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N21°

Entre las pintoras italianas, Lavinia Fontana merece


siempre tener un lugar destacado. Aunque, tras su
muerte, Ja admiración de sus contemporáneos se
desvaneció y el recuerdo de su fama se difuminó, las

~ontana
obras de su singular y valiente actividad artística
siguen brillando con toda justicia en la luminosa
constelación del arte pictórico del siglo XVI.
Si algunos de sus cuadros llegaron a compararse con
los de los grandes maestros de las escuelas veneciana
y boloñesa, ello no se debió a una admiración gratui-
ta sino a una espontánea simpatía por su estilo,. por el
valor real y la serena belleza de todas sus obras.
Romeo Galli (1872-1945), historiador, bibliotecario de la ciudad
italiana de /mola (Emilia-Romaña), socialista, cooperativista y
antifascista, en un trabajo pionero, investigó en los archivos de
/mola, Bolonia y Roma en busca de documentos que arrojaran
luz sobre la vida y la obra de Lavinia Fontana.

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EU R 8,00
Lt.VIf·HA FONTANA, PINTORA (1552-16H)
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Índice

Romeo Galli
Lavinia Fontana: pittrice, 1552-1614 Introducción 7
Cooperativa Tipogr afica-Edit rice P. Galeati,
Imola, 1940 Nacimiento y formación 10

El matrimonio de Lavinia 12
Traducción de
Pier Paolo Cepagatti La familia de la pintora 17
La pintora en Roma 18
©Archivos Vola, Madrid, 2019 Muerte y sepultura de la pintora 24
Todos los derechos reservados
El arte de Lavinia Fontana 27
Los cuadros de Lavinia Fontana 53
ISBN: 978-84-120897- 1-4
Depósito legal: M-29503-2019 Testimonios y h onores 61
Impreso en España
Bibliografía 68
P ALABRAS PRELIMJMARES LAVINIA FONTANA

Estas páginas sobre Lavinia Fontana que hoy se publican


deberían haber tenido un alcance mucho mayor, pero las obli-
gaciones de mi oficio y las circunstancias de estos años me
impidieron dárselo.
Sólo pretendo aquí hacer mi aportación al conocimiento de
la perso nalidad y del arte de una pintora que tuvo tanto admi-
radores acérrimos como críticos no siempre objetivos.
La sobre- o infra-valoración debidas a las oscilaciones en el
gusto de las distintas épocas afectaron a Lavinia Fontana de Entre las pintoras italianas, Lavinia Fontana merece
manera especial, tanto como para que las noticias de super-
sona y obra se desdibujaran.
siempre tener un lugar destacado. Aunque, tras su muerte,
Si la amplia producción de Fontana no es siempre excelsa, la admiración de sus contemporáneos se desvaneció y el
nunca es plana o vulgar; hay en ella tal dignidad y decoro, que recuerdo de su fama se difuminó, quedando algunos datos
la alejan de toda mediocridad. Y si algunos de sus cuadros lle- esenciales de su biografía descuidados u olvidados, las
garon a exaltarse y compararse con los de los grandes maes- obras de su singular y valiente actividad artística siguen
tros, ello no se debió a una admiración gratuita o a una caba-
brillando con toda justicia en la luminosa constelación del
llerosidad mal entendida, sino a una espontánea simpatía por
su estilo, por el valor real y la serena contención de todas sus arte pictórico del siglo XVI.
obras. De belleza discreta, culta, amable y aplicada, muy exper-
A la crítica compete establecer el lugar que le corresponde ta en música, Lavinia Fontana no vio florecer a su alrede-
en el arte de su época, pero algo nunca se le podrá negar: el dor ningún amor arrebatador, ninguna aventura románti-
ser, si no la primera, una de las más excelentes mujeres italia- ca, ninguna poética leyenda; su vida procedió burguesa y
nas que se dedicaron a la pintura.
tranquilamente, serena entre el cuidado de la familia, que
tuvo numerosa, y de los pinceles, que siempte puso al ser-
Romeo Galli,
Bibliotecario de Imola, vicio del decoro de su casa. La fama de sus éxitos, de su
15 de enero de 1940 laboriosidad, de su modestia hicieron llegar a su taller de

7
Bolonia encargos y comisiones, en volumen mayor al que gencia haya podido poner para que su Alteza fuera servida
podía aceptar y atender. Las peticiones llegaban de todas con prontitud en esos retratos que me mandó hacer hacer,
partes de Italia y también del extranjero: personajes emi- sólo ahora he podido verlos terminados, siendo que esta
nentes por nobleza, peculio o cultura acudían a ella para Pintora, excelente a decir verdad, se excuda en su condi-
tener, hechos de su mano, cuadros y retratos que enrique- ción de mujer y en la excepcionalidad de su persona".
eieran sus colecciones privadas. Lavinia Fontana se Más curiosa, e impertinente, resulta la insistencia de
empeñaba cuanto podía en satisfacer los deseos de su Muzio Manfredi, literato italiano, residente en Francia; que ·
selecta clientela, pero no siempre lo lograba. No es raro, en pidiera, por persona interpuesta, a Fontana un autorretra-
efecto, encontrar en algún diario o carta de la época, que- to; encargo que la pintora pareció aceptar. "El deseo de
jas por haber sido rechazada alguna petición o por el retra- poder tener un ejemplo de mujer bella y verdaderamente
so en la entrega de unos encargos aceptados. virtuosa -escribió Manfredi desde Nancy el 6 de junio de
Monseñor Annibale Grizi, distinguido prelado de Las 1591- fue tal que, pensando que pronto lo tendría, escribí
Marcas, habría querido que Fontana decorara una de sus un madrigal que mandé imprimir, enviándole copia a
capillas, dedicada a San Antonio, en la iglesia de San usted, convencido de que recibiría como respuesta el de-
Floriano en Iesi; pero tras varios intercambios epis~olares, seado retrato, pero tan sólo recibí una nueva promesa'~
la pintora acabó por declinar el encargo. Grizi no dejó de Para hacer que la pintora mantuviera la palabra dada, y
lamentarlo, y optó entonces por el también boloñés pagara la deuda con él contraída, Manfredi amenazó con
Francesco Albaní, que aceptó el trabajo y lo completó bri- recurrir "con amarga determinación a tribunal más rigu-
llantemente. roso que el de la cortesía''.
Gerolamo Mercuriali, famoso médico de Forlí y profesor Un madrigal a cambio de un retrato era sin duda una
en Bolonia, habiendo recibido del Duque de Urbino la propuesta digna de usurero, pero la pintora no fue la única
tarea de mandar hacer tres retratos, se los pidó a Fontana, extorsionada; otros pintores también lo fueron, antes y
que ya había hecho otros que el propio Mercuriali había después que ella. Es sabido, en efecto, por otras cartas
mandado a Baviera. No obstante sus insistencias, la pinto- escritas de su puño, que Manfredi también reclamó auto-
ra tardó en entregar el trabajo; tanto que, cuando los vio rretratos al menos a los pintores Baubet de Mantua y
acabados, Mercuriali escribió al Duque: "Por cuanta dili- Francesco Longhi de Ravena.

