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I.

- LA NORMA

Generalidades.— Hemos visto ya que la vida del hombre en sociedad, o


más concretamente, la conducta humana, está regida por el derecho, por
la moral, por los convencionalismos sociales, etc. Pero además, hay otras
"normas" que también regulan la actividad humana y ya veremos en qué
sentido y con qué amplitud: son las llamadas reglas técnicas, como serían
por ejemplo, las que guían la construcción de una casa, la fabricación de
un género, etc.

Se comprende de este modo, que la conducta humana está regida por


normas de diverso carácter, que intentaremos clasificar a efectos de que
el lector tenga un panorama general de ellas y pueda ubicar el fenómeno
jurídico dentro de un campo de mayor amplitud. Ésta es precisamente la
finalidad del tema de estudio: demostrar que no son sólo jurídicas las
normas que rigen la convivencia humana, sino que las hay también de
otra índole y explicar sus caracteres respectivos, relaciones, diferencias,
etc.

Pero antes, trataremos de establecer qué se entiende por normas.

Concepto de norma.— Hemos de distinguir en el universo, el mundo de


la naturaleza y el de la cultura. Pues bien, en el primero de ellos, impera
el principio de causalidad, reflejado en las leyes naturales. Por su parte, el
mundo de la cultura (también llamado del espíritu, de la libertad, de la
voluntad, de la teleología, de la sociedad, del deber ser, etc.), es
explicado asimismo por varias ciencias que se refieren a las relaciones
causales existentes entre fenómenos sociales, como la sociología que,
además, formula ciertas leyes —llamadas leyes sociológicas— que
expresan dichas relaciones . Pero en el mundo de la cultura encontramos
algo más: las normas, que no explican ya la conducta en relación con los
factores que la condicionan —como sucede con las leyes sociológicas—
sino que tienden a encauzarla en una cierta dirección. Por lo tanto, son
de estructura distinta a la de aquéllas y, en cuanto a la denominación,
bueno es advertir para evitar confusiones, que se las llama también
reglas, cánones y, hasta leyes, dándole a este vocablo un sentido
amplísimo.

Las normas tienen su razón de ser en la particular estructura teleológica


de la conducta consciente del ser humano; en efecto, es esencial en la
actividad humana el proponerse fines y echar mano de medios para
alcanzarlos; estos fines, una vez logrados, serán a su vez medios para
otros fines y así sucesivamente durante toda la existencia humana. Como
es lógico, el hombre tiende generalmente a dirigir su actividad en el
sentido que le resulta más favorable, a veces a costa de los demás y, el
fundamento de tales normas, radica precisamente en la necesidad de
orientar y armonizar esas conductas.

A modo de punto de partida, puede afirmarse que las normas son


principios directivos de la conducta o actividad humana. Queda pues
bien claro que el objeto o materia de las normas —como ya ha sido
explicado— es la conducta del hombre. En otros términos, cabe decir que
son reglas de conducta que tienden a un fin determinado.

En concordancia con lo anterior, conviene destacar que las normas son


reglas que expresan un deber ser—en el caso del derecho, un deber
ser coercible— es decir que no enuncian una conducta que ha sido, es o
será necesariamente de un cierto modo, sino una conducta que debe ser,
aunque no se cumpla en la realidad de los hechos. Por ejemplo: "dado un
homicidio, deben ser tantos años de prisión para el autor", pero bien
puede ocurrir en la práctica que el homicida se fugue: no obstante ello, la
norma no perderá su validez y seguirá señalando lo que debe ser: la
reclusión del delincuente.

En fin, así como las leyes naturales sólo admiten excepciones en muy
pocos casos , las normas parten del supuesto de que pueden ser
violadas por la conducta de los hombres y de ahí las sanciones. El
derecho —especie del género norma— es también una norma violable,
pero el hecho de su incumplimiento, no afecta para nada su validez —
como ocurriría con las naturales— y la norma sigue siendo válida, aunque
se presente, claro está, el problema de su violación, con todas las
consecuencias respectivas (sanciones, etc.).

Dentro de las normas éticas (empleada la expresión en sentido amplio,


pues estrictamente es sinónima de moral), hay criterios distintos, con
respecto a cuántas especies de normas éticas podemos distinguir, sin
embargo para García Maynez :

c) hay cuatro especies de normas éticas: jurídicas, morales, del trato


social y religiosas.

Norma Jurídica

La norma jurídica es una regla u ordenación del comportamiento


humano dictado por la autoridad competente del caso, con un criterio de
valor y cuyo incumplimiento trae aparejado una sanción. Generalmente,
impone deberes y confiere derechos. Regla o precepto de carácter
obligatorio, emanado de una autoridad normativa, la cual tiene su
fundamento de validez en una norma jurídica que autoriza la producción
normativa de ésta, y que tiene por objeto regular las relaciones sociales, o
la conducta del hombre que vive en sociedad, son diferentes a las normas
sociales, ya que tienen la característica de la coercibilidad, la posibilidad
legitima de recurrir al uso de la fuerza socialmente organizada en caso de
su incumplimiento, busca cumplir con las finalidades concretas del
ordenamiento jurídico, la paz, el orden y la seguridad. Se diferencia de
otras normas de conducta en su carácter heterónomo (impuesto por
otro), bilateral (frente al sujeto obligado a cumplir la norma, existe otro
facultado para exigir su cumplimiento), coercible (exigible por medio
de sanciones tangibles) y externo (importa el cumplimiento de la norma,
no el estar convencido de la misma).

Para algunos, las normas jurídicas se diferencian de las reglas del


derecho, porque las primeras tienen intención prescriptiva, mientras que
las reglas tienen carácter descriptivo. Inclusive de esta manera podrían
estar presentes en un mismo texto.

Además, el término está muy relacionado con el de derecho. A este último


concepto pueden atribuírsele diferentes sentidos, siendo uno de los más
recurrentes el de ordenamiento o sistema de normas jurídicas.

La relación entre ordenamiento jurídico y norma es el de todo con la parte.


Es de carácter cuantitativo. El ordenamiento jurídico estaría constituido
por el conjunto de las normas jurídicas. Es común que se confunda el
concepto de norma jurídica con el de ley o legislación. Sin embargo, la ley
es un tipo de norma jurídica, pero no todas las normas son leyes, pues
son normas jurídicas también los reglamentos, órdenes
ministeriales, decretos y, en general, cualquier acto administrativo que
genere obligaciones o derechos. Cabe agregar que constituyen norma
jurídicas aquéllas emanadas de los actos y contratos celebrados entre
particulares o entre éstos y órganos estatales cuando actúan como
particulares, sujetándose a las prescripciones de derecho privado.

Funciones de la Norma Jurídica


Función motivadora: La norma trata de motivar para que se abstengan de
violar las condiciones de convivencia y en especial, de dañar ciertos
bienes jurídicos. Despliega sus efectos ex ante. Por ello, la sanción
atiende a la prevención especial.

Función protectora: La norma trata de proteger las condiciones de


convivencia y en especial ciertos bienes jurídicos. Despliega sus
efectosex post. Por ello, la sanción atiende a la prevención general.

Función preventiva: La norma se usa como preservativo si el uso legal de


éste no es competente a la sociedad por si misma.

Clasificaciones

Clasificación en función de la voluntad del individuo

 Normas imperativas: Obligan independientemente de la voluntad


del individuo.
 Normas dispositivas: Obligan cuando no existe una voluntad
expresa en contrario del individuo. Algunos autores incluyen dentro de
esta categoría a las normas supletivas. También puede considerarse
como dispositiva la norma interpretativa, es decir, aquella que va
encaminada a determinar e interpretar la voluntad de las partes.

