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El Desarrollo Del Complejo Kalasasaya en Los Periodos Formativo Medio Y Superior
El Desarrollo Del Complejo Kalasasaya en Los Periodos Formativo Medio Y Superior
Superior
complejo Kalasasaya como un medio por el cual las elites aspirantes utilizaron
estrategias persuasivas para mantener sus facciones y la organización compleja
del trabajo en las que sus miembros participaron y perpetuaron. El registro
etnográfico está lleno de ejemplos de jefes conduciendo fiestas en lugares
especiales o sagrados como una forma para mantener sus facciones (Stanish y
Haley 2005). Una amplia gama de obligaciones reciprocas entre jefes y miembros
del grupo son negociadas durante momentos especiales en esos lugares
especiales. La economía política de tales sociedades de jefatura efectivamente
fusiona el ritual y la economía al crear un conjunto culturalmente implícito de
reglas que todos los miembros entienden. La arquitectura corporativa es el lugar
donde tal negociación toma lugar y sirve para hacer algunas de esas reglas
explicitas (Cohen 2010). Las sociedades que crean el lugar para negociar
exitosamente las complejas reglas del comportamiento económico y la
cooperación social, a largo plazo, dominarán el paisaje político.
Los factores hipotetizados que explican la relativamente emergencia de la
sociedad compleja como está representada por la evolución del complejo
Kalasasaya aquí son la organización del trabajo, el comercio, y el uso del conflicto.
Estos factores juegan en un contexto geográfico que favoreció los agrícolamente
ricos extremos norte y sur de la cuenca del Titicaca. En el norte, esta región
estaba centrada en el corredor a lo largo del lago y desde los ríos Huancané,
incluyendo el Taraco y el Azángaro, hasta el Pucará. En el sur, la región está
limitada por la Pampa Koani, atravesando la península de Taraco, Tiwanaku y la
región de Jesús de Machaca.
Comercio
El comercio externo proporciona uno de los elementos claves en la creación de
economías políticas complejas. Los bienes no locales adquieren valor debido
simplemente a su rareza y asociación con lo exótico (Helms 1993). A diferencia de
los bienes disponibles comúnmente, los bienes exóticos son creadores de
prestigio o marcadores de status (Plourde 2006). Al crear economías que generan
excedentes mediante materiales disponibles localmente, las comunidades pueden
comerciar ese excedente con otras comunidades que correspondientemente crean
bienes de recursos específicos.
Este tipo de intercambio representa una clásica relación económica entre regiones
con bases de recursos diferenciales comerciando sus bienes para mutuo
beneficio. Aumentar la producción a través del trabajo especializado también tuvo
un efecto político adicional. Entre los centros competidores, la reciprocidad
institucional inherente a las relaciones de comercio también serviría como un
mecanismo integrador crítico, creando obligaciones entre socios locales de
intercambio y fomentando alianzas entre contactos dispersos (Adams 1974;
Malinowski 1920; Mauss 1950).
Existe abundante evidencia de intercambio de larga distancia de productos a
través de la región del Titicaca tan temprano como el período Arcaico.
Las excavaciones en la isla del Sol en Bolivia indican comercio de obsidiana
desde tan temprano como la última parte del tercer milenio a.C. Esta obsidiana
procedería del valle del Colca en el área de Arequipa a más de 175 km de
distancia. Este comercio habría involucrado el uso de embarcaciones, puesto que
la isla ha tenido ocupación humana la mayor parte o todo el tiempo (Stanish et al.
2002).
Para el período Formativo Temprano, la adquisición de bienes de prestigio requirió
el firme establecimiento de redes de comercio de larga distancia (Janusek 2008).
Los tempranos residentes de la región del Titicaca utilizaron una variedad de
materiales exóticos. Los artefactos de oro posiblemente más tempranos
encontrados en la cuenca, descubiertos en el sitio de Jiskairumoko, datan de este
período o, incluso, más temprano (Aldenderfer et al. 2008). El oro probablemente
habría llegado desde los valles orientales que descienden hacia la cuenca
amazónica, ya que la región del Titicaca contiene muy poco de este material
(Plourde 2006). Las excavaciones, como las de Jiskairumoko, también ofrecieron
la más temprana evidencia de una piedra azul no local en contextos que datan del
Arcaico Terminal temprano (Craig y Aldenderfer 2002). Esta piedra,
alternativamente identificada como sodalita o lapizlázuli, a menudo se usaba para
elaborar cuentas, y podrían haber sido importada desde una fuente en
Cochabamba, al sur de la cuenca del Titicaca (Browman 1981). Una variedad de
plantas alucinógenas y otros materiales orgánicos, incluyendo coca, también
fueron conseguidos de entornos de tierras bajas. Las sustancias psicotrópicas
tales como vilca, ayahuasca, brugmansia, que crecían en las tierras bajas
amazónicas y vertientes orientales tropicales, fueron usadas conjuntamente con
tubos inhaladores y tabletas, las cuales también fueron comercializadas (Janusek
2008; Plourde 2006).
Conflicto
Los documentos históricos indican que la ocupación Inca de la región del Titicaca
se produjo a través de la conquista militar y luego de una intensa negociación.
Como en el resto de los Andes, el conflicto se extendió antes del Intermedio
Tardío (Arkush 2005). La pregunta a responder es qué evidencia de conflicto
existe previamente al Intermedio Tardío. Comenzando en el otro extremo de la
secuencia cronológica, existe poca evidencia de conflicto organizado en los
períodos Arcaico o Formativo Temprano. Nosotros tenemos alguna evidencia de
patrones de asentamiento de que los sitios estuvieron situados defensivamente
tan temprano como en el Formativo Medio, aunque esto no es completamente
seguro. La evidencia de conflicto y competencia llega a ser más clara en el
registro arqueológico del Formativo Superior, es por ello que los autores plantean
que la violencia organizada puede rastrearse por lo menos en este tiempo. Un
fechado radiocarbónico de la base de un muro de un sitio fortificado en el valle de
Putina lo coloca en el Formativo Superior entre los 108 a.C. – 120 d.C. Esta fecha
es consistente con las ubicaciones defendibles del período Formativo Superior en
la cuenca norte del Titicaca en general.
También hay un cambio iconográfico importante durante este período que habla
del uso de la violencia como estrategia política. El repertorio iconográfico Pukara,
el cual incluye cabezas trofeo, “devoradores”, decapitadores y felinos arrodillados
rugiendo, alude a un ethos de violencia y poder desigual (Hastorf 2005: 68) nunca
antes visto en la región del Titicaca. De particular interés son las representaciones
de “cabezas trofeos” (Arnold y Hastorf 2008; S. Chávez 1992), que habían estado
ausentes de la tradición Yaya-Mama del Formativo Medio.
En el Formativo Superior, este motivo aparece “en el arte lítico, cerámico, y textil, y
su poder simbólico en la región no puede ser exagerado” (Stanish 2003: 161). El
uso de estos tipos de imágenes probablemente refleja conflictos reales entre
grupos de elite en la región en este tiempo. Además, Arnold y Hastorf sostienen
que el conjunto de cabezas humanas, representando clérigos, encontradas en el
sitio de Pukara (S. Chávez 1992: 64; Kidder 1943) probablemente representa “la
captura de poderes enemigos” (Arnold y Hastorf 2008: 190-191). Basados en esta
información junto con los datos de los asentamientos, que la violencia organizada
como instrumento político realmente comenzó alrededor del 400 a.C. en la cuenca
norte del Titicaca.