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NACIMIENTO Y FORMACIÓN No sabemos exactamente cuantos hijos nacieron de este
matrimonio; sin duda, Lavinia no fue el único fruto de la
El 24 de agosto de 1552 (y no el 26, como dice Cesare unión, pues se tienen noticias de al menos dos hermanos
Malvasía), el pintor Prospero Fontana presentó en la pila suyos: Flarninio y Emilia. Esta última se casó en 1568 con
bautismal de San Pietro en Bolonia, un infante, de sexo Floriano di Alberto Bertelli, el cual redactó ese mismo año
femenino, al que se le impuso el nombre de Lavinia. Sus recibo por la suma que Prospero le entregó como dote de
padrinos fueron dos caballeros boloñeses: Agostino su hija. Tanto Flaminio como Emilia tuvieron que morir
Hercolani y Andrea Bonfiglioli. El sacristán, apresurado, bastante jóvenes, pues en 1577, como veremos, se mencio-
olvidó inscribir la fecha exacta del nacimiento de la niña, na a Lavinia como hija única.
así como el nombre de la madre. El nacimiento pudo Criada bajo el atento cuidado de su madre, Lavinia cre-
haberse producido uno o dos días antes, de modo que ció sana, robusta, alegre, demostrando, ya desde tierna
puede fijarse entre el 22 y el 24 de agosto de 1552. Respecto edad, una clara predisposición por el dibujo. El padre, que
a la madre, sabemos que fue Antonia di Bartolomeo De la tuvo en gran cariño, celebró especialmente esa propen-
Bonardis, de la conocida familia de impresores boloñeses. sión por el arte y, viendo que tenía una inteligencia rápida
Por documento del notario Zanettini, de 25 de sertiembre y curiosa, decidió instruirla debidamente en las letras, la
de 1539, sabemos que Vincenzo di Pellegrino De Bonardis, música y cuanto pudiera favorecerla como mujer y como
en nombre de su hermano Bartolomeo, pagó al maestro artista.
Prospero di Silvia Fontana, o De Fontanis, la suma de tres- Prospero Fontana, pintor, siguiendo la fácil vena de su
cientas liras bologninas como dote por la sobrina Antonia, espíritu inventivo y el signo de los tiempos, que exigían de
que Fontana había desposado. Mitad del valor de esta los artistas composiciones rápidas y complejas, trabajó
suma lo representaba una casa indivisa, sita en la Vía De' indistintamente en Bolonia, Roma, Citta di Castello y
Vinacciuoli, en la parroquia de los Santos Vitale ed otros lugares, dejando abundantes muestras de su estilo
Agrícola. El pintor, como declaró luego en su testamento, práctico y presuroso, acaso más propio del artesano que
vendió la propiedad recibida en dote para invertir el dine- del artista. Logró con ello buenos dineros que le permitie-
ro cobrado en la ampliación y mejora de la casa que él ya ron convertir su casa en un lugar de vida larga y agradable.
tenía en la Via Galliera.

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EL MATRIMONIO DE L AVINIA to con las más altas jerarquías eclesiásticas y ciY.iles de la
región.
El 13 de febrero de 1577, Severo Zappi se presentó ante La hipótesis de que recurriera a la joven pintora para
Prospero Fontana para pedirle la mano de Lavinia para tener más fácil cargo en la Curia, antes de acordarse el
Giovan Paolo, su segundo hijo. Promotor de ese paso había matrimonio de Lavinia, carece de fundamento; como tam -
sido el médico Vincenzo Ghini, hijo del doctor Luca bién es pura invención que su hijo Giovan Paolo asistiera
Ghini, de Imola, que, tras ejercer su profesión en Fano y al taller de Prospero Fontana y ahí se enamorara de
otros lugares, se había especializado en el estudio de la Lavinia.
Botánica, convirtiéndose en esta materia en uno de los En verdad, ni el padre ni el hijo conocían a la pintora y,
más célebres maestros de su época. conforme a la costumbre de la época, el matrimonio se
Profesor en Pisa, fundó ahí el Jardín Botánico, antes de acordó, excluyendo cualquier simpatía preliminar, según
pasar a enseñar en la universidad de Bolonia, ciudad a la conveniencias precisas y recíprocas. Escribiendo a su espo-
que se trasladó con su familia. sa a propósito de las capitulaciones matrimoniales hechas
Los Zappi, sin poder presumir de gran abolengo, sí per- para su hijo, Severo Zappi revela sin matices la verdad de
tenecían a los patricios cívicos que se dignificaban con el las cosas y su estado de ánimo. La carta se escribió en tres
ejercicio del cargo de consejeros municipales, en mandato tandas: menciona primero que el maestro Vincenzo Ghini
hereditario para las primeras sesenta familias imoleses, le confirmó las condiciones en que cabía emparentarse con
entre las que se contaban. De pequeña nobleza, por tanto, la familia Fontana y aconsejó hacerlo; más apremiante y
la familia Zappi había sabido adaptarse, sin soberbia, a su elocuente parece h aber sido el pintor Orazio Samachini,
relevancia cívica, y Severo, heredando el cargo de su padre "que me ha dicho tantas cosas buenas, que poco podría
en 1565, bien pronto destacó entre sus colegas por su vida añadirse, y me ha exhortado a hacerlo diciéndome que, si
ejemplar, por la conducción de sus negocios y por esa rec- ella vive algunos años más, sacará buen dinero de la pintu-
titud un tanto tosca propia de la tradicional sencillez de las ra, y que además de ser temerosa de Dios es de vida muy
viejas tierras de La Romaña y que no precisa de aval nota- honesta y de costumbres muy bellas': la adornan grandes
rial para gozar de credibilidad. Esto le permitió recibir del virtudes, así que serenidad dará a los parientes y gran satis-
Municipio cargos de confianza, que lo pusieron en contac- facción a "quien la disfrute".
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Aún no ha visto a la esposa propuesta; la verá a lo largo cen palabras de hombre juicioso y no de mujer": Tratán-
del día; sí tiene, sin embargo, dos retratos "hechos de su dose de una carta dirigida a una mujer -aunque sea la
mano': que le gustan mucho, por cuanto indican que, en esposa- ¡el cumplido no es ciertamente afortunado!
belleza, "está en la vía de en medio'~ Antes de acabar la Estipulados los acuerdos, sólo quedó perfeccionarlos. El
carta, va a conocer a Lavinia y en su casa, en su presencia, doctor Vincenzo Ghini quiso esmerarse: ofreció el ban-
la termina, como sigue: "Ella me satisface sobremanera, quete d~ bodas del segundo día.
siendo como han de ser las mujeres, ni bellas ni feas"; Llamado por el padre, Giovan Paolo debía partir de
podrá sin embargo figurar bien entre todas las mujeres y, !mola tan pronto abrieran las puertas de la ciudad, para
además de esto, está dotada de tantas virtudes, que agrade- estar en Bolonia "antes de cenar, cuando verá a su esposa
ce "al Señor tan infinitas gracias" por el favor que compar- con no poca satisfacción, antes de regresarnos juntos'~
te a su familia. Giovan Paolo no dejó de atender la llamada del padre y
Nuestro Severo no quema demasiados inciensos en al día siguiente se trasladó a Bolonia a conocer a la novia,
honor a la feminidad: el matrimonio es, para él, un trato que debería unirse a él en unión indisoluble y afecto cons-
como otro, y no lo adorna con inútiles frases. La crudeza tante. Ese mismo día, de mano de Galeazzo Ghini, quizá
de su realismo alcanza su apogeo cuando ofrece a Lavinia hijo del doctor Vincenzo -que ejerció de testigo, junto con
su carta por si quisiera añadir algún comentario. La joven, un tal Giulio Paterazi- se redactaron las capitulaciones
aceptando el ofrecimiento, escribe a su futura suegra unas matrimoniales. Prospero Fontana dotó a su hija con una
palabras más frías que afectadas. Su letra, fina y segura, no casa, sita en la parroquia de San Benedetto, de una renta
delata atisbo de emoción, pero, ¿qué podía decir a la madre anual de 105 escudos acompañada de un ajuar acorde a su
del esposo que le habían reservado, si no frases de genéri- condición social. Giovan Paolo, avalado por su padre, se
ca amabilidad, al ver cómo una familia noble aceptaba comprometía a vivir junto a la familia de su futura esposa,
cuantas propuestas el amor paterno y el futuro artístico de hasta cuando viviera Prospero. Tras la muerte del cual, la
la esposa aconsejaban? hija, que sería su heredera universal, habría podido seguir
Severo Zappi celebró, no obstante, la apostilla de la pin- a su marido ahí donde éste hubiera querido; pero los jóve-
tora; tomó la pluma por tercera vez, para manifestar su nes se comprometían a mantener a la madre, mientras
alegría ante las palabras escritas por la pintora, "que pare- viviera.

