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CIENCIAS SOCIALES ENSAYO. EL LIBRO UNIVERSITARIO 09.5014 ~ Or T. H. Marshall y Tom Bottomore CIUDADANIA Y CLASE SOCIAL Versién de Pepa Linares Alianza Editorial PROLOGO Ha sido param un gean honor escribir ensayo complementa- fio sobre ciudadania y clase social par el presente volumen. Las ideas que expuso T. H. Marshall en sx monografia de 1950 y el conjunto de cuestones que susciaron son codavia de vical im- portancia para nosotros: en cuanto asus escrito, contingan in- fluyendo en los estadios sociolégicos de numerosos paises. En sfecto, a medida que pasan los afos se multiplican las referencias su obra. Mi propio teabajo en ese campo ha refljado siempre Ia influencia de una larga asociacién con él primero como cole- 2 de la London School of Economics desde 1952: luego, de coxro modo, cuando A diigfa el Deparcamento de Ciencias So- ciales de la UNESCO (1956-1960) y yo er sectetario cjecutivo de la Asociacisn Internacional de Sociologia: po fn, durance su acivsimo retro, en sus primeros aos de presidencia de la AIS {1959-1962}, evando tambien desempefaba un papel decisivo «nla consoidacin dela socologia en Cambridge. En los climos afios, cuando dirigié su atencién hacia as- pectes més detallados del bienestar socal en sucesivas ediciones de una obra tan lida y ran inflayente como Social Foi, volvi 2 aprender mucho de mis conversaciones con dl, sobre todo por su u Touma de relacionarsistemdcicamente las cxestones con el conjunto de la estructura social en sus ensayos sobre elca- pitlismo del bienestar, el socialismo y la economia mixta. Su ‘obra presenta para mf Ues aspectos can singulares como admira- bles. Bn primer lugares la claidad y a clegancia de su exposi- cin (una raracualdad entre ciemficos sociales); en segundo Lue gan Is precsin y la carga critica de sus andiss de las principales Corrientes y cuestones relacionadas con la formacién polities; y en cerer lugar, su moderada aunque manifesta esperanza en las posiblidades de conquistar una mayor jusicia social El propia Marshall, en una memoria de su carers aparecida| en el International Social Science Journal (vol. XXV, niras. 1-2, 1973), hablé del valor de la sociclogia para fa educacién demo: crdtica, Tada si obra fue una de las mayores contribuciones 3 ‘ea educacién y; en un sentido amplio, al proceso de formacién de una sociedad mas humana y més civlizada. Los sociblogos de la actual genesacidn ain tienen mucho que aprender de é ‘Tom Borcomore ‘Agosts de 1991 R PRIMERA PARTE, CIUDADANIA, Y CLASE SOCIAL T. H. Marshall 1. El problema que ayudé a plantear Alfied Marshall 1, inviacin a dar estas conferencias' me satisio intima y pro- fesionalmente. No obstante si desde el punto de visa personal aprecié con sincera modestia un honor tan inmeecido, mi reac ‘ién profesional no fue en absoluto modest, convencido, como ‘soy; de que la socologia tiene todo el derecho a celamar un puesto en esta conmemoracén anual de Alfed Macshall. Me pa- fece, pues, un rasgo genetoso que fa univesdad que ain no la considera una discipina esté dispuesta a darle la bicavenida ‘como vsitane, Pedra ocurir~y la idea resulta inquietance~ que se enjuiciara aqui la sociologia en mi persona. Sia fuera, estoy seguro de que puedo confir en que ustedes la sometan aun ju «io escrupulosamente imparcal, que consderen os posbles mé- ritos de mi trabajo una prueba del valor académico de la discipi- naa que me dedico, y que, por el conttario i algo les suena 2 stbido oles parece ini 0 mal fundado lo achaquen a defecos propios de mi que no encontrazén en ninguno de mis colegs. * Conference de Ad Manl, Cambs, 1945 5 semana No defender fo adscuado de este ema para la ocasin recta mando pars Masshal el iulo