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aS cgh gal Ol row ego Predica La centralidad de Cristo en la predicacion. Edmund Clowney Predica a La centralidad de Cristo en la predicacion. jPredica! es un texto que elabora una teologia reformada y profunda de la Escritura con base en la Teologia Biblica y sus implicaciones para el ptlpito. La Teologia Biblica, segtin Clowney, sirve para fundamentar nuestros sermones en una visién cristocéntrica de la cruz. “El que predica la Palabra tiene que predicar a Cristo” resume la trayectoria de este libro de principio a fin. El autor también ayuda al predicador a desarrollar principios de interpretacién para predicar a Cristo desde el Antiguo Testamento y poder entender y hacer uso del simbolismo y tipologfa que son tan comunes en las paginas de las Sagradas Escrituras. 4Cémo es un sermén dirigido por la Teologia Biblica? La predicaci6n tiene que enriquecer a los oyentes con la unidad y alcance de la obra de redencién de Dios. En toda la Escritura, de Génesis a Apocalipsis, Dios est4 contando una sola narrativa de su obra de salvacién en su Hijo, Jesucristo. El predicador tiene que anclar su serm6n tanto en el contexto hist6rico como en la narrativa unificadora de la historia de la salvacién. Clowney nos ayuda a ver c6mo realizar esta gran tarea para la gloria de Dios y la edificacién de la Iglesia. Dr. Edmund P. Clowney (1917-2005) fue profesor de Teologia Practica en Westminster Theological Seminary (Philadelphia, PA, EE.UU. durante 30 afios. En el afio 1966, llego a ser el primer presidente del seminario y sirvié por 16 afios. Clowney también fue ordenado pastor en la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa y sirvié a Iglesias en los estados de Connecticut, Illinois y Nueva Jersey. Es el autor de varios libros sobre doctrina cristiana, predicaci6n y la tarea del ministerio. 978-9968-894-29-6 CLIR WWW.C | i r n et 91789968"894296" > iPREDICA! La centralidad de Cristo en la predicacién y i Edmund P. Clowney Editorial CLIR i Guadalupe, Costa Rica i i i © 2011 por la Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas 4 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro podré ser reproducida, procesada en algtin sistema de recuperacién, 0 i CONTENIDO transmitida en alguna forma o por algiin medio electrénico, mecdnico, fotocopia, grabacién o de cualquier otra manera, sin el permiso previo del editorial, CLIR.2070-2100, Guadalupe, Costa Rica. f 1, éQUEES LA TEOLOGIA B{BLICA?.... Permiso para esta traduccién fue otorgada por el Edmund P. Clowney Legacy Corp.© i 2, LA TEOLOGIA BIBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA , PREDICACION...esecscsessecenee sisteseenietessatessseeesseee 23 www.clirnet Diseiio de la portada por: Andrés Barrientos e 3. LA TEOLOGIA BIBLICA Y EL CARACTER DE LA : PREDICACION cessssssssssssssssssnpseveversoroncescncee sorsesseesee 85, ‘Traducido al espafiol por: Valentin Alpuche Martinez 4. LA TEOLOGIA BiBLICA Y EL CONTENIDO DE LA Versién en inglés: Preaching and Biblical Theology L PREDICACION.scsseseee seemrevaneseeeesssscreers L2T : 5. {NDICE DE REFERENCIAS B{BLICAS.... woe AS CAP{TULO UNO éQUE ES LA TEOLOGIA BIBLICA? ODO PREDICADOR QUE NO OBTIENE sus ser- mones de un libro desea ponerlos en uno. Esto garantiza una corriente constante de literatura sobre sermones, pero dificilmente justifica el nivel diluvial de tantos libros actuales sobre la predicacién. El modesto trabajo del pulpito esta despertando un nota- ble interés en medio de una época perversa de ansiedad y aburrimiento en que la gente puede que mire, pero rara- mente escucha. Los cientificos conductuales en estos tiempos asisten a la iglesia que ellos mismos escogen y sus andlisis han estimulado todavia mds una reavivada discusion entre los mismos predicadores. Un ministro ha de dominar la psi- cologia pastoral para la predicacién “circunstancial de la vida”; si él no puede dominar el psicoanialisis, al menos tiene que adoptar técnicas de consejeria para ganarse la empa- tia en el pulpito. Asimismo, los socidlogos han descubierto al ministro y estan realizando un seguimiento sistematico de sus conflictos en la medida en que él insiste en per- manecer como un predicador en medio de una docena de iPREDICA! otras funciones impuestas sobre él, Estudios grupales de la congregacién realizados por estos cientificos pueden adi- cionalmente informar y consternar al hombre en el pulpito y el nuevo campo de comunicaciones despliega su red hasta sus pies. Del movimiento ecuménico él aprende acerca del contexto eclesidstico de la predicacién; desconcertado como pudiera estar por el libro mAs reciente sobre sim- bolismo, est4 convencido de que Ja predicacién tiene que estar relacionada con la adoracién y los sacramentos. Subyacente a estas nuevas preocupaciones se hallan los temas antiguos y fundamentales que han sido olvidados mas bien que solucionados. Para ser capaces de relacionar la predicacién con nuestro tiempo es imperativo cono- cer lo que es la predicacién y lo que aquello declara. Con mucho, las cuestiones mds importantes para el ministerio contemporaneo de la Palabra son cuestiones teoldgicas. El crecimiento de lo que se ha Ilamado un nuevo “consenso” en la teologia ha sido ia causa directa o contribuyente de mucho del actual reavivamiento del interés en la predi- cacion. En particular la renovada atencién dirigida a los estudios biblicos toca tanto la naturaleza y contenido de la predicacién en su esencia. Nada es'tan esencial para el predicador como el hecho de que deba captar y ser captado por la verdad. Adquirir un discernimiento mas profundo del significado y la estruc- tura de la Palabra revelada de Dios equipa al hombre de Dios de nuevo para toda buena obra, En toda la riqueza 6 . a &QUE ES LA TEOLOGIA BIBLICA? de los nuevos enfoques dirigidos a la predicacién no hay ninguno que tenga la importancia 0 utilidad como el desa- rrollo biblico en los estudios biblicos que generalmente es llamado teologia biblica. éQué se quiere dar a entender por teologia biblica? A pesar del hecho de que es una division reconocida del campo teolégico moderno, esta pregunta demuestra ser extraordinariamente dificil de responder. Uno encuen- tra artfculos y monografias de considerable complejidad dedicados tan sélo a este problema. A veces la expresién se usa como un simple sinénimo para teologfa cristiana, la cual, al menos en su desarrollo clasico, siempre ha buscado dar una formulacion sistema- tica de la ensefianza de la Biblia. Sin embargo, la historia del término le da un significado mas especializado. Al prin- cipio describia el estudio de los pasajes biblicos que apoyan las divisiones de la teologia dogmatica. Los alemanes pietis- tas cambiaron esta frase obteniendo una ventaja polémica al usarlo como un nombre para su propia dogmitica. Ellos contrastaron su “teologia biblica” con el escolasticismo especulativo de la ortodoxia luterana. Después el término fue tomado