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Helena Hunting - Serie Pucked - 1pucked
Helena Hunting - Serie Pucked - 1pucked
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Pág.
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Pág.
Mel Wentworth
Vane Black
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Pág.
Sinopsis Capítulo 16
Capítulo 1 Capítulo 17
Capítulo 2 Capítulo 18
Capítulo 3 Capítulo 19
Capítulo 4 Capítulo 20
Capítulo 5 Capítulo 21
Capítulo 6 Capítulo 22
Capítulo 7 Capítulo 23
Capítulo 8 Capítulo 24
Capítulo 9 Capítulo 25
Capítulo 10 Capítulo 26
Capítulo 11 Capítulo 27
Capítulo 12 Epílogo
Capítulo 13 Pucked Up
Capítulo 14 Sobre la Autora
Capítulo 15
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Pág.
Con un famoso jugador de la Liga Nacional de Hockey como
hermanastro, Violet Hall está muy familiarizada con la reputación de
mujeriego con la que vienen de la mano muchas estrellas del hockey. Ella
es lo suficientemente inteligente como para mantenerse alejada de esos
chicos calientes y corpulentos con una resistencia inigualable. Eso es
hasta que conoce al legendario capitán del equipo —Alex Waters.
Violet no está interesada en su rostro hermoso y magullado, o sus
abdominales duros. Pero cuando Alex inadvertidamente destruye la
presunción previa de Violet con respecto al intelecto inferior de los
jugadores de hockey, él se convierte en algo más que un cuerpo caliente
con un rostro que está a la altura.
En lo que sólo puede considerarse como un completo lapsus de
juicio, Violet descubre cuán bueno es Alex con el palo de hockey en sus
pantalones. Pero lo que empieza como una aventura de una noche,
rápidamente se convierte en algo más. La noche posterior a la magia
orgásmica, Alex comienza a llamar, enviar mensajes de texto, correos
electrónicos y enviar regalos extravagantes —y estrafalarios— haciendo
que sea difícil ignorarlo, e incluso más difícil que no le guste.
El problema es, que los medios muestran a Alex como un jugador,
y Violet no quiere ser parte del juego.
Pucked, #1
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Pág.
¿Qué carajo hace que la violencia
sea tan candente?
Traducido por Moni, Sandry & Pachi Reed15
Corregido por Anty
Violet
Son las 6:51 un jueves por la mañana, y estoy a treinta segundos
de alcanzar un maravilloso orgasmo. Las mujeres de todos los lugares
deberían tomar una página del manual del hombre. Sólo porque no tengo
los signos evidentes de los hombres, como la erección matutina, no
significa que no debería hacerme cargo de mis necesidades personales
antes de ir a la ducha. Mi día siempre es mejor cuando comienzo con un
trago de la botella de los orgasmos.
Estoy justo allí, tambaleándome al borde del cielo. Cada
terminación nerviosa está ardiendo de la mejor manera posible. Mis
músculos están apretados, mis dedos moviéndose a un ritmo salvaje, el
vibrador —que Dios bendiga al maldito vibrador —está tocando el p-p-p-
p-punto, y todo está a punto de ponerse felizmente en blanco.
Y ese es el momento en el que la voz estridente de mi madre rompe
toda la magia orgásmica, destruyendo mi masturbación matutina. Debe
haber entrado de nuevo con su llave, como es típico.
Aquí está la cuestión; No vivo con mi mamá. Me mudé hace más de
cuatro años, a la maldita casa de la piscina. Técnicamente, está dentro
de la misma propiedad, pero se supone que sea mi espacio privado. Mi
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—¡Violet! —Arquea las cejas y sus labios hacen una mueca como si
estuviera chupando un limón—. ¡No seas tan grosera! Esto no es sobre
Buck y su… —Se corta y hace un gesto hacia debajo de la mesa.
—Sí, lo es. A Buck no le importa si no voy a sus juegos.
—Se encontraba muy enojado de que no fueras a los últimos. Tal
vez si hubieras ido a este… —señala la revista —, no se habría metido en
tantos problemas.
—¿Me estás culpando para que vaya? —La miro por encima de la
taza.
—No, en absoluto. Sólo estoy arrojando hipotétisis1.
Me ahogo y toso. —¿Quieres decir hipótesis?
—Eso es lo que dije.
Corregirla no tiene sentido al igual que pelear por esto. Una vez que
mi mamá decide algo, racionalizar una alternativa es como golpear tu
cabeza contra una pared de titanio, doloroso e inútil. Necesito
reconsiderar la situación del apartamento.
Trato de evitar ir al juego con un último esfuerzo. —Tengo que
trabajar este fin de semana.
—No, no es cierto.
—¿Cómo lo sabes?
Ignora mi pregunta. —Un auto estará en la casa a las seis para
recogernos.
—No salgo hasta las cinco. ¿Cómo vamos a siquiera llegar a tiempo
al juego?
—El vuelo no es hasta mañana por la mañana. —Toca la fecha en
el tiquete, que no leí.
—Oh. —Tanto para encontrar una salida. Parece que voy a otro
juego de hockey. Yupi.
—¡Será tan divertido! ¡Podemos ir de compras! Amor, ¡tengo que
irme! ¡No quiero llegar tarde a mi clase de pilates! —Salta y se balancea
hasta la puerta, a su siguiente tarea.
Después de que mamá se va, reviso la hora. Tengo media hora para
alistarme. Tomando la revista de la mesa, me apresuro hacia mi mesita
de noche, tomo mi vibrador y voy al baño, primero necesita una lavada,
luego cambio hacia la publicidad de la leche. El sujeto de interés es un
tipo follable que completamente evita su boca y riega el vaso de leche
sobre su pecho. No sé por qué es tan caliente. Quiero decir, la leche no
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terrible.
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—Darren no es un puto.
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La apaciguo en vez de discutir con ella. —Ya veré sobre la foto. Sin
garantías. —Las fiestas después de los juegos son en su mayoría comida
gratis para los jugadores, complementadas por hordas de conejitas
buscando el postre.
Grita y aplaude. —¡Eres la mejor!
Levanto las manos. —No prometo nada, pero lo intentaré.
Charlene me convence de tomar un descanso para salir a almorzar,
y nos apresuramos hacia el bufete de todo-lo-que-puedas-comer de
comida Thai. Afortunadamente, la cantidad de comida que consumo no
ralentiza mi rol de la tarde.
A las nueve de la noche ya no me puedo concentrar en la pantalla
de la computadora. Mi estómago está gruñendo tan fuerte que sigo
revisando para asegurarme de que no es un oso el que anda vagando por
la oficina.
El auto servicio de comida rápida es mi elección venenosa. Me
devoro tres hamburguesas pequeñas y unas papas fritas grandes
mientras conduzco a casa. Me salto el batido a regañadientes porque
indigestión más el vuelo no encajan bien.
Mi madre ha dejado una nota en mi puerta recordándome que nos
vamos mañana en el aeropuerto a las culo en punto de la mañana, esas
son mis palabras, no las suyas. La cosa lógica de hacer sería empacar
mis cosas e ir a la cama para no estar cansada en la mañana. En vez de
eso, me cambio a mi camiseta y mis pantaloncillos favoritos inspirados
en los comics de Marvel, me quedan tan bien, y paso los canales. Debí
haberme dormido porque lo siguiente que sé es que mi mamá está de pie
sobre mí.
—¡Violet! ¿Por qué aún estás durmiendo? ¡Debemos irnos en diez
minutos! Perderemos el vuelo. —Su voz gritona matutina funciona como
el peor tipo de alarma.
Trato de esconderme debajo de una almohada, pero me la quita.
—¡Levántate, levántate, levántate! —Toma mi brazo y tira de él,
obligándome a ponerme de pie.
Debido a mi completa falta de preparación, empaco en un apuro,
lanzando ropa dentro de una bolsa al azar mientras me pongo los
vaqueros. Tomo el primer sostén que encuentro; es muy escandaloso, con
un patrón de manchas de leopardo de color fucsia y encaje negro. No
tengo tiempo para nada más, no con mamá golpeteando sus uñas en
forma de garras en la puerta, merodeando como siempre. Tengo la
previsión de empacar mi copia de Tom Jones para poder terminarlo para
la discusión del club de lectura del martes.
Mamá me arrastra hacia el auto mientras cierro la cremallera de
mi bolso, con miedo de que perdamos nuestro avión. Está exagerando
totalmente. Solo tenemos que caminar a toda velocidad a través del
aeropuerto para llegar a nuestra puerta de embarque.
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situación, así que tengo que apretar los dientes y hacer los ejercicios
Kegel hasta que se abra un urinario. La aventura del pis lleva mucho más
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La emoción parece estar terminada por ahora, así que saco mi libro.
Dos párrafos, y la campana suena, quitando mi atención de la historia
que estoy leyendo a medias. Waters salta la valla de la zona de tiempo
muerto con el casco y los guantes. Estoy bastante impresionada con este
movimiento. Yo no podría hacerlo con un par de sudaderas y una
camiseta, y mucho menos con todo un conjunto de armadura.
Una mancha negra se detiene mientras el palo de Waters se estrella
contra el hielo. Gira en un movimiento que a la vez es elegante y agresivo
y carga hacia portero de Atlanta, bailando con el disco a medida que
avanza. Echa el palo hacia atrás y golpea el disco sobre el hielo como si
fuera un meteoro de goma. Va a la derecha entre las piernas del portero
y rebota en la red.
Waters ha estado en el hielo unos quince segundos.
Las prostitutas del hockey detrás de mí pierden la cabeza, gritando
como banshees con sus molestos lloriqueos. El resto de la gente se pone
de pie, y grita con ellas. Como yo. Parece razonable, más que mi disfrute
por los rostros golpeados. El partido es de ritmo rápido y los cuerpos
corren deprisa. Soy como un gato siguiendo una de esas luces laser
alrededor. De repente, un brazo se estrella contra el plexiglás delante de
mí. Me sobresalto, derramando cerveza en mí abrigo.
Al principio estoy inapropiadamente entusiasmada ante la
posibilidad de otra pelea. En cambio, me encuentro reuniéndome con
esos mismos ojos impresionantes una vez más. Juraría que Waters sonríe
mientras me limpio la cerveza del pecho. Frunzo el ceño y le doy a mi teta
un apretón, con qué propósito, no estoy segura. Dudo que lo vea. Es como
si fuera un tirachinas, patinado tras el disco.
El equipo de Buck aplasta a Atlanta con un seis contra uno.
Aplaudo y vitoreo, mi entusiasmo siendo auténtico. Lo atribuyo en parte
a la cantidad de cerveza que he tomado. Una vez que los jugadores
abandonan el hielo, hacemos fila para salir del estadio. Las multitudes
me ponen nerviosa, por lo que quiero esperar hasta que la mayoría de la
gente haya despejado el estadio, pero Sidney está ansioso por encontrar
a Buck.
—Vamos, Vi. —Arroja un brazo alrededor de mis hombros,
protegiéndome de las masas.
Mi madre engancha su brazo con el mío, intercalándome entre
ellos. —¿Te divertiste?
—Estuvo bien —digo mientras Sidney maniobra para abrirse paso
a través de la multitud.
—¿Solo bien? Animabas con el resto. —Sidney le da mi hombro un
apretón.
—¡Creo que le gustó la pelea! —le grita mi madre por encima del
ruido.
—No fue sólo la pelea —respondo.
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mesa lo dice todo. Una vez que me libero del suéter, me reúno con una
serie de ojos muy abiertos centrados en mi pecho. Bajo la mirada. Vale.
Mi sujetador es visible a través del algodón de color rosa pálido, y ahora
todo el mundo en esta mesa, incluyendo Buck, lo ha visto sin filtro por la
camiseta.
Buck se inclina y susurra—: Ponte el suéter de nuevo.
Me hago la tonta. —¿Por qué?
—Todo el mundo puede ver… —Hace un gesto hacia mi pecho sin
mirar.
Sacudo la mano. —No es tan obvio. —Es totalmente obvio.
Me lanza una de sus miradas. Está destinada a ser mortal, pero lo
hace ver estreñido. Dejo el suéter para irritarlo. Es eficaz. Su rostro se
vuelve de un interesante tono de rojo.
—Necesito otra cerveza —Golpea su jarro sobre la mesa y me mira
mientras se levanta y va a la barra, a pesar del jarro medio lleno de
cerveza sobre la mesa.
Estoy a punto de ponerme el suéter de nuevo cuando Waters se
gira hacia mí.
—Hola, soy Alex. —Es todo sonrisas y dientes blancos. Son
probablemente falsos. Esos ojos son otra cosa, sin embargo, incluso con
un ojo negro. Me esfuerzo por no mirarle directamente, con miedo de
quedarme atrapada por su robusta y bonita cara.
—Soy Violet.
—No me di cuenta de que Butterson tenía una hermana.
Incluso su voz es familiar, de satén suave y profunda. Toma un
sorbo de su bebida, dejando tras de sí un bigote de leche que rápidamente
se quita. Es entonces cuando me doy cuenta de donde lo reconozco: los
anuncios de leche. Dulce Señor, me he estado masturbando con él. Mi
mortificación alcanza nuevas alturas, haciéndome decir algo más loco
que de costumbre.
—Soy su hermanastra. Le gusta mantenerme en secreto ya que
quiere ir todo Ofelia tras mi trasero. —Mis ojos se abren por mi terrible
broma. Aunque, si es algo como Buck, no va a pillar la referencia.
—Butterson haría una monja de mierda, ¿eh?
Juro que ha hecho una referencia precisa a Shakespeare. Aturdida,
hago contacto visual directo. O lo intento. Sus ojos siguen rebotando
entre mi pecho y mi cara, así que eso es un desafío.
Normalmente, me incomodaría su flagrante mirada lujuriosa, pero
pedí eso con la camiseta trasparente y el sostén ostentoso.
Muevo lejos mi propia vergüenza y la suya ahuecando mis pechos
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Pág.
Desearía poder culpar de esto a
la bebida
Traducido por Pachi Reed15 & Vani
Corregido por Kora
Violet
Escucho que dicen mi nombre a lo lejos y decido ignorarlo.
En cambio, mordisqueo el labio de Alex, más excitada de lo que
debería estar debido a su voluntad de enfrentarse a Buck. Alex capta la
indirecta, devolviéndome el beso. Espero que sea agresivo y duro,
teniendo en cuenta su actuación en el hielo, pero la forma en que su
lengua se mueve con la mía solo puede ser descrita como sensual. Este
es de lejos el mejor beso que me han dado en mi vida, lo cual es
lamentable ya que es un jugador de hockey promiscuo, aunque buen
lector.
Realmente no debería irme con él. Mi experiencia anterior con
jugadores de hockey me dice que esto no está bien. La diferencia es que
esto es una aventura. Él no me está pidiendo una cita, y yo no estoy
esperando una. La canción Let’s make out está sonando en mi
cabeza. Quiero que sea mi himno.
—¿Qué demonios estás haciendo? —grita Buck en mi oreja.
Me encojo de miedo, separando mis labios de los de Alex. Buck es
un maldito imbécil. Las pocas personas que había en el patio han dejado
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ser acariciados.
Pág.
Ni siquiera se inmuta.
—Eso es genial. No esperaba sexo.
—¿En serio? —Asumí que con lo de “pasar el rato” se refería
claramente a “desnudarnos”.
—En serio. Promesa. —Coloca su mano sobre su corazón, sus ojos
suavizándose mientras sus mejillas se ruborizan. Se ha ruborizado. Es
lindo.
—Oh. Bien, entonces. Supongo que... voy a cambiarme. —Aquí
estoy, aceptando ir a la habitación de un jugador de hockey
extremadamente caliente en medio de la noche para no tener sexo.
Llego a la puerta y tiro de la manija. Está cerrada. Lo intento de
nuevo, sabiendo que no va a funcionar. Si llamo a la puerta despertaré a
mis padres. Entonces definitivamente no pasaré el rato con Alex. Quiero
hacerlo, a pesar de que se trata de una escandalosa mala idea. Nada
bueno puede salir de esto. Excepto tal vez otra sesión de besos.
—No tienes la llave.
—No. No la tengo.
—No necesitas cambiarte. Me gusta lo que llevas puesto. El Hombre
Araña es mi favorito. —Todavía tiene una sonrisa plasmada en su rostro.
Es casi tan irritante como ardiente—. Podríamos ir a recepción y pedir
otra tarjeta, si estás segura de querer cambiarte.
—Estás besan... quiero decir, ¿bromeando? Quiero decir ¿qué? No.
No puedo ir allí vestida así. —Tanto el lapsus Freudiano como la idea de
entrar en el vestíbulo principal con un pijama de Spidey son
horripilantes.
—¿Por qué no vienes a mi habitación? Podemos descansar un poco.
Para cuando estés lista para volver aquí, ya habré hecho que te envíen
una llave. —Me ofrece su mano.
La miro y luego a él, dudando. Podría ser el alcohol residual
flotando en mi sistema, y mi falta de gratificación durante mi tiempo
como concubina, pero pongo mi mano en la suya y le permito guiarme
hasta el ascensor. Presiona el botón y deja caer su chaqueta sobre mis
hombros. No quiero considerar con qué frecuencia hace esto. O cómo
probablemente soy una de cientas.
Las puertas se abren, y me hace entrar delante de él. Todo el
ascensor está rodeado de espejos, proporcionando una vista
impresionante de Alex desde todos los ángulos. Yo, por el contrario, soy
un completo desastre. Mi cabello debería plantearse usar seriamente un
cepillo, no voy maquillada y llevo mis gafas. Intento arreglar, sin que se
note, mi cabello.
—Oye. —Sus ojos son cálidos mientras acaricia mi mejilla. Sus
dedos son ásperos y callosos, pero el tacto es suave, íntimo incluso—.
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Quiero creerle.
—Son las dos de la mañana, Alex. Aparecer en mi habitación de
hotel a altas horas de la madrugada generalmente implica un polvo
asegurado.
Deja caer su mano.
—Toda la escena del bar ya ha pasado, y estoy algo alterado por el
juego. Pensé que me diste tu número, y nos divertíamos, ¿no? Es bueno
hablar con alguien que no esté absorto en el despliegue publicitario.
—Cierto. —Lo que sea. No me va a mantener como rehén. Siempre
puedo irme si lo necesito.
—No estaba seguro de cuándo te irías. Quería intentar...
El ascensor suena. Alex entrelaza mis dedos con los suyos y
caminamos por el pasillo hacia su habitación. El espacio es casi igual que
la habitación de mis padres, aparte de una única puerta que lo más
probable es que conduzca al dormitorio.
—Por lo general, compartimos habitaciones; pero gané una apuesta
la semana pasada, así que mi compañero, Darren, tuvo que dejarme solo.
—¿Darren?
—Sí. Westinghouse. Número veintiséis. Juega en el ala derecha.
En ese momento recuerdo que se suponía que tenía que hacerle
una foto. Me encontraba demasiado ocupada pegando mi lengua en la
boca de Alex para hacerlo. Espero que Charlene perdone mi distracción.
—¿Comparten habitación?
—La mayor parte del tiempo.
Traer chicas a la habitación sería un reto. A menos que todos
estuvieran observando o compartiendo. Reprimo un estremecimiento. Me
pregunto qué tipo de apuesta ganó.
Sigo a Alex al bar, donde me prepara una bebida sin alcohol. Abre
una botella de Perrier para sí mismo.
Estamos ahí, mirándonos sin decir nada hasta que la incomodidad
se vuelve insoportable y hago un chasquido.
—Estoy nerviosa —digo—. No suelo hacer esto. —Pongo los ojos en
blanco internamente. Que línea tan cliché.
La esquina de su boca se levanta, sus ojos encendidos con
diversión.
—¿No sueles pasar el rato con la gente?
—No. No suelo seguir a famosos jugadores de hockey a sus
habitaciones privadas cuando vienen a llamar a mi puerta a las dos de la
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universidad?
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Pág.
Violet
Alex suelta mi trasero y me observa con ojos suaves y cálidos. —
Fui serio cuando dije que no tenía ninguna expectativa, ¿de acuerdo? —
A pesar de su postura relajada y su confirmación, su voz es áspera;
destilando sexo sobre hielo picado.
¿Es esto lo que le dice a todas las conejitas del hockey? Si es así,
entiendo por qué funciona. —De acuerdo.
Decido que si permanecemos en el sofá, hay menos riesgo de
quedarme completamente desnuda. La idea es carente de lógica. La
primera vez que tuve sexo fue en un sillón, así que la perspectiva de que
es menos peligroso que decir: oh, una gran y confortable cama, es
absurda. De todos modos sigo con esto.
Alex acaricia mi trasero mientras con descaro me aplasto contra él.
Al mismo tiempo, lo sostengo con fuerza del cabello así puedo mantener
su boca en la mía. Demuestra ser increíblemente hábil con toda la cosa
de mover las caderas. Tan lejos como esto llegue, es increíble.
El contraste de su barba áspera y la suavidad de sus labios contra
mi garganta envían deliciosos temblores por mi columna vertebral.
Suelto su cabello para explorar el resto de su cuerpo. Músculos
tensos se mueven bajo mi toque. El primer botón de su camisa de vestir
se halla desabrochado y la corbata cuelga de su cuello. Ahora parece ser
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avergonzados.
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4Acto de poner la cara entre los pechos de una mujer moviendo la cabeza y emitiendo
sonidos que se asemejan al ruido del motor de una lancha.
—Podemos ir al dormitorio, si quieres. —Las manos de Alex se han
deslizado hacia los pantalones de mi pijama.
—El sillón está bien.
—La cama es más cómoda. —Sus labios se mueven desde mi cuello
a mi barbilla.
Estoy segura que lo es, lo cual es el problema. Sé a dónde se dirige
esto. No quiero decirle que no. He visto a Alex jugar hockey; tiene una
increíble resistencia. El punto es discutible, pero la negación hace que mi
intento fallido de resistencia parezca menos ofensivo.
Me besa, suave y explorando. Como gomitas dejadas en el sol, me
derrito a su lado. Encontrando el broche del cinturón, la deslizo a través
de la hebilla.
Debe pensar que mi acción significa que estoy de acuerdo con su
sugerencia. Con firmeza, agarra mi trasero y se levanta. Colocando mis
piernas a su alrededor, saco con rapidez la mano de sus pantalones y lo
tomo del hombro.
Esto realmente está pasando. En serio. A los veintidós, voy a tener
mi primera aventura de una noche. Con un jugador de hockey, nada
menos. Demasiado para el buen juicio. Oh bien, nadie es perfecto.
Alex me deja en el borde de la cama y enciende la luz. Por supuesto,
es del tipo con luz. El tenue brillo magnifica las hendiduras y curvas de
su cuerpo, destacando el ángulo de su barbilla y el moretón bajo su ojo
izquierdo.
—No tenemos que hacer nada que no quieras.
—Lo sé. —Mi voz tiembla, la excitación y los nervios se fusionan.
Siempre he sido una monógama en serie, esperando hasta la
quinta cita o más allá para dejar a un chico entrar en mis pantalones.
Eliminaba la mayoría de errores potenciales. Si el sexo y el chico fueran
decentes, vería hacia donde se dirigen las cosas. A veces había
repeticiones, a veces no.
Sostengo la cinturilla de sus pantalones como si hubiera una olla
llena de oro dentro. Dejándolo ir, me contoneo hacia la cama, dándole
suficiente espacio para unirse a mí. Es una cama rey; existe un montón
de espacio para juguetear. Tiene los ojos entrecerrados, y su expresión
es intensa mientras me sigue.
A tientas y con falta de coordinación, gracias a la perdida de mi
función motora, peleo con el botón de sus pantalones y deslizo hacia
abajo el cierre. Alex ve mis manos desaparecer en su interior. Desde su
punto de vista, debe verse bien. ¿Cómo no? La mano de otra persona en
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tus pantalones es un triunfo. Suave piel cálida recubre el pene más erecto
del planeta. Es tan sólido como carburo de tungsteno. Y existe un montón
Pág.
de longitud.
