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Final de Adultos Completo
Final de Adultos Completo
Freud tiene la premisa de que los sueños son interpretables, y ésta entra enseguida en
contradicción con la doctrina prevaleciente de los sueños.
Por un lado, tenemos a los científicos, para ellos el sueño no es un acto anímico, sino, un
proceso somático, proceso que se enuncia mediante ciertos signos en el aparato psíquico.
Por el otro, los profanos (populares), quienes se empeñaron en interpretar al sueño y para ello
recurrieron a 2 métodos:
1- Interpretación simbólica: Toma en consideración todo el contenido del sueño y busca sustituirlo
por otro contenido comprensible. Sueño como anticipatorio del futuro. Toman lo simbólico en
bloque.
2- Método del desciframiento: Trata al sueño como una escritura cifrada, donde cada signo a de
traducirse en otro significado conocido. El trabajo de interpretación no se dirige a la totalidad del
sueño, sino a cada uno de sus fragmentos. Como si el sueño fuese un conglomerado y cada
parte requiere su significado. Se presta atención no solo al contenido del sueño, sino también a la
persona y a las circunstancia de su vida.
Para Freud (método freudiano), un sueño puede insertarse en el encadenamiento psíquico que
ha de perseguirse retrocediendo en el recuerdo a partir de una idea patológica. Esto le sugirió a
Freud tratar al sueño como un síntoma y aplicarle el método de la interpretación.
Este método requiere cierta preparación del enfermo, debe intensificar su atención para sus
perspectivas psíquicas, suspender la crítica, se le debe decir que el éxito depende de que tome
nota de todo cuanto se le viene a la cabeza y lo comunique y que no se deje llevar, por ejemplo, a
sofocar una ocurrencia por considerarla sin importancia o que no viene al caso.
Lo primero que debe hacerse con el sueño, es no considerarlo un todo, sino que la interpretación
freudiana es “En detail, no en masse”. Considera al sueño como un conglomerado, no como una
masa, por eso él no le pregunta al paciente que se le ocurre sobre ese sueño, sino que se le
ocurre con ese fragmento.
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condensación (desproporción entre contenido del sueño y pensamientos del sueño) es
indeterminable.
El sueño que recordamos al despertar no sería una traducción fiel, ni una proyección punto por
punto de aquellos pensamientos, sino un reflejo en extremo incompleto y lagunoso.
La originalidad del método freudiano es que la interpretación se efectúa desde el contenido latente
y no desde el manifiesto.
Contenido manifiesto/contenido del sueño: Es el contenido tal como lo presenta el recuerdo. El
contenido del sueño se nos aparece como una transferencia de los pensamientos del sueño a otro
modo de expresión, cuyos signos y leyes de articulación debemos aprender a discernir por vía de
comparación entre el original y su traducción. El contenido manifiesto nos es dado, por así decir,
en una pictografía, cada uno de cuyos signos a de transferirse al lenguaje de los pensamientos
del sueño.
Contenido latente/ pensamientos del sueño: Es un nuevo material psíquico despejado por el
procedimiento analítico, desde el cual se desarrolla la solución del sueño. Los pensamientos del
sueño nos resultan comprensibles sin más tan pronto como llegamos a conocerlos. La apreciación
correcta solo se obtiene cuando en vez de pronunciar tales veredictos contra todo y sus partes,
me empeño en reemplazar cada figura en virtud de una referencia cualquiera. Las palabras que
así se combinan no carecen de sentido ya.
El sueño es escueto, pobre si se lo compara con la extensión y la riqueza de los pensamientos
oníricos. Es evidente que algunas conexiones de pensamientos se engendran solo durante el
análisis.
En este texto Freud plantea que si queremos avanzar en la exploración de los sueños se necesita
un nuevo camino.
Supongamos que el sueño no es un fenómeno somático, sino psíquico. Bajo esta suposición,
entonces, el sueño es una manifestación del soñante, pero de tal índole que no nos dice nada y
tampoco lo comprendemos. Ahora bien, ¿Por qué no podríamos indagar al soñante por el
significado de su sueño? El propio soñante debe decirnos lo que su sueño significa. Aquello que
se enuncie luego de nuestra pregunta, será considerado el esclarecimiento de su sueño: “El
psicoanálisis sigue la técnica de hacerse decir por los mismos a quienes estudia la solución de
sus enigmas”. Pero las cosas no son tan simples.
El soñante sabe lo que su sueño significa pero no sabe que lo sabe y por eso cree no saberlo
(sobredeterminación psíquica).
Entonces tenemos que, el sueño es un fenómeno psíquico y en el hombre hay cosas anímicas
que él sabe sin saber que las sabe, esta última fue demostrada ya en otro ámbito; el de los
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fenómenos hipnóticos, está justificado decir que también antes tenía el saber de sus recuerdos,
solo que le eran inaccesibles, él no sabía que lo sabía, creía que no lo sabía.
Existe un parecido entre el estado hipnótico y el estado del dormir, que es la condición de soñar:
la hipnosis ordena un dormir artificial, y las sugestiones que le hacemos son comparables a los
sueños del dormir natural. En el dormir natural, retiramos nuestro interés de todo el mundo
exterior, en el estado hipnótico también.
Entonces, es probable que el soñante tenga un saber sobre su sueño, se trata únicamente de
posibilitarle que descubra su saber y nos lo comunique. No le pedimos que nos diga el sentido del
sueño, pero el origen de éste, el círculo de pensamientos y de intereses del que proviene podrá
descubrirlo.
La técnica para el sueño es simple; se le pregunta al sujeto por el modo en que ha llegado al
sueño y lo que enuncie deberá considerarse como esclarecimiento. Pasábamos por alto la
diferencia entre que “crea saber” algo o “no lo crea”. Le aseguramos que tiene que tener una
ocurrencia y la obtendremos. Si se le ocurre esto y no otra cosa, les ruego que lo respeten como
un hecho. Puede demostrarse que la ocurrencia no es arbitraria, ni indeterminada, no está
desconectada (sobredeterminación psíquica).
Se procede del siguiente modo: se evocan asociaciones urdidas con el nombre que emergió, ellas
ya no son del todo libres, sino que, como en el caso de las ocurrencias sobre elementos oníricos,
quedan desde ese momento ligadas y esto se prosigue hasta que se agota la impulsión que lleva
a producirlas.
Admitimos que las ocurrencias libres están determinadas y no son arbitrarias. Lo aceptamos
también respecto de las ocurrencias sobre elementos del sueño.
Cuando he olvidado temporariamente un nombre propio, me es inaccesible. La reflexión, aún la
más empeñosa, de nada vale. Pero, en todos los casos, en lugar del nombre olvidado, puedo
hacer que se me ocurran uno o varios nombres sustitutos, solo después de esto, se hace evidente
la concordancia de tal situación con el análisis de sueños.
El elemento onírico tampoco es justo, no es más que un sustituto de otro, el genuino, que ya no
conozco y debo descubrir mediante el análisis del sueño.
Esto que es posible en el olvido de nombres propios, es aplicable a los sueños: volver accesible
lo genuino retenido, mediante asociaciones anudadas a partir de un sustituto espontáneo.
Todo síntoma por más que no se lo comprenda, tiene un sentido.
CAPITULO I – INHIBICIÓN
La inhibición esta en relación con una función yoica. Es la limitación funcional del YO. Se
relaciona con la angustia porque para escapar de ella, se renuncia a alguna función. Hace
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referencia a detenciones en el movimiento, es decir, alguien que no puede hacer tal o cual cosa.
Limitaciones por precaución a consecuencia de un empobrecimiento de energía.
Son funciones que no se cumplen adecuadamente porque hay libido que se interpone, interfiere y
la desvía hacia otra cosa. Puede estar naturalizado y convertirse en síntoma cuando se le otorga
la ajenidad en el análisis.
CAPITULO II – SINTOMA
A diferencia de la inhibición, el síntoma es de otro terreno. No puede decirse que el síntoma está
dentro del Yo, sino más bien es una formación del ICC.
Es extraterritorial, aparece como ajeno. El yo no soporta la ajenidad e intenta cancelarla y
también intenta cancelar el aislamiento del síntoma para poder ligarlo a su organización. El
síntoma trata de ser captado a la conducta. Trata de volverlo egosintónico (aceptable para el
Yo).
El síntoma es el sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, es el resultado del
proceso represivo. La represión parte del Yo, quien por encargo del SYO, no quiere acatar una
investidura pulsional incitado en el Ello.
Todo lo reprimido queda en el ICC sometido a la repetición. Si se resuelven las represiones no
queda todo en el ICC condenado a repetición.
El síntoma es satisfacción sexual sustitutiva. No hay síntoma sin represión. Hay monotonía
repetida, hay degradación de otro posible destino pulsional en donde interviene la represión, la
sublimación.
La cátedra plantea al síntoma como lucha entre la pulsión y la defensa. Hay división del sujeto, el
sujeto está dividido entre pulsión y defensa.
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Pero por regla general la trayectoria es otra; al primer acto de represión, le sigue un final
prolongado o que no se termina nunca, la lucha contra la moción pulsional encuentra su
continuación contra el síntoma.
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para que allí emerja lo no comprendido. Donde aparece esto aparece el malentendido, lo que no
se entiende es la posibilidad de que se aloje un enigma.
Tenemos entonces dos posiciones, pasión por la objetivación, objetivar al otro, desconocer que la
esencia no es un objeto y del otro lado, interrogar, escuchar y hacer que emerja allí un sujeto. No
un sujeto cualquiera, sino un sujeto del ICC. Si este sujeto emerge es porque lo que lo determina
es la estructura del lenguaje. El lenguaje es el material. El sujeto va a estar entre los significantes
y también está la cuestión de la verdad, la verdad no está en los significantes, sino que está entre
los significantes.
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El psicoanalista, para no desligar la experiencia del lenguaje, se atiene al hecho de que el
lenguaje, antes de significar algo, significa para alguien. Por el solo hecho de estar presente y
escuchar, ese hombre que habla se dirige a él, y puesto que le impone a su discurso el no querer
decir nada, queda en pie lo que ese hombre quiere decirle.
El analista opera en dos registros de la elucidación intelectual, por la interpretación y de la
maniobra efectiva, por la transferencia. Pero fijar sus tiempos es asunto de la técnica, que los
define en función de las reacciones del sujeto y regular su velocidad es asunto del tacto. A medida
que el sujeto prosigue la experiencia y el proceso vivido en que se reconstituye la imagen, la
conducta deja de imitar la sugestión, los recuerdos recuperan se densidad real, y el analista ve el
fin de su poder, inútil de allí en adelante debido al fin de los síntomas y a las consumación de la
personalidad.
El lugar del oyente resulta crucial en tanto busca suspender la cadena significante para que
advenga otra que le es propia al sujeto. Se trata de dejar vacante el lugar del sentido.
¿Qué es la clínica? Atender pacientes es diferente a hacer clínica. Una cosa es atender a alguien
y otra muy diferente es hacer clínica.
1- La clínica consiste en discernir cosas que importan: Construcción de un saber simbólico.
No es atender pacientes. Es sobre esa experiencia de atender pacientes, discernir cosas que
importan. Discernir quiere decir, distinguir algo de otra cosa, pero no solo distinguir, sino también
señalar las diferencias. Es una operación de construcción simbólica, operación de construcción de
un saber, saber respecto de esa experiencia de atender pacientes. Una cosa es el encuentro con
un paciente y a posteriori eso que vamos a llamar hacer clínica que es producción de un saber,
esta retroactivamente modificará la experiencia y vamos a tener una experiencia prima que va a
dar lugar a nuevas alusiones de saber.
La clínica implica ese conjunto de construcciones de saber, ese recorte discursivo en el cual va a
entrar el padecimiento del sujeto. Es decir, se hace clínica a partir de que el padecimiento del
sujeto entra dentro de un campo discursivo.
2- La clínica tiene una base, es lo que se dice de un psicoanálisis: Es tanto lo que dice el
paciente, como lo que dice el analista. Es el decir que circula en esa experiencia. Si hay un saber
no es el saber del analista, sino que ese saber es del paciente. Por un lado, el psicoanálisis tiene
una base, y esa base la ubicamos como la experiencia y a partir de esa base se hace clínica.
La clínica consiste en interrogar al analista y al psicoanálisis. El psicoanalista es el que
atiende, el que puede contar un caso y la clínica es que justifique su intervención.
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Lo primero que hay que decir es que es una práctica del lenguaje, dos que están frente a frente y
lo único que circula son la palabras y están dan vueltas alrededor de un sufrimiento. Las palabras
son palabras de alguien que padece.
¿Qué es el lenguaje? Es un lenguaje que porta significado, que transporta contenidos. Sin
embargo, el lenguaje no está hecho para eso, no está hecho para trasmitir. Una cosa es tomar al
lenguaje como un conjunto de signos, en el sentido que representa algo para alguien. Un
significante es algo que significa, promete significación pero no la entrega porque un significante
puede querer decir cualquier cosa.
3- La clínica es lo real, en tanto imposible de soportar: ya no es clínica como producción de un saber,
sino que es una referencia a la clínica en tanto un real como lo imposible. Imposible que tenga
solución por la vía lógica. El ICC es todo este trabajo que va a llevar necesariamente a ese punto
de lo imposible de soportar. El ICC es a su vez huella y camino por el saber (simbólico) que
constituye; haciéndose un deber repudiar todo lo que implica la idea de conocimiento (imaginario).
Aleteia (verdad): Planteada como un camino, búsqueda de la verdad donde lo oculto se haga
evidente. Tiene que ver con el desocultamiento.
Episteme (conocimiento): Dentro del psicoanálisis no se trata de conocimiento porque éste se
desentiende del sujeto. Es una especie de algo CC donde no hay lugar para el sujeto.
Saber: se trata de saber ICC, que es desconocido por el sujeto. Es lo advendrá y que desde lo
más profundo comanda al sujeto. Se trata de llevar al sujeto, en el trabajo preliminar, del
conocimiento al saber, al que solo se accede por la vía de la interpretación. No se trata de
comprender, sino de comenzar a escuchar lo que no se comprende.
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UNIDAD II: EL METODO FREUDIANO II – LAS RESTRICCCIONES A LA LIBERTAD
ASOCIATIVA
Freud comienza detallando el recorrido de las diferentes técnicas, hipnosis, terapia sugestiva
donde se buscaban los recuerdos que estaban en el origen del síntoma y lo que se conoce como
Abreacción (Agieren). Aquí hay posición activa del analista. Luego, el médico le demanda al
paciente que recuerde y asocie estos recuerdos con el momento donde comenzó su
padecimiento. Se corre de la hipnosis y aparece el gasto de energía. El paciente es más activo y
la posición del analista es menos activa.
Más tarde, psicoanálisis propiamente dicho, donde encontramos el trabajo de elaboración
basado en la transferencia y con la asociación libre instalada.
