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Conocimiento y Naturaleza
Alumno:
Esteban Choque Conde
Profesor:
Carlos Amtmann M.
Valdivia - Chile
Diciembre, 2010
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INDICE GENERAL
1. INTRODUCCIÓN.......................................................................................................... 3
2. ESENCIA HISTORICA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS..........................................4
2.1. Época del Imperio Incaico.............................................................................................4
2.2. Periodo Colonial............................................................................................................ 4
2.3. Época de la Independencia...........................................................................................4
2.4. Revoluciona Nacional del 52 (Reforma Agraria)............................................................5
3. ALGUNAS DEFINICIONES PREVIAS DE LA LEY MARCO.........................................6
3.1. Unidad Territorial.......................................................................................................... 6
3.2. Territorio Indígena Originario Campesino......................................................................6
3.3. Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos..................................................6
3.4. Región........................................................................................................................... 6
3.5. Distritos municipales indígena originario campesinos...................................................7
4. CULTURAS LOCALES COMO BASE DEL DESARROLLO TERRITORIAL.................8
5. PLANIFICACIÓN TERRITORIAL A NIVEL REGIONAL Y LOCAL................................9
5.1. Nuevo modelos de Planificación territorial.....................................................................9
5.2. Planificación regional....................................................................................................9
5.3. Planificación estratégica y desarrollo productivo local...................................................9
5.4. Modelos de implementación de planes locales y regionales.......................................10
6. EL ROL QUE DEBEN JUGAR LOS GOBIERNOS LOCALES Y REGIONALES.........11
7. POLÍTICAS PARA LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y EL TERRITORIO.....................12
7.1. Políticas formación de capacidades............................................................................12
7.2. Políticas formación de capital social............................................................................12
7.3. Políticas de fortalecimiento institucional......................................................................12
8. MODELOS DE DESARROLLO LOCAL Y REGIONAL................................................13
10. MARCO DE LA EVALUACIÓN DEL DESARROLLO LOCAL A LARGO PLAZO.........15
11. CONCLUSIONES PRELIMINARES............................................................................17
12. BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................................18
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1. INTRODUCCIÓN
Para el efecto como una rememoración de la esencia de las Naciones y Pueblos Indígena
Originario Campesinos, se hará un recorrido histórico de los municipios bolivianos desde su
más íntimo origen en los ayllus, pasando por la revolución nacional de 1952, irrenunciable
hito histórico a la hora de referirse al rol que juega el nivel municipal en el país y terminando
con las Leyes de Participación Popular (1994) y de Descentralización Administrativa (1995),
responsables en gran parte de la nueva fisonomía local y municipal boliviana.
Finalmente se logra enfatizar las futuras visiones de las entidades territoriales autónomas
locales y regionales, quienes en su condición de nuevos entidades que la Ley marco
reconoce como territorios Indígenas originarios campesinos, se enfrentan a nuevos desafíos
sobre: la administración de sus propios recursos, encarar nuevos procesos de planificación
participativa de desarrollo territorial, la puesta en marcha y los nuevos modelos de monitoreo
y evaluación de dichos planes. A ellos se suman el conflicto de limitación de sus territorios ya
que en la vida republicana fueron cuestiones peor resultas en cuestión de límites, se trata
entonces de recuperar dichos espacios étnicos que desde la época incaica les
representaban como una sola nación originaria, diezmadas por el yugo español en la época
colonial y ahora por el latifundio yanqui.
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2. ESENCIA HISTORICA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
El territorio que actualmente ocupa Bolivia fue, en los siglos XIV – XV, parte del imperio
incaico. El ayllu, organización anterior al imperio inca y que se mantuvo durante éste,
constituía la unidad socio-política básica de la organización territorial y estaba conformada
por diferentes grupos de familias.
Los ayllus conformaban distritos llamados “Sayas” y éstas a su vez constituían provincias,
cuya. Cada provincia tenía una capital y era parte de uno de los cuatro Suyus que
conformaban el imperio incaico: Chinchasuyo al norte, Cuntisuyo al oeste, Antisuyo al este y
Collasuyo al sur. El gobernador de los cuatro Suyus pertenecía al consejo de Estado cuya
sede se encontraba en Cuzco, actualmente en Perú.
