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juticio de reproche (por el acto de beber) la virtualidad de ‘crear el in- justo! que objetivamente todavia no existe” (Inetilpabilidad voluntaria 1» responsabilidad objetiva, en "Doctrina Penal’, , I, 1978, ps. 71 y 88.1 destacado en el original). En su obra més reciente, Zaffaroni mantic ne la posicién erftica respecto de esta teorfa que fue citada aprobato- Fiamente por Sandro en el articulo examinado (ver, en tal sentido, el Manual del primero, escrito con Alagia y Slokat, ps. 560-562), 6. Mas alld de las eriticas que se puede formular respecto de esta teorfa en su aplicacién a Jos delitos dolosos, es claro que ella resulta, innecesaria en los casos de responsabilidad culposa, como los del ca- so. Asf, como seftala Sandro en el trabajo mencionado: “Traténdose de tipicidad culposa, el recurso a la ‘alic’ (actio libera it catssa) rest ta francamente imiitil. El clésico ejemplo de la madre de sueno agita- do, que acuesta a su hijo de meses a dormir con ella, asfixiandolo du- rante la inconciencia, permitira explicarlo con claridad. En este caso, el acto de la madre que procede de ese modo, conociendo las carac- teristicas de su steno, es de por si vialatorio de un deber de cridado y, por tanto, tipicamente culposo. Decidida Ia accién (acostarse con el hijo) en estado consciente, la posterior inconcienca al momento de producirse el resultado es jurfdicamente trrelevante. En el delito cul- 1poso, segtin se acepta actualmente lo decisivo es el desvalor del acto contrario al deber, yallf radica el micleo del injust.. El resultado ul- terior tiene solo la virtualidad de seleccionar los easos en que esa i fraccién al cuidado socialmente requerido en la vida de relacién re- sultaré punible como delito” (artfeulo eitado, p. 74; destacado en el original). 7. La cuestién discutida en el fallo, de si el resultado del caso, po- dia ser imputado objetivamente al autor, sera examinado a continua cién, 144 | febrero de 1952, el nombrado E.R.C, AF [Ao a Caso “E.R.C.", Camara Nacional de Apelaciones en lo Penal dela Capital Federal, 13/11/1953, LU. 73-401 11. Relaci6n de causalidad. El concepto de imputacién objetiva 28 Instancia: Buenos Aires, 13 de noviembre de 1953, 1 Dr. Oderigo ajo: Este proceso viene a conocimlento del tribunal en virtud de los recursos de apelacién interpuestos por el procesado E.R.C. y su defensor contra ia sentencia de primera instancia que condena a aquel, come autor del delita de homicidio culposo, 2 6 meses de prisiin y 5 afios de Inhabiltacién, en suspenso, y le impone el pago ce las costas. En esta instancia, el fiscal considera demostrada la responsabilidad de ERC. y postula la confirmatoria del fala Impugnado, en lo que se refiere @ |e pene corporal; pero sostiene que, conforme con la jurisprudencia de es- te cémara, es improcedente la complementaria de inhabilitacién, por lo que aconseja revocar e! pronunciamiento en esa parte. Elhecho que motiva la condena del procesado es el siguiente: el 24 ¢e , juntamente con sus amigos J.C.¥., ORE, FR y O.G.R, hallébase en su domiclio, Tiunvireto 3716, disponién= | ose a festejar el Camaval, y en determinado momento, mientras los de- més se encontraban repartidos entre el comedor y Ie cocina de le finca, y él en el patio, tomé una escopeta que tiempo atrds le presteran para reall- 2ar una eecerie, descargé un cartucho que sequidamente valvlé a colocar nel arma, y ereyendo que ya no contenia percigones, con el dnimo de he~ cer una brome, dlrigié et caffe hacia una pared, efectuando un disparo, al mismo tiempo que, de improviso, ¥.salé del comedor,siendo alcanzaco en el antebrazo por uno de los perdigones que habla quedado en el cartucho, sufriendo una lesién leve, de la que fue inmeciatamente atendida por un édico. Sin atribuir importancia a Io ocurrido, todas los amigos, inclusive Ys concurrieron esa noche a un baile; pero pocos dies después sobrevino luna infeccién tetdnica que determiné Ia muerte de este titi, Elrepresentante del ministerio piblico acusé a E.P.C. coma autor del de ka de homicidio culposo; el defensor oficial raciamd la absolucién de su de- fencido y el Juez, para decidir a cuestién en favor Ge la tesis del acusador, examina los dos aspectos del asunto que considera esenciales; si el proce- s2d0 obr6 con negligencia o Imprudencia, y sl entre su conducta y el falle~ Cimiento de la victima media relacién causal. ‘Ami Julelo, e5¢ planteo es correcto, pero no es completo, perque, si blen 52 examina totalmente el aspecto material del hecho (relaci6n causal) no ‘ocurre fo mismo en cuanto al elemento psicalégien. 