El médico se vale del arte interpretativo para discernir las resistencias que hay en el enfermo y
hacerlas CC. Aquí florece una nueva modalidad de división del trabajo: El médico pone al
descubierto las resistencias desconocidas por el enfermo, y dominadas estas resistencias el
paciente narra con toda facilidad las situaciones y nexos olvidados. La meta de la técnica es
idéntica siempre: llenar las lagunas del recuerdo y vencer las resistencias.
El analizado no recuerdo nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa (agieren). No lo
expresa como recuerdo sino como acto. Lo repite sin saber que lo hace. Lo más importante es la
relación entre la compulsión de repetir con la transferencia y la resistencia. La transferencia
misma es una pieza de repetición y la repetición es la transferencia del pasado olvidado, pero no
solo sobre el médico también sobre todos los otros ámbitos de la situación presente.
Tenemos que estar preparados para que el analizado se entregue a la compulsión de repetir que
le sustituye ahora al impulso de recordar. Mientras mayor sea la resistencia más sustituye el
recordar por el actuar. En la hipnosis el sujeto recordaba porque la resistencia había sido anulada
por completo.
El analizado repite en vez de recordar y repite bajo las condiciones de la resistencia. ¿Qué repite
o actúa? Repite todo cuanto desde las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso hasta ser
manifiesto; sus inhibiciones y sus actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter. Durante
el tratamiento repite todos sus síntomas. Poniendo en relieve la compulsión a la repetición no se
obtiene ningún hecho nuevo, no se debe tratar la enfermedad como un episodio histórico, sino
como un poder actual.
La introducción al tratamiento conlleva a que el enfermo cambie su actitud ante la enfermedad. Ha
prolongado frente a sus exteriorizaciones la conducta represora, la política del avestruz, que
practico frente a los orígenes de ella. Es preciso que el paciente tome coraje de ocupar su
atención en los fenómenos de su enfermedad. Ya no tiene permitido considerarla algo
despreciable, más bien, será un digno oponente, así es preparada desde el comienzo la
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reconciliación con eso reprimido que se exterioriza en los síntomas pero también se concede
cierta tolerancia a la conducta del enfermo.
Cuando la ligazón transferencial se ha vuelto de algún modo viable, el tratamiento logra impedir al
enfermo todas las acciones de repetición más significativas y utilizar el designo de ellas como un
material para el trabajo terapéutico. El principal recurso para domeñar la compulsión a la
repetición y transformarla en motivo para recordar reside en el manejo de la transferencia.
Volvemos a esa compulsión inofensiva y aún más aprovechable si le concedemos su derecho a
ser tolerada en cierto ámbito, le abrimos la transferencia como palestra (escenario) donde tiene
permitido desplegarse con una libertad casi total y donde se le ordena que escenifique para
nosotros todo pulsionar patógeno que permanezca escondido en la vida anímica del analizado.
Con tal que el paciente nos muestre, al menos, la solicitud de respetar las condiciones del
tratamiento, conseguimos dar a todos los síntomas de la enfermedad un nuevo significado
transferencial. Se trata de sustituir la neurosis ordinaria por neurosis de transferencia. De la cual
puede ser curado gracias al trabajo terapéutico.
La transferencia crea un reino intermedio entre la enfermedad y la vida. El nuevo estado asume
todos los caracteres de la enfermedad pero constituye una enfermedad artificial, asequible a
nuestra intervención.
De las reacciones de repetición que se muestran en la transferencia los caminos consabidos
llevan luego al despertar de los recuerdos que vencidas las resistencias sobrevienen con facilidad.
El vencimiento de las resistencias comienza con el acto de ponerlas al descubierto. Nombrar las
resistencias no puede producir su cese inmediato. Es preciso dar tiempo al enfermo para
enfrascarse en la resistencia no nombrada, para reelaborarla, vencerla prosiguiendo el trabajo en
desafío a ella y obedeciendo a la regla fundamental. Solo en el apogeo de la resistencia descubre
uno las mociones reprimidas. El médico no tiene más que esperar y consentir un decurso que no
puede ser evitado pero tampoco apurado.
La reelaboración, es la pieza del trabajo que produce el máximo efecto alterador sobre el
paciente y que distingue el tratamiento analítico de todo influjo sugestivo. Es reelaboración de
resistencias.
Albert A. se preguntaba porque la regla fundamental no era placentera. Si a uno le dicen que si a
todo, eso sería placentero. Sin embargo, uno podría pensar que es un ideal decir todo lo que a
uno se le pase por la cabeza, aún cuando sea displacentero.
Lacan comienza su texto remarcando algo esencial: la relación entre el principio de placer y la
regla fundamental.
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El principio de placer, es el principio de amortiguar, de no hacer nada, de hacer lo menos posible.
La RF tiene que ver con hacerle observar al paciente que hay que sudar un poco para poder hacer
algo juntos, es decir, llegar a lo que le displace profundamente a cualquier persona, que es hacer
un esfuerzo.
El principio de placer no tiene nada de particular, es homeostático (estable). La RF tiene una
trampa, que es el goce, hay un trabajo con ese goce del síntoma para que éste hable.
Lacan va a decir que la lógica es el único acceso a lo real. Comienza a trabajar con la lógica
aristotélica, lógica proporcional: Universal, particular y singular.
Define al síntoma como particular de nuestra relación con lo real. Es lo que nos hace a cada uno
signo diferente de la relación que tenemos con lo real. No hay sujeto sin síntoma, el síntoma se
anuda al sujeto. También hay modificaciones en el síntoma y al final hay una depuración del
síntoma en cada sujeto, de esa relación particular que tiene con lo real. ¿Qué es lo real? Lo real
es lo innombrable. Situado por fuera de los simbólico y de lo imaginario. No es la realidad, sino
más bien, aquello que en la realidad queda suprimido, velado.
A lo que apunta el enunciado de la RF es a la cosa que el sujeto menos está dispuesto a hablar
de su síntoma, apunta a la particularidad del síntoma. Sin embargo, la única cosa que vale la
pena no es lo particular, sino lo singular. “Vale la pena erra a través de toda una serie de
particularidades para que algo singular no sea omitido”.
Esto es, las transformaciones del síntoma que se van desarrollando hacia la cura. Cuando se
habla, por ejemplo de un síntoma histérico, se aísla una forma particular de anudarse a lo real,
pero hay que ocuparse de ese sujeto singular.
Entonces, cuando se propone la RF se hace referencia a la particularidad, en tanto que ésta
desarregla el principio de placer que consiste en no tener nada de particular. El analista indica que
no hay más que un nudo del síntoma y que hay que sudar un poco para poder aislarlo. El analista
debe incitar al paciente a pasar por el agujero de lo singular.
No solamente afecta la particularidad del síntoma, sino que la particularidad se caracteriza por la
singularidad y la singularidad es eso que hace que un síntoma particular sea absolutamente de
ese paciente. Es por eso que en psicoanálisis el saber esta en el nivel de la particularidad, saber
que tiene que ver con la singularidad del síntoma y la singularidad no pertenece a ningún
universal.
La RF no es solo desagradable por ser displacentero, esta también se articula con la
transferencia. En el análisis hay una presencia, una presencia de otro y esa presencia cambia el
escenario. No es lo mismo decirlo solo que en presencia de otro. Esa presencia es un catalizador
que hace que lo que uno piensa decir, no sucede y surge otra cosa. Detrás de ese otro, aparece
otro con mayúscula, el Otro de la transferencia. El paciente no le habla de yo a yo al analista, sino
que le habla a su Otro de la transferencia. La transferencia se produce necesariamente, es algo
que aparece siempre. Aparece porque siempre detrás del otro al cual nos dirigimos hay otro con
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mayúscula. No es una comunicación de emisor-receptor, sino que allí hay otro del cual nos viene
nuestro propio mensaje.
Lacan en “dimensión a la cura” expresa que el sujeto invitado a hablar en el análisis no muestra
gran libertad. No es que el sujeto esté encadenado a sus asociaciones, que por un lado si, sino
también que la palabra libre desemboca en una palabra plena que resulta penosa. Nada más
terrible que decir algo que podría ser verdad porque podría llegar a serlo del todo. La verdad
supone una restricción a la asociación libre y es que el sujeto no quiere saber algo de lo verdadero
más allá de que siempre reclame o se queje.
La palabra libre, en tanto libre, podría conducir a una palabra plena que sería una palabra
verdadera y ¿Qué seria para el neurótico una palabra plena? Algo de lo que no puede desdecirse.
Cuando algo por ser verdad, ya no puede entrar en el terreno de la duda, duda donde el neurótico
se siente cómodo.
Lacan, comienza desde otro lugar respecto a la transferencia. Sujeto Supuesto a Saber. Un
sujeto se dirige a otro pidiéndole su saber. Es una operación que permitirá que se despliegue la
cadena asociativa y se instale la transferencia. Gracias a la escucha analítica, se ponen en juego
los significantes que generan la división subjetiva y se desencadena un saber. La transferencia es
un fenómeno que incluye juntos al paciente y al analista. Para Lacan, en la neurosis, es la
instauración de este SSS quien abre paso a la transferencia. Un cierto enamoramiento está
relacionado con este SSS ya que, posee un saber que el sujeto desconoce supuestamente, hay
una suposición del sujeto para ese saber que esta encontrado en el analista y el amor es lo que
sostiene al tratamiento.
Lo real aparece en la esfera de la sexualidad, de la muerte, del horror y del delirio. Lo real es lo
que no podemos pensar, imaginar o representar, es decir, lo inconceptualizable, lo que no se
puede poner en palabra o en el lenguaje.
1- Lo real es lo que retorna siempre al mismo lugar: Lacan en su seminario 3 dice que el sujeto
debe reencontrar su objeto y no lo encuentra jamás, es precisamente en eso que consiste el
principio de realidad. Así, esta definición de lo real implica una connotación expulsiva, lo que
retorna no vuelve a la realidad (no ve eso que lo mira, no escucha el objeto que lo invoca), sino a
donde el sujeto no percibe, sin embargo, le concierne. Lo real que le concierne, lo real alterado
por el significante es ICC. El S1 es el único significante que está conectado con lo real.
2- Lo real es lo imposible: El campo de la realidad, que es el fantasma, es el campo donde todo es
posible porque sucede. El síntoma de lo real suele despertar en el sujeto la locución de que esto
no es posible. Efectivamente no lo es, pero eso no le impide vivir. El análisis no es un retorno a un
estado anterior como proponen las psicoterapias, sino que el análisis apunta a consumar una
verdadera repetición en la certeza de que lo mismo, al repetirse, difiere.
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3- Lo real, lo que no tiene sentido: No tiene sentido, sin embargo, lo real encuentra en el síntoma
un representante en el campo del sentido. El síntoma es lo que viene de lo real. ¿Qué hay de real
en el análisis? El síntoma. El síntoma responde a la estructura misma del lenguaje, que impide la
significación, traba el buen funcionamiento del significante. El síntoma es el único que conserva un
sentido en lo real.
Freud comienza el texto ubicando un punto de incompletud. Dice que no se puedo poseer un
saber o un poder-hacer completos. Plantea que se puede conseguir un saber-hacer respecto de
la falta (Lacan). Como resultado del análisis se alcanza mediante la transferencia un saber para el
analizado.
La cura apunta al síntoma cuya causa se encuentra enraizada en lo pulsional de la cual el
enfermo no sabe nada. Si bien el saber lo tiene el analizado, ese saber es ICC.
Freud realiza una analogía entre el psicoanálisis y el análisis químico. Explica que el
psicoanálisis va a ir descomponiendo los elementos que componen al síntoma. Sin embargo, la
psicosíntesis, no la va a hacer el médico, como en el análisis químico, sino que es el propio
paciente quién la va a realizar, de forma automática e inevitable mediante el Yo.
El trabajo en análisis tiene que marcar la extraterritorialidad del síntoma, aunque el Yo por su
poder de síntesis lo reincorpore. La actividad del analista es hacer CC lo reprimido y poner al
descubierto las resistencia y que en eso el analizado es activo. El acto del analista, quien está
implicado en la escucha, se realiza vía la interpretación, no es una acción motriz.
No se inicia un psicoanálisis sino hay acto del analista. Freud va a decir que la cura se realiza en
abstinencia, no se trata de privar una necesidad cualquiera, ni tampoco lo que se entiende por
abstinencia en el sentido popular (abstención del comercio sexual). Se trata de cuidar que el
padecer del enfermo no termine prematuramente en una medida decisiva, es decir, hay que
abstenerse de curar el síntoma demasiado rápido ya que así se reduce la fuerza pulsional que
ayuda a la cura.
Se trata de abstenerse de responder a la demanda que el sujeto pide en transferencia, la
demanda que esta vincula a la satisfacción de su síntoma. Se trata de restar satisfacción
sustitutiva que para cada caso es diferente y singular. Al enfermo tienen que restarle muchos
deseos incumplidos de su relación con el médico. Lo adecuado es denegarle aquellas
satisfacciones que más intensamente desea.
En la cura, es necesario mantener el estado de privación. Se trata de abstenerse de hacer del
paciente un patrimonio personal del analista y a imponerle sus ideales. No se debe educar al
paciente para que se asemeje al analista, sino para que se libere y consuma su propio ser.
Siguiendo a Lacan, el analista no está en posición de sujeto, sino más bien, de objeto de causa. El
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analista depone su posición subjetiva, no está allí como persona y para ello tiene que estar
analizado. El único sujeto en el dispositivo es el analizado.
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UNIDAD III: FANTASÍA, REALIDAD, REAL
Hasta eso momento los síntomas histéricos eran conceptualizados como efectos persistentes de
traumas psíquicos acontecidos (factor accidental), cuyo afecto no pudo ser abreaccionado
facilitando éste una vía anormal en la inervación corporal. Más tarde, se llega a la conclusión de
que las vivencias pertenecían a la infancia del enfermo y guardan relación con su vida sexual. Hay
algo que no es de la realidad efectiva. Freud: “mis histéricas me mienten”, aparece la idea de que
el trauma acontecido no podía ser tal.
Freud, plantea la idea de que en lugar de trauma realmente acontecido lo que hay es fantasía.
Fantasía como intento de defenderse del recuerdo de la práctica sexual infantil. Entre los síntomas
y las impresiones infantiles se van a intercalar las fantasías. No importan las exitaciones sexuales
que un sujeto pueda haber experimentado en su infancia, sino su reacción ante la misma. Si éste
respondió o no con la represión.
La enfermedad se contrae por el conflicto entre la pulsión sexual y la represión. El síntoma es una
formación de compromiso entre estas. La fantasía viene a velar la práctica sexual infantil. Los
síntomas figuran como práctica sexual de los enfermos. La fantasía viene a suplir una carencia
fundamental: la pulsión sexual no tiene objeto, es la fantasía la que le provee uno.
El objeto está perdido pero vía la fantasía se recupera. La fantasía vela aquello que no hay.
En Lacan, el objeto a, es el objeto perdido de Freud. El sujeto se identifica con el objeto a, se
identifica con el efecto a del lenguaje. El analista puede apoyar su acto en la función de la
fantasía, ubicándose él mismo como objeto a, para luego cortar la identificación del sujeto con a y
así realizar la distinción entre objeto a y demanda.
