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. 382 nn 389 389 397 402 403 403 402 Cartruco I EL DERECHO MINERO ‘L Dominio DE LAS MINAS. . tancias minerales situadas en la corieza del planeta que habita ha sido preocupacién del hombre, aun en los tiempos prehistéricos. . Las primeras edades de la civilizacion (edad de pie- dra, etc.) son denominadas segin el mineral que el hom- bre logra descubrir y aportar a sus necesidades. La presencia geolégica se hace notar en el progreso —y tam- bién en la destruccién—. del género humano, que apre- cia de continuo las incontables aplicaciones de las yacentes sustancias. Las naciones asientan su poderio en la posesion de los metales y gobiernan en la medida en que sus reservas superan las de oro, carbén, petro- Jeo o uranio del eventual enemigo. El mundo que vivi- mos logra su adelanto en el espacio césmico con los productos de las profundas entrafias de la tierra. 1.1. Extraer las sus' 12. El Estado, creador del Derecho, sometid a su normatividad la bisqueda del mineral y decidié inter- venir en la distribucién de la riqueza subterranea, reco- nociendo derechos particulares sobre ella, para benefi- ciarse en todo o en parte con los frutos naturales que los stibditos descubren. De este modo, el Estado se convirtié en depositario de la funcién de control minero, y la legislacién contem- pordnea reconocié en él] un conjunto de atribuciones ~desprendidas del derecho comin y del administrativo— que han pasado a constituir en los pafses hispanoame- : Eovanoo A. Pionert ricanos el derecho minero, que estudin —en nu cepto— las funciones y atribuciones dol Estado sal aprovechamiento de Ia riqueza mineral junto a lac fae caltades y deberes de los particulates interesaddos o nice, tades por la busqueda y extraccién de las sustancine Decimos funciones ¥ atribuciones porque encuateae mos entre las primeras las ya dichas de control, discs bucién y policfa, y consideramos atribuciones las acon. dadas para permitir al Estado participar como cualquiera en la explotacién directa de los yacimientos. Agregamos en el ensayo de definicién que realizamos, como objeto de la disciplina en cuestisn, el estudio de Jas facultades y deberes de particulares, puesto que éstos pueden verse de continuo sujetos al régimen minero, en forma pasiva 0 activa, segin sufran en sus bienes y fortuna la labor de terceros o produzcan tales perjuicios como consecuencia de la tarea subterrdnea que realicen. En consecuencia, las personas actuantes en el dere:\ cho minero son: el Estado, el minevo y el superficiario. Ef'Primero entrega los yacimientos al minero para que | Jos trabaje. El superficiario. es el propietario de la tie- Fraen que se halian los minerales y, en consecuencia,. el sujeto que soporta los trabajos mineros. La cosa, en nuestro Derecho, es la mina, es decir, la extensin de terreno limitada segin la ley,.en que se realiza una explotacin mineral. Con estos sujetos tan distintos y.una cosa de apro- vechamiento tan costoso no resulta dificil afirmar que nos encontramos con un derecho de excepcién, de prin- cipios propios. Caracteres 18, Ademés de los caracteres particulares que ve- remos al tratar el dominio minero, en nuestra legisla- cién —como en muchas otras.~‘el régimen de la indus- tria extractiva estd sujeto d normas especiales. La explotacién de minas —por ejemplo— y las tareas pre- vias de busqueda mineral revisten utilidad publica en a ‘Manual De vERzCHO MavEKO 72S todo el perimetro otorgado y aun fuera de esos Umites a4 en casos especiales. “Como consecuencia de este princi: © pio las minas no pueden ser expropiadas, salve que © > exista una razén superior a la que protege la minerid,- Por otra parte —por la reconocida-importancia de estas | tareas—, no se puede impedir o suspender trabajos | ‘7 mineros mientras no se atente contra la seguridad pi- #7 bliea con ellos, 0 se prodazea perjuicio en los minerales © peligro en la salud de los trabajadores. (UER)Rina - acordada no puede ser dividida entre varios interesados *" ni explotada desde puntos diversos, puesto que una © explotacién debe, guardar un plan ordenado y légico, para ¢, producir los mejores resultados. A los caracteres indi- eades se suma la entrega por tiempo ilimitado de las minas, os decir, se las otorga en propiedad hasta qu se agotan, siempre que el minero cumpla los requisites’ ¢. establecidos por ia ley.