por los racionalistas de la Ilustracién, quienes identificaron la teologia biblica con el estudio histérico de la religién biblica. Como Abraham Kuyper ha sefia- lado: estos racionalistas no creian en la teologia biblica que desarrollaron; mas bien, la contrapusieron a la teolo- gia confesional de la Iglesia de tal manera que pudieran 7 EY PREDICA! tener la libertad de rechazar ambas y proceder a formular su propia teologia racional.? Desafortunadamente el término “teologia biblica” atin lleva el sello de este uso. Por ejemplo, el profesor Dentan de Yale observa con respecto a este perfodo que “en el sentido moderno del término ninguna teologia biblica fue posible hasta que la erudicién generalmente habia abandonado los antiguos principios hermenéuticos de la analogia scriptu- rae y analogia fidei que asumian tanto la uniformidad de las ideas religiosas en las Escrituras y su identidad con las doctrinas de las iglesias ortodoxas”* Sin embargo, los principios racionalistas como fueron desarrollados a través del siglo diecinueve, particularmente en conjuncion con la filosofia hegeliana de la historia, con- dujeron a lo que ha sido llamado el suicidio de la disciplina. Kaehler observa, “Al echar un vistazo al desarrollo de la teologia biblica, es sorprendente ver cémo esta rama ha ela- borado su propia desintegracién’* El relativismo inherente del método histérico disolvié los conceptos “biblico” y “teo- légico’, ya que el elemento normativo esencial de cada uno fue negado. La conclusién légica de esto, hecha evidente en el enfoque de la “historia de las religiones’, fue que los documentos del Antiguo y Nuevo Testamentos no podian distinguirse de la literatura de las religiones étnicas, ni la reli- gion de Israel de las religiones de las naciones circundantes. Desde la primera guerra mundial y el Comentario de la Epistola a los Romanos de Karl Barth ha habido una 8 &QUE ES LA TEOLOGIA BIBLICA? reaccién contra este extremo.’ Frecuentemente se nos asegura que el elemento normativo es esencial para la teo- logia biblica. Con este énfasis ha llegado un reavivamiento del interés en el estudio de la teologia biblica, Pero mien- tras que muchos estan de acuerdo en que lo normativo tiene que ser restaurado, la manera de su restauracién ha demostrado ser un problema. La mayoria de los eruditos modernos no estan dispuestos a retornar a la analogia de la Escritura, ya que ellos niegan que la Biblia presente un estandar auto-consistente. Algunos buscan la unidad nor- mativa en una persistente y profunda experiencia religiosa por parte del antiguo Israel compartida por Ia Iglesia cris- tiana. Otros la encuentran en las acciones redentoras de Dios, las cuales poseen una continuidad reflejada mas o menos con exactitud en los registros memoriales. En este ultimo sentido G. Ernest Wright declara “por tanto, la teo- logia biblica tiene que definirse como el recital de los actos de Dios en una historia particular, juntamente con las infe- rencias obtenidas de ello”® La continuidad y duracién del vivido debate con res- pecto a la “posibilidad” de una teologfa biblica’ refleja lo inconcluso de estos esfuerzos para afirmar la unidad nor- mativa de la teologia biblica después de negar la unidad normativa de la Biblia. Los expertos quienes creen que existen muchas teologias diferentes (o la materia prima para muchas)® en la Escritura han renunciado a la base biblica para la unidad de la teologia biblica. Puede que 9 iPREDICA! continden buscando la unidad teoldgica destilandola de las experiencias religiosas de Israel, o percibiéndola con el dis- cernimiento de la “mente de la fe”, pero el resultado no es teologfa biblica en el sentido propio del término, Inclusive la apelacién a las acciones.redentoras y reveladoras de Dios como la unidad fundamental para la teologfa biblica no consigue asegurar una fuente objetiva de unidad en la Biblia si se niega la unidad de la Biblia misma. Uno podria creer que las muchas respuestas divergentes en todo un registro muy humano fueron estimuladas por un patron consistente de accién divina, pero dicha creencia perma- nece vacia a menos que este patrén divino sea de alguna manera percibido en el contenido de la respuesta regis- trada. Aparte de tal contenido ni siquiera podemos afirmar que compartimos con los profetas hebreos la conviccién de que Dios acttta. Bien podria ser que nuestro dios sea su Baal. En la medida en que estos eruditos criticos forcejean con el contenido de la Biblia, sus propias presuposiciones Negan a ser evidentes. A menudo es evidente que ellos han reemplazado la analogia de la Escritura con una analogia de la consciencia moderna. Algunas veces asumen que la revelacién especial es continua, de tal manera que nuestra experiencia contempordnea de la “revelacién” puede corre- gir a los profetas; con frecuencia confunden inspiracién e iluminacién devaluando la Escritura y haciendo ostenta- cién de las intuiciones modernas. 10 éQUE ES LA TEOLOG{A BIBLICA? La demanda franca de Bultman de que el mensaje de la Biblia tiene que ser desmitologizado es una expresién consistente de las presuposiciones de todo este enfoque. Si no hay verdades reveladas, sino tan sélo un encuentro en el acto existencial de la revelacién, entonces la mente moderna y no la Biblia tiene que suministrar el estandar normativo para entender este encuentro. Sin embargo, si vamos a tener una teologfa biblica genuina tenemos que aceptar las presuposiciones bibli- cas y rechazar el antisobrenaturalismo que tan a menudo es asumido como algo inherente al método histérico. Es intitil concederle un gran alcance a la critica negativa de tal método y después esperar que construya una teologia biblica con los escombros sobrantes o en las nubes de una dimensién del nodémeno donde la fe ha huido de la ciencia. La teologia biblica es una contradiccién de términos a menos que la Biblia presente un mensaje consistente. Sus presuposiciones esenciales son los principios de la reve- lacidn y la inspiracién afirmados y asumidos en la Biblia misma. Esto se ve clara y resueltamente reafirmado por Geerhardus Vos en la introduccién a su Teologia Biblica."” El expone como su primer principio “el reconocimiento del caracter infalible de la revelacién como esencial para todo uso teolégico legitimo que se hace de este término”" Correctamente sostiene que esto pertenece a la esencia del teismo. “Si Dios es ser personal y consciente, enton- ces la inferencia es inevitable de que en cada modo-de i iPREDICA! auto-revelacién El hard una expresién impecable de su naturaleza y propésito, El comunicaré su pensamiento al mundo con la impronta de la divinidad en él. Si esto fuera de otra manera, entonces la raz6n tendria que buscarse en el ser de Dios de alguna manera conectada a las limitacio- nes y relatividades del mundo, el medio de expresién que obstruye su interrelacién con el mundo”? Es en nuestro tiempo una suposicién comtin que la revelacién no puede