Los Ayllus eran considerados no sólo como la base económica y social del imperio incaico,
sino también como el centro del trabajo comunitario en el que se destacan principalmente
dos formas: la Mita a nivel comunal y la Minga a nivel familiar. Esta segunda forma de trabajo
comunitario tenía una fuerte base moral que de alguna manera “obligaba” a los miembros de
una familia a prestar colaboración a los de otra. La Minga se concentraba mayormente en el
trabajo agrícola, mientras que la Mita ocupaba a los miembros del Ayllu en tareas tales como
la limpieza de los canales de riego, administración de parcelas de territorio de comunarios
que se encontraban ausentes. Todos estos trabajos se llevaban a cabo en un ambiente
festivo y ritual. La organización de estas labores puede considerarse como una primera
coordinación de competencias a nivel local y familiar.
Con la colonización española a partir del siglo XVI fue instituida la organización del Cabildo,
vieja institución medieval que representaba simbólicamente la libertad y la democracia de la
ciudadanía, incluso por encima de la autoridad real según los historiadores Mesa y Gisbert.
Esta institución estaba conformada por un alcalde elegido por voluntad popular y otras
autoridades designadas por la corona española. El Cabildo era básicamente un consejo que
tenía como tareas la jurisprudencia y la administración de los bienes y las finanzas y estaba
conformado por un Alcalde y Regidores, entre estos un Procurador, los Alcaldes de la
Hermandad (ejercían cargo de policía) y varios alguaciles.
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López, 2005. Del Ayllu al Municipio, una interpretación de la arna local boliviana.
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derecho de “administrar” las fuerzas del orden como la policía. Los conflictos no sólo estaban
vigentes entre los mismos criollos, sino también entre los pobladores originarios cuyos
derechos habían sido avasallados durante la conquista y posteriormente durante la república.
Entre 1870 y 1880 se consolida un verdadero régimen feudal en el país, un régimen basado
en la completa separación de los indios de sus tierras. Las grandes haciendas entran en
apogeo convirtiendo a los criollos y blancos en propietarios de grandes territorios ubicados
no sólo en el altiplano sino también en los valles.
Sin embargo el excesivo centralismo del Estado relegó la tarea de los municipios, misma que
era poco clara a decir de Gerardo Berthin. “Durante casi medio siglo, el régimen municipal
boliviano estaba regido por la Ley de Organización Política y Administrativa de 3 de
diciembre de 1888 y por un decreto reglamentario de 10 de enero de 1903. El poder
ejecutivo, a través de sus órganos administrativos regionales o departamentales, velaba por
las resoluciones y decisiones municipales, y especialmente por rentas e impuestos”2.
Ambas normas no sólo son un intento de descentralizar al Estado, sino que le dieron al
territorio nacional una nueva fisonomía basada en el municipalismo. Ambas normas
establecen una nueva agenda en el país en general y en los municipios en particular,
asimismo proponen una nueva arena de actores en la que por primera vez son protagonistas
los relegados y discriminados de siempre. La gran carencia radica en los mecanismos de
coordinación entre los actores y sus tareas, a lo cual se suma la inestabilidad política
reciente.
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G. Berthin, 1999.
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3. ALGUNAS DEFINICIONES PREVIAS DE LA LEY MARCO
El artículo 6 de la ley 031, define espacio territorial como un espacio geográfico delimitado
para la organización del territorio del Estado, pudiendo ser departamento, provincia,
municipio o territorio indígena originario campesino.
El territorio indígena originario campesino se constituye en unidad territorial una vez que
acceda a la autonomía indígena originaria campesina.
La región podrá ser una unidad territorial de acuerdo con lo establecido en la Constitución
Política del Estado y la Ley 031.
En el mismo artículo define, como el territorio ancestral sobre el cual se constituyeron las
tierras colectivas o comunitarias de origen, debidamente consolidadas conforme a ley, y
que ha adquirido esta categoría mediante el procedimiento correspondiente ante la autoridad
agraria, en el marco de lo establecido en los Artículos 393 al 404 y la segunda parte de la
Disposición Transitoria Séptima de la Constitución Política del Estado.
3.4. Región
La región, según el artículo 20, como espacio de planificación y gestión, tiene los siguientes
objetivos:
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Impulsar la armonización entre las políticas y estrategias del desarrollo local,
departamental y nacional.
Posibilitar la concertación y concurrencia de los objetivos municipales, departamentales y
de las autonomías indígena originaria campesinas, si corresponde.
Promover el desarrollo territorial, justo, armónico y con equidad de género con énfasis en
lo económico productivo y en desarrollo humano.