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FANTASIA HISTÉRICAS Y SU RELACIÓN CON LA BISEXUALIDAD – FREUD (1908)
Entre las fantasías las hay CC e ICC y tan pronto han devenido ICC pueden volverse también
patógenas.
La fantasía ICC mantiene un vinculo con la vida sexual de la persona, es idéntica a la fantasía que
le sirvió para su satisfacción sexual durante un periodo de masturbación. El acto masturbatorio se
componía de dos fragmentos, la convocación de la fantasía y la operación activa de
autosatisfacción. Cuando luego la persona renuncia a la satisfacción masturbatoria y fantasea, la
fantasía misma de CC que era deviene ICC. Si no se introduce otra modalidad de satisfacción
sexual la persona permanece en la abstinencia y no consigue sublimar su libido hacia una meta
superior. Está dada la condición para que la fantasía ICC refresque, prolifere y se abra paso como
síntoma patológico.
Los síntomas histéricos no son otra cosa que las fantasías ICC figuradas mediante conversión y
en la medida en que son síntomas somáticos con harta frecuencia están tomados del circulo de
las mismas sensaciones e inervaciones motrices que originariamente acompañaron a la fantasía
todavía CC en esa época.
Se ha comprobado que el contenido de las fantasías ICC corresponden en todos los puntos con
las situaciones de satisfacción que los pacientes llevan a cabo con conciencia.
El nexo entre las fantasías y los síntomas, no es simple, sino múltiple y complejo. Probablemente
a consecuencia de las dificultades con que tropieza el afán de las fantasías ICC por procurarse
una expresión. Un síntoma no corresponde a una única fantasía ICC, sino a una multitud de ellas.
El síntoma histérico:
1- Es el símbolo mnémico de ciertas impresiones y vivencias traumáticas eficaces.
2- Es el sustituto del retorno asociativo de esas vivencias traumáticas.
3- Es expresión de un cumplimiento de deseo.
4- Es la realización de una fantasía ICC al servicio del cumplimiento de deseo.
5- Sirve a la satisfacción sexual
6- Corresponde al retorno de una modalidad de la satisfacción sexual que fue real en la infancia.
7- Nace como compromiso entre dos mociones pulsionales o afectivas opuestas.
8- Puede asumir la subrogación de diversas mociones ICC no sexuales.
9- Es la expresión de una fantasía sexual ICC masculina y otra femenina.
El síntoma histérico se produce por una soldadura entre, síntoma corporal preexistente y el
significado sexual que le proporciona una o varias fantasías.
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PEGAN A UN NIÑO – FREUD (1919)
Pegan a un niño es una fantasía que aparece en varios historiales de Freud. Frase que se le
aparece a ciertas personas y los incita a la búsqueda de satisfacción sexual por lo general
onanista.
FASE INTERMEDIA: Revela el núcleo estructural del Edipo. La perversión fundamental del
neurótico: Masoquismo.
Restituye al padre como partenaire de amor incestuoso. Lo nombra en vano, solo por nombrarlo,
solo para sostener el deseo del Otro.
El neurótico se borra de la frase, no aparece en la enunciación, se borra de una fijación a la que
está anudado de por vida.
Los elementos fundamentales son los que están borrados, suprimidos de esa frase. Suprimidos
pero articulados, ellos son:
- Sujeto como sujeto gramatical
- Padre como partenaire
- Mirada como objeto excluido de la escena
Son esos elementos que la fantasía agrega a la pulsión los que permiten sostener el deseo,
sostenerlo de alguna manera que no genere la molestia de tener que llevarlo a las condiciones del
acto. Llevarlo al acto seria ejecutar una acción pulsional especifica en base al deseo del Otro.
La fantasía sostiene al deseo fuera de la cadena de la demanda. Ese sostenimiento fantasioso del
deseo tiene consecuencias ya que la fantasía define la realidad psíquica, entonces: el sujeto
concebirá el mundo como hostil, además le gustará la religión, la disciplina, castigo y buscará
irritar a personas que pueda ubicar en la serie paterna. Y además será más neurótico canto más
se quede mirando.
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de la seguridad especular, que lo mantiene en una sensación de omnipotencia o de entendimiento
de la omnipotencia de algún otro.
El acto es un acto específico que satisface una pulsión, es el deseo del otro.
Para que se dé, hay que salirse de la esfera del reconocimiento y de la identificación que provee
la fantasía. Por eso, si el psicoanálisis promueve el acto no habrá psicoanálisis sin angustia ya
que la angustia es la sensación del sujeto ante el deseo del Otro cuando carece del escudo del
reconocimiento y cuando no logra tampoco identificarse verdaderamente al objeto a de la fantasía.
Sin esto, sin el psicoanálisis, el neurótica solo podrá actuar en los ámbitos restringidos (soledad,
oscuridad, silencio) que inconscientemente su fantasía le exige para subsistir.
Freud explica como el psicoanálisis ayuda a lo antedicho, “no es lo mismo jugar mentalmente con
la fantasía que hablar de ella”. Hay algo más penoso que hablar de la fantasía y es hablar del
síntoma una vez que se ha resquebrajado el sentido, el alivio, el modelo, la realidad que
proporciona la fantasía ICC. Además hablar del síntoma es hablar de lo insoportable, hablar del
deseo del Otro sin el resguardo de la significación absoluta que ofrece la fantasía.
La fantasía no es el síntoma, no es la pulsión, no es la satisfacción erótica, pero se suelda a ellos.
¿Qué se espera del análisis final? Satisfacer pulsión y deseo del Otro de una forma diferente a la
del síntoma, con actos.
Pero tampoco se logrará que toda se exigencia pulsional se realice en acto, siempre queda algo
de no realizable, siempre hay un resto sintomático. Para que esto ocurra el analista también
deberá dejar de lado su propia fantasía/realidad.
Hay que correrse de la ventana de la fantasía a la puerta del acto.
Punto I
Cada vez que encontramos represión en la neurosis es porque el sujeto no quiere reconocer al
que exigirá se reconocido. En la neurosis se evita mientras que en la perversión se la reconoce al
desnudo. Aparece algo que, con respecto al instinto, es un elemento desprendido, un signo, un
significante del instinto.
El fantasma pegan a un niño, no se trata de un fantasma sádico o perverso cualquiera, se trata de
un fantasma que se consuma y se fija en una forma cuyo tema comunica el sujeto con mucha
reticencia, está asociada a una carga bastante importante de culpabilidad, no es el sujeto quien
niega, está ahí como espectador. El personaje que pega es de la estirpe de los que tiene
autoridad.
La primera etapa nos dice que se encuentra siempre en las niñas, el niño que es pegado y que ha
revelado en todos los casos su rostro es un hermano o hermanita a quien el padre le pega. ¿Cuál
es el significado de este fantasma? No podemos decir si es sexual o si es fálico, hay
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primitivamente fusión de los instintos libidinales, los instintos de la vida con los instintos de la
muerte.
Aunque este fantasma sea primitivo, Freud subraya al mismo tiempo que donde se sitúa su
significación es en el padre. El padre rehúsa, le niega su amor al niño pegado, hermano o
hermana, hay ruptura de la relación de amor y humillación. Es objeto de una crueldad excesiva
que consiste en negarlo como sujeto, en reducir a nada su existencia como deseante. Reducirlo a
un estado que tiende a abolirlo como sujeto, mi padre no lo ama, este es el sentido del fantasma
primitivo y es lo que complace al sujeto, el otro no es amado, es decir, no está establecido en la
relación principalmente simbólica. Este fantasma arcaico nace así de entrada en una relación
triangular que se establece entre el sujeto, el hermano y el padre.
La segunda etapa; vinculado con el Edipo propiamente dicho. Tiene el sentido de una relación
privilegiada de la niña con su padre, es ella la que es pegada, puede ser un testimonio del retorno
del deseo edípico en la niña, el de ser el objeto del deseo del padre, con la culpabilidad que
implica, la cual exige que se haga pegar. Como el mensaje en cuestión esta reprimido, no se
puede recuperar de la mensaje del sujeto, mecanismo que Freud llama regresión hace que el
sujeto recurra a la figuración de la etapa anterior para expresar en un fantasma que nunca sale a
la luz, la relación francamente libidinal ya estructurada de acuerdo con la modalidad edípico, que
el sujeto tiene entonces con el padre.
Tercer etapa; la salida del Edipo, del fantasma solo queda un esquema general. Se ha introducido
una nueva transformación, que es doble. La figura del padre es superada, traspuesta, remitida a la
forma general de un personaje en posición de pegar, omnipotente y despótico mientras que el
sujeto es presentado en la forma de esos niños multiplicados que ni siquiera son ya todos ellos de
un sexo preciso sino que forman una especie de serie neutra.
Punto 2
La primera dialéctica de la simbolización de la relación del niño con la madre concierne
esencialmente a lo que es significable, es decir, lo que nos interesa. La relación con la madre no
está hecha simplemente de satisfacción y de frustraciones, está hecha del descubrimiento de
aquello que es el objeto de su deseo. El sujeto, ese niño ha de acceder al mundo del significado,
tiene en efecto que descubrir lo que para ella significa su deseo.
El nombre del padre tiene la función de significar el conjunto del sistema significante, de
autorizarlo a existir, de dictar su ley, les diré que frecuentemente hemos de considerar que el falo
entra en juego en el sistema significante a partir del momento en que el sujeto tiene que
simbolizar, en oposición al significante, el significado en cuanto tal, quiero decir la significación. Lo
que le importa al sujeto, lo que desea el deseo en cuanto desea lo deseado del sujeto cuando el
neurótico o el perverso tiene que simbolizarlo lo hace literalmente en última instancia por medio
del falo. El significante del significado en general, es el falo. El falo entra ya en juego tan pronto el
S aborda el deseo de la Madre. Este falo esta velado y estará velado hasta el fin de los siglos por
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una simple razón, porque es un significante, ultima, en la relación del significante con el
significado.
El deseo de la madre no es simplemente el objeto de una búsqueda enigmática que deba conducir
al S, en el curso de su descubrimiento, a trazar en el ese signo, el falo. Para que este entre a
continuación en la danza de lo simbólico, sea el O preciso de la castración y se le devuelva al fin
bajo una forma distinta para que haga y sea lo que ha de hacer y ser. Lo es, lo hace, pero aquí
estamos en el mismo origen, en el memento en que el S se enfrenta con el lugar imaginario donde
se sitúa el deseo de la M y ese lugar está ocupado.
Objetivo del psicoanálisis: Hacer CC lo ICC de las mociones pulsionales para que ese saber
aumente las probabilidades de actuar, de ejecutar la acción especifica que satisface la pulsión.
Hay que RECORDAR LO OLVIDADO (REPETIR), REELABORAR para llegar hasta ese momento
de emergencia de la pulsión bajo la forma accidental de un trauma. Herida la que el sujeto queda
fijado y ruptura de una armonía inocente.
En el camino entre síntoma y pulsión se interpone la fantasía. En el lugar del saber sobre la
articulación entre síntoma y pulsión hay una realidad psíquica llamada FANTASÍA.
La fantasía es imprescindible, tiene parte de realidad. Porque viene a suplir una carencia
fundamental para el hablante, su pulsión sexual no tiene objeto y es la fantasía la que le provee
uno.
Otra cosa que no existe es la relación sexual, un elemento que podría mediar entre hombre y
mujer. Ese elemento que no existe es el falo.
Ese elemento que no existe y que garantizaría un mismo modo de actuar en lo sexual para toda la
especie humana, que los psicoanalistas llaman falo, ese elemento que haría que un hombre y
todos los hombres actuaran ante una mujer desnuda del mismo modo es suplido por la fantasía.
LA FANTASIA SUPLE LA FALTA DE FALO. El falo brinda un objeto que la sexualidad no tiene.
Entonces, para que el hombre se excite con esa mujer tiene que aparecer algo (la fantasía) que
permita identificarse con el objeto de la pulsión pregenital.
Entre un hombre y su partenaire está el muro del lenguaje que no nos permite más que
malentendernos. Solo podemos malentendernos por las rendijas que trama el ICC.
El ICC, trama de malentendidos, maraña de equívocos, esa red solo se organiza cuando entra en
acción la FANTASIA y ubica en el lugar del partenaire a un objeto que es una parte del sí mismo.
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El efecto del lenguaje sobre el cuerpo, efecto de un recorte significante = El objeto a = Causa del
deseo del Otro.
Ese objeto a conserva algo de real, un real que no se pierde del todo. El lenguaje vía mal
entendido entrama ese objeto en el discurso del Otro, que es el ICC. Lo esencial de la fantasía es
que el sujeto se identifica con el objeto a.
El objeto a, no es un buen objeto, (vampiro) no es especulizable, debe estar excluido de la
imagen. Por la fantasía el sujeto se identifica al objeto a, al efecto a del lenguaje.
Las fantasías, velan el efecto angustiante de la causa de deseo del Otro. La eficiencia de la
fantasía radica en que tiende un velo sobre aquello con lo que uno se identifica. Si el velo falla,
hay angustia.
La angustia es señal de presencia estructural de ese objeto que usualmente el sujeto no ve
porque se identifica con él, mira desde él. El sujeto se encuentra con el objeto a y siente el deseo
del Otro como amenazador, ya que no lo puede reducir a demanda de amor o de reconocimiento.
En el acto el objeto a ya interviene como cauda de deseo, pero una causa que ya no angustia
sino que impulsó al sujeto al encuentro con el Otro.
Angustia y acto, ambos rompen la identificación implícita en la fantasía.
La fantasía permite al neurótico sostener su deseo. Sostenerlo como inhibido, como no realizado,
por identificación con un objeto a que se define por no satisfacer la demanda, que es una
exigencia significante, exigencia pulsional.
Para entender esto hay que repasar la diferencia entre DEMANDA y DESEO.
El neurótico confunde fantasía con pulsión. El neurótico es neurótico porque las confunde.
Confundir la exigencia significante (pulsión) con el objeto a (fantasía), que es precisamente lo que
no deja satisfacerla.
La fantasía sostiene el hecho más curioso de la neurosis, que la DEMANDA ADMITA UN USO
METAFÓRICO, que ya no sea demanda pulsional, sino demanda de otra cosa. Esta es la base de
la clínica, así el analista podrá ubicarse él mismo en el lugar de a, para luego cortar la
identificación (S –A) y así realizar la destitución entre demanda y a.
Conferencia 28 – Freud
1º - Que la libido pase de los síntomas a la transferencia y se concentre en el analista como objeto
a.
2º - Desprender al analizante de ese objeto a.
¿Por qué el neurótico hace equivaler el o con la demanda? Porque así evita la certeza de la
angustia, certeza que lo llevará más allá de principio de placer. Mientras puede seguir
confundiendo, seguirá durmiendo en su realidad psíquica.
Pasar a la acción implicaría que el a deje de ser algo perteneciente a la fantasía como soporte,
sostén neurótico del deseo inhibido, sino como causa de un deseo en el Otro.
