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UNIDAD II.

La Obligación cambiaria.
Rigor Cambiario –Capacidad y Representación Caratular –Capacidad cambiaria –
Representación cambiaria: a) Representación y Mandato; b) Representación
societaria; c) Seudorrepresentación.

A) EL RIGOR CAMBIARIO Y LA INTERPRETACION CARATULAR.


Rigor Cambiario. Por un lado, la autonomía y la literalidad, caracteres típicos de los
títulos de crédito, apuntan a la circulación ágil de dichos documentos; por el otro lado, la
abstracción y la completividad, tienden a brindar mayor confianza posible al tráfico; son
aspectos vinculados entre sí, acentuando el formalismo de la materia y configuran
aspectos especiales de los títulos valores que permiten hablar del rigor cambiario.
El rigor cambiario, tiende a ser la mejor garantía para los terceros que pueden
prescindir de toda información acerca de los aspectos sustantivos de cada acto
cambiario, en especial el de creación del documento, y atenerse tan solo a sus formas
externas. Tutela los valores esenciales de la circulación del crédito: la certeza en la
adquisición del derecho contenido en el titulo, la rapidez en la negociación y la
seguridad en la realización final, por su cobro ágil y expeditivo por la vía ejecutiva.
Aquí nos encontramos con un formalismo sencillo, modernizado, en que las formas no
son solemnes, ágil, rápido, no costoso, se manifiesta con simples palabras y la firma del
que realiza el acto, y a veces basta con ésta. Se trata de un formalismo que en muchos
casos tienen en cuenta la ubicación de una firma para atribuirle un determinado
alcance: una firma en el anverso del documento que no es del librador ni del aceptante,
constituye un aval a favor del creador del título (Art. 33- Decreto 5965/63); una simple
firma en el reverso del documento es un endoso en blanco (Art. 14- Decreto 5965/63).
Los Títulos cambiarios son documentos en los que la forma escrita no sólo es
constitutiva –excede lo probatorio-, su contenido está predeterminado por la ley en
cuanto exige una serie de menciones textuales en las que forma y sustancia se
confunden (ejemplo: sírvase pagar por esta letra de cambio al señor Juan Pérez la
cantidad de cien pesos). Así ocurre con la denominación “letra de cambio” que debe
encontrarse en el texto del título y expresarse en el idioma en el cual ha sido redactada,
con lo que se exige su inclusión en el núcleo del documento (a mi juicio éste se
encuentra en la promesa incondicionada de hacer pagar una suma de dinero).
El sujeto que reclama el pago, el rigor cambiario que el sistema impone se manifiesta
en las exigencias contenidas en las normas de los Artículos 1, 2, 101, 102 del Decreto
Ley 5965/63:
Artículo1° – La letra de cambio debe contener:
1° La denominación "letra de cambio" inserta en el texto del título y expresada en el
idioma en el cual ha sido redactado o, en su defecto, la cláusula "a la orden";
2° La promesa incondicionada de pagar una suma determinada de dinero;
3° El nombre del que debe hacer el pago (girado);
4° El plazo del pago;
5° La indicación del lugar del pago;
6° El nombre de aquel al cual, o a cuya orden, debe efectuarse el pago;
7° La indicación del lugar y fecha en que la letra ha sido creada;
8° La firma del que crea la letra (librador). Si el instrumento fuese generado por medios
electrónicos, el requisito de la firma quedará satisfecho si se utiliza cualquier método
que asegure indubitablemente la exteriorización de la voluntad del librador y la
integridad del instrumento. 
Art. 2° – El título al cual le falte alguno de los requisitos enumerados en el artículo
precedente no es letra de cambio, salvo los casos que se determinan a continuación.
La letra de cambio en la que no se indique plazo para el pago, se considera pagable a
la vista.
A falta de especial indicación, el lugar designado al lado del nombre del girado se
considera lugar del pago, y también, domicilio del girado.
La letra de cambio en la que no se indica el lugar de su creación se considera suscrita
en el lugar mencionado al lado del nombre del librador.
Si en la letra de cambio se hubiese indicado más de un lugar para el pago, se entiende
que el portador puede presentarla en cualquiera de ellos para requerir la aceptación y el
pago.

