La revolución darwiniana ocurrida hacia mediados del siglo XIX sugirió un enfoque alternativo al problema del conocimiento que fue abordado por Dewey y los pragmatistas. Los seres humanos, en tanto productos de un desarrollo evolutivo, son seres naturales. Sus capacidades para el conocimiento y las creencias son también productos del desarrollo evolutivo natural. Esto constituye la principal razón para concebir al conocimiento como una actividad natural que puede, y debe, ser analizada con líneas compatibles con su propia naturaleza, por ejemplo, a través de la metodología de las ciencias naturales. Desde este punto de vista, no existe una fuerte separación entre las actividades que realizan las ciencias de las que caracterizan a la epistemología. Particularmente los resultados de ciencias específicas como la biología evolutiva y la psicología estarían orientados a priori para generar soluciones relevantes aplicables a problemas epistemológicos. Tales aproximaciones se denominan epistemologías naturalistas, aunque pueden o no estar relacionadas directamente con consideraciones evolutivas. Aquellas que sí están directamente inducidas por consideraciones evolutivas que argumentan que el crecimiento del conocimiento sigue patrones de la biología evolucionista constituyen las denominadas epistemologías evolucionistas. El término epistemología evolucionista fue acuñado por Donald Campbell en1974. La epistemología evolucionista proporciona respuestas a las cuestiones de la teoría del conocimiento desde una perspectiva evolutiva. La epistemología evolucionista comprende, en parte, el desarrollo de modelos y metáforas trazados desde la biología evolucionista para resolver y caracterizar temas surgidos en la epistemología y el cambio conceptual. La epistemología evolucionista también contempla cuestiones que permiten entender cómo procede la evolución biológica y la interpreta a través de modelos elaborado desde nuestra comprensión del cambio conceptual y el desarrollo de teorías. A medida que las disciplinas coevolucionan, los modelos van siendo abandonados o enriquecidos. La epistemología evolucionista se presenta como una perspectiva que pretende ser el avance más importante en la filosofía de la ciencia desde el siglo XVIII. Existe ya una abundante bibliografía sobre el tema, tanto favorable como crítica. Desde principios de los ‘70 del siglo XX, varios autores han intentado adoptar el principio de la evolución por selección para entender el continuo cambio de los comportamientos culturales. Richard Dawkins popularizó el enfoque memético. Dawkins acuñó el término “meme” como un análogo de la unidad biológica de la herencia, el gen o replicador genético. La distinción algo simplista entre replicadores genéticos o genes opuestos a todos los replicadores no genéticos, o “memes”, ha dejado una profunda huella en el pensamiento evolucionista acerca de la información cultural. Desde su concepción inicial, el término “meme” ha sido usado con muy diferentes significados y en muchos contextos distintos, infectando una amplia variedad de disciplinas. Entre los más conocidos está Dennett, quien ve la mente humana construida por memes, comparable a la programación de una computadora. Hull define el meme como un replicador y añade la interacción como factor a tener en cuenta para la evolución por selección natural o artificial. Así, él describe los procesos de evolución en la ciencia y en la biología usando definiciones exactamente iguales. Quizás el uso informal más popular del término describe a los memes como “virus de la mente”. Han sido trazados paralelismos entre ambas variedades de virus, biológicos y computacionales (Dawkins). 1.1. Stephen Toulmin: evolución biológica y evolución conceptual Stephen Toulmin1 ofrece un enfoque evolutivo de la evolución de las poblaciones conceptuales. Su intención no es la de mostrar que la evolución conceptual tiene algo de biológico, ni siquiera la de mostrar alguna analogía sustancial entre la evolución 1 Stephen Toulmin (Londres, 1922) se doctoró en filosofía en Cambridge en 1948. Trabajó con Ludwig Wittgenstein y fue influido por éste en sus primeros trabajos. Fue profesor en las universidades de Oxford, Melbourne, Leeds, Columbia, Dartmouth, Michigan, Standford, Chicado y Northwestern. Se destacan entre sus obras La comprensión humana, El legado del positivismo lógico (en coautoría con Herbert Feigt), El descubrimiento del tiempo (en coautoría con June Goodfield), Cosmópolis. biológica y la conceptual. La selección natural sería un patrón de explicación histórico aplicable también a entidades y poblaciones históricas distintas a la de organismos vivos. La intención de Toulmin es presentar una historia evolutiva de las poblaciones conceptuales científicas. La pregunta que el enfoque poblacional darwinista ayuda a contestar, de acuerdo con Toulmin, es cómo comparar