Constituirse en un espacio para la desconcentración administrativa y de servicios del
gobierno autónomo departamental.
Generar equidad y una mejor distribución territorial de los recursos, haciendo énfasis en
la asignación de recursos a niñez y adolescencia.
Optimizar la planificación y la inversión pública.
Promover procesos de agregación territorial.
Otros que por su naturaleza emerjan y que no contravengan las disposiciones legales.
Según el artículo 28, indica que, los municipios crearán distritos municipales indígena
originario campesinos, basados o no en territorios indígena originario campesinos, o en
comunidades indígena originaria campesinas que sean minoría poblacional en el municipio y
que no se hayan constituido en autonomías indígena originaria campesinas en coordinación
con los pueblos y naciones existentes en su jurisdicción, de acuerdo a la normativa vigente y
respetando el principio de preexistencia de naciones y pueblos indígena originario
campesinos.
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4. CULTURAS LOCALES COMO BASE DEL DESARROLLO TERRITORIAL
Bolivia considerado territorio con mayor población indígena originaria en Latino América,
identificándose que el 62% de la población es indígenas. Pero para las Naciones Unidas el
68% se considera mestizo y sólo 20% indígena-originario. Esta población indígena originaria
se encuentra aglutinada en 36 etnias, muchas de las cuales últimamente están en peligro de
desaparecer, cada etnia actualmente conserva sus costumbres, ritos, idiomas, cultura, etc.
En el occidente destaca la presencia del 30,7% de quichuas y el 25,2% de aymaras; en el
oriente (tierras bajas) existe mayor diversidad destacando los chiquitanos con el 2,2%,
guaraníes con el 1,6% y mojeños con el 0,9%.
La cultura popular local, por otro lado, por ser oriunda de las relaciones profundas entre
comunidad local y su medio natural y social, simboliza al hombre y su entorno. Esa relación
implica un tipo de conciencia y de materialidad social que evidencia una afección y apego a
un lugar, factor de extrema importancia para el desarrollo local, pues permite la configuración
de la identidad local y de su población.
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5. PLANIFICACIÓN TERRITORIAL A NIVEL REGIONAL Y LOCAL
En este contexto la planificación del desarrollo local, donde los actores, demandan sus
necesidades mediante un proceso participativo lo que posteriormente se plasma en un
documento, no necesariamente puede ser formalizado en un plan, elaborado en un momento
determinado, y con la decisión de ponerlo en marcha y ejecutarlo posteriormente. Es
evidente que se puede elaborar un plan, en algunos casos con participación amplia de los
actores locales, pero ello no supone que ese plan se ejecute tal como se había elaborado,
sino que más bien, la experiencia lo demuestra, en la mayoría de los casos, esto no ocurre,
Barreiro (2000).
De acuerdo al artículo 23, Los gobiernos autónomos municipales o las autonomías indígena
originaria campesinas que conforman la región, conjuntamente con el gobierno autónomo
departamental, llevarán adelante el proceso de planificación regional bajo las directrices del
Sistema de Planificación integral del Estado, que establecerá metas mínimas de desarrollo
económico y social a alcanzar, según las condiciones y potencialidades de la región. El nivel
central del Estado incorporará en la planificación estatal y sectorial a las regiones
constituidas.
Por lo que el plan regional debe adecuarse a los objetivos nacionales. Dentro de esta lógica,
es necesario compatibilizar los objetivos de maximización del producto nacional con la
minimización de las disparidades regionales. La coordinación entre las diferentes entidades
nacionales es fundamental para la consecución de este objetivo.
Los principios que rigen la planificación estratégica de los territorios indígena originaria
campesina, deben resultar en gran medida distintos de los que alientan a las empresas
privadas: con máxima participación en la selección de objetivos, resultados y acciones,
máxima divulgación a los actores de las estrategias seleccionadas, establecimiento de una
organización mixta en la que participen los máximos responsables de gobiernos locales junto
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a los máximos responsables de los actores económicos y sociales, buscando el bienestar
colectivo fundado en la satisfacción de intereses diversos.
El desarrollo local aparece como una nueva forma de mirar y de actuar desde el territorio en
este nuevo contexto de globalización. El desafío para las sociedades locales está planteado
en términos de insertarse en forma competitiva en lo global, capitalizando al máximo sus
capacidades endógenas, a través de las estrategias individuales pero articuladas de los
diferentes actores en juego, Elizalde (2003).
