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DESARROLLO

SUSTENTABLE

Análisis de informe
de ODS's

NADIA VANESA SALINAS HERNÁNDEZ


1. Fin de la
pobreza

Antes de la pandemia de COVID-19


las cifras de pobreza no parecían
tener un avance significativo para
lograr el fin del objetivo para el año
2030. Después de esta, las cifras
aumentaron y mas de 71 millones
de personas fueron oprimidas por
la pobreza extrema. Por otro lado,
muchas personas carecieron de
protección social.

El confinamiento generó perdidas


de empleo, haciendo que las
empresas reducieran el número de
empleados y se quedaran
solamente con los necesarios para
tener operaciones. Por lo que
muchos tuvieron que buscar otras
fuentes de ingreso incluso cuando
ellos o sus familiares se
encontraban enfermos de COVID.
2. Hambre cero

Del 2014 al 2019, las cifras de


inseguridad alimentaria
aumentaron en un 3.5%, también
aumentó el retraso de crecimiento
en niños y la pérdida de peso
repentina. La pandemia provocó
repercusiones en el clima, que
indirectamente afectaron a la
agricultura y provocaron
desbalances en los sistemas
alimentarios. Por otro lado, los
precios del maíz, el trigo y el arroz
superaban entre 43% y 10% los de
enero de 2020. Las alzas reflejan la
fuerte demanda, la incertidumbre
respecto del clima, las condiciones
macroeconómicas y las alteraciones
de la oferta relacionadas con la
COVID-19.
3. Salud y
bienestar

Algunas de las consecuencias de la pandemia


fueron el aumento de muertes y afecciones por
enfermedades, así como la interrupción de en
diferentes programas de salud.

Las uniades medicas que atienden


especialidades, cirugias y emergencias
tuvieron que realizar una reconversión a fin de
adaptar todos sus servicios de manera
emergente para atender a los pacientes que
llegaban en condiciones criticas por los
sintomas relacionados al coronavirus
principalmente por la dificultad respiratoria,
además por el alto riesgo de contagio se
tuvieron que adecuar áreas de aislamiento,
señalización, medidas de prevención,
capacitacio´n y uso obligatorio de equipo de
proteccion personal, evitandose el ingreso y
acompañamiento de familiares, entre las
principales repercusiones negativas fue la
perdida de vidas, tanto de pacientes como de
personal de salud.

Es importante mencionar que menos de la


mitad de la población está protegida con
servicios escenciales de salud
4. Educación de
calidad

El cierre de escuelas fue un factor


muy importante, el 90% de los
estudiantes perdieron clases
presenciales, por lo que se tuvo
que recurrir a la educación a
distancia. De esta forma, el acceso
a la educación se redujo por el
poco acceso que ciertas partes de
la población tienen al internet y a
los dispositivos digitales.

Es importante mencionar que


todavia no se tienen las medidas
sanitarias necesarias para un
regreso a clases, solamente el 65%
de las escuelas primarias cuentan
con instalaciones básicas para
lavarse las manos. Aunque una
gran ventaja es que se ha
vacunado a una gran parte de la
poblaciónm, lo cual también
disminuye el riesgo de contagio.
5. Igualdad de
género
Antes del COVID-19 se habían
estado implementando distintos
programas y campañas a favor de
la igualdad de género, que en
algunas áreas, tales como la
educación o el ambito laboral
fueron mejorando poco a poco. Uno
de estos casos fue la difusión y el
involucramiento de la participación
de las mujeres en áreas STEM.
Aunque las cifras de violencia no
han mejorado significativamente,
posteriormente, con la llegada de
la pandemia estas incrementaron
debido al confinamiento. Muchas
mujeres que viven con sus
agresores tuvieron que convivir con
más frecuencia con ellos, lo que
aumentó esta cifra. También se
aumentó la carga de labores
domesticas.

Es importante mencionar que el


70% de los trabajadores sanitarios
y sociales son mujeres.
6. Agua limpia y
saneamiento

La escasez de agua es un
fenómeno no solo natural sino
también causado por la acción del
ser humano. Según cifras, dos de
cada cinco centros de salud en el
mundo carecen de jabón y agua y
de desinfectantes a base de
alcohol(2016), lo cual nos da una
idea de la facilidad de propagación
de enfermedades y virus dentro de
los mismos. También se sabe que
la escasez de agua podría
desplazar unos 700 millones de
personas para el año 2030.