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Prospero Fontana se habría hecho cargo de los gastos de LA fA.1\i[ILIA DE LA PINTORA


mantenimiento de la nueva familia y de los hijos que de
ella nacieran; a cambio, Giovan Paolo y Lavinia se obliga- El 19 de enero de 1578 se presentó ante la pila bautismal
ban a entregar al padre los ingresos por todos sus trabajos de San Pietro de Bologna, una niña, nacida ese mismo día
así como las rentas inmobiliarias adscritas a la dote. de Giovan Paolo Zappi y su mujer Lavinia, residentes en la
El matrimonio se celebraría en los primeros días de Capilla de San Tommaso junto al mercado. La recién naci-
junio, según las leyes y ritos de la Iglesia católica. da recibió el nombre de Ernilia: este fue el primero de los
Giovan Paolo, que en las capitulaciones se dice pintor, se once partos que tendría la pintora entre 1578 y 1595.
comprometía a proseguir su aprendizaje en las artes, junto Lavinia no tuvo mucha suerte con sus vástagos; sólo tres
con su novia. le sobrevivieron.
Lavinia ya no era tan joven; tenía ya 25 años; Giovan Malvasía, en su Felsina pittrice, no es muy benévolo con
Paolo le sacaba algunos años. Aunque no es exactamente los Zappi: Giovan Paolo es calificado de pintamonas y
cierto que se convirtiera en el "sastre" de las figuras que Flaminio de bufón de la Corte papal; pero las aseveracio-
pintaba su mujer, sí lo es que su actividad artística quedó nes de Malvasía, siendo inexactas en lo que a las ramifica-
eclipsada por la luminosa órbita de la de su mujer y, salvo ciones de la familia se refiere, también lo son en lo relativo
por un breve periodo de trabajo independiente en Roma, al temperamento y vidas de sus componentes.
siempre estuvo junto a Lavinia en calidad de íntimo y asi- Giovan Paolo, muy religioso, fue un excelente marido y
duo colaborador. Esto podría ayudar a explicar la gran mejor padre; amó sinceramente a su mujer y buscó todos
cantidad de obras que salieron del taller de la pintora. los caminos para que fuera feliz; Flaminio, emparentado
Por cuantas indagaciones he hecho, no he logrado loca- con un Cardenal de la Basílica de Aracoeli, disfrutó de un
lizar el acta del matrimonio, que sin duda se celebró en el beneficio papal y pudo casarse, en 1621, con una tal
plazo establecido. Olimpia Nanni, romana, de la que al parecer no tuvo hijos.
El amor por el arte fue muy vivo en los descendientes de
Lavinia y el mismo Flaminio, en su testamento del 11 de
septiembre de 1621, impuso a sus herederos el levantar un
altar en la iglesia de San Agostino de Imola, encima del

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sepulcro de su familia, ordenando que se pintara a la Lavinia aún estaba en Bolonia en 160 1. No hay duda al res-
Virgen con el niño y San José. En ese mismo testamento, pecto. Malvasía recuerda un cuadro que puede verse en la
dejaba a cada uno de sus albaceas un cuadro, a elegir entre iglesia de San Michele in Bosco, fechado en ese año.
los que tenía por la señora Olimpia Nanni, por entonces su También Giovanni Baglioni dice que llegó a Roma en
prometida, declarada heredera universal. tiempos del Papa Clemente VIII, cuyo pontificado empezó
el año .1592 y terminó en 1605.
Aunque no aclare el año de su llegada, Baglioni es, de
LA PINTORA EN ROMA entre los biógrafos de Lavinia, el más exacto. El cuadro de
San Jacinto, que Lavinia pintó para la iglesia de Santa
Como todo lo que se refiere a la vida de nuestra pintora, Sabina sull'Aventino, le granj eó mucha fama, motivo por el
también su traslado a Roma no está del todo claro; la fecha cual su marido, que se había trasladado a Roma poco
del mismo es retrasada por unos y adelantada por otros; y antes, le pidió se mudara con toda la familia, seguro de que
siendo notorio su excelente trato con la familia Bocom- la fortuna no habría dejado de sonreírles.
pagni, muchos creen que fue llamada a Roma por el Papa Lavinia contaba también en Roma con protectores,
Gregorio XIII (1572-1585) integrante de la misma, convir- admiradores y amigos. "El señor Giovan Paolo, su marido,
tiéndola así, de mottu propio, en pintora Palatina,' confun- y yo hemos conversado muchas veces y le he dicho que os
diéndola claramente con su padre que sí recibió esa hono- pida venir a Roma, donde deseo poder servirla de todo
rable distinción del Papa Julio III. Otros, por el contrario, corazón y sin remilgo alguno", escribe en carta de 4 de
la sitúan en Roma sólo en tiempos del Papa Pablo V (1605- marzo de 1600 Rosato Rosati, secretario del Cardenal
1620), integrante de la familia de los Borghese. Ninguna de Bernerio.
estas dos afirmaciones es cierta. Mariette fue el primero en Pero la pintora rehuía la idea de aban donar la cuidad
advertir el error de sendas suposiciones: "no vino a Roma natal para aventurarse en esa Roma papal, sin duda rica en
-escribe- bajo el Pontificado de Gregorio XIII". Es cierto recursos para los artistas, pero desconocida, o casi, para
que este soberano era uno de sus admiradores principales. ella; tenía demasiado apego a su amada Bolonia, la cual, a
Lavinia reibió muchas prebendas de él, pero cuando era pesar de la aparición de nuevos astros pictóricos más lumi-
aún arzobispo de Bolonia, antes de su elección como Papa. nosos, la seguía reverenciando y mimando. Disfrutaba

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pasando cada año las vacaciones con sus hijos en las fecun- cedieran por un tiempo un salón en el palacio de la fami-
das tierras de Imola, en San Prospero, cuna de los señores lia, al no caber el lienzo en el cuarto donde solía trabajar.
Zappi; tenía ya cincuenta años, con a cargo una madre de El 28 de abril de 1604, Roberti escribe desde Roma al
más de ochenta años y cuatro hijos por colocar... Cardenal: "La señora Lavinia, pintora boloñesa, que reside
Resistió cuanto pudo las presiones del marido, pero en el palacio de su Ilustrísima, está haciendo un cuadro
acabó decidiéndose a mudarse a Roma con toda la familia. para la iglesia de San Paolo en Roma, y desea hacerlo con
Encontró cobijo en un apartamento del palacio de la fami- el mayor cuidado, y siendo sus propias estancias tan bajas
lia de los D'Este. Este traslado se produjo sin duda entre que no cabe el cuadro, desea, por dos meses, hasta que ter-
1603 y 1604, nunca antes, ya que en marzo de 1603, como mine dicha obra, poder trabajar en una estancia grande y
consta en un documento, el Padre Angelo de Génova, abad amplia, de entre, es cierto, aquellas que no tienen ni han
de San Paolo fuori le Mura, le encarga la realización de un tenido uso, ya que esta señora se lo merece todo por su vir-
cuadro con la Lapidación de San Esteban, protomártir para tud y por la obra que quiere hacer, por eso le he prometi-
el altar de la homónima iglesia. En representación de la do mediar con su Ilustrísima para que le conceda esta gra-
pintora, aún lejos de Roma, se compromete por ella su cia, suplicándole su Ilustrísima darle esta licencia a peti-
., , ))

marido, Giampaolo. Clün mia.


Tan pronto Lavinia estuvo en Roma, las familias roma- El cuadro, que quedó destruido durante el incendio de la
nas más honorables la atosigaron con encargos, que ella espléndida Basílica el 16 de julio de 1823, no cumplió, al
atendió con plena satisfacción de los comitentes, ganándo- parecer, con las expectativas que todos habían albergado;
se el favor del Pontífice, de la Curia y de los extranjeros que pero a la artista no le faltaron nunca encargos, desde Roma
tenían algún motivo para quedarse en Roma por un tiem- o desde otras ciudades.
po más o menos prolongado. Baste citar un ejemplo: el señor Carla Ferrante de
Trabajó para los Boncompagni, los Conti, los Borghese, Cremona, literato y aficionado a las bellas artes, insistía en
los Barberini y para otros. poder recibir no se sabe qué cuadro obra de nuestra pin-
Para realizar el gran retablo del altar de San Pablo extra- tora. Encargó a un amigo suyo, con ocido de Lavinia, con -
muros, Fontana tuvo que recurrir a Virginia Roberti, seguírselo; y reiteró la petición en una carta que tardó
representante en Roma del Cardenal D'Este, para que le nada menos que cuatro meses en llegar a manos de

