Professional Documents
Culture Documents
Enviando Atlas de Anestesia Regional - David L. Brown 3 Ed
Enviando Atlas de Anestesia Regional - David L. Brown 3 Ed
Atlas
de anestesia
regional
DAVID L. BROWN, M.D.
Edward Rotan Distinguished Professor Chair,
Department of Anesthesiology and Pain Medicine
The University of Texas — M.D. Anderson Cancer Center
Houston, Texas
Ilustraciones de
JO ANN CLIFFORD Y JOANNA WILD
Librosmedicospdf.net
Prefacio a la tercera edición
Atlas de anestesia regional sigue siendo objeto de am- quien ha capturado el espíritu de las imágenes de
plio reconocimiento y uso como instrumento para ediciones anteriores, al tiempo que sigue simplifi-
profesionales que practican procedimientos de anes- cando la presentación de las técnicas de bloqueo re-
tesia regional y de tratamiento del dolor. De nuevo, gional.
la reacción más gratificante procede de los médicos En esta revisión hemos añadido seis capítulos, ac-
en formación que sostienen que «realmente pueden tualizado la mayor parte de los restantes y reorgani-
efectuar anestesias regionales tras la lectura del Atlas». zado los capítulos de ediciones anteriores y algunos
Una vez más, cabe formular la pregunta: ¿por qué de los nuevos en una sección de técnicas para el do-
publicar una tercera edición de la obra? Emprendi- lor crónico. Las técnicas que se han agregado a esta
mos la revisión para ampliar la autoría con el fin de tercera edición incluyen el uso de la ecografía en la
incluir a médicos que practican procedimientos im- anestesia regional, las técnicas de bloqueo nervioso
portantes en varios ámbitos y actualizar técnicas es- continuo, los bloqueos paravertebrales, la inyección
pecíficas, particularmente, en el ámbito del dolor cró- radicular selectiva, la inserción de catéteres intrateca-
nico, con los avances logrados desde mediados de la les implantables y los fundamentos de la estimulación
década de los noventa. He contraído una deuda de medular. Nuevamente, quiero dar las gracias a mu-
gratitud con los tres médicos que han contribuido chos colegas de todo el país que comparten esta idea:
especialmente a esta tercera edición, los Dres. André cuanto más adeptos se hagan los clínicos a las técni-
Boezaart, James Rathmell y Richard Rosenquist. cas de anestesia regional y de tratamiento del dolor,
Cada uno de ellos ha aportado su experiencia única tantos más beneficios confieren a sus pacientes.
en nuevas secciones de esta obra. Asimismo, en esta
edición recibimos a una nueva artista, Joanna Wild, DAVID L. BROWN
ix
Introducción
La necesaria, aunque en cierto modo artificial, sepa- Parece como si aquellos primeros cirujanos fue-
ración de la práctica anestésica en técnicas de anes- ran más capaces de incorporar las técnicas regiona-
tesia regional y general culmina frecuentemente en les a sus prácticas respectivas porque no contempla-
el concepto según el cual estas dos técnicas no de- ban el bloqueo regional como el «objetivo final». Por
ben o no pueden mezclarse. Nada más lejos de la el contrario, lo consideraban una parte de un pro-
verdad. Para prestar una atención anestésica regio- grama integral para el beneficio de sus pacientes. Los
nal integral, es absolutamente esencial que el anes- cirujanos y anestesiólogos de aquel tiempo eran ca-
tesiólogo sea experto en todos los aspectos de la paces de evitar la lógica viciada que con frecuencia
anestesia. Este concepto no es nuevo: John Lundy parece impregnar la aplicación de la anestesia regio-
promovió esta idea en la década de los veinte, cuan- nal en la actualidad. Aquellos individuos no duda-
do esbozó su concepto sobre «anestesia equilibra- ban en complementar los bloqueos con sedantes o
da». Aun antes de que Lundy promoviera el térmi- anestésicos generales ligeros; no esperaban que to-
no, George Crile había escrito extensamente sobre el dos y cada uno de los bloqueos fueran del «100%».
concepto de anociasociación, que fue, en realidad, El concepto según el cual un bloqueo fracasa si no
el precursor de la anestesia equilibrada. proporciona una anestesia completa sin suplementos
A menudo es tentador y bastante humano anali- parece haberse producido cuando la anestesiología
zar la evolución de una disciplina remontando su ár- se desarrolló como una especialidad independiente.
bol genealógico evolutivo. Cuando dicha investiga- Para el éxito de la anestesia regional, debemos estar
ción se despliega para la anestesia regional, el Dr. dispuestos a volver a nuestras raíces y abrazar los
Louis Gaston Labat suele recibir el reconocimiento conceptos de los primeros anestesistas, que no du-
por el protagonismo en su desarrollo. El interés y la daron en complementar los bloqueos regionales que
pericia de Labat en la anestesia regional habían sido practicaban. Irónicamente, hoy algunos consideran
inculcados por el Dr. Victor Pauchet de París, Fran- que un bloqueo regional es un fracaso si la dosis ini-
cia, de quien el Dr. Labat era ayudante. El verdade- cial no produce una anestesia completa; sin embargo,
ro tronco del árbol genealógico de la anestesia re- estos mismos individuos complementan a nuestros
gional está integrado por los médicos deseosos de «anestesiólogos generales», que utilizan el concepto
incorporar las técnicas regionales a sus prácticas qui- del ajuste anestésico como objetivo. En cierto modo,
rúrgicas iniciales. En el texto original de Labat de necesitamos unir estas dos visiones en una que per-
1933, Regional Anesthesia: Its Technique and Clinical mita prestar una atención integral e individualizada
Application, el Dr. William Mayo establecía en el pre- a todos nuestros pacientes.
facio: Como el Dr. Mayo puso de relieve en el texto de
Labat, es cuestionable que la anestesia regional al-
«El joven cirujano debería perfeccionarse en el gún día «desplace a la anestesia general». Además,
uso de la anestesia regional, cuyo valor au- está asimismo claro que la anestesia general proba-
menta con el incremento de la pericia con la blemente nunca pueda sustituir el uso adecuado de
que se administra. El cirujano bien pertrecha- la anestesia regional. Uno de los fundamentos para
do debe estar preparado para usar la anestesia la evitación del uso de la anestesia regional a través
adecuada o la combinación adecuada de anes- de los años fue su coste en términos de tiempo de
tesias en cada caso individual. No espero que quirófano y de médico. Como frecuentemente es el
un día la anestesia regional desplace total- caso, cuando se examinan con detalle, algunos truis-
mente a la anestesia general, pero indudable- mos aceptados precisan una reevaluación. Por tan-
mente alcanzará y conservará una posición to, es sorprendente que gran parte del renovado in-
muy alta en la práctica quirúrgica.» terés en la anestesia regional sea el resultado del
análisis de los costes sanitarios y de la necesidad de
Quizá si la actual generación de cirujanos y aneste- reducir la duración y el coste de la hospitalización.
siólogos hubiera tenido en mente el concepto de Si la anestesia regional se incorpora con éxito a
Mayo, nuestros pacientes hubieran sido los benefi- la práctica, debe dedicarse un tiempo para que el
ciarios. anestesiólogo y el paciente comenten la inminente
xiii
xiv Introducción
4 Bloqueo interescalénico 37
5 Bloqueo supraclavicular 45
6 Bloqueo infraclavicular 55
7 Bloqueo axilar 63
xv
xvi Índice de capítulos
Bibliografía 419
La necesaria, aunque en cierto modo artificial, sepa- Parece como si aquellos primeros cirujanos fue-
ración de la práctica anestésica en técnicas de anes- ran más capaces de incorporar las técnicas regiona-
tesia regional y general culmina frecuentemente en les a sus prácticas respectivas porque no contempla-
el concepto según el cual estas dos técnicas no de- ban el bloqueo regional como el «objetivo final». Por
ben o no pueden mezclarse. Nada más lejos de la el contrario, lo consideraban una parte de un pro-
verdad. Para prestar una atención anestésica regio- grama integral para el beneficio de sus pacientes. Los
nal integral, es absolutamente esencial que el anes- cirujanos y anestesiólogos de aquel tiempo eran ca-
tesiólogo sea experto en todos los aspectos de la paces de evitar la lógica viciada que con frecuencia
anestesia. Este concepto no es nuevo: John Lundy parece impregnar la aplicación de la anestesia regio-
promovió esta idea en la década de los veinte, cuan- nal en la actualidad. Aquellos individuos no duda-
do esbozó su concepto sobre «anestesia equilibra- ban en complementar los bloqueos con sedantes o
da». Aun antes de que Lundy promoviera el térmi- anestésicos generales ligeros; no esperaban que to-
no, George Crile había escrito extensamente sobre el dos y cada uno de los bloqueos fueran del «100%».
concepto de anociasociación, que fue, en realidad, El concepto según el cual un bloqueo fracasa si no
el precursor de la anestesia equilibrada. proporciona una anestesia completa sin suplementos
A menudo es tentador y bastante humano anali- parece haberse producido cuando la anestesiología
zar la evolución de una disciplina remontando su ár- se desarrolló como una especialidad independiente.
bol genealógico evolutivo. Cuando dicha investiga- Para el éxito de la anestesia regional, debemos estar
ción se despliega para la anestesia regional, el Dr. dispuestos a volver a nuestras raíces y abrazar los
Louis Gaston Labat suele recibir el reconocimiento conceptos de los primeros anestesistas, que no du-
por el protagonismo en su desarrollo. El interés y la daron en complementar los bloqueos regionales que
pericia de Labat en la anestesia regional habían sido practicaban. Irónicamente, hoy algunos consideran
inculcados por el Dr. Victor Pauchet de París, Fran- que un bloqueo regional es un fracaso si la dosis ini-
cia, de quien el Dr. Labat era ayudante. El verdade- cial no produce una anestesia completa; sin embargo,
ro tronco del árbol genealógico de la anestesia re- estos mismos individuos complementan a nuestros
gional está integrado por los médicos deseosos de «anestesiólogos generales», que utilizan el concepto
incorporar las técnicas regionales a sus prácticas del ajuste anestésico como objetivo. En cierto modo,
quirúrgicas iniciales. En el texto original de Labat de necesitamos unir estas dos visiones en una que per-
1933, Regional Anesthesia: Its Technique and Clinical mita prestar una atención integral e individualizada
Application, el Dr. William Mayo establecía en el pre- a todos nuestros pacientes.
facio: Como el Dr. Mayo puso de relieve en el texto de
Labat, es cuestionable que la anestesia regional
«El joven cirujano debería perfeccionarse en el algún día «desplace a la anestesia general». Además,
uso de la anestesia regional, cuyo valor au- está asimismo claro que la anestesia general proba-
menta con el incremento de la pericia con la blemente nunca pueda sustituir el uso adecuado de
que se administra. El cirujano bien pertrecha- la anestesia regional. Uno de los fundamentos para
do debe estar preparado para usar la anestesia la evitación del uso de la anestesia regional a través
adecuada o la combinación adecuada de anes- de los años fue su coste en términos de tiempo de
tesias en cada caso individual. No espero que quirófano y de médico. Como frecuentemente es el
un día la anestesia regional desplace total- caso, cuando se examinan con detalle, algunos truis-
mente a la anestesia general, pero indudable- mos aceptados precisan una reevaluación. Por tan-
mente alcanzará y conservará una posición to, es sorprendente que gran parte del renovado in-
muy alta en la práctica quirúrgica.» terés en la anestesia regional sea el resultado del
análisis de los costes sanitarios y de la necesidad de
Quizá si la actual generación de cirujanos y aneste- reducir la duración y el coste de la hospitalización.
siólogos hubiera tenido en mente el concepto de Si la anestesia regional se incorpora con éxito a
Mayo, nuestros pacientes hubieran sido los benefi- la práctica, debe dedicarse un tiempo para que el
ciarios. anestesiólogo y el paciente comenten la inminente
xiii
xiv Introducción
Quienes no están familiarizados con la anestesia lo- Todos los anestésicos locales están compuestos
cal la consideran compleja por el gran número de por una estructura básica que incluye un extremo
anestésicos locales disponibles y las numerosas des- aromático, una cadena intermedia y un extremo amí-
cripciones de las diferentes técnicas. Ciertamente, la nico (fig. 1-2). Esta estructura básica se subdivide
falta de familiaridad con cualquier tema hace que clínicamente en dos clases de fármacos (1): los ami-
éste parezca complejo; por tanto, el objetivo de esta noésteres presentan una unión éster entre el extre-
obra consiste en simplificar la anestesia regional. mo aromático y la cadena intermedia; comprenden
Para ello, uno de los primeros pasos es la com- la cocaína, procaína, 2-clorprocaína y tetracaína
prensión de las dos principales decisiones necesarias (figs. 1-3 y 1-4) (2). El segundo tipo de anestésicos
al prescribir un bloqueo regional; primera, la técni- locales son las aminoamidas, que contienen una
ca adecuada debe elegirse en función del paciente, unión amídica entre el extremo aromático y la ca-
del procedimiento y de los médicos implicados; se- dena intermedia; comprenden lidocaína, mepivacaí-
gunda, el anestésico local y los posibles adyuvantes na, prilocaína, ropivacaína, bupivacaína y etidocaí-
deben ajustarse al paciente, al procedimiento, a la na (v. figs. 1-3 y 1-4).
técnica regional y al terapeuta.
En los siguientes capítulos se detalla el modo de
Aminoésteres
integrar estos conceptos en la práctica anestésica.
FÁRMACOS
a
a
a
ín
ín
ín
ín
a
a
na
ca
ín
na
ca
ca
ca
ín
a
aí
iva
va
iva
ro
aí
ca
oc
oc
oc
rp
pi
tra
ep
op
id
d
Bu
lo
Pr
Et
Li
Te
R
C
R1
R2
FIGURA 1-2
Estructura básica
de los anestésicos locales. Extremo aromático Cadena intermedia Extremo amínico
FIGURA 1-3
Anestésicos locales
utilizados con frecuencia
en Estados Unidos.
respiratoria y la descongestión de las membranas 10%, puede usarse como anestésico espinal de ac-
mucosas. ción corta (es decir, inferior a 1 h).
Einhorn sintetizó la procaína por primera vez en La clorprocaína tiene rápido inicio de acción y du-
1904, buscando un fármaco superior a la cocaína y ración corta. Se usa principalmente para la anestesia
a las demás soluciones en uso a principios del si- epidural en procedimientos cortos (es decir, de du-
glo XX. Actualmente, se utiliza rara vez para los blo- ración inferior a 60 min). A principios de la década
queos nerviosos periféricos o epidurales por su baja de los 80 su uso declinó tras las descripciones de dé-
potencia, lento inicio de acción, duración corta y li- ficits sensitivos y motores prolongados resultantes
mitado poder de penetración tisular. Es un excelen- de la administración subaracnoidea accidental de
te anestésico local para la infiltración cutánea y, al una dosis inicialmente epidural. Desde entonces, se
Anestésicos locales y equipo de anestesia regional 5
AMINOÉSTERES
H3CO O
C N CH3
O
CO
Cocaína H
C2H5
H2N COOCH2CH2 N
Procaína C2H5
Cl C2H5
H2N COOCH2CH2 N
C2H5
2-Clorprocaína
H9C4 Cl CH3
N COOCH2CH2 N
H CH3
Tetracaína
AMINOAMIDAS
CH3 C2H5
NHCOCH2 N
C2H5
Lidocaína CH3
CH3 C3H7
NHCOCH N
H
Prilocaína CH3 CH3
CH3 C2H5
NHCOCH N
C3H7
Etidocaína CH3 C2H5
CH3
NHCO N
Mepivacaína CH3 CH3
CH3
NHCO N
CH3 C4H9 FIGURA 1-4
Bupivacaína
Estructura química
CH3 de los anestésicos locales
NHCO aminoésteres y
N aminoamidas de utilización
Ropivacaína CH3 C3H7 frecuente.
ha modificado la formulación del fármaco. Tras uso intratecal o como cristales anhidros que se re-
grandes dosis epidurales (más de 30 ml) de clor- constituyen con la adición de agua estéril inmedia-
procaína al 3%, puede producirse una lumbalgia mo- tamente antes de su uso. La tetracaína no es tan es-
lesta aunque de corta duración. table como la procaína o la lidocaína en solución y
los cristales también se deterioran con el tiempo. A
pesar de dicha precaución, cuando una anestesia es-
pinal con tetracaína es inefectiva, cabe cuestionarse
la técnica antes de «culpar» al fármaco.
La tetracaína se sintetizó por primera vez en 1931
y, desde entonces, se ha convertido en un fármaco
ampliamente utilizado para la anestesia espinal en
Aminoamidas
Estados Unidos. Puede utilizarse para la anestesia es-
pinal como solución isobárica, hipobárica o hiperbá-
rica. Sin adrenalina, dura típicamente de 1,5 a 2,5 h
y, con la adición de adrenalina, puede durar hasta
4 h para procedimientos de la extremidad inferior. La lidocaína, la primera amida utilizada clínicamente
Además, la tetracaína es un eficaz anestésico tópico como anestésico local, fue introducida por Lofgren en
de las vías respiratorias, aunque se ha de utilizar con 1948. La lidocaína se ha convertido en el anestésico
precaución por la posibilidad de efectos adversos local más utilizado en el mundo por su potencia, su
sistémicos. Está disponible en solución al 1% para rápido inicio de acción, su penetración tisular y efec-
6 Atlas de anestesia regional
tividad durante la infiltración, bloqueo nervioso pe- sa. El inicio de su acción es más rápido que el de bu-
riférico, y bloqueos epidural y espinal. En el bloqueo pivacaína, aunque, en comparación con ésta, se usa
nervioso periférico, con frecuencia se emplea una so- con mucha menor frecuencia. Los clínicos que usan
lución del 1 al 1,5% para un bloqueo motor adecua- etidocaína a menudo lo hacen por la dosis epidural
do, mientras que en el bloqueo epidural parece más inicial y, con posterioridad, utilizan bupivacaína
efectiva una solución al 2%. Para la anestesia espinal, para las ulteriores inyecciones epidurales.
se usa con mayor frecuencia una solución al 5% en
dextrosa, aunque también puede utilizarse como so-
lución hipobárica al 0,5% en un volumen de 6 a 8 ml.
Otros clínicos usan lidocaína como solución al 2% de
acción corta en un volumen de 2 a 3 ml. Hay que so-
pesar su indicación ya que existe una incidencia ina- La mepivacaína está relacionada estructuralmente
ceptable de neurotoxicidad debido a la administra- con la lidocaína y ambos fármacos tienen acciones
ción espinal de lidocaína. En opinión del autor, la similares. En conjunto, la acción de mepivacaína es
investigación científica básica quizá no refleje por ligeramente más prolongada que la de lidocaína y
completo la situación clínica típica. En cualquier caso, esta diferencia de duración se acentúa cuando se
el autor recomienda la reducción de la dosis total de añade adrenalina a las soluciones.
lidocaína subaracnoidea a menos de 75 mg por pro-
cedimiento espinal y la inyección con más rapidez,
desaconsejando su empleo en técnicas subaracnoi-
deas continuas. A menudo, los pacientes manifiestan
que la lidocaína causa las «alergias a anestésicos lo-
cales» más frecuentes. Sin embargo, muchas de las La bupivacaína es un anestésico local de acción
alergias descritas, con frecuencia durante la inyección prolongada que puede utilizarse para infiltración, blo-
dental, son simplemente reacciones a la adrenalina, queo nervioso periférico y anestesia epidural y espi-
resultantes de la inyección intravascular del anestési- nal. Las concentraciones útiles del fármaco oscilan
co local combinado con ésta. entre 0,125 y 0,75%. Puede obtenerse una separación
del bloqueo sensitivo y motor modificando la concen-
tración de bupivacaína. De manera lógica, las con-
centraciones inferiores inducen un bloqueo princi-
palmente sensitivo, en tanto que, a medida que
aumenta la concentración, aumenta la efectividad del
La prilocaína está relacionada en su estructura bloqueo motor. Si un anestesiólogo tuviera que elegir
con la lidocaína, aunque causa significativamente un único fármaco y una única concentración, bupi-
menos vasodilatación que la lidocaína y, por tanto, vacaína al 0,5% sería la elección lógica porque es útil
puede utilizarse sin adrenalina. La prilocaína está para el bloqueo nervioso periférico, el bloqueo sub-
formulada para la infiltración, el bloqueo nervioso aracnoideo y el bloqueo epidural. En la década de los
periférico y la anestesia epidural. Su perfil anestési- 80 se suscitó cierta preocupación por la cardiotoxici-
co es similar al de la lidocaína, aunque además de dad en las reacciones tóxicas sistémicas provocadas
producir menos vasodilatación, tiene un potencial con bupivacaína. Aunque está claro que la bupivacaí-
inferior para producir toxicidad sistémica a igualdad na altera la conducción miocárdica de manera más
de dosis. Esta característica la convierte en particu- profunda que la lidocaína, nunca se insistirá bastan-
larmente útil para la anestesia regional intravenosa. te en la necesidad de una reanimación rápida y ade-
El motivo principal por el que no se utiliza la prilo- cuada durante cualquier reacción tóxica sistémica.
caína más de modo más amplio consiste en que, Levobupivacaína es el único enantiómero (L-isómero)
como resultado de su metabolización, produce orto- de bupivacaína; su perfil de toxicidad sistémica pare-
toluidina y nitrotoluidina, ambas capaces de inducir ce ser similar al de ropivacaína y sus efectos clínicos
metahemoglobinemia. son muy similares a los de bupivacaína racémica.
La etidocaína, químicamente relacionada con la li- La ropivacaína, otro anestésico local de acción
docaína, es una amida anestésica local de acción pro- prolongada, se introdujo en Estados Unidos en 1996.
longada. La etidocaína se asocia a un bloqueo mo- Puede ofrecer una ventaja frente a bupivacaína ya
tor profundo y se utiliza de forma óptima cuando que experimentalmente parece ser menos cardiotó-
esta característica puede ser clínicamente beneficio- xica. No se ha confirmado que esta ventaja experi-
Anestésicos locales y equipo de anestesia regional 7
Adrenalina
mental se traduzca en la clínica. Los estudios inicia- Puesto que la mayoría de anestésicos locales son va-
les también indican que ropivacaína puede producir sodilatadores, la adición de adrenalina con frecuen-
analgesia con menos bloqueo motor que dosis equi- cia no reduce el flujo sanguíneo como muchos te-
potentes de bupivacaína. La acción de ropivacaína men; por el contrario, la combinación de anestésico
también puede ser ligeramente inferior a la de bupi- local y adrenalina produce un flujo sanguíneo simi-
vacaína; las concentraciones farmacológicas útiles lar al previo a la inyección.
oscilan entre el 0,25 y el 1%. Muchos clínicos creen
que ropivacaína puede conferir ventajas particulares
para las infusiones analgésicas postoperatorias y la AGUJAS, CATÉTERES Y JERINGAS
analgesia obstétrica.
La anestesia regional requiere un conocimiento in-
tegral por parte del anestesiólogo de los anestésicos
Vasoconstrictores
locales y del equipo (es decir, agujas, jeringas y caté-
Con frecuencia se añaden vasoconstrictores a los teres que permiten la inyección del anestésico en el
anestésicos locales para prolongar la duración de la área deseada). Durante los primeros años de la anes-
acción y mejorar la «calidad» del bloqueo anestési- tesia regional se produjeron muchas variaciones de
co local. Aunque todavía no está claro si los vaso- los métodos de conexión entre la aguja y la jeringa.
constrictores prolongan la duración del bloqueo con En el cambio de siglo, Carl Schneider desarrolló la
los anestésicos locales o son efectivos porque pro- primera jeringa de cristal para Hermann Wolfing-
ducen una antinocicepción adicional a través de una Luer. Aunque Luer recibe los créditos gracias a la in-
acción alfa-adrenérgica, su efecto clínico es incues- novación de una simple punta cónica para el fácil in-
tionable. La adrenalina (fig. 1-5) es el vasoconstric- tercambio de agujas y jeringas, se cree que el diseño
tor utilizado con mayor frecuencia; globalmente, la del Luer-lock (conexión Luer), en uso en la mayoría
concentración más efectiva, excluida la anestesia es- de jeringas actuales, se debe a Dickenson, hacia
pinal, es de 1:200.000. Cuando se añade adrenalina 1925. El ajuste Luer se convirtió en universal y en
a los anestésicos locales durante el proceso comer- 1955 se estandarizaron la punta Luer de desliza-
cial de producción, es necesario añadir estabilizan- miento y el Luer-Lok.
tes porque la adrenalina pierde potencia con rapidez En casi todas las agujas desechables y reutilizables
cuando se expone al aire y a la luz. Los estabilizan- para la anestesia regional, el bisel se corta en tres pla-
tes añadidos reducen el pH de la solución anestési- nos. En teoría, el diseño crea menos laceración tisu-
ca local en un intervalo de pH 3 a 4 y, debido a los lar y molestias en comparación con los diseños pre-
valores superiores de pKa del anestésico local, se re- liminares y limita la perforación tisular cilíndrica (o
trasa el inicio del bloqueo regional efectivo. Por tan- tissue coring). Muchas agujas para inyección profun-
to, si se usa adrenalina con los anestésicos locales, da durante el bloqueo regional incorporan un botón
deberá añadirse en el momento de practicar el blo- de seguridad en el cuerpo de manera que la aguja
queo, cuando menos, en el bloqueo inicial. Para las pueda recuperarse con rapidez en las raras ocasiones
ulteriores inyecciones practicadas durante el blo- en que el pabellón se separa del cuerpo de la aguja.
queo epidural continuo, pueden utilizarse con se- En la figura 1-6 se compara una aguja corta, bisela-
guridad las preparaciones comerciales de soluciones da, con botón de seguridad de 22 G y una aguja «hi-
de anestésicos locales-adrenalina. podérmica» de 22 G. Tradicionalmente se sostiene
La fenilefrina (v. fig. 1-5) se ha empleado también que las agujas de bisel corto son menos traumáticas
como vasoconstrictor, principalmente, con la anes- para las estructuras neurales, pero se dispone de es-
tesia espinal; el bloqueo puede prolongarse de modo casas evidencias clínicas y los datos experimentales
eficaz con la adición de 2 a 5 mg de fenilefrina al sobre la minimización de lesiones nerviosas con agu-
anestésico espinal. Asimismo, se ha utilizado la no- jas de punta aguda o roma son discrepantes.
radrenalina como vasoconstrictor para la anestesia En la figura 1-7 se presentan diversas agujas es-
espinal, aunque no parece ser tan duradera como la pinales. La clave del éxito estriba en seleccionar el
adrenalina ni tener ninguna ventaja frente a ésta. tamaño y extremo biselado que permitan canular
8 Atlas de anestesia regional
FIGURA 1-6
Vistas frontal, oblicua y
lateral de agujas de bloqueo
regional. A) Aguja de
bloqueo axilar de bisel
romo de 25 G. B) Aguja de
bloqueo de bisel largo
(«hipodérmica») de 25 G.
C) Aguja «de imagen»
ecográfica. D) Aguja de
bloqueo regional de bisel
corto de 22 G. (A-D, de
Brown DL. Regional
Anesthesia and Analgesia,
Philadelphia, W. B.
Saunders, 1996. Con
permiso de la Mayo
Foundation.)
FIGURA 1-7
Vistas frontal, oblicua y
lateral de agujas espinales
comunes. A) Aguja de
Sprotte. B) Aguja de
Whitacre. C) Aguja de
Greene. D) Aguja de
Quincke. (A-D, de Brown
DL. Regional Anesthesia and
Analgesia, Philadelphia,
W. B. Saunders, 1996.
Con permiso de la Mayo
Foundation.)
Anestésicos locales y equipo de anestesia regional 9
FIGURA 1-8
Vistas frontal, oblicua y
lateral de agujas epidurales
comunes. A) Aguja de
Crawford. B) Aguja de
Tuohy. El recuadro muestra
un conjunto de pabellón
alado común para las agujas
aladas. C) Aguja de Hustead.
D) Aguja epidural curvada
de 18 G. E) Aguja medular
de Whitacre de 27 G.
(A-E, de Brown DL.
Regional Anesthesia and
Analgesia, Philadelphia,
W. B. Saunders, 1996.
Con permiso de la Mayo
Foundation.)
con facilidad el espacio subaracnoideo sin ocasionar espinal se desvaneció con la controversia en torno a
una punción accidental repetida. Para tamaños equi- la neurotoxicidad de la lidocaína.
valentes de agujas, las puntas redondeadas que se- En la figura 1-8 se muestran las agujas epidura-
paran las fibras de la dura se asocian a una inferior les. El diseño de la punta de la aguja con frecuencia
incidencia de cefalea en comparación con las puntas está condicionado por la decisión de utilizar un caté-
que cortan las fibras. El pasado interés en emplear ter epidural. En la figura 1-9 se presentan dos
técnicas continuas con catéteres espinales de calibre catéteres disponibles para uso subaracnoideo o epi-
muy pequeño para reducir la incidencia de cefalea dural. Aunque cada uno tiene ventajas e inconve-
10 Atlas de anestesia regional
FIGURA 1-9
Diseños de catéteres
epidurales. A) Orificio distal
único. B) Extremo cerrado
con múltiples orificios
laterales. (A y B de Brown
DL. Regional Anesthesia and
Analgesia, Philadelphia,
W. B. Saunders, 1996.
Con permiso de la Mayo
Foundation.)
nientes, un catéter con orificio distal único parece las agujas no aisladas emiten corriente por la punta
conferir mayor seguridad en el momento de la in- y a lo largo del cuerpo, lo que podría reducir la pre-
yección sobre la localización de su punta, mientras cisión al colocar la aguja. Un estimulador nervioso
posiblemente se prefiera un catéter con múltiples periférico permitiría una corriente de 0,1 a 10 mA
orificios laterales para las técnicas de analgesia con- en pulsos de aproximadamente 200 ms con una fre-
tinua. cuencia de 1 a 2 pulsos por segundo. Debe tener un
dispositivo de fácil lectura que indique el momento
en que se presente el cierre del circuito, una pro-
ESTIMULADORES NERVIOSOS ducción de corriente constante y adecuada en todo
momento y una pantalla digital que muestre la co-
En los últimos años, los estimuladores nerviosos han rriente administrada con cada pulso, lo que facilita
pasado de dispositivos de uso ocasional a dispositi- determinar la localización del nervio mientras se es-
vos de uso común y frecuente con importancia cru- timula con 2 mA y permite la exacta colocación de
cial. El énfasis creciente en las técnicas que emplean la aguja mientras el pulso de la corriente se reduce
múltiples inyecciones próximas a los nervios o la co- a 0,5-0,1 mA. La polaridad de los terminales del es-
locación de catéteres estimuladores ha impulsado timulador nervioso debe identificarse con claridad,
este cambio. El obstáculo principal al éxito de la uti- ya que los nervios periféricos se estimulan óptima-
lización de un estimulador nervioso estriba en que mente cuando se utiliza la aguja como cátodo (ter-
se trata de una técnica a tres manos o para dos in- minal negativo). De otro modo, si se establece el cir-
dividuos (fig. 1-10). Esta situación no ha cambiado, cuito con la aguja como ánodo (terminal positivo),
aunque se dispone de instrumentos que permiten el se requiere una corriente cuatro veces superior para
control de la corriente estimuladora mediante un pe- producir una estimulación equivalente. La deriva-
dal, con lo que se elimina la necesidad de una ter- ción positiva del estimulador debe colocarse en un
cera mano o un segundo individuo. En las situacio- punto distante del punto de estimulación, conec-
nes en las que se requiere un segundo par de manos, tando la derivación a un electrodo electrocardiográ-
el correcto manejo de los estimuladores nerviosos fico común (v. fig. 1-10).
periféricos contemporáneos es sencillo y se aprende El uso de un estimulador nervioso no es un sus-
con facilidad durante la práctica del bloqueo. El es- tituto del conocimiento completo de la anatomía ni
timulador nervioso es útil en diversas circunstancias de una cuidadosa selección del lugar de inserción
(es decir, en niños y adultos ya anestesiados cuando de la aguja. De hecho, debe prestarse tanta atención
se decide que el bloqueo regional es una técnica ade- a la anatomía y a la técnica cuando se utiliza un es-
cuada, en individuos incapaces de referir con preci- timulador nervioso como cuando no se utiliza. Las
sión las parestesias, cuando se administran anestési- gruesas fibras motoras mielinizadas son estimula-
cos locales en nervios específicos y cuando se das con menos corriente que las fibras finas no mie-
implantan catéteres estimuladores para la anestesia linizadas y, en la mayoría de ocasiones, se obtiene
o la analgesia postoperatoria). Otro grupo que pue- una contracción muscular antes de que el paciente
de beneficiarse del uso de un estimulador nervioso experimente una molestia. La aguja debe recolo-
está compuesto por pacientes con dolor crónico, en carse con cuidado en un punto en que pueda pro-
los cuales, la colocación exacta de la aguja y la re- vocarse la contracción muscular con 0,5 a 0,1 mA.
producción del dolor con la estimulación eléctrica o Si precisa bloquearse un nervio sensitivo puro, se
la eliminación de éste con la administración ade- sigue un procedimiento similar; sin embargo, para
cuada de pequeños volúmenes de anestésico local la correcta localización de la aguja, se necesita que
puede mejorar el diagnóstico y el tratamiento. el paciente refiera la sensación de «hormigueo o
Cuando se utiliza la estimulación nerviosa du- quemazón» pulsada en la distribución cutánea del
rante el bloqueo regional, las agujas aisladas son las nervio sensitivo. Cuando la aguja está en la posi-
más adecuadas puesto que provocan una corriente ción final y se ha obtenido la estimulación con 0,5 a
esférica alrededor de la punta de la aguja, mientras 0,1 mA, se inyecta 1 ml de anestésico local a través
Anestésicos locales y equipo de anestesia regional 11
Ánodo
(⫹ derivación)
FIGURA 1-10
Técnica de estimulación
nerviosa.
12 Atlas de anestesia regional
de la aguja. Si la aguja está colocada con precisión, te de las investigaciones se han efectuado con son-
esta cantidad de solución anula rápidamente la das ecográficas de frecuencias entre 5 y 10 MHz. Es-
contracción muscular y/o la sensación con el pul- tos aparatos son capaces de identificar estructuras
so de corriente. vasculares y óseas, pero no nerviosas. Los dispositi-
vos contemporáneos que usan sondas de alta reso-
lución (12-15 MHz) e imágenes compuestas pueden
ECOGRAFÍA mejorar las técnicas de bloqueo nervioso periférico
asistido por ecografía, ya que permiten la clara vi-
En los últimos años, se ha suscitado un creciente in- sualización de nervios, vasos, catéteres e inyección
terés en el desarrollo del bloqueo nervioso periférico de anestésicos locales. El uso de estos dispositivos
guiado por imagen. Se han utilizado diversas técni- está limitado por su coste, la necesidad de formarse
cas. La resonancia magnética y la tomografía com- en su uso, de familiarizarse con las imágenes anató-
putarizada confieren excelentes imágenes anatómi- micas por ecografía y el necesario par de manos adi-
cas, aunque son caras e inaccesibles en el quirófano. cional. Funciona de manera óptima con los plexos
La disponibilidad de la fluoroscopia es más amplia, nerviosos superficiales y puede estar limitada por la
aunque sólo indica puntos de referencia óseos o si- obesidad excesiva o las estructuras anatómicamente
luetas de contraste radiopaco administrada por la distantes. El autor cree que esta es un área de la prác-
aguja o el catéter. Los ecógrafos no son invasivos, tica de la anestesia regional fructífera para la inves-
son portátiles y moderadamente caros. La mayor par- tigación sistemática.
2
Bloqueos continuos
de nervios
periféricos
ANDRÉ P. BOEZAART, M.D., Ph.D.
Bloqueos continuos de nervios periféricos 15
En pacientes con dolor agudo y crónico, los blo- el ámbito del aprendizaje. La tasa de éxito primario
queos nerviosos periféricos pueden inducir analge- de esta técnica probablemente iguale a la de la técni-
sia durante varias horas tras una única inyección de ca tradicional, aunque con una tasa de éxito secun-
anestésico local. En muchos ámbitos clínicos, sin dario del bloqueo en teoría superior por la coloca-
embargo, se requieren bloqueos nerviosos de 12 h o ción más precisa del catéter. Es necesario efectuar
más prolongados tras una única inyección. La nece- estudios comparativos formales de los resultados.
sidad de una analgesia más prolongada sin efectos
colaterales neuroaxiales aceleró el desarrollo de los
bloqueos nerviosos continuos. También está en cur- TÉCNICA CON CATÉTER
so la investigación sobre anestésicos locales reversi- NO ESTIMULADOR
bles de duración prolongada, aunque en la actuali-
dad no se dispone de ningún anestésico local La aguja estimuladora aislada con una corriente de
reversible de duración extremadamente prolongada 1,5 mA se dirige hacia el nervio periférico que se ha
que sea efectivo. Por tanto, los médicos deben recu- de bloquear. La posición final de la aguja se confirma
rrir a los bloqueos nerviosos continuos a través de observando una respuesta motora apropiada con la
catéteres perineurales como un medio eficaz para corriente estimuladora ajustada a 0,3-0,5 mA, una
producir anestesia continuada. Los avances en las frecuencia de 1 a 2 Hz y una amplitud del pulso de
técnicas perineurales se han centrado en el perfec- 100 a 300 μs. Con frecuencia, la aguja se conecta a
cionamiento de la colocación del catéter, con lo que una jeringa mediante un puerto lateral (fig. 2-1). Esta
se reduce la atenuación de la analgesia tras la inyec- disposición permite al médico aspirar sangre o líqui-
ción inicial en bolo. Las principales técnicas para la do cefalorraquídeo durante la colocación de la aguja
colocación de catéteres perineurales son dos: la téc- para minimizar la inyección intravascular o intratecal
nica con catéter no estimulador y la técnica con caté- accidental. Una vez finalizada la colocación de la agu-
ter estimulador. Aunque se dispone de varios caté- ja, se sostiene en su posición y se inyecta el bolo de
teres estimuladores, en aras de la claridad en este solución de anestésico local en dosis fraccionadas. En
capítulo, la técnica con catéter estimulador que se ocasiones, se inyecta salino (5-10 ml) en lugar de un
describe es la técnica StimuCath (Arrow Internatio- bolo de anestésico local que, según muchos creen, fa-
nal, Reading, PA, EE.UU.). Cabe recordar que los cilita el paso del catéter que se colocará posterior-
principios descritos pueden aplicarse a dispositivos mente y minimiza la confusión entre los efectos del
de otros fabricantes. bolo de anestésico local y los de la inyección a través
Al usar la técnica no estimuladora, se avanza una del catéter. El catéter es típicamente de 19 o 20 G,
aguja aislada (habitualmente, una aguja de Tuohy) multiperforado, y se avanza de 5 a 10 cm después del
próxima a un nervio con la guía de un estimulador extremo distal de la aguja. Tras la inserción del caté-
nervioso. Cuando el médico está satisfecho con la po- ter, se retira la aguja y se asegura el catéter con la téc-
sición de la punta de la aguja, se inyecta salino o un nica de preferencia del anestesista, posiblemente, un
anestésico local a través de la aguja para expandir el spray adhesivo médico, Steri-strips o un apósito oclu-
potencial espacio perineural. En ese momento, se sivo transparente. Algunos médicos aseguran el caté-
avanza un catéter epidural estándar (habitualmente, ter mediante tunelización. Se han empleado una gran
de orificios múltiples) a través de la aguja. Esta téc- variedad de soluciones de anestésicos locales; muchos
nica es relativamente fácil de practicar y suele confe- prefieren ropivacaína. Típicamente, con este método
rir un adecuado bloqueo inicial cuando el anestésico se inyecta un bolo de (20-40 ml) del anestésico local
local se inyecta a través de la aguja antes de la colo- a través de la aguja para obtener el bloqueo primario,
cación del catéter. Sin embargo, la tasa de éxito del seguido de la colocación del catéter y la infusión de
bloqueo secundario (cuando el anestésico local se in- una solución de anestésico local a través del catéter.
funde a través del catéter) es bastante variable. Esta infusión produce lo que muchos llaman bloqueo
Durante la técnica con catéter estimulador, una secundario (v. fig. 2-1).
aguja aislada (habitualmente, una aguja de Tuohy) se
sitúa de manera similar con la guía de un estimula-
dor nervioso. Con esta técnica no se inyecta un bolo TÉCNICA CON CATÉTER
en el momento de la colocación de la aguja, sino que ESTIMULADOR
se avanza a través de la aguja un catéter con una pun-
ta eléctrica conductora al tiempo que se estimula. La aguja estimuladora aislada (fig. 2-2A) se dirige
Esta técnica tiene algunos pasos más que el método hacia el nervio periférico que hay que bloquear con
no estimulador, aunque parece más sencillo aún en una corriente estimuladora de 1,5 mA. La correcta
16 Atlas de anestesia regional
Medir e insertar
la aguja
2 cm
2 cm
Estimular la
respuesta motora
Colocar el catéter
y retirar la aguja
B
Infundir el anestésico
a través del catéter
FIGURA 2-1
Se utiliza un dispositivo
de puerto lateral durante la
colocación del catéter para
el bloqueo infraclavicular.
A) Localización de la
correcta posición de la aguja C
mediante la guía del
estimulador nervioso.
B) Inyección del anestésico
local para distender el
espacio perineural antes de
la inserción del catéter.
C) Inserción del catéter
sin guía adicional.
Bloqueos continuos de nervios periféricos 17
Catéter
Extremo proximal
descubierto
Estilete interno
extraíble
Cuerpo aislado
Extremo proximal
conductor
Cuerpo aislado
Extremo distal
descubierto
A1
Extremo
distal
conductor
A2
SnapLock
Cable conector
Pinza de gancho (distal)
A3
FIGURA 2-2
Colocación del catéter de estimulación para el bloqueo infraclavicular. A) Equipo utilizado con la técnica StimuCath. A1) Aguja
aislada para la inserción inicial. A2) Catéter con aislamiento eléctrico que permite la estimulación a través de la punta del catéter.
A3) «Extensión de cocodrilo» que permite la estimulación a través de la aguja y el catéter y posibilita la estimulación del catéter tras
su inserción inicial y después de colocar el adaptador final de tipo Tuohy a través de la aguja y la posible manipulación a través
de la aguja si se desea la recolocación del catéter.
Medición e inserción
de la aguja
2 cm
2 cm
Estimular la
B1 respuesta motora
Al estimulador
B4
Puede avanzarse
el catéter para
seguir el nervio
posición de la aguja se confirma observando una res- cutáneo, el estilete entra en la piel a través del punto
puesta motora adecuada con una corriente estimu- de inserción del catéter. Con cada técnica, el estilete
ladora nerviosa establecida en 0,3 a 0,5 mA, una se avanza hasta el punto cutáneo de salida deseado a
frecuencia de 1 a 2 Hz y una amplitud de pulso de una distancia aproximada de 10 cm o de la longitud
100 a 300 μs. Se mantiene la aguja en esta posición del estilete. A continuación se avanza la aguja de
sin inyectar ninguna solución a través de la aguja. Se Tuohy de manera retrógrada en el estilete (fig. 2-3B).
conecta la derivación negativa estimuladora al caté- Seguidamente, se retira el estilete y se avanza el caté-
ter estimulador, que, a su vez, se hace avanzar a ter a través de la aguja (fig. 2-3C) hasta que está se-
través de la aguja (fig. 2-2B). Se produce la respues- guro y puede retirarse la aguja, dejando el catéter tu-
ta motora deseada, similar a la respuesta suscitada nelizado. Si se usa una técnica con puente cutáneo, se
durante la colocación inicial de la aguja. A conti- inserta un tubo de plástico de inferior longitud para
nuación, se avanza el catéter a través del extremo proteger la piel bajo el puente cutáneo (fig. 2-3D).
distal de la aguja mientras se procura mantener la Tras completar la tunelización del catéter se com-
respuesta motora. La variación de la respuesta mo- probará la estabilidad del extremo distal del catéter.
tora suele indicar que el catéter se está alejando del Se conecta al catéter el dispositivo SnapLock (Arrow
nervio conforme avanza. Con este dispositivo aguja- International, Reading, PA), que permite la estimu-
catéter ensamblados, puede retirarse el catéter sin lación nerviosa continua a través del catéter. La je-
preocuparse indebidamente por su cizallamiento. ringa que contiene el anestésico local se conecta al
Si se requiere la recolocación del catéter, hay que SnapLock (fig. 2-4). A continuación, mientras aún
retirar el catéter distal hacia el cuerpo de la aguja; a se estimula con el catéter y se origina una respues-
continuación, modificar ligeramente la posición de ta motora, se inicia la inyección del anestésico local.
la aguja, mediante la rotación en sentido horario o La respuesta motora evocada debería cesar inmedia-
antihorario, o avanzar o retirar el catéter unos milí- tamente con la inyección. Si el salino se inyecta a
metros. Posteriormente, avanzar el catéter de nuevo través del catéter, provoca la misma interrupción de
de modo similar a las etapas precedentes. Este pro- la respuesta motora, pero si se inyecta agua no se in-
ceso puede repetirse hasta que se consiga la res- terrumpe la respuesta motora, debido a la dispersión
puesta motora adecuada durante el avance del caté- de la corriente por el líquido conductor (el anesté-
ter. Deberá seguir obteniéndose la respuesta motora sico local o el salino); por tanto, se requeriría una
deseada a medida que se avanza el catéter de 3 a cantidad superior de corriente para producir una
5 cm a lo largo de las estructuras nerviosas. respuesta motora.
El desplazamiento del catéter sigue siendo pro- Durante la colocación de un catéter para un bloqueo
blemático para muchos médicos que utilizan técni- periférico continuo es esencial una sedación ade-
cas de infusión periférica continua. En la experien- cuada. Típicamente, la duración de una técnica con-
cia del autor, la tunelización subcutánea del catéter tinua es algo superior y puede atravesar un mayor
ha eliminado un gran número de desplazamientos. número de planos fasciales en comparación con el
Se ha descrito una gran variedad de técnicas de tu- método de inyección única. La adecuada infiltración
nelización, aunque la mayoría son variaciones de la de anestésico local del punto de bloqueo y del pun-
siguiente descripción. to de tunelización son asimismo importantes y no
La primera decisión durante la tunelización del cabe precipitarse. Antes de manipular la aguja y
catéter consiste en establecer si se utilizará un puen- mientras realizamos ajustes en su posición cuando
te cutáneo, cuyo uso facilita la retirada del catéter y establecemos la posición inicial óptima del catéter,
típicamente se aplica para la cateterización a cor- debemos asegurarnos de que el extremo distal del
to plazo (1-7 días). La técnica de tunelización del catéter está en el interior del cuerpo de la aguja.
catéter sin puente cutáneo se utiliza con frecuen- Puesto que los catéteres continuos con frecuencia se
cia para cateterizaciones más prolongadas (más de dejan en su lugar durante cierto tiempo, se requiere
7 días). Esta última tiene la ventaja teórica de mini- un seguimiento de la asepsia. Tras la colocación del
mizar la posibilidad de infección del catéter. catéter, se cubrirá el punto con un apósito transpa-
Después de decidir el tipo de tunelización (con o rente para permitir la inspección diaria del punto de
sin puente cutáneo) se utiliza el estilete de la aguja de salida del catéter y el área de tunelización cutánea;
Tuohy (fig. 2-3A) como guía del catéter y se dirige ha- esta técnica permite la inspección directa para de-
cia la entrada cutánea a una distancia de 2 a 3 cm res- tectar signos de inflamación.
pecto al punto de salida del catéter (para la técnica con Con frecuencia, toda la extremidad permanece in-
puente cutáneo) Si se decide una técnica sin puente sensible mientras dure el bloqueo continuo, de
Bloqueos continuos de nervios periféricos 21
Catéter
Tunelización
Paso retrógrado
de la aguja sobre
el estilete
Punto de salida de la
aguja sin puente cutáneo
Punto de salida de la
aguja con puente cutáneo
FIGURA 2-3
Imágenes de las técnicas de
puente cutáneo y sin puente
cutáneo utilizadas para
asegurar los catéteres.
