Aqui se ve bien que somos es- clavos suyos, vendidos por su amor de nuestra voluntad a la virtud de la obediencia, pues por ella dejamos, en alguna manera, de : gozar al mismo Dios. Y no es nada si consideramos que El vino del seno del Padre por obediencia a hacerse esclavo nuestro” %, En ambos textos domina la idea de sometimiento; Jestis se hace esclavo de la voluntad de Dios, Como el esclavo depende en todo de su duefio, asi Jestis depende totalmente del designio salvifico del Padre. Este sometimiento al Padre, leva consigo la encarnacién y la Pasién. La esclavitud de Jestis est en funcién de Ja humildad; de tal manera que podemos decir con toda verdad que Jestis al encarnarse y al vivir su vida bajo la constante de siervo se hace esclavo nuestro. De aqui deduce Teresa como con- secuencia inmediata que nosotros debemos responder con la mis- ma medida, es decir, haciéndonos esclavos de Cristo, entregindole nuestra propia voluntad, Nétese cémo Ia obediencia teresiana se apoya en fundamentos biblicos, 0 més bien, diriamos cristoldgi- cos, ya que para ella esta virtud halla su justificacién en las acti- tudes mas fundamentales de Jesucristo, En los dos textos teresianos arriba citados, pueden observarse ciertas resonancias biblicas. En el primero, se pueden encontrar resonancias paulinas, y en el segundo, resonancias del prologo de San Juan. Conjunta asi Teresa dos perspectivas de gran rai- gambre teoldgica, a través de las cuales contempla el N.T. las humillaciones de Cristo. Por lo demés, en toda esta teologia teresiana, se halla latente la afirmacién paulina: “Me amé y se entreg6 por mi” *, La nocién de “hijo” atribuida por Teresa a Jesés, tiene, como hemos visto, muchos significados. Va desde la ontologia —Tesucristo, Hijo de Dios en la eternidad—, hasta Ja funcio- nalidad —Jesucristo, que ejerce esta funcién en favor nuestro—. 5 CR 69,1. 276 CRISTOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS La forma concreta de revelarse como Hijo, parece que contradice su ser de Hijo natural de Dios al que corresponderia la gloria y la alabanza. Jesucristo, hijo, se despoja de la gloria, y se viste de ignominia. En esta actitud cristolégica de renuncia, nuestra Santa leeria la propia vocacién del cristiano que, aunque por el bautismo y el Espiritu es ya hijo de Dios, debe aceptar el vivir en el Ambito de lo caduco y de la temporalidad. Jesucristo hijo rememora en el espiritu de Teresa su gloria de Dios en la eter- nidad, y su cruz de hombre en el tiempo. En una palabra, el témino “Hijo” nos revela la bipolaridad esencial de Jesis: Hombre y Dios, Siervo y Sefior. b. Maestro Maestro, es uno de los titulos que mejor definen a Jestis segtin Santa Teresa; ya que Jestis es por antonomasia quien en- seta a los hombres el camino que conduce a Dios. Ya nos hemos referido a este titulo cuando abordamos el tema de la oracién; alli vefamos cémo para Teresa no se puede dar una verdadera oracién si no es ensefiada por Jesuctisto. Afirm4bamos también que el magisterio de Jesucristo con relacién a la oracién no sdlo se reducia a enseiidrsela al cristiano, sino que también Jesucristo era el objeto y el término de esa ensefianza, Jesucristo, pues, es Maestro de la oracién teresiana en cuanto que es él quien la comunica, la ensefia, es objeto de esa ensefianza y el término al que se dirige; en este sentido, Jesucristo es Maestro, doctrina » vida; este triptico es esencial para comprender toda la hondura que lleva consigo el titulo de “Maestro” aplicado a Jesucristo dentro del 4mbito de la oracién teresiana. Supuesto cuanto alli ya dijimos, ahora vamos mas bien a contemplar dicho titulo desde un dngulo dogmiatico, pues aunque Ja tesis fundamental de las obras de Teresa, sea la de la oracién, Y por consiguiente, toda afirmacién teolégica se desarrolle en esa linea, cabe la posibilidad, sin embargo, de observar también desde otras perspectivas sus afirmaciones doctrinales. 