45 emcee Pra exponer mi punto de vista, comenzaré por Invertrel orden en que dienas cuestiones hen sido planteadas, comenzanco por el examen de la re- lecién causal, pera determinar luego en qué medida el elemento psicoligi- 0 (culpa, en este caso) acomparia al desarroll de los acontecimientos, Sk 90 asi Ie triple formulaciin de Carrara para el julcio de responsabildae Criminal: td hiciste, volunteriamente y contra derecho. En ese orden, sostengo, ante todo, que entre el obrar de E.R.C. y lt muerte de ¥. existe releci6n de causalidad, porque sl aquel no hubiese cis- Paredo el arma, éste no habria resultado lesionado y, por consigulent, tampoco habria sobrevenido la Infeccidn teténica que determiné su muerte (couse es lo que no puede suprimirse in mente sin que desaparezca tar bién el efecto); y este reconacimiento de la serie causal importa afirmer ‘que, en le especie, se ha cumplido el elemento material de! delito de hom'- i, el "ed hieiste” de la imputacién carrariana, Coincido, pues, en este aspecto, con el juez de primera instancia, cuya postura implica achesién a la tesis de Ia equivalencia de condiciones o de la "consito sine qua non’ (von Burl), como lo demuestran los supuestos con Que ejempiiica. tomados de Florian, y que reproduzco para mayor clarida 2) El capitén de un barco hiere a un marinero; se decide su cure, y a seguir vigje con destino a un puerto, una tempestad hace neufragar el bar= co y el marinero muere, E capitan séla responde por lesiones, puesto que la muerte, de todos modos, hubiera acaecido, p) El capitén de un barca hiere 2 un marinero y se decide enviarto en luna lancha hasta un puerto para su curaclén, Otro barca embiste la lencha ¥y muere el marinero, En este caso el capitén seria responsable de homic dio, puesto que precisamente par viajer en la lancha, donde no hubiere es- ‘ado de no producrse la lesién, no hubiera fallecico", Pero coincido, repito, tn sélo en cuanto al elemento material del delto {de homicido, Ese reconocimlento de la serie causal baste, a mi Suicio, pare ‘ceptar que, en el segundo de los mencionades supuestas, el capitan caur 36 lo muerte del marinero; pero no para declararlo responsable del delto de hhomicisio, porque ia existencia del nexo causal no hace a la totaled del jul cio de responsabilidad, sino Cnicamente 2 uno de sus aspectos, al aspecto ue concieme al elemento material Gel celta; vale dee, que la Investigae ‘ién de la relacin causal es sélo un parte de! juicio de responsabilidad: no puede haber responsabilidad criminal s entre el hecho del agente y el re- sultado no existe relacién de causelidad material; pero esta relacién no es suflciente, por si sola, pare declarer la responsablidad de! agente, para lo ‘ual es preciso, ademés, que el elemento psiquico acompaite al desarrollo de los acontecimientos en toda su extensién, desde al hecho del agente has- ta el resultado mismo. Tal distinci6n, entre causal y responsabilidad, ha sido claramente mostrada por Beling: “Es también importante, ademds, el hecho de que la afirmacién de una relaclén causal entre el movimiento cor- oral y el resultado tipico, no importa en modo alguno, por si sola, respon- sabilidad (punibiidad) penal, sino que es la afirmacién de uno de los ele- mentos de los cuales ésta depende. Ello es porque con la afiemacién de 1a 146 © existencia de una causactén (Imputacién fsica, “imputatio fact"), 00 se afr- fan, nila antijuridieidad de la accin tilce, ni su culpabilidad. Debe distin~ quirse especialmente la causacién y Ia Inculpacién (imputacién interna “im utatio juris"); la afirmacién de la existencia de una relacién causal no contiene alin ninguna valoracion jurilca; por el contario, la culpabilidad es Ln concepto juriaiec normative, relative ala faz interna, mientras que el de ‘ausalidad es descriptivo y yace en el campo externo. La amalgama de la ‘uestlén ce la causalided con la del valor juridico de la acclén (antljridic- ‘dad, culpablidad) (como si voluntad y delito estuvieren causalmente vincu- lados) hace imposible Ia ciara solucién del problema” (Esquema de derecho enapp. 