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Discursos de odio en las redes sociales

Desarrollo de la Actividad #3

Ramiro Antonio Marulanda Zapata, Jonathan Andrés Misas Moreno y Ferley Diomedes
Torres Torres

Programas de Ingeniería Informática y Filosofía. Facultad de Ciencias de la Educación,


Sociales y Humanas, Fundación Universitaria Católica del Norte.
Habilidades Comunicativas
Mg. Jhon Albeiro Alzate Montoya
Agosto 18 de 2021
DISCURSOS DE ODIO EN LAS REDES SOCIALES

Hoy en día se lee, se opina y se escribe, o inclusive, se dan respuestas a planteamientos y


problemáticas de la vida social en las redes sociales que, en primera instancia, solo buscan un
espacio de participación y hacer uso del “libre albedrío” que, en esencia, dichos espacios son
puestos a disposición de los usuarios. No obstante, esa potestad de obrar por reflexión y
elección termina generando un ambiente de beligerancia, hostilidad y odio entre usuarios
violentos y aquellos desapercibidos que no tenían otra intensión que exponer su opinión, pero
que son llevados a ese “mar” de insultos y aberraciones, de odios e intolerancia ante las
diferencias de ideas, el libre pensamiento y el derecho a la libertad de expresión. ¿Cuál es
entonces el papel de los nuevos medios de comunicación, las tecnologías de la información,
las leyes y nosotros mismos frente a este flagelo? Ante este panorama no hay una ley práctica
que regule eficazmente todo aquello que se comparte en las redes sociales y que pone en
riesgo esa línea delgada entre la libertad de expresión y el discurso de odio. De ahí el interés
de abordar este tema poco relevante para muchos y vislumbrar posibles soluciones que, desde
las mismas redes sociales, pueden plantearse.

El CiberOdio actualmente está creando una normalidad en cuanto a los tipos de violencia
en contra de determinados grupos de personas que no encajan en quienes se creen con
supremacía. El alcance de los usuarios a la conexión y a internet cercano a los 2.000 millones
es una de las principales razones “del interés neofascista por internet. […] La otra, es la
impunidad con que se mueve su odio, prácticamente sin limitación legal en muchos países”.
(La Intolerancia, M. C., 2010, p.1).

La actividad neonazi y el odio racial es otro problema que abunda en internet y busca
principalmente a los jóvenes a través de las redes sociales mediante grupos y páginas que,
negando la gravedad hechos atroces, avalan conductas deliberadas hacía lo Otro y los otros
incitando a la xenofobia. Así, pues, “El Negacionismo también tiene un lugar en las redes
sociales y en las webs de odio. Según los neonazis el Holocausto nunca existió y los campos
de exterminio eran un modelo de convivencia” (La Intolerancia, M. C., 2010, p.2).

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Muchos grupos racistas, neonazis, supremacistas, ultras, neofascistas, observaron una
buena oportunidad con el uso del internet para hacer odio, más conocido como CiberOdio. Un
informe realizado en 2009 por el centro Simon Wiesenthal detalla que “al menos unas 10.000
webs promueven el odio a nivel internacional. Los extremistas y los grupos racistas utilizan
cada vez más las redes sociales como Facebook, MySpace y YouTube como herramientas
de propaganda para reclutar nuevos miembros”.

Por su parte, la influencia que tienen los medios y las leyes participan de este panorama
mediante el tratamiento de la información en las redes sociales, y cuando se denota
“tratamiento de la información”, se resalta la supervisión en la aplicación de las normas y su
cumplimiento. Algunos de los aspectos en los que influyen se mencionan las discusiones sin
consideración, la divulgación a través de los medios las “malas enseñanzas” y la falta respeto
del criterio propio e independiente, pretendiendo filar vehementemente a quien sea en
cualquier idea o sector. Se les atribuyen a estos comportamientos hechos violentos y de mala
fe contra todo aquel que no comulgue con las ideas unos pocos. Se ataca y se destruye
mediante xenofobia, homofobia, racismo, discriminación y un fascismo fuera de control.

Por otra parte, las tecnologías de la información despliegan protocolos y sistemas de


vigilancia (seguridad informática) complementadas con lo judicial y aplicación de normas;
cumplimiento de políticas (seguridad de la información) y estrategias de enmienda que no son
suficientes ante el carácter lesivo de las conductas de la gente en el ciberespacio. Esto ha
llevado a que la penalización del odio y la violencia tenga tantas aristas jurídicas para su
aplicación que, por el momento, lo único que las casas matrices de estas redes sociales hacen
es cancelar o bloquear cuentas de usuario. Sin embargo, “por buenas que sean las intenciones,
al final la censura termina haciendo más mal que bien. […] Ante cualquier censura la
reacción humana natural lleva a que el mensaje que se quería reprimir termine recibiendo más
atención” (DW Español, 2020). Sin ser para nada menos relevante, la conciencia conflictiva y
permanente de algunas personas, y su deseo de no debatir, sino propugnar e incitar a la
violencia y a la ofensa directa sin medir consecuencias, solo deja incertidumbre y
desesperanza.

