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El dengue es una infección causada por cuatro diferentes tipos de virus que se transmiten a
través de la picadura de un mosquito. Sus síntomas son similares a los de la gripe. En raras
ocasiones puede convertirse en un tipo de dengue severo, también conocido como dengue
hemorrágico, que podría ser mortal.
El dengue se ha convertido un problema de salud pública en muchos países del mundo, y es
común en regiones tropicales, subtropicales, sobre todo en zonas urbanas. En el continente
americano, el dengue ocurre con mayor frecuencia en el Caribe, Centroamérica y en los
países de Sudamérica subtropical.
Sangrado nasal.
Problemas intestinales y/o evacuaciones negras.
Convulsiones que podrían hacerte perder el conocimiento.
Fiebre alta repentina.
Dolor de cabeza muy fuerte.
Dolor detrás de los ojos que se intensifica al moverlos.
Dolor en los huesos, músculos y articulaciones.
Pérdida del apetito y del sentido del gusto.
Sangrado, a veces leve, de nariz y encías.
Manchas rojizas o en algunos casos un sarpullido parecido al del sarampión, en el
tórax y los brazos.
Náuseas y vómito.
Estos síntomas también son comunes en otras infecciones virales como la gripe, por eso
solo es posible saber con certeza si se trata de dengue a través de una prueba de sangre.
Si tienes los síntomas antes mencionados, acude inmediatamente a tu médico para
prevenir posibles complicaciones.
Tu médico te hará un análisis de sangre para determinar si tienes el virus del dengue. El
resultado del examen podría tomar hasta dos semanas.
También es posible que tengas dengue y solo presentes síntomas muy leves.
La mayoría de las personas que contraen el dengue se recuperan en un plazo de dos
semanas y la infección suele desaparecer por sí sola. Sin embargo, estas personas
podrían sentirse cansadas o indispuestas por varias semanas después de haberse curado.
Los repelentes contra insectos que contienen hasta 50 por ciento de DEET (el ingrediente
activo de la mayoría de los productos repelentes y pesticidas), picaridin, IR3535 (etil
butilacetilaminopropionato) o aceite de eucalipto limón se consideran seguros para las
embarazadas.
Estos productos ofrecen una forma de protección eficaz contra los mosquitos y sus
picaduras. Recuerda, sin embargo, que normalmente solo funcionan por algunas horas. Lee
y sigue cuidadosamente las instrucciones en la etiqueta del producto, y repite la aplicación
cuantas veces sea necesario para estar protegida.
Alimentación en el embarazo
Por supuesto, los patrones de aumento de peso durante el embarazo varían. Es normal ganar
menos peso si empiezas el embarazo con más peso, y ganar más peso si vas a tener mellizos
o trillizos – o si estabas baja de peso antes de quedar embarazada. Más importante que el
peso es de lo que están compuestas esas libras adicionales.
Cuando tú estás embarazada, lo que comes es la fuente primordial de la nutrición de tu
bebé. De hecho, el vínculo entre lo que tu consumes y la salud de tu bebé es hoy mucho
más fuerte de lo que una vez se pensó. Por ello los médicos ahora dicen, por ejemplo, que
no se debe tomar nada de alcohol durante el embarazo.
Los alimentos adicionales que consumas no deberían ser simplemente calorías vacías –
deben proveer los nutrientes que tu bebé necesita para crecer. Por ejemplo, el calcio ayuda
a desarrollar y a mantener los huesos y los dientes fuertes. Mientras tu estés embarazada,
todavía necesitarás más calcio para tu cuerpo y calcio adicional para tu bebé en desarrollo.
De igual forma, te harán falta una mayor cantidad de nutrientes básicos de los que
necesitabas antes de quedar embarazada.
Una base de nutrición para las mujeres embarazadas
Independientemente de que tu estés o no estés embarazada, una dieta saludable incluye
proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y mucha agua. El gobierno de los
Estados Unidos publica pautas de nutrición que pueden ayudarte a determinar cuántas
raciones de cada grupo de alimentos debes comer cada día. Comer una variedad de
alimentos en las proporciones indicadas es un buen paso para mantenerse sano.
Las Etiquetas de los Alimentos informan sobre el tipo de nutrientes que hay en las comidas
que consumes. Las letras RDA, que se encuentran en estas etiquetas, significan en
Inglés Recomendación Diaria Permitida, o la cantidad de nutrientes recomendados para tu
dieta diaria. Durante el embarazo, las recomendaciones RDA son mayores.