de scilogos puesto i, ina ee andotados su inicinlesdevaneoscon Is meta, a ica y inpicloga des toda su vida # desarolarf economia como Siena independiemey 2 peecions 0 propos metodo de Srdlsseinvesciaci, Pata ello eligi deliberadamente un ca ining muy isin al de Adam Senihy John Sean lyfe ful en Cambridge, donde menifee el exprna que habia pie A sw elec com mov desu confeenca inaugural de 1885 ‘Ahablar de a ceencia de Comte en una cena soil unifica da, Marshall det «No cabe dda de que sl ova exer, la cxonomia esa encanada de tfugiatse bajo sus alas ero ni nine ni hay igor de que legue a exis. Y como de naga sve sper ocisament endremos que hacerlo posible con lo ce cataoe disponibles en In acuaiat, El defend la autonomia ye supenordad del meézodo econdmico, supeiridad debide Princpsimene al empleo del dinero como vara de medin que fs hate tal punt a mejor medic de lox morivos que ning 1a oer pda compete com ell Marshal Fa, como cr abido, on ideal, eanco que, segsin Keynes, sesiba demasiado preacupado por hacer el bene® A este espe, lo skimo que yo hari relamare de socilog, porque iro que algunos profesional de la socoogia han Sucambido la tetacén,generalmente en derimento de ss logror inelecrales, me disgstadiingui al economia dels cibiogo diciendo que eno se rige por a cabera ye oro deja areata por el cornsn, Cuando el socilago 0 el economist es honrado sabe que la eleccién de los fines o los ideales cae fue- 12 del campo del ciency dento del flosfia soc ero el pede wiizarse con toda leitimidad una clei para dese © A.C Pion al). Moms of Aled Maral p16 > td 9 se 16 wnoANi ese sca tzafar a nawuraleza y contenido de los problemas que debe sfeonzar ls politica y evaluat a cclativaeficaia de los medios al teznatvos para el logio de unos fines decerminados. Marshall comprendié que, ain consideréndolos problemas econdmicos, como lo hia cualquier, a cienca econdmica por sf sla no pods prstar estos dos servicios, porque implican ls considera: én de fuer sociales tan inemines 2 a vara de medir del co- romists come Ia pelota de croquet los glpes que Alicia tata bua de dar en wano con ia cabees desu Bamenco. Quizés por este ‘maxivo, Marsal lep6 a sentir en certos momentos una injust- Frcada decepeiin por sus logros,e incluso confers arepent- Imiento por haber peeferido Ix economia 2 la psicologia, una clencia que le habriaaceeado mucho mds al plo del vida so- ily le habri faiizado una comprensin sus pofunda de las sspitaciones humans ‘Podia citar numerosos pases en los que nuestro autor se ve impultado a comentar esos fctresesquivos, de cua importan- cia estba firmemente convencido, pero prefero centarme en un ensayo cuyo tema se aproxima al que yo mismo he elegico paca mis conferencias. Se gata de una comunicacién que en 1873 present en el Reform Club de Cambridge sobre El fuawro dela clase obrers, redo ene volamen conmemorativo por el profesor Pigou. Existen algunas referencias textuales ente las os ediciones que, a mi parecer, debea atbuiete »corrcciones ‘efectuadas por el propio: Marshall despues de edtar la version ‘original en formato de opisculo. El profesor Phelps Brown me records ere ensayo, que el mismo habia wlzado en su conf rencia inaugural del pasado noviembre, y que se adapea tam- bién a mi propésito de hoy, porque Marshal, al cxaminar alt vista dl coste econémico, Podeia- ‘mos interpreta su acto como un reto a la sociologa para que le 1 Bip hom Te fe apie cin 7 cviara un emisero hasta exafronteray le siguieraen la erea de converte la terra de nadie en un espaco comin. Por mi parte, he tenido la presuncién de responder al reo iniciando un viaje, en tanto que historiadar y socilogo, hacia un punto de la fron tera econémica de ese mismo tema general: el problema de la. Pre