20 21
Lavinia. En ella se expresaban, claro está, grandes halagos
por la valentía de la pintora; la cual respondiendo educa-
darnente a la carta el 7 de febrero de 1609, escribía no
merecer los elogios que se le hacían, aceptándolos, no obs-
tante, corno expresión de amabilidad, y ante, "el casi pun-
tiagudo aguijón en el costado que me solicita", prometía
cumplir el deseo de Ferrante, siempre que lo "consintieran
las muchas ocupaciones que me dominan y que no gusto
desatender y que mis toscas manos sepan hacer una obra
de la calidad deseada por persona de tan ponderado juicio
corno su merced".
De la actividad romana de Laviania no quedan hoy en
día muchos testimonios visibles, bien porque sus obras no
están en lugares públicos, bien porque de haber estado en
iglesias y conventos acabaron perdiéndose. Sobre todo se
dedicó a hacer retratos individuales y de familia. Sabemos
que pintó una efigie del papa Pablo V destinada a un rey de
Persia; que pintó retratos de embajadores, príncipes, car-
denales, etc., corno así lo indican algunos documentos de
archivo y aseguran varios escritores que han estudiado su
estancia romana.
En Roma, Lavinia padeció dos penas: la pérdida de su
hija Laudornia (el 25 de mayo de 1605), enterrada en Santa
Susanna, y la de su madre Antonia De Bonardis (el 15 de
septiembre de 1607), enterrada en la iglesia de los Santos
Anunciación, c. 1599
Walters Art Museum, Baltimore Vincenzo e Anastasio.

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Tras estas defunciones, Giovan Paolo, su marido, hizo habiendo recibido todos los Santos Sacramentos, fµe sepul-
testamento, dejando como herederos universales a los tres tada en la Basílica de Santa Maria sopra Minerva".
hijos varones sobrevivientes, y como usufructuaria de todo El autor de los Avisos mandados desde Roma a la corte
"su amadísima esposa': quien podría vivir junto con sus de Urbino escribe el miércoles 13 de agosto de 1614: "El
hijos o no, según le pluguiere, siempre y cuando mantu- lunes pasó a mejor vida Lavinia Fontana, boloñesa, pintora
viera la condición de viuda. singular entre las mujeres de nuestra época, que estaba a la
Este testamento muestra nuevamente el gran afecto y misma altura que los primeros hombres de esa profesión".
altísima consideración que Giovan Paolo tenía por Y el 16 del mismo mes, quizá olvidando la noticia que ya
Lavinia, tenido por él como la principal artífice de la for- había dado, reitera: "Murieron Giovanni Fontana, arqui-
tuna familiar. Tanto es así que dispuso que en la tumba la tecto del Cardenal Montalto, y Lavinia Fontana, muy céle-
esposa precediera al esposo. bre en el arte de la bella pintura':
También el necrologio romano de Galetti confirma la
fecha, de ahí que sorprenda que los estudiosos insistieran
M UERTE Y SEPULTURA DE LA PINTORA en equivocar la fecha de su muerte.
Sus funerales se convirtieron en una solemne muestra
Casi todos los historiadores del arte, antiguos y moder- del aprecio en que la tenía Roma. Participaron represen-
nos, que se han ocupado de Lavinia Fontana se han equi- tantes de las mejores casas patricias, junto con escultores,
vocado en la fecha de su muerte; hay quien la dice muerta pintores, artistas y artesanos de todo tipo, así como prela-
en 1602, quien en 1612, en 1618 o también en 1619; dos, integrantes de órdenes religiosas - entre ellas la III
muchos la hacen morir con cincuenta años o menos; tenía Orden de los Hermanos menores a la que Lavinia y su
en verdad sesenta y dos, dejando esta tierra el 11 de agos- familia pertenecían-, amigos y admiradores. Su féretro se
to de 1614, en la parroquia romana de San Nicola in llevó a Santa Maria sopra Minerva, quedando sepultada en
Arcione. En el Líber mortuorum de dicha parro quia, que una tumba que pronto desaparecería. Recuerdo se tiene de
abarca desde 1612 a 1622, en la página 5 puede leerse: "A ella por la inscripción que sus hijos mandaron poner en el
día de hoy [11 de agosto de 1614] l'vfurió la señora Lavinia mausoleo de su ilustre madre. Se trata de un epígrafe en
Fontana, esposa del señor Giovan Paolo Zappi de Imola, apariencia en exceso laudatorio, pero hay que admitir que

24 25
no falta a la verdad, por cuanto se le reconocen unas raras EL ARTE DE L AVlNIA FONTANA
virtudes de artista y una excelencia en el pintar retratos del
natural que pocos pueden poner en duda. Si ser grande, el arte de Lavinia Fontana merece siempre
Tanto en Bolonia como en Roma, tuvo escuela de pintu- gran consideración, ya sea por lo que tiene de original o
ra y se sabe de señoritas aristocráticas y de artistas no por las influencias que sobre su estilo y mano han tenido
menores educados por ella. En Bolonia tuvo entre sus los mayores artistas de su época.
alumnos a una tal Gozzadini que unió su nombre a un Rasgos específicos de la producción artística de Fontana
cuadro que por un tiempo estuvo en la iglesia de San son, no cabe duda, la seguridad y corrección del dibujo, la
Giovanni in Monte. En Roma tuvo entre sus discípulos al serenidad de las composiciones y la audacia cromática, que
pintor Alberto De Rossi, que sería luego secretario de la sabe jugar con los matices más variados sin caer nunca en
Academia de San Luca, y que quiso honrar a su Maestra y la exageración del cangiantismo [el marcar las sombras
al padre de ésta encargando en 1633 sus retratos al hijo de un color con otro color] o en rebuscados contrastes de
Flaminio para la s:olección de la Academia. tono tan frecuentes en muchos pintores de su época.
Muerta su mujer, Giovan Paolo Zappi se acordó con Su espíritu inventivo es modesto; no tiene los arrebatos
nostálgica pasión de su pueblo natal en la Romaña y, con de la genialidad, ni los tormentos de la indagación en nue-
sus hijos, regresó a Imola, donde murió el 30 de noviem- vas relaciones entre el conjunto de la composición y la
bre de 1615. expresión de los distintos elementos que la integran. La
Para honrar a la madre, los hijos quisieron adoptar su artista no es, sin embargo, ajena al movimiento reforma-
apellido, Fontana o De Fontanis, solo o unido al de Zappi, dor de la pintura de la época, que pasa de las formas tradi-
entendiendo que el modesto origen de su nobleza quedaba cionales y de las coloraciones metálicas a un realismo
realzado por la belleza de la obra, y la fama del apellido, de siempre más vivo y poderoso en la figuración y en la repro-
la madre. ducción de los elementos accesorios. Su pincelada no es
Desafortunadamente, ninguno de ellos tendría descen- nerviosa, ni tampoco es amplia y presurosa, sino que se
dencia. El último en morir fue Don Orazio, canónigo de concentra en reproducir con meditado acierto los rasgos
San Casiano de Imola, y con él desaparecieron los apelli- de sus personajes y en mostrar el dibujo de los encajes,
dos. collares y joyas que los adornan.