1. Jestis Maestro en cuanto Dios. La raiz del magisterio de Jesucristo la encuentra Santa Teresa en el hecho de que Jestis es Dios; por eso, le denominard “Maestro celestial” ®, “Maestro » ¥ 39,8, HUMANIDAD DE CRISTO: TiTULOS 277 de la sabiduria” ' y “Maestro divino” . En linea ontoldgica es maestro en cuanto que como Dios, es la fuente del ser. En li- nea funcional, se revela maestro en cuanto que se nos hace acce- sible en la naturaleza humana. La Divinidad se nos hace presente en el hombre; por consiguiente, su magisterio llega hasta noso- tros mediante su Humanidad. Ya veiamos anteriormente la im- portancia que Teresa daba a la Humanidad de Jests en cuanto Ambito existencial donde se presencializa para nosotros la Divi- nidad. Teresa nos vendria a decir que si una persona prescinde en su vida espiritual de la Humanidad del Sefior, se queda en el aire. No hay posibilidad de acceso cristiano a lo divino si no es por medio de Cristo encarnado. Una de las notas que caracterizan a la Divinidad es la de la sabiduria '". En la literatura teresiana es éste uno de los voca- blos mas frecuentemente usados; Teresa le entiende, bien como atributo de la Divinidad, bien como don sobrenatural comunicado por esa Divinidad al hombre. Jesucristo, como persona divina es la misma sabidurfa. Teresa no insiste mucho en este aspecto; lo da por supuesto. Lo més recalcado por nuestra autora es que esta sabidurfa increada se hace sabidurfa en el tiempo, al hacer- se hombre. Por eso, Jestis no solamente se muestra como sabi- durfa cuando habla o cuando predica, sino que lo es radical- mente en su ser hombre. Si Jestis no fuera Dios, si fuera un profeta, solamente se revelaria como maestro cuando ensefiara o hiciera un gesto profético; pero al ser Dios, viviente en un ser humano, éste, automaticamente se convierte en un aconteci- miento esencialmente sapiencial. Por eso cualquier gesto, actitud o vivencia de Jestis se inserta en Ja linea del magisterio. Esto es algo que Teresa considera basico, y que es necesario que noso- tros tengamos presente cuando estudiemos el magisterio de Jesu- cristo hombre. Jestis es Maestro en cuanto que la sabiduria de Dios que en El se halla esté radicalmente dirigida al hombre. Segtin hemos visto antes, Teresa piensa que Jestis es el Maestro de Ja Sabiduria, entendiendo sabidurfa como un atributo divino 1 CE 35,4, donde se lee «de toda la sabiduriav, mientras que CV 21,4 lee sim- plemente «de la sabiduriay, Cfr. V 27,14; CE 37,6. {ol CV 25,2, 1@ Citemos sdlo un texto bien expresivo: «joh Dios mio y mi sabiduria infinita, sin medida y sin tasa y sobre todos los entendimientos angélicos y humanosl... ePara qué quiero, Sefior, desear mds de lo que Vos quisiereis darme? gPara qué ™e quiero cansar en pediros cosa ordenada por mi deseo, pues todo lo que mi en- tendimiento puede concertar y mi deseo desear, tenéis Vos ya entendido sus fines, y yo no entiendo cémo me aprovechar?» (E 17). 