atnicaciin de Cambridge, Maal we preguntas ‘$1 iene algin fundamenco vilido la opiniéa de que hay ciertos limites que lx mejora de las condiciones de la clase eabsjadora “ono puede traspasas. «La pregunta ~dects- no et xi todos los ten sno sep cane aunque lente ao ues al menos por saab, toda hombe sea un eb to Yo ortengequestavanny que exo Simo ocr.” Base basa encl comvencmienr de quel carcericn dea cla tabjadra can Lr labore peasy exces cuyo vlumen pod relucseentidenbicmente, Mind as uhedoor ca ranted siglo no en cl contenido, sino en a dstlbucidn; es decir, defectuosos cuan- do se juzgan segin el modelo de la iudadania democeitica, La Ley de 1832 hizo poco, en sensido meramente cuantitativo, por corregit ese deecto, Después de su aprobacién, el nimero de vorantes ain no superaba a quinea parte de a pablacién masca- lina adulta. El suffagio segua siendo un monopoio de grape, ‘pero habsa dado lo primeros pasos pars hacerse compatible con las ideas del eapitalitma decimonéaica convirtgndose en lo que podtiamos clificar, de un modo bastante veosimil, de mono- RH Tawney, The prion bom nthe Sich Cory (91). 29 pols aero, y 90 carado. Un monopsio cra de grupo = welt aque mdi sce pr su prt esc, pasa fad it dps cit gon meri a pin se jst en gran medida Is cones manips ‘stereos 1832) oo sopra demand dele verdad endo {Caplin al sug tsa en a propiedad dea, Noe press pardon adi lords francs, augue se duponge Ur dinero pas compels, apeilmente enn epoca ue ‘A pues, [a Ley de 1832, al abolir el vro de los lamados roten boroughs yextende el sufago a los arrenda- taros ya Tos inquilines con rentasiciente, absié el monopaio ‘econociendo ls aipiraiones polities de quienes daban suf Cientes prucas de cio en I lucha econémica. ‘Como es evident, ssostenemos que, en el siglo XX, Ia €a- "dadsniaen forma de derechos civiles era univer, el sukagio politico no formba parce de los derechos del ciudadania, pur: to que era rlteiaapaseda sean 27°" Ie ‘miter se extendan con cada nueva Reform Act. No obtan a 31 ramos __ ‘Dundas, los fines que ispizaron su elaboracin apuntaban a “un bienewar soil con cievtatceminiscenciss de uns derechor focal mas primitives, aunque ms genuine, que lla habla su- Plancado cast por compet. La Poor Law isbelina er, afin de Genes un clmento mds de un exten programa de plan Sion eondémica, \ SAPSRERE Rudge cine ang ode ue e! modelo del anciguo orden s¢desplomaba ante lor embazes de a economia compettva y se ddesintegeaba el plan, la Poor Law fue quedando arrinconada ‘como un supervivient asada del que se exrajo paulatinamence Ia idea de ls derechos sociales. Pero exactamente al final del si- lo XV ge estaba produciendo la batalla final ener lo viejo y lo fnysvo, la sociedad planifcada y la economia competiiva. ¥en quella baalla ks cudadanla se dividié conera si misma situando los derechos sociales en el parido de lo viejo, y los civiles, en el de lo nuevo En su libro Origins afour Time, Kat Polanyi seibuye al sste- mma de beneficencia Speenhamland una imporcancia que quizés cextrahe @ muchos de ustedes. Para ete autor, el sistema marca y simboliza el final de una época. Sirviéndose de dl el antiguo or- den congeegé sus feras y Janaé un ataque enézpico contra e} pals enemigo. Ast deccribiria yo su significado paras historia de fa cudadania. 