Necesito ver esta cosa. Empujo los pantalones sobre sus caderas,
dándome espacio para explorarlo. Alex, siendo el chico servicial que es,
los termina de bajar, dejándolo en un par de bóxer. Meto la mano de
nuevo, y cuando por fin lo dejo en libertad, mis ojos se hallan en riesgo
de salir de sus orbitas por el miedo de estímulo visual.
Primero lo primero, Alex está rasurado: no hay polla afro al estilo
de los setentas ahí abajo. No es como mi castor, lleva solo un pequeño
mohawk, pero Alex se encuentra pulcro y recortado. Sé que algunos
chicos lo depilan para hacerlo parecer más grande. En este caso, estoy
segura que no miro boquiabierta una ilusión óptica. Es enorme.
A veces algunas personas exageran sobre cuan grande es el pene
de un hombre para hacerlo parecer mejor de lo que es. Está claro que es
imposible para alguien tener un pene así de grande. Este no es uno de
esos casos. Alex Waters tiene una anormalidad de polla.
—¿Qué es eso? —La pregunta es tonta. Pero, honestamente, ¿qué
demonios se supone que haré con esto?
Alex se ríe con nerviosismo. Como es apropiado ya que sostengo su
pene, y con seguridad, no estoy cuerda.
—Quiero decir, sé que es. Es obvio. ¿Tienes algún tipo de…
desorden? Como elefantiasis de pene o ¿algo? —No dije eso en voz alta.
—No es tan grande. —Su erección se desliza en mi agarre.
No puedo dejar de mirar. Mi pulgar y dedo medio deben dejar más
de dos centímetros antes de encontrarse. Los aprieto para ver si puedo
acercarlos. No puedo. Lo que hace gemir a Alex, y eso, oh monstruo
sagrado de los penes, es un gemido sexy. También se ríe, así que sale
todo profundo y con la cosa de resoplido al final. Es lindo y adorable
mientras también sexy.
Por fin, levanto la mirada para ver si va en serio. Mala idea. Sus
brazos cuelgan a los lados, cabeza agachada, ojos oscuros, labios
separados, pecho subiendo y bajando. Mira mi mano con intensidad. Y
me siento muy feliz de que Charlene me haya convencido de hacernos
manicura al principio de la semana.
Lamo mis labios, mirando su pene. No tiene circuncisión. Esta
noche se encuentra llena de novedades. La manera en que su piel se
arruga con cada caricia hacia la punta y cómo regresa suavemente
cuando el movimiento se invierte, es fascinante. Apuesto a que es
divertida para jugar cuando está blanda. Recuerdo que dijo algo que
requiere una respuesta.
—Es como una polla porno. Me doy cuenta que no es que mida
treinta centímetros o algo por el estilo, gracias a Dios. Sola la
circunferencia es sorprendente. No hay manera… —¿He sido privada de
oxígeno? ¿En serio me encuentro argumentando en contra de tener sexo
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y expresándolo?
Pág.
dedo, los dedos de mis pies se curvan. Calor intenso irradia por mi piel.
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Pág.
¿En qué pensaba?
Traducido por Laura Delilah
Corregido por Sandry
Violet
Estoy acostada debajo del cuerpo pesado de Alex durante un
minuto hasta que respirar se vuelve difícil. —Um, Alex... —digo sin
aliento, porque estoy sin aliento.
—¡Oh, lo siento! Te estoy aplastando ¿verdad? —Se mueve con
gracia a la izquierda.
—Guau. —Me deleito con músculos flojos y respiraciones
completas—. Me vendría bien un cigarrillo.
Alex entiende mal mi intento de humor y se aleja, dándose la
vuelta, alcanzando el teléfono en la mesilla de noche. Hay líneas rojas
que atraviesan su espalda desde los hombros hasta su trasero. Las
marcas de mis uñas.
—Puedo llamar al servicio de habitaciones y que te traigan un
paquete. También pueden traer una llave, y así puedes irte cuando
quieras.
La mortificación se desliza a través de mi bruma post-orgásmica
mientras marca a recepción. Aunque no esperaba pasar la noche con él,
no pensé que iba ser echada antes de que el sudor tuviera la oportunidad
de secarse. Los cigarrillos parecen ser algún tipo de pago por mis
servicios. Si es así, cuán terriblemente refleja mi actuación que sólo
garantizo un paquete barato de cigarrillos que ni siquiera voy disfrutar
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Alex
El sonido más molesto del mundo penetra mi sueño. Deseo que se
detenga. Quiero patear su culo por interrumpir mi sueño que incluía
suaves y grandes tetas que podía usar como almohada.
El sonido no se detiene.
Abriendo mis ojos con curiosidad, reviso el reloj de la mesita de
noche. Son las seis de la mañana, una hora inusual para que mi alarma
suene en un día que no hay juego. Palmeo mi teléfono y detengo el ruido,
luego cierro los ojos, con la esperanza de reanudar el sueño; tetas
perfectas, el caliente, apretado… todo vuelve como un latigazo.
Tuve sexo con la hermana de Butterson. Hermanastra. Y en ambas
ocasiones fue estelar. A menos que fuera parte de mi sueño vívido.
Levanto mis dedos a mi nariz y huelo. Sí, definitivamente sucedió.
Me siento con un gemido. Todo mi cuerpo duele: mi cabeza, mi cara
y, en particular, mis piernas. Grito su nombre, pero solo encuentro
silencio. La puerta del baño está abierta, por lo que definitivamente no
está de allí. La sala de estar es la siguiente opción lógica. Encendiendo la
luz, descubro que está tan vacía como el cuarto de baño. Mi vaso de agua
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inclinado a ignorar sus correos hasta que veo uno titulado: ¡OFERTA DE
APROBACIÓN, HIJO DE PUTA! Lo abro y escaneo el correo. No es en
Pág.
realidad una oferta, pero está cerca. Soy uno de los principales
candidatos para la campaña de Sports Pro Elite. Esto es enorme. Es por
derecho de la parte inferior del bikini está subida, así que la mitad de la
mejilla de su culo está afuera. El pie de foto de Butterson dice:
¿Hambriento? Puedo ver por qué Violet podría no apreciar el humor,
considerando que es su culo comiendo su bikini.
Algunos comentarios de ida y vuelta, todo en mayúsculas. Violet
lanzando creativos insultos. Vuelvo al álbum y continúo pasando. El que
sea que tomó estas fotos, pasó mucho tiempo centrándose en Violet. Es
muy fotogénica. Hay unas cuantas de ella con Butterson. Una me parece
inquietante; él la tiene colgando sobre su hombro, y su culo está en el
aire con su enorme mano envuelta alrededor de la parte posterior de sus
piernas. Lo que es más preocupante es que tan alta está su mano en su
muslo. Tal vez él solía tener una cosa por ella. Eso explicaría su
conversación en el bar.
La siguiente imagen es una foto de Violet agitándose seguida de su
aterrizaje en el agua. Dispuestas en secuencia, la progresión de eventos
se presenta como un libro animado. La última toma es la mejor. Violet se
levanta por un lado del muelle, con una rodilla en el borde, su cabello
desplegándose en una ola oscura. Su escote es excepcional. Me puedo
imaginar cómo sería de caliente esa posición si yo estuviera, digamos,
follándola desde atrás contra la isla de mi cocina.
Para alguien tan protector de su hermanastra, Butterson no tiene
ningún reparo en compartir fotos reveladoras en un perfil altamente
público. No puedo mencionárselo, o sabrá que he estado acosando a
Violet.
Antes de considerar mis acciones, guardo las mejores fotos en mi
iPad. ¿Mi lógica? La he visto en menos. A pesar de que la culpa me corroe,
escaneo para asegurarme de que tengo las mejores. Darren sale de la
ducha, así que escondo mi iPad. Mi invasión a la privacidad es
vergonzosa. Todo lo que he hecho en las últimas veinticuatro horas es
reprobable en muchos niveles. Estoy decepcionado de mí mismo. Pero
probablemente sacaré las fotos cuando esté solo.
59
Pág.
Alex Waters es Persistente
Traducido por Clara Markov, *~ Vero ~* & Auris
Corregido por Mel Wentworth
Violet
Mi madre se levanta junto al jodido amanecer, incluso los fines de
semana. He dormido menos de dos horas después de mi salida furtiva de
la habitación de Alex cuando un golpeteo en mi puerta me despierta.
—¡Arriba, Vi! ¡Es tiempo de ir de compras! ¡Visitaremos el
supermercado a primera hora! —Su estridente emoción es una horrible
forma de despertar.
En el reloj en la mesa de noche se lee que son las siete treinta. Un
domingo por la mañana. ¿Qué diablos le pasa? —¡Vete! —Meto la cabeza
bajo la almohada.
A medida que mi mente despierta, la noche anterior, o esta
mañana, vuelve en un destello de orgasmos. Tuve un montón. A juzgar
por el dolor de mi cintura para abajo, tampoco los olvidaré pronto.
—Tienes veinte minutos para prepararte. Sidney quiere ir a
Denny’s antes de que lleguen todos al desayuno, y volaremos esta tarde.
¡Tenemos que movernos!
Mi estómago ruge, compartiendo el entusiasmo por el desayuno.
No puedo discutir con ir a Denny’s. Además, mi mamá no desaparecerá;
se parará afuera de mi puerta y me molestará hasta que la abra.
—Necesito media hora —digo en un bostezo.
60
—De internet, ¿de dónde más? No puedo creer que lo hicieras con
Pág.
—Hola.
Pág.
Hay una larga pausa donde ninguno de los dos habla, y Charlene
hace señas con las manos mientras pronuncia cosas que no puedo
entender.
Alex rompe el silencio incómodo. —¿Cómo estás?
—Uh, bastante bien. ¿Y tú?
—Mejor ahora. Siento llamarte tan tarde. No te desperté, ¿cierto?
—Nop. Sólo paso el rato.
Charlene apunta su entrepierna y hace movimientos
espasmódicos. Me giro para no comenzar a reír.
—¿Traes puesta tu pijama? —Su voz es tan baja que es casi un
murmullo.
—¿Disculpa?
—Lo siento, nada. No quise preguntarte eso. Sólo salió. Perdón.
Y pensaba que era la torpe. Quizá Alex me llama borracho. Me voy
por eso, bajando la voz a lo que espero sea un susurro sensual. —
¿Quieres saber lo que traigo puesto?
—Sí. No. ¿Es una pregunta con trampa? Solamente si no me
colgarás por decir que sí, de lo contrario no. —Es lindo, incluso siendo
un prostituto.
—Uso una tanga de encaje negro y un sujetador a juego.
Suspira por el teléfono. —¿En serio? No te tomé por una chica de
encaje negro.
—No. Ni siquiera cerca. Es divertido fingir, ¿no es así? —Agradezco
que no pueda ver mi rostro ahora mismo. Se siente encendido, por lo que
probablemente tenga manchas—. Traigo pantalones y una camiseta.
Pensaba quitarme el sujetador pronto. —No debería entretenerlo después
de lo que vi en internet y en la extensión de la revista.
Charlene me golpea con una almohada. Me defiendo al tiempo que
intento mantener el teléfono en mi oreja.
—¿La camiseta es ajustada?
Reviso mis tetas. —Um, supongo. Es pequeña. Si no trajera
sujetador probablemente podría ver mis pezones a través de ella.
Se escucha aún más su respiración pesada al otro lado de la línea.
Ruedo del sofá, corro a mi habitación y cierro la puerta para que Charlene
no pueda entrar. —¿Alex?
—¿Sí?
—¿Estás masturbándote?
—Dios, no.
—Bien, eso es bueno. Creo. —No puedo creer que tenga esta
64
A pesar del bajo contenido de alcohol del Sour Puss, tengo un poco
65
Cuando abro el portátil, llega Dean. Sólo falta Jimmy ahora. Inicio
sesión en el sistema, una alerta muestra varios mensajes de correo
electrónico nuevos. Cuatro están aparte de los demás; son de Alex. No
recuerdo decirle donde trabajaba. Supuse que si buscaba mi nombre, no
sería difícil encontrar mi dirección de correo electrónico en el sitio web de
la empresa.
—Oh, Dios mío —chilla Charlene—. Primero la llamada telefónica,
luego las flores, ¿ahora te está enviando correos electrónicos?
—¿Quién te está enviando un correo electrónico? —pregunta Dean.
Acerco el portátil hacia mí, ocultando la pantalla. —Nadie.
—Alex Waters —dice Charlene.
Le disparo una mirada. —Estás suspendida como mi mejor amiga.
No voy a hablarte el resto del día.
—He oído que hay fotos de ustedes dos manoseándose —responde
Dean.
—Sólo nos besábamos.
Charlene me corta. —¿No lo llamaste “follando con la boca”?
—Ooooh, “folla con la boca”. Eso suena sucio. —Dean tamborilea
ligeramente con sus dedos su barbilla—. ¿Así que tenemos su cuenta
ahora?
—¿Qué? ¡No! —Estoy consternada de que Dean pensara que podía
rebajarme a tales tácticas no profesionales tan bajas para asegurar un
cliente para la empresa.
—¿Por qué no? Waters es uno de los que más ganan en la liga.
Declaró casi ocho millones...
Levanto la mano. Buck hace una cantidad obscena de dinero. No
quiero saber lo que Alex vale, incluso si es tan fácil como mirarlo en
Internet. —¡Detente! ¡No dormí con él para obtener su cuenta!
—¿Te acostaste con él? —La mandíbula de Dean cae, su sorpresa
es comprensible.
—¡Cállate! —Pisoteo a través de la habitación y cierro la puerta—.
¿Por qué no se lo anuncias a todo el edificio, ya que no es lo
suficientemente humillante tener fotos de nosotros besándonos pegadas
a mi computadora?
—¿De verdad? —Dean se inclina hacia adelante—. ¿Te acostaste
con Waters? ¿Es cierto el rumor?
—No voy a responder a eso.
—Así que es cierto.
—Suficiente. Tenemos una presentación que preparar. A menos
que estemos cambiando el tema por el tamaño del pene de Alex, tenemos
67
"Hola. Soy Alex. Quería llamarte y ver si algo llegó para ti esta mañana.
Tengo un juego esta noche, pero... um... tal vez hablaremos más tarde."
Bueno, así que dos mensajes comprobando para ver si llegaron las
flores. Raro.
Paso a los correos electrónicos.
El primero de ellos está en blanco.
El segundo se lee:
Para: Violet
Violet?
68
El tercero dice:
Pág.
Para: Violet
Si esta eres tú, la palabra clave es otra palabra para....
El cuarto dice:
Para: Violet
Lo siento si te ofendí con el correo anterior. Me di cuenta de que es
tu email del trabajo y fue probablemente de mal gusto. También lo siento
por el mensaje en la tarjeta. Trataba de sonar gracioso, podría haber dicho
algo mucho mejor.
Alex
PD: Por favor, no me bloquees de tu lista de contactos en tu correo.
mañana. Sin embargo, los Hawks juegan esta noche, así que la lectura
Pág.
servicio.
—¿Qué puedo decir? Mis chicas me extrañan cuando me encuentro
fuera. —Prende el Xbox con una sonrisa lasciva.
—Eres asqueroso.
—Tengo necesidades.
Me da los mejores detalles de los últimos cuatro juegos mientras
jugamos hockey en el Xbox. Juega con un avatar de sí mismo, y yo tengo
mi propio e impresionante avatar, el cual creé. Su teléfono suena con
interminables mensajes mientras jugamos, así que es más fácil patearle
el trasero.
—Eres popular esta noche —digo después de un montón de
mensajes.
—Algunos de los chicos van a pasar a recogerme en veinte minutos.
—¿No pasaste las últimas dos semanas viajando con ellos? ¿Cómo
es que no están hartos los unos de los otros?
Se encoje de hombros. —Soy nuevo en el equipo. Necesitamos
hablar de la estrategia para nuestro próximo juego, ya que nos
enfrentamos a nuestro mayor rival en la liga.
—Oh. Bien. —Trato de no emocionarme, curiosa sobre quien podría
venir a recogerlo y si ahora Alex es uno de sus amigos.
Diez minutos después, recibe una llamada de una chica
llamada Cariño. Todas las conejitas que lo llaman se llaman Cariño.
Probablemente es más fácil decirles así que recordar sus verdaderos
nombres. Pausa el juego mientras queda para una segunda ronda de
amor más tarde con la conejita, invitando a Cariño al bar. Incluso llega
tan lejos como para sugerir que lleve a algunas amigas. Aquí es donde se
originan mis creencias sobre las costumbres de los jugadores de hockey.
Una vez que cuelga, hace otra llamada, esta vez a un compañero de
equipo. Amablemente le informa a quienquiera que sea que tiene a
algunas conejitas listas y preparadas para la acción. Realmente es un
perro.
Guarda su teléfono. —Los chicos estarán aquí en dos minutos.
¿Está bien si tenemos la revancha después?
—Perdiste, de todos modos. —Apago el Xbox y paso los canales,
buscando algún programa de mierda que ver. Muy bien podría convertir
mi cerebro en aserrín al ver que no tengo planes, ya que me encuentro
muy segura que no voy a esperar a que Alex llame.
—No te olvides de bañarte en cloro después —digo, solo para
molestarlo.
—No todas las chicas con las que salgo son desagradables.
Dejo el control remoto y aplaudo lentamente. —Felicitaciones. Lo
dijiste con el rostro serio.
73
74
Pág.
No tengo idea de lo que estoy
haciendo
Traducido por Auris & Vane Black
Corregido por Beatrix
Violet
Alex tiene un feo corte sobre su ojo derecho con una de esas
banditas con alas manteniendo junta la piel. Parece que no se hubiera
afeitado desde la última vez que lo vi. Mi mente, inmediatamente, divaga
a como se sentiría su barba entre mis muslos. Combinado con la leve
caída de sus hombros, parece agotado. Quiero abrazarlo y besar su ceja
buena. Me las arreglo para controlarme.
—Mmm, hola. ¿Qué le pasó a tu rostro?
—Hola. —Toca la herida, luciendo incómodo—. No es nada. Una
pequeña pelea en el hielo.
—No te metiste en una pelea en el último juego.
Una pequeña sonrisa aparece. —¿Así que lo viste?
Maldición. Ahora pensará que veo el juego por él. Asiento y me
encojo de hombros. —Sí, veo la mayoría de los juegos. Eso luce muy mal.
—Luce peor de lo que es. —Su mirada va hacia mi cuello.
Cruzo mis brazos sobre mi pecho. Hace frío, y no uso sujetador. —
Buck se fue hace unos minutos.
75
esta noche. Pensé que sería buen momento para devolverte tus lentes.
Llamé anoche, después del juego, ¿recibiste mi mensaje?
No me encuentro segura de que se supone que diga. Sí, sexy y loco
acosador, debo ser una especie de estrella de rock en la cama, y me
enciende que parezcas un poco obsesionado, no parece apropiado. En su
lugar, digo la verdad.
—Me encontraba en casa de una amiga. No recibí el mensaje hasta
que llegué a casa, y era tarde.
Su ceño se frunce. —¿Una amiga?
—Mi mejor amiga, Charlene. Vimos el juego en su casa.
—Oh, eso es bueno. —Inclina la cabeza y echa un vistazo—. ¿Puedo
entrar?
Es difícil creer que es un mujeriego con lo dulce que está siendo.
—Sí, a menos que planees atarme y amordazarme para poder llevarme a
tu guarida. Si es lo que tenías en mente, preferiría que te quedes afuera
mientras llamo a la policía y, posiblemente, a un centro de salud mental.
—Y ahí va mi boca, lanzando estupideces de nuevo.
—Uh… —Me mira por unos largos segundos.
Baja la mirada a mi pecho, otra vez, incluso aunque cubro a mis
chicas. —No es muy tranquilizador, Alex.
—¿Qué? —Sacude la cabeza, levanta la mirada, luego la vuelve a
bajar—. Oh, oh bien, no. No planeo amordazarte y llevarte a mi guarida.
Ni siquiera tengo una guarida.
—Es bueno saberlo. —Medio sonrío y lo invito a pasar—. Entra
antes de que se me congelen los pezones.
Luce momentáneamente avergonzado. No lo puedo culpar ya que,
otra vez, me encuentro sin sujetador. Esto es raro, va a pensar que nunca
uso uno. Una ráfaga de aire frío lo sigue dentro, haciéndome temblar.
Puede verse como si hubiera dormido en su auto el último par de días,
pero huele fantástico.
Alex se quita su chaqueta. Su camiseta de manga corta se ajusta a
su pecho y abraza sus brazos perfectamente esculpidos. Está tan bien
construido que es repugnante. Pude haber soltado un silbido mientras
admiro abiertamente su cuerpo.
—Te ves caliente. —Los ojos de Alex se abren—. Mierda, lo siento.
Por favor no me pidas que me vaya.
Me río, somos tal para cual en cuanto a torpeza. —¿Puedo ofrecerte
algo de beber? Tengo cerveza; agua; leche y juego de naranja.
—Una cerveza sería genial.
Agarro dos botellas del refrigerador, las destapo y le paso una,
76
luego le hago una seña para que me siga a la sala de estar. Alex se sienta
Pág.
Hace la cosa que los chicos hacen cuando se encuentran listos para
Pág.
En los próximos días, evito todo contacto con Alex. Hago planes en
las tardes y borro mensajes de voz sin escuchar y textos y correos
electrónicos sin leer. Sin embargo, no vacío los eliminados del correo
electrónico. Mi falta de acción es un problema porque significa que puedo
leerlos si quiero.
Los Hawks están jugando un partido en casa esta noche. He
intentado todo lo posible para librarme de ir. Bueno, estoy mintiendo.
Dije que no quería ir. Buck y mi mamá trajeron a colación al perro
cachorro y al gigante pie grande en un viaje de culpabilidad, así que cedí.
No tomó mucho tiempo.
Pongo verdadero esfuerzo en estar lista, algo que normalmente no
hago. Me pongo mis más viejos pantalones y mi sudadera con capucha
más manchada. Mi madre se niega a dejarme entrar en el coche.
—Te dije que me siento como una mierda. Si tengo que ir, quiero
estar cómoda.
—No me importa si tienes Ébola. No irás al juego en esto. —
Gesticula a mi atuendo.
—Que estricta. No hay nada malo con lo que llevo puesto.
—No, si estás sin hogar. —Me agarra del brazo y me lleva a la casa
de la piscina. Entonces me tiende una plancha alisadora de cabello hasta
que me maquillo y cambio a algo agradable. Mi madre es muy consciente
de todos los regalos que he recibido de Alex. Es lo suficientemente
81
perspicaz para suponer que esto tiene que ver con él.
Pág.
mejor.
—Uh, tal vez. —Ruedo los ojos mientras se aleja. No puedo creer
que las mujeres se enamoren de tal mierda, pero una vez más, mira lo
que pasó con Alex. Después de oír los chismes del baño, todo lo que
quiero es ir a casa.
Espero hasta que Kirk el imbécil desaparece entre la multitud antes
de guardar mi teléfono y reanudar mi búsqueda de Buck. Un gorila
levanta una mano para detenerme, controlando el flujo de tráfico en la
sección que los Hawks ocupan.
—Ella está conmigo. —La palma de Alex se detiene en la parte baja
de mi espalda a medida que avanzamos. Su voz es baja, ardiendo como
repelente sobre mi piel—. Quiero hablar contigo.
Todas mis ingeniosas réplicas se pegan a mi garganta. No hay
escapatoria; está justo detrás de mí, no dejando espacio.
Con mucho estilo de caballero de mierda, me lleva a la mesa, saca
una silla, y toma el asiento a mi derecha.
Mi nuevo amigo Kirk está en el lado opuesto de la mesa, con el
brazo colgando casualmente en un asiento libre. —Hola, hermanastra. Te
guardé una silla.
Alex le dispara una mirada. —Está bien en donde está.
Una mirada lasciva distorsiona la sonrisa de Kirk. Puedo ver un
espacio donde un diente debería estar. —Sabe Butterson que son… —
Una camarera con escote excesivo se detiene para tomar su orden,
distrayéndolo.
