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JESUS: Sentaos aquí, mientras hago oración. (Jesús toma a tres apóstoles: Pedro, Santiago y Juan)
JESUS: Siento en mi alma una tristeza mortal, quedaos aquí y velad conmigo. (Se adelanta, cae en
tierra y ora así)
JESUS: Padre mío, si es posible, aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la
tuya. (Viene entonces a donde los discípulos y los encuentra dormidos y les dice)
JESUS: No habéis podido velar una hora conmigo. Velad y orad para no caer en tentación. (Se aleja
nuevamente a orar)
JESUS: Padre, para ti todo es posible, aparta de mí este cáliz, pero que no se haga lo que quiero yo,
sino lo que quieras tú. (Regresa donde los apóstoles los vuelve a encontrar dormido y les dice)
JESUS: Velad y orad alertas porque el Espíritu esta pronto pero la carne es débil. (Regresa por
tercera vez a su sitio de oración)
JESUS: Padre para ti todo es posible; aparte de mí este cáliz, pero no se haga lo que quiero yo, sino
lo que quieras tú. (Viene entonces a donde sus apóstoles y les dice)
JESUS: Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el hijo del hombre va
a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos! , ¡Vámonos!, Mirad que el que va a
entregarme está cerca.
(En ese instante Judas y los judíos llegan a la entrada del huerto)
JUDAS: esperad aquí, veré si es fácil agarrarle, es peligroso y puede escaparse. (Se adelanta y les
hace señas con la mano para que se acerquen y les dice)
JUDAS: aquel a quien yo de un beso, ese es, prendedle. (Se acerca a donde esta Jesús, le besa y
le dice)
JESUS: Yo soy
JUDIO: Prendedle
(Se acercan donde esta Jesús y forcejean con los apóstoles, Pedro saca la espada y le da en el oído
a uno de los judíos)
JESUS: Pedro, vuelve la espada a la vaina, porque aquel a que hierro mata, a hierro muere. Si mi
Padre no permitiera esto, me defendería con los ángeles. Pero si me buscáis a mí, dejad ir al estos.
JUDIO 1: ¡Iros!
JESUS: ¿Por qué me habéis venido a prender como un ladrón? Siempre estuve predicando en el
templo y en las Sinagogas. Pero es necesario que se me hiciera así, para que se cumplan las
escrituras.
(Salen con Jesús hacia la casa de Caifás y por el trayecto le van diciendo)
(Llegan con Jesús a la casa de Caifás. Entra Anas quien aparece por el fondo, observa a Jesús de
arriba abajo y dice)
ANAS: al fin caíste profeta revolucionario, ahora vas a dar cuenta de todas tus mentiras, a mí no me
podrás engañar. Yo Soy la Ley, la tradición, yo soy la voz del Altísimo.
CAIFAS: Pueblo de Dios. Estamos viviendo un momento importante. Debemos juzgar los delitos de
este impostor. Por eso quiero convocar la sabiduría del pueblo.
ARIMATEA: Las leyes no condenan a nadie sin justa razón. Sería una vergüenza que nadie
defendiese a este hombre.
JUDÍO 1: Que sea justo o injusto ha de morir, porque no guarda las leyes de nuestros padres.
Quitémosle la vida.
JUDÍO 2: Echadle en la cárcel para siempre. Por haber amotinado al pueblo, es reo.
JUDÍO 3: Habla contra nosotros y denigra a los fariseos. Es enemigo del consejo y de las santas
leyes del pueblo.
JUDÍO 4: Desterremos a este hombre como seductor del pueblo. Nos dispone contra Roma y es un
peligro.
JESÚS: Siempre expuse mis doctrinas en público. Hable en las sinagogas y en el templo. Nada he
dicho a escondidas. ¿Por qué me interrogáis a mí? ¿Por qué no interrogáis a los que me han oído?
JUDÍO 1: Nosotros lo hemos oído decir: “Yo destruiré este templo y en tres días lo reconstruiré”.
CAIFAS: ¿No tienes nada que responder a estos cargos que presentan contra ti?
CAIFAS: Como Sumo Sacerdote y autoridad suprema del Pueblo de Dios, te conjuro en nombre de
Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.
JESÚS: Tú lo has dicho. Más aún yo te digo que en breve veréis al Hijo del hombre sentado a la
derecha del Todopoderoso venir sobre las nubes del cielo.
CAIFAS: ¡Ha blasfemado...! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?... Acabáis de oír la blasfemia
¿Qué os aparece?
JUDAS: He pecado contra el cielo entregando a muerte a un inocente, estas monedas me queman
las manos. No las quiero.