Art. 101. – El vale o pagaré debe contener:


a) La cláusula "a la orden" o la denominación del título inserta en el texto del mismo y
expresada en el idioma empleado para su redacción;
b) La promesa pura y simple de pagar una suma determinada;
c) El plazo de pago;
d) La indicación del lugar del pago;
e) El nombre de aquél al cual o a cuya orden debe efectuarse el pago, salvo que se
trate de un pagaré emitido o endosado para su negociación en mercados registrados
ante la Comisión Nacional de Valores, en cuyo caso este requisito no será exigible;
f) Indicación del lugar y de la fecha en que el vale o el pagaré han sido firmados;
g) La firma del que ha creado el título (suscritor). Si el instrumento fuere generado por
medios electrónicos, y el acreedor fuera una entidad financiera comprendida en la ley
21.526 y sus modificatorias, y/o cuando sea negociado en mercados bajo competencia
de la Comisión Nacional de Valores, el requisito de la firma quedará satisfecho si se
utiliza cualquier método que asegure indubitablemente la exteriorización de la voluntad
del suscriptor y la integridad del instrumento.-
A los efectos de la negociación de pagarés en los mercados registrados ante la
Comisión Nacional de Valores, el instrumento podrá prever un sistema de amortización
para el pago del capital con vencimientos sucesivos en cuotas. La falta de pago de una
(1) o más cuotas de capital faculta al tenedor/acreedor a dar por vencidos todos los
plazos y a exigir el pago del monto total adeudado del título. Los pagarés emitidos bajo
estas condiciones no serán pasibles de la nulidad prevista en el último párrafo del
artículo 35 del presente decreto ley.
Art. 102. – El título al cual le falte alguno de los requisitos indicados en el artículo
precedente no es válido como pagaré, salvo en los casos determinados a continuación:
El vale o pagaré en el cual no se ha indicado el plazo para el pago se considera
pagable a la vista.
A falta de indicación especial, el lugar de creación del título se considera lugar de pago
y, también, domicilio del suscriptor.

-Si no se cumplen los recaudos exigidos por dichas normas, el portador del documento
cuenta con un instrumento probatorio y no con un titulo de crédito, con todo lo que
implica tal circunstancia.
Respecto de los firmantes, sujetos pasivos de la obligación cambiaria, el rigorismo se
manifiesta en diversos sentidos: al poner la firma en una letra de cambio, el sujeto o
sujetos firmantes quedan obligados con prescindencia de la real voluntad de vincularse
cambiariamente, la sola firma los obliga en los términos objetivos emergentes del
documento, con independencia de las razones subjetivas, económicas y jurídicas, que
pudo tener en cuenta el firmante al suscribirlo, sea como librador, transmitente o
avalista.
El rigor también se manifiesta en el acto del pago, si el sujeto pasivo a quien se le
requiere el cumplimiento de la prestación cambiaria omite hacer asentar la constancia
del pago en el propio documento, puede tener que volver a abonar la obligación
cartular.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, Sala D, ha sostenido que el
rigor cambiario impone la inexorable sanción de la nulidad del título que carece de los
requisitos esenciales previstos en el Artículo 101 del Decreto Ley 5965/63, y que se
trata de una causal objetiva oponible erga omnes por cualquier deudor, dado que no se
podría reconocer la características de eficacia cambiaria (fuerza ejecutiva, solidaridad
de los firmantes, sistema de acciones y excepciones) a un titulo formalmente
incompleto y por lo tanto invalido.
Dicha Sala, resolvió “el calificativo de extracambiaria de la clausula inserta en un
pagaré por la cual se impone una pena por el retardo no es argumento suficiente para
desecharla, porque no está dicho que norma positiva ni qué principio de derecho
impidiera acumular pretensiones calificables en doctrina como cambiarias o
extracambiarias”.
“El arbitrio punitorio incluido en el texto del documento en ejecución previsto como
sanción por el simple retardo, no resulta incompatible con la condena a pagar el capital
reajustado, no impidiendo la naturaleza del título prever clausulas penales”.