26 27
Si, como suele darse por seguro, su primer maestro fue la Diosa que, ligeramente inclinada a su izquierda, ~aricia
su padre, no tomó de él el dibujo audaz y rápido, ni la cru- la mano de Cupido que la abraza por la rodilla, y levanta
deza en los colores; sino que se alejó de su manierismo, en con el brazo derecho un arco, aparece en toda la belleza de
la medida en que su espíritu femenino y la delicadeza de su sus formas virginales y redondeadas. El afán de los senti-
mano se distinguen de la fuerte e impetuosa vitalidad del dos, que la representación realista podría despertar, queda
padre. Incluso cuando, por elección propia o por encargo, atenuado por el candor que refleja el rostro; y el temor de
pinta escenas trágicas o macabras, su espíritu no parece contaminar tan dulce belleza casi incita a la castidad.
movido por el terror y su mano no tiembla dibujando los Sus Vírgenes, aunque inspiradas en modelos vivos, tienen
detalles más escabrosos; sus figuras, más que expresar la rasgos tan finos y delicados, posturas tan puras y devotas,
maldad o la perversión, tienen un no sé qué de extático, que dejan vislumbrar el divino misterio que encarnan. La
que parece surgir de una invencible fatalidad, tanta es la ternura materna que mana de una luz interior se funde en
serenidad y precisión, incluso la suavidad, con que están una líquida y poderosa éxtasis, hasta embargar el alma en
dibujadas. el ideal e invitar al rezo. En alguna de sus Vírgenes -como
La finura de su sensibilidad se percibe sobre todo en la la del Escorial o la de la Galleria Nazionale de Roma, que
exaltación del amor y de la maternidad. parece una variación de aquélla-, el fervor religioso parece
Sus Venus están llenas de dulzura y gracia; incluso cuan- tan unido al amor materno que la sintética impresión de la
do, en la impúdica y cruda desnudez de las carnes, dejan belleza física, convertida en espiritual, transmite un senti-
traslucir la calidez de la sangre que circula por sus venas; miento místico y gozoso de divina sabiduría.
teniendo una expresión tan apacible y serena, que no susci- La pintora parece haber dado rienda suelta a su alma
tan sentimientos de concupiscencia, sino de humilde admi- mística doblegando su voluntad para captar así mejor la
ración ante la perfecta forma y armonía de sus cuerpos. relación íntima entre la fragilidad humana y la en carna-
Para certificarlo, basta considerar la soberbia tela de la ción del Verbo divino.
Venus, de tamaño natural, que posee la familia Cugnolio Los niños son para ella criaturas vivas, llenas de candor;
en Biella, y que casi todos los que han hablado de Lavinia parece que los sienta nacer y formarse bajo la caricia de su
desconocen. Es una de las obras más audaces de su madu- pincel como en el seno materno, logrando así dar a las
rez; está firmada con fecha en 1585. La deliciosa figura de expresiones de los infantes una vivacidad de singular fuer-

28 29
za. Basta considerar Amor amamantado por Venus, que se ter, su costumbre, su forma mentís, rara vez la lle.varan a
conserva en el Hermitage, Jesús adormecido de la Galleria pintar la verdad de la naturaleza, la cual, de llegarle a sus-
Borhese de Roma y, mejor aún, el Divino infante de la capi- citar alguna emoción o admiración, nunca la indujo a ena-
lla de San Lorenzo en el Escorial de Madrid, para conven- morarse tanto de ella como para estudiarla con deteni-
cerse de que la artista dibujaba y coloreaba los niños con miento. De ahí que los paisajes de sus cuadros sean más
tal fidelidad a la realidad, con tal efusión de amor que des- bien reminiscencias o recuerdos de obras de terceros, antes
taca especialmente por ello, incluso entre artistas de mayor que trozos de la realidad plasmados en el lienzo. De ahí
valía que ella. también un no sé qué de caligráfico, diligente y minucioso
Sus construcciones arquitectónicas son sencillas, inspi- que no transmite la enjundia rápida y sintética de las pin-
radas, más que en la realidad, en modelos un tanto arcai- celadas surgidas de la inmediatez de la impresión. Y como
cos. Para sus Vírgenes en el trono, prefiere el clásico más de una vez tuvo que hacer réplicas de sus propios cua-
pabellón con drapeados y decoraciones de refinado gusto. dros, es lógico con en éstas se advierta aún más la pereza
No le gustan las est ructuras complejas, los fondos recarga- de una transcripción ni inspirada ni alentada por los estí-
dos, las variaciones rebuscadas, sino que concentra su mulos de la invención original,
atención y su maestría en el motivo central del cuadro. Del mencionado San Francisco, existen tres versiones
Sus paisajes son raros, sencillos, luminosos; la vegeta- con escasas variaciones en la figura protagonista y con
ción casi siempre queda plasmada con audaz sobriedad, algún añadido; el original, firmado y fechado en 1579,
más imitativa que realista. Incluso cuando, como en el San sería, así se cree, el de la Villa Revedin.
Francisco recibiendo los Estigmas de la Villa Revedin de Una copia, con el añadido de la figura de Santa Lucía,
Bolonia, domina enteramente la escena, Lavinia intenta pertenece al Ayuntamiento de Bolonia y otra está en la
plasmar la naturaleza con veracidad aunque su pincel tien- Pinacoteca de Budrio. Esta última lleva firma y fecha de
de a recrearse, especialmente en el follaje de los árboles, 1618, siendo evidentemente apócrifa la primera y falsa la
siguiendo el ejemplo de artistas anteriores e inspirándose, segunda, pues en ese año, como hemos visto, la pintora lle-
se diría, principalmente en los de la escuela de Ferrara. vaba muerta un tiempo. ¿Fue obra de la artista a la que des-
Como pintora de paisajes, Lavinia Fontana es aún menos pués se puso firma y fecha o muy buena copia hecha por
original que en sus escenas sagradas o profanas. Su carác- otras manos?

30 31
En los cuadros de carácter profano, Fontana es más
vivaz, más amena y, por así decir, más libre, si no r~specto
de las formas tradicionales, sí en el modo de plasmarlas.
En los cuadros religiosos es más imitadora que innovado-
ra: sigue rígidamente los cánones de la tradición católica
consagrados en el Concilio de Trento.
Cuando las figuras se acumulan en la escena, cargando la
composición, le acaba faltando ligereza y movimiento; las
figuras resultan un tanto rígidas, sin autonomía de acción.
Superada por el gran número de figuras, la artista parece
perder el dominio de la mano, la soltura del dibujo; los ros-
tros ya no tienen personalidad y parecen inspirados en un
eclecticismo inerte cuando no en un frío manierismo.
En los cuadros más pequeños, la pintora es siempre más
personal, con colores más vivos, movimientos más ágiles y
seguros y mejor expresión de los distintos sentimientos en
los rostros.
En algunas escenas, como en el Consejo de los Dioses que
estuvo otrora en la Casa Magnani de Bolonia y ahora, gra-
cias a la generosidad de la Caja de Ahorros de Imola, está
en la colección municipal de esta ciudad, la alegre frescura
creativa y la delicadeza en el color son realmente ejempla-
res. Aquí, pinta como una miniaturista que amplía su
ámbito de trabajo y el horizonte de la composición, sin
perder por ello nada de esos preciosos matices propios de
la miniatura. Autorretrato, 1577
Accademia di San Luca, Roma
32
33
[Posiblemente] Giovan Paolo Zappi, c. 1577-1587 Papa Gregorio XIII, c. 1577-1585
Museo de Zaragoza colección privada

34 35
Retrato de señora con perro, s.f.
Costanza Sforza di Santa Fiore [esposa de Giacomo Art Gallery, Auckland
Boncompagni], 1594, colección privada
37
36
Senador Orsini, s. f. Gerolamo Mercuriale, c. 1588-1589
Musée des Beaux-Arts, Burdeos Walters Art Museum, Baltimore

38 39
Consagración a la Virgen, 1599 Aparición de la Virgen a San Jacinto, 1600
Musée des Beaux:-Arts, Marsella Basílica de Santa Sabina, Roma

40 41
~

Virgen con fseús durmiendo, c. 1605-1610 Bianca de Maselli y sus seis hijos, c. 1604-1605
Museum of Fine Arts, Boston colección privada

42 43
La Sagrada Familia con Santa Catalina, 1581 Retrato de dama con niño, c. 1608
County Museum of Art, Los Ángeles Colección privada

44 45
Venus amamantando a Cupido, c. 1610 Judith con la cabeza de Holofernes, c. 1595
Museo del Herrnitage, San Petersburgo Museo Nacional, Cracovia

46 47
Pero donde el arte de Fontana resulta realmente audaz,
profundo, personal es en los retratos del natural. Aquí, no
sólo representa las cualidades físicas sino también las
morales y, aunque en ocasiones embellece a los individuos
retratados, nunca los traiciona; capta sus rasgos más carac-
terísticos, las expresiones fisonómicas más típicas; de ahí
un realismo comparable sólo con los mejores retratistas de
su época.
En los trajes fastuosos, los suaves terciopelos, los encajes
satinados, las oscuras casacas, las ricas togas, casi se sien -
ten las vibraciones del cuerpo vivo; se percibe el volumen
y en él la existencia física, real, de la persona.
Los retratos en los que falta el volumen y la sensación de
vida, suelen ser obras di maniera hechos por encargo, es
decir, de imitación de cuadros antiguos o retratos de per-
sonas ya fallecidas, cuyos parientes con ínfulas aristocrati-
zantes querían incluir en las colecciones de la familia y que
la pintora naturalmente no podía representar con la vitali-
dad y el realismo que transmite el modelo vivo.
Comparando los retratos de dos imoleses, Francesco Del
Pero y de Pier Paolo Tozzoni, se advertirá la vivacidad del
primero y la frialdad del segundo, ambas justificadas, toda
vez que Del Pero posó efectivamente ante la artista en
1579, mientras que Tozzoni había muerto hacía tiempo y
Lavinia tuvo que pintarlo ampliando una antigua miniatu-
retrato de dama, c. 1580 ra.
National Museum ofWomen in Arts, Washington D.C.