racionalmente, en ausencia de principios universales del entendimiento, las posiciones intelectuales de diferentes contextos históricos y culturales. Frente a ciertas historias artificialmente internalistas que proponen una visión ahistórica del desarrollo conceptual de una dirección universal e irreversible, el enfoque poblacional darwinista proveería explicaciones acerca del desarrollo de las poblaciones conceptuales, proveyendo un enfoque que permite tratar la racionalidad de estos cambios de un modo menos oscuro para Toulmin que el propuesto por Kuhn. Lo interesante de esto es que, explícitamente, Toulmin propone considerar a la selección natural que se aplicará a las poblaciones conceptuales como no ciega, o, en su propia terminología, como acoplada. El abandono de la selección natural ciega es entendido por algunos autores como el abandono de la selección natural en general y la aceptación de un mecanismo de tipo lamarckiano. Para Toulmin la búsqueda de la sistematicidad como tarea fundamental en la ciencia y la filosofía ha eclipsado la comprensión histórica y la crítica racional. La racionalidad es lo que ha permitido a los seres humanos reconocer sus limitaciones y errores, y, de ese modo proponer y explorar alternativas superadoras que condujeron a mejorar las soluciones encaradas. Toulmin sostiene que esos procesos de transformación del conocimiento han sido y son de carácter gradual, nunca abruptos o revolucionarios. Es por ello que insiste en establecer una analogía justificadora entre los cambios en el saber humano y la evolución biológica: el conocimiento transcurre gradualmente a partir de la selección de variantes teóricas (Ruiz y Ayala, 1998: 85). Aunque diferencia la evolución de las poblaciones biológicas –según la teoría darwinista–, de la evolución intelectual, Toulmin propone que la primera puede ser tomada como modelo de explicación histórica más general para entidades históricas de otro tipo. La analogía que Toulmin propone respecto de la evolución de la ciencia establece que la ciencia es el resultado de un doble proceso: por un lado se establece una competencia entre un conjunto de variantes intelectuales que coexisten; y por otra parte, en cada generación de científicos se pone en acción un proceso de selección de dichas variante intelectuales, por lo que quedan indemnes sólo algunas de ellas, que podrán así ser transmitidas a la siguiente generación de científicos. Las teorías científicas constituirían una de las unidades de selección en el proceso evolutivo de las ideas científicas. Toulmin distingue entre el pensamiento tipológico –según el cual existirían teorías “tipos”, hegemónicas, paradigmáticas, de las que se desprenderían un conjunto de “variantes” en torno al “tipo”–, y el pensamiento poblacional –integrada por un conjunto de teorías organizadas jerárquicamente que coexisten en un momento histórico dado–. Para la primera concepción, el cambio conceptual tendría un carácter revolucionario, mientras que en la segunda, el cambio consistiría en un proceso paulatino, gradual. La adopción del enfoque gradualista hace que Toulmin considere que en el proceso de transformación de la ciencia, los conceptos no cambian todos al unísono, sino que lo hacen gradualmente. Por ejemplo, para Thomas Kuhn el pasaje de la concepción geocéntrica a la heliocéntrica constituiría un cambio de paradigma, una revolución científica, que torna inconmensurable la comparación entre teorías. Sin embargo, ciertos conceptos (también centrales para la primera teoría) –como por ejemplo, la circularidad de las órbitas de los cuerpos celestes (la denominada maldición platónica)–, es mantenida constituyendo uno de los elementos de la nueva teoría heliocéntrica propuesta en 1543 por Nicolás Copérnico, e incluso mantenida por Galileo Galilei. La circularidad en las órbitas cambiará con la propuesta de Johannes Kepler, quien propuso órbitas elípticas para los planetas del Sistema Solar. Según su enfoque gradualista y seleccionista, para Toulmin el proceso evolutivo podría resumirse en cuatro tesis que se plantean en la primera columna del cuadro de la página siguiente. Esas tesis tendrían su correlato epistemológico de la forma expresada en la segunda columna del cuadro: 1. El problema central de la biología es explicar simultáneamente la existencia de diversidad de especies y el origen y evolución de las especies. 1. En la cultura de una época histórica particular, las actividades intelectuales se organizan en diferentes disciplinas estructuradas y organizadas, que si bien, pueden cambiar a lo largo del tiempo, mantienen un “aire de familia” que permite reconocerlas perdurando en el tiempo. Habría un paralelismo entre la formación de nuevas especies a partir de una ancestral, con la generación de cambios que ocurren en las disciplinas con el tiempo. 