5, la tals de un salaio minima y wnat ayuda aii, jmco one dcecho al tabsjo oa le manatencin. Estos logos, in ‘hoo parson eststrernnersocnstsum pin porn dedtedhor wells que speran en mucho lo que pu {2 coniderane el ternao npropado dela Poot Lav. Loe creadotes da equema comprenditon perfecamente que ivo- caban la Poor Law para conseguir lo que la regulacign salavial hacia tiempo que no consegula, porg eRe eaTe. yo sélo al valor de mercado de su trabajo, Peto ese intento de inyeccar un clemento de seguridad socal en la esructuts misma del sistema 32 Danse ‘slaral mediante fa inscrumencalidad de la Poor Law estaba con- denado al fracso, no sélo por sus desastrosas consecuencias pricticas, sino también por la repugnancia que inspiraba a esp situ dominance en a época, ‘Durante este breve episodio de nuestra hisroria vemos en la “dadanla. En la fse siguiente nos enconeramos con que el ata- canteretrocede hasta ms allé desu poscin orignal. Por la Ley bre. Offecia ayuda slo a quienes, por enfermedad o veer, eran incapaces de continuar luckando, 0 alos débiles que abandona- ‘ban la pelea, admitian la detroay reclamaban compasin. El in- tento de avanzar hacia el concepto de seguridad social se habla “inveetdo, pero ademas ls derechos sociales minimos que siguic- son en pie se independizaron del estatus de ciudadantz, La Poor Law trataba los detechos de las pobres no como parce incegrance_ de los derechos del ciudadano, sino como una alterativa 2 ellos como una aspiracién que sé se podiasatisfacer a cambio de la senuncia a ser Gudadano en un sentido aucéatico-, porque los indigenes penian en pricica el derecho ala libertad personal linternarse ene aslo, y perdian, po le, cualquier derecho po- Esa privacia de ls derechos se prolongs asa 1918, y puede que el sigufcado de su definitive abolcin nose haya apredado por entero. Hl exigma que se aeraba ala beneficencia expresaba la profunda conviccén de todo ‘un pue- Wo en que quienes la acepraban debian cruzar a limite qu se paraba als comunidad de los cudadanos de la compa de los ret rs Ps Sten fais ts eee “tory Acts manifestan una tendencia idéntica. Aunque de hecho pw ‘en benefcio de todos los emplea- ddaccign de la jonada labora dos deals inguin es au splined ENGIN POLITIOA aoe nate to. es decir al ciudadano por excelenca. Yo hicieron por respe- to 4 su estaus de cludadano, basindose en que las [es OFM y Io apes de ls derechos def mujer detec tron ensegula a intl impli. Se prog a ta mses ‘porque no eran ciudadanas, y si deseaban disfrutar de una ciu- én A Sales dl siglo Xe arpumenos se ablanquedado obwle tos ye ego fbr se habia converido en uno de los pares 4 efi de los derechos soils a historia de bs educaion musa semejanaas supeicia les conf historia del egitncin fbr. En ambos cst, es 090 fi, en a mayor pa, el petiodo en que e senaron lot Findarenrs de le derechos socials yn embargo, 0 neg x presimenteo munca leg 3 amine dl vodo que formaran fare integrance dt exats de ciudadania, como pincipin. Con todo, hubo difvenca sigfacas yao eco toca Marsal con “inicas. Es fil sortener que el reconocimiento del derecho de los nif 2 la educacién no afecta al esatus de ciudadania més _que el reconocimiento de su derecho a la proteccién de la exple Tei ator ode fs maquina pligon,srilamence po ‘Go oe SESE POP HERES ORSON Pan, oc tara de una falsedad. La educacin de-los nis tiene conse- fa, y coando d _ curaleza de la ciudadania, En relia rede fanmade Ain gin dro std de cdots pone seve de _aquéla es formar en la infancia alos adultos dl fueuro; por tan- ‘co, debe considerarse no como el derecho del nia a fecuentar la escuela, sino como ef derecho del cindadano adulto a recibir educacin. Y aquf no encontramos conflict alguno con los de- 5 rechos civles eal como se intezpretaron en una época individua- 34 Tse, porque estaban diseiados para que los usaran personas ronables¢inclgentes, ue habianaprendido a leery escribir La Pero, finales del siglo xX, Ia educacidn elemental no sl cra libre, sina obligatora. Este sgnifcarivo desvo de! lasefa~ be podria justificarseaduciendo que slo ls mentes maduraste- nen derecho a elegielbremente, que los iftos se halla natural Feo el principio va mucho mds lj. Examos