Alex parece aliviado. No digo nada. Buck está en el otro extremo de
la mesa, demasiado ocupado charlando con una conejita para darse
cuenta de mi llegada. La forma en que estas mujeres se lanzan a estos
chicos es vergonzosa. Lo peor es saber que yo también caí en los encantos
de un jugador de hockey más de una vez.
Alex me ordena una bebida de la camarera “pechos deliciosos”. Lo
dejo porque voy a necesitar alcohol si tengo que sentarme a su lado. Trata
de establecer una conversación conmigo, pero está muy ruidoso y estoy
demasiado distraída para una pequeña charla.
Finalmente no puedo contenerme por más tiempo. Quiero que
desmienta lo que escuché en el baño de mujeres. —Entonces, ¿qué pasa
con toda la charla sobre ti siendo mágico?
Su maldita sonrisa aparece. —Lo siento, ¿qué?
—Algunas chicas en el baño hacían referencia a una tripleta.
Alex palidece. El hombre a su lado, que ha estado relativamente
tranquilo hasta ahora, se atraganta con su cerveza, y Kirk se ríe. Alex
traga, con los ojos en la mesa. Un par de los chicos más cercanos a
nosotros parecen divertidos. El único tranquilo junto a él sacude la
84
cabeza.
Pág.
85
Pág.
Soy el hombre más estúpido del
mundo (Y odio a Kirk)
Traducido por Nickie
Corregido por Itxi
Alex
Violet, que ya de por sí es pálida, a menos que estemos teniendo
sexo, entonces tiene un sexy y grandioso tono rojo, luce tan blanca como
un fantasma. Se tambalea y agarra el respaldo de la silla.
Siguiéndola, me pongo de pie y sujeto su codo. —¿Por qué no me
dejas ayudarte?
—¡No me toques! —Abofetea mi mano—. No quiero tu ayuda.
Butterson pone en pausa su conversación con la rubia teñida.
Entra en escena, evaluando la situación como lo haría con un partido.
Sus ojos se dirigen a mi mano cerca de su brazo. —¿Vi?¿Estás bien?
No me importa si sospecha algo. Esta es la primera vez que veo a
Violet desde que pasé por su casa la semana pasada. Butterson lo arruinó
todo entonces justo como Kirk lo hace ahora. Necesito hablar con ella sin
audiencia. Nunca existió tal cosa como la tripleta Waters. Es una farsa,
un rumor exagerado y sin fundamento, al igual que la mayoría de las
cosas que los medios dicen sobre mí. Nada de lo que ha visto y oído es
cierto. Si no aclaro las cosas, se arruinarán mis posibilidades con ella, si
no lo han hecho ya.
86
Por suerte, no son tan cercanos. —No seas tan idiota, Butterson.
Ella no está bien, y la enviaste a casa en un taxi cuando tenías otras
opciones. Vomitó. No es como si alguno de nosotros fuera a coquetear
con ella.
Para evitar que se agrave el problema, camino a mi auto al otro lado
del estacionamiento. Darren se sube en el asiento del pasajero y se
abrocha el cinturón.
—Eso fue un desastre. —Enciendo el auto.
—Estoy de acuerdo.
—¿Crees que fui muy obvio?
—¿Es necesario preguntar? Ha salido con nosotros dos veces y
estás pendiente de ella todo el tiempo. Si hombre, es malditamente obvio.
¿En qué demonios piensas?
—No lo sé. Estoy tan perdido.
—Te lo buscaste cuando te metiste en sus pantalones. —Giro a la
derecha en vez de la izquierda, en dirección opuesta a mi casa—. ¿A
dónde vamos?
—Quiero asegurarme de que Violet llegue bien a su casa.
—¿Qué eres? ¿Su acosador?
—Sólo voy a pasar por ahí, no mirar por sus ventanas. Mira, no
quiere hablar conmigo. Nunca he hecho esto.
—¿Qué cosa? ¿Acosar una chica con la que has tenido sexo?
—No estoy acosándola —digo en voz baja. Cualquier parecido con
el acoso solo se debe a que quiero explicarme y no me da la oportunidad—
. Necesito tu ayuda. No me escuchará si le digo que las historias que ha
oído son mentiras.
—Que astuto de tu parte.
Nunca admití haber tenido sexo con tres chicas diferentes en una
noche. Mi agente me enseñó que omitir obra a mi favor. Deja de lado los
detalles, y la gente deducirá lo que quiera. Lo que pasó y lo que la gente
cree que pasó son dos cosas muy distintas.
La noche en cuestión sucedió varios años atrás. Di una fiesta
cuando me mudé a mi casa. Fue salvaje, como son todas las fiestas de
hockey. Ya tenía un agente por ser un jugador, la mayor parte sin
fundamento. Este evento me dejó firmemente en el estatus de playboy.
En el momento, le di la bienvenida; ahora ya no tanto.
Podría haber desacreditado fácilmente el mito, pero al principio de
mi carrera enfrenté algunos desafíos. Mi agente, Dick, pensó que no haría
daño dejar que la gente pensara lo que quería. La reputación de playboy,
aunque injustificada, se mantuvo, y esa clase de cosas son difíciles de
borrar.
88
—Quería expli…
Pág.
invasiva. Estaba conmocionado por las preguntas y que Dick las hubiera
Pág.
aprobado.
Yo: Ese es un gran rumor.
Entrevistador: ¿Te gustaría confirmarlo? Estoy seguro de que tus
fans femeninas de allá afuera quieren saber.
Yo: Como dije. No hablo de mi vida privada.
Violet pone pausa. —Justo ahí. —A pesar de su triunfo, puedo ver
que es todo fanfarronada.
—Eso no es la confesión de nada.
—Claramente no es una negación. —Cruza los brazos sobre sus
pechos. Nadie me desafía realmente a menos que esté en el hielo. Me hace
querer seguir adelante con la fantasía de la mesa de conferencias, pero
la entrevista está arruinando mis posibilidades de que siquiera suceda.
—Es una entrevista vieja.
—¿Qué tiene eso que ver? No has hecho ningún intento de
corregirlos si se encontraban equivocados, lo que es difícil de creer.
—A los medios les gusta torcer las cosas.
—¿En serio? Eres el único que se presentó en mi habitación de
hotel en medio de la noche para que pudiéramos “pasar el rato”. Eres el
único con la caja de condones preparada. A juzgar por toda la mierda
circulando por internet, no creo que los medios estén muy lejos de la
verdad. —Se voltea, señalando la pantalla, luego a mí, y luego otra vez a
la pantalla.
—Estoy tratando de expli…
—¿Por qué molestarse? No lo entiendo. Sólo soy otra mujer en la
que metiste tu monstruoso pene. No soy tu novia. No necesitas dar
explicaciones sobre donde más lo has metido.
Sus ojos brillan, como los de mi hermana cuando se encuentra al
borde de las lágrimas. Oh mierda. ¿Y si la hago llorar?
—Quiero una oportunidad para defenderme antes de que me
agrupes con todos los demás imbéciles de allá afuera.
—Has hecho un buen trabajo por tu cuenta.
La puerta traquetea, seguido de un suave golpe. —¿Violet? —Es
una profunda voz masculina. No me gusta.
Su alivio no es lo que quiero ver. Trata de esquivarme, pero soy más
grande y rápido. Una década de hacer patinaje artístico funciona. Violet
se tropieza con mi pie, dándome la excusa perfecta para tocarla.
Ocurre en una secuencia de cámara lenta. Mientras cae, envuelvo
mis brazos alrededor de su cintura y atraigo su cuerpo hacia mí,
enderezándola. Termina presionada contra mí, con la cara aplastada
92
del acoso.
Pág.
94
Pág.
Todavía no estoy segura de lo que
hago
Traducido por Genevieve & Verito
Corregido por Jasiel Odair
Violet
Dean se queda boquiabierto mientras Alex camina por el pasillo. —
Ese era Alex Waters.
—Sí.
Las manos de Alex se encuentran en sus bolsillos y su cabeza está
inclinada. Sus hombros son tan amplios que prácticamente ocupa todo
el pasillo. Es un hombre al cual es difícil decir que no. Tomar café en un
lugar público parece seguro.
Dean espera hasta que Alex dobla la esquina. —¿Estaba aquí para
verte?
—Sí.
—Es aún más caliente en persona de lo que era en esas fotos de
ustedes dos besándose.
—¿Qué?
—Uh, uh… Yo, eh… lo siento. No quise decir… te ves caliente,
también. —Dean se ocupa de reordenar las carpetas en la mesa de
conferencias.
95
—¿Por qué está todo el mundo tan caliente por Alex Waters? —Me
Pág.
quejo. Estoy molesta por la facilidad con la que he caído en esta trampa.
Se lo atribuyo a lo bien que se ve cuando está bien afeitado y
nervioso. Quiero, de una manera muy desesperada, creer que no es un
idiota despistado súper mujeriego. Todavía estoy contenta de haber
mantenido mi cita con el ginecólogo la semana pasada. Protegido o no,
quería asegurarme de no haber contraído alguna enfermedad por
masticar madera podrida. Por lo que he leído y visto, me he acostado con
un hombre que ha estado con el equivalente de un burdel o dos en
mujeres. Estoy agradecida de que todos los resultados fueran negativos.
—Por favor, dime que lo vas a follar.
Me ahogo con una tos. —Vamos a tomar un café.
—Eso es casi una cita. Puedes totalmente tener sexo con él
después. —Dean asiente enérgicamente, rebotando sobre las puntas de
sus pies.
Charlene y Jimmy se presentan y me salvan de la inanidad de
Dean.
—¡Charlene reprendió a Alex Waters! —dice Jimmy, gesticulando a
la sala vacía.
Me quedo boquiabierta con incredulidad. —¿Charlene hizo qué?
—No lo reprendí. Le sugerí gentilmente que cuidara su culo o
tendría que lidiar conmigo.
—No lo hiciste. —Me llevo las manos a mi cara, mortificada.
—Parecía muy agradable. Todo lo que hizo fue asentir y
disculparse. También me pregunté si podía presentarme a Darren
cuando ustedes terminaran de reconciliarse. Se ofreció a enviar entradas
para el próximo partido local, siempre que tú vayas. —Charlene es toda
sonrisas.
No puedo creer que Charlene me vendiera por entradas para un
partido. Vio la entrevista de la tripleta Waters, le hablé del sexo, su
monstruosa polla, el vómito, los implacables correos electrónicos,
mensajes y llamadas telefónicas, así como la montaña de regalos que he
recibido por cortesía de Alex Waters.
—No puedes estar hablando en serio.
—Oh, totalmente en serio. No voy a dejar pasar la oportunidad de
ver a Darren Westinghouse jugar.
—Charlene, ¿qué pasa si no quiero ir a un juego? ¿Qué pasa si no
quiero hablar con Alex nunca más?
Charlene gira mi portátil hacia ella y comprueba la entrevista de
nuevo. Probablemente la hice ver eso media docena de veces,
discerniendo contenidos o falta de ello. Parece mucho menos ofendida
por su falta de respuesta. Con toda justicia, no ha dormido con él.
96
dijo que acordaste tomar café con él, por lo que debes querer verlo.
—¿Quién dice que lo veré otra vez después de eso?
—Entiendo que la prensa te molesta, pero parece estar
sinceramente interesado en ti. Quiero decir, han pasado semanas y está
trabajando activamente en eso a pesar de que lo sigues rechazando. —
Una sonrisa de suficiencia está pegada en su cara—. Ah, y en ninguna
parte de esta entrevista dice que ha hecho esa cosa de la tripleta. Todo lo
que hace es dar respuestas evasivas.
—No refuta la afirmación.
—Probablemente estaba entrenado.
—Como si eso fuera mejor.
Hasta mi mejor amiga está del lado de Waters. Culpo a su maldita
sonrisa.
Hoy hace que cualquier otro día parezca corto en comparación. Las
reuniones se alargan. El almuerzo tarda una eternidad. Estoy distraída
toda la tarde trabajando en una de las nuevas cuentas. Sigo soñando con
la unidad de Alex, comparándolo con artículos para el hogar.
A las cinco, me refresco en mi baño personal. Uso mi enjuague
bucal de emergencia y le doy a mis dientes una cepillada rápida. Es una
mala idea ir a una reunión con aliento a café, o aliento a ajo, o cualquier
tipo de aliento ofensivo. Estoy aplicando la misma lógica a las citas de
café. Aunque voy a perder el aliento fresco tan pronto como pida un café.
En cualquier caso, no tengo ninguna intención de besar a Alex. Creo.
Llego al vestíbulo a las cinco y cuarto. Alex está sentado en el brazo
de una silla, mirando el ascensor. Se pone de pie, alisando con sus manos
la parte delantera de sus pantalones. Sigo el movimiento y, por supuesto,
mis ojos van justo adonde no se supone que vayan, a su ingle. No puedo
ver nada interesante sucediendo allí. Se ha cambiado desde esta mañana
y ahora lleva un par de pantalones de mezclilla oscuros y una camisa de
botones. El material se ajusta a su cuerpo caliente, mostrando cada
delicioso centímetro de pecho, bíceps y hombros. ¿Por qué tiene que verse
tan bien? Estoy tan jodida.
—Pensé que nos encontraríamos en la cafetería.
—Pensé que podíamos caminar juntos.
—¿Y no quieres que te deje plantado?
97
—Un latte de té verde, sin grasa, sin lactosa, con crema batida
Pág.
Mueve su silla junto a la mía, así estamos al lado del otro en vez de
Pág.
ejemplo de ello, a pesar de que su atractivo era solo físico antes del
comentario Fielding.
—De todos modos, el rumor de la tripleta es un montón de mierda.
Di una fiesta cuando compré mi casa, y mi prima vino porque quería que
le presentara a alguno de mis compañeros de equipos. Si hubiese sabido
entonces lo que sé ahora, nunca me hubiese entretenido con la idea, por
cierto. Otra chica estaba interesada en mí, pero... —se encoje de
hombros—, solo digamos que no era mi tipo. Como sea, la tercera chica
con la que me acusan de haber dormido era mi hermana. Era menor de
edad y llegó a la fiesta. Trataba de tenerla bajo control. Algún idiota tomó
fotografías tergiversadas y las subió, y el mito de la tripleta Waters nació.
—Nunca lo negaste en la entrevista. —De todos modos, son
rumores. Puede decirme todo lo quiera; no puedo desmentirlo de
cualquier manera.
—No. No lo hice. —Deja caer su cabeza con un suspiro—. Fue un
mal movimiento de mi parte. Todo lo hecho me hace quedar como un
completo idiota. —Su susurro es tranquilo—. No tienes idea de cómo es,
Violet.
—Tienes razón, no la tengo. No puedo entender por qué quieres ser
conocido como un mujeriego.
—¿Sabías que Buck tomó clases de patinaje artístico?
El abrupto cambio de tema me saca de onda. Supe de eso después
de que Buck se convirtiera en mi hermanastro. Encontré la idea de Buck
en licra hilarante y desconcertante. —¿Qué tiene eso que ver?
—Es algo normal, en realidad. La mayoría de los chicos que juegan
profesionalmente toman patinaje artístico para mejorar sus habilidades
en el hielo.
—Usualmente es un año o dos, ¿verdad?
Baja la voz para asegurarse que nadie escuche. —Usualmente. Yo
estuve en patinaje artístico por diez años.
Casi me ahogo con mi latte. —¿Perdón?
—Comencé cuando tenía siete. Mi madre quería que fuera
patinador artístico. Escogí hockey cuando tenía nueve. No quería
defraudarla, así que hice ambos por un largo tiempo. Creo que ella
pensaba que cambiaría de opinión y lo escogería sobre el hockey. Hasta
que me reclutaron en las menores, tuvo la esperanza de que lograría estar
en los Juegos Olímpicos.
Me siento mal por Alex. ¿Por qué su madre lo obligaría a hacer algo
que no ama por tanto tiempo?
—Me molestaron mucho por eso, especialmente en la secundaria.
102
Dios. Esto explica qué pasó en el bar después del juego la semana
pasada. —Deja salir una larga respiración—. No me encontraba seguro
de qué sabía Buck, o si nada en absoluto, y no hemos tenido la
oportunidad para hablar de verdad. Así que estamos claros... —Se acerca
más hasta que su rodilla toca la mía—. No hay habituales. Nunca ha
habido. No me importa si Butterson sabe qué ha pasado entre nosotros.
Tomaré encantado una patada de su parte si sales en una cita conmigo.
—Oh.
Toca mi mejilla con sus cálidos dedos. Eso inmediatamente
desconecta mi cerebro de mi cuerpo. Todo lo que quiero hacer es
inclinarme y sentir sus labios en los míos.
—¿Es “oh” un código para sí?
—Um... —Se ve genuino. Era más fácil hacer caso omiso de sus
avances cuando creía que era un jugador. Si resulta ser un mentiroso,
estaré devastada.
—Si vas a decir que no, podría preguntarle a tus pechos. Ya has
dicho que podría llevarlos a ellos en una cita, y ya les conseguí un
certificado de regalo de Victoria’s Secret. Probablemente estarían
contentos de salir conmigo. —Su sonrisa es traviesa.
Es difícil no responderle. Su sentido del humor es tan loco e
inapropiado como el mío.
—Probablemente aceptarían. —Mis pezones se aprietan a su
mención. Pechos estúpidos
—Por favor, di que sí —susurra Alex.
—Mis pechos están dispuestos; el resto de mí también irá. No estoy
tan convencida sobre ti como ellos parecen estar.
No puedo creer que esté actuando como si mis pechos tienen algo
que decir en el asunto.
—Eso es justo. —Los ojos de Alex bajan—. Estoy encantado de que
tus pechos estén convencidos de mí. Soy su admirador.
Ruedo los ojos. —Creo que el sentimiento es correspondido.
—¿Estás ocupada la noche de mañana?
—¿Mañana?
—Me marcho el miércoles por casi dos semanas. Me gustaría verte
antes de irme si estás disponible. ¿Podemos ir a cenar? Entiendo si es un
aviso con muy poca antelación.
—Puedo revisar mi calendario. —No tengo planes para la noche de
mañana. Incluso aunque tuviese, los cancelaría. Alex bebe de su
chocolate caliente mientras finjo revisar mi agenda—. Parece que estoy
libre.
104
105
Pág.
¿Por qué salir con alguien es tan
difícil, maldición?
Traducido por Sofía Belikov, Pau_07 & NnancyC
Corregido por Anna Karol
Violet
Para el momento en que dejamos el café, son casi las ocho. Alex
insiste en llevarme hasta mi auto. No me opongo. A pesar de que durante
el día se oye el bullicio de los negocios, por la noche se vuelve el sitio
principal de clubes. La universidad de Illinois está a sólo unas cuantas
manzanas de distancia, haciendo que el aparcamiento pésimamente
iluminado sea el lugar de encuentro perfecto para los delincuentes. A
veces me topo con colillas de porros a medio fumar y latas de cervezas
vacías los lunes por la mañana.
Alex mantiene una mano en mi cintura mientras caminamos hacia
el coche. El contacto me hace consciente de lo mucho que me gustaría
que tocara otras partes. Tengo que recordarme que no sucederá esta
noche. Aunque mañana es una historia totalmente distinta.
Mi camioneta está aparcada en una de las pocas áreas bien
iluminadas en medio del estacionamiento.
—¿Esta cosa es segura? —pregunta Alex mientras coloco la llave
en la cerradura. Se requieren unas cuantas sacudidas antes de que se
106
ser reconocida.
Me asomo alrededor de su hombro. Dos chicos, tal vez un año o
Pág.
dos más jóvenes que yo, están de pie a no más de tres metros de
distancia.
—¿Qué dijiste? —Su voz es extrañamente tranquila.
Uno de ellos pierde lo engreído. Codea al otro en las costillas.
Supongo que esto puede tener algo que ver con ellos siendo flacos y torpes
y Alex amplio y enojado. El amigo del chico nervioso no recibe la indirecta.
En su lugar, levanta la mano como si estuviera esperando un choque de
manos.
—Difunde el amor, hombre. —Debe estar borracho. Es la única
explicación para su nivel de estupidez.
—Uh, Gene, es mejor irnos. —El chico flaco mira a Alex
nerviosamente.
—Espera. —Gene sostiene un dedo en la cara de su amigo mucho
más inteligente—. No puede ser. ¡De ninguna manera! —Mira de reojo y
empuja sus gafas de montura negra sobre su nariz—. Oh, amigo,
totalmente lo es. ¡Alex Waters!
Para futuras oportunidades, alguien de la Liga Nacional de Hockey
no debería pasar el rato cerca de universidades.
—¿No tienes otro lugar en donde estar? —La irritación de Alex es
evidente.
—Lo… lo siento. —El tipo que no es un idiota arrastra lejos a Gene.
Una vez que se van, Alex mete las manos en los bolsillos y se gira
hacia mí. —Lo siento. No quería dejarme llevar. Es sólo... que ha pasado
un tiempo desde que te vi, y sabes muy bien, y me dan ganas... sí, de
todos modos... lo siento.
—Oh, eh... está bien. —Agito mi mano como si no fuera gran cosa.
Disfruté el roce tanto como él. Tal vez más.
—¿Así que todavía nos veremos mañana por la noche?
La pregunta me confunde al principio. No es como si fuera su culpa
que un par de niños borrachos pasaran mientras nos besábamos. Contra
el costado de mi camioneta.
Alex se precipita. —Por favor, no cambies de opinión sobre mí.
Prometo que seré un perfecto caballero.
Nunca pasó por mi mente, ni siquiera por medio segundo, cancelar
repentinamente la cita. —No lo haré, siempre y cuando acabes con esa
mierda del perfecto caballero. Eso es un motivo de ruptura. Mis pechos
no lo tolerarían.
—Me encantan tus pechos, son tan divertidos. —Su sonrisa es
moja-bragas—. ¿Las recogeré a las siete?
Somos tan raros. Me gusta. —A las siete es genial.
109
—Perfecto.
—Perfecto. —Le devuelvo la sonrisa. Estaré contando las horas
Pág.
cada semana, excepto que ahora está todo raro, así que me veo obligada
a rasgar eso también. En la franja final, lo arruino y repito el mismo lugar,
lo que resulta en una mancha de color púrpura moteada. Parece como si
Pág.
loco por mis pechos. Los invitó a salir en una cita, no a mí.
—Eres tan extraña, Violet.
Me encojo de hombros. Tiene razón.
El resto del día transcurre en una neblina distraída. A las cinco
salgo corriendo de la oficina. Necesito elegir un vestido para
complementar mis nuevas compras.
El coche de mamá está en el camino de entrada cuando llego a
casa. Tengo la esperanza de poder evitarla. Aún no le he dicho que estoy
saliendo con Alex, y no estoy interesada en su consejo. Me ha estado
preguntando acerca de él últimamente, en referencia a los regalos y las
flores. Me vuelve loca. La bolsa de Victoria’s Secret encaja debajo de mi
abrigo, así que la meto de contrabando y voy corriendo al baño para
prepararme.
Cuando estoy vistiéndome, oigo a mi mamá. Reviso mi teléfono,
faltan cinco minutos para las siete. Estar lista me ha tomado más tiempo
de lo que esperaba. El delineador líquido no es fácil de aplicar.
Me lanzo fuera del baño, con la esperanza de deshacerme de ella
antes de la llegada de Alex. Si no hubiera estado tan cachonda cuando
me invitó a salir, hubiera sugerido encontrarme con él en el restaurante
y no dejar que me recogiera. Llevo tacones, comprometiendo mi, ya
cuestionable, coordinación. Al rodear la esquina, derrapo en la dura
madera y pierdo el equilibrio aterrizando sobre mi trasero en el medio de
la sala de estar. No sería tan malo si Alex no estuviera de pie en mi cocina
para presenciar la humillante exhibición.
Salto y le resto importancia a la caída mientras se apresura a
ayudarme.
