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INICIO DÍA D -1 DESEMBARCO SACRIFICIO LEGADO

DÍA D
El sacrificio
como única identidad
Una armada de 15 países aparcó sus diferencias
para acometer la mayor operación anfibia de la
historia. Miles de personas, ataviadas con sus
uniformes, los recuerdan en la playa de Omaha

Alberto Rojas  (Texto y fotos) @rojas1977


Enviado especial

Playas de Omaha, Utah, Arromanches y Pointe du Hoc (Normandía)

∎ Vea el gráfico del desembarco en la playa de Omaha

L
ord Lovat era un hombre temeroso de Dios. Al alba del 6 de junio de 1944, a
bordo de su lancha de desembarco, lleva consigo tres cosas
imprescindibles: una cruz colgada de su cuello, un cuchillo de comandos
para tajar gargantas y a su gaitero personal, Bill Millin, de los Cameron
Highlanders, vestido con su falda escocesa.

A su orden, los acordes de 'The road to the isles' se elevan por encima del estruendo del
cañoneo del 'HMS Belfast' y otros barcos de guerra. Todos cantan al unísono. Junto a
ellos pasan dos destructores franceses, cuyas tripulaciones responden a gritos con 'La
Marsellesa'. Dos barcos ingleses acometen 'A-hunting We Will Go'. Los polacos, los
canadienses y los noruegos hacen lo mismo con sus himnos locales.

Una de las fotos más famosas del Desembarco de Normandía, tomada por Robert Capa en la playa de Omaha. Foto: ©Robert Capa /
Magnum Photos

En minutos, la armada entera se desgañita en su travesía hacia sus objetivos. 6.939


embarcaciones y 156.000 personas se abren en abanico hacia cinco playas normandas.
Lores escoceses, refugiados polacos, obreros de Birmingham, mineros de Gales,
estudiantes de Harvard y mecánicos franceses comparten sacrificio sin importar origen,
religión o color de piel. Sólo les une una palabra: "Europa". Les esperan 40.000
alemanes.

Esta operación multinacional moviliza gentes de todos los continentes. Hasta 15 países
participan. Además del enorme número de estadounidenses y británicos, se unen los
franceses de De Gaulle, belgas, noruegos, checos, polacos, neozelandeses, australianos,
rodesianos, sudafricanos, senegaleses, canadienses, un puñado de suizos, chilenos,
brasileños e incluso el gallego Manuel Otero, que viaja en el 'USS Samuel Chase' junto al
estudiante Hu Riley, de Mercer Island.

Un veterano del Día D prepara la comida junto a su familia, todos con el uniforme de la Segunda Guerra Mundial, en la playa de Omaha. /
ALBERTO ROJAS

Memorizan la contraseña para no matarse entre ellos en el paisaje normando. Son dos
palabras que un alemán es casi incapaz de decir sin acento: "Flash" y "Thunder". Trueno
y relámpago. El cielo se vuelve color plomo por el humo. En la playa de Utah la precisión
de los disparos es alta y destruyen las defensas. En Omaha, en cambio, las bombas de
gran calibre pasan de largo y lo único que logran es despertar a toda la guarnición
alemana.

En la playa de Omaha debes caminar unos 200 pasos con la marea baja para llegar
desde el agua hasta el rompeolas, la primera protección contra las balas. El tiempo que
emplea un adulto cargado con 30 kilos de equipo y toda la ropa mojada no baja de los
50 segundos desplazándose en zig zag para sortear los obstáculos anticarro. La playa
hace un arco casi perfecto, lo que facilita la defensa desde unos acantilados elevados.
Además, tiene sólo tres escapatorias muy bien defendidas. Hoy Omaha transmite
serenidad. Varios niños hacen volar una cometa mientras un grupo de reconstrucción
histórica bebe cerveza disfrazado como los soldados de 1944 junto a sus jeeps de
época.

Fortificaciones alemanas en la playa de Utah, que formaban parte del llamado Muro del Atlántico. / ALBERTO ROJAS

Aquella mañana del 6 de junio de 1944, los protagonistas sufren los problemas
esperados en cuatro playas, pero todo comienza a fallar cuando las primeras lanchas
llegan a Omaha. Allí todos los defensores están en sus puestos, los búnkeres siguen en
pie y las olas desplazan las lanchas hacia algunas algunas zonas que aparecen atestadas
de soldados, mientras que otras permanecen vacías.

Los blindados Sherman preparados como vehículos anfibios se van al fondo. De 29 se


hunden 27. Sin cobertura, los alemanes sólo tienen que practicar tiro al blanco con sus
ametralladoras desde los acantilados. Como relata Antony Beevor en 'El Día D', el pánico
se apodera de los recién desembarcados. Veteranos del norte de África e Italia quedan
paralizados.

Cubierta y cañones del H. M. S. Belfast, uno de los cruceros de guerra que formó parte del ataque a las playas, amarrado en el Thamesis
junto al Tower Brigde y la torre de Londres. / ALBERTO ROJAS

Las radios han dejado de funcionar por el agua salada. Nadie puede informar de la
situación a los barcos para que dejen de enviar gente a la carnicería. Manuel Otero
muere en esa primera oleada. Hu Riley recibe dos balazos y se queda varado en la orilla
como un pez muerto. Contará muchos años después que un tipo con una cámara lo
sacó del agua y lo subió a una lancha médica. Es Robert Capa, el reportero húngaro de
'LIFE', único fotógrafo que desembarcará durante la primera oleada del Día D para
conseguir 11 fotos.