ant personal combinado com ls abligacin publica de ejereer un de- echo. Se tata de una obligacion pablica impuesatnicamente tm beneicio del individu, dado que los nos podtian no saber “alorar del todo sus inceersy los padres paian no sr expaces Geilusraos? Ata perce, difilmence ceri ala explcacién sdzcuada, Amedida que avanzaba el siglo, ceca a conciencia de que la poica democriica necetaba un eleecorado educa “do, y fa manufacture centificaprecisabatabsjadoresyeénicos “formades. La obligacidn de mejorarse y civilizare es, pues, un deber social, no s6lo personal, porque la salud de una sociedad depende delgado de cilzacian dea sembro, yuna ema- rhided que sbrays ext obligacin ha empezdo a comprendet ‘queso cultura es una unidad orpinica y su civacién una he- rencia nacional. De lo que se deduce ae ‘Cuando Marshall pronuncié su confetencia ante el Reform (Club de Cambridge, el Esado se preparaba paca asumi La res- ponsabilidad que dl le atibuyé al decir que eescaba destinado a ‘obligary ayudar (a los nis] a subir el primer peldaros, pero on eso no se aproximaba a su ideal de hacer de todo hombre un Caballero, ni siquieraen la incencién. Al menos se percblan po- cat muestas de un deseo de ayudaros, sells asi lo desean, a subir ain muchos més. 1a idea flcaba en la atmésfera, pero ain no era un punto 35 isan Cardinal dela polis. A principfos de los afios noventa, el Lon ddon County Council, a través desu Technical Education Board, | cre6 un sistema educativo que Beatrice Webb ebvismente co deraba que era de los que hacian época: por exo escribié a este propésito: En su aspect populate una escilerseducativacuyas dimensiones caecian de precedents. Ea efer, de dat las ewaleraseducatias de cualquier parte del mundo, fuela mds pigantsca por exesin y | mis claborada en su ogunzacgn de or pero, con el “menz6 su resurgimiento, aunque hasta el siglo 3X no tendeian én con los otros dos elementos de a cindadanis * Ow Porsehip p79. upapant ¥ cus soc Hlasa abors nada he dicho de a clase social: por eso dcbo ex plicar enseguida que la clase social oeupa un puesto secundatio fn, No e mi inrencidn emprender la dificl y sburrida tres de estudiar su natutsera y analzar sus compo: rentes. El riempo disponible no me permitira hacer jusicia a «este formidable asunco. Me ka inceredo por encima de todo la ciudadania, muy especialmence su influencia en la desgualdad social Analizaré la naturaleza de la lace sail slo cuando pre- fence un interés especial para mis objetvos. i me he detenido narrando los hechos del final del siglo XIX se debe @ mi convice cin de que el influjo de laciudadanfaen le desgualdad socal a partir de esa fecha fue muy distinto al que habla tenido antes, ‘como probablemente reconocerin todos. Y ex precsamente la ‘exacts naturaleza de la diferencia lo que merece la pena indagat. ‘Ast pes, ates de prosegun, intent exter algunas condisio- nes generales sobre cl influ de la ciudadania en Ia desigualdad social durante el primero de estos dos perindos. Sentence les en cuanto alos derechos y obligaciones que implica. Aunque 1g existe un principio universal que determine cules so los de- sechos y obligaciones, las sociedades donde la ciudadania es una “inaiucidn en dearollo aque sive pars caleular el éxito y ex objeto de las aspiracones ‘Las conguistas que se producen en la dreecién as trazada pro- ‘un enrique- ink el canted de eae sn eng “Sorema de desu que gal quel idadana, pede (emeenemencpadinslakpe STO Viton, Pures pur, sazonabl nla forma de un conflcto ent prinipios opues- ss, ar al afar qu cua se desl como insite ng menos ded ean itd da po XM, es evidente que ‘su evoluciOn coincide con ef auge de 37 dad, Aqut se impone una expicacién mas detallada. imo es _ posible que estos principios