La planificación del desarrollo regional y local tiene que considerar la prestación de servicios
sociales. Dada su capacidad para adaptar los servicios a las necesidades y las preferencias
de las comunidades indígenas originarias, los gobiernos regionales de acuerdo a las
responsabilidades conferidas por ley, están en condiciones de prestar servicios públicos
cuyos beneficios se manifiestan en territorios Indígena Originario campesino, especialmente
en los casos en que la prestación desde el gobierno central plantea problemas de falta de
flexibilidad e ineficiencia administrativa.
Bardach (1978: 57-58) citado por Revuelta (2007). establece que el proceso de
implementación es: 1) un proceso de ensamblaje de elementos requeridos para producir un
resultado programático particular, y 2) el agotamiento de un número de juegos vagamente
interrelacionados en donde estos elementos son contenidos o entregados al proceso de
ensamblaje en términos particulares. Con este contexto podemos decir que la
implementación es el proceso que ocurre entre las declaraciones formales de la política y el
resultado final alcanzado. En otras palabras, la implementación es el llamado “eslabón
perdido”. Es un momento, un proceso, a través del cual una política puede ser influenciada
por diversas variables independientes –actores y factores– que pueden apoyar, alterar u
obstruir el cumplimiento de los objetivos originales
En este entendido las autonomías regiones y los territorios indígenas originarios campesinos,
como órgano autónomo tiene la potestad de implementar su propio plan de desarrollo local y
regional, para el efecto, el enfoque de la implementación de planes se basa en el modelo
bottom-up según (revuelta 2007), por que el enfoque comienza a partir del nivel más bajo del
proceso de implementación fortaleciendo la comprensión de la organización como un
elemento esencial para el análisis de la implementación. Como resultado, la implementación
se construye de abajo hacia arriba, analizando en cada nivel -municipal, regional,
departamental y nacional- la capacidad para afectar el comportamiento de la política y los
recursos necesarios para alcanzar los objetivos. Por esta razón se sostiene: “lo más cercano
que uno se encuentre al lugar de los problemas, la mayor habilidad para influirlos; y la
habilidad de los sistemas complejos para resolver problemas no depende de controles
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jerárquicos sino en maximizar la discreción en el punto donde el problema es más
inmediato”.
Para promover la buena gobernanza regional y local de estas autoridades, las instancias
públicas descentralizadas -región y territorios indígenas y originarios- deben estar diseñadas
de acuerdo con las tradiciones locales, sus normas y capacidades. Asimismo Van Cott en su
Radical Democracy in the Andes de Cambridge University Press, New York. De 2008, indica
que los diseños de arriba para abajo -una talla para todos- para las instituciones
descentralizadas rara vez son eficaces en contextos culturalmente diversos como los de la
región andina, citado por Colque (2010).
Bajo este diseño local, fue propuesto el artículo 45, donde indica que el Gobierno indígena
originario campesino, ejercerá sus funciones según su estatuto de autonomía, sus normas,
instituciones, formas de organización propia en el marco de sus atribuciones legislativa,
deliberativa, fiscalizadora, reglamentaria, y ejecutiva, en el ámbito de su jurisdicción
territorial, y sus competencias de acuerdo a la Constitución Política del Estado.
Lo anterior representa un cambio en el papel de los gobiernos regionales y locales que dejan
de actuar como proveedores directos de servicios y abastecimiento de agua y alcantarillado
para convertirse en entidades fiscalizadoras de los servicios privados, y dejan de administrar
mercados y mataderos municipales para regular y supervisar los del sector privado. Esto
hace que también sea necesario cambiar la forma de elaborar los planes locales de
desarrollo.
En este sentido, los gobiernos locales requieren adoptar una visión más estratégica del
problema del desarrollo y su actividad debe ser reconducida para incidir en la colaboración
con los agentes económicos y financieros en la búsqueda de diferencias competitivas
vinculadas al territorio y a la utilización de recursos endógenos. La adopción de dicho
enfoque estratégico permite contextualizar acciones concretas vinculándolas a las
tendencias generales de los mercados y las nuevas necesidades colectivas, buscando
fórmulas de cooperación en el ámbito privado. Surgen de este modo alianzas estratégicas
entre el sector público y el privado en el desarrollo local, imprescindibles para el éxito de
cualquier iniciativa en éste ámbito, Elizalde (2003).
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7. POLÍTICAS PARA LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y EL TERRITORIO
En las políticas para las poblaciones indígenas originarias se pueden identificar tres grandes
categorías: a) políticas de formación de capacidades; b) políticas para la formación de capital
social y c) Políticas de fortalecimiento institucional3.
