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st Miche! Foncuult basis Inicu del intelectual, Respuestoa una cuestign $7 — dependencias extradiscursivas (Jas existentes entre las transformaciones discursivas y otras que se han produci do fuera del discurso: por ejemplo las correlaciones estu- Giadag en la Historia de la locura y en El nacimiento de la tlinicu, entre el discurso médico y todo un juego de cam- bios econémicos; politicos y sociales). Pretendo sustituit la simplicidad uniforme de las asignacio- nes de causalidad por este juego de dependencias, 0 en otros Términos, hacer emerger el haz polimorfo de lis correlaciones Suprimiendo el privilegio indefinidamente cetomado de la cau- salidad. ‘Como veis no se trata de sustituir con una categoria, ‘lo dis- continue”, otta no menos abstracta y general, “lo continuo’. Me esfuerzo, por el contrario, en mostrar que la discontinul: sano es el vacio mondtono ¢ impensable que existe entre los Sucesos, vacio que urge rellenar empleando dos soluciones perfectamente simétricas: la plenitud sombria de la causa 0 €) Jail desplegarse el espiritu, La discontinuidad es un juego de tetieformaciones especificadas, diferentes unas de otras (cad tuna con sus condiciones; sus reglas, su nivel) y ligada i Segtin esquemas de dependencia. La historia es el an criptivo y la teoria de estas transformaciones, Un titimo punto sobre el que espero ser mis breve, Voso- trog wtlizais 1a expresién “historia del pensamiento”” pero ¥> Os tjero que mas bien hago historia del discurso. ;Cuél es la Giferencia, me preguntareis? “Los textos que usted ut wip material, no los estudia en su estructura gramatical, no Geseribe el campo seméntico que abarcan, 1a lengua no es Su Sbjeto, qué intenta si no es descubrir el pensamiento que les ‘anima y reconstruit las representaciones de las que Jos texto dan quizd una versién duradera pero sin duda infiel?, ;Qué busca sino encontrar mas alld de ellos la intencién de los hom bres que Ios han formulado, las significaciones que, volunta, tiamente 0 su pesar, han depositado en ellos, ese impercepti ble suplemento del sistema lingiistico que es algo como La bre cha de la libertad en Ia historia del pensamiento?"’. En esto radica quizés lo esencial. Teneis razén: lo que anali- 20 en el discurso, no es el sistema de su lengua, ni en general las reglas formales de su construccidn, ya que no me preocupa de saber Io que lo hace legitimo, o le confiere inteligibilidad permitiéndole servir en la comunicacién. La cuestién que me planteo es no Ia de los cédigos sino la de los sucesos: la ley de existencia de los enunciados, lo que los ha hecho posibles —a ellos y no a otros—, las condiciones de su singular emergen- cia, su correlacidn con otros sucesos anteriores 0 simultaneos, discursives o no. A esta cuestién, no obstante, intento respon- der sin hacer referencia ala conciencia, oscura 0 explicita, de in relacionar los hechos discursivos con la voluntad —quizas involuntaria— de sus autores; sin invocar esta intencién de decir que se muestra siempre superabundan- fe respecto a lo que se dice: sin intentar captar la ligereza inau, dita de una palabra que no tendria texto Mi trabajo no es ni una formalizacién ni una exégesis sino una urqueologia, es decir, como su nombre indica de una m: nera demasiado evidente, la descripeién del archivo, Este tér nino no significa la masa de textos que han podido ser recogi- dos en una época dada o conservades desde esta época a tra- vés de los avatares del desdibujamiento progresivo, sino el conjunto de reglas que, en una época dada, y para una.socie- dad determinada, definen: 1), Los limites j las formas de la decibilidad: ade qué se puc- de hablar?, ;cudl es el ambito constituido del discurso?. gqué tipo de discursividad ha sido asignada a tal'o cual drea?. gde qué se compone el texto?, gde qué se ha querido hacer, una Gencia descriptiva?, za qué se ha conferido una formulacién Ii- teraria?. ete. 2. Los limites y las formas de la conservacién: cuales son Jos enunciados destinados a pasar sin dejar huella? ;,Cudles