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EL TRAUMA - SOLER
Cuando definimos el trauma, hablamos de “evento traumático”: cuando hay irrupción violenta de
un real que cae bajo el individuo, un real imposible de anticipar, y a la vez, imposible de evitar. Un
real que parece, además, excluir la incidencia del inconciente, o del deseo propio del sujeto que lo
padece.
Hablamos del trauma cuando hay una irrupción violenta del dolor, del sufrimiento, del espanto, por
la vía de un encuentro inesperado.
A nivel social entre el trauma y el ser hablante se interfiere una barrera, un velo anti-estimulo
(Ideología, religión, arenga militar, solidaridad). Ya no son tan consistentes estos velos. No es que
las causas traumática hayan crecido o son más potentes, sino que los discursos son menos
consistentes.
Lacan “gracias a los discursos generalizados, sus construcciones simbólicas, vivimos un sueño
generalizado en la cuna, que nos abriga del encuentro con lo real”
Cuando hay un discurso consistente (un discurso que propone significaciones estables,
compartidas más o menos por todos, y que ordena los alzos), los sujetos están protegidos de las
irrupciones brutales y de los traumas. Por el contrario, cuando el discurso pierde su consistencia,
cuando la pantalla se agujerea, hay traumatismo. Es decir, el traumatismo no por la vía de una
agujero, sino por la vía de un exceso; un exceso de real o de algo que amenaza.
Freud ya no cree en sus histéricas, “Voy a sustituir causalidad traumática por causalidad
fantasmática”
- Lo traumático contingente: Me pegaban, nació el hermanito, nos mudamos. Sujeto
Victima-inocente.
- Lo traumático necesario: Ser hablante. Sujeto no es completamente inocente, hay un
beneficiario, un responsable. ¿Qué es lo traumático? Freud pone al momento traumático
como un encuentro con lo que llama “un peligro real”. Pero ¿Qué es un peligro real para
Freud? – llama peligro real al momento en que el sujeto se encuentra confrontado o
tomado por una “excitación intratable”, una excitación a la vez insoportable e intratable.
Depende de la cantidad de excitación y del desamparo de cada singular. TODOS LOS
SUJETOS NO TIENEN LA MISMA PREDISPOSICION AL TRAUMATISMO.
¿Y donde ubicamos al ICC en este esquema?
Esta en ambos lados. El ICC está en la barrera fantasmática y en lo real traumático; marcas
infantiles sin sentido.
25
Lacan ubicaba al inconciente respecto de la memoria. Decía: el inconciente no es perder la
memoria, es no recordar-se lo que uno sabe. Quiere decir que el inconciente está constituido por
los signos, las imágenes, los significantes, en los que el sujeto no se reconoce. U en este sentido,
el inconciente que se impone en las repeticiones del sujeto, que se impone en los síntomas del
sujeto, violenta al sujeto de la misma manera que lo real. Entonces, efectivamente, el sujeto
percibe al inconciente.
La tesis psicoanalítica de Freud, retomada por Lacan, es que lo que está inscripto en el
inconciente, lo que llamamos el saber inconciente, son los trazos, las memorias de experiencias
originarias traumáticas, de encuentros que fueron traumáticos en su origen. Lo que permitiría
definir un doble nivel de implicación del trauma en el inconciente. El inconciente sería el retorno
automático y entonces traumatizante de la memoria de los traumatismos originarios.
Freud dice “toda neurosis es traumática”, vale decir, tiene un origen traumático. Quiere decir que
cada neurosis se caracteriza por el retorno incoercible e insoportable de las marcas del
traumatismo originario.
Se trata, ya sea de experiencias que conciernen al cuerpo del sujeto, ya sea percepciones que
afectaron vía la vista y el oído. Es decir, que evoca claramente a las primeras experiencias de
encuentro con un goce a nivel del cuerpo propio, o a nivel de sorprender (en las escenas
primarias) algo del goce del Otro.
La tesis hace del inconciente algo como el estigma, el memorial de las experiencias traumáticas
del goce.
Es que en la medida en que el niño recibe un discurso que no tiene el goce en su programa,
entonces inevitablemente se va a enfrentar con un momento traumático en que encuentra lo que
no fue inscripto en el discurso del que dispone. Ya sea su goce propio, ya sea el goce del Otro.
Entonces, es cierto que el inconciente tiene algo traumático a la vez que vehiculiza el traumatismo
originario; pero no es toda la verdad, más bien es un aspecto solo de la estructura. El inconciente
mismo es una pantalla contra el trauma.
Freud dice que los malos, los desdichados encuentros reales, tiene efectos terapéuticos sobre la
neurosis. Quiere decir que un sujeto que tiene encuentros desdichados se presenta menos
sujetado a su neurosis.
Lacan dice la misma cosa de otra manera. Dice que “el sujeto es feliz”, lo que quiere decir que
cualesquiera fuesen los encuentros, los acontecimientos, a un cierto nivel el sujeto logra siempre
obtener su satisfacción. Se enciente si se piensa que es en el inconciente en el que se inscriben
las marcas de los primeros encuentros, con las sorpresas del goce (ya sea el goce propio o el del
Otro). Este inconciente es también el aparato de conducción define las vías de conducción de la
satisfacción de un sujeto.
Otra manera de decirlo es que el inconciente preside a los síntomas de un sujeto y que los
síntomas son maneras de gozar, de alcanzar una satisfacción paradójica pero una satisfacción sin
embargo.
26
Así Freud podía constatar que el sujeto quiere a su síntoma como a sí mismo. Y el psicótico
quiere a su delirio como a sí mismo. A la vez lo padece, pero es él.
Según Freud, perversión significa el predominio de una pulsión parcial desarrollada con suma
intensidad. Que en lugar de satisfacerse en el placer preliminar traslada el primado que tiene lo
genital en el desarrollo normal a otra zona erógena que no concuerda con ese fin sexual. Sin
embargo, esta pulsión muy raramente carece de objeto, sino que ha atravesado el complejo de
Edipo.
La satisfacción perversa queda anudada a condiciones muy estrictas y bizarras, que superan las
exigencias de la pulsión parcial.
Las neurosis son el negativo de la perversión. Al decir que la neurosis es el reverso de la
perversión significa que en las neurosis estarían en juego las mismas fantasías reprimidas,
aquellas que en el perverso provocan un placer CC.
En análisis de la fantasía “pegan a un niño” aporta esclarecimiento al modo de satisfacción
perverso.
En los tres estados por los que atraviesa esta fantasía, (el padre pega al niño odiado por mí, el
adre me pega a mí y un niño es golpeado) casi todo se modifica pero un elemento es constante:
se trata de la representación de ser golpeado y a esta representación se anuda el pacer
perverso que conduce al onanismo.
Un elemento preciso resiste al cambio y aparece como soporte del placer. Los otros componentes
son reprimidos.
El carácter bizarro de algunas perversiones se debe a que se trata de un fragmento aislado
proveniente de las vivencias infantiles y las fantasías separado de un contexto y por tal motivo
incomprensibles tanto para el perverso como para los otros. La perversión se origina en que un
elemento especialmente idóneo del vivenciar o del fantasear infantil ha sido retenido en la CC,
salvándose de hundirse en las tormentas del desarrollo. A este elemento se desplaza la
satisfacción perteneciente a la sexualidad infantil luego de que los restantes representantes de la
pulsión sucumbieron a la represión.
Este recurso de la división por el que un elemento pasa al servicio de la represión, al mismo
tiempo que introduce en el yo el placer de un periodo pregenital parece ser el mecanismo de la
perversión. Este mecanismo permite comprender el pasaje de la perversión a la neurosis, sino
perdemos de vista que la represión correspondiente al desarrollo de la organización libidinal es un
proceso gradual.
En la lucha de la represión se aísla un elemento que es incorporado al yo y elevado a la condición
imprescindible para la satisfacción perversa.
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UNIDAD IV: LAS ELECCIONES DEL SER HABLANTE
¿Qué es el síntoma? Es sustituto para la satisfacción frustrada. Son actos perjudiciales, inútiles
que conllevan sufrimiento o displacer.
El perjuicio principal es el gasto anímico que cuesta más el gasto para combatirlos. Se produce
empobrecimiento para la persona por baja energía anímica disponible incluso hasta la parálisis
por afectar la energía disponible (el estar enfermo en un concepto práctico).
El síntoma es resultado de un conflicto alrededor de una nueva modalidad de satisfacción
pulsional. Las dos fuerzas enemistadas vuelven a coincidir en el síntoma.
LIBIDO INSATISFECHA VS. YO-REALIDAD Sostienen “por ambos lados” una solución que
a ellas le conviene pero el damnificado es el sujeto. Ambas partes se reconcilian y forman el
síntoma.
¿Cómo sucede?
1- La realidad le niega a la libido su satisfacción, entonces emprende un camino de regresión
hasta organizaciones ya superadas o se adviene a objetos ya resignados anteriormente.
En ese camino hacia atrás la libido es cautivada por la fijación (son marcas, huellas,
inscripciones en las cuales la libido pudo satisfacerse) que ella ya dejó atrás durante el
desarrollo.
2- Si estas regresiones no molestan al Yo. La libido logrará satisfacción real (aunque no
normal).
3- Si el Yo no está de acuerdo con esas regresiones, conflicto. Así, la libido es como
atajada e intenta escapar, sigue buscando un drenaje para su investidura energética y
¿por dónde liberarse? Por las fijaciones infantiles sobre las cuales el yo no puede influir
porque ya fueron en su momento apartadas de él por su regresión.
Esas fijaciones, separadas del Yo, entrar al ICC, tienen condensación y desplazamiento.
28
Luego el síntoma repite, de un modo desfigurado (por la censura), la modalidad de satisfacción de
su temprana infancia. La persona siente esa modalidad de satisfacción como extraña, como un
sufrimiento, algo irreconocible.
¿Cómo encuentra la libido el camino hacia las frustraciones? Los objetos resignados no lo fueron
por completo, son guardados en las representaciones de la fantasía.
Lombardi; en lugar de saber, de articulación significante entre pulsión y síntoma, hay una realidad
psíquica (fantasía, mezcla de verdad y falsedad). Pulsión y síntoma gozan de la tolerancia del yo,
siempre y cuando no se excedan en la cuantitativa. En la fantasía hay libertad.
Si se sobrecargan demasiado el yo, ya no las acepta porque ellas fuerzan mucho a la realización y
expulsa al ICC y ahí las fantasías ya están en el ICC y de ahí la libido pasa a las fijaciones.
Para que haya síntoma la fantasía investida debe conflictuar al Yo, se reprime, se llega a la
satisfacción sustitutiva.
Ejemplo, Dora: “Hombre con recursos”
Freud interpreta “hombre sin recursos”
Fantasía: Mujer = Algo a ser chupado
Las fantasías posibilitan el camino regrediente al síntoma.
El síntoma no tiene sentido de entrada, aunque sepamos que está lleno de sentido y se entrama
con lo sexual, satisfacción del sujeto. El síntoma es un mensaje, porta saber. Pero eso se da
gracias al forzamiento del dispositivo analítico, sin eso el síntoma no diría nada. El síntoma se
presenta siempre sin sentido, una vez que el dispositivo se pone en marcha el síntoma va a
desplegar un sentido.
Por ejemplo, mujer de 30 años tiene una acción obsesiva: corre de una habitación a otro, se
paraba ahí frente a la mesa, llamaba a la mucama y le pedía algún encargo. Cada vez que Freud
le preguntaba porque hacia eso, ella decía: “No sé”. Un día devino sabedora y le contó a Freud,
ella se había casado con un hombre mucho mayor que ella y la noche de bodas, él resultó
impotente. Él caminó incontadas veces de una habitación a la otra para intentarlo de nuevo y no
pudo. A la mañana siguiente dijo: “Es como para que uno tenga que avergonzarse con la
mucama” y cogió un frasco de tinta y lo tiró en las sábanas.
Al principio Freud no entendió la relación ente éste hecho y la acción obsesiva, pero encontró una
concordancia entre correr de una habitación a la otra, entrada de la mucama. La paciente lo llevó
a Freud hacia una habitación y le hizo ver una gran mancha que había en el mantel.
La paciente se identifica con el marido. Ella hace ver, lo que hacia el marido, hacia ver a la
mucama.
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Freud dice, ella sustituye la cama por la mesa y las sabanas por el mantel y cama y mesa juntas
en ingles existe una frase “Bed and Board” “cama y comida”. Eso significa matrimonio.
Elección forzada
Lacan explicó la elección del ser hablante en dos etapas a las que llamó, alienación y separación.
31
El primero es una elección forzada, el segundo no. ¿En que consiste la alienación? La alienación,
se trata de elección forzada. Se trata de un forzamiento que está ya en el origen de la
estructuración del ser hablante en tanto sujeto. El sujeto es lo que un significante representa para
otro significante. Esto quiere decir, el sujeto es representado por el significante, no para otro
sujeto, ni para otro individuo, tampoco para la madre ni el padre, sino para otro significante. En la
articulación con ese otro significante, el sujeto estará entonces solo representado, es decir,
ausente, desaparecido bajo ese significante binario que viene a funcionar como representante
justo allí donde no hay representación, sino mera exigencia pulsionante de lenguaje, dicho de otro
modo, demanda. Ese efecto de sujeto determinado por el par significante incide sobre el ser
viviente cortando el ciclo vital. Suplanta el instinto natural por una demanda, un S1 que opera
como exigencia significante que impacta sobre el cuerpo funcionando como S2, como lugar de
inscripción simbólica.
En la alienación la elección se representa como forzada, entre significante, sin Otro verdadero (no
hay más Otro que otro significante).
32
Acerca del manejo del tiempo
¿Qué es el tiempo? ¿Existe? Lacan dice que la ausencia del tiempo es un sueño, se llama
eternidad. Uno pasa su tiempo soñando y no soñamos solamente cuando dormimos. El ICC es
exactamente esa hipótesis; que no soñamos solamente cuando dormimos.
En las neurosis encontramos diversas formas de encubrir el tiempo, de perderlo haciendo como
que no existe. La distracción (matar el tiempo), la programación, el aburrimiento, la anticipación
morosa del obsesivo, el demasiado pronto histérico, el demasiado tarde melancólico, la cita y el
desencuentro, la urgencia subjetiva desorientada, el tomar la angustia como motivo de huida.
Para nosotros, en tanto seres capaces de elección, lo real del tiempo es su irreversibilidad. Hay
palabras, hay actos, hay elecciones que establecen un antes y un después. Para el ser humano el
tiempo tiene una coordenada real, la discontinuidad temporal irreversible y su aproximación
conlleva un presentimiento, un afecto propio que se llama angustia. La angustia anuncia y prepara
la renovación de ese momento, su certeza, su carácter de pre-acto hacen de ella un indicador
temporal fundamental del que el neurótico ignora el empleo.