opuestos puedan crecer y progresar ro terre! (Que lc le que permit que tone “Glany Tegan ae ab menoe duane cicto oper sados tne de aegis’ La pcp psn, Pogue abe fone dren ‘i cues nese pun ence abn enh dase sil. Ausgue no pretend enaniar ss muchas vas forma, hay una She dsc ene wo pa Gealarment cae ps ml atamenion presi en los derechos legals y en ciras costumbresesablecdas aus seme un carer inant dee, En su foma wena, tn satema de este po divide a la sociedad en una sere deco. “eavosr ete. La clase es, hora y siempre, una insucuion por de- tsho propa yl ears en su conju Gene el ear e tn proyecto, peso qu ed dotads de sentido y ald, y se acepa corn tin och oat. La cain eres, en ca bil ae sentido yee den, a een 1 ees sociales no son diferencias en el nivel de vida, porque no existe tn etindar con para medias. Ni ersten apace deecbos “thet de lgnesigacin~ que todos compara Ei Ajo def cudadania en un stena scan vente ue oulae profundamentepetadr¢lncaso denrucvo. Lis derechos fe ques invisé eles general de cvdalani se exejeon dk stem de estas jerdguce de ace scl pnd de io queer sutanclen ella La igualdad que imple el concep. to decudadanfa aunque linia ens coment, sca la desigualdad incipio, oral. La 7 deco comin par ‘esonal, como derecho univer innato, tenia que ceminar con 1 Vases dbl ccc eR Haney en Equal p. 121-122 38 ‘por detecho propio como un producra secundario de ora inst- tuclones, aunque podemos seguir laméndolo sesarus socials a condicidn de ampli el témino mis allé de su estico seatido tecnico, Las diferencias de clase ni se establecen ni se definen mediante las eyes ola costumbres sociales (en el sentido medic- val dels expresién), sino que surgen de la inceraccin de varios factores relacionados con las insticuciones de la propiedad, ta Las culras dd clase se reducen al minim; sf pues, podemos, aun admi- siendo que de forma poco sarsfatoria, calcula los distinc ni eles de bienescar econdmico con referencia aun modelo comin Ge vida. Las clases obreras, en lugar de heredar una cultura dis sinsia, por muy sencilla que fuer, se sutren de una imitacién cchabacana y burda de una civiizacign ques ha hecho nacional Pero Ia clase todavia funciona. La desigualdad social se cons- ‘modelo absoluto de desigusldad que asigne un valor apropiado 2 prion pata cada nivel social. Ast pues, la desigualdad, aunque rneceatia, puede lege a ser excsiva. Como apunté Patick Col- ‘quhoua en un pasaje muy ciado: «Sin una gran doss de pobee- 24 no habrlascos, porgue los ricos son los Wistagos del eabajo, ‘mieneras que el trabajo sélo puede proceder de un estado de po- breza (J. Por tanto ls ns, Pero ‘Colquhoun, aunque acepta la pobreza, deplora lz windigenciaw 0, deberfamos decir, la miseria. Por «pabeza» entiende la situa ign de aquel que, por su Por sindigencia» entiende a situa (que carece del minimo necesario para vivir ign de una % A Tate diene 1806) p78 39 ‘decentemente. El stema de desigualdad que permiria ls exis- ulsora producia inewtable- fumanicarittae, lo lamentaban: por eso buscaban los medios pars alviar el sutimient que provoca, pero nunca se cuestiona~ ron Ia justica del sistema de desigualdad en su conjunco. Bs de- fensa de esa injusticia podsiamos agar que, aunqse la pobreza en s{ sea necesria, no lo es [a pobrezz de una familia, al menos en al medida, Guano ms se considers a riquees ua posh procs de fac, pre peralnacn al ead pace fre far mayor que au delice. En ess cicunstancias, es natural que los aspectos més dessgradables de la desigualdad se eraten, ires- ponssblemente, como una molestia, come el humo negio que despedian sn singin contel las chimeneas de nuestaslbrics, Con al ciempo, cuando nace la conciencia socal, lass, como la del humo, e convierte en una meta que debe