son, por el contrario, los destinados a formar parte de la me- moria de los hombres (por medio de Ia recitacién ritual, In pe- dagogia y Ia enseanza, la distraccién o la fiesta, la publici- dad)? gCudles son registrados para poder ser reutilizados y con qué fines? ;Cudles son puestos en circulacién y en qué {Cudles reprimidos y censurados? - si 3). Los limites y las formas de la memoria tal como aparece en las diferentes formaciones discursivas: ;Cudles son los ‘enunciados que cada formacién discursivd reconoée como vali- dos, discutibles, 0 definitivamente inservibles? ,Cudles los quc han sido abandonados por inconsistentes 0 excluidos como extrafios? ;Qué tipo de relaciones se han establecido entre el sistema de cnunciados presentes y el corpus de enunciades pa- sados? 4), Los 08 de époi que se reti truir? ;Qué se hace con vllos. a qué transformaciones se los s0- mete (comentarios, exége: is), qué sistema de apre- ciacién se les aplica, qué papel se les otorga? ‘duos, grupos, clases t discursos? ,Cémo estd institucion curso con quien lo pronuncia, con quien lo recibe? ,Cémo se sefiala y se define la retacién'del discurso con su autor? ;C6- mo se desenvuelve entre clases. naciones, colectividades lin- gilisticas. culturales 0 éinicas. la lucha por la apropiacién de los discursos? Tal es cl transfondo gn el que se inscriben los anilisis que he comenzado y hacia el que se dirigen. No escri- bo pues una historia del pensamiento siguiendo la sucesi6n de sus formas 0 el espesor de sus significaciones sedimentadas. No cuestiono los discursos sobre aquello que, silenciosamente, manifiestan, sino sobre el hecho y las condiciones de su mani- fiesta aparicién, No los cuestiono acerca de los contenidos que pueden encerrar sino sobre las transformaciones que han rea ado. No los interrogo sobre el sentido que permanece en ellos 2 modo de origen perpetuo, sino sobre el terreno en el que coexisten, permanecen y desaparecen. Se trata de un and- is de los discursos en la dimensién de su exterioridad. De aqui se derivan tres consecuencias: 1), Tratar el discurso pasado no como ui tema para un’co- westawunacwestion $9 Inacitin potitice det inrele mentario que to reanimaria, sino como un monumento(3) que es preciso describir en su disposicién propia. 2). Buscar én los diScursos no tanto, como pretenden los mé- todos estructurales, sus leyes de construccién, cuanto sus con- diciones de existencia(4y. 3). Referir el discurso no tanto al pensamiento, al espiritu 0 al sujeto que lo ha prohijado, cuanto al campo préctico en el cual se despliega, Pido disculpas: he sido demasiado largo y pesado, y ello pa- ra poca cosa: proponer tres ligeros cambios en vuestra defini- cién y pediros que considereis, mi trabajo como una tentativa para introducir ‘la diversidad de /os sistemas y el juego de las discontinuidades en la historia de los discursos"'. No penseis que intento hacer trampa o que pretendo soslayar vuestra pre- gunta discutiendo sus términos hasta el infinito. Pero era ne- cesario llegar a un acuerdo previo. Aqui estoy ahora al pie del caiién, Sélo me falta responder. El tema no es si yo soy 0 no reaccionario, ni tampoco si mis textos 10 son (intrinsecamente, en si mismos, a través de una serie de signos bien codifica- dos). Lo que me planteais es una cuestién mucho més seria, la linica, pienso. que puede ser legitimamente planteada. Me preguntais acerca de las relaciones entre lo que digo y una de- terminada préctica politica. Me parece que a esta cuestidn se le pueden dar dos respues- tas. Una concierne a las operaciones criticas que mi discurso desencadena en el terreno que es el suyo (Ia historia de las ideas, de la ciencia, del pensamiento, del saber...): glo que de- ja fuera de juego es i ta? La otra respuesta concierne al campo de an: to de objetos que mi discurso intenta mostrar: je6mo pueden {@) Retomo este término de M. Canguithem. Et describe mejor que yo lo que he pretendido hacer. 1cesario todavia que advierta que no soy lo que se conoce por “es

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