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ENFOQUES Y CONCEPCIONES DEL CURRÍCULUM

CONCEPCIONES CURRICULARES'

MAFALDA ABARCA

INTRODUCCION

Este artículo tiene como finalidad presentar el marco contextual sobre el cual opera la Planificación del
Proceso Enseñanza Aprendizaje y visualizar las distintas concepciones curriculares que subyacen ante
cada decisión educativa.

El planeamiento del proceso educativo en distintos niveles de decisión, se hace realmente operativo –o
se pone en acción– en la clase misma, siendo el profesor el principal gestor, creador e innovador. Es él
quien debe hacer coherente y coordinar todas las instancias de Planificación previas considerando,
sobre todo, las necesidades, intereses y características específicas de sus alumnos.

El profesor de aula es quien en última instancia toma las decisiones más importantes:

¿Qué aprenderán?, ¿Cómo aprenderán sus alumnos?

Luego, verifica dichos resultados. Estas decisiones llevan consigo una visión de hombre, poseen
una pre imagen de un «debe ser», lo que le da forma y contenidos a todas y cada una de las actividades
que se realicen con los alumnos. Es el profesor quien relaciona y selecciona los conocimientos y
factores necesarios para producir el aprendizaje y conforme a determinados propósitos.

Por la importancia que reviste toda decisión tomada por el docente, se hace necesario que tenga
presente y considere en el momento de tomar decisiones sobre los objetivos, las distintas concepciones
curriculares o posibles enfoques del proceso educativo.

En la práctica cada concepción y enfoque curricular es una tendencia que conlleva una visión filosófica y
psicológica específica; le otorga una función determinada tanto al alumno como al profesor así como a la
escuela en su totalidad. También le otorga una finalidad central al proceso educativo al enfatizar algún o
algunos de los elementos, ya sea: Profesor, alumno, medios, contenidos, sociedad, etc.

Uno de los intentos más interesantes y sistemáticos por conceptualizar las distintas concepciones
curriculares, ha sido presentado en el año 1974 por Elliot Eisner y Elizabeth Ballance en su obra -
Conflicting Conceptions of Curriculum».

ORIENTACIONES CURRICULARES

Distinguen estos autores 5 concepciones curriculares.

1. El Curriculum como Racionalismo Académico.


2. El Curriculum como proceso Cognoscitivo.
3. El Curriculum como Experiencia Integrada.
4. El Curriculum con énfasis en la Restauración Social.
5. El Curriculum como Tecnología.

Estas concepciones u orientaciones curriculares no se dan puras en la práctica y suele ser difícil
clasificar un determinado intento educativo o determinado pensamiento educacional en una de las
tendencias recién nombradas. Algunos autores o determinadas experiencias buscan precisamente un
equilibrio entre los ideales humanistas, cognitivos, tecnológicos, etc. Con el propósito de análisis, esta
clasificación se propone como una caracterización de algunos polos del pensamiento muy importantes a
ser considerados por los profesores.
1. ¿Cuáles son las características del Curriculum como racionalismo académico?

Esta orientación Curricular es el extremo más tradicional de las cinco orientaciones en estudio: se
preocupa de capacitar a la juventud para adquirir las herramientas para participar en la tradición
cultural occidental y procurarles el acceso a las grandes ideas y creaciones humanas.

Dado que la escuela no puede pretender enseñarlo todo, su función legítima, que es la «transmisión
cultural», específicamente está dirigida a cultivar el intelecto del niño, proveyéndolo de las oportunidades
para adquirir los grandes productos de la inteligencia humana, reconocida universalmente como la
«herencia cultural», acumulada y reactualizada a través del tiempo histórico social y representada por la
mayoría de las disciplinas ya probadas, clásicas y modernas: la filosofía, las lenguas, las ciencias, el
arte, la técnica, la religión, la moral, etc.

En consecuencia, lo que prioritariamente importa son, los qué, los contenidos culturales sistematizados
que son peculiares, los conocimientos organizados en torno a disciplinas definidas y que, a nivel del plan
de estudios de una escuela, toman el nombre de
-asignaturas- o «especialidades».