2. La explicación darwinista conjunta de la existencia de biodiversidad y del proceso de especiación es la teoría de la evolución por medio de la selección natural; es decir variación con perpetuación selectiva, o como lo describía Darwin, “descendencia con modificación”. 2. El doble proceso de selección y variación justifica por una parte la continuidad de las ideas, como también el cambio conceptual de estas. 3. La combinación entre variación y selección natural origina las nuevas especies cuando se satisfacen ciertas condiciones contingentes como la presencia de cierta presión de selección. Toulmin solo destaca como fundamental la competencia frente a otras relaciones biótica. También recurre al aislamiento como causa del origen y evolución de las especies. 3. El proceso de evolución conceptual, – del mismo modo que en la evolución biológica– sólo puede llevarse a cabo ante la presencia de permanente generación de variaciones o innovaciones sobre las que obran las presiones selectivas. 4. Las distintas variantes biológicas se perpetúan selectivamente si, y solo si se hallan suficientemente adaptadas. 4. El cambio conceptual se lleva a cabo en un ambiente cultural y sociohistórico determinado que Toulmin denomina “ecología intelectual”. Este ambiente intelectual es el que determinaría las pautas de selección de los conceptos y, por lo tanto es el que marca las normas por las que “sobreviven” ciertas ideas y “perecen” o son olvidadas otras.
1.2. Karl Popper
Popper, como otros epistemólogos, apela a la selección natural justamente para proponer un mecanismo de descubrimiento científico. Popper, en su cruzada antinductivista, echa mano frecuentemente del concepto de variación ciega. Él consideró que la selección natural era una herramienta que daba cuenta también de la evolución conceptual. A diferencia de la postura de Toulmin, quien ve en el darwinismo una analogía explicativa, para la concepción popperiana, tanto la evolución biológica como la evolución conceptual son procesos que pueden ser explicados por la misma teoría. En ambos casos lo que debe explicarse es la adaptación: la de los organismos vivientes a su ambiente, en el primer caso, y las teorías científicas a la naturaleza, en el segundo. O sea que la adaptación es el fenómeno general que explica el darwinismo. Para Popper si la analogía funciona significa que las teorías evolucionan mediante un proceso de evolución cuyo mecanismo es la selección natural.
1.3. David Hull
Hull es otro autor al que se puede acudir para observar la selección epistémica darwiniana en acción. Su preocupación también radica en el cambio conceptual en la ciencia. Las preguntas que intenta contestar tienen que ver con el comportamiento de los científicos y se parecen a las que los biólogos se han hecho acerca de los organismos vivos. Por ejemplo, por qué se comportan en ciertas ocasiones de manera altruista, y en otras no. Hull utiliza la versión de la selección natural propuesta por Dawkins, en la que se habla de replicadores, interactores y linajes. También asume a la selección natural como un modelo explicativo literal histórico, aplicable tanto en Biología como en Epistemología. Los replicadores serían las creencias acerca de los objetivos de la ciencia, los métodos para alcanzar tales objetivos, las teorías, las hipótesis, etc. Hull los llama “replicadores conceptuales”. Los científicos serían los interactores. Del mismo modo que los genes se relacionan con el ambiente a través de los organismos vivos, sus interactores, los replicadores conceptuales interactuarían a través de los científicos. Las respuestas a las preguntas que Hull intenta contestar tendrán que ver con el intento de los científicos de incrementar su adecuación conceptual inclusiva. Cuando Hull caracteriza a la selección natural que aplica en su enfoque, es absolutamente explícito en rechazar el adjetivo de ciega. Es que no está interesado en mostrar cómo se originan las variaciones. Las da por sentado y utiliza el mecanismo de selección natural darwiniana para iluminar otros aspectos de la evolución de los conceptos científicos.
2. Algunas críticas a la epistemología evolucionista
Las siguientes son las principales críticas realizadas contra la epistemología evolucionista: No es propiamente epistemología, ya que tiene un carácter descriptivo y no normativo; es decir, no sirve para justificar nuestros conocimientos, ni para establecer criterios de acuerdo con los cuales poder juzgar si son o no correctos. Se basa en un argumento circular (tautológico), ya que para establecer la fiabilidad de nuestro conocimiento presupone que la ciencia, y en particular la teoría de la evolución, es fiable. Por tanto, no puede establecer legítimamente la fiabilidad de nuestros conocimientos. No ha ofrecido hasta el momento resultados concretos, lo que la reduce a un nivel puramente programático.
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