48 49
Más personal aún que la expresión de los rostros, es su Denis Calvart (1540-1619) activo en Bolonia, ~l boloñés
reproducción de las telas, encajes, perlas y joyas que visten Ercole Procaccini (1520-1591) y Orazio Samachini (1532-
y adornan sus retratos femeninos. Puede haber en ocasio- 1577, igualmente de Bolonia. En el primero se inspiró, sin
nes un lujo excesivo, casi insolente, con el que su pincela- lugar a dudas, para su hermosa Samaritana del Museo de
da parece disfrutar; pero se trata de un defecto propio de Nápoles. De los otros dos, retomó algunas figuras y algu-
la época, en el que incurrían todos los artistas. nos tonos amarillentos y oscuros para sus primeros cua-
En los retratos de familia, hay menos naturalidad que en dros. Innegable es también la influencia de la escuela vene-
los individuales; pero la maestría no es por ello menos ciana, y no sólo en algún cuadro de gran formato con la
astuta y hábil, logrando transmitir con la diversidad Crucifixión que se conserva en la iglesia de San Antonio
fisonómica el carácter y ánimo de cada figura representa- Abate de Bolonia, sino más aún en muchos retratos.
da. ¿Estuvo Fontana en Venecia y pudo admirar ahí las
Además de la influencia natural del contexto histórico y obras maestras del Tiziano y el Veronés? No es improbable,
moral en el que vivió, Lavinia Fontana se inspiró sucesiva- pues aunque los documentos que se conservan no refieren
mente en distintas escuelas. Su originalidad quedó así a ningún viaje, sin duda tuvo que hacer varios. Cierto es que,
menudo superada y eclipsada por su capacidad de asimilar con motivo de la confluencia de las escuelas veneciana y
propuestas ajenas; tanto que resulta fácil apreciar en su boloñesa y la consiguiente apertura de los horizontes
obra cierto eclecticismo, con el que, sin embargo, no logra estilísticos y cromáticos, nuestra pintora no pudo dejar de
estar por encima de los modelos que la impresionaron. recibir la influencia de esos modelos insuperables, hacien-
Del Correggio y del Parmigianino sacó ideas compositi- do que su mente ecléctica los retomara.
vas, posturas y trazos para las figuras sueltas, como puede Todos reconocen en la Judit del Museo Davia Bargellini
apreciarse en algunos retablos, especialmente el San de Bolonia, una reinterpretación, especialmente hermosa y
Francisco de Paula de la Pinacoteca de Bolonia o en la acertada, del arte veneciano.
Magdalena del Noli me tangere de la Galleria degli Uffizi de Los Caracci, aunque boloñeses, apenas influyeron en su
Florencia. arte. Aunque alguna reminiscencia podría considerarse en
Otras corrientes que confluyeron en su educación artís- el muy bello San Jacinto con la Virgen y el Niño, que ador-
tica fueron sin duda las. representadas por el flamenco na una de las capillas de Santa Sabina, en Roma, que

so 51
recuerda a los Carracci. No es que Fontana siempre imita- cuadros de caballete y a los muchos retratos que le solici-
ra a otros o retomara composiciones y fisonomías ajenas. taban. Salvo las cuatro figuras de santas pintadas al óleo
En el dibujo de sus figuras se inspiró más en la realidad sobre pizarra para los laterales del arco que separa el altar
que en los modelos dominantes en el arte de principios del principal de la Iglesia de Santa Maria della Pace, no se
siglo XV1, como así lo demuestra, por ejemplo, el Cristo conocen otros trabajos suyos para las iglesias de Roma.
vestido de campesino en el cuadro ya mencionado de la En los retratos, como hemos dicho, se inspiró, además de
Samaritana o en los santos Casiano y Pedro Crisólogo en el Correggio, en la escuela de Venecia y en los flamen-
de la Virgen de Ponte Sacro, en la colección municipal de cos que por entonces habían invadido Italia. Ha quedado
Imola. Las figuras de los dos santos protectores imoleses escrito que sus retratos se pagaban caros, tanto como los de
están construidas con vigor y parecen sobre todo dos estu- Tiziano o Van Dyck; y, aunque acaso no sea cierto, no cabe
pendos retratos de hombre, cubiertos con unas capas plu- duda que algunos de ellos pueden compararse con los de
viales rica y bellamente dibujadas y coloreadas. esos eminentes artistas. De ahí que resulte legítimo pensar
La parte superiqr de este retablo, de un manierismo no que retratos suyos no firmados figuren en colecciones pri-
excelente, puede criticarse. Pero hay que reconocer que la vadas y públicas atribuidos a nombres más afamados que
Virgen rodeada de una luz demasiado amarilla era un el suyo.
motivo obligatorio, al tener la artista que reproducir la
imagen de una cerámica encontrada en un pozo y que en
esos años había suscitado entre los imoleses una febril L os CUADROS DE LAVINIA FONTANA
devoción.
Hasta que Fontana vivió en Bolonia, el ejemplo y cer- Si, como madre, Lavinia Fontana fue muy prolífica,
canía de los artistas locales fueron un estímulo útil a su como artista tuvo una actividad prodigiosa: de reunir en
actividad, no dejando de medirse con ellos, también en un mismo espacio toda su producción, nos sorprendería la
obras de gran formato. cantidad de obras que salieron de sus pinceles.
Pero ya en Roma y desanimada, se dice, por la mala aco.,. Además de un centenar de retratos, hizo cuadros de.
gida de su gran retablo para la iglesia de San Paolo fuori le escenas sagradas y profanas, sobre madera, lienzo, cobre o
Mura, se encerró en sí misma, limitando su actividad a los pizarra; y no todos nos han llegado; muchos de ellos, que a

52 53

..
principios del siglo XIX aún figuraban en colecciones pri-
vada, acabaron mal o desaparecieron.
Fontana solía firmar y fechar sus obras. Y lo hacía con
unas hermosas letras versalitas propias del siglo XVI.
Hasta 1577 firmó como LAVINIA PROSPERI FONTANA; des-
pués de casarse, sustituyó el nombre del padre por el ape-
llido del marido, DE ZAPPIS.

Los autorretratos

Lavinia Fontana se retrató varias veces a sí misma, no


tanto por vanidad sino para atender las muchas solicitudes
de sus admiradores cercanos y lejanos.
Se puede descartar con toda seguridad que el retrato
conservado en la Academia de San Luca de Roma sea obra
suya, como tampoco lo es el de su padre de la misma colec-
ción. El apunte de "Escaso valor artístico" que figura en el
inventario de la Academia junto al retrato de la pintora
está más que justificado. Es de hecho obra de un pintor
imolés menor de principios del siglo XVII, quizá de Pietro
Bacchi da Bagnara (hijo) que lo habría pintado en 1633 o
1634. Aunque carente de valor artístico, ese retrato sí tiene
relevancia iconográfica, pues muestra a Lavinia Fontana ya
mayor, con 53 años. La copia se sacó de un original, hoy en
La Samaritana o Noli me tangere, 1581
día desaparecido, que estaba en casa de los Zappi. Nada
Galleria degli Uffizi, Florencia sabemos sobre el cuándo y cómo la familia se deshizo del