A) Estilete de Tuohy en el
momento de su inserción.
B) Paso de una aguja de
Tuohy sobre un estilete
como guía.
Insertar el catéter
a través de la aguja
Retirar la aguja
Puente cutáneo
D
FIGURA 2-3 - Cont.
C) Extremo proximal del
catéter enhebrado a través
de la luz de una Tuohy.
D) Retirada del catéter y de
la aguja a través del punto
cutáneo de entrada final.
Bloqueos continuos de nervios periféricos 23
Catéter
Pinza de gancho
A
Conectar la jeringa
con el anestésico local
al SnapLock
Al estimulador
B
Bajo estimulación, la respuesta motora evocada
cesa una vez se inicia la administración
del anestésico local
C
FIGURA 2-4
Imagen del dispositivo
SnapLock e implicaciones
Cesa la respuesta motora de la inyección de
anestésico local a través de
Anestésico
un catéter que está siendo
local
estimulado y el
desvanecimiento de la
respuesta a la corriente.
A) Dispositivo SnapLock
conectado a un catéter.
B) Extensión de cocodrilo
colocada en un dispositivo
SnapLock. C) Jeringa
conectada a un dispositivo
SnapLock. D) Patrón de
estimulación deseado a
través de la estimulación
con catéter. Debe
desvanecerse con la
inyección del anestésico
D local para confirmar que
la colocación es correcta.
modo que es preciso proteger los nervios vulnera- De forma ideal, el catéter se retirará tras la com-
bles; éstos son el nervio cubital en el codo, el ner- pleta recuperación de la sensibilidad de toda la ex-
vio radial a nivel mediohumeral y el nervio peroneo tremidad. El dolor irradiado que puede aparecer du-
común en el área de la cabeza del peroné. Los pa- rante la retirada del catéter suele indicar que el
cientes ambulatorios con un bloqueo continuo del catéter se ha alojado en un nervio o una raíz ner-
plexo braquial deberían llevar siempre un cabestri- viosa. Puede estar indicada la retirada quirúrgica de
llo ajustado de manera adecuada para prevenir una catéteres tras la exploración fluoroscópica si persis-
lesión por tracción del plexo braquial o una lesión te el dolor irradiado con los intentos de retirada,
del nervio radial por el cabestrillo. aunque rara vez es necesaria.
3
Anatomía
del bloqueo
de la extremidad
superior
Anatomía del bloqueo de la extremidad superior 27
«El hombre utiliza sus brazos y manos constantemente… paran de los que inervan la parte dorsal. A medida
por consiguiente, expone constantemente sus brazos y sus que estas divisiones entran en la axila, forman cor-
manos a las lesiones… El hombre también come constan- dones. Las divisiones posteriores de los tres troncos
temente… En realidad, el estómago del hombre nunca está se unen para formar el cordón posterior; las divisio-
vacío… La combinación de la prensilidad del hombre y su
nes anteriores de los troncos superior y medio for-
insaciable apetito produce un flujo constante de pacientes
man el cordón lateral, y el cordón medio es la divi-
con lesiones de las extremidades superiores y estómagos
llenos hacia los departamentos de urgencias de los hospi- sión anterior no unida del tronco inferior. Estos
tales. Éste es el motivo por el que el plexo braquial es, con cordones se denominan en función de su relación
tanta frecuencia, el grupo de nervios preferido por el anes- con la segunda porción de la arteria axilar.
tesiólogo.» En el borde lateral del músculo pectoral menor
Classical Anesthesia Files, David Little, 1963 (que se inserta en el proceso coracoides) los tres cor-
dones se reorganizan para formar los nervios periféri-
Las acertadas observaciones del finado David Little cos de la extremidad superior. De nuevo, en un es-
no siempre llevan a los anestesiólogos a elegir la fuerzo por simplificar, las ramas de los cordones lateral
anestesia regional para la cirugía de la extremidad y medio son nervios ventrales de la extremidad supe-
superior. Sin embargo, los que se deciden por la rior. El cordón posterior, en cambio, da origen a toda
anestesia regional reconocen que existen múltiples la inervación «dorsal». Por tanto, el nervio radial iner-
puntos en los que puede inducirse un bloqueo del va toda la musculatura dorsal de la extremidad supe-
plexo braquial. El autor cree que si los anestesiólo- rior a partir del hombro. El nervio musculocutáneo
gos deben prestar una atención anestesiológica inte- confiere la inervación muscular del brazo, al tiempo
gral, deben familiarizarse con estos bloqueos. La fa- que la inervación cutánea del antebrazo. En cambio,
miliaridad con estas técnicas exige el conocimiento los nervios mediano y cubital son nervios de paso en
de la anatomía. Uno de los problemas para el «co- el brazo, aunque en el antebrazo y la mano confieren
nocimiento» de esta anatomía consiste en que el tra- la inervación motora de la musculatura ventral. Estos
dicional esquema descriptivo del plexo braquial es nervios pueden categorizarse más: el nervio mediano
innecesariamente complejo e intimidatorio. inerva sobre todo el antebrazo, mientras el nervio cu-
En la figura 3-1 se ilustra cómo el plexo está for- bital inerva predominantemente la mano.
mado por las ramas ventrales de los nervios cervica- Algunos autores han centrado la atención de los
les 5.o a 8.o y la mayor parte de la rama del primer anestesiólogos en el revestimiento fascial del plexo
nervio torácico. Además, también puede haber con- braquial. A medida que las raíces nerviosas del ple-
tribuciones del 4.o nervio cervical y el 2.o nervio torá- xo braquial abandonan las apófisis transversas, lo ha-
cico. La parte intimidatoria de esta anatomía es lo que cen entre la fascia prevertebral que se divide para re-
sucede desde el momento en que estas ramas ventra- vestir los músculos escaleno anterior y medio.
les emergen entre los músculos escaleno medio y an- Muchos autores defienden que esta fascia preverte-
terior hasta finalizar en las cuatro ramas terminales de bral que circunda el plexo braquial tiene forma tu-
la extremidad superior: los nervios musculocutáneo, bular en toda su extensión, lo que permite la colo-
mediano, cubital y radial. La mayor parte de lo que cación de la aguja en el interior de la «vaina» para
ocurre con las raíces en su camino para convertirse producir un bloqueo. Es incuestionable que el plexo
en nervios periféricos no es información clínica esen- braquial está revestido por la fascia prevertebral; sin
cial para un anestesiólogo. Sin embargo, algunos con- embargo, el recubrimiento fascial es en apariencia
ceptos amplios pueden contribuir a que los clínicos discontinuo, con septos que subdividen porciones de
comprendan la anatomía. Por tanto, el objetivo del la vaina en compartimentos que clínicamente pueden
autor en este capítulo es simplificarla. evitar la adecuada propagación de los anestésicos lo-
Tras su paso entre los músculos escalenos, las cales. La impresión clínica del autor es que la dis-
raíces se reorganizan en troncos: superior, medio e continuidad de la «vaina» aumenta a medida que se
inferior. Los troncos continúan hasta la primera cos- aleja de la apófisis transversa hacia la axila.
tilla. En el borde lateral de ésta, estos troncos pre- La mayor parte de intervenciones quirúrgicas de
sentan una división anatómica primaria en ventral y la extremidad superior se practica con el paciente en
dorsal. Éste es también el punto en que el conoci- decúbito supino sobre la mesa del quirófano con el
miento de la anatomía del plexo braquial se con- brazo extendido sobre un soporte; parece lógico que
vierte en frustrante y a menudo en innecesariamen- el anestesiólogo comprenda y se haga una imagen
te complejo. Esta división anatómica es importante mental clara de la inervación de la extremidad su-
porque los nervios destinados a inervar la parte ori- perior con el paciente en esta posición. En las figu-
ginalmente ventral de la extremidad superior se se- ras 3-2 a 3-7 se ilustran estas cuestiones con el bra-
28 Atlas de anestesia regional
3 Ventrales
3 Dorsales C5
N. supraescapular
3 CORDONES
OR
ERI C6
SUP
C7
DIO
ME
L
RA C8
TE
LA IOR
ER
RAMAS IOR INF T1
R
TERMINALES STE
PO N. subescapular
N. axilar N. torácico
N. toracodorsal largo
IAL
N. radial MED N. cutáneo medio
C4
del antebrazo
N. mediano
N. cutáneo medio C5
N. cubital del brazo C6
N. musculocutáneo C7
T1
1.a costilla
N. radial
N. mediano
N. cubital
FIGURA 3-1
Anatomía del plexo
braquial.
Anatomía del bloqueo de la extremidad superior 29
Rama palmar
FIGURA 3-2
Inervación periférica
de la extremidad superior
N. cubital (rama N. cutáneo N. cutáneo braquial con el brazo en supinación
palmar digital) antebraquial medio medio e intercostobraquial sobre un soporte braquial.
C6
C7 C5
T1
C8
FIGURA 3-3
Inervación dermatómica de
la extremidad superior con
el brazo en supinación
sobre un soporte braquial.
30 Atlas de anestesia regional
N. supraclavicular
(plexo cervical)
FIGURA 3-4
Inervación periférica de la
extremidad superior con el N. musculocutáneo
brazo en pronación sobre (n. cutáneo antebraquial N. cutáneo
un soporte braquial. N. radial lateral) intercostobraquial
C8
C7 C6 C5
T1
C8
FIGURA 3-5
Inervación dermatómica de
la extremidad superior con
el brazo en pronación sobre
un soporte braquial.
C5
C5
C7 C6 C8
C8
C7
C7
FIGURA 3-6
Osteotomas de la
extremidad superior
con el brazo en supinación.
Anatomía del bloqueo de la extremidad superior 31
C8
C7 C7 C5 C5
C6
C6
C6
C8
FIGURA 3-7
Osteotomas de la
extremidad superior con el
brazo en pronación sobre
un soporte braquial.
zo en supinación y en pronación para los nervios transversas en su trayecto hacia el plexo braquial, lo
cutáneos, y los patrones dermatómicos y osteotómi- hacen inmediatamente por detrás de la arteria ver-
cos, respectivamente. tebral. Las arterias vertebrales se originan de la ar-
Otro «consejo práctico» adicional que puede ayu- teria braquiocefálica y subclavia, a la derecha y a la
dar a los anestesiólogos a asegurar el bloqueo del izquierda, respectivamente, y discurren en dirección
plexo braquial antes del inicio del procedimiento cefálica hasta entrar en un canal óseo de la apófisis
quirúrgico son las «cuatro P». En la figura 3-8 se transversa a la altura de C6 continuando hacia arri-
muestra cómo la regla mnemotécnica push, pull, ba. Por tanto, cabe tomar conciencia en todo mo-
pinch, pinch («empujar, tirar, pellizcar, pellizcar») mento de la localización de la punta de la aguja en
puede contribuir a que se recuerde el sistema para relación con la arteria vertebral. También hay que re-
verificar los cuatro nervios periféricos de interés du- cordar que la arteria vertebral está en posición ante-
rante un bloqueo de plexo braquial. Puede evaluar- rior respecto a las raíces del plexo braquial cuando
se la inervación motora del músculo bíceps valo- éstas salen de las vértebras cervicales.
rando la resistencia del paciente contra la extensión Otra estructura de interés en la anatomía del ple-
del antebrazo. Si este músculo se ha debilitado, cier- xo braquial es el nervio frénico; está formado por ra-
tamente el anestésico local ha alcanzado el nervio mas del 3.o, 4.o y 5.o nervios cervicales y en su tra-
musculocutáneo. Además, solicitando al paciente yecto hacia el tórax discurre a través del cuello sobre
que intente extender el antebrazo contrayendo el la superficie ventral del músculo escaleno anterior.
músculo tríceps puede evaluarse el nervio radial. Fi- Casi siempre se bloquea durante el bloqueo interes-
nalmente, pellizcando los dedos en la distribución calénico y con menor frecuencia con las técnicas su-
del nervio cubital o mediano (es decir, en la base de praclaviculares. Evitar el bloqueo frénico es impor-
los dedos 5.o o 2.o, respectivamente), se puede eva- tante sólo en un pequeño porcentaje de pacientes,
luar la idoneidad del bloqueo de los nervios cubital aunque debe tenerse en cuenta en los pacientes con
y mediano. Si estas maniobras se practican poco des- una reducción significativa de la función pulmonar
pués de realizar el bloqueo, la debilidad motora se (es decir, los pacientes con limitación de las activi-
hace evidente antes que el bloqueo sensitivo. Como dades cotidianas por el deterioro pulmonar).
anécdota histórica, esta técnica para la evaluación de Otro detalle de la anatomía del plexo braquial que
la extremidad superior se desarrolló en la Segunda requiere ampliación es la organización de sus ner-
Guerra Mundial para permitir que los sanitarios ana- vios (divisiones) cuando cruzan la primera costilla.
lizaran con rapidez las lesiones del plexo braquial. Los textos frecuentemente ilustran los nervios en
Aunque se ha descrito la anatomía nerviosa del una disposición «agrupada» en esta localización. Sin
plexo braquial de mayor interés, cabe destacar algu- embargo, las investigaciones radiológicas, clínicas y
nos detalles anatómicos (fig. 3-9). En el punto en anatómicas demuestran que no están «agrupados»
que las raíces cervicales abandonan las apófisis en dicha posición, sino que asumen una relación
32 Atlas de anestesia regional
PUSH (EMPUJAR)
N. radial
M. tríceps
PULL (TIRAR)
N. musculocutáneo
M. bíceps
PINCH (PELLIZCAR)
N. mediano
PINCH
(PELLIZCAR)
N. cubital
FIGURA 3-8
Regla mnemotécnica para la
función nerviosa periférica
de la extremidad superior: C
push, pull, pinch, pinch
(«empujar, tirar, pellizcar,
pellizcar»).
Anatomía del bloqueo de la extremidad superior 33
5
A. vertebral
N. frénico
6
N. frénico
accesorio
7
M. escaleno
(Medio)
T1
(Anterior)
CLAVÍCULA
1.a COSTILLA
A. subclavia
Clavícula
1.a costilla
M. esternocleidomastoideo
M. escaleno anterior
Plexo braquial
FIGURA 3-10
Anatomía del bloqueo
supraclavicular: anatomía
funcional del plexo
braquial, arteria subclavia
y primera costilla.
Clavícula
Apófisis coracoides
A. axilar
Plexo
M. pectoral menor braquial
V. axilar
M. pectoral
mayor
FIGURA 3-11
Sección parasagital de
resonancia magnética y
esquema de la anatomía
esencial para un bloqueo
infraclavicular (con permiso
de la Mayo Foundation).
Anatomía del bloqueo de la extremidad superior 35
posterior y en sentido cefálico respecto a la arteria esta sección parasagital, los límites de la axila pro-
subclavia (fig. 3-10). Este punto es importante cuan- ximal están formados por las siguientes estructuras
do se practica un bloqueo supraclavicular y se utili- anatómicas:
za la costilla como punto anatómico de referencia.
La relación de los nervios con la arteria implica que Anterior: borde posterior del músculo pectoral
si sólo se avanza la punta de la aguja a lo largo de la menor y la cabeza braquial del bíceps.
primera costilla, es posible que no se provoquen pa- Posterior: músculos escapular y subescapular,
restesias porque los nervios están situados más cefá- dorsal ancho y redondo mayor.
licos que ésta. Media: cara lateral de la pared torácica, incluidas
Otro detalle anatómico que cabe destacar es la las costillas y los músculos intercostales y serrato an-
anatomía axilar proximal en una sección parasagital terior.
a través de la apófisis coracoides. En este punto de Lateral: cara medial de la extremidad superior.
transición, el plexo braquial pasa de cordones a ner-
vios periféricos a medida que circundan las arterias Estas relaciones anatómicas son importantes en las
subclavia y axilar (fig. 3-11). En la localización de técnicas de bloqueo infraclavicular continuo.
4
Bloqueo
interescalénico
Bloqueo interescalénico 39
Cartílago
cricoides
VENA YUGULAR
EXTERNA
M. escaleno M. escaleno
medio anterior
FIGURA 4-1
Bloqueo interescalénico:
anatomía superficial.
40 Atlas de anestesia regional
Cartílago tiroides
V. yugular externa
V. subclavia
A. subclavia
Plexo braquial
M. esternocleidomastoideo 1.a costilla
Clavícula
M. escaleno anterior
M. escaleno medio
N. frénico
M. escaleno anterior
M. escaleno medio
FIGURA 4-2
Bloqueo interescalénico:
anatomía funcional
de los músculos escalenos.
Es siempre importante visualizar lo que los dedos escaleno anterior y ulteriormente por el surco inter-
palpan y, de nuevo, la clave para efectuar este blo- escalénico. Esta maniobra se practicará en el plano
queo con éxito consiste en la identificación del sur- horizontal a través del cartílago cricoides, es decir, a
co interescalénico. La figura 4-2 permite ver bajo la la altura de C6. Para deslizar los dedos de modo ade-
superficie anatómica y apreciar cómo el borde ex- cuado (fig. 4-4), el anestesiólogo se situará al lado
terno del músculo escaleno anterior se desvía del del paciente.
borde del esternocleidomastoideo. Esta característica
debe tenerse presente de modo constante. El múscu- Punción con aguja. Cuando se ha identificado
lo escaleno anterior y el surco interescalénico están el surco interescalénico y los dedos del anestesiólo-
orientados en ángulo oblicuo al eje principal del go lo presionan con firmeza, se inserta una aguja en
músculo esternocleidomastoideo. En la figura 4-3 se dirección ligeramente caudal y posterior, como se
ha eliminado el músculo escaleno anterior y se pone muestra en la figura 4-5. Como orientación direc-
de relieve que, a la altura de C6, la arteria vertebral cional adicional, si la aguja se imaginara suficiente-
empieza a discurrir hacia la base del cerebro a través mente larga y se insertara con la suficiente profun-
de la raíz de las apófisis transversas de las vértebras didad, saldría por la línea media en la parte posterior
más cefálicas. del cuello a la altura de las apófisis espinosas de C7
o T1. Si no se provoca una parestesia o una respuesta
Posición. El paciente está en decúbito supino motora con la inserción, se avanza la aguja mientras
con el cuello en posición neutra y la cabeza ligera- se mantiene la misma angulación, como se muestra
mente flexionada en dirección opuesta al punto del en la figura 4-4, en un plano que une el cartílago cri-
bloqueo. En este momento, el anestesiólogo solicita coides con la apófisis transversa de C6. Puesto que
al paciente que eleve la cabeza respecto al plano de el plexo braquial atraviesa el cuello de modo virtual
la mesa para tensar el músculo esternocleidomastoi- en ángulo recto a este plano, prácticamente están ga-
deo y permitir la identificación de su borde lateral. rantizadas una respuesta parestésica o motora si se
Los dedos se deslizan sobre el vientre del músculo practican en pequeños pasos de reinserción de la
Bloqueo interescalénico 41
M. esternocleidomastoideo
1.a COSTILLA
A. vertebral
C6 M. escaleno
anterior
Plexo
braquial
Pleura
Clavícula
M. escaleno medio
FIGURA 4-3
Bloqueo interescalénico:
anatomía funcional
de la arteria vertebral.
Cartílago
cricoides
FIGURA 4-4
Técnica del bloqueo
interescalénico: palpación.
42 Atlas de anestesia regional
aguja. Cuando se efectúa este bloqueo para la cirugía cular. Cuando se practica un bloqueo para la cirugía
del hombro, éste probablemente sea el único que del hombro que requiere relajación muscular, se se-
permite una anestesia efectiva con un gran volumen leccionará una concentración de anestésico local que
de anestésico local junto con una única posición de confiera un adecuado bloqueo motor (es decir, me-
la aguja. Por tanto, para la cirugía del hombro pue- pivacaína y lidocaína al 1,5%, bupivacaína al 0,5% o
den emplearse de 30 a 40 ml de lidocaína, mepiva- ropivacaína al 0,75%). Puesto que este bloqueo se
caína, bupivacaína o ropivacaína. Si el bloqueo inter- efectúa a través de un único punto de inyección y el
escalénico se efectúa para la cirugía del antebrazo o anestesiólogo confía en la propagación de la solu-
de la mano, es aconsejable realizar una segunda pun- ción de anestésico local, se permitirá un «tiempo de
ción en posición más caudal; en dicho punto, se in- impregnación» suficiente tras la inyección, que con
yectarán 10 a 20 ml de anestésico local adicional frecuencia es de 20 a 35 min.
para alcanzar las raíces más caudales. Si la identificación del músculo escaleno ante-
rior es difícil, puede practicarse una maniobra que
Problemas potenciales. Consisten en la inyec- consiste en que el paciente haga una inspiración
ción subaracnoidea, el bloqueo epidural, la inyec- máxima mientras el anestesiólogo palpa el cuello.
ción intravascular (especialmente en la arteria ver- Durante esta maniobra, los músculos escalenos se
tebral), el neumotórax y el bloqueo frénico. contraen antes que el músculo esternocleidomas-
toideo, lo que permite distinguir el músculo esca-
leno anterior en el cuello de palpación difícil.
CONSEJOS PRÁCTICOS Además, si encontramos dificultades para provocar
una parestesia o una respuesta motora, casi siem-
El bloqueo interescalénico es aplicable sobre todo en pre es porque el punto de entrada de la aguja se ha
las reparaciones del hombro, no siendo el procedi- colocado caudal. Por ejemplo, la figura 4-6 mues-
miento más adecuado en las intervenciones quirúr- tra que para optimizar el bloqueo, si dividimos el
gicas del antebrazo y la mano. Algunos médicos cuello en un arco de 180º, el punto de entrada de
combinan los bloqueos interescalénico y axilar para la aguja debe estar aproximadamente a 60º respec-
producir una aproximación al bloqueo supraclavi- to al plano sagital.
Cartílago
cricoides
PLANO PARA
LA BÚSQUEDA
DE LA PARESTESIA
FIGURA 4-5
Técnica del bloqueo
interescalénico: plano
para la «búsqueda
de la parestesia».
Bloqueo interescalénico 43
60°
M. esternocleidomastoideo
C.6.
M. escaleno anterior
M. escaleno posterior
M. escaleno medio
M. trapecio
La mayor parte de las dificultades pueden evi- tal, el autor pone de manifiesto que ésta no sería la
tarse si se recuerda que debe ser un bloqueo extre- técnica de elección. El nervio cubital es difícil de
madamente «superficial»; si los dedos que palpan bloquear con el abordaje interescalénico porque de-
aplican la fuerza suficiente, basta con 1 a 1,5 cm de riva del octavo nervio cervical (este nervio es difí-
aguja para alcanzar el plexo. Cuando la aguja se in- cil de bloquear en un punto de inyección tan cefá-
serta en profundidad cabe el riesgo de inyección su- lico). Finalmente, se recomienda precaución en
baracnoidea, epidural e intravascular. Si se ha pre- pacientes con deterioro pulmonar significativo, ya
visto aplicar un bloqueo interescalénico para una que con el bloqueo interescalénico, el bloqueo fré-
operación que requiere el bloqueo del nervio cubi- nico está casi garantizado.
5
Bloqueo
supraclavicular
Bloqueo supraclavicular 47
M. esternocleidomastoideo
(origen mastoideo)
A. vertebral C6
M. esternocleidomastoideo
M. escaleno medio (Cabeza clavicular)
(Cabeza esternal)
N. frénico
Vértice
pulmonar
T1
Plexo braquial
CLAVÍCULA
A. subclavia
1.a COSTILLA
M. escaleno anterior
FIGURA 5-1
Bloqueo supraclavicular:
anatomía.
M. escaleno
Medio
Anterior
V. yugular externa
Plexo
braquial
A. subclavia
M. esternocleidomastoideo
1.a COSTILLA
V. subclavia
CLAVÍCULA CARTÍLAGO
A. subclavia
TIROIDES
CLAVÍCULA
1.a COSTILLA
1|3
2|3
FIGURA 5-3
Bloqueo supraclavicular
(abordaje clásico): punto
de inserción.
50 Atlas de anestesia regional
1 cm
FIGURA 5-4
Bloqueo supraclavicular
(abordaje clásico):
colocación de la mano
y la jeringa.
sertar la aguja hasta una profundidad de 6 cm en pa- das en un ángulo de unos 90º respecto a la inserción
cientes muy corpulentos. La inserción inicial de la para el abordaje clásico.
aguja no deberá exceder los 3 a 4 cm hasta que una
cuidadosa búsqueda en un plano anteroposterior Punción con aguja: vertical (plomada). Se so-
identifique la primera costilla. Durante la inserción licita al paciente que eleve ligeramente la cabeza de
de la aguja y la jeringa se controlará el conjunto con la mesa de manera que pueda marcarse el borde la-
la mano, como se ilustra en la figura 5-4. La mano teral del músculo esternocleidomastoideo en su in-
del anestesiólogo puede descansar ligeramente con- serción en la clavícula. En dicho punto se visualiza
tra la fosa supraclavicular del paciente, porque con un plano «mental» que discurre en sentido parasa-
la provocación de la parestesia los pacientes con fre- gital a través de dicho punto (fig. 5-5). Se eligió el
cuencia mueven el hombro. nombre de «plomada» porque si se suspende una
plomada en vertical sobre el punto de entrada, como
Posición: bloqueo supraclavicular vertical (en se muestra en la figura 5-6, la inserción de la aguja
plomada). El desarrollo del abordaje vertical fue el a través de dicho punto establece contacto con el
resultado de los esfuerzos para simplificar la pro- plexo braquial en la mayoría de pacientes. En la fi-
yección anatómica necesaria para este bloqueo. El gura 5-6 también se ilustra una sección parasagital
paciente se colocará de manera similar a la posición obtenida mediante resonancia magnética necesaria
del abordaje clásico: en decúbito supino sin almo- para la práctica de este bloqueo. Como se puede
hada y con la cabeza flexionada ligeramente en sen- apreciar, el plexo braquial a la altura de las primeras
tido contrario al lado que se bloqueará. El aneste- costillas se encuentra en situación posterior y ce-
siólogo se situará al lado del paciente a la altura de fálica a la arteria subclavia. Una vez señalada una
la parte superior del brazo de éste. Este bloqueo im- referencia cutánea situada en el borde lateral del
plica la inserción de la aguja y la jeringa ensambla- músculo esternocleidomastoideo en su punto de in-
Bloqueo supraclavicular 51
V. subclaviav.
Subclavian
M. esternocleidomastoideo
Sternocleidomastoid m.
A. subclavia
Subclavian a.
Plexo braquial
Brachial plexus
1.ª rib
1st costilla
M. escaleno anterior
Anterior scalene m.
M. escaleno
Middle medio
scalene m.
Clavícula
Clavicle
FIGURA 5-5
Bloqueo supraclavicular
(en plomada): anatomía
funcional.
serción en la clavícula, se introduce la aguja en el tilla hasta inducir parestesia. Como sucede con el
plano parasagital con un ángulo de 90º respecto a la abordaje clásico, se recomienda precaución para evi-
mesa. Si no se provoca parestesia, redirigir la aguja tar que el conjunto de aguja y jeringa se dirija en
y la jeringa en dirección cefálica en pequeñas etapas sentido medial hacia el vértice pulmonar.
en un arco aproximado de 20º. Si todavía no se ha
obtenido parestesia, se repite la misma operación en Problemas potenciales. La complicación más
un arco de 20º en dirección caudal (fig. 5-7). temida del bloqueo supraclavicular es el neumotó-
Puesto que el plexo braquial está en situación ce- rax. Su principal causa es un ángulo de la aguja/je-
faloposterior a la arteria en el punto en que se cru- ringa dirigido hacia el vértice del pulmón. Se pres-
za con la primera costilla, con frecuencia se provo- tará especial atención al avance de la aguja en
ca una parestesia antes de establecer contacto con la dirección estrictamente anteroposterior. La inciden-
arteria o la primera costilla. Si sucede así, en esta úni- cia de neumotórax oscila entre el 0,5 y el 5% y ésta
ca localización se inyectan aproximadamente 30 ml se encuentra más próxima al límite inferior si el
de anestésico local. anestesiólogo ha adquirido experiencia. El vértice
Si no se provoca parestesia con las maniobras des- pulmonar se eleva de modo proporcional más arri-
critas aunque se contacte con la primera costilla, se ba en el cuello en individuos delgados y asténicos,
practica el bloqueo como si se efectuara el abordaje y quizá la incidencia de neumotórax en este grupo
clásico: desplazándose a lo largo de la primera cos- sea superior. La aparición de neumotórax suele tar-
52 Atlas de anestesia regional
Arteria/vena
subclavias
M. esternocleidomastoideo
M. escaleno anterior
Clavícula
1.a costilla
Pulmón
Plexo braquial
M. esternocleidomastoideo
Punto de
entrada
de la aguja
Clavícula
FIGURA 5-6
Bloqueo supraclavicular
(en plomada): imagen
anatómica parasagital C
por resonancia magnética.
dar varias horas; por tanto, se relaciona probable- una ventaja porque puede utilizarse para cirugía de
mente con la punción de la aguja en el pulmón, en la mano, incluso en un servicio con una gran carga
lugar de una entrada de aire en el espacio pleural en de trabajo. Como se ha descrito, este bloqueo pare-
el momento de inserción de la aguja. De nuevo se ce requerir más tiempo de aprendizaje en compara-
produce bloqueo del nervio frénico en un 30-50% ción con la mayoría de los bloqueos regionales; por
de los pacientes, por lo que debe sopesarse con cui- este motivo, el anestesiólogo debe desarrollar su pro-
dado el uso de este bloqueo en pacientes con dete- pio sistema. El sondeo meticuloso en la base del cue-
rioro de la función pulmonar. La aparición de he- llo sin un método no es el modo de abordarlo.
matoma como resultado de la punción de la arteria Además, cabe decidirse entre el abordaje clásico o el
subclavia, normalmente sólo requiere observación. vertical y dar a cada uno una oportunidad ecuánime
antes de abandonar uno u otro.
Si se produce un neumotórax tras un bloqueo su-
CONSEJOS PRÁCTICOS praclavicular, el tratamiento consistirá en observar y
tranquilizar al paciente. Si el neumotórax es sufi-
La predictibilidad y el rápido inicio del bloqueo su- cientemente grande para provocar disnea o incomo-
praclavicular permiten mantener el ritmo de trabajo didad para el paciente, la aspiración del neumotórax
incluso con un cirujano ortopedista rápido. Esto es con un catéter de pequeño calibre suele ser todo el
Bloqueo supraclavicular 53
M. esternocleidomastoideo
1.a costilla
V. subclavia
Punto de entrada
de la aguja
A. subclavia
Plexo braquial
M. escaleno medio
M. escaleno anterior
2 3
1
Clavícula
FIGURA 5-7
Bloqueo supraclavicular
(en plomada): abordaje para
la obtención de parestesia.
tratamiento necesario. Se hospitalizará al paciente marse a los resultados alcanzados con un bloqueo
para observación; sin embargo, en casos excepcio- supraclavicular. Para un bloqueo AXIS combinado
nales puede requerirse un drenaje pleural formal de efectivo, debe aumentarse la dosis total de anestési-
gran calibre para la reexpansión pulmonar. Es evi- co local; es preciso administrar casi 60 ml de cual-
dente que hasta que el anestesiólogo se haya fami- quier anestésico local. El tiempo dirá si este aborda-
liarizado con este bloqueo no se seleccionará a pa- je combinado ofrece alguna ventaja frente al bloqueo
cientes difíciles. supraclavicular. Con el bloqueo AXIS, la porción
Finalmente, cabe mencionar que algunos aneste- axilar debe bloquearse primero y el bloqueo interes-
siólogos combinan los bloqueos axilar e interescalé- calénico se efectúa en segundo lugar para minimizar
nico (en el denominado bloqueo AXIS) para aproxi- el riesgo de inyección en un área ya bloqueada.
6
Bloqueo
infraclavicular
Bloqueo infraclavicular 57
M. escaleno medio
M. escaleno anterior
CLAVÍCULA
1.a COSTILLA
Base Axila
C4
5
6
7
T1
M. esternocleidomastoideo
(seccionado)
M. escaleno anterior
N. musculocutáneo (seccionado)
N. axilar V. subclavia
N. cubital Clavícula
N. mediano
1.a costilla
N. radial
M. pectoral menor
A A. axilar (seccionado)
Pulmón
M. trapecio
Clavícula
M. pectoral menor
M. pectoral mayor
B Pulmón
60 Atlas de anestesia regional
C4
5
6
7
T1
M. esternocleidomastoideo
(seccionado)
M. escaleno anterior
N. musculocutáneo (seccionado)
N. axilar
V. subclavia
N. cubital
Clavícula (seccionada)
N. mediano
1.a costilla
N. radial
A. axilar M. pectoral menor
A (seccionado)
Lateral Superior C5
Medio
Medial (nervios Inferior 6
ventrales para
la extremidad
superior) Gancho
7
Posterior
(nervios dorsales
Ramas para la 8
terminales extremidad
N. musculo- superior)
(C5, 6, 7) cutáneo
T1
(C5, 6) N. axilar
Tubérculo de
Chassaignac
C6
B Arco cefalocaudal
de redirección de la aguja
2,5 cm
Punto de
inserción
FIGURA 6-4
Técnica del bloqueo
infraclavicular. A) Marcas
superficiales para el
bloqueo. B) Imagen
parasagital en la que
A se muestra el arco para
la redirección de la aguja.
perior por debajo del hombro. El nervio musculo- se usa una técnica de parestesia, se busca una pa-
cutáneo confiere la inervación muscular del brazo y restesia distal de la extremidad superior; asimismo,
la inervación cutánea del antebrazo. En cambio, los si se usa una técnica de estimulación nerviosa, se
nervios mediano y cubital son nervios de paso en el busca una respuesta motora distal de la extremidad
brazo, aunque en el antebrazo y la mano confieren superior. Si se necesita redireccionar la aguja, se hará
la inervación motora de la musculatura ventral. Es- en un arco cefalocaudal (fig. 6-4B). La profundidad
tos nervios pueden categorizarse más: el nervio me- del contacto con el plexo braquial depende del há-
diano inerva principalmente el antebrazo, mientras bito corporal y de la angulación de la aguja; ésta os-
el nervio cubital inerva principalmente la mano. cila entre 2,5 y 3 cm en pacientes delgados y de 8 a
10 cm en individuos más robustos.
Posición. El paciente está en decúbito supino, Una vez se ha colocado adecuadamente la aguja,
con el brazo que se va a bloquear abducido respec- se administra de manera fraccionada la dosis de
to al hombro con un ángulo de 90º. Si el dolor im- anestésico local en inyección única o 20 ml de so-
pide esta colocación, puede dejarse el brazo parale- lución salina fisiológica libre de conservantes antes
lo al costado del paciente y efectuarse los ajustes con de conectar un catéter. Para la técnica de inyección
marcas cutáneas. El anestesiólogo puede situarse en única, el bloqueo puede realizarse de manera simi-
el lado ipsolateral o contralateral del paciente, según lar al supraclavicular o axilar. Para la técnica conti-
su preferencia y el hábito corporal del paciente. La nua, el autor utiliza un catéter estimulador inten-
preferencia personal del autor es situarse ipsolateral. tando optimizar su colocación.
Punción con aguja. Con el brazo abducido res- Problemas potenciales. Un bloqueo infraclavicu-
pecto al hombro, se identifica la apófisis coracoides lar no debería causar complicaciones neuroaxiales ni
por palpación y se practica una marca cutánea en la pulmonares. Aunque la afectación vascular (punción
porción más prominente. La marca de entrada cutá- de la arteria o la vena axilares) es teóricamente po-
nea se practica en un punto 2 cm medial y 2 cm cau- sible, la experiencia del autor indica que es infre-
dal a la apófisis coracoides (fig. 6-4A). Se practica cuente. Si se elige la técnica del catéter continuo,
una infiltración profunda con una aguja de 5 cm y siempre existe la posibilidad de que, a pesar de una
25 G mientras se dirige desde el punto de inserción posición inicial adecuada de la aguja, el catéter se
en un plano parasagital vertical. Seguidamente se in- conecte demasiado lejos del plexo. Esta preocupa-
serta una aguja de 6 a 9,5 cm de 20 a 22 G en una ción se reduce con los catéteres estimulantes de nue-
dirección similar a la de la aguja de infiltración. Si va generación.
62 Atlas de anestesia regional
12
Mc
M
9 3
R U
6
Húmero
N. musculocutáneo (Mc)
N. mediano (M)
N. radial (R)
N. cubital (C)
FIGURA 7-1
Bloqueo axilar: anatomía
funcional «en cuadrantes»
de la axila distal.
«Presión suave»
N. musculocutáneo
N. mediano
N. cubital
N. radial
FIGURA 7-2
Bloqueo axilar: posición
del brazo del paciente
y palpación con los dedos.
Bloqueo axilar 67
Punción con aguja. Se identifica la arteria axi- salina normal libre de conservantes y se inserta un
lar con dos dedos y la aguja se inserta como se ilus- catéter de tamaño adecuado tras pasar aproximada-
tra en la figura 7-3. Cabe destacar que debe deposi- mente 10 cm de la punta de la aguja. Una vez ase-
tarse cierta cantidad de anestésico local en cada gurado el catéter con un apósito oclusivo plástico,
cuadrante alrededor de la arteria axilar. Si se obtie- se inyecta el bolo inicial y se inicia la infusión.
ne parestesia es beneficioso, aunque no se invertirá
un tiempo excesivo ni demasiada molestia para el Problemas potenciales. Los problemas con el
paciente en un intento por provocarla. Como se ilus- bloqueo axilar son infrecuentes por la distancia de
tra en la figura 7-4, se obtiene un bloqueo axilar éste con las estructuras neuroaxiales y el pulmón. La
efectivo utilizando la arteria axilar como punto aparición ocasional de toxicidad sistémica por el
anatómico de referencia e infiltrando el tejido cir- bloqueo axilar es una complicación que puede mi-
cundante a manera de abanico. La anestesia del ner- nimizarse con el uso de inyecciones múltiples en lu-
vio musculocutáneo es óptima con la infiltración del gar de una aguja fijada. Siempre que se emplea una
músculo coracobraquial. Esta maniobra puede efec- aguja única inmóvil para inyectar grandes volúme-
tuarse identificando el coracobraquial e inyectando nes de un anestésico local, aumenta el potencial de
el anestésico en su sustancia o insertando una agu- toxicidad sistémica, especialmente, en contraposi-
ja más larga hasta que contacte con el húmero e in- ción con el empleo de pequeños volúmenes de
yectando seguidamente el anestésico a modo de aba- anestésico local inyectados en múltiples puntos.
nico cerca del húmero (v. fig. 7-4). Otro problema potencial con el bloqueo axilar es la
Cuando se utiliza una técnica continua con caté- aparición de neuropatía postoperatoria, aunque no
ter para un bloqueo axilar, pueden emplearse equi- cabe suponer que el bloqueo axilar es la causa de to-
pos de catéteres estimulantes o no estimulantes; la das las neuropatías tras la cirugía de la extremidad
preferencia del autor son los primeros (fig. 7-5). En superior. Cabe aplicar una estrategia lógica y sis-
la última situación, la aguja epidural se sitúa con temática para detectar la causa de una neuropatía
ayuda de un estimulador nervioso o la provocación para comprender la verdadera incidencia y las cau-
de parestesia como criterio de valoración. Tras la co- sas de neuropatía tras el bloqueo del plexo braquial
locación de la aguja, se inyectan 20 ml de solución y la cirugía de la extremidad superior.
Húmero
A. axilar
N. musculocutáneo
N. mediano
FIGURA 7-3
N. radial N. cubital Bloqueo axilar: inserción
de la aguja.
68 Atlas de anestesia regional
N. mediano
N. musculocutáneo
2
1 A. axilar
Húmero 1
2
3
4
N. cubital
N. radial
FIGURA 7-4
Bloqueo axilar: inyección
en abanico empleando la
arteria axilar como guía.
Apófisis coracoides
A. braquial
N. mediano
N. radial
N. musculocutáneo
Punto de entrada
cutánea para el catéter
N. cubital
FIGURA 7-5
Bloqueo axilar: técnica
con catéter continuo tras
la inserción de 10 cm de
catéter en sentido proximal.
Bloqueo axilar 69
Tendón
N. radial del bíceps A. braquial N. mediano
M. bíceps
N. mediano
A. braquial
Tendón
del bíceps
Húmero Olécranon N. cubital
N. radial
FIGURA 8-1
Bloqueo del codo: anatomía
funcional.
74 Atlas de anestesia regional
efectuar un bloqueo, el nervio está bastante bien Punción con aguja: bloqueo del nervio mediano
protegido (y potencialmente vulnerable) en el sur- (fig. 8-2). Se trazará una línea entre los epicóndi-
co cubital. A la altura del codo el nervio mediano los medial y externo del húmero (a la altura del pa-
se encuentra medial a la arteria braquial, que a su nel de cristal representado en la fig. 8-1). Inmedia-
vez se encuentra medial al músculo bíceps. En cam- tamente medial a la arteria braquial, se inserta la
bio, el trayecto del nervio radial es variable: perfo- aguja en el plano del «panel de cristal» y se provo-
ra el septo intramuscular lateral en su trayecto ha- ca la parestesia. Si no es así, la inyección de 3 a 5 ml
cia el antebrazo y se encuentra entre los músculos de solución medial a la arteria braquial debería con-
braquial y braquiorradial en la región distal del bra- ducir al bloqueo del nervio. Si se obtiene parestesia,
zo. Se bloquea de forma más eficaz en la axila que se inyecta una cantidad similar en dicha localiza-
en el codo. ción.
Posición. Los tres nervios se bloquean con el Punción con aguja: bloqueo del nervio radial
paciente en decúbito supino y el brazo en supina- (v. fig. 8-2).••El nervio radial también se bloquea
ción y en abducción a la altura del hombro con un a la altura del «panel de cristal» representado en la
ángulo de 90º. Además, cuando se practica el blo- figura 8-1. Se identificará el tendón del bíceps a esa
queo del nervio cubital, el antebrazo deberá estar fle- altura y se trazará una marca de 1 a 2 cm lateral al
xionado sobre el brazo para identificar más fácil- tendón. Se inserta una aguja de 3 cm de pequeño
mente el surco cubital (v. fig. 8-3). calibre a través de la marca en el plano del «panel
M. bíceps
N. mediano
N. radial
M. braquiorradial
A. braquial
Epicóndilo
medial
del húmero
FIGURA 8-2
Bloqueo nervioso del codo:
nervios mediano y radial.
Bloqueos distales de la extremidad superior 75
FIGURA 8-3
Bloqueo del nervio cubital:
localización.
Cúbito
N. cubital
X
X
de cristal» y se provoca la parestesia. Si no se ob- queo radial efectivo requiere un bloqueo de campo
tiene parestesia, se practica una inyección en aba- a lo largo de la cara radial del carpo.
nico de 4 a 6 ml de solución anestésica en dicha lo-
calización. Posición (fig. 8-5).••Para obtener un bloqueo pe-
riférico en el carpo, el paciente deberá estar en decú-
Punción con aguja: bloqueo del nervio cubital. bito supino con el brazo extendido a la altura del
Como se ilustra en la figura 8-3, el antebrazo está en hombro y sobre un soporte braquial. El carpo se fle-
flexión sobre el brazo y se palpa el surco cubital. En xiona sobre un pequeño soporte y el anestesiólogo
un punto aproximadamente 1 cm proximal a la lí- se sitúa en el eje principal del soporte braquial.
nea trazada entre el olécranon y el epicóndilo, se in- Mientras practica el bloqueo en esta posición, se
serta una aguja. Debería obtenerse una parestesia puede observar la cara del paciente durante la pro-
con facilidad; cuando se obtenga, se retira la aguja vocación de la parestesia.
1 mm. En este momento se inyectan de 3 a 5 ml de
anestésico local a través de una aguja de 2 cm y pe- Punción con aguja: bloqueo del nervio cubital.
queño calibre. No se inyectará directamente un gran Debería ser fácil palpar el tendón del flexor cubi-
volumen de solución en el surco cubital, puesto que tal del carpo y la arteria cubital inmediatamente
una alta presión en este estrecho espacio fascial pue- proximal a la apófisis estiloides del cúbito. Puede
de aumentar el riesgo de lesión nerviosa. insertarse una aguja de bisel corto y pequeño cali-
bre perpendicular al carpo en este punto y provo-
En el carpo car la parestesia e inyectarse la solución anestésica
Anatomía (fig. 8-4). El nervio cubital se en- (3-5 ml) en este punto; si no se obtiene parestesia,
cuentra inmediatamente lateral al tendón del múscu- puede inyectarse una cantidad similar en abanico
lo flexor cubital del carpo y medial a la arteria cubi- entre ambas estructuras.
tal. El nervio mediano se encuentra entre el tendón
del palmar largo y el tendón del músculo flexor ra- Punción con aguja: bloqueo del nervio mediano.
dial del carpo. Por tanto, el nervio mediano está en El tendón del palmar largo y el del flexor radial del
el eje largo del radio. El nervio radial en el carpo ya carpo se identifican en una línea entre la apófisis es-
se ha dividido en varias ramas periféricas y el blo- tiloides del cúbito y la prominencia distal del radio.
N. mediano
N. cubital
FIGURA 8-4
Bloqueo del carpo: anatomía Cúbito Radio
funcional.
Bloqueos distales de la extremidad superior 77
Apófisis estiloides
Prominencia
del cúbito
radial distal
N. mediano
FIGURA 8-5
Bloqueo del carpo: inserción
de la aguja y colocación del
brazo.
Estos tendones pueden acentuarse haciendo que el quera» anatómica y sus proximidades. La inyección
paciente flexione el carpo y cierre la mano en un debe practicarse superficialmente al tendón del ex-
puño. El nervio mediano transita profundamente y tensor largo del pulgar, que se identifica con facilidad
entre estas estructuras; por tanto, se inserta una agu- haciendo que el paciente lo extienda. Este bloqueo
ja corta de bisel romo y pequeño calibre entre los infrecuente puede requerir de 5 a 6 ml de anestési-
tendones. Si se obtiene parestesia, se inyectan de co local.
3 a 5 ml de solución anestésica; si no se obtiene pa-
restesia, se inyecta una cantidad similar en abanico Posibles problemas. Como se ha descrito, los
entre los dos tendones. problemas con los bloqueos periféricos implican el
potencial de lesión nerviosa por compresión y un li-
Punción con aguja: bloqueo radial. El bloqueo gero incremento de la incidencia de neuropatía. En
del nervio radial en el carpo requiere la infiltración teoría, esto sucede por los estrechos compartimen-
de sus múltiples ramas periféricas, que descienden a tos fasciales por los que discurren dichos nervios a
lo largo de las caras dorsal y radial del carpo. Se prac- lo largo de la región distal del brazo, antebrazo y
tica un bloqueo de campo subcutáneo en la «taba- mano. Además, el bloqueo de estos nervios distales
78 Atlas de anestesia regional
no permite el uso de torniquetes que, frecuente- Selección de pacientes.••Su uso puede ser ade-
mente, son el factor clínico limitante. cuado en un paciente quirúrgico electivo ocasional
con un problema quirúrgico en un único dedo.
Localización
BLOQUEO NERVIOSO DIGITAL
Anatomía. Como se ilustra en la figura 8-6, los
nervios digitales discurren por las «esquinas» de la
Perspectiva
falange proximal. Los nervios se encuentran junto a
El bloqueo nervioso digital se emplea con frecuen- las arterias y venas y son la continuación distal de
cia en los servicios de urgencias, aunque rara vez lo los nervios mediano y cubital.
utilicen los anestesiólogos. Puede aplicarse para
cualquier cirugía que requiera una operación digital. Posición. El bloqueo del nervio digital se prac-
Sin embargo, su uso más extendido es en la repara- tica con la mano en pronación. La piel del dorso del
ción de laceraciones. dedo se fija más laxamente a las estructuras adya-
FIGURA 8-6
Bloqueo digital: anatomía
e inserción de la aguja.