278 CRISTOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS que se nos manifiesta para revelarnos los designios de Dios. Esa sabiduria, al presencializarse en Jestis queda radicalmente orien- tada al hombre, ya que Jestis esté esencialmente dirigido a noso- tros como podré verse por el Siguiente texto teresiano: “Mas iqué desatinos os pregunto, Sefior mio! Parece que tengo olvida- das vuestras grandezas y misericordias, y cémo vinisteis al mundo por los pecadores y nos comprasteis por tan gran precio y pa- gasteis nuestros falsos contentos con sufrir tan crueles tormentos y azotes. Remediasteis mi ceguedad con que atapasen vuestros divinos ojos, y mi vanidad con tan cruel corona de espinas” 13, Una vez més, nos damos cuenta de que el “pro nobis” orienta en gran manera Ja cristologia teresiana. Por eso, Cristo que es sabiduria en la eternidad y en la lejania, se hace para nosotros sabiduria en el tiempo y en la proximidad. Teresa, al considerar a Cristo como Maestro, parte del presupuesto bdsico, aunque muchas veces no lo diga —de que es Dios— y por consiguiente maestro de sabiduria, la misma Sabiduria como diré en otra parte. Estos titulos —sabiduria y la misma sabiduria— los aplica también a Jesucristo en cuanto hombre, pero dando por supuesto, que tienen sus rafces en el humus de la Divinidad que traspasa existencialmente el ser humano de Jestis, 2. El Hombre-Jesis maestro de la humanidad. Como hemos dicho, la fuente original del magisterio de Jestis se halla en el hecho de que es Dios y por consiguiente es la misma sabidu- ria, en frase de Santa Teresa. Pero esta sabiduria se nos hace ac- cesible en el tiempo y en la proximidad, en cuanto que Cristo también es hombre, La Humanidad del Sefior se convierte asi en el medio —él es el tinico Mediador— por el que Ja sabiduria increada Iega hasta nosotros. Por eso, podemos afirmar que para nuestra autora la sabidurfa de Dios llega hasta nosotros en tanto se expresa en el hombre Jestis de Nazaret ", De aqui la insis- tencia teresiana en hacer de Jess nuestro modelo en todo, y en que el hombre espiritual camine siempre unido a esta sagrada Humanidad. Sin esta Humanidad del Sefior tal como se ha ex- 1B 3, 10 V 27,14; CE 35,4; 37,6, Mn, NO.es due Teresa niegue que también se pueda ascender a Dios por la sabl- cuma que dimana de la contemplacién de la naturaleza, en cuanto que ésta de alga, 2a manera nos preanuncia a su Hacedor; pero en Ja vida cristiana conereta, tenemos Gue soudir a Jesueristo para ver en él’ el designio de Dios hecho existencia y pa- Tabra, y desde alli, luego, la creacién nos habla més claramente. p HUMANIDAD DE CRISTO: ‘TiruLos 279 presado en la historia de los evangelios es imposible tener una verdadera imagen de Dios. Veamos cémo expresa Santa Teresa su pensamiento al respecto: “Cudnto mds apartarse de indus- tria de todo nuestro bien y remedio, que es la sacratisima Huma- nidad de nuestro Sefior Jesucristo. Y no puedo creer que lo hacen, sino que no se entienden, y asi hardn daiio a si y a los otros, Al menos yo les aseguro que no entren a estas dos mora- das postreras; porque si pierden la guia —que es el buen Jestis—, no acertaran el camino...; porque el mismo Sefior dice que es Camino; también dice el Sefior que es luz y que no puede ninguno ir al Padre sino por El, y quien me ve a mi ve a mi Padre” ™, Jesucristo es para nosotros la inmediatez de Dios; por eso, nues- tras ideas y vivencias tocarén al verdadero Dios en tanto nos hallemos radicados en Jesucristo, que es hombre y Dios. Tam- bién en esto Teresa se halla muy préxima a ciertas corrientes teoldgicas actuales, que infravaloran la teodicea y exaltan la cris- tologia como el verdadero acceso al ser de Dios ™. 