54 55
original. Se dice que la familia nunca quiso venderlos; pero Este es sin duda uno de los dos retratos ofr~cidos a
los dos retratos de Prospero Fontana y su hija actualmente Severo Zappi antes de conocer a la pintora, para la petición
en la colección de los Condes Zappi no son obra de la pin- de matrimonio. El cuadro que la representa en la misma
tora, sino copias de los originales desaparecidos o, quizá postura y que se conserva en la Gallería de Florencia no es
también y peor aún, toscas transcripciones de copias más más que una copia del del Museo Primoli.
antiguas. También el retrato de Giovan Paolo y los de algu- Mucho más valioso e interesante es el autorretrato que,
nos de sus hijos, que se conservaban en la propiedad de los en esa misma Gallería, lleva el número 361 de catálogo. Su
Zappi, han desaparecido sin dejar rastro. belleza ha sido varias veces señalada. Así, Rosini lo repro-
Uno de los autorretratos más antiguos de Lavinia duce en su Storia della pittura y Alberto Mario, ardiente y
Fontana es sin duda el que se conserva en el Museo romántico patriota, lo describe con palabras de encendida
Primoli de Roma. Es una tablilla de madera, oblonga, per- admiración: "Es un oval: en el fondo, sobre una mesa, hay,
fectamente preservada. En tiempos propiedad de la fami- apoyados sin orden, figuras de barro, bustos, cabezas, vasi-
lia Buondelmo!].ti de Florencia, como indica una etiqueta jas, etc. La pintora está sentada junto a otra mesa sobre la
pegada en su reverso, que habría escrito la princesa que hay dos bustos de estatuas griegas. Se dispone a empe-
Matilde Bonaparte: "Ce tableau m'été donné par Made- zar un dibujo y está claramente en un momento de pausa
moiselle Luisa Ferroni in Buendelmonte; il était dans le reflexionando en lo que ha de hacer. Viste de manera sen-
palais de cette ancienne famille". cilla y elegante; el vestido tiene pliegues amplios y ligeros;
La pintora, sentada ante un címbalo, en gesto de tocarlo, no hay manierismo en el trazo; del collar -que recuerda a
gira la cabeza de tres cuartos, de suerte que cabe admirar- los de Van Dyck- penden unas perlas y de éstas un cruci-
la en toda su juvenil frescura. Detrás a una sirvienta con fijo de oro. Tiene el cabello peinado a la manera de María
ademán de escucharla; encima aparece, con las letras ver- Estuardo; posa de tres cuartos; el color es de una maravi-
sales que solía usar, la leyenda: llosa suavidad y transparencia'~
LAVINIA VIRGO PROSPERI FONTANAE La descripción es exacta, salvo que se trata de un tondo
FILIA EX SPECULO IMAGINEM y no de un oval. Mario también se equivoca, afirmando
ORIS SU1 EXPRESS. ANNO que el retrato perteneció a la familia Zappi. Lavinia lo
MDLXXVII. pintó en 1579, por encargo de Alfonso Ciaconio, conocido

56 57

LJ
literato, que deseaba decorar con él su Museo así como
El retablo del altar de Santa Sabina
hacer una copia en grabado a unir a otros 500 retratos de
hombres y y mujeres ilustres por dignidad del cargo, santi- Con razón o no, el cuadro de San Jacinto en la iglesia de
dad de vida o valor de obras, en un volumen que debía Santa Sabina sull'Aventino se tiene por la obra maestra de
publicarse bajo el mecenazgo del Archiduque de Austria. Lavinia Fontana.
El 17 de octubre de 1578, Ciaconio, agradeciendo a la pin- Concepción sintética y armoniosa, composición sencilla
tora el envío de tres retratos de los humanistas Sigonio, y sólida, seguridad en el dibujo, equilibrio entre el todo y
Aquilino y Bocea di Ferro que le había hecho llegar a través las partes, parsimonia en los colores y ornatos, lo convier-
del señor Paolo Emilio Luchini, solicitó a Lavinia que le ten en un cuadro destacado de la gran escuela boloñesa del
mandara un autorretrato junto con un retrato del cardenal siglo XVI.
Paleotto, arzobispo de Bolonia. Escribió: ''. .. Me atrevo a Otros retablos de la artista pueden compararse con este,
rogarle tenga a bien concederme la gracia, que tendré por pero sólo este suscitó al llegar a Roma una admiración
singularísima, de. enviar un retratito de su persona, del ciertamente justificada. El retablo había sido anunciado
tamaño de esos otros tres, para luego copiarlo en tamaño con un boceto que Lavinia había hecho llegar al comiten-
natural y ponerlo junto al de Sofonisba [Anguissola], que te, el Cardenal de Ascoli, y que había hecho ver al famoso
ya tengo para que así sea admirado y guardado y conocido escultor Giambologna en Florencia para que se lo ~ntrega­
por todos y para poder pasarlo a imprenta junto con 500 ra junto con una carta a su marido Giovan Paolo que debía
hombres y mujeres ilustres que serán grabados en cobre". llevarlo a Roma. El boceto gustó mucho al Cardenal.
Lavinia, en un primer momento, se abstuvo por razones Conseguido por tanto el encargo, Lavinia trabajó con
de modestia y escribió a Ciaconio una carta en la que ele- alegre intensidad, tanto que a finales del año ya pudo man-
gantemente comunicaba su negativa; pero ante la insisten- darlo a Roma, donde en marzo de 1600 se colocó sobre el
cia del ilustre prelado, acabó aceptando, acompañando su altar de la capilla dedicada al nuevo santo.
retrato con una carta llena de delicadeza y dulce amabili- La capilla, como hemos dicho, tenía que haberla decora-
dad. do, con estucos y frescos, Federico Zuccari, pero, como
Ese "pequeño retratito mío" acabó en la Galería de aun hoy puede verse, su trabajo resultó más bien tosco y
Florencia, sin haber pertenecido nunca a los Zappi. pesado, tanto que Rosato Rosati, secretario del cardenal,

58 59
pudo escribir: "Se ve la obra de Federico Zucarro rodean- tiempos a la artista "el marco, el lienzo, el azul, la imprimi-
do el cuadro de tal modo mal, que de estar en su lugar la tura y la laca". Se sabe que Lavinia pintó este cuadro en el
pintaría toda de blanco". palacio del cardinal D'Este y, a pesar de lo acordado, sólo
pudo entregarlo en el mes de junio, o julio, considerando
que en abril estaba aún pidiendo permiso para ocupar una
El retablo de San Paolo fuori le Mura
gran sala de dicho palacio para poder trabajar más cómo-
La mucha consideración en que el cardenal de Ascoli damente en el retablo.
tenía a Lavinia Fontana, lo indujo a confiarle la realización No nos es hoy posible saber cómo la pintora terminó la
de un retablo de altar destinado a embellecer la iglesia de obra; sí sabemos que sus coetáneos, que tanto elogiaron el
San Paolo fuori le Mura de Roma. El 19 de febrero de 1603, retablo de Santa Sabina, expresaron opiniones dispares
en el Palacio del cardenal Bernerio, en su presencia, el sobre el de San Pablo. Y la pintora quizá tuvo que renun-
reverendo Don Angelo de Génova, abad de San Paolo, ciar a parte del dinero estipulado.
acordó con el pintor Giovan Paolo Zappi, en ausencia de la
mujer de éste, en encargar a esta última un retablo dedica-
do a San Esteban protomártir, cerca del de la Asunción de T ESTIMONIOS Y HONORES
la Virgen. La pintora debía presentar el dibujo del retablo
antes de empezar el trabajo, y el comitente se reservaba Orazio Samachini no se equivocó al escribir: "Si vive
el derecho a modificarlo. El precio a pagar habría sido el algunos años más -dijo de Lavinia a Severo Zappi-, sacará
mismo que el fijado para las otras tablas ya hechas o en buen dinero de la pintura".
proceso por otros artistas; salvo que, a juicio de los intere- El estado conyugal no entorpeció su actividad; antes al
sados, el cuadro no superara a los otros en excelencia; en contrario, intensificó su afán, ampliando el horizonte de
este caso, la pintora se habría tenido que conformar con sus composiciones y dando nueva expresión a su tenaz
"ser suplida para aumentar la belleza y excelencia de la laboriosidad. La producción más fresca y original fue sin
obra" y recibir proporcionalmente menos de lo acordado. duda la realizada justo después del matrimonio; la audacia
El trabajo debía estar terminado para el mes de marzo de en el dibujo y en el color aún no habían desplazado la exu-
1604 y el comitente se comprometía a proporcionar en berancia juvenil, y lejos estaba aún el momento en que su