—¿Estás bien? —Pasa las manos por mis brazos, en busca de
heridas.
Aparte de mi culo y mi ego, estoy bien.
—¡Es una buena cosa que Violet sea tan voluptuosa! ¡El acolchado
extra viene muy bien!
Cierro los ojos y tomo una respiración profunda, deseando que mis
manos se queden a mis costados y no se envuelvan alrededor de su
garganta. Es un milagro que no tenga problemas psicológicos más
profundos. —Gracias, mamá. —Agarro mi bolso y el brazo de Alex—.
Deberíamos irnos.
112
definitivamente ayuda.
—¿No quieres ver lo que te trajo Alex? ¡Es un muñeco! —Mi mamá
hace mímicas agitadas con las manos entre Alex y las flores.
El ramo es aún más extravagante que el que envío previamente.
Estoy desgarrada. No quiero que piense que no me gustan o no las
aprecio. También tengo que correr lo más lejos posible de mi madre. Si
se le da la oportunidad de una mayor mortificación, va a sacar mis trofeos
de la escuela secundaria de matematleta. Cojo el ramo y doy una
aspiración rápida.
—Son hermosas. Gracias. —Sonríe brillantemente como un
reflector ante el cumplido.
—¿Puedes poner éstas en agua, por favor? —le pregunto a mi
mamá.
—¿No quieres invitarle un trago a Alex? Sidney está haciéndome
un Manhattan. ¡Es hora de cócteles!
Su cálida respuesta anula mi maliciosa respuesta. —Gracias por la
invitación, pero tenemos reservaciones para la cena. Tal vez en otro
momento.
—¡Oh! ¡Por supuesto! Que se diviertan. ¡Estoy segura que Sidney
estará más que feliz de tenerme todo para él esta noche!
—¡De acuerdo, bueno, no queremos llegar tarde! —Jalo la manga
de Alex, rogando que mi madre no diga nada más para aumentar mi
humillación. Esto es exactamente porque necesito mudarme a un
apartamento lejos de ella.
Alex me ayuda a ponerme el saco y mi madre nos dice adiós con la
mano.
—Lo siento por ella —digo mientras recorro el camino de entrada.
Está congelado, así que sostengo su brazo—. Las presentaciones de
padres no se suponían que sucedieran hasta la cita cincuenta y siete o
algo así.
—No te preocupes. Creo que le gusto.
—Es bochornosa.
—¿No lo son todos los padres?
Abre la puerta del pasajero y me ayuda a subir. Me siento como
una idiota. Aquí estoy, un mujer madura, todavía viviendo en la casa de
la piscina de mis padres. Otro motivo por el que debería haber sugerido
encontrarlo en el restaurante. Pone el auto en marcha y nos dirigimos al
centro de la ciudad.
—¿Estás bien? Esa caída pareció dolorosa. —Coloca la palma de su
mano en mi nuca.
113
otros atributos.
—Hablando de eso, el certificado de regalo para Victoria´s Secret es
excesivo.
—¿Lo usaste?
—Tal vez, pe…
—¿Qué conseguiste? —Sus ojos se dirigen a mi pecho. El cual está
cubierto con mi chaqueta—. ¿Gastaste todo?
—¿Quieres saber si compré algo para mis tetas?
—Tal vez. ¿Compraste algo? —Golpetea el volante con su dedo.
—Tal vez.
Tararea y asiente, una vez más su atención en la carretera.
No toma mucho tiempo llegar a nuestro destino, lo cual es bueno
porque discutir de compras de lencería me pone nerviosa por lo que
podría suceder después. Alex gira en el estacionamiento de un
restaurante pomposo y estaciona en un lugar cerca de la puerta. —Si
compraste algo para tus tetas, no espero verlo esta noche.
—¿No quieres verlo?
Acaricia mi nuca con su pulgar. —No dije eso. No tengo ninguna
expectativa más allá de la cena. Me doy cuenta de que la tarjeta de regalo
hace dar la impresión de que lo espero.
Es por eso que me gusta. Bueno, una de las razones. Me acerco.
Alex imita el movimiento hasta que nuestros labios están a menos de un
centímetro de distancia.
—¿Qué estás esperando?
Reduce el espacio. No estoy interesada en besos castos. Tengo que
sentarme frente a él durante la cena. Podríamos estar en el restaurante
por horas. No se ve como la clase de lugar donde podamos escabullirnos
al baño para un rapidito. No es que lo considere como una opción. Ya que
el sexo no es una expectativa, de repente quiero que lo sea. Agarro la
parte delantera de su chaqueta y la jalo hasta acercarlo. Tal vez así es
cómo la psicología inversa se suponía que funcionara.
Con un gruñido bajo, me libera. —Tanto como me gustaría que esto
continúe, llegaremos tarde para nuestra reservación si seguimos aquí por
más tiempo.
Viene por un último beso. Estoy muy interesada en este asunto del
cortejo. Si la cena va bien, siempre podemos retomar donde lo dejamos.
Alex es muy caballeroso. Abre la puerta y me ayuda a quitarme el
saco una vez dentro del restaurante. —Te ves preciosa. Me encanta este
vestido.
Es rojo y apretado con un escote bajo. Charlene me hizo comprarlo
114
el verano pasado. Nunca tuve una razón para usarlo hasta ahora.
Alex se quita la chaqueta. Se ve sofisticado y sexy en su camisa de
Pág.
—La mayor parte del tiempo. Hay un par de períodos largos en cada
temporada, y tenemos algunos juegos difíciles viniendo contra equipos
Pág.
sólidos.
—Sidney ha estado en el teléfono con Buck últimamente,
discutiendo estrategias.
—Ustedes dos parecen llevarse bastante bien. —Hay algo en la
forma en que lo dice… casi como si estuviera celoso, lo que parece tonto.
—¿Te refieres a Buck? Supongo. Tiene una vida muy ocupada.
Mayormente se detiene si necesita una comida. Tiene a sus putas del
hockey para llenar su tiempo.
—¿Putas del hockey? —Alex sonríe inquisitivamente, pero sus ojos
se ven preocupados.
—Ya sabes, conejitas del hockey.
Sus hoyuelos permanecen, pero el tic debajo de su ojo izquierdo
revela su inquietud.
Por suerte, nuestra cena llega y me pongo a comer, feliz de
abandonar el tema. Mi filete se corta como mantequilla y sabe incluso
mejor. Entre mordiscos decadentes, le pregunto a Alex sobre Canadá.
—Crecí en una ciudad llamada Guelph. Está en Ontario.
—Es un nombre interesante para una ciudad. —Suena como un
personaje de una novela de Tolkien.
—Está a una hora de Toronto.
Asiento como si la localización geográfica ayudara a situar el
nombre.
—¿Alguna vez has estado en Canadá?
Sacudo la cabeza, incapaz de responder mientras estoy
masticando.
—Deberías venir cuando juguemos en Toronto la próxima vez. Te
llevaré a Guelph. Te encantará.
Mi estómago da una voltereta. Estamos a mitad de la cena y ya me
está invitando a futuros juegos. Sólo soy capaz de asistir a los juegos
locales porque la compañía de Sidney paga los vuelos y el alojamiento,
pero el pensamiento es lindo.
La conversación con Alex es cómoda. Mi vida no es ni de cerca tan
excitante como la suya, pero se interesa en cada palabra como si fuera la
única con la vida de alto perfil, no él.
Comparte cuán difícil es estar lejos de casa todo el tiempo y cómo
eso dificulta las relaciones. No estoy segura si es su forma de decirme
que esto es algo casual. Tampoco tengo las agallas para preguntarle.
Cuando ordena el postre, traen dos cucharas. Solo usamos una.
Es tarde para el momento en que terminamos. Caballeroso como
116
Tan pronto estoy segura dentro del auto, mis palmas comienzan a
sudar. Tengo el impulso de salir huyendo o arrojarme encima de él.
Ninguna parece una buena opción. La última es mejor que la primera.
Alex se desliza en el asiento del conductor y se gira hacia mí. —Mi
vuelo no sale hasta mañana por la tarde. Si quieres, puedes venir a mi
casa.
—¿Tu casa?
—O puedo llevarte a la tuya, si lo prefieres.
—No quiero ir a mi casa.
—¿No?
Sacudo la cabeza.
—Bueno. Particularmente no quiero llevarte a tu casa, tampoco. —
Su voz se vuelve más baja.
Dejo de respirar y espero que me bese mientras se inclina. No me
decepciona.
Ninguno de nosotros tiene puesto el cinturón de seguridad, así que
nos encontramos a la mitad de la consola y comenzamos a besuquearnos.
Vamos de besarnos a follarnos con la boca casi en un instante. Tengo el
sentimiento distintivo de que Alex puede muy bien llegar a ver mi compra
de Victoria’s Secret incluso sin un maldito huracán.
117
Pág.
Definitivamente quiero hacerle
a Violet esto de nuevo
Traducido por Amélie.
Corregido por Daniela Agrafojo
Alex
Violet sabe como a chocolate y a vino. Sus labios son suaves, y hace
esta cosa con la lengua… ahí va de nuevo. Me recuerdo que estamos en
mi auto, en un estacionamiento; no es un buen sitio para desnudarla.
Violet rompe el beso. —Um, hola. —Su mano está en mi pecho, su
rostro sonrojado. Estoy casi fuera de mi asiento, montado sobre ella.
—Mierda. Lo siento. Sabes muy bien. —Porque esa es una excusa
para saltar sobre ella en mi auto.
Se lame los labios. —Gracias. Tú también.
Me reacomodo, y pongo el auto en marcha. —Déjame mostrarte en
dónde vivo.
En los últimos cinco años, tuve un puñado de citas en las que
estuve lo suficientemente interesado como para salir una segunda vez.
De esas, muy pocas llegaron a la tercera cita. Menos pasaron por mi
puerta. Mientras puede que aparezca en los tabloides con frecuencia,
prefiero la privacidad en mi vida personal. Me dirijo a las afueras de la
ciudad.
118
entrada.
Me río. —No la tengo. Lo prometo.
—Mejor que no. No me gustan las guaridas. —La casa está a la
vista—. Oh guau. Esto definitivamente no es una guarida.
Me detengo en el garaje para cuatro coches donde almaceno mis
juguetes. Hay un Torino Fastback pintado de un llamativo color naranja
con rayas negras, una lancha rápida, dos motos de agua, y un par de
cuatrimotos.
—Tienes muchas cosas con motores.
—Esto es solo lo que guardo aquí. Tengo una propiedad frente al
lago a una hora de distancia y una cabaña en Ontario con más juguetes
acuáticos. Es donde paso mi tiempo en la temporada baja.
—Sidney tiene una cabaña. Siempre las imagino del tipo
deteriorado, como una choza o algo así. La suya es más como una casa
en un lago.
—¿Vas alguna vez? —Quizás las fotos de facebook de Butterson
vinieron de unas vacaciones allí.
—Tratamos de viajar una vez cada verano. No soy muy buena en
los deportes acuáticos.
—El esquí acuático no es difícil. Seguro que yo podría enseñarte.
Violet bufa. —Sí. Apenas puedo arreglármelas con el yoga, ¿y
quieres atar tablas a mis pies y arrastrarme a través del agua?
—Lo haces sonar peligroso.
—Todos los deportes son peligrosos. Especialmente el hockey.
Una vez dentro, cuelgo su abrigo. Su vestido me está matando. Es
una de esas cosas envueltas con un lazo en la cintura. Trato de no mirar;
hace que sus tetas se vean fantásticas. No quiero que piense que la única
razón por la que la invité es por sexo. No he pasado el último mes tratando
de conseguir que saliera conmigo para meter la pata. Sin embargo, puedo
apreciar su impresionante escote.
Para evitar saltar sobre ella inmediatamente, le doy un recorrido
por mi casa. No la llevo al segundo piso, ya que mi habitación sería un
mal lugar para terminar en este momento. Le muestro la planta principal,
luego la sala de juegos en el sótano. Está tan lejos de mi dormitorio como
podemos ir.
—Eres tan chico. —Violet bufa y ríe a la vez, cubriéndose la boca
con la mano.
Tal vez la pantalla plana de ochenta pulgadas, sillones estilo cine,
consolas de videojuegos y sillas acompañantes son demasiado. —No
119
—Estoy casi…
—Quiero ver…
Pág.
126
Pág.
Depilar mi propio castor fue una
mala idea
Traducido por Julie
Corregido por Val_17
Violet
La expresión de Alex no refleja para nada la serenidad dichosa que
me ha estado estremeciendo hasta ahora. Confundida, me toco el cuello,
tanteando para encontrar el chupetón. Es una acción inútil; no se pueden
sentir los chupetones, solo puedes verlos. Además, si tengo uno, él lo
puso allí.
Su mirada está dirigida hacia abajo. Reviso mi pecho. Sin manchas
allí aparte del usual enrojecimiento que es un resultado de estar excitada.
Su agarre se aprieta en mis muslos. Gimo, y el sonido lleva la
atención de Alex a mi cara. Mierda. Está absolutamente furioso. Su furia,
parecida a lo que presencié anteriormente solo cuando derriba a alguien
en la pista de hielo, alimenta a la puta de hockey en mí. Estoy goteando
sobre su mesa de hockey de aire.
La niebla de mi euforia inducida por el orgasmo comienza a
aclararse. Es mi coño desnudo lo que está mirando con rabia. En mi
bruma inducida por la lujuria, olvidé la contusión causada por la sesión
improvisada de depilación con cera de ayer por la noche. Me doy cuenta
de que podría confundirlo con un chupetón.
127
—Los ojos en mí, bebé. Por favor. —Sus labios presionan mi sien—
. Quiero ver tu preciosa cara cuando te vengas por mí.
Pág.
134
Pág.
Mi boca es un problema
Traducido por Mary Warner & Verito
Corregido por Eli Mirced
Violet
Gran orgasmo o no, estoy malditamente segura de que dije algo que
no debí haber dicho.
Afortunadamente, Alex está montando su propio cohete de
orgasmo al espacio exterior. Espero que sea una distracción suficiente y
no haya escuchado mi declaración accidental. Tiene la mandíbula
apretada fuertemente, labios curvados casi en una mueca, ojos nublados,
entrecerrados. Embiste una última vez y entonces toda la tensión se
evapora y su cuerpo se afloja.
Parpadea lentamente, sus manos descansando flojamente en mis
caderas. —¿Qué dijiste?
Demasiado para ser distraído. —Nada. —Trazo un círculo alrededor
de su pezón con mi uña.
—Patrañas.
No estoy enamorada de él. Esta es oficialmente nuestra primera
cita. Aparte de un mes de valerosos correos electrónicos, mensajes, y
unas cuantas e interesantes llamadas de teléfono, además de un montón
de regalos inesperados, no lo conozco bien. Me inclino, sin embargo, para
erigir un santuario a su increíblemente súper polla. Incluso puedo tomar
hasta cerámica o vidrio soplado para poder crear réplicas perfectas y
135
cuando le digo que es cálido y tierno como un oso domesticado sin pelo.
Debo haberme dormido profundamente. Cuando despierto, el sol
se asoma a través de las cortinas. Compruebo el reloj en la mesa de
noche. No es ni siquiera las siete. Tengo un montón de tiempo para
alistarme. Alex duerme plácidamente junto a mí. Me coloco de lado para
estudiarlo.
He retirado las sabanas, lo que deja su torso expuesto. Bajo mi
cabeza hacia su pecho, maravillándome con la suave piel cubriendo la
sólida pared de músculo. Incluso relajado, es duro por todas partes.
Continúo mi descenso sensorial, disfrutando la sensación de él
debajo de mis dedos. Está profundamente dormido, por lo que pienso por
qué no comprobar las cosas. Alzo la banda de sus bóxers y echo un
pequeño vistazo. Su polla monstruosa luce mucho más inofensiva en este
estado.
Cae en su abdomen, arqueada ligeramente a la izquierda. Casi es
bonita, como Snuffleupagus7. Bueno, en realidad no. Es enorme, pero no
peluda, y también ni de cerca tan intimidante como cuando está duro.
Sin embargo, es mágico. Reprimo una risita porque, maldita sea, nunca
he visto un snuffie de tan cerca. La cabeza se encuentra escondida en el
interior de la piel suave, un ojo mirando desde la piel recubriéndola.
Alex es ajeno a mi evaluación a su pene, por lo que cuidadosamente
bajo sus bóxers. Quiero mirar sin el riesgo de la banda golpeando la
cabeza. Necesito mis manos libres para tocarlo. También sería agradable
ver si crece como estas cosas que ordenas de un cómic de la vieja escuela.
Esas que van de tamaño mínimo a enorme en un vaso de agua. Excepto
que asumo que esto pasará mucho más rápido. No he tenido el privilegio
de ver la polla de Alex volverse dura aun. Siempre ha estado dura cuando
llego.
La empujo ligeramente. Alex expulsa una respiración pesada, y su
mano se retuerce a su lado. Siendo muy cuidadosa de no empujar a Alex,
me reacomodo lentamente por lo que me cruzo de piernas junto a él. Esta
vez, gentilmente, corro mis dedos a lo largo de su longitud. Su piel se
138
como cuando está duro. Deslizando mi mano debajo del eje, cierro mi
palma alrededor. Mis dedos se tocan entre sí y está blando, como un
también.
—Hay un excelente bufet no muy lejos de aquí. —Por supuesto que
el jugador de hockey quiere ilimitadas opciones de comida.
Observarlo comer una comida sin preocuparse por cosas tales
como el tamaño de las porciones sería entretenido, estoy segura.
—A pesar de que suena fabuloso, un bufet probablemente me hará
llegar tarde al trabajo.
—Puedo hacerte algo rápido. No tengo mucho ya que me iré por el
próximo par de semanas.
—Me gusta casi todo. —Me levanto y estiro, tiesa por todo el sexo—
. ¿Tienes tartas?
—Eh, no. No como tartas durante la temporada.
Alex acaricia mis senos. Luego los acaricia con la boca. Rasco su
espalda con mis uñas y presiono mi nariz en su cabello mientras tiene
una aventura secreta con ellos.
—Estoy bien con cereal —respondo, sin respiración. Hace un
mohín cuando recojo su camiseta del suelo y me la pongo. El resto de mi
ropa está en el cuarto de lavado. La camiseta es lo suficientemente larga
para cubrir todas las partes importantes.
—Tengo bóxers ajustados que puedes usar. —La polla semi flácida
de Alex se columpia y menea en todo su esplendor mientras cruza a su
vestidor. Los penes son interesantes. Particularmente el suyo.
Busca a través del cajón de arriba y agarra dos pares de calzoncillos
bóxers. Uno lo lanza a mí, y el otro se lo pone. No aparto mis ojos de él
mientras los sube por sus piernas y se mete a sí mismo dentro. Los bóxers
que me pasa son de tamaño masculino con dibujos animados en ellos.
Caen tan pronto como los suelto. Al parecer estaré sin bragas por ahora.
Alex inclina la cabeza mientras los bóxers caen a mis pies. —
Supongo que necesitas una talla más pequeña, ¿no?
—Así parece.
Alex no se pone ropa adicional, lo que está bien para mí. Estoy más
que feliz de tener más tiempo para comérmelo con la mirada.
Una vez en la cocina, me tomo la libertad de revisar sus gabinetes.
Todo es de grano entero. Es bastante decepcionante.
—¿Qué buscas?
Abro lo que parece ser un gabinete de despensa. —Cereales: Cookie
Crisp, Fruit Loops, incluso Honey Nut Cheerios estarían bien. —Además
de avena, nada más parece remotamente comida de desayuno. Una gran
cantidad de garbanzos, varias pastas, salsas y otras comidas sanas y
aburridas esperan.
142
Violet
Durante la próxima semana, Alex me envía mensajes lindos
intercalados con algunos sucios. La diferencia horaria hace que sea difícil
hablar por teléfono. Nuestros horarios no encajan; entre vuelos y estar
en la carretera, nuestras conversaciones no son privadas y resultan
breves.
Buck no ha enviado ningún mensaje enojado acerca de mi cita con
Alex, así que supongo que no lo sabe o no le importa. Mi madre es una
historia diferente. Intenta reunir toda la información que pueda sobre la
cita-convertida-en-fiesta-de-pijamas. Incluso pregunta si los rumores
son ciertos. Me niego a contestar porque esos no son detalles que voy a
compartir con mi madre. Sin embargo, mi incapacidad para permanecer
sentada sin hacer una mueca de dolor durante el primer par de días
después, es bastante revelador.
A pesar de la falta de oportunidad para hablar, Alex me envía flores
y dulces sin cesar. El tipo de las flores ha aparecido dos veces en la
primera semana con nuevos ramos. Entre las entregas, el tipo de FedEx
deja paquetes. La mayoría de las veces, los consigo antes de que mi mamá
los intercepte. A veces no tengo tanta suerte. A pesar de las flores y las
atenciones de Alex, la ansiedad ha logrado escabullirse e instalarse.
Tener sexo con él, aunque fue divertido, podría no haber sido la idea más
146
hallan demasiado lejos. Puedo lograrlo. Más que este trote, necesito un
batido.
Pág.
154
Pág.
Amo las peleas de Hockey
Traducido por Kyda
Corregido por *Andreina F*
Violet
La noche siguiente, Charlene pasa el rato en mi casa. Tengo un
plan para hacer que Sidney nos lleve al juego en Toronto, y Charlene es
parte del paquete de persuasión.
Me preparo para la hora feliz de Martinis y espero la llegada de mi
madre. Las bebidas son necesarias. Ella es un ciclón en el cual no quieres
verte atrapado, especialmente con Charlene alrededor para alimentar su
hiperactividad. No obtuve mi nivel de energía de mi mamá.
Con un Martini en la mano, Charlene me sigue a mi habitación
mientras busco en mis gavetas por algo cómodo para usar. Necesito lavar
la ropa. Todos mis calzoncillos de cómics de Marvel están sucios. Por lo
que me conformo con mallas y una camiseta.
—¿Qué es esto? —pregunta Charlene.
Me volteo, preparada para emitir un comentario sarcástico, hasta
que veo que está sosteniendo el castor Waters. Mis dedos se contraen con
la necesidad de arrancarlo de sus manos.
—Es un animal de peluche. —Recojo mi teléfono del tocador y me
desplazo a través de mis mensajes para evitar el contacto visual.
—Veo eso. ¿Dónde lo obtuviste? —Charlene lo voltea,
inspeccionando la parte trasera de su mini suéter.
155
azúcar.
—¿Puedes conseguir estos fuera de Canadá? —pregunta Charlene
Pág.
con una mirada de complicidad—. Iría a Canadá sólo para obtener algo
como esto. —Arranca otro de la caja.
¿Podría ser menos sutil?
—No lo sé. —Mi mamá toma otro, también.
Es una caja pequeña. No quiero seguir compartiendo,
especialmente si sólo puedes conseguirlos en Canadá donde los arboles
de arce abundan. Supongo que podría pedirle a Alex que me consiga más.
Conociéndolo, me enviaría el suministro para un año. No que me
quejaría.
—Deberías preguntarle a Alex. —Agarra un tercero.
—Oye. —Le doy una palmada a su mano, guardando la caja medio
vacía en mi pecho.
—¿No juegan en Toronto este fin de semana? —Charlene me da la
transición perfecta.
—¡Oh! —Mi mamá se emociona toda y brinca de arriba abajo.
Indirecta soltada—. ¡Deberíamos ir! ¿Puedes tener libre el viernes, Violet?
Estoy segura de que Sidney querrá ir. ¡Cualquier excusa es buena para
ir a ver jugar a Buck!
Estoy impresionada de lo fácil que es esto. Esperaba
completamente que Charlene y yo tuviéramos que trabajar por un
mínimo de diez minutos para llegar a este punto. En lugar de eso toma
una sola pregunta. Algo del mérito debería ir a los caramelos de azúcar
de arce.
—¿Qué hay de ti, Charlene? ¿Te gustaría hacer un viaje con
nosotros a Canadá? ¡Quizás podamos encontrarte un jugador de hockey
caliente, también! ¡Será tan divertido! —Aplaude y salta un poco más—.