consistir en la comunicacion de ver- dades reveladas. Esta conviccién en s{ misma no se deriva de la Biblia. De acuerdo al registro biblico, Dios podia y ciertamente comunicé verdades reveladas a través de todos los profetas y finalmente a través de su Hijo, quien vino con las palabras que el Padre le habia dado (Juan 17.8). Vos enfatiza que la teologia biblica tiene que recono- cer la objetividad de la revelacién. “Esto quiere decir que las verdaderas comunicaciones procedieron de Dios al hombre ab extra. Es injusto hacer pasar por alto esto con una referencia despectiva a la perspectiva “dictado” de la inspiracién. No hay nada de indigno en el dictado, no cier- tamente entre Dios y el hombre. Ademas, es acientifico, porque las declaraciones de los recipientes de la revelacién muestran que tal proceso tom6 lugar con frecuencia”? Vos procede a clarificar que él no.niega la revelacién interna. Esta se halla prominentemente en los Salmos. Sin embargo, Vos advierte en contra de la tendencia de reducir toda la revelacién que se halla en la Escritura a esta categoria 12 2QUE ES LA TEOLOG{A BIBLICA? interna de tal manera que privemos a la Escritura de su infalibilidad. “Una forma favorita és confinar la revelacién propiamente al hecho bruto de la auto-revelacién rea- lizada por Dios, y después derivar todo el contenido del pensamiento de Ja Biblia de la reflexion humana sobre estos actos o hechos, Tal teoria, como regla, es una cubierta que envuelve toda la ensefianza de la Biblia en la relatividad de la reflexion puramente humana; cuya procedencia divina no puede ser mas verificada debido a que no queda nada objetivo por la cual ser verificada’.* Reconociendo la objetividad de la revelacién, Vos define la teologia biblica como “aquella rama de la teologia exegética que trata con el proceso de la auto-revelacién de Dios depositado en la Biblia’"® Concebida de este modo, la teologia bfblica no es auto-contradictoria. No socava la teologia en nombre de la historia. Por otro lado, no es una concesién renuente por parte de la ortodoxia alas deman- das de la ciencia histérica. Podria objetarse que si el liberalismo hace imposi- ble la teologia biblica, la ortodoxia la hace innecesaria. Si son dadas proposiciones por medio de la revelacién y un Libro es la Palabra inspirada de Dios, ;qué necesita la Iglesia mas alla de una teologia dogmatica como un com- pendio de ensefianza biblica y un sistema de textos pruebas para apoyarla? La forma de la misma Palabra no escriturada de Dios suministra la respuesta a esta pregunta, La Biblia registra 13 - Oo iPREDICA! revelacién dada en el curso de la historia. Esta revelacion no fue dada de una sola vez, ni en la forma de un diccio- nario teoldgico. Fue dada progresivamente, porque el proceso de la revelaci6n acompafia al proceso de reden- cién. Ya que la redencién no procede uniformemente sino por épocas determinadas por los actos de Dios, asi también la revelacién tiene una estructura de época, manifestada y marcada en las Escrituras candnicas. El dispensacionalismo moderno correctamente reconoce que hay grandes divi- siones en la historia de la redencién; se equivoca al fallar en comprender la relacién organica de estas eras sucesi- vas, como manifestaciones desarrollandose de un designio de gracia. La teologia biblica formula el cardcter y contenido del progreso de la revelacién en estos periodos, observando los horizontes que se expanden de una era‘a otra. Asi entendida, la teologfa biblica es tanto legitima como nece- saria. Proporciona el contexto completo para la exégesis de pasajes particulares, los cuales tienen que entenderse no solamente en el entorno de un libro sino también en el “horizonte” de un periodo de la revelacién. En la recipro- cidad que es caracteristica de una sana hermenéutica, la teologia biblica es también el fruto de la exégesis, un paso esencial en la formulacién de las declaraciones sumarias concerniente a la ensefianza de la Biblia como un todo. Entonces, no existe oposicién entre la teologia biblica y la teologia sistematica o dogmiatica, aunque las dos sean 14 éQUE ES LA TEOLOGIA BIBLICA? distintas. La teologia sistematica debe extraer de los resul- tados de la teologia biblica y la teologia biblica tiene que ser consciente de las perspectivas generales de la sistemd- tica. Los dos enfoques difieren en el desarrollo del material. El desarrollo de la sistematica es estrictamente tematico o tdpico. Busca resumir toda la ensefianza de la Escritura bajo ciertos “loci” (divisiones) —de Dios, el hombre, la sal- vacién, la Iglesia, las “tiltimas cosas”. El desarrollo de la teologia biblica es histérico-redentor. Las divisiones de la teologfa biblica son los periodos histéricos de la redencidn, marcados por la creaci6n, la cafda, el diluvio, el amado de Abraham, el éxodo y la venida de Cristo. Dentro de estos perfodos o dentro de subdivisiones posteriores de los mismos, se usa un método sistematico. Sin embargo, esto no es meramente teologfa sistematica sobre un plan a largo plazo. Seria arbitrario clasificar la revelacién de cada periodo bajo las mismas divisiones establecidas que se adaptan mejor para la teologia sistematica. Mas bien, tiene que existir una sensibilidad para las caracteristicas distinti- vas y énfasis tanto de la forma y contenido de la revelacién en cada época particular. Las revelaciones por medio de teofanias del perfodo patriarcal y los altares memoria- les que portan nombres divinos conmemorativos tienen su fundamento o razén de ser en forma y contenido. El marco de interpretacién tiene que reflejar esto. Una orga- nizacién de material muy diferente se necesita al tratar con las instituciones de la teocracia. La teologia biblica tiene 15 iPREDICA! que entender cada una en sus propios términos y ver el sig- nificado teolégico del progreso desde la escalera de Jacob hasta el taberndculo de Moisés. Sin duda, hay espacio para la flexibilidad de organi- zacién. Un experto puede que escriba una “Teologfa del Antiguo Testamento” en la cual la organizacién sea tépica y sistematica en vez de histérica, pero que justifica su titulo trazando el desarrollo de cada una de las doctri- nas a través de la historia de la revelacién antes de Cristo. Tal tratamiento producirfa una teologia biblica cercana a la forma de la teologfa sistematica. Con todo, serfa bueno evitar la confusién de entender la teologia biblica ya sea como “una declaracién sistematica de lo que la Biblia contiene”® o como la historia del pensamiento religioso entre los hebreos."” El entendimiento mas fructifero de la teologia biblica es el que reconoce tanto el cardcter histé- rico y progresivo de la revelacién y la unidad del consejo divino que declara. Su interés no exclusivamente teoldgico, porque entonces la historia del proceso revelatorio seria comparativamente incidental. Ni tampoco es su interés exclusivamente histérico. Aquellos que proponen que sea una historia de la religion hebrea manifiestan un malen- tendido basico de la revelacién, porque su interés tealdgico trasciende cualquier estudio meramente histérico del curso de la revelacion.'