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¿Considera que la disolución de la URSS y la crisis del socialismo soviético es

un duro golpe a la viabilidad del socialismo como modelo político, económico y


social en el siglo XXI?

Claramente el problema de fondo que suscita los vacíos que dejó el socialismo de
finales del siglo XX, visto por una figura central como lo fue Gorbachov en su mandato
(1988-1991) representó unas crisis bastante significativas con hechos sucesivos que lo
condenaron a su visualización como el ultimo mandatario de la URSS. En este orden
de ideas, un socialismo posible en el siglo XXI, estaría marcado por una serie de
momentos fluctuantes que establezcan una adaptación a los contextos particulares, no
es simplemente una ideología aislada o un sistema de gobierno 100% autónomo, debe
estar ligado al conocimiento de cuáles son los fenómenos contemporáneos y a partir de
allí evaluar su rango de acción.

Uno de los momentos más significativos para la caída de la URSS se dio por parte de
dos cuestiones en específico, las cuales resultaron ser pretensiones reformistas de
Gorbachov, la perestroika que aludía a una paulatina inmersión del comercio soviético
al mercado mundial, integrándose a las lógicas económicas imperantes. Por otro lado,
estaba la glásnost, reforma que descansaba en la apertura de una libertad de prensa y
una afectación en lo social. Empero, el rechazo a estas reformas que harían hincapié
en la imposibilidad gubernamental de Gorbachov la dejaría ver Sánchez, quien aludiría
que:

“En este ambiente de crispación, en el que aumentaban los opositores a la Perestroika,


Gorbachov se decidió a abordar la reforma del sistema político y lo que ello suponía en relación
con el PCUS y con las Repúblicas Federadas. En 1988, la XIX Conferencia del PCUS ya había
abierto la puerta a la reforma constitucional y a una nueva ley electoral para la constitución del
nuevo Congreso de Diputados. El Partido Comunista, pieza clave del sistema soviético, perdía
poder ante los partidarios de la reforma y aceptaba renunciar al privilegio de ser el partido
único; con ello renunciaba igualmente al «papel dirigente» que, desde el principio, le había
conferido la Constitución de la URSS.” (Sánchez Sánchez, 1996, pp.287)

Esto denostaba que existía una corta pero pronunciada caída del régimen soviético que
iba a verse materializado con las independencias de los países que la conformaba,
teniendo especial atención la independencia de un país como Lituania. En aras de
poder darle una respuesta a la pregunta generadora de este escrito, entonces, sería de
vital comprensión estas dos reformas porque ampliaron el espectro soviético -en su
momento- e intentaron ingresar a una apertura democrática y la inmersión al mercado
mundial.

Es por esto que los problemas contemporáneos estarían dirigidos a pensar en los
acontecimientos recientes para el análisis de un posible socialismo en el siglo XXI, en
primer lugar, habría que pensar en qué zonas del mundo este proyecto se vería viable
y por qué, el caso de Venezuela es particular y de Oriente próximo traduciría pugnas
religiosas, históricas y utópicas. En segundo lugar, el socialismo en tanto que modelo
político tendría que hacer ciertas salvedades con respecto a su homólogo de la URSS,
ya que tendría que reducir un autoritarismo propio de la represión en contra de la
oposición, allí seguramente interrumpirían disputas de gran calibre en los foros de la
UNESCO o instituciones de carácter internacional.

Entonces, ¿Sí sería viable la aplicación del socialismo en el presente siglo? Las
salvedades que se realizarían serían considerables y de gran peso como la educación
o la instauración de un congreso nacional a modo soviético, entendiendo que se le
exigiría una apertura democrática y social, esos son los discursos que imperan en la
época contemporánea. Cuestión característica que entablaría una relación directa con
los abordajes problemáticos de la época actual, es decir, no solo es interpretar a un
partido comunista, cualquiera sea su índole y relacionar su modelo político con el
socialismo, forzando su aplicabilidad a una desintegración de los poderes económicos
y comerciales en el presente.

Saldivar resulta dar un primer aporte para la respuesta a la mencionada pregunta:

“73 años después de haber sido instruido el socialismo como sistema en la URSS, éste cae en
un profundo abismo, sin que se avizore aún cuál será su salida más probable. Por su parte,
como lo señalamos más arriba, cegara todo el bloque de Europa del Este el derrumbe del
socialismo "real" es un hecho irrefutable. ¿Debe imputarse el fracaso de la estrategia socialista
los propios fundamentos teóricos del marxismo -mismos que predominan como soporte de la
teoría de la transición socialista-, o bien debe atribuirse a una errónea interpretación y peor
aplicación que de ella se hizo en los países del llamado socialismo real?” (Saldívar, 1990,17)

Revisando, evidentemente que el proyecto socialista de la URSS habría caído en una


especie de fracaso. Es allí donde hay que conjugar las tendencias teóricas y
contrastarlas con el socialismo reciente, en ese sentido, la revisión de un marxismo del
siglo XX es la que conllevaría a tener la imagen de que el socialismo fue el propuesto
por los soviéticos, particular es allí observar que, en la medida en que la URSS iba
cayendo, las estatuas de Lenin iban siendo removidas de aquellos países que
empezaron a dejar de ser parte de la misma. Esto es interesante porque la consigna
del socialismo solo se vio traducida en un personaje y su posterior desanexión se
tradujo a la inmersión del mercado mundial incluso a su integración a la Unión
Europea1