3. Magisterio de Cristo y revelacién. Todas estas peculia- tidades que Teresa atribuye al magisterio de Cristo en la vida espiritual, nos estan indicando que, aunque ella utiliza el térmi- no maestro a la luz de las categorias de su época, orienta estas afirmaciones en un sentido profundamente teolégico; cuando nos habla del magisterio de Cristo esté pensando en categorias de re- velacioni; Jestis, al revelarnos el misterio de Dios es el tinico y verdadero maestro. Es mas, Jestis no nos comunica algo distinto de su persona, sino que su ensefianza consistir4 principalmente en manifestarse a si mismo, Iugar en donde se halla plasmado el plan de Dios sobre nosotros. Jestis es maestro porque con su palabra da a conocer al hombre los caminos del espiritu, y por- que le hace comprender estas palabras reveladoras desde dentro. Esta doble funcién del magisterio de Cristo aparece en la expe- riencia de Teresa de una doble manera; una, cuando podfa con- templar al Sefior en las revelaciones como fuera de ella misma, y otra cuando le experimentaba en lo mas hondo de su yo, desde donde le hacia comprender su mensaje; estariamos en la linea 1 6M 7,8. 107 Como sefialébamos arriba no es que Teresa rechace la teodicea, pero insiste més en el conocimiento divino que adquirimos por la revelacién de Jesucristo. De todas formas, no queremos entrar on esta problematica, tinicamente sefialamos el hecho y la proximidad o direccién de Ja doctrina teresiana a ciertas posiciones modernas sobre el conocimiento de Dios. | | ) 280 CRISTOLOG/A Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS de lo que el evangelista Juan ha denominado 1a uncién del Espi- ritu. La persona humana queda como ungida por 1a doctrina de Jesucristo "8, Esta revelacién definitiva de Dios que es Jestis, se capta segtin la ensefianza de Santa Teresa, mds que a través de categorias in- telectuales, mediante conceptos existenciales. La asimilacién a Cristo por parte de la persona humana no consiste tnica ni prin- cipalmente en la aceptacién de su magisterio hablado, sino mas bien en Mevar a la practica sus exigencias, Estas exigencias iran transformando al hombre espiritual de tal modo que sdlo cuando se ha transformado en Cristo, se puede decir que se ha dado una captacién plena de su doctrina, Por eso precisamente, Teresa con- sidera que Jas almas que han liegado a Ja cumbre de la perfec- cién son las que comprenden a niveles mas profundos el misterio de Cristo. La doctrina de Cristo para esas almas no es una ideo- Jogia, ni una ética, ni un conocimiento que nos adviene de fuera; es una vida que bulle dentro de nosotros, Se trata de aquello que el mismo Sefior cuando hablé con la Samaritana denomin6 “agua viva”, término que tanto impacto causé siempre en Santa Teresa, Y que s6lo en séptimas moradas Ileg6 a gustar mds intensamen- te. Ahora comprendemos por qué Teresa nos habla del magiste- tio de Cristo precisamente en el contexto del didlogo de Jestis con Ja mujer Samaritana, Pero el magisterio de Cristo se extiende también al 4mbito de la Iglesia, Teresa comprende la organizacion eclesial como un gran cuerpo que tiene como meta difundir a diversos niveles y categorias el misterio de Cristo, Por €so, tanto la jerarquia como los predicadores y los mismos ficles tienen dentro de la Iglesia esta funcién ™. La Iglesia para Teresa es como la prolongacién de su Humanidad. En la mente de nuestra Santa se da una rela- cién directa y ascendente entre estas tres categorias 0 realidades: Iglesia, Cristo, Dios "°, Pero conviene tener en cuenta que el magisterio de Cristo no ha quedado cosificado en Ia Escritura y en la Iglesia institucién; “Cir. 1 Jn 2,20, 27; puede verse un buen anilisis del texto de San Juan en 1. bE 1a Porments, La vida segiin el Espiritu (Salamanca 1967) pp. Ui-17s, 1 Ctr. OB 3,2. 