61). Paso 2 explicarme con un ejemplo, extendléndome, con io que contra- "a mi costumbre, en atencién a la Importancia del asunto: Supéngase que A. envia 2 B, a cumplir una misién en determinado 1u- - [gan al que éste concurre en momentos en que se produce una expiostén, fomo consecuencta deo cual muere. Entre el hecho de A. y la muerte de exist, incudablemente, nexo de causalldad material, porque sino lo hu- Diese enviada, la muerte no se habria praducdo, Pero, desée luego que a aie #2 le neuen sostener que por eso A. sera responsoble de homic- Goenpesico ce. "Sin embargo, reprédzcase el ejemplo anterior con un ingresiente ms; pia que, en el gar a que envlaba @ B. en el momento en que éste /de concur, se prodveria la explesiéa y en este caso nade -inciado ‘lego- vaca en responsaoizarcrminalmente a A, del homicicio de 8. Bien se observa, se advirte que, en ambos supuestos, el hecho, en ‘5 matertalidad, es iéntico a través de todo su desoroli: A. na pronun= Gado las mismas palabras para determinar la concurrenca de B. al lugar; fen éste se ha produc la misma explosibny la muerte ha ocurido como consecuencia de! mismo fenémeno fisico. La diferencia radica dinicamente eel elemento psiquico, ya que en el primer supuesto A, ignoraba las con- secuenclas que se idan 2 producir yen el segundo las conocia;y la concu- ‘rena de ese elemento psiquico, en la persona de A. es lo que complete 58 responsabilidad fs predlso, pues, establecer steel ce5s-¢e que me ocipo, la Serie cau= sal que comienza con el cisparoefectuado por E.G ¥ que s€cierra con la ‘muerte de, est acompefiada por un elemento psiquco. fn tal sentido, descarto la eoncurencla de dolo, desde que no existe ningin elemento probatorio que autorce 2 sospechar,siquler, que e nom ‘redo E.R.C. pretendieselesionar a la vitima, nique hublese ten la e- presentacibn previa de la estén que hebria de causar; pero admito como lohace el uez de primera instancla- que su conducte fue imprudent, pues re prewsble que algunos de sus amigos acertase a pasar en esos momen tos por el patio fuesealcanzado por perdigones, como efectvamente oeu- rig. Y aun aceptando su versin, en el sentco de que previemente cescer- G6 el cartucho ~lo que resulta bastante dudoso~ se lege la misma 17 ay conciusién, puesto que habria cumplide negligentemente ia operacién de descarga, como se demuestra can toda evidencia por el hecho mismo. Los acontecimientos, hasta esta altura, aparecen claramente acompafi dos de un elemento psiquico determinante de responsabilidad crimin ‘lp reptesenveda-porneaiiuenca tha operactonaCe-destaioa eh cern cho y por imprudencia al realizar el disparo del arma. Indudablemente, E,R.C, responde de la lesiin suftida por Y Pero, por el contrario, estimo que no puede ponerse a su cargo la con= secuencia letal, porque ésta, aunque c2usada por éi. no ere. ae, " ‘culpa no llega hasta al E.R.C. debio prever que con su dispero podia cau- sar una lesién; pero ne que caUsarla la muerte, porque un perdigonazo no es medio Idéneo para matar-a Un ser humano, produciéndose este resulta- {0 par concurrencta del bacio teténico, Claro esté que toda lesién, por le- vve que see, puede infectarse y producir consecuencias feteles; mas esto no ‘std dentro, del orden normal de los acontecimientos y sélo puede Imputer- se, a titulo de culpa, 2 qulen no prevé le normal; no e quien no prevé lo ex- traordinario, aunque lo extraordinerio también quepa dentro del marco de To posibie. En el caso de autos, repito, no puede responsabl = ito de nomi, pore Wo Zee pudo Seb ue revs mMGCCEA ths) ‘ica en Ia