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Historia del Asociacionismo

El asociacionismo es una concepción filosófica que surgió en la antigüedad, la desarrolló el empirismo


moderno y ha llegado a convertirse en una corriente psicológica bien definida en la época contemporánea.
Los asociacionistas sostienen que toda la complejidad de la vida mental puede reducirse a las impresiones
sensoriales, es decir, a los componentes elementales de la conciencia en su vinculación con la
experiencia. 
En la cultura occidental el asociacionismo tiene una larga historia. Platón fue el primero que en un pasaje
del "Fedón" ilustró con ejemplos dos leyes asociativas: las de contigüidad y semejanza entre las ideas.
 Aristóteles observa que una idea tiende a evocar otra idea en la mente, y enuncia lo que durante mucho
tiempo serán las tres leyes fundamentales de la asociación: semejanza, contraste y proximidad o
contigüidad en el espacio y en el tiempo. Después de muchos siglos el asociacionismo adquiere una
importancia capital en la filosofía empirista inglesa T.Hobbes y J.Locke afirman que todos los
conocimientos derivan de impresiones sensibles simples, vinculadas entre sí por el proceso asociativo;
G.Berkeley aplica el principio asociativo a la percepción visual; D.Hume explica también la percepción de
la causalidad mediante el principio de la contigüidad temporal.
D.Hartley, en sus "Observaciones sobre el hombre" (1749), sistematiza la doctrina asociacionista
manteniendo como única ley la de contigüidad, a la vez que extiende su validez más allá del ámbito
tradicional de las sensaciones y de las ideas hasta el ámbito de los movimientos del cuerpo, la
imaginación, la emoción, la actividad voluntaria y los sueños.
En los años sucesivos, J.S. Mill lleva al extremo el elementalismo o molecularismo implícito en el
asociacionismo e interpreta los procesos asociativos en términos mecanicistas, asignando a la mente una
posición de absoluta pasividad frente a su desarrollo. En contra de este mecanicismo J.S. Mill afirma el
papel activo de la mente en las transformaciones de las experiencias elementales en experiencias
complejas, e introduce el concepto de una química mental en la que el producto final es cualitativamente
diferente de cada uno de los componentes interactuantes