40 A lo largo de este estudio se habré podido observar que Teresa halla su seurigad de pertenecer a Cristo en su untén con la Iglosia, Después, come fa (edado suficlontemente demostrado, ella enouentra a Dios en Jesunristo. Da oes jnodo en su espiritualidad so da esa relacidn a que nos teferimos cn el texto: Iglesia, Cristo, Dios, HUMANIDAD DE CRISTO: TfTULOS 281 Cristo sigue ejerciendo su magisterio con el hombre. Esta ense- fianza de Jestis es una profundizacién de la Escritura —de su palabra— dentro del dmbito de la Iglesia, Desde las vivencias del alma y ayudada por el magisterio de la Iglesia —y siempre dentro de ese dmbito—, la Escritura se convierte para Teresa en un verdadero libro vivo, que prolonga el magisterio de Jestis hasta nosotros. Asi la Escritura y la Iglesia vienen a ser para Teresa expresiones del mismo Cristo; la comprensién de ambas, como hemos visto, se efectiia desde la Cristologia, o mejor desde una existencia cristologizada. El amor de Teresa por la Iglesia y por la Escritura radica indudablemente en su predileccién por Jesucrisio. Asi, pues, Cristo sigue ejerciendo su funcién magisterial, haciendo comprender al hombre espiritual su palabra revelada. Aquellas funciones que los autores del N.T, en general atribuyen al Espiritu Santo, Teresa se las aplica a Cristo resucitado y glo- tioso. Se da, pues, a tenor de la espiritualidad teresiana un doble influjo de Jesucristo: uno el que se halla en la Escritura y en la Iglesia, y otro, el que se deriva de la iluminacién progresiva que se realiza en la vida cristiana, y que Teresa atribuye a Jesucristo, presente en el ser humano. Este magisterio sdlo Ilega a su punto culminante cuando el cristiano se ha transformado totalmente en Jesucristo. Entonces la doctrina de Cristo se ha hecho vida; Cristo ya no sdlo es el camino y la verdad, sino también la vida; es decir, Cristo se ha interiorizado en el ser humano. Por Jo dicho, se desprende que para Teresa el término més rico del triptico de San Juan es el de vida; algunos exegetas, sin embargo, no pare- cen compartir esta opinion. c. El Esposo Como en el N.T. y en Ja literatura espiritual cristiana, tam- bién Teresa utiliza la palabra esposo para designar a Jestis. En la literatura teresiana dicha palabra aplicada a Jesucristo aparece en multitud de ocasiones, siendo particularmente frecuente en las invocaciones y exclamaciones, tan numerosas en los escritos de Santa Teresa. Sobre el origen de este vocablo en los escritos teresianos podriamos interrogarnos: ,De dénde tomé Teresa este titulo? ~Acaso de la Biblia?, de los libros espirituales de su época?, o 282 RISTOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS édel ambiente social? La Tespuesta a estos interrogantes quizd no pueda ser absoluta y excluyente, ya que posiblemente esta palabra tenga caracteristicas Propias de todos esos lugares cita~ dos. Quizé Teresa entendié el significado de esta palabra desde todas estas perspectivas; y con todos esos posibles matices se la aplicé a Jesucristo. Pero Pensamos que Ja Biblia fue la fuente més influyente. En el Cantar de los Cantares —que mas tarde co- mentaria espiritualmente— la figura del Esposo se extiende a lo largo de todas sus paginas; ahora bien, para Teresa, no hay duda, el Esposo del Cantar es Cristo, Citemos un pasaje donde nos explica lo que ella entiende por la palabra esposo y veremos que los origenes de sus ideas al Tespecto se remontan a la Sagrada Escritura: “Mas cuando este Esposo riquisimo la quiere enrique- cer y regalar mAs, conviértela tanto en Si, que, como una persona que el gran placer y contento la desmaya, le parece se queda suspendida en aquellos divinos brazos y artimada a aquel sagra- do costado y aquellos pechos