Tesién feve que el perdigén causare, vale decl, porque el elemento ‘Psiquico (culpa) no acompars 2 los acontecimientos hasta su Citime conse- (Glenda EI criterio contrario lleveria 2 condener, como homicida culposo, al ‘ealisante de ls mds leve escoriacién cuténee producide negligentemente, que dorivase en muerte bacilso; lo cua! refirie con los fundamentos legales de la responsabilidad penal y con el buen sentide que los jueces deben consular, €en todo caso, como garantia valedere del acierto de sus resoluciones. Y digo Fundamentos legales de fa responsabilidad penal, no en un sen- tido meramente abstracto, sino preciso y concretamente referide a nuestro cécigo vigente. Al efecto, sefialo lo que resulta del art. 8t, inc. 1, b, sobre ‘el homicicio preterintencional, delito compuesto de un dao dolase y de un resultado (muerte) culposo. Para este delito, el Cédigu nrevé una respon- sabilidad atenuada, por la lesién, ciaramente perceptible, de que el dolo ini- cial no acompafa al hecho hasto su Gltimo resultodo; vale deci, que ave ta el principio de que, ne por el hecho de cometer una accién dolosa, el ‘agente deba responder penalmente, @ titulo de dolo, de todas las conse- cuencias, sino que responde, por una parte, en la medida de lo que quiso hacer (dolo}, y, por Ia otra en la de lo que, sin querer, debid prever y no revi (culpa), componigndose la pena por la misma iey. Este eriterio legal es perfectamente aplicable al caso de autos, por analogia lcita, en este ca- +50, y por cuanto redunda en beneficio del procesado- y, realizada el debi- do trasporte, se obtiene lo sigulente: el procesado £.R.C., que caus6 mate- fFlalmente la muerte de la vietima, responde Unicainente en la medida en. ue su culpa acompané al desarrollo del acontecimiento, es deci, en lame- dida de las consecvencias que debié prever y no previé (lesione:). Lo des més (muerte) es causal y, por lo tanto, no imouteble 8 aqudl 148 En consecuencia, voto por que se reforme fa sentencia apelada se con- ene al procesado como autor del delito de lesiones culpasas (art. 94, COW dige Pens), gradudndese le pena, en atencién a las modalidades del hecho y buenos antecedentes de aqudi, en funcién de los arts. 26, 40 y 41 del mis ‘mo Cédigo, en $ 200 de mutta, de cumplimiente en suspenso: se le Impon. a el pago de las costes de ambas instancias; y se revaque dicha senten, ¢i2 en cuanto le impone la pena de inhablltacién, de acuerdo con el erter!= {ue informan resoluciones anteriores de esta ciara, entre otras, 1a que sefiala el fiscal de Cémara, en su dictamen,. {Los restantes jueces del tribunal coincidieton con la posicién del Dr: Oderigo] Notas 1, Este fallo, a pesar de su antigtiedad, examina una cuestién que hha sido objetivo de fuertes discusiones en la dogmatica moderna. Asi, en primer lugar, es claro que en el caso existia una relacion de causa lidad entre el disparo de la escopeta y la muerte de la victima. Tal con- clusion supone aplicar al caso, tal como lo hizo el juez Oderigo, la teorfa de la “equivalencias de condiciones" 0 de la “condictio sine qua non’. Tal como dijo el magistrado en su voto al definir esta teorfa, “existe relacion de causalidad, porque si aquél [el imputade] no hu. biese disparado el arma, éste no habfa resultado lesionado y, por con- siguiente, tampoco habria sobrevenido la infeccion teténica que de- termind su muerte (causa es lo que no puede suprimirse in mente sin que desaparezca también el efecto)...”. Tampoco parece dudoso de que el autor del disparo actué con imprudencia en el caso al gatillar en un lugar cerrado en el cual habfa varias personas sin verificar pre- viamente siaguella se encontraba cargada. ‘Sin embargo, estas comprobaciones no resueiven auin Ia cuestion de si podemos consideraral imputado como autor det homicdlio de la Wietima, Esta diferencia es claramente seftalada por Santiago Puig: “En los delitos de accién -los aquf estudiados- In teoria de la Imputaci6n objetiva exige: a) la ereacién de un riesgo juridicamente de- saprobado, b) que se realice en el resultado, En los delitos que exigen la produccidn de un