ASOCIACIONISMO
Filosofía
Hipótesis o teoría psicológica sostenida principalmente por algunos pensadores ingleses, especialmente
empiristas, que trataban de explicar todos los fenómenos psíquicos por la asociación de ideas (v.). La
teoría asociacionista parte de que relacionamos ciertas cosas en la memoria, en el pensamiento y en toda
la vida mental, simplemente porque en nuestra experiencia original de las mismas se presentan
vinculadas; y puesto que nuestros primeros encuentros con las cosas tienen lugar a través de los sentidos
(v.), los asociacionistas sostienen que toda la complejidad de la vida mental puede reducirse a las
impresiones sensoriales, es decir, a los componentes elementales de la conciencia en su vinculación con
la experiencia.
El defecto fundamental de las teorías psicológicas asociacionistas está precisamente en esto, en no captar
las diferencias a veces fundamentales entre diversos hechos psicológicos, reduciendo todos prácticamente
a simples asociaciones de sensaciones. El empirismo asociacionista desconoce o explica mal, por ej., la
diferente naturaleza de las ideas (v.) o conceptos (v.) del entendimiento (v.) respecto a las sensaciones (v.)
o percepciones (v.) de los sentidos (v.), y por tanto la diferencia esencial entre conocimiento (v.) sensitivo e
intelectual; no interpreta bien la relación entre los datos sensibles e imágenes, que adquieren los sentidos,
y las ideas o conocimientos que adquiere la inteligencia o entendimiento. Las ideas vendrían a ser simples
impresiones o imágenes sensibles transformadas o asociadas; algunos intentaron explicaciones parecidas
con los sentimientos y hasta con los actos de la voluntad... Este sensismo (v.), en cuanto trata de
establecer cierta analogía entre los «elementos psíquicos» más simples y los átomos que se combinan en
los cuerpos, fue llamado también «atomismo psicológico». Sin embargo, los asociacionistas contribuyeron
a fijar la atención en puntos de las relaciones entre los diversos sentidos, y a estudiar algunos fenómenos
de asociación psicológica.
A mediados del s. XVIII el a. constituía para muchos autores el núcleo central en la interpretación de los
problemas psicológicos, siendo definido como sistema por D. Hartley (1705-57). La diferencia entre su
teoría y la de sus predecesores radica no tanto en los principios enunciados como en la claridad con que
captó la necesidad de una base completamente fisiológica para explicar la asociación (en realidad sólo las
asociaciones sensoriales). Th. Hobbes (1588-1679; v.) no logró elaborar su teoría de forma consecuente;
ni él ni sus sucesores inmediatos advirtieron la posibilidad de alcanzar una formulación más adecuada de
los distintos tipos de asociación; sólo en la obra de Th. Brown (1778-1820) se afrontó de lleno esta
cuestión, reduciéndose el problema de la sucesión mental a un número considerable de leyes específicas
de asociación, teniendo en cuenta la competencia entre experiencias diversas. Hobbes tuvo en cuenta la
diferencia entre la asociación libre e incontrolada y el pensamiento dirigido o deliberado. La contribución
más importante de J. Locke (1632-1704; v) a la Psicología reside en que hizo explícitas las posibilidades
de una teoría de la asociación, que debía empezar con los datos de la experiencia y elaborar las leyes que
rigen las interrelaciones y sucesiones de unas experiencias con otras; el germen del a. ya era evidente en
la obra de Hobbes, la cual, a su vez, tiene antecedentes en Aristóteles. La exposición de Locke de las
consecuencias del empirismo (v.) y su afirmación de la posibilidad, mediante el análisis, de comprender el
origen y organización de las ideas, dotó al enfoque empírico de una atractiva e incitante cualidad que
contribuyó en gran medida a acrecentar su fortaleza e influjo.
G. Berkeley (1685-1753; v.) utilizó el concepto de «cualidades sensoriales componentes» y se convirtió en
uno de los fundadores de la teoría de la asociación. El a. se transforma, en manos de D. Hume (1711-76;
v.), en un medio de disecar y describir la experiencia prescindiendo de todo agente unificador, ya fuera de
naturaleza física o mental. Mientras el a. escinde la mente en partículas sensoriales, I. Kant (1724-1805;
v.) insiste en la unidad del acto de la percepción, y la frenología (v.) (Gall) la divide en unidades
funcionales o de rasgos. Esto ataca el corazón mismo del a. Con J. Herbart (1776-1841; v.) nos
encontramos ante un estructuralismo combinado con una doctrina concerniente a las leyes de la
asociación, que es todo cuanto se necesita para tener una nueva escuela de Psicología asociacionista,
sistema en el que las ideas son fuerzas activas. Es de destacar la obra de Th. Brown, cuyo sistema
psicológico es un sabio y maduro desarrollo de la teoría asociacionista. Utilizando el término «sugestión»
más que el de «asociación», procuró dar un tratamiento empírico al problema de las conexiones mentales
a un principio básico que denominó «coexistencia», pero este principio básico se manifestaba en tres
formas, dependientes de la semejanza, del contraste y de la proximidad en el tiempo y en el espacio.
Emprendió el análisis de los múltiples factores que determinan el curso de la asociación enunciando sus
famosas «leyes secundarias» de la misma, según las cuales la vida mental no es una mera concatenación
de datos de los sentidos, sino que lo que la caracteriza es la capacidad de captar relaciones. En sus
manos el a. intentó por primera vez una explicación específica de las causas por las cuales pensamos y
actuamos en las formas particulares que nos imponen las circunstancias particulares, en tanto que la
interacción de las «ideas» fue reemplazada por complejos o conjuntos psicológicos como si se tratara de
individuos en acción. La obra de Brown señaló el momento más importante de la primera etapa del a.; su
concepción de la personalidad como ente unitario contribuyó considerablemente a dar al a. esa madurez y
cautela que le permitieron alcanzar sus más grandes conquistas en la obra de H. Spencer (18201903) y A.
Bain (18181903). Con J. Mill (17731836) el a. alcanzó su expresión más completa y rigurosa y la reacción
contra este a. extremo se hizo evidente en las acotaciones de John Stuart Mill (180673; v.) a la obra de su
padre.
      Si bien la línea clásica de la teoría asociacionista ha sido desechada, el a. dio vida a muchos
movimientos psicológicos; así, p. ej., inspiró gran parte de los trabajos iniciales de P. Janet (18591947; v.),
S. Freud (v.) y K. Jung (v.); perfiló los primeros trabajos sobre las respuestas condicionadas; sirvió de guía
a los laboriosos estudios sobre el aprendizaje (v. APRENDIZAJE II), efectuados por E. Thorndike (v.), H.
Ebbinghaus (v.) y otros, y fue adquiriendo solidez hasta reaparecer con una nueva forma, más sistemática
que nunca. La gran ola del evolucionismo (v.) barrió a los asociacionistas, suprimiéndolos del panorama de
la Psicología durante algún tiempo, pero al retirarse la ola volvieron a aparecer. La teoría de la asociación
ha pasado por una etapa de enorme depuración y refinamiento experimental y cuantitativo, pero la
estructura básica concebida por los asociacionistas primitivos aún perdura.

Empirismo británico: Hobbes (1588-1679)

Concibe toda la vida psíquica y la conciencia como corpórea, y las ideas como actividades corporales.

Hobbes proclamó que la sustancia espiritual de Descartes era una idea carente de sentido. Sólo la materia existe, y
las acciones de las personas están totalmente determinadas.

Creía que todo conocimiento hunde sus raíces en la percepción sensorial, sosteniendo un nominalismo radical. Su
teoría psicológica más interesante es la que afirma que el lenguaje y el pensamiento están íntimamente
relacionados, y que son quizá idénticos. Es uno de los muchos filósofos británicos que han sostenido, y que aún
sostienen, que el pensamiento correcto (la ciencia verdadera) equivale a la utilización correcta del lenguaje (Russel,
Círculo de Viena). La relación entre el pensamiento y el lenguaje es un problema no resuelto de importancia capital
para la psicología cognitiva.

