Professional Documents
Culture Documents
La Diabetes Mellitus
La Diabetes Mellitus
¿Sabías que...?
«Azúcar» en sangre quiere decir, en realidad, glucosa en
sangre.
Insulina
La insulina, una hormona secretada por el páncreas (un órgano situado
detrás del estómago que también produce enzimas digestivas), regula la
cantidad de glucosa presente en la sangre. La glucosa del torrente
sanguíneo estimula al páncreas para que produzca insulina.
Esta insulina ayuda a que la glucosa pase de la sangre a las células. Una
vez en el interior de las células, se convierte en energía de uso
inmediato o se almacena como grasa o como glucógeno o almidón
hasta que sea necesaria.
Cómo actúa la insulina
3D MODEL:
En condiciones normales, la glucemia varía a lo largo del día aumenta
después de cada comida y vuelve a los niveles previos a la comida
durante las 2 horas siguientes. Cuando los niveles de glucosa vuelven a
los anteriores a la comida, la producción de insulina disminuye. La
variación en la glucemia suele encontrarse dentro de un intervalo
reducido, alrededor de 70 a 110 miligramos por decilitro (mg/dL) o 3,9 a
6,1 milimoles por litro (mmol/L) de sangre en condiciones normales. Si
se ingiere una gran cantidad de carbohidratos, la glucemia aumenta,
como también lo hace después de cumplir los 65 años de edad, sobre
todo después de comer.
Si el organismo no produce la insulina necesaria para transportar la
glucosa a las células o si las células dejan de reaccionar con normalidad
ante la insulina (llamada resistencia a la insulina), la alta concentración
sanguínea de glucosa resultante (hiperglucemia) sumada a una cantidad
inadecuada de glucosa en las células, da lugar a los síntomas y a
las complicaciones de la diabetes .
Tipos de diabetes
Prediabetes
La prediabetes es un trastorno en el que la concentración de glucosa en
sangre es demasiado alta para ser considerada normal, pero no lo
suficiente para ser catalogada como diabetes. Se padece prediabetes
cuando la glucemia en ayunas se encuentra entre 100 mg/dL (5,6
mmol/L) y 125 mg/dL (6,9 mmol/L) o cuando la glucemia 2 horas
después de una prueba de tolerancia a la glucosa se encuentra entre
140 mg/dL (7,8 mmol/L) y 199 mg/dL (11,0 mmol/L). La prediabetes
conlleva un mayor riesgo de diabetes en el futuro, así como de
cardiopatías. Perder del 5% al 10% del peso corporal mediante una
alimentación adecuada y ejercicio reduce de forma considerable el
riesgo de padecer diabetes en el futuro.
Diabetes de tipo 1
En la diabetes de tipo 1 (antes denominada
diabetes insulinodependiente o diabetes de inicio juvenil), el sistema
inmunitario del organismo ataca las células del páncreas productoras
de insulina, y más del 90% de estas células son destruidas de forma
permanente. El páncreas, por lo tanto, produce poca o ninguna insulina.
Solo en torno al 5-10% de todas las personas con diabetes padecen la
enfermedad de tipo 1. En la mayoría de ellas, la enfermedad se
manifiesta antes de los 30 años, aunque también puede aparecer más
tarde.
Los científicos creen que un factor ambiental (posiblemente una
infección vírica o un factor nutricional en la infancia o en los primeros
años de la edad adulta) provoca que el sistema inmunitario destruya las
células pancreáticas productoras de insulina. Una predisposición
genética hace que algunas personas sean más vulnerables que otras a
los factores ambientales.
Diabetes de tipo 2
En la diabetes de tipo 2 (antes denominada diabetes no dependiente de
la insulina o diabetes de inicio adulto), el páncreas a menudo continúa
produciendo insulina, algunas veces incluso a niveles superiores a los
normales, en especial al principio de la enfermedad. Sin embargo, el
organismo desarrolla resistencia a los efectos de la insulina, por lo que
no hay suficiente insulina para satisfacer los requerimientos corporales.
A medida que la diabetes de tipo 2 progresa, la capacidad de
producir insulina del páncreas disminuye.
La diabetes de tipo 2 solía ser poco habitual en niños y en adolescentes,
pero la incidencia es cada vez mayor. Sin embargo, lo habitual es que
comience a partir de los 30 años y se vuelva más frecuente con la edad.
Alrededor del 26% de las personas mayores de 65 años padece diabetes
de tipo 2. Ciertos grupos de ascendencias presentan un riesgo mayor de
padecer diabetes de tipo 2: los afroamericanos, los americanos de
origen asiático, los indios americanos y las personas con antepasados
españoles o latinoamericanos que viven en Estados Unidos presentan
un riesgo hasta dos y tres veces mayor que las personas de ascendencia
caucásica. También existe una predisposición hereditaria a sufrir
diabetes de tipo 2.