Sólo he ido una vez a Canadá. Deberíamos conseguir tanto como
podamos de esa cosa de arce.
Mi mamá saca su celular y empieza a enviar mensajes de texto. Sus
habilidades para ello son terribles. Siempre está acortando palabras que
no puedes acortar.
Su teléfono suena. —¡Hablaré con Sidney y se los reportaré! —Se
toma de un trago el resto de su Martini, brinca alrededor a medida que
se pone sus zapatos, y desaparece por la puerta.
Veinte minutos más tarde me llega un mensaje de texto de mi
mamá confirmando que de hecho iremos a Toronto. Tengo una idea de
cómo logró hacer que sucediera tan rápido.
159
Pág.
además de sexo.
—¿Crees que eso sea una buena idea?
Pág.
el polo norte, lo cual es ridículo ya que sólo está al norte a una hora de
la frontera de Estados Unidos. Además de su polla monstruosa, Alex es
justo como las personas normales. Si todos los hombres canadienses
están así de dotados, puedo entender por qué la gente estaría dispuesta
a lidiar con los inviernos gélidos.
Llegamos al estadio con sólo minutos de sobra. Charlene está
impactada por los atuendos, o la falta de ellos, de algunas de las putas
de hockey. Su falda de piel artificial es modesta en comparación.
—¿Debería haberme vestido así?
Charlene mira a una chica usando un suéter de Waters que fue
convertido en un mini vestido, complementado por tacones de dos mil
centímetros.
—No. Definitivamente no. Tu coño se congelaría y se caería.
Entonces, ¿qué tendrías para ofrecerle a Darren?
Nuestra conversación es puesta en espera mientras los Hawks
entran al hielo. Aun con todos los rellenos y el equipo suelto de hockey,
Alex es caliente. No puedo esperar para poner mis manos en él después
del juego. Voy a abusar de su lindo trasero, que se joda la reacción de
Buck. Han pasado dos semanas desde que lo vi; mi castor quiere comer
algo de madera.
Los Hawks están arriba para el final del primer periodo, pero algo
está mal con Alex. Está irritado. Puedo verlo en el conjunto de su
mandíbula y la forma demasiado agresiva en la que lidia con el equipo
contrario. En la banca está ansioso, siguiendo la acción del juego con sus
labios apretados en una línea fina. Grita cuando uno de los defensa de
los Hawks es golpeado por un delantero de los de Toronto. Es como si
estuviera buscando una pelea.
Buck está jugando como si fuera dueño de la pista. Desvía cuatro
goles en el segundo periodo, permitiendo que los Hawks se mantengan
en la delantera. Darren anota un gol al final del segundo periodo, dándole
a los Hawks una ventaja de dos puntos.
Al principio del tercer periodo, Alex enfrenta al centro en el hielo.
Justo cuando el árbitro sopla el silbato, su cabeza se levanta. El disco
pega en el hielo, los guantes de Alex están fuera. El central de Toronto ni
siquiera lo ve venir. Alex agarra su caja torácica con una mano y lo golpea
en el estómago con la otra.
Lo derriba y se le monta a horcajadas, halando de su casco. Se sale
y rueda a través del hielo. Entonces empieza a golpear con su puño el
rostro del central. El hombre de Toronto se las arregla para darle un par
de golpes. Son relativamente inefectivos. Alex simplemente está…
sacándole la mierda a este tipo.
Finalmente, los árbitros se recomponen y los apartan. Su oponente
162
está sangrando por todo el hielo. No debería encontrar candente este nivel
de violencia.
Pág.
Alex
El central de Toronto debe haberme golpeado más fuerte de lo que
pensé porque estoy bastante seguro que estoy alucinando.
—Alex, cariño, ¿estás bien? —Mi alucinación da un tentativo paso
hacia mí y me toca el pecho. Su mano calienta mi ya sobrecalentada piel.
No puedes sentir una alucinación. Al menos no creo que se pueda,
lo cual significa que Violet está de verdad aquí. Estoy casi desnudo y
extremadamente enojado. Espero que no haya presenciado mucho de mi
rabieta temperamental.
—Pensé que no venías.
Se muerde su labio inferior. Extiendo la mano para rozar la curva
suave. Joder, extrañé su boca. Extrañé todo de ella.
—Quería sorprenderte. Tal vez no fue la mejor de las ideas. —Sus
dedos se deslizan por mi hombro sudado hasta mi cuello—. Le sacaste la
mierda a ese tipo. Sangraba, y tú difícilmente tienes una marca.
—Me hizo enojar. —Como si no fuera obvio por la pateada de
164
trasero que le di. Eso es lo que ocurre cuando un idiota hace comentarios
desdeñosos sobre “follar en grupo a mi próxima conejita”. No lo manejé
Pág.
—¿Huh?
—Ya sabes. Como Snuffleupagus.
Pág.
estamos ahora.
Pág.
Sólo porque se siente bien no
significa que sea una buena idea
Traducido por Hariel D’Art
Corregido por Andreeapaz
Violet
Mi estado de maravillosa dicha dura poco en mi cara debido a la
inoportuna pregunta de Kirk. Estoy empezando a pensar que el sexo en
el vestuario no fue la mejor idea. Especialmente durante el tercer periodo.
Que mal que ya lo hice.
Alex sostiene mi cabeza contra su cuello, protegiéndome de las
miradas de sus compañeros de equipo.
—Espera un minuto. ¿Violet? ¡De ninguna manera! ¡De ninguna
jodida manera! ¡DE NINGUNA JODIDA MANERA! —grita Buck—. ¿Está
tu polla en mi HERMANA?
Es tan humillante que es ridículo. Es suficientemente malo que
esté desnuda, envuelta alrededor de mí… Alex, con quien estoy en una
aún-por-ser-definida-relación. Tener a mi hermanastro gritándole
mientras todavía está dentro de mí está más allá de los niveles razonables
de mortificación.
Levanto la cabeza así puedo aclarar de manera poco adecuada lo
obvio. —Soy tu hermanastra. —Como si los tecnicismos fueran a detener
170
—No es para mí, imbécil. Es para Violet. A menos que quieras que
el equipo entero la vea desnuda. —Lo enfrenta Alex, incluso lo dice
calmadamente.
Darren, quien está valientemente tratando de apartar la vista, le
tira una toalla a Alex, que a su vez me la da a mí. Una vez que estoy
envuelta, Buck le da un puñetazo a Alex, es totalmente inesperado; al
menos yo no lo esperaba. Aparentemente Alex sí. Me agarra de la cintura
y nos mueve lejos del camino. Siento el aire silbar en mi mejilla mientras
el gigantesco puño de Buck evita dar en mi cara por meros centímetros.
Alex me deja y empuja duramente a Buck. —¿Qué está mal
contigo? Pudiste herirla.
Buck todavía lleva puestos los patines; tropieza hacia atrás,
luchando por mantenerse de pie. Darren y Kirk se mueven con intención
de separarlos.
—¡Suficiente!
Agarrando la toalla con una mano para mantenerla en su lugar,
coloco una palma en el pecho de Buck. Es asqueroso cuan sudado está.
Su camiseta está empapada. Alex está detrás de mí, su pecho contra mi
espalda. Soy una persona en miniatura comparada con ambos; se miran
el uno al otro sobre mi cabeza,
—¿Qué diablos estás haciendo con él? —escupe Buck en mi cara
mientras grita.
Esto es tan repulsivo. Nunca más tendré sexo en un vestuario.
Podría conseguir verrugas en los pies, parada en el suelo sucio sin
zapatos. Está bien, el suelo no está del todo sucio. Esto es como un
maldito cuarto de hotel excepto porque huele como a hombres sudados,
equipo de hockey, y sexo, gracias a Alex y a mí.
—¿Puedes parar de gritar? Estoy parada justo aquí.
Definitivamente puedo escuchar muy bien lo que estás diciendo, sin que
trates de bañarme en saliva y destrozar mis tímpanos.
Buck hace un gesto a Alex, su expresión refleja su incredulidad. —
¡Folla a todo lo que tiene pulso!
—Dice la enfermedad venérea andante. —Dios, hoy soy buena.
—¡Uso malditos condones! No tengo hongos creciendo en mi polla.
No puedo decir lo mismo de este imbécil. —Buck señala con el dedo
acusatoriamente a Alex.
—¿Qué diablos está pasando aquí? —Entra el entrenador,
examinando la escena con ojo crítico y confundido—. ¿Quién contrató a
una puta? Conocen la política sobre ello.
—Oh por Dios. —Agarro la toalla apretadamente y me escondo
detrás de mi mano, completamente mortificada.
172
Creo que en mayor parte debido a que nos sorprendió teniendo sexo en
el vestidor, oh, y el hecho de que ahora he sido fichada como una conejita
de la clase más baja.
—¿Tu hermana es una puta? —pregunta el entrenador.
¿Qué diablos? ¿Es que todos en esta habitación están por debajo
del promedio intelectual a excepción de Alex? Más importante, ¿me veo
como una puta? Supongo que mi desnudez me pinta como tal. Me asomo
entre mis dedos, lo asocio a la infantil idea de que si no puedo ver a nadie,
nadie puede verme.
Alex se impone nuevamente, tomando una protectora postura
frente a mí. —¡No es una puta; es mi novia! —ruge.
Literalmente, ruge. Es fuerte y gutural. Lo que hiere mis oídos
puesto que se encuentra cerca.
Ser atrapados teniendo sexo es solamente la punta del embarazoso
iceberg. Ahora que el entrenador me ha acusado de ser una prostituta,
Buck pareciera como si fuera a estallar. Estoy esperando a que la parte
superior de su cabeza salga disparada y salga vapor junto con la limitada
cantidad de materia cerebral que tiene allí.
Levanto la vista hacia Alex y susurro—: ¿Puedo vestirme ahora?
El entrenador sopla un silbato alrededor de su cuello y la charla se
detiene. —El espectáculo se acabó. Será mejor que esperes que nadie se
entere de esta mierda, Waters, o tendrás un maldito desastre que limpiar.
Lleva a tu amiga y su ropa al salón de descanso; luego ven a verme. —Su
desaprobación es clara—. El resto de ustedes, cámbiense.
Alex me coge por la cintura y me lleva hacia mi ropa desechada,
mientras el entrenador se lleva a Buck.
Una vez que he tomado mi ropa, Alex me lleva por la puerta a otra
habitación. Sofás y una gigante pantalla plana ocupan la mayor parte del
espacio.
—¿Por qué tuvimos caliente y enojado sexo contra los casilleros si
pudimos tenerlo aquí, en este sofá? Quiero decir, Dios, Alex, pudiste
haberme inclinado aquí y…
Aprieta los dientes y un músculo en su mejilla se contrae. —Hay
un sofá en mi apartamento donde puedo inclinarte mañana en la noche
si quieres. Ahora mismo, deberías vestirte.
Sosteniendo la toalla frente a mí, chequea sobre su hombro cada
pocos segundos para asegurarse que estamos solos.
Me coloco de nuevo las bragas. —¿Vas a meterte en problemas?
—Estaré en problemas por la pelea más que otra cosa. Debo haber
esperado hasta que estuviéramos solos.
173
—Es mi culpa.
—Estoy seguro que yo te desnudé.
Pág.
—¡Pero eso fue hace casi dos meses! ¿Has estado ocultándome esto
todo el tiempo? —Anda de un lado para el otro, pasando una mano por
su cabello. Su furia cambia a una expresión de dolor.
—Debido a que sabía que reaccionarías así.
—Bueno, sí, Vi. ¡Es incluso peor que yo! —Buck se rasca la nuca
como si estuviera verdaderamente desconcertado—. No entiendo por qué
te involucraste con alguien que solamente sale para mojar su polla
contigo. —Es probablemente una de las cosas más profundas y sinceras
que alguna vez me ha dicho.
—Eso no es de lo que se trata. —Lo que está sucediendo entre Alex
y yo es más que sexo. Me quería aquí este fin de semana. Debe significar
algo—. Él es diferente cuando estamos juntos.
—¿Quieres decir que no te folla todo el tiempo en público?
Ciertamente reconfortante, Vi.
—Dice el chico que fue atrapado con las manos debajo de la falda
de una chica en un cubículo abierto de un baño público. —Es un golpe
bajo.
—Conseguí que me cambiaran por eso, Vi. Transferido. ¿Entiendes
lo que significa eso? Tuve que empezar de cero con un nuevo equipo, y
ahora descubro que tú estás haciendo ¿qué? ¿Saliendo con este idiota?
¿Qué pasa si está jugando contigo? ¿Crees que puedo dejarlo pasar?
No consideré que tan lejos podrían llegar a ser las consecuencias
si las cosas se ponían feas con Alex. Buck tiene un buen punto. Es el
chico nuevo del equipo, y mi implicación con su capitán podría hacer las
cosas más difíciles para él más que nadie. De repente me siento culpable
por no ser honesta con él en primer lugar. Buck podría haberse puesto
furioso sobre la situación, pero hubiera sido mejor que sorprendernos in
fraganti teniendo sexo, junto con sus compañeros de equipo.
Pongo una mano en su hombro. —Lo siento, Buck. Pensé que no
sería nada serio, y se ha vuelto algo más.
Suspira. —No quiero verte lastimada. Sé que puedo ser un idiota y
un gran imbécil la mayor parte del tiempo, pero tengo corazón. No me he
olvidado del idiota de las menores con el que te metiste.
Estoy asombrada. Buck renunció a los comentarios tontos después
de que el idiota y yo rompimos. Asumí que fue porque tuve lo que
probablemente se consideraría una completa crisis emocional.
Debo haber estado mucho más emotiva de lo que pensé si ahora
Buck está trayendo esto a colación. En ese momento, intentó ser tan
sensible como se lo permitió su masculino cerebro. Dejó a un lado su
tiempo con sus conejitas para mirar películas de terror conmigo y
dejarme ganarle en los video juegos.
—Sé que tienes buenas intenciones. Prometo que no cometeré el
175
mismo error dos veces. Alex es un chico decente. Veo un lado diferente
de él que tú no ves. Uno que no es totalmente impulsado por la
Pág.
testosterona y el semen.
—No lo sé, Vi…
—Prometo que si te necesito para darle una paliza a Alex sobre algo,
te dejaré saberlo.
Sus ojos se iluminan como si estuviera en un bar nudista.
—¿De verdad?
—De verdad. —Asiento, sabiendo que nunca en un millón de años
voy a arrojar a Buck hacia Alex si las cosas no funcionan. Tengo rodillas.
Sé cómo usarlas.
Asiente, su alivio es evidente. —Me voy a duchar. ¿Lo arreglamos
con un abrazo? —Abre los brazos ampliamente.
Hago una mueca y me echo atrás. —Creo que esperaré hasta
después de la ducha para eso, gracias.
—Está bien. —Se mueve con pesadez y torpeza a la puerta, llevando
todavía sus patines.
Una vez que nuestra sesión de hermandad ha acabado, encuentro
un espejo y me dedico a arreglar mi cabello, el cual es en gran medida
producto de un tornado de sexo. En todo caso, me veo como una dama
de compañía costosa, lo cual no es ni mucho tan malo como una puta.
Mientras realizo una intervención de emergencia a mi cabello con mis
dedos, me pillan los recuerdos del idiota, Steve.
Ejemplificó el término idiota. Aunque no al comienzo. Al principio,
era encantador. Lo conocí en mi último año de universidad en la cafetería
del campus por una confusión de latte. Su especialización no estaba
definida, y se encontraba en su segundo año. Era un poco más joven que
yo, pero era lindo. En nuestra tercera cita, descubrí que se hallaba en las
menores, buscando ser reclutado. Muchas banderas rojas, ¿verdad? Debí
haberlo dado por terminado allí mismo. No lo hice porque a veces soy
cegada por lo atractivo y los dientes bonitos.
Nos estuvimos viendo por unas pocas semanas cuando sugirió
conocer a mis padres. Estaba anonadada. La mayoría de los chicos
evitarían ese asunto como la plaga. Así que lo presenté a Sidney, que se
ofreció a verlo jugar. Fui, también, solamente para apoyarlo como su
novia, y descubrí que Steve nunca iba a ser un jugador suficientemente
bueno como para llegar a las ligas menores, mucho menos a la NHL. Sid
lo llevó a un lado y se lo dijo con delicadeza. Aun así, un ego herido es un
ego herido.
Unos pocos días después me detuve en la cafetería para recoger un
latte entre clases. No me encontraba sorprendida de verlo. Lo que me
sorprendió fue la morena de lo más cómoda en su regazo. Era del tipo
zorra, vestida con una falda muy corta con el escote desparramándose de
176
su blusa de corte bajo. Sus pechos eran mucho más grandes que los
míos.
Pág.
Ahora, déjame ser clara, sabía que esta relación no iba a ninguna
parte. De hecho, no estaba sinceramente interesada en verlo más. El sexo
con él era, como mencioné anteriormente, mediocre como mucho. Sus
orgasmos sonaban como una hiena en celo y tenía una carencia por
debajo de la cintura. Era lo peor en sexo decepcionante. En ese momento
me encontraba cansada de estar sola, y la aguda insatisfacción del sexo
parecía ser mejor que nada. Era algo deprimente.
Steve y la zorra se hallaban acurrucados en el sofá. Estaba tan
enfadada como aliviada hasta que hizo el tipo de jugada más mierda en
la historia de las citas. Se quedaría conmigo por el resto de mi vida, aparte
de los gemidos sexuales de silbido de perro.
Me miró como si no supiera quien era yo. Incluso me preguntó si
podía ayudarme. Antes hacer de mí misma una gran tonta, le dije que se
parecía a un puto imbécil con una polla pequeña al que conocía, y me
fui.
Eso fue hace más de ocho meses. Desde entonces he estado en una
pausa de citas. Los jugadores de Hockey de cualquier clase estuvieron
estrictamente fuera de la mesa. Hasta Alex.
La ironía de que estoy involucrada con el que podría ser el puto que
nunca ha sido puto no se me escapa. En mi defensa creo que sabía en lo
que me metía. No es mi culpa que todos los rumores resultaran ser falsos
y Alex sea un chico simpático.
Varios miembros del equipo de Alex vagan por el salón de descanso.
La mayoría se sienta en los sofás y ven la televisión mientras esperan que
el resto de los chicos termine de asearse.
Todos están vistiendo trajes, luciendo elegantes. Un chico llamado
Spencer coloca un cepillo y una goma para el cabello en frente de mí. Su
cabello es largo y está recogido en uno de esos moños para hombre que
he visto mucho últimamente.
—Se ve como que podrías necesitar esto. —Sus mejillas están
coloreadas mientras su mirada está en mi cabello. Lo apreciaría más si
no estuviera tan avergonzada.
—Gracias.
—No hay problema.
Para cuando he cepillado mi cabello en una casi lisa cola de caballo,
Alex vuelve al salón, recién duchado y vestido en un traje negro a rayas.
—Dejar el vestidor debería ser interesante, eh, ¿Walters? —dice
uno de los chicos, asintiendo en mi dirección.
Me toma unos pocos segundos procesar esta información. Tengo
que salir por la misma puerta por la que entré. Siempre hay equipos de
televisión esperando, incluso después de que las entrevistas han
acabado. ¿Cómo demonios voy a salir de aquí sin que el mundo descubra
177
Violet
Cerrando los ojos, rezo por la capacidad de atravesar el vestidor y
salir. Por desgracia, cuando los abro todavía estoy aquí de pie mirando a
Alex. Es agradable a la vista, lo que es un consuelo.
—No puedo salir del vestidor.
Alguien empieza a hablar. Le hago callar con un golpe de karate en
el aire. Esto no es razonable. Soy consciente de que tendré que salir de
esta habitación eventualmente. Estoy tan asustada. Debo verme como
esas extrañas tarjetas de felicitación con animales cuyos ojos son de la
mitad del tamaño de su cabeza. No quiero imágenes de mí así. Incapaz
de contenerme, me paseo por la habitación, continuando mi mini-
diatriba, explicando por qué no puedo irme en caso de que Alex o
cualquiera de sus compañeros de equipo al alcance del oído estén
interesados.
—La gente va a pensar que soy tu puta del hockey. O que estoy
follándome a todo el equipo. ¿Entonces sabes qué va a pasar? —Alex abre
la boca, pero lo interrumpo—: Te diré lo que va a suceder. Algún
178
Blanco, descubrí que las tarifas itinerantes eran súper caras, de ahí la
razón por la que apagué mi teléfono. Envío rápidamente un mensaje a
Pág.
8Woddy o Barck: Leña o corteza de árbol. Hace referencia a que las chicas tienen
nombre de flores.
vibrando en mi bolsillo implacablemente por un tiempo, pero no quiero
ser mal educada.
—¿Asumo que vendrán a la casa mañana a la tarde, Alex? —Daisy
deja su copa vacía en la barra.
La última parte suena más como una orden que una pregunta.
Daisy Waters lleva los pantalones en esta familia.
—De hecho, voy a quedarme en Toronto por una noche más. Quiero
mostrarle a Violet la ciudad. Planeo llevarla al campus Guelph el sábado
por la tarde. Podríamos pasarnos después.
—¿Entonces, cenarán con nosotros?
Alex me frota la espalda. —Claro, suena bien.
No me detuve a pensar que habría una visita familiar incluida en
este fin de semana. Deseo llevar a Alex a una esquina y decirle que no es
una buena idea en lo absoluto. Vine aquí pensando que estaríamos
encerrados durante el fin de semana, teniendo sexo en cada posición
concebible conocida por el hombre y un par que podríamos inventar
nosotros mismos. Seguido por una bañera de hidromasaje y algunas
sales de baño Epsom para disminuir la inflamación, de lo que estoy
esperando sería mi ligeramente extenuada vagina, y eso es lo que
yo habría llamado un plan. Debería estar feliz de que quiera que conozca
a su familia, pero esto es rápido. No estoy lista para ser apropiada por
horas en una sola vez.
—Si crees que estarán allí temprano, llama y avísanos. —Su
sonrisa se ve forzada. Quiero llorar. Me odia.
Como si las cosas no fueran lo suficiente malas, escucho a mi
mamá detrás de mí. Conocer a los padres es estresante. Que también se
conozcan entre ellos, va a ser una muerte segura.
—¡Vi, nenita, ahí estás! —Mi mamá agita las manos con
entusiasmo, casi golpeando a Sidney en la cara mientras viene detrás de
ella—. No me preocupé por ti. Sabía que debías haber desaparecido para
encontrar a tu hombre y hacerlo sentirse mejor. —Dice la última parte en
mi oído, pero está gritando, así que todos la escuchan. Los ojos de Daisy
se ponen como platos. Robbie, quien usa una media-sonrisa, parece de
inmediato inquieto. Entendible, ya que una mujer loca ha irrumpido en
nuestra fiesta.
La vergüenza real está viniendo. Esto es solo el calentamiento.
Reviso detrás de su cuerpo por Charlene, mi respaldo en estas
situaciones. No la veo en ningún lado.
—Hola. —Mi mamá ondea su mano con entusiasmo a Daisy y
186
un animé permanentemente.
—¡Oh! Ya veo. Yo… eh, supongo que es el caso entonces. De tal
Pág.
Violet
—Bueno, es momento de irnos a casa —dice Robbie, su voz suena
quebrada.
—Y sabes —Daisy se inclina cerca de su nueva mejor amiga, mi
madre, y le grita por encima del ruido—, definitivamente estoy satisfecha.
—Al igual que mi madre, gesticula mucho con sus manos y golpea
accidentalmente a Robbie en los genitales.
Él está de pie contra la barra, por lo que no puede escapar. Esto es
terriblemente entretenido. Robbie se protege envolviendo un brazo
alrededor de su cintura y tirándola contra su pecho. Coloca su boca en
su cabello y le dice algo. Las ondas sonoras que viajan alrededor deben
ser absorbidas por la laca, porque no escucho nada.