N. digital dorsal
N. digital
palmar propio
Bloqueos distales de la extremidad superior 79
centes en comparación con la superficie ventral del Problemas potenciales. Se destaca de nuevo
dedo. que no deben emplearse soluciones que contengan
adrenalina.
Punción con aguja. Se practican habones cutá-
neos en los bordes dorsolaterales de la falange proxi-
Consejos prácticos
mal y se inserta una aguja corta, de bisel romo y pe-
queño calibre en la superficie dorsal del borde lateral Los bloqueos nerviosos digitales se utilizarán prin-
de la falange. Se infiltran las ramas dorsal y ventral cipalmente en procedimientos en los servicios de ur-
del nervio digital bilateralmente y debería bastar un gencias y requieren, al menos, familiaridad con la
total de 1 a 2 ml en cada localización para el bloqueo. técnica.
9
Bloqueo regional
intravenoso
Bloqueo regional intravenoso 83
Selección de pacientes. La técnica es adecuada Punción con aguja. Antes de colocar el catéter
para pacientes que no presentan disrupción del sis- i.v. en la extremidad quirúrgica, se colocará un man-
tema venoso de la extremidad superior afectada por- guito o torniquete, doble o sencillo, alrededor del
que la técnica se basa en un sistema venoso intacto. brazo del paciente. A continuación se insertará una
Puede utilizarse para fracturas ortopédicas distales y cánula i.v. en la extremidad quirúrgica tan distal-
operaciones sobre tejidos blandos. El bloqueo regio- mente como sea posible y con mayor frecuencia en
nal i.v. posiblemente no sea adecuado en pacientes el dorso de la mano (fig. 9-3). Hay dos métodos para
en los que el movimiento de la extremidad superior la exanguinación venosa de la extremidad quirúrgi-
provoca un dolor significativo, ya que se requiere su ca. La técnica tradicional requiere la colocación de
movilización para una adecuada exanguinación del una venda de Esmarch de distal a proximal (fig. 9-4).
sistema venoso. Si no se dispone de una venda de Esmarch o el pa-
ciente presenta demasiado dolor para permitir su
Selección de fármacos. El más utilizado para la aplicación, otro método consiste en elevar el brazo
anestesia regional i.v. es una concentración diluida durante 3 a 4 min para permitir que la gravedad
de lidocaína, aunque prilocaína también se ha utili- exanguine la extremidad (fig. 9-5). Tras la exangui-
zado con éxito. Lidocaína se emplea en una con- nación de la extremidad superior, se infla el man-
Conexión en T
Fuente de presión
Venda de Anestésico
Esmarch local diluido
Catéter
intravenoso
Jeringa y tubo
intravenoso
FIGURA 9-2
Bloqueo regional
intravenoso: equipo.
i.v. distal
FIGURA 9-3
Bloqueo regional
intravenoso: punto venoso
distal.
Bloqueo regional intravenoso 85
Venda de
Esmarch
FIGURA 9-4
Bloqueo regional
intravenoso: exanguinación
venosa con venda
de Esmarch.
Exanguinación
venosa
Gravedad
FIGURA 9-5
Bloqueo regional
intravenoso: exanguinación
venosa por gravedad.
86 Atlas de anestesia regional
Bloqueo nervioso
periférico
Bloqueo distal
de nervios
periféricos
pequeños
FIGURA 9-6
Bloqueo regional
intravenoso: posibles
mecanismos de acción.
Bloqueo regional intravenoso 87
guito. Si se utiliza un único torniquete, se infla; si se ción. Aunque algunos autores describen buenos re-
utiliza un doble manguito, en este momento se in- sultados con la anestesia regional i.v. para la cirugía
fla el superior. de la extremidad inferior, en especial, si se aplica un
Las recomendaciones para las presiones de infla- torniquete en la pantorrilla para la cirugía del pie,
do del torniquete oscilan desde 50 mmHg por enci- su uso no está generalizado. Durante su aplicación
ma de la presión arterial sistólica, si se emplea un en la extremidad superior, incluso cuando se emplea
manguito ancho, a una presión del manguito dos ve- un doble torniquete, un número considerable de pa-
ces superior a la presión arterial sistólica, y por úl- cientes se quejará de la presión que ejerce. Ésta es
timo, utilizar hasta 300 mmHg con independencia frecuentemente la limitación de esta técnica, por lo
de la presión arterial. Hasta que se disponga de más que el uso adecuado de sedantes i.v. es importante
información, el autor desaconseja el uso de presio- para la comodidad del paciente.
nes superiores a los 300 mmHg durante el bloqueo
de la extremidad superior.
Si se ha empleado una venda de Esmarch, se re- CONSEJOS PRÁCTICOS
tira ésta y se inyecta una dosis media para un adul-
to de 50 ml de lidocaína al 0,5% sin vasoconstrictor. En la figura 9-6 se ilustran las dos teorías comple-
El bloqueo se inicia habitualmente en 5 min y es mentarias sobre el mecanismo de acción del bloqueo
efectivo para procedimientos de 90 a 120 min de du- en la anestesia regional i.v. Conceptualiza la entrada
ración. La limitación temporal se debe sobre todo al de anestésico local en el sistema venoso producien-
tiempo de isquemia de torniquete más que a la re- do el bloqueo de los nervios periféricos que discu-
ducción del efecto del anestésico local. Se retira la rren junto a las estructuras venosas. También des-
cánula i.v. antes de la preparación para la operación. cribe una teoría que puede ser complementaria, es
El bloqueo persiste mientras el manguito se man- decir, el anestésico local sale de la vena y bloquea las
tenga inflado y desaparece poco después de desin- pequeñas ramas distales de los nervios periféricos.
flarlo. Es probable que ambas teorías sean operativas. Si se
pretende emplear la anestesia regional i.v. con bue-
Posibles problemas. El principal inconvenien- nos resultados, todos los miembros del equipo
te de la anestesia regional i.v. es que médicos poco quirúrgico deben comprender la importancia de la
familiarizados con el tratamiento de la toxicidad de integridad del torniquete, puesto que los problemas
la anestesia local puedan aplicar la técnica a pesar más significativos con la técnica implican su desin-
de no disponer de medidas adecuadas de reanima- flado accidental.
10
Anatomía de la
extremidad inferior
Anatomía de la extremidad inferior 91
N. iliohipogástrico
N. ilioinguinal
N. genitofemoral N. femoral
N. obturador
Plexo
lumbosacro
N. femoro-
cutáneo
lateral
FIGURA 10-1
Anatomía de los principales
nervios de la extremidad
inferior: visión anterior
oblicua.
92 Atlas de anestesia regional
Plexo
lumbar
N. femorocutáneo
lateral
N. femoral
N. obturador
Plexo
lumbosacro
N. tibial
N. peroneo
común
N. peroneo
superficial
N. peroneo profundo
N. safeno
FIGURA 10-2
Anatomía de los nervios
principales de la extremidad
inferior: proyección lateral.
superior se subdivide en los nervios iliohipogástrico cutáneas para el tercio superior y medio del muslo, y
e ilioinguinal, y la rama inferior, más pequeña, se cerca de los nervios escrotales anteriores, que inervan
une a una pequeña rama superior del segundo ner- la piel de la raíz del pene y la parte anterior del es-
vio lumbar para formar el nervio genitofemoral (v. croto (v. fig. 10-4). En la mujer, los equivalentes son
fig. 10-1). los nervios anteriores de los labios vulvares que iner-
El nervio iliohipogástrico penetra en el músculo van la piel del monte de Venus y los labios mayores.
transverso del abdomen cerca de la cresta ilíaca y El nervio genitofemoral se divide a una altura va-
proporciona fibras motoras para la musculatura ab- riable en las ramas genital y femoral. La rama geni-
dominal. Finaliza en una rama cutánea anterior para tal es pequeña; entra en el canal inguinal a la altura
la región suprapúbica y una rama cutánea lateral del anillo inguinal profundo e inerva el músculo
para la región de la cadera (fig. 10-4). cremáster, aporta pequeñas ramas para la piel y la
El nervio ilioinguinal tiene un trayecto ligeramen- fascia del escroto y partes adyacentes del muslo. La
te inferior al del nervio iliohipogástrico. En el hom- rama femoral es la más medial de las dos y continúa
bre, atraviesa el canal inguinal y finaliza en ramas bajo el ligamento inguinal sobre la superficie ante-
Anatomía de la extremidad inferior 93
Plexo lumbar
derecho L2, L3
N. ilioinguinal
Disco entre
L3-L4
Colon
VC Ao
T10
T11
L1
T12
N. subcostal T12
R. femoral
N. genitofemoral N. ilioinguinal
N. femoro- L1
cutáneo
lateral R. genital
L2, 3 N. ilioinguinal
N. genitofemoral
S2, 3 R. femoral
N. genitofemoral
N. femoral
L2, 3, 4 N. pudendo
L2
R. genital
N. genitofemoral
N. femoral
FIGURA 10-4
Anatomía de la extremidad
inferior: inervación
proximal (nervios
periféricos a la derecha;
dermatomas a la izquierda).
94 Atlas de anestesia regional
rior de la arteria ilíaca externa. Por debajo del liga- inervan los músculos y la piel de la cara anterior del
mento inguinal, perfora la vaina femoral y pasa a muslo y las articulaciones de la rodilla y la cadera.
través de la abertura safena para inervar la piel del El plexo lumbosacro está formado por los ramos
triángulo femoral, lateral al territorio inervado por ventrales de los nervios lumbares cuarto y quinto y
el nervio ilioinguinal (v. fig. 10-4). Estos tres nervios los nervios sacros primero, segundo y tercero. En
son clínicamente importantes durante el bloqueo re- ocasiones, una porción del cuarto nervio sacro con-
gional para la herniorrafia u otros procedimientos tribuye al plexo sacro. El nervio con mayor interés
inguinales. para los anestesiólogos durante el bloqueo de la ex-
Caudales a éstos están los tres nervios principa- tremidad inferior es el nervio ciático. El nervio fe-
les del plexo lumbar (femorocutáneo lateral, femo- morocutáneo posterior en ocasiones se describe
ral y obturador), que salen de la pelvis en dirección como una rama adicional importante. En realidad,
anterior e inervan la extremidad inferior (v. figs. 10-1 el nervio ciático es la combinación de dos troncos
y 10-2). nerviosos principales: el primero es el nervio tibial,
El nervio femorocutáneo lateral pasa bajo el extre- derivado de las ramas anteriores de los ramos ven-
mo lateral del ligamento inguinal. Puede ser super- trales de los nervios lumbares cuarto y quinto y los
ficial o profundo respecto al músculo sartorio, aun- nervios sacros primero, segundo y tercero. La se-
que primero desciende en profundidad respecto a la gunda porción principal del nervio ciático es el ner-
fascia lata. Confiere la inervación cutánea de la re- vio peroneo común, derivado de las ramas dorsales
gión lateral de la nalga en sentido distal al trocánter de los ramos ventrales de los mismos cinco nervios.
mayor y de los dos tercios proximales de la cara la- Estos dos troncos nerviosos principales discurren
teral del muslo. como nervio ciático a través de la mitad superior de
El nervio obturador desciende a lo largo de la cara la extremidad inferior, y de ahí a la fosa poplítea,
medial y posterior del músculo psoas, y a través de donde se dividen en sus ramas terminales, el tibial
la pelvis hasta el canal obturador terminando por al- y el peroneo común.
canzar el muslo. Este nervio inerva el grupo de múscu- Las figuras 10-5 y 10-6 ilustran la inervación
los aductores, la articulación de la cadera y la rodi- cutánea de la extremidad inferior. El autor ha deci-
lla y, con frecuencia, la piel de la cara medial del dido ilustrar este capítulo con la extremidad inferior
muslo proximal a la rodilla. del paciente en posición anatómica y en posición de
El nervio femoral es la rama más larga del plexo litotomía. Estas posiciones ofrecen una perspectiva
lumbar. Emerge a través de las fibras del músculo única y clínicamente útil. La figura 10-7 ilustra de
psoas en su borde lateroinferior y desciende por el manera similar la inervación dermatómica de las ex-
surco entre los músculos psoas e ilíaco. Pasa por de- tremidades inferiores. La figura 10-8 ilustra el patrón
bajo del ligamento inguinal en el seno de este sur- osteotómico, más útil para los anestesiólogos res-
co. Un poco antes de entrar o inmediatamente en la ponsables de las anestesias de procedimientos or-
entrada del triángulo femoral del tercio proximal del topédicos. La figura 10-9 contribuye a la compren-
muslo, este nervio se divide en numerosas ramas que sión de la anatomía transversal de la extremidad
inferior.
Anatomía de la extremidad inferior 95
N. iliohipogástrico N. iliohipogástrico
R. cutánea lateral R. femorocutáneo lateral
N. genitofemoral N. cutáneo
R. femoral
R. genital N. femorocutáneo
N. femorocutáneo lateral
lateral N. femorocutáneo
posterior
N. femoral
N. femoral
N. obturador
N. obturador
N. peroneo N. peroneo
N. safeno N. safeno
N. sural
N. calcáneo
N. sural
N. obturador
R. genital, N. calcáneo
N. genitofemoral
N. femoral R. femoral N. obturador
N. iliohipogástrico
R. femorocutáneo lateral N. cluneal
FIGURA 10-6
Anatomía de la extremidad
inferior en la posición
de litotomía: nervios
periféricos proximales
y distales.
L4
L5 L5
L4
S1
L3 L5
L4
S2 S1
L5
L2 L4
L4
L5 L3
S1 S2 S1 L5
L1
L5 L4 S2
L4 L5
S3
S4 S1
S5
L3 L1 L2 L3 L4 L5 S1 S2 L3
L5 L2
L2
L1 L1
S1 S2
S5
S3 S4
FIGURA 10-7
Anatomía de la extremidad
inferior en la posición
de litotomía: dermatomas.
Anatomía de la extremidad inferior 97
L2
L3
S1 L4
L2 L5
L3
S1
L4
L5
L5 L3
S1
L4 L4
L4
L5
L3 S1 L3
L2
L4
L5
S1
L3 L4
L4
L5
S1
S1
S1
S2
FIGURA 10-8
A partir de Iris Nichols Anatomía de la extremidad
inferior en la posición
de litotomía: osteotomas.
98 Atlas de anestesia regional
ANTERIOR
M. sartorio
Tuberosidad isquiática
M. glúteo mayor
B POSTERIOR
B ANTERIOR
M. vasto medial
Fémur distal
M. vasto lateral
M. y t. semitendinoso
C POSTERIOR
ANTERIOR
T. del tibial anterior
V. safena mayor
D Maléolo medial
Tibia
Maléolo lateral
T. del tibial posterior
A
T. del flexor digital largo
T. del peroneo largo
Peroneo corto
N. tibial
M. y t. del flexor largo del primer dedo
N. sural
FIGURA 10-9
Anatomía de la extremidad M. sóleo
inferior: imágenes Calcáneo
(transversales) por D POSTERIOR
resonancia magnética.
11
Bloqueo del plexo
lumbar
Bloqueo del plexo lumbar 101
L2 M. cuadrado
lumbar
L3
N. femorocutáneo
lateral
L4
L5
N. femoral M. psoas M. ilíaco
N. obturador
Propagación
del anestésico
local
FIGURA 11-1
Anatomía del plexo lumbar:
mecanismo propuesto
de propagación proximal
del anestésico local.
102 Atlas de anestesia regional
queo principalmente sensitivo o motor. Puede em- Problemas potenciales. Según la experiencia
plearse cualquiera de las aminoamidas. Se ha indi- clínica del autor, el principal problema con esta téc-
cado que el volumen de anestésico local necesario nica es su falta de predictibilidad. Además, siempre
para un bloqueo adecuado del plexo lumbar con este que se inyecta un gran volumen de anestésico local
abordaje puede estimarse dividiendo la estatura del a través de una aguja fijada «inmóvil», aumenta el
paciente en pulgadas por 3. Dicha cifra es el volu- riesgo de toxicidad sistémica. Si se emplea esta téc-
men de anestésico local en mililitros que teórica- nica deberá practicarse una inyección fraccionada de
mente confiere bloqueo. anestésico local acompañada por frecuente aspira-
ción por si apreciamos la salida de sangre.
Localización
Consejos prácticos
Anatomía. El bloqueo del plexo lumbar se basa
en que la única anatomía que debe observarse es la El autor recomienda el uso de este bloqueo cuando
extensión de los planos fasciales que circundan al el objetivo es la analgesia de la extremidad inferior,
nervio femoral. más que la anestesia quirúrgica. En opinión del au-
tor, no es imprescindible el dominio de esta técnica
Posición. El paciente estará en decúbito supino para prestar una atención anestesiológica integral.
sobre la mesa de quirófano y el anestesiólogo de pie
al lado del paciente en disposición adecuada para
palpar la arteria femoral ipsolateral. BLOQUEO COMPARTIMENTAL
DEL PSOAS
Punción con aguja. Se inserta una aguja de 5 cm,
Perspectiva
bisel corto y de 22 G inmediatamente lateral a la
arteria femoral, y caudal al ligamento inguinal co- Conceptualmente, el bloqueo compartimental del
rrespondiente a la extremidad inferior que se va a psoas bloquea todos los nervios lumbares y algunos
bloquear. Se avanza con angulación en dirección nervios sacros, con lo que anestesia la cara anterior
cefálica hasta que se obtiene una parestesia femoral. del muslo. Este bloqueo se describe en el capítulo
En este punto, se fija la aguja con firmeza y mien- 37, donde se detallan los bloqueos de los nervios pa-
tras se comprime digitalmente la vaina femoral dis- ravertebrales. Su denominación correcta es bloqueo
tal, se inyecta el volumen total del anestésico local. paraverterbal lumbar.
12
Bloqueo ciático
Bloqueo ciático 105
T12
L1
L2
L3
L4
N. femorocutáneo
lateral
L5
N. femoral
N. obturador
FIGURA 12-1
Anatomía del nervio ciático:
visión anterior oblicua.
Bloqueo ciático 107
L2
N. femorocutáneo L3
lateral
L4
N. femoral
L5
S1
S2
S3 M. piriforme
N. obturador
Tuberosidad
isquiática
L2
L3
L4
L5
S1
S2
N. femorocutáneo
S3 lateral
N. femoral
N. obturador
M. piriforme
N. ciático
FIGURA 12-3
Anatomía del nervio ciático:
visión lateral.
Bloqueo ciático 109
Trocánter
mayor
M. piriforme
N. ciático
Espina
ilíaca
posterosuperior
Tuberosidad
isquiática
FIGURA 12-4
Bloqueo del nervio ciático:
técnica clásica
y posicionamiento.
110 Atlas de anestesia regional
Espina
ilíaca
posterosuperior
5 cm
Hiato
sacro
Trocánter
mayor
Tuberosidad N. ciático
isquiática
FIGURA 12-5
Bloqueo del nervio ciático:
técnica de las marcas
superficiales.
se provoca una parestesia o hasta que se contacta con sión de la extremidad inferior, la posición clásica
el hueso. Si se encuentra el hueso antes de provocar puede ser difícil de aplicar. El bloqueo también pue-
una parestesia, se redirige la aguja a lo largo de la lí- de ser de larga duración y debe advertirse preopera-
nea que une el hiato sacro y el trocánter mayor has- toriamente a los pacientes de esta posibilidad para
ta que se provoca una parestesia o una respuesta mo- evitar preocupaciones postoperatorias. Aunque no
tora. Durante esta redirección de la aguja, ésta no se dispone de evidencias, algunos autores creen que
deberá insertarse más de 2 cm después de la pro- tras este bloqueo las disestesias son más frecuentes
fundidad en la que se contactó con el hueso origi- que tras otros bloqueos periféricos.
nalmente, ya que en ese caso la punta de la aguja se
situará anterior a la localización del nervio ciático.
Consejos prácticos
Una vez provocada la parestesia o la respuesta mo-
tora, se inyectan de 20 a 25 ml de anestésico local. Las claves para que este bloqueo sea efectivo estri-
ban en una adecuada colocación del paciente y la re-
Problemas potenciales. En pacientes en los que dirección sistemática de la aguja hasta provocar la
se está practicando un bloqueo ciático para una le- parestesia.
Bloqueo ciático 111
L4
L5
S1
S2
Espina
ilíaca
1|3
anterosuperior
S3
Trocánter
mayor
1|3
Tubérculo
púbico
N. ciático
FIGURA 12-6
Bloqueo del nervio ciático:
técnica anterior.
112 Atlas de anestesia regional
ANTERIOR
Vasos
femorales
Fémur
LATERAL
M. cuadrado
femoral Tuberosidad
isquiática
M. glúteo
mayor
T12
L1 M. cuadrado
lumbar
L2
N. femoral M. psoas
L3
Ligamento
inguinal M. ilíaco
L4
L5
FIGURA 13-1
Anatomía del nervio
femoral: visión anterior
oblicua.
Bloqueo femoral 117
L2
L3
N. femorocutáneo
lateral
L4
L5
N. femoral
Espina
ilíaca
anterosuperior A. y v. femorales
Tubérculo
púbico
FIGURA 13-2
Anatomía del nervio
femoral: en el ligamento
inguinal.
118 Atlas de anestesia regional
N. femoral
Tubérculo
Espina púbico
ilíaca
anterosuperior
V. femoral
A. femoral
FIGURA 13-3
Bloqueo del nervio femoral:
técnica de punción
con aguja.
L4
N. obturador
N. femoral
N. femorocutáneo
lateral
A. femoral Ligamento
inguinal
FIGURA 13-4
Bloqueo del nervio femoral:
técnica de punción
con aguja.
Bloqueo femoral 119
L2
L3
L4
L5
N. femoral
1
2
FIGURA 13-5
Bloqueo del nervio femoral:
técnica con inyección
de anestésico local.
120 Atlas de anestesia regional
Catéter cerca
del n. femoral
A. y v. ilíacas externas
FIGURA 13-6
Bloqueo del nervio femoral:
técnica de catéter continuo.
mero el femoral antes del ciático, lo que permite un régimen analgésico postoperatorio. En la mayoría de
tiempo de impregnación añadido. A un número cada los casos, se realiza como técnica de inyección úni-
vez mayor de pacientes sometidos a cirugía de la ro- ca, aunque algunos anestesiólogos utilizan el méto-
dilla se le ofrece el bloqueo femoral como parte del do del catéter continuo para anestesia.
14
Bloqueo
femorocutáneo
lateral
Bloqueo femorocutáneo lateral 123
N. genitofemoral
N. iliohipogástrico
N. ilioinguinal L2
M. cuadrado
lumbar
L3
M. psoas
L4 M. ilíaco
L5
N. femoro-
cutáneo
lateral
Espina
ilíaca
antero-
superior
FIGURA 14-1
Nervio femorocutáneo
lateral: anatomía.
Bloqueo femorocutáneo lateral 125
Espina
ilíaca antero- L3 N. femoro-
superior cutáneo
lateral
L4
Espina
ilíaca
N. femorocutáneo 2 cm anterosuperior
lateral L5
2 cm
FIGURA 14-2
Bloqueo del nervio
femorocutáneo lateral:
técnica.
M. glúteo
mayor
Mm. glúteos
medio
y menor
Íleon
M. iliopsoas
Fascia lata
FIGURA 14-3
Bloqueo del nervio
femorocutáneo lateral:
técnica transversal para
la inyección de anestésico
1 2 local.
15
Bloqueo
del obturador
Bloqueo del obturador 129
L2
M. psoas
L3
N. obturador M. ilíaco
L4
L5
Tubérculo
púbico
Agujero
obturador
FIGURA 15-1
Nervio obturador: anatomía.
Bloqueo del obturador 131
N. obturador
Tubérculo
púbico
Agujero
obturador
FIGURA 15-2
Anatomía del nervio
obturador: visión oblicua.
132 Atlas de anestesia regional
N. obturador
Tubérculo
púbico
Redirigida
Inicial
FIGURA 15-3
Bloqueo del nervio
obturador: técnica.
16
Bloqueos poplíteo
y safeno
Bloqueos poplíteo y safeno 135
PROXIMAL
N. tibial N. peroneo
común
MEDIAL LATERAL
1 cm
M. bíceps
femoral
M. semimembranoso
5 cm Cuadrante
M. semitendinoso
cefalolateral
través de la fosa poplítea inmediatamente por deba- gulos, como se muestra en la figura 16-1. A través
jo de la fascia del mismo nombre. En dirección cau- de este punto, se avanza una aguja de 4 a 6 cm, de 22
dal, pasa entre las cabezas de los músculos gastroc- G con un ángulo de entre 45 y 60º respecto a la piel
nemios. El nervio peroneo común sigue el tendón mientras ésta se dirige en dirección anterocefálica
del músculo bíceps femoral a lo largo del margen la- (fig. 16-3). Se busca la parestesia o la respuesta mo-
teral y cefálico de la fosa poplítea, como se ilustra tora; cuando se obtiene, se inyectan de 30 a 40 ml
en la figura 16-2. Después de que el nervio peroneo de anestésico local.
común abandona la fosa poplítea, discurre alrededor Cuando se añade un bloqueo safeno para la ci-
de la cabeza del peroné y se divide en los nervios pe- rugía del pie y del tobillo, la rodilla del paciente se
roneo superficial y profundo. flexiona en un ángulo de unos 45º y se expone la
cara medial de la pierna. Para el bloqueo safeno se
Posición.••El paciente se coloca en decúbito pro- aplican dos técnicas principales. Puede inyectarse
no y el anestesiólogo se sitúa al lado del paciente un anillo superficial con 5 a 10 ml de anestésico lo-
para permitir la palpación de los límites de la fosa cal inmediatamente distal a la superficie media del
poplítea. cóndilo tibial. Asimismo, también es posible una téc-
nica más proximal (a la altura de un plano trans-
Punción con aguja. Con el paciente en decúbi- versal al borde superior de la rótula) (fig. 16-4). En
to supino, se le solicita que flexione la pierna a la al- este caso, se inserta una aguja de 3 a 4 cm, de 22 a
tura de la rodilla, lo que permite la identificación 25 G profunda al músculo sartorio en el plano entre
precisa de la fosa poplítea. Una vez definida, se di- éste y el vasto medial e inyectándose 10 ml de
vide en dos triángulos iguales, medial y lateral, como anestésico local.
se muestra en la figura 16-1. Se traza una X de 5 a
7 cm por encima del pliegue cutáneo de la fosa Problemas potenciales. Aunque las estructuras
poplítea y 1 cm lateral a la línea media de los trián- vasculares también ocupan la fosa poplítea, la in-
PROXIMAL
MEDIAL LATERAL
N. tibial
N. interóseo de la pierna
N. sural
N. peroneo común
R. profunda
R. superficial
FIGURA 16-2
Fosa poplítea: anatomía
neural. DISTAL
Bloqueos poplíteo y safeno 137
45° 60°
FIGURA 16-3
Fosa poplítea: técnica
del bloqueo poplíteo.
M. vasto medial
M. grácil
Tendón del semitendinoso
SECCIÓN TRANSVERSAL Anterior
N. safeno
R. safena de la arteria
genicular descendente
M. vasto medial
Tendón del semimembranoso Gancho N. safeno
M. sartorio (seccionado)
Lig. colateral tibial
Retináculo medial
de la rótula
R. infrarrotuliana
del n. safeno
Lig. rotuliano
M. sartorio
Tuberosidad tibial
FIGURA 16-4
Bloqueo del nervio safeno:
anatomía y técnica
proximal.
yección intravascular es infrecuente si se toman las blicado estudios muy favorables. Como sucede con
precauciones habituales. Es posible la formación de muchos otros bloqueos de nervio periférico de la
hematoma. extremidad inferior, el volumen del anestésico lo-
cal parece ser la clave para incrementar su efecti-
vidad.
CONSEJOS PRÁCTICOS El error más frecuente con este procedimiento es
la colocación de la aguja demasiado medial; si no ob-
El bloqueo del nervio poplíteo suscita interés en tenemos respuesta motora o parestesia, lo único que
un creciente número de centros. Algunos centros se necesita es redirigirla a una posición más lateral.
con departamentos de cirugía del pie y del tobillo Finalmente, algunos grupos están promocionando
con una elevada carga de trabajo y en los que se un abordaje lateral del bloqueo poplíteo; el tiempo
ha incorporado esta técnica con eficacia han pu- dirá si mantener al paciente en decúbito supino para
138 Atlas de anestesia regional
realizar este abordaje puede acrecentar el interés de de modo habitual. Por tanto, cabe ser generoso, te-
los anestesiólogos por esta técnica. niendo en cuenta que para producir un bloqueo
El bloqueo del nervio safeno parece requerir ma- poplíteo fiable se requieren de 30 a 40 ml de anesté-
yor volumen de anestésico local del que se emplea sico local.
17
Bloqueo del tobillo
Bloqueo del tobillo 141
N. calcáneo
(TP)
MEDIAL LATERAL
N. peroneo
superficial
N. safeno
N. sural
N. plantar
(TP)
N. plantar
N. peroneo
(TP)
superficial
N. calcáneo
(TP)
⫽ n. femoral N. peroneo
⫽ n. ciático profundo
(TP) ⫽ rama del n. tibial posterior
3
2
Tendón del extensor
largo del primer dedo
N. peroneo profundo
Tendón del tibial
anterior
N. safeno
N. peroneo
superficial TIBIA
A. tibial posterior
N. tibial posterior PERONÉ
M. peroneo corto
N. sural
Tendón de Aquiles
(tendo calcaneus)
SECCIÓN
DEL TOBILLO
1
2
2
1
FIGURA 17-2
Bloqueo del tobillo:
anatomía transversal
y técnica.
18
Anatomía de
los bloqueos
de la cabeza
y el cuello
Anatomía de los bloqueos de la cabeza y el cuello 147
FIGURA 18-1
Anatomía de la cabeza
y el cuello: inervación.
V1
N. supraorbital
C2
C3 N. supratroclear V2
C4
V3
C5
N. occipital N. infraorbital
menor C2
C3
N. occipital
mayor C4
N. mentoniano
V1 N. III
R. dorsal
N. IV N. auricular mayor
V2
C2 N. V N. cervical
V3 transverso
Ramos C3
primarios N. VI N. supraclavicular(es)
Ramos
posteriores C4 primarios
anteriores N. VII
Ramos
primarios
posteriores
148 Atlas de anestesia regional
inión*, situado ligeramente inferior a la línea nucal únicas fibras motoras son las ramas que inervan los
superior (fig. 18-2). Los ramos ventrales de los ner- músculos de la masticación a través del nervio man-
vios cervicales II, III y IV proporcionan la mayor par- dibular.
te de la inervación cutánea de las regiones anterior El nervio trigémino se organiza en el interior del
y lateral del cuello; el nervio cervical II inerva el cue- cráneo en el seno del ganglio de Gasser, trigeminal
ro cabelludo mediante los nervios occipital menor y o semilunar. Desde este ganglio, el nervio oftálmi-
auricular posterior (v. fig. 18-1). El plexo cervical co sale del cráneo a través de la hendidura orbital
superficial se forma a medida que los nervios cervi- superior; el nervio maxilar, a través del agujero re-
cales II, III y IV abandonan las apófisis transversas dondo y el nervio mandibular, a través del agujero
vertebrales. Siguen un trayecto en el que se con- oval (fig. 18-3). Tras dejar estos agujeros, los ner-
vierten en subcutáneos en el punto medio del bor- vios maxilar y mandibular siguen trayectos que les
de posterior del músculo esternocleidomastoideo (v. sitúan en la inmediata proximidad de la placa pte-
fig. 18-2). En este punto, el plexo cervical superfi- rigoidea. Ésta es un punto anatómico de referencia
cial puede bloquearse con facilidad tras infiltración. importante para el bloqueo maxilar o mandibular
El nervio trigémino es un nervio mixto, motor y (fig. 18-4). Las ramas terminales del nervio trigé-
sensitivo, aunque en su mayor parte es sensitivo. Las mino finalizan en los nervios supraorbitario, infra-
orbitario y mentoniano. Estos nervios salen a través
*•N. del R. Inión: punto craneométrico más prominente en el de forámenes óseos situados en una línea imagina-
dorso de la cabeza situado en la protuberancia occipital y que for- ria perpendicular a la pupila, como se ilustra en la
ma una membrana ósea. figura 18-5.
FIGURA 18-2
Anatomía de la cabeza y el
cuello: nervios periféricos.
N. supraorbital
N. supratroclear
N. supratroclear
N. infraorbital
N. supraorbital
N. auricular
mayor
A. occipital
N. occipital
mayor
N. mentoniano
N. occipital
menor
M. esternocleidomastoideo
4 3
Hendidura orbital
superior - 1 (n. oftálmico)
Agujero redondo - 2
(n. maxilar)
Agujero rasgado - 4
FIGURA 18-3
Anatomía intracraneal:
nervio trigémino y ramas.
150 Atlas de anestesia regional
A B C
SECCIONES
A B C
Ganglio de Gasser
N. maxilar
N. maxilar
N. mandibular Placa pterigoidea
lateral N. mandibular N. mandibular
FIGURA 18-4 en su salida
Anatomía coronal: por el agujero oval Mandíbula Mandíbula
relaciones peripterigoideas
de los nervios maxilar
y mandibular.
Anatomía de los bloqueos de la cabeza y el cuello 151
N. supraorbital N. supratroclear
N. infraorbitario
N. mentoniano
N. occipital
menor
N. auricular
mayor
N. cervical
transverso
R. lateral
R. medial
R. intermedia
FIGURA 18-5
N. supraclavicular
Anatomía de la cabeza
y del cuello: relaciones
neurales superficiales.
19
Bloqueo occipital
Bloqueo occipital 155
PERSPECTIVA LOCALIZACIÓN
El bloqueo del nervio occipital se realiza principal- Anatomía. El nervio occipital mayor surge de
mente para el diagnóstico y tratamiento de la neu- los ramos dorsales del segundo nervio cervical. Dis-
ralgia occipital. También es útil para la anestesia del curre en profundidad a la musculatura cervical has-
cuero cabelludo cuando se combina con otros blo- ta hacerse subcutáneo a una altura ligeramente cau-
queos de la cabeza y el cuello si la infiltración aisla- dal a la línea nucal superior. Emerge en esta línea,
da es insuficiente. que es el punto anatómico de referencia más útil
para localizar el nervio occipital mayor, asociado a
Selección de pacientes. La mayoría de pacien- la arteria occipital (fig. 19-1).
tes sometidos a bloqueo del nervio occipital experi-
menta síntomas compatibles con neuralgia occipital. Posición. La posición del paciente más efecti-
Con frecuencia han llegado al final de un largo y va para el bloqueo occipital mayor es la sedesta-
frustrante programa médico y, por tanto, probable- ción, con el mentón flexionado sobre el tórax. Se
mente requieran una explicación detallada de lo que inserta una aguja corta de 25 G a través de la piel
pueden experimentar durante el bloqueo. a la altura de la línea nucal superior para producir
una «pared» de anestésico local alrededor de la ar-
Selección de fármacos. El bloqueo requiere teria occipital posterior. La arteria se encuentra
sólo 3 a 5 ml de anestésico local, de modo que pue- aproximadamente a un tercio de la distancia entre
de emplearse prácticamente cualquiera. la protuberancia occipital externa y la apófisis mas-
PROTUBERANCIA
OCCIPITAL EXTERNA
N. occipital
mayor
N. occipital
menor
Detección digital de la
a. occipital, medial al nervio
N. auricular mayor
R. posterior
LÍNEA NUCAL
SUPERIOR
FIGURA 19-1
Bloqueo del nervio
occipital: anatomía
y técnica.
156 Atlas de anestesia regional
toides en la línea nucal superior. La inyección de 3 a gan al anestesiólogo después de un arduo y largo ca-
5 ml de anestésico local en esta área produce una mino de tratamientos alternativos para el dolor; por
anestesia satisfactoria. tanto, es tan importante para el anestesiólogo tratar
las implicaciones psicosociales como explicar lo que
Problemas potenciales. La naturaleza superfi- esta técnica ofrece.
cial de este bloqueo debería causar complicaciones Cuando se ha previsto un bloqueo diagnóstico, es
infrecuentes. Se ha producido anestesia espinal total importante emplear dosis bajas de anestésico local
tras este bloqueo en pacientes sometidos previa- para evitar confundir la analgesia en este cuadro con
mente a cirugía craneal, por lo que habría que pre- la que se produciría en el síndrome miofascial. Igual-
guntar al paciente si ha sido intervenido de este tipo mente, si se produce alivio del dolor retroorbitario
de cirugía. o temporal ipsolateral no se descarta la posibilidad
de una neuralgia occipital, aunque este alivio se pro-
duzca fuera de la típica distribución sensitiva de este
CONSEJOS PRÁCTICOS nervio. Esto es debido a que en algunos casos exis-
ten conexiones interneuronales entre el tronco cere-
Para que el bloqueo occipital sea efectivo en el bral y la médula espinal y entre el núcleo del trigé-
diagnóstico y tratamiento del dolor, el anestesiólogo mino y el segundo nervio espinal cervical. Por tanto,
debe aclarar al paciente cuáles son las expectativas el dolor retroorbitario se mitiga con frecuencia con
antes de efectuarlo. Con frecuencia los pacientes lle- un bloqueo del nervio occipital mayor.
20
Bloqueo
del trigémino
Bloqueo del trigémino 159
V1
Ganglio del V par
craneal (trigémino) N. maxilar
V2
V3 Agujero
redondo
Agujero
oval
N. mandibular
Placa pterigoidea
FIGURA 20-1
Anatomía del ganglio del
V par craneal (trigémino):
inervación y relaciones
peripterigoideas.
160 Atlas de anestesia regional
PLANO DE LA
ESCOTADURA MANDIBULAR
Agujero redondo
Escotadura mandibular
M. pterigoideo lateral
Agujero oval
Ganglio trigémino
FIGURA 20-2
Anatomía transversal:
ganglio del V par craneal
(trigémino) y agujero oval.
Bloqueo del trigémino 161
M. temporal
Ganglio trigémino
CÓNDILO
MANDIBULAR Zigoma
M. pterigoideo
lateral
PARÓTIDA
FIGURA 20-3
Anatomía coronal: sección
que atraviesa el ganglio del
V par craneal (trigémino).
Posición.••Los pacientes se colocan en decúbito colocada con firmeza frente a esta región infratem-
supino y se les solicita que fijen la vista al frente, poral, se retira y redirige de modo progresivo hasta
como si miraran al horizonte. El anestesiólogo se si- que entra en el agujero oval a una profundidad apro-
tuará al lado del paciente, ligeramente por detrás y ximada de 6 a 7 cm o de 1 a 1,5 cm más respecto a
a la altura del hombro, de modo que, al mirar hacia la longitud de aguja necesaria para contactar con el
la cara del paciente, se observará la perspectiva pre- hueso al inicio.
sentada en la figura 20-4. Al entrar en el agujero, con frecuencia se produ-
ce una parestesia mandibular. Avanzando ligera-
Punción con aguja. Se practica un habón in- mente la aguja, también puede apreciarse parestesia
mediatamente medial al músculo masetero, que pue- en la distribución de los nervios oftálmico y maxi-
de localizarse pidiendo al paciente que apriete las lar. Estas parestesias adicionales deben generarse
mandíbulas (en la mayoría de casos, se encuentra a para verificar la posición preganglionar de la punta
3 cm en sentido lateral a la comisura bucal). Se in- de la aguja. Si la única parestesia que se obtiene está
serta una aguja de 10 cm y 22 G en este punto, como en la distribución mandibular, la punta de la aguja
se muestra en la posición 1 de la figura 20-5. El pla- quizá no haya entrado en el agujero oval, sino que
no de inserción estará en línea con la pupila, como puede estar caudal al agujero oval y adyacente al ner-
se ilustra en la figura 20-4, lo que permite que la vio mandibular.
punta de la aguja contacte con la superficie infra- Antes de la inyección del anestésico local, se as-
temporal del ala mayor del hueso esfenoides, inme- pirará cuidadosamente con la aguja para comprobar
diatamente anterior al agujero oval. Esto sucede a la ausencia de líquido cefalorraquídeo porque los
una profundidad de 4,5 a 6 cm. Una vez la aguja está dos tercios posteriores del ganglio están revestidos
162 Atlas de anestesia regional
N. oftálmico
N. maxilar
Ganglio
trigémino
N. mandibular
(a través del agujero oval)
FIGURA 20-4
Bloqueo del ganglio
trigémino: anatomía y plano
de inserción de la aguja.
Bloqueo del trigémino 163
Ganglio
trigémino
Agujero oval
Entrada de la aguja
(en oposición al segundo
molar superior)
2
N. mandibular
FIGURA 20-5
Bloqueo del ganglio
trigémino: anatomía
y técnica.
por un pliegue de duramadre (cavidad de Meckel). y requerir una sedación eficaz antes de la colocación
Si se está practicando un bloqueo trigeminal final de la aguja.
diagnóstico previo a la neurólisis, en este momento
se inyectará 1 ml de anestésico local. Se instaurará
el bloqueo nervioso en 5 a 10 min; y si el bloqueo CONSEJOS PRÁCTICOS
es incompleto, pueden inyectarse de 1 a 2 ml adi-
cionales de anestésico local o recolocar la aguja en Como sucede con todas las técnicas de bloqueo re-
un esfuerzo por obtener un bloqueo más completo. gional, es importante no tener la percepción de es-
tar bajo «presión por el tiempo». Esto es especial-
Problemas potenciales.••Es obvio que puede mente relevante para este bloqueo porque dosis de
producirse la inyección subaracnoidea de anestésico lidocaína al 1% de tan sólo 0,25 ml han provocado
local por la estrecha relación anatómica entre el gan- la inconsciencia cuando se han inyectado por acci-
glio del trigémino y el pliegue de la duramadre o ca- dente en el líquido cefalorraquídeo. Puesto que este
vidad de Meckel. Además, en su trayecto hacia el bloqueo puede ser incómodo, se necesita el tiempo
agujero oval, la aguja pasa a través de regiones rica- suficiente para permitir que el paciente esté cómo-
mente vascularizadas y es posible la formación de un do con el abordaje y para que se produzca la seda-
hematoma. El bloqueo también puede ser doloroso ción adecuada.
21
Bloqueo maxilar
Bloqueo maxilar 167
FIGURA 21-1
Nervio maxilar (V2):
inervación cutánea.
V2 V2
V2
168 Atlas de anestesia regional
Zigoma
(seccionado)
Fosa
pterigopalatina
N. maxilar
(agujero redondo)
N. mandibular
(agujero oval)
Placa pterigoidea
lateral
Mandíbula (seccionada
parcialmente para mostrar
las relaciones peripterigoideas)
FIGURA 21-2
Anatomía del bloqueo
maxilar: relaciones
peripterigoideas.
Punción con aguja. Se inserta una aguja de 8 cm cal hacia la órbita. Por tanto, se advertirá a los pa-
y 22 G a través de la escotadura mandibular en una cientes de la posibilidad de alteración en el movi-
dirección ligeramente cefalomedial, como se ilustra miento ocular y/o la visión. El abordaje lateral del
en la figura 21-3. Esto permite que la aguja contac- nervio maxilar también implica la inserción de la
te con la placa pterigoidea lateral a una profundidad aguja a través de una región vascular y, por tanto, es
aproximada de 5 cm (posición de la aguja 1). A con- posible la formación de hematomas. Con frecuencia,
tinuación, se retira la aguja y se redirige escalo- los pacientes desarrollan un «ojo morado» tras este
nadamente hacia la posición 2 (la fosa pterigopa- bloqueo debido a la estrecha relación entre la fosa
latina). No deberá avanzar la aguja más de 1 cm pterigopalatina y la órbita.
respecto a la profundidad de contacto inicial con la
placa pterigoidea lateral. A medida que nos alejamos
de la placa pterigoidea, se apreciará una «sensación» CONSEJOS PRÁCTICOS
de avance hacia la fosa pterigopalatina. Una vez que
la aguja se ha colocado de modo adecuado, se in- Para familiarizarse y obtener buenos resultados clí-
yectan 5 ml de anestésico local. nicos, el anestesiólogo deberá invertir tiempo para
explorar las relaciones del agujero redondo, la placa
Problemas potenciales. Por la estrecha proxi- pterigoidea y la fosa pterigopalatina. La compren-
midad del nervio maxilar a la hendidura infraorbi- sión de la anatomía pterigoidea potencia la confian-
taria, es posible cierta propagación del anestésico lo- za del anestesiólogo y la eficacia de este bloqueo.
Bloqueo maxilar 169
1
2
Placa
pterigoidea lateral
Placa
pterigoidea lateral
Hendidura infraorbitaria
FIGURA 21-3
2 Anatomía del bloqueo
maxilar: técnica de
1 inserción de la aguja.
22
Bloqueo mandibular
Bloqueo mandibular 173
Agujero oval
N. mandibular
Placa
pterigoidea
lateral
Mandíbula (parcialmente
seccionada para mostrar
las relaciones peripterigoideas) FIGURA 22-1
Anatomía del bloqueo
mandibular: relaciones
pterigoideas.
174 Atlas de anestesia regional
A B C
SECCIONES
A B C
Ganglio de Gasser
N. maxilar
N. maxilar
N. mandibular Placa pterigoidea
lateral N. mandibular N. mandibular
en su salida por
el agujero oval Mandíbula Mandíbula
FIGURA 22-2
Anatomía coronal:
relaciones pterigoideas.
Bloqueo mandibular 175
V3
V3 V3
FIGURA 22-3
Nervio mandibular (V3):
inervación cutánea.
veolar inferior. El nervio bucal es en exclusiva sen- nuación se dirige para alcanzar la placa pterigoidea
sitivo e inerva la mucosa de la mejilla. El nervio au- lateral con un ángulo ligeramente cefalomedial a
riculotemporal discurre dorsal al cuello de la mandí- través de la escotadura, como se muestra en la figu-
bula para inervar la piel anterior a la oreja y se ra 22-4. La aguja de 8 cm y 22 G contacta con la pla-
extiende hacia la región temporal del cuero cabellu- ca pterigoidea lateral a una profundidad aproxima-
do. El nervio lingual se une con la rama de la cuer- da de 5 cm (posición de la aguja 1). Se retira la aguja
da del tímpano del nervio facial y ambos inervan el y se redirige de forma escalonada para alejarse del
sentido del gusto y la sensibilidad general de los dos borde posterior de la placa pterigoidea lateral en el
tercios anteriores de la lengua y de la cara lingual de plano horizontal (v. fig. 22-4). No se avanzará la agu-
la encía inferior. El nervio alveolar inferior inerva los ja más de 0,5 cm pasada la profundidad de la placa
dientes inferiores y termina en el nervio mentonia- pterigoidea porque el músculo constrictor superior
no, que recoge la sensibilidad de las membranas mu- de la faringe se perfora con facilidad y la aguja pe-
cosas labiales inferiores y de la piel del mentón. netraría en la faringe si ésta se insertara a mayor pro-
fundidad. Una vez que la punta de la aguja se ha co-
Posición.••El paciente se coloca en decúbito su- locado de modo adecuado, se administran 5 ml de
pino con la cabeza y el cuello flexionados hacia el anestésico local.
lado contrario al bloqueo. Al igual que el abordaje
empleado para el bloqueo maxilar, se solicita al pa- Problemas potenciales. Como sucede con el
ciente que abra y cierre la boca con suavidad mien- bloqueo del nervio maxilar, el abordaje lateral del
tras el anestesiólogo palpa la escotadura mandibular nervio mandibular requiere la inserción de una agu-
para su clara identificación. ja a través de una región vascular. Por tanto, es po-
sible la formación de un hematoma. Si se produce
Punción con aguja. Se inserta la aguja en el un hematoma, todo lo que se precisa es una vigi-
punto medio de la escotadura mandibular y a conti- lancia expectante. Aunque es más difícil penetrar en
176 Atlas de anestesia regional
Placa
pterigoidea
lateral
Mandíbula
1
2
N. mandibular
(a través del agujero oval)
Placa
pterigoidea
lateral
1 2
FIGURA 22-4
Anatomía del bloqueo
mandibular: técnica
de inserción de la aguja.
el líquido cefalorraquídeo a través del agujero oval completo de la anatomía peripterigoidea antes de
con el abordaje lateral, hay que ser consciente de que efectuar este bloqueo. Los movimientos de la aguja
si la aguja se inserta a través del agujero oval en la con el bloqueo mandibular implican menos «pla-
cavidad de Meckel, pequeñas dosis de anestésico lo- nos» que con el bloqueo maxilar, pues la aguja se
cal en el líquido cefalorraquídeo pueden provocar mueve principalmente en el plano horizontal una
inconsciencia. vez ha establecido contacto con la placa pterigoidea.
