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Carta Encíclica LAUDATO SI Otras Reflexiones Gracia
Carta Encíclica LAUDATO SI Otras Reflexiones Gracia
Presentación
En el Capítulo primero se nos invita a “detenernos brevemente a considerar lo que le está pasando a nuestra
casa común”(17) «El objetivo no es recoger información o saciar nuestra curiosidad, sino tomar dolorosa
conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la
contribución que cada uno puede aportar» (19).
Se plantean las causas y consecuencias de la Contaminación y el cambio climático (20-26), la cuestión del agua
(27-31) y la pérdida de la biodiversidad (32-42), destacando especialmente en cada caso su repercusión o
incidencia sobre diversos grupos humanos o sectores de la sociedad.
De forma directa y explicita se analizan “los efectos de la degradación ambiental, del actual modelo de
desarrollo y la cultura del descarte en la vida de las personas” (43-47) y la falta de conciencia y de soluciones
adecuadas ante las graves situaciones de injusticia social e internacional (Inequidad planetaria) que impiden
“escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” y reconocer la existencia de “una
verdadera deuda ecológica”(48-52).
“La debilidad de las reacciones” ante estas situaciones obedecen a distintas causas e intereses y hacen
presagiar graves consecuencias a pesar de que “en algunos países hay ejemplos positivos de logros en la
mejora del ambiente”. En ese contexto “crece una ecología superficial o aparente que consolida un cierto
adormecimiento, una alegre irresponsabilidad… postergando las decisiones importantes, actuando como si
nada ocurriera” (53-59).
Reconociendo “que se han desarrollado diversas visiones y líneas de pensamiento acerca de la situación y de
las posibles soluciones” se afirma que “sobre muchas cuestiones concretas la Iglesia no tiene por qué
proponer una palabra definitiva y entiende que debe escuchar y promover un debate honesto entre los
científicos, respetando la diversidad de opiniones.” (60-61)
Cuestionario de trabajo
1. Lee, con un lápiz a mano, el texto del Capítulo primero, números 17-61, de la Carta encíclica LAUDATO SI’
(puedes hacer una primera lectura de cada uno de los apartados del capítulo, volviendo a repasarlos antes de
pasar al siguiente). Subraya las frases o ideas que consideres más interesantes. Toma nota de los puntos que
no llegas a comprender y/o de aquellos que desasearías aclarar en el grupo de trabajo.
2. ¿Qué frases o ideas destacarías del contenido de los tres primeros números (17-19) de este capítulo?
¿por qué?
3. Teniendo en cuenta el contenido de los apartados relativos a:
Contaminación y cambio climático (20-26)
La cuestión del agua (27-31)
Pérdida de biodiversidad (32-42)
Selecciona las dos o tres frases que consideres de mayor interés en cada uno de esos apartados.
¿Cuáles son, a tu juicio, los problemas más graves que se plantean? ¿por qué?
¿Sobre cuál de esas cuestiones existe una mayor conciencia social entre nosotros?
Selecciona las dos o tres frases que consideres de mayor interés en cada uno de esos apartados.
¿Cuáles son los hechos o situaciones descritas más cercanas a nosotros? ¿por qué?
¿Sobre qué hechos concretos se puede cimentar la esperanza de una solución justa?
Sumario:
El primer capítulo de la encíclica está dedicado a la lectura de los signos de los tiempos, y el Papa Francisco
señala que: “basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa
común”
(#61). El Papa acepta el hecho de que existe una gran variedad de opiniones acerca de la situación y las
posibles soluciones. El también declara que solo un debate honesto entre los científicos que respeten la
diversidad de opiniones puede ayudarnos a encontrar una salida
La primera trata de la contaminación y del cambio climático (#20-26). Existen formas de contaminación que
afectan cotidianamente a las personas. La exposición a los contaminantes atmosféricos produce un amplio
espectro de efectos sobre la salud, especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes
prematuras. (#20). Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no
biodegradables, residuos altamente tóxicos y radioactivos. La tierra, nuestra, parece convertirse cada vez
más en un inmenso depósito de porquería (#21). Estos problemas están íntimamente ligados a la cultura del
descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten
en basura: debemos aprender a conservar los recursos no solo para la generación presente sino que
también para las futuras y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables (#22).
En cuanto al cambio climático, el Papa afirma que existe un consistente consenso científico que indica que
estamos en presencia de un alarmante calentamiento global. Aunque hay otros factores involucrados,
estudios recientes indican que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas ha sido
causado por la actividad humana, y el problema se agrava por un modelo de desarrollo basado en el uso
intensivo de combustibles fósiles. Además, muchos de los pobres viven en zonas que están particularmente
afectadas por los fenómenos relacionados con el calentamiento y esta situación ha llevado a un trágico
aumento en el número de migrantes que buscan escapar del aumento de la pobreza, causada por la
degradación ambiental. La humanidad está llamada a reconocer la necesidad de cambiar los estilos
de vida, de producción y de consumo y promover políticas eficaces para tratar estos temas (#23-26).
La segunda área trata del agua (#27-31). El agua potable es un bien de vital importancia dado que es
indispensable para la vida humana y para sostener el ecosistema terrestre y acuático; la situación es
particularmente grave en relación con los pobres, causando muchas muertes y el contagio de enfermedades
transmitidas por el agua
(#28-29). La encíclica es clara al afirmar que el acceso al agua potable y segura es un derecho humano
básico, fundamental y universal (#30).
