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Documento Sin Título
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La materia prima básica para la fabricación de papel es la celulosa, en forma de fibra. Esta
fibra aparece en muchos tejidos vegetales, de los que cabe extraerla can facilidad por
medios mecánicos o químicos. Sus fuentes son tan numerosas como las especies
vegetales de las que pueden obtenerse, las cuales suman varios millares. Sin embargo, a
pesar del número de esas fuentes posibles, en la práctica las fibras más adecuadas para la
fabricación de papel sólo es posible extraerlas de unas pocas especies, ya que el
rendimiento de la mayoría de éstas es tan reducido, que la extracción no resulta lucrativa.
Las plantas productoras de fibra comprenden desde las hierbas más comunes hasta los
árboles más exóticos, aunque, de hecho, sólo se aprovecha extensivamente una media
docena de tales fuentes, a saber: la madera tanto de coníferas como de frondosas, la paja,
el esparto, el bagazo y el bambú. Además, la fibra para la fabricación de papel se obtiene
también, en forma de trapos, del algodón y del lino y, en forma de cordaje, del abacá, el
sisal y otras fibras duras. De todas estas fuentes la madera es, con mucho, la más
importante, en la actualidad, y en el total de materias primas utilizables para la fabricación
de papel en todo el mundo, la madera de las coníferas representa, por sí sola, una porción
mayor que todas las demás juntas.
Valdría la pena calcular y comparar las disponibilidades de la diversas materias primas para
papelería; pero, por las razones que se expondrán más adelante, sólo puede darse una idea
muy general de los recursos, y los cálculos que es posible ofrecer no permiten, como es
natural, deducir la cantidad que de cada uno de estos recursos puede disponerse
anualmente, ni tampoco si el mismo abunda o no.
En primer lugar, la mayoría de los materiales de que se obtiene la fibra destinada a papel se
dedican a una gran variedad de usos. El volumen de los mismos disponible para la industria
de la pasta y del papel, depende no sólo de sus ventajas técnicas y económicas para la
fabricación de pasta, sino; además, de la demanda rival de las demás industrias
consumidoras, de su accesibilidad y, lo que no es de menor significación, de su popularidad
entre los fabricantes de papel. Si la madera de coníferas, una de las materias primas de
aptitudes mas variadas en todo el mundo, no fuera objeto de otros usos, sus existencias
bastarían, probablemente, para satisfacer por completo la demanda de las industrias de la
pasta y el papel, Este tipo de reservas es aplicable también a otras materias fibrosas, lo
que, claro está, reduce la pertinencia y utilidad de todos los cálculos de recursos.
En cuarto lugar, del mismo modo que el volumen de la oferta de una materia prima limita su
consumo, una demanda reducida de la misma puede llegar a constituir, por sí sola, una
restricción de la oferta; así, por ejemplo, se cree, en general, que la paja abunda por todas
partes y que los fabricantes de pasta pueden contar con cuanta sean capaces de asimilar.
La plétora, sin embargo, es más aparente que real y en algunos países la cantidad de paja
disponible para la fabricación de pasta, aparte de los otros usos industriales y agrícolas a
que se destina, es sorprendentemente reducida. La razón es la imposibilidad de trasladarla
del campo a la fábrica, si no se cuenta con servicios para su embalaje, almacenamiento y
transporte, y, los labradores no invertirán el dinero en el equipo requerido si los fabricantes
de papel no les garantizan la continuidad de sus compras, mediante contratos a largo plazo.
Pero en algunos países, como se sabe, los fabricantes se muestran reacios a hacerlo,
porque se han acostumbrado a comprar pasta de madera siempre que pueden y la paja,
únicamente cuando no tienen otro remedio. Toda demanda, sin embargo, tiende a crear una
oferta, y según vaya aumentado la demanda de paja, lo mismo ocurrirá con la oferta que ha
de satisfacerla; pero siempre que no se halle debidamente organizado el tráfico de la paja,
desde la granja a la fábrica, la paja recuperable que no se emplee en las granjas quedará
abandonada, sin más, para que se pudra el terreno, con lo que, claro está, su inclusión en
las existencias totales anuales del país en cuestión, no hará sino exagerar el volumen real
de las mismas.