Clasificación hartiana
Hart señalaba que lo que diferencia al derecho de otros sistemas
normativos es que está formado por otros sistemas de normas: normas
primarias y normas secundarias.

 Normas primarias: son las normas de conducta, las normas


de comportamiento y que califican como prohibido, permitido y
obligatorio.
 Normas secundarias: son las normas que no tienen por
objeto crear obligaciones sino atribuir poderes o facultades.

Las normas secundarias se introducen para remediar los defectos


que padece o que tiene un sistema de derecho en el cual haya
normas primarias solamente. Estos defectos serían: primero, la
falta de certeza, que se remedia por las normas de reconocimiento;
segundo, la inmovilidad, que se subsana mediante la norma de
cambio; tercero, la ineficacia, que se pretende superar mediante
las normas de adjudicación.
Mientras que las normas primarias imponen deberes y crean
obligaciones, las secundarias pueden ser públicas o privadas.

 Normas de cambio: son aquellas normas que nos indican


cómo pueden derogarse total o parcialmente las normas del
ordenamiento jurídico. Nos dicen también cómo es posible
modificarlas y cómo introducir nuevas normas. Son las
llamadas normas sobre la producción de normas. estas normas
determinan quién puede hacer estos cambios.

Otras Clasificaciones

1. Según si pueden o no ser sustituidas o modificadas por los


sujetos de la relación

1.1 Normas de orden público, de derecho cogente o necesarias:


Los sujetos, en sus relaciones, deben ceñirse a ellas, ineludiblemente, no
pudiendo modificarlas por otras de su creación. Esto se debe al hecho de
que manifiestan un preponderante interés colectivo.
1.2 Normas de orden privado: Son aquellas que las partes, en sus
relaciones, pueden modificar o sustituir enteramente por otras elaboradas
por ellas mismas, pues envuelven interés exclusivamente para los sujetos
de la relación. Rigen en silencio de las partes, son supletorias de su
voluntad.

2. Según el interés preponderante que tutelan, los sujetos de las


relaciones y la calidad en que ellos actúan

2.1 Normas de derecho público

2.2 Normas de derecho privado

3. Según sean dictadas para una totalidad o determinada clase de


personas, cosas o relaciones jurídicas
3.1 Normas de derecho común: Son las dictadas para la totalidad
de las personas, cosas o relaciones jurídicas, por ejemplo, el derecho
civil.

3.2 Normas de derecho especial: Son dictadas para una


determinada clase de personas, cosas o relaciones jurídicas, en razón de
ofrecer peculiaridades que exigen apartarla de la disciplina general de las
normas comunes, como el derecho comercial.

Tenemos, entonces, que las normas de derecho común se aplican


supletoriamente respecto de las de derecho especial, pero a la inversa,
los vacíos legales comunes no pueden ser llenados con las normas de
derecho especial. Es así como las normas generales del derecho civil
suplen los preceptos de las demás ramas del derecho privado cuando
ellas no existen, es decir, cuando existen vacíos legales.

4. Según el mandato que contengan las normas

4.1 Normas imperativas: Las que ordenan o mandan expresamente


alguna cosa o imponen la observancia de ciertos requisitos para realizar
el acto o definen ciertas materias.

4.2 Normas prohibitivas: Las que impiden o niegan la posibilidad de


hacer algo.

4.3 Normas permisivas: Las que toleran alguna cosa o reconocen o


declaran un derecho.

5. Según su función

5.1 Normas supletivas o integradoras: Suplen los vacíos del


contenido de las declaraciones de la voluntad de las partes o autores de
un acto jurídico.

5.2 Normas interpretativas o explicativas: Sirven de reglas para la


interpretación de las normas jurídicas o de los actos jurídicos.

6. Según el tiempo de duración de las normas

6.1 Normas permanentes: Las que no tienen predeterminada su


vigencia, porque se establecen para llenar necesidades permanentes y,
por ende, rigen hasta que otra norma posterior no las prive de vigencia
mediante la derogación.
6.2 Normas transitorias: Son las que tienen duración puramente
temporal, ya sea para satisfacer una necesidad circunstancial o para
facilitar el paso de la antigua legislación a la nueva.

7. Según la aplicación de principios

7.1 Normas regulares o normales: Son las que aplican de un modo


u otro los principios generales de una rama del derecho o de una
institución jurídica.

7.2 Normas excepcionales o singulares: Se aplican a casos que


obedecen a principios antitéticos de los generales del ordenamiento
jurídico. Son las que se inspiran en principios contrapuestos a aquellos,
respecto de los cuales constituyen excepciones. Encuentran su
explicación o razón de ser en la necesidad de proteger los intereses de
una de las partes, de los terceros o de posibilitar la constitución de una
relación jurídica o el ejercicio de un derecho que, ajustándose a las
normas regulares o no, sería dable alcanzar o sería muy difícil.

8. Según disciplinen de forma directa o indirecta

8.1 Normas reguladoras o referidas: Son las que regulan en forma


directa una relación jurídica.

8.2 Normas de aplicación, reenvío o referenciales: Son las que,


para los casos que ellas contemplan, no establecen regulación, sino que
disponen que ésta ha de ser la que para casos distintos contemplan otras
normas. Por ejemplo, el artículo 1900 relativo a la permuta hace remisión
a las normas reguladores de la compraventa.

9. Según su alcance

9.1 Normas de derecho general o común: Son las que rigen en


todo el territorio.

9.2 Normas de derecho particular o local: Son las que imperan sólo
en una parte determinada del territorio nacional.

10. Según la sanción

10.1 Normas perfectas: Son las dotadas de una sanción idónea.

10.2 Normas imperfectas: Son las desprovistas de toda sanción.


10.3 Normas menos que perfectas: Si bien se hallan dotadas de
una sanción, esta no es adecuada.

11. Según su ámbito de aplicación

11.1 Normas rígidas o de derecho estricto: Son las que sólo


pueden aplicarse a los supuestos que contemplan y no a otros por
análogos o parecidos que fueran.

11.2 Normas elásticas o de derecho flexible: Son aquellas cuya


aplicación puede extenderse a otros casos o supuestos por ellas
contemplados, parecidos o análogos porque responden al espíritu de la
norma y nada se opone a su aplicación extensiva o analógica, a ambas o,
al menos, a la primera.

12. Según sus características

12.1 Normas sustantivas o materiales: Son las que tienen una


finalidad propia y subsistente por sí, fijando la regla de conducta y las
facultades y deberes de cada cual (por ejemplo, las normas de derecho
civil).

12.2 Normas adjetivas o formales: Son las que poseen una


existencia dependiente y subordinada, pues solo tienden a facilitar los
medios para que se cumpla la regla establecida, garantizando el respeto a
las facultades y deberes atribuidos por las normas sustantivas (por
ejemplo, las normas de derecho procesal).

II.- CARACTERISTICAS DE LA NORMA

Existen una serie de características que hacen diferentes a las normas


jurídicas de cualquier otro tipo de normas, nos permiten distinguir unas de
otras a continuación las analizaremos tomando como punto de referencia
principalmente las normas morales.

A) Heteronomía.- significa que las normas jurídicas son creadas por otra
persona distinta al destinatario de la norma, y, que ésta, además, es
impuesta en contra de su voluntad; esta característica se opone a la
Autonomía que significa que la norma es creada de acuerdo a la propia
conciencia de la persona, es auto legislación (darse sus propias leyes).
B) Bilateralidad.- Consiste en que la norma jurídica al mismo tiempo que
impone derechos, también concede derechos a uno o varios sujetos. León
petrazizky, dice que las normas jurídicas son imperativo - atributivas,
siendo esta, otra manera de designar el carácter bilateral del derecho,
pues lo imperativo signifícale ordenamiento jurídico, que impone
obligaciones, y lo atributivo que estatuye derechos y obligaciones, esta
característica se opone a la Unilateralidad que consiste en que frente al
sujeto a quien obligan las normas, no existe otro autorizado para exigir su
cumplimiento.

