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Ana Maria Shua llustraciones de Poly Bernatene Escaneado con CamScanner # SOBRE LOS SERES EXTRANOS a ue alguna razén, a las personas no nos alcanza con la realidad. Necesitamos vivir una parte de la vida en el mundo de nuestra propia imagina- cién. Eso pasa todavia hoy y también es parte de la historia de la humanidad. No hay ningiin pueblo sobre la Tierra que no haya creado sus monstruos, sus fantasmas, sus seres extrahos, algunos terrorificos, otros simplemente inquietantes. A veces, basta con que alguien sea diferente para que la fantasta de la gente se ponga a trabajar. Abora ya no existen los juicios a las brujas, ni se las quema en la hoguera, pero... cudntas veces los vecinos miran con desconfianza a una pobre vieja que vive sola y les da de comer a los gatos. En este libro hay tres cuentos que tienen que ver con formas de posesién demontaca: uno viene de los indios algonquinos del Canadd, otro es un cuento coreano y el tercero es un cuento cosaco. Se trata de pueblos muy diferentes y alejados entre st, que proba- blemente no estuvieron nunca en contacto. ;Cémo puede ser que se les hayan ocurrido ideas tan parecidas? Para mi, hay dos explicaciones: Escaneado con CamScanner 8 1) En todo el mundo existen los demonigg pueden entrar en el cuerpo de una < de su mente. et J 2) Hay dos situaciones terribles burmanes no pueden aceptar, hate psd ge gina explicacién racional les basta: la muerte de ng ‘persona joven y la locura, Personalmente, yo creo en la ic cién. Todavia hoy, con todos los ims gree a loca es una enfermedad aternadora y muy dif de controlar. No es nada naro que en otras épocas la gente haya tratado de explicarla con la idea de la posesién, Y, por otra parte, hoy como siempre, que una persona joven muera por enfermedad es algo tan espantoso y destruci- 0 para su fitmilia que se puede entender cimo en omas epocas se les echaba la culpa a los demonios. Yo creo que los fantasmas dan mds miedo que Los monstruos, pero agud van a encontrar algunos real- ‘mente temibles. Los monstruos dan mds miedo cuanto ‘mds humanos son, porgue no hay nada tan amenazador como algo conocido y cercano que se vuelve peligrs. Tados estos seres extras y algunos mds van a encontrar en ese libro. Léanlo com cuidado, ciérenlo bien cuando terminen, », por las duds, no se olviden de ponerle algo bien pesado encima cuando se vaya" a dormir, T.. Jo que le pidié el pobre hombre a'su ‘vecitio era una moneda de plata. Una sola. Y prome- 1i6 devolvérsela’ aunque para eso tuviera que tra bajar hasta hacerse viejo. Pero el vecino rico no estaba dispuesto a entregar dinero en préstamo sin garantias, Ni siquiera una sola moneda. A quién me asegura que voy a recuperar ni dinefo? —pregunt6, El pobre sabia que, en su condicién, nadie iba a querer servirle de garante. Miré a sti alrededor Y lo'Wnicé que endoftré para ofrecer fue un cuadro viejo, el retrato de una mujer muy elegante, que col- gaba en la pared de su ruinosa cabafia. Quédaté on el cuadro hasta que pueda devolverte el dinero ““propuso. —Ese cuadro no vale nada —dijo el rico. Y entonces, para enorme sorpresa de los dos, s¢ escuché la voz. de la dama del retrato. —Soy la Suerte —dijo—. Y, si ese hombre ino puede devolverte el dinero, yo te lo pagaré. Escaneado con CamScanner 10 Bl ico se levé el retrato de la Suerte, HI pobre, muy contento, se quedé con la de plata. << ts Sucre cumplié su palabra. Le devolvig al hombre rico su préstamo de mil maneras, como solo ella puede hacerlo. Le dio salud para sus hijos, hizo crecer sus rebafios, trajo buen tiempo para sus sembrados y aumentt las cosechas. Pero el rico no se dio cuenta de lo que estaba Hl sélo entendfa de ntimeros y, cuando pas6 el tiempo convenido, fue furioso a la casa del pobre a exigirle su moneda de plata. La esposa del pobre lo recibié lorando: su marido habia muerto. El vecino rico volvié a su casa en un estado de furia descontrolada. Descolgé el retrato de la pared y lo sacé de su casa a patadas. Lo tiré aun charco y lo pisoted. —Maldita Suerte, devuélverne mi moneda! —prtaba. ‘Un muchacho que pasaba por ahi le pregun- 16 por qué atacaba asi ese cuadro tan bonito. Cuando supo la historia, quiso llevérselo. —Sélo te lo daré por una moneda de plata —tijo el hombre rico—. jEso es lo que me costé! El muchacho era hijo de un carpintero. Una moneda de plata era muchisimo para él los ahorros de toda su vida. Sin embargo, cortié a su casa, 73)0 | | | j ct el dinero y compré el retrato. Lo limpié, lo arreglé y Io colgé en la pared de su cuarto. No quieran saber cémo pas6 el hombre rico dl resto de su vida. Solo les digo que nunca, pero nunca més, tuvo a la Suerte de su lado. Y no hay riquezas que puedan compensa la falta de esta. Boris, el hijo del carpintero, tenia tres tios que eran ticos comerciantes. Todos los aftos hacfan un viaje