A continuación detallamos algunos de los nutrientes más comunes que necesitas y sus
valores correspondientes:
Nutrientes importantes
Los científicos saben que tu dieta puede afectar la salud de tu bebé – incluso antes de
quedar embarazada. Por ejemplo, estudios indican que el ácido fólico ayuda a prevenir que
ocurran defectos del tubo neural (incluyendo la espina bífida) durante las primeras etapas
del desarrollo del feto y durante las primeras semanas de embarazo.
Los médicos recomiendan que las mujeres tomen suplementos de ácido fólico antes y
durante el embarazo (especialmente durante los primeros 28 días). Asegúrate de preguntar a
tu médico sobre el ácido fólico si estás considerando quedarte embarazada.
El calcio es otro nutriente importante para las mujeres embarazadas. Debido a que las
necesidades de calcio de tu bebé en crecimiento son altas, tu deberías incrementar tu
consumo de calcio para prevenir la pérdida de calcio de tus huesos. Tu médico también
podrá recomendarte vitaminas prenatales las cuales contienen calcio adicional.
Los alimentos que son las mejores fuentes de calcio son la leche y otros productos lácteos.
Sin embargo, si tienes intolerancia a la lactosa o no te gusta la leche y los productos lácteos,
pregúntale a tu médico acerca de los suplementos de calcio. (Los síntomas de intolerancia a
la lactosa incluyen diarrea, distensión abdominal, o exceso de gas después de consumir
leche o productos lácteos. Tomar una cápsula o píldora de lactasa, o consumir productos
libres de lactosa puede que ayude). Otros alimentos ricos en calcio son las sardinas o el
salmón son sus espinas, el brécol, las espinacas, los zumos de frutas y los alimentos
enriquecidos con calcio.
Los médicos no suelen recomendar que una mujer comience una dieta estrictamente
vegetariana en cuanto queda embarazada. Sin embargo, si tu seguías una dieta vegetariana
antes de tu embarazo, puedes seguir la misma dieta al quedar embarazada – pero hazlo con
cuidado. Asegúrate de que tu médico está al tanto de tu dieta. Es un reto obtener la
nutrición que necesitas si no comes pescado, pollo, leche, queso o huevos. Probablemente
necesites complejos de proteína y necesitarás también tomar complejos con las vitaminas
B12 y D. Para asegurarte que tanto tú como tu bebé reciben la nutrición adecuada, consulta
con un experto nutricionista para que te ayude a planificar tu dieta.
Control prenatal
Acciones de control:
Realizar una evaluación del estado de salud del binomio madre-hijo
Valorar la edad gestacional del bebé
Identificar, examinar y corregir los riesgos o complicaciones que se puedan
presentar
¿En qué consiste?:
Visitas médicas para iniciar las valoraciones y el control de la evolución del
embarazo, se llevan a cabo con la siguiente periodicidad:
o Cada 4 semanas, durante las primeras 28
o Cada 2–3 semanas, entre la 28 y la 36
o Semanalmente, después de las 36 semanas
Efectuar un examen físico general y ginecológico, con énfasis en la valoración de la
presión arterial y la glucosa
Realizar también exámenes de laboratorio en sangre y orina, para descartar alguna
enfermedad o infección que pueda poner en riesgo el embarazo
Aplicarse vacunas, por ejemplo, la del tétanos
Ultrasonido para verificar el crecimiento del bebé y ayudar a establecer una fecha
de nacimiento estimada
Iniciar una terapia vitamínica, como la del ácido fólico
Acudir al nutriólogo, para una alimentación saludable
En caso de que tu embarazo lo requiera, el médico será quien indique algún estudio o
visita adicional.
Recomendaciones:
Antes de tomar algún medicamento, se debe consultar al médico, sobre todo, los
productos de libre venta
Evitar el uso o consumo de alcohol y drogas
Dejar de fumar
Si observas algún cambio o síntoma, es necesario acudir al hospital o servicio de
urgencias más cercano
Objetivos
El objetivo principal de la atención prenatal orientada es ayudar a las mujeres a mantener
embarazos normales a través de:
La identificación de condiciones de salud preexistentes
Como parte de la evaluación inicial, el personal de salud que realiza la consulta
o control —médico o enfermera capacitada en obstetricia—3 conversa con la
mujer y examina las señales de condiciones crónicas y enfermedades
infecciosas. Las condiciones de salud preexistentes como VIH, malaria, sífilis y
otras enfermedades de transmisión sexual, anemia, enfermedades
cardíacas, diabetes, desnutrición y tuberculosis, pueden afectar el resultado del
embarazo, requieren tratamiento inmediato y generalmente se necesita un nivel
más intenso de control y atención de seguimiento durante el curso del embarazo
La detección temprana de complicaciones que surgen durante el embarazo
En los controles se examina y conversa con la mujer para detectar problemas de
embarazo que podrían necesitar tratamiento y un control más estricto. Las
condiciones tales como la anemia, la hemorragia vaginal, trastornos
de hipertensión del embarazo y crecimiento anormal del feto o posición anormal
del feto después de las 36 semanas, pueden ser o convertirse en un peligro
de muerte si se dejan sin tratamiento.