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Sepúlveda, Sergio. 2005. Enfoque territorial de desarrollo rural.
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8. MODELOS DE DESARROLLO LOCAL Y REGIONAL
Los planos meso y micro económico de la competitividad sistémica si bien, según nuestra
visión, cobran mayor sentido en lo territorial, deben ir acompañados y refrendados por
políticas nacionales de fomento productivo e impulso a los procesos de innovación
tecnológica. De lo contrario, los esfuerzos que se hagan en lo regional y local, en este
sentido, pueden llegar a ser poco significativos.
Finalmente, Elizalde (2003), nos plantea elementos para lograr un proceso de desarrollo
local exitoso:
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la necesidad de lograr una unidad de criterio entre los procesos inducidos y los procesos
endógenos.
El agente público debe provocar contextos de desarrollo, ambientes industriales y
espacios de innovación para que la iniciativa privada encuentre atractivas localizaciones
para la inversión. Es necesario por otra parte la elaboración de una estrategia común y
consistente, validada financieramente por la institucionalización de fórmulas de
financiación público-privadas que no sean exclusivamente tributarias de los presupuestos
públicos.
El gobierno local es capital para trasladar los valores, principios y criterios de la
globalización a lo concreto del municipio o provincia. El desarrollo local pasa
necesariamente por la potenciación de mesoestructuras urbanísticas y el fortalecimiento
del tejido social empresarial local, el aprovechamiento de los recursos endógenos, la
eliminación de las desigualdades territoriales y la movilización del ciudadano a través de
nuevas fórmulas participativas en los ámbitos político, social y obviamente en el
económico.
El articula 103 reconoce como recursos de las entidades territoriales autónomas los ingresos
tributarios, ingresos no tributarios, transferencias del nivel central del Estado o de otras
entidades territoriales autónomas, donaciones, créditos u otros beneficios no monetarios, que
en el ejercicio de la gestión pública y dentro del marco legal vigente, permitan a la entidad
ampliar su capacidad para brindar bienes y servicios a la población de su territorio4.
Estos fomentos según Ferreira (1995) no pueden ser confundidos con las actividades
comerciales típicas de una institución financiera. Esa diferencia no está en la postura
empresarial, que es esencial a las instituciones de fomento, pues el lucro no debe ser ajeno
a ellas, considerando que el buen negocio del fomento es aquel que es rentable y rinde
retornos al capital invertido. La diferencia es cultural, pues el fomento solo tiene sentido en
un contexto de planificación, lo que requiere un horizonte de largo plazo. De esa forma el
fomento adquiere su verdadero sentido en el ámbito político regional.
Por otro lado, los programas de fomento y financiamiento deben ser coherentes con lo
planificado por las comunidades en el ámbito local, así los instrumentos deben tener como
objetivo fundamental fomentar la cohesión económica y social.
Las políticas de fomento del desarrollo local deben contener lineamientos para financiar
fondos estructurales cuyos objetivos deben ser los siguientes:
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En el artículo 106 de la ley 031, se asignan recursos a las Entidades Territoriales Autónomas Indígena Originario
Campesinas, así mismo el articulo 107 los recursos a las Entidades Territoriales Autónomas Regionales que
estarán bajo administración propia.
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Apoyar las inversiones productivas que permitan la creación y el mantenimiento de
puestos de trabajo
Apoyar la creación o modernización de infraestructura que contribuya al desarrollo o
reconversión de las regiones deprimidas
Apoyar las acciones que tengan por objeto el desarrollo del potencial endógeno de la
región
Potenciar acciones de investigación y desarrollo
Apoyar las inversiones en los ámbitos educativos y sanitarios.
Sabemos muy bien que los recursos de los territorios autónomos no son suficientes para
cumplir con los objetivos planificados. Entonces para hacer realidad una política de fomento
productivo para el desarrollo local y que se viabilice el financiamiento de los diferentes
instrumentos, el estado deberá contar con el apoyo financiero de entidades de fomento de
carácter internacional. Una de las que está hoy más cercana y en sintonía con el desarrollo
local es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Hay otras instituciones multilaterales de desarrollo que prestan apoyo a los gobiernos
regionales y locales de América Latina. Las propuestas y estrategias de financiamiento
deben buscar cofinanciamientos que aprovechan de esta forma las sinergias. El Banco
Mundial apoya la descentralización en América Latina y ha cofinanciado con el BID
préstamos para el desarrollo municipal y provincial en varios países. El documento de
políticas más recientes se refiere al desarrollo municipal e insiste en la necesidad de
promover ciudades y pueblos sostenibles que concreten la promesa de desarrollo para sus
habitantes, en particular mejorando la vida de los pobres y promoviendo la equidad, al tiempo
de contribuir al progreso del país en su conjunto.