al extranjero para vender sus mercancias en algiin pais Iejano. El muchacho, que tenia muchas ganas de viajar y conocer el mundo, les pidié un dia que lo llevaran con ellos. —Pero en nuestros barcos solo pueden viajar los que lleven algo para vender —le contestaron. —Yo puedo hacer muchas tablas de madera Yollevarlas para vender en. el extranjero.. ;Buenas tablas, bien lisas y cepilladas! Los tios se rieron de tanta inocencia. Boris nunca habfa viajado. Tablas de madera hay en todas partes, qué sentido tenia llevarlas para ven- det? Pero, como sabfan que su sobrino era muy buen muchacho, decidieron Ilevarlo de todos modos, con tal de que no trajera més tablas de las que podia cargar, para que no ocuparan mucho lugar en la bodega. El hijo del carpintero trabajé y trabajé, y finalmente se embarcé con seis preciosas tablas de madera lustrada... y el retrato de la Suerte. Escaneado con CamScanner 12 Navegaron durante varias semanas y habrian egado a destino sno hubera sido porque una ter. ble cormenta les hizo perder el rumbo. De pronto se encontraron en la costa de un reino desconocido, En ese reino habia sucedido una gran des- gracia de la que pronto se iban’a enterar, para su tal: El Zar tenia una hija tan hermosa como no existen ni siquiera en los cuentos. Un dia de mucho calor la hija del zar fue al rfo a bafiarse. Antes de imeterse en el agua, se sacé un talismén que llevaba siempre al cuello, para protegerse de los espititus malignos. Apenas se zambullé en el agua, un demo- nio entré en su joven cuerpo. La muchacha volvié del rio rodeada de sus amigas, que la sostenfan porque ya no podia caminat. Una enfermedad muy grave se habfa apoderado de ella, tan terrible que ni siquiera se puede mencionar su nombre. Répidamente la aislaron, para que nadie la viera, excepto los médicos que intentaban curarla. Llamaron a los hombres y mujeres més sabios del reino, pero todo fue intitil. En pocos dias la hija del zar empeoré més, y més, hasta que murid. vm Supa y su madre lloraron desesperados eae La madre, enloquecida, se abra- que quedaba de su hija y no permitié que {a enterraran, Entonces, dae cuando POC & poco, empezaron & que ese era un cadaver muy extrafio. 13 El cuerpo estaba fifo y rigido, y no respiraba, pero tampoco se pudria. La princesa estaba muy blanca, pero, sila pinchaban con una aguja, salia sangre. Los ojos no tenian la mirada de la vida, pero tampoco eran ojos de muerta. Y la segunda noche, mientras sus padres la velaban... Solo ellos supieron lo que ps6 esa segunda noche y estaba muy contentos de estar vivos para contarlo, Se salvaron escapindose a tiempo y encerrindose en su propia habitacién. Corria el rumor de que otros en el palacio no habjan tenido tanta suerte. Los padres decidieron colocatla dentro de um ataid y dejarla en una de las habitaciones del palacio. Lo que habfan visto esa noche no podia sér obra de un ser humano.'El Zar quiso que se informara a toda la poblacién que le dara la mitad de su poder y su reino a quien fuera capaz de revivir au hija y expulsar al demonio de su cuerpo. Al principio se present6 tanta gente que los zares se permitieron el lujo de elegir. El prime- ro que pasé la noche encerrado con la princesa muerta fue un principe. El segundo fue un noble caballero y después lo intent un conde. Al final, ya solo se presentaban los mendigos. Por la mafiana retiraban los cadéveres. ‘Todos tenfan el mismo aspecto: las ropas desgarradas, golpes y heridas en todo el cuerpo, como si hubieran luchado para Escaneado con CamScanner 4 defendetse. Pero eso no era lo més aterrador. Lo que le quitaba a cualquier aventurero las ganas de medirse con el demonio era el peso de los muer- tos, Los cadéveres resultaban. asombrosamente livianos. Los rasgos habfan cambiado, como si hhubietan envejecido de golpe en una noche, La piel, casi pegada a los huesos, aparecta arrugada y ‘escamosa. Los cadéveres que los servidores se lle- vaban de la habitacién de la zarevna estaban secos, completamente secos. Alguien 0 algo les habia bebido del cuerpo hasta la ultima gota de sangre. [Llegé un momento en que ni siquiera los ‘mis miserables mendigos querfan atreverse a pasar la noche encerrados con la muchacha en su atatd. Pero los zares se habjan dado cuenta de que la joven necesitaba para seguir subsistiendo en ese estado, entre la vida y Ia muerte, la sangre que bebja cada noche. Siguieron alimentindola con Jos condenados a muerte y después con otros pri- sioneros. ¥ al fin, harto de ver morir a sus propios sibditos, el Zar decidié que todo extranjero que Iegase a su reino tenfa la obligacién de pasar una noche con la princesa, Los tios de nuestro amigo habfan llegado en un momento poco afortunado, —Quién seré el primero en hacer la prue- ba? —pregunté el Zar. 6 Y-viéndolos temblar de miedo, porque ya se habjan enterado de todos los detalles de la historia, su