60 61
---
arte se hizo mecánica repetición en aprovechamiento de la Basso, de hecho, el 29 de octubre de 1585 mandó desde
destreza técnica. Bolonia al cardenal Gaddi, en Florencia, un pequeño cua-
El nombre de Lavinia estaba en boca de todos y su valor dro, cuyo tema desconocemos, pero que el donante tenía
se equiparaba con el de los principales maestros del pincel. por "muy diligente, y alabado como pintura de mujer'~ El
Las relaciones de la familia Fontana con el ambiente cultu- juicio que se hacía de la pintora era siempre halagador y los
ral boloñés fueron el cauce más rápido y seguro para la poetas la exaltaban en sus versos.
difusión de la fama de la pintora. Estudiantes y profesores Giulio Cesare Croce, que para la pequeña iglesia de
la mencionaban en sus cartas a parientes y amigos y, de Rigosa, cerca de Bérgamo, había conseguido una muy
vuelta en sus lugares de origen, cantaban sus habilidades. valiosa tabla, en sus poesías a mayor gloria de las mujeres,
Entre los maestros de la Universidad de Bolonia, había escribió:
profesores de gran renombre que no despreciaban el posar
ante Lavinia; y visto que entre los estudiosos había relacio- Gran stupor delle genti e di natura
nes estrechas de ~olidaridad y camaradería, es natural que Lavinia Fontana alta Pittrice
la noticia sobre las virtudes de la pintora se difundieran Unica al mondo come la Fenice.
sobre todo en el mundo literario y científico.
Carla Sigonio, Girolamo Mercuriali, Alessandro Gran estupor de la gente y de la naturaleza
Aquilino, Ludovico Bocea di Ferro, Ercole Bottigari, se Lavinia Fontana alta pintora
contaban entre los admiradores más señalados de Lavinia; Única en el mundo como el Fénix
los retratos que ella les hizo circulaban por el mundo,
difundiendo la fama de todos ellos. A pesar de las reticen- Y tras invocar enfáticamente los nombres de Apolodor,
cias, tanto Sigonio como Mercuriali posaron varias veces Zeuxix, Apeles, Miguel Ángel, etc., concluye que ella
delante de ella: el primero tras las muchas insistencias de
Fulvio Orsini, Ciaconio y otros, el segundo para donar su É nel ritrar si rara e diligente
retrato a su ciudad natal. Che non ha pari in queste parti o in quelle
Los profesores de Bolonia no sólo mandaban retratos a Tal ch'ormai risonar s'ode il suo nome
sus amigos, sino también cuadros de otros géneros. Ercole Per tutto dove il sol spiega le Chiome

62 63
Es en el retrato única y diligente humana belleza de formas y colores
Que no tiene igual en estas partes o en aquellas el cuerpo vivo un espíritu mudo cubre.
Tanto que ya se oye su nombre resonar
Ahí donde el sol extiende sus rayos. En estos versos el vuelo es bajo, rasante incluso; el ímpe-
tu lírico queda atrapado en la hipérbole; el ritmo busca
El cavaliere Giambattista Marini cantó el cuadro de mecánicamente el acento; el artificio es evidente, aunque
Herodías de Lavinia, que guardaba en su galería; y Rinaldi aún no se está en el desbocado desenfreno que ese siglo
dijo que quien nunca hubiera visto el amor lo buscara en logrará alcanzar.
las pinceladas de la pintora porque: No mejores serán los versos dedicados a Lavinia por los
académicos romanos: "Por las muchas dotes que en grado
Tosto fía ch'egli il miri sumo en ella se dieron, mereció que la Academia de Roma
Ne gia di senso privo le dedicara una copiosa recopilación de rimas en su honor,
Che se tu pingi ~mor, poniendo como frontispicio retrato de ella" así escribe
Amor e vivo. Malvasia. De esta recopilación, no obstante los muchos
esfuerzos realizados, no se ha conseguido encontrar
Tan pronto las mira ningún ejemplar; no obstante, la probable impresión por
Ya los priva de sentido orden de la Academia de semejante texto, permite deducir
Que si Amor pintas, que la pintora recibió públicamente honores, aunque no
El Amor está vivo. sepamos en qué año.
Toda vez, considerando que en 1611, el medallista
Y Ridolfo Campeggi, tras elogiar todas sus obras por la Antonio Cassino, de Las Marcas, acuñó un medallón de
veracidad y belleza que en ellas pone Lavinia, exalta en par- bronce en honor de Lavinia Fontana, parece sensato pen-
ticular los retratos, y, dirigiéndose a la pintora, exclama: sar que este hecho coincidió con alguna ceremonia de
reconocimiento. El medallón es rarísimo: hay un ejemplar
s'umana belta formi e colorí en la colección de la Biblioteca municipal de Imola. Desde
un vivo carpo un muto spirto copre. el punto de vista artístico, no tiene mucho valor, pero lo

64 65
tiene y mucho desde el punto de vista iconográfico y psi-
cológico.
Lavinia está, en efecto, representada en la cara, de medio
busto, de perfil, girada hacia la izquierda, el pecho elevado
y ceñido en corpiño rígido, plisado, con mangas abullona-
das; la cabeza está cubierta con un velo que cae con
......
amplios pliegues sobre los hombros; el rostro es el de una
......
\O
......
mujer madura, con pómulos prominentes y mejillas más
cJ bien caídas. Como dijo Severo Zappi antes del noviazgo
=@
'"O
~
con su hijo: "ni bella ni fea''. Rodeando el busto aparece esta
E inscripción: LAVINIA FONTANA ZAPPI PICTRIX 1611. y deba-
t:i
s::
ss:: jo del busto Ant. Casoni. La cruz del medallón es muy
~ sugerente: se ve a la pintora sentada delante de un caballe-
<::!
.E te con el gesto de pintar, tiene los pelos sueltos, despeina-
·;;:
<::!
>--1 dos, como si los moviera el viento, y parece estar disfru-
·ao tando de su creación. Delante del caballete, con la mente
Vl

u
<ti
inspirada, el ojo alerta, la mano lista, la pintora se dispone
o
·2 a plasmar sobre el lienzo un instante soñado, un palpito de
o
e: vida, y siente reverdecer en su corazón las glorias de la
< vieja familia y las esperanzas de la nueva... Aparece en
efecto la leyenda: PER TE STATO GIOISO MI MANTENE. El ende-
casílabo no es bello, pero nos descubre inopinadamente un
trozo del alma de Lavinia: mujer y madre, sí, pero sobre
todo artista, que del arte recibe las alegrías más puras, los
logros más anhelados: por ti mi estado gozoso se mantiene.

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BIBLIOGRAF1A SELECCIONADA

BAGLIONE, Giovanni: Vite dei Pittori, Scultori e Architetti del


Pontificato di Gregario XIII, dal 1562 in fino ai tempi di Papa
Urbano VIII nel 1642. Roma, Frei, 1642.
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GIORDANI, Gaetano: Notizie delle donne pittrici di Bologna,
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LEVATI, Ambrogio: Dizionario bibliografico delle donne illustri,
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Cézanne, la manzana y la verdad

Bea Porqueres:
Sofonisba Anguissola, pintora (c. 1535-1625)

José Pazó:
Kuniyoshi, un gato en el mundo flotante

Sére Skuld y Frank G. Rubio:


Salvator Rosa, las pinturas brujas

Alberto Ávila Salazar:


Metraje perdido, un breviario de cine invisible

Rebeca Sanrnartín Bastida:


La mujer lectora: el mito del siglo XIX

Alicia Rodés Vila:


Pieter Bruegel El Viejo, El vino de la fiesta de San Martín

Stéphane Mallarmé y Paul Valéry:


Berthe Morisot, pintora impresionista

Carlos M. Pla:
Ocultismo y videojuegos

Juan Francisco Pastor Paris:


Femme fatale, imágenes de la bella diabólica

W B. Yeats:
William Blake: la imaginación y el simbolismo

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