La evaluación es una fase de un ciclo y no una etapa final de control en una trayectoria lineal
cuyo fin sería un desarrollo local conseguido. Se trata, en efecto, de un ciclo, donde la
evaluación, realizada paralelamente al proceso mismo de desarrollo, funciona como un input
o inversión que retroalimenta el mismo proceso y estrategia de desarrollo.
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previstos y si éstos han beneficiado a los grupos a los que realmente se pretendía beneficiar.
La eficiencia evalúa el uso de los recursos y medios en relación a los resultados obtenidos,
en términos de coste-beneficio5.
Es así que los planes de desarrollo local, las nuevas entidades autónomas regionales y
locales, deben basarse en este proceso de evaluación lineal cíclica, bajo el criterio de
sostenibilidad e impacto, y sobre todo aplicando un modelo contextualizado al entorno
cultural del territorio local.
En esta perspectiva el desarrollo local solo puede evaluarse a partir del conjunto de
relaciones establecidas de esta manera. Este enfoque de la evaluación nos permitiría
mejorar nuestra capacidad para vincular las relaciones causa-efecto de los proceso de
desarrollo local. No se trata de medir solamente indicadores de resultados en términos de
desarrollo económico, empleo y cohesión social, sino de vincular directamente estos
resultados a un incremento simultáneo de las capacidades de los actores y a una mejora de
la innovación política e institucional.
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Barreiro Cavestany, Fernando. (2000). Desarrollo desde el territorio.
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11. CONCLUSIONES
Sabemos muy bien que la nueva Ley No 031 Marco de Autonomía y Descentralización,
dejan grandes retos y desafíos a los actores sociales a la cabeza de los órganos
autónomos territoriales regionales e indígenas originarias campesinas, como nuevas
instancias territoriales, ya constituidas formalmente por Ley, gozaran de recursos propios
para enfrentar su desarrollo, encarando procesos de planificación participativa,
implementación, monitoreo y evaluación de sus planes, aspecto que necesariamente
requiere de un proceso de acompañamiento permanente de instancias externas
correspondientes.
Las autonomías regionales y locales cuyos territorios aun no han sido establecidos y
están en proceso de organización territorial, es así que los territorios autónomos
indígenas originarias campesinas, que antes de la colonización española constituían los
ayllus, etnias que gozaban de sus propias culturas y lenguas, diezmadas por la
colonización, cuyos límites aun no están consolidadas siendo una tarea muy complicada
para los actores locales y vulnerables a cualquier conflicto entre ayllus.
Finalmente indicar que las visiones que se plantea en el siguiente ensayo de alguna
forma contribuirán en la propuesta de implementación planteando a las poblaciones
indígenas originarias que están en este proceso complicado de consolidación de su
autonomía local, una propuesta que se facilitara principalmente a los ayllus de la región
del Norte de Potosí, sector más vulnerable de Bolivia.
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12. BIBLIOGRAFÍA
Berthin, Gerardo. (1999). “Evolución de las instituciones estatales”. En: Campero, Fernando.
Bolivia en el Siglo XX La formación de la Bolivia Contemporánea. La Paz.
Colque, Gonzalo 2010. Rediseño de gobiernos locales indígenas en Bolivia. Fundación tierra.
La Paz – Bolivia. www.tierra.org.
Elizalde Hevia, Antonio. (2003). Planificación estratégica territorial y políticas públicas para el
desarrollo local. Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social
(ILPES). Santiago de Chile. 70p.
López Villegas, Ana Rosa. (2005). Del ayllu al municipio Una interpretación de la arena local
boliviana. 7p.
Sepúlveda Sergio, Echeverri Rafael y Rodríguez Adrián. (2005). El enfoque territorial del
Desarrollo Rural: Retos para la reducción de la pobreza. Costa Rica. 14p.
Silva Lira, Iván (2003). Disparidades, competitividad territorial y desarrollo local y regional en
América Latina. Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social
(ILPES). Santiago de Chile. Pp. 43-49.
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