Hay suficiente agua potable en el


planeta, pero ésta está distribuida
de forma irregular, se desperdicia,
está contaminada y se gestiona de
forma insostenible.
7. Energía
asequible y no
contaminante
Nuestra vida cotidiana depende de
servicios energéticos fiables y
asequibles para funcionar sin
trabas y de forma equitativa. Es
necesario implementar energías
renovables, ya que la proporción
del consumo de esta ha sido del
17% según cifras del año 2017. Algo
que ha mejorado es el apoyo en
cuanto a la parte financiera en
esta área.
Por otra parte, algunos centros de
salud aun carecen de electricidad,
lo cual representa un obstáculo en
este sector.
Un sistema energético bien
establecido apoya todos los
sectores: desde las empresas, la
medicina y la educación a la
agricultura, las infraestructuras, las
comunicaciones y la alta
tecnología.
8.Trabajo decente
y crecimiento
económico
Antes de la pandemia el
crecimiento económico global
estaba desacelerado, del 2010 al
2018 el crecimiento del PIB per
cápita era del 2% y del 1.5% en el
2019.
Después del COVID-19, el mundo
enfrentó la peor crisis económica
desde la gran depresión. Millones
de personas trabajadoras se
tuvieron que quedar en sus casas,
en teletrabajo o bien tuvieron que
afrontar consecuencias de la crisis
como bajas de sueldo o despidos.
En los primeros meses de la
pandemia se observó una salida
masiva de personas de la fuerza
laboral y la pérdida de millones de
empleos formales e informales. La
crisis que se experimenta tiene
consecuencias y efectos sin
precedentes. El diálogo social es un
componente indispensable para
poder garantizar una recuperación
sostenida y sostenible
9. Industria,
innovación e
infraestructura
La industrialización inclusiva y sostenible,
junto con la innovación y la
infraestructura, pueden dar rienda suelta
a las fuerzas económicas dinámicas y
competitivas que generan el empleo y los
ingresos. El crecimiento del sector
manufacturero a nivel mundial ha ido
disminuyendo constantemente, incluso
antes del brote de la pandemia de la
COVID-19. La pandemia está afectando
gravemente a las industrias
manufactureras y está provocando
alteraciones en las cadenas de valor
mundiales y en el suministro de
productos.
Las tecnologías de la información y la
comunicación han estado en la primera
línea de la respuesta a la COVID-19. La
crisis ha acelerado la digitalización de
muchos negocios y servicios, incluido el
teletrabajo y los sistemas de
videoconferencia tanto dentro como fuera
del lugar de trabajo, así como el acceso a
la sanidad, la educación y los bienes y
servicios esenciales.
10. Reducción de
las
desigualdades
La COVID-19 ha intensificado las
desigualdades existentes y ha afectado
más que nadie a los pobres y las
comunidades más vulnerables. Ha sacado
a la luz las desigualdades económicas y
las frágiles redes de seguridad social que
hacen que las comunidades vulnerables
tengan que sufrir las consecuencias de la
crisis. Al mismo tiempo, las desigualdades
sociales, políticas y económicas han
amplificado los efectos de la pandemia.
Para reducir la desigualdad, debemos
promover el crecimiento incluyente. Crear
economías en las que todos los
ciudadanos, sin importar el monto de sus
ingresos, patrimonio, género, raza u
origen, estén empoderados para alcanzar
el éxito. Nuestro enfoque para hacerlo se
apoya en cuatro pilares fundamentales.
11. Ciudades y
comunidades
sostenibles
Desde 2016, el 90% de los habitantes de
las ciudades respiraba aire que no
cumplía las normas de seguridad
establecidas por la Organización Mundial
de la Salud, lo que provocó un total de 4,2
millones de muertes debido a la
contaminación atmosférica. Más de la
mitad de la población urbana mundial
estuvo expuesta a niveles de
contaminación del aire al menos 2,5
veces más altos que el estándar de
seguridad.
La rápida urbanización está dando como
resultado un número creciente de
habitantes en barrios pobres,
infraestructuras y servicios inadecuados y
sobrecargados (como la recogida de
residuos y los sistemas de agua y
saneamiento, carreteras y transporte), lo
cual está empeorando la contaminación
del aire y el crecimiento urbano
incontrolado.
12. Producción y
consumo
responsables
El consumo y la producción mundiales
dependen del uso del medio ambiente
natural y de los recursos de una manera que
continúa teniendo efectos destructivos sobre
el planeta.
El progreso económico y social conseguido
durante el último siglo ha estado
acompañado de una degradación
medioambiental que está poniendo en
peligro los mismos sistemas de los que
depende nuestro desarrollo futuro.