Pautas de Interpretación. El tráfico económico requiere de seguridad y celeridad, giran


alrededor del sistema cambiario. De estos y de los caracteres (literalidad, formalidad,
abstracción, etc.), surge como necesidad el rigor cambiario que determina ciertas reglas
interpretativas particulares.
La doctrina y jurisprudencia afirman la necesidad de una interpretación objetiva de los
documentos cambiarios, con prescindencia de lo que pudo haber sido la voluntad del
suscriptor del acto.
No es admisible intentar reconstruir la voluntad del suscriptor, mediante elementos
extraños al título.
La utilización de elementos probatorios extracartulares solo excepcionalmente puede
llegar a ser admisible entre vinculados directos o causales (ejemplo: cuando se discute
entre vinculados directos o causales si la suscripción del título es como colibrador o
avalista).
Debe prevalecer una interpretación objetiva del acto cambiario: “el significado de la letra
debe poder deducirse de modo comprensible y univoco para cualquiera del solo texto
de la letra”.
El fundamento de esta regla se encuentra en que la letra es un documento destinado a
la circulación y los eventuales adquirientes de ella, así como los potenciales obligados,
deben tener la posibilidad de reconocer sin dificultades si el titulo es o no valido y los
derechos y obligaciones emergentes.

B)- CAPACIDAD Y REPRESENTACION CAMBIARIA.


CAPACIDAD CAMBIARIA- Gozan de capacidad para obligarse cambiariamente los
siguientes sujetos:
ARTÍCULO 22.- Capacidad de derecho. Toda persona humana goza de la aptitud
para ser titular de derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta
capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados.
ARTÍCULO 23.- Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí
misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y
en una sentencia judicial.
ARTÍCULO 24.- Personas incapaces de ejercicio. Son incapaces de ejercicio:
a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance
dispuesto en la Sección 2ª de este Capítulo;
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa
decisión.
Persona menor de edad
ARTICULO 25.- Menor de edad y adolescente. Menor de edad es la persona que no
ha cumplido dieciocho años.
Este Código denomina adolescente a la persona menor de edad que cumplió trece
años.
ARTICULO 26.- Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La
persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales.
No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por
sí los actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. En situaciones de
conflicto de intereses con sus representantes legales, puede intervenir con asistencia
letrada.
La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le
concierne así como a participar en las decisiones sobre su persona.
Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir
por sí respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su
estado de salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física.
Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en
riesgo la integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la
asistencia de sus progenitores; el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta
su interés superior, sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de
la realización o no del acto médico.
A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las
decisiones atinentes al cuidado de su propio cuerpo.
ARTÍCULO 27.- Emancipación. La celebración del matrimonio antes de los dieciocho
años emancipa a la persona menor de edad.
La persona emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones
previstas en este Código.
La emancipac/ión es irrevocable. La nulidad del matrimonio no deja sin efecto la
emancipación, excepto respecto del cónyuge de mala fe para quien cesa a partir del día
en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada.
Si algo es debido a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta
la mayoría de edad, la emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su
exigibilidad.
ARTICULO 28.- Actos prohibidos a la persona emancipada. La persona emancipada
no puede, ni con autorización judicial:
a) aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito;
b) hacer donación de bienes que hubiese recibido a título gratuito;
c) afianzar obligaciones.
ARTÍCULO 29.- Actos sujetos a autorización judicial. El emancipado requiere
autorización judicial para disponer de los bienes recibidos a título gratuito. La
autorización debe ser otorgada cuando el acto sea de toda necesidad o de ventaja
evidente.
ARTICULO 30.- Persona menor de edad con título profesional habilitante. La
persona menor de edad que ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una
profesión puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa autorización. Tiene
la administración y disposición de los bienes que adquiere con el producto de su
profesión y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.

El régimen legal establece la independencia de los distintos actos cambiarios: El


Artículo 7 del Decreto Ley 5965/63 dispone:
Art. 7° – Si la letra de cambio llevase firmas de personas incapaces de obligarse
cambiariamente, firmas falsas o de personas imaginarias o firmas que por cualquier otra
razón no obligan a las personas que han firmado la letra o con el nombre de las cuales
ha sido firmada, las obligaciones de los otros suscriptores siguen siendo, sin embargo,
válidas.

REPRESENTACION CAMBIARIA-
De la propia literalidad del documento debe surgir que quien firma el titulo lo hace por
cuenta o en representación de otro. No requiere formulas sacramentales, basta
cualquier indicación que demuestre que el firmante del título actúa para obligar a otro.
Representación y Mandato- Del Artículo 9 Decreto Ley 5965/63 surge lo siguiente:
Art. 9° – El que pone su firma en una letra de cambio invocando la representación de
otro debe hallarse autorizado con mandato especial; el mandato general no hace
presumir la facultad de obligarse cambiariamente.
La facultad general de obligarse en nombre y por cuenta de un comerciante comprende
también la de obligarse cambiariamente con motivo de los actos de comercio del
mandante, salvo que en el instrumento del mandato inscrito de acuerdo con lo
dispuesto por el artículo 36, inciso 4°, del Código de Comercio se dispusiera lo
contrario.