Según esta perspectiva, el curriculum deberá dar auge y categoría a tales disciplinas clásicas, a través
de las cuales el hombre investiga y organiza el producto cultural acumulado, proporcionando con ello
«conceptos y criterios significativos» y, a través de los cuales, el pensamiento humano avanza y va
obteniendo mayor precisión, generalidad y poder. Se trata de garantizar la actividad intelectual en su
expresión óptima: <educarse» significa ser capaz de leer y entender las obras producidas por ellas y
adquirir su conocimiento. De otra parte, se piensa que al diseñar un curriculum que incluya
«aprendizajes prácticos» (como: entrenamiento para conducir vehículos, economía doméstica, educación
tecnológica), disminuye la calidad de la educación y priva a los estudiantes de tiempo para dedicarse a
las materias teóricas más fundamentales.

Dicha posición estuvo universalmente basada, desde el siglo XIX, en la construcción de una síntesis
pedagógica realizada por el filósofo y educador alemán Juan Federico Herbart (1776-1841), en orden a
sistematizar el deber pedagógico y enriquecerlo con un fundamento de validez unitaria e integral. Su
pensamiento convierte a la Pedagogía en una disciplina sistemática de base científica, asentada por
una parte en una Psicología intelectualista que le proporciona los medios y a la que quiso dar un
carácter experimental, y por otra, en una Ética predominantemente individualista y especulativa, que le
proveyó los fines.

No obstante, tal tradicional caracterización ha ido experimentando una significativa evolución en los años
recientes: aún cuando las «disciplinas> mantienen un fuerte influjo en los currículos educacionales, han
cambiado la naturaleza de la argumentación en el sentido de entrar a cuestionar el concepto de
«disciplinas» y de repensarlas en relación con la «estructura del conocimiento> dentro de una
versión más novedosa y dinámica.

El racionalismo académico se prolongó por siglos sin reconocer la crucial diferencia existente entre las
«estructuras lógicas» y las «estructuras psicológicas» del contenido, que desde hacía mucho tiempo
John Dewey había postulado discriminar, cambio sustancial que hoy día acepta dentro de su nueva
orientación en la estructura del conocimiento, del reconocimiento de sus fuentes e implicaciones
esenciales.

Tanto la escuela primaria, elemental o básica como los establecimientos de enseñanza media y superior
han perpetuado por largo tiempo esta posición curricularr en nuestros países latinoamericanos, mediante
la aplicación de: objetivos instruccionales, planes de estudios por asignaturas, programas de
materias extensos y detallistas, clases preferentemente expositivas por parte del profesor con
énfasis en la <enseñanza», con una metodología libresca y teórica, con una actuación memorística y
receptiva por parte de los alumnos. Sus fundamentos residen principalmente en el «idealismo
filosófico» y en la «disciplina mental» en psicología del aprendizaje.
2. ¿Cuáles son las características del Curriculum como Proceso
Cognoscitivo:

Esta concepción curricular alude definidamente, al perfeccionamiento de las operaciones


intelectuales, apuntando el foco de su atención preferentemente en el «cómo»: procesos
estructurales y muy raramente en el <qué» -. los contenidos culturales, a diferencia de la
concepción curricular anteriormente presentada.

Se puede decir que aspira al desarrollo de una suerte de «tecnología de la mente», en donde la
preocupación del curriculum radica en el desenvolvimiento oportuno y orgánico de los procesos
intelectuales y en el afinamiento de una gama de destrezas cognoscitivas, que pueden ser
practicadas en cualquier realidad o situación problemática, como expresión normal de aprendizaje.

Este enfoque importante constituye un proceso orientador que define la acción curricular en dos
sentidos claves.

a) precisar los objetivos o metas de la instrucción (enseñanza) con la disposición de un


repertorio de destrezas intelectuales relevantes, desligadas del contenido mismo y
posibles de ejecutar en una diversidad de situaciones.

b) discernir a la vez el proceso a través del cual ocurre el aprendizaje en la sala de


clases, sus etapas y características fundamentales.

La educación está referida aquí a la dinámica del aprendizaje y, como tal, esta
conceptualización de instrucción es abierta y está orientada en un sentido de crecimiento del
sujeto, puesto que no se compromete con contenido determinado alguno y es «neutral» respecto a las
metas educacionales. Por ello, concibe al estudiante como un elemento interactivo y adaptativo en
un sistema, al que si se le proporcionan todos los procedimientos intelectuales correctos y
necesarios dentro del proceso, es factible que mantenga un aprendizaje constante siempre en
ascenso.