Facultad: posibilidad normativa que corresponde a un sujeto llamado


pretensor
Para exigir una cierta forma de conducta, a un sujeto obligado y de
acuerdo con los términos de una cierta norma.

C) Exterioridad.- La norma jurídica únicamente toma en cuenta la


adecuación externa de la conducta con el deber estatuido en la norma, sin
importarle la intención o convicción del sujeto obligado; se opone a la
Interioridad en la cual el cumplimiento del deber no se realiza solo d
acuerdo con la norma, sino conforme a los principios y convicciones del
obligado.

D) Coercibilidad.- Esta característica consiste en que el estado tiene la


posibilidad de aplicar por medio de la fuerza pública una sanción si la
persona se niega a acatarla; a esta se le opone la Incoercibilidad que
consiste en que la norma se ha de cumplir de manera espontánea, no
puede obligarse a las personas a que la cumplan por medio de la fuerza
judicial. La sanción es un daño o mal que sobreviene por el
incumplimiento de una norma y desde ese punto de vista todas las
normas tienen sanción, sin embargo, solo las jurídicas coercibilidad.

F) Generalidad. Decir que la norma jurídica es general significa expresar


que la conducta que ella ordena se impone a un número indeterminado de
personas, es decir, que cuando dicta un comportamiento lo hace de
manera abstracta.
CONCEPTOS JURÍDICOS FUNDAMENTALES CONTENIDOS EN LA
NORMA JURIDICA
Tal como se ha explicado, la norma jurídica es, desde el punto de vista
lógico, un juicio. Ahora bien, como es sabido, todo juicio está integrado
por conceptos y, el precepto jurídico, es también una estructura
constituida por un conjunto de conceptos vinculados entre sí.

Una ligera observación nos permite apreciar la existencia de conceptos


que encontramos en toda norma jurídica —por ejemplo, el de sujeto. En
efecto, cualquier norma jurídica que sea realmente tal, hace referencia a
dos sujetos como mínimo.

Conceptos jurídicos fundamentales (o puros, o categorías jurídicas): son


los que se encuentran en toda norma jurídica. Por ejemplo: el de sujeto,
supuesto jurídico, deber jurídico, sanción, etc. Por lo tanto, no ha habido,
ni hay, ni podrá haber una norma jurídica que no haga referencia a
sujetos, supuestos jurídicos, deberes, etc. (aunque quien las dicte no
tenga ni la más remota idea de ellos), porque constituyen la estructura
esencial del derecho.

ETAPAS DE LA FORMACION DE LA LEY: -PROCESO LEGISLATIVO-


Arts. 202 al 218 de la CRBV.

Iniciativa, discusión, aprobación, sanción, publicidad y vigencia.


INICIATIVA: Consiste en el acto por el cual determinados órganos del
Estado someten a consideración de la Asamblea Nacional un proyecto de
ley.
DISCUSION: Deliberación por el pleno de la Asamblea.
APROBACION: Lo hace la Junta Directiva de la Asamblea.
SANCION: Aceptación por el Ejecutivo. Se da luego de la aprobación , y
este puede devolverlo al Congreso con observaciones.
PUBLICACION: Dar a conocer la ley a quienes deban cumplirla.
VIGENCIA: Después de su publicación en gaceta oficial a menos que la
ley restrinja el plazo.

III.- DIFERENCIA ENTRE NORMA Y REGLAMENTO.

La ley en sentido estricto es la norma jurídica obligatoria, emanada de la


potestad legislativa del Estado, sancionada por los procedimientos
establecidos constitucionalmente.
Como toda norma, la ley prescribe conductas, pero estas conductas son
de cumplimiento obligatorio, ya que de lo contrario el individuo que no las
cumple será sancionado. Si las leyes otorgan derechos, puede exigírselos
por vía judicial, y si son leyes de procedimiento para accionar ante la
justicia, deben seguirse los pasos establecidos, para que no se declare la
nulidad procesal.

La diferencia entre norma y ley es que la norma es lo genérico, y la ley es


una especie de norma, de tipo jurídico, heterónoma, pues no es
establecida por la propia persona sino por el Estado al que pertenece, y
dentro de ese Estado, por el Poder Legislativo. Hay otras normas
jurídicas aparte de las leyes, sancionadas por otros órganos del Estado
como los reglamentos o los decretos. O sea que yendo de lo general a lo
particular sería: Norma-Norma jurídica-Ley. Toda ley es norma, y norma
jurídica; toda norma jurídica es norma, pero puede no ser una ley; y las
normas, pueden no ser ni jurídicas ni leyes, como las normas religiosas o
morales.

Las leyes tienen como característica ser generales, o sea para todos los
que presentan la calificación prevista en ella. Por extensión los contratos
que las partes celebran entre sí, son calificados como ley entre las partes,
pero este carácter de ley es tal, por atribución del Código Civil, verdadera
ley, que es una recopilación de leyes civiles, que así lo declara.
Las otras normas, por ejemplo, las morales, establecidas por la
conciencia individual o colectiva, muchas veces coinciden con las leyes.
Por ejemplo, no matar es una conducta impuesta por ambas normas, pero
si una persona comete un homicidio, el Juez lo juzgará no de acuerdo a
su norma de moral, sino que verá la pena que le impone a esa conducta,
que debe coincidir con la figura delictiva, el correspondiente Código
Penal, que es una recopilación de leyes penales

Reglamento: Cualquier norma que proviene de la Administración. Es


cualquier disposición administrativa con rango inferior a la Ley. El
Reglamento y la Ley tienen en común que son normas escritas.

Conjunto sistemático de normas jurídicas destinadas a la ejecución de


leyes.
Constituye un acto administrativo del presidente y de los órganos
descentralizados a los que la ley les da la facultad de reglamentarse.

Diferencias entre el Reglamento y la Ley (entendida como Norma


Jurídica):

1. El Reglamento tiene un rango inferior a la Ley ya que la Administración


carece de representatividad general (o democrática). Se trata, por tanto,
de normas de contenido básicamente técnico y no político. Generalmente
viene a completar o desarrollar lo establecido en las leyes.
2. El Reglamento siempre debe tener una justificación. Es una norma
secundaria que debe encontrar esa justificación en la Ley.
3. El Reglamento es plenamente enjuiciable por la jurisdicción ordinaria
(se puede recurrir por la jurisdicción ordinaria) mientras que la Ley es
inmune a la jurisdicción ordinaria y sólo puede ser recurrida ante el
Tribunal Constitucional por aquéllos sujetos que estén legitimados para
ello.
4. La ley emana del órgano legislativo mientras que el reglamento es un
acto administrativo.
5. La ley da la competencia y el reglamento el procedimiento.
6. Son diferentes por los órganos que los emiten.

Los Reglamentos pueden ser Jurídicos y Administrativos:

REGLAMENTOS JURIDICOS: Aquellos que el Presidente dicta para el


cumplimiento de la competencia que la constitución le otorga.

REGLAMENTOS ADMINISTRATIVOS: Los emitidos por los órganos


administrativos utilizados para organizar la administración.

LA LEY LE DA LA COMPETENCIA A LOS ORGANOS


ADMINISTRATIVOS Y LOS REGLAMENTOS LES DAN EL
PROCEDIMIENTO..

IV.- LA INTERPRETACION DE LA NORMA

El concepto de interpretación en general, está referido a desentrañar el


sentido de una expresión; toda vez que la expresión es un conjunto de
signos, tiene significación. Se interpretan las expresiones, para descubrir
lo que significan.