* La teologia biblica como un estudio distinto y fructifero tiene que tomar seriamente tanto la progresién histérica y la 16 oa éQUE ES LA TEOLOGIA BiBLICA? unidad teoldgica en la Biblia. El antiguo enfoque de “textos- pruebas” ha sido muy caricaturizado; su uso por hombres que conocian y amaban las Escrituras nunca ni siquiera se aproximé a la perversién calculada practicada por algunas sectas modernas. Los tedlogos de Westminster, por ejemplo, estaban muy familiarizados con sus Biblias y con las labo- res exegéticas de Juan Calvino como para ignorar el contexto cuando se les requerian que facilitaran “pruebas” escriturales. Con todo, no puede negarse que este enfoque a menudo carecia de profundidad en su uso de la Biblia. El énfasis en la historia tan caracteristico del pensamiento del siglo die- cinueve ha producido una nueva y fresca apreciacién de la historia al entender la Escritura. La tragedia es que de las mismas fuentes ha salido un entendimiento de la historia que es completamente aescritural, compartiendo las pre- suposiciones de la ciencia positivista. Al experto critico se le concede todo el derecho para “su suposicién primaria... de que cada sentencia de cada pagina de todo manuscrito de cualquier libro de la Biblia ha tenido una proceden- cia historica comprensible’.” Debido a que la revelacién directa sobrenatural —la voz del Sefior hablando desde el Sinai— generalmente se considera como una “proceden- cia histérica comprensible’, es claro a qué precio “la Biblia ha sido levada a una relacién organica con la concepcién moderna cientifica de Ja historia’” Una .teologia biblica que acepta la progresién histérica en tales términos ha renunciado a cualquier esperanza de 17 nn IPREDICA! exponer la unidad teolégica de la Biblia. Pueden hacerse esfuerzos por mantener tal unidad construyendo una dimensién ahistérica para “la historia de la salvacién” (Heilgeschichte), pero tal dualismo no és una solucién del dilema. La teologia biblica como una disciplina ha sido cul- tivada por los liberales, pero el campo del estudio biblico al cual ha conducido requiere la conviccién ortodoxa de que la Biblia es la revelacién sobrenatural de Dios y que tiene la unidad de su Palabra. A menos que las Escrituras en rea- lidad posean la unidad que la teologia biblica deba buscar para justificar su existencia, la empresa en su totalidad es un disparate.”! Sin embargo, basados en las suposiciones que la Biblia misma hace, la teologfa bfblica es tanto correcta como gra- tificante. El predicador que aborda a la Teologia Biblica de Vos por primera vez entra a un nuevo mundo, un mundo que levanta su corazén porque es un predicador. La teo- logia biblica, verdaderamente concebida, es una labor de adoracién. Junto a la Teologia Biblica de Vos debe ponerse _su librito de sermones, Gracia y Gloria.” Alli escuchamos aun erudito predicando a estudiantes teoldgicos (los ser- mones fueron pronunciados en el Seminario Princeton), pero con una ternura abrasadora y maravillosa que brota de Ja gracia y gloria de la revelacién de Dios, la actualizacién histérica de su eterno consejo de redencién. Un viejo predicador holandés sagazmente ha observado que el ptilpito no nos debe conducir al texto, sino mas bien 18 ne éQUE ES LA TEOLOGIA BIBLICA? que el texto tiene que conducirnos al pulpito.? En la teo- Jogfa biblica aquella dindmica escritural impele el corazén del predicador con una fuerza inimaginable. 19 iPREDICA! NOTAS 1. Una valiosa introduccién a la literatura reciente sobre todo este tema puede encontrarse en un breve articulo escrito por William. R. Baird, Jr. “Current Trends in New Testament Study, The Journal of Religion, XXXIX (1959), 137-153, Para un material mas general, en adicién a la bibliografia suministrada por Baird, ver la pagina 122 de este estudio. 2. Abraham Kuyper, Encyclopaedie der Heilige Godgeleerdheid (Kampen, 1909), III, 170, 3. Robert C, Dentan, op. cit., pag. 6. 4, Martin Kaehler, op. cit., pag. 184. 5. Esta tendencia ha sido descrita en muchos de los articulos citados en las paginas 122-124. Ver, por ejemplo, aquellos articulos escritos por J. D. Smart. 6. G. Ernest Wright, op., pag. 156; cf. H. Wheeler Robinson, Record and Revelation (Oxford: Clarendon Press, 1938), pags. 315s, 7. Ver especialmente el simposio presentado por J. R. Branton et al. en Religion and Life citado en la pagina 122. 8. Gerhard Ebeling, “The Meaning of Biblical Theology” Jour- nal of Theological Studies, N.S., VI (1955), 210-225. 9, Esto, a mi propio juicio, es lo que hace M. R. Brown en el simposio citado en la pagina 122. 10. G. Vos, Biblical Theology (Grand Rapids: Eerdmans, 1948), 11. Ibid., pag. 20. 12. Ibid. 13. Ibid. 14. Ibid, pég. 21. 20 EQUE ES LA TEOLOGI{A BiBLICA? 15. _ Ibid., pag. 15. 16. James Muilenburg, “Is there a Biblical Theology?” Union Seminary Quarterly Review, XII:4, pag. 31. 17. A William A. Irwin le resulta dificil descubrir diferencias sustanciales entre la teologfa del Antiguo Testamento y la historia de la religion de Israel. Concluye que la principal distincién del enfoque teoldgico, en adicién a un arreglo tépico, es que representa el pensa- miento religioso hebreo en vez de la practica y tiene que ver con lo “superior” y por tanto con manifestaciones posteriores o tardias de la religin hebrea, “The Reviving Theology of the Old Testament” Jour- nal of Religion, XXV (1945), pags. 244ss. 18. Abraham Kuyper prefiere hablar de historia revelationis en vez de teologia biblica, pero él incluiria en Ja teologia dogmitica el trazo del desarrollo de cada doctrina a través de la historia de la reve- lacion. Op. cit., pag. 175. 19. A.C. Craig, Preaching in a Scientific Age (New York: Scribner's, 1954), pg. 34. 20. Ibid. 21. W.A. Irwin es efectivo al objetar, particularmente en contra de Eissfeldt, cualquier intento de seleccionar de 1a Biblia sola- mente los elementos adaptables a un cierto compromiso teolégico y lamar aj resultado “teologia biblica” Op. cit., pags. 239ss. 22. G. Vos, Grace and Glory (Grand Rapids, 1922). 23. J. van Andel, Vademecum Pastorale (Kampen, 1910), p. 36. 21 CAPITULO DOS LA TEOLOGIA BiBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION ERYGMA ES UNA PALABRA DE moda para el mensaje del pulpito cristiano. Junto a otros términos griegos, ha sido restaurada por la teologia biblica al vocabulario que emplea en su trabajo el predicador. Su uso no es pedante si imprime una marca fresca a nuestra raida terminolo- gia homilética. Este sustantivo del Nuevo Testamento usado para la predicacién implica que el evangelio es una proclamacion real (0 regia) y el predicador un mensa- jero oficial; el kerygma es el mensaje del heraldo del Rey. Describe la obra del predicador en un contraste aposté- lico a la ligereza jovial, a la especulacién altisonante, a Ja efusién sentimental, al sermoneo moralista, y a otra docena de abusos que se hace del pulpito. Ni tampoco puede aplicarse facilmente a sermones sustitutos como resefias de libros, la danza interpretativa, las discusiones de foro, peliculas o vaudevilles bautizados. 