perseguise, siempre que resultecomparible eon la ficaciaconti- ero redirlas laser no eran staque lta Por el con- stato, busta, a menudo de modo baxance consent, que e ‘cma de clans fuera menos wane l sage slvianco ss consecuencias menos defendibles. Elew6:el nivel mis bajode los ly pode que lo hiciers de una fora ‘mis higiniea que ances, Peto no po elo sano des deseo Yes pisos aor no se vcr aferados, org ls benefice que Teebieron ls menos afortarados no emanaron de ut enequec- miento:del status de:laiciudadania. Alli donde el Estado los once ficnlmente, se hizo com medidas que, como ya he pencanmmene oa aan en’ lugar de aumentarlos, Pero la “16 »¥ la idea general, aunque no “universal, de las organizacionescartaivas era que sus beneficia~ sos no tenian derecho personal alguna a reclamarla. ‘Con todo, es certo que, incluso en aquells formas tempra- as, 1 y que d= 40 ou etupapanta veuise soe rante ie periodo se desarollé como insitucidn. Partiendo de {que todos los hombres eran libres yen teal, capaces de disfu tar de derechos, se ensiquecié el cuezpo de los derechos que po- dian disfrutar. Pero no hubo conflicto con ls desigualdades de Ia sociedad capitalist por el contraio los derechos eran necesa- cis oe se es fomed ni ene se ea cape porgse po tue diban aaa pssona, como pre des esas iri ie "rela sola. La famosa centencia de Maine de que sas sociedades progresstas se han movido hasta ahora del estrus al contrat», express una verdad profunda gue otos sociloges han elaborado ‘en términos distintos, pero requere una matizacibn, porque tan- to el uno como el otto estin presentes en casi todas las socieda- des primitivas. El propio Maine lo admits més adelante en la ‘misma obra al excribir que ls primeras comunidades feudales, a diferencia de sus arcsicas predecesoras, ona esaban vinculadas simplemente pot los sentimientos,yla pertenenca a ellas no se basa en un fecién. El vinculo que las unia era el contrat" Pera el elemento contractual del feudalismo coexisca eon un sis tema de clases hasado en el estatus y, como concratoconsolidado cn Ie cortumbre, concsbuls 2 pespeeuar el estaus de clase. La ‘oscumbre conserv6 la forma de los compromisos mutuos, pero no la realidad de un acuerdo bre. El conttaro moderne no na- i del concraca feudal, sno que mareé un nuevo desatroll para cop og el euilimo consi un ode gu ie Specs Bf Gree moderna es cxncalmente un arvetdo cote ‘hombres libres iguales en exatus, aunque no necesariamente Gar poder. El exatus no qued eliminado de sistema social. El 8 HLS. Main, air L878 170. 9 Tsp 365. a certtus diferencia, vinculade 2 la clase, Js Fancién y la fra, fur iid por lexan simple anfxme de cudadania {que proporciond una base de igualdad sobre la que elevar una cescuctura de desigualda. ‘Cuando Maine ereribl, ese estas era claramente uns ay dds, no una amenaza, para el eapitlismo y lz economia de libre ‘mescado, porque estaba dominado larcuando se-tiene. Pero si ulizramos estos argumentos pars cexplicar aun pobre que sus derechos de propiedad son 2 los de un millonario, probablemente nos eachat ‘gogo. De igual modo, “nade que mercies la pena ono se vienen meds pra hacere ole Sin embargo, ets desigaldades no se deben aun dfecto de los serch dies Sno nia de decir 2 mein dos del siglo xix, ést0s no estaban desarollados. La Poor Law” fue una ayuda, no una amensta, prs el capizalsme, porque i= fuera del con- texto de empleo, al eempo que aumentaba la competenca en el reread de tabs. ‘ambign le Pero sera absurdo dscutie que los derechos cviles que se dis- fata en ls siglos xv y xD careian de defectos, o que en I prdcrca eran tan igaltarcs como se pretendia en principio. No exist La iguadad ante [a ley. Exista, es si, el derecho, pero lar reparaciones eran con