La huella material mundial en 2010 era de


73,200 millones de toneladas métricas, y en
2017 de 85,900 millones de toneladas
métricas, aumentando significativamente su
crecimiento. De igual manera, los desechos
electrónicos aumentaron en un 38% y menos
del 20% de estos son reciclados(2010-2019).
Entre los años del 2017 y 2019, 70 paises y la
union europea informaron sobre al menos
una política para promover el consumo y la
produccióm sostenibles.

Por otro lado, los subsidios a los


combustibles fósiles están contribuyendo a la
crisis climática.
13. Acción por el
clima

El cambio climático está afectando a


todos los países de todos los continentes.
Está alterando las economías nacionales
y afectando a distintas vidas. Los
sistemas meteorológicos están
cambiando, los niveles del mar están
subiendo y los fenómenos meteorológicos
son cada vez más extremos. A pesar de
que se estima que las emisiones de gases
de efecto invernadero caigan alrededor
de un 6 % en 2020 debido a las
restricciones de movimiento y las
recesiones económicas derivadas de la
pandemia de la COVID-19, esta mejora es
solo temporal. El cambio climático no se
va a pausar. Una vez que la economía
mundial comience a recuperarse de la
pandemia, se espera que las emisiones
vuelvan a niveles mayores.
Por otra parte, se debe poner atención en
la financiación en la inversión de
combustibles fósiles, las cuales son
superiores a la financiación climática.

Una buena medida seria fortalecer la


investigación y colaborar para crear
soluciones innovadoras en la medición
del impacto ambiental.
14. Vida
submarina

Antes del COVID-19 la acidificación de los


oceanos continuaba amenazando el
medio marino y los servicios derivados
del ecosistema. Se prevé un aumento del
100-150% de la acidez de los oceanos para
2100, el cual afectará a la mitad de toda
la vida marina. Como consecuencias del
COVID-19 trajo una disminución en la
actividad humana, como se pudo
observar algunos ríos y mares
comenzaron a limpiarse y eso mejoró la
vida submarina.
También 97 países firmaron el acuerdo
sobre medidas del estado rector del
puerto, el primer acuerdo internacional
vinculante sobre la pesca ilegal y no
reglamentada, de igual manera el área
clave global de biodiversidad marina
cubierta por zonas protegidas aumentó.

La importancia del cuidado de la vida


submarina radica en que los océanos y su
vida submarina proporcionan recursos
naturales fundamentales como alimentos,
medicinas, biocombustibles y otros
productos. Además de que aquí se
encuentran los arrecifes de coral, que son
uno de los ecosistemas más importantes.
15. Vida de
ecosistemas
terrestres
Antes de pandemia, el mundo estaba
lejos de lograr las metas en cuanto a
detener la pérdida de la biodiversidad.
Más de 31,000 especies se encontraban en
peligro de extinción que representaba el
27% de las más de 116,000 especies en la
lista roja de la IUCN. Como se sabe, el
trafico de la fauna silvestre fue una de las
causas de la pandemia.

Entre algunas de las cosas que podemos


hacer para ayudar están el reciclaje,
comer alimentos producidos a nivel local
y de manera sostenible, consumir
solamente lo que necesitamos y limitar el
uso de energía mediante sistemas
eficientes de calefacción y
refrigeración.También debemos ser
respetuosos con la fauna y flora silvestres
y participar solamente en actividades de
ecoturismo que se organicen con ética y
responsabilidad para no perturbar la vida
silvestre. Por tanto, es esencial garantizar
la participación de las comunidades
locales en el desarrollo y la gestión de
estas zonas protegidas.

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