esposa agregé: —No teman, amigos. Piensen en el pre- mio extraordinatio que se llevard el que logre sal- var a mi hija. Pero, en realidad, ya no esperaban nada. Solo querian seguir alimentando a ese monstruo en el que todavia podian reconocer los rasgos de la pequefia ala que habjan amado mds que nada en este mundo, Primero les tocé a los marineros: fueron muriendo uno a uno. Y finalmente legé el curno de uno de los tios del muchacho. —Sobrino querido —dijo el hombre—: ‘Te daré todo mi barco con sus mercancias si tomas mi lugar. —iNi pienso! —dijo el sobrino. Pero entonces escuché la voz de la Suerte. —Lleva tus tablas y una canasta con peras. Con las tablas que trajiste en el barco, construyes un cerco a tu alrededor. Cuando ella se abalance para absorber tu sangre, vuelca la canasta de peras. La zarina se lanzaré a recogerlas, yesole llevaré hasta el canto del gallo. Sobre todo, ‘fo se te ocurra mirar hacia arriba. Escaneado con CamScanner 16 BL muchacho siguié las instrucciones con st oche, entré con sus tablas aaa Ae biocn donde estaba el ya ese comrayd una especie de refugi con las tabs y ve dedieb area sus oraciones. En el silencio dela medianoche, cuando Boris emperaba a quedar- se dormido, lo desperté de golpe un crujido. Era la tapa del cajén que empezaba a levantarse lentamen- Se okt Liglorstenoneel imposible de descrbit. Lo peot Pe soei ca elmo base delabelle- za de la princesa. El vampiro se abalanab sobre d joven, pero allgara as tabasretocedi6, Los dientes de adelante le brilaban, ansiosos, largos, puntiagu- dos, listos para dlavarse en la garganta de Boris, Entoncss, recordando las érdenes de la Suerte, el smuchacho levanté el cesto de peras por encima de su cerco de tablas ylo tiré al suelo, Como impulsada por una fuerza que no podia controlas, la zarina se lanzé a recoger ls peras. Cada vez que estaba a punto de llenar el cesto, Boris extendia el brazo y lo volvia a volcat. Ast pasaron toda la noche hasta que, al primer canto del gill, la muchacha volvié a meterse en su ataid, se acost6 y se quedé inmévil. Ast, dormida, y sobre todo con la boca cerrada, estaba otra vez ta hermosa como un éngel y el muchacho la contempls con pena antes de cerrar la tapa del ataid. W ‘Cuando los servidores del palacio vinieron a llevarse el cadéver seco y desfigurado, y se encontra- ron con Boris vivo y entero, no lo podtan creer. Fue tuna noticia feliz. que enseguida se supo en toda la ciudad. A lavnoche siguiente le tocaba el tuo al segundo tio; y por cierto no fue nada fcil conven- cerlo a Boris de que fuera en su lugar. —Si antes tenfa miedo, jahora tengo terror! —decia el pobre muchacho—, De ninguna manera voy a pasar otra noche con un vampiro. Ustedes no lo vieron, no se pueden imaginar lo que es. El pobre muchacho temblaba al recordar esa noche terrible y, por més que el tio buscaba argu- mentos y le ofiecié dinero y mercanctas, Boris estaba completamente seguro de que nunca més volveria al ‘cuarto de la zarevna. Pero lo que no pudo su tio, lo pudo la Suerte, que volvié a darleinstrucciones, Esta vvea tenia que llevar una cesta de nueces. El chico sobrevivié una noche més, pero nunca ibaa olvidar al cadaver viviente lanzdindose contra! las tablas, mientras sus ojos como brasas, rojos y ardientes, giraban en sus 6rbitas. El cuerpo de la princesa silbaba en contacto con el aire como un objeto de metal caliente al que se le echa agua fila. Al dia siguiente ya no era sélo su tercer to el ue le rogabai que se quedara. Todos los habitantes del Escaneado con CamScanner 18 i Ivieraa repetir su hazaiia y los zares, rin ng devolverles a su hija, ordenaron que lo encerraran otra dia, ala fuerza si era necesario. I mmuchacho se ech a lorar amargamente, —Ojalé no bubiera an poe i jerte tan desgraciac ee sendas ajo i dams del eee Dal veces te salvé, por qué no confias revs buena Suerte? Esta ver. tienes que esparcir or illas de amapola a tu alrededor y toda tu ropa debe estar impregnada de incienso. Pero, sobre todo, llévame contigo. Apenas la joven deje su aad, salta adentro. Alli estarés seguro. Y, por més que ella uegue y suplique, no la dejes entrar hasta que te diga “Esposo mio”. Esa noche, cuando lo encerraron en la habitacién, el muchacho Ievaba a su Suerte con. sigo. Esparcié les semillas de amapola y encendis Ia varilla de incienso. A medianoche se desaté una tormenta feroz, que hacfa temblar las paredes del palacio, Lavailla de incienso se apag las veas con Jas quesse alumbraba cayeron al suelo, junto con i cuadros colgados en las paredes. En medio de oscuridad més espantosa, el aire se poblé de mur- mullos, gemidos, gritos, crujidos y siseos, a si diablos y serpientes estuviesen allf. Entra vezcon 19 primera luz gris del amanecer cuando la tapa del atatid se abrié y salié otra vez la princesa, 0 mejor dicho, ese horror en que la princesa se habia con- vertido. Una y otra