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A Bio Genesis
A Bio Genesis
Por otro lado, vemos la importancia del agua a través de las actividades que
realiza el ser humano. Principalmente porque se usa para la agricultura en un
70%, en un 15% en la industria y el otro 15% para uso doméstico.
La importancia del agua para las plantas es tal que un cuerpo vegetal está
compuesto de ella en un 70-90%. Las plantas absorben el agua que procede de la
lluvia, principalmente, aunque también puede ser a través del regadío.
Generación espontanea
Fue durante la antigua Grecia cuando surge esta idea que se ha mantenido viva
durante más de dos mil años. La idea de la generación espontánea surgió también
como una teoría materialista entre los griegos como Tales de Mileto, Anaximandro,
Jenófanes y Demócrito (en el siglo V antes de Cristo). Para ellos la vida podía
surgir del lodo, de la materia en putrefacción, del agua de mar, del rocío y de la
basura, ya que ahí observaron la aparición de gusanos, insectos, cangrejos,
pequeños vertebrados, etc. A partir de ello, dedujeron que esto se debía a la
interacción de la materia no viva con fuerzas naturales como el calor del sol.
Para comprobar que esta teoría era incorrecta, se realizaron experimentos por
diferentes científicos interesados en echarla abajo. Esta idea sufrió un golpe
cuando Francesco Redi (1626-1698) en el siglo XVII, realizó un experimento en el
que puso carne en unos recipientes. Unos se sellaban y los otros no, con lo que
resultaba que en los recipientes sellados no "aparecían" moscas de la carne y en
los abiertos sí. Posteriormente, A. Leeuwenhoek (1632 - 1723), el inventor del
microscopio, comunico que había observado organismos microscópicos vivos en
el agua de lluvia. Esto llevó a que algunos científicos siguiesen admitiendo la
posibilidad de que los microorganismos se originasen por generación espontánea.
En 1745, J. T. Needham (1713 - 1781), después de realizar una serie de
experimentos, siguió defendiendo la hipótesis de la generación espontánea de los
microbios. Más tarde, en 1769, L. Spallanzani (1729 - 1799) repitió el experimento
con caldo de carne caliente y observó que en los recipientes cerrados no se
generaban microorganismos y en los abiertos sí. No obstante, los argumentos en
contra eran que, debido a la falta de aire, no aparecían microbios. Por lo tanto, la
controversia entre defensores y detractores de la generación espontánea seguía
existiendo.
Los primeros pasos firmes en contra de esta teoría hasta el siglo XIX, cuando el
científico francés Louis Pasteur, con un sencillo experimento, logró por fin
demostrar que no existía la generación espontánea. ¡Por fin, adiós al mito de la
generación espontánea!
Esta teoría estuvo vigente por muchos siglos, desde la Antigüedad. Aunque es
una hipótesis que jamás pudo probarse científicamente, muchos creyeron
comprobarla mediante la observación directa.
Refutación de la Teoría:
Louis Pasteur diseñó un experimento para impedir la entrada de microorganismos.
Biogénesis
Numerosas teorías han surgido a lo largo de la historia para intentar explicar el
origen de la vida, como por ejemplo la teoría de la biogénesis. Este modelo indica
que la vida solo se puede generar a partir de una vida prexistente. Muy simple de
entender: una gallina nace del huevo puestos por otra gallina. No es una
explicación con mucho más misterio, pero su importancia radica en que puso el
foco de atención en el tema del origen de la vida, ya que en el momento de su
aparición predominaba la idea de la generación espontánea.
Lo cierto que no se puede hablar de la biogénesis sin mencionar antes al modelo
que desbancó del panorama científico y popular. La generación espontánea
proponía que se puede generar vida a partir de la materia inerte. Esta idea
provenía de la observación de que después de la putrefacción de una muestra
orgánica aparecen insectos y microorganismos que antes no estaban allí.
Tras unos días, las carnes descubiertas presentaban larvas, mientras que las
tapadas aparentemente no albergaban, aparentemente, vida. El resultado del
experimento mostró que es necesario que las moscas coloquen sus huevos en la
carne para que aparezcan otras de su especie. Se trata de un experimento que se
liga a la teoría de la biogénesis y que hubiera sido un éxito para desbancar la
generación espontánea si no fuera por los descubrimientos del holandés Anton
Van Leeuwenhoek, el padre de la microbiología.
No fue hasta 1861, cuando el químico francés Louis Pasteur demostró de forma
inequívoca que estas creencias eran falsas, mostrando evidencias a favor de la
teoría de la biogénesis. El experimento que propuso consistió en llenar de solución
nutritiva unos matraces de cuello largo en forma de S. Esta silueta permite entrar
el aire pero no a los microorganismos, ya que quedan retenidos en la curva. Tras
el llenado se calentaba el matraz para eliminar cualquier microorganismo que
estuviera ya presente en la solución.
El resultado fue que la solución quedaba inalterada durante semanas, pero si
rompía el cuello del matraz, entonces en pocos días se contaminaba la muestra.
Con ello se evidenció que los microorganismos que crecen en la materia inerte en
realidad han sido atraídos por el aire, y no que se generarán de forma espontánea.