resultado separado, siempre que falte la relacion de causalidad con arreglo a la teorfa de la equivalencia de las condi. siones, faltard la imputacién objetiva; mds no toda causa del resulta- do sewpone la ereacidn de wn riesgo cuantitativa y cualitathvamente si- ficiente que se realie en el resultado... Para que la conducta causante de un resultado tipico pueda considerarse realizadora de la paste ob- Jetiva del tipo es necesatio que ex ante apareciese como ereadora de 149 ciente y en aquellos en n: gfentey en aguélos en que se origin unviesgo permitido" (bersto I Parte General, 4 ed,, Barcelona, 1996, p, 231; destacados par- clalmente agregados). a icacin de los principles teisosresefados nuestro cx 50 indica que el jez Oderigo consideré que el disparo de la escopeta Fa coniteun tm aro de riesgo suficiente, que es uno de os supe los les no corresponderia imputar el resultado al autor. Sin. Phibaizono-sers a ones ue se enconttaban a cable al caso otro de los arguments utiliza irF dia imputar el resltado al imputado en nies se arene caso: también deberd negarse la imputacién objetiva de un > ; Ho supone la realizacién de ie sin 9 Alguten dispar sabes ore cond. mohomica yl hire deforma ta que bier al gue hubler mise {9 a consecuencia de ello de no haber sido intervenic tinirgi¢ crue oe , ‘© a contuacin; sn embargo, en Ia epercin se ua un i ‘infectado que determina ciente. tradi ° ae ido i om > Teayepi Ea oe cama intervenciones posteriores imprevisibles de ima 0 de personas... Piénsese en el su i fponas. Plensese ene supueso de qu a herd de muerte pr un Tay : stendié al herido le hubiera apicado una inyeecidn antietanica Ir uae de éste no se babria produetdo y que, en consecuenca, Iain ee z F OOHRS 5 ‘qué grado, equiparar las omisic a las conde isiones als condias comin Este punto es examinado en la proxima seccién. — 150 = Introduccién ‘Al resolver cl caso "R", el juez Frias Caballero de Ia Cémara de [Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital dio una defi- j6n muy clara de lo que normalmente se entiende por delitos de fomisi6n impropia” o “delitos de comisién por omisién”: “No es ne ‘cesario extenderse aquf sobre los conocidos requisitos propios de los delitos de comision por omisién, Sabido es que el homicidio puede perpetrarse por accion positiva o por omisién, siempre que en este tl- timo subsista -con respecto al omitente- el deber juridico de actus positivamente para evilar el resultado. Este deber juridico puede merger (como en el caso de autos) de la sostenida conducta pre | dente del autor que le exigia un comportamiento activo para precaver el inminente riesgo por él creado, Pero no es esto sélo, esta exigibill- dad deriva contemporineamente del vinculo familiar que le unta a la ‘fctima, de la obligacién inexcusable de proteger a su mujer legitima frente al peligro grave, evidente e inminente en que estaba colocada. Para el dolo es suliciente con el eventual: R. sabia que su amante es- taba dispuesta a hacer cualquier cosa (aseguré que ella le dijo que ese fa la mataria -a la esposa de R.-) y é! lo admiti6 con indiferencia, Guiza con calculada malicia. Consecuentemente, al no cumplir con su Obligacién de interventr, previendo y aceptando las més extremas ‘consecuencias, es ator por omisién del homicidio de su mujer (art, 80, inc. 1, C.P)..” (sentencia del 19/4/1966, J.A. 1966-IIT-338). La posicion de Frias Caballero, en e} sentido de que nv era proble: mético condenar al acusado por homicidio doloso con base en su conducta omisiva, ha sido objeto de cuestionamientos en decisiones judiciales posteriores, como la que se transcribe a continuacién. ie Caso “Cabral, Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, sentencia del 23/8/1994, J.A. 1995-1-396 {ts fundado el recurso extraordiinario de inaplicablided de ley inter puesto? ‘la cuestién planteada, el sefor Juez doctor Ghione dijo: Denuncia el recurrente absurda valoracién de la prueba y fa violacién de. los aris. 239, 284 inc. 3, 288 Inc. 1 y 263 inc. 4 aps. ey f de! CPP Buenos 131

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