Por tanto, en algunos aspectos, esta técnica es me-
nos compleja que el bloqueo maxilar. Asimismo,
CONSEJOS PRÁCTICOS puesto que el nervio mandibular se encuentra dis-
tante de las estructuras orbitarias, el uso de solucio-
Como sucede con el bloqueo del nervio maxilar, los nes neurolíticas con este bloqueo no es tan preocu-
anestesiólogos deben adquirir un conocimiento pante.
23
Bloqueo trigeminal
distal
Bloqueo trigeminal distal 179
Selección de fármacos. Por los pequeños volú- Problemas potenciales. El bloqueo trigeminal
menes de anestésico local necesarios para este blo- distal es superficial y, por tanto, se asocia a pocas
queo, puede elegirse prácticamente cualquier complicaciones. Hay que ser cauto al entrar en los
anestésico local. orificios e inyectar el anestésico local para intentar
evitar la posibilidad de realizar una inyección intra-
neural.
LOCALIZACIÓN
N. supraorbitario N. supratroclear
N. infraorbitario
N. mentoniano
FIGURA 23-1
Nervio trigémino distal:
anatomía.
Bloqueo trigeminal distal 181
N. supraorbitario
N. infraorbitario
N. mentoniano
FIGURA 23-2
Bloqueo del nervio
trigémino distal: técnica.
24
Bloqueo retrobulbar
(peribulbar)
Bloqueo retrobulbar (peribulbar) 185
M. recto
superior
N. óptico
M. recto
Ganglio lateral
ciliar
A. lagrimal
A. oftálmica
FIGURA 24-1
Anatomía orbitaria.
186 Atlas de anestesia regional
Posición.••El paciente se coloca en decúbito su- puede aplicar una presión suave sobre el globo ocu-
pino y se le solicita que mantenga la mirada prima- lar, principalmente, para facilitar la disminución de
ria dirigida hacia el frente, y no «arriba y abajo» la presión intraocular. Si se elige una técnica peri-
como se recomendaba antiguamente. Con el globo bulbar, la inserción de la aguja se inicia como la
ocular en mirada primaria, la posición del nervio óp- técnica retrobulbar (inferotemporal); sin embargo,
tico minimiza la potencial inyección intraneural. El la aguja se inserta paralela y lateral al músculo rec-
anestesiólogo se sitúa para la inyección como se ilus- to lateral y a la fascia bulbar en lugar de intentar
tra en la figura 24-2. su punción. En la actualidad, muchos anestesiólo-
gos indican la realización de una segunda inyección
Punción con aguja. Mientras el paciente mira peribulbar con 3 a 5 ml a nivel de la órbita supe-
en dirección cefálica y opuesta al lado de la inyec- romedial o en el extremo medial de la hendidura
ción, se inserta una aguja de bisel corto de 31 mm palpebral. Para completar el bloqueo, se debe ob-
de longitud y 27 G en el borde inferolateral de la tener un ojo inmóvil, por lo que se requiere el blo-
órbita. Se dirige hacia el vértice de ésta como se queo de las fibras del nervio facial que inervan el
ilustra en la figura 24-3. La aguja se orientará de músculo orbicular.
manera que la abertura del bisel mire hacia el glo- Estas fibras pueden bloquearse de diversas mane-
bo. Puede apreciarse un «pop» en el momento en ras. El método ilustrado en la figura 24-4 es el de
el que la punta de la aguja atraviesa la fascia bul- van Lint. Para este bloqueo, se inserta una aguja de
bar y penetra en el cono muscular de la órbita. An- 4 cm y 25 G en la posición de la aguja 1 hasta que
tes de inyectar de 2 a 4 ml de anestésico local, se se alcanza el borde orbitario inferolateral. Cuando la
aspirará cuidadosamente con la aguja. Tras el blo- punta de la aguja establece contacto con la superfi-
queo retrobulbar, deben transcurrir de 5 a 10 min cie ósea, se inyecta 1 ml de anestésico local. A través
antes del inicio de la operación, lo que contribuye de este habón cutáneo, se reposiciona la aguja a lo
a diagnosticar la presencia de hematomas retrobul- largo de los márgenes lateral e inferior de la órbita
bares. Durante estos 5 a 10 min, el anestesiólogo (posiciones de la aguja 2 y 3) y se inyectan de 2 a 3
FIGURA 24-2
Bloqueo retrobulbar
(peribulbar): técnica.
Bloqueo retrobulbar (peribulbar) 187
M. recto
superior
M. recto
N. óptico
lateral
Ganglio
ciliar
A. oftálmica
FIGURA 24-3
Bloqueo retrobulbar
(peribulbar): técnica.
FIGURA 24-4
Bloqueo regional del
músculo orbicular del ojo:
método de van Lint.
188 Atlas de anestesia regional
M. oblicuo superior
M. recto superior
M. recto
N. óptico distal lateral
(y vaina)
N. ciliar
largo
y corto
Ganglio
ciliar
IV par craneal
FIGURA 24-5
Anatomía funcional
de la órbita.
ml del anestésico local en cada punto a lo largo del óptico, lo que origina una inyección intravascular
trayecto de la aguja. o anestesia espinal inesperada que afecta a los cen-
tros respiratorios mesencefálicos, como se ilustra
Problemas potenciales. La complicación más en la figura 24-5.
frecuente que acompaña al bloqueo retrobulbar es
la formación de hematomas. Puede minimizarse
utilizando una aguja de longitud inferior a 31 mm. CONSEJOS PRÁCTICOS
La formación de hematomas es más probable cuan-
do se emplea una aguja más larga y cuando la pun- Si los anestesiólogos emplean anestesia retrobulbar,
ta de la aguja descansa en las proximidades de la deben trabajar en colaboración con los oftalmólogos.
arteria oftálmica en el punto en que cruza el ner- En teoría, muchas de las complicaciones de la anes-
vio óptico. Asimismo, puede evitarse empleando tesia retrobulbar pueden evitarse con el bloqueo pe-
un abordaje peribulbar. Otras complicaciones con- ribulbar. Éste puede realizarse colocando la aguja a
sisten en la toxicidad del anestésico local, la apari- lo largo del cono de los músculos extraoculares en
ción de reflejo oculocardíaco y casos de apnea sú- lugar de situarla en su interior. Aunque con esta téc-
bita y obnubilación tras la inyección retrobulbar. nica se requieren volúmenes de anestésico local li-
Las dos últimas probablemente se relacionen con la geramente superiores, pueden evitarse la mayoría de
inyección de anestésico local en la vaina del nervio las complicaciones mayores.
25
Bloqueo del plexo
cervical
Bloqueo del plexo cervical 191
V1
V2 V1
C2
V2
V3
V3
N. occipital menor C3
C2
N. auricular
mayor C4
N. cervical C3
transverso
C4
mos dorsales de C1-C4 que no han sido representa- viculares surgen de los nervios cervicales tercero y
dos. Antes de reagruparse para formar el plexo cer- cuarto. El complejo del asa cervical inerva los mús-
vical, los nervios cervicales salen de las vértebras culos infrahioideo y geniohioideo. El nervio frénico
cervicales a través de un canal en la apófisis trans- es el único nervio motor para el diafragma y tam-
versa en dirección anterocaudal-lateral, inmediata- bién confiere sensibilidad a su porción central. Este
mente dorsal a la arteria vertebral. Para simplificar nervio surge de una gran raíz del cuarto nervio cer-
su comprensión, el plexo cervical puede dividirse vical, reforzado por contribuciones más pequeñas de
en: 1) ramas cutáneas del plexo; 2) complejo del asa los nervios tercero y quinto. Discurre por el borde
cervical (ansa cervicalis); 3) nervio frénico; 4) con- lateral del músculo escaleno anterior antes de des-
tribuciones al nervio accesorio, y 5) ramas muscu- cender en vertical sobre la superficie ventral de este
lares directas (v. fig. 25-2). Las ramas cutáneas del músculo y penetrar en el tórax a lo largo de su bor-
plexo son los nervios occipital menor, auricular ma- de medial. El nervio accesorio (XI par craneal) reci-
yor, cervical transverso y supraclavicular (v. fig. 25-1). be contribuciones del plexo cervical en varios pun-
Los tres primeros surgen de los nervios cervicales se- tos e inerva el músculo esternocleidomastoideo, así
gundo y tercero, mientras que los nervios supracla- como los músculos trapecios. Las ramas musculares
N. occipital
menor
N. auricular C1
mayor
C2
C3
XI par craneal
(n. accesorio) N. cervical
C4 transverso
N. supraclavicular
FIGURA 25-2
Plexo cervical: anatomía
funcional de los ramos
ventrales de C1-C4.
Bloqueo del plexo cervical 193
directas del plexo inervan los músculos prevertebra- 1 a 2 cm en sentido caudal a la apófisis mastoides y
les del cuello. El plexo superficial se hace subcutáneo a continuación C3 y luego C4. Estas apófisis trans-
en el punto medio del borde posterior del músculo versas son palpables aproximadamente 1,5 cm en di-
esternocleidomastoideo (fig. 25-3; v. fig. 25-5). rección caudal a la apófisis inmediatamente más
cefálica. Una vez identificada la apófisis transversa
Posición.••El paciente se coloca en decúbito su- de C4, se inserta una aguja de 5 cm y 22 G inme-
pino con la cabeza y el cuello flexionados en direc- diatamente craneal y hasta contactar con dicha apó-
ción opuesta al lado del bloqueo. El anestesiólogo se fisis a una profundidad aproximada de 1,5 a 3 cm.
colocará al lado del paciente, aproximadamente, a la Si se obtiene una parestesia, se inyectan de 10 a 12
altura del hombro. ml de anestésico local en este punto. Es útil obtener
una parestesia con esta técnica antes de la inyección.
Punción con aguja: bloqueo profundo del plexo Si no se provoca una parestesia, se retirará la aguja
cervical. El paciente se coloca con el cuello lige- y se «avanzará» de forma escalonada en dirección
ramente extendido y la cabeza flexionada hacia el anteroposterior A continuación confíaremos en la
lado contrario del bloqueo. Se traza una línea entre propagación del anestésico local a través de la con-
la punta de la apófisis mastoides y el tubérculo de tinuidad del espacio paravertebral del cuello.
Chassaignac (es decir, la apófisis transversa más fá-
cilmente palpable correspondiente a la vértebra cer- Posición de la aguja: bloqueo cervical superfi-
vical C6). Se traza una segunda línea paralela y 1 cm cial.••Como se ilustra en la figura 25-5, su eficacia
posterior a la primera línea, como se ilustra en la fi- se basa en el «volumen» de anestésico local. El ple-
gura 25-4. Se localizará la apófisis transversa de C4 xo cervical superficial es compacto en el punto me-
encontrando primero la apófisis transversa de C2 de dio del borde posterior del músculo esternocleido-
FIGURA 25-3
Plexo cervical: anatomía
transversal en el punto
medio del músculo
esternocleidomastoideo.
A. vertebral
A. carótida
V. yugular interna
V. yugular externa
C4
M. esternocleidomastoideo
A. vertebral
Rama del plexo
cervical superficial
194 Atlas de anestesia regional
CLAVÍCULA
C4 C5 C6
C7
C3
T1
C2
FIGURA 25-4
Bloqueo profundo del plexo
cervical: técnica.
MASTOIDES
N. occipital
menor
N. auricular
mayor
N. cervical
transverso
M. esternocleidomastoideo
N. supraclavicular
FIGURA 25-5
Bloqueo superficial del CLAVÍCULA
plexo cervical: anatomía
y técnica.
Bloqueo del plexo cervical 195
mastoideo, de manera que el bloqueo se produce tras podemos provocar la inyección intravascular inad-
la infiltración profunda al borde posterior de éste. Se vertida a través de la vena yugular interna.
inserta una aguja de 4 cm y 22 G a nivel subcutá-
neo, posterior e inmediatamente profunda al múscu-
lo esternocleidomastoideo y se inyectan 5 ml de CONSEJOS PRÁCTICOS
anestésico local. A continuación, se redirige la agu-
ja en dirección craneal y caudal a lo largo del borde Si el paciente está adecuadamente colocado, el blo-
posterior del músculo esternocleidomastoideo y se queo superficial rara vez ocasiona problemas. Si se
inyectan 5 ml de solución en cada uno de estos pun- practica un bloqueo profundo, las agujas cortas con-
tos. De esta manera, se crea un bloqueo de campo tribuirán a minimizar las inyecciones profundas
del plexo superficial. erráticas si se aplica la palpación adecuada para li-
mitar la cantidad de tejido entre el extremo de los
Problemas potenciales. Con frecuencia, el blo- dedos del anestesiólogo y la apófisis transversa. Al
queo profundo del plexo cervical se acompaña de un ejecutar esta técnica para practicar una endarterec-
bloqueo del nervio frénico, al menos, parcial y, por tomía carotídea, el anestesiólogo debe consultar an-
tanto, se practicarán con precaución los bloqueos bi- tes a los cirujanos, ya que es frustrante encontrarse
laterales. El bloqueo también implica la colocación con un adecuado bloqueo profundo y que el proce-
de la aguja cerca de la arteria vertebral y otras es- dimiento no sea aplicable porque difieran las expec-
tructuras neuroaxiales. Cuando se realiza el bloqueo tativas quirúrgicas.
superficial, simplemente se evitará la vena yugular El bloqueo superficial del plexo cervical puede
externa, que con frecuencia transita por encima del emplearse junto con el bloqueo interescalénico du-
punto de bloqueo. Además, si se inserta la aguja con rante la cirugía del hombro para garantizar la anes-
excesiva profundidad durante el bloqueo de campo, tesia cutánea en la zona quirúrgica.
26
Bloqueo del
ganglio estrellado
Bloqueo del ganglio estrellado 199
C1
Ganglio
cervical
superior
C2
Tronco
simpático C3
cervical
A. vertebral
C4
Ganglio
cervical
medio C5
Ganglios
vertebrales
C6
Asa
subclavia
C7
T1
Ganglio
cervical
inferior
FIGURA 26-1
Bloqueo del ganglio
estrellado: anatomía Primer ganglio
simplificada de la cadena simpático
simpática. torácico
Bloqueo del ganglio estrellado 201
M. genihioideo M. hiogloso
1
MANDÍBULA
Ganglio cervical
superior
2 M. largo de la cabeza
M. esternocleidomastoideo
A. vertebral
Hueso hioides
3
M. elevador de la escápula
4
4 M. largo de la cabeza
N. laríngeo
recurrente
5 M. esternohioideo
M. omohioideo
Tubérculo de 5
Chassaignac
6
Ganglios 6
M. escaleno anterior
cervicales medios
7 M. escaleno medio
N. frénico 7
8 M. escaleno posterior
Extremo seccionado
del asa A. subclavia
Ganglio T1
estrellado
M. esternocleidomastoideo
CLAVÍCULA
PULMÓN
1.a COSTILLA
AORTA
FIGURA 26-3
Bloqueo del ganglio M. esternocleidomastoideo Cartílago Cadena
estrellado: anatomía cricoides simpática
superficial y transversal. Vaina carotídea (v., a.)
M. escaleno anterior A. vertebral
M. escaleno medio
Sexta raíz
nerviosa
cervical
M. largo
del cuello
Cartílago cricoides
A. vertebral
Tubérculo de Chassaignac
CUELLO
EXTENDIDO
Bloqueo del ganglio estrellado 203
Cartílago cricoides
C6
M. escaleno anterior
M. escaleno medio
FIGURA 26-4
Bloqueo del ganglio
estrellado: anatomía
y técnica.
27
Anatomía para
el bloqueo
de las vías
respiratorias
Anatomía para el bloqueo de las vías respiratorias 207
Si hay un grupo de bloqueos regionales que un vías respiratorias porque emiten ramas faríngeas,
anestesiólogo debe dominar, es el de las vías respi- principalmente sensitivas de la mucosa faríngea;
ratorias. Incluso los anestesiólogos que prefieren el nervios tonsilares que recogen la sensibilidad de la
uso de la anestesia general para la mayoría de sus mucosa suprayacente a las amígdalas palatinas, y re-
pacientes se enfrentan a la necesidad de practicar giones contiguas del paladar blando y ramas sensi-
bloqueos antes de la inducción anestésica en pa- tivas para el tercio posterior de la lengua. El nervio
cientes que pueden presentar afectación de las vías glosofaríngeo sale del cráneo a través del foramen
respiratorias, un traumatismo de las vías respirato- yugular en estrecho contacto con el nervio espinal
rias superiores o inestabilidad de las vértebras cer- accesorio. En el punto en que el nervio glosofarín-
vicales. Como se ilustra en la figura 27-1, la iner- geo sale del foramen yugular, también está contacto
vación de las vías respiratorias puede dividirse en con el nervio vago que, por otra parte, discurre en
tres vías nerviosas principales. Si se ha previsto in- el seno de la vaina carotídea, en la región cervical
tubación nasal, debe practicarse alguno de los mé- superior.
todos anestésicos de las ramas maxilares del nervio El nervio vago inerva la mucosa de las vías respi-
trigémino. Puesto que las manipulaciones aneste- ratorias desde la epiglotis hasta las vías respiratorias
siológicas afectan a la faringe y al tercio posterior distales a través de los nervios laríngeos superior y re-
de la lengua, se requiere un bloqueo glosofaríngeo. currente, como se ilustra en las figuras 27-2 y 27-3.
Las estructuras en las vías respiratorias más dista- Aunque el vago es principalmente un nervio para-
les a la epiglotis requieren el bloqueo de las ramas simpático, también contiene fibras de la cadena
vagales. simpática cervical, así como fibras motoras para los
Los nervios glosofaríngeos son de gran de interés músculos laríngeos. El nervio laríngeo superior con-
para el anestesiólogo que practica la anestesia de las fiere sensibilidad a la superficie de la epiglotis y las
FIGURA 27-1
Bloqueos de las vías
respiratorias: anatomía
funcional simplificada.
Ganglio cervical
simpático
Ganglio inferior
del nervio vago
N. faríngeo
N. laríngeo superior
R. laríngea interna
R. laríngea externa
N. laríngeo inferior
(n. laríngeo recurrente)
N. vago
N. laríngeo recurrente
FIGURA 27-2
Bloqueos de las vías
respiratorias: anatomía
de la inervación laríngea.
vías respiratorias hasta la altura de las cuerdas vo- teral de la tráquea. Esto lo hace en el lado derecho
cales. Inerva la mucosa después de entrar en la mem- tras describir un bucle bajo la arteria subclavia ip-
brana tirohioidea inmediatamente caudal al hueso solateral en el punto en que deja al nervio vago, o
hioides entre las astas mayor y menor del cartílago. en el lado contralateral, alrededor del lado izquier-
Esta inervación mucosa corre a cargo del nervio do del arco aórtico, externo al ligamento arterioso.
laríngeo interno, una rama del nervio laríngeo su- Los nervios recurrentes ascienden e inervan la larin-
perior. El nervio laríngeo superior también continúa ge y la tráquea caudalmente a las cuerdas vocales.
como nervio laríngeo externo a lo largo del exterior Esta anatomía se ilustra en las figuras 27-2 a 27-4. La
de la laringe, y confiere la inervación motora del figura 27-5 representa una imagen sagital de reso-
músculo cricotiroideo. nancia magnética junto a una ilustración interpreta-
El nervio laríngeo recurrente es una rama del tiva de la inervación de las vías respiratorias y la cla-
vago que asciende a lo largo del margen posterola- ve cromática empleada en la figura 27-1.
Anatomía para el bloqueo de las vías respiratorias 209
Ganglio cervical
simpático
Ganglio inferior
del n. vago
N. laríngeo superior
Epiglotis
Hueso hioides
R. laríngea interna
R. laríngea externa
N. vago
Cartílago
tiroides
Membrana
cricotiroidea
N. laríngeo recurrente
Cartílago
cricoides
A. innominada
FIGURA 27-3
Bloqueos de las vías
respiratorias: anatomía
laríngea y vagal y
conexiones simpáticas.
210 Atlas de anestesia regional
Asta superior
Hueso hioides
Asta inferior
Orificio para el
n. laríngeo superior
Membrana tirohioidea
(seccionada)
Pliegue vestibular
(seccionado)
Ligamento tiroepiglótico
(seccionado)
Ventrículo
Ligamento vocal
(seccionado)
Membrana cricotiroidea
Asta inferior del
cartílago tiroides
Cartílago cricoides (seccionado)
N. laríngeo Tráquea
recurrente
FIGURA 27-4 N. laríngeo
Bloqueos de las vías superior
respiratorias: anatomía
de las estructuras laríngeas
e inervación simplificada.
Anatomía para el bloqueo de las vías respiratorias 211
Lengua Mandíbula
Cartílago Cartílago
tiroides cricoides
C2
3 T1
4 5 6 7
FIGURA 27-5
Bloqueos de las vías
respiratorias: anatomía
N. trigémino N. glosofaríngeo N. vago
sagital en una sección
de resonancia magnética y
Inervación de las vías respiratorias un esquema interpretativo.
28
Bloqueo
glosofaríngeo
Bloqueo glosofaríngeo 215
MAXILAR
Tronco
simpático
V. yugular
interna A. carótida
N. vago Apófisis estiloides
N. accesorio
N. hipogloso
RAMA
MANDIBULAR
FIGURA 28-1
Bloqueo glosofaríngeo:
anatomía periestiloidea,
proyección transversal
N. glosofaríngeo detallada.
216 Atlas de anestesia regional
y la apófisis estiloides. El nervio glosofaríngeo des- ción de la estiloides, y aunque puede ser incómodo
ciende por el cuello, pasa entre las arterias carótidas para el paciente, un dedo palpa la apófisis estiloides
interna y externa, y a continuación, se divide en ra- mediante presión profunda; se introduce una aguja
mas faríngeas y ramas motoras para el músculo es- corta de 22 G hasta realizar contacto estiloideo. A
tilofaríngeo, así como en ramas que inervan el área continuación, se retira la aguja y se redirige aleján-
de la amígdala palatina y el tercio posterior de la len- dose de la apófisis en sentido posterior. Tan pronto
gua. Estas ramas distales del nervio glosofaríngeo se pierde el contacto óseo y la aspiración de sangre
están localizadas en la submucosa inmediatamente es negativa, se inyectan de 5 a 7 ml de anestésico lo-
posterior a la amígdala palatina, a un nivel profun- cal. Seguidamente puede repetirse el bloqueo en el
do respecto al pilar amigdalar posterior. lado contralateral.
Posición. El bloqueo glosofaríngeo puede prac- Problemas potenciales. Los bloqueos intraoral
ticarse intraoralmente o por abordaje periestiloideo. y periestiloideo tienen pocas complicaciones si se
Si se practica el bloqueo intraoral, el paciente debe practica una cuidadosa aspiración para descartar la
ser capaz de abrir la boca y se aplicará suficiente presencia de sangre durante la técnica. Con el abor-
anestesia tópica lingual para permitir la colocación daje periestiloideo, el nervio glosofaríngeo está es-
de la aguja en la base del pilar amigadalar posterior. trechamente relacionado con la vena yugular inter-
Si se practica el bloqueo por abordaje periestiloideo, na y la arteria carótida interna. Con el abordaje
no es necesario que el paciente abra la boca. intraoral, las ramas terminales del nervio gloso-
faríngeo están estrechamente relacionadas con la ar-
Punción con aguja: bloqueo glosofaríngeo in- teria carótida interna, que discurre inmediatamente
traoral. Para el bloqueo glosofaríngeo intraoral, lateral a la punta de la aguja si ésta está colocada de
tras la anestesia tópica de la lengua, el paciente forma correcta.
debe abrirla ampliamente. Se identifica el pilar
amigdalar posterior (pliegue palatofaríngeo) con
una pala de laringoscopio Macintosh n.o 3. Se in- CONSEJOS PRÁCTICOS
serta una aguja angulada de 9 cm y 22 G (v. co-
mentarios en el apartado «Consejos prácticos») en Un problema frecuente consiste en encontrar una
la porción caudal del pilar amigdalino posterior. La aguja para efectuar el bloqueo. Éste puede superar-
punta de la aguja se introduce en la submucosa y, se fácilmente empleando una aguja espinal desecha-
tras la cuidadosa aspiración para descartar la pre- ble de 22 G. Con técnica aséptica, se retira y dese-
sencia de sangre, se inyectan 5 ml de anestésico lo- cha el estilete de la aguja espinal desechable.
cal. Seguidamente se repite el bloqueo en el lado Seguidamente, utilizando el envase estéril que con-
contralateral (fig. 28-2). tenía la aguja espinal de 22 G, se acoda 1 cm del ex-
tremo distal de la aguja para obtener un mejor con-
Punción con aguja: abordaje periestiloideo. Para trol durante la inserción submucosa.
el abordaje periestiloideo, el paciente está en decú- Este bloqueo se utilizará con frecuencia cuando
bito supino con la cabeza en posición neutra. Como se requiera anestesia de las vías respiratorias en pa-
se ilustra en la figura 28-3, se trazan marcas sobre la cientes sedados con ventilación espontánea y «vigi-
apófisis mastoides y el ángulo de la mandíbula, di- les» que precisen intubación traqueal. En opinión
bujándose una línea entre ambas. En el punto me- del autor, este bloqueo es muy efectivo para reducir
dio de dicha línea se inserta la aguja hasta contactar el reflejo nauseoso resultante de la presión sobre el
con la apófisis estiloides. Para facilitar la identifica- tercio posterior de la lengua.
Bloqueo glosofaríngeo 217
N. glosofaríngeo
Amígdala palatina
FIGURA 28-2
Bloqueo glosofaríngeo:
anatomía intraoral y técnica.
218 Atlas de anestesia regional
MASTOIDES
ÁNGULO MANDIBULAR
Tronco
simpático
V. yugular
interna A. carótida interna
N. accesorio
N. hipogloso
N. glosofaríngeo
FIGURA 28-3
Bloqueo glosofaríngeo: INICIAL TRAS LA
técnica periestiloidea. REDIRECCIÓN
29
Bloqueo laríngeo
superior
Bloqueo laríngeo superior 221
Anatomía. El nervio laríngeo superior es una Problemas potenciales. Con este abordaje es
rama del nervio vago. Tras dejar el tronco vagal prin- posible situar la aguja en el interior de la laringe,
cipal, discurre a través del cuello y pasa medial- aunque no provocaría problemas a largo plazo. Si el
mente, en sentido caudal al asta mayor del hueso bloqueo se practica como se ha descrito, la inyec-
hioides, punto en el que se divide en una rama in- ción intravascular será infrecuente a pesar de la pre-
terna y una externa. La rama interna es el nervio de sencia de la arteria y la vena laríngeas superiores,
Ganglio inferior
del n. vago
Cartílago tiroides
Cartílago cricoides
FIGURA 29-1
Bloqueo del nervio laríngeo
superior: anatomía.
222 Atlas de anestesia regional
Asta mayor
del hueso hioides
N. laríngeo
superior
DESPLAZAR
HIOIDES
Membrana TIROIDES
tirohioidea
CRICOIDES
FIGURA 29-2
Bloqueo del nervio laríngeo
superior: técnica.
que perforan la membrana tirohioidea junto al ner- ello cause al paciente algunas molestias menores.
vio laríngeo interno. Habitualmente, dicha molestia puede minimizarse
con una sedación de magnitud adecuada.
CONSEJOS PRÁCTICOS Si se emplea una jeringa de tres anillas y sedación
adecuada, y, además, el bloqueo es eficiente, la téc-
Al practicar este bloqueo, es útil desplazar firme- nica es bien aceptada, tanto por parte del paciente
mente el hioides hacia el lado del bloqueo, aunque como por parte del anestesiólogo.
30
Bloqueo
translaríngeo
Bloqueo translaríngeo 225
HIOIDES
Epiglotis (seccionada)
Membrana tirohioidea
(seccionada)
Pliegue vestibular
(seccionado)
Ventrículo
TIROIDES (seccionado)
Ligamento vocal
(seccionado)
Membrana cricotiroidea
(seccionada)
CRICOIDES (seccionado)
Propagación
del anestésico
local TRÁQUEA
FIGURA 30-1
Bloqueo translaríngeo:
anatomía y propagación
del anestésico local.
HIOIDES
Membrana
tirohioidea
TIROIDES
Membrana
cricotiroidea-Inyección
en la línea media
Istmo de
la glándula
tiroides
Tráquea
FIGURA 30-2
Bloqueo translaríngeo:
anatomía y técnica.
31
Anatomía del tronco
Anatomía del tronco 229
T1
T1 T2
T2 T3
T3 T4
T5
T4 T6
T5 T7
T6 T8
T9
T7 T10
T8 T11
T9 T12
L1
T10 L2
L3
T11 L4
L5
T12
L1
L2
L1
L3
L2
L4
L3
L5
L4
L5
FIGURA 31-1
Anatomía del tronco:
dermatomas.
230 Atlas de anestesia regional
M. dorsal ancho
M. intercostal
externo
M. intercostal
intermedio
N. intercostal
(ramo ventral)
M. intercostal
interno
Raíces dorsales
Raíces ventrales
Ramos comunicantes
grises y blancos
Ramo dorsal
FIGURA 31-2
Anatomía del tronco:
proyección transversal. R. cutánea anterior Ramo ventral
ticos torácicos o lumbares, como el bloqueo de los comunicantes blancos y reciben neuronas posgan-
nervios intercostales, podrán producir una analgesia glionares de la cadena simpática a través de los ra-
postoperatoria aún más adecuada. mos comunicantes grises. Estos ramos del sistema
Una de las ventajas del bloqueo somático (para- simpático se conectan con los nervios espinales cer-
vertebral) frente a los bloqueos neuroaxiales es su ca de su salida a través de los agujeros interverte-
capacidad para evitar la interrupción del sistema brales. Los ramos dorsales de estos nervios espina-
nervioso simpático. Como se muestra en la figura les confieren la inervación de las estructuras dorsales
31-2, los principales nervios somáticos son los ra- de la línea media. La rama medial del ramo prima-
mos ventrales de los nervios torácicos y lumbares. rio dorsal inerva las estructuras vertebrales dorsales,
Además, como se muestra en el cuadro de la figura incluidos los ligamentos supraespinoso e intraespi-
31-2, los nervios aportan fibras simpáticas pregan- noso, el periostio y la cápsula fibrosa de la articula-
glionares a la cadena simpática a través de los ramos ción interapofisaria.
32
Bloqueo mamario
Bloqueo mamario 233
C3
C4
C5
T1
T2
T3
T4
T5
T6
T7
T8
T9
T10
FIGURA 32-1
Anatomía del bloqueo
mamario: dermatomas.
234 Atlas de anestesia regional
Decúbito supino
T2
T4
T6
T3
T5
T7
A
Decúbito prono
7 6 5 4 3 2 1
9 8
10
11
12
Infiltración
subcutánea
FIGURA 32-2
Bloqueo mamario: posición
C y técnica.
33
Bloqueo intercostal
Bloqueo intercostal 239
FIGURA 33-1
Bloqueo nervioso
intercostal: anatomía
transversal.
Á C
N O
G S
U T
L A
O L
Rama 3
Ramos dorsales
Ramas 1, 2
Ramos comunicantes
M. intercostal grises y blancos
LATERAL Rama 4
interno
R. cutánea lateral
M. intercostal
intermedio
Vena
Arteria
Nervio
M. intercostal
Externo
Intermedio
Interno
Rama 5
R. cutánea anterior
Bloqueo intercostal 241
FIGURA 33-2
Bloqueo nervioso
intercostal: posición
y técnica.
inyecciones necesarias para el bloqueo. Pueden co intercostal (es decir, a una distancia de 2-4 mm
combinarse barbitúricos, benzodiazepinas, ketamina caudal al borde de la costilla). Con la aguja en posi-
u opiáceos de acción corta. Se realizan unos habo- ción, se inyectan de 3 a 5 ml de solución de anesté-
nes cutáneos con una aguja de 30 G en cada uno de sico local. Seguidamente se repite el proceso para
los puntos de inyección marcados y seguidamente se cada nervio que se va a bloquear. Es importante sa-
efectúa el bloqueo intercostal bilateral. Como se ber que en ciertos pacientes con caquexia o en ca-
ilustra en la figura 33-3, se conecta una aguja de bi- sos graves de deformidad torácica en barril, la in-
sel corto, de 3 a 4 cm y de 22 G a una jeringa de yección intercostal se practica con mayor seguridad
control de 10 ml. Es importante que se sigan e in- con una aguja aún más corta y de 23 o 25 G.
corporen a la técnica sistemática del anestesiólogo El bloqueo intercostal en el ángulo posterior de las
las posiciones de la mano y de los dedos ilustradas costillas no es el único método aplicable a la aneste-
en la figura 33-3. sia clínica regional. Como se describe en el capítulo
Empezando en la costilla más caudal del bloqueo, 32, el bloqueo intercostal también puede practicarse
se usan el dedo índice y tercero de la mano izquier- de manera eficaz en la línea medioaxilar mientras el
da para retraer la piel hacia arriba y por encima de paciente está en decúbito supino (fig. 33-4). Esta po-
la costilla. Se introducirá la aguja a través de la piel sición es más cómoda en muchas situaciones y pro-
entre las puntas de los dedos retractores y se avan- bablemente está infrautilizada. Una de las inquietu-
zará hasta contactar con la costilla. Es importante des suscitadas con el abordaje lateral de los nervios
impedir que la aguja penetre a una profundidad su- intercostales estriba en que la rama cutánea lateral
perior a la que los dedos palpatorios definen como del nervio intercostal podría no quedar bloqueada.
costilla. Una vez la aguja ha contactado con la cos- Exploraciones mediante tomografía computarizada
tilla, la mano derecha mantiene firmemente el con- han demostrado que las soluciones inyectadas se
tacto mientras la mano izquierda se desplaza para propagan rápidamente a lo largo del surco subcostal
sostener el pabellón y el cuerpo de la aguja entre el en una distancia de varios centímetros. Por tanto,
pulgar, el índice y el dedo medio. Es importante que aun cuando se practique un bloqueo intercostal la-
la eminencia hipotenar de la mano izquierda esté teral, la rama lateral se bañará con solución de
aplicada con firmeza contra la espalda del paciente. anestésico local.
Esta colocación de la mano permite el máximo con-
trol de la profundidad de la aguja mientras la mano Problemas potenciales. La preocupación prin-
izquierda «desplaza» la aguja alejándola del margen cipal del bloqueo nervioso intercostal es el neu-
inferior de la costilla y conduciéndola hacia el sur- motórax. Aunque la incidencia de esta complicación
242 Atlas de anestesia regional
FIGURA 33-3
Bloqueo nervioso 1 2
intercostal: técnica
por etapas (1-6).
3 4
5 6
R. CUTÁNEA ANTERIOR
R. CUTÁNEA LATERAL
T3
T4 T5 T6 T7 T8 T9 T10
FIGURA 33-4
Bloqueo nervioso
intercostal: técnica lateral.
es extraordinariamente baja, muchos médicos evitan traciones plasmáticas máximas pueden retrasarse
este bloqueo porque imaginan una elevada frecuen- entre 15 y 20 min, se vigilará estrechamente a los
cia y graves complicaciones. Los datos indican que pacientes tras la finalización del bloqueo, al menos
la incidencia de neumotórax es inferior al 0,5% y que durante dicho intervalo de tiempo.
cuando se produce, la cuidadosa observación clíni-
ca es habitualmente todo cuanto se precisa. La inci-
dencia de neumotórax sintomático tras el bloqueo CONSEJOS PRÁCTICOS
intercostal es incluso inferior, aproximadamente de
1:1.000. Si se precisase tratamiento, puede practi- El bloqueo nervioso intercostal requiere una seda-
carse una aspiración con aguja que en la mayoría de ción adecuada para que los pacientes puedan estar
los casos consigue una reexpansión pulmonar ade- cómodamente sobre la mesa durante la realización
cuada. Se practicará un drenaje torácico sólo si no de la técnica. La combinación de sedantes parece ser
se obtiene la reexpansión pulmonar después de un la más efectiva. Cada anestesiólogo desarrollará una
período razonable de observación o tras aspiración «receta» para la sedación, pero la combinación de
percutánea. una benzodiazepina, un narcótico de acción corta
Como resultado de la vascularización del espacio y/o ketamina, hace que los pacientes acepten rápi-
intercostal, en los bloqueos intercostales múltiples damente el procedimiento. Además, cada anestesió-
las concentraciones sanguíneas de anestésico local logo desarrollará un método adecuado para el man-
son superiores a las de cualquier otra técnica están- tenimiento del control de la mano y la aguja durante
dar de anestesia regional. Puesto que estas concen- la realización del bloqueo.
34
Anestesia
interpleural
Anestesia interpleural 247
PERSPECTIVA LOCALIZACIÓN
El bloqueo interpleural es una técnica que se ha de- Anatomía. El espacio pleural se extiende desde
sarrollado en un intento de «simplificar» la anestesia el vértice pulmonar hasta el ángulo pleural inferior
somática y visceral tras la cirugía torácica o abdomi- aproximadamente a la altura de L1. También se re-
nal superior. Aunque se han realizado numerosas in- laciona con las estructuras mediastínicas posteriores
vestigaciones, aún no se ha establecido claramente la y anteriores, como se ilustra en la figura 34-1.
relación riesgo-beneficio de este procedimiento.
Posición. En la mayoría de los casos, el pacien-
Selección de pacientes.••Aunque todavía no se te está inclinado en posición oblicua con el lado que
han definido unánimemente criterios de selección se va a bloquear en presentación superior, como se
adecuados, se ha empleado con mayor frecuencia en ilustra en la figura 34-2. El anestesiólogo se coloca
pacientes sometidos a cirugía abdominal superior y a la espalda del paciente.
de flanco, o bien en los que se recuperan de fractu-
ras costales. Punción con aguja. Una vez el paciente está ade-
cuadamente colocado y acomodado con una almo-
Selección de fármacos. Habitualmente se in- hada, se realiza un habón cutáneo en el séptimo es-
yectan de 20 a 30 ml de solución de anestésico lo- pacio intercostal inmediatamente craneal a la octava
cal a través de una aguja o catéter interpleurales. La costilla y aproximadamente 10 cm lateral a la línea
concentración y el tipo de anestésico local utilizados media. Si se selecciona una técnica continua, se eli-
con mayor frecuencia son bupivacaína al 0,25-0,5% ge una aguja que permita el paso de un catéter a su
y ropivacaína al 0,2-0,5%. través (frecuentemente epidural). Si se utiliza una
FIGURA 34-1
Bloqueo interpleural:
anatomía.
N. esplácnico menor Espacio pleural
Costilla
Espacio
pleural
ESÓFAGO
AORTA PULMÓN
Nervios
intercostales
N. esplácnico Espacio
PULMÓN
pleural
248 Atlas de anestesia regional
FIGURA 34-2
Bloqueo interpleural:
posición y técnica.
técnica de inyección única, puede emplearse una identificará por una caída de la columna líquida. Se-
aguja de bisel corto de longitud suficiente para al- guidamente, se asegurará la aguja y continuará el
canzar el espacio pleural. (Los que abogan por este procedimiento como en el método de pérdida de re-
bloqueo proponen una técnica de inyección múltiple sistencia.
a través del catéter; por tanto, no es frecuente la téc- Una vez la aguja está en posición, se inyecta el
nica de inyección única.) Para identificar la entrada anestésico local (si se trata de una técnica de inyec-
en el espacio pleural puede emplearse una técnica de ción única) o se pasa un catéter a su través. Si se em-
pérdida de resistencia como la utilizada en anestesia plea un catéter, éste se introducirá aproximadamen-
epidural. Ésta se realizaría con una jeringa que con- te 10 cm en el espacio pleural, con cuidado de
tenga aproximadamente 2 ml de suero salino. Cuan- minimizar el volumen de aire transferido a través de
do la punta de la aguja está en el espacio pleural se la aguja. El catéter se debe asegurar en una posición
apreciaría una disminución de la resistencia en el ém- que no interfiera con el procedimiento quirúrgico.
bolo de la jeringa. Posteriormente observaríamos que Después se infunden de 20 a 30 ml de anestésico lo-
realizamos la inyección de la solución de anestésico cal y se coloca al paciente en decúbito supino para
local a través de la aguja con suma facilidad. permitir su correcta distribución.
Algunos clínicos proponen una técnica modifi-
cada de «gota colgante». Estos anestesiólogos han Problemas potenciales. Aunque puede parecer
acuñado un nuevo término como descripción de que el neumotórax se asocia a cualquier técnica que
esta técnica, la «columna en caída». Si se retira el penetra en el espacio pleural, aparentemente es un
émbolo de la jeringa presentada en la figura 34-2 y problema infrecuente con la anestesia interpleural.
se observa la columna de solución salina, la entra- A pesar de esta observación, hará falta más tiempo
da de la punta de la aguja en el espacio pleural se para poder aclarar la auténtica incidencia de neu-
Anestesia interpleural 249
motórax. Un segundo inconveniente de este bloqueo sión del anestésico local desde el espacio pleural ha-
es la naturaleza impredecible de su calidad analgési- cia los nervios intercostales a través de la membra-
ca. Parece ser una técnica aceptable, lo que puede na intercostal. Otro posible mecanismo radica en la
deberse a la creciente experiencia del anestesiólogo distribución al mediastino posterior a través de la
en su realización. pleura, lugar en el que el anestésico local confiere
analgesia visceral al contactar con los nervios esplác-
nicos mayor, menor e inferior. Cuando se disponga
CONSEJOS PRÁCTICOS de más información, probablemente averiguaremos
que este tipo de bloqueo es el resultado de una com-
El mecanismo subyacente a la anestesia interpleural binación de estos dos mecanismos junto con la anal-
sigue siendo incierto. Como se ilustra en la figura gesia promovida por la absorción sistémica de
34-1, uno de los mecanismos propuestos es la difu- anestésico local.
35
Bloqueo somático
lumbar
Bloqueo somático lumbar 253
T12
N. subcostal T12
Apófisis
L1 transversa L1
MÚSCULOS N. L1
PARAESPINOSOS
L2
N. L2
L3
N. L3
L4
N. L4
L5
N. L5 ÍLEON
N. S1
M. GLÚTEO N. S2
MAYOR
N. S3
N. S4
FIGURA 35-1
Bloqueo somático lumbar:
anatomía.
254 Atlas de anestesia regional
Selección de fármacos.••La elección está limita- nera similar, la raíz somática T12 (un nervio sub-
da sólo por la extensión del bloqueo y la posibilidad costal) se encuentra inmediatamente anterior a la
de producir toxicidad sistémica. Si la precisión extensión lateral de la apófisis transversa de L1.
diagnóstica es esencial en síndromes de dolor cró- Volviendo a la analogía nerviosa intercostal, cada
nico, se aplican volúmenes pequeños, de 1 a 2 ml; nervio lumbar da una rama inmediatamente poste-
si se desea anestesia quirúrgica, se emplean volúme- rior para los músculos paravertebrales y la piel de la
nes de 5 a 7 ml por raíz lumbar. espalda. Como sucede con la anatomía nerviosa in-
tercostal, el nervio somático lumbar también recibe
ramos comunicantes blancos de los primeros dos o
LOCALIZACIÓN tres nervios lumbares y origina ramos comunicantes
grises para todos los nervios somáticos lumbares.
Anatomía. El bloqueo somático lumbar para- Tras estas conexiones con el sistema nervioso simpá-
vertebral es similar a un bloqueo intercostal. La cor- tico, el nervio somático pasa directamente al múscu-
ta apófisis transversa vertebral (una «costilla rudi- lo psoas mayor o se sitúa en un plano entre los mús-
mentaria») se convierte en el punto anatómico de culos psoas y cuadrado lumbar. En este punto los
referencia para la posición de la aguja. Cada nervio nervios originan interconexiones para formar el ple-
somático lumbar abandona los agujeros de conjun- xo lumbar. En la figura 35-3 se realiza una descrip-
ción ligeramente caudal y ventral a la apófisis trans- ción de esta anatomía transversal. La figura 35-4 ilus-
versa de su nivel vertebral respectivo (fig. 35-1). tra la distribución cutánea de los nervios somáticos
Como se ilustra en la figura 35-2, desde los agu- lumbares.
jeros intervertebrales, los nervios somáticos se diri-
gen en sentido caudal y anterior y, discurren hacia Posición. La realización de la técnica se basa en
la extensión lateral de la apófisis transversa del cuer- el concepto de que el bloqueo somático lumbar es si-
po vertebral inmediatamente distal (v. fig. 35-1). Por milar al bloqueo nervioso intercostal. La posición
ejemplo, cuando la raíz somática L1 deja su agujero más adecuada consiste en colocar al paciente en
intervertebral, discurre inmediatamente anterior al decúbito prono, con una almohada bajo el abdomen
borde lateral de la apófisis transversa de L2. De ma- inferior para reducir la lordosis lumbar. Se trazan
M. GLÚTEO
MAYOR
MÚSCULO PARAESPINOSO
L5 L4 L3 L1 T12
L2
ÍLEON 12
TRONCO
SIMPÁTICO 11
10
FIGURA 35-2
Bloqueo somático lumbar:
anatomía.
Bloqueo somático lumbar 255
Tronco simpático Ao
VCI
N. genitofemoral
N. somático
L2 M.
Plexo lumbar M. cuadrado
psoas
lumbar
APÓFISIS TRANSVERSAS
MM. PARAESPINOSOS
FIGURA 35-3
Bloqueo somático lumbar:
anatomía transversal.
T10
T10 T11
T11 T12
T12 L1
L1 L1 L2
L2 L3
L2 S3
L4
L5 S4
S1 S5
L3 L3 S2 S2
L4 L4
L5 L5
S2 S2
S1 S1
S1 L5 L5
FIGURA 35-4
Bloqueo somático lumbar:
anatomía dermatómica.
256 Atlas de anestesia regional
T12 T12
2,5 cm
1 L1
L2
2
L3
3
L4
4
L5
L5
FIGURA 35-5
Bloqueo somático lumbar:
anatomía superficial.
unas marcas cutáneas como se ilustra en la figura 35- (posición de la aguja 1). Si no contactamos a dicha
5, es decir, se identifica y marca la apófisis espinosa profundidad significa que la aguja ha pasado entre
de cada vértebra correspondiente a las raíces que hay dos apófisis transversas.
que bloquear. A continuación, desde el borde cefáli- Para acercarnos a esta estructura ósea, se practi-
co de cada una de las espinas lumbares posteriores, ca una inserción repetida de la aguja a través del mis-
se trazan unas líneas horizontales en las que se mar- mo habón cutáneo, pero con una ligera angulación
can unos puntos de 2,5 a 3 cm laterales a la línea cefálica. Una vez se ha identificado la apófisis trans-
media. El borde cefálico de cada espina lumbar pos- versa, se retira la aguja hasta una localización sub-
terior está aproximadamente en el mismo plano ho- cutánea antes de dirigirla inmediatamente caudal a
rizontal de su propia apófisis transversa y éste es el ésta, lo que permite el bloqueo de la raíz lumbar co-
concepto en el que se basa la colocación de estos rrespondiente a la misma vértebra lumbar. La aguja
puntos de referencia. Seguidamente se practican se reinsertaría inmediatamente cefálica a la apófisis
unos habones cutáneos en estos puntos a la altura transversa si lo que se desea es bloquear la raíz lum-
del borde inferior de la apófisis transversa y se in- bar correspondiente al segmento superior. A medi-
serta una aguja de 8 cm y 22 G en un plano verti- da que la aguja «se aleja» en profundidad respecto
cal, sin la jeringa montada (fig. 35-6). A medida que a la apófisis transversa, se avanzará aproximada-
avanza la aguja, llegamos a la apófisis transversa a mente el grosor de la apófisis transversa o aproxi-
una profundidad promedio en el adulto de 3 a 5 cm madamente 1-2 cm tras perder contacto óseo (posi-
Bloqueo somático lumbar 257
1
2
2,5 cm
Apófisis
transversa L2
N. somático L1
CUERPO
Tronco
simpático
FIGURA 35-6
Bloqueo somático lumbar:
técnica.
ción de la aguja 2). Esta posición coloca la punta en bloqueo simpático lumbar; cuando sucede, puede
el plano inmediatamente anterior a la apófisis trans- producirse una reducción de la presión arterial simi-
versa. Cuando se ha establecido la posición final de lar a la observada durante la anestesia espinal.
la aguja, se inyectan aproximadamente 5 ml de so-
lución de anestésico local. Se repetirá el procedi-
miento en todos los puntos en los que se desea el CONSEJOS PRÁCTICOS
bloqueo anestésico.