-El poder conferido al factor lo habilita para todos los actos que exige la dirección del
establecimiento.
Cualquier limitación a las facultades del factor, debe manifestarse expresamente en el
poder, que ha de ser inscripto en el Registro Público de Comercio, para su eficacia
limitativa.

Representación Societaria- La gestión social, en su conjunto, constituye un todo


unitario: todos los actos y decisiones que la integran inciden sobre el patrimonio social y
deben realizarse con miras a la concreción del objeto y la obtención de beneficios.
Comprende la administración como la representación, las que van normalmente unidas.
La gestión societaria está a cargo de un órgano, denominado de administración,
normativa se visualiza como una estructura jurídica destinada a cumplir determinadas
funciones. Las funciones del órgano deben ser cumplidas por individuos que, como
integrantes de él, deben materializar la actuación del sujeto de derecho, se encuentran
autorizados por el ordenamiento jurídico para desarrollar la actividad necesaria para el
cumplimiento de su misión.
Cuando actúa el órgano en las condiciones establecidas por el ordenamiento jurídico,
quien actúa jurídicamente es la persona de existencia ideal.
El órgano como tal es impersonal e intemporal; sea que cambie la estructura, que
cambien los individuos que la integran, siempre la imputación se hace a la persona de
existencia ideal.
Cuando una decisión, un hecho, un acto o una omisión no sobrepasan el marco interno
de la sociedad, es propio de la administración en sentido estricto; por el contrario,
cuando se vincula a la sociedad con terceros, se alcanza la esfera representativa. Sin
embargo, la gestión es un proceso unitario, integrado por una serie de fases o etapas
de naturaleza diversa, que configuran un ciclo ininterrumpido.
Generalmente, todo administrador puede actuar en nombre de la sociedad,
vinculándola con terceros, salvo que esa facultad se halle excluida por expresa
disposición de la ley o del estatuto. Si el administrador es uno solo, necesariamente
deben confluir en él las facultades de administración y representación.
Los actos cambiarios otorgados por el representante son eficaces, sin que el tercero
deba investigar sobre las decisiones internas del órgano, que no son públicas.
Del Articulo 58 Ley 19550 surge que quien tiene la representación de la sociedad,
obliga a ésta por todos los actos, incluidos los cambiarios, que no sean notoriamente
extraños al objeto social.
Los administradores societarios tienen amplias facultades para realizar actos de
administración, en tanto y en cuanto no sean notoriamente extraños al objeto social:
pueden vender, enajenar y gravar los bienes que integran el patrimonio social.
El carácter notoriamente extraño al objeto, debido a la independencia de las
obligaciones cambiarias y a la abstracción, no es nunca oponible a terceros.
Ha manifestado Alegría, “dada la abstracción del título, la sociedad quedará obligada en
todos los casos, salvo su derecho de repetición contra los responsables (sus propios
representantes o los terceros de mala fe)”. “Si se trata de obligados directos o de
terceros de mala fe, es admisible la invocación de la desvinculación del acto con el
objeto societario”.
La excepción que trate de instrumentar esa defensa de fondo, no es oponible en el
proceso ejecutivo.
El régimen señalado se aplica aun en infracción a la organización plural, si se trata de
obligaciones contraídas mediante títulos valores, salvo cuando el tercero tiene
conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción a la representación plural.
El acto que infringe el régimen de representación conjunta se imputa a la sociedad, lo
cual en definitiva importa afirmar que, en este caso, el infractor obliga igualmente a la
sociedad.
Se tiende a satisfacer necesidades del tráfico comercial, otorgando seguridad a las
transacciones, tutelando el crédito y protegiendo, además, a los terceros de buena fe.
Si el tercero es de mala fe, o sea, conoce al tiempo de adquirir el titulo la infracción a la
organización plural, la regla es inaplicable y puede oponerse a ese tercero malicioso la
insuficiencia de la representación social.
Las inscripciones registrales no son suficientes para acreditar la existencia del
conocimiento.
Corre por cuenta de la sociedad la carga de la prueba: es quien debe demostrar que el
tercero tenía conocimiento anterior o simultaneo a la contratación, el posterior a la
adquisición del titulo no lo perjudica.
Un caso en que el pagaré ejecutado aparecía suscripto por la entonces vicepresidenta y
el tesorero de la sociedad efectuada. La Cámara dijo que el titulo no podía obligar a la
sociedad apelante dado que su estatuto establecía que podrá ejercer la representación
“el vicepresidente en forma conjunta de a dos con uno cualquiera de los cuatro primeros
directores titulares”, y el tesorero no era director, por lo que se considero infringida la
organización plural.
No ignora el Tribunal el Articulo 58 Ley 19550, pero este dispone que no se aplica
cuando “el tercero tuviere conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción
de la representación plural”.
La Sala entendió que el ejecutante, ex presidente de la sociedad ejecutada, no podía
desconocer dicha infracción, no es concebible que ignorara las normas que componían
el estatuto.
El integrante del Órgano al actuar (representante social), al firmar tiene que hacerlo
invocando la representación social, lo cual debe quedar asentado en la documentación
respectiva.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en pleno resolvió: “En un pagaré
suscripto con una firma que no está precedida o acompañada inmediatamente de sello
o leyenda alusiva a la representación de una sociedad, la mención del nombre de la
presunta representada en el espacio determinado por la impresión de una línea de
puntos precedida por la palabra -nombre-, en la parte izquierda del formulario empleado
para confeccionar el titulo, es idóneo como expresión de representación”.