El fomento de la salud y prevención de enfermedades
La consejería sobre aspectos importantes que afectan la salud de la mujer y la
salud del recién nacido es un componente vital de la APN. Los temas tratados
deberían incluir:
Cómo reconocer los signos de peligro, qué hacer y donde conseguir ayuda
Buena nutrición y la importancia del descanso
Higiene y prácticas de prevención de infecciones
Riesgos del tabaco, alcohol, medicamentos locales y remedios tradicionales
Lactancia materna
Planificación familiar post parto y espaciamiento de los nacimientos.
Todas las mujeres embarazadas deberán recibir las siguientes intervenciones
preventivas:
Inmunización contra el tétanos
Suplementos de hierro y ácido fólico.
En lugares de alta prevalencia las mujeres además deberán recibir:
Tratamiento ante probable anquilostomiasis
Consejería y prueba voluntaria de VIH
Protección contra la malaria mediante tratamiento preventivo intermitente y el
uso de velos cobertores para la cama tratados con insecticidas
Protección contra la deficiencia de vitamina A y yodo.
La preparación para el parto y la elaboración de un plan para estar
listos ante una complicación.
Un porcentaje elevado de mujeres desarrollan una complicación con peligro
de muerte, por lo tanto todas las mujeres deberán tener un plan para lo
siguiente:
Un asistente experto en el parto
El lugar para el parto y e indicaciones para llegar hasta él, incluyendo la manera
de obtener transporte de emergencia si fuera necesario
Artículos necesarios para el parto
Dinero ahorrado para pagar al experto que se encargue del parto, para cualquier
medicamento y suministros que fueran necesarios -en aquellos lugares donde la
asistencia médica sea pagada
Apoyo durante y después del parto (familia, amigos)
Donantes potenciales de sangre en caso de emergencia
Señales de peligro en el embarazo
5. La fiebre
La fiebre es con frecuencia un signo de qué algo
anda mal. Puede ser evidencia de un proceso
infeccioso. En una mujer embarazada, en el parto
y después del parto la fiebre siempre debe
preocuparnos, por ser una señal de peligro. Si
tienes fiebre, acércate a un establecimiento de
salud del MSP para recibir la atención y
tratamiento adecuado. No te auto-mediques
jamás si estás embarazada, ni tomes medicación que no te la haya dado un
médico. Busca atención calificada por tu salud y la de tu bebé.
6. Dolores intensos en el abdomen (en la boca del estómago)
El dolor de estómago en el embarazo no indica
alguna complicación grave. Llevar un bebé en el
vientre presiona los músculos, ligamentos y
venas, además de otros órganos de tu cuerpo,
por lo tanto puedes presentar molestias, sin
embargo hay síntomas que podrían indicar
complicaciones. Si presentas un intenso dolor
en el abdomen o vientre que hace que tu
abdomen se ponga duro, que se incrementa en
tiempo, intensidad y frecuencia, es decir que se
hace más fuerte y más seguido, o se presenta de forma súbita y constante,
debes acudir de forma emergente a un servicio de salud cercano. Mucho más
si aún no estás en los días en que se espera tu parto. ¡No pierdas tiempo!
7. Convulsiones
Toda convulsión en el embarazo es una
emergencia. Deben llevarte al servicio de
emergencia más cercano si se produce una
convulsión. Las convulsiones pueden presentarse
como una complicación de la presión alta en el
embarazo y es muy peligroso para ti y tu bebé. Si
tuviste antecedentes de convulsiones en el
embarazo anterior, no olvides comentarlo a tu
doctor y exigir que controlen tu presión arterial.
Con estos antecedentes es importante que
planifiques tu siguiente embarazo.
8. Falta de movimientos del bebé
Los movimientos del bebé se sienten a partir del quinto
mes de embarazo si es el primer bebé y a partir del
cuarto mes en aquellas mujeres que ya han tenido un
embarazo previamente. Los movimientos del bebé se
vuelven más frecuentes conforme él o ella crece, y
disminuyen cerca de la fecha de parto por el poco
espacio que tiene, debido a que ha completado su
crecimiento, pero continúa haciéndolo. Los movimientos
del bebé están relacionados con la alimentación de la madre. La falta de
movimientos del bebé puede ser una señal de peligro. Es importante que si
detectas que tu bebé no se mueve o disminuye la frecuencia
de sus movimientos, no pierdas tiempo y busques de
inmediato atención médica. Acude al servicio de emergencias
más cercano.