vez se lanzé sobre el joven, extendiendo sus manos curvadas como garras. Pero una especie de circulo de poder protegia a Boris como un escudo invisible. La boca de la muerta estaba lena de una espuma espesa, amari- Ienta. Como si no pudiera verlo, daba vueltas por toda la habitacién, buscéndolo por los rincones. De un salto, el muchacho consiguié meterse adentro del atatid, con el retrato de la Suerte metido den- tro de su chaqueta. Guidndose por el olfato, la muchacha ‘muertallegé hasta el atatid y Boris tuvo que soportar que se le acercara hasta casi tocarlo, mientras olia el aire a su alrededor. —Estés ahi. Te siento —dijo ella. Y de pronto, su voz cambié, se volvié can- tarina y tierna, como debié de serlo en vida. La zarevna sonrié célidamente, sin separar los labios Y Por un momento fue hermosa y dulce otra vez. —Querido Boris —le dijo—. No temas. Estoy tan agradecida. Me has salvado. Ahora déjame entrar en mi ataiid para que pueda descansar. Pero Boris ni siquiera contest6. Se aferré al retrato de la Suerte y miré para otro lado, Escaneado con CamScanner | 20 Boris, eres tan attactivo y tan bueno, Jamés te hara dao. Por favor, dame entra en mi jams bee Pero Boris se acurrucé en el atatid y cerré los ojos, como si estuviera en condiciones de quedarse one el gallo comenzé con su kikiriki, incesa dijo: are beta leant del glo Ya pues al iid, mio. is -. pease Boris salié del cajén. Alli estaba la hija del za, la verdadera, viva, feliz, con ligrimas en Jos ojos. El demonio se habfa retirado de su cuerpo, Se abrazaron llorando y asi los encontraton los servi- dores del palacio. sale ee cumplimiento de su palabra, el Zar le dio a Boris la mitad de su poder, la mitad de su reino y la mitad de sus riquezas. Y, para que todo quedara en familia, le dio también la mano de sui hija. Dicen que Boris vivié muchos afios felices con la princesa, que tuvieron tres hijos... pero que nunca volvié a dormir con ella. Con la excusa de que le resultaba mds cémodo dormir solo, todas las noches se encerraba con varias vueltas de llave en su propio dotmitorio. i Sopre 5 “EL VAMPIRO Y LA SUERTE” L.. cosacos son un pueblo que fue antigua- mente némade. Vivieron sobre todo en la zona del sur de Rusia y en Ucrania. Fueron famosos por su forma de vida, libre y guerrera, Sus mujeres vivian en aldeas, criando a los ninos pequeros y acupdndose de las tierras 0 de sus pequetios negocias. Pero, apenas los muchachos Uegeban a la adolescencia, partian a reunirse con los dems hombres, que vivian casi todo el aio en campa- ‘mentos militares. Los cosacospodtan luchar a favor de un zat, 0 de sus enemigos, pero tenian su propia organi- 2acién politica y no aceptaban ninguna autoridad esta- ‘al. Como los vikingos, como los indigenas de América del Norte, los cosacos vivian sobre todo para la guerna Eran orgullosos, valientes y muy temidos, Goma suele suceder, tomaron sus cuentos eyendas de los patsesen los que vivtan, La mayor parte de los cuentos cosacos, como en este aso, son variaciones de cuentos rusos 0 polacas. Si comparan ete cuenta con “El cego vidente® © “Conan de windigo’ van a ver cémo entre pueblos ‘an lanos scparados entre st, aparecen, sin embargo, Escaneado con CamScanner ft 22 ; ideas tan parecidas. Es que, cuando una persona se com- porta de una manera que la razin no puede explicar, lo mids facil es pensar que un demonio o un espiritu se ha apoderado de su cuerpo. Escaneado con CamScanner PLAYA SINIESTRA UN Monstruo Escocts Gate todos los jévenes estudiantes de medicina, Mateo, Leandro y Silvina disfrazaban con bromas macabras el curioso respeto que sen- tian por los cadaveres que usaban para estudiar anatomia. Alli estaba la muerte, maloliente, envuel- ta en vapores de formol que hacian picar los ojos y la nariz. Los muertos tenfan un color grisdceo y, al cortarlos, su aspecto fibroso hacia pensar en carne de puchero. A Silvina, una vez, le metieron una oreja en la viandera, arriba de su sndwich vegeta- riano. Mateo le habia puesto nombre al créneo que consiguié en el cementerio, junto con el resto del esqueleto, después de darle una buena propina a uno de los cuidadores, Lo Ilamaba “Pelito”, por- que tenfa todavia adherido al hueso un pequefio testo de piel con largos pelos negtos. Leandro era el especialista en chistes de médicos, “;Saben cémo le dicen al peor estudian- te de medicina después que se recibe? jLe dicen doctor!” Y todos se refan y también se quedaban Escaneado con CamScanner ~~ 24 pensando un poco en la responsabilidad tan grande iban a tener cuando Ia vida ola salud de otra Fersonas dependiera de sus decsiones, “Un meckni- Fes nt abajo, los dos arreglamos motores, Y el cirujano ae Ta diferencia es que yo tengo que hacer e are con dl mocoren mace. ¥ aa mds que reirse, se sonrefan, ;Serian capaces, ellos, de hacer arreglo con el motor en marcha? Recién estaban empezando la