En síntesis, esta orientación curricular enmarca su enfoque en el niño y considera el proceso


de aprendizaje en sí mismo más que en el contexto social amplio en que éste ocurre; aspira a
capacitar al estudiante de una gran autonomía intelectual, que le permita hacer su propia selección
e interpretación respecto de las situaciones significativas que se encuentran más allá del contexto de
la instrucción. Así la educación es visualizada como un mecanismo capacitante imparcial, que
asegura el perfeccionamiento de las destrezas intelectuales como herramientas para adaptarse o para
dar formas a situaciones nuevas, en el entendido de que presumiblemente dichas destrezas se
transfieren a una amplia variedad de situaciones fuera de la escuela. Se trata, en definitiva, de
proveer las estructuras necesarias para el desarrollo óptimo de los procesos cognoscitivos del
ser humano en crecimiento.

En este contexto, el problema del educador y del especialista en curriculum reside en cómo
identificar los procesos intelectuales más significativos y eficientes, a través de los cuales ocurre el
aprendizaje, y luego proveer el ambiente y las estructuras indispensables para su desarrollo.

Según un artículo de Carl Bereiter, ilustrando esta posición, sostiene: “Las escuelas no
educan y no pueden educar con buen éxito, esto es, no influyen en cómo el niño se transforma en
muchos aspectos, y lo que más puede lograr exitosamente es dar cuidado al niño y «entrenamiento»
(=producir <una cierta clase de capacidad en el niño>); de manera que lo que el niño hace con sus
destrezas y cómo ellas se integran a su personalidad, es un asunto que está más allá del
entrenamiento mismo».

El Enfoque cognoscitivista constituye en sí una orientación bastante importante en el


pensamiento curricular actual, y su éxito parece ser mayor y crecer vigorosamente, a medida que los
psicólogos creen poder identificar más los procesos y mecanismos a través de los cuales se
desarrolla el pensamiento. Históricamente, su primer antecedente se relaciona muy directamente
con la tradicional psicología del siglo XIX respecto a las <facultades>, que afirmaba que la llave de la
sabiduría está en el desarrollo de la mente y que daba por sentado que el fortalecimiento de las
distintas facultades capacitaba al hombre para aplicar esas habilidades cognoscitivas a cualquier clase
de contenido.
3. ¿Cuáles son las características del Curriculum como Experiencia Integrada
(Consumattory Experiencie o de Realización Personal o de Autorrealización a base de la
Experiencia (<Humanista>)?.

Este tercer enfoque en presentación, contiene esencialmente una orientación enraizada en un


cuerpo de <valores>: concibe en sí la vigencia de un <proyecto de vida personal> y la
expectativa de una realización personal auténtica y libremente responsable.

Primordialmente, está centrado en el niño y destinado a su autonomía y crecimiento vital,


considerándose a la <educación> como un proceso capacitador armónico que posibilita los
medios para la liberación y el desarrollo de cada sujeto. El <curriculum> tiene así, como función
fundamental, la organización de experiencias personales integradoras y satisfactorias para cada
aprendizaje individual, en términos de oportunidades vitales, profundas y trascendentes, que actúan
como una fuerza liberadora de la personalidad del educando.

Tomando como punto central de mira el <quién> (sujeto base de la educación), procura
atender equilibradamente desde esa perspectiva tanto el <qué> como el <cómo>: es así como le
preocupa bastante lo <qué> se enseña en la escuela al considera la instrucción como una experiencia
vital y potencialmente enriquecedora en sí, interesándole el contenido en su calidad de experiencia
presente; pero también le importa el <proceso> educativo en sí mismo, de una manera sí diferente:
más que intervenir en <cómo> debe ser organizado el curriculum, propugna el que los objetivos
de la educación se definan en términos de un <proceso personal> emergente, activo, confluente,
expresivo.