> 14. Cualquier persona puede —en principio— ad-\ ©: quirir y poser minas, siempre que tenga la capacidad’ ¢, requerida por el Gédigo Civil para ejercer el derecho real de dominio y no esté inhabilitado por razones de orden © puiblico. a Se hallan en esta dltima situacién las autoridades’ ¢ mineras, los peritos oficiales de éstas y los eseribanos ¢ de mings u oficiales, dentro de la competencia territo- S rial, salvo que las adquirieran antes del nombramiento -2 © por herencia o legado. También los hijos bajo la par. tria potestad de los antes nombrados, porque de otro 7 modo podria buriarse la ley por su intermedio. : Cuando, pese a la prohibicién, alguna de estas per- = sonas infringe la ley, el Cédigo de Mineria deciara la @ pérdida de los derechos y airibuye al primer solicitante las minas ilicitamente adquirides. 15. El dominio y sus dos enfogues, En todas las épocas civilizadas ha preocupado justifiear—con funda- mentos filoséficos—diversos sistemas de distribucion de PODER EP PO O4LY. Epuaszo fA. Prorertt Je Fiqueza minera, pensades con el objeto de satisfecer las exigencias politicas y econdmicas de las etapas en que eran propuestos. ‘odo el esfuerzo de teorizacién'en tal sentido fue Givigido a determinar si se debfa reconocer algun pri- Ear propietario sobre las eustencias minerales existen- tes en la corteza terrestre o si, al contrario, no recono- + efam las minas ningin dominio originario y podian ser utilizadas y explotadas libremente, sin obligacién de respetar situaciones juridicas preexistentes, ‘Entre el primer extremo (hubo en el origen de los tiempos un dueso de Jos minerales) y el segundo (las minas n0 fueron propiedad de nadie) se han alineado diversas concep va influencia ha legado hasta nosotros ¢ informado la legisiacién mundial. 4/18. Las soluciones propuestas. Los pé reconocer existent a rep en el duciio del cutoridad (rey, empereser, ete.) el sujet tenido por vez primera el derecho de dominio minero. Con ello lograron instaurar los dos sistemas siguientes: 1) De la accesién: preconizado a consecuencia del concepto romano jominio comin o civil, se caracte- riza por considerar les minas como de propiedad del duefio del suelo o fundo superficiario, a quien le ‘perté necerian por ser la sustancia i {cosa principal) y justo motivo para extender 3 el derecho de dominio al subsuélo. No existe para esta orientacién una diferente propiedad entre 1a super terrestre y el_subsuelo, por lo cual es conocida cor posicién civilista. 2) Regalista: distingue la propieded existente en superficie de la tierra de la propiedad minera (subterr: nea), cuyo dominio considera originario del rey (de all su nombre), si bien éste ests inhibido de explotar y debe delegar la propiedad al primer descubridor o peticio- nante. La circunstancia de haber desaparecido el rey MANUAL, DE DERECHO MINERO 5 de derecho no ha producido variantes en Ja teorfa, puesto que el Estado constitucjonal ha here- dado todos'los caracteres de [a sdberania reali notable ineremento en las funciones del Estado obligs ‘poderes publicos abandonsr la antedicha prohibicién de explotar, decretada por e] pensamiento cberal, por Jo que es dable distinguir en nuestros dies onal del moderno (que muchos Ua- indo que ambos son sistemas basa que se caracteriza no s6lo por con- ferir la propiedad al Estado sino también por autorizarlo a explotar—con 0 sin monopolio— una o varias clases de minerales, como persona LT. Bi cuadro de posiciones sobre el tema se com- pleta con el estudio de los postulados por nosotros Ha- mados pibilistas, rubro bajo el cual encasillamos a quie~ nes consideran inexistent2 un propietario de la riqueza minera, si bien reconocen en los aspectos prdcticos se- riss afinidades con la tesis regalista. Son sostenedores de esta corriente los representantes del sistema de: 1Y “Res nullius’: asigaa a las minas el cardcter de cosas sin duefio e interpreta que sdlo al ser descubier- tas existen juridicamente. Por todo ello, el quiere la interveneién del Estado a fin de distribuir la riqueza entre los interesados en explotaria (que pueden © no ser dues del suelo), ‘descubridores de mineral u ocupantes. El sistema en comentario constituye el mas apropiado para establecer un régimen de licitaci contratos especiales de cones reconoce idéntico punto de partida (las pero considera lo mds conve- niente conferir a la persona o personas que ocupan una mina la propiedad de ella, 18. Criterio de di minero ado} | » de dominio yptado por el Cédigo de Minerfa argentino, Acabamos de analizar las Bouaroo A. Pronern diversas concepciones existentes para justificar en el terreno juridico un adecuado régimen de aprovechamien- to minero, por lo cual corresponde ahora que nos abo. quemos a explorar el criterio legal vigente en la Rept: blica Argentina como consecuencia de la sancién del Cédigo dela materia, NGéstra ley.se ja edherido en lo fundamental al sis- teitfaregalista, fo! nosotros Mamado tradicional—, puesto que ha ‘fijado como base de su sistemitica i cugtro principios ya enunciados de: ¥ W-dominio originario del Estado; 2) obligacién (para el Estado) de,otorgar las sustan- ids gilos pasticulares; oS bromine dee 4) existencia de una propiedad particular de las minas, distinta de la existente en la superficie, pero al igual que ésta— también considerada inmueble. Por tratarse de la estructura de la ley 1887 (sin jas" modificaciones de las leyes 12.161, 12.709, ley 17.319, ley 22.959 y ley 24.498) vamos a exponer en forma bre- ve cada uno de los puntos sefialados. 