9. Infecciones en vías urinarias
Las infecciones de vías urinarias y genitales son muy
comunes durante la vida de una mujer. Durante el embarazo
estas infecciones pueden presentarse con síntomas como
dolor y ardor al orinar, mal olor en la orina, secreciones
vaginales o ningún síntoma. Las infecciones de vías urinarias
o genitales pueden producir disminución en el crecimiento de
tu bebé y que el parto se dé antes de tiempo; por eso es importante acudir al
control prenatal para poder detectarlas a tiempo y recibir el tratamiento médico
adecuado. Este es uno de los chequeos que el médico realizará durante los
controles prenatales. Algunas infecciones de vías urinarias pueden desencadenar
cuadros infecciosos que ponen en riesgo tu vida y la de tu bebé. Acude a los
controles prenatales, observa estos síntomas y comunícaselo a tu doctor.
10. Mala presentación del bebé
La posición del bebé al momento de nacer es
de vital importancia para el desarrollo de un
parto normal, por eso nos preocupa saber en
cada visita, cuál es su posición y si evoluciona
normalmente.
Si el bebé estuviera atravesado, si viniera de
nalgas o de cara, se podría recurrir al parto por
cesárea. En cambio, si te dicen que el bebé
está en posición posterior, es decir, su columna está apoyada en la tuya y
presentando una parte de la cabeza que no es la coronilla, el parto puede ser más
lento y con más dificultad en el descenso, pero ser un parto vaginal. La postura
idónea del bebé para nacer es en posición longitudinal, la columna de madre e hijo
se encuentran paralelas, apoyándola el niño en el abdomen materno, con la
cabeza hacia abajo, y la coronilla encajada en la pelvis materna.
11. Cuidados el parto
El ideal es que acudas siempre a recibir
atención médica adecuada y oportuna
para el momento de tu parto. Un parto
normal es un proceso fisiológico y la
mayoría de veces sin mayores
complicaciones. Sin embargo, existe un
porcentaje de partos que pueden ser
demorados o complicarse por varias
circunstancias y convertirse en una tragedia para la madre y/o el bebé.
Causas
La causas exactas de la depresión posparto se desconocen. Los cambios en los niveles
hormonales durante y después del embarazo pueden afectar el estado anímico de una mujer.
Muchos factores distintos a los hormonales también pueden afectar el estado de ánimo
durante este período:
Cambios en el cuerpo a raíz del embarazo y el parto
Cambios en las relaciones laborales y sociales
Tener menos tiempo y libertad para sí misma
Falta de sueño
Preocupaciones acerca de su capacidad para ser una buena madre
Usted puede tener mayores probabilidades de experimentar depresión posparto si:
Tiene menos de 20 años.
Actualmente consume alcohol, sustancias ilegales o fuma (también ocasionan
riesgos serios para la salud del bebé).
No planeó el embarazo o tuvo sentimientos contradictorios acerca de este.
Tuvo depresión, trastorno bipolar o un trastorno de ansiedad antes del embarazo o
en un embarazo anterior.
Vivió un hecho estresante durante el embarazo o el parto, por ejemplo, una
enfermedad, muerte o padecimiento de un ser querido, un parto difícil o de
emergencia, un parto prematuro o una enfermedad o anomalía congénita en el bebé.
Tiene un familiar cercano que haya experimentado depresión o ansiedad.
Tiene una mala relación con la pareja o es soltera.
Tiene problemas financieros o de vivienda.
Tiene poco apoyo de la familia, de los amigos o del cónyuge o la pareja.
Síntomas
Los sentimientos de ansiedad, irritación, tristeza con llanto e inquietud son comunes en las
dos primeras semanas después del embarazo. Estos sentimientos a menudo se denominan
depresión posparto o "tristeza posparto". Casi siempre desaparecen pronto, sin necesidad de
tratamiento.
La depresión posparto puede ocurrir cuando la tristeza posparto NO desaparece o cuando
los signos de depresión comienzan 1 o más meses después de dar a luz.
Los síntomas de depresión posparto son los mismos que los síntomas de la depresión que
ocurre en otros momentos en la vida. Junto con un estado anímico triste o deprimido, usted
puede tener algunos de los siguientes síntomas:
Agitación e irritabilidad
Cambios en el apetito
Sentimiento de inutilidad o culpa
Sentirse retraída o desconectada
Falta de placer o interés en todas o en la mayoría de las actividades
Pérdida de la concentración
Pérdida de energía
Problemas para realizar las tareas en el hogar o el trabajo
Ansiedad considerable
Pensamientos de muerte o suicidio
Dificultad para dormir
Una madre con depresión posparto también puede:
Ser incapaz de cuidar de sí misma o de su bebé
Sentir temor de quedarse sola con el bebé
Tener sentimientos negativos hacia el bebé o incluso pensar en hacerle daño.