Conjuga en sí la dimensión funcional con la finalista del curriculum, puesto que, junto
con enfatizar el crecimiento personal y el curriculum como experiencia integradora en sí (cabal,
completa, consumatoria), considera la posibilidad del cambio, en virtud de que la dinámica de la
integración y autonomía personal está implícitamente expuesta a la acción de factores adversos
provenientes del ambiente social (posición reformista). La educación está llamada así a cumplir una
gran tarea: la instrucción a través del curriculum, debe abarcar totalmente la vida del niño,
constituyéndose aquél como contenido vital del proceso liberador, en un fin en sí mismo; de otra parte,
siendo la educación una etapa del proceso vital, debe proveer a la vez el contenido y las
herramientas indispensables para el descubrimiento personal ulterior (sentido propedéutico).

El lenguaje de sus autores es amplio y coherente, emparentado con el lenguaje del


humanismo, del existencialismo y de la psicología existencial; todos ellos conciben la educación como
una fuerza vitalizadora de síntesis, como una experiencia total, que responde a las necesidades
individuales de crecimiento y de realización humana plena (relación interdependiente de los planos
cognoscitivo – afectivo y motriz).

Esta concepción, en definitiva, promueve como curriculum un <proceso liberador> del sujeto,
enfatizando en el crecimiento personal auténtico: el alumno se desenvuelve así como un investigador
nato, como un ser dinámico que crece, se desarrolla y se perfecciona, en función de sus necesidades e
intereses propios. En tal perspectiva, el profesor se constituye en un artífice que guía al niño o al joven
a descubrir cosas por sí mismo, por lo cual estimula la iniciativa y creatividad de éste y le sugiere
diversas oportunidades y formas de aprendizaje personalizado. Las necesidades individuales priman
sobre las necesidades sociales.
4. ¿Cuáles son las características del Curriulum con Énfasis en la Restauración
Social o en la Reconstrucción Social?

Esta alternativa manifiesta un vigoroso énfasis en el papel de la educación y del contenido


curricular dentro de un contexto social más amplio, poniendo de relieve las necesidades sociales
por sobre las necesidades individuales. Concibe las metas globales de la educación en
términos de una experiencia total de las nuevas generaciones y de las adultas en la comunidad
general (enfoque macrosistémico), en lugar de insistir en los procesos directos y próximos que ellos
Implican en los sujetos. De esta manera, se ubican en un primer plano tanto la reforma social en
aplicación como la responsabilidad por el futuro de la sociedad misma en desarrollo.

Naturalmente, que esta orientación de curriculum para la reconstrucción social, no es nueva: ha


permanecido en vigor en gran parte de la historia de las reformas educacionales, desde el momento
mismo en que la civilización occidental confirió como función a la
escuela, por sobre otras instituciones existentes, la de actuar como agente del cambio social.

El reconstruccionismo social presenta un enfoque social de la instrucción, en el cual la


educación y el currículum se consideran en términos de su relación con las <metas
sociales> y del desarrollo actual (no estables), en donde los valores sociales así como las
posiciones políticas se dan como <categorías conocidas: por consiguiente, se requiere a la escuela
que asuma el rol de ser «puente» entre «lo que es» (= «lo real») y «lo que debería ser» (=<lo ideal>).
De esta manera, ella se constituye, como centro instruccional, en la «llave maestra» de la formación
humana por intermedio de la cual la sociedad puede cambiarse a sí misma y proyectarse
dinámicamente.

Dentro de este planteamiento general, pueden observarse dos expresiones bien definidas: a)
una, centrada en el presente y, en consecuencia, adaptativa,- b) la otra; centrada en el futuro y,
por consiguiente reformista. Ambos lineamientos utilizan, como supuesto, un modelo psicológico-
lógico, de corte «psicosocial», que concibe, como interrelacionador, el desarrollo individual y las
características del entorno social, estableciéndose entre ambos un estrecho nexo individuo-sociedad
(ajuste adecuado):

La primera corriente, interpreta las metas sociales del cambio como una coyuntiva histórico
actual para el desarrollo personal: visualiza los grandes cambios ocurrentes en la sociedad y postula
que el curriculum procure los mecanismos y recursos fundamentales, para que el sujeto se acondicione
al mundo cambiante y perdure en él; afianza lo individual y propicia un curriculum operante y efectivo
para que aquél logre adecuarse y funcionar en forma satisfactoria en tal dinámica social existente
(Restauración Social).