La experiencia de discontinuidad temporal irreversible abarca varios conceptos en psicoanálisis: el
trauma, la castración, la separación, el acto. De cada uno podemos decir que nos afecta como
sujeto, o que en ellos nuestro ser se juega su partida, su realización, su destino. Esa
discontinuidad irreversible podemos padecerla (repetición del síntoma), pero también podemos
intervenir en su producción, en acto, sin más espera.
Mientras hay tiempo, su manejo depende de nosotros. Por más reducido que sea el margen de
elección que nos queda, allí esta nuestro deseo, en ese lapso limitado por el acto como
renovación del trauma original que marca el cuerpo y la muerte que borra cuerpo y marca y goce.
33
La clínica Freudiana del autorreproche
El trauma que afecta al ser en tanto ser capaz de elegir es el núcleo de la elección de la neurosis.
La primer nosología que tiene en cuenta la elección del trauma y la reacción del ser frente o éste
está basada en la clínica del autorreproche.
- La histérica: Dice haber sufrido pasivamente el momento del trauma, siempre inocente.
Inocencia dialectizable que esconde el autorreproche.
- El obsesivo: Siente culpa, tiene CC de su participación activa en el momento traumático.
Eso le gustó.
- El paranoico: Es inocente pero está es incorregible. No cree en el autorreproche. Su
posición se define a partir de este no creer forclusivo que precede y estructura sus
síntomas.
Las distintas formas de no querer saber dan cuenta de que el mecanismo de cada tipo clínico está
precedido por una instancia, el momento de elección.
La separación
Si en la alienación, la elección se presenta como forzada entre significante, sin Otro verdadero, la
constitución del sujeto no se produce sin la separación, respuesta del ser al deseo del Otro que se
ha deslizado entre S1 y S2. El sujeto, antes desaparecido bajo el S2, ahora ataca la cadena en su
punto de intervalo en réplica a lo que en ese intervalo entre significante encuentra como deseo del
Otro, ahora si verdadero.
Por la separación, el sujeto encuentra el punto débil del par primitivo de la articulación significante,
esencialmente alienante. En la separación, el sujeto juega su partida, que le permite liberarse,
ahora sí, del efecto parásito del S2, el significante binario que no lo representa, que solamente es
el lugar de desvanecimiento de su presencia de viviente. Desde que entró bajo la eficacia del par
significante, el ser hablante ya no puede volver a ser meramente un viviente, una parte suya ha
sido captada y puesta en fading por el reforzamiento del lenguaje.
En la separación nos jugamos. La alienación se transforma en un querer, un ejercicio de la
voluntad en el que lo pulsional se satisface, al articularse en acto con el deseo que viene del Otro,
permitiendo al sujeto zafar del S2 que lo dejaba en fading.
Separarse es un parirse, es procurarse un estado civil, vale decir, darse una posición en el lazo
social que solo se alcanza por decisión propia. Este acto no se produce sin Otro.
La alienación implica la eliminación del Otro, no así la separación, que toma del Otro lo más
interesante, su deseo.
34
LA ELECCIÓN DE LA NEUROSIS – COLETTE SOLER
Collette puntualiza dos vertientes que corresponden a la elección, por un lado, finalidad de la
neurosis ¿Para que la neurosis? Y por otro lado, lo que tiene que ver con qué tipo de neurosis
uno elige.
La elección dice Collette no hay que entenderla como un libre albedrio, sin ninguna limitación. El
elegir está determinado y la noción de elección la apoya en lo que Lacan llama proceso de
alienación, es decir, para que un sujeto se produzca, primero a de alienarse al campo simbólico.
Esa aceptación implica una elección forzada porque uno elige al modo que elige entre la vida y la
muerte, la bolsa o la vida. Cuando se elige, se elige aquello con lo que se va a quedar y aquello
que va a perder. La elección que se le presenta al ser hablante implica no elegir entre lo bueno y
lo malo, sino entre lo malo y lo peor. Elegir una vida pero sin la bolsa o la bolsa sin vida. Hablar
de elección forzada significa una elección que no se puede posponer, es un forzamiento a
responder, a elegir y a perder en ese momento. Uno cree que cuando elige está posponiendo lo
otro y no es así, sino que está perdiendo algo.
35
Entonces, ¿Qué elige el neurótico? Elige no tener que elegir, ha rechazado elegir entre pulsión y
defensa. Elige quedarse con la chancha y las 20.
¿Por qué el tipo de neurosis?
El tipo no depende del tipo de pulsión, de lo contingente, de lo traumático, depende del Tyché, del
azar. La verdad del goce es lo que el síntoma tiene de más particular, de singular.
Y si no depende de las pulsiones en sí mismas, ¿de qué depende? Freud, “de la defensa”. El tipo
depende de la defensa.
Lo reprimido es idéntico en todas las defensas, siempre la defensa es motivada por la angustia de
castración.
El histérico, en tanto el otro es completo su trabajo será descompletarlo, causar una falta en el
Otro. El obsesivo, su trabajo será obturar esa falta en el Otro, ese enigma atraves de transformar
ese deseo en una demanda.
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“A PROPÓSITO DE UN CASO DE NEUROSIS OBSESIVA” – PUNTO C (EL GRAN TEMOR
OBSESIVO) Y PUNTO F (OCASIONAMIENTO DE LA ENFERMEDAD) – FREUD (1909)
En esta unidad hay dos capítulos del HDR como modo de ilustración, de cómo interviene la
elección, el posicionamiento del sujeto en la producción o el mantenimiento de su síntoma.
Ocasión directa de acudir a la consulta, eso que le generó el gran temor obsesivo. Fue el
encuentro con ese goce que se represento en la cabeza de este se cuasi virginal de unas ratas
penetrando en ciertos anos en una situación de tormento lo que desencadenó la enfermedad.
Es interesante ver como él se topó con este relato, aquí intervienen ciertos actos sintomáticos que
podemos atribuir a cierta elección del sujeto. En primer lugar, una posición de rivalidad que él
tenía con los oficiales. Él se presenta como oficial de reserva y entra en situación de rivalidad con
los oficiales de carrera. El acto sintomático siguiente es perder los anteojos. Pide por correo un
par de anteojos de repuesto. En un alto, él se sienta a almorzar al lado del capitán cruel. Él ya
había discutido varias veces con este tipo porque él era un amante de las tortura. Él se va a sentar
al lado de un tipo con quien no estaba de acuerdo. ¿No había otro lugar para sentarse? ¿Tenía
que sentarse justo al lado de este?. Ahí el capitán cuenta esa tortura de las ratas. No es casual
que se haya encontrado con ese relato, él se acercó a ese relato. Es en ese marco que este tipo
le da el argumento para algo que va a suceder, “De golpe le asaltó la representación de que a un
ser querido le iba a suceder esto”. El otro le dio el argumento, le dio la letra pero ese argumento
fue tomado, tamizado por el ICC y dice del golpe le aplicó la representación que eso le iba a
suceder a su padre y a su amada. El argumento viene de afuera, pero el ICC de este muchacho
es el que produjo, armó la representación que a él lo sacudió, “las ratas entrando al ano de su
padre y de su amada”. No es que a él lo desencadenó el relato, a él lo desencadenó esta irrupción
de la representación traumática. Representación que no es la que le dijo el capitán cruel, sino que
él la tomó y se la aplicó al padre y a su amada. Hay una participación del sujeto en la producción
de sus síntomas.
El otro punto más allá de la cuestión electiva, la elección de Freud como analista, y como este
rasgo de la criminalidad, de la tortura está marcada en Freud como analista. Estaba convencido
de que Freud tenía un familiar que era asesino.
Hay una parte que no elegimos, la castración, no elegimos la falta en el Otro, eso nos viene del
Otro. Pero como respondemos si, respondemos de una manera singular. No elegimos el trauma
pero si la respuesta frente a lo traumático.
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UNIDAD V: EL SINTOMA EN LOS DIFERENTES TIPOS CLINICOS
No solamente vamos a deducir un tratamiento a partir del diagnostico sino que hay un término que
es el de la aptitud del paciente. Hay una aptitud que si bien suena muy elitista: ¿Cómo es que el
paciente debería ser apto para el tratamiento y no preguntamos si nosotros deberíamos ser aptos
para tratarlo? Tal vez estén en juego las dos cosas pero hay una cuestión de aptitud a
diagnosticar y la aptitud fundamentalmente es que el síntoma sea asequible a los medios de los
que nosotros disponemos. Que ese padecimiento se asequible a alguna intervención que se haga
por vía de la palabra.
Para estar al frente de una cura, de un tratamiento, tenemos que en principio hacer una
evaluación de que ese padecimiento efectivamente puede ser tocado, pueda ser alcanzado por
nuestro instrumento y nuestra clínica que es una clínica que se basa fundamentalmente en la
palabra.
Unidad IV
En el curso de la formación de síntoma pueden observarse dos actividades del yo. Merecen
interés porque son subrogados de la represión. Las dos técnicas son:
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propio enfermo en el sentido de la neurosis, se interpola una pausa en la que no está
permitida que acontezca nada, no se hace ninguna percepción ni se ejecuta acción
alguna. En la histeria es posible relegar a la amnesia una impresión traumática. En la
neurosis obsesiva, la vivencia no es olvidada, pero se la despoja de su afecto, y sus
vínculos asociativos son sofocados o suspendidos, de suerte que permanece ahí como
aislada y ni siquiera se la reproduce en el circuito de la actividad de pensamiento. El
aislamiento motriz está destinado a garantizar la suspensión de ese nexo de
pensamiento.
El obsesivo halla particular dificultad para obedecer la regla fundamental. Su yo es
más vigilante y son más tajantes los aislamientos que emprende, a consecuencia de la
elevada tensión de conflicto entre su superyó y su ello. Tiene demasiadas cosas de las
que defenderse. No le está permitido dejarse ir; se encuentra en un permanente
apronte de lucha. Luego apoya esta compulsión a concentrarse y aislar, mediante las
acciones mágicas que se vuelven síntomas, prácticas que en sí mismas son inútiles, y
presentan el carácter del ceremonial.
El aislamiento es una cancelación de la posibilidad de contacto, un recurso para
sustraer a una cosa del mundo de todo contacto; y cuando el neurótico aísla también una
impresión o una actividad mediante una pausa, nos da a entender simbólicamente que
no quiere dejar que los pensamientos referidos a ellas entren en contacto
asociativo con otros.
¿Qué sucede en la psicosis?, en la psicosis, según Freud, no hay lugar para el analista ya que el
sujeto tiene su libido narcisizada, no tiene otro objeto más que sí mismo. No puede establecerse
en ellos el mecanismo de la curación, que se implementa con los neuróticos, es decir, la
renovación del conflicto patógeno y la superación de las resistencias de la represión.
Sin embargo, Lacan, apoyado en la teoría de la negación de Freud, desarrolla un concepto
diferencial para la psicosis, el mecanismo de la forclusión.
En su seminario 3 Lacan plantea que no todo está tan solo reprimido, que para que algo sea
reprimido primero tuvo que haber sido admitido en el aparato, en lo simbólico. A esa inscripción en
lo simbólico la va a llamar, siguiendo a Freud, afirmación primordial. Esto supone un nivel
estructural en la constitución del aparato psíquico, un nivel de inscripción de significantes. Esa
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inscripción en lo simbólico podría a su vez faltar. Algo de lo primordial no entra en simbolización y
no es reprimido, sino expulsado.
Entonces, lo que cae bajo la acción de la represión retorna. Lo reprimido siempre está ahí y se
expresa, por ejemplo, en los síntomas. Por su parte, lo que cayó bajo la acción de la negación, es
decir, lo que nunca se inscribió en lo simbólico, tiene un destino diferente, por lo que el retorno no
se producirá en lo simbólico, sino en lo real.
Lo que sucede en la psicosis es que ese significante primordial que fue rechazado, que es el
significante del nombre del padre. Esta ausencia promueve una falla en la instauración de la
metáfora paterna (significante que viene en lugar de otro significante que es el deseo materno) y
por ende, la castración no se inscribe. Aquí hablamos de una falla en la constitución de lo
simbólico, y en la limitación del goce ya que no está regulado por la función fálica. A partir de aquí,
no quedó en la estructura una falta simbólica, por lo que el objeto no se ha constituido como
perdido. Por lo tanto, esto que Freud planteaba respecto a que en la neurosis el analista presta su
persona para que la libido insatisfecha del paciente se transfiera a él quedando ubicado como
objeto, en la psicosis no podría darse ya que el sujeto no busca otros objetos.
Lacan empieza desde otro lado, sujeto supuesto a saber. Un sujeto se dirige al otro pidiéndole
su saber. Es una operación que permitirá que se despliegue la cadena asociativa y se instale la
transferencia. Gracias a la escucha analítica, se ponen en juego los significantes que generan la
división subjetiva y se desencadena un saber. En su seminario 11, Lacan expresa que la
transferencia es un fenómeno que incluye juntos al paciente y al analista.
Entonces, para Lacan en la neurosis, es la instauración de este sujeto supuesto a saber quien
abre paso a la transferencia. En la psicosis, no existe un sujeto divido por el lenguaje, no hay un
sujeto del inconciente, entonces, ¿Qué sucede? El saber queda del lado del sujeto, solo de ese
lado, y esto hace que el mismo paciente se ubique en lugar de objeto.
En “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible para la psicosis”, Lacan plantea
que la falta del significante del nombre del padre, determina un agujero en lo simbólico, y a su vez
se produce otro agujero en el campo imaginario por la falta del significante fálico. La función de
este significante es la de crear sentido. Esto determina para el analista, un solo lugar posible: “El
analista es llamado a suplir con sus predicaciones el vacio (…) percibido de la forclusión”.
Suplencia que tiene que ver con la compensación imaginaria, utilizar un significante que vale por
estar ahí, en el discurso delirante. La transferencia con el analista no pedirá cuenta de esas
palabras, sino que oficia como el campo donde esa palabra que viene del otro puede decirse,
tomar cuerpo y poner en movimiento los significantes.
¿Qué lugar queda entonces para el analista?, Colette Soler distingue tres lugares, por un lado, el
analista será como el Otro de la voluntad de goce que toma al sujeto por objeto, en forma de
persecución, por otro, el analista como significante del Ideal, que suple la referencia paterna
inexistente en el sujeto psicótico, y también el analista como lugar de semejante, de testigo, del
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que escucha, que toma nota y que supuestamente comprende. Respecto al lugar de testigo, el
analista se ubica en un lugar más pasivo y escucha.
El psicoanálisis debe prestar significantes, su nombre de psicoanalista y también su presencia, es
decir, su capacidad para soportar la transferencia delirante. Pero no basta solo con esto, dice
Colette, el analista no puede hacer esto sino desde el lugar del Otro, que es el partenaire de las
elaboraciones espontáneas del sujeto. El analista mismo será interpretado en sus palabras, en
sus intervenciones.
En psicoanálisis:
- existe PROCESO DIAGNÓSTICO
- Se hace bajo TRANSFERENCIA
- Tiene un tiempo para escuchar, hacer hablar al síntoma (“Me aburro”)
- No es buscar las huellas de la enfermedad, sino las huellas de como el sujeto se posiciona
frente a eso.