23 iPREDICA! “Kerygma” en la tedlogia moderna Ciertamente, el kerygma nos conduce otra vez al desa- fio de la autoridad. Este tema, que la teologia moderna se ha ocupado en defender su existencia, ha estado presente inevitablemente en el desarrollo de su contenido. Cualquier analisis serio de la Biblia tiene que tomar en cuenta que el kerygma tiene una pretensién constante de autoridad. El estudio sobre la balanza y competencia del masivo Theological Dictionary of the New Testament de Kittel ha despertado naturalmente un nuevo grado de apreciacién de esta materia. El articulo sobre el kerygma y sus cognados en esta obra es un ejemplo sobresaliente del interés avivado por la teologia biblica en la autoridad de la predicacién.? Estos estudios biblicos han influenciado a la teologia contemporanea, pero no es menos cierto que el interés teolégico en la predicacién ha estimulado y modelado la investigacién del kerygmna en la Escritura. H.H. Farmer ha declarado que las tendencias més centrales de la teologia contemporanea pueden definirse como “el redescubri- miento del significado de la predicacién’? “La teologia de la Palabra” de Barth fue desarrollada en conexién con su ansiedad acerca de la predicacién y esta centrada en “la proclamacién de la Iglesia” mediante el sermén y los sacra- mentos, El movimiento que él representa ha sido llamado, por consiguiente, “la teologia kerygmdtica”* Muchas dis.- cusiones recientes del kerygma han estado relacionadas 24 LA TEOLOGIA BiBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION con la posicién de Rudolf Bultman, quien combina la eru- dicién del Nuevo Testamento con un fuerte interés en las cuestiones teoldgicas y filosdficas. E] busca emancipar al kerygma de la “mitologia” del Nuevo Testamento de tal manera que pueda confrontar al hombre moderno como proclamacién.? El desarrollo en los estudios del Nuevo Testamento que conduce al presente énfasis sobre el kerygma refleja estas tendencias teoldgicas y la lucha entre la ciencia positivista y la Escritura que subyace a dichas tendencias. Antes de.las guerras mundiales la “busqueda del Jestis histérico” retenia el interés de muchos expertos porque prometia desconectar de los evangelios a un Jestis a la imagen liberal, un maestro humanitario y reformador que autorizaria la idea liberal. La critica de los evangelios asumfa que la Iglesia primitiva habia sepultado al hombre Jess en un sarcéfago teolégico de mesianismo divino, el cual tiene que romperse. Este fue un intento fallido. Las herramientas de la critica de las fuentes no podfa revelar a otro Jests.® Un tanto de mala gana la investigacién gird de Jests a la Iglesia. Si el postulado “Jestis histdrico” no pudo ser recuperado, el Nuevo Testamento era, al menos, una fuente primaria para la informacién acerca de la primi- tiva “Iglesia histérica’ Al principio, este desarrollo desvié la atencién de los Evangelios a las Epistolas y de Jestis a Pablo. Posteriormente, produjo un nuevo enfoque a los 25 IPREDICA! Evangelios por medio del estudio de la Iglesia primitiva. E] método de “la critica de las formas’, que aparecié después de la Primera Guerra Mundial, enfatizé la funcién norma- tiva que desempefiaba la tradicién oral de la Iglesia dandole forma a los Evangelios. La critica de las fuentes habia bus- cado documentos literarios detras de los Evangelios; la critica de las formas se concentré en los patrones de mate- riales orales como alternativas o fuentes previas. Los pasajes (pericopas) fueron examinados en cuanto a forma sobre la suposicion de que el uso habitual en Ja predicacion o ensefianza de la Iglesia habia proveido el escenario en el cual ellos fueron formados. Este enfoque, del cual Bultman fue un exponente lider, dej6é sentir su influencia en C.H. Dodd al desarollar su analisis del kerygma.’ Estudiando los sumarios de la predi- cacién de Pablo en sus epistolas y los sermones reportados en Hechos, Dodd identificé ciertos elementos comunes en el kerygma apostdlico, todos centrados en el arribo de la era mesianica como el eschaton, el tiempo del cumplimiento prometido por los profetas. Para Dodd esta “escatologia realizada’” era esencial para la predicacidn apostdlica. Ademas la perspectiva de Dodd contrasta la “escato- logia realizada” con la escatologia futurista apocalfptica. Sostiene que la Iglesia se enfrenté con una situaci6n cri- tica en sus primeros afios cuando la era escatolégica no resulté inmediatamente en la consumacién. Habfan dos respuestas posibles: enfatizar la expectacién apocaliptica 26 LA TEOLOGIA BIBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION de la segunda venida, o descubrir una realizacién espiritual de todas las promesas en el poder presente del reino, Dodd encuentra ambas respuestas en el Nuevo Testamento, pero enfatiza la segunda. Ei ve en el evangelio de Juan una inter- pretacién espiritual del reino como escatologia realizada. El material diddctico en Mateo lo considera como otro esfuerzo de la Iglesia de ajustarse a una situacién en la que el eschaton no asumié la forma anticipada en el kerygma primitivo. Con la solucién apocaliptica Dodd muestra poca simpatia. La segunda venida es en el mejor de los casos “el mito menos inadecuado” expresando por medio de la fic- cién de un final absoluto de la historia “la realidad de la teleologia dentro de la historia’® El andlisis de Dodd acerca del kerygma ha sido profun- damente influyente, particularmente en el mundo de habla inglesa. Su distincidn entre Ia proclamacién fundamental (kerygma) y la ensefianza posterior basada en ella (didache) congenia mds con el activismo de la teologia moderna. La proclamacién dindmica del evento redentor debe contras- tarse con los sistemas estdticos de doctrina. Para Dodd, el kerygma esta asociado con la iniciativa divina en relaci6n al juicio y la gracia, mientras que la didache expresa la res- puesta humana.? Tal divisién pone un peso de autoridad sobre el kerygma que la didache no puede compartir. Sin embargo, el kerygma mismo no es considerado como un depésito obje- tivo de revelacién autoritativa. No es como si las Escrituras 27 IPREDICA! debieran ser despojadas de acreciones didacticas para que un nucleo kerygmatico resultante pudiera poseer la plena autoridad de scriptura sola. Mas bien, el kerygma es enten- dido dindémicamente. La proclamacién kerygmatica es un evento en que Dios se dirige a su pueblo. La autoridad no es el kerygma como tal, sino que existe a través de la accién divina en el evento kerygmatico. Por lo tanto, el intento en el campo académico de reconstruir el patron de la predicacién primitiva no pro- cede sobre la suposicién de que este kerygma es la norma autoritativa