La cuarta área trata del deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación social (#43-47). Se debe
tener en cuenta los efectos de la degradación ambiental, de los modelos de desarrollo actuales y de la
cultura desechable en la vida de las personas (#43). El análisis de estos efectos muestra como el crecimiento
de los últimos dos siglos no siempre ha significado un real progreso integral y un mejoramiento en la
calidad de vida (#46).
La quinta área es aquella de la inequidad mundial (#48-52). A este propósito el Papa Francisco afirma que “
el deterioro ambiental y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta” los
más pobres y marginados, que son la mayoría de los habitantes de la tierra, que a menudo son tratados en
las discusiones internacionales como un apéndice o como daño colateral (#48-49).La encíclica reafirma con
fuerza que “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la
justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de
los pobres” (#49).
La tasa de natalidad no puede ser usada como chivo expiatorio; en vez se debe afrontar el “consumismo
extremo y selectivo de algunos” (#50). Estas consideraciones nos llevarán a ser conscientes que en el
cambio climático hay responsabilidades diversificadas” (#52).
Finalmente, el capítulo 1 aborda la débil respuesta a nuestros problemas ambientales (#53-59). Aunque
nunca hemos maltratado nuestro hogar común tan mal como en los últimos doscientos años, no hemos encontrado
respuestas adecuadas a esta crisis, una indicación de que la política internacional está sujeta a la tecnología global y
financiera (#53-54). “Cualquier intento de las organizaciones sociales por modificar las cosas será visto como una
molestia provocada por ilusos románticos o como un obstáculo a sortear” (#54). No podemos estar satisfechos con “una
ecología superficial o aparente que consolida un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad” (#59), pero
debemos hacer frente a nuestra crisis y tomar decisiones fuertes.
Preguntas para la reflexión:
1. ¿Estás de acuerdo con el Papa que la Tierra, nuestra casa común, se está arruinando? ¿Qué pruebas puedes proporcionar para sostener tu
opinión?
2. En los últimos años ha habido una discusión muy acalorada sobre las causas del calentamiento global. El Papa afirma que, aunque hay otras
causas, la principal es la actividad humana. ¿Qué piensas? ¿Qué podemos hacer en nuestra vida personal, comunitaria y social para abordar las
causas del cambio climático?
3. La encíclica hace un llamado a cada uno de nosotros a reconocer los efectos que la crisis ambiental tiene en los pobres y recordar que
cualquier enfoque ecológico verdadero es también un enfoque social. El Papa también afirma que en materia de cambio climático debe haber
4. ¿Qué otra área de preocupación presentada en el capítulo 1 consideras importante en una discusión sobre crisis ambiental?
Es tan maravillosa esta Casa donde Dios creó al hombre y la mujer, les dió dominio sobre todas las especies
existentes y cuanto la naturaleza contiene, que al eco de su Palabra ¡hágase!, se expandió por toda la
Creación y su mirada comprobó que todo, absolutamente todo: ERA BUENO, MUY BUENO.
Una “Casa” inmensa cuyas ventanas miran hacia los espacios infinitos del Universo creado.
Quiso Dios que en esta Casa, su aliento de amor se transformara en vida, y todo fluyera en torno a la vida:
el amor entre el hombre y la mujer, y entre sus semejantes.De este modo surgió y se conformó el
matrimonio y la familia, dando origen a los grupos, las tribus, los pueblos, las grandes y pequeñas urbes que
han configurando el perfil de las sociedades existentes a través del tiempo.
En esta Casa común de espacios diversos que conforman los mares y océanos, lagos y ríos, montañas y
valles, selvas y jardines, tierra y desierto, un inmenso techo cubierto de estrellas brillantes y astros de luz y
calor, extiende su manto amoroso, iluminando los días y cobijando la noche.Cada hombre y mujer han de
ser portadores de luz y verdad, amor y vida, esperanza colmada. Han de mantener encendida la lamparita
de su corazón, donde el aliento de Dios sigue insuflando amor.
Hemos de cuidar la Casa común, cierto, sin olvidar el centro de la Creación, la imagen de Dios que somos
cada ser humano.Será vano el cuidado de todo cuanto nos rodea, si antes no experimentamos el amor que
nos habita, y que es presencia de nuestro Creador en esta vida.
Dios tiene un sólo proyecto para la humanidad creada: hacer que su amor llene la Casa común de paz y
justicia, de luz y verdad, de sana y fraterna convivencia, donde cada ser humano tenga su espacio y
sustento, su dignidad respetada, sus derechos reconocidos.
Es preciso cuidar nuestro cuerpo y espíritu, proyectar el amor hacia los demás, si no queremos que esta
hermosa Casa quede invadida por el desorden y desequilibrio, el odio, la violencia y las guerras, el caos y
destrucción que engendra, la falta de amor y gratitud por todo cuanto ha sido creado.
Cómo podemos creer en la Jerusalém celestial, si estamos ahogando la vida y cuanto existe, con acciones
que matan todo anhelo y esperanza de bien.No nos engañemos, tratando de negar la evidencia. Nuestra
Casa común al igual que nuestro cuerpo, presenta las heridas y golpes de un trato y proceder cruel e
inhumano. Todo nuestro obrar refleja hasta qué punto respetamos al Creador.
Amemos a Dios en cada ser humano y la CASA se convertirá en el Paraíso que desde el principio quiso Dios
fuera el umbral de su morada.