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Frases de El reino del dragón de oro

Isabel Allende

01.

Lo hacían sin pensar, con la mente en blanco, confiando en la habilidad de sus cuerpos, el
instinto y la buena suerte, porque, si se detenían a calcular los movimientos, no podían
hacerlo.

02.

Cien años, mil años, no importa, de todos modos la vida del espíritu es una sola. La vida del
cuerpo, en cambio, transcurre como un sueño efímero, es pura ilusión.

03.

Sabía que nada en el mundo es permanente, todo cambia, se descompone, muere y se


renueva en otra forma; por lo tanto aferrarse a las cosas de este mundo es inútil y causa
sufrimiento.

04.

El afecto es como la luz del mediodía y no necesita la presencia del otro para manifestarse. La
separación entre los seres también es ilusoria, puesto que todo está unido en el universo.

05.

También existía un dibujo en un antiguo pergamino, descubierto por un general en un


monasterio, cuando China invadió Tíbet. Esa brutal ocupación militar forzó a más de un millón
de tibetanos a huir hacia Nepal e India, entre ellos el Dalai Lama, la más alta figura espiritual
del budismo.

06.

(...) Era un santuario ecológico, donde existían muchas especies exterminadas en el resto del
mundo, pero presumir se consideraba una muestra imperdonable de mala educación; ni el rey,
que era la máxima autoridad en materia de flora y fauna, lo hacía.

07.

En su práctica budista, el maestro y el estudiante se sentaban en absoluta relajación, pero


alertas. Se desprendían de las distracciones y los valores del mundo, aunque no olvidaban el
sufrimiento, que existe en todas partes.

08.

Todos hablaban con vaguedad. Las palabras más frecuentes eran "tal vez" y "posiblemente",
con lo cual se evitaban opiniones fuertes y confrontación. Eso dejaba una salida honorable, en
caso que las partes no estuvieran de acuerdo.

09.

Las trompetas, tambores y gongs de los monasterios sonaron desde muy temprano. Los fieles
y los peregrinos llegados de lejos se aglomeraban en los templos para hacer sus ofrendas, girar
las ruedas de oración, y encender velas de manteca de yak. El olor rancio de la grasa y el humo
del incienso flotaba por la ciudad.

10.

La base del budismo es la compasión hacia todo lo que vive o existe. Dijo que cada uno debe
buscar la verdad o la iluminación dentro de sí mismo, no en otros o en cosas externas. Por eso
los monjes budistas no andan predicando, como nuestros misioneros, sino que pasan la mayor
parte de sus vidas en serena meditación, buscando su propia verdad.

11.

Con ella en su poder, nada podría detenerlo, sería inmensamente rico, podría cumplir todos
sus sueños, incluso tener su propia organización, mucho más fuerte incluso que la del
Especialista. Por unos instantes se abandonó al placer de esa idea, como quien se regocija en
una ensoñación, pero enseguida volvió a la realidad. "Ésta debe ser la maldición de la estatua:
provoca una codicia irresistible", pensó.

12.

Buda era sólo un ser humano que había alcanzado la "iluminación" o suprema comprensión;
enviaban sus oraciones como rayos de energía positiva al espacio infinito y al espíritu que reina
en todo lo que existe. A Alexander, quien había crecido en una familia de agnósticos, donde no
se practicaba ninguna religión, le maravillaba que en el Reino Prohibido hasta los actos más
cotidianos estaban impregnados de un sentido divino. La religión en ese país era una forma de
vida; cada persona cuidaba al Buda que llevaba dentro.

13.

Había sido un niño solitario y acomplejado, de mala salud, sin amigos y tan brillante, que se
aburría en la escuela.

14.

Tal vez no sea tanto lo que me falta por aprender -sonrió el joven. -Casi nada, sólo un poco de
modestia -replicó el lama.

15.

Ponían cuidado en cada paso, porque un resbalón en el hielo significaba que podían rodar
centenares de metros a los profundos precipicios que, como hachazos de Dios, cortaban los
montes.

16.

Tenía condiciones de guerrero, siempre quería ganar, le gustaba el aplauso, era impaciente y
voluntarioso. Definitivamente, agregó el guía, no tenía pasta para convertirse en un
gobernante sabio.

17.

En la primera carta ella le advirtió que debía "leer con el corazón", tal como antes le había
enseñado a "escuchar con el corazón".

18.
El único consuelo es que nunca más volveremos a ver a esta buena señora... Nunca es mucho
tiempo... Tal vez la vida nos depare una sorpresa.

19.

(...) Con el tiempo probó tener la mezcla adecuada de autoridad para gobernar, sentido
práctico para hacer justicia y espiritualidad para no dejarse corromper por el poder.

20.

Tal vez sería conveniente que no trataras de dominar tu cuerpo con la mente. Debes ser como
el tigre del Himalaya, puro instinto y determinación.

21.

Todos podemos cambiar, pero nadie puede obligarnos a hacerlo. El cambio suele ocurrir
cuando enfrentamos una verdad incuestionable, algo que nos obliga a revisar nuestras
creencias.

22.

El miedo no es real, (...), sólo está en tu mente, como todo lo demás. Nuestros pensamientos
forman lo que suponemos que es la realidad.

23.

(...) Pensó que debía ser como el deporte de surfing: había que tomar la ola en el momento
exacto y aprovechar el impulso, de otro modo la fuerza del mar lo revolcaba a uno.

24.

En sánscrito "Buda" quiere decir "despierto" o "iluminado"... Buda no es un nombre, sino un


título, y cualquiera puede convertirse en buda a través de una vida noble y de práctica
espiritual.

25.

Todos vamos a morir, es lo único seguro.

26.

De cualquier modo, como decía el lama, no importa lo que uno crea o no crea, sino lo que uno
hace.

27.

Debían ver al enemigo como un maestro que les daba la oportunidad de controlar sus pasiones
y aprender algo sobre sí mismos.

28.

Enfrenta los obstáculos a medida que se presenten, no pierdas energía temiendo lo que pueda
haber en el futuro.

29.

¿Cuántas veces te he dicho que no creas todo lo que oyes? Busca tu propia verdad.
30.

Sabían que el peor enemigo, así como la mayor ayuda, suelen ser los propios pensamientos.

31.

Si dañamos al mundo natural, debemos pagar las consecuencias.

32.

El deseo y el temor son ilusiones, (...), no son realidades. Debes practicar el desprendimiento.

34.

El calendario es un invento humano; el tiempo a nivel espiritual no existe.

35.

El seguro de vida de cualquier especie es la diversidad... La diversidad garantiza la


sobrevivencia.

36.

La tormenta arranca del suelo al fornido roble, pero no al junco, porque éste se dobla. No
calcules mi fuerza, sino mis debilidades.

37.

Ni su pueblo ni su familia, que tanto lo amaban, lloraron su muerte, porque creían que
el llanto obliga el espíritu a quedarse en el mundo para consolar a los vivos. Lo correcto
era demostrar alegría para que el espíritu se fuera contento a cumplir otro ciclos en la
rueda de la reencarnación, evolucionado en cada vida hasta alcanzar finalmente la
iluminación y el cielo, o Nirvana“

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