Lo que sea que le dice, funciona. Daisy abandona la conversación
con mi madre, para alivio de todos, y agarra a Alex. Lo besa en la mejilla,
dejándole una marca de labios rosa pastel. Luego molesta a mi madre,
bromeando, y acaban abrazándose. Daisy las invita a cenar a ella y a
Sidney. Afortunadamente mañana temprano se van. No puedo
imaginarme la experiencia loca que se convertiría la casa de los padres
188
manos.
—¿Qué pasa con tu hermana? —le pregunto a Alex mientras ella y
Robbie deambulan hacia la salida.
Alex se abre paso a través de la multitud para detenerlos. Están
demasiado lejos para que escuche su breve conversación. Alex no se ve
feliz. No puedo creer que sus padres estén dispuestos a dejar a su hija
con alguien como Buck.
Sidney utiliza esto como una oportunidad para llevar a mi madre
de vuelta a su habitación, salvándonos a Alex y a mí de una mayor
humillación.
Alex regresa un minuto después, frotándose la nuca.
—¿Qué dijeron? —pregunto.
Examina la barra con el ceño fruncido. —Se va a quedar con unos
amigos en la ciudad. Pensé que esta noche estaría con mis padres en el
apartamento.
—¿Por qué no vemos si podemos encontrarla? Quizás está con el
equipo.
—Jodidamente espero que sea así.
La sección VIP está llena, pero ni Sunny ni Buck están por ningún
lado. Será mejor que Buck no esté usando esto como una manera de
vengarse de Alex, de lo contrario es posible que ocurra un encuentro de
lucha libre.
Tan gigantesco como es Buck, y Alex cuando está enfadado es
agresivo. Ahora que he sido testigo de su temperamento, no estoy
interesada en verlo estallar en respuesta a mi desconsiderado, a veces
adorable, hermanastro.
Mirando alrededor, veo a Charlene sentada junto a Darren. No está
sobre su regazo, pero se encuentra cerca. Darren es la viva imagen de la
caballerosidad: su brazo envuelto holgadamente alrededor de la parte
trasera de su silla, su atención totalmente centrada en ella mientras
habla animadamente. Se los señalo a Alex.
—No se acaban las sorpresas. —Mira de reojo—. ¿Esa no es
Charlene? ¿Qué está haciendo aquí?
—También vino. Más que nada para encontrarse con Darren.
—Es una buena amiga. Fue extremadamente servicial cuando no
me hablabas. —Afloja su corbata.
Eso es totalmente un golpe. Hay agudeza en su declaración. Antes,
hizo un buen trabajo ocultando su dolor, aunque el sexo telefónico
probablemente fue útil.
—Lo lamento. —Es una disculpa que le debo desde hace mucho
tiempo—. Debería haberte llamado y dejado que me explicaras. Me
189
preocupaba que me dijeras que salías con alguien más e iba a ser tu
conejita de apoyo, por lo que te evité por completo. —Miro fijamente a su
Pág.
acceso denegado! —Mi voz es tan alta que sueno como si hubiera estado
inhalando helio.
Alex sostiene sus manos hacia arriba suplicando y habla
suavemente—: Solo estoy bromeando, nena, lo prometo. Regresa aquí y
déjame ver de nuevo esas bragas.
Sigo siendo cautelosa. Esta no es la primera vez que dice algo sobre
meterse por allí. Creo firmemente que si está hablando de eso, quiere
hacerlo. Incluso ha admitido que ha pensado en ello.
Casi me acorrala en una esquina, por lo que lo esquivo para
escapar. No soy lo suficientemente rápida. Me encuentro en el aire, y de
repente estoy sobre la cama, boca abajo con el cuerpo de Alex cubriendo
el mío. Su monstruosa polla se presiona contra la mejilla de mi trasero.
—¡Que Dios me ayude, Alex, nunca dejaré que vuelvas a tocar mis
pechos!
Lo digo muy en serio. Quizás.
El peso de su cuerpo me deja, y giro sobre mi espalda. Se apoya en
sus brazos por encima de mí. Es impresionante.
—Solo bromeaba. Me gustan las bragas. —Su polla monstruosa se
alinea con la parte correcta de mi cuerpo.
Sus besos son suaves, como si estuviera pidiendo disculpas por
asustar a mi trasero. Después de unos minutos celestiales de besarnos,
ya no me preocupa su deseo de entrar en la zona “prohibida”.
Agarra el borde de mi camiseta y la tira por encima de mi cabeza.
No estoy usando sujetador, por lo que su vista no tiene obstáculos. Junta
a mis chicas y las acaricia, mordisqueándolas y besándolas. Se mantiene
alejado de mis pezones, evitando el contacto completo. Me está matando.
Soy un desastre de gemidos porno, retorciéndome debajo su cuerpo
cuando finalmente hace círculos en mi pezón izquierdo con la punta de
su nariz.
—¿Se siente bien? —Puedo sentir a Alex sonriendo contra mi
pecho.
Me muerdo la lengua para evitar suplicarle que simplemente lo
lama ya. Cederá tarde o temprano. Hay una manera de hacer que suceda.
Serpenteo mi mano hacia la cintura de sus pantalones, lucho con su
cinturón, y desabrocho el botón. No hay juegos. Meto la mano dentro y
acuno la PM. Alex hace un ruido bajo en su garganta.
Un momento después siento la celestial presión húmeda de sus
labios, seguido de una suave succión.
Aprieto alentadoramente, no es que necesite algún estímulo una
vez que comienza.
193
195
Pág.
Pasar el rato con la familia
Waters es un negocio peligroso
Traducido por pau_07 & Dannygonzal
Corregido por Mary Warner
Violet
Por mucho que me gustaría decir que Alex y yo pasamos el resto
del fin de semana teniendo sexo loco y salvaje, esto no es del todo cierto.
El viernes en la mañana dejamos el hotel y tomamos un taxi por toda la
ciudad a su condominio, donde sus padres se quedaron anoche.
La unidad de trescientos metros cuadrados y dos dormitorios se
encuentra en el último piso de un edificio alto, con vistas al puerto de
Toronto. El espacio está amueblado para la funcionalidad, y el dormitorio
principal cuenta con una impresionante vista de la ciudad, como la Torre
Nacional de Canadá.
Una nota de su madre está en la mesa del comedor, dándole las
gracias por dejar que utilizaran el condominio. Alex envía a su hermana
otro mensaje mientras me muestra todo el espacio, posiblemente
revisando por signos de su presencia, también. Afortunadamente, esta
vez recibe una respuesta casi inmediata de ella diciéndole que está en
casa en Guelph. Sunny ama los emoticones. Sus textos son más
imágenes que palabras. Me siento aliviada porque ya no está preocupado
por la situación de Buck y mucho más centrado en mí.
196
vez que expreso entusiasmo por algo, Alex lo compra. Es tan excesivo
como encantador. No tengo más remedio que aceptar forzada sus regalos,
de otro modo finge que hiero sus sentimientos.
Le agradezco más tarde por todos sus regalos permaneciendo
desnuda durante toda la noche. La mayoría de las veces termino debajo
de él, no es que me queje.
de Alex.
—Creo que tu mamá me odia. ¿Qué pasa si digo algo tonto en frente
de tu familia? No hemos estado saliendo mucho tiempo, y no sabes cómo
de ridículamente inapropiada puedo ser en situaciones sociales. Me
mortifico a mí misma a veces, muy a menudo, en realidad. Está bien con
mis amigos, no cuando estoy tratando con los padres de mi exitoso novio
muy bien dotado, extra inteligente y excesivamente caliente.
—Una vez que te conozcan te van a amar, lo prometo. —Besa la
palma de mi mano—. Mi papá es súper relajado, igual que mi hermana.
En cuanto a mi madre, probablemente necesita tratamiento mental, pero
es inofensiva.
—¿Qué pasa si accidentalmente hago un comentario sobre tu polla
monstruosa? ¿Qué si sirven salchichas para el desayuno, y comparo su
tamaño insuficiente con tu palo del amor?
Estas pueden parecer preguntas estúpidas, pero cuando estoy
nerviosa, me pongo en peligro de decir algo así de humillante.
—¿Acabas de llamar a mi polla un “palo del amor?” —Sonríe.
—No creo que te estés concentrado en el problema aquí.
—Nena, todo va a estar bien. No tienes nada de qué preocuparte.
Sus garantías están empezando a funcionar. Es como si me
hipnotiza con su voz y su tacto y sus bonitos, bonitos ojos. Me besa
suavemente.
El calor entre nosotros explota y terminamos besándonos durante
quince minutos. Es suficiente tiempo para tenernos excitados y haciendo
que casi lleguemos tarde. La tensión sexual en el coche es espesa como
una sopa de puerros y patatas. Le ayudaría con su problema, pero creo
que es más que justo que ambos suframos a través de almuerzo
insatisfechos.
Guelph es más un pueblo que una ciudad, y no es nada como
Chicago. El centro es pintoresco, lleno de pequeños cafés y tiendas
intercaladas con bares y pubs, atendiendo a las multitudes de la
universidad. A pesar de la fría mañana de invierno, las calles bullen de
gente, jóvenes y viejos por igual. Nos dirigimos a una calle lateral y
parqueamos en el camino de entrada de una casa grande, de ladrillo
antiguo.
—¿Lista? —Me aprieta la mano.
—Creo que sí.
Cuando sale del coche se ajusta los pantalones. Tiene una evidente
erección. Con suerte, el aire frío ayudará a reducirla. La única cosa más
horrible que yo haciendo comentarios sobre su paquete sería él luciendo
una madera frente a sus padres.
198
Daisy nos saluda en la puerta. Estoy asombrada una vez más por
el horror de su cabello. Parece que los años ochenta se arrojaron sobre
Pág.
¿Y tú?
—¿Qué periódico? —pregunta Alex.
Pág.
el lunes.
Se quita el auricular y lo deja caer en el escritorio. Falla, así que
Pág.
aterriza en el suelo.
―¿Quién era? ―Toco el dobladillo de mi camiseta.
―Mi representante, Dick. ―Sus ojos van de mi pecho a mi cintura.
―¿Estás en problemas por la otra noche?
Se encoge de hombros. ―Lo superará.
No estoy segura si debería creer en su indiferencia. ―Sonabas
demasiado enfadado.
―Solo molesto. Tengo una entrevista publicitaria tan pronto como
regrese a Chicago.
―¿Por la pelea o por lo del vestuario?
―Ambos. Pero no tienes que preocuparte por eso. ―Agarra los
apoyabrazos y gira en su silla―. A propósito, esas son mis bragas
favoritas.
―Creo que técnicamente son llamados calzoncillos. ―Trazo el
contorno del Hulk. Su cuerpo en caricatura se encuentra
estratégicamente ubicado así se ve como que está perforando mi coño.
―Me importa una mierda como las llamas, son perversamente
fantásticas en ti. ―Gira un dedo, señalándome que dé una vuelta.
Obedezco y soy recompensada con una pesada exhalación y una
blasfemia murmurada. Volteo de nuevo para enfrentarlo y camino hacia
él.
Cuando me encuentro lo suficientemente cerca, sube sus palmas
por mis piernas y envuelve sus manos detrás de mis muslos. Aun mira
fijamente mi ropa interior.
―Amo la solapa. ―Toco la abertura―. Es muy conveniente.
―Lo es, ¿no? ―Alex quita mi mano del camino. Gimo en
anticipación mientras mete sus dedos en el pequeño bolsillo. Su otra
mano viaja por mi muslo y baja el elástico para palmear mi trasero.
Rodea el botón del castor y desliza dos dedos dentro de mí. Golpea
el punto que me hace sentir un millón de matices de puras maravillas.
Mi gemido muere en mis labios cuando la puerta de su habitación se abre
de golpe.
Daisy se encuentra de pie en el umbral, sosteniendo una fotografía
enmarcada.
Miro a Alex, quien observa a su madre con una expresión de horror,
auténtica y sin filtro. ―Supongo que olvidaste bloquear la puerta.
Exactamente ésta es la razón por la que debimos haber ido a un
maldito hotel.
207
Pág.
Me voy a volver loco
Traducido por Jasiel Odair & Alessandra Wilde
Corregido por Fany Stgo.
Alex
—¡Oh, Dios mío! —Mi madre levanta mi humillante foto delante de
su cara como un escudo.
—¡Mamá!
Saliendo de la habitación, busca a tientas la puerta y la cierra de
golpe.
—Como si ya no me odiara bastante. —La cara de Violet es roja
como la remolacha y con manchas.
—No te odia. —Hago círculos en su clítoris con mi dedo pulgar
como una distracción—. Lo siento mucho.
Empuja mi mano. No puedo decir que la culpo por renunciar a la
búsqueda del orgasmo, considerando todas las cosas. —Todavía podemos
conseguir una habitación de hotel esta noche. Voy a hacer una llamada.
—No lo hagas. No quiero ofender a tu mamá. Más de lo que ya lo
he hecho, de todos modos. —Agarra su bolso del suelo—. Debería estar
lista para ir a donde vamos.
Desaparece en el baño, cerrando la puerta detrás de ella. Dejo caer
mi cabeza hacia atrás y me paso la mano por la cara. La misma que
estaba justo en el interior de los calzoncillos de Violet, lo que significa
208
que froté su coño por toda mi maldita cara. Esos malditos calzoncillos.
¿Por qué son tan calientes? Eso está más allá de mí. Cristo. Tengo un
infierno de erección, y no parece como si ahora fuera a ser capaz de hacer
Pág.
algo al respecto.
Hoy se ha convertido en una puta pesadilla. Primero Buck aparece
para el almuerzo con mi hermana, solo Dios sabe dónde han ido ahora.
Seguido de la llamada de mi agente sobre la mierda del vestidor y enfriar
las cosas con Violet hasta que la publicidad del Soltero del Año esté fuera
del camino, fue bastante malo. Entonces mi madre entra mientras tengo
mi mano en la ropa interior de Violet. ¿No puede un hombre tener un
descanso y un poco de privacidad de mierda cuando lo necesita?
Mientras Violet se esconde en el baño, porque eso es lo que hace,
quiero aprovechar la oportunidad para hacerle frente a mi madre. Se
encuentra en la cocina, tarareando como si nada pasara.
Me apoyo en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre
el pecho. —¿Quieres decirme de qué se trataba todo esto?
Salta, fingiendo estar sorprendida. —¡Oh, Alex! ¡No te vi!
Sí, no me engaña. En absoluto. Su voz es alta, de la forma que solía
ponerse cuando me decía que íbamos a salir a recoger nuevo
equipamiento para el hockey. En lugar de eso me llevaría a conseguir uno
de esos atuendos de lentejuelas para otra competición de patinaje.
—Necesitas disculparte.
—¿Por qué?
—No finjas que no lo sabes.
—Oh, quieres decir acerca… de eso. —Ondea su mano hacia el
techo—. Lo siento, cariño. Miraba algunas fotos antiguas. Encontré mi
foto favorita de competencia. Te acuerdas, ¿verdad? Te encontrabas tan
cerca de la clasificación para los Juegos Olímpicos.
Me mira expectante; lo recuerdo vívidamente. Si no hacía saltos
triples, disparaba un disco. Siempre me encontraba exhausto, y eso
apestaba. No tenía vida.
Sigo con la mirada fija.
Incómoda, mi madre mira hacia otro lado. —De todos modos, pensé
en compartirla contigo y Violet. Supongo que debí tocar.
—¡Malditamente cierto que debiste hacerlo!
Lanza el paño de cocina sobre la encimera. —¡No uses ese tono
conmigo! ¡No esperaba que tu pequeña novia estuviera desfilando
alrededor medio desnuda!
Su implicación es clara: cree que Violet trata de aprovecharse de
mí. No lo entiendo. Mi madre siempre ha tenido la cabeza tan lejos del
sentido común cuando se trata de mí. Es como si yo siguiera siendo un
adolescente, no un hombre adulto que puede tomar sus propias malditas
decisiones.
209
artículos del vestidor. Hasta ahora sigue siendo conjeturas y nada más.
Por desgracia, no es como si fuera a detener a la prensa de informar sobre
lo que descubran.
Lleva pantalones vaqueros muy ajustados y la camiseta roja de
Blackhawks de la otra noche. El logotipo se extiende a través de sus tetas.
Me encantan. La camiseta, sus tetas, lo que sea que se encuentre bajo la
camiseta ahuecando sus tetas… me gustaría ser su sostén.
—Te ves…
Se sobresalta con mi voz. —¿Debería cambiarme? No sabía qué
ponerme. —Violet ajusta su camisa.
—Eso es perfecto. —Señalo su pecho—. Quiero que te pongas eso.
Definitivamente.
Me gustaría tener sexo con ella mientras usa esa camisa. Le
conseguiré una blanca en su lugar. Entonces la meteré en la ducha por
lo que vería a través de la camisa y la follaría contra la pared. Mi teléfono
suena en el bolsillo, alertándome de que es hora de irse. Sin tener sexo.
Meto mi teléfono en el bolsillo y la cartera. —Deberíamos irnos. —
De lo contrario voy a tratar de tenerla desnuda. Podría resistirse primero
gracias a la interrupción anterior, pero soy convincente cuando lo quiero
ser.
—¿Hay una puerta trasera? —Juguetea con el dobladillo de su
camisa.
—La hay. Sin embargo, el auto se encuentra estacionado en frente.
—Bueno. Sí. Uh… —Violet hurga en su bolso buscando algo. Es
enorme, casi del tamaño de una bolsa de lona. No me encuentro seguro
de por qué las chicas necesitan carteras tan grandes. Parece que hace
que sea difícil encontrar las cosas. Después de un par de minutos todavía
no ha encontrado lo que busca. Sus hombros se desploman y suspira.
—¿Qué pasa? —Pongo mi dedo bajo su barbilla y la convenzo de
mirarme.
—Oh, no lo sé. Tu madre solo nos atrapó con tu mano en mi ropa
interior. No estoy interesada en encontrarme con ella en este momento.
—Acabo de hablarle acerca de eso…
Violet parece que está a punto de tener un ataque al corazón. —
¿Tú qué?
—Sobre sus problemas de privacidad. —El resto de la conversación
la mantendré para mí mismo. Violet ya se encuentra estresada lo
suficiente; no necesita saber que he estado discutiendo con mi madre por
ella.
—Oh. —Sus hombros se relajan un poco—. Aun así no quiero verla
ahora mismo, ¿así que podemos ir por la parte trasera? Ya me encuentro
211
nerviosa por conocer a tus amigos. Evitar más incomodidad sería genial.
Pág.
—¿Quiénes?
Pág.
Violet
Alex me deja en el aeropuerto, y hacemos planes para vernos tan
pronto como regrese a Chicago. Duermo en el avión todo el camino a casa.
Estoy agotada por el maratón de sexo del fin de semana. No mentía acerca
de su resistencia. Es como una máquina, excepto que Alex es mejor. Me
despierto de un sueño acerca de su pene cuando el avión está
aterrizando. La azafata me da una mirada extraña, por lo que tengo que
preguntarme si he estado hablando en sueños. La ignorancia es,
probablemente, mejor en este caso.
Charlene, siendo la increíble mejor amiga que es, me recoge la
mañana siguiente de camino al trabajo. Espero un interrogatorio
completo sobre mi fin de semana con Alex, el cual estoy dispuesta a
compartir, pero ha tenido un poco de emoción por su cuenta.
—¡Tengo tanto que contarte! Darren es increíble. Ya he fusionado
nuestras caras para ver cómo lucirían nuestros bebés, ¿sabías que hay
un sitio web para eso? —Se detiene el tiempo suficiente para tomar un
respiro—. Serían tan bonitos.
218
—Mmm, no. ¿Por qué? ¿Es raro? Lo hice para ti, también. —Maneja
hacia el Starbucks. Estoy agradecida teniendo en cuenta mi nivel de
agotamiento.
—No, Charlene, no es raro en absoluto. —Lo es, pero quiero ver las
fotos.
Charlene es una romántica empedernida. Se zambulle de cabeza
en todas sus relaciones. Es normal que me diga que está enamorada
después de la primera cita. Dos semanas más tarde, generalmente lo ha
superado y pasa al siguiente chico. Es por eso que no suele acostarse con
ellos de inmediato; de lo contrario tendría una lista muy larga.
Comparte los detalles de su noche con Darren, incluyendo el
tamaño de su pene, en nuestro trayecto al trabajo.
—Espera un segundo, ¿tuviste sexo con él?
—¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no!
—¿Cómo sabes qué tan grande es su polla? ¿Sólo se la sacó?
—Desearía. Agarré su pene. Únicamente para comprobar, ¿ya
sabes? No quiero perder su tiempo, o el mío, si tiene uno pequeño. De
todos modos, fue un caballero. Si yo no hubiera hecho un movimiento, él
probablemente me habría besado en la mejilla y sentirse satisfecho con
eso. Tiene los labios más suaves, Vi. Debemos habernos besado como
por, no sé, ¿una hora?
—¿Dónde tomó lugar esta épica sesión de besuqueo?
—En mi habitación de hotel. Se suponía que sería sólo un beso de
buenas noches. Me dejé llevar y comencé a tocarlo. Quiere llevarme a
cenar la semana que viene. Tal vez podamos salir en una cita doble en
algún momento.
—Sería genial. —Sin embargo, no contendría la respiración, sólo en
caso de que Darren terminara en su pila de descartes.
—¿Y qué contigo? ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
—Mi fin de semana fue bueno.
—¿Bueno? Pasaste el fin de semana con Alex, ¿y eso es todo lo que
tienes que decir? ¿Qué pasó contigo quedándote donde sus padres?
¿Cómo fue eso? —Toma un enorme aliento—. ¿Has visto fotos de su
infancia? ¿Fue siempre tan caliente? ¿Qué pasa con el cabello de su
madre? Es enorme.
Estas son más preguntas que esperaba. —Definitivamente tiene su
propio código postal. Las fotos de su infancia fueron épicas. Era un nerd
caliente en la escuela secundaria.
Esperaba que las cosas fueran incómodas con Daisy puesto que
atrapó a Alex con su mano en mis pantalones, y lo estuvieron, pero fue
mucho más amable conmigo al día siguiente. Al igual que mi madre,
219
10En el original “Poon” puede significar tanto vagina como persona tonta. Por eso Buck
no comprende la indirecta de Violet.
—No he dormido con ella. —Tiene la decencia de parecer
horrorizado por mentir.
Le doy mi mejor cara de perra. —No soy idiota, Buck.
—No puedes decirle a nadie. —Agarra el pepino con tanta fuerza
que comienza a gotear por la parte superior, el jugo cayendo por sus
dedos.
Asimilo su postura y expresión. Se encuentra evidentemente
aterrorizado. —¿De verdad, en serio?
—Sé que es difícil de creer, pero ni siquiera he intentado follármela.
—Sí, claro.
—¡Estoy diciendo la verdad! Nos besamos y le toqué las tetas, y tal
vez intenté… no importa. —Su rostro se contorsiona mientras piensa—.
Me encanta hablar con ella. Me entiende.
Este no es el Buck que conozco. Sus ojos están muy abiertos, y
sigue tragando. Lo hace tan fuerte que puedo oírlo desde donde estoy
parada. Buck está asustado. Me siento mal por él. No tiene idea de lo que
es querer más que sexo y tal vez acurrucarse ocasionalmente.
—Lo digo en serio, Vi. No puedes decirle a nadie.
—¿Sería tan malo si la gente sabe que no estás intentando entrar
en los pantalones de la hermana de Alex? Podría ayudar a resolver algo
de la tensión entre ustedes dos.
—Trataré de entrar en sus pantalones, pero no de inmediato
porque… —Se rasca la barba—. Bueno, no sé por qué exactamente. Sin
embargo, los chicos no pueden saberlo. Creen que ya he dormido con
ella.
—¿Les dijiste que te acostaste con ella?
Estaré enojada con él por hacer lucir a la hermana de Alex como
una puta. Soy afortunada de que Alex no sea del tipo presumido. Incluso
cuando las únicas cosas que sabía de mí eran lo gritona que soy en la
cama y mi amor por su monstruosa polla; aun así no ensució mi
reputación. Estoy bien equipada para hacer eso por mi cuenta, ve a los
vestuarios en busca de detalles.