(Aunque estos sentimientos son aterradores, casi nunca se materializan. No
obstante, usted debe comentarle al médico al respecto inmediatamente).
Preocuparse intensamente por el bebé o tener poco interés en él
Tratamiento
Una madre primeriza que tenga cualquier síntoma de depresión posparto debe ponerse en
contacto con el proveedor en seguida para obtener ayuda.
Aquí se presentan algunas otras sugerencias:
Solicite ayuda a su pareja, familia y amigos con las necesidades del bebé y el hogar.
NO esconda sus sentimientos. Hable acerca de ellos con su pareja, familia y amigos.
NO haga ningún tipo de cambios mayores en su vida durante el embarazo o
inmediatamente después de dar a luz.
NO intente hacer demasiado o ser perfecta.
Aparte tiempo para salir, visitar a los amigos o pasar tiempo sola con su pareja.
Descanse lo más que pueda. Duerma cuando el bebé esté durmiendo.
Hable con otras madres o únase a un grupo de apoyo.
El tratamiento para la depresión después del parto con frecuencia incluye medicamentos,
terapia o ambos. La lactancia influirá en qué medicamentos le recomiende el proveedor. Es
posible que la remitan a un especialista en salud mental. La terapia conductual cognitiva
(TCC) y la terapia interpersonal (TIP) son tipos de psicoterapia que a menudo ayudan para
la depresión posparto.
Los grupos de apoyo pueden ser útiles, pero no deben reemplazar a los medicamentos o la
psicoterapia si usted tiene depresión posparto.
Tener un apoyo social bueno de la familia, los amigos y los compañeros de trabajo puede
ayudar a reducir la gravedad de la depresión posparto.
Preeclamsia
Cuadro clínico
La preeclampsia leve es un síndrome que puede presentar los siguientes signos y síntomas:
Presión arterial de 140/90 mmHg
Edema de cara y manos
Alteración de la función hepática y visual
Presencia de proteínas en la orina
Etiología
Se piensa que la pre-eclampsia está causada por mediadores de inflamación o toxinas que
secreta la placenta y que actúan en el endotelio vascular. Se piensa que el síndrome, en
algunos casos, es causado por una placenta de implantación poco profunda, que se torna
hipóxica, ocasionando una reacción inmune caracterizada por la secreción aumentada de
mediadores de la inflamación desde la placenta y que actúan sobre el endotelio vascular. La
implantación superficial puede que sea consecuencia de una reacción del sistema inmune en
contra de la placenta. Esta teoría enfatiza el papel de la inmunidad materna y se refiere a
evidencias que sugieren una falla en la tolerancia materna a los antígenos paternos
establecidos en el feto y su placenta. Se piensa que en algunos casos de preeclampsia, la
madre carece de receptores para las proteínas que la placenta usa para inhibir la respuesta
del sistema inmune materno en su entorno. Los fetos corren el riesgo de ser prematuros.
Esta hipótesis es consistente con evidencias que demuestran que los abortos
espontáneos son trastornos inmunitarios en los que la inmunidad materna desencadena un
ataque destructivo en contra de los tejidos del feto en desarrollo.
Sin embargo, en muchos casos la respuesta materna ha permitido una implantación normal
de la placenta. Es posible que haya mujeres con niveles inflamatorios más elevados
producidos por condiciones concomitantes como la hipertensión crónica y enfermedades
autoinmunes, que tengan una menor tolerancia a la carga inmune de un embarazo.
De ser esta grave, la preeclampsia progresa a preeclampsia fulminante, con cefaleas,
trastornos visuales, dolor epigástrico y que desarrollan en el síndrome de HELLP
(hemólisis, enzimas hepáticas elevadas, plaquetopenia) y eclampsia. El desprendimiento
prematuro de placenta se asocia también con embarazos hipertensivos. Todas son urgencias
médicas, tanto para el bebé como para su madre.
Algunas de las hipótesis que han intentado explicar como aparece la preeclampsia, han
vinculado el síndrome con la presencia de los siguientes:
Daño a las células endoteliales
Rechazo inmune a la placenta
Perfusión inadecuada de la placenta
Reactividad vascular alterada
Desbalance entre prostaciclina, óxido nítrico y tromboxano
Reducción en el índice de filtrado glomerular con retención de sal y agua
Disminución del volumen intravascular
Aumento en la irritabilidad en el sistema nervioso central
Coagulación intravascular diseminada
Isquemia uterina
Factores dietéticos, incluyendo deficiencias de vitaminas
Factores genéticos
Al alcanzar una estación de +2, la gestante debe trasladarse a la sala de partos para el
nacimiento. El parto debe ser atendido por el médico y asistido por personal de enfermería.