CAIFAS: Dejad, no es lícito echarlas al tesoro, porque es precio de sangre. Mejor compraremos un
terreno para cementerio de extranjeros. (Volviéndose a Jesús ordena a sus soldados:)
(En el escenario aparecen con túnicas, mantos y una corona sobre la cabeza del rey Herodes,
rodeado de cuatro mujeres y un judío. Los soldados de Caifás llegan a casa de Herodes. El Judío
llega hasta su presencia y comienza el dialogo)
(Herodes aparece sentado en un trono, rodeado de las mujeres, con una copa en la mano y riéndose
con sus cortesanas, dirigiéndose a Betzabeth, dice)
HERODES: Betzabeth, al fin vas a conocer en persona al que llaman profeta galileo.
BETZABETH: Señor, ha de hacer algún prodigio ante nosotros para alcanzar la gracia de mi
señor. HERODES: No divertiremos un rato viendo las artes mágicas del carpintero.
SEFORA: ¿será cierto que ha curado muchos enfermos y que resucito a un amigo de Betania?
(Jesús hace su aparición en escena con los soldados judíos, Herodes observando a Jesús, se acerca
poco a poco y mientras habla coloca una rodilla en tierra)
HERODES: Al fin llegaste a mi presencia profeta nazareno. (Hace una genuflexión) ¿Es cierto que
procedes de Galilea y eres hijo del carpintero…? ¿Es que se te ha secado la lengua, ante la
grandeza de mi trono?... He oído hablar de tus famosos milagros, dicen que has curado muchos
enfermos y que hasta has resucitado a uno de tus amigos. ¿Qué me dices? Espero que hagas
alguno de tus prodigios para alcanzar mi gracia… Yo podría ser uno de los tuyos y seguir tu doctrina.
¿Es cierto que te llaman rey y mesías, libertador de Israel? ¿Dónde está tu corona y tu ejército? Yo
no veo si no odio contra ti y gente que te acusa… ¿Dónde están las personas que has curado?...
Séfora, tráeme un ánfora con agua para que veamos sus prodigios… Quiero librar vino santo
profeta nazareno… ¿Qué esperas?
¿Acaso quieres irritar a tu rey? ¿O es que estás loco? ¿No quieres que te defienda de las leyes y de
la ira del Sanedrín y del pueblo?
SEFORA: Señor, envíalo fuera y no perdamos más tiempo. Esta loco. No manches tus manos reales
en El, envíaselo a Pilato, y que el Gobernador romano se entienda con él y con los ancianos del
consejo.
JUDIO 1: ¡Señor, vístelo de loco y envíaselo a Pilato! Ahora tienes la oportunidad de ganarte su
amistad.
HERODES: Vístanlo con una túnica blanca y envíenselo a Pilato, que él decida la suerte de este loco
galileo…
Nazareno…(Y al decir esto le tira el agua en la cara a Jesús. Despojan a Jesús de su túnica y lo
visten de blanco y salen entre gritos e insultos dirigiéndose a casa de Pilato)
PUEBLO: ¡muerte al Galileo! ¡Acabemos con el enemigo de Roma! ¡Abajo el rey de la miseria!
¡Impostor!
(Llegan con Jesús dos soldados romanos, lo conducen hasta la escena, el Centurión al oír la gritería
del pueblo aparece en escena y dice)
CENTURION: Esperad
PILATO: ¿para qué me presentan a este hombre? ¿Qué acusaciones tienen contra él?
ANAS: Nosotros tenemos una ley, según esa ley, él debe morir. Él se ha hecho pasar por hijo de
Dios, y conforme a nuestras leyes, él debe morir.
CAIFAS: Este nazareno se hace llamar rey de los judíos y libertador del pueblo. Está levantando el
pueblo contra Roma y debe morir.
PILATO: ¿acaso soy yo judío?... tu gente y los sacerdotes de tu pueblo te han entregado a mi
pidiendo justicia. ¿Qué has hecho?
JESUS: tú lo has dicho. Yo soy rey, pero mi reino no es de este mundo… si mi reino fuera de este
mundo, mis soldados me habrían defendido para que no cayera en manos de los judíos. Pero, mi
reino, no es de este mundo
JESUS: yo soy rey, para eso he nacido, para eso estoy en el mundo, para dar testimonio de la
verdad, y todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
CAIFAS: te hemos dicho que es enemigo de Roma. Amotina al pueblo enseñando doctrinas de
liberación. Ha recorrido desde Galilea hasta Judea, es un impostor.