frecuencia inalcanzabls. Las barverasen- tre los derechos y ls reparaciones eran de dos clase: la primera surg del prjuicio y Is pacialidad de elasc; la segunda, de los cfacos autométicos de una dstibucion desigual de la rgueca 3 wavés del sistema de precios. El prejuici de clase, que caraceri- * 26, sin In menor duda, la administacién de justicia durante el a2 _cupapinta vcs soca, siglo XV, no podtaeliminarse con la ley sino slo con la edu ”. Resuaiaincere fante comprar si exe vinclo con lwantgua Poor Law hard ceeeeeeeriepnieemieneiedeninis ‘as con renasbauas de 600 0 700 libasanuales. Pero, al mar fen de los agentes wcilizados para levarla a cabo, los motivos para introduct una comprobacion de reeuss son evidentes. EL doe an dai pr taro, debe conserves, pero Ia inflencia del precio bre fa demands puede atenuarseajustando la actus ala rente ‘que debe pagal, y c! mézodo de suse serésemejane al de un iimpuesto progresivo, Si consideramos Gnicamenee la rent, ig- rorando el eapial, vemos que una persona con una rentadispo- rible de 200 libra vendeta que pagar 22 libras oun 11 por cen- co de ex rents, y que oxra cava renta disponible fuera de 420 libs tendrfa que concibuir con un méximo de 132 libras © algo més dl 31 por cieato dees renta El sistema puede funciona bastante bien (dando por sentado aque la excala de ajst es satisfctorid) siempre que el precio de mercado del servicio revulerazonable para la renta mis baja que no cumple los requistos para la asistencia. Enconces, J escala de precios puede ir disminuyendo a parte de xe punto central has- 1 ind 7563 Same foe raped New Sane 9.7 pe 7 ca ‘a desaparccer cuando le ents va tan aja que no deba realizar pago alguno. No se producirin incmodos desajustes en el era+ mmo alto entre los que reciben asistencia y los que no la reciben, Es el métado que se utiliza para conceder becasestatales en ls suniversidades, en cuyo caso el otal a pagar ese cost del mance- rimiento ends ls easas de matrcula. Las dedueciones se reizan| «a partir de las reneas bratas de los padres, de forma semejante a ia que propone le Lad Aid sho que 0 se deduce in co mre laren. La aa que rails SOS SRP -esealae, se apica a una tabla en la que se muestra la contribu ‘én de los padres en cada punto de faecal. Coa una renta de hase 600 librs nose paga nada, y el techo por encima del cual los padres han de eubrr los costes compleeos, sn sbsidio, es de 1.500 libra. Un partido obrero ha recomendadorecientemene aque se aumente el techo a opor lo menos 2.000 libra (antes de impuests)™, lo que implica un umbral de pobreza bastante ge- neroso para un servicio social. No sera inadecsado suponer que el coste de mercado de una educacién universicaria, para es ni- ‘el de rena, puede eubrise sin poner en apuros la familia. BL plan de la Legal Aid funcionard probablemente de un modo muy parecdo en los jusgados municipales, donde los cos tes son moderados Las rentasstuadas en Ia parce supetos de la ‘scala no recibirin notmalmence ningén subsidio para Sus cos tes, aun cuando se pierda el pleco, La conmibucién que se puc- de recamat a ess personas de sus propos fondos bastard por lo {general para cubirlos. Asi pues, se encontrar en la situacién de las que quedan fuera del plan, y no habrédessuses moles. Los ltgantes que entren nel plan ceibirdn, sn embargo, ais tencia profesional a precios redacidos y contolados, lo que en st mismo consttuye un privlegio nada desdefable. Pero en un pleico grave ante un High Cour fa conerbucién maxima en la pare alta dela escals no basarie para cube sus prpios costes neato de perder el pleco. Por unto, su responsabilidad sein Miner de cn, eget king ry Ui rd (188), ‘af Linon pr del nena sl praesent 55

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