para nuestro evangelio. El Jestis histérico creia muchas cosas que el hombre moderno no desea aceptar. Por tanto, la teologia moderna muestra un gran entusiasmo por el “evento-Cristo” como la norma en vez de palabras concretas o hechos de Jestis de Nazaret. De manera similar, el kerygma primitivo estaba saturado del sobrenaturalismo apocaliptico que se derivaba de la ensefianza y obra de Jestis. El kerygma primitivo no es mas aceptable para esta mente moderna que el Jests histérico. Nadie expone este tema mas claramente que Rudolf Bultmann. E] insiste en que ningin hombre moderno puede afianzarse en una cosmovisién mitica que per- mita la intervencién sobrenatural en la historia. El Nuevo ‘Testamento presupone esta perspectiva mitica cuando presenta el evento de la redencién que es la materia de su predicacién. Por lo tanto, el kerygma como puede ser hallado en el Nuevo Testamento, ahora ya no es creible. Los 28 Bn LA TEOLOGIA BIBLICA Y¥ LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION milagros de sanidad, la resurreccion fisica, la ascensién, la segunda venida en las nubes, para no hablar de la deidad y pre-existencia de Cristo: todas estas son imposibilidades para los usuarios de la luz eléctrica y la radio.!° Entonces, tiene este kerygma algun significado para el hombre moderno? Bultmann cree que sf, ya que él con- sidera el mito como una forma de lenguaje simbdlico que puede ser interpretado, y concluye diciendo que el Nuevo Testamento invita a la “desmitologizacién’. No todos Ilegan a tener “Ja absoluta claridad y la des- piadada honestidad” de Bultmann al percibir tanto la prevalencia unificada del sobrenaturalismo del Nuevo Testamento y su rotunda contradiccién de la suposicién moderna de que el mundo natural y la naturaleza humana son “inmunes a Ia interferencia de los poderes sobrenatu- rales"™ La solucién de Bultmann en principio, sin embargo, difiere un poco de lo que podriamos llamar un consenso moderno. Su “desmitologizacién” no es sino una aplicacién drastica de la suposicién connin de que el testimonio apos- t6lico en la predicacién y la Escritura tiene que ser falible porque es humano. Por lo tanto, el kerygma mismo tiene que distinguirse de la forma en que se expresa. Bultmann, Dodd y otros enfatizan la “escatologia realizada” en el Nuevo Testamento como una indicacién de que dentro de la Escritura misma el proceso de desmitologizacién ya ha iniciado. Esta posicién también es ahora ampliamente aceptada. Por ejemplo, la venida de Cristo en el Espiritu 29 iPREDICA! prometida en Juan 14.18 es entendida como la Segunda Venida desmitologizada. Cuando Bultmann ha despo- jado al kerygma de su mitologia, encuentra su nticleo en el evento-Cristo que ocurre de nuevo en la proclamacién. Lo kerygmiatico llega a ser sinénimo de lo existencial.” El] asunto basico en cuanto a la autoridad del -kerygma no debe encontrarse en las discusiones con respecto al contenido preciso de la predicacién apostdlica, ni en los debates con respecto a los limites de la desmitologizacién. Reside mas bien en la perspectiva de la revelacién que estas discusiones asumen. La revelacién misma ha sido desmi- tologizada por consideracién a lo que se entiende como la ciencia moderna. El milagro de una palabra revelada se rechaza como imposible. Declaraciones no pueden ser dadas por revelacién. William Temple resumi6 esta posi- cién como sigue: “De todo esto se sigue que no existe tal cosa como verdad revelada. Hay verdades de la revelacion, es decir, proposiciones que expresan los resultados del buen pensar concerniente a la revelacién; pero no son en si mismas directamente reveladas”” La revelacién se identifica con la redencién y es conside- rada como un evento de encuentro personal. Los resultados verbales de tal experiencia no son tanto productos de la reve- laci6n sino sub-productos; pueden servir como testimonios de la revelaci6n, pero no son ni revelacién ni directamente revelatorios. Se apela frecuentemente al hecho de que dabar en hebreo puede significar ya sea “palabra” o “evento” La 30 | Geese nn LA TEOLOGIA BIBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION inferencia parece ser que los dos conceptos eran indistin- guibles para la mente hebrea y que estamos justificados al considerar toda revelacién de palabra como revelacién de acci6n.'* El concepto de revelacién es analizado para pro- ducir el mismo resultado. Por medio de un patrén curioso de razonamiento se infiere que debido a que la comunion personal es mds que una mera comunicacion, es exclusiva de la comunicacién.” E] eslogan “la revelacién no es comu- nicacidn sino comunién” expresa una falsa disyuncién, La comunién personal sin comunicacién es imposible entre los sujetos humanos y es una concepcién extraiia de la revelacion en Cristo que le niega una comunicacién revelatoria al dar a conocer al Padre. La insistencia sobre la revelacién en Cristo como puro evento es solamente, en verdad, una negacién de la revelacién en palabra que Jestis mismo profesé dar. Las consecuencias de este concepto dindmico del kerygma como revelacién en acto son de largo alcance. La autoridad es desalojada de la Escritura y se asigna casi inevitablemente una autoridad decisiva a la Iglesia. Dodd contiende por una “unidad indisoluble de la Biblia y la Iglesia” como el asiento de la autoridad.”” El, en verdad, declara que la tradicién de la Iglesia no tiene que imponer un significado arbitrario sobre las palabras de los apésto- les y profetas. “Ellos son nuestros “conciudadanos” en el pueblo de Dios, y les permitimos la parresia que pertenece a los ciudadanos libres, y los escuchamos con una humil- dad decente mientras abogan por si mismos”"* 31 iPREDICA! jEl cambio en el lugar de la autoridad apenas podia ser mas dramaticamente indicado que en esta defensa del derecho de los apéstoles de expresar sus ideas en la “reu- nidn de la iglesia”! El concepto activista de la revelacién no puede sino desafiar el fundamento de la Iglesia sobre los apéstoles y profetas como los recipientes de la revela- cion final. El énfasis es dirigido a la Iglesia entendida como un compafierismo continuo en el cual la accién redentora ocurre repetidamente. A pesar de ser Unico el testimonio de los apéstoles y profetas, su poder y autoridad existen. solamente en el evento de la proclamacién de la Iglesia cuando la Palabra de Dios es revelada. Aparte de esto, el testimonio apostélico no es sino el residuo estatico de un evento viviente.’” El activismo actual parece proporcionar nuevo sig- nificado a la autoridad en la predicacién. La predicacién es vista como el evento redentor en el cual la Palabra de Dios esta presente y la Iglesia es llamada a la existencia. Sin embargo, debido a que vacia la Palabra escrita de autoridad normativa, esta perspectiva radicalmente altera la autori- dad de la predicacién también. Por un lado, la autoridad es transferida del contenido a la forma. Ninguna palabra hablada