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La amistad un regalo

especial
Había una vez un bondadoso jardinero,
pequeño, muy humilde y pobre, pero con un
hermoso jardín que cuidaba y mimaba para
obtener durante la primavera y el verano
algunas monedas a cambio de sus bellas flores.
Se llamaba Hanns. Tenía el jardinero todo tipo
de flores, de todos los colores y olores: desde
rosas hasta azaleas, desde petunias hasta
tulipanes, calas de agua y deliciosos narcisos,
imponentes madreselvas y delicadas
campanillas. Tenía claveles, dalias, lirios,
orquídeas… Así que su jardín era tan bonito y
colorido, que durante muchos meses llenaba de
belleza los ojos de muchos.
Tenía el jardinero un amigo, o al menos él
decía que era su mejor amigo. Se llamaba
Hugo. Era un molinero, al que nunca le faltaba
dinero, pues vendía su harina a buen precio.
En cuanto el jardín del pequeño Hanns se pasar frío, el molinero no creía necesario
llenaba de flores, el molinero acudía con un ayudarle.
cesto vacío para que se lo llenara. – Pienso mucho en mi amigo Hanns ahora que
hace frío- decía el molinero delante de su mujer
– Aquí viene tu mejor amigo– decía Hugo- y su hijo- Debe de estar pasando calamidades…
Dispuesto a que me llenes el cesto. En eso pero es de un buen amigo dejarle tranquilo en
consiste la amistad… No puede haber un gesto su soledad y su tristeza, porque no quiero
que más te llene de felicidad que ofrecer a tu agobiarlo.
mejor amigo, es decir, a mí, las mejores flores
de tu jardín… – Qué bien hablas, querido- decía su mujer- Y
– Claro que sí- decía el pobre Hanns- Te daré qué bueno eres…
las más bonitas que vea.
– Pero papá- dijo entonces su hijo- Si pasa frío
– Verás cómo tu corazón se siente dichoso. No y hambre Hanns, puedes decirle que venga con
me des las gracias, aunque sé que las nosotros. Yo le puedo dar parte de mi
merezco… Yo te hago feliz porque soy tu comida…
mejor amigo.
– Ay, hijo, qué pena de colegio, que no
– Oh, qué bien hablas, Hugo- decía Hanns aprendes nada… Te perdono porque eres joven
mientras llenaba su cesto de flores. aún y no lo entiendes: si invitamos a Hanns, al
ver todo lo
Sin embargo, cuando el invierno llegó, Hanns que
tenía apenas para comer y se veía obligado a tenemos, s
entirá
envidia, y no hay peor sentimiento que ese… parte- dijo el jardinero- Sí, la verdad es que
Sentirá tantos celos que se estropeará la pasé malos momentos… Tuve que vender todo
amistad. lo que tenía de plata y hasta mi carretilla…
Y el pobre niño agachó la cabeza avergonzado. Ahora con estas flores, las venderé y recuperaré
mi carretilla.
Pasó el invierno, y con la primavera, el jardín – ¡Pero no
de Hanns se llenó de nuevo de preciosas flores. tienes que
El molinero pensó que era el momento de ir a comprar la
ver a su amigo: carretilla!
– Ahora sí- le dijo a su mujer- Iré a ver a Hanns ¿Para qué
y llevaré la cesta para que la llene de flores. Se están los
pondrá muy contento al ver lo buen amigo que amigos?
soy. Yo tengo
una muy
Al llegar a casa de Hanns, vio las flores y vieja que,
sonrió: si la
arreglas,
– Aquí está tu amigo, pequeño Hanns, tu mejor tal vez pueda servirte. Cierto que no anda muy
amigo… ¡He pensado bien, pero te la doy, para que veas lo buen
mucho en ti este amigo que soy… Ah, y mira, he traído la cesta
invierno! más grande que tenía para que me la llenes con
tus flores.
– Oh, gracias, qué
detalle por tu
– Ay, pero… Tenía pensado vender las flores El jardinero tardó todo el día en ir al mercado y
para recuperar mis botones de plata… regresar… y estaba tan rendido, que se quedó
dormido hasta las 10 del día siguiente. Oyó
– ¡Pero bueno! Yo te acabo de regalar una entonces al molinero que le llamaba. Venía a
carretilla y ¿me vas a negar unas flores? ¿A tu por el dinero.
mejor amigo?
– ¡Pero serás perezoso! ¿Estabas durmiendo?
– No, no, claro que no… Mira, te digo esto porque soy tu mejor amigo, y
me duele ver que duermes hasta tan tarde… Es
Y el pobre jardinero llenó la cesta del molinero más, yo venía a decirte que vengas a arreglarme
con sus mejores flores. el techo, que seguro que, ayudando a tu mejor
amigo, te sentirás mucho más feliz.
Al día siguiente, cuando el jardinero se iba a – Si tienes razón… Y hablas tan bien, que no
poner a trabajar, llegó el molinero con unos puedo negarme. Claro que te ayudaré.
sacos de harina:
Y el jardinero pasó todo el día arreglando el
techo del molinero.
– Amigo, traigo estos sacos para que los lleves
al mercado por mí… Al fin y al cabo, yo te voy El jardinero se acostó agotado. Aun así,
a regalar una carretilla. He pensado que no te pensaba levantarse pronto, pues llevaba muchos
importaría hacer un favor a tu amigo. días sin arreglar el jardín y se iba a echar a
– Bueno, tenía que trabajar en el jardín, pero sí, perder… Pero esa misma noche, llegó el
lo haré. molinero y aporreó la puerta para que le
abriera:
– ¿Qué pasa? preguntó el jardinero. habitantes del pueblo fueron a verlo, pero el
molinero prefirió acudir luego:
– Mi hijo se ha caído de la escalera y necesito – Para eso era su mejor amigo- dijo.
que venga el médico. He pensado que como
eres mi mejor amigo, puedes ir tú mientras yo Y así terminó la historia, del pobre y sencillo
consuelo a mi hijo… Hanns termino, aprendió la lección, al salir del
– Claro, pero hay una tormenta tremenda y hospital una estantería de flores hermosas
apenas se ve… ¿me dejarías tu linterna para no inauguró en donde todo el pueblo participo, y
caerme en ninguna zanja? en el próximo invierno malestares ya no pasó,
– Lo haría gustosamente, amigo, pero es nueva Hanns aprendió a que la amistad sin
y tengo miedo de que la pierdas… condiciones se brinda y que sin abusar se
recibe.
– Bueno, no pasa nada, ya me las apañaré.

Hanns tuvo que andar durante tres horas, en


medio de la oscuridad y una terrible tempestad.
Llegó hasta la casa del médico y le avisó.

El médico iba en caballo, y Hanns le seguía


detrás, a pie, pero con la tormenta, le perdió de
vista, tropezó y cayó a una zanja muy profunda
y llena de agua. El pobre jardinero casi se
ahogó, y al día siguiente al hospital todos los

Adapatación : Hanns Rodrigo De Lama


Cerna

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