Alimentación
Aliméntate sanamente, pues esta es una forma sencilla de cuidar tu salud y la de tu hijo
durante el embarazo, además de evitar el sobrepeso o la mal nutrición. Recuerda, todos los
alimentos que consumas en este periodo contribuirán a la formación, crecimiento y
desarrollo del cerebro, la vista, el oído y todas las partes del cuerpo del bebé, así como para
la formación adecuada de la placenta. Como verás en las siguientes recomendaciones, la
clave de una buena alimentación se encuentra en la variedad y la calidad de los alimentos:
Come cinco veces al día incluyendo en tu dieta alimentos variados, suficientes y
balanceados para asegurar que recibas todas las vitaminas, minerales y nutrientes
para ti y el bebé en desarrollo como:
o Frutas, verduras, leguminosas, cereales y granos enteros como avena, arroz,
maíz o pan integral debes incluirlos en tu dieta diaria.
o Leche semidescremada o queso fresco evitarán la descalcificación de tus
huesos porque son ricos en calcio.
o Espinacas, huevo, carne roja te ayudarán a no sentirte cansada o decaída o
correr el riesgo de tener anemia porque son ricos en hierro.
o Acelgas, berros, frutas secas, jugo de naranja o vísceras de animales
contienen ácido fólico; es una vitamina B importante, que se encuentra en
las verduras de color verde, así como en suplementos y es esencial para
favorecer que tu bebé tenga un adecuado desarrollo físico.
o Naranja, limón, papaya, melón, manzana, mandarinas o zanahoria son frutas
y verduras variadas y ricas en vitamina C que permiten absorber mejor el
hierro.
o Si tu doctor te lo indica puedes tomar suplementos alimenticios que
contengan los minerales y vitaminas que son necesarios para este período.
Bebe mucha agua, esto te permitirá evitar el estreñimiento o las infecciones
urinarias y mantener tu piel hidratada.
No fumes ni tomes bebidas alcohólicas, las sustancias tóxicas que tienen los
cigarros, el alcohol y otras drogas pueden causar daños severos no sólo para ti sino
para tu bebé.
Visitas al doctor
Asiste a los controles prenatales para ver cómo progresa y crece tu bebé, además de
recibir las vacunas correspondientes. Generalmente durante un embarazo normal,
las mujeres asisten al médico al menos cinco veces. Durante tus consultas el
médico hará pruebas para valorar tu estado de salud y el de tu bebé.
Toma sólo medicamentos recetados por tu doctor, pues muchos medicamentos
pueden afectar a corto o largo plazo el desarrollo de tu bebé.
Hábitos saludables
Mantén una buena higiene en tu persona, tu espacio y en los alimentos que
consumas para evitar enfermedades, conservar tu salud y la armonía en tu cuerpo y
tu hogar.
Haz ejercicio moderado evitando fatigarte, mejorará tu estado de ánimo y tu
imagen, asegurará una ganancia de peso adecuada, te mantendrá relajada,
disminuirá el estrés, dormirás mejor, incrementará tu resistencia y tono muscular
para la labor de parto y te ayudará a recuperarte con mayor rapidez del mismo.
Puedes caminar, bailar, nadar o elegir otra actividad que te agrade, procurando que
no sean actividades en las que puedas lastimarte.
Salud emocional
Evita situaciones estresantes o violentas ya que los sentimientos de estrés y angustia
alteran el funcionamiento de tu cuerpo y afectan tanto la salud física, mental y
emocional tuya como la del bebé.
Vigila tu salud emocional ya que en algunos casos, junto con el embarazo algunas
personas pueden deprimirse y presentar problemas para concentrarse, irritabilidad
excesiva, ansiedad, cambios de humor, problemas para dormir, fatiga, tristeza
persistente, pérdida de interés en cosas que importaban y cambios de apetito.
Prepárate con tu pareja para la llegada del bebé, tomen sesiones informativas,
hagan ejercicio juntos y practiquen técnicas de relajación y respiración. Todo esto
les ayudará a confiar en su capacidad para responder y participar en el nacimiento y
crianza de su hijo.