En toda interpretación, de acuerdo con Edmundo Husserl; es posible


distinguir los siguientes elementos:

• La expresión en su aspecto físico (los signos, la articulación de


sonidos en el lenguaje hablado, etc.)

• La Significación: lo que la expresión significa es el sentido de la


misma. Entre la expresión y el objeto (al que la expresión se
refiere) hay un elemento intermedio: la significación.

• El Objeto: Varias expresiones pueden tener la misma significación,


pero objetos distintos; o es posible que tengan significación
diferente, pero el mismo objeto (triángulo equilátero = el triángulo
equiángulo). Naturalmente también existe la posibilidad de que
difieran en ambos sentidos o en ambos coincidan

Se dice que las expresiones son equivalentes cuando, siendo diversas las
significaciones, se refieren al mismo objeto.

Las expresiones sinónimas son aquellas que siendo diferentes, tienen el


mismo sentido. También es posible encontrar expresiones iguales con
significaciones diferentes (equívocos).

La interpretación de la Ley.

Interpretar la Ley es descubrir el sentido que encierra. La Ley aparece


ante nosotros como una forma de expresión; lo que se interpreta no es la
materialidad de los signos, sino el sentido de los mismos, su significación.

Toda norma jurídica —y no sólo la ley—- es susceptible de interpretación.


Con esta advertencia, cabe decir que interpretar una norma jurídica
consiste en establecer su verdadero sentido y alcance:

a) Establecer su sentido: esto se explica porque una norma jurídica —


como todo objeto cultural— significa algo, o si se quiere, tiene una
"finalidad", es decir, un sentido. Por ejemplo, una ley que establece
vacaciones anuales pagadas por el empleador, tiene la "finalidad" de
asegurar un descanso necesario para la salud física y mental de los
trabajadores. Y éste es su sentido.

b) Alcance: quiere decir la extensión de esa finalidad o sentido, porque


con dos leyes o dos proyectos, puede perseguirse una misma o análoga
finalidad, aunque con distinto alcance. Por ejemplo, una ley provincial que
establezca vacaciones anuales para los empleados públicos provinciales
y otra nacional que las establezca también para todos los empleados y
obreros: como es evidente, la finalidad perseguida es la misma, pero no
hay duda que en distinta medida.

Necesidad de la interpretación.

A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, con el auge del racionalismo,
se creyó que la interpretación no era necesaria, puesto que Jos códigos y
leyes podían prever todos los conflictos posibles entre los hombres. Hasta
hubo algunos códigos —como el de Baviera de 1812— que prohibían
expresamente a los jueces interpretar las leyes y, con anterioridad, el
Fuero Juzgo (siglo XIII), establecía la pena de azotes para el que lo
hiciera. Pero esta ilusión racionalista se desvaneció bien pronto, por obra
de la misma realidad.

Hoy día, ya no se discute la necesidad de la interpretación de las normas


jurídicas y, para comprobarlo, basta con pensar que las expresiones de
una ley pueden ser equívocas —cosa muy corriente— o sumamente
confusas; o bien puede haber una contradicción entre el espíritu de la ley
y el texto escrito; o ser contradictorias diversas disposiciones de un
mismo cuerpo legal u orden jurídico; etc. Por otra parte, aun los textos
claros han de ser interpretados —aunque la labor sea más sencilla— para
ver si son o no válidos (p. ej., la constitucionalidad de un edicto policial,
que puede ser muy claro), porque como dice muy bien Cossio ^ "un caso
judicial siempre se resuelve por la totalidad del ordenamiento jurídico y no
por una sola de sus partes, tal como todo el peso de una esfera gravita
sobre la superficie en que yace, aunque sea uno solo el punto por el que
toma contacto".

Ahora bien, la interpretación da origen a una serie de problemas (estudio


de la actividad del intérprete en cuanto tal; métodos de interpretación,
etc.), todo lo cual permite la confección de una teoría filosófica de la
interpretación de las normas jurídicas, también llamada Hermenéutica
Jurídica.

Por último, el intérprete libre —por ejemplo, un tratadista— puede


representarse mentalmente una serie de conductas posibles que
encuadren o no en la norma, a efectos de precisar bien su sentido y
alcance. Pero frente a un caso concreto de la vida jurídica, el intérprete
—por ejemplo el juez— no sólo interpreta la norma, sino también la
conducta real que piensa encuadrar en aquélla, precisamente para
establecer si esa conducta dada en la realidad social, puede por su
sentido, ser o no encuadrada en el esquema de conducta mentado por la
norma. Aquí conviene recordar que la ley, es un objeto "invariable" que
menciona un objeto variable como es la conducta.

Veamos un ejemplo sencillo para comprender lo dicho: frente a un caso


de aparente homicidio emocional '*, es requisito indispensable para la
aplicación de esa figura, que el hecho delictuoso se haya cometido bajo
un estado psíquico de emoción violenta. Pues bien, el intérprete, frente a
la ley, puede muy bien preguntarse qué se entiende por "emoción
violenta", puesto que hay muchos estados psíquicos semejantes (aquí
está interpretando la norma) y, a su vez, frente al homicidio real, se
preguntará si hubo o no emoción violenta, para lo cual, tendrá en cuenta
la conducta del sujeto antes del hecho, después del mismo, el
temperamento, etc. (aquí está interpretando la conducta, a efectos de
establecer si corresponde o no aplicarle aquella norma).

Clases o Tipos de Interpretación

I) Según el intérprete, puede distinguirse:

1) Interpretación judicial (o jurisprudencial o usual): es la que


realizan los jueces para sentenciar. Ya he aclarado que antes de su
aplicación, las normas deben ser interpretadas.

Esta interpretación tiene la particularidad de ser obligatoria, por lo menos


con relación a las partes en litigio, cuando es la establecida en una
sentencia aislada, pero, cuando se ha "sentado jurisprudencia" , como en
el caso de existir un tribunal de casación, esa interpretación es obligatoria
no sólo para el caso en que ha sido dictada, sino también para todos los
casos análogos siguientes que se presenten a las autoridades judiciales:
equivale entonces a una fuente formal o modalidad general del derecho
positivo. Todo lo explicado nos permite comprender la gran importancia
que tiene la interpretación judicial.

A esta interpretación se la llama también usual, porque la interpretación


de las leyes y demás normas jurídicas, así como su aplicación a los
conflictos entre personas, corresponde por antonomasia a los jueces y,
por lo tanto, al Poder Judicial, claro que dentro de un régimen institucional
de separación de poderes.

Sin embargo, esta afirmación no debe tomarse como absoluta, puesto


que todo órgano que tenga funciones jurisdiccionales, sea del Poder
Judicial, como del Ejecutivo o Legislativo, interpreta también las normas
jurídicas para aplicarlas. Más aún, en sentido amplio, la interpreta todo
aquel que ajusta conscientemente su conducta a una norma jurídica, y
hasta el más modesto empleado público —p. ej.— que debe cumplir una
diligencia impuesta por una resolución administrativa, interpreta la
resolución, pues la cumple en buena medida como a él le parece, por ser
imposible que esa resolución prevea todos los detalles de su
cumplimiento.

2) Interpretación legislativa (o auténtica): es la que emana del


propio legislador, mediante otra ley llamada interpretativa. Como es obvio,
esta interpretación es obligatoria para todos, puesto que se realiza
mediante una ley que se incorpora a la anterior para formar parte de ella.