divinos. No sabe mas de gozar, sus- tentada con aquella leche divina, que la va criando su Esposo y mejorando para poderla regalar y que merezca cada dia mas” "i, Muchos de los elementos que aqui utiliza Teresa son netamente biblicos, bien tomados del Cantar, bien del evangelio de Juan. Tampoco pudo Teresa ser ajena a los libros de piedad que con tanta fruicién leyé y que tan honda huella dejaron en su espiritu; pues bien, en algunos de estos libros se utilizaba este término. También como ya dijimos, influyé en la comprensién de este vocablo el ambiente social, como puede verse por el siguien- © te texto de Camino: “Asi como dicen ha de ser la mujer que quiere ser bien casada con su marido, que si esta triste se ha de mostrar ella triste, y si alegre, alegre, aunque nunca lo es: esto con verdad, sin fingimiento hace el Sefior con vos” 12, Asi, pues, este vocablo se incorporé a la espiritualidad tere- siana con todas estas caracteristicas, legando a ser un titulo cris- toldgico de gran contenido espiritual y teolégico. 1. Significado teoldgico del vocablo. Ante todo, tenemos que afirmar que dicho vocablo en los escritos de Santa Teresa tie- ne un gran peso teoldgico. Cristo, €sposo, no es una mera deno- minacién que el alma cristiana le dirige, sino que es una verda- HTMC 4,4; ofr, 2M 1,7; 5M 2,12; 3,12, ete, 12 CE 42,4; ofr. CE 38,1; CH’ 39,2, HUMANIDAD DE CRISTO: T{TULOS 283 dera realidad. El bautismo nos sumerge de tal manera en Cristo que se establece entre él y el cristiano una verdadera y auténtica alianza, Esta alianza alcanza a toda la naturaleza humana, como expresamente nos dice nuestra Santa cuando comenta aquel verso del Cantar: “Béseme el Seftor con el beso de su boca” "4; “Y aun pensaba yo si pedia la esposa esta merced que Cristo después nos hizo. También he pensado si pedia aquel ayun- tamiento tan grande, como fue hacerse Dios hombre, aquella amis- tad que hizo con el género humano. Porque claro est4 que el beso es seiial de paz y amistad grande entre dos personas” ". Se trata, pues, de una realidad ontolégica, no de un mero senti- miento psicolégico, EI que Cristo sea el esposo de la humanidad significa que busca establecer entre él y nosotros una verdadera comunidad de vida. Por eso, para que este desposorio se Ileve a término —segitin la doctrina teresiana— no es necesario que exista nin- guna experiencia religiosa de tipo sentimental, sino que tiene lugar en la prdctica de las virtudes cristianas. Cristo ejerce su funcién de esposo de la humanidad, cuando la redime, y siempre que la gracia actia en las almas. En esta creencia basica se apoya toda la elaboracién teresiana de la vida cristiana como nupcias sagradas. Por parte de Cristo, hacerse esposo de la humanidad Ileva consigo las humillaciones de la encarnacién, el abajarse hasta nosotros y dialogar con nosotros en nuestro mismo lenguaje. La Humanidad de Cristo, con todo lo que esta palabra significa para Teresa —humillacién, abajamiento, proximidad, exaltacién, glo- ria, etc.— es la raiz de su desposorio con la humanidad. La en- carnacién es el gesto de Cristo que mejor expresa el deseo de Dios de pactar una alianza con la humanidad entera. Pero al mismo tiempo implica la capacidad que tiene el hombre de poder- se relacionar con Dios a niveles humanos. Todo esto, que nos- otros intentamos expresar en un lenguaje teoldégico y tecnificado, encuentra su apoyatura en muchisimos textos teresianos. Veamos uno, donde aparece bien expresada la cercania de Dios y su aproximacién a nosotros en términos de amor y de amistad, que son el fundamento de los desposorios: “Es muy buen amigo Cris- 13 Ofr. CE 38,1. 