puede ser identificada con la Palabra de Dios; pueden llegar a ser solamente Palabra de Dios en el acto revelatorio. Por otro lado, esta autoridad formal es liberada de la restriccién de cualquier norma objetiva. El predicador no esta mas atado a la Palabra escrita de Dios.” 32, LA TEOLOGIA BiBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION Esta “dindmica” perspectiva de la predicacién ya ha estimulado el sacramentalismo. El “evento” seguramente puede ocutrir en la accién sacramental tan facilmente como en la predicacién. En verdad, si la revelacién no es comunicacién, el proceso verbal de la predicacién consti- tuye una barrera que no encontramos en la accién lituirgica del sacramento. La ultima etapa de esta linea de pensa- miento es alcanzada cuando se sugiere que la predicacién es efectiva solamente porque es sacramental, empelando simbolos verbales en vez de agua, vino y pan.” La relacién de la Palabra y sacramento en la teologia de la Reforma es entonces precisamente revertida. Una vez el sacramento fue llamado el verbum visible; ahora la-predicacién Hega a ser el sacramentum verbale. La doctrina biblica de la Palabra de Dios Las discusiones actuales del kerygma escritural, a pesar de su erudicién y valor, comuinmente han fallado en apre- ciar las implicaciones de la doctrina biblica de la Palabra de Dios. La autoridad de la Palabra escrita, la cual es desple- gada en la teologia biblica como la base de toda autoridad en la predicacién, es negada o minimizada. Para una reno- vacién genuina de la autoridad en la predicacién, la teologia biblica de Ia revelacién verbal tiene que ser estudiada. No puede haber duda de que toda la estructura de la predicacién del Nuevo Testamento descansa sobre 33 iPREDICA! la conviccién de que el evangelio cumplié las Escrituras autoritativas del Antiguo Testamento. La obra de Dodd sobre la relacién del kerygma con el Antiguo Testamento lleva el iluminador titulo de: The Sub-structure of New Testament Theology (la subestructura de la teologia del Nuevo Testamento).22 En el climax del Evangelio de Lucas el Cristo resucitado abre las Escrituras a sus discipulos y abre sus mentes para entender las Escrituras (Lucas 24.32, 45). Los dos disci- pulos en el camino a Emaiis estaban tristes y confundidos inclusive después de escuchar a los angeles en la tumba vacia porque eran tardos de corazén para creer todo lo que los profetas habfan dicho (v, 25). Antes de que sus ojos fueran abiertos para reconocer al Sefor, sus mentes fueron abiertas para entender su Palabra y sus corazones ardian con el reconocimiento de que Moisés y todos los profetas habian hablado del Cristo en sus sufrimientos y gloria. La primera predicacién de la resurreccié6n es la expo- sicidn del Antiguo Testamento del propio Cristo. Esto, en verdad, no es un nuevo mensaje en los labios de Jests. “Estas son las palabras que os hablé, estando atin con vosotros: qué era necesario que se cumpliese todo lo que esta escrito de mi en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (v. 44). Sin embargo, el mensaje es reno- vado y realizado (comprendido, entendido) en el hecho de la resurreccidn. El testimonio de los discipulos, al reci- bir el Espiritu Santo, es para estas cosas; no meramente al 34 LA TEOLOGIA BIBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION hecho de la resurreccién, el cual aparte del testimonio de Ja Escritura serfa considerado tal y como otros discipulos consideraron el reporte de las mujeres, como un cuento vacto, sino la Palabra de Dios cumplida en la gloria de la resurreccién de Cristo. Este nticleo de la predicacién cristiana dada por Cristo mismo a sus discipulos es expandido en el libro de Hechos, con la fidelidad mas alta al patrén de la interpretacién de la Escritura, La estructura e incluso el vocabulario de este pasaje moldean los reportes de Lucas del testimonio apostdlico en Hechos. Pedro en Pentecostés predica los sufrimientos y la gloria de Cristo desde Joel y los Salmos. En el templo, después de la sanidad del hombre cojo, la pro- clamacién es sobre los sufrimientos de Cristo: “Pero Dios ha cumplido asi lo que habia antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo habia de padecer (Hechos 3.18). Después Pedro predica la gloria que sigue: “a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauracién de todas las cosas, de que hablé Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (v. 21). Pedro contintia citando de Moisés con res- pecto al profeta mesianico y afirma: “Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos dias” (v. 24). La predicacién de Pablo en la sinagoga en Tesalénica es tesumida por Lucas de acuerdo al mismo patrén: “Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres dias de reposo 35 iPREDICA! discutié con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jestis, a quien yo os anun- cio, decia él, es el Cristo” (Hechos 17.2-3). Este era todo el peso de la predicacién de Pablo; delante del rey Agripa él describe su mensaje como “no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habia de suce- der: Que el Cristo habia de padecer, y ser el primero de la resurreccién de los muertos, para anunciar la luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos 26,22b-23). El reporte de Lucas esta confirmado por el bien conocido resumen de Pablo del evangelio que predicaba: “Que Cristo murié por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucité al tercer dia, conforme a las Escrituras” (1 Cor. 15.3-4). Asi también habla Pedro del Espiritu de Cristo en los profetas testificando “de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que-vendrian tras ellos” (1 P. 1.11). Esta predicacién del cumplimiento de la Palabra de Dios conlleva una fuerza probatoria. Pablo busca per- suadir a sus oyentes en la sinagoga partiendo de las Escrituras de que Jestis es el Cristo, La apelacién de los Evangelios de Mateo y Juan al Antiguo Testamento similarmente aduce Escrituras especificas que Jesus deli- beradamente cumplid. Sin embargo, este patrén de palabra-cumplimiento tiene rafces mas profundas que un interés apologético, e incluso eso nunca es una superficial “prueba basada en la 36 i tirerin aoe nan SERENE LA TEOLOGIA BIBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION profecia” Los Evangelios atestiguan que Jestis encontré en las Escrituras la ley de su vida. El no vino a destruir, sino a cumplir (Mat. 5.17), Las Escrituras no pueden ser que- brantadas (Jn. 10.35). Ellas dan testimonio de El (Jn. 5.39). El Hijo del Hombre tiene que ir como esta escrito de El (Mat. 24.24, 56). Desde un punto de vista racionalista, el valor apologé- tico del cumplimiento de Jestis de la profecia es disminuido hasta el grado de que Jesus buscaba llevar a cabo esto consciente y deliberadamente. Esta actitud no veria nada notable en el hecho del grito de Jestis desde el Gélgota estd en las palabras de un salmo familiar a El. Sin embargo, para los escritores