carera, Por el momento, el primer desafio era llegar a recibir. se, y no pareca fécil, Leandro y Mateo no habfan pensado todavia en la especalidad. Pero Silvina estaba muy segora: ella queria se cryjana. Habia que verla manejar el biscurf cuando hacla una disecia, Separba los misculo,coraba sari eulaciones, sega el recorido de los nervios con tuna habilidad que admiraba a sus compafieros. — Mejor que no te la encuentres a eta con el bisturf en la mano en una calle oscura! —bromeaba Leandro. : —Me hace acordar al carnicero de mi barrio cuando separa el lomo de las costlls —Aecia Mazo, un poco impreionado. Esudiaban juntos yestudiaban bie. Lo tres terminaron primer afio con muy oe notas, y Silvina, que se habia sacado un diez 5 Anatomia, se present6 para ser ayudante de la chtedra, Para las vacaciones, el gran proyecto era viajar a Europa. Pero no todos tenian las mismas posibilidades. A\los padres de Leandro les era dificil ayu- darlo a estudiar. El muchacho se ganaba unos pesos Poniendo inyecciones. Sin embargo, una agencia de turismo para jévenes oftecta la posibilidad de ir a trabajar por tres meses a un pub en Irlanda, Daban alojamiento, pagaban lo justo para el pasaje Y un poquito més, A Leandro no le importaba tra- bajar todas las vacaciones com tal de estar en un pais ue no conocia, vivir experiencias nuevas y apren- det en serio inglés, que apenas chapurreaba con lo que le habjan ensefiado en el secundario, El plan de Silvina era recorrer Europa en tren con una amiga, Por su lado, Mateo Davies tenia familia cn Escocia, unos parientes lejanos de su papi que Jehabian contestado muy amablemente sus emails. Mateo se habia llevado una sorpresa, porque su Padre apenas hablaba de esa parte de la familia, que vivia en una de las islas Orcadas, En cuanto Se puso en contacto con ellos, se encontré con Bente muy caida, Incluso le oftcieron alojamiento siseanimabaa llegar hasta alll. Los ahorros de Mateo. Escaneado con CamScanner w 26 alcanzaban para el pasaje a Londres, el barco que !° llevaria hasta la isla y muy poco més que es0- —:Qué vas a hacer ahi, en medio de J nada? —Ie decfa su papé—. Te vas a aburrit; alos dos dias vas a estar desesperado pot volver Pero Mateo, el que mejor se manejaba con cl inglés, tipeaba y tipeaba fascinado en la compu tadora, chateando durante horas con una “primal escocesa de su edad que lo tenfa interesadisimo. Y no se aburrié, Al menos, eso eta lo que les contaba a sus amigos en los mensajes que inter- ‘cambiaban mientras Silvina viajaba por aquf y por alld, y Leandro se mataba trabajando en el pub, donde lo explotaban bastante, haciéndolo limpiar y servir doce horas por dia. Por suerte se habia hecho amigo de sus compafieros de trabajo, un chico turco y un venezolano con los que se levaba muy bien. ‘A mediados de febrero, cirando ya faltaba poco para que tuvieran que anotarse en la facul- tad, Mateo los invité a los dos a pasar un fin de semana en “su” isla y disfrutar del paisaje tan lindo y taro, los acantilados sobre las playas desiertas y el mar de invierno tirando sus olas gri- ses en la arena. No habia muchos barcos que hicieran el recortido de las islas. Silvina y Leandro Ilegaron a7 juntos, un viernes a la mafiana. Lo encontraron a Mateo muy cambiado. Apenas se reia de los chistes de Leandro y por primera vez su relacién con Silvina se habia vuelto verdaderamente amistosa. Los Davies de las islas ls invitaron a quedarseen su propia casa compartiendo la habitacién de Mateo, —Me parece que alguien se enamoré —le comenté Leandro a Silvina. ¥ ella le contest6 con tun suspiro, porque se acordaba de cierto franceci- to que habia conocido en un tren a Barcelona, Prima Sharon (asi la lamaban, aunque el parentesco era mucho ms lejano) era una chica de ojos claros y mirada rara, antigua y melancilica, Estudiaba espafiol y estaba encantada de tener la oportunidad de practicarlo. Sin embargo, hablaba poco. Mateo ella se quedaban callados mucho tiempo, perdiéndose cada uno en la mirada del otro. El paisaje de las islas era salvaje. Muy ver~ des, ventosas y sin arboles, tenian por aqui y por allé extrafios monumentos prehistéricos, unas eniormes piedras talladas torpemente y clavadas en la tierra o en la arena, Las playas estaban cubiertas de algas secas. —Esta noche hagamos una fogata en la playa —propuso Silvina, —La lefia es un lujo aqui les explicé Mateo—. {No ven que no hay drboles? Escaneado con CamScanner ie il 8 Pero siempre podemos comprar un insistié Silvina. Pie ee dearer. a ae bala hecho el esfuerzo de cargar con su guitarra, tenfa as de tocarla, Esa noche, los cuatro se sentaron erore la arena alrededor de un fuego de carbén que habjan logrado encender trabajosamente, usando papel de diario, porque Sharon insistia en que las algas secas no servian para quemar. : —;Qué bueno para hacer un asadito! dijo Leandro. A los argentinos, el olor del