19. Dominio’ originarié del Estado: Esta consagra- », do por el art. 7 del Cédigo, que io declara en forma ex- \_ presa. La" ciréunstancia de entregar al dominio de la Nacion 0 a las provincias en cuys jurisdiccién se hallan situadas no es sino la consecuencia de la aplicacién |. estricta de ua principio de organizacién federal, que fue introducido en la legislacién por el Cédigo Civil y rei- terado por Ja ley 726, que al disponer la revisidn del Codigo de Mineria presentado por don Domingo de Oro, insistié en su art. 2 en que “el redactor del Cédigo t mara como base para la confeccién de ese trabajo él principio de que las minas son bienes privados de la Nacién o de las provincias, segiin el territorio en que se encuentran’, De lo expuesto surge que la Constitucién nacional habia guardado absoluto silencio sobre el tema y que la prganizacin minera se realizé sobre la base del régimen icidn de explotar por parte del Estado; ** MiasuaL De oeRecHO uiKERO feng federal adoptado y la facultad del CasigreROTeRmaTeta ean ordenamiento minero nacional viea constitucida reformada en 1994 agregé en el act. \ 324 aue “corresponde a ias provineias el dominio originario SZ ic recursoe naturales existentes on au terstora" = . o © w « ‘No se debe otorgar a la expresion “bienes privados”, inmente en el derecho civil, pues de admitirlo en el cominmente S" ayariamos ¢ concloie que el Cédigo de ‘ineria slo regia los derechos del Estado propietario, lo que es en todo contrario a espiritu de la regulacién, expresamente dirigida 2 cumplimentar Jos cuatro pun- tos de vista en estudio. © obligacién por parte del Estado de otorgar a los parti- 3 eulares el derecho a explotar sustancias ¢ igualmente de = permitir la trasmisién de los derechos que por el hecho de la busqueda y descubrimiento corresponden a las © personas. ; ¢ El principio que comentamos esté orientado a per~ mitir la més liberal forma de trabajo en el ramo, coin- cidente —en consecuencia— con la mentalidad antiinter- ¢, vencionista existente al tiempo de la sancién de la ley. ¢ Volviendo a lo nuestro, es justo destacar que la obligacién del Estado de entregar las sustancias es el © punto de partida de los derechos particulares de exclu- sividad y preferencia sobre las minas, puesto que si lo c que la ley concede a los particulares’es la facultad de buscar, nada més acorde con el principio de equidad que (_ conferirias al primero en ponerlas de manifiesto ante la autoridad. « que utilizamos en derecho minero, el alcance asignado . © | . et ce J 111. -Prohibicién de explotar por parte ‘del Estado. | Se trata de garantizar con este postulado el principio de igualdad que debe existir entre los particulares que_ peticionan derechos mineros. No seria prudente—en el” @ concepto dé la ley—que después de otorgado todo el te- 6 rritorio del pais a la actividad privada pudiera aparecer ¢ c nae Desde su sancion en cl ato 1886 y a lo largo de los YF aos de vigcncia ba tcnidy modilicacioncs, La trayectoria que ha recorrido siendo uno de los principales Cédigos que ticne cl pals, no-hirdejado de Wiice nvtvacioncs.de une permancnige Acniene! Reconlemos, scyin 10s seRalo en su oportunidad nuestro colaborsdor Ruggeri, ¢1 Codigo de Mineo, junto al Civil, Comercial y Penal es uno de los ‘nsitucion Nacional de 1893" Por esa raz ¢) Codigo de Mincria tiene raizy jerarqufa de Codigo de la Naciéyy El proyecto de Cidigo fue redaciado por el Dr. Enrique Rodriguez, que fuera designado por dcercto del 26 de febrero Ue 1876, Fue sancionado por el Congseso de la Nacién como Ley Hacional €1 25 de noviembre de 1886, con el nimero 1919, promulgado el O8 de diciembre el tisino, para empezar a segie el 1° de mayo de 1887, En su Art, 1, Ia cilaia Ley disponia que el Proyecto de Cédigo de Mineria redaclato por el De. Uariquc Rodriguez. con tas corteeciones hechas por la H. Camara de Diputalos, seré ‘observads como Ley de la Repiblica Argentina desde el I de mayo de 1887. 1 Cédigo compcendia 16 ules con su aticulado del | al 372, con vu thulo final comsesto por disposiciones trmsitorias de tres articvlos 373, 374 y 375, Digamos que cl Cédigo de Minctia ha sido objeto de tres principales reforins: en su vixencia

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