SEUDORREPRESENTACION.
El Artículo 8, Párrafo Primero, del Decreto Ley 5965/63, dispone:

Art. 8° – El que pusiese su firma en una letra de cambio como representante de


una persona de la cual no tiene poder para ese acto, queda obligado él mismo
cambiariamente como si hubiese firmado a su propio nombre; y si hubiese
pagado, tiene los mismos derechos que hubiera tenido el supuesto representado.

La misma solución se aplicará cuando el representante hubiese excedido sus


poderes.

La persona cuya representación invoca indebidamente el suscriptor del título no queda


obligada cambiariamente.
La falta de representación del firmante del instrumento cambiario es una defensa que
puede oponer el seudorrepresentado demandado y que por tal circunstancia no es
obligado cartular.
La negativa del demandado sosteniendo la ausencia del mandato del suscriptor lleva a
que la prueba de la representación alegada por el firmante del título, en el momento de
suscribir la obligación cartular, corresponda al portador que la invoque.
Pero el falsus procurator que realizo el acto cambiario, queda vinculado frente al
portador como un simple obligado cambiario mas.
El Articulo 60 Ley 19550, se plantea que el representante societario que ceso en sus
funciones, pero cuyo cese no se inscribió en el registro, conforme la normativa de la ley
de sociedades sigue obligando a la sociedad frente a terceros, ¿Es también
responsable cambiario a titulo personal en los términos del Articulo 8 Decreto Ley
5965/63?
En la hipótesis planteada, el tercero tiene dos obligados cambiarios: la sociedad y el
seudorrepresentante social que había cesado en sus funciones.
Surge de la interpretación armónica de los dos ordenamientos legales mencionados
(cambiario y societario) por la responsabilidad de los actos propios, de la seguridad del
tráfico y de la protección de los terceros de buena fe.
La solución es distinta cuando quien firma es un representante societario, cuya
designación no ha sido inscripta, en cuyo caso responde la sociedad solamente: el
firmante no es responsable a título personal.

LA REPRESENTACION CAMBIARIA Y EL CHEQUE.


En el supuesto de que alguna persona autorizada libre un cheque en abuso de poder, el
titular de la cuenta debe soportar el perjuicio. En el caso de que el cheque fuera firmado
por alguien no autorizado para hacerlo, al banco no debe pagar (las relaciones entre el
portador, el firmante, el titular de la cuenta corriente y el banco, se regularán por las
normas aplicables al caso, según la naturaleza de los vínculos existentes).
La Ley 24.452, dispone:

ARTICULO 10.- Si el cheque llevara firmas de personas incapaces de obligarse


por cheque, firmas falsas o de personas imaginarias o firmas que por cualquier
otra razón no podrían obligar a las personas que lo firmaron o a cuyo nombre el
cheque fue firmado, las obligaciones de los otros firmantes no serían, por ello,
menos válidas.

El que pusiese su firma en un cheque como representante de una persona de la


cual no tiene poder para ese acto, queda obligado el mismo cambiariamente como
si hubiese firmado a su propio nombre; y si hubiese pagado, tiene los mismos
derechos que hubiera tenido el supuesto representado. La misma solución se
aplicará cuando el representado hubiere excedido sus facultades.

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