VIDEO
Somnolencia
Náuseas
Diabetes de tipo 1
En la diabetes de tipo 1, los síntomas suelen comenzar bruscamente y
de modo notorio. A partir de ella, puede desarrollarse rápidamente un
trastorno denominado cetoacidosis diabética, una complicación en la
que el cuerpo produce un exceso de ácido. Además de los síntomas
habituales de la diabetes consistentes en la sed y la micción excesiva, los
síntomas iniciales de la cetoacidosis diabética incluyen además náuseas,
vómitos, fatiga y, sobre todo en los niños, dolor abdominal. La
respiración se vuelve rápida y profunda, debido a que el organismo
intenta corregir la acidez de la sangre (véase Acidosis ), y el aliento tiene
un olor afrutado y parecido al del producto utilizado para limpiar la laca
de uñas. Sin tratamiento, la cetoacidosis diabética evoluciona hasta el
coma y la muerte, a veces en cuestión de horas.
Tras el inicio de la diabetes tipo 1, algunas personas tienen una fase,
larga pero temporal, en la que sus niveles de glucosa son casi normales
(fase de luna de miel), debido a una recuperación parcial de la
producción de insulina.
Diabetes de tipo 2
En la diabetes de tipo 2 puede no haber síntomas durante años o
décadas antes del diagnóstico. Los síntomas son leves. Al principio, el
aumento de la micción y de la sed es leve, pero empeora de forma
gradual a lo largo de semanas o de meses. Finalmente, se siente una
fatiga extrema, es probable que la visión sea borrosa y puede haber
deshidratación.
Hemoglobina A1C
También se mide la concentración sanguínea de una proteína, la
hemoglobina A1C (llamada hemoglobina glucosilada o glicosilada). La
hemoglobina es una sustancia de color rojo, que transporta el oxígeno
en los glóbulos rojos (eritrocitos). Cuando la sangre está expuesta a
hiperglucemia durante un tiempo, la glucosa se une a la hemoglobina y
forma hemoglobina glucosilada. La concentración de hemoglobina A1C
(fracción de la hemoglobina sujeta a A1C) refleja la tendencia de la
glucemia a largo plazo y no su comportamiento ante cambios rápidos.
Tener prediabetes
Personas con sobrepeso o obesas
Las personas con estos factores de riesgo deben ser examinadas para
descartar la presencia de diabetes al menos una vez cada tres años. El
riesgo de diabetes se puede estimar usando calculadoras de riesgo en
línea. Los médicos pueden medir los niveles de hemoglobina A1C y de
glucosa en sangre en ayunas, o hacer una prueba de tolerancia oral a la
glucosa. Si los resultados de las pruebas están en la frontera entre lo
normal y lo anormal, los médicos hacen las pruebas de detección más a
menudo, al menos una vez al año.
Ejercicio
Pérdida de peso
Educación
En la diabetes tipo 1, inyecciones de insulina
Dieta
Ejercicio
Estrés
Enfermedades
Fármacos o sustancias
Personal
Hemoglobina A1C
El tratamiento se supervisa mediante un análisis de sangre denominado
determinación de la hemoglobina A1C (fracción de la hemoglobina
sujeta a glucosilación). Si existe hiperglucemia, los cambios se detectan
en la hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno en la sangre.
Estas alteraciones son directamente proporcionales a la glucemia
durante un periodo prolongado. Cuanto mayor sea la concentración de
hemoglobina A1C, más elevados han sido los niveles de glucosa. De este
modo, a diferencia de la medición de glucosa en la sangre que revela el
valor en un momento determinado, la medición de la hemoglobina A1C
pone de manifiesto si se ha controlado la glucemia en los meses
anteriores.
Fructosamina
La fructosamina, un aminoácido que se ha unido con la glucosa,
también es útil para medir la glucemia durante unas pocas semanas, y
se suele utilizar cuando los resultados de la hemoglobina A1C no son
fiables, como en los casos en los que existen formas anómalas de
hemoglobina.
Trasplante pancreático
Las personas con diabetes tipo 1 a veces reciben un trasplante del
páncreas entero o sólo de las células productoras
de insulina procedentes de un páncreas donante. Este procedimiento
puede permitir que las personas con diabetes mellitus tipo 1 mantengan
niveles normales de glucosa. Sin embargo, dado que deben
administrarse fármacos inmunosupresores para evitar que el cuerpo
rechace las células trasplantadas, el trasplante de páncreas suele
llevarse a cabo únicamente en personas que tengan complicaciones
graves causadas por la diabetes o que vayan a recibir otro órgano
trasplantado (como por ejemplo un riñón) y por lo tanto requieran
medicamentos inmunosupresores de todos modos.
