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EL CONCEPTO DE CONOCIMIENTO

Antes de analizar lo que entendemos por conocimiento, hemos de dejar claro que lo utilizaremos como sinónimo
de saber, aunque en el lenguaje cotidiano estos dos conceptos puedan usarse con un significado muy distinto.
Ocurre, por ejemplo, en la siguiente frase: “Sé mucho sobre Enrique Iglesias, aunque no lo conozco”. Sin embargo,
lo más habitual es que sus significados sean similares; por ejemplo: “Conozco/Sé la letras de esta canción”. Éste
es precisamente el uso que nos interesa: el conocimiento entendido como sinónimo de saber. Para
aproximarnos a su definición, vamos a compararlo con conceptos afines, como opinión y creencia.

Opinión
Es una apreciación subjetiva de la que no podemos decir que estemos seguros y que tampoco podemos probar
ante los demás. Suele ser una valoración de la realidad, o de cómo debería ser, que se basa en los intereses,
creencias, deseos,… pero que no suele apoyarse en razones contundentes. Por eso, si hacemos una propuesta y
no es aceptada, solemos excusarnos diciendo: “Bueno, solo era una opinión”.

Creencia
En el concepto de creencia podemos distinguir dos usos o tipos fundamentales:
a) Uso dubitativo: se da en frases como la siguiente: “Creo que vendrá Juan, pero no lo sé”. Expresa que
no estamos realmente seguros de la verdad de lo que afirmamos; es decir, que albergamos dudas acerca
de su cumplimiento.
b) Uso asertivo: es el que realmente nos interesa. Se da en frase de este tipo: “Colón tenía la creencia de
que la Tierra era redonda, pero hasta que Magallanes no dio la vuelta al mundo, no quedó demostrada”.
En este segundo caso, hablamos de creencia cuando estamos seguros de algo aunque no tengamos
suficientes pruebas para demostrarlo. Precisamente, esta incapacidad para justificar nuestras
creencias es lo que las distingue del auténtico conocimiento.

Conocimiento
Es una creencia de la que estamos seguros, pero que, además, podemos probar. Poder justificar racionalmente
algo (dar razones) es lo característico del conocimiento. Así, la creencia deja de ser meramente subjetiva y para a
ser conocimiento objetivamente verdadero (aceptable por todos, no solo por mí). Por ejemplo, si digo que la
raíz cuadrada de 16 es 4, lo que digo es verdad; pero si no sé justificar por qué, posiblemente he acertado por pura
casualidad. Para que una creencia verdadera constituya conocimiento, se ha de poder probar
objetivamente.

Desde la antigüedad se distinguen dos tipos de conocimiento:


1. Conocimiento teórico. Está constituido por todas aquellas informaciones que describen y explican el
mundo natural y social que nos rodea. Así por ejemplo, el conocimiento geológico de la Tierra nos permite
saber cuáles son las zonas de mayor turbulencia sísmica y, en consecuencia, tomar las medidas
adecuadas. El conocimiento teórico no solo describe como es la realidad, sino que explica sus
causas y además puede predecir.

2. Conocimiento práctico. No es una explicación o una descripción del mundo, sino un saber actuar en él,
ya sea en la manipulación del entorno, en la producción de bienes, en la elaboración de obras de arte o
en la determinación de la acción correcta. Es un saber hacer en los todos los ámbitos: artístico, técnico,
moral.

Fuente
Ediciones Edebé. Filosofía. Edebé, 2004. Impreso.

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