44 Cant, 1,1; transcribimos segtin lo hace la Santa. 45 MO 41,11, 284 CRISTOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS to, porque le miramos Hombre y vémosle con flaquezas y traba- jos, y es compaiiia” 116, Escuchemos este otro texto en donde podré apreciarse aquella benignidad y filantropia de nuestro Sal- vador a la que aludirfa el apéstol: “Poned los ojos en vos y mi- raos interiormente: hallaréis vuestro Esposo, que no os faltard; antes mientras menos consolacién por de fuera, mas regalo os hard. Es muy piadoso, y a persona afligida jams falta, si confia en El sélo” 17; 9 aquel otro pasaje no menos expresivo: “Asi como dicen ha de ser la mujer que quiere ser bien casada con su marido, que si estd triste se ha de mostrar ella triste, y si alegre, alegre, aunque nunca lo es: esto con verdad, sin fingimiento, hace el Sefior con vos. El se hace el sujeto y quiere sedis vos la sefiora y andar él a vuesira voluntad, Si estdis alegre, miradle resucitado, que sdélo imaginar cémo salié del sepulcro os alegrara” 18, Cristo, sabiduria increada como Verbo de Dios que es, se hace accesible en el tiempo, mediante la encarnacién. Teresa no se cansaré de predicar la suave pedagogia de este gran Maestro, que toma la forma de esposo para hacer més facil atin la acepta- cién de su doctrina por parte del hombre cafdo, La palabra esposo define Para nuestra autora el puesto de Cristo en la historia de Ia salvacién. Es una palabra que expresa el amor desbordante de Dios en favor de su criatura. No es extrafio que Teresa al comprender y experimentar que toda la economia de Ja salvacién se cifra en el amor, haya utilizado para explicar- nos su idea del encuentro con Dios el vocablo que mejor expre- sa el amor entre Jos mortales, Esposo en la teologia de Teresa significa designio de salva- cién, humanizacién de Dios, kénosis, proximidad y relacién amo- Tosa. A través de este titulo puede contemplarse la entera obra de Cristo; y el término “pro nobis” —se encarnd por amor nues- tro, padecié por amor nuestro, y resucité por nuestra salvaci6n— €s su correlativo mds inmediato, Asi, la categoria mas eficaz para la comprensién de Cristo es la del amor; por eso, el término esposo, connotando el de Hijo, le expresa perfectamente, En las Exclamaciones sobre todo, Teresa ha percibido con inusitada nitidez esta dimensién de Dios, plasmada en la persona 46 V 22,10, 17 CH 49,1, 18 CE 42,4, HUMANIDAD DE CRISTO: TfTULOS 285 de Jestis: “jOh, verdadero Amador, con cudnta piedad, con cudnta suavidad, con cudnto deleite, con cudnto regalo y con cudn grandisimas muestras de amor curdis estas Ilagas que con las sae~ tas del mismo amor habéis hecho!” ", Aunque deciamos al principio, que el titulo esposo apli- cado a Jesucristo ha sido elaborado también a base de elemen- tos de lo social, sin embargo, en general, nuestra autora sdlo toma el matrimonio humano como referencia negativa. En Mo- vadas se expresa muy graficamente en este sentido: “Ya tendréis oido muchas veces que se desposa Dios con las almas espiritual- mente, jBendita sea su misericordia, que tanto se quiere humi- lar! Y aunque sea grosera comparacién, yo no hallo otra que mas pueda dar a entender lo que pretendo, que el sacramento del matrimonio” , Se trata, pues, de una denominacién que pudié- ramos clasificar como trascendental y teolégica, muy distante y ajena al pseudomisticismo, que a veces utilizaba esta expresién como fruto de una mera sublimacién de la tendencia sexual, en algunas ocasiones poco sublimada, En Teresa esa denominacién no viene producida por su psicologia de virgen, que necesita