Se la ha llamado auténtica, porque a primera vista parecería que nadie


está más indicado para interpretar una ley, que quien la ha dictado. Pero
esto, que no es del todo exacto puesto que los integrantes de los cuerpos
legislativos varían, etc., amén de que no siempre el autor de una obra es
su mejor intérprete, encierra un peligro mucho más grave que la posible
exactitud y justicia de esa interpretación: es el peligro del
desconocimiento de los derechos fundamentales del hombre.

Es por las razones expuestas que, en general, aun entre nosotros, no se


dictan prácticamente leyes interpretativas, dejándose al Poder Judicial la
tarea de interpretar el derecho.

3) Interpretación doctrinaria (o libre): es la que realizan los


jurisconsultos y comentaristas del derecho en general.

Como es obvio, esta interpretación carece de obligatoriedad, pero suele


influir en buena medida en las decisiones judiciales. En efecto, cuando
una determinada interpretación es apoyada por autores de prestigio, en
general, es raro que los tribunales se aparten de ella.

Se la llama libre, porque al no estar influido su autor por ningún litigio


determinado, como sucede con el juez o los defensores de las partes, su
interpretación ha de resultar, en principio, más objetiva.

Hay algunos autores que la denominan interpretación "científica", lo que


es a mi criterio un error, puesto que tan científica puede ser la
interpretación de un doctrinario, como la del juez, o del abogado, etc.

II) De acuerdo con la extensión y alcance de la interpretación, se suele


distinguir:

1) Interpretación declarativa o estricta: es la que se limita prácticamente a


reproducir el texto legal.

Como es obvio, procede en los casos de textos simples, claros y precisos.


Por ejemplo, el caso del juez que aplica una multa por estacionamiento
prohibido.

2) Interpretación extensiva: cuando el intérprete extiende el alcance de la


norma, mediante el desarrollo de las posibilidades de la misma. Así
pueden encuadrarse en una norma, casos que a primera vista no lo
estarían.

3) Interpretación restrictiva: es la que restringe el alcance de la norma y,


tiene lugar, en general, cuando de la aplicación del texto expreso de la
ley, resultaría una injusticia.

III) Según el método que la guía, se habla de interpretación gramatical,


histórica, sistemática, etc. (ver métodos de interpretación).

MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN

Son muchos los métodos existentes para la interpretación de las normas


jurídicas y, ciertamente, hay entre ellos profundas diferencias.

Para comprender mejor la razón de tales diferencias corresponde aclarar


que existe una relación entre el método de interpretación que se
propugna y el concepto que se tiene de la interpretación. En efecto, al
formularse un método de interpretación de la ley, se propone
forzosamente un concepto concreto de lo que se entiende por sentido de
la ley, porque todo concepto o conocimiento se formula desde un punto
de vista. Pues bien, hay al respecto dos posiciones fundamentales:

a) para unos, el sentido de la ley es la voluntad o intención del legislador


que la sancionó; en cambio, para otros,

b) es la voluntad de la norma misma.

Se comprenderá ahora que si se participa de la primera opinión, se dará


preferencia a los trabajos preparatorios, informes de la comisión
parlamentaria, etc., a efectos de poder precisar bien la voluntad del
legislador; en cambio, si se sostiene la segunda posición, no se dará a
ello mayor importancia, sino que se buscará, por ejemplo, la coordinación
y subordinación lógica de esa norma, con relación al resto del orden
jurídico positivo, las nuevas condiciones sociales a las que debe ser
aplicada, etc.

Con estos elementos, puede decirse ya que ninguna de estas dos


opiniones o corrientes es totalmente exacta y, como prueba indudable,
basta recordar que cuando recién se dicta una ley, suele fundamentarse
su interpretación en los informes parlamentarios, opinión de sus autores,
etc. (aquí sería cierta la posición "a "), pero, en general, cuando pasa
algún tiempo y se ha modificado la realidad social, resulta que ya no se
hace mención de aquellos elementos y sí de la "finalidad" de la norma
frente a las nuevas condiciones sociales, etc. (aquí resulta cierta la
posición "b "). De todo esto surge otra posición, que parece la más
acertada:

c) el verdadero sentido (mal llamado "voluntad" o "finalidad") de una


norma, es el que le da el intérprete que, para lograr una interpretación de
jerarquía científica, debe partir del conocimiento de la teoría de
interpretación del derecho, y sin que esto deje de tener en cuenta el
ineliminable margen de subjetividad (que debe ser lo menor posible), que
se da forzosamente en la interpretación de todo objeto cultural. Una
prueba de que esto último no es sino lo que sucede en la realidad jurídica,
la tenemos, por ejemplo, en las sentencias revocadas por tribunales
superiores, lo que nos muestra que una misma norma, frente a una
misma realidad, ha sido interpretada de diversa manera.

Quizá pueda pensarse que de este modo desaparece la objetividad de las


normas jurídicas y de su interpretación, pero ello no es exacto y, sin entrar
en mayores consideraciones, basta con decir que siendo una ley lo
suficientemente clara y no habiendo mayores cambios en la realidad
social, la voluntad del intérprete habrá de coincidir con la del legislador.
Por el contrario, cuando haya transcurrido algún tiempo y las condiciones
sociales hayan cambiado, en forma más o menos notable, ambas
voluntades no podrán coincidir, por la sencilla razón de que se estarán
resolviendo problemas que el legislador no pudo prever; en este caso se
ve más claramente que el sentido de la norma no es otro que el dado por
el intérprete (obsérvese que mencionamos las condiciones sociales; ello
se debe a que toda interpretación de una norma jurídica se hace para
aplicarla a un sector de la realidad social, razón por la cual no se la puede
interpretar al margen de esa realidad). Ahora bien, esta interpretación
será tanto más acertada y científica, cuanto más evidente sea su
subordinación al esquema normativo y cuanto más justo sea su
contenido, dentro del marco de posibilidades que ofrece la norma
interpretada.

En lo que respecta a la justicia de la resolución, cabe agregar que será


tanto más acertada, cuanto más "objetivamente" justa sea, lo que
equivale a decir que esa interpretación deberá ser apreciada por los
demás —y no responder sólo a la íntima convicción del intérprete—
entrando a jugar aquí los fundamentos en que el juez —p. ej.— apoye su
decisión. Así y todo no desaparece la posibilidad de criterios dispares y,
como es necesario por razones de igualdad, establecer para casos
semejantes una sola interpretación, existen órganos de apelación y
casación, que serán los que determinen cuál ha de ser el verdadero
sentido de la norma, con validez general para los casos siguientes, pero
esta interpretación —que lógicamente puede variar, como lo muestra la
experiencia jurídica— puede y debe tener jerarquía científica

INTERPRETACIÓN DEL DERECHO: MÉTODOS

Existen dos grandes divisiones de los métodos de interpretación:

MÉTODOS TRADICIONALES

1) Método gramatical o filológico;

2) Método exegético o histórico;

3) Método dogmático o lógico-sistemático;

MÉTODOS MODERNOS

4) Método de la evolución histórica (Saleilles);

5) Método de la libre investigación científica (Gény);

Se ha de hacer constar que, en la práctica, los autores proponían y


empleaban métodos mixtos. Para comprobarlo, basta con tomar algunas
de las obras corrientes: el lector verá entonces que, tal como los explican,
es imposible entenderlos bien, siendo necesario para ello considerarlos
como lo que en realidad son, es decir, como métodos mixtos.

Consideraciones generales.— En carácter de aclaración previa, cabe


decir que todos los métodos enumerados, menos las doctrinas de las
Teorías Pura y Egológica, consideran que siendo la ley clara y expresa,
no hay necesidad de interpretarla, debiéndosela aplicar directamente.
Esto es una consecuencia que deriva de considerar las leyes en forma
aislada y si se repite en casi todos los métodos, es porque cuando
aparecieron, la filosofía jurídica no había aclarado todavía que todo orden
jurídico constituye una unidad total.