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Tal y como lo concibe el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del 16 de
diciembre de 1966: «toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya
incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley» (Art.
20.2). Lo anterior, debe ser el punto de partida para que se tome una postura consciente frente
al cumplimiento de las normas, el respeto a las diferencias ideológicas, raciales, de condición
sexual, religiosa o política, dejando de lado el sectarismo. Y, además, reflexionar sobre la
diferencia cuantitativa y cualitativa de difusión de opiniones y debate público en la red.

Göran Rollnert Liern en Redes sociales y discurso del odio: perspectiva internacional
valida este texto, destacando lo siguiente:

“el manejo de los discursos y opiniones en las redes sociales no deben ser un detonante
para comportamientos antisociales y radicales entre unos y otros. Por el contrario,
aunque se tengan normas, leyes, medios y patrones de su uso para un seguimiento que
apunte a la aplicabilidad de sanciones, es imperativo una concientización sobre el uso
de éstas y los resultados negativos que su manejo indebido conllevan.”

Mientras que los grupos racistas, neofascistas se enfocaban en abrirse nuevos caminos
por el mundo de las redes sociales, las instituciones y los gobiernos no hacían mucho en
contrarrestar dichas acciones. Sin embargo, actualmente investigan y persiguen los hechos
criminales basados en violencia racial y discriminatoria. Se promueven programas educativos
acerca de las expresiones racistas, xenófobas o de estos tipos que pueden aparecer en internet,
en estos programas incluyen planes de estudio acerca del lenguaje de los nuevos medios de
comunicación. Ahora bien, “La preocupación por el contenido de odio en la red, ya sea
antisemita, homofóbico, racista o islamofófico, llevó en mayo de 2010, al centro Simon
Wiesenthal a exigir que se ponga límites a las páginas y grupos que promueven el odio y el
racismo en internet” (La Intolerancia, M. C., 2010, p.5). Esta preocupación debe extenderse
en todo el ámbito digital y tecnológico por parte de los diversos organismos e instituciones
que les corresponda velar por los derechos de cada individuo, sobre todo, a los gobernantes.

Los nuevos medios de comunicación promueven campañas y acciones en contra de estos


grupos, tienen mayor representatividad de la diversidad, se preocupan por enmarcar y
desmentir el discurso de odio contrastándolo con datos, no dejando nada al aire, ya que

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contribuyen a que esas creencias sigan siendo muy persistentes en la red. Se comprometen
con un lenguaje adecuado, representando a la sociedad diversa, siendo críticos con los que,
desde la clase política y discursos institucionales, crean xenofobia.

En conclusión, el derecho a la libertad de expresión no debe llevarnos a caer en discursos


generadores de odio ni de confrontaciones entre los diversos grupos sociales, culturares,
políticos y religiosos. Es necesario saber gestionar el libre albedrío en un ciberespacio
multicultural saturado hiperinformación, de puntos de vista y opiniones de todo tipo; se debe
trabajar mucho en la concientización sobre el uso discursivo y audiovisual en las redes
sociales, reconociendo el valor de los nuevos medios de comunicación que no censuran
comentarios racistas ni xenófobos, sino que presentan contra narrativas, aprovechan la
libertad de expresión para persuadir, educar, informar argumentativamente, debatir y
fomentar mensajes positivos de igualdad, dignidad, integración para refutar mensajes
opuestos. Porque no es ni censurando, ni condenando, ni criticando como se logran solucionar
los problemas, sino enfrentarlos con los mismos elementos que estos se presentan, por eso los
mismos medios de comunicación pueden brindar las herramientas para encontrar armonía en
las redes sociales.

REFERENCIAS

La Intolerancia, M. C. (2010). Informe “Racismo, Odio e Intolerancia en Internet.” Movimiento


contra la Intolerancia.

https://www.google.com/url?
sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwi8v8KsqrvyAhUb
Vs0KHVIRCtsQFnoECAIQAQ&url=http%3A%2F%2Fwww.educatolerancia.com%2Fwp-
content%2Fuploads%2F2016%2F12%2FInforme-Racismo-Odio-e-Intolerancia-en-
Internet.pdf&usg=AOvVaw0VI1clyYgc-WS7eIsK9fb-

DW Español (13 de diciembre de 2020). Enlaces – Discurso de odio. Youtube.


https://www.youtube.com/watch?v=w49kjgRuj7c&ab_channel=DWEspa%C3%B1ol

Naciones Unidas, Derechos Humanos. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.


Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución
2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. ACNUDH | Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos (ohchr.org)

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Rollnert, Göran. (2020). Redes sociales y discurso del odio: perspectiva internacional. IDP N.º
31 (Octubre, 2020) I ISSN 1699-8154

Web grafía.

Amores, J. J., Blanco-Herrero, D., Sánchez-Holgado, P., & Frías-Vázquez, M. (2021).


Detectando el odio ideológico en Twitter. Desarrollo y evaluación de un detector de discurso de
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https://doi.org/10.7764/cdi.49.27817

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