Personas con dificultad para mantener los niveles de
glucemia
El término diabetes lábil se ha utilizado para referirse a personas que
sufren oscilaciones drásticas recurrentes en los niveles de glucosa en la
sangre, a menudo sin razón aparente. Sin embargo, este término ya no
se usa. Las personas con diabetes tipo 1 pueden presentar oscilaciones
más frecuentes en los niveles de glucemia, dado que no producen
insulina. Las infecciones, el retraso en el movimiento de los alimentos a
través del estómago y otros trastornos hormonales también pueden
contribuir a las oscilaciones de la glucemia. En todas las personas que
tienen dificultad para controlar la glucemia, los médicos buscan otros
trastornos que pudieran estar causando el problema, y también
proporcionan formación adicional a las personas afectadas acerca de
cómo controlar la diabetes y tomarse la medicación.
Dieta
Muchas personas mayores tienen dificultad para seguir una dieta
saludable y equilibrada, que les permita controlar la glucemia y el peso.
No es fácil cambiar las preferencias por ciertos alimentos y los hábitos
dietéticos. Algunas personas de edad avanzada tienen otros trastornos
que también guardan relación con la alimentación y no saben cómo
integrar las recomendaciones dietéticas de los diversos trastornos.
Ejercicio
Las personas de edad avanzada pueden tener dificultades para incluir el
ejercicio en su vida cotidiana, sobre todo si no han sido activas o si
tienen algún trastorno que limita su movimiento, como la artritis. Sin
embargo, es posible incorporar el ejercicio en la rutina habitual. Por
ejemplo, pueden caminar en vez de conducir o subir las escaleras en
lugar de tomar el ascensor. Además, muchas organizaciones
comunitarias ofrecen programas de ejercicios diseñados para ellas.
Fármacos o sustancias
A algunas personas ancianas les resulta difícil tomar los antidiabéticos,
sobre todo la insulina. Si los trastornos de la visión u otras afecciones les
impiden llenar correctamente la jeringa, el cuidador puede prepararlas
con antelación y guardarlas en el refrigerador. Si las dosis
de insulina que se inyectan son estables, se pueden adquirir jeringas
precargadas. Los bolígrafos de insulina precargados son más adecuados
para personas con limitaciones físicas. Algunos de estos dispositivos
tienen números grandes y selectores de fácil manipulación.
Control de los niveles de glucosa en la sangre (glucemia)
En las personas de edad avanzada, una visión deficiente, la limitación de
la destreza manual por artritis, los temblores, los accidentes
cerebrovasculares u otras limitaciones físicas dificultan la supervisión de
la glucemia. Pero se pueden usar monitores especiales. Algunos tienen
grandes pantallas numéricas que son más fáciles de leer; otros
proporcionan instrucciones y resultados audibles, y los últimos miden la
glucemia a través de la piel y no requieren que se extraiga una muestra
de sangre. Se puede consultar a un especialista en diabetes al elegir el
medidor más adecuado.
Hipoglucemia
La complicación más frecuente al tratar la hiperglucemia es
la hipoglucemia. El riesgo es mayor en las personas de edad avanzada
que se encuentran débiles, cuya enfermedad requiere hospitalización
frecuente o que toman varios fármacos. De todos los antidiabéticos
disponibles, las sulfonilureas de acción prolongada son las que
presentan una probabilidad mayor de causar hipoglucemia. Cuando se
toman estos fármacos, también existe una tendencia mayor a presentar
síntomas graves debidos a la hipoglucemia, como desmayos y caídas y
dificultad para pensar o para utilizar determinadas partes del cuerpo.
La hipoglucemia en las personas mayores puede ser menos evidente
que en las personas más jóvenes. La confusión causada por la
hipoglucemia se puede confundir con la demencia o el efecto sedante
de los medicamentos. Además, las personas que tienen dificultad para
comunicarse (como en caso de demencia o después de un accidente
cerebrovascular ) pueden no ser capaces de informar a nadie de sus
síntomas.
Prevención de la diabetes mellitus
Diabetes de tipo 1
Ningún tratamiento previene la aparición de la diabetes mellitus tipo 1.
Algunas drogas pueden inducir la remisión de la diabetes tipo 1
temprana en algunas personas, posiblemente porque evitan que el
sistema inmune destruya las células del páncreas. Sin embargo, estos
medicamentos provocan efectos secundarios que limitan su utilización.
Diabetes de tipo 2
La diabetes tipo 2 se puede prevenir con cambios en el estilo de vida.
Las personas con sobrepeso que simplemente pierdan el 7 por ciento de
su peso corporal y que aumenten la actividad física (por ejemplo,
caminar 30 minutos al día) pueden disminuir el riesgo de diabetes
mellitus en más del 50%. La metformina y la acarbosa, fármacos que se
utilizan para tratar la diabetes, pueden reducir el riesgo de diabetes en
personas con alteraciones en la regulación de la glucosa.