Ahora bien, aceptada esta tesis —que me parece inobjetable—, resulta


que, aunque el texto de la norma sea claro y expreso, debe ser
interpretada, consistiendo entonces la operación, cuando menos, en
referirla al resto del ordenamiento, para ver si resulta o no aplicable al
caso, pues, por ejemplo, podría ser inconstitucional.
Claro que aquí me pongo en el caso de que la norma sea aplicada a
conciencia, porque bien puede ocurrir que el juez, por desidia, no lo
hiciera.

En síntesis, dentro de esta tendencia, las leyes deben interpretarse


siempre, aun las de texto claro y expreso, en cuyo caso —como es obvio
— la interpretación será más sencilla. Queda así destruida la tesis de la
aplicación mecánica de la ley y también jerarquizada la función judicial,
aunque en rigor de verdad, lo último no sea más que reconocer el poder
que realmente tienen los jueces.

A) MÉTODOS TRADICIONALES

1) Método gramatical o filológico

Este método considera las palabras y las frases de las normas,


aisladamente, es decir, en tanto que simples palabras o frases
desconectadas del resto del ordenamiento, para establecer cuál es su
significado si son palabras, o la redacción o puntuación si son frases, etc.

Los glosadores, posglosadores, comentaristas, etc., mucho antes del siglo


XIX, hicieron amplio uso y abuso de este método. Para intepretar un texto,
como dice Cossio, "... se recurría a distintas operaciones. Se recurría, por
ejemplo, a sinónimos, de manera que ante un texto legal que ofrecía
dudas se reemplazaba una palabra por un sinónimo, para ver cómo
quedaba el sentido. Además de esta técnica, se utilizaba en gran escala
la etimología, es decir, que se recurría a la interpretación por medio del
origen idiomático de la palabra. También se recurría a ejemplos
fraseológicos, para demostrar la constancia de la significación en la
pluralidad de los casos; y, por último, se recurría a los llamados textos
paralelos, operación que consistía en tomar frases de libros célebres, en
primer término la Biblia, desde luego, para hacer ver que en esos textos
de gran autoridad en el mundo de la cultura, la palabra iba empleada
como quería el intérprete que se la interpretara en la ley".

Indudablemente, se trata de un método criticable que no es aceptado


como procedimiento interpretativo único —aunque esto mismo ocurre con
todos los demás, según veremos—, porque, entre otras razones,
desconoce la unidad que constituye todo ordenamiento jurídico. Pero esto
no impide que sea, según sostienen la mayoría de los autores, el primer
método que deba aplicarse cuando un texto es oscuro. Dice en este
sentido Legaz y Lacambra': "Ha de partirse, pues, en primer lugar, del
texto literal de la ley, el cual ha de ponerse en claro mediante las reglas
gramaticales y el uso corriente del lenguaje".

Como dato ilustrativo, conviene recordar que si se encuentran errores de


imprenta o de sintaxis, en el texto legal, o discrepancia entre las distintas
ediciones, etc., debe estarse en principio —aunque haya copias oficiales
— a lo que dice el original.

2) Método exegético o histórico

Aclaración previa.— En el siglo XIX, durante el auge del racionalismo


jurídico, aparecieron una cantidad de métodos propuestos por juristas de
prestigio. Esto se explica, porque se creía firmemente que el problema de
la intepretación de la ley, cuando fuera oscura o dudosa, se resolvería
hallando un método adecuado, de manera que aplicado a dicha ley,
serviría para esclarecer su sentido. Si todo era cuestión de método, la
solución estaba, pues, en encontrar ese método para resolver el
problema.

Concepto.— El método exegético, estrictamente interpretado, sostiene


que frente a una ley oscura o dudosa, debe recurrirse a la voluntad o
intención del legislador que la dictó. Se trata, pues, de establecer la
finalidad que se persiguió con la ley, tal como fue entendida al tiempo de
dictársela, sin ninguna clase de agregados por parte del intérprete.

Extremando las conclusiones de este método, se ha dicho que el juez


puede modificar la solución que surgiría del texto legal —aunque esté
redactada claramente— cuando contraríe la voluntad del legislador (Aubry
y Rau). Yendo más lejos aún, Blondeau llegó a sostener que en caso de
hallarse frente a leyes contradictorias y no siendo posible establecer la
voluntad del legislador, el juez debe considerar esas normas como
inexistentes y "abstenerse de juzgar", rechazando la demanda
(entrecomillamos la expresión porque, al rechazar una demanda, el juez
ya juzga).

De aplicar este método al pie de la letra, resulta, como dice Cossio —


aunque con otras palabras—, que si al dictarse, por ejemplo, una ley
estableciendo una indemnización por enfermedades profesionales, se
consideraban como tales sólo cinco afecciones, aunque la ciencia médica
estableciera después que una de ellas no es una enfermedad profesional,
la indemnización deberá seguirse pagando hasta que se derogue la ley,
pues ésa fue la intención del legislador.
Como se trata entonces de "reconstruir el pensamiento del legislador",
tienen gran importancia para este método los trabajos preparatorios de la
ley, informes parlamentarios, notas de los codificadores o autores,
también las leyes anteriores que esa ley modificó o subrogó, la
jurisprudencia respectiva, anterior al tiempo de dictarse, etc. A este
respecto, nuestra Corte Suprema Nacional, distinguiendo entre las
opiniones emitidas por los legisladores durante la discusión del proyecto,
y los informes de los integrantes de la comisión que tuvo a su cargo el
estudio del mismo, ha dicho que son estos últimos los que tienen gran
valor como fuente material de interpretación.

En general se reconoce que el método exegético tiene tanto más valor,


cuanto más cercana es la interpretación al tiempo en que la norma fue
dictada y que, por el contrario, va perdiendo paulatinamente su
importancia, a medida que esa fecha se aleja.

Se lo llama también histórico, porque esta concepción se remonta al


pasado para buscar el sentido de la norma, pero bueno es agregar, para
evitar una confusión corriente, que no debe ser confundido con el llamado
"método de la evolución histórica ", pues mientras para éste la
significación de los textos varía con el transcurso del tiempo, para el
método exegético es siempre la misma.

3) Método dogmático o lógico-sistemático o de los textos legales

Este método presupone la idea racionalista de que todo el derecho está


en la ley y que ésta tiene, una vez sancionada, una vida y un sentido
propios, independientes del legislador que la sancionó. Esto explica
porqué, según este método, frente a una ley oscura o dudosa, el
intérprete debe encontrar la solución en el texto mismo de la ley. Para
ello, mediante un procedimiento lógico, el investigador debe analizar los
distintos aspectos de la ley para poder hallar su sentido y, si fuere
necesario, deberá recurrir a un encuadramiento sistemático de la norma
en el derecho positivo, a efectos de ver si por el conjunto puede
comprenderse mejor una de sus partes, como suele ocurrir. Pero, como
vemos, el intérprete debe actuar siempre dentro de la órbita legal, sin dar
importancia a otras fuentes como la costumbre, ni recurrir a confrontar las
condiciones sociales en cuanto pudieran ayudar a la tarea interpretativa,
porque eso implica ya "salirse" de la ley.

Este fetichismo legal se concretó en algunas frases muy conocidas,


dichas por sus sostenedores. Para Demolombe, el lema era "¡los textos
ante todo!";Aubry decía: "¡toda la ley, pero nada más que la ley!", y más
exagerado era aún Bugnet —a quien se atribuye la frase— al decir: "No
conozco el Derecho Civil.No enseño más que el Código Napoleón".

Ahora bien, frente a las "lagunas" de la legislación, hay que integrar el


orden jurídico y, para ello, aplicando siempre los mismos principios
elaboraron las llamadas construcciones jurídicas .

