You are on page 1of 31
La bruja bella y el solitario Ana Maria dei Rio En los viejos barrios de Santiago, viven dos extrafos personajes, Una bruja hermosa, malvada y perfecta; Yun solitario timido, torpe y miedoxo, Un dia, el sottaria ve ala Bruja peinando su maravillosa melena morada la luz de la tarde, Quiere eanaceria, pero nose avreve 3 entrar al castillo, Que hacer? como hablarle? Una pequens historia acerce del poder del ‘amar y de las palabras ‘Ana Maria del Rio, conocida autora chilena de libros para adultos, incursiona tambien fen la literatura nara ninos, Ana Maria es licenciada er Pedagogia en Castellano fen la Universidad Catalicay se especilire fen literatura latinoamericana en EEUU. Actualmente vive en el campa cerca de Talagante, ¢1 pueblo donde nacis Alli esribe, cultiva Ia tiera, peina su melena morada y los fines de semana recibe Fa vista de sus tres jos y su niet ALEAGUARA GE Ms a0i Em oe fe) y el solitario EREUE Rec} I La bruja bella Habja una vez, en la ciudad de Sancis- go de Chile, una braja muy bella Vivia en el barrio antiguo, en un cast Uo, en la calle Gorbea con Avenida Es- pai No eta una bruja como has orcas: no hae bia tclaranas colgando de los techos de su casa, ni canas muertas en la cocina. “Tampoco habia polso por ninguna parte Vivia en un castillo impecable, sin tuna gota de desorden. Y, muy importante... todas las mal- dades que hacia le resultaban bien. ¥ no se le movia un peto. Era una bruja perfecta Y malvada. 10 Un dia, chasqued fos dedos y el Max pocho se llené de rana Otro dia, artiscé la nariz y cayd una lluvia de tinea china sobre la ciudad. Y un dia miércoles, muy temprano, la bruja se robé una vieja campana de clases, ¥ es. DING BONG, DING DONG, ° DING DONG la hizo sonar tres veces por todo Santiago, ‘AL sonido de la campana, todos Ios bancos y todas las sillas de todos los colegios de la ciudad salieron volan- do por Jos aires. Los inspectores, su bidos en los cejados de los colegios desesperados, traraban de aeajarios Pero nada pudieron lograr. 2 Los bancas y fas sillas, después de dat una vuelta por Santiago. aterri- yaron suavemente, como volantines chinos, nes sobre otros, en el cen: tro del Parque Forestal y formaron tuna bella torre de madera La corte se bamboleaba suavemente en el viento de ese otono. Y los pajaros se posaban caucelosos sobre esta nueva estatua gigante del Parque Forestal. Y ningin aifio tuvo clases ese dia; ni el otro, ni el otro, ni el otro, I El castillo perfecto Después de hacer maldades, la bruja se acodaba en st ventana y dejaba flotar su melena morada finisima, mientras el viento de ta tarde se adencraba por a ciudad. Enronces, cerraba los ojos y se ponia 4 pensar en su prdxima maldad. Pero a bruja bella tenia un solo problema No podia pensar si_una sola cosa estaba fuera de su sitio. No podia hacer absoiutamence nada si la mds pequefia mota de polvo entrant en jas habitaciones del castillo: 5 habitaciones altas lienas de cortinajes, y gobelinos, muebles de madera oscura, jarrones de cristal, toda quiero, todo silencioso, en exe mundo perfec sin un solo papel arrugado. Fila. con su pelo morado, cerraba la venaana y recorria su castilly vigilan- do que todo estuviern em su sitio, ut EI solitario Por ese mismo tiempo, en el mismo batrio de Santiago, vivia un solitario. Siempre andaba soto, ¥ poca escarura, Habia muchas cosas que no sabia ha- cer: no sabia andar fuera de su barrio, porque era distraido y se perdia No sabfa manejar No sabia cambiar los tapones de Ive No sabia arrepla Js lavatorios rapados, No sabia cambiar los balones de gas. 18 La vida era dificil para él. Todo le da- ba un poco de susto, sobre todo los ruidos y mordiscos de Ia ciudad tu- mulcuosa Por eso, el solirario vivia solo. fen su casa antigua, ali en Gorbea con Repiblica No tenia amigos. Ni un solo amigo. Sélo tenia a Send, su paloma mensajera, El solitario no se atrevia a casi nada Solo se animaba a atravesar la calle to- dos los dias 2 las cinco, en direccién al almacen La Tayiva, a comprar una marraqueta caliemira, unas hojas de Iechuga y una sola tajada de morta dela. Nadie venia nunca a tomar té con él, asi es que siempre el solirario compraba lo mismo. 0 El solitatio era algo triste y retraido. Se limpiaba los anteojos con su pafiuelo a cuadtos porque no sabia que existan los pariuelos de papel Y balbuceaba asustado cuando hablaba por teléfono porque no sabia quién es- {aba al erro lado de la linea. iv La fortaleza del solivario Pero el solitario tenia una gran forta- Yeza: cuando subia al iktimo piso de su casa, donde estaba su escritorio, todo cambiaba. El solitario escribia libros, Los hacia muy bien. Su esetitorio era su reino. Yelemel rey. Era experto en contat aventuras de piratas, yy aventuras en Ta selva; era experto en contar dino sus héroes escapaban, apenas, de las garras de la muerte: y cémo salvaban doncellas 2 de las fauces de leones hambrientos, Y sabia contar también las palabras de amor que se susurraban el héroe y su amada, Todos los que lefan estos libros loraban coon las hermosas palabras de amor Estas cosas extraordinarias las eseribia el solitario mientras comia su sand- wich de morcadela con lechuga. Vv La bruja desde la ventana Un dia, al volver de comprar su ma- rragueta, el solitario vio entreabierta una de las ventanas del castillo de Gorbea con Avenida Espaia El solitario era muy curioso y se aceres de puntilia. Se empind y mird: Entonces, vio a la bruja bella peinando su melena morada ala luz de la tarde que caia sobre Santiago. Peinaba su melena morada ccon aire discraido. SSVI ELE Er 6 AU sojicario se t2 caye ef paquete de pan y olvidé donde estaba y Smo se Hamada. El mando se fe habia dado vuclia. Nunca habia visto uaa mujer cart be- dla. Mas bella que las doncellas mas hhermosas que aparecian en sus lhros a La puerca del castillo estaba enereabierta. F) sotitaro se puso a temblar. aureveria a subie para preguntarle su sombre? Sin duda, debia tener uo nombte ran hello como eile misma, intent6 marchar resueltamente, co- ono lo haeian los heroes de sus libros Incents empujar (a puerta y entrar en el castillo. tal ver diciendo cosas come: Puede subie, princesa?» O sino:

You might also like