car- bén les daba hambre. Por el momento, no tenfan més que salchichas para chamuscar en el fuego, ensartadas en un fiero. Mientras Leandro tocaba, Mateo y Sharon se perdieron en un beso tan apa- sionado que puso un poco inedmodos alos dems. Después se levantaron y se fueron a caminar por Ih orilla, hacia la zona donde un arroyo de aguas amarillentas desaguaba en el mat. —Qué fueguito triste —dijo Silvina—. {Vamos a avivarlo un poco! Probemos con las algas, total, qué es lo peor que puede pasar. Si se apaga nos vamos. Se pusieron a juntar un montén de algas secas y las tiraron sobre las brasas, Una llama alta, fuerte, sostenida se levanté del fogén y un olor raro se levanté con el humo. Un olor violento, 29 dificil de describir, de explicar. Como si se estuvie- se quemando el mar, A pesar del fuego, a pesar de Ja luna, los chicos se sintieron muy solos en esa playa desconocida, oscura y vacta. Algo parecfa haber cambiado en el paisaje y nose daban cuenta de qué era. —Es el ruido —dijo de pronto Mateo—. El ruido del mar. El mar estaba de golpe extrafiamente quieto, silencioso a la luz de la Luna. Y sin embar- go un sonido muy grave, una especie de zumbido profundo, parecia provenir de una zona cerca de Jas rocas. Entonces vieron que Sharon corrfa hacia ellos. Cortia de una manera desesperada, feroz. Mateo ven‘a atrés, tratando de alcanzarla. —Se pelearon... —dijo Silvina. Sharon Ilegé hasta el fuego y sin miedo a quemarse se puso a patear las brasas para dis- persarlo, Se agachaba para juntar arena y la arro- jaba sobre las llamitas esparcidas por aqui y por alli. Cuando llegs Mateo, apenas unos segun- dos después, se puso a colaborar para apagar el fuego, del que ya quedaba poco. La inglesita los encaré, furiosa, hablando en su espafiol de extranjera, —Yo digo para ustedes: no sirve. jAlga no sirve para fuego! Ustedes no escuchan a mi. Escaneado con CamScanner 30 Se dio vuelta furiosa ye fue para la casa, darles una explicacion. ee amiga leenda—lesdjo— Esa gente vive muy aislada, Son supersticiosos. Ya tuve mnis problemas con este tema de quemar algas. ‘Al parece el olor de las alga enfurecta a un cierto personaje temible, una especie de monstruo del mar, Los primetos dias de su estadia en las sls, Mateo habja cometido el mismo error que ellos. Habia querido mostrarles 2 los padses de Sharon ccbmo se hace una asado ala argentina y para prender Jos carbones se le ocurtié usar algas secas como com- bustible. Los islefios tuvieron una reaccién muy loca, Desde entonces, parecfa haber cortido por la isla el rumor de su error, porque la gente de las casas dis- persas que formaban el pueblito lo miraban mal, El ‘monstruo se lamaba Nuckelavee, Naquelavi, 0 algo asi,y entre otras cosas podia enfermar al ganado con su aliento pestfero. Un par de vacas se habia muerto sin una buena explicacién del veterinario y la gente acusaba a Mateo de haber iritado al Naquelavi. AY cémo es el famoso Naquelavi? —pregunté Leandro. —Bueno, es bastante horrible. Sobre todo, no tiene piel. No sé si vieron ese video Viejo de Robbie Williams en que se saca la ropa y después se saca la piel... Algo ast. Parece que al estd todo como en carne viva y se le ve cémo se mueven los misculos y los tendones. ¥ la sangre cortiendo por las venas. Asqueroso, Pero a Silvina le brillaron los ojos. —;Se acuerdan de ese cuento del médico y el mecénico? {Lo de arreglar a alguien con el motor en marcha? Miren si el Naquelavi existiera de verdad... Uau, me gustarfa conocerlo, —Hablé la cirujana —dijo Leandro. Entretanto, el mar habia recuperado el oleaje y se movia como siempre, dejando coronas de espuma que brillaban a la luz de la luna. —Cémo cambié de golpe. Se ve que el viento sopla distinto de un momento para otro —comenté Leandro. Pero no habia viento. Al dia siguiente la mente cientifica de Silvina ya habia claborado una teorfa para expli- car la leyenda del Naquelavi. Almorzaron con la familia una de esas tipicas comidas inglesas un poco aburridas, unos miniisculos bifecitos de costilla de cordero con puré y arvejas. Después del almuerzo, mientras Mateo, para variar, habia desaparecido con Sharon, Silvina traté de persuadir a Leandro de su plan. —Para mi, el Naquelavi existe. Debe de ser algin tipo de animal marino muy raro, de esta Escaneado con CamScanner » : zona, al que lo atraeelolor de las algas quemadas, lo. saa Ler S no me parece que pueda existir imal sin piel, asi, todo como en carne viva, za ee bobo; es imposible. Tenés {que imaginarte un bicho con una piel lo bastante traslicida como para que se vean a través los movimientos de los misculos... Sabés lo que seria estudiar anatomfa sobre un animal vivo? —Olvidate, negrita—ledecia Leandro—, Son imaginaciones de la gente. —¥ ponia sus mejores caras de monstruo, hasta hacerla dester- nillar de risa. —gDe qué se rien tanto? —pregunté ‘Mateo, entrando a la