pro- yectarse, aunque sea de una manera “semiespiritual” (sublime) en un vardn, sino que la ha encontrado en la Biblia y la ha uti- lizado como una expresién teolégica, Aunque expresamente no lo diga, entiende el vocablo “esposo” en la linea teolégica del N.T., es decir, en un sentido trascendental o en categorias de re- velacién, mas que bajo un aspecto psicolégico, aunque este ulti- mo sentido no sea tampoco ajeno a la literatura neotestamenta- tia y teresiana. Bajo este aspecto teolégico explica todo el Cantar de los Can- tares como puede facilmente apreciarse por este parrafo del Co- mentario: “Pues concluyo en esto, que jamas en cosa que no en- tenddis de la Sagrada Escritura ni de los misterios de nuestra fe os detengdis mas de como he dicho, ni de palabras encarecidas que en ella oigdis que pasa Dios con el alma, no os espantéis.. sino cuando Ieguéis aqui, por amor de mi os ruego que os deten- gadis un poco, pensando en Io que nos ha mostrado y lo que ha hecho por nosotras, viendo claro que amor tan poderoso y fuerte, que tanto le hizo padecer, con qué palabras se pueda mostrar que nos espanten” ?!, 19 B16, 20 5M 4,3. 1 MC 1,7. 286 CRISTOLOGEA Y ESPIRITUALIDAD TERESIANAS 2. El concepto de Cristo como esposo, desde categorias psi- colégicas. El hecho de que la palabra esposo aplicada a Cristo tenga primordialmente un sentido ontolégico y trascendental, no significa que carezca de un aspecto Psicolégico, y que no deba ser integrado como tal en la vida espiritual. Desde luego, es un hecho que dentro de Ja doctrina teresiana dicho titulo se ha convertido en algo intimo y personal; algo que recorrer4 también afectiva- mente todo el iter de la vida espiritual; y en este sentido no. puede olvidarse que todo el intimismo de la doctrina de Teresa radica en la consideracién de Cristo como esposo del alma, con quien se anhela entrar en comunién de vida. En el Camino de Perfeccién deja bien asentado que la reli- giosa por su profesién se ha desposado con Cristo, y que bajo esta consideracién matrimonial deberé relacionarse con él, Las distintas etapas de la espiritualidad cristiana tendran un claro matiz esponsalicio hasta su culminacién en el asi llamado matri- monio espiritual. De esta manera, el Cristo esposo de la teologia se convierte en una realidad vital y existencial en cada alma cris- tiana. Pero este hecho va més allé de la mera experiencia psico- l6gica —aunque la connota—, ya que es imposible que el indi- viduo no actiie dentro de sus coordenadas esenciales, y lo psico- légico es algo esencial al ser y al actuar del hombre; se trata de una experiencia a niveles de fe. Asi, pues, el concepto de Cristo esposo que como deciamos es una categoria teolégica se hace vi- vencia psicolégico-teoldégica, 3. La palabra esposo como condicionante del didlogo reli- Sioso, Es indudable que en la alteridad amorosa entre la per- sona humana y la divina, el influjo que. pueda ejercer la divina en Ja humana est4 muy condicionada por la imagen que ésta ten- ga de aquélla. Ahora bien, ya hemos visto que para Teresa uno de los titulos mas importantes de Cristo es el de esposo. Por tan- to, Teresa concibe lo divino como relacién amorosa, alteridad que se proyecta sobre nosotros, como amor que busca y se dona. Por eso podemos decir que lo nupcial preside todo el didlogo religioso teresiano. Este es un dialogo de amantes; lo divino y lo humano se relacionan a través de Cristo mediador, bajo el prisma de una mediacién esponsalicia. La misma definicién —més bien descripcién— que nos ha dejado de la oracién se desarrolla en 1 Cir. CE 38,1; 39,2; 43,3-6; 46,3; F 31,46,

You might also like