You are on page 1of 2

Y sobre la agroalimentación, ¿qué?

El avance de las economías emergentes está detrás del incremento del


consumo y, naturalmente, de los precios

JUAN VELARDE FUERTES


Día 24/01/2011
comentarios
En la vida diaria de la economía, de vez en cuando es aplicable aquello del romancero:
«Con la grande polvareda perdimos a don Beltrane». Pero ese don Beltrán perdido,
puede pasar a tener mucha importancia. Ahora mismo uno de ellos es el de los
productos alimenticios. No es posible, con una economía muy globalizada, y en la que
la acción de apertura del tráfico comercial internacional llevado a cabo por la
Organización Mundial de Comercio (OMC) no es desdeñable, dejar de tener en cuenta
dos cosas. Por una parte, aunque probablemente frenándose, la población mundial, que
alcanza ya los 7.000 millones de habitantes —eran 3.000 millones en 1960, con lo que
el freno derivado de la posible situación de este incremento en una curva exponencial
logística, no está clara , se suma a un incremento del PIB en todos los países, lo que
garantiza aumentos del consumo, y desde luego, y en primer lugar, de productos
alimenticios. Si esto sucede a largo plazo, a corto nos encontramos, con que en la
información contenida en el ejemplar de «The Economist» de 15 de enero de 2011, su
conocido «commodity price index», muestra que, respecto a las cotizaciones de un año
antes en los mercados mundiales, y en dólares, los precios de las materias primas
básicas relacionadas con la alimentación han aumentado un 31,0%.
Añadamos que, como recoge J. Calvo en «Los precios de los alimentos alcanzan niveles
de record y seguirán subiendo», en El Economista el 6 de enero de 2011, el indicador de
precios de los alimentos de la FAO «que analiza la evolución de 55 materias primas de
carácter alimentario, alcanzó el pasado mes de diciembre los 214,7 puntos,… incluso
superior a los 213,5 puntos logrados en junio de 2008», siendo sus principales
inversiones «el azúcar y la carne». Y en la publicación de «The Economist», «The
World in 2011», se pronostica que «arrastrados por el precio del trigo, el índice de los
precios de los artículos alimenticios, de los productos de alimentación animal y de las
bebidas tuvo a lo largo de 2011, según la Economist Intelligence Unit un aumento de
cerca del 5%, un incremento superior al que se hubiera esperado normalmente en un
contexto de atonía de la economía». Y el grupo norteamericano relacionado con la
alimentación Sara Lee, prevé incrementos en los derivados de la carne, del pan y del
café, aunque en este producto se espera una sensacional cosecha brasileña y un
restablecimiento de la de Colombia. El avance de las economías emergentes está detrás
del incremento del consumo y naturalmente, del precio de la carne. Retornando a «The
World in 2011», «la llamarada vertiginosa de los precios del trigo, del café y de otras
materias primas ha reactivado los temores de una espiral en los precios previos de la
alimentación semejante a la de 2007-2008. Choques a corto plazo por el lado de la
oferta hacen, a corto plazo, trepar aun más brutalmente las cotizaciones».
Todo eso tiene otra consecuencia en Europa. Nada menos que una subida en el IPC, que
en el caso de España, el armonizado se situó en el 2,9% en diciembre de 2010, y ello, en
un momento en que pasa a ser vital mantener la competitividad respecto a los bienes y
servicios rivales de otros países, tiene un preocupante impacto en España, como
consecuencia de las cláusulas de automática revisión salarial que se estima afectan a
algo más de 3 millones de trabajadores. Como los asalariados en España, en el tercer
trimestre de 2010 eran 15,5 millones de personas, pasa a existir un impacto significativo
de costes salariales al menos sobre el 20% de la población obrera.
Como consecuencia de todo esto, Gregory Meyer en «Financial Times» de 14 de enero
de 2011, bajo el título de «US "position limits plan aims to curb speculation in
commodities», da cuenta de cómo se desarrolla en Estados Unidos la polémica sobre la
política económica a seguir por lo señalado. Pero ¿en España qué se dice ante esta
evidente amenaza de estanflación? Porque todo esto, para nuestros agricultores se
mezcla con caídas en la rentabilidad en los productos mediterráneos. ¿Se necesita
recordar lo que José Antonio Navarro Maldonado escribía en su artículo «Bajada de
rentabilidad en el sector hortícola», en «Agro Negocios», 2-8 octubre 2009: los chinos
arruinaron los sectores españoles textil, de calzado y del juguete y «ahora les está
tocando (ese peligro) a las frutas y hortalizas… (Pero) no son los chinos quienes nos
están desplazando en el mercado, pero sí es Marruecos». Y ¿qué nos va a suceder con la
nueva PAC? Porque como escribía, también en «Agro Negocios», 17-23 diciembre
2010, nº especial 500, Jaime Lamo de Espinosa, ante esto último «la mayor incógnita es
que no sabemos qué posición va a mantener nuestro Gobierno… ni si la tiene».
¡Ay de nosotros si todo lo que centra la política económica es colocar, eso si, con muy
altos tipos de interés, deuda pública!

You might also like