Signos de alarma
Independientemente del período de embarazo en el que te encuentres, hay algunos signos
que debes atender, pues pueden indicar que hay un riesgo en tu salud o en la del bebé o
pueden ser señales de que el bebé nacerá prematuramente, por lo que será importante que
acudas con tu pareja de inmediato al centro de salud. Entre estos signos están: sangrados,
excesiva hinchazón de pies, manos o de otras partes del cuerpo, fiebre, dolores de cabeza
fuertes y frecuentes, ardor o dolor al orinar, poco aumento del vientre o falta de
movimiento del bebé a partir del cuarto mes, salida de líquido amniótico, endurecimiento
repentino y dolor en tu vientre (contracciones) antes de las 37 semanas o en general si
sientes que algo no es normal.
Ha terminado el tiempo en el que tu bebé vivirá dentro de ti, tú lo has nutrido, juntos han
descubierto este nuevo mundo, lo has acompañado en el inicio de su vida, ahora seguirá su
camino a tu lado, de su padre, de su familia, y con su cariño, sus cuidados y su aceptación
él encontrará cada día su razón de ser.
Parto limpio y seguro
Usted ha aprendido que para que la madre esté saludable y su niño crezca sano, debe:
Controlar desde el inicio del embarazo y frecuentemente a la gestante,
Educar a la gestante sobre los cuidados durante el embarazo,
Vacunar a la gestante contra el tétanos,
Educar a la gestante y a su familia sobre los signos de alarma o complica ción.
Para asegurar el bienestar de la madre y para que su niño nazca en buenas condiciones es
importante que la partera sepa y practique.
Cada bebé es único, por eso, los cuidados dependerán de ese nuevo ser, de su
madre y del vínculo entre ambos. Madre e hijo de a poco aprenderán a conocerse
y a seguir construyendo ese vínculo tan especial que se inició en el embarazo.
El objetivo de esta guía será, entonces, ayudarte a cuidarlo sin que te compliques
y a entenderlo mejor para que puedas relajarte y disfrutar de tu bebé en cada paso
de su crecimiento y desarrollo.
Exámenes
Por otro lado entre los 2 y 5 días de vida se le realizará un análisis de sangre
(conocido como análisis del talón o pesquisa neonatal) para detectar la presencia
de la fenilcetonuria, el hipotiroidismo congénito y la fibrosis quística. En la
Argentina, existe una ley que establece la obligatoriedad de este estudio.
Cordón umbilical
Veinticuatro horas después del nacimiento se le quitará el broche que se le colocó
en el cordón umbilical al nacer.
Algunos expertos recomiendan no bañar al bebé en la bañadera para no mojar el
cordón mientras no se le haya caído. Sin embargo, hay quienes no están de
acuerdo. Usualmente, el cordón se caerá de una a dos y hasta tres semanas
después del parto.
Lo importante es mantener el pañal por debajo del cordón para permitir que se
seque con el contacto con el aire y aplicar alcohol en la parte más cercana a la piel
utilizando una gasa cada vez que le cambies el pañal.
Si la zona se torna colorada o dura o si tiene alguna secreción o mal olor puede
tratarse de una infección, consultá a tu médico; él te indicará el tratamiento a
seguir.
Llanto
Los bebés lloran más a partir del segundo o tercer día de vida, puesto que en los
comienzos está más somnoliento y menos hambriento.
Pero tu bebé no siempre llorará por hambre. Durante nueve meses tu bebé estuvo
contenido dentro tuyo. La temperatura a la que estaba expuesto era la correcta, la
cantidad de alimento era el correcto, la luz o mejor dicho la falta de luz junto con
los sonidos y el movimiento que disfrutaba le proporcionaban el medio ideal.
Ahora tu bebé está en el mundo exterior y es probable que por momentos se
sienta solo y desprotegido. Es por eso que a veces llorará para llamarte y tenerte
cerca. Simplemente necesita sentir tu calor y tu olor.
No temas malcriar a tu bebé al responder de inmediato a su llanto; de esta manera
crearás un vínculo basado en la comprensión y ayudarás a que se sienta seguro
de si mismo brindándole seguridad. No te desanimes si los comienzos son
difíciles; de a poco aprenderás a reconocer los distintos llantos de tu bebé.
Pene y vagina
Al higienizar su pene no intentes tirar del prepucio (la piel que cubre el glande),
puesto que generalmente está adherido (si tu bebé no está circuncidado) y se
puede desgarrar. En muchos casos estará adherido durante los primeros años de
vida. Por lo tanto al higienizarlo, sólo hacelo en forma exterior.
En el caso de las nenas, usá una tela limpia suave, agua tibia y jabón neutro para
remover cuidadosamente los restos de las deposiciones que pudieran quedar
entre los labios de la vagina. Siempre higienizá esta zona de adelante hacia atrás
para evitar que los gérmenes del recto lleguen a la vagina.