—En realidad no. —Toma otro bocado de su pepino.
—¿Te importaría explicar?
—No les dije que lo hice. Tampoco les dije que no lo hice. —Tiene
la sensatez de no mirarme a los ojos.
—Así que les mentiste.
221
—No.
Pág.
—Sí, lo hiciste.
Todavía se ve confundido.
—La hermana de Alex no es una chica al azar a la que follas. Es la
hermana de uno de tus compañeros de equipo, así como yo soy tu
hermana.
La bombilla parece titilar, por lo que imagino que es seguro
continuar.
—Hay cientos de fotos de Sunny y Alex juntos. No es un secreto
que son cercanos. Ella pasa mucho tiempo bajo el escrutinio… — Buck
frunce el ceño; tal vez estoy usando palabras que no entiende—. La atenta
mirada de los medios. Si haces que parezca que estás interesado, ¿cómo
crees que se verá?
—Sé lo que significa “escrutinio”. No quiero que la gente piense que
Sunny es una conejita.
Sigue rascando su barba mientras reflexiona lo que he dicho.
—Estoy segura de que no. Al igual que no quieres que la gente
piense que soy una por dormir con Alex, a pesar de que he hecho un buen
trabajo en hacerme parecer una, de todos modos.
—Pensé que acordamos no hablar de eso. Fue bastante malo tener
que controlarme al final. No me gusta que estés con él. El hecho de que
Waters ya no lleve a conejitas a casa, no significa que sea un hombre
diferente.
—Ese es el yeti llamando peludo a pie grande.
Auto-consciente, se pasa la mano por su antebrazo. —¿Qué?
—Te das cuenta de que Alex piensa que estás tras su hermana para
vengarte de él por mí, ¿verdad? Imagínate cómo se siente al pensar que
lo haces con su hermana, sabiendo el número de chicas que te has tirado.
—Sí, porque la reputación de Waters es mucho mejor.
Pongo los ojos en blanco. —No es realmente un prostituto. Es todo
un simple malentendido público.
Oh, Dios. Creo que no debí haber dicho eso. Alex no siendo un
prostituto es probablemente algo que debemos discutir, lo cual es
absolutamente loco.
—¿Dónde escuchaste eso?
—Olvídalo. Olvida lo que dije. —Algo incorrecto que decir porque
evoca curiosidad.
—¿Con qué clase de mierda te alimenta Waters?
La cara de Buck comienza a ponerse roja mientras una furia
innecesaria se asienta. Me recuerda a Hulk, lo que me recuerda a mi ropa
222
palabras de cuatro letras, como puta, coño y anal. A Alex se le ocurre una
palabra cuestionable con Q que quiere utilizar en el título de triple letra.
Dejo que se salga con la suya puesto que estoy pateándole duro el culo.
Actualmente Alex tiene siete vocales, por lo que tiene problemas
para formar una palabra obscena. Creo que está fingiendo para que así
yo beba más vino y sea incapaz de formar buenas palabras. Deja caer
una A entre la letra V en vagina y la G en gónadas para dar lugar a la
palabra VAG.
—Esa es de sólo tres letras. Quítate algo. —Lamo mis labios en
anticipación.
Estamos a mitad del juego, y ya ha perdido sus calcetines, su reloj,
y sus pantalones. El siguiente artículo lógico es su camisa.
Por supuesto, Alex decide que va a perder su bóxer en su lugar. Se
pone de pie, con sus ojos en mí, y los baja por sus muslos. Se desliza
hasta el suelo, y lo tira a un lado con el resto de su ropa descartada.
Apoyo mi barbilla en mi mano y suspiro. —El Scrabble de striptease
es mi favorito.
—Pensé que mi pene era tu favorito.
—También eso.
Alex tiene una semi erección. Probablemente porque estoy en mi
sujetador. Me quité la camisa primero, como una distracción, por lo que
me lo está devolviendo. Cada vez que miro al tablero, echo un vistazo a
la creciente PM de Alex.
Tengo una palabra impresionante gracias a las fichas blancas que
he marcado, pero el jodido VAG de Alex no ayuda nada a abrir el tablero.
—Estoy pensando en ir en busca de apartamentos la próxima semana —
le digo mientras busco un lugar creativo para poner mis letras. Estoy
tratando muy duro de no centrarme en su erección. Es un reto, ya que
sigue acariciando su monstruosa polla ausentemente.
—¿Oh? ¿Por qué necesitarías hacer eso?
—Así puedes venir a mi lugar, y no tendremos que preocuparnos
por mi mamá irrumpiendo en nuestras fiestas. —Alex sólo ha pasado la
noche en mi casa una vez. Ella entró mientras nos besábamos,
mayormente desnudos, en el sofá. Desde entonces, he estado viniendo a
la casa de Alex y buscando apartamentos cerca de mi trabajo.
—¿Qué hay de malo en que vengas aquí?
—Nada. Sólo pensé que sería bueno si fuera equitativo. —Registro
el tablero por última vez. No hay buen lugar para poner mi palabra, y sin
una puntuación de doble letra de algún tipo, únicamente manejaré ocho
puntos.
—Deberías mudarte aquí —dice con indiferencia, pero sus ojos se
225
Los Hawks siguen ganando los partidos, lo que debería ser algo
positivo. En lugar de estar emocionado, Alex se pone más malhumorado
227
oírlo un segundo más, proyectaré vómito por todos sus jodidos fanáticos.
Empujo a través de la muchedumbre, desesperada por escapar. No
Pág.
miro atrás. Estoy segura que podré ver mi propia humillación en YouTube
después.
He aprendido una lección muy valiosa hoy: Nunca confíes en un
jugador de hockey.
232
Pág.
Butterson tiene un tremendo
gancho derecho
Traducido por Jeyly Carstairs & florbarbero
Corregido por Amélie.
Alex
Lamento las palabras tan pronto como salen de mi boca. Odio que
haya hecho esto por el bien de una promoción. Nada de esto vale la pena
si eso significa que tengo que lastimar a alguien que me importa. Y eso
es exactamente lo que he hecho. Mi remordimiento es una patada en las
bolas.
Desde mi derecha, Butterson grita —¡Tu idiota!
Me giro a tiempo para ver su puño salir disparado hacia mi cara.
Conecta con mi nariz; el crujido y el estallido del cartílago vienen de
dentro de mi cabeza. Me lo merezco, pero condenadamente duele.
—Hijodep… —El flujo de calor de la sangre golpea mis labios y viaja
por mi barbilla
Estoy tan enojado. Fui un idiota con Violet, Sunny está hablando
con Butterson todos los días, según mi madre, y ahora me dio un
puñetazo en la cara. Gracias a los consejos estúpidos de mi agente cara
de polla, he puesto mi orgullo antes que Violet. Todas las malditas
evasivas no tienen sentido ahora que he jodido mi relación con ella.
233
ganas de olerlas.
—Me temo que no puedo ayudarte a salir de esta —dice después de
Pág.
estamos dos a uno. Afeitarme la barba podría traer mala suerte al juego.
Cedo limpiándola en los bordes, así solo me veo parcialmente una mierda.
Pág.
—Uhhh... ¿si?
Rueda los ojos. —No puedes ir a una entrevista así.
Miro a mi camisa manchada. Tiene razón. Mi habitación es un
desastre. No he dejado que mi ama de llaves la limpie desde la última vez
que Violet se quedó.
Janette hace una mueca ante la vista, o posiblemente por el olor.
Huele horrible aquí. —¿Por qué los chicos son tan asquerosos? Métete a
la ducha. —Cuando no me muevo de inmediato, me empuja hacia el
cuarto de baño—. Estoy interesada en que consigas a tu chica para que
no arruines las eliminatorias y todas sus oportunidades de patrocinio.
Tienes que lucir y oler menos patético.
—No me importan las oportunidades de patrocinio.
—Eso está bien. No tienes por qué hacerlo. Sin embargo, es mi
trabajo cuidar de ello, así que lleva tu culo allí.
Me baño mientras recorre mi armario buscando ropa apropiada.
Veinte minutos más tarde, estoy vestido y listo para ir al estudio de
noticias.
Me inspecciona como lo haría a un pedazo de carne de vaca.
—No mires mi barba. Es para las eliminatorias —digo
afectuosamente.
—Te ves como un hombre sin hogar en ropa cara. Eso debe trabajar
a nuestro favor. —Janette me hace pasar por la puerta. Me entrega una
carpeta una vez que estamos en el auto, en dirección al estudio—. Estas
son las preguntas que te van a hacer. No seas evasivo.
Paso hoja tras hoja de preguntas. —Son muy personales.
—Ese es el punto, Alex. Has pasado los últimos siete años actuando
como un idiota mujeriego a los ojos de los medios de comunicación por
ninguna buena razón por lo que puedo ver. ¿Quieres a Violet de regreso
en tu vida?
—Sí. Definitivamente.
—¿Más de lo que quieres patrocinios?
—Claro.
—Entonces tienes que demostrarle que no eres un idiota total. Para
hacer eso, tienes que ser honesto por una vez.
Asiento y reviso las preguntas. Apenas he terminado de leer cuando
agarra las hojas de mi mano, las arruga, y las arroja en el suelo a sus
pies.
—¿Qué estás haciendo? No las he memorizado todavía.
—No quiero que las memorices, y no quiero respuestas armadas.
243
ciertamente sugiere que hay más entre ustedes que amistad. Así que
¿mentiste en tu entrevista anterior?
Pág.
Violet
Me permito estar deprimida un tiempo después de la épica
humillación televisiva. Incluso tomo días libres en el trabajo y me visto
con roñosas sudaderas con capuchas, comiendo grandes porciones de
comida chatarra. Sin embargo, me niego a revolcarme mucho tiempo en
la autocompasión. Tomé la decisión de estar con Alex incluso con la
advertencia de Buck y todas las señales ondeando justo enfrente de mi
cara. Entre los episodios de llantos incontrolables y un poco de auto odio,
busqué en los avisos clasificados un apartamento. Necesito hacer
algunos cambios en mi vida, y empiezo con buscar mi propio lugar.
Sidney me aseguró que una inmobiliaria encontró el edificio
perfecto a sólo dos cuadras de mi trabajo. Es pequeño con un sólo
dormitorio, apenas de cuarenta y seis metros cuadrados. El arriendo no
me mata, y es un barrio decente. Hay un restaurante tailandés y una
tienda de dulces dos edificios más abajo, así que me instalo. Se halla
disponible inmediatamente, lo que es una ventaja.
Tan infeliz como mi madre es de que me esté mudando de la casa
de la piscina, igualmente me ayuda a empacar mis cosas. Tres semanas
después de que me abandonaran públicamente, Buck y Sidney cargan el
247
necesito. Por mucho que me duele el corazón, lo mejor que puedo hacer
es moverme hacía delante. Cambié mi número de celular, bloqueé la
dirección de correo de Alex, y me mantuve alejada de las redes sociales.
Alex me ha buscado en más de una ocasión, no sólo en mi casa
sino que también en el trabajo. Hasta ahora todos han sido buenos
manteniéndolo alejado de mí, y lo agradezco. No quiero verlo, porque no
creo que todavía sea lo suficientemente fuerte para no llorar en frente de
él.
—¿Qué quieres que haga con esta caja? —pregunta Charlene.
Se encuentra marcada con una calcomanía de riesgo biológico.
—Puedes dejarla en el closet del dormitorio. Más tarde averiguaré
que haré con eso.
Ella y mi mamá intercambian una mirada.
—¿Qué hay dentro? —Charlene revisa su interior.
—Todas las cosas de Alex. No me encuentro lista para deshacerme
de ellas aún, ¿sí?
Mi mamá pone sus brazos alrededor de mí y me da un abrazo. —
Está bien, Vi. Cuando estés lista, podemos emborracharnos y quemar
todo.
Me río y sollozo. El corazón roto tiene el nombre bien puesto. El
pensamiento de quemar al castor Waters hace un nudo en mi estómago.
No sé si estaré lista para eso.
Mi mamá da un pequeño salto, como un pequeño terrier y aplaude.
—¡Conseguí algunas cosas nuevas para ti! —Abre una caja llena de cosas
nuevas de vidrio. Es otra distracción, y me da gusto que lo haga. Pensar
en Alex me pone sensible.
Resulta que fue de compras con la tarjeta de crédito de Sidney, así
que obtengo un montón de cosas nuevas que no esperaba. Incluyendo un
televisor de pantalla plana y un impresionante sofá de cuero. Una vez que
mi dormitorio y mi sala de estar se hallan ordenadas, y la mayoría de las
cajas ya se encuentran desempacadas, nos reímos y abrimos algunas
cervezas y pedimos una pizza.
Charlene se queda mucho más tiempo después de que mamá se va
a casa. Vemos comedias malas en mi televisor de alta definición hasta
que sus ojos se comienzan a cerrar y decide irse. Tan pronto como lo
hace, las lágrimas que he guardado durante todo el día comienzan a caer.
Quiero que el dolor en mi pecho se detenga, pero sé que tomará tiempo.
Me torturo viendo lo más destacado del hockey hasta que mis ojos están
hinchados y me siento demasiado cansada para mantenerlos abiertos.
En la cama, me muevo y doy vueltas, sin poder dormir.
Me quedo en la oscuridad mirando hacía el armario. Varios
248
mi boca.
—¿Violet? —Su frente se apoya contra la puerta, así que sólo soy
capaz de ver su mandíbula, y lo oigo suspirar—. Sé que te encuentras
ahí. Vi tu auto estacionado y te oí haciendo ruido.
No digo nada, mis manos se aprietan contra la puerta de acero que
nos separa. A pesar de que lo odio, lo amo, y malditamente duele tan mal.
Sólo quiero que pare. Ojalá no nos hubiera hecho esto; quiero que se
vaya, pero quiero que se quede. También quiero saber cómo diablos se
las arregló para llegar hasta aquí.
Tengo que enterrar mi cara en el hueco de mi codo y morderme mi
sudadera con capucha para ahogar un patético sollozo.
—Sé que la cagué, Violet. Sólo quiero hablar contigo. Nena, ¿por
favor? Te echo de menos. Cometí un error. Déjame explicarte, tal vez
podamos resolver las cosas. Quiero arreglar esto.
Tomo dos o tres profundas respiraciones y aprieto mis puños, así
no tomo la manilla de la puerta. Quiero hablar con él. Quiero que Alex
tenga una razón para lo que hizo con nosotros. Pero no importa cuál sea,
no va a hacer suficientemente buena. No hay justificación para ese tipo
de humillación.
Aunque saber esto no impide que el dolor de mi corazón queme
hasta niveles que no puedo soportar.
—Nena, abre la puerta. No tienes que dejarme entrar. Me quedaré
en el pasillo. Incluso puedes dejar la cadena de la cerradura. Sólo quiero
verte. —Hace una pausa y espera unos pocos segundos. Su cabeza golpea
la puerta—. Todo es una mierda sin ti. Me hallaba bajo mucha presión.
No quise decir lo que dije…
—¿Entonces porque lo dijiste? —grito y luego cubro mi boca con la
mano, horrorizada por lo débil que soy por no mantenerme callada. Miro
de nuevo por la mirilla para verlo levantar la cabeza, pegando sus manos
a ambos lados.
—Porque soy un idiota. Por favor, Violet. No me hagas hablar
contigo de esta forma. Dame una oportunidad para explicarte.
—¿Para qué molestarse? De todos modos, todo lo que dices es una
mierda.
Se queda mirando directamente a la mirilla como si supiera que me
encuentro al otro lado, codiciando su hermoso rostro e irritablemente
perfecto. —Sabes que no es cierto. La gente comete errores. Este es un
grave error, y me gustaría poder volver atrás, pero no puedo. Lo siento
mucho. No quería hacerte daño.
Cierro los ojos, el penetrante dolor dentro de mí saliendo.
253
cambiar eso.
—Bebé, por favor. Escúchame. —La desesperación en su voz se
refleja a sus ojos.
—Tienes que irte. —Mis palabras se hallan en completo desacuerdo
con lo que quiere mi corazón. Lo que más quiero, es abrir la puerta y
hacer exactamente lo que me pide: quiero oír lo que tiene que decir. Si lo
hago, hay una muy buena posibilidad que voy a estar tentada a darle la
segunda o tercera oportunidad que busca, y mi pobre corazón no será
capaz de aguantar eso en este momento.
—Todo lo que quiero es cinco minutos. ¿No puedes darme eso?
Tengo que darle eso; es tan persistente hasta el punto del
cansancio.
Me hallo a punto de amenazarlo con llamar a Buck y hacer que lo
saque del edificio por sus bolas, cuando la puerta al otro lado del pasillo
se abre. Es la señora Bullock. Es una pequeña y enérgica viejita con
cabello blanco llevando la permanente.
Mira a Alex con suspicacia. —Discúlpeme, joven. ¿Necesita ayuda
con algo?
—¡Se está yendo! —grito detrás de la puerta.
—Por favor, Violet. —Los ruegos podrían haber funcionado una vez,
pero no lo harán ahora.
Descanso mi frente contra la puerta y me estremezco por cómo se
rompe mi voz. —Sólo vete, Alex.
La señora Bullock toma una larga calada de su cigarro y levanta
una ceja dibujada hacia Alex. —Ya oíste a la joven. Es hora que te vayas.
Alex frota una palma sobre su rostro y hace un gesto de dolor. —
No voy a renunciar a nosotros.
La señora Bullock vuelve a su departamento, pero deja la puerta
abierta. Alex se da vuelva hacia la mirilla. —Entiendo si necesitas más
tiempo, pero me importas demasiado como para irme.
—Estoy segura que tienes una manera de mierda de demostrarlo.
Mi mano se encuentra en la manilla de la puerta.
Afortunadamente, la señora Bullock regresa con un palo de escoba. No
le da la oportunidad a Alex de irse en paz. En cambio, comienza a
golpearlo en los hombros.
—Cuando una mujer dice que te vayas, te vas, ¡maldita sea! —grita
la señora Bullock.
Dios bendiga su antiguo corazón violento.
Alex se cubre la cabeza con las manos. —¡Bien! ¡Bien! Me voy. —
Sale de mi línea de visión—. No me voy a rendir, Violet. Voy a encontrar
254
algo impresionante que decir debido a que mi sentido del olfato es casi
inexistente gracias a estos. —Apunta al cigarro—. Bueno, querida, la
Pág.
256
Pág.
Todo sobre Alex me está desgastando
Traducido por Dannygonzal & Fany Stgo.
Corregido por Nikky
Violet
A la mañana siguiente, encuentro un enorme arreglo de frutas
cubiertas de chocolate con forma de flores.
El mensaje en la tarjeta dice:
Te quiero de regreso.
Alex
Me siento tentada a tirarlo a la basura, pero sería un desperdicio,
y las frutas se ven increíbles. Además, está cubierto de chocolate. Así que
lo pongo en el refrigerador. Más tarde lo compartiré con la señora Bullock.
Cuando llego al trabajo, Charlene ya se encuentra en mi escritorio
con un rollo de canela y un café. Le cuento sobre la visita de Alex y del
arreglo de frutas. Incluso me las arreglo para no llorar, lo cual es un
avance. Decide que necesitamos una noche de chicas, y estoy de acuerdo.
En parte porque tengo miedo que él aparezca de nuevo en mi
apartamento y que esta vez no tenga el control necesario para no dejarlo
entrar.
El taxi se detiene frente al edificio de mi apartamento. Ninguna
manejará ya que el plan es emborracharnos. Subo en el asiento trasero
y me sigue, dándole al taxista la dirección.
―Creo que deberías hablar con él.
257
No le respondo.
Mi mamá estuvo soltando indirectas, no muy sutiles, de que
Pág.
266
Pág.
Declaraciones públicas de amor,
comunicación y sesiones de besos de
reconciliación son endiabladamente divertidas
Traducido por Mel Wentworth & Jasiel Odair
Corregido por Laurita PI
Violet
Es la declaración de amor más cursi de todas. Pertenece a una de
esas comedias que mamá me obliga a mirar en la noche de chicas. Las
que adoro en secreto pero finjo odiar.
Estoy congelada, lo cual es desafortunado ya que mi boca se
encuentra abierta en completo shock. Sé que debería hacer algo, pero
parece que no puedo conectar mi cerebro y mi cuerpo. Charlene salta
junto a mí, gritando con fuerza hacia la reportera que sigue intentando
hacerme preguntas que soy incapaz de responder. Mi mamá toma el
micrófono y con gracia responde por mí. Ignora sus comentarios sobre mi
relación con Alex y les dice cuán emocionada me siento que los Hawks
hayan ganado la copa. Funciona para mí.
Alex le devuelve el micrófono a la mujer con los ojos amplios y se
abre paso entre la multitud.
—Te amo —dice Alex. No puedo oír las palabras porque hay
demasiado ruido. Por todo lo que sé, podía estar diciendo “termo” lo cual
luce como “te amo”.
267
dijo a toda la nación que mira deportes que éramos solo amigos.
Asiento, emoción y nerviosismo revolviéndose en mi estómago. —
Lo prometo.
Se agacha, sus labios cerca de los míos. —Probablemente debería
haber preguntado antes de besarte la primera vez, ¿eh? ¿Puedo robarte
uno más? ¿Por favor?
Con mi asentimiento, sus labios tocan los míos. No intenta deslizar
la lengua esta vez.
Mis padres y Charlene esperan fuera de los vestuarios. Me rodean
como un cuerpo de seguridad, escondiéndome de los flashes de las
cámaras de los teléfonos, cámaras de video y micrófonos extendidos. Sin
duda, Alex creó un alboroto esta noche.
—¡Sabía que finalmente entraría en razón! —grita mamá.
Charlene asiente. —¡Y yo que pensaba que Alex sacó las armas
grandes con la entrevista! ¡Todo el mundo va a hablar de esto!
Mientras nos dirigimos hacia la fiesta posterior, mis nervios entran
a toda marcha. Tan increíble y vergonzoso como es estar en el lado
receptivo de una profesión de amor pública, Alex y yo todavía tenemos
que hablar.
pides que me mude contigo, y al siguiente le dices a los medios que solo
somos amigos. ¿Cómo funciona eso, Alex?
Pág.
puedo correr. Tan aterrador como es, preferiría tener una oportunidad
con él que preguntarme si podríamos haberlo hecho funcionar si yo
hubiera sido un poco más valiente.
Tomo una respiración profunda para calmarme. —Solo no hagas
algo así nunca más y no tendré que hacerlo.
—No lo haré. Te lo prometo. —El coche se detiene mientras se
mueve para besarme, y el intercomunicador en el techo cruje.
—Señor Waters, hemos llegado.
Alex cierra los ojos y exhala en un suspiro molesto. Soltándome, se
acerca, abre la puerta y Jeeves me ofrece la mano. La acepto, sintiéndome
un poco inestable después de una conversación tan intensa. Alex le da
las gracias y me guía por las escaleras a su casa.
Una vez que estamos dentro, las cosas se vuelven incómodas de
nuevo. Mete las manos en los bolsillos y me ofrece una copa.
—No tengo sed en este momento.
—Ni yo.
Se rasca la barba. —¿Quieres hablar un poco más?
Niego con la cabeza. —No creo.
—Podríamos jugar Scrabble.
Correcto. Porque eso es lo que quiero hacer en este momento.
—Tal vez en otra ocasión. —Me acerco, y mi pecho casi roza su
estómago a través de las capas inconvenientes de su traje. Sus ojos caen
a mi escote. Me puse un escote en V esta noche por una razón—. ¿Vas a
darme un beso?
Traga. —¿Quieres que lo haga?
—Creo que sería una buena idea.
—Yo también.
Vacila hasta que me presiono contra su cuerpo, tocándonos. Luego
ahueca mi nuca con la palma de su mano y se lanza sobre mí. Todo es
lengua, dientes y agresión.