En pocos minutos los comandantes comprenden que toda la misión puede irse al fondo
del mar. La playa que se encuentra en el eje central de la invasión se ha convertido en
una matanza. Si fracasa, los alemanes empujarán a los aliados hasta el agua. Los
doctores no dan abasto y a ellos les disparan también. El padre Silva da
extremaunciones a toda velocidad de un sitio a otro, en mitad de la tormenta de plomo,
porque se le acumula el trabajo.

Dos horas después, cuando la tragedia es tangible y van más de 2.500 muertos, los
destructores de escolta se acercan más a la playa, poniéndose en riesgo ante las
baterías alemanas, y abren fuego contra las defensas de hormigón a poca distancia. Por
primera vez, los soldados aliados tienen un respiro y consiguen organizarse y escalar los
terraplenes hacia las escapatorias de Omaha. Al caer la tarde, ya han consolidado la
posición, igual que en el resto de playas, pero a un coste difícil de asumir.

Tropas de EEUU apróximándose a una de las playas durante el Día-D. U.S. / Foto: U.S. National Archives | REUTERS

En 24 horas, esa armada multinacional desembarca a decenas de miles de personas,


monta puertos flotantes, mueve miles de vehículos, toneladas de pertrechos y contacta
con los paracaidistas lanzados la noche anterior. El nacionalismo y el racismo, dos
pilares sobre los que arde la Segunda Guerra Mundial, se ponen en suspenso para
acabar con el nazismo, la expresión extrema de esas dos lacras

Un miembro de un grupo de reconstrucción histórica, en la playa de Utah junto a un tanque Sherman de la Segunda Guerra Mundial. /
ALBERTO ROJAS

Hoy, en la playa de Omaha, como en el resto de playas del Día D, uno encuentra un
museo, tanques expuestos, restos de baterías enemigas, búnkeres de hormigón con
agujeros de cañón, memoriales y turistas jubilados. Un grupo de reconstrucción
histórica de California llega hasta con tres blindados traídos por mar desde EEUU,
perfectamente uniformados como la 1ª división de infantería y se ponen a beber en un
chiringuito al aire libre. Comprobamos si están alerta o llevan ya demasiadas cervezas.

- Thunder.

- ¡Flash!

Así fue, paso a paso, el desembarco en Omaha


Beach
Gracia Pablos

El desembarco en la playa Omaha,


realizado por el ejército
estadounidense, fue el más
complicado y sangriento de todos.

UTAH JUNO
OMAHA

GOLD SWORD

BOMBARDEO NAVAL
A las 5.50 AM del día D, 40 minutos
antes de que comience el
desembarco, se produce el mayor
bombardeo naval visto hasta la fecha.
Acorazados, destructores y cruceros
de guerra lanzan proyectiles contra las
defensas alemanas en la costa.

1
ACORAZADOS

Los barcos siguieron


bombardeando objetivos durante el
desembarco y pasarían a ser fuerzas
de soporte de artillería una vez
estuviese controlada la playa.

2
TANQUES SHERMAN

En algunos puntos la
arena impidió que las
lanchas se aproximasen
más a la orilla.

El viento y las fuertes corrientes


movían las lanchas de
desembarco de lado a lado.

3
BOTES HIGGINS

Cerca de la orilla, hileras de


minas y defensas checas
dificultan la llegada a la arena.

Los artilleros alemanes disparan


a los soldados que comienzan a
desembarcar. Cuerpos inertes y
vehículos destrozados se
amontonan en la orilla.

Desde la orilla, los soldados se enfrentan


a entre 260 y 370 metros de playa
descubierta... y plagada de trampas

4
PUERTAS BELGAS

Las defensas alemanas situaron varias


líneas defensivas en la arena, convirtiendo
las playas en auténticas fortalezas.

5
MINAS SOBRE ESTACAS

6
MINAS EN RAMPAS

7
DEFENSAS CHECAS

Al mediodía, las tropas habían conseguido


avanzar tierra adentro y se atrincheraban para
defender el terreno ganado.

Entre 5 y 10 metros de gravilla


ponen fin al suelo de arena.

Dique marino de tres metros de altura

8
ALAMBRADA

Al caer la noche del día D, los hombres


consiguen llegar al pie del acantilado, de unos
30 metros de altura...

... y se disponen a escalarlo, intentando esquivar


los proyectiles que llueven desde la parte
superior del arrecife.

9
FUERZAS
AÉREAS

10
AMETRALLADORAS

11
BUNKER

Las trincheras servían de soporte


a las posiciones defensivas.

Al acabar el día D los aliados aún estaban lejos


de los objetivos iniciales y además contaban con
3.000 bajas solo en Omaha.
Sin embargo, las playas ya estaban bajo su
poder y el verdadero éxito (o fracaso) se
decidiría en una batalla que apenas había
empezado.

Fuente: The US National D-Day Memorial Foundation,


Enciclopedia Brittanica, elaboración propia.

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Día D -1 Sacrificio

Textos y fotos:
Alberto Rojas

Responsable de Especiales:
Virginia Hernández

Diseño y maquetación:
María Vega Martín

Gráfico:
Gracia Pablos

Podcast:
Virginia Hernández (guión y entrevistas) y Adrián Portellano (montaje - Radio Marca)

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