El bloqueo del nervio torácico 12 se practica de ma-
Problemas potenciales. Puesto que las raíces nera eficaz mediante la localización de la raíz supe-
lumbares están en estrecha proximidad con otras es- rior a la apófisis transversa de L1. Este método es
tructuras neuroaxiales, cabe la posibilidad de produ- preferible a los intentos de bloquearlo como nervio
cir anestesia epidural y subaracnoidea tras intentos de intercostal en el ángulo costal. Si estos bloqueos se
bloqueo somático lumbar. Es probable que en dichos emplean para herniorrafia, debe tenerse en cuenta
casos se haya angulado la aguja medialmente duran- que un anestésico local de acción prolongada puede
te su inserción en lugar de mantenerse en un plano limitar la capacidad de los pacientes para deambu-
parasagital. Además, debido a la proximidad del gan- lar normalmente durante varias horas ya que puede
glio simpático a las raíces lumbares, si la aguja se in- producirse cierta debilidad de los flexores de la ca-
serta a demasiada profundidad se puede provocar un dera con el bloqueo de las raíces L1 y L2.
36
Bloqueo inguinal
Bloqueo inguinal 261
FIGURA 36-1
Bloqueo inguinal: anatomía.
T10
T11
L1
T12
N. subcostal T12
R. femoral
N. genitofemoral N. ilioinguinal
N. femoro- L1
cutáneo
lateral R. genital
L2, 3 N. ilioinguinal
N. genitofemoral
S2, 3 R. femoral
N. genitofemoral
N. femoral
N. pudendo
L2, 3, 4 L2
R. genital
N. genitofemoral
N. femoral
262 Atlas de anestesia regional
xo lumbar y el nervio torácico 12 siguen un trayec- ciente en una posición adecuada para poder emplear
to circular debido a la morfología caliciforme del la espina ilíaca anterosuperior como punto anatómi-
ilion. En su porción anterior, estos nervios discurren co de referencia.
(fig. 36-2) cerca de una referencia anatómica im-
portante para el bloqueo, la espina ilíaca anterosu- Punción con aguja. Mientras el paciente está
perior. En la proximidad de ésta, los nervios toráci- en decúbito supino, se marcará la espina ilíaca an-
co 12 e iliohipogástrico se encuentran entre los terosuperior. Se trazará otra marca aproximada-
músculos oblicuos interno y externo. El nervio ilio- mente 3 cm medial e inferior a la espina ilíaca an-
inguinal se encuentra inicialmente entre el músculo terosuperior. Se realiza un habón cutáneo y se
transverso abdominal y el músculo oblicuo interno, inserta una aguja de 8 cm y 22 G en dirección ce-
y a continuación, penetra en el músculo oblicuo in- falolateral (posición de la aguja 1) para contactar
terno medial a la espina anterosuperior. Todos estos con la superficie interna del ilion, como se ilustra
nervios discurren anterior y medialmente, hacién- en la figura 36-4. Se inyecta la solución de anesté-
dose superficiales en la piel y músculos de la región sico local (10 ml) a medida que la aguja se retira
inguinal (fig. 36-3). Como se muestra en la figura lentamente a través de las diferentes capas de la pa-
36-3, el nervio genitofemoral sigue un trayecto di- red abdominal. A continuación se reinserta la agu-
ferente y por ello debe recibir el complemento in- ja con un ángulo más agudo para garantizar la pe-
traoperatorio para que este bloqueo regional sea efi- netración de las tres capas musculares abdominales
caz en la herniorrafia inguinal. (posición de la aguja 2). Se repite la inyección a
medida que se retira la aguja. En pacientes muy
Posición. Puede efectuarse con el paciente en musculosos u obesos puede requerirse una terce-
decúbito supino y el anestesiólogo al lado del pa- ra inyección en un ángulo incluso más agudo. La
N. genitofemoral
N. iliohipogástrico
N. ilioinguinal L2
M. cuadrado
lumbar
L3
M. psoas
L4 M. ilíaco
L5
N. femoro-
cutáneo
lateral
Espina
ilíaca
antero-
superior
FIGURA 36-2
Bloqueo inguinal: anatomía.
N. ilioinguinal N. iliohipogástrico
R. cutánea lateral
N. subcostal (T12)
M. ilíaco
L4
M. oblicuo
interno M. psoas
M. oblicuo
externo L5
M. abdominal R. femoral
transverso N. genitofemoral
X
ESPINA ILÍACA
ANTERO- 3 cm R. genital
SUPERIOR
3 cm
M. recto
abdominal
R. cutánea
N. ilioinguinal
1
2 R. escrotal
anterior
N. ilioinguinal
R. genital
N. genitofemoral
FIGURA 36-3
Bloqueo inguinal: anatomía
y técnica.
M. glúteo mayor
M. glúteo mediano
Ilion
N. iliohipogástrico
N. ilioinguinal
M. transverso
abdominal
M. oblicuo interno
M. oblicuo externo
FIGURA 36-4
Bloqueo inguinal: anatomía
2 1 transversal y técnica.
264 Atlas de anestesia regional
Ombligo
ESPINA
ILÍACA
3 cm ANTEROSUPERIOR
PUBIS
FIGURA 36-5
Bloqueo inguinal: técnica
de infiltración.
inyección se extiende desde el habón cutáneo pre- y el cordón espermático. Un posible problema con
viamente practicado hacia el ombligo, creando un esta inyección adicional consiste en la formación de
bloqueo de campo subcutáneo. Este proceso se re- un hematoma en la región del cordón espermático.
pite desde el ombligo hasta el pubis (fig. 36-5). Se Aunque esto no perjudique de manera importante al
tendrá presente la posibilidad de que el cirujano deba paciente, puede dificultar al cirujano la adecuada di-
inyectar más anestésico local en el cordón. Esta par- sección quirúrgica.
te del bloqueo puede efectuarse intraoperatoriamen-
te debiendo tener en cuenta la dosis total de anesté-
sico administrado para evitar toxicidad sistémica. CONSEJOS PRÁCTICOS
Posibles problemas. El bloqueo inguinal es La clave para aplicar con éxito el bloqueo inguinal
principalmente un bloqueo superficial y se asocia a estriba en combinar una sedación adecuada con un
escasas complicaciones mayores. Algunos de los clí- método sistemático de inyección del anestésico lo-
nicos que abogan por esta técnica proponen la ad- cal cerca de la cresta ilíaca. Se establecerá el «siste-
ministración preoperatoria de una inyección de ma» de tal forma que garantice que se ha deposita-
anestésico local en la región del conducto inguinal do el anestésico en todo el espesor de la pared.
37
Bloqueos
paravertebrales
ANDRÉ P. BOEZAART, M.D., PH.D.
Cuerpo vertebral C6
Músculo trapecio
FIGURA 37-1
Bloqueo paravertebral
cervical: puntos anatómicos
de referencia para la
punción con aguja
(proyección oblicua
derecha). Obsérvese
la inserción de la aguja
en la «V» de la unión del
borde anterior del músculo
trapecio y del borde
posterior del músculo
elevador de la escápula.
Bloqueos paravertebrales 269
FIGURA 37-2
Bloqueo paravertebral
cervical: proyección
transversal.
270 Atlas de anestesia regional
Catéter
FIGURA 37-3
Raíz nerviosa
Bloqueo paravertebral
cervical: inserción del
catéter tras la estimulación.
y se conecta una jeringa para pérdida de resistencia. que se identifica por una respuesta motora o porque
Al tiempo que se verifica continuamente la pérdida el paciente comunica una pulsación sensitiva con
de resistencia, la aguja se aleja en sentido lateral de una estimulación nerviosa ajustada a 0,5 mA), ésta
esta estructura ósea, y se avanza en dirección ante- se sujeta con firmeza mientras se retira la jeringa de
rior. Con frecuencia, cuando se entra en el espacio pérdida de resistencia. Si se emplea una técnica no
paravertebral cervical aproximadamente 0,5 a 1 cm estimuladora, se administra una inyección en bolo a
ventral a la apófisis transversa, se produce una cla- través de la aguja, seguida de la introducción de un
ra pérdida de resistencia, simultánea a una respues- catéter epidural estándar.
ta motora en los músculos del hombro. A este nivel, De lo contrario, el electrodo estimulador del elec-
las fibras motoras (anteriores) y sensitivas (poste- troneuroestimulador se une al extremo proximal del
riores) se han reunido para formar las raíces del ple- catéter estimulante de 19 o 20 G, manteniendo una
xo braquial, y típicamente, para provocar una res- corriente constante que genere fasciculaciones vivas
puesta motora, se requiere una mayor cantidad de de los músculos del hombro o de la extremidad su-
corriente en comparación con la técnica interescalé- perior; se avanza la punta del catéter 5 cm a través
nica anterior (fig. 37-3). de la punta de la aguja, como se describe en el capí-
tulo 2. Tras el avance del catéter, éste se tuneliza
Colocación del catéter.••Cuando la punta de la aproximadamente 5 cm hasta una posición adecua-
aguja se aproxima a las raíces del plexo braquial (lo da, y se cubre con un apósito transparente.
Bloqueos paravertebrales 271
Problemas potenciales. Los problemas que pue- que la técnica de inyección única requiere
den surgir son idénticos a los del bloqueo interes- 5 ml de anestésico local por metámera. Los volúme-
calénico continuo. Con este bloqueo se suele pro- nes totales pueden oscilar entre 30 y 60 ml con in-
ducir un síndrome de Horner; la parálisis del nervio yecciones unilaterales o bilaterales, respectivamente.
frénico, aunque todavía no se ha estudiado, debería Para este bloqueo puede emplearse cualquier amino-
aparecer con la misma prevalencia que en el bloqueo amida con buenos resultados.
interescalénico. El dolor cervical posterior posible-
mente indique cierto grado de penetración en los
músculos extensores del cuello. LOCALIZACIÓN
Pleura
Articulación costovertebral
Raíz nerviosa
Espacio paravertebral
Costilla
Ligamento costotransverso
Apófisis transversa
Articulación costotransversa
2-2,5 cm
FIGURA 37-4
Bloqueo paravertebral
torácico: proyección
transversal.
Bloqueos paravertebrales 273
Línea media
2-2,5 cm
Punto de punción
T6–T8
Posición de la aguja
para la inyección
1 cm
FIGURA 37-5
Bloqueo paravertebral
torácico: puntos anatómicos
de referencia para
el bloqueo.
274 Atlas de anestesia regional
M. psoas
L4
M. cuadrado lumbar
5 cm
FIGURA 37-6
Bloqueo paravertebral
lumbar: proyección
transversal.
Cresta ilíaca
Línea de Tuffier
Localización para
la punción con la aguja
L4
FIGURA 37-7
Bloqueo paravertebral
lumbar: puntos anatómicos
de referencia para
el bloqueo.
Bloqueos paravertebrales 275
El dolor crónico y el dolor oncológico evocan mul- sica/anestésica regional exclusiva para controlar el
titud de imágenes a médicos, pacientes y familias. dolor o para realizar un adecuado régimen de reha-
Durante demasiado tiempo, tanto el dolor crónico bilitación. De hecho, a muchos de estos pacientes se
como el oncológico han sido infratratados y descui- les ofrecen opciones de analgesia oral con un régi-
dados por parte del sistema sanitario actual. Las per- men de actividad física y rehabilitación, sin ningún
sonas implicadas en la medicina del dolor saben que tipo de técnica regional como parte de su trata-
los estados de dolor son muy reales, aunque con fre- miento. Estos conceptos no implican que los siste-
cuencia tanto los clínicos como los pacientes los mas de analgesia/anestesia regional no estén indica-
abordan de manera incorrecta. dos en nuestros pacientes. Al contrario, son de gran
Muchos autores han considerado ideales estra- utilidad en muchos de ellos, aunque deben emplear-
tegias a corto plazo para el tratamiento del dolor, se con una indicación clara del modo en que pue-
empleando bloqueos nerviosos y excluyendo otros den contribuir al diagnóstico o al control del dolor,
tratamientos. Otros profesionales sanitarios han evi- y al régimen de rehabilitación del paciente con do-
tado enérgica y activamente el uso de cualquier téc- lor crónico. Su uso se integrará en procedimientos
nica de analgesia regional en pacientes con dolor para el control y rehabilitación de este tipo de dolor
crónico benigno u oncológico. El autor, con una que se centren en la recuperación funcional, tenien-
práctica en el tratamiento del dolor de más de dos do siempre presente nuestra responsabilidad como
décadas, opina que los profesionales en ambos ex- médicos, de ponderar los riesgos y los beneficios
tremos (fig. 38-1) han tomado partido por aborda- para cada paciente de forma individual.
jes incompletos e inadecuados. En la práctica del au- El autor propone que cada uno de nosotros em-
tor a través de los años, y ante una amplia diversidad plee las técnicas descritas en los siguientes capítulos
de pacientes, son escasos los pacientes que han re- sin pretender un posicionamiento en ninguno de los
cibido recomendaciones sobre una estrategia analgé- extremos del continuo de las técnicas de anestesia
FIGURA 38-1
Concepto del continuo del
tratamiento del dolor para
la atención de los pacientes.
regional. Los polos opuestos están representados por Las técnicas descritas representan un grupo se-
el nihilismo sobre el bloqueo nervioso y el tratamiento leccionado en la práctica del tratamiento del dolor.
exclusivo mediante este tipo de técnicas. Nuestros pa- La lista no es exhaustiva, sino que pretende ser un
cientes recibirán la mejor atención mediante una grupo de procedimientos que han sido útiles, tanto
aplicación lógica y madura de las opciones rehabili- para el autor como para sus colaboradores. Lo más
tadoras y paliativas descritas en los siguientes capí- importante es abordar al paciente como un indivi-
tulos. El autor agradece al Dr. James Rathmell sus duo con necesidades únicas y mantener el antiguo
fundamentadas introspecciones en muchos de los dogma: «Lo primero, no dañar», previo a la toma de
nuevos capítulos de esta sección de la obra. decisiones.
39
Bloqueos facetarios
Bloqueos facetarios 283
PERSPECTIVA LOCALIZACIÓN
Los bloqueos facetarios se emplean para el diagnós- Anatomía.••Las 33 vértebras que componen la
tico y tratamiento de subpoblaciones de pacientes columna vertebral están articuladas por discos in-
con lumbalgia y cervicalgia crónicas. Pueden surgir tervertebrales y ligamentos longitudinales en la par-
dificultades al interpretar los resultados de estos blo- te anterior, y mediante articulaciones facetarias en
queos porque la inervación de las articulaciones fa- su porción posterior. Las articulaciones facetarias
cetarias es difusa y los signos radiológicos pueden o permiten la flexión, extensión y rotación de la co-
no relacionarse con el dolor concreto del paciente. lumna vertebral, al tiempo que confieren una salida
A pesar de estas premisas, el alivio del dolor obte- para los nervios axiales en su trayecto hasta conver-
nido con la inyección facetaria parece adecuado para tirse en nervios periféricos. Las articulaciones face-
el autor, un clínico especializado en el tratamiento tarias son articulaciones sinoviales formadas por las
del dolor, aunque, a diferencia de muchas otras téc- apófisis articulares inferiores de una vértebra y las
nicas, cabe ser muy cauto al ponderar al paciente, el superiores de la vértebra caudal. Estas apófisis arti-
síndrome doloroso y el régimen terapéutico. culares son proyecciones, dos superiores y dos infe-
riores, de la unión de los pedículos y las láminas. En
Selección de pacientes. El dolor relacionado las regiones cervical y lumbar de la columna verte-
con las articulaciones facetarias sigue siendo un bral, las articulaciones facetarias son posteriores a
diagnóstico de exclusión, respaldado por la repro- las apófisis transversas, mientras que en la región
ducción del dolor durante la artrografía y el alivio torácica las articulaciones facetarias son anteriores a
tras la inyección facetaria diagnóstica. En pacientes éstas (fig. 39-1). En las vértebras cervicales, las ca-
con síndromes lumbálgicos, el dolor relacionado rillas articulares están a medio camino entre el pla-
con las facetas se suelen localizar en la región lum- no coronal y el axial, mientras que en la región lum-
bar y se describe como un dolor sordo, profundo y bar las articulaciones (al menos, la región posterior)
de difícil localización. Puede referirse a las nalgas o adoptan una orientación aproximadamente 30º obli-
a la cara posterior del muslo y en raras ocasiones se cua al plano sagital (fig. 39-2).
extiende distal a la pantorrilla. A menudo, el dolor La cápsula de una articulación facetaria varía en
empeora con la extensión lumbar, especialmente función de su localización relativa a la articulación.
con la flexión lateral del lado afectado, porque esta En la cara posterolateral de la articulación, la cáp-
maniobra opone forzadamente las articulaciones fa- sula es resistente, mientras que en la cara antero-
cetarias. En los síndromes de dolor facetario cervi- medial la membrana sinovial facetaria está en con-
cal, la calidad del dolor sigue siendo profunda y el tacto directo con el ligamento amarillo.
nivel de afectación facetaria dicta el patrón de irra- Las articulaciones facetarias se inervan por ner-
diación del dolor. Se han descrito síndromes dife- vios sensitivos segmentarios que solapan los niveles
renciados de dolor facetario cervical superior, infe- vertebrales. Cada articulación tiene una inervación
rior y pancervical. doble del nervio segmentario en su nivel vertebral,
así como del nervio del nivel caudal. En la región
Selección de fármacos. Habitualmente, para lumbar, los ramos primarios anteriores y posteriores
los bloqueos diagnósticos se emplean de 1 a 2 ml de un nervio segmentario divergen en el foramen
de anestésico local como lidocaína al 1-1,5%, bupi- (fig. 39-3A). El ramo posterior, también conocido
vacaína al 0,25-0,5% o ropivacaína al 0,2-0,5%. La como nervio sinuvertebral de Luschka, pasa dorsal
primera se elige cuando el objetivo es la interpreta- y caudalmente para entrar en la columna vertebral a
ción inmediata, mientras los dos últimos fármacos través de un orificio en el ligamento intertransverso.
se utilizan si se pretende obtener información Casi inmediatamente se divide en las ramas medial,
diagnóstica en un intervalo de tiempo más largo. Si lateral e intermedia. La rama medial inerva el polo
se practica una inyección terapéutica, el volumen inferior de la articulación facetaria de su propio ni-
total de la solución será de 1,5 a 2,0 ml, aunque se vel y el polo superior de la articulación facetaria cau-
añaden 20 mg de metilprednisolona al anestésico dal. Cada rama medial del ramo lumbar posterior
local (con mayor frecuencia, un anestésico local de también inerva los músculos paraespinosos, como
acción más prolongada para una inyección terapéu- los multífidos e interespinosos, así como los liga-
tica). Tanto para una inyección diagnóstica como mentos y el periostio del arco neural (fig. 39-3B). En
terapéutica, la posición de la aguja se confirma con la región cervical, la rama medial inerva principal-
0,25 a 0,5 ml de un medio de radiocontraste, Hy- mente la articulación facetaria y no la musculatura
paque M-60. paraespinosa. Además, en la región cervical los ner-
284 Atlas de anestesia regional
Cervicales
Coronal
Axial
Ángulo de
A la articulación
Torácicas
facetaria
C2
C7
Coronal
Cervicales
A Axial Ángulo de
la articulación
facetaria 45°
L3
FIGURA 39-2
Orientación de las
articulaciones facetarias.
A) La orientación de las
articulaciones facetarias
cervicales está a medio
camino entre el plano axial
y el coronal. B) La
orientación de las
30° articulaciones facetarias
Lumbares
lumbares es 30º oblicua
B al plano parasagital.
286 Atlas de anestesia regional
Duramadre
Aracnoides
N. espinal
Ramo posterior
N. espinal
Articulación facetaria
Ramo posterior
Articulaciones
facetarias cervicales
Posterior
Ramo posterior
FIGURA 39-4
Inervación de las
articulaciones facetarias
cervicales. Proyecciones
posterior y oblicua de la
inervación segmentaria
solapada de la articulación
Oblicua facetaria cervical.
vios de Luschka envuelven la cintura de sus respec- caderas y el abdomen inferior apoyados sobre una
tivos pilares articulares; están unidos al periostio por almohada. Tras identificar el nivel de la articulación
una fascia de revestimiento y se encuentran yuxta- facetaria, se angula la unidad fluoroscópica aproxi-
puestos a los pilares articulares por los tendones del madamente 30º desde el plano parasagital para ob-
músculo semiespinoso (fig. 39-4). tener una visualización óptima de la articulación fa-
cetaria lumbar (fig. 39-5). Los bloqueos facetarios
Posición. Los bloqueos facetarios lumbares se cervicales también se practican con el paciente en
practican con el paciente en decúbito prono, con las decúbito prono sobre una mesa de imágenes, con la
288 Atlas de anestesia regional
30°
Unidad fluoroscópica
FIGURA 39-5
Articulación facetaria
lumbar. A) Posición del
paciente y de la unidad
fluoroscópica para la
visualización óptima de
la articulación facetaria
lumbar. B) Imagen
transversal de un bloqueo A
facetario lumbar.
frente y el tórax apoyados sobre almohadas o almo- Posteriormente se inyecta un medio de radiocon-
hadillas individuales de silicona (fig. 39-6A). Nue- traste para verificar la posición de la punta de la agu-
vamente se utiliza la fluoroscopia para identificar la ja (fig. 39-6B). Una vez confirmada ésta, se efectúa
articulación facetaria, y después de marcar su posi- la inyección terapéutica o diagnóstica.
ción se rota la unidad fluoroscópica para obtener Los bloqueos facetarios cervicales también se
una imagen lateral de la columna vertebral cervical. practican con el paciente en decúbito prono sobre
una mesa de imágenes, como se ha descrito ante-
Punción con aguja. La articulación facetaria fre- riormente. La fluoroscopia se emplea para identifi-
cuentemente se localiza a nivel cefalocaudal de la ex- car la articulación facetaria que se va a bloquear.
tensión inferior de la apófisis espinosa más cefálica Después de marcar las posiciones paravertebrales
de la vértebra que contribuye a la articulación. Por cefalocaudales y mediolaterales, se rota la unidad
ejemplo, la extensión inferior de la apófisis espinosa fluoroscópica para obtener una imagen lateral de la
de L3 corresponde a la articulación facetaria L3-4. columna vertebral cervical. Esto permite una visua-
Después de marcar el nivel de la articulación faceta- lización óptima de la articulación facetaria cervical
ria, se angula la unidad fluoroscópica aproximada- durante la colocación de la aguja, trazándose una
mente unos 30º desde el plano parasagital, como se marca cutánea para su entrada, de 3 a 4 cm caudal a
ha descrito anteriormente (fig. 39-5). A continua- la articulación facetaria previamente identificada, y
ción se traza una marca 5 cm lateral a la línea me- aproximadamente 3 cm lateral a la línea media ver-
dia vertebral en el nivel de la articulación facetaria tebral (fig. 39-8A). Tras la preparación aséptica de la
identificada previamente. Tras completar la prepara- piel, se inserta en dirección cefaloanterior una agu-
ción aséptica de la piel, se inserta una aguja de 6 a ja de 6 a 8 cm, de 22 G; y se orienta mediante guía
10 cm, de 22 G en un ángulo parasagital ligeramen- fluoroscópica hacia la articulación previamente
te medial. La punta de la aguja se coloca en la arti- identificada (v. fig. 39-8B). A continuación se inyec-
culación facetaria bajo guía fluoroscópica (fig. 39-7). ta un medio de radiocontraste para verificar la posi-
Bloqueos facetarios 289
Coronal
B
Axial Ángulo de la unidad fluoroscópica
para la articulación facetaria cervical
A
FIGURA 39-6
Articulación facetaria
cervical. A) Posición del
paciente y de la unidad
fluoroscópica para la
visualización óptima
de la articulación facetaria
cervical. B) Imagen
posteroanterior oblicua de
las articulaciones facetarias
cervicales en la que se
ilustra la angulación cefálica
de la unidad fluoroscópica.
290 Atlas de anestesia regional
Punto de entrada
Articulación facetaria
L3
L4
FIGURA 39-7
Inyección de la articulación
facetaria lumbar.
A) Proyecciones transversal
y oblicua de la técnica
del bloqueo facetario
lumbar. B) Imagen
radiológica de la inyección
de 1,5 ml de medio de
contraste en la articulación B
facetaria lumbar.
Bloqueos facetarios 291
ción de la punta de la aguja (fig. 39-8C). Una vez exploración física completas, ambas dirigidas a los
confirmada ésta, se efectúa la inyección terapéutica síntomas dolorosos del paciente. Las exploraciones
o diagnóstica. radiológicas y neurodiagnósticas deben coincidir
obligadamente con los signos y síntomas del pa-
Problemas potenciales. Como sucede con cual- ciente. Si seguimos estos consejos seremos más pre-
quier otro bloqueo regional, se evitarán las inyec- cisos al practicar bloqueos facetarios, minimizando
ciones facetarias si el paciente tiene una coagulo- la frustración frente a la falta de resultados diagnós-
patía o una infección en el punto de inyección. ticos o terapéuticos. Asimismo, para el uso eficaz de
Puesto que estas inyecciones se administran cerca estos bloqueos es importante comprender la inerva-
del neuroeje, es posible la aparición de efectos epi- ción de las articulaciones facetarias lumbares y cer-
durales o intratecales, así como la inyección en la ar- vicales. Dicho conocimiento contribuye a minimizar
teria vertebral en la región cervical. la confusión diagnóstica.
También debemos familiarizarnos con los medios
de contraste radiológico y su empleo cerca del neu-
CONSEJOS PRÁCTICOS roeje; en la actualidad es preferible Hypaque M-60.
Asimismo, cabe tener presente que los cambios
El consejo práctico más importante sobre los blo- radiológicos de las articulaciones facetarias nunca
queos facetarios es que deben emplearse selectiva- se han relacionado de una forma evidente con esta-
mente tras obtener una anamnesis y practicar una dos dolorosos específicos. Si se inyectan grandes
Articulación facetaria
entre C3-C4
Punto de entrada
FIGURA 39-8
Inyección de la articulación
facetaria cervical.
Posterior A) Proyección
posteroanterior de
A la inserción de la aguja
para un bloqueo facetario
cervical.
Punto de entrada
C4 C3
C4
volúmenes (4-5 ml) de soluciones terapéuticas en cree que es importante advertir a los pacientes de
las articulaciones facetarias lumbares, los resultados que con estos bloqueos es posible la aparición de
pueden ser difíciles de interpretar, ya que la solu- efectos neuroaxiales (aunque son raros); por tanto,
ción no se mantiene en el interior de la articulación, se practicarán únicamente cuando sea posible la
sino que se propaga a los nervios segmentarios y a reanimación o la estabilización completa de los pa-
los músculos paraespinosos. Finalmente, el autor cientes.
40
Bloqueo sacroilíaco
Bloqueo sacroilíaco 297
Dolor irradiado
FIGURA 40-1
Prueba de provocación de la articulación sacroilíaca. A) Prueba de Gaenslen: el explorador, de pie detrás del paciente, hiperextiende
la pierna de la articulación sacroilíaca examinada al tiempo que estabiliza la pelvis. El dolor con esta maniobra puede indicar
afectación de la articulación sacroilíaca, aunque también puede indicar una lesión de la cadera o de una raíz lumbar.
Dolor irradiado
Dolor en la nalga
(articulación sacroilíaca)
Cresta ilíaca
Superficies articulares
Cóccix
Espina isquiática
Espina
ilíaca
posterosuperior
Lig. supraespinoso
Ligs. sacroilíacos
posteriores
Superficie articular
(visión a través del hueso)
Lig. sacrotuberoso
Espina ilíaca
posterosuperior
Articulación sacroilíaca
Superficies
Espina ilíaca
articulares
posterosuperior derecha
Articulaciones sacroilíacas
B
FIGURA 40-2 - Cont.
B) Anatomía clínica
transversal de la
articulación sacroilíaca
en una posición similar
a la empleada para
la técnica de bloqueo.
302 Atlas de anestesia regional
FIGURA 40-3
Técnica del bloqueo
sacroilíaco. A) Palpación
de la articulación sacroilíaca
ipsolateral cuando el A
anestesiólogo está en el lado
del bloqueo. Articulaciones sacroilíacas en proyección transversal
Anestesiólogo situado en
el lado contrario del bloqueo
2 1
Sacro
Hueso ilíaco
Ao VCI
COLON
DISCO
L3-4
M. psoas
FIGURA 41-1
M. cuadrado Bloqueo simpático lumbar:
lumbar MM. PARAESPINOSOS anatomía transversal.
308 Atlas de anestesia regional
2 1
5 4 3
7-9 cm
A
2
45° 1
7-9 cm
L2
FIGURA 41-2
Bloqueo simpático lumbar.
A) Técnica superficial.
B) Técnica transversal. B
Bloqueo simpático lumbar 309
Variación de
la posición Pilar
de la aorta diafragmático
L1
Troncos
simpáticos
FIGURA 41-3
Bloqueo simpático lumbar:
variación aórtica.
no horizontal una aguja de 15 cm, de 20 o 22 G, ben ser conscientes de que la posición de la aorta en
con un ángulo en el plano vertical respecto a la lí- relación con el cuerpo vertebral varía desde una lo-
nea media del paciente de 30 a 45º. Se inserta has- calización anterolateral hasta una localización en la
ta que contacta con la cara lateral del cuerpo verte- línea media. También cabe tener presente este con-
bral L2. Si contacta con la apófisis transversa cepto durante el bloqueo del plexo celíaco. Puesto
vertebral a un nivel más superficial, la aguja se re- que la aguja se dirige hacia las estructuras neuro-
dirige en dirección cefálica o caudal para evitarla. axiales, puede producirse un bloqueo epidural y es-
El cuerpo vertebral se localiza habitualmente a una pinal si la posición de la aguja no es la correcta. Por
profundidad de 7 a 12 cm. tanto, la aparición de una cefalea postural tras un
Una vez se ha asegurado la posición de la aguja bloqueo simpático lumbar debería inducir a pensar
en la cara lateral del cuerpo vertebral, se retira y se en una posible punción dural accidental. Asimismo,
redirige con un ángulo más agudo hasta que se ale- cuando se emplean neurolíticos, cabe ser conscien-
ja de la superficie anterolateral de L2. Una vez más, te de la escasa posibilidad de un «efecto indirecto»
cabe destacar que este proceso de inserción y redi- sobre las raíces lumbares.
rección de la aguja es casi idéntico al descrito para
el bloqueo del plexo celíaco. Para el bloqueo simpá-
tico lumbar, una vez la aguja está en posición, se in- CONSEJOS PRÁCTICOS
yectan aproximadamente de 15 a 20 ml de solución
de anestésico local. Si la punta de la aguja está co- Pocos bloqueos regionales guardan tanta similitud
locada de manera adecuada, este volumen se propa- como el bloqueo simpático lumbar y el del plexo
ga a lo largo del eje de la cadena simpática. celíaco. Por tanto, si se comprenden los conceptos
de una técnica, es bastante sencillo traducir este co-
Problemas potenciales. Como se ilustra en la fi- nocimiento anatómico en una buena práctica de la
gura 41-3, un posible problema asociado al bloqueo otra. Asimismo, una sedación adecuada para la co-
simpático lumbar es la punción de la aorta. Cabe locación de la aguja frente a la cara lateral de la se-
destacar que, en la mayoría de ocasiones, no se pro- gunda vértebra lumbar es esencial para la satisfac-
ducen secuelas. Sin embargo, los anestesiólogos de- ción del paciente (y, por tanto, del anestesiólogo).
42
Bloqueo del plexo
celíaco
Bloqueo del plexo celíaco 313
7
N. esplácnico
Agujero de la mayor izquierdo
vena cava inferior 8
Tronco vagal
anterior
9
9
Nervios esplácnicos 10
Mayor
Menor
Inferior 11 Pilar diafragmático
Plexo suprarrenal derecho derecho
12 Ganglios celíacos
1 Ganglios mesentéricos
superiores
12.a costilla
2
A. testicular (ovárica)
M. cuadrado lumbar
3
M. psoas mayor
ÍLEON M. psoas menor
4
M. transverso
del abdomen
M. ilíaco
L5 Tronco simpático
FIGURA 42-1
Bloqueo del plexo celíaco:
anatomía.
Bloqueo del plexo celíaco 315
Aorta Esófago
Troncos vagales
Anterior
Posterior
Vena cava
inferior
N. esplácnico
derecho
L1
Tronco
simpático
izquierdo
L2
L3 FIGURA 42-2
Bloqueo del plexo celíaco:
anatomía transversal.
Esófago
Aorta
T9
Diafragma
Nervios esplácnicos
10
Mayor
Troncos vagales
Anterior
Menor Posterior (al ganglio celíaco)
Inferior 11
A. y ganglio celíacos
12
A. y ganglio mesentéricos
superiores
L1
Pilar diafragmático derecho
L2
L2 FIGURA 42-3
Tronco simpático Bloqueo del plexo celíaco:
anatomía parasagital.
316 Atlas de anestesia regional
ESÓFAGO
Tronco vagal
anterior
A. gástrica
izquierda
Ganglio y a. mesentéricos
superiores
INTESTINO
FIGURA 42-4
Bloqueo del plexo celíaco:
anatomía funcional.
Bloqueo del plexo celíaco 317
A. celíaca
VCI
Plexo
celíaco
HÍGADO
Ao N. esplácnico
RIÑÓN Pilar
L1 diafragmático
FIGURA 42-5
Bloqueo del plexo celíaco:
proyección transversal
de la anatomía y su
interpretación en una
imagen por resonancia
magnética.
FIGURA 42-6
Bloqueo del plexo celíaco:
imagen de la anatomía
transversal por resonancia
magnética.
318 Atlas de anestesia regional
AORTA
Propagación
retrocrural
DIAFRAGMA
L1
Plexo
celíaco
Propagación Ao
anterocrural
NERVIOS
ESPLÁCNICOS
FIGURA 42-7
Bloqueo del plexo celíaco:
relaciones anterocrurales Pilar diafragmático
y retrocrurales.
7-8 cm 7-8 cm
12.a costilla
A B
L1
FIGURA 42-8
Bloqueo del plexo celíaco:
anatomía superficial
y marcas.
Bloqueo del plexo celíaco 319
guías direccionales para las agujas colocadas bilate- ciones transmitidas por el cuerpo de la aguja. Cuan-
ralmente. do se identifica esta profundidad aórtica, puede
Seguidamente, se practican habones cutáneos en avanzarse seguidamente la aguja derecha hasta un
las marcas inmediatamente por debajo de la 12.ª cos- nivel ligeramente más profundo.
tilla y se inserta una aguja de 12 a 15 cm y de 20 o Antes de inyectar el anestésico local o el neurolí-
22 G no conectada a una jeringa, como se muestra tico, se examinará la aguja con cuidado para des-
en la figura 42-9. La aguja se inserta 45º respecto al cartar la salida de sangre, orina o líquido cefalorra-
plano de la superficie de la mesa, dirigida hacia el quídeo. Si la aguja se ha colocado erróneamente, la
espacio entre las apófisis espinosas de T12 y L1. Esta salida de dichos líquidos será espontánea. La inyec-
colocación permite el contacto con el cuerpo verte- ción de anestésico local a través de la aguja tendrá
bral de L1 a una profundidad de 7 a 9 cm. Si se es- una resistencia similar a la experimentada cuando se
tablece contacto óseo en un nivel más superficial, es coloca una aguja a nivel epidural de forma correcta.
probable que nos hayamos encontrado con una apó- Se percibirá poca resistencia a la inyección si se ha
fisis transversa vertebral. colocado correctamente una aguja de 20 o 22 G en
Cuando el cuerpo vertebral se ha identificado de el área retrocrural.
manera fidedigna, se retira la aguja hasta un nivel
subcutáneo, aumentando el ángulo para permitir Punción con aguja: método anterocrural. El se-
que la punta supere el borde lateral del cuerpo ver- gundo método básico para el bloqueo del plexo
tebral. En el lado izquierdo (el lado de la aorta), una celíaco es el abordaje anterocrural, que resulta de la
vez la aguja se aleja del cuerpo vertebral, se inser- colocación de la punta de la aguja anterior al pilar
tará de 1,5 a 2 cm adicionales hasta identificar la pa- diafragmático en el lado derecho, como se ilustra en
red de la aorta por las pulsaciones transmitidas a la figura 42-11. Para efectuar este bloqueo, los pasos
través de la longitud de la aguja. En el lado derecho, previos son idénticos, excepto que la línea parame-
la aguja puede insertarse de 2 a 3 cm tras superar el diana de la derecha se trazará de 5 a 6 cm respecto
cuerpo vertebral. Cuando se colocan las agujas has- a la línea media, en lugar de 7 a 8 cm, como en el
ta una profundidad adecuada, es útil introducir pri- abordaje retrocrural clásico. Nuevamente se inserta
mero la aguja izquierda porque puede avanzarse len- la aguja para entrar en contacto con el cuerpo ver-
tamente hasta que las puntas de los propios dedos tebral. Con frecuencia, es necesario un ángulo su-
(como se ilustra en la fig. 42-10) aprecien las pulsa- perior a 45º para contactar inicialmente con éste.
45°
45°
L1
Ao
Pilar
diafragmático
FIGURA 42-9
Bloqueo del plexo celíaco:
técnica retrocrural.
320 Atlas de anestesia regional
L1
FIGURA 42-10
Bloqueo del plexo celíaco:
técnica del dedo como
«transductor de presión». Ao
ESÓFAGO
AORTA
DIAFRAGMA
Aguja del lado
derecho
PROPAGACIÓN 5-6 cm
ANTEROCRURAL
Pilar
diafragmático
derecho
FIGURA 42-11
Bloqueo del plexo celíaco:
técnica anterocrural.
Bloqueo del plexo celíaco 321
R. tronco simpático
Aorta abdominal
5.a lumbar
M. ilíaco
A. sacra media
Recto
Vejiga
FIGURA 43-1
Anatomía anteroposterior
del plexo hipogástrico
superior.
Bloqueo del plexo hipogástrico superior 327
Plano de la
sección transversal
Disco
entre
L5 y S1
Plexo
hipogástrico
superior
Ciego
FIGURA 43-2
A-C) Anatomía transversal
del plexo hipogástrico
C superior.
328 Atlas de anestesia regional
Plexo hipogástrico
superior
L5
Sacro
Apófisis transversa de L5
«Ventana» anatómica
S1
FIGURA 43-3
Anatomía oblicua del plexo
hipogástrico superior.
A) Anatomía. B) Concepto
del «triángulo rojo» para B
el acceso al plexo
hipogástrico superior.
Bloqueo del plexo hipogástrico superior 329
5-7 cm
FIGURA 43-4
Anatomía superficial
y marcas cutáneas
importantes para el bloqueo
del plexo hipogástrico
superior: proyección
posteroanterior.
de 2 cm y 30 G, en los puntos cutáneos bilaterales tuadas ambas agujas, se inyecta el medio de radio-
marcados previamente. A continuación, se infiltra a contraste (2-4 ml de Hypaque M-60) para verificar
nivel subcutáneo con una aguja de 5 a 9 cm y 22 G su posición. El contraste radiológico debe propagar-
a lo largo del trayecto de la aguja, en dirección cau- se en forma de una banda inmediatamente anterior
domedial y oblicua. Se dirige el rayo fluoroscópico al promontorio sacro; su margen liso posterior de-
a lo largo del trayecto previsto para simplificar la in- berá identificar la colocación de la punta de la agu-
serción de la aguja. Después, se dirige la aguja bajo ja anterior a la fascia del psoas. El contraste difun-
guía fluoroscópica hasta alcanzar un punto inme- dirá hacia la línea media a partir de los puntos
diatamente anterior a la unión vertebral L5-S1; mi- paramediales emplazados bilateralmente.
nimizando el tamaño radiográfico del pabellón de la
aguja. La cresta ilíaca y la apófisis transversa de L5 Problemas potenciales. Debido a la proximidad
pueden obstruir el paso de la aguja; si éste fuera el de los vasos ilíacos (arterias y venas), hay que ser
caso, ésta se retira y redirige en ángulo cefálico o cuidadoso para minimizar la potencial inyección in-
caudal para superar el obstáculo (fig. 43-5). Como travascular (fig. 43-6). Esta relación anatómica tam-
sucede con el abordaje para el bloqueo del plexo bién facilita la formación de hematomas. Si no se ve-
celíaco o simpático lumbar, si la punta de la aguja rifica la posición de la punta de la aguja, es posible
contacta con el cuerpo vertebral (en este caso, L5), la inyección intramuscular e intraperitoneal. Aun
se redirige para alejarse del cuerpo hasta la posición cuando se inserte la aguja correctamente, puede pro-
deseada, inmediatamente anterior a la unión de L5- ducirse un espasmo de la musculatura paraespinosa
S1 (el promontorio sacro). a causa de la irritación inducida por ésta en la mus-
Una vez colocada adecuadamente y confirmada culatura, que habitualmente dura unos días. Proble-
su posición mediante fluoroscopia en dos planos, se mas menos frecuentes consisten en lesiones de los
inserta la aguja contralateral de manera similar. Si- nervios somáticos lumbares o sacros, y la posibili-
330 Atlas de anestesia regional
Trayecto de la aguja
Punto de inserción
Apófisis transversa de L5
Cresta ilíaca
Anteroposterior
Plexo
hipogástrico
superior
Sección transversal
B
Línea media
Línea
media
5–7 cm
Punto de inserción
Apófisis transversa de L5
FIGURA 43-5
Técnica de bloqueo del
plexo hipogástrico superior «Ventana» anatómica
aplicando el «triángulo
rojo» para identificar
el trayecto de inserción de
la aguja y el acceso al plexo Oblicua posterior
hipogástrico superior.
A) Proyección C
anteroposterior. B) Sección
transversal. C) Proyección
oblicua posterior.
Bloqueo del plexo hipogástrico superior 331
A. ilíaca
Plexo
hipogástrico
superior
V. ilíaca
Disco intervertebral
(L5-S1)
Agujero de
conjunción
Faceta
L5-S1
Espacio
subaracnoideo
FIGURA 43-6
Anatomía observada en
una imagen de resonancia
magnética del plexo
hipogástrico superior.
dad de punción renal o ureteral. Tras el bloqueo neu- adquirir experiencia sobre la colocación fluoroscó-
rolítico, es aconsejable advertir al paciente sobre la pica de la aguja mediante su alineación con la di-
posibilidad de aparición de cambios del hábito in- rección del rayo, lo cual simplifica la técnica.
testinal o vesical, así como una reducción de la fun- Algunos pacientes oncológicos que pueden ser
ción sexual, a pesar de la infrecuencia de estos efec- candidatos a neurólisis han sido sometidos previa-
tos colaterales. mente a cirugía pélvica extensa, combinada tal vez
con radioterapia pélvica. En dichos pacientes debe
invertirse un tiempo adicional para garantizar que el
CONSEJOS PRÁCTICOS patrón de propagación del radiocontraste sea el tí-
pico. Esta recomendación se origina de la experien-
Cuando se emplea este bloqueo de forma diagnósti- cia con pacientes en los que la cirugía previa exten-
ca en síndromes dolorosos pélvicos, siempre es sa y la radioterapia han alterado la anatomía
aconsejable señalar a los pacientes que se practica neurovascular usual. Como sucede con la neurólisis
con propósitos diagnósticos y que no se ha previsto celíaca, no es frecuente el alivio completo del dolor
un bloqueo neurolítico. El anestesiólogo debe fami- tras este bloqueo, aunque con frecuencia aumenta la
liarizarse con la anatomía, tanto ósea como neuro- confortabilidad del paciente, minimizando la nece-
vascular, para ejecutar de forma eficaz este bloqueo. sidad de tratamiento con opiáceos. En definitiva,
Su realización es prácticamente imposible sin fluo- contribuye a mejorar la calidad de vida durante los
roscopia; por tanto, también es muy recomendable restantes meses de supervivencia.
44
Inyección
transforaminal
cervical y lumbar
JAMES P. RATHMELL, M.D.
Inyección transforaminal cervical y lumbar 335
45º
60º
A. vertebral
A. radicular
Posiciones finales
de la punta de la aguja
Inyección 45-60°
transforaminal
Inyección radicular
selectiva
Inyección
radicular
selectiva
Inyección
transforaminal
D
AAS
La Ped
C6
ApE
AAI
La Ped
ApE C7
E F
Inyección transforaminal cervical y lumbar 337
䉳
FIGURA 44-1
Inyección transforaminal e inyección radicular selectiva cervicales. A) Posición adecuada del paciente y angulación del brazo en C.
B) Colocación de la aguja a lo largo del eje del agujero de conjunción bajo guía fluoroscópica. C) Proyección axial de la posición de
la aguja que demuestra el ángulo del agujero de conjunción y estructuras adyacentes. D) Posición final de la aguja para la inyección
transforaminal en el interior del agujero de conjunción e inyección radicular selectiva inmediatamente lateral al agujero de
conjunción. E) Radiografía oblicua anterior derecha que demuestra una aguja en posición a lo largo de la cara posterior del agujero
de conjunción derecho C6-C7. En el cuadro se observa la región media de la imagen con las estructuras óseas indicadas: C6, cuerpo
vertebral C6; C7, cuerpo vertebral C7; Ped, pedículo; La, lámina; ApE, apófisis espinosa; AAS, apófisis articular superior;
AAI, apófisis articular inferior. F) Radiografía anteroposterior final tras la inyección transforaminal cervical con la aguja en su
posición final y el contraste radiológico delineando la raíz nerviosa saliente (puntas de flecha) y extendiéndose hacia el espacio
epidural lateral (flechas).
338 Atlas de anestesia regional
Derecha Izquierda
Inyección radicular
selectiva
Inyección transforaminal lumbar
Inyección
transforaminal
FIGURA 44-2
Inyección transforaminal e D
inyección radicular selectiva
lumbares. A) Posición
adecuada del paciente y
angulación del brazo en C.
B) Colocación de la aguja a
lo largo del eje del agujero
de conjunción bajo guía
fluoroscópica.
C) Proyección axial de la
posición de la aguja para
la inyección transforaminal
y la inyección radicular
selectiva. D) Proyección
lateral de la posición final
de la aguja para la inyección
transforaminal y la
inyección radicular
selectiva. E) Radiografía
anteroposterior final tras
la inyección de contraste
después de la inyección
radicular selectiva (L5
izquierda) con la punta de
la aguja a lo largo de la
superficie superior de la raíz
nerviosa (flecha) y el
contraste delineando la raíz
nerviosa y extendiéndose E
hacia el espacio epidural
lateral (puntas de flecha).