Baño
Muchos padres bañan a sus bebés todos los días. Sin embargo, un baño completo
dos o tres veces por semana es suficiente para un bebé recién nacido.
La regla principal para el baño consiste en comenzar higienizando las partes más
limpias (ojos) y por último las más sucias (cola y genitales).
De más está decir que la cola debe higienizarse cada vez que se cambia el pañal.
Evitá usar demasiado jabón y usá agua tibia para enjuagarlo.
Si tu bebé no disfruta del baño, en lugar de darle un baño completo lavale la
cabeza un día, el cuerpo al siguiente y sus brazos y piernas al siguiente. De este
modo le habrás dado un baño completo en tres días.
Para limpiar su nariz y oídos no utilices objetos duros ni hisopos. Un trozo de tela
húmeda sobre la punta de tu dedo será suficiente. No intentes limpiar sus canales
auditivos o dentro de su nariz.
Temperatura ambiente
Es difícil generalizar acerca de qué temperatura ambiente debe estar el bebé.
Para la mayoría de los bebés recién nacidos la habitación debe estar en 20 grados
centígrados aproximadamente. Si tu bebé está muy abrigado sentirá calor y
notarás que suda y puede desarrollar urticaria.
Si tu bebé tiene frío, tendrá sus manos y pies fríos, su espalda estará fría y se
acurrucará en su cuna para conservar el calor (mientras que tiene calor se estira
para perder temperatura corporal).
Ropa
No debería ser difícil determinar cuán abrigado debe estar el bebé. Si las
temperaturas son bajas simplemente agrégale ropita hasta que su cuerpo esté y
se mantenga tibio.
Si la temperatura es elevada, usá ropita liviana. Por lo general, si hace más de 25
grados sólo necesitará el pañal.
Lactancia materna
Durante los primeros seis meses de vida, el mejor alimento que podemos ofrecer a nuestro
bebé es la leche materna.
Así coinciden tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Comité de Lactancia
Materna de la Asociación Española de Pediatría, como asociaciones y organizaciones de
peso en temas de lactancia de todo el mundo, expresando que la lactancia materna es la
manera normal y natural de alimentación y debe ser el método de elección para alimentar a
todos los bebés de manera exclusiva durante los seis primeros meses de vida.
A pesar de que la leche materna es el único alimento que toma el niño en esta etapa, cubre
todas la necesidades de energía y nutrientes que necesita el bebé para un óptimo
crecimiento y desarrollo, adaptándose a éste en cada momento. Para que así sea, la
lactancia materna debe ser exclusiva y a demanda.
Como no se transmite
Para infectar el organismo el VIH necesita entrar en la corriente sanguínea (ver Prevención
del sida), y para ello precisa una vía de entrada, bien a través de heridas recientes, o
infectando directamente las membranas mucosas de vagina, ano o recto, pene, boca, nariz y
ojos. De otra forma, no es posible contraer el virus, por lo tanto el sida no se transmite en
los siguientes casos:
Compartiendo vajilla (vasos, tazas, platos, copas) utensilios de cocina y cubiertos,
ropa, o comida. El VIH no se transmite a través de la saliva, ni a través del aire, por
lo tanto no hay peligro cuando se convive con personas infectadas, ni siquiera en el
caso de compartir objetos, ropa y comida con ellos. Tampoco se corre ningún
peligro por abrazar y besar a un enfermo, ni permaneciendo cerca cuando este tose o
estornuda.
A través de los animales domésticos. El VIH no se puede transmitir del ser humano
a los animales, ni viceversa. Los animales pueden ser portadores de otros virus que
afecten a su propia especie provocándoles también deficiencias inmunológicas, pero
no son portadores del VIH y, por lo tanto, no hay riesgo de que el ser humano se
contagie por convivir con estos.
Al tener contacto con saliva, sudor, heces, orina o lágrimas.
Por picaduras de insectos. El caso de los mosquitos, que chupan la sangre, puede
crear confusión, pero el mosquito no inyecta la sangre de una persona (infectada por
VIH o no) en su siguiente víctima. Además, el virus solo puede vivir en células
humanas. Los parásitos de la malaria, que es una enfermedad que sí transmiten los
mosquitos, se reproducen en el organismo del insecto, lo que no sucede con el VIH.
Donando sangre, semen u órganos. Las agujas y el material empleados durante
cualquier donación están esterilizados, por lo tanto, no existe riesgo alguno para el
donante. Podría ser un riesgo para el receptor en caso de que no se siguieran los
análisis necesarios, que son obligatorios.
Acudiendo a piscinas, recintos deportivos, baños, centros comerciales, cines,
restaurantes, o cualquier otro lugar público, frecuentado por personas infectadas.