- No importa la taquicardia sino lo que el sujeto dice de eso y SU PARTICIPACIÓN ICC, SU
POSICIÓN SUBJETIVA frente a eso.
- Para poder entender cuál es la posición del sujeto no hay que verlo como paciente, no
como individuo, no como ser hablante sino como un EFECTO DE DIVISION PRODUCIDO
POR EL LENGUAJE.
Ejemplo, “El sueño”. Para analizarlo primero tenemos que aceptar que el sueño es producción de
un sujeto y que ese sujeto no sabe nada pero es sueño, dice Freud, es un texto (significante) que
representa al sujeto soñante para otro texto (Significante) y ese texto que falta, porque cayó bajo
la represión, es el que habrá que reconstruir por asociación libre.
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El síntoma quiere decirnos algo. En el síntoma hay implicación de saber. El síntoma tiene una
intención (¿La de quien?), la del sujeto que la enuncia.
Al síntoma el psicoanálisis le atribuye, UN SUJETO, UN SABER, UNA INTENCIÓN. Que
comiencen a parecer algunos de estos elementos, significa que el síntoma comienza a ser
analizable.
El síntoma representa a un sujeto para un saber que no se sabe.
Ese saber no sabido cambia según la estructura:
- El saber del psicótico: A ellos algo le hace signo. Tienen certeza, no como el neurótico
que duda. Ese auto rojo es signo de que me quieren matar. “Yo sé”, el saber no está en el
otro. Yo sé certeramente que mi cuerpo se desintegra cuando usted me mira.
Schereber sabía que Dios quería embarazarlo para crear una nueva especie.
- El saber en la perversión: Sabe como gozar y dividir al otro, no duda, no tropieza, pero
tampoco puede trasmitirlo.
- El saber del neurótico: Supone que el otro tiene un saber y precisará de una analista
para ponerlo en el lugar de sujeto supuesto a saber y que lo ayuda a descifrar ese saber.
Sabe de su síntoma pero no del goce que hay detrás.
El analista no sabe más que de la mitad del síntoma. Quiere decir que para construir/descifrar la
otra mitad se precisa de dos personas.
La ventaja del diagnóstico en psicoanálisis no es clasificatoria sino que permite ubicar la
participación ICC del sujeto en la reacción y sostén de su síntoma.
Efecto terapéutico del psicoanálisis: supone que hay más de un modo de responder, de satisfacer
lo que en el ser hablante viene al lugar del instinto, la demanda en tanto exigencia significante,
hay distintas formas de posicionarse frente a la demanda, padecer / repetir y transferir / actuar.
En el centro Avellaneda, 200 pacientes, 15 psicólogos, 4 entrevistas libres, llevo a que los
pacientes se den cuenta, incluso en esas situaciones desfavorables, la cuota de miseria neurótica
que ellos agregan a la miseria de su vida.
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Conclusión; la causalidad subjetiva no es completamente inabordable incluso en situaciones de
urgencia social.
Además, no diagnosticar etiquetando por DSM producirá mejor catarsis. El sujeto no logra
vislumbrar que hay una causa que no es colectiva y que lo concierne particularmente.
La singularidad cosifica y esto forma parte de las coordenadas de la paranoia cuyo sujeto, en
tanto excepcional, se siente objeto de deseos en el Otro que lo perjudica. No llega a formularse
correctamente ¿Qué quiere el otro de mí? Pero se anticipa a la respuesta de que el Otro quiere
gozar de él de un modo en el que el sujeto rechaza, apartándose de lo social. La paranoia es un
caso de singularidad vivida como tal, realmente por fuera del registro tranquilizador del “para
todos”. En el neurótico en cambio, el sentimiento de singularidad no exige el salir del principio de
placer, siendo una víctima universal y padecer como todo el mundo.
Lacan expresa que la función del padre consiste en encarnar una excepción tal que releva al
sujeto de ese lugar, de ese goce de lo que el Otro desea oscuramente. El padre como función
mítica y lógica alivia al neurótico de lo que la singularidad tiene de cosificante para el psicótico.
Lo que incomoda al neurótico, entonces, no es la singularidad sino la particularidad de su
síntoma, que lo señala como perteneciendo a cierta clase. Por eso, el psicoanálisis debe buscar
su clasificación y su reacción propiamente sintomática a los indicadores de lo que su síntoma
tiene de típico. Esto es muy importante para advertir que la singularidad no es normal, ni universal,
que el síntoma es algo suyo pero también ajeno, que le es familiar pero también extranjero ya que
le ocurre a otros neuróticos que padecen la misma neurosis que él. El proceso diagnóstico tiene
como función revelar al síntoma en su extrañeza. Entonces, para situar el síntoma neurótico no
hay que conformarse con la singularidad del caso (asociaciones peculiares, combinaciones
inéditas de la historia) hay que pasar además, por lo particular y volver a las categorías freudianas
que interrogan lo que tiene de singular.
La particularización del síntoma es decisiva para el proceso diagnóstico en psicoanálisis ya que es
condición de la ubicación del padecimiento subjetivo para el paciente y también de la posibilidad
de abordarlo analíticamente.
A éste 1º movimiento clasificatorio luego responde a un movimiento inverso que singulariza
realmente al analizante, ya que el síntoma es lo que el sujeto conoce de sí mismo sin reconocerse
en ello. El síntoma es la división instalada en el ser hablante, división que de él hace sujeto. El
síntoma no se cura en el análisis, pero su incurabilidad demostrada por el proceso analítico otorga
al ser hablante la posibilidad de arreglárselas con él: El síntoma ha sido simplificado, advertido
como división del ser. Como consecuencia, ahora resulta más doloroso si no se hace algo con él.
Ya no atemperado por los beneficios secundarios de la egosintonía ni la fantasía, se puede
entonces saber que el alivio de ese dolor no depende del otro sino de propio obrar.
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UNIDAD VI – MOMENTOS DECISIVOS DE LA CURA ANALITICA
¿Y luego qué? Dependerá del empeño que el paciente ponga en la asociación libre . Hay que
evaluar cuanto está dispuesto a acercarse a los saberes ICC que causan su síntoma. Verse como
NO DUEÑO de su decir. Lacan exige que haya una verdadera demanda. Demanda de querer
desembarazarse del síntoma.
Lacan, “podemos estar todo el día dando vueltas en una habitación pero el ACTO es atravesar la
puerta”. Para eso el paciente tiene que hacer un esfuerzo.
El analista trabaja en la falla, en la GRIETA que hay entre demanda y deseo.
Si nos quedamos en el terreno de la demanda, el paciente hará Acting out o pasaje al acto.
- 2º decisión: Terminar el tratamiento. La terminación de un tratamiento también responde
a una toma de decisión que corresponde a las dos partes en juego, al que trata el paciente
y al mismo paciente.
PERIODO DE PRUEBA:
- Acepta los pacientes provisoriamente, por una o dos semanas.
- El objetivo es seleccionar a los pacientes; decidir si son o no aptos para el análisis.
- Tiene una motivación diagnóstica: si bien no posibilita una decisión segura, se trata de
poder ver presuntamente un diagnostico de estructura.
- Este ensayo previo ya es el comienzo del psicoanálisis y debe obedecer se regla.
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- Instalación de la transferencia operativa.
Advierte que la cura debe ser realizada en ABSTINENCIA, regla que lleva a la dirección de la
cura. Dice que la actitud de los pacientes al inicio del tratamiento tiene una importancia escaza,
corre al Yo desde el inicio. Desestima las cuestiones relativas al Yo porque el analista no debe
dirigirse a éste, sino que su escucha debe estar más allá de la primera formulación de expectativa
buena o mala, debe dirigirse al ICC.
El dispositivo es lo que hace que se trate de PSICOANALISIS: Asociación Libre e Interpretación,
lo que hace a la dirección de la cura es la posición del analista que es estable.
Lacan en el seminario 17 explica esto de la siguiente manera: El analista está en posición de
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- Lo conserva como una manera de eludir la sugestión, no quiere que sus gestos, ni su
mirada incida en el discurso del paciente. Pone al paciente desde el inicio en el diván.
- Lacan explica que no hay que poner al paciente desde el principio en el diván. Las
entrevistas preliminares son diferentes al tratamiento y pasar al diván es lo que hace la
diferencia. Cuando la demanda de análisis esta puesta verdaderamente en forma, recién
ahí se pasa al diván. Este es un punto de inflexión, el que trabaja es el analizado, antes
trabajaba el analista. El analista es el que garantiza que esto se pueda producir, estando
posicionada en su lugar.
- Freud le concede la palabra al sujeto desde el principio, poniéndolo al paciente en
situación de elegir de que quiere hablar. No interesa con que material empiece pero sí que
sea el paciente que elija el punto de partida.
REGLA FUNDAMENTAL:
Tiene que estar desde el principio, desde el periodo de inicio. Le dice al paciente que su relato
tiene que diferenciarse de una conversación ordinaria (el analista no está como sujeto, sino como
objeto para causar la división subjetiva, no se trata de un relato de Yo a Yo) y que tiene que decir
lo que se le ocurra aunque sienta repugnancia ante algunos pensamientos que preferiría
rechazar.
La RF apunta a quebrar el principio de placer que se mantiene en las conversaciones ordinarias.
Se trata de que el paciente NO OMITA NADA. No se trata de un ideal de que se diga todo, porque
siempre falta un significante. Se apunta a que aparezca lo ineludible, ordena decir algo más y a ir
más allá del principio de placer.
Regla fundamental: Técnica. Es una experiencia asociativa, siempre ligar algo más.
Apunta a que aparezcan los significantes que determinan al sujeto.
Asociación libre: Método. Es queda ligado al arbitrio del significante. Es un decir que no
se orienta hacia lo útil, apunta al más allá del principio de placer.
Expone que es una regla destinada a ser infligida porque el tratamiento va a ser llevado
adelante bajo el imperio de las resistencias, que hace que la regla se interrumpa.
Toma la frase que luego tomará Lacan: “para hacer una tortilla hay que romper los huevos”. Es
decir, no se puede pasar por el análisis sin pasar por la regla fundamental y no se puede hablar de
ella sin que la resistencia y la transferencia no intervengan. Refiere a que hay puntos en la
estructura de donde no se puede escapar.
Dice que no hay que esperar un relato sistemático, ni hacer nada para propiciarlo porque es un
relato preparado del Yo que está para defenderse y para que no afloren las resistencias. Aconseja
que cada relato se narrado de nuevo, ya que con esta repetición va a aparecer el nexo reprimido.
Dice que mientras las comunicaciones del paciente fluyen sin atención no hay que tocar la
transferencia. Hay que aguardar a que la transferencia devenga resistencia para poder hacerlo.
Habla de la paradoja de la transferencia: Su cara obstáculo, hace a la resistencia y su cara
motor, hace que no se pueda prescindir de ella.
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Advierte que es un lugar difícil y que dependiendo de cómo se maneja va a depender el éxito o el
fracaso del tratamiento.
Se pueden comenzar a hacer comunicaciones al analizado luego de que se haya establecido la
transferencia operativa: hace referencia a que se establezca un vinculo, rapport.
PADECIMIENTO Y DESEO DE SANAR DEL PACIENTE COMO MOTOR DEL TRATAMIENTO,
DE LA CURA:
El motor más directo de la terapia es el padecer del paciente y el deseo, que ahí se
engendra, de sanar. Es mucho lo que se debita de la magnitud de esta fuerza pulsional, sobre
todo la ganancia secundaria de la enfermedad.
Pero esta fuerza pulsional misma, de la cual cada mejoría trae aparejada su disminución, tiene
que conservarse hasta el final.
Ahora bien, por si sola es incapaz de eliminar la enfermedad; para ello le faltan dos cosas: (1) no
conoce los caminos que se deben recorrer hasta ese término y (2) no suministra los montos de
energía necesarios contra las resistencias.
El tratamiento analítico remedia ambos déficit: en cuanto a las magnitudes de afecto
requeridas para vencer las resistencias (2), las suple movilizando las energías aprontadas para la
transferencia; y mediante las comunicaciones oportunas muestra al enfermo los caminos (1) por
los cuales debe guiar esas energías.
La transferencia a menudo basta por sí sola para eliminar los síntomas del padecer, pero ello de
manera solo provisional, mientras ella misma subsista. Así sería sólo un tratamiento sugestivo,
no un psicoanálisis.
La transferencia merece el nombre de un tratamiento psicoanalítico si ha empleado su
intensidad para vencer las resistencias. Es que solo en ese caso se vuelve posible la
condición de enfermo, por más que la transferencia, como lo exige su destinación, haya vuelto a
disolverse.
Además, en el curso del tratamiento es despertado otro factor propiciados: el interés intelectual y
la inteligencia del enfermo.
Transferencia e instrucción como las nuevas fuentes de fuerza que el enfermo debe al
analista.
Empero, de la instrucción se vale solo en la medida en que es movido a ello por la
transferencia, y por eso la primera comunicación debe aguardar hasta que se haya establecido
una fuerte transferencia; y, las posteriores, deben hacerlo hasta que se elimine, en cada caso, la
perturbación producida por la aparición, siguiendo una serie, de las resistencias transferenciales.
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ANÁLISIS TERMINABLE E INTERMINABLE – FREUD (1937)
I- La terapia psicoanalítica
La experiencia psicoanalítica, enseña que el trabajo de liberar a un ser humano de sus síntomas,
inhibiciones y anormalidad de carácter es un trabajo largo. El tiempo depende de cuánto le lleve al
analizante producir una cambio en el síntoma, es subjetivo.
Freud, hace algunas advertencias con respecto a la fijación de un plazo:
Es eficaz sólo bajo la premisa de que se adopte en el momento justo
No puede dar garantía de una tramitación completa de la tarea
No se puede extender el plazo una vez que se lo fijó, de lo contrario el paciente no daría
crédito a la continuación
No se puede indicar la universalidad de este recurso técnico. Queda librado al tacto.
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Los analistas son personas que han aprendido a ejercer un arte determinado y,
junto a ello, tienen derecho a ser hombres como los demás. Se le exige, como
parte de su prueba de aptitud, una medida más alta de normalidad y de
corrección anímicas. ¿Dónde y cómo adquiriría el pobre diablo aquella aptitud
ideal que le hace falta en su profesión? En el análisis propio. Cumple su
cometido si instila en el aprendiz la firme convicción en la existencia de lo
inconciente, le proporciona las de otro modo increíbles percepciones de sí a
raíz de la emergencia de lo reprimido, y le enseña, en una primera muestra, la
técnica únicamente acreditada en la actividad analítica. El análisis propio debe
convertirse de una tarea terminable {finita} en una interminable {infinita}. No
tengo el propósito de aseverar que el análisis como tal sea un trabajo sin
conclusión. La terminación de un análisis es, un asunto práctico. El análisis
debe crear las condiciones psicológicas más favorables para las funciones del
yo; con ello quedaría tramitada su tarea. (CAPITULO 7)
4- Roca viva de la castración (el repudio a la femeneidad o castración):
Freud se topa al final con lo que él llama ROCA VIVA DE LA CASTRACIÓN,
que en ambos casos desautoriza la femeneidad (rechaza lo femenino), es un
topo que se verifica, en el hombre (protesta masculina) y en la mujer (la envidia
del pene). Son dos posiciones frente a la castración.