Otro aspecto de importante repercusión es el tema de cómo están las tensiones


políticas y militares en la actualidad, los líos que ocurren al interior de partidos políticos
en América Latina o los conflictos armados y civiles/bélicos que ocurren en Oriente
Medio son muy dicientes. En este orden de ideas, las consideraciones acerca de un
fracaso del socialismo como modelo político y económico no escaparían de estas
consideraciones actuales, con la separación de algunas zonas geoestratégicas de la
URSS como Kazajistán o Estonia, así como Bielorrusia, en donde existirían embrollos
de carácter religioso y cultural.

Ese es otro aspecto bien característico para el análisis de un socialismo en la época


contemporánea, es decir, este proyecto, cuyo radical ejemplo fue la URSS, demostró
que la integración de distintas zonas avivaría los conflictos de tipo patriótico y cultural,
entendiendo que para una izquierda marcada habría una alusión al socialismo como
una idea utópica. Entonces ¿Cómo entender los cambios contemporáneos y un
socialismo relacionado con problemas de tipo religioso, ambiental o cultural? Marcu es
pretensiosa al decir que:

“Los cambios que se produjeron tanto a nivel mundial, como regional, las ampliaciones de las
estructuras internacionales, la UE y la Organización del Atlántico del Norte, respectivamente,

1
Artola y Pérez (2005) pp. 548-550
que incluyeron en sus esquemas de cooperación a países de la Europa Central y Oriental,
antiguos satélites de la extinta Unión Soviética, removieron los nuevos y frágiles cimientos de
Rusia. Kremlin comprendió que tenía que reforzar su política, y que, además de su ingente
armamento, el país posee dos instrumentos estratégicos muy importantes: el petróleo y el gas
natural.” (Marcu, 2007)

No solo sería un fortalecimiento de los espacios donde el futuro ambiental y


armamentístico del mundo, sino que debe también comprenderse que un posible
socialismo en el siglo XXI no se puede alejar de estas salvedades de tipo ambiental, ya
que es allí donde radican los nuevos problemas sociales y políticos, esto, aunado a
reformas, foros, congresos, que buscan, de una u otra manera, frenar los conflictos
internos y externos entre países, además del monopolio de yacimientos petrolíferos o
mineros que amenacen la vida el planeta.

Por último y atendiendo a lo que menciona Dieterich 2, el fin de la URSS no se dio por
un debilitamiento del socialismo al interior sino por una pretensión de ingresar a un
mercado mundial por vía de la perestroika, situación que deja entrever que, aunque
existe una economía dominante regulada por la ley de oferta y demanda, no puede
estar desligado de un modelo político como el socialismo en estricto sentido. Para la
historiografía aun es un reto pensar si la reforma económica pretendida por Gorbachov
en 500 días era correcta o podía haber sido funcional, dándole respuesta a eso tal vez
se intentaría ver cómo un estado socialista existiría en la actualidad, pretensiones
definitivamente ambiciosas que no se alejan de una forma de hacer política y ejercer la
autoridad.

2
“Esa incapacidad objetiva de fundamentar la economía de la nueva sociedad sobre una base
cualitativamente diferente a la de la economía nacional de mercado, hizo imposible el salto cuántico del
sistema y permitió la involución de la Unión Soviética. Apenas hoy, el problema matemático operativo se
resuelve a través del genio de Arno Peters que tendrá el mérito histórico-científico de haber aportado el
eslabón faltante (missing link) en la cadena de evolución hacia la sociedad sin clases.” (Dieterich,
2005,36)
Bibliografía

Sánchez, José (1996) “LA CAÍDA DE LA URSS Y LA DIFÍCIL RECOMPOSICIÓN DEL


ESPACIO EX-SOVIÉTICO” En PAPELES DE GEOGRAFÍA, N." 23-24. 1996. PÁGS.
283-298.

Saldívar, Américo (1990) El ocaso del Socialismo 167 p. Editorial © siglo XXI editores,
S.A. de C.V. ISBN 968-23-1653-7

Marcu, Silvia (2007) “LA GEOPOLÍTICA DE LA RUSIA POSTSOVIÉTICA:


DESINTEGRACIÓN, RENACIMIENTO DE UNA POTENCIA Y NUEVAS CORRIENTES
DE PENSAMIENTO GEOPOLÍTICO” En Scripta Nova REVISTA ELECTRÓNICA DE
GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788.
Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. XI, núm. 253, 1 de diciembre de 2007 [Nueva serie
de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

Artola, Miguel y Pérez Ledesma, Manuel (2005) Capítulo XII “La globalización y los
problemas del mundo actual” (pp. 531-558) En Contemporánea. La historia desde
1776. Madrid, Alianza Editorial, 2005.

Dieterich Steffan, Heinz (2003) "El socialismo del siglo XXI" 75 p.

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