de los Evangelios y para Jestis mismo, el cumplimiento deliberado de Jestis de toda la Escritura es esencial para su vocacién mesianica. Por cierto, los eventos externos también son ordenados por la Palabra de Dios. La agonia maldita en la que Jess grita, “Dios mio, Dios mio, épor qué me has desamparado”? es terriblemente real; es la realidad de la que el clamor del salmista era un anticipo profético y tipolégico. (Mat. 27.46; Sal. 22.1). La sed de la cruz era también real, y no auto-infligida. Sin embargo, el grito de abandono y de sed son pronunciados para que la Escritura pudiese cumplirse (Jn. 19,28). Para los escritores del Evangelio y para Jesus no habia nada artificial en el hecho de que las crisis mds {ntimas de la experiencia espiritual del Mesias hallaran expresién en el cumplimiento de la letra precisa de la Escritura. Si todas 37 iPREDICA! las Escrituras dan testimonio de Cristo, El es también esta sujeto a las Escrituras. La doble relacién involucrada aqui es la necesaria consecuencia de la obra dual que Cristo vino a realizar. Como Emanuel, Dios con nosotros, Cristo es el Seftor. El Espiritu que hablé en los profetas es su Espiritu. El es el Alfa y Omega de su propio consejo, el Si y Amén de sus propias promesas. Pero Fl que es el Sefior del pacto es tam- bién el Siervo del Pacto. Como el Siervo viene para hacer Ja voluntad de Aquel que lo envié y para cumplir su obra y palabra. Las naturalezas humana y divina de Cristo estan unidas en su persona, manifestadas en su obra y reveladas en su palabra. Las raices de este patrén de Palabra-cumplimiento de la predicacién del Nuevo Testamento son profundas en el Antiguo Testamento. Alli el concepto de la palabra de Dios es un tema dominante. “Que Dios se revela a si mismo por medio de su palabra es una verdad confirmada por cada uno de los libros del Antiguo Testamento””? La Palabra soberana de Dios La grandiosidad de la soberania de Dios en su palabra es el escenario dentro del cual se desarrolla el cumpli- miento de la palabra de Dios en Cristo. El gobierno de Dios a través de su mera palabra de decreto es una mani- festacion suprema de su deidad.# “Y dijo Dios: Sea la 38 ‘Rieti LA TEOLOGIA BIBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION luz; y fue la luz” (Gén. 1.3). Las palabras formuladas por Ja palabra de Dios son sostenidas de la misma manera (Sal. 33.6-11). Las tormentas y las estrellas obedecen su palabra (Sal. 107.25; 147.15-18; 148.8; Isa. 40.26). Sin embargo, el énfasis no es tanto sobre la soberania de la palabra de Dios en la naturaleza o providencia como sobre su autoridad en la historia de la redencién. Los ejemplos mds dramaticos del poder de la palabra en el mundo de la naturaleza y sobre las religiones de la natu- raleza ocurren en el curso de las liberaciones que Dios hace de su pueblo. Los dioses de Egipto son juzgados por la palabra de Dios hablada a través de Moisés al ser liberado Israel; fuego cae del cielo y Iuvia desciende en el Carmelo para recordarle a Israel la vanidad de adorar a Baal, el dios de la tormenta. En cada paso de la historia de la redencién, el poder soberano de la palabra de Dios se manifiesta. Inmediatamente después del pecado en Edén la voz de Dios se escucha en el viento” y Dios declara tanto la maldicién del justo juicio y la bendicién de la gracia. Al trazar la his- toria de la fe (Hebreos 11), el escritor de Hebreos también estd bosquejando la historia de la redencién por la palabra de Dios a la cual responde la fe. La revelacién se anticipa a la redencion; ciertamente, la redencién es por medio de la palabra revelada de Dios. En el libro de Génesis un patron de estos tres pasos emerge: primero, una revelacién previa de la promesa y el llamado; después la redencién en 39 iPREDICA! cumplimiento de la promesa; y finalmente, la revelaci6n y ensefianza confirmatorias que sellan la redencidn, Este el caso con Noé, Abraham y Jacob de tal manera que el patrén se halla bien establecido antes de que aparezca como la estructura de la gran redencién de Egipto. Una declaracién muy significativa del poder redentor de la palabra de Dios se halla en la proclamacion divina dada a Abraham en conexién con la promesa del naci- miento de Isaac: “;Hay para Dios alguna cosa dificil? (Gén. 18,14). La promesa de que la estéril y anciana Sara debia tener un hijo habia ocasionado la risa tanto de Abraham y su esposa (Gén. 17,17; 18.12), pero la palabra de Dios a su determinado tiempo Ilevaria a cabo el milagro y oca- sionaria una nueva risa para Abraham y Sara, “Isaac” La totalidad de la redencién se presagia en esta declaracién de la potencia redentora de la palabra de Dios; la pala- bra de Dios a Abraham es repetida por el 4ngel Gabriel a Marfa cuando su fe queda pasmada ante la promesa mayor: “porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1.37). La redencién de Egipto esta precedida por la palabra de la promesa dada en el llamado de Moisés en la zarza ardiente (Ex. 3.4). Esta palabra descansa a su vez sobre la promesa anterior dada a los padres (Ex. 3.6). En el discurso de la palabra divina para el pueblo, la mediacién del profeta es establecida. La objecién de Moisés en la zarza llega a ser la ocasién para la delineacién mis clara del oficio profético (Ex. 4.10-16). El profeta es el 40 ren A ee Pe TTS NET oT SST LA TEOLOGIA BIBLICA Y LA AUTORIDAD DE LA PREDICACION portavoz de Dios: Dios deposita sus palabras en la boca del profeta y le ensefia (verbo del cual torah, ‘ley’; se deriva) lo que debe decir. “Y por un profeta Jehova hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado” (Oseas 12.13). A través de la palabra de Dios la redencién es realizada “para confirmar la palabra que Jehova juré a tus padres Abraham, Isaac y Jacob” (Deut. 9.5). “Conforme al man- damiento de Jehova (Ex. 17.1), el pueblo cruza el mar y viaja en el desierto rumbo al Sinaf donde Dios habla desde el cielo las palabras de su ley. Al pueblo le es dada la pala- bra de Dios para dirigir su servicio dentro del pacto y se le ensefia en el desierto con pruebas “para hacerte saber que no sélo de pan vivird el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehova” (Mat. 4.4; 8.3). La palabra redentora triunfa no solamente sobre la per- secucién egipcia, sino sobre la rebelin israelita. Aseguraré al final las misericordias prometidas. “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, gy no hara? Habld, zy no lo ejecutara”? (Num. 23.19-20). La conquista de Canaan y la subsecuente historia de Israel en la tierra es la historia del Sefior cumpliendo lo que habia prometido.” Las maldiciones y las bendiciones de la ley hallan su cumplimiento, y los profetas una intensidad creciente anticipan los tiltimos dias (Deut. 30.1), cuando las promesa serdn finalmente realizadas. A través de todo este perfodo el énfasis sobre la pala- bra sigue desarrollandose. En el establecimiento del reino, 41

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