La segunda corriente, más avanzada, es fundamentalmente perentoria en relación con la


escuela: exige de manera imperativa que los individuos sean mejor capacitados para encarar los
cambios, a la vez que establece que deben ser educados para intervenir activamente en orientar
el cambio, en promoverlo constructivamente: unos son más agresivos, apremiantes e idealistas
en sus posiciones; otros más progresivos y pragmáticos y mediatistas (Reconstruccionismo Social).

El vértice común entre estas corrientes internas es, sin lugar a dudas, la consideración del
currículum como el medio a través del cual los estudiantes aprenden a vincularse con las metas
sociales de su comunidad, para emprender su consecución efectiva en el tiempo.

El Curriculum, en general, se concibe como el medio, a través del cual los estudiantes
aprenden a enfrentar los asuntos y metas sociales: busca capacitar al hombre para mantenerse y
funcionar con eficiencia en un mundo de rápido cambio.
5.¿Cuáles son las características del Curriculum como Tecnología?

Este enfoque de la educación, al igual que el curriculum cognoscitivo, centra su atención en el


«proceso», preocupándose también esencialmente en el «cómo> más que en el «qué>, de la
educación.

Conceptualiza la función del curriculo fundamentalmente como la búsqueda y el uso


consiguiente de los medios para conseguir ciertos fines preestablecidos y no problemáticos.
Difiere del enfoque anterior, en el sentido que su atención matriz la fija, no tanto en el proceso
mismo de conocer y aprender, sino propiamente en la tecnología, por la cual el contenido es
comunicado y con la cual el aprendizaje se facilita, haciendo escasa o ninguna referencia al
contenido. De esta manera, se traduce en un desarrollo de la tecnología de la enseñanza o para la
Instrucción.

Su mira no está puesta tanto en el niño que aprende ni en la relación de éste con los materiales
mismos, sino en los problemas prácticos que se plantean al ordenarlos eficientemente y
presentarlos al sujeto: por consiguiente, no considera propiamente la individualidad del que
aprende ni el contenido cultural que define la experiencia curricular; el tecnólogo educacional pretende
desarrollar un sistema de realización libre, neutralmente valórico.

El curriculista tecnólogo emplea habitualmente el lenguaje de la producción, nítidamente


emparentado con el específicamente usado en los sistemas industriales y contables, y en el análisis de
sistema. Su lenguaje intenta ser tan eficiente como el sistema que, pretende aplicar: preciso, breve,
secuencialmente lógico, directo y práctico.

El curriculum es concebido aquí corno un «proceso tecnológico»: como los instrumentos


adecuados que llevan a la gestación de un sistema educacional con la aplicación de un modelo
industrial, a través de una óptima organización del material seleccionado. Se apoya para esto en
una suposición clave sobre la naturaleza del aprendizaje: en razón de que éste sucede según ciertas
formas sistemáticas - y predecible, se puede hacerlos más eficiente en la medida que se
perfecciona un método poderoso para controlarlo.

De lo anterior, se desprende que: el sujeto que aprende no es considerado como un elemento


problemático y dinámico del sistema en uso sino como «una constante»; la función del educador
consiste, entonces, en atender la organización del material anticipadamente al momento que el
que aprende llegue a la sala de clase, siguiendo los etapas previstas del aprendizaje.

Enmarcados en esta concepción, el <curriculum>, constituye el proceso tecnológico que busca,


analiza y provee los medios eficientes y dinámicos para alcanzar los fines deseados. El rol activo
del, <profesor» se traduce preferentemente en saber organizar los materiales con anterioridad a
la- clase, distribuyéndolos adecuadamente y controlando su acción.
TABLA DE CARACTERISTICAS DE LAS DIFERENTES ORIENTACIONES CURRICULARES.

I CONCEPCION 3)EXPERIENCIA 4)RECONSTRUC-


1)RACIONALISMO 2)CURRICULO 5) CURRICULO
CURRICULAR ACADÉMICO COGNITIVO PERSONAL CIONISMO TECNOLÓGICO
DEL CASO INTEGRADA SOCIAL

CARACTERIZA-
CIONES
BASICAS

A) Función del
Curriculum
hacia el
Educando
B) Función
de la
Escuela

C) Rol del
Profesor

D) Rol del
Alumno

E) Finalidad
Central

F) Dominio
Conductual
que atiende
(Intelectual,
Afectivo,
Sicomotor)

G) Enfasis
Principal

H) Conclusion.

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