habitacién, —Cara de Naquelavi! —grité Silvina, sefialéndolo a Leandro, que torcfa la boca y revo- leaba los ojos. —Naquelavi no tiene una sola cara, no una sola cabeza —Sharon, sombrfa, venfa detrés de Mateo—. Ustedes no pueden vencerlo, Ustedes pueden escaparse solamente. Naquelavi teme al agua dulce. Para el domingo Silvina habia perfeccio- nado su plan, —Mafana nos vamos de vuelta a casa le dijo a Leandro—. Es esta noche 0 nunca. Al 33 ‘Naquelavi no le gusta el agua dulce. Perfecto. Eso va con mi idea de que es un animal. Ningtin ani- mal del mar se lleva bien con el agua dulce. El plan era simple. Leandro y Silvina fin- girian irse a dormir temprano, con la excusa de que a la mafiana siguiente tenfan que viajar. A ‘Mateo, mejor ni contarle. Estaba tan loco por esa ‘chica que se le habfan contagiado hasta las fanta- sias, Después se levantarfan, irfan a la playa, jun- tarfan algas y les prenderfan fuego. Cuando el ‘Naquelavi saliera del mar (Silvina se lo imaginaba algo torpe en tierra, como una foca), Leandro lo rodearfa y le cortaria el camino de vuelta. Tratarian de controlarlo con baldazos de agua de la canilla. Después lo atraparfan tirindole encima una frazada, como si fuera una red. —7Te imaginds? ;Miré si es un animal que nadie descubrié antes? Le podemos poner nuestro nombre. —Claro: Leandroidus silvinicus—Leandro Ie segufa la corriente toméndole un poco el pelo, pero, francamente, estaba seguro de que del mar no iba a salir absolutamente nada. Era una noche fria y se abrigaron muy bien antes de salir de la casa en puntas de pie, con dos frazadas y un rollo de soga. Lo habfan comprado el dia anterior en el tinico negocio del Escaneado con CamScanner aw 4 de todo un poco. Llevaban halde de agua que medio ban entte los dos y un tico con los que pen- | pobre animal, si se pueblo, que vendia también un enorme cargaban y medio arrastral par de ensaladeras de plist saban tirarle agua dulce al reobabe ron una buena cantdad de algae y les prendieron fuego. Las algas ardian como papel y el fuego amenazaba con apagarse demasiado ripido, Divercids, Leandro y Silvina tiraban a las llamas més y mds brazadas de algas, mientras can- taban canciones infantiles, con las mejillas rojas por el viento frio y el calor del fuego, sin darse cuenta de que el asombroso silencio del mar habia vuelto a rodearlos y empezaba a levantarse ese zumbido profundo que habfan escuchado por primera vez un par de noches antes. Si hubieran estado més cerca de la orilla, si Ia escena hubiera estado mejor iluminada, habrian podido observar que, en una zona cerca de ls rocas, le superficie del mar, extrafiamente plicida y plan- chada, habfa comenzado a burbujear. Entonces se escuché un rugido parecido al de una ola inmensa peto muy cercana. Los muchachos se sobresaltaron, Qué es €30? —dijo Leandro—, 3Un tsunami? 35 Pero no se veia ninguna ola. En lugar de «30, algo enorme y horrendo estaba brotando del mar, como una flor maligna. —Esperi—dijo Sivina—. No tengas miedo, es el animal. Prepari el agua y las frazadas, Peto un instante después podrian haberse refdo de sus ridiculas armas. Si hubieran estado en condiciones de reftse. Leandro se habla quedado paralizado, como en un suefo. Silvina tuvo que darle un empujén. —jCorramos! —gritd, desesperada, #Bra un hombre a caballo? ;O un centauro? Imposible darse cuenta desde esa distancia, Los muchachos cortfan por la arena blanda, que les tra- baba los pies, haciendo crecer la sensacién de pesa- dilla. De vez en cuando echaban una mirada hacia atrés, pero no era una mirada de observacién cien- tifica: solo querfan calcular la distancia que los separaba del monstruo que, sin duda, trataba de atrapatlos. En realidad, la parte inferior de ese ser imposible no era exactamente un caballo. De las patas cortas y deformes salian unas enormes aletas. La cabeza animal tenia un solo ojo, de color rojo encendido, como de fuego. En lugar de un hocico de caballo, habfa una hendidura ancha con la forma de una boca de ballena, que expelia un vapor denso, Escaneado con CamScanner — 3b de olor repugnante, como una olla en Ia que se estu- ae ee podredumbres del Inferno. Los brazos eran tan largos que se arrastraban por el suelo, Peto la cabeza humana era mucho peor. Tenfa diez veces el tamafio de una cabeza normal y estaba ape- nas sostenida por un cuello débil, que la hacfa girar constantemente entre los hombros. Lo més aterrador, lo que no permitia pen- sar que ese monstruo antiguo y horrendo fuera un animal, un ser de la naturaleza, lo que convertia el terror de los humanos en un pinico torpe y des- controlado, era que el Naquelavi no tenia piel. Se veta la sangre, negra como alquitrin, corriendo por las venas amarillas. Todo el cuerpo tenfa un aspecto rojizo, como si estuviera en carne viva. Grandes tendones blancos, gruesos como correas de caballo, impulsaban el movimiento