Nos quedamos en el vestíbulo durante unos diez minutos, nuestras
bocas follando con abandono. Es lo mismo, pero diferente. Tanto ha
cambiado entre nosotros desde la última vez que estuvimos juntos.
Pero sigue siendo Alex, y sigo siendo Violet. Ya tiene su mano
dentro de mi camisa. Al mismo tiempo, trata de deshacerse de su
chaqueta, llevándome a las escaleras. En un raro momento de torpeza,
se tropieza en el primer escalón y aterrizamos en el suelo. La intensidad
del momento se rompe, y me río contra sus labios.
Se levanta apoyándose en sus brazos, sus ojos son salvajes, el
273
Niego con la cabeza y le tiro hacia abajo por la corbata. —No dejes
de besarme.
—Jodido infierno, te he extrañado tanto.
Con un brazo alrededor de mi cintura, Alex me arrastra por las
escaleras mientras mantiene su boca fusionada con la mía. La
coordinación de hacer esto es asombrosa. Sigo chocando mis codos en
las escaleras en el camino. La única razón por la que mi cabeza está
segura es porque Alex sostiene mi nuca. Hace una pausa en la cima de
la escalera, al parecer incapaz de esperar hasta que estemos en la
privacidad y comodidad de su habitación.
Tira su corbata a un lado, seguida de mi camisa. Alex pasa a su
camisa, abriendo los botones. Mientras tanto, lucho en vano con el
broche de mi sujetador, incapaz de conseguir que se abra a pesar de
haber hecho esto cada maldito día durante los últimos diez años o más.
Mi pecho se halla en la cara de Alex, así que desliza dos dedos en
la parte delantera de mi sujetador entre mis tetas. Luego da un tirón, con
fuerza. Un bretel rebota en la barandilla.
—¿Qué demonios? —pregunto porque, bueno, ¿qué demonios? Es
un sujetador de marca nuevo.
—Te voy a comprar otro. Lo quería fuera. —Su boca desciende
sobre un duro pezón, y la palma cubre el otro libre.
Gime, aprieta, busca a tientas, chupa y gime un poco más. Lanzo
mi cabeza hacia atrás y me golpeo en la barandilla cuando usa sus
dientes.
Alex levanta la mirada. —¿Estás bien?
Gimo en respuesta.
—Dios, eres sexy —dice alrededor de mi pezón, en apuros para
dejar de besarlo, supongo.
—¿Sabes lo que es sexy? —Mi voz sale ronca y baja. Mi intención
es sonar sensual, no como si tuviera un problema pulmonar.
—¿Mmm?
—Tú, medio desnudo.
—¿Eso crees? —Nos levanta.
—¿Sabes lo que es aún más sexy? —pregunto mientras me levanta
y me lleva por el pasillo.
—¿Tú desnuda?
—No. Tú desnudo.
Tan pronto como me tira en la cama, desabrocho frenéticamente
su cinturón y doy un tirón a sus pantalones.
274
277
Pág.
Incluso las relaciones
asombrosas necesitan trabajo
Traducido por Miry
Corregido por Auris
Violet
Nuestra relación no es mágicamente perfecta después de que Alex
se disculpara e intercambiáramos nuestros “te amo”. Estamos
entendiendo las cosas y divirtiéndonos mientras lo hacemos.
Fuera de temporada, entrena casi a diario, y gran parte de su
tiempo libre es absorbido por anuncios promocionales. Al parecer,
ponerse a sí mismo en el ojo del huracán con una declaración pública de
amor, tiene un impacto increíble en la mercadotecnia. Las compañías
piden a gritos utilizarlo para diversas campañas. En lo personal, mi
favorita es la promoción a los condones Trojan. Los extra grandes, por
supuesto. Tengo una silueta suya de dos metros en la esquina de mi
dormitorio. Viste sólo bóxer. Es la mejor inspiración que tengo para
masturbarme. Alex lo voltea de cara a la pared cada vez que duerme en
mi apartamento.
No me he ido a vivir con él, aún. Sólo han pasado un par de meses
desde que volvimos, y trato de no apresurar las cosas. Alex es como un
príncipe de cuento de hadas. No como uno que viene montando como un
caballero de blanca armadura para salvarme, sino más como uno que se
278
blando como para hacer más que mirar desde una posición semi
acostada.
Alex es un gran fan de la comida después del sexo. No tengo un
cocinero personal que prepare este tipo de cosas para mí, así que tenemos
que salir para conseguir algo. Me encuentro demasiado atontada después
del orgasmo como para discutir en contra de eso, así que trato de
averiguar cómo usar mis piernas de nuevo y vestirme, con su ayuda.
Camino de puntillas rápidamente al pasar la puerta de Melvin. Alex
tiene otras ideas; golpea con la fuerza suficiente para hacer que la luz por
encima de nosotros tiemble. Melvin se asoma con la cadena de la
cerradura aun puesta. Su ojo, el único que puedo ver, se mueve hacia mí
y luego hacia otro lado. Su rostro se vuelve rojo como un tomate.
Alex arruga la nariz cuando le llega el apestoso olor que emana del
apartamento. Su sonrisa es oscura, y mantiene un brazo envuelto
protectoramente en mí. —Oye, amigo. ¿Te importaría mantener la música
baja en el futuro? Violet es demasiado educada para pedirlo. Esto hace
que le sea difícil funcionar. —Alex remarca el “funk” en funcionar, lo que
hace que suene como fuck-shun13.
—Oh, sí, sí, claro. —Melvin asiente, mirándolo con los ojos abiertos.
—Gracias, hombre. —Alex me guía por el pasillo con la mano en mi
trasero. Protesto, pero en realidad es algo divertido.
Dos semanas terriblemente embarazosas después del fiasco del
sexo contra la pared, durante la cual Melvin me evita y la señora Bullock
da guiños conocedores, las tuberías en mi cocina explotan e inundan mi
apartamento. El casero me dice que tomará una semana arreglarlo.
Alex reacciona de forma exagerada y le dice que eso es inaceptable.
La actitud del casero de “no es mi problema” lo enoja. Después de un
encuentro a gritos, donde Alex, cuestionablemente, amenaza con
golpearle el trasero con su palo de hockey, el casero dice que hará su
mejor esfuerzo para arreglar las tuberías lo más rápido posible. Alex no
parece terriblemente preocupado por las tuberías, para ser honesta.
Me apresuro a tirar un montón de cosas en una bolsa de viaje, y
nos dirigimos a su casa.
Frota mi nuca. —Puedes quedarte conmigo hasta que arreglen las
tuberías.
—De acuerdo. —Realmente no consideré ninguna otra opción,
aunque la casa de la piscina de mis padres siempre está abierta, si no
me importa que mi mamá entre sin previo aviso.
281
Me acostumbré a verlo todos los días. Incluso le cociné, concedo que todo
lo que tuve que hacer fue programar el temporizador en el horno. Hice
una ensalada para acompañar. Y elegí una botella de vino. Estoy
totalmente domesticada.
Al segundo en que abro la puerta de mi apartamento, soy golpeada
en mi sentido olfativo. Huele como a calcetín de gimnasio cubierto de
huevos podridos. También se encuentra muy caliente. Descubro que el
olor nauseabundo es, en realidad, la basura. Para cuando he terminado
de sacarla, me encuentro muerta de sed y chorreando sudor. No es una
apariencia sexy. Me doy una ducha tibia y debato mis opciones.
Alex será más que feliz de tenerme de vuelta en su casa, y me siento
feliz de estar ahí. También me encuentro segura de que si regreso, no es
probable que quiera regresar a mi apartamento. Me he contenido,
pensando que si espero hasta el final del verano, habremos estado juntos
el tiempo suficiente para que sea razonable. Poner una línea de tiempo
no cambia si me encuentro lista o no para ese paso.
Empaco una maleta llena de ropa y lanzo algunos objetos
esenciales, como mi set de depilación con cera y maquinillas de afeitar,
en una caja. Dice mucho que nunca terminé de desempacar. Seis cajas
permanecen en el fondo de mi armario, contiene elementos que deben ir
en los armarios o estanterías. No me he tomado el tiempo para que eso
ocurra. Este apartamento siempre ha sido provisional, una parada de
camino a otro destino.
Son más de las nueve cuando llevo todas las cosas al coche y
conduzco hacia la casa de Alex. No me molesté en llamar. Aparco tan
cerca de la puerta principal como puedo y ruedo mi maleta por las
escaleras. Tengo el código para entrar, pero imagino que es más
impactante si toco el timbre.
Abre la puerta vistiendo sólo un par de pantalones cortos de
baloncesto. Es bueno en casi todos los deportes que incluyen balones o
discos.
Mira hacia mi maleta. —Hola. ¿Olvidaste el código?
—Mis manos se encontraban llenas. Algo está mal con el aire
acondicionado en mi departamento —digo a modo de explicación.
La emoción en sus ojos se atenúa, pero toma mi maleta igual. —
Oh. ¿Así que quieres quedarte aquí por un par de días más?
—En realidad, no llamé al casero al respecto.
—Tendrá que hacer algo, Violet. No puedes estar sin aire en el piso
veinte.
—Ese es el asunto —digo mientras lo sigo dentro de la casa—. No
creo que quiera quedarme allí durante el verano.
284
Se gira, con los ojos muy abiertos del tipo asociado con sorpresa y
esperanza. —¿Vas a mudarte conmigo?
Pág.
285
Pág.
La polla monstruosa es un súper
héroe
Traducido por Alessandra Wilde & Fany Stgo.
Corregido por Daniela Agrafojo
Alex
—Violet, ¿estás lista para irnos? Tenemos que llegar al aeropuerto.
—Compruebo el dormitorio. No la encuentro en ninguna parte. Podría
jurar que me dijo que hacía sus maletas. Esto es inusual, donde está
Violet, raramente hay silencio—. ¿Violet?
—¿Qué haces? —Casi me mata del susto cuando sale de la
habitación de invitados que hemos convertido en su “espacio privado”, y
que utiliza para almacenar sus cajas sin desempacar.
—Trataba de encontrarte. ¿Estás lista? —La miro de arriba abajo.
Definitivamente no está lista para irnos. Lleva bragas y una
camiseta sin sujetador. Tenemos que partir en los siguientes quince
minutos para poder llegar a nuestro vuelo. No tiene puesto un sujetador.
Cubre su pecho con uno de los libros que está sosteniendo. Sólo
esconde una de sus tetas. Hace lo mismo con la otra mano, protegiendo
su erecto pezón de mis ojos codiciosos. El daño ya está hecho. Los he
visto. El monstruo en mis pantalones ha despertado.
—Mira lo que has hecho. —Apunto a mi entrepierna.
286
Violet baja los libros, burlándose de mí. Los pechos son lo mejor
que jamás se haya creado. Mi pene está de acuerdo. Se presiona contra
el cierre de mis pantalones, tratando de abrirse camino hacia afuera y
llegar a las tetas de Violet, y posiblemente entre sus muslos, ya que ese
es su lugar favorito para pasar el rato.
—No tenemos tiempo, Violet.
Se balancea hacia adelante y se frota contra mí. Puedo sentir sus
pezones a través de la fina tela de nuestras camisetas, lo que empeora la
hinchazón en mis pantalones. No puedo lidiar con el dolor de una
erección durante las próximas tres horas.
—Voy a resolver tu problema en el camino hacia el aeropuerto;
siempre y cuando puedas realizar múltiples tareas. —Acaricia mi polla a
través de mis pantalones.
La lujuria se abre paso en mi cerebro. Estoy seguro de que escuché
una insinuación al camino por delante.
—¿Qué puedo hacer para ayudar?
—Creo que puedes sostener mis tetas por mí. —Se mira fijamente
el pecho.
Ya estoy ahuecándolos.
Les doy un apretón y trato de besarla. Esto lleva a una cierta
fricción sobre la ropa de polla contra coño hasta que suena la alarma de
mi teléfono; tenemos cinco minutos para llegar al coche e irnos, o vamos
a perder nuestro vuelo. Nos apartamos el uno del otro. Violet se pone uno
de esos pantalones de yoga, y cargo el coche. Secretamente, verifico mi
bolsa de equipaje de mano por última vez para asegurarme de que la caja
de Tiffany todavía se encuentra en el bolsillo delantero.
Una vez que estamos en camino, Violet juega con la radio, se
agacha bajo su cinturón de seguridad, y sigue adelante con su estrategia
de resolución de problemas. Reclino el asiento para darle más espacio
para hacer lo suyo. Es lo suficientemente considerada como para sujetar
su cabello en una cola de caballo para que yo pueda ver lo que está
haciendo mientras lo está haciendo.
Voy a admitir que es bastante difícil concentrarse en conducir
mientras los labios de Violet se envuelven alrededor de mi polla. Estoy
dispuesto a perfeccionar el arte de la multitarea si decide que quiere
volver a hacerlo. No es hasta que estoy gimiendo y viniéndome que me
doy cuenta de que voy a casi ciento setenta kilómetros por hora. Llegamos
al aeropuerto en un tiempo récord. Tengo la suerte de evadir una multa
por velocidad y un cargo por exposición indecente.
El vuelo de Chicago a Toronto es corto, y estoy súper relajado,
gracias a Violet y su boca. Recogemos el coche de alquiler una vez que
aterrizamos y dejamos la ciudad hacia el norte, lejos de los rascacielos y
287
francés canadiense?
—Es agradable, ya sabes, ¿como los chicos franceses? Y romántico.
—Violet le da mi polla una caricia afectuosa, se inclina y besa la punta
por debajo del bigote dibujado—. Tuve un sueño un tiempo atrás; La
súper PM tenía acento francés.
—Claro. —Porque soñar con mi polla como un superhéroe no es lo
suficientemente extraño. Tiene que tener un acento.
—Una vez, soñé que llevaba un esmoquin y fuimos al baile. —Violet
rodea la cabeza con un dedo—. El pene del baile incluso tenía gafas.
Estoy perdiendo el enfoque. Todavía estoy sorprendido por el
estado castrado de mi polla, pero su mano se siente bien. Se inclina hacia
adelante, como si estuviera a punto de darle un beso de nuevo. Lo hace.
Incluso yo me estoy refiriendo a mi polla como si fuera su propia persona.
Esto es tan extraño. De repente es doloroso.
Me siento y gruño cuando mi pene se endurece más gracias a las
caricias de Violet. La capa tiene un pequeño lazo atado debajo de la
cabeza; que está cortándome la circulación.
Estoy sólo tres cuartas partes de estar completamente duro. Puedo
aumentar de tamaño. Y todavía tengo para más. Va a decapitar mi polla.
—¡La capa! ¡Está atada demasiado apretada!
—¡Oh! ¡Oh Dios! ¡Estoy sofocando a la Súper PM! —Tira del lazo,
pero el moño se vuelve un nudo—. ¡Mierda! —Su agudo tono de voz
alimenta mi pánico.
Alejo sus manos. —Déjame tratar. —Tal vez si no me está tocando,
la polla dejará de crecer. Violet se pone de pie. Lleva un par de calzoncillos
de superhéroes y una camiseta sencilla. De nuevo está sin un maldito
sujetador. Mierda. Grito como una niña cuando el dolor se intensifica.
—¡Voy por las tijeras! —Violet sale corriendo de la sala, llevándose
sus pezones turgentes con ella.
—¿Qué? —grito.
Imágenes de un pene cortado llenan mi mente, desinflando mi polla
marginalmente. El problema es que la sangre ya atrapada por encima del
cuello de la capa se vacía lentamente, y sigo mayormente duro.
Violet vuelve con un enorme par de tijeras. La idea de cualquier
objeto afilado cerca de mi polla no es atractiva.
—¿Qué carajo, Violet? ¡No te atrevas a venir a mí con esas! ¿No
tienes un par de tijeras de uñas o algo no tan jodidamente enorme?
—¡Tu snuffie está sufriendo! Prometo que seré cuidadosa. —Violet
señala a la cabeza de mi polla como si no estuviera al tanto del problema.
—Que Dios me ayude, si me cortas el… —Dejo la frase en el aire. Si
290
inferior tiembla.
Extiendo mi mano. —Dámelas. —No necesito una mujer llorando
con unas tijeras cerca de mi polla.
Violet las entrega. Hundiéndose en el suelo frente a mí, se retuerce
las manos, angustiada. Tomo una respiración profunda y pienso en la
abuela Waters sin dientes. Parece ayudarme con la deflación lo suficiente
como para que pueda deslizar la tijera entre mi eje y la cuerda. Con un
tijeretazo soy libre, y la circulación regresa a la cabeza. Me dejo caer en
el sofá, lanzando un suspiro de alivio cuando el flujo de sangre se iguala
y el dolor desaparece.
—¿Alex? —pregunta Violet en una acuosa voz baja.
No abro mis ojos porque no la quiero ver llorar. Entonces no podría
seguir enojado con ella. Considerado que tuve un par de tijeras contra mi
polla, definitivamente quiero estar enojado por unos minutos.
Gruño.
—Supongo que no fue una muy buena idea.
—¿En serio? —resoplo burlonamente y abro un ojo. Entonces me
siento mal; está llorando.
—Lo siento. Pensé que lo dejé lo bastante flojo. —Toma la pequeña
capa de mi regazo—. Incluso lo medí contra la circunferencia de la palma
de mi mano. —Violet lo demuestra formando un círculo con el dedo índice
y el pulgar—. Pensé que el velcro sería irritante.
Mi polla sigue colgando de mis pantalones cortos, encogiéndose
lentamente. Noto las letras en la parte posterior de la capa. La agarro de
su mano y la reviso. La P y la M se encuentran diseñadas de tal manera
para imitar la S en la capa de Súperman. También es azul y roja.
—¿Dónde conseguiste esto?
—Yo lo hice.
—¿Hiciste una capa para mi polla? —Espero rarezas de Violet
porque, francamente, a veces es un poco rara. O bastante.
—Pensé que sería divertido.
La sigo mirando fijamente.
—Supongo que me equivoqué. —Baja la mirada a sus manos,
mordiéndose el labio.
—Supongo que sí.
—Podría hacer las paces con ambos. —Me mira con los ojos muy
abiertos, no inocentes y tentativamente pone su mano en mi muslo cerca
de mi polla casi-suave-pero-empezando-a-ponerse-dura-de-nuevo.
Mientras que no quiero que Violet piense que tiene que realizar
favores sexuales a cambio de redimirse por casi causarle daños
291
—Nop.
Toda mi cuidadosa planificación de último minuto se irá a la
mierda si abre la caja. O podría seguir la corriente. Me siento de golpe, y
Violet finalmente suelta la caja. Levantándola de mí regazo, escaneo la
cama por una camisa. Una de las mías cuelga del pie de cama.
—Dame tus brazos —digo, sosteniéndola para que pueda
ponérsela.
—Pero pensé…
—Tenemos que hablar primero.
Parpadea nerviosamente, pero obedece. Deslizo sus manos por las
mangas y la empujo sobre su cabeza. Luego me dejo caer sobre una
rodilla y abro la caja de un tirón.
—Te amo, Violet Hall. Haces cada día una aventura. Cásate
conmigo.
Violet muerde su labio y mira fijamente el anillo. —¿Estás seguro?
—Ciento diez por ciento.
—Solo hemos estado juntos por seis meses.
Mi mano comienza a temblar de ansiedad. ¿Así es como se siente
el rechazo? Si lo es, apesta. —Podemos tener un largo compromiso.
—No me gustan las bodas grandes. —Su pánico es claro—. Todas
esas personas me ponen nerviosa. Voy a estropear los votos y decir algo
inapropiado.
—No tiene que ser grande. Podemos ser solo nosotros dos si
quieres. Podemos esperar hasta el próximo verano, o al próximo si un
año no es suficiente. Nos podemos casar aquí con un juez de paz al final
del muelle al atardecer. Un maldito Rastafari puede realizar la ceremonia
si eso es lo que quieres. No me importa la aparte de la boda. Todo lo que
quiero es estar conectado a ti de la manera más significativa posible. Te
quiero como mi esposa.
Acaricia mi mejilla. —Te amo mucho.
—¿Eso es un sí?
—Sí. Es un sí. —Su sonrisa es radiante como el sol naciente que se
refleja en el agua tranquila. Tendré la oportunidad de verla cada maldito
día de mi vida.
Exhalo aliviado. —Eso es bueno, es genial. Casi pensé que ibas a
decir que no. —Deslizo el anillo en su dedo.
—No pude decirte que no desde el principio. ¿Por qué cambiaría
eso ahora?
Entrelazo mis dedos con los suyos, beso el dorso de su mano, y me
294
—No la arruinaste.
—Como que sí lo hice. —Sus manos se deslizan por mi pecho.
—Tengo algunas ideas, si sientes que tienes que compensarme por
eso.
—Apuesto que sí.
Hacemos el amor mientras el día se desvanece en la noche y nos
quedamos envueltos el uno en el otro hasta que el sol desparece bajo la
línea de árboles.
Violet se estremece. Al principio pienso que es porque tiene frío,
pero luego estalla en una risita ahogada.
—¿Qué es tan gracioso?
Se ríe de nuevo. —Pensaba en tu Súper PM.
Parece que Violet le ha dado a mi polla un nombre de superhéroe.
Es mejor que snuffie. —No es una gran sorpresa ya que ha estado
haciendo que te corras durante la última hora.
—¿Buscando cumplidos?
—Solo establezco los hechos.
—Le voy a hacer un esmoquin.
—¿Un esmoquin?
—Y le voy a hacer un velo a mi castor. Pueden tener su propia
ceremonia privada.
—¿De qué hablas?
—De la Súper PM. Necesita un esmoquin, pero no una corbata. Eso
sería peligroso. —Todo el cuerpo de Violet se sacude por la risa contenida.
Tomo su rostro entre mis manos. —Esta ridiculez justo aquí… —la
beso—, es la razón de que quiera pasar el resto de mi vida contigo.
Sus manos cubren las mías, su sonrisa llena de ternura y amor. —
Me alegro tanto de que pelearas por mí. Eres la mejor oportunidad que
he tomado.
Fin
295
Pág.
Miller “Buck” Butterson ha estado follando su
paso por la vida desde que un disco le arregló
los dientes frontales torcidos, y fue reclutado en
NHL durante su primer año en la universidad.
Después de cinco años bloqueando tiros en el
hielo y anotándolos con conejitas de hockey a lo
largo de Estados Unidos y partes de Canadá,
Miller está listo para una novia. Una de verdad,
no de la variedad de las conejitas. Una que lleve
a citas y no salte a la cama después de cinco
segundos de conversación.
Miller piensa que encontró a esa mujer en la
hermana de su compañero de equipo. Excepto
que, a diferencia de Alex Waters, central,
capitán del equipo y un buen tipo en todos los
aspectos —que casualmente sale con su hermanastra— la reputación de
mujeriego de Miller está bien ganada, y no explotada fuera de proporción
por los medios. Más allá de ese detalle menor, Miller no sabe nada sobre
tener una novia. Pero está determinado a hacer que suceda.
Lo que no tomó en consideración es la cantidad de tiempo y
esfuerzo que requiere una relación, o que permitir constantemente que
las conejitas se tomen selfies con él para subirlas en redes sociales no
van a hacer que se gane puntos en el departamento de novios. Miller
aprende —no tan rápidamente— que si quiere hacer que Sunshine
“Sunny” Waters se enamore de él, va a tener que hacer mucho más que
mostrarle sus habilidades con el palo en la habitación. 296
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Mientras buscaba su siguiente dosis de Twilight,
Helena Hunting se tropezó con toda una nueva
sub-cultura de escritura, el fan fiction. Las
historias que encontró la obligaron a comenzar a
escribir de nuevo y la historia de Hayden y Tenley
nació.
Clipped Wings e Inked Armour cautivaron a
varios sitios de fan fiction, y han sido publicados
completamente.
La exitosa autora de la serie Pucked vive a las
afueras de Toronto con su increíble tolerante
familia y dos algo intolerantes gatos. Escribe
romance contemporáneo que va desde el género New Adult hasta la
comedia romántica en deportes.
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