Inyección transforaminal cervical y lumbar 339
Mientras la raíz atraviesa inferolateralmente el agu- sis de corticoides (betametasona 3,0-6,0 mg o triam-
jero, se divide en un ramo dorsal y uno ventral. El cinolona 20-40 mg).
ramo ventral del nervio espinal pasa anterior y late-
ralmente a la apófisis transversa de la vértebra cau- Problemas potenciales. De manera similar a la
dal. Las arterias radiculares surgen de la aorta abdo- inyección transforaminal cervical, la fluoroscopia en
minal y sus ramas, y acompañan al nervio espinal y tiempo real es esencial para verificar que no se pro-
sus raíces hacia la médula espinal. Como en la re- duce inyección intraarterial accidental, lo que pue-
gión cervical, la localización y el tamaño de las ar- de ocurrir incluso si la aguja está colocada de forma
terias radiculares es variable y cabe destacar la ne- correcta. La inyección intraarterial se manifiesta por
cesidad de reconocer su presencia para efectuar este una eliminación extremadamente rápida del medio
bloqueo. de contraste inyectado. En una arteria radicular, el
contraste se muestra brevemente de manera trans-
Posición. El procedimiento se practica con el versal y fluye en medial hacia la médula espinal. En
paciente en decúbito prono, con una almohada bajo este caso, se retira la aguja y no se intentan más in-
el abdomen superior a las crestas ilíacas, y la pelvis yecciones. A continuación, se reprograma el proce-
basculada anteriormente (fig. 44-2A). El primer dimiento tras un período suficiente para la cicatri-
paso es obtener una visión oblicua de 10 a 20º del zación de la punción.
agujero de conjunción que permita que la aguja pase El medio de contraste también puede llenar las
por la cara lateral de éste. Este paso es más difícil venas epirradiculares, lo que se identifica por una
para el nivel L5-S1, donde la cresta ilíaca bloquea la lenta eliminación del medio de contraste (carac-
entrada al agujero de conjunción cuando el ángulo terístico del flujo venoso). En tal caso, se recoloca la
oblicuo es excesivo. aguja retirándola ligeramente o redirigiéndola a una
posición algo más caudal.
Punción con aguja. A través de un punto de pun- Sólo se requiere un pequeño volumen del medio
ción cutánea adyacente a la porción superior del de contraste (< 1,0 ml) para delinear el manguito du-
agujero de conjunción diana, inmediatamente cau- ral del nervio espinal. A medida que se propaga en
dal a la pars interarticularis (la unión de la apófisis el saco tecal, el medio de contraste adopta una con-
transversa con la lámina o inmediatamente caudal figuración lineal (v. fig. 44-2E). La dilución rápida
a la porción más proximal de la apófisis transversa) del medio de contraste sugiere la propagación sub-
se inserta una aguja de 2,5 a 3,5 pulgadas (6,35 a aracnoidea que puede ocurrir si la aguja punciona el
8,89 cm), de 25 G en la región lumbar (fig. 44-2B). saco tecal, cuando hay una dilatación lateral del
Su punta siempre estará sobre la cara posterior del manguito dural radicular en el agujero de conjun-
agujero de conjunción (fig. 44-2C). Una vez ha al- ción. En tal caso, se abandona el procedimiento y se
canzado la pars interarticularis, se registra la pro- reprograma, para que el material que hay que in-
fundidad, orientando la imagen radiológica a proyec- yectar no penetre por la punción practicada a través
ción lateral (fig. 44-2D). La siguiente inserción se de la duramadre.
practica en esta proyección, observando la aguja
mientras entra en el agujero de conjunción. Se avan-
za lentamente; nos detendremos si el paciente ma- CONSEJOS PRÁCTICOS
nifiesta una parestesia o la aguja alcanza la porción PARA LAS INYECCIONES
media del agujero de conjunción en proyección AP. TRANSFORAMINALES
Bajo fluoroscopia directa en tiempo real y en pro- CERVICALES Y LUMBARES
yección AP, se inyecta un pequeño volumen (X 1,0 ml)
de medio de contraste no iónico. La solución debería Se recomienda el uso de una técnica coaxial en la
delinear el extremo proximal de la raíz nerviosa y punción transforaminal lumbar. De manera similar a
propagarse centralmente bajo el pedículo hacia el es- la inyección transforaminal cervical, el uso adecuado
pacio epidural (fig. 44-2E). de la fluoroscopia utilizando una técnica coaxial me-
Una vez se ha delineado correctamente el nervio, jora la tasa de éxitos de este bloqueo, así como la co-
se inyecta un pequeño volumen de un anestésico lo- modidad del paciente, pues la aguja se coloca con
cal de acción corta (lidocaína al 1%, 0,5-1,5 ml) para una mínima necesidad de redirección. Una vez la
anestesiar el nervio y reducir el dolor de la posterior aguja está en su posición final, debemos inyectar una
inyección de corticoides. Mientras se asegura de que pequeña cantidad de medio de contraste radiológico
no se ha desplazado la aguja, se completa el proce- mediante fluoroscopia directa en tiempo real, para
dimiento mediante la inyección de una pequeña do- minimizar la posibilidad de punción arterial.
45
Implantación
espinal de sistemas
de liberación de
fármacos
JAMES P. RATHMELL, M.D.
Implantación espinal de sistemas de liberación de fármacos 343
propuesta con un rotulador permanente mientras el sutura en bolsa de tabaco en la fascia que rodea el
paciente está en sedestación. La posición de la bol- punto de inserción de la aguja (fig. 45-1I). Esta su-
sa en la pared abdominal es difícil de determinar una tura se usa para estrechar la fascia alrededor del caté-
vez los pacientes están en decúbito lateral. Si no se ter y evitar el flujo retrógrado de LCR, lo que pue-
marca la localización, con frecuencia la bolsa se rea- de provocar una colección subcutánea crónica.
liza demasiado lateral en la pared abdominal. Seguidamente se retiran a la vez la aguja y el estile-
La implantación de un sistema de administración te con cuidado para no desplazar el catéter espinal
intratecal de fármacos es un procedimiento quirúr- (fig. 45-1J). El flujo libre de LCR por el catéter debe
gico menor que se practica en quirófano con las pre- ser evidente; si no ocurre así, puede insertarse una
cauciones asépticas adecuadas, incluida la prepara- aguja roma en su extremo distal y aspirar suave-
ción cutánea, la colocación de tallas estériles y el uso mente para garantizar que éste sigue en el saco du-
de atuendo quirúrgico completo (fig. 45-1A). El pro- ral. Si no puede aspirarse LCR del catéter, se retira
cedimiento puede efectuarse bajo anestesia local o y se reemplaza. A continuación, se asegura el caté-
general con personal especializado en anestesio- ter a la fascia paravertebral mediante un dispositivo
logía. Se discute la colocación inicial del catéter es- de anclaje específico suministrado por el fabricante
pinal bajo anestesia general, ya que las posibilidades (fig. 45-1K).
de lesión neural son similares a las de cualquier téc- En este momento la atención se dirige a la crea-
nica neuroaxial bajo anestesia general. ción de una bolsa subcutánea en la pared abdominal
El paciente se coloca en una mesa radiotranspa- del paciente. Se efectúa una incisión transversa de
rente en decúbito lateral con el lado de la bolsa para 10 a 12 cm en la línea trazada previamente y se crea
la bomba en posición no dependiente (v. fig. 45-1A). ésta mediante disección roma (fig. 45-1L). La bolsa
Los brazos se extienden a la altura del hombro y se siempre se practicará caudal a la incisión; si se rea-
aseguran en esta posición para que se mantengan liza cefálica a ésta, el peso de la bomba sobre la lí-
alejados del campo quirúrgico. Se prepara la piel y nea de sutura probablemente causará una dehiscen-
se aplican tallas estériles. Se coloca el brazo superior cia. En muchos pacientes, la disección roma puede
en C y a través de la región lumbar se obtiene una efectuarse mediante una presión firme pero suave de
proyección anteroposterior (AP) de la columna lum- los dedos, aunque es más simple y menos traumáti-
bar. Se asegurará cuidadosamente que la proyección co el uso de un par de tijeras quirúrgicas pequeñas
radiológica no está rotada, observando que las apó- mediante movimientos de apertura (sin cerrar ni
fisis espinosas están en la línea media (fig. 45-1E). cortar) repetidos. Se coloca la bomba tras garantizar
que la bolsa es de tamaño adecuado. La bomba se
Procedimientos. El interespacio L3-4 se identi- ajustará completamente en su interior sin que nin-
fica mediante fluoroscopia. Se utilizará la aguja es- guna parte del dispositivo se extienda hacia la inci-
pinal suministrada por el fabricante del dispositivo sión. Tras colocar el dispositivo correctamente en su
intratecal para garantizar que el catéter puede avan- lugar, los márgenes de la incisión deben quedar en
zar a través de ésta sin sufrir daño. Se desplaza la aposición completa. No quedará tensión sobre las
aguja desde un abordaje paramedial empezando de suturas durante el cierre de la incisión o ésta tenderá
1 a 1,5 cm lateral a las apófisis espinosas. Se dirige a la dehiscencia.
la aguja para entrar en el espacio espinal en la línea Una vez realizada la bolsa subcutánea, se intro-
media; seguidamente se retira el estilete para garan- duce un dispositivo de tunelización entre la incisión
tizar el flujo adecuado de LCR (fig. 45-1B). A conti- paravertebral y ésta (fig. 45-1M). Seguidamente se
nuación, se avanza el catéter espinal a través de la avanza el catéter a través del túnel (la mayoría de
aguja hasta que su punta está dentro del espacio es- dispositivos de tunelización presentan un manguito
pinal pero por debajo de L2 en la cisterna lumbar de plástico hueco a través del cual puede desplazar-
(fig. 45-1C). La posición de la punta del catéter se se el catéter desde la región lumbar del paciente has-
verifica mediante fluoroscopia en los planos AP y la- ta la bolsa). El catéter sobrante se corta a una lon-
teral (fig. 45-1D, E). Seguidamente la aguja se reti- gitud que permita la permanencia de un pequeño
ra ligeramente (unos 1-2 cm), dejándola en esta po- bucle de catéter en profundidad respecto a la bom-
sición para proteger el catéter durante la ulterior ba y unido a ella. Posteriormente, se coloca la bom-
incisión y disección (fig. 45-1F). Se asegura el caté- ba en la bolsa con el bucle de catéter previamente
ter al campo quirúrgico mediante una pinza pequeña descrito (fig. 45-1N), que permite los movimientos
para evitar su contaminación (fig. 45-1F). del paciente sin aplicar tensión al catéter distal, lo
Se practica una incisión de 5 a 8 cm paralela al que provocaría su salida del saco tecal. Seguida-
eje de la columna vertebral y cefalocaudal respecto mente se practican suturas a través de los puntos de
al punto de entrada cutáneo de la aguja (fig. 45-1G). anclaje de la bomba o de su funda de malla para ase-
Se separa el tejido subcutáneo mediante disección gurarla a la fascia abdominal. Estas suturas simples
roma hasta que sea visible la fascia paravertebral de retención evitan que la bomba rote o se deslice
lumbar (fig. 45-1H). Posteriormente, se realiza una en la bolsa subcutánea. A continuación se cierra en
Implantación espinal de sistemas de liberación de fármacos 345
Anestesiólogo
Pantallas de fluoroscopia
Cirujano Línea entre las crestas ilíacas
Fluoroscopia,
brazo en C Punto para
la implantación
del catéter
Punto para la bolsa de la bomba
LCR
C Introducir el catéter
FIGURA 45-1
Implantación de un sistema de administración intratecal de fármacos. A) Imagen de la disposición típica de un quirófano durante
una implantación intratecal. El paciente se coloca en decúbito lateral con el brazo en C para realizar una proyección anteroposterior
de la columna lumbar. B) Colocación inicial de la aguja espinal en el interespacio L3-4 mediante abordaje paramedial. El flujo libre
de líquido cefalorraquídeo (LCR) indica la localización intratecal. C) Colocación del catéter intratecal a través de la aguja espinal
bajo guía fluoroscópica.
Punta
del catéter
Asegurar
el catéter
F Retirar la aguja 1 cm
y asegurar el catéter
Implantación espinal de sistemas de liberación de fármacos 347
5 cm
Asir firmemente
el catéter
Catéter
I Estilete metálico
Sutura en bolsa de tabaco alrededor de la aguja dentro de la fascia Aguja (sobre el estilete)
J
FIGURA 45-1 - Cont.
G) Se practica una incisión cefalocaudal en la piel y el tejido subcutáneo; la incisión se extiende por encima y por debajo del punto
de entrada de la aguja. H) Mediante disección roma, se dividen la piel y el tejido subcutáneo hasta que se expone la fascia lumbar
paravertebral. I) Se realiza una sutura en bolsa de tabaco alrededor de la base de la aguja en la fascia paravertebral; esta sutura reduce
la probabilidad de que el LCR se escape por el catéter y provoque una colección subcutánea. J) La aguja y el estilete del catéter
se retiran juntos mientras se sostiene firmemente el catéter en su posición.
Fijación de Silastic
Catéter Bolsa
Margen costal Cresta ilíaca anterior
K
L
Asegurar el catéter con la fijación de Silastic y las suturas Crear la bolsa para la bomba
Incisión adicional
M N
Colocar el dispositivo de tunelización a través Crear un bucle de catéter en el interior
del tejido subcutáneo y seguidamente tunelizar el catéter de la bolsa, colocar la bomba en su interior
y cerrar con sutura
dos planos: una serie de puntos de sutura subcutá- incisión paravertebral (v. fig. 45-2B). Muchos caté-
neos discontinuos, seguido por el cierre cutáneo me- teres se suministran con un manguito impregnado
diante puntos de sutura o grapas. en antibiótico diseñado para impedir la entrada de
bacterias a su través. Este maguito se colocará apro-
Procedimientos para la implantación de catéte- ximadamente a 1 cm del punto de salida del catéter
res epidurales permanentes. La colocación del pa- a lo largo del trayecto subcutáneo del catéter. A con-
ciente y el uso de la fluoroscopia para la colocación tinuación, se recortan las porciones proximal y dis-
de un catéter epidural permanente son similares a tal del catéter, dejando una longitud suficiente para
los descritos para un catéter intratecal. El interespa- garantizar que, con el movimiento, no hay tracción
cio de entrada varía en función de los dermatomas sobre éste. Se conectan los dos extremos del catéter
que hay que cubrir, particularmente si se emplea una mediante una unión de acero inoxidable suminis-
solución de anestésico local. Se utiliza una técnica trada por el fabricante y se suturan ambos con se-
típica de pérdida de resistencia para identificar el es- guridad. Se cierra la incisión paravertebral en dos
pacio epidural y se introduce hasta éste un catéter planos: una serie de puntos de sutura discontinua
de Silastic. Se practica una incisión paravertebral y subcutánea, seguida del cierre cutáneo mediante su-
se asegura el catéter a la fascia paravertebral como tura o grapas. La incisión de la salida abdominal del
se ha descrito para la implantación del catéter intra- catéter epidural se cierra alrededor de su base con
tecal. uno o dos puntos de sutura discontinua.
Se dispone de dos sistemas epidurales permanen-
tes: 1) un sistema totalmente implantado que utili- Problemas potenciales. La hemorragia y la in-
za un puerto subcutáneo al que se accede mediante fección son riesgos inherentes a todos los procedi-
una aguja a través de la piel, y 2) un catéter per- mientos quirúrgicos abiertos. La hemorragia en la
cutáneo que se tuneliza subcutáneamente, pero que bolsa de la bomba puede provocar un hematoma al-
sale de la piel, para conectarse a un dispositivo ex- rededor de ésta que requiera drenaje quirúrgico. La
terno de infusión. hemorragia a lo largo de la tunelización subcutánea
Para implantar un sistema epidural permanente frecuentemente causa un hematoma significativo en
con un puerto subcutáneo, se practica una incisión la región, aunque rara vez requiere tratamiento.
transversa de 6 a 8 cm suprayacente al margen cos- Como en otras técnicas neuroaxiales, la hemorragia
tal, a medio camino entre el apéndice xifoides y la en el espacio epidural puede provocar una compre-
línea axilar anterior. Se crea una bolsa sobre la pa- sión neurológica significativa. Típicamente, los sig-
rrilla costal mediante disección roma (fig. 45-2A). nos de infección en el interior de la bolsa de la bom-
Como se ha descrito antes para la colocación del ba aparecen de 10 a 14 días tras su implantación,
catéter intratecal, se tuneliza el catéter desde la re- aunque pueden aparecer en cualquier momento. Al-
gión paravertebral hasta la bolsa, y se conecta al gunos autores han descrito buenos resultados en el
puerto. Posteriormente, se suturará el puerto a la fas- tratamiento de infecciones superficiales exclusiva-
cia de la parrilla costal procurando garantizar su fi- mente con antibióticos dirigidos contra el microor-
jación; si éste migra inferiormente hasta quedar en ganismo causante y vigilancia estrecha. Sin embar-
el abdomen, su acceso será difícil. El soporte rígido go, las infecciones en el seno de la bolsa o a lo largo
de la parrilla costal lo mantiene con firmeza, permi- del trayecto del catéter, casi siempre requieren la re-
tiendo su fácil acceso. Seguidamente se cierran las tirada de todos los dispositivos implantados y el tra-
incisiones cutáneas en dos planos: una serie de pun- tamiento con antibióticos parenterales para erradi-
tos de sutura discontinua subcutánea, seguida del car la infección. Las infecciones del catéter y de
cierre cutáneo mediante sutura o grapas. tejidos profundos pueden extenderse hasta el neu-
Para implantar un sistema epidural permanente roeje y provocar la formación de un absceso epidu-
sin puerto subcutáneo, se extiende un dispositivo de ral y/o meningitis. Durante la primera semana tras
tunelización desde la incisión paravertebral hasta el su colocación, la tasa de infección de los catéteres
cuadrante abdominal superior derecho, inmediata- epidurales permanentes sin puertos subcutáneos es
mente inferior al reborde costal. Se practica una pe- superior respecto a los catéteres con puertos, aun-
queña incisión (unos 0,5 cm) para permitir la sali- que la infección de ambos sistemas es elevada y si-
da del dispositivo de tunelización por la piel. Los milar cuando se dejan en su lugar durante más de
catéteres epidurales subcutáneos se suministran en 6-8 semanas.
dos partes: la porción proximal del catéter, que se Se ha descrito la lesión de la médula espinal du-
coloca en el espacio epidural, y la porción distal, que rante la colocación inicial del catéter. La mayoría de
entra en la pared abdominal y se conecta con la por- expertos recomiendan la implantación del catéter
ción distal del catéter proximal. Seguidamente se sólo en pacientes conscientes, de manera que pue-
asegura la porción distal del catéter al dispositivo de dan manifestar si aprecian parestesias durante la co-
tunelización y se dirige a través de la incisión en la locación de la aguja. Sin embargo, este aspecto es
pared abdominal subcutáneamente para salir por la controvertido y algunos autores consideran adecua-
350 Atlas de anestesia regional
Piel
Puerto
Suturado
a la fascia
A
Manguito
Suturas
Incisión
Tapón
B
Implantación epidural con un catéter
percutáneo de Silastic (catéter DuPen)
FIGURA 45-2
Implantación epidural permanente. El catéter epidural se coloca mediante una técnica de pérdida de resistencia, empleándose
fluoroscopia para dirigirlo al dermatoma adecuado. La creación de una incisión paravertebral y la fijación del catéter a la fascia
paravertebral lumbar son idénticas a la colocación de un catéter intratecal. A) Colocación de un puerto subcutáneo. El catéter
epidural se tuneliza hasta una bolsa en el margen costal. Se conecta el puerto al catéter epidural y se sutura a la fascia adyacente a la
parrilla costal. El puerto debe asentarse firmemente sobre las costillas y no sobre la pared abdominal; sin el soporte costal por detrás,
su acceso sería difícil. B) Colocación de un catéter percutáneo tunelizado (DuPen). Este tipo de catéter se suministra típicamente en
dos piezas: una porción distal epidural, una pieza larga de catéter proximal con un manguito subcutáneo impregnado de antibiótico,
y un puerto de acceso externo. Tras la colocación del catéter epidural y disección a través de una incisión paravertebral, se tuneliza
el catéter proximal desde el margen costal hasta la incisión paravertebral. Se desliza el catéter bajo el tejido subcutáneo hasta que el
manguito impregnado en antibiótico se encuentre a 1-2 cm de la incisión de la pared torácica. Seguidamente se corta el segmento
sobrante de catéter, se unen los dos extremos mediante el conector suministrado por el fabricante y se aseguran a la fascia
paravertebral. El punto de entrada cutánea en la pared torácica se fija alrededor del catéter saliente mediante suturas discontinuas.
Implantación espinal de sistemas de liberación de fármacos 351
da la colocación del catéter intratecal bajo anestesia diante observación, a menos que la colección sea
general con guía radiológica, por debajo del nivel grande o dolorosa; en tales casos, puede requerirse
del cono medular (aproximadamente, L2). El caté- la exposición neuroquirúrgica del catéter espinal en
ter puede implantarse incorrectamente en el com- el punto en que penetra en la dura, y la colocación
partimento subdural o en el espacio epidural. En de una sutura en bolsa de tabaco alrededor del caté-
ambos casos, no se produce flujo libre de LCR, lo ter para eliminar la fuga de LCR.
que indica la localización inadecuada de la punta
del catéter.
La dehiscencia incisional y la migración de la bom- CONSEJOS PRÁCTICOS
ba son problemas infrecuentes. Asegurarse de que el
tamaño de la bolsa sea suficiente para evitar la ten- La administración sistemática de profilaxis antibió-
sión sobre la línea de sutura en el momento del cie- tica está justificada antes de toda implantación in-
rre incisional es esencial para minimizar el riesgo de tratecal por la trascendencia de una infección. Los
dehiscencia. La migración de la bomba se produce ha- antibióticos adecuados son cefazolina 1 a 2 g i.v. o
bitualmente porque se han omitido las suturas de re- clindamicina 900 mg i.v. 30 min antes de la incisión,
tención en el momento de la colocación de la bomba. o vancomicina 1 g i.v. aproximadamente 60 min an-
La colocación de varias suturas a través de los ancla- tes de ésta. Se aconseja comentar con el paciente la
jes o la malla de la bomba, que la aseguran a la fascia posible localización de la bomba antes de la opera-
abdominal, minimiza el riesgo de migración. ción, y posteriormente, rotularla con un marcador
La colección de líquido subcutáneo alrededor de cutáneo con el paciente en sedestación. Hay que ase-
la bomba (formación de seroma) puede ser pro- gurarse de que el LCR fluye libremente por el caté-
blemática y se produce típicamente tras su sustitu- ter intratecal en cada etapa de la implantación para
ción. Con frecuencia, para resolver el problema se garantizar la detección precoz de una colocación in-
obtienen buenos resultados con el drenaje percutá- correcta o desplazamiento. El tamaño de la bolsa crea-
neo de la colección de líquido estéril. También pue- da para la bomba debe ser adecuado para evitar ten-
de originarse una colección subcutánea de LCR, sión sobre la línea de sutura tras el cierre incisional.
particularmente en la región paravertebral, incluso Se recomienda saber dónde está el catéter en cada
meses después de la implantación de la bomba. Esta momento para evitar dañarlo con la aguja al realizar
complicación puede tratarse exclusivamente me- las suturas.
46
Estimulación
medular
JAMES P. RATHMELL, M.D.
Estimulación medular 355
Una vez seleccionado el paciente para el trata- Posición. En cualquier lugar adecuado para un
miento con EME, se efectúa una prueba que con- catéter epidural puede colocarse un electrodo me-
siste en colocar un electrodo epidural transitorio, dular percutáneo de prueba. Habitualmente su im-
conectado a un dispositivo externo, como procedi- plantación se efectúa en un quirófano, aunque tam-
miento ambulatorio para valorar la efectividad de bién puede ejecutarse en cualquier dependencia que
este tratamiento antes de implantar un sistema per- permita una preparación cutánea adecuada y la apli-
manente. En otras ocasiones, se implanta el elec- cación de tallas estériles al campo quirúrgico, así
trodo de prueba tunelizándolo y conectándolo pos- como la presencia de una unidad de fluoroscopia
teriormente a una extensión percutánea de éste. La para guiar la colocación. Si se practica una prueba
extensión percutánea de prueba es simple de colo- percutánea, el electrodo de prueba se coloca como si
car, no requiere un quirófano equipado, y tras el éxi- fuera permanente, aunque durante el período de
to de la prueba debe retirarse. El electrodo de prue- prueba éste se asegura a la piel sin realizar incisión.
ba requiere colocación en quirófano, y ha de ser Antes de la implantación del estimulador medu-
retirado si la prueba no tiene éxito. En caso contra- lar permanente, es preciso consensuar con el pa-
rio, el segundo procedimiento, que consiste en co- ciente la posible localización de la bolsa para el ge-
locar el generador de impulsos, es breve y no pre- nerador de impulsos. Las regiones más adecuadas
cisa la colocación de un nuevo electrodo epidural. son el cuadrante inferior del abdomen y la cara la-
Tras una prueba de estimulación con éxito, se co- teral de la nalga. Una vez se ha determinado la lo-
loca un sistema permanente con el mismo patrón de calización, marcamos la incisión cutánea con un ro-
estimulación que alivió el dolor durante el período tulador permanente mientras el paciente está en
de prueba. sedestación. La posición de la bolsa es difícil de de-
terminar una vez los pacientes están en decúbito la-
teral. Si no se rotula la localización, con frecuencia
LOCALIZACIÓN la bolsa se coloca demasiado lateralizada en la pared
abdominal. La ubicación del generador de impulsos
Anatomía. El electrodo epidural de EME se co- en la nalga permite que la totalidad del procedi-
loca mediante un abordaje paramedial interlaminar miento pueda efectuarse con el paciente en decúbi-
directamente en el espacio epidural dorsal e inme- to prono y simplifica la operación, soslayando la ne-
diatamente externo a la línea media. La entrada en cesidad de cambiar de posición de decúbito prono a
el espacio epidural se realiza varios niveles por de- decúbito lateral en mitad de la implantación.
bajo del nivel final previsto para la colocación del La realización del implante de un electrodo me-
electrodo. Típicamente, los electrodos para estimu- dular estimulador es un procedimiento quirúrgico
lación lumbar y de las extremidades inferiores se menor que se efectúa en quirófano con precaucio-
introducen a través del interespacio L1-2 y para nes asépticas, incluida la preparación de la piel, la
la extremidad superior a través del interespacio colocación de tallas estériles y el uso de atuendo
C7-T1. Los investigadores han cartografiado los pa- quirúrgico completo (fig. 46-1A). El procedimiento
trones de estimulación eléctrica de las columnas debe efectuarse bajo anestesia local y sedación lige-
dorsales y sus correspondientes localizaciones de ra para que el paciente pueda manifestar si percibe
cobertura. En general, los electrodos epidurales de- la sensación de la estimulación eléctrica durante el
ben colocarse de 2 a 3 mm inmediatamente exter- implante.
nos a la línea media ipsolateral a la región dolo- El paciente se coloca en una mesa radiológica en
rosa que hay que tratar. Para la estimulación de las decúbito prono (v. fig. 46-1A). La implantación ini-
extremidades inferiores, los mejores resultados se cial del electrodo puede efectuarse con el paciente
obtienen colocando el electrodo entre los niveles en decúbito lateral, aunque incluso pequeños grados
vertebrales T8 y T10, mientras que para la extre- de rotación a lo largo del eje vertebral pueden difi-
midad superior se colocan entre el occipucio y el cultarla. Los brazos se extienden hacia arriba, de ma-
nivel vertebral C3. Si el electrodo se aleja dema- nera que estén en una posición cómoda, bien aleja-
siado de la línea media se produce una molesta es- dos del campo quirúrgico. Se prepara la piel y se
timulación de las raíces nerviosas salientes. Mientras aplican tallas estériles. Para la estimulación lumbar
si se coloca demasiado abajo, a la altura de L1-2 o y de las extremidades inferiores, se posiciona el bra-
por debajo, se obtienen patrones de estimulación zo en C sobre la unión toracolumbar para poder ob-
impredecibles. En la región del cono medular, las tener una proyección anteroposterior de la columna
fibras de las columnas dorsales no están parale- vertebral. Se recomienda garantizar que la visión ra-
las a la línea media, sino que forman un arco des- diográfica no está rotada, observando que las apófi-
de la raíz nerviosa correspondiente (que entra en sis espinosas están en la línea media (fig. 46-1B).
la médula espinal) hacia su localización parame-
dial final, que se encuentra a varios niveles supe- Procedimientos. Se identifica el interespacio
riores. L1-2 mediante fluoroscopia. Se empleará la aguja
Estimulación medular 357
Anestesiólogo
Pantallas de fluoroscopia
Cirujano
Fluoroscopia,
brazo en C Pedículos
Apófisis espinosa
Punto para
la implantación
del electrodo
A
Disposición quirúrgica B
FIGURA 46-1
Implantación de un sistema
de estimulación medular.
A) Imagen de la disposición
Visión superior
típica de un quirófano
durante la implantación
de un estimulador medular.
El paciente se coloca en
Pies Cabeza decúbito prono con el brazo
en C para realizar una
proyección anteroposterior
(AP) de la columna
toracolumbar.
B) Radiografía
posteroanterior del
electrodo para estimulación
medular en posición para
estimular la extremidad
inferior. El electrodo está
a la derecha, con su
extremo en la cara inferior
del cuerpo vertebral de T9.
Durante la colocación, se
recomienda garantizar que
la imagen está en el plano
AP sin rotación. Para ello,
movemos el intensificador
de imágenes en dirección
mediolateral hasta que la
apófisis espinosa se observa
a medio camino entre los
pedículos. C) Colocación
C inicial de la aguja epidural
en el interespacio L1-2
Inserción de la aguja
mediante un abordaje
paramedial. El ángulo
de entrada en el espacio
epidural debe ser inferior
a 45º respecto al plano
del espacio epidural para
asegurarse de que el
electrodo pueda pasar
con facilidad.
E
D
Rotar ligeramente el electrodo Asegurar el electrodo con bandas adhesivas
para avanzarlo en el canal espinal estériles y seguidamente colocar un apósito
oclusivo transparente por encima
5 cm
Fijación de Silastic
Electrodo
Asir
firmemente
el electrodo
Electrodo
H
Asegurar el electrodo con la fijación de Silastic y suturas
Aguja
Retirar la aguja
G
Bolsa
Margen costal Cresta ilíaca anterior
Cabeza Pies
I J
Incisión adicional
Cresta ilíaca
Espina ilíaca
anterosuperior
Generador
de impulsos
L
Localización alternativa para la colocación
del generador de impulsos (región superior de la nalga)
epidural suministrada por el fabricante del disposi- dural. El espacio epidural se identifica mediante una
tivo para garantizar que el electrodo puede avanzar técnica de pérdida de resistencia. A continuación, se
a través de la aguja sin lesiones. Ésta se avanza em- avanza el electrodo a través de la aguja y se dirige
pleando un abordaje paramedial localizado de 1 a para mantenerse inmediatamente externo a la línea
1,5 cm lateralmente a las apófisis espinosas y ligera- media a medida que progresa en sentido cefálico
mente caudal al interespacio seleccionado. Se dirige bajo guía fluoroscópica. El electrodo posee un esti-
la aguja con un ángulo de entrada no superior a 45º lete de acero con una ligera angulación en la punta;
respecto al plano del espacio epidural (fig. 46-1C). la ligera rotación del electrodo mientras avanza per-
Si el ángulo de ataque de la aguja sobre el espacio mite al especialista dirigir el trayecto en el espacio
epidural es demasiado grande, el electrodo epidural epidural (fig. 46-1D). Para la estimulación lumbar y
es difícil de colocar ya que debemos superar un án- de las extremidades inferiores, el electrodo se colo-
gulo agudo entre la aguja y el plano del espacio epi- ca inicialmente de 2 a 3 mm externo respecto a la lí-
Estimulación medular 361
nea media, en el mismo lado del dolor y entre los ni- (fig. 46-1I). La bolsa siempre se creará caudalmente
veles vertebrales T8 y T10 (fig. 46-1B). La posición a la incisión; si la bolsa se coloca cefálicamente a la
final del electrodo se obtiene conectándolo a un ge- incisión, el peso del generador de impulsos sobre la
nerador de impulsos externo y preguntando al pa- línea de sutura probablemente cause dehiscencia. En
ciente si percibe la estimulación. Por lo general, el muchos pacientes, la disección roma se obtiene con
avance cefálico provoca una estimulación más alta presión digital firme, pero suave. Es más sencillo y
de la extremidad y los movimientos caudales indu- menos traumático emplear unas tijeras quirúrgicas
cen una estimulación inferior. Sin embargo, si el pequeñas mediante movimientos repetitivos de
electrodo se angula, incluso ligeramente, de direc- apertura (no de cierre ni de corte). Tras crear una
ción medial a lateral, el patrón de estimulación pue- bolsa con capacidad suficiente, se coloca el genera-
de variar menos predeciblemente; por ejemplo, el dor de impulsos en su interior. El generador de im-
avance cefálico puede provocar una estimulación pulsos deberá quedar ajustado en la bolsa sin que
más inferior de la extremidad en tales circunstancias. ninguna de sus partes sobresalga por la incisión.
La posición final del electrodo se registrará median- Con el dispositivo en su lugar, los márgenes de la in-
te radiografía (fig. 46-1B). Para la estimulación de cisión deberán quedar en completa aposición. No
prueba, se retira la aguja, se asegura el electrodo a debe haber tensión sobre las suturas durante el cie-
la espalda y se aplica un apósito oclusivo estéril (fig. rre; en caso contrario, la incisión presentará dehis-
46-1E). Se instruye al paciente en el uso del genera- cencia.
dor de pulsos externo y se programa una visita para Tras completar la creación de la bolsa, se introdu-
que regrese en 5 a 7 días, con objeto de evaluar su ce un dispositivo de tunelización en el tejido sub-
respuesta y retirar la derivación de prueba. cutáneo entre ésta y la incisión paravertebral (fig. 46-
El procedimiento para la colocación del implan- 1J). Seguidamente se avanza el electrodo a través del
te permanente es idéntico al de la estimulación de túnel. (Los dispositivos de tunelización varían y son
prueba. Una vez el electrodo definitivo está en posi- específicos de cada fabricante.) Los métodos de co-
ción y se ha confirmado el patrón óptimo de esti- nexión entre el electrodo y el generador de impul-
mulación, se asegura y se crea una bolsa para el ge- sos también varían según el fabricante; algunos dis-
nerador de impulsos. Posteriomente se tuneliza a positivos utilizan una extensión del electrodo que lo
nivel subcutáneo para su conexión con el generador conecta al generador de impulsos, y otros emplean
de impulsos. Tras la colocación inicial del electrodo, un electrodo de una pieza que se conecta directa-
se retira ligeramente la aguja epidural (aproximada- mente. Después de la tunelización, el electrodo y/o
mente de 1 a 2 cm), pero ésta se deja alrededor de su extensión se conectan al generador de impulsos.
éste para protegerlo durante la ulterior incisión y di- El electrodo sobrante se enrolla y se coloca detrás
sección (fig. 46-1F). Se practica una incisión de 5 a del generador de impulsos en la bolsa (fig. 46-1K).
8 cm paralela al eje de la columna vertebral y que se Este bucle permite el movimiento del paciente sin
extiende en dirección cefálica y caudal a la aguja, di- aplicar tensión sobre el electrodo distal, lo que
rectamente a través de su punto de entrada en la piel podría provocar su salida del espacio epidural. A
(fig. 46-1F). Se separan los tejidos mediante disec- continuación se cierran las incisiones en dos planos:
ción roma hasta que la fascia paravertebral lumbar una serie de puntos subcutáneos discontinuos, se-
es visible alrededor del cuerpo de la aguja. Seguida- guido por el cierre cutáneo mediante puntos de su-
mente se retiran con cuidado el estilete del electro- tura o grapas.
do y la aguja (fig. 46-1G). A continuación se asegu-
ra el electrodo a la fascia paravertebral mediante el Problemas potenciales. La hemorragia y la in-
dispositivo de fijación específico suministrado por el fección son riesgos inherentes a todos los procedi-
fabricante (fig. 46-1H). mientos quirúrgicos abiertos. La hemorragia en la
Si el electrodo se ha colocado en decúbito prono bolsa del generador de impulsos puede causar un he-
y el generador de impulsos debe colocarse en la pa- matoma a su alrededor que requiera drenaje quirúr-
red abdominal, éste se enrollará subcutáneamente, gico. La hemorragia a lo largo de la tunelización sub-
se cerrará temporalmente la incisión paravertebral cutánea causa con frecuencia un hematoma en la
con grapas y se aplicará un apósito oclusivo estéril. región, aunque raramente requiere tratamiento.
Seguidamente se retiran las tallas estériles y se reco- Como otras técnicas neuroaxiales, la hemorragia en
loca al paciente en decúbito lateral con el lado de la el espacio epidural puede provocar una compresión
bolsa abdominal hacia arriba. Tras la preparación de neurológica significativa. Los signos de infección en
la piel y la aplicación de tallas estériles, se crea la el interior de la bolsa del generador de impulsos apa-
bolsa en la pared abdominal o en la cara lateral de recen típicamente de 10 a 14 días tras la implanta-
la nalga del paciente. ción, aunque pueden surgir en cualquier momento.
Se practica una incisión transversal de 8 a 10 cm Algunos médicos han descrito buenos resultados
a lo largo de la línea previamente marcada y se respecto al tratamiento de infecciones superficiales
crea una bolsa subcutánea mediante disección roma de la incisión suprayacente a la bolsa exclusivamen-
362 Atlas de anestesia regional
te con antibióticos dirigidos contra el microorganis- menos durante 4 semanas tras la colocación. El em-
mo causante y estrecha observación. Sin embargo, pleo de un collar cervical blando en pacientes a los
las infecciones en el seno de la bolsa o a lo largo del que se les ha implantado una derivación cervical re-
trayecto del electrodo subcutáneo requieren gene- presenta un rápido recordatorio para evitar estos
ralmente la retirada de todos los dispositivos im- movimientos. Otra posible complicación es la rotu-
plantados y el tratamiento con antibióticos parente- ra del electrodo, a menudo, meses o años tras su co-
rales para erradicar la infección. Las infecciones de locación. Evitar la implantación en la línea media o
la derivación y de tejidos profundos pueden exten- la tunelización a través de ésta reduce la incidencia
derse hasta el neuroeje y provocar la formación de de rotura causada por la compresión del electrodo
un absceso epidural y/o meningitis. sobre el hueso. Su rotura se identifica por la súbita
El riesgo de punción dural es significativo du- pérdida de estimulación y se diagnostica verificando
rante la localización inicial del espacio epidural me- la impedancia con el programador del estimulador
diante la técnica de pérdida de resistencia. La aguja medular.
epidural empleada para la colocación del electrodo La dehiscencia incisional y la migración del ge-
es una aguja de Tuohy que ha sido modificada am- nerador de impulsos son problemas infrecuentes.
pliando el orificio para permitir que el electrodo pase Asegurarse de que el tamaño de la bolsa sea sufi-
fácilmente. Este bisel largo suele provocar una pér- ciente para evitar la tensión sobre la línea de sutura
dida errónea de resistencia; no es infrecuente hallar en el momento del cierre incisional es esencial para
una resistencia mínima a la inyección en todo el tra- minimizar el riesgo de dehiscencia.
yecto de colocación de la aguja. Para minimizar el La colección de líquido subcutáneo alrededor del
riesgo de punción dural, la punta de la aguja puede generador de impulsos (formación de seroma) pue-
avanzarse bajo guía fluoroscópica y asentarse, en pri- de ser problemática, y típicamente, sigue a la susti-
mer lugar, en el margen de la lámina vertebral (te- tución del generador de impulsos. Con frecuencia,
niendo cuidado de administrar un anestésico local el drenaje percutáneo de la colección de líquido esté-
adicional durante el avance). De esta manera, ase- ril resuelve el problema.
guramos la profundidad de la lámina y la aguja debe
avanzarse sólo una pequeña distancia sobre ésta, a
través del ligamento amarillo y en el espacio epidu- CONSEJOS PRÁCTICOS
ral. La pérdida de resistencia se utiliza sólo durante
los milímetros finales del avance de la aguja sobre la Está justificada la administración sistemática de pro-
lámina. Si se produce una punción dural, no se ha filaxis antibiótica antes de la implantación de un es-
establecido un consenso sobre el modo de proceder. timulador medular, pues cualquier infección que
Algunos médicos abandonan la colocación de la de- aparezca puede extenderse al neuroeje. Los antibió-
rivación y dejan transcurrir de 1 a 2 semanas antes ticos adecuados son cefazolina 1 a 2 g i.v. 30 min an-
de un nuevo intento; esta estrategia permite al mé- tes de la incisión, clindamicina 900 mg i.v. 30 min
dico la observación y el tratamiento de la cefalea antes de la incisión o vancomicina 1 g i.v. aproxi-
pospunción dural, que aparecerá prácticamente se- madamente 60 min antes de la incisión.
guro. Otros médicos continúan con la colocación de Es importante consensuar con el paciente la lo-
la derivación a través de un interespacio más cefáli- calización del generador de impulsos antes de la
co; si se produce cefalea pospunción dural y el tra- operación y marcar su ubicación con un rotulador
tamiento conservador fracasa, se coloca un parche cutáneo con el paciente en sedestación. Debemos te-
hemático a la altura de la punción dural. Se han des- ner en cuenta las actividades cotidianas de cada pa-
crito lesiones de la médula espinal y de las raíces ciente al seleccionar una localización. Por ejemplo,
nerviosas durante la colocación inicial de la deriva- los mecánicos, que pasan mucho tiempo con el ab-
ción. La colocación de la aguja y el electrodo epi- domen inclinado sobre un vehículo, pueden sentir
durales debe ejecutarse con el paciente consciente o molestias con un generador de impulsos localizado
ligeramente sedado para que sea capaz de manifes- en la pared abdominal.
tar la aparición de parestesias, minimizando así el Durante el procedimiento existe riesgo significa-
riesgo de lesión neurológica directa. tivo de punción dural, ya que la aguja específica em-
La complicación más frecuente tras la implanta- pleada para la colocación del electrodo del estimu-
ción de un estimulador medular es la migración del lador medular no proporciona un signo claro de
electrodo. La primera línea de defensa consiste en pérdida de resistencia durante su avance. Por ello,
garantizar que el electrodo está firmemente asegura- debemos avanzar la aguja bajo guía fluoroscópica y
do a la fascia paravertebral. No debemos suturarlo al asentar la punta sobre el margen de la lámina inme-
tejido subcutáneo laxo o a la grasa. Postoperatoria- diatamente inferior al interespacio al que se preten-
mente, se instruirá al paciente para que evite flexio- de acceder. De esta manera, aseguramos la profun-
nar y girar la cintura (derivaciones lumbares) o fle- didad de la lámina y la pérdida de resistencia sólo se
xionar y girar el cuello (derivaciones cervicales) al precisa durante los últimos 3-5 mm de avance de la
Estimulación medular 363
aguja, lo que reduce el riesgo de punción dural. En es aconsejable colocar un collar cervical blando que
caso de producirse punción dural, hay que conside- sirve como recordatorio eficaz para evitar estos mo-
rar la reprogramación del procedimiento o el trasla- vimientos.
do a un interespacio más cefálico para la colocación También es importante asegurarse de que el ta-
del electrodo. La cefalea pospunción dural es prác- maño de la bolsa creada para el generador de im-
ticamente segura por el grueso calibre de la aguja pulsos es adecuado para evitar la tensión sobre la lí-
utilizada para la colocación del electrodo; por tanto, nea de sutura después del cierre de la incisión. Para
si es necesario, cabe estar preparado para ofrecer un evitar dañar el electrodo, se recomienda precaución
tratamiento, incluido el parche hemático. Se ha des- al colocar las suturas del cierre fascial, así como sa-
crito la aplicación de un parche hemático epidural ber dónde está éste en todo momento.
durante los días siguientes a la implantación de un Es una buena práctica obtener una radiografía an-
estimulador medular, aunque los riesgos asociados a teroposterior y lateral de la columna vertebral des-
esta estrategia son inciertos. pués de la colocación del electrodo. Las radiografías
Para minimizar el riesgo de migración del elec- pueden servir como referencia útil cuando hay que
trodo hay que realizar una fijación segura. El as- colocar nuevos electrodos o al intentar determinar
pecto más importante durante la implantación es una posible migración de éstos. La pérdida de esti-
asegurar el electrodo a la fascia paravertebral. La mulación puede indicar migración o rotura. Prime-
incisión debe poseer la profundidad necesaria para ro habría que verificar la impedancia para detectar
exponer la fascia, ya que asegurar el electrodo al te- una rotura del electrodo. Posteriormente, la radio-
jido subcutáneo laxo o a la grasa es inadecuado. grafía y la comparación con radiografías obtenidas
Una vez expuesta la fascia, debemos colocar la fi- en el momento de la implantación inicial sirven para
jación del electrodo suministrada por el fabricante detectar la migración de la derivación.
sobre éste y afianzarla con seguridad empleando El agotamiento de la batería del generador de im-
puntos de sutura alrededor. Después de esto, la fi- pulsos es inevitable y sucede en un lapso variable
jación ya no debería desplazarse sobre el electrodo. (aproximadamente de 1 a 4 años) en función de los
Seguidamente, suturar el electrodo y la fijación a la parámetros de estimulación y la frecuencia de uso.
fascia. En el período postoperatorio, debemos ad- La aproximación del final de la duración de la ba-
vertir a los pacientes que eviten flexionarse y gi- tería comienza típicamente con la malfunción inter-
rarse al menos durante 4 semanas; para mayor co- mitente del dispositivo; la malfunción más frecuen-
modidad en los pacientes con electrodos cervicales, te es su apagado.
47
Anatomía neuroaxial
Anatomía neuroaxial 367
Los bloqueos neuroaxiales (espinal, epidural y caudal) relaciona con los cuerpos vertebrales vecinos a
son los bloqueos regionales más ampliamente utiliza- través de las articulaciones facetarias superiores e in-
dos. Los principales motivos de su popularidad estri- feriores (fig. 47-2). En la figura 47-3 se ilustran las
ban en que tienen criterios de valoración bien defini- relaciones generales de estas estructuras a los nive-
dos y el anestesiólogo puede obtener bloqueos fiables les correspondientes con las localizaciones comunes
con una sola inyección. El primer paso para poder em- para las punciones cervicales, torácicas y lumbares
plear de manera eficaz los bloqueos neuroaxiales con- del neuroeje.
siste en conocer la anatomía neuroaxial. Las proyecciones lateral, oblicua y posterior mues-
Como se ilustra en la figura 47-1, para compren- tran dos características de la anatomía ósea que cabe
der la anatomía neuroaxial es necesario desarrollar un destacar. Primera, en las vértebras cervicales y lum-
conocimiento de la relación entre la anatomía de su- bares, las apófisis espinosas adoptan una orientación
perficie y la ósea, relativa a las estructuras neuroaxia- más horizontal que las apófisis espinosas de la región
les. Empezando a nivel cefálico, la apófisis espinosa mediotorácica. La angulación caudal de las apófisis
de la séptima vértebra cervical es la estructura más espinosas de la región mediotorácica pone de relieve
prominente de la línea media en la base del cuello. por qué la punción con una aguja de las estructuras
Una línea trazada entre los bordes inferiores de las neuroaxiales en esta área requiere una angulación
escápulas cruza el eje vertebral aproximadamente a la más cefálica de la aguja. Por el contrario, en las re-
altura de la apófisis espinosa de T7. La extensión in- giones cervical y lumbar, es posible aplicar un ángu-
ferior de la médula espinal, el cono medular, termina lo más directo (perpendicular) de la aguja para al-
en el adulto aproximadamente en L1 (en niños, el canzar las estructuras neuroaxiales. La segunda
cono medular puede llegar hasta L3). La línea entre característica sobre la que cabe insistir es la angula-
las crestas ilíacas, la línea de Tuffier o línea intercres- ción de la lámina inmediatamente lateral a las apófi-
tal, cruza la apófisis espinosa L4 en la mayor parte de sis espinosas en las tres regiones. Como se ilustra con
los casos. Una línea trazada entre las espinas ilíacas la línea negra en la proyección lateral de los cuerpos
posterosuperiores identifica el nivel de la segunda vertebrales (v. fig. 47-3), la orientación de las lámi-
vértebra sacra y la extensión distal del saco dural que nas vertebrales se verticaliza en dirección cefálica a
contiene líquido cefalorraquídeo (LCR). caudal. Estas características son importantes para la
Las 33 vértebras desde C1 hasta el extremo del comprensión del concepto de «desplazamiento» de
cóccix comparten varias características y presentan las agujas respecto a las láminas hasta introducirse
ciertas diferencias que cabe destacar. Cada vértebra en las localizaciones neuroaxiales deseadas.
contiene una apófisis espinosa unida a la lámina, de Además de las relaciones óseas de los cuerpos
la cual se extiende una apófisis transversa lateral- vertebrales, existen importantes relaciones ligamen-
mente a ambas láminas y pedículos. El pedículo une tosas. Como se ilustra en la figura 47-4, el ligamen-
este conjunto posterior al cuerpo vertebral, que se to amarillo o ligamentum flavum define el límite pos-
C7
L4 S2
T7 L1
FIGURA 47-1
Anatomía neuroaxial:
relaciones de superficie.