PUEBLO: ¡si eres amigo del Cesar! ¡Condénalo! ¡Muerte al Galileo! ¡Muerte! ¡
PILATO: ¿no respondes nada? ¿No oyes los cargos que presentan contra ti?...
PILATO: me habéis traído este hombre alegando que alborota al pueblo yo le he interrogado y no
encuentro en el delito alguno.
SOLDADO 1: golpéalo que harto trabajo nos ha dado con sus predicaciones.
CENTURION: ¡Basta! Basta ya, Roma ha castigado la rebelión, devuélvanlo ante el Gobernador.
(Los soldados llevan a Jesús ante Pilato, mientras el pueblo sigue gritando, Pilato manda a hacer
silencio con la mano en alto, toma a Jesús por el brazo y se lo muestra al pueblo)
CLAUDIA: Amado mío, no te mezcles en los asuntos de estos judíos, ellos solo sienten odio e ira
contra este hombre, él es justo. Yo, he tenido un sueño, estoy muy asustada, acaso, tu puedes
condenar a un justo.
PILATO: Noble pueblo de Judea, saben muy bien que es costumbre vuestra que el Gobernador de
la libertad durante la pascua a uno de los presos del pueblo. Pues bien saben que en las mazmorras
está el terrible asesino Barrabas… ¿aquí lo tienen? ¿A quién quieren que les suelte? ¿A Jesús
llamado rey de los Judíos, o a Barrabas?
CAIFAS: Pilato, si sueltas e ese hombre no eres amigo del Cesar. Todo el que se declare rey, es
enemigo del Cesar y nosotros, no queremos más rey que el Cesar.
PILATO: ¿a mí no me contestas? ¿No sabes que tengo autoridad para condenarte o liberarte?
JESUS: ninguna autoridad tuvieses sobre mí, si no se te hubiese otorgado desde lo alto. Pero te digo,
que más pecado tiene el que me entrego a ti.
(Pilato le dice algo a Centurión, luego aparece un soldado con una jofaina y un puño, levanta las
manos y grita)
PILATO: soy inocente de la sangre de este justo. (Se lava las manos y continúa diciendo)
ANAS: que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos. (Los soldados se lleva a Jesús,
maltratándolo, gritándole, etc.)
TERCERA ESTACION: Jesús cae por primera vez (Jesús tiene una caída leve, se levanta
pronto)
CUARTA ESTACION: Jesús encuentra a su madre (María entra corriendo en el cerco mientras
dice
MARIA: Déjenme, es mi hijo y es inocente, como es posible que así le paguen, ¡el no hizo más que
bien a todos!
(María se agacha con Jesús y lo consuela, mirándolo a los ojos, los soldados la dejan un tiempo y
después uno le pide que se retire, sin tocarla)
CENTURION: Déjala (Ella le limpia el rostro y queda grabado la figura de Jesús. Lo muestra a la
muchedumbre gritando)
MUJER: ¡Milagro, milagro! (Los soldados tratan de impedirle que lo muestre y la sacan de allí)
SEPTIMA ESTACION: Jesús cae por segunda vez. (Jesús se cae, se levanta lento y los soldados
los golpean)
OCTAVA ESTACION: Jesús encuentra a las piadosas mujeres de Jerusalén. (Jesús dirigiéndose
a las mujeres les dice)
JESUS: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos,
porque si esto hacen con el pasto verde que no harán con el seco.
PRIMERA PALABRA:
ANAS: Nazareno, tu que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo, si eres
hijo de Dios, baja de la cruz y creeremos en ti.
CAIFAS: profeta milagrero, muere de una vez para que todo esto acabe
DIMAS: ¿no tienes temor de Dios, estando en el mismo castigo? Lo nuestro es justo, porque
recibimos el pago de lo que hicimos, pero este ningún delito ha cometido. (Mirando a Jesús dice)
JESUS: Mujer, he aquí a tu hijo, (luego mirando a Juan), hijo he aquí a tu madre.
(Inclina la cabeza en señal de muerte, inician los efectos de sonido y todos los personajes se tiran al
suelo, los soldados terminan de matar a los ladrones y cuando llegan a Jesús lo ven sin vida)
SOLDADO 4: ¡Asegúrate! (y le pasa una lanza, que clava en el costado de Jesús y bota agua y
sangre, el soldado se arrodilla ante Jesús y termina el sonido)
DECIMA TERCERA ESTACION: Jesús es bajado de la Cruz (Jesús es bajado de la cruz y colocado
en el regazo de su madre)
(Jesús es llevado al sepulcro por José de Arimatea con ayuda de los soldados).