A este método se le ha criticado sobre todo su excesivo racionalismo,


puesto que con artificios dialécticos de inducciones y deducciones, al
margen de la realidad social, pretendían resolver todos los problemas.
Así, por ejemplo, se encuadraron relaciones modernas como las surgidas
de la electricidad, la aviación, etc., en códigos de comienzos del siglo xix
—como el francés—, que ni remotamente pudieron preverlas. Esto sólo
pudo hacerse violentando el sentido de las leyes, con argumentos
forzados, lo que no puede aceptarse, aunque si sea aceptable deducir de
una norma u orden jurídico, ciertas conclusiones que fluyen lógicamente,
para aplicarlas a casos no previstos en él.

La prueba de la insuficiencia y fracaso de este método, así entendido, la


tenemos en que sus propios autores elaboraron las soluciones
fundándose aparentemente en la ley, pero, en realidad, salían de ella y
buscaban el contenido concreto de sus construcciones, en la realidad
social y en la historia.

No obstante, bueno es reconocer que el método dogmático, durante su


apogeo en el siglo XIX, fue un instrumento eficaz para el progreso del
derecho, sobre todo en el orden civil.

Los excesos a que fuera llevado, originaron la decadencia de este


método, del que siempre se hace uso, pero empleando el procedimiento
lógico-sistemático, dentro de límites razonables.

Máximas interpretativas.— Como complemento de los métodos


tradicionales, sus autores elaboraron una serie de adagios, enunciados
generalmente en latín (y traducidos aquí libremente), que se utilizan con
frecuencia como reglas interpretativas.

Por ejemplo, de filiación exegética son las siguientes:

1)In claris nonfit interpretatio (si la ley es clara no ha menester de


interpretación). Esto es en realidad común a casi todos los métodos.
2) Ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus (si la ley no
distingue, no debemos distinguir). El intérprete no debe, pues, hacer
distinciones que el legislador no ha hecho, ya que si éste lo hubiera
querido, las habría consignado.

Parece casi innecesario destacar que la jurisprudencia consagra


constantemente gran cantidad de distinciones no contenidas en las
normas aplicadas, cuando razones de justicia así lo exigen. Es por ello
que el valor de este aforismo es prácticamente nulo y sólo se aplica
cuando por razones legales o de justicia, los jueces no hacen distinciones.

3) Cessante legis rationes, cessat ejus dispotitio (en ausencia de las


razones de la ley —ratio legis— la norma no debe ser aplicada). Esta
máxima consagra el principio de la interpretación restrictiva, en más alto
grado que el anterior, porque aun cuando el caso pudiera ser encuadrado
en la ley, atendiendo a su letra, ello no debe hacerse si no media la "rati'o
legis".

4) Inclusionis unius, fit exclusio alterus (la inclusión de una cosa implica la
exclusión de las demás). Es el argumento a contrarío sensu, que tampoco
tiene gran importancia, porque la previsión de un caso por el legislador,
no significa que éste excluya los no expresamente mencionados. Sin
embargo, se explica su razón de ser, teniendo en cuenta el apego
fetichista del método exegético a la voluntad del legislador.

Por otra parte, encontramos también el adagio del argumento a fortiori —


propio del método lógico-sistemático— por el cual, dada una norma que
contemple un caso, debe ser aplicada a otros casos en que existan las
mismas razones, pero en mayor medida (de ahí el nombre del
argumento). Por ejemplo, si nuestro Código Penal exige la honestidad
para el delito de estupro (art. 120) a fortiori (con mayor razón) debe
exigírsela en el rapto (art. 130) por ser más grave, aunque la ley no lo
diga.

En conclusión, estas máximas —recordadas para prevenir al lector— no


tienen valor científico alguno y prueba de ello es que, como se ha
demostrado, existe para cada adagio uno contrario. Lo mismo sucede con
los proverbios populares y así frente al que dice "no por mucho madrugar
amanece más temprano", está el que reza "al que madruga Dios lo
ayuda"; en oposición al que afirma que "un hombre honrado no puede ser
comprado", hay otro que dice "todo hombre tiene su precio"; mientras uno
sostiene "en la duda abstente", el contrario asegura: "el que nada arriesga
nada gana"; etc.

B) MÉTODOS MODERNOS DE INTERPRETACIÓN

A fines del .siglo XIX y comienzos del XX, se produce una franca reacción
contra los métodos tradicionales, criticándose sobre todo su excesivo
racionalismo, que los llevaba a considerar a la ley como única fuente o
modalidad del derecho.

Aparecen entonces los llamados nuevos métodos de interpretación,


tendientes a conciliar la inmutabilidad de los textos legales, con la
evolución constante de la sociedad, evolución que había sido puesta de
manifiesto por las investigaciones históricas y sociológicas. Ello no
significaba renunciar a los métodos anteriores, sino adaptarlos a las
nuevas concepciones.

Comenzaremos con el método propuesto por el jurisconsulto francés


Raymond Saleilles.

4) Método de la evolución histórica

Concepto.— Este método presupone que la ley, más que producto de la

voluntad del legislador, es expresión de las necesidades histórico-sociales


que motivaron

su sanción. Por este fundamento, la ley debe encararse —dice Saleilles—


como si tuviera una vida propia, de manera que no sólo responda a las
necesidades que la originaron, sino también a las mismas necesidades en
su evolución posterior y a otras semejantes surgidas a través de la
evolución histórica.

Para ello, frente a un texto oscuro, dudoso o insuficiente, el intérprete


debe "salir" de la ley e investigar esas necesidades sociales, para captar
los nuevos sentidos que puede ir cobrando la norma frente a una nueva
realidad social. Se explica así perfectamente que la interpretación de un
mismo texto legal pueda variar a través del tiempo.

A pesar de su innovación, es indudable que Saleilles cree todavía que la


ley es la única fuente o modalidad del derecho positivo, puesto que las
demás valen sólo para su interpretación.
La síntesis representativa de este método es, según su autor, la siguiente:
"Más allá del Código Civil, pero por el Código Civil".

Crítica.— El método de la evolución histórica ha sido criticado por


diversos autores y García Maynez , por ejemplo, dice lo siguiente: "Si la
interpretación de la ley se hiciera depender de las circunstancias
dominantes en el momento de la aplicación, la seguridad jurídica no
podría existir, porque el sentido de los textos cambiaría constantemente".
"El estado social contemporáneo del juez no debe pesar sobre la
interpretación del texto legal, sino cuando éste expresa una noción
variable y fugaz por naturaleza, como la de orden público, por ejemplo.
Interpretar semejante noción de acuerdo con las ideas reinantes en la
época de la aplicación, no es comprometer la fijeza de la ley, puesto que
ella misma ha reconocido la contingencia y relatividad de este elemento,
cuya apreciación deja al intérprete" (Gény). Pero, en todos los demás
casos, la interpretación deberá hacerse tomando en cuenta la época en
que la ley fue dictada.

No obstante esta crítica, es innegable que este método ha tenido y tiene


en los jueces gran influencia.

5) Método de la libre investigación científica

Presupuestos.— Gény, creador de este método, parte de dos supuestos


fundamentales:

1) Que la intepretación de la "ley" (aún se creía que las únicas normas


jurídicas eran las leyes), debía buscar la reconstrucción del pensamiento
del legislador. En esto coincide Gény con la tendencia exegética, en
oposición al método de la evolución histórica que criticó.