368 Atlas de anestesia regional
VÉRTEBRA LUMBAR
Faceta
superior
C7
C7
T10
T10
L3
L3
FIGURA 47-3
Anatomía neuroaxial:
relaciones de la columna
lumbar.
Anatomía neuroaxial 369
3
2 1
1 Ligamento
1
amarillo
2
3 2 Ligamento
interespinoso
3 Ligamento
supraespinoso
4 Apófisis
transversa
FIGURA 47-4
4
Anatomía neuroaxial:
ligamentos vertebrales
lumbares. (De Zarzur E.
Anatomic studies of the
human lumbar ligamentum
flavum. Anesth Analg
1984;63:499-502.
Reproducida con permiso.)
370 Atlas de anestesia regional
terior del espacio epidural. Este ligamento se ex- la anestesia espinal y la rara anestesia «espinal total»
tiende desde el agujero magno hasta el hiato sacro. tras la anestesia epidural cuando no ha habido
Aunque clásicamente se describe como un único li- ningún signo de inyección errónea del anestésico lo-
gamento, realmente está compuesto por dos liga- cal en el LCR.
mentos amarillos, el derecho y el izquierdo, que se Alrededor de la duramadre y en su extensión pos-
unen en la línea media. El ligamento amarillo no es terior, o inmediatamente anterior al ligamento ama-
uniforme desde el cráneo hasta el sacro, ni siquiera rillo, se encuentra otro espacio utilizado por los
en un espacio intervertebral. En un espacio inter- anestesiólogos, el espacio epidural. Este espacio se
vertebral individual, el ligamento amarillo es más extiende desde el agujero magno hasta el hiato sa-
grueso caudal que cefálicamente y más grueso en la cro y circunda la duramadre anterior, lateral y pos-
línea media que en sus bordes laterales. Inmediata- terior. El espacio epidural contiene las raíces ner-
mente posterior al ligamento amarillo están las lá- viosas que lo atraviesan y discurren hacia los
minas, las apófisis espinosas de los cuerpos verte- agujeros de conjunción, así como tejido areolar gra-
brales y el ligamento interespinoso. Extendiéndose so, y vasos linfáticos y sanguíneos que incluyen el
desde la protuberancia occipital externa hasta el cóc- bien organizado plexo venoso de Batson.
cix y posterior a estas estructuras está el ligamento Los avances en la epiduroscopia y la epidurografía
supraespinoso, que une estas apófisis vertebrales. confieren una explicación anatómica para la ocasio-
La mayoría de bloqueos neuroaxiales se practican nal anestesia unilateral que sigue a una técnica epi-
en la región lumbar. Las figuras 47-5, 47-6 y 47-7 dural aparentemente adecuada. Con estas técnicas de
ilustran la anatomía lumbar en los planos posterior, imagen invasivas, así como en algunas disecciones
lateral y horizontal, respectivamente. Alrededor de anatómicas, se ha observado la aparición prác-
la médula espinal en la columna vertebral ósea hay ticamente universal de una banda dorsomedial de
tres membranas. Desde de la superficie de la médu- tejido conjuntivo en el espacio epidural. Cabe consi-
la espinal hacia la periferia están la piamadre, la arac- derar esta explicación para la producción de un blo-
noides y la duramadre. La piamadre es una mem- queo epidural unilateral. Otras evidencias anatómi-
brana muy vascularizada que reviste estrechamente cas criomicrotómicas indican que la estructura
la médula espinal. La aracnoides es una delicada denominada banda conjuntiva dorsomedial es real-
membrana no vascularizada y estrechamente unida mente un pedículo graso posterior de la línea media.
a la capa más externa de la duramadre. Entre la pía La anatomía para la anestesia caudal es una ex-
y la aracnoides está el espacio de interés en la anes- tensión de la epidural, aunque cabe destacar las
tesia espinal, el espacio subaracnoideo. En este espa- frecuentes variaciones de la anatomía sacra. El sa-
cio se encuentra el LCR, los nervios espinales, una cro es el resultado de la fusión de las cinco vérte-
red trabecular entre las dos membranas, los vasos bras sacras, mientras el hiato sacro es el resultado
que irrigan la médula espinal y las extensiones late- del fracaso de la fusión de las láminas de S5 y ha-
rales de la piamadre, los ligamentos dentados, que bitualmente de parte de S4 en la línea media. El
confieren soporte lateral a la médula espinal con la hiato sacro resulta en un defecto óseo de contor-
duramadre y pueden cobrar importancia cuando se no y tamaño variables en forma de V invertida, cu-
produce una anestesia unilateral o segmentaria tras bierto por el ligamento sacrococcígeo posterior
la realización de un bloqueo técnicamente adecua- que es el homólogo funcional del ligamento ama-
do. La tercera membrana y más externa en el canal rillo (fig. 47-8). El hiato puede identificarse loca-
medular es una membrana fibroelástica organizada lizando el asta sacra (restos de las apófisis articu-
longitudinalmente y denominada duramadre (o lares de S5). Este defecto óseo permite el acceso
teca). Esta capa es una extensión directa de la dura- percutáneo al canal sacro, aunque la frecuente va-
madre craneal y se extiende como duramadre espi- riación anatómica del hiato sacro puede dificultar
nal desde el agujero magno hasta S2, donde el filum el bloqueo caudal. El canal sacro es funcional-
terminale (una extensión de la piamadre que empie- mente la extensión distal del espacio epidural; a
za en el cono medular) se imbrica con el periostio partir de este canal, los agujeros sacros pélvicos se
en el cóccix (v. fig. 47-6). Existe un espacio virtual abren ventralmente hacia la fosa isquiorrectal,
entre la duramadre y la aracnoides, el espacio sub- mientras los agujeros sacros dorsales lo hacen en
dural, que contiene sólo pequeñas cantidades de lí- dirección posterior (v. fig. 47-8). En el canal sacro,
quido seroso para permitir que la dura y la aracnoi- los nervios de la cola de caballo continúan su tra-
des se desplacen recíprocamente. Este espacio no es yecto hasta salir a través de sus respectivos aguje-
empleado intencionadamente por los anestesiólo- ros vertebrales. El saco dural continúa hasta el ni-
gos, aunque la inyección en éste durante la aneste- vel de S2, o la línea que une las espinas ilíacas
sia espinal puede explicar el «fracaso» ocasional de posterosuperiores.
Anatomía neuroaxial 371
A. espinal anterior
Médula espinal
AORTA
A. espinal posterior
Piamadre
Aracnoides
Duramadre
A. lumbar
L1
L2
Ligamento
amarillo
L3
L4
L5 L5
Médula espinal
Piamadre
Aracnoides
L1 AORTA
Duramadre
Cono
medular
L1
Cola de caballo
L2
Ligamento
amarillo (L3-L4)
L3
Espacio epidural
Filum terminale
interno
L4
L5
L5
SACRO
Saco dural
distal
S1 SACRO
Raíces lumbares
S2
Raíces sacras
Filum terminale
Filum terminale
S3
externo Saco dural
S4
S5
CÓCCIX
FIGURA 47-6
Anatomía neuroaxial:
detalles lumbares laterales.
Anatomía neuroaxial 373
AORTA
Ramos
comunicantes
Cola de caballo
Ligamento
A. lumbar amarillo
M. multífido
Ligamento
supraespinoso
M. sacroespinal
FIGURA 47-7
Anatomía neuroaxial:
detalles lumbares
transversales.
S1 Agujeros
sacros
posteriores
S2
Cresta
sacra
media
S3
S4
Asta
del sacro
Hiato sacro
FIGURA 47-8
Cóccix Anatomía neuroaxial: sacro.
48
Bloqueo espinal
Bloqueo espinal 377
Piel
Grasa subcutánea
Lig. supraespinoso
Lig. interespinoso
L4
Lig. amarillo
Espacio epidural
Duramadre
y aracnoides
Cola de caballo
FIGURA 48-1
Bloqueo espinal: anatomía
funcional lumbar.
de las apófisis espinosas de las vértebras lumbares es tiempo (posición fetal). La posición puede facilitar-
casi horizontal en relación al eje longitudinal de sus se con una sedación superficial que permita que el
respectivos cuerpos vertebrales. Cuando se inserta paciente esté relajado, pero que colabore.
una aguja en la línea media entre las apófisis espi- En pacientes obesos o que presenten cierto grado
nosas vertebrales lumbares, ésta debe colocarse casi de escoliosis, la sedestación puede facilitar la locali-
perpendicular respecto al eje longitudinal de la es- zación de la línea media. Como se ilustra en la figu-
palda. Para facilitar la anestesia espinal, el aneste- ra 48-3A, el paciente debería adoptar una posición
siólogo debe tener presente en todo momento la lí- sedente cómoda, con las piernas en el borde de la
nea media del cuerpo del paciente y el neuroeje en mesa del quirófano y los pies sobre un taburete. Se
relación a la aguja. Como se ilustra en la figura 48-1, coloca una almohada sobre el regazo del paciente y
cuando se inserta la aguja en la línea media, lógica- se permite que los brazos se acomoden en ésta, des-
mente perfora primero la piel, luego el tejido sub- cansando sobre las extremidades inferiores flexiona-
cutáneo, el ligamento supraespinoso, el ligamento das. El ayudante se coloca inmediatamente delante
interespinoso, el ligamento amarillo, el espacio epi- del paciente, sujetando los hombros de tal forma que
dural y finalmente la dura y la aracnoides para al- el paciente minimice la lordosis lumbar mientras se
canzar el LCR. asegura de que la línea media vertebral se mantiene
en posición vertical (v. fig. 48-3B).
Posición. La anestesia espinal se efectúa principal- Ocasionalmente, es más rápido colocar al pacien-
mente en tres posiciones: decúbito lateral (fig. 48-2), te en decúbito prono y en posición de navaja antes
sedestación (fig. 48-3) y decúbito prono en navaja de administrar el anestésico espinal (v. fig. 48-4).
(fig. 48-4). En decúbito lateral y en sedestación, es Para esta técnica no es tan necesario un ayudante
esencial la colaboración de un ayudante entrenado como en las anteriores, aunque para rentabilizar el
para que el anestesiólogo pueda realizar fácilmente bloqueo suele ser útil que el asistente coloque al pa-
el bloqueo en un tiempo adecuado. ciente mientras el anestesiólogo prepara la anestesia
Como se ilustra en la figura 48-2, el ayudante espinal.
puede colocar al paciente en decúbito lateral con las En las tres posiciones, el objetivo es colocar al pa-
piernas flexionadas sobre el abdomen y el cuello fle- ciente de manera que la línea media pueda identifi-
xionado con el mentón hacia el pecho; para ello, el carse con rapidez y se reduzca la lordosis lumbar. En
asistente desplazará la cabeza del paciente hacia el la figura 48-5 se muestra la anatomía lumbar cuan-
tórax colocando un brazo tras las rodillas de éste y do se ha reducido ineficazmente la lordosis lumbar
«aproximando» la cabeza y las rodillas al mismo por una mala colocación. Como se ilustra, el espa-
Bloqueo espinal 379
S2
L1
L4
FIGURA 48-2
Bloqueo espinal: posición
en decúbito lateral.
380 Atlas de anestesia regional
L1
Final de la médula espinal
FIGURA 48-3
Bloqueo espinal: en A
sedestación. A) Proyección
lateral.
L1
Final de
la médula
espinal
S2
Final del
saco dural
B
FIGURA 48-3 - Cont.
B) Proyección posterior.
382 Atlas de anestesia regional
FIGURA 48-4
Bloqueo espinal: posición
en decúbito prono
y en navaja.
L1
L1
Canal medular
Canal medular
L5
L5
FIGURA 48-5
Bloqueo espinal: vértebras
lumbares. Está presente la
lordosis lumbar. La posición FIGURA 48-6
es inadecuada. LORDOSIS LUMBAR PRESENTE Bloqueo espinal: vértebras
lumbares. Se ha revertido
la lordosis lumbar con una
posición vertebral idónea.
Bloqueo espinal 383
cio intralaminar es pequeño y de difícil entrada con raíces nerviosas, hasta que se perciba un cambio de
una aguja en la línea media. En cambio, en la figu- resistencia característico, cuando la aguja atraviesa
ra 48-6 se observa cómo el posicionamiento eficaz el ligamento amarillo y la dura. Posteriormente se
puede abrir el espacio intralaminar y permitir el fá- retira el estilete y aparecerá el LCR en el pabellón de
cil acceso para la punción subaracnoidea. la aguja. En caso contrario, se rota la aguja en in-
crementos de 90º hasta que aparece LCR. Si no es
Punción con aguja. Una de las primeras deci- así, se avanza la aguja unos milímetros y se vuelven
siones que deben tomarse es el tipo de aguja que se a verificar los cuatro cuadrantes. Si todavía no apa-
empleará. Aunque las agujas espinales tienen mu- rece LCR y la aguja está en la profundidad adecua-
chas clasificaciones, la más común se corresponde a da para el paciente, se retirará la aguja y el intro-
dos categorías: las que cortan la dura de manera agu- ductor y se repetirán los pasos de la inserción. El
da y las que separan sus fibras apartándolas con una motivo más frecuente para la ausencia de retorno de
punta cónica. La primera incluye las tradicionales LCR radica en que la aguja no se ha insertado en la
agujas espinales desechables como la de Quincke- línea media. Otro error frecuente que impide la co-
Babcock, y la segunda, agujas como las de Greene, locación subaracnoidea es la inserción inicial de la
Whitacre y Sprotte. Si se elige una técnica espinal aguja con un ángulo cefálico excesivo (fig. 48-8).
continua, podemos emplear una aguja de Tuohy u Una vez que se obtiene LCR libremente, el dorso
otra aguja de paredes finas y punta curva para faci- de la mano no dominante estabiliza la aguja espinal
litar la introducción del catéter. La elección de una contra la espalda del paciente, mientras se conecta la
aguja espinal se realizará en función de la relación jeringa que contiene la dosis terapéutica. De nuevo se
riesgo-beneficio. El uso de agujas de pequeño cali- aspira LCR libremente en la jeringa y se inyecta la do-
bre reduce la incidencia de cefalea pospunción; el sis. En ocasiones, cuando la jeringa se ha conectado
empleo de calibres mayores mejora la sensibilidad a la aguja, de la que previamente ha goteado el LCR,
táctil para la colocación de la aguja, lo que puede es imposible la aspiración de una cantidad adicional
aumentar la confianza del anestesiólogo. de LCR. Como se ilustra en la figura 48-9, una técni-
Es probable que esta relación riesgo-beneficio no ca que puede utilizarse para facilitar la aspiración de
sea tan simple. Por ejemplo, el uso de una aguja de LCR consiste en «desenroscar» el émbolo de la jerin-
27 G, no reduce la incidencia de cefalea en los pa- ga en lugar de imprimir una presión sostenida.
cientes más jóvenes si se requieren varios «pincha- Tras la inyección del anestésico local, la mesa del
zos» a través de la dura antes de identificar el flujo quirófano se colocará en la posición adecuada para
del LCR. Además, una aguja mayor, como una agu- el procedimiento quirúrgico y tipo de fármacos ad-
ja de Whitacre de 22 G, puede tener una incidencia ministrados. El abordaje de la línea media para el
de cefalea pospunción inferior si se reconoce la lo- bloqueo subaracnoideo es la técnica de elección por-
calización subaracnoidea en la primera punción. A que requiere una proyección anatómica sólo en dos
igualdad de calibres, los distintos diseños de la pun- planos sobre una región relativamente avascular.
ta de la aguja redundan en diferentes incidencias de Cuando se encuentran dificultades para la inserción
cefalea pospunción. de la aguja con este abordaje, otra opción consiste
Con el paciente en la posición adecuada, el anes- en emplear la vía paramedial, que no requiere el mis-
tesiólogo emplea la mano exploratoria para identifi- mo nivel de colaboración del paciente, ni la rever-
car claramente el espacio intervertebral y la línea sión de la lordosis lumbar. Como se ilustra en la fi-
media. Como se ilustra en la figura 48-7, la manio- gura 48-10, el abordaje paramedial aprovecha la
bra de localización se puede realizar moviendo los existencia de un espacio interlaminar más amplio al
dedos en dirección cefalocaudal y laterolateral alter- insertar la aguja ligeramente lateral a la línea media.
nativamente. Cuando se ha identificado el espacio Con este abordaje, se deberá identificar el borde cau-
intervertebral adecuado, se realiza un habón cutáneo dal de la apófisis espinosa cefálica y se provocará un
con anestésico local. A continuación, se inserta un habón cutáneo 1 cm lateral y 1 cm caudal a este pun-
introductor en el ligamento interespinoso, exacta- to. Seguidamente se empleará una aguja más larga,
mente en la línea media (v. fig. 48-7, paso 2). Des- de 4 cm y 22 G, para infiltrar los tejidos más pro-
pués, se coge el introductor con los dedos y se esta- fundos en un plano cefalomedial. A continuación se
biliza, mientras la otra mano sostiene la aguja inserta el introductor y la aguja espinales con un án-
espinal, como un dardo, como se ilustra en la figu- gulo de 10 a 15º respecto al plano sagital, en un pla-
ra 48-7, paso 3. El quinto dedo de la mano que sos- no cefalomedial, como se ilustra en la figura 48-10.
tiene la aguja se emplea como «trípode» contra la El error más frecuente con esta técnica reside en an-
espalda del paciente. El bisel de la aguja (si lo tie- gular la aguja demasiado cefálica durante la inser-
ne), deberá estar paralelo al eje longitudinal de la co- ción inicial. Una vez la aguja contacta con el hueso
lumna vertebral, y avanzaremos con lentitud para in- se redirige en sentido ligeramente cefálico. Si se en-
tensificar la sensación de los planos de tejido tra de nuevo en contacto óseo tras la redirección de
atravesados, así como para evitar la punción de las la aguja, pero a un nivel más profundo, se continúa
384 Atlas de anestesia regional
FIGURA 48-7 3
Bloqueo espinal: técnica.
Bloqueo espinal 385
Dura y aracnoides
Grasa
subcutánea L4
Ligamento
supraespinoso
Ligamento
interespinoso
Ligamento amarillo
Cola de caballo
FIGURA 48-8
Bloqueo espinal: evitar un
ángulo cefálico excesivo en
el momento de la inserción.
386 Atlas de anestesia regional
FIGURA 48-9
Bloqueo espinal: técnica
de la jeringa. Facilita
la aspiración del líquido
cefalorraquídeo.
Bloqueo espinal 387
L4
L3
L4
10-15°
FIGURA 48-10
Bloqueo espinal: técnica
paramedial.
esta redirección ya que es probable que estemos En pacientes en los que debe controlarse exacta-
avanzando la aguja por encima de la lámina hacia el mente el nivel de bloqueo espinal o en los que se es-
espacio intervertebral. Tras obtener LCR, el bloqueo pera que la operación supere la duración habitual de
se realiza de la misma manera descrita para el abor- los anestésicos, puede utilizarse un catéter espinal
daje de la línea media. continuo. Sin embargo, cuando se emplea una téc-
Una variación del abordaje paramedial es el abor- nica espinal continua, hay que ser cauto con la re-
daje lumbosacro de Taylor. La técnica se practica en petición de inyecciones de anestésicos locales si la
el interespacio L5-S1, el espacio interlaminar más altura del bloqueo no alcanza el nivel previsto. Se ha
amplio de la columna vertebral. Como se ilustra en planteado la hipótesis de que puede aparecer neuro-
la figura 48-11, el punto de inserción cutánea está toxicidad (síndrome de la cauda equina) cuando la
1 cm medial y 1 cm caudal a la espina ilíaca poste- posición del catéter espinal permite que las concen-
rosuperior ipsolateral. A través de este punto, se in- traciones de anestésicos locales alcancen niveles su-
serta una aguja espinal de 12 a 15 cm en dirección periores a los esperados.
cefalomedial. Si se encuentra hueso en la primera in- Una de las complicaciones más frecuentes de la
serción de la aguja, se redirige ésta como en el mé- anestesia espinal es la cefalea postoperatoria. Los
todo empleado para el abordaje paramedial lumbar. factores que influyen sobre la incidencia de cefalea
Una vez obtenido LCR, los pasos son similares a los pospunción son la edad (más frecuente en pacientes
previamente descritos. más jóvenes), el sexo (más posible en mujeres que
en hombres), el tamaño de la aguja (más frecuente
Problemas potenciales.••La complicación más te- con agujas de mayor calibre), la orientación del bi-
mida tras la anestesia espinal es la lesión neurológica. sel de la aguja (incremento de la incidencia cuando
Puede producirse lesión neurológica, sin embargo, si las fibras de la dura se cortan transversalmente), la
se establece la comparación entre las producidas por gestación (superior incidencia) y el número necesa-
la anestesia espinal frente a la anestesia general, es pro- rio de punciones durales para obtener LCR (mayor
bable que la incidencia tras la anestesia espinal sea, de con múltiples punciones). Quizá más importante
hecho, inferior a la incidencia tras la anestesia gene- que el conocimiento de las variables que incremen-
ral. De todos modos, esta aseveración es especulativa. tan la incidencia de cefalea pospunción dural es sa-
388 Atlas de anestesia regional
L5
Espina
SACRO ilíaca
1 cm
postero-
superior
1 cm
FIGURA 48-11
Bloqueo espinal: técnica
paramedial L5-S1 (abordaje
de Taylor).
lidad de la pared torácica más que por una reduc- aumenta sin prolongar el bloqueo motor ni retrasar
ción significativa de la capacidad inspiratoria. la micción. Ésta es una técnica especialmente útil en
Si en el postoperatorio se observa una complica- pacientes quirúrgicos ambulatorios seleccionados.
ción neurológica, es esencial obtener una consulta Otro método aplicable en pacientes ambulatorios
neurológica temprana. De esta manera, un consul- o en cualquier procedimiento en el que la duración
tor imparcial puede explorar al paciente y determi- de la cirugía sea difícil de predecir consiste en utili-
nar si el «nuevo» signo o síntoma neurológico ya es- zar una técnica espinal-epidural combinada. Para eje-
taba presente o está relacionado potencialmente con cutar esta técnica, se coloca una aguja en el espacio
la anestesia espinal. La latencia de las alteraciones epidural y seguidamente se avanza una aguja espinal
electromiográficas (EMG) asociadas a la desnerva- a través de la primera hasta el LCR. A continuación,
ción por lesión neurológica es de 14 a 21 días para se inyecta una combinación de anestésicos locales es-
las extremidades inferiores. Por tanto, con una le- pinales seleccionados en función del procedimiento
sión potencialmente relacionada con una anestesia quirúrgico. Tras retirar la aguja espinal, se inserta un
espinal, se obtendrán estudios EMG precoces para catéter en el espacio epidural. Si el procedimiento
establecer una situación basal prebloqueo y se prac- quirúrgico dura más de lo previsto, a través del caté-
ticarán en serie para el posterior seguimiento. ter epidural puede inyectarse un anestésico local ade-
También es útil considerar la adición de fentani- cuado a las necesidades quirúrgicas. Esta técnica es-
lo (15-25 μg) en lugar de adrenalina a ciertas com- pinal-epidural combinada permite la flexibilidad de
binaciones de anestésicos locales de acción corta (li- poder administrar medicación adicional si el proce-
docaína), porque la duración del bloqueo sensitivo dimiento quirúrgico se prolonga.
49
Bloqueo epidural
Bloqueo epidural 393
Lig. supraespinoso
Lig. interespinoso
Lig. amarillo
Grasa en el espacio epidural
Duramadre
Espacio subaracnoideo
Espacio subdural
Aracnoides
FIGURA 49-1
Bloqueo epidural: anatomía
transversal.
dose a tan sólo 2,0 cm en un pequeño número de ja. El decúbito lateral se emplea tanto en el caso de
casos. abordaje lumbar como torácico, mientras que la se-
En la región lumbar, el grosor del ligamento ama- destación se emplea para el lumbar, el torácico y el
rillo es de 5 a 6 mm en la línea media, mientras que cervical. Finalmente, el decúbito prono en posición
en la región torácica, el grosor es de 3 a 5 mm. En en navaja es adecuado para el acceso al espacio epi-
esta última, la profundidad desde la piel hasta el es- dural caudal.
pacio epidural depende del grado de angulación
cefálica empleado en el abordaje paramedial, así Punción con aguja: epidural lumbar. La técni-
como de la estructura corporal del paciente (fig. 49- ca para la identificación de las estructuras de la lí-
2). En la región cervical, la profundidad hasta el li- nea media es similar a la aplicada en la anestesia es-
gamento amarillo es aproximadamente la misma que pinal y se utilizarán los puntos óseos de referencia
en la región lumbar (es decir, 4-6 cm). adecuados para la localización del lugar de punción
Es importante destacar que si las agujas se inser- vertebral (fig. 49-4). Cuando se selecciona una agu-
tan en la línea media, el ligamento amarillo se per- ja para un bloqueo epidural, debe decidirse si se rea-
cibe como más grueso que si lo hacen por fuera de liza una técnica continua o de inyección única. Este
ella y entran por una extensión lateral de éste. En la es el factor determinante en la elección de la aguja.
figura 49-3 se muestra lo importante que es mante- Si se elige una técnica epidural de inyección única
ner la posición de la aguja epidural en la línea me- es adecuada una aguja de Crawford, mientras que si
dia durante las técnicas epidurales lumbares. Si se está indicada una técnica continua con catéter, se
emplea un abordaje oblicuo, puede producirse una optará por una aguja de Tuohy u otra con abertura
«falsa» pérdida de resistencia (fig. 49-3, aguja C) o lateral.
la percepción de un ligamento «delgado» (aguja B). El abordaje de la línea media está indicado cuan-
do se practica un procedimiento epidural lumbar, y
Posición. La colocación del paciente para una la aguja se inserta de la misma manera que en un
técnica epidural es similar a la empleada en el blo- bloqueo espinal. En la técnica epidural, la aguja
queo espinal; son aplicables el decúbito lateral, la se- avanza lentamente y a medida que la aguja entra en
destación y el decúbito prono en posición en nava- contacto con el ligamento amarillo se aprecia un
Bloqueo epidural 395
Espacio epidural
Apófisis Nervio espinal Médula
espinosa Lámina Duramadre espinal Vértebra torácica
Lig.
amarillo
A Superior
Médula espinal
Duramadre
Lig. amarillo
Nervio espinal
Lámina
Apófisis espinosa
FIGURA 49-2
Bloqueo epidural torácico:
el solapamiento de las
apófisis espinosas
Sección mediotorácicas requiere
B paramedial lateral una técnica paramedial.
396 Atlas de anestesia regional
A B C
Lig.
amarillo
FIGURA 49-3
Bloqueo epidural: anatomía
funcional del ligamento
amarillo.
C7
L4 S2
T7 L1
FIGURA 49-4
Anatomía neuroaxial:
relaciones de superficie.
Bloqueo epidural 397
Burbuja no
comprimida
Burbuja
comprimida
FIGURA 49-5
Aguja insertada Bloqueo epidural: técnica
en el lig. de pérdida de resistencia
amarillo que demuestra la
B compresión de la burbuja.
cambio en la resistencia de los tejidos. En este mo- su pabellón, que es «succionada» cuando se alcan-
mento, se llena una jeringa de vidrio con 2 ml de so- za el espacio epidural (fig. 49-6).
lución salina y se añade una pequeña burbuja de aire Con independencia del método utilizado, cuando
(0,25 ml). Como se aprecia en la figura 49-5, la je- se canaliza el espacio epidural con un catéter, la pro-
ringa se conecta a la aguja y si su punta está en el babilidad de éxito aumenta si se avanza la aguja de
ligamento amarillo, la burbuja es compresible, como 1 a 2 mm más una vez se ha identificado el espacio.
se señala en la figura 49-5B. Si el ligamento amari- La incidencia de administración intravenosa acci-
llo aún no ha sido alcanzado, la presión sobre el ém- dental puede reducirse inyectando de 5 a 10 ml de
bolo de la jeringa no comprime la burbuja de aire (v. solución antes de la canalización. Al insertar un
fig. 49-5A). Una vez se ha obtenido la compresión catéter, se avanzará únicamente de 2 a 3 cm en el es-
de la burbuja, se coge la aguja con la mano no do- pacio epidural porque la introducción de una longi-
minante y se avanza hacia el espacio epidural mien- tud superior puede aumentar la probabilidad de
tras el pulgar de la mano dominante aplica una pre- mala colocación. Las pacientes obstétricas requieren
sión constante sobre el émbolo, con lo que se la inserción de catéteres de 3 a 5 cm en el espacio
comprime la burbuja. Al penetrar el espacio epidu- epidural para minimizar el desplazamiento durante
ral, la presión aplicada al émbolo permite que la so- la analgesia del parto.
lución fluya sin resistencia.
Una técnica alternativa, aunque con una valora- Punción con aguja: epidural torácica. Como en
ción menos exacta, es la identificación de la entrada el bloqueo epidural lumbar, los pacientes se colocan
en el espacio epidural por «la gota suspendida». Con en decúbito lateral para la inserción de la aguja en
esta técnica, cuando la aguja está colocada en el li- el espacio epidural torácico (fig. 49-7). Se prefiere el
gamento amarillo, se aplica una gota de solución en abordaje paramedial porque permite un acceso más
398 Atlas de anestesia regional
Lig.
amarillo
SOLUCIÓN
Lig.
amarillo S
O
L
U
C
I
Ó
N
FIGURA 49-6
Bloqueo epidural: técnica
de la gota suspendida.
fácil al espacio epidural, ya que las apófisis espino- y T1) se identifican con el cuello en flexión. Los de-
sas de la región mediotorácica se solapan recíproca- dos segundo (índice) y tercero de la mano domi-
mente siguiendo una dirección de cefálica a caudal nante se colocan uno a cada lado del espacio entre
(fig. 49-8). El abordaje paramedial se efectúa de ma- C7 y T1 y la aguja epidural se inserta en un plano
nera similar al empleado para la región lumbar, aun- aproximadamente paralelo al suelo (o paralelo al eje
que prácticamente en todos los casos la inserción longitudinal de las apófisis espinosas vertebrales cer-
inicial de la aguja contacta con las láminas de las vér- vicales) (fig. 49-12). El contacto de la aguja con el
tebras torácicas (fig. 49-9). Cuando esto ocurre, se ligamento amarillo se aprecia a una profundidad si-
retira ligeramente y se redirige la punta en sentido milar a la observada en el bloqueo epidural lumbar
cefálico hasta que se asienta con firmeza en el li- (3,5-5,5 cm). La introducción de la aguja se realiza
gamento amarillo. En este momento, se aplica una con la misma técnica de pérdida de resistencia em-
técnica de pérdida de resistencia y de inserción del pleada en los anteriores abordajes. De nuevo, el mé-
catéter de manera idéntica a la empleada para el blo- todo de la gota suspendida es una opción para iden-
queo epidural lumbar. El método de la gota suspen- tificar el espacio epidural.
dida es una alternativa para la identificación del es-
pacio epidural torácico, aunque la primera elección Problemas potenciales. Una de las complica-
es la técnica de Bromage (fig. 49-10). ciones más temidas es la toxicidad sistémica resul-
tante de la inyección intravenosa del anestésico (fig.
Punción con aguja: epidural cervical. Para la 49-13), que puede ocurrir tanto con el catéter como
técnica epidural cervical, el paciente se colocará en con la inyección de la aguja. Para evitarla es nece-
sedestación con la cabeza inclinada hacia delante y sario administrar una dosis de prueba antes de la in-
apoyada sobre una mesa (fig. 49-11). La compara- yección epidural. La recomendación actual estable-
ción del bloqueo epidural cervical y lumbar de- ce el uso de 3 ml de una solución de anestésico local
muestra muchas similitudes. Las apófisis espinosas que contenga adrenalina 1:200.000 (15 μg de adre-
de las vértebras cervicales están prácticamente per- nalina). A pesar de que la prueba sea negativa, la do-
pendiculares al eje longitudinal de la columna ver- sis se administrará gradualmente y se dispondrá del
tebral; por tanto, es aplicable una técnica de línea equipo y fármacos necesarios para el tratamiento de
media. Las apófisis espinosas más prominentes (C7 la toxicidad sistémica.
Bloqueo epidural 399
A Posterior
Ligamentos
amarillos FIGURA 49-7
Anatomía del bloqueo
epidural torácico. Columna
Láminas
vertebral mediotorácica.
A) Proyección
posteroanterior.
B) Proyección oblicua.
C) Proyección lateral.
D) Proyección lateral tras
la eliminación del arco
vertebral derecho.
E) Paciente en decúbito
Proyección lateral derecha, arco lateral izquierdo para
C Lateral D vertebral parcialmente seccionado anestesia epidural torácica.
400 Atlas de anestesia regional
Médula espinal
Duramadre
Lig.
amarillo
Nervio
espinal
Lámina
Apófisis
espinosa
B Sección paramedial
Cuerpo vertebral
Superior
Escotadura
Inferior vertebral
6 Apófisis articular
6 superior
Apófisis transversa
(faceta costal)
8
8 Apófisis articular
inferior
9 Apófisis espinosa
9
Lateral
FIGURA 49-8
A, B) Anatomía vertebral
torácica. El grado de
solapamiento de las apófisis A
espinosas varía a lo largo Oblicua-torácica
de la región torácica
superior, media e inferior. Ligamentos amarillos
Bloqueo epidural 401
Lig.
amarillo
Láminas
1 cm
1 cm
1 cm
C7
FIGURA 49-10
Técnica del bloqueo
epidural torácico. Se emplea
la sujeción de Bromage
para un bloqueo torácico
por pérdida de resistencia.
Bloqueo epidural 403
FIGURA 49-11
Anatomía epidural cervical.
A) Paciente en sedestación
Plano de la sección con la cabeza apoyada sobre
transversal la mesa; plano vertebral
transversal. B) Proyección
posterior. C) Sección
vertebral transversal
a la altura de C7-T1.
A Sección sagital
C7
T1
T1
Duramadre
Lig.
amarillo
C Sección transversal
404 Atlas de anestesia regional
C7
T1
Punto de entrada
A T1
Duramadre
Lig.
amarillo
C
Aguja en la línea media
(inferior a C7)
Línea media
C7
T1
Punto de entrada
Espacio entre
C7 y T1
Línea
media C7 T1
D
FIGURA 49-12
Técnica epidural cervical. A) Paciente en sedestación con la cabeza apoyada sobre
la mesa, con la aguja paralela al suelo. B) Se aplican los dedos a la región cervical
posterior para facilitar el bloqueo epidural cervical. C) Inserción de la aguja en el
ligamento amarillo. D) Inserción de la aguja durante la palpación. E) Durante el
avance de la aguja se emplea la sujeción de Bromage.
Bloqueo epidural 405
Septal
Foraminal
Subaracnoideo
Subdural
IV
Septo
Solución
FIGURA 49-13
Bloqueo epidural: anatomía
transversal. Posibles
complicaciones.
Marca
de 15 cm
Marca
de 15 cm
FIGURA 49-14 A B
Bloqueo epidural: técnica
de medición del catéter.
administración intermitente. Hoy día se recomienda catéteres epidurales puede verse dificultado por la
que no se efectúe ningún procedimiento, incluida la presencia de una banda de tejido conjuntivo a ni-
retirada o la manipulación de un catéter epidural, en vel dorsomedial (septo epidural o almohadilla de
el plazo de 12 h tras una dosis de HBPM y la si- grasa).
guiente dosis de HBPM se retrasará al menos 2 h tras Otro medio para facilitar el éxito del bloqueo epi-
la realización de cualquier técnica epidural atraumá- dural es dejar que transcurra el tiempo suficiente an-
tica tanto de manipulación como de inserción de tes del inicio del procedimiento quirúrgico. El blo-
catéter o aguja. queo puede efectuarse en una sala de inducción
Como sucede tras un bloqueo espinal, puede apa- separada del quirófano. El anestesiólogo debe cono-
recer cefalea pospunción después de una anestesia cer el efecto meseta en las dosis de anestésicos loca-
epidural al realizar una punción subaracnoidea ac- les epidurales. Es decir, una vez que se ha adminis-
cidental. Si se emplean agujas de mayor calibre (18 y trado una cantidad de anestésico local, una mayor
19 G) cabe esperar que al menos el 50% de pacien- cantidad de éste no aumentará la altura del bloqueo
tes que han sufrido una punción subaracnoidea ac- sino que lo intensificará.
cidental presenten cefalea postoperatoria. Una apreciación sobre la anestesia epidural a
través de catéter consiste en la falacia según la cual,
mediante la administración de dosis fraccionadas,
CONSEJOS PRÁCTICOS puede obtenerse lentamente el nivel de anestesia
sensitiva, lo que permite que pacientes críticos pue-
Si pueden evitarse los catéteres durante el bloqueo dan someterse a anestesia epidural. Este concepto
epidural (es decir, seleccionando un anestésico lo- está basado en una premisa errónea, ya que habi-
cal apropiado), también se elimina una fuente de tualmente el anestesiólogo no deja pasar el tiempo
dificultades técnicas. Los catéteres epidurales pue- suficiente entre inyecciones por la dinámica del
den presentar distintas posiciones erróneas. Si se quirófano; se inyectan pequeñas dosis a través del
inserta un catéter demasiado lejos en el espacio epi- catéter, pero no se permite que pase el tiempo sufi-
dural, puede salir a través de los agujeros de con- ciente antes de llevar a cabo la siguiente inyección
junción, con lo que se produce un bloqueo epidu- incremental. Además, esta técnica retrasa la prepa-
ral segmentario. Éste puede situarse en el espacio ración del paciente para la operación de modo in-
subdural o subaracnoideo o en una vena epidural. necesario y reduce su aceptación por parte de los ci-
Del mismo modo, en algunos pacientes el uso de rujanos y el personal de enfermería.
Bloqueo epidural 407
Los catéteres epidurales están especialmente indi- to conocido en el dedo o la jeringa. Como aparece
cados en algunas situaciones, como por ejemplo en en la figura 49-14A, la marca de 15 cm está frente al
la analgesia postoperatoria. Éstos poseen marcas émbolo de la jeringa o al nudillo del anestesiólogo.
para mantener la posición precisa una vez retirada la Una vez se ha registrado esta relación, se retira la
aguja. Puesto que muchas agujas epidurales carecen aguja mientras se mantiene la posición del catéter. El
de marcas de distancia, se requiere una técnica es- objeto de medición seguidamente se coloca al lado
pecial para mantener la posición del catéter mientras del catéter (como se señala en la fig. 49-14B) y se re-
se retira la aguja. La figura 49-14 es un ejemplo de tira el mismo hasta el punto en que el marcador de
ello. Se selecciona un objeto de longitud conocida, distancia del catéter se relacione con el punto iden-
como una jeringa o el dedo del anestesiólogo y se co- tificado previamente. En este ejemplo, la marca de
loca al lado del conjunto de catéter y aguja después 15 cm del catéter se coloca frente al émbolo de la je-
de que el catéter se ha insertado 3 cm en el espacio ringa o el nudillo del anestesiólogo. Con esta técni-
epidural. Puesto que el catéter está marcado, puede ca, el catéter epidural puede colocarse con precisión
relacionarse un punto conocido en éste con un pun- sin la necesidad de una aguja marcada o una regla.
50
Bloqueo caudal
Bloqueo caudal 411
FIGURA 50-1
Bloqueo caudal: anatomía
de superficie.
Hiato
sacro
Espinas ilíacas
posterosuperiores
L5
412 Atlas de anestesia regional
to sacro se encuentra una membrana viscoelástica clínicamente práctica. Para maximizar la identifi-
que es el homólogo funcional del ligamento amari- cación del hiato sacro en decúbito prono, se si-
llo. El sacro es claramente diferente en hombres y tuarán las piernas en abducción en un ángulo de
en mujeres. En los hombres, la cavidad del sacro 20º, con los pies rotados internamente y con los ta-
presenta una curva continua desde S1 hasta S5, lones hacia fuera, lo que contribuye a relajar los
mientras que en las mujeres el sacro es bastante pla- músculos glúteos (fig. 50-5).
no desde S1 a S3, con una curva más pronunciada
en la región S4-5 (fig. 50-3). Punción con aguja. Como sucede con la anes-
tesia epidural lumbar, la anestesia caudal puede rea-
Posición. El bloqueo caudal puede efectuarse lizarse en forma de inyección única o empleando
en decúbito lateral o prono. En opinión del autor, una técnica con catéter. Si se decide practicar un blo-
la posición más adecuada en adultos es el decúbi- queo caudal con inyección única, es aceptable cual-
to prono con una almohada bajo el abdomen infe- quier aguja de longitud suficiente para alcanzar el
rior. En esta posición, los pacientes pueden sedar- canal caudal. En adultos, se recomienda una aguja
se para que el bloqueo sea cómodo y la línea media al menos de 22 G, ya que el calibre debe permitir la
se identifica con mayor facilidad que en decúbito inyección de la solución con la velocidad adecuada
lateral. Como se ilustra en la figura 50-4, la anes- para poder detectar un error en la infusión del
tesia caudal pediátrica se efectúa frecuentemente anestésico local. Si se emplea un catéter, la aguja
con el niño en decúbito lateral. Puesto que la ma- debe ser de suficiente calibre para permitir su paso.
yoría de bloqueos caudales pediátricos se practican Como se ilustra en la figura 50-6, tras la identifica-
tras la inducción con anestesia general, el decúbi- ción del hiato sacro, los dedos índice y medio de la
to lateral es prácticamente obligatorio. La identifi- mano exploratoria se colocan sobre el asta sacra y se
cación de la línea media y la práctica del bloqueo inserta la aguja caudal en un ángulo aproximada-
son menos complicadas en el paciente pediátrico, mente de 45º respecto al sacro. Conforme se avanza
lo que convierte al decúbito lateral en una posición la aguja, el anestesiólogo percibe una reducción de
FIGURA 50-2
Bloqueo caudal: anatomía
de superficie para la
localización del hiato sacro.
Hiato
sacro
Espinas ilíacas
posterosuperiores
L5
Bloqueo caudal 413
Curva Obsérvese
continua la línea
recta S1-S3
HOMBRE MUJER
S1 más S1
ancha
FIGURA 50-3
Bloqueo caudal: relación
de la anatomía sacra
en función del sexo.
Asta
sacra
FIGURA 50-4
Bloqueo caudal: posición
pediátrica.
414 Atlas de anestesia regional
Almohada
20°
FIGURA 50-5
Bloqueo caudal: posición
en decúbito prono. EL PRIMER DEDO DE AMBOS PIES APUNTANDO HACIA DENTRO
la resistencia a medida que ésta penetra en el canal termina aproximadamente a nivel de S2; por tanto,
caudal. A continuación se sigue avanzando la aguja a menos que la aguja se inserte en profundidad en
hasta que entra en contacto con la cara dorsal de la el canal caudal, la punción subaracnoidea es im-
placa ventral del sacro. Se retira ligeramente la agu- probable. En niños, el saco dural está situado más
ja y se redirige de modo que disminuya el ángulo de distalmente en el canal caudal, un hecho que debe
inserción respecto a la superficie cutánea. En los considerarse al efectuar la anestesia caudal pediá-
hombres, este ángulo es casi paralelo con el plano trica.
de la mesa, mientras que en las mujeres es necesa- Quizá el problema más frecuente es el bloqueo
rio un ángulo ligeramente más agudo. inefectivo resultante de la considerable variación
Durante la redirección de la aguja y tras apreciar anatómica del hiato sacro. Si los anestesiólogos no
la pérdida de resistencia, avanzamos la aguja apro- están familiarizados con la técnica caudal y la agu-
ximadamente 1 a 1,5 cm en el canal caudal. Un ma- ja pasa anterior a la placa ventral del sacro, es po-
yor avance aumentaría la probabilidad de punción sible la punción rectal (o durante la anestesia
dural y de canulación intravascular accidental. An- obstétrica, de partes fetales). Como se ilustra en la
tes de inyectar una dosis terapéutica de anestésico figura 50-7, el área que circunda el hiato sacro pue-
local, se aspirará y administrará una dosis de prue- de imaginarse como un posible «círculo de erro-
ba para poder apreciar la entrada accidental en una res». El médico puede enfrentarse a un hiato en
vena o en el espacio subaracnoideo. forma de hendidura que no permite una fácil in-
serción de la aguja; también puede estar más cefá-
Problemas potenciales. La anestesia caudal se lico de lo previsto o, de hecho, estar cerrado.
asocia a la mayoría de las complicaciones que acom- Además, puede encontrarse una pérdida de resis-
pañan a la anestesia epidural lumbar, aunque hay tencia al insertar la aguja en uno de los agujeros
ciertas diferencias. La frecuencia de toxicidad por sacros y pensar que está ubicada en el hiato sacro.
anestésicos locales tras este bloqueo parece ser su- En la proyección lateral, es obvio que la aguja pue-
perior a la del bloqueo epidural lumbar. Otra dife- de dirigirse erróneamente a localizaciones sub-
rencia radica en que la incidencia de punción sub- cutáneas o periósticas, así como a la médula ósea
aracnoidea es extremadamente baja. El saco dural del hueso sacro.
Bloqueo caudal 415
Hiato
sacro
Asta
sacra
1
Hiato
sacro
cro
al sa
Can 2
HOMBRE 1
Hiato
sacro 2
15
o
sacr
nal
Ca
CÍRCULO DE ERRORES
Hiato en
forma de
hendidura
Alto
Cerrado
Subperióstico
Agujero
Asta
Subcutáneo Interóseos
FIGURA 50-7
Bloqueo caudal: círculo
de errores.
Onda de presión
transforaminal aceptable
FIGURA 50-8
Bloqueo caudal: técnica
de palpación.
Bloqueo caudal 417
Lavoie J, Martin R, Tetrault JP, Cote DJ, Colas MJ: Axillary ple- Bloqueos de la extremidad inferior
xus block using a peripheral nerve stimulator: single or mul- Beck GP: Anterior approach to sciatic nerve block. Anesthesio-
tiple injections. Can J Anaesth 1992;39:583–6. logy 1963;24:222–4.
Lillie PE, Glynn CJ, Fenwick DG: Site of action of intravenous Borgeat A, Blumenthal S, Karovic D, Delbos A, Vienne P: Clini-
regional anesthesia. Anesthesiology 1984;61:507–10. cal evaluation of a modified posterior anatomical approach
Moore DC: Regional Block, 4th ed. Charles C Thomas, Spring- to performing the popliteal block. Reg Anesth Pain Med
field, IL, 1965. 2004;29:290–6.