En ambos casos queda por fuera lo femenino, tiene que ver con lo fálico. Freud
dice que la desautorización a lo femenino no puede más que ser un hecho
biológico, una pieza del gran enigma de la sexualidad. Freud no sabe cómo
salir de este atolladero, como dominar éste factor y se consuela con que el
análisis ofrece la posibilidad de variar su actitud frente a la castración.
Lacan parte de éste punto porque es estructural, dice que no tiene que ver con
la biología, va más allá de lo biológico. No es un punto de llegada, sino uno de
partida y esto permite despejar la cuestión a suponer que haya una posibilidad
de variar la posición que se asume frente a esto. (CAPITULO 8)
5- Lo pulsional (el factor económico): No habla de la posibilidad de hacer
desaparecer la exigencia pulsional, es imposible eliminarla. Se trata de lograr
una domesticación pulsional, para que no sea padeciente su intensidad en
los diferentes momentos de la cura para el sujeto. Se trata de un nuevo arreglo
teniendo en cuenta que la pulsión siempre se satisface. Para Freud siempre
hay oposición pulsional (pulsión de vida vs. Pulsión de muerte) y respecto de
las dos pulsiones plantea la DEFUSIÓN PULSIONAL (separación). Quiere decir
que las pulsiones trabajan juntas y con la domesticación la pulsión de vida
conduce a la de muerte hacia el exterior y la expulsa como agresividad. Sino la
pulsión de muerte producirá la autodestrucción en el interior (alimentado el
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masoquismo). Queda siempre una insistencia pulsional que deja resto
(fijaciones de la libido, satisfacción parcial), presencia inequívoca de la pulsión
de muerte que se aferra a la enfermedad y sufrimiento.
No es objeto del análisis eliminar el síntoma, NO HAY SUJETO SIN SINTOMA,
ES LO QUE ANUDA AL SUJETO. Lo que hay a lo largo del proceso analítico es
un DEPURACIÓN DEL SINTOMA hasta que queda un síntoma purificado.
Se plantea cual es la diferencia entre la entrada y la salida para el sujeto
analizado y la diferencia entre el sano y el analizado: El análisis produce un
estado nuevo, que nunca preexistió, no provee una restitución a un estado
anterior. Se trata entonces de un sujeto barrado, pero otro, el estado diferente
que se logra al finalizar un análisis tiene que ver con la reducción de la
repetición y la pulsión.
La RECTIFICACIÓN con posterioridad del procese represivo originario, la cual
pone término al hiperpoder de la pulsión. (CAPITULO 3)
Encuentran sus referencias en “El yo y el Ello”, cuando, a medida que progresa el análisis, el
paciente en vez de mejorar empeora. Freud no puede explicar bien estas reacciones, no las
puede explicar en términos de una reacción narcisista, de rivalidad con el analista, de
enfrentamiento de yo a yo, y finalmente, descartados los elementos transferenciales,
descartados los efectos de la agresividad imaginaria, lo que queda es un factor de
sentimiento Inconsciente de culpabilidad que quiere gozar, y ese goce se logra a expensas
de aumentar el sufrimiento del paciente. Al decir el paciente que el tratamiento lo está
empeorando, ese decir es una manifestación de la pulsión de muerte que desde el SYO lo
lleva al sujeto a un sufrimiento cada vez mayor. O sea que se produce algo más del orden de
la exacerbación (violencia) de la pulsión de muerte, el SYO velando mucho más
severamente y dramáticamente para el paciente, y lo que tenemos por resultado son
pacientes que van empeorando en la cura.
Las formas ruidosas de estos momentos decisivos en la cura son el Pasaje al acto y el Acting
out.
1) ACTING OUT: su característica es que es un acto que se dirige al Otro, se muestra al Otro,
es una mostración. Lacan dice que es esencial reconocer qué es lo que se está
mostrando y a quien se le está mostrando. ¿Qué lugar encarna el analista que
circunstancialmente ocupa ese lugar de Otro, y qué le está mostrando al analista?
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En el Seminario 10, en el caso de la joven homosexual, ese Otro es el padre de la joven. Y
aún cuando el analista sea el receptor de ese pasaje al acto, este también viene a ocupar el
lugar del padre. Y este es el punto en donde Freud decide derivar a la joven a otro médico.
Entonces, hay algo que se muestra a alguien, el Otro, hay que identificar a quien se está
mostrando. Y hay algo que se muestra, Lacan dice que es el OBJETO A, ese resto. Por
eso dirá que lo esencial no es la interpretación sino ese resto que se le muestra al Otro.
El Acting Out busca reencontrar un punto de certeza en el Otro, y la dificultad es que
apunta a buscar en otro sin mentiras sin fraudes, a un Otro de la verdad, o sea otro que no la
decepcione como fue decepcionada. Si hay indicios que aquel que encarna ese Otro, no está
jugado en la verdad de su deseo, prosigue el Acting Out y fracasa todo tipo de acción, de
límite que uno pueda ponerle. O sea que en una situación de Acting Out es uno el que está
siendo interpelado por el paciente y es uno el que tiene que responder por ese Acting
Out. Dice Lacan que el Acting Out, llama a la interpretación pero no es interpretable, no
debe ser interpretado porque no está subjetivado por el paciente. El paciente sabe que
algo pasa, pero no está subjetivado como que le pasa a él, porque no es que busca un saber
sobre eso. Llama a la interpretación pero no hay que interpretarlo, pero si hay que
responder a ese Acting Out. De ahí que en muchos casos que pueden recibir, lo prioritario
no será el síntoma, la angustia, la inhibición, que el caso pueda mostrar, sino de entrada lo
que está en juego, un sujeto en Acting Out, un sujeto que está llamando a Otro.
Dora llega a Freud por esa carta de suicidio que deja en un cajón, llamada al Otro. Y cuando el
padre encuentra esa carta, la manda a Freud, y cuando la manda a Freud, se instala un
proceso de reivindicación querellante, ella quería una respuesta clara, y es que el padre se
separe de la Sra. K. No tenía ningún interés en su análisis. Fue necesario algún trabajo de
alojamiento de Freud, de recepción de este Acting Out para que se iniciara un trabajo
analítico, pero que ustedes ven en las primeras páginas del historial, como no hay ninguna
voluntad de poner en juego lo que a ella le pasaba. Hasta el punto en el que ella plantea “esto
es así (la situación con Señora K, padre y ella) ¿Usted qué puede hacer?”, es decir que hay
una formulación que se trata de algo que es y no de algo que quiere decir. No es “me
pasa esto y no sé porque me pasa”, sino que es “esto es así” y le tira al analista qué puede
hacer por ella. Se van a encontrar frecuentemente con esa situación de “esto es así” y “¿qué
hago?”. Ustedes ahí no están ubicados en ningún lugar de Supuesto Saber, sino que están en
un lugar de Saber y desde ese lugar tendrían que decirle al paciente qué es lo que tiene que
hacer. Esto también es un Acting Out, es algo mostrativo que se dirige al Otro, Otro que tiene
que dar una respuesta y este Otro lo que tiene que demostrar es que no tiene ninguna
herramienta para dar la respuesta. Lo que se pide es que haya un lugar de deseo, de desear
alojar a ese quejoso, a ese sufriente, a ver si pueden modificarse esas coordenadas.
Esto es muy frecuente en los chicos con problemas de conducta en la escuela,
psicopedagogas, psicólogas, etc. la familia no sabe qué hacer, y esto es un Acting Out, ya que
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es una conducta mostrativa que se dirige al Otro, y cuando el Otro se ubica en el lugar del
amo, el director, la maestra, la psicopedagoga, el asistente social, el psicólogo, sigue
clausurando ese espacio que el sujeto busca en el Otro y sigue remontando porque no hay
alojamiento a su deseo. Es probable que cuando alguien pueda alojarlo y a partir de ese
alojamiento, baja la intensidad del Acting Out, a partir de lo cual se puede empezar a trabajar
con un paciente en el cual se puedan ubicar sus síntomas, sus inhibiciones, y qué es lo que
precipitó al Acting Out.
El Acting Out se dirige al Otro buscando una falta en el Otro que lo aloje, no un Otro
petrificado. Acting Out “A barrado” – se dirige al Otro en falta para que lo aloje.
2) En el PASAJE AL ACTO, dice Lacan implica un profundo golpe en el fantasma del lado
del sujeto. Una contingencia en la cual la estructura del fantasma que es la regulación del
sujeto con un objeto, sufre un profundo golpe desde el lado simbólico del fantasma. Y por eso
dirá que el sujeto esta barrado al máximo, es el momento de mayor embarazo. Y por lo tanto
lo que queda de la estructura del fantasma que es la articulación de estos 2 elementos,
uno simbólico y otro más articulado a lo real, a un goce pulsional, al ser golpeado el
fantasma desde el lado simbólico, lo que queda sobre la escena es el sujeto que es en
tanto objeto, un puro resto que buscara su destino reinstalándose en una ventana del
fantasma. La ubicación topológica del fantasma, es que el fantasma es una ventana a través
de la cual uno ve pasar su vida, la realidad, lo real de la vida. Cuando sucede esta
contingencia en la que el fantasma es golpeado desde lo simbólico, del lado del sujeto, el
sujeto queda absolutamente identificado a ese lado objeto, va a buscar su lugar en la
ventana del fantasma. Y una ventana, tómenlo literalmente, para lo único que sirve es para
pegar un saltito a través de ella. es decir que no se sostiene en una ventana, sino que se
arroja por la ventana. O sea, que este objeto (sujeto) ya no se sostiene en Otro, cayó del
lado del Otro, y el sujeto queda como puro objeto a. Y se arroja por la ventana, se arroja a
las vías del tren, se toma las pastillas, etc. En el texto está mencionado como la súbita puesta
en relación del sujeto con lo que él es como objeto a. Es una mierda, y esto no tiene otro
destino que saltar por la ventana o apretar el botón del baño y desaparecer por la cloaca.
El pasaje al acto se relaciona con la caída. El sujeto cae de la escena del Otro ya que lo que lo
constituye queda conmovido. Se produce el borramiento del sujeto, ya que la barra que lo
divide se borra, vuelve a ser resto para el Otro. El sujeto se reduce a objeto a. Dos
condiciones: Confrontación del deseo y la ley e identificación del sujeto con el objeto a.
Cuando el sujeto está en Pasaje Al Acto, hay una brutal exclusión/expulsión del sujeto,
hay una identificación a lo que él es como un deyecto (despreciable) y un deyecto que
fue rechazado, cae de la escena.
Ejemplos: la joven homosexual, el dejarse caer, cuando se tira a las vías del tren, la bofetada
de Dora al Sr K. También en las desapariciones de los chicos y adolescentes, las fugas,
momentos en los que sucede algo en la familia y los chicos se fugan.
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Se puede recibir pacientes que en general se trata de situaciones de pasaje al acto o de Acting
Out intentos de suicidios que en general son pasajes al acto. Uno puede pensar esto como
interrupciones del tratamiento, pero también pueden ser momentos de iniciar el tratamiento porque
se tiene contacto con estos pacientes en estos momentos de Pasaje al Acto o Acting Out y se
trata de cómo rescatarlos y de cómo volver a construir un otro que devenga vida a estos sujetos.
Demanda significa pedir, preguntar, en nuestra lengua está más relacionado con pedir y exigir.
Siempre hay demanda, por el hecho de hablar, porque no hay palabra que se emita que no esté
dirigida a otro. Por ej. Cuando vemos x la calle a una persona hablando sola, sin importar a qué
tipo clínico pertenezca, y no importa si tiene un manos libre en la cintura, siempre esta hablándole
a otro. No hay palabra que no aluda al Otro, un destinatario de la palabra que además pueda
responder, si no pudiera responder, no se dirigiría a ese Otro.
Entonces la palabra DEMANDA, en Lacan es la 1º versión simbólica que encontramos respecto
de la transferencia, porque es la dirección de la palaba a Otro, un Otro que puede o no
responder, según su arbitrariedad y su capricho. Esa versión simbólica de la transferencia, que
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es poner como pivote al Sujeto Supuesto Saber, que es subsidiaria, es posterior a esta 1º noción
que es la demanda que ya implica una teoría simbólica de la Transferencia. El que habla, pide.
Entonces ya en esa dimensión de la palabra, que lleva colada la dimensión de la demanda,
hay Otro que puede contestar o no y que aun esa no-respuesta es una respuesta, porque
uno le empieza a dar valor y significación a esa no-respuesta que empieza a ser respuesta.
Esta dimensión general de la demanda, lo lleva a Lacan a decir, en “La orientación de la cura”,
que “el sujeto no ha podido vivir sin pedir”, es decir que su misma constitución está articulada a
la demanda. Demanda cuando llora, demanda cuando pide, cuando hace monerías, siempre está
la dimensión de la demanda. Para Lacan la constitución del sujeto implica demanda.
En este sentido ¿Qué quiere decir demandar? Quiere decir pedir. ¿Qué demanda? Que haya
un Otro. Que haya Otro con el poder de contestar, de responder. Pero es un pedir que no está
especificado. Uno tiene que pensar el por qué de ese circuito de “dame dame dame...” que es
insaciable, y que termina en algo que es sorpresivo, como una bofetada. Entonces esto quiere
decir que ESA DEMANDA NO TIENE UN OBJETO DETERMINADO, SINO QUE ESPERA UNA
RESPUESTA DEL OTRO QUE NO ESTÁ ARTICULADA A UN OBJETO.
Si esto es así por principio, por definición, y lo aplicamos a la cura, y hay alguien que viene porque
tiene un padecimiento, es absolutamente necesario preguntarse ¿qué quiere? ¿Qué demanda?
En principio podemos decir que demanda que haya Otro, pero sabemos que no es Otro, ni por su
existencia, ni por su presencia. En última instancia es demanda de amor, la demanda siempre va
a significar que el paciente se va a curar. Sabemos que le paciente viene y demanda, pero no
sabemos lo que quiere, y este es el punto donde aplicar la noción de demanda a la cura le implica
cierta restricción. Si bien ninguna demanda tiene un objeto determinado, porque siempre hay
demanda pero demanda de otra cosa, a nivel de la cura impone precisar qué es lo que
demanda.
En el texto de Lacan de “Psicoanálisis y medicina” el plantea que hay una falla, una brecha
entre lo que se pide y lo que se desea. Es decir que no hay ninguna coincidencia entre lo que la
persona dice y lo que quiere.