Hobbes reivindicaba además ser el inventor de la ciencia política. Su defensa de un despotismo absoluto, en el que
los miembros de la sociedad someten sus derechos a un soberano que les regirá, está basada en la idea de que el
hombre siempre busca su propio provecho, y en que su existencia es solitaria, brutal y breve (“El hombre es un lobo
para el hombre”).
Locke (1632-1704)

Fue amigo de Newton y de Boyle, preceptor de políticos nobles, y médico. Locke quería comprender cómo funciona
la mente humana, sus límites y el origen de sus ideas. Su epistemología es psicológica, por tanto, preguntándose
cómo se conoce, más que qué se conoce.

Las ideas proceden de la experiencia y la observación. Negó la existencia de ideas innatas, en contra de la
concepción de Descartes.

Locke no fue, sin embargo, un empirista radical. Creía en la existencia de ideas simples e ideas complejas. Las ideas
simples provienen o bien de las sensaciones o bien de la reflexión acerca de estas. Por tanto, las operaciones
mentales, así como las facultades mismas (pensamiento, memoria y percepción), serían todas ellas innatas. Los
empiristas posteriores negaron esta tesis.

Las ideas complejas derivan de las simples, y pueden ser analizadas en sus componentes. Esta noción de
combinación de las ideas marca el comienzo de lo que se llamaría química mental, característica de la noción de
asociación (Wundt y Titchener).

Locke se opuso, más que a Descartes, al grupo de autores ingleses que defendían la existencia de principios morales
innatos. Consideraba que la creencia en verdades morales innatas y en las verdades metafísicas constituían los
pilares del dogmatismo. Locke abogó por una metodología pedagógica del descubrimiento (Jean Piaget). Los
estudiantes debían mantener abiertas sus mentes, descubriendo la verdad a través de su propia experiencia.

Locke afirma, al igual que Descartes, que el lenguaje es un rasgo humano, característico de la especie. En su obra
sobre la educación sostiene que buena parte de la personalidad y habilidades del niño son innatas.

Para Locke, la mente, más que un espacio vacío que debe ser amueblado por la experiencia, es un complejo
dispositivo de procesamiento de la información, que convierte los materiales de la experiencia en conocimiento
humano organizado. El conocimiento se produce cuando inspeccionamos (introspección) nuestras ideas y vemos
cómo concuerdan o discrepan. Creía, por tanto, igual que Descartes, que el conocimiento humano, incluso la ética,
podía ser sistematizado geométricamente.

En su concepción de la relación entre pensamiento y lenguaje el lenguaje es posterior, las palabras son signos de las
ideas, de las que proceden. En cierto modo, Locke fue menos empirista que Hobbes, su predecesor.

Dos interpretaciones han seguido a la obra de Locke: por un lado aquellos que sostienen que las ideas de Locke son
objetos mentales, y que el lenguaje se refiere no a objetos reales, sino a las imágenes mentales. Por otro, la mayoría,
interpretan que para Locke la idea era un acto mental de percepción, por el que la mente conecta con el mundo
externo. Según esta lectura, las palabras nombrarían objetos reales.
Thomas Hobbes

Para el factor dominante en la orientación de la conducta humana era la razón sin embargo adopto una posición
natamente determinista y mecanicista. Para explicar el contenido mental recurrió solo a los datos sensoriales,
eliminando la necesidad de las ideas innatas. Sostuvo que la sucesión de ideas, sujetas a leyes, era responsable de
todo el pensamiento y de toda la acción. Hobbes explico esta sucesión en términos de asociación por contigüidad;  si
una idea ha sido previamente seguida por otra, tendrá nueva mente a llevar a la idea contigua.

John Locke

Afirmaba que todo conocimiento proviene de la experiencia, sea a través de los sentidos o a través de la reflexión
sobre los datos sensoriales. Este empirismo extremo, que no admitía un conocimiento innato, representaba un
retorno a la noción aristotélica de la Tabula rasa y un ataque a la creencia de descartes en las ideas innatas.

Las ideas están, por lo común relacionadas mediante conexiones naturales y claramente daba a entender que los
principios asociacionista sirve ante todo para explicar las conexiones anormales “lo que james mil convirtió en un
inexorable principio de conexión.

Locke inicio también una tendencia con su teoría especial sobre las cualidades primarias y secundarias consideradas
como la base de las ideas.

Primarias: son las inherentes a los cuerpos tales como la solides, la forma exterior, él movimiento y la cantidad.

Secundarias: tales como los colores, los sonidos, los gustos, no pertenecerían a los objetos y se consideraba que
eran las funciones de la mente misma.

Titchener afirmaba que la física estudia la experiencia solo como algo independiente del organismo que la


experimenta, mientras que la psicología estudia la experiencia como algo que depende de ese organismo.

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