Neal JM, Hebl JR, Gerancher JC, Hogan QH. Brachial plexus Bridenbaugh PO: The lower extremity: somatic block. In Cousins
anesthesia: essentials of our current understanding. Reg M, Bridenbaugh PO (eds): Neural Blockade, 2nd ed. Lippin-
Anesth Pain Med 2002;27:402–28. Erratum in Reg Anesth cott, Philadelphia, 1988, pp 417–42.
Pain Med 2002;27:625. Brown TCK, Dickens DRV: A new approach to lateral cutaneous
Partridge BL, Katz J, Benirschke K: Functional anatomy of the nerve of thigh block. Anaesth Intensive Care 1986;14:
brachial plexus sheath: implications for anesthesia. Anesthe- 126–7.
siology 1987;66:743–7. Capdevila X, Biboulet P, Morau D, Bernard N, Deschodt J, Lopez
Pere P, Pitkanen M, Tuominen M, Edgren J, Rosenberg PH: Cli- S, d’Athis F: Continuous three-in-one block for postoperative
nical and radiologic comparison of perivascular and transar- pain after lower limb orthopedic surgery: where do the cat-
terial techniques of axillary brachial plexus block. Br J Ana- heters go? Anesth Analg 2002;94:1001–6.
esth 1993;70:276–9. Capdevila X, Macaire P, Dadure C, Choquet O, Biboulet P, Ryck-
Perlas A, Chan VW, Simons M: Brachial plexus examination and waert Y, D’Athis F: Continuous psoas compartment block for
localization using ultrasound and electrical stimulation: a vo- postoperative analgesia after total hip arthroplasty: new land-
lunteer study. Anesthesiology 2003;99:429–35. marks, technical guidelines, and clinical evaluation. Anesth
Peterson DO: Shoulder block anesthesia for shoulder reconstruc- Analg 2002;94:1606–13.
tion surgery. Anesth Analg 1985;64:373–5. Chayen D, Nathan H, Clayen M: The psoas compartment block.
Sharrock NE, Bruce G: An improved technique for locating the Anesthesiology 1976;45:95–9.
interscalene goove. Anesthesiology 1976;44:431–3. Dalens B, Tanguy A, Vanneuville G: Lumbar plexus blocks
Sukhani R, Garcia CJ, Munhall RJ, Winnie AP, Rodvold KA: Li- and lumbar plexus nerve blocks (letter). Anesth Analg
docaine distribution following intravenous regional anesthe- 1989;69:850–7.
sia with different tourniquet inflation techniques. Anesth Dalens B, Tanguy A, Vanneuville G: Lumbar plexus block in chil-
Analg 1989;68:633–7. dren: a comparison of two procedures in 50 patients. Anesth
Thompson GE, Rorie DK: Functional anatomy of the brachial ple- Analg 1988;67:750–8.
xus sheaths. Anesthesiology 1983;59:117–22. Dalens B, Tanguy A, Vanneuville G: Sciatic nerve block in
Vester-Andersen T, Christiansen C, Hansen A, Sorensen M, Meis- children: comparison of the posterior, anterior, and lateral
ler C: Interscalene brachial plexus block: area of analgesia, approaches in 180 pediatric patients. Anesth Analg 1990;70:
complications and blood concentrations of local anesthetics. 131–7.
Acta Anaesth Scand 1981;25:81–4. Hopkins PM, Ellis FR, Halsall PJ: Evaluation of local anaesthetic
Vester-Andersen T, Christiansen C, Sorensen M, Eriksen C: Peri- blockade of the lateral femoral cutaneous nerve. Anaesthesia
vascular axillary block. I. Blockade following 40•ml 1% mepi- 1991;46:95–6.
vacaine with adrenaline. Acta Anaesth Scand 1982;26:519–23. Ilfeld BM, Morey TE, Wang RD, Enneking FK: Continuous po-
Vester-Andersen T, Christiansen C, Sorensen M, Kaalund-Jergen- pliteal sciatic nerve block for postoperative pain control
sen H, Saugbjerg P, Schultz-Moller K: Perivascular axillary at home: a randomized, double-blinded, placebo-controlled
block. II. Influence of volume of local anaesthetic on neural study. Anesthesiology 2002;97:959–65.
blockade. Acta Anaesth Scand 1983;27:95–8. Labat G: Regional Anesthesia: Its Technique and Clinical Appli-
Vester-Andersen T, Eriksen C, Christiansen C: Perivascular cation. Saunders, Philadelphia, 1923.
axillary block. III. Blockade following 40•ml of 0.5%, 1% or McLeod DH, Wong DHW, Claridge RJ: Lateral popliteal sciatic
1.5% mepivacaine with adrenaline. Acta Anaesth Scand nerve block compared with subcutaneous infiltration for
1984;28:95–8. analgesia following foot surgery. Can J Anaesth 1994;41:
Vester-Andersen T, Husum B, Lindeburg T, Borrits L, Gothgen I: 673–6.
Perivascular axillary block. IV. Blockade following 40, 50 or McNicol LR: Sciatic nerve block for children: anterior approach
60•ml of mepivacaine 1% with adrenaline. Acta Anaesth Scand for postoperative pain relief. Anaesthesia 1985;40:410–4.
1984;28:99–105. Moore DC: Regional Block, 4th ed. Charles C Thomas, Spring-
Vester-Andersen T, Husum B, Lindeburg T, Borrits L, Gothgen I: field, IL, 1965.
Perivascular axillary block. V. Blockade following 60•ml of Neal JM: Assessment of lower extremity nerve block: reprise of
mepivacaine 1% injected as a bolus or as 30 + 30•ml with a the four P’s acronym. Reg Anesth Pain Med 2002;27:618–20.
20-min interval. Acta Anaesth Scand 1984;28:612–6. Parkinson SK, Mueller JB, Little WL, Bailey SL: Extent of bloc-
Vester-Andersen T, Husum B, Zaric D, Eriksen C: Perivascular kade with various approaches to the lumbar plexus. Anesth
axillary block. VII. The effect of a supplementary dose of 20 Analg 1989;68:243–8.
ml mepivacaine 1% with adrenaline to patients with incom- Rorie DK, Byer DE, Nelson DO, Sittipong R, Johnson KA: As-
plete sensory blockade. Acta Anaesth Scand 1986;30:231–4. sessment of block of the sciatic nerve in the popliteal fossa.
Wehling MJ, Koorn R, Leddell C, Boezaart AP: Electrical nerve Anesth Analg 1980;59:371–6.
stimulation using a stimulating catheter: what is the lower li- Schurman DJ: Ankle-block anesthesia for foot surgery. Anesthe-
mit? Reg Anesth Pain Med 2004;29:230–3. siology 1976;44:348–52.
Williams SR, Chouinard P, Arcand G, Harris P, Ruel M, Boudre- Sinha A, Chan VW: Ultrasound imaging for popliteal sciatic ner-
ault D, Girard F: Ultrasound guidance speeds execution and ve block. Reg Anesth Pain Med 2004;29:130–4.
improves the quality of supraclavicular block. Anesth Analg Vloka JD, Hadzic A, April E, Thys DM: Anterior approach to the
2003;97:1518–23. sciatic nerve block: the effects of leg rotation. Anesth Analg
Winnie AP: Plexus Anesthesia, Vol I: Perivascular Techniques of 2001;92:460–2.
Brachial Plexus Block. Saunders, Philadelphia, 1983. Vloka JD, Hadzic A, April E, Thys DM: The division of the scia-
Winnie AP: Interscalene brachial plexus block. Anesth Analg tic nerve in the popliteal fossa: anatomical implications for
1970;49:455–66. popliteal nerve blockade. Anesth Analg 2001;92:215–7.
Bibliografía 423
Winnie AP, Ramamurthy S, Durrani Z: The inguinal paravascular Boezaart AP, De Beer JF, Nell ML: Early experience with conti-
technic of lumbar plexus anesthesia: the “3-in-1” block. nuous cervical paravertebral block using a stimulating cathe-
Anesth Analg 1973;52:989–96. ter. Reg Anesth Pain Med 2003;28:406–13.
Zaric D, Boysen K, Christiansen J, Haastrup U, Kofoed H, Rawal Boezaart AP, Koorn R, Rosenquist RW: Paravertebral approach to
N: Continuous popliteal sciatic nerve block for outpatient the brachial plexus: an anatomic improvement in technique.
foot surgery—a randomized, controlled trial. Acta Anaesthe- Reg Anesth Pain Med 2003;28:241–4.
siol Scand 2004;48:337–41. Bugedo GJ, Carcamo CR, Mertens RA, Dagino JA, Munoz HR:
Preoperative percutaneous ilioinguinal and iliohypogastric
nerve block with 0.5% bupivacaine for post-herniorrhaphy
pain management in adults. Reg Anaesth 1990;15:130–3.
Bloqueos de la cabeza y el cuello Capdevila X, Macaire P, Dadure C, Choquet O, Biboulet P, Ryck-
Anthony M: Headache and the greater occipital nerve. Clin Neu- waert Y, D’Athis F: Continuous psoas compartment block for
rol Neurosurg 1992;94:297–301. postoperative analgesia after total hip arthroplasty: new land-
Barton S, Williams JD: Glossopharyngeal nerve block. Arch Oto- marks, technical guidelines, and clinical evaluation. Anesth
laryngol 1971;93:186–188. Analg 2002;94:1606–13.
Bedder MD, Lindsay DL: Glossopharyngeal nerve block using ul- Conacher ID: Resin injection of thoracic paravertebral spaces. Br
trasound guidance: a case report of a new technique. Reg Ana- J Anaesth 1988;61:657–61.
esth 1989;14:304–7. Covino BG: Interpleural regional anesthesia (editorial). Anesth
Bovim G, Sand T: Cervicogenic headache, migraine without Analg 1987;67:427–9.
aura and tension-type headache: diagnostic blockade of grea- Crossley AWA, Hosie HE: Radiographic study of intercostal ner-
ter occipital and supra-orbital nerves. Pain 1992;51:43–8. ve blockade in healthy volunteers. Br J Anaesth 1987;
Eriksson E (ed): Illustrated Handbook in Local Anaesthesia, 2nd 59:149–54.
ed. Saunders, Philadelphia, 1980. Karmakar MK: Thoracic paravertebral block. Anesthesiology.
Feitl ME, Krupin T: Neural blockade for ophthalmologic surgery. 2001;95:771–80.
In Cousins M, Bridenbaugh PO (eds): Neural Blockade, 2nd Karmakar MK, Critchley LA, Ho AM, Gin T, Lee TW, Yim AP:
ed. Lippincott, Philadelphia, 1988, pp 577–92. Continuous thoracic paravertebral infusion of bupivacaine for
Gotta AW, Sullivan CA: Anaesthesia of the upper airway using to- pain management in patients with multiple fractured ribs.
pical anaesthetic and superior laryngeal nerve block. Br J Ana- Chest 2003;123:424–31.
esth 1981;53:1055–7. Katz J, Renck H: Handbook of Thoraco-Abdominal Nerve Block.
Guntamukkala M, Hardy PAJ: Spread of injectate after stellate Grune & Stratton, Orlando, 1987.
ganglion block in man: an anatomical study. Br J Anaesth Klein SM, Bergh A, Steele SM, Georgiade GS, Greengrass RA:
1991;66:643–4. Thoracic paravertebral block for breast surgery. Anesth Analg
Hamilton RC: Techniques of orbital regional anaesthesia. Br J 2000;90:1402–5.
Anaesth 1995;75:88–92. Klein SM, Greengrass RA, Weltz C, Warner DS: Paravertebral so-
Hogan QH, Erickson SJ, Abram SE: Computerized tomography- matic nerve block for outpatient inguinal herniorrhaphy: an
guided stellate ganglion blockade. Anesthesiology 1992;77: expanded case report of 22 patients. Reg Anesth Pain Med
596–9. 1998;23:306–10.
Johnson RW: Anatomy for ophthalmic anaesthesia. Br J Anaesth Magee DJ: Orthopedic Physical Assessment. Saunders, Philadelp-
1995;75:80–7. hia, 1992, pp 319–23.
Kroll DA, Knight PR, Mullin V: Electrocardiographic changes Moore DC: Intercostal nerve block: spread of India ink injected
in patients with stellate ganglion blockade. Reg Anaesth to the rib’s costal groove. Br J Anaesth 1981;53:325–9.
1982;7:157–9. Moore DC, Bush WH, Scurlock JE: Intercostal nerve block: a ro-
Macintosh RR, Ostlere M: Local Analgesia: Head and Neck. E & entgenographic anatomic study of technique and absorption
S Livingstone, Edinburgh, 1955. in humans. Anesth Analg 1979;59:815–25.
Moore DC: Stellate Ganglion Block. Charles C Thomas, Spring- Mulroy MF: Intercostal block at the mid-axillary line. Reg Ana-
field, IL, 1954. esth 1985;10:A39.
Murphy TM: Somatic blockade of head and neck. In Cousins M, Murphy DF: Interpleural analgesia. Br J Anaesth 1993;71:426–
Bridenbaugh PO (eds): Neural Blockade, 2nd ed. Lippincott, 34.
Philadelphia, 1988, pp 533–58. Naja MZ, Ziade MF, El Rajab M, El Tayara K, Lonnqvist PA: Var-
Slappendel R, Thijssen HOM, Crul BJP, Merx JL: The stellate ying anatomical injection points within the thoracic paraver-
ganglion in magnetic resonance imaging: a quantification of tebral space: effect on spread of solution and nerve blockade.
anatomic variability. Anesthesiology 1995;83:424–6. Anaesthesia 2004;59:459–63.
Wang BC, Bogart B, Hillman DE, Turndorf H: Subarachnoid in- Richardson J, Sabanathan S: Thoracic paravertebral analgesia.
jection—a potential complication of retrobulbar block. Anest- Acta Anaesth Scand 1995;39:1005–15.
hesiology 1989;71:845–7. Richardson J, Sabanathan S, Jones J, Shah RD, Cheema S, Mearns
Winnie AP, Ramamuthy S, Durrani Z, Radonjic R: Interscalene AJ: A prospective, randomized comparison of preoperative
cervical plexus block: a single injection technique. Anesth and continuous balanced epidural or paravertebral bupiva-
Analg 1975;54:370–5. caine on post-thoracotomy pain, pulmonary function and
Wong DHW: Regional anaesthesia for intraocular surgery. Can J stress responses. Br J Anaesth 1999;83:387–92.
Anaesth 1993;40:635–57. Rocco A, Reiestad F, Gudman J, McKay W: Intrapleural adminis-
tration of local anesthetics for pain relief in patients with mul-
tiple rib fractures. Reg Anaesth 1987;12:10–4.
Bloqueos del tronco Stromskag KE, Hauge O, Steen PA: Distribution of local anesthe-
Amid PK, Shulman AG, Lichtenstein IL: Local anesthesia for in- tics injected into the interpleural space, studied by
guinal hernia repair: step-by-step procedure. Ann Surg computerized tomography. Acta Anaesth Scand 1990;34:
1994;220:735–7. 323–6.
Ben-David B, Lee E: The falling column: a new technique Thompson GE, Brown DL: The common nerve blocks. In Nunn
for interpleural catheter placement (letter). Anesth Analg JF, Utting JE, Brown BR (eds): General Anaesthesia, 5th ed.
1990;71:212. Butterworth, London, 1989, pp 1049–85.
424 Bibliografía
Thompson GE, Moore DC: Celiac plexus, intercostal, and minor Hassenbusch S, Burchiel K, Coffey RJ, Cousins MJ, Deer T, Hahn
peripheral blockade. In Cousins M, Bridenbaugh PO (eds): MB, Pen SD, Follett KA, Krames E, Rogers JN, Sagher O, Sta-
Neural Blockade, 2nd ed. Lippincott, Philadelphia, 1988, pp ats PS, Wallace M, Willis KD: Management of intrathecal cat-
503–32. heter-tip inflammatory masses: a consensus statement. Pain
Tverskoy M, Cozacov C, Ayache M, Bradely EL, Kissin I: Posto- Med 2002;3:313–23.
perative pain after inguinal herniorrhaphy with different ty- Hassenbusch SJ, Portenoy RK, Cousins M, Buchser E, Deer TR,
pes of anesthesia. Anesth Analg 1990;70:29–35. Du Pen SL, Eisenach J, Follett KA, Hildebrand KR, Krames
Weltz CR, Greengrass RA, Lyerly HK: Ambulatory surgical ma- ES, Levy RM, Palmer PP, Rathmell JP, Rauck RL, Staats PS, Ste-
nagement of breast carcinoma using paravertebral block. Ann arns L, Willis KD: Polyanalgesic Consensus Conference 2003:
Surg 1995;222:19–26. an update on the management of pain by intraspinal drug de-
livery—report of an expert panel. J Pain Symptom Manage
2004;27:540–63.
Dolor crónico y dolor oncológico Houten JK, Errico TJ: Paraplegia after lumbosacral nerve root
Artuso JD, Stevens RA, Lineberry PJ: Postdural puncture heada- block: report of three cases. Spine J 2002;2:70–5.
che after lumbar sympathetic block: a report of two cases. Reg Ischia S, Luzzani A, Ischia A, Faggion S: A new approach to neu-
Anesth 1991;16:288–91. rolytic block of the coeliac plexus: the transaortic technique.
Augustinsson LE: Spinal cord stimulation in peripheral vascular Pain 1983;16:333–41.
disease and angina pectoris. J Neurosurg Sci 2003;47(Suppl Karppinen J, Malmivaara A, Kurunlahti M, Kyllonen E, Pienima-
1):37–40. ki T, Nieminen P, Ohinmaa A, Tervonen O, Vanharanta H: Pe-
Baker R, Dreyfuss P, Mercer S, Bogduk N: Cervical transforami- riradicular infiltration for sciatica: a randomized controlled
nal injection of corticosteroids into a radicular artery: a trial. Spine 2001;26:1059–67.
possible mechanism for spinal cord injury. Pain 2002;103: Kemler MA, De Vet HC, Barendse GA, Van Den Wildenberg FA,
211–5. Van Kleef M: The effect of spinal cord stimulation in patients
Botwin KP, Gruber RD, Bouchlas CG, Torres-Ramos FM, Sanelli with chronic reflex sympathetic dystrophy: two years’
JT, Freeman ED, Slaten WK, Rao S: Fluoroscopically guided follow-up of the randomized controlled trial. Ann Neurol
lumbar transforaminal epidural steroid injections in degene- 2004;55:13–8.
rative lumbar stenosis: an outcome study. Am J Phys Med Re- Lutz G, Vad V, Wisneski R: Fluoroscopic transforaminal lumbar
habil 2002;81:898–905. epidural steroids: an outcome study. Arch Phys Med Rehabil
Brown DL: Neurolytic celiac plexus block in your practice. In 1998;79:1362–6.
Brown DL (ed): Regional Anesthesia at Virginia Mason Medi- Moore DC, Bush WH, Burnett LL: Celiac plexus block: a roent-
cal Center: A Clinical Perspective. Problems in Anesthesia, genographic anatomic study of technique and spread of so-
Vol 1. Lippincott, Philadelphia, 1987, pp 612–21. lution in patients and corpses. Anesth Analg 1981;60:369–79.
Brown DL, Rorie DK: Altered reactivity of isolated segmental lum- Oakley JC: Spinal cord stimulation: patient selection, technique,
bar arteries of dogs following exposure to ethanol and phe- and outcomes. Neurosurg Clin North Am 2003;14:365–80, vi.
nol. Pain 1994;56:139–43. Ohnmeiss DD, Rashbaum RF: Patient satisfaction with spinal
Bush K, Hillier S: Outcome of cervical radiculopathy treated with cord stimulation for predominant complaints of chronic, in-
periradicular/epidural corticosteroid injections: a prospective tractable low back pain. Spine J 2001;1:358–63.
study with independent clinical review. Eur Spine J 1996; Plancarte R, Amescua C, Patt RB, Aldrete JA: Superior hypogas-
5:319–25. tric plexus block for pelvic cancer pain. Anesthesiology
Cameron T: Safety and efficacy of spinal cord stimulation for the 1990;73:236–9.
treatment of chronic pain: a 20-year literature review. J Neu- Quigley DG, Arnold J, Eldridge PR, Cameron H, McIvor K, Mi-
rosurg Spine 2004;100:254–67. les JB, Varma TR: Long-term outcome of spinal cord stimula-
Carette S, Marcoux S, Truchon R, Grondin C, Gagnon J, Allard Y, tion and hardware complications. Stereotact Funct Neurosurg
Latulippe M: A controlled trial of corticosteroid injections 2003;81:50–6.
into facet joints for chronic low back pain. N Engl J Med Rathmell JP, Aprill C, Bugduk N: Cervical transforaminal injec-
1991;325:1002–7. tion of steroids. Anesthesiology 2004;100:1595–600.
Carter ML: Spinal cord stimulation in chronic pain: a review of Riew KD, Yin Y, Gilula L, Bridwell KH, Lenke LG, Lauryssen C,
the evidence. Anaesth Intensive Care 2004;32:11–21. Goette K: The effect of nerve-root injections on the need for
Cherry DA, Rao DM: Lumbar sympathetic and coeliac plexus operative treatment of lumbar radicular pain: a prospective,
blocks: an anatomical study in cadavers. Br J Anaesth randomized, controlled, double-blind study. J Bone Joint Surg
1982;54:1037. Am 2000;82:1589–93.
Davies DD: Incidence of major complications of neurolytic coe- Schwarzer AC, Aprill CN, Bogduk N: The sacroiliac joint in ch-
liac plexus block. J R Soc Med 1993;86:264–6. ronic low back pain. Spine 1995;20:31–7.
Destouset JM, Gilula LA, Murphy WA, Monsees B: Lumbar facet Simpson BA: Spinal-cord stimulation for reflex sympathetic dys-
injections: indications, technique, clinical correlation, and trophy. Lancet Neurol 2004;3:142.
preliminary results. Radiology 1982;145:321–5. Slipman CW, Lipetz JS, Jackson HB, Rogers DP, Vresilovic EJ: The-
Fukui S, Ohseto K, Shiotani M, Ohno K, Karasawa H, Naganuma rapeutic selective nerve root block in the nonsurgical treat-
Y, Yuda Y: Referred pain distribution of the cervical zyga- ment of atraumatic cervical spondylotic radicular pain: a re-
pophyseal joints and cervical dorsal rami. Pain 1996;68:79–83. trospective analysis with independent clinical review. Arch
Furman MB, O’Brien EM: Is it really possible to do a selective ner- Phys Med Rehabil 2000;81:741–6.
ve root block? Pain 2000;85:526. Smith TJ, Staats PS, Deer T, Stearns LJ, Rauck RL, Boortz-Marx
Furman MB, Giovanniello MT, O’Brien EM: Incidence of intra- RL, Buchser E, Catala E, Bryce DA, Coyne PJ, Pool GE: Im-
vascular penetration in transforaminal cervical epidural ste- plantable Drug Delivery Systems Study Group: randomized
roid injections. Spine 2003;28:21–5. clinical trial of an implantable drug delivery system compa-
Gajraj NM: Selective nerve root blocks for low back pain and ra- red with comprehensive medical management for refractory
diculopathy. Reg Anesth Pain Med 2004;29:456–65. cancer pain: impact on pain, drug-related toxicity, and survi-
Grabow TS, Tella PK, Raja SN: Spinal cord stimulation for com- val. J Clin Oncol 2002;20:4040–9.
plex regional pain syndrome: an evidence-based medicine re- Taylor RS, Taylor RJ, Van Buyten JP, Buchser E, North R, Bayliss
view of the literature. Clin J Pain 2003;19:371–83. S: The cost effectiveness of spinal cord stimulation in the tre-
Bibliografía 425
atment of pain: a systematic review of the literature. J Pain Brown EM, Elman DS: Postoperative backache. Anesth Analg
Symptom Manage 2004;27:370–8. 1961;40:683–5.
Thimineur MA, Kravitz E, Vodapally MS: Intrathecal opioid tre- Butler BD, Warters RD, Elk JR, Davies I, Abouleish E: Loss of re-
atment for chronic non-malignant pain: a 3-year prospective sistance technique for locating the epidural space: evaluation
study. Pain 2004;109:242–9. of glass and plastic syringes. Can J Anaesth 1990;37: 438–9.
Turner JA, Loeser JD, Deyo RA, Sanders SB: Spinal cord stimula- Caldwell C, Nielsen C, Baltz T, Taylor P, Helton B, Butler P: Com-
tion for patients with failed back surgery syndrome or com- parison of high-dose epinephrine and phenylephrine in spi-
plex regional pain syndrome: a systematic review of effective- nal anesthesia with tetracaine. Anesthesiology 1985;62:
ness and complications. Pain 2004;108:137–47. 804–7.
Ubbink DT, Vermeulen H, Spincemaille GH, Gersbach PA, Berg Concepcion M, Maddi R, Francis D, Rocco AG, Murray E, Covi-
P, Amann W: Systematic review and meta-analysis of contro- no BG: Vasoconstrictors in spinal anesthesia with tetracaine:
lled trials assessing spinal cord stimulation for inoperable cri- a comparison of epinephrine and phenylephrine. Anesth
tical leg ischaemia. Br J Surg 2004;91:948–55. Analg 1984;63:134–8.
Umeda S, Arai T, Hatano Y, Mori K, Hoshino K: Cadaver anato- Cousins MJ, Bromage PR: Epidural neural blockade. In Cousins
mic analysis of the best site for chemical lumbar sympathec- M, Bridenbaugh PO (eds): Neural Blockade, 2nd ed. Lippin-
tomy. Anesth Analg 1987;66:643–6. cott, Philadelphia, 1988, pp 253–360.
Vad V, Bhat A, Lutz G, Cammisa F: Transforaminal epidural ste- Covino BG, Scott DB: Handbook of Epidural Anaesthesia and
roid injections in lumbosacral radiculopathy: a prospective Analgesia. Grune & Stratton, Orlando, 1985.
randomized study. Spine 2002;27:11–6. DiGiovanni AJ, Dunbar BS: Epidural injections of autologous blo-
Vallee JN, Feydy A, Carlier RY, Mutschler C, Mompoint D, Vallee od for post-lumbar puncture headache. Anesth Analg
CA: Chronic cervical radiculopathy: lateral approach 1970;49:268–71.
periradicular corticosteroid injection. Radiology 2001;218: Felsby S, Juelsgaard P: Combined spinal and epidural anesthesia.
886–92. Anesth Analg 1995;80:821–6.
Ward EM, Rorie DK, Nauss LA, Bahn RC: The celiac ganglia in Gallart L, Blanco D, Samso E, Vidal F: Clinical and radiologic evi-
man: normal anatomic variations. Anesth Analg 1979;58: dence of the epidural plica mediana dorsalis. Anesth Analg
461–5. 1990;71:698–701.
Weber JG, Brown DL, Stephens DH, Wong GY: Celiac plexus Gormley JB: Treatment of postspinal headache. Anesthesiology
block: retrocrural computed tomographic anatomy in patients 1960;21:565–6.
with and without pancreatic cancer. Reg Anesth 1996;21: Greene NM: Distribution of local anesthetic solutions within the
407–13. subarachnoid space. Anesth Analg 1985;64:715–30.
Windsor R, Pinzon E, Gore H: Complications of common selec- Greene NM: Uptake and elimination of local anesthetics during
tive spinal injections: prevention and management. Am J Ort- spinal anesthesia. Anesth Analg 1983;62:1013–24.
hop 2000;29:759–70. Greene NM: Physiology of Spinal Anesthesia, 3rd ed. Williams &
Wulf H, Gleim M, Schele HA: Plasma concentrations of bup- Wilkins, Baltimore, 1981.
ivacaine after lumbar sympathetic block. Anesth Analg Harbers JBM, Stienstra R, Gielen MJM, Cromheecke GJ: A dou-
1994;79:918–20. ble blind comparison of lidocaine 2% with or without glu-
Yahia LH, Garzon S: Structure of the capsular ligaments of the fa- cose for spinal anesthesia. Acta Anaesth Scand 1995;39:
cet joints. Ann Anat 1993;175:185–8. 881–4.
Hardy PAJ: Can epidural catheters penetrate dura mater? An ana-
tomical study. Anaesthesia 1986;41:1146–7.
Bloqueo neuroaxial Harrison GR, Clowes NWB: The depth of the lumbar epidural
Asato F, Goto F: Radiograph findings of unilateral epidural block. space from the skin. Anaesthesia 1985;40:685–7.
Anesth Analg 1996;83:519–22. Hirabayashi Y, Shimizu R, Saitoh K, Fukuda H, Furuse M: Ana-
Blomberg RG: Fibrous structures in the subarachnoid space: a tomical configuration of the spinal column in the supine po-
study with spinaloscopy in autopsy subjects. Anesth Analg sition. I. A study using magnetic resonance imaging. Br J Ana-
1995;80:875–9. esth 1995;75:3–5.
Blomberg RG: The lumbar subdural extra-arachnoid space in hu- Hogan Q: Size of human lower thoracic and lumbosacral nerve
mans: an anatomical study using spinaloscopy in autopsy ca- roots. Anesthesiology 1996;85:37–42.
ses. Anesth Analg 1987;66:177–80. Hogan QH: Lumbar epidural anatomy: a new look by cryomi-
Blomberg RG: The dorsomedian connective tissue band in the crotome section. Anesthesiology 1991;75:767–75.
lumbar epidural space of humans: an anatomic study using Horlocker TT: Complications of spinal and epidural anesthesia.
epiduroscopy in autopsy cases. Anesth Analg 1986;65: Anesthesiol Clin North Am 2000;18:461–85.
747–52. Horlocker TT, Wedel DJ: Density, specific gravity, and baricity of
Blomberg RG: A method for epiduroscopy and spinaloscopy: pre- spinal anesthetic solutions at body temperature. Anesth Analg
sentation of preliminary results. Acta Anaesth Scand 1993;76:1015–8.
1985;29:113–6. Horlocker TT, Wedel DJ: Neuraxial block and low-molecular-
Blomberg RG, Olsson SS: The lumbar epidural space in patients weight heparin: balancing perioperative analgesia and
examined with epiduroscopy. Anesth Analg 1989;68:157– thromboprophylaxis. Reg Anesth Pain Med. 1998;23(Suppl
60. 2):164–77.
Bodily MN, Carpenter RL, Owens BD: Lidocaine 0.5% spinal ana- Hynson JM, Katz JA, Bueff HU: Epidural hematoma associated
esthesia: a hypobaric solution for short-stay perirectal surgery. with enoxaparin. Anesth Analg 1996;82:1072–5.
Can J Anaesth 1992;39:770–3. Kane RE: Neurologic deficits following epidural or spinal anest-
Bridenbaugh PO, Greene NM: Spinal (subarachnoid) neural bloc- hesia. Anesth Analg 1981;60:150–61.
kade. In Cousins M, Bridenbaugh PO (eds): Neural Blockade, Kozody R, Palahniuk RJ, Wade JG, Cumming MO: The effect of
2nd ed. Lippincott, Philadelphia, 1988, pp 213–51. subarachnoid epinephrine and phenylephrine on spinal cord
Bromage PR: Epidural Anesthesia. Saunders, Philadelphia, 1978. blood flow. Can Anaesth Soc J 1984;31:503–8.
Brown DL, Wedel DJ: Spinal, epidural and caudal anesthesia. In Leicht CH, Carlson SA: Prolongation of lidocaine spinal anesthe-
Miller RD (ed): Anesthesia, 3rd ed. Churchill Livingstone, sia with epinephrine and phenylephrine. Anesth Analg
New York, 1990, pp 1377–405. 1986;65:365–9.
426 Bibliografía
Lui S, Chiui AA, Carpenter RL, Mulroy MF, Allen HW, Neal JM, Reynolds AF, Roberts PA, Pollay M, Stratemeier PH: Quantitative
Pollock JE: Fentanyl prolongs lidocaine spinal anesthesia wit- anatomy of the thoracolumbar epidural space. Neurosurgery
hout prolonging recovery. Anesth Analg 1995;80:730–4. 1985;17:905–7.
Lui S, Kopacz DJ, Carpenter RL: Quantitative assessment of dif- Rigler ML, Drasner K, Krejcie TC, Yelich SJ, Scholnick FT, De-
ferential sensory nerve block after lidocaine spinal anesthesia. Fontes J, Bohner D: Cauda equina syndrome after continuous
Anesthesiology 1995;82:60–3. spinal anesthesia. Anesth Analg 1991;72:275–81.
Lui S, Pollock JE, Mulroy MF, Allen HW, Neal JM, Carpenter RL: Savolaine ER, Pandya JB, Greenblatt SH, Conover SR: Anatomy
Comparison of 5% with dextrose, 1.5% with dextrose, and of the human lumbar epidural space: new insights using CT-
1.5% dextrose-free lidocaine solutions for spinal anesthesia in epidurography. Anesthesiology 1988;68:217–20.
human volunteers. Anesth Analg 1995;81:697–702. Smith TC: The lumbar spine and subarachnoid block. Anesthe-
Lui S, Ware PD, Allen HW, Neal JM, Pollock JE: Dose-response siology 1968;29:60–4.
characteristics of spinal bupivacaine in volunteers: clinical Sternlo JE, Hybbinette CH: Spinal subdural bleeding after at-
implications for ambulatory anesthesia. Anesthesiology tempted epidural and subsequent spinal anesthesia in a pa-
1996;85:729–36. tient on thromboprophylaxis with low molecular weight he-
Lui SS, McDonald SB: Current issues in spinal anesthesia. Anest- parin. Acta Anaesth Scand 1995;39:557–9.
hesiology 2001;94:888–906. Tarkkila PJ: Incidence and causes of failed spinal anesthetics
Lund PC: Reflections upon the historical aspects of spinal anest- in a university hospital: a prospective study. Reg Anaesth
hesia. Reg Anaesth 1983;8:89–98. 1991;16:48–51.
Marinacci AA: Neurologic aspects of complications of spinal Taylor JA: Lumbosacral subarachnoid tap. J Urol 1940;43:561–4.
anesthesia. LA Neurol Soc Bull 1960;25:170–92. Trotter M: Variations of the sacral canal: their significance in
Meiklejohn BH: Distance from skin to the lumbar epidural space the administration of caudal anesthesia. Anesth Analg 1947;
in obstetric population. Reg Anaesth 1990;15:134–6. 26:192–202.
Moore DC: Spinal anesthesia: bupivacaine compared with tetra- Tuominen M: Bupivacaine spinal anaesthesia. Acta Anaesth Scand
caine. Anesth Analg 1980;59:743–50. 1991;35:1–10.
Moore DC: Regional Block, 4th ed. Charles C Thomas, Spring- Urmey WF, Stanton J, Peterson M, Sharrock NE: Combined spi-
field, IL, 1965. nal-epidural anesthesia for outpatient surgery. Anesthesiology
Moore DC, Bridenbaugh LD: Spinal (subarachnoid) block: a re- 1995;83:528–34.
view of 11,574 cases. JAMA 1966;195:907–12. Vandam LD, Dripps RD: A long-term follow-up of patients who
Moore DC, Bridenbaugh LD, Bagdi PA, Bridenbaugh PO, Stander received 10,098 spinal anesthetics. II. Incidence and analyses
H: The present status of spinal (subarachnoid) and epidural of minor sensory neurologic defects. Surgery 1955;38:463–9.
(peridural) block. Anesth Analg 1968;47:40–9. VandePol C: Enoxaparin and epidural analgesia (letter). Anest-
Moore DC, Chadwick HS, Ready LB: Epinephrine prolongs lido- hesiology 1996;85:433–4.
caine spinal: pain in the operative site; the most accurate met- Weitz SR, Chan V: Enoxaparin and epidural analgesia (letter).
hod of determining local anesthetic duration. Anesthesiology Anesthesiology 1996;85:432–3.
1987;67:416–8. Westbrook JL, Renowden SA, Carrie LES: Study of the anatomy
Parkinson D: Human spinal arachnoid septa, trabeculae, and “ro- of the extradural region using magnetic resonance imaging.
gue strands.” Am J Anat 1991;192:498–509. Br J Anaesth 1993;71:495–8.
Patin DJ, Eckstein EC, Harum K, Pallares VS: Anatomic and bio- Willis RJ: Caudal epidural block. In Cousins M, Bridenbaugh PO
mechanical properties of human lumbar dura mater. Anesth (eds): Neural Blockade, 2nd ed. Lippincott, Philadelphia,
Analg 1993;76:535–40. 1988, pp 361–83.
Puolakka R, Haasio J, Pitkanen MT, Kallio M, Rosenberg PH: Zarzur E: Anatomic studies of the human lumbar ligamentum fla-
Technical aspects and postoperative sequelae of spinal and vum. Anesth Analg 1984;63:499–502.
epidural anesthesia: a prospective study of 3,230 orthopedic
patients. Reg Anesth Pain Med 2000;25:488–97.
Índice alfabético
A Amígdala Antibióticos
Administración intratecal de fármacos, anatomía, bloqueo glosofaríngeo, 217f estimulación medular, 362
véase SISTEMA ESPINAL palatina, anatomía, bloqueo sistemas espinales de administración
DE ADMINISTRACIÓN glosofaríngeo, 217f de fármacos, 353
DE FÁRMACOS Aminoamidas, 5-7, 5f Anticoagulación, bloqueo epidural, 406
Adrenalina, 7, 7f bloqueo Aorta
bloqueo nervioso del compartimento del psoas, 275 abdominal, anatomía, bloqueo del
axilar, 65 inguinal, 101-102 plexo hipogástrico superior, 326f
digital, 78 Aminoésteres, 3-5, 5f anatomía
epidural, 393 Analgesia visceral, bloqueo del plexo anestesia interpleural, 247f
espinal, 377 celíaco, 313 bloqueo
ganglio estrellado, 199 Anatomía del ganglio estrellado, 201f
infraclavicular, 57 del tronco, 229-230, 229f, 230f del plexo
plexo hipogástrico superior, 325 dermatomas, 229f celíaco, 313, 315f-317f, 317
tobillo, 141 sección transversal, 230f hipogástrico superior, 326f
neurólisis, 325 neuroaxial, 365-373 neuroaxial, 373f
Agarre de Bromage, bloqueo epidural bloqueo epidural, 393-394, simpático lumbar, 307f, 309, 309f
torácico, 402f 394f-396f punción, bloqueo simpático lumbar,
Aguja, 7-10, 8f, 9f lumbar, 370, 371f-373f 309, 309f
con alas, 9f relaciones Apófisis
con botón de seguridad, 7, 8f de la columna vertebral, 367, coracoides, anatomía, bloqueo
con guía ecográfica, 8f 368f infraclavicular, 34f
de bisel de superficie, 367, 367f transversa, anatomía, 368f
corto, 8f ligamentosas, 367-370, 368f, 371f bloqueo paravertebral torácico,
largo, 8f sacra, 370, 372f, 373f 272f
romo, 8f oral, bloqueo glosofaríngeo, 217f Aracnoides, anatomía, bloqueo
de Crawford, 9f periestiloidea, bloqueo glosofaríngeo, epidural, 394f
de Greene, 8f 215f facetario, 286f
bloqueo espinal, 383 Anestesia neuroaxial, 370, 371f, 372f
de Husmead, 9f INTERPLEURAL, 245-249 Arteria(s)
de Quincke, 8f anatomía, 247, 247f axilar, anatomía
de Quincke-Babcock, 383 mecanismos, 249 apófisis coracoides, 34f, 35
de Sprottle, 8f problemas, 248-249 bloqueo
bloqueo espinal, 383 punción con aguja, 247-248, 248f axilar, 67f, 68f
de Tuohy, 9f local infraclavicular, 60f
de Whitacre, 8f, 9f equipo, 8f-11f, 71-12 carótida
bloqueo espinal, 383 fármacos, 4f, 5-7, 5f anatomía, bloqueo
epidural, 9, 9f regional del nervio glosofaríngeo, 215f,
Agujero equipo, 8f-11f, 71 218f
de la vena cava inferior, anatomía, fármacos, 4f, 5-7, 5f del plexo cervical, 193f
bloqueo del plexo celíaco, 314f segmentaria, bloqueo epidural, interna, anatomía, bloqueo
magno, 149f 393 glosofaríngeo, 215f, 218f
obturador, anatomía, bloqueo Anestésicos, 3-7 celíaca, anatomía, bloqueo del plexo
del nervio obturador, 130f, 131f aminoamidas, 5-7, 5f celíaco, 315f, 317f
oval, 149f, 159, 160f aminoésteres, 3-5, 5f espinal anterior, anatomía, bloqueo
rasgado, 149f equipo, 7-12, 8f-11f neuroaxial, 371f
redondo, 149f, 159, 160f estructura, 3, 4f, 5f esplénica, anatomía, bloqueo del plexo
sacro, anatomía, bloqueo neuroaxial, toxicidad, 87 celíaco, 316f
373f bloqueo femoral, anatomía, bloqueo femoral,
Alcohol axilar, 67 117f, 118f
bloqueo nervioso, 325 epidural, 405 gástrica, anatomía, bloqueo del plexo
neurólisis del plexo celíaco, 313 vasoconstrictores, 7, 7f celíaco, 316f
427
428 Índice alfabético
BLOQUEO (cont.) distal, 177-181, 180f, 181f efectos del bloqueo neuroaxial, 293
muñeca fármacos, 159 fármacos, 283
anatomía, 76, 76f inyección subaracnoidea, 163 medios de radiocontraste, 293
posición, 76, 77f posición, 161, 162f posición, 288, 288f, 289f
problemas, 77 problemas, 163 problemas, 291
punción con aguja, 77 punción con aguja, 161, 162f, 163f punción con aguja, 288, 290f, 291,
SURAL, 141, 142, 143f selección de pacientes, 159 291f-292f
TIBIAL DEL TRONCO selección de pacientes, 283, 291
en el tobillo, 141, 143f anatomía, 229-230, 229f, 230f FEMORAL, 113-120
POSTERIOR, 141, 143f inguinal, 259-264 anatomía, 115, 116f, 117f
TRIGÉMINO, 177-181, 180f, 181f intercostal, 237-243 fármacos, 115
DEL PLEXO interpleural, 245-249 problemas, 115
BRAQUIAL mamario, 231-235, 233f, 235f punción con aguja, 115, 118f, 119f
anatomía, 27-31, 28f-31f plexo celíaco, 231-235, 233f, 235f selección de pacientes, 115
axilar, 63-69, 66f-69f simpático lumbar, 305-309 técnica continua con catéter, 115,
CELÍACO, 311-321 somático lumbar, 251-257 120f
anatomía, 313, 314f-318f EPIDURAL, 391-407 FEMOROCUTÁNEO LATERAL,
fármacos, 313 abordaje paramediano, 401f 121-125
problemas, 321 anatomía, 393-394, 394f-396f, 400f, anatomía, 123, 124f
punción con aguja 403f fármacos, 123
anterocrural, 313, 319-321, anticoagulación, 406 posición, 123
320f catéter, 406-407, 406f punción con aguja, 123, 125f
retrocrural, 313, 318f, 319, cefalea, 406 selección de pacientes, 123
319f, 320f CERVICAL, 398, 403f, 404f GLOSOFARÍNGEO, 213-218
RM, 317f fármacos, 393 abordaje
selección de pacientes, 313 hematoma, 406 intraoral, 216, 216f
CERVICAL, 189-195 inyección del líquido periestiloideo, 216, 217f
anatomía, 191-193, 191f, 192f, cefalorraquídeo, 405 aguja, 216
193f, lesión neurológica, 405-406 anatomía, 215-216, 215f
bloqueo del nervio frénico, 195 LUMBAR, 394, 396f, 397, 397f, fármacos, 215
fármacos, 191 398f posición, 216
posición, 193 posición, 394, 399f, 403f, 404f problemas, 216
problemas, 195 problemas, 405-406, 405f punción con aguja, 216, 216f, 217f
profundo, 193, 194f, 195 punción con aguja, 394-405 selección de pacientes, 215
punción con aguja, 193-195, 194f cervical, 398, 403f, 404f INFRACLAVICULAR, 55-62
selección de pacientes, 191 lumbar, 394, 396f, 397, 397f, anatomía, 34f, 35, 57-61, 58f-60f
superficial, 193-195, 194f 398f fármacos, 57
esplácnico, véase BLOQUEO torácico, 397-398, 399f-402f posición, 61
DEL PLEXO CELÍACO selección de pacientes, 393 problemas, 62
HIPOGÁSTRICO SUPERIOR, tiempo de impregnación, 406-407 punción con aguja, 61-62, 61f
323-331 TORÁCICO, 395f, 397-398, RM, 34f
anatomía, 325, 326f-328f 399f-402f selección de pacientes, 57
espasmo de los músculos agarre de Bromage, 402f técnica
paraespinosos, 329 toxicidad sistémica, 405 con catéter estimulador, 15,
fármacos, 325 ESPINAL, 375-389 17f-19f, 20
fluoroscopia, 331 abordaje sin catéter estimulador, 15, 16f
inyección intravascular, 329, 331f lumbosacro, 387, 388f uso de estimulador nerviosos, 62
posición, 325, 327f paramediano, 383, 387 INGUINAL, 259-264
problemas, 329, 331, 331f anatomía, 377-378, 378f anatomía, 261-262, 261f, 262f, 263f
punción con aguja, 325, 329, ángulo cefálico, 383, 385f fármacos, 261
329f, 330f aspiración del LCR, 383, 386f hematoma, 264
resonancia magnética, 331f cefalea, 387-388 PERIVASCULAR, 101-102, 101f
selección de pacientes, 325, 331 continuo, 387 problemas, 264
LUMBAR, 99-102 decúbito lateral, 378, 379f punción con aguja, 262-264, 263f,
compartimento del psoas, 102, disnea, 388 264f
174f, 175f fármacos, 377 selección de pacientes, 261
perivascular inguinal, 101-102, lesión neurológica, 387, 389 uso de estimulador nerviosos, 62
101f lumbalgia, 388 INTERCOSTAL, 237-243
solar, véase BLOQUEO DEL PLEXO palpación, 383 anatomía, 239, 240f
CELÍACO posición, 378-382, 379f-382f concentraciones plasmáticas de
DEL TOBILLO, 139-143 en navaja, 378, 382f anestésicos, 243
anatomía, 141, 142f, 143f problemas, 387-388 fármacos, 239
fármacos, 141 punción con aguja, 383-387, neumotórax, 241, 243
problemas, 141-142 384f-388f posición, 239, 241f
punción con aguja, 141, 143f sedestación, 378, 380f-381f problemas, 241, 243
selección de pacientes, 141 selección de pacientes, 377 punción con aguja, 239, 241, 242f,
DEL TRIGÉMINO, 157-163 técnica espinal-epidural, 388 243f
anatomía, 159-161, 159f-161f FACETARIO, 281-293 sedación, 243
diagnóstico, 163 anatomía, 283-287, 284f-286f selección de pacientes, 239
430 Índice alfabético
Vena (cont.) del nervio glosofaríngeo, 215f, lumbares, anatomía, 284f-286f, 367,
ilíaca, anatomía, bloqueo 218f 367f, 368f
del plexo hipogástrico superior, del plexo cervical, 193f bloqueo
331f interescalénico, 39, 39f, 40f espinal, 377-278, 382f, 385f
femoral, 120f supraclavicular, 48f facetario, 283, 284f-286f, 288f
safena mayor, sección transversal, 98f externa, anatomía, bloqueo del torácicas, anatomía, 284f, 367, 367f,
subclavia, anatomía, bloqueo plexo cervical, 193f, 195 368f, 395f
infraclavicular, 57, 59f, 60f interna, anatomía, bloqueo del
interescalénico, 40f plexo cervical, 193f
supraclavicular, 51f, 52f, 53f Ventilación, mecánica, 340, 405 Z
yugular Vértebras, 283-287 Zigoma, anatomía, bloqueo
anatomía cervicales, anatomía, 284f, 285f, 287f, del ganglio del trigémino, 160f, 161f
bloqueo 367, 367f, 368f del nervio maxilar, 168f