Tendríamos que poder sancionar una iniciación de tratamiento, una entrada en análisis, que
efectivamente algo sucedió con esa demanda y que se transformó en una demanda de
desembarazarse del síntoma. A esta noción de desembarazarse del síntoma, de una manera
paradójica, Lacan le llama DEMANDA VERDADERA O DEMANDA DE ANÁLISIS. Es una
paradoja porque por definición la demanda no tiene un objeto determinado, siempre es de
otra cosa, es paradojal decir que hay demanda de algo, de análisis.
Pero aun el que está enfermo, no siempre quiere desembarazarse del síntoma. Ya hemos
recorrido la formación del síntoma y cómo éste se convierte en un cuerpo extraño, vimos como
hay operaciones psíquicas que incorporan al síntoma dentro de la economía psíquica o sea que
hay operaciones de ganancia de la enfermedad, todo eso lleva a que no necesariamente el
paciente quiera desembarazarse de su síntoma, y que haya una fuerte oposición a
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desembarazarse del síntoma, que eso que ha conducido a su formación sigue operando y por lo
tanto, no fácilmente, eso consiente a desembarazarse del síntoma. En general hay fuerte
resistencia, por la misma estructura del sujeto, ya que es una satisfacción, aunque desconozco
cuál es. Es una satisfacción que nos divide pero que al mismo tiempo uno hace cosas para
mantenerlo. Es decir que hay una posición del sujeto que lleva a mantener a su síntoma. Lo
vemos cuando Freud dice que el sujeto no se quiere saber nada de eso, del sentido, de la
causación, cuando mantiene la política del avestruz que mete la cabeza en la arena para no
saber nada de sus síntomas, cuando no conoce las condiciones de su fobia, desconoce las
razones de sus acciones obsesivas, está diciendo eso, “no quiero saber nada de esto que me
pasa”. Ese querer saber llevaría a confrontarse con el síntoma, poder ubicarlo, poder
reconocer las coordenadas del síntoma a partir de lo cual surgiría esa demanda verdadera,
demanda de deshacerse de su síntoma. A esto LACAN, le llama “umbral”, lo que divide 2
espacios. Cuando uno atraviesa el umbral pasa de un espacio a otro espacio diferente. Lo que
caracteriza el pasaje por este umbral es precisamente la localización de esta demanda especial
que sí tendría un objeto, que es desembarazarse del síntoma y que es equivalente a lo que
en la Conferencia de Ginebra llama DEMANDA DE ANÁLISIS. No es la pasión por el análisis lo
que demanda, es demanda por desembarazarse del síntoma.
En ese recorrido, llega a un umbral, en el que LA DEMANDA SE TRANSFORMA EN UNA
DEMANDA DE DESEMBARAZARSE DEL SÍNTOMA, que es la demanda verdadera,
demanda de análisis, es demanda de algo preciso.
Entonces, podemos plantear que un paciente se presente al tratamiento y que pague por él, a los
fines de que el otro lo avale como es, vienen a confrontar a través de la consulta, a que el analista
sancione que es válido como ellos son. También puede pedir que el otro lo restaure
narcisísticamente, que haga confluir lo que es el sujeto con su Yo Ideal. Que le dé el tratamiento
aquello que le falta, (chispa, gracia, inteligencia, seducción, etc.) todo eso que le haría ser la
persona que quiere ser. Con esto también vemos que no tiene que ver con desembarazarse de un
síntoma. O bien que el otro le provea un ideal al cual amar. Ideal que vía el otro se convierta en
una pasión de una vida que está marcada por cierto vacío.
En estos 3 ejemplos vemos q hay una variedad infinita de demandas, por eso decimos que la
demanda no tiene objeto determinado y cualquier objeto puede ser objeto de demanda y c/u
puede querer cualquier cosa.
La demanda de verdad o demanda de análisis como DEMANDA DE DESEMBARAZARSE DEL
SÍNTOMA, EN FREUD ES DESEO DE SANAR, lo encuentran en “Iniciación del tratamiento”.
Por eso Freud dice que es necesaria la subsistencia del síntoma, es necesario cierto
padecimiento sintomático para que se mantenga ese deseo de sanar que sería como un
correlato, como una cierta emanación que surge del padecimiento.
En la pag.132 de “Iniciación del Tratamiento” Freud se pregunta qué hace el analista en este
punto. Y dice “el analista introduce un proceso”, la iniciación de un tratamiento introduce un
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proceso. Y este proceso lo supervisa lo promueve y lo vicia. El analista introduce, en tanto su
acto, un incentivo a que continúe el proceso, pero a su vez, también es el que introduce los vicios
y los obstáculos. Y esto nos hace pasar a otro tema dentro de los momentos decisivos.
En los tratamientos tenemos que hablar no sólo de iniciaciones sino también de las
INTERRUPCIONES. Así como los tratamientos se inician, también se interrumpen, en el mejor
de los casos, se interrumpen en un momento conclusivo que puede ser sancionado tanto
por el analista como por el paciente, cuando siente que con lo que ha visto le alcanza para
seguir viviendo, siente que es suficiente para él.. En una de las conferencias Freud dice que el
tratamiento tiene que durar hasta que el paciente diga que es suficiente. Y está bien que así
sea.
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UNIDAD 7: LA ETICA DEL PSICOANALISIS Y LA FORMACIÓN DEL ANALISTA
Los legos son los “no médicos” y Freud se pregunta con respecto a la formación de los analistas.
Dice que no puede ejercer al análisis nadie que no haya adquirido titulo para ello. Le parece
accesorio que esa persona sea o no un medico. La formación del analista es específica y tiene
que ver con tres etapas:
1- El propio análisis: hay que hacer la experiencia del ICC.
2- La formación teórica
3- Supervisión o Control: Es la discusión con un analista de mayor experiencia de los casos
que uno lleva adelante (donde también se juega la transferencia). Se trata de una
supervisión del analista, sus puntos ciegos, ver si se mantiene en su posición.
¿Cómo se puede trasmitir la experiencia del análisis si en su disposición no se admite un tercero?
- Hace que el interlocutor se ponga del lado del paciente inexperto
- Luego dice que se ponga en el lugar del analista haciendo el pasaje.
El diagnóstico diferencial no siempre es fácil y hay que tratar de ver que el paciente es apto para
la terapia. Las neurosis son de una naturaleza psicógena; endeblez relativa del Yo + posterior
enfermedad corporal.
¿Qué tiene que haber para que haya psicoanálisis? Ética: Lo que importa es que haya ética,
posición del sujeto, intervención analista.
Lacan sostiene que la ética tradicional se postula como búsqueda de un bien, existe el bien
supremo y este bien es al que hay que aspirar por encima de todos los demás. Hay aquí una
cuestión del bien que corresponde a un bien ideal.
Si se tiene en cuenta el deseo, encontramos lo revoltoso que puede resultar en cuanto a la ética
tradicional. Uno de los fines del psicoanálisis va en contra de la búsqueda de algún tipo de bien,
puesto que esto ocasiona un obstáculo en la vía del deseo. Podemos considerar que la búsqueda
del bien está guiada por el placer.
El placer tiene una doble concepción, se vive hasta un límite como placer, como descarga, como
la reducción de tensión, pero cuando se atraviesa ese punto límite, tenemos que el placer se
experimenta como dolor, eso es lo que en psicoanálisis llamamos goce. Es decir, el placer no
solamente seria satisfacción posible, deseable y buena, sino que el goce viene a cuestionar
cualquier estatuto de búsqueda del bien, de cualquier vía direccionada por el placer.
Lacan decide fundar el campo de una ética posible para el psicoanálisis, ¿Cuál sería una ética
posible para el psicoanálisis? “¿Ha actuado en conformidad con el deseo que lo habita?”. El
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alcance de esta fórmula constituye la posibilidad de introducir el deseo en el campo de la
acción. Un campo olvidado por la ética tradicional. La ética del psicoanálisis no puede referirse a
la búsqueda del ideal del bien, mucha menos a la búsqueda de este bien a través del placer. La
ética del psicoanálisis se remite a la experiencia del sujeto y se inscribe en la estricta
relación entre acto y deseo, apunta a interrogar al sujeto por el deseo en los actos que este
realiza, en las acciones de la vida cotidiana.
El sujeto actúa regido por el deseo, el deseo esta siempre ahí en el acto del hombre. Lacan no
para ahí, puesto que el Bien –Decir es un acto en sí mismo. Entonces, el bien- decir corresponde
al deseo, en tanto que el sujeto debe hacerse responsable por él hay un cambio que va de saber
si ha actuado en conformidad con él o no al reconocimiento en la estructura. Lacan toma el
concepto de ética para imprimirlo a los dos vértices del dispositivo analítico: analista y analizante,
el bien- decir afecta a los dos. El analizante debe reconocerse en lo ICC a través de la asociación
libre y el bien – decir en el analista se presenta en el campo de la interpretación, en el campo de la
dirección a la cura, una cura que no responde a una idealización del analista. El bien- decir es un
acto que permite llegar a un final de análisis posible en lo tocante a la operación por la cual el
sujeto modifica su posición con respecto al goce. Esto es, el fin de análisis no consiste en disecar
el ICC, tampoco en que el sujeto deje de soñar, menos en la extinción del goce, el fin de análisis
consiste en una posición nueva con respecto al goce.
El psicoanálisis se constituye como acto, a saber; el acto analítico. En cuando al acto Lacan
expresa la diferencia con respecto a la conducta, en el sentido de pensar que solo los sujetos se
encuentran inmersos dentro del campo de la responsabilidad. Así se articula lo que es ético con la
capacidad del sujeto de responder por sus actos. Entonces, el estatuto de acto se funda en la
responsabilidad que se presenta en el ser humano, único ser capaz de responder por lo que hace.
Por tal razón todo acto es ético.
“La ética consiste en un juicio sobre nuestra acción” ¿Qué significa? Que la ética, consiste en los
actos y estos comprendidos dentro del marco de la responsabilidad.
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La única cosa de la que se puede ser culpable es haber cedido a nuestro deseo. Lo que
llamo ceder a su deseo se acompaña siempre en el destino del sujeto de alguna traición. O el
sujeto traiciona su vida, se traiciona a sí mismo o tolera que alguien con quien se consagro haya
traicionado se expectativa, no haya hecho respecto de él lo que entrañaba el pacto.
¿Cómo incide/obstaculiza la dificultad del analista para pagar con su juicio intimo? Según
el tipo…
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¿QUE CONTROL? – COLLETTE SOLER
Collete Soler plantea que no hay metro patrón para un caso. Falta el metro patrón para garantizar.
Si no tenemos metro patrón, ¿Cuál es la verdadera demanda del control? Lo que uno expone es si
hubo ahí analista o no. Esta es la verdadera apuesta de toda demanda de control. Asegurar que
hay psicoanalista, no importa si es buen analista o no, lo importante es si haya analista, si hubo la
producción de un saber no sabido.
El análisis tiene reglas, cuestiones a respetar. El control es sin reglas, puede hablar de un
paciente, ¿Qué es control analítico? ¿Por qué es necesario controlar? ¿Cuándo es analítico?
Puede no tener efecto analítico porque el controlador/supervisor funciona como amo, no hay
efecto analítico. Se vuelve a tomar el poder para que dirija, la cuestión es qué función toma el
supervisor, que el supervisor autorice su acto.
El analista busca reconocimiento de otro. A falta de un universal del psicoanálisis, el analista no se
asegura más que de los efectos de intervención en la cura. La producción de un saber es la
producción de ciertos significantes ICC que determinan los tropiezos.
¿Qué es lo que caracteriza al discurso capitalista? Ya Lacan en los años ’70 decía que lo que
caracteriza el modo de goce actual es que se reduce al plus de goce. Es decir, ahora gozamos
en el registro del goce parcial fragmentado a todos los niveles, incluso al nivel de la pareja sexual.
Nos queda una sola forma de goce: el goce fragmentado y parcial.
Hablamos de un goce capitalizable: más dinero, más objetos, más éxito, más belleza, más salud,
etc. Se intenta además, capitalizar lo que no es capitalizable.
Colette Soler denomina “cinismo generalizado” al hecho de que ahora es algo totalmente
admitido que un sujeto no tenga nada más que hacer en su vida que dedicarse a sus cosas; es
decir, a sus logros y realizaciones individuales.
En el psicoanálisis recibimos lo que podemos llamar “los heridos”, “las víctimas” del superyó
capitalista. Son los que no lograron entrar en los requisitos de felicidad, éxito, belleza, fuerza,
energía, alegría, optimismo, competición, etc.
El psicoanálisis promete al sujeto que padece de su incapacidad para satisfacer al superyó
capitalista lo que Lacan llamó un efecto de separación. Es decir, un efecto que va a curar la
ferocidad del superyó capitalista y que le va a permitir, quizá, encontrar un camino singular sin
preocuparse más de la conformidad con los demás. Pero eso no se logra sin una cierta presión,
incluso violencia (violencia del psicoanálisis).
El sujeto llega con todo su sufrimiento, se queja y padece. El axioma a priori del sufrimiento,
cualquiera que sea, es interpretable (posición analítica). Es la posición del analista y, si hacemos
hablar al paciente es porque pensamos que su padecimiento es interpretable. Es interpretable
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porque a la víctima la pensamos como responsable de su padecimiento. “Responsable” en el
sentido de que es ella sola quien puede responder a este padecimiento. Esto realmente es una
violencia porque el sujeto que va al análisis va a presentar algo por lo cual no puede hacer nada,
es algo que se le impone. Entonces se piensa más bien como víctima, no se piensa como
responsable. Para analizar a un sujeto se necesita de esta posición que consiste en percibir algo
de la responsabilidad. Se puede analizar si se logra producir lo que Lacan llamó “rectificación
subjetiva”, es decir, un cambio de perspectiva sobre lo que le pasa.
La transferencia disimula y permite soportar de entrada esta violencia. La transferencia en cierta
medida produce una ilusión inmediata.
¿Cuáles son los nombres producidos en el psicoanálisis? Los dos nombres freudianos:
castración y pulsión. En Lacan: castración y goce. De eso, efectivamente, nadie en ninguna
parte quiere saber nada.
El beneficio es lo que Colette Soler llamó “el efecto de separación”, es decir el empuje a saber
de la castración (Lacan dice “horror frío del discurso analítico”) que empuja a cada sujeto a
descubrir el punto peor, a discernir el punto peor.
Este empuje se compensa, primero con el beneficio terapéutico, y segundo con “el efecto de
separación”. Es decir, que el análisis permite al analizante descubrir su singularidad, lo que no
tiene en común, sino lo que tiene de singular. Porque la castración es para todos pero el modo
peculiar de inscripción de la castración es singular en cada uno y las pulsiones, las exigencias de
goce ligadas en relación a la castración, también son singulares. Entonces, permitimos al sujeto
su “identidad de separación”, lo que está en su singularidad determinada por su inconsciente.
Al hablar Lacan del analista como desecho de la operación designa el hecho de que el acto
analítico no se puede capitalizar. El acto analítico se paga pero eso no lo hace capitalizable.
Según Colette Soler el acto analítico no es capitalizable en la medida en que el beneficio de la
operación analítica es para el analizante y no para el analista. La posición del acto analítico no
trae ningún beneficio al analista.
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