2) Además, considera que si bien la ley es la fuente más importante del


derecho, no es la única y que, en su defecto, mejor dicho, frente a una
"laguna" de la legislación, el intérprete debe recurrir a otras fuentes, como
la costumbre y, en última instancia, a lo que él denomina naturaleza
positiva de las cosas, revelada por el procedimiento de la libre
investigación científica. Como se comprenderá, esto es lo que diferencia
radicalmente la concepción de Gény de todas las anteriores y, además,
merece destacarse, porque su autor fue el primero que dio una solución
orgánica al problemas de las fuentes del derecho, siendo ésta una de sus
aportaciones fundamentales a la ciencia y la filosofía jurídicas.

Concepto.—
1) Interpretación de la ley.

a) Como el intérprete debe captar la voluntad del legislador, frente a una


ley oscura o de texto confuso, debe recurrir en primer término al
procedimiento gramatical, puesto que aquélla puede, en muchos casos,
desentrañarse de este modo.

b) Si así no logra su propósito, debe recurrirse a la interpretación lógica,


entendida en forma limitada. Dice a este respecto Gény '^^: "Cuando el
legislador dicta una ley, valiéndose naturalmente de una fórmula general y
abstracta, sólo tiene presentes unos cuantos casos concretos. Quizá no
ha podido prever otras aplicaciones de la misma ley. En semejante
hipótesis, sería indebido restringir la aplicación de la fórmula a los casos
que el legislador pudo realmente tener en cuenta, ya que su voluntad se
haya orientada hacia el establecimiento de un precepto general.

La fórmula debe aplicarse, por lo tanto, a todos los casos que abarca".
Además '^, "el texto legal aparece ante el intérprete no como una
proposición aislada, reducida a sus términos de manera indispensable,
sino como parte de un todo. Foresta razón, mientras más complejas son
las leyes, mayor es el campo reservado a la lógica en la tarea
interpretativa. Ello se advierte de manera especial en las codificaciones,
ya que los preceptos que las integran se encuentran sistematizados y se
relacionan unos con otros, tanto material como cronológicamente. De
aquí que el sentido de un texto dependa muchas veces de la significación
y alcance de otros varios, con los que se relaciona y complementa".

c) Por último, si no fuera posible de este modo descubrir la voluntad del


legislador, habrá que recurrir a los elementos estudiados en el párr. 32, tal
como sostiene el método exegético.

En rigor de verdad, aunque sin fundamento sólido, Gény critica la


distinción entre las interpretaciones lógica y gramatical, pues —según
dice— una y otra se complementan necesariamente, ya que la gramatical
debe ser lógica y, la lógica, debe partir de los textos. Como vemos, los
argumentos no son por cierto convincentes, dada la caracterización hecha
de ambos métodos, que nos han permitido diferenciarlos bien; por eso
expliqué así el pensamiento de Gény, para que el lector lo comprenda
mejor. Pero dentro de su planteo, él dice que debe recurrirse, 1°) a la
interpretación de la "fórmula del texto" (aquí funde los métodos gramatical
y lógico-sistemático), y 2°) a los "elementos exteriores" a la fórmula (son
los del método exegético —párr. 32—).
II) Aplicación de otras fuentes. Bien puede suceder que no haya ley que
prevea la controversia planteada, ni directa ni indirectamente. En este
caso, en vez de violentar la ley para hacerle decir lo que no pudo haber
previsto, debe recurrirse a otras fuentes y, lo recalco, es éste el aporte
más destacado y verdaderamente original de Gény a la solución de
nuestro problema.

Pero, si hablamos de aplicar otras fuentes, observe el lector que ya no


estamos interpretando la ley, sino aplicando otras normas. A pesar de
ello, y para que se conozca integralmente el pensamiento de Gény, lo
explicaré en breves palabras.

Esas otras fuentes que enumera Gény son, tal como las expone y
denomina su autor, las siguientes:

1) Fuentes formales:

a) la ley. La cito aquí al solo efecto de completar la clasificación, porque


en realidad las "otras" fuentes son:

b) la costumbre: Gény la acepta cuando complementa a la ley (costumbre


praeter legem) y no cuando se opone a ella;

c) la autoridad (así denomina Gény a la jurisprudencia y doctrina


modernas); y

d) la tradición (así llama a la jurisprudencia y doctrina antiguas).

En la enumeración de las dos últimas fuentes, Gény no estuvo muy


acertado, pues mejor hubiera sido diferenciar entre jurisprudencia y
doctrina. Prueba de ello es que ésta es la modificación que le introdujeron
posteriormente los juristas.

2) Fuentes no formales: la "naturaleza positiva de las cosas ", revelada


por el procedimiento de la libre investigación científica. Así se dice
comúnmente, pero, hablando más claro, ésta es la fuente material a que
debe recurrir el intérprete. Por lo tanto, estamos ya frente a otro problema;
el de la...

III) Integración del derecho. En efecto, nos encontramos ahora frente a


una verdadera "laguna" de la legislación, que no puede ser llenada ni
recurriendo a la costumbre, la jurisprudencia o la doctrina. En este caso,
es el mismo intérprete quien debe crear la norma aplicable —y por cierto
— con un margen amplio de libertad.
6) Escuela del Derecho Libre

Concepto.— Esta escuela postula independizar a los jueces de la


obligatoriedad de ajustar sus fallos a las leyes, facultándolos para que
puedan fundarlos en su propio criterio de justicia. Prueba de ello es que
hablan de sentencias de acuerdo con la ley y de sentencias contra la ley,
siendo estas últimas las que, por supuesto, constituyen la parte "fuerte" de
su doctrina.

V.- Cómo actúa el Derecho Objetivo sobre la Norma

Recapitulando los conceptos implícitos en la definición de Norma


Jurídica:” Preceptos imperativo-atributivos, es decir, reglas que, además
de imponer deberes, conceden facultades.”, y entendiendo que el
Derecho Objetivo se puede definir como las normas que rigen el actuar
del hombre dentro de la sociedad, y a ella misma.

Notamos que existe una correspondencia o actuación directa entre los


términos de Norma y Derecho Objetivo: Sin Normas no existiría el
Derecho Objetivo; toda vez que éste está integrado por todas las normas
dictadas por el ordenamiento jurídico.

VI.- Cómo actúa el Derecho Subjetivo sobre la Norma

En toda norma jurídica se hace referencia al sujeto, el supuesto jurídico,


el deber jurídico, la sanción, etc. Por lo tanto, siendo el derecho subjetivo
la facultad, la potestad o autorización que conforma a la norma jurídica
tiene un sujeto frente a otros, ya sea para desarrollar su propia actividad
o determinar la de aquellos.

El derecho subjetivo es una función del derecho objetivo. Éste es la


norma que permite o prohíbe; aquél, el permiso derivado de la norma. El
derecho subjetivo no se concibe fuera del objetivo, pues siendo la
posibilidad de hacer (o de omitir) lícitamente algo, supone lógicamente la
existencia de la norma que imprime a la conducta facultada el sello
positivo de la licitud.

La autorización concedida al pretensor por el precepto es el derecho en


sentido subjetivo

El derecho subjetivo no se concibe fuera del objetivo, pues siendo la


posibilidad de hacer (o de omitir) lícitamente algo, supone la existencia de
la norma que imprime a la conducta facultada el sello positivo de la licitud
Los dos conceptos se implican recíprocamente; no hay derecho objetivo
que no conceda facultades, ni derechos subjetivos que no dependan de
una norma.

Bibliografía

http://www.estuderecho.com/documentos/derechoadministrativo/0000009
97908c1713.html

http://www.estuderecho.com/documentos/derechoadministrativo/0000009
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http://www.ua.es/personal/jant/GAP/1/DA/09.pdf

Introducción al estudio del derecho. Eduardo García Maynez. Editorial


Porrua; México.

http://bibliotecajuridicaargentina.blogspot.com

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