de los muis- culos, retorciéndose y estirandose con los movi- mientos del monstruo. Tendrfan que haberse separado, correr cada ‘uno para su lado, pero ni Leandro ni Silvina estaban dispuestos a abandonar al otro. O quizd la idea de correr solos perseguidos por el aliento pestifero del monstruo era demasiado terrible. —jAgua dulce! —grité Silvina—. ;El balde! Girando en su torpe carrera, alcanzaron el balde de agua y lo atrojaron sobre el monstruo, 37 que no era tan répido en tierra debia de sero en el mar. Fagua no pare een el menor efecto, salvo enfurecerlo todavia mis Entonces escucharon, Iejana, la vor de Sharon. —Al arroyo! —gritaba—. Agua dulce no es bastante. jNaqueavi solo teme agua que cone! En camisén y bats, desclz, Sharon los llamaba desde el otro lado del arroyto. Los much. chos corricron hacia ella. Pero, al legar a la orilla del arroyo, Leandro tropezé con una piedra y se cayé, ‘mientras Silvina saltaba al agua. El monstruo estaba ya casi encima de ellos. Silvina tird con todas sus fuerzas del cuerpo de Leandro, para metetlo en el agua, pero las enormes garras del Naquelavi lo atra- paron de una pierna. Cayé en el arroyo boca abajo. Con una piema entre las garras del monstruo, no conseguia enderczasey coriapeigo de ahogas. Los movimientos desesperados de Leandro salpica- ron con agua del arroyo al monstruo, que se apart como si se hubiese quemado con dcido. Leandro sacb la cabeza del agua y con ayuda de Silvina termi- nié de cruzar la corrente de agua dulce. La plema le sangraba mucho. Los padres de Sharon no hicieron pregun- tas. Sacaron el coche del garaje y Ilevaron a Leandro y Silvina a una especie de salita de primerosauxiios, Escaneado con CamScanner todo Jo que tenian en Ia isla para enfrentar las ‘emergencias médicas. —Me lastimé con un alambre de pia —traté de explicar Leandro. Pero la enfermera, que lo estaba vendando con habilidad profesional, levanté hacia él una mirada oscura que lo hizo callar. —Esto va a llevar tiempo. Vas a terminar de curarte en tu pais —dijo, en inglés—. Mafiana tendrés mucha fiebre. El viaje de vuelta fue terrible. Mateo, que no habia visto nada, estaba desconcertado y no sabia si creerles. En el barco empezé a tratar de explicarse los hechos de una manera racional. Leandro y Silvina se dieron cuenta de que les iba a resultar muy dificil conseguir que alguien cre- yera lo que realmente habia pasado. No tenian ganas de seguir hablando y cambiaron de tema. Tal como les habja advertido la enferme- ra, a Leandro le estaba subiendo la fiebre. Cuando llegé el momento de subir al avién que los llevaria de vuelta a América del Sur, ya deliraba a pesar de lamedicacién. Milagrosamente consiguieron pasar seguridad y, una ver en el avién, el enfermo se desplomé en el asiento, temblando convulsiva- mente. Silvina y Mateo lo asistieron durante esa noche eterna, tratando de controlarle la fiebre con Escaneado con CamScanner - a 40 ‘ Sr bilo en as aiasy un eapo himedo sob i fee, Las nafs ssn ue ellos y eran las primerasinteresadas 1 OS enterara el resto del pasaje. Sin embargo, varias regunar si habfa un médi- veces les propusieron p néd co entre fos pasajeros, pero los muchachos insis- tieron en que no hacfa fala. = Un aio después Sharon fue a visitarlos y vivié un tiempo con Mateo, pero nunca se acos- tumbré a la ciudad y finalmente decidié volverse sola a su isla. Leandro quedé para siempre con tuna leve renguera y nunca se recibié de médico, En realidad, ni siquiera terminé segundo afio. Después de una época de desorientacién, decidié entrar al negocio de su padre. Silvina llegé a ser cirujana, como tanto lo deseaba. Eligié trabajar en cirugia reconstructi- va, devolviéndoles sus rasgos a las personas que habjan sido deformadas por quemaduras u otros terribles accidentes, Sobre todo, llegé a tener recono- cimiento internacional por una especialidad que le interesaba més que cualquier otra cosa en el mundo: los injertos de piel, a Sosre “Prava sivmsrea” as We epantoso monstruo marino de las ‘sls Oreades, en Escocia. Es decir, las Orcadas del Norte, porque nosotros tenemos nuestras Orcadas del Sur, cerca de la Antértida, EL Nuckelavee (un amigo escocés me dijo que se pro- uncia Naguelavi) me fasciné desde el principio, sobre todo por esa caracterktca terrible que lo define: el hecho de no tener piel. Es interesante cémo la falta de piel se sigue usando como efecto de horror incluso en las pelicu- las de miedo mds modernas. El monstruo de Alien casusta mds cuando no se ve que cuando aparece en toda su fealdad, porque finalmente no es mds que un animal. Lo que de verdad causa teror es algo que se parezca mds a nosotros mismos, que sea casi humano sin embargo diferente. Una cara sin piel sigue sien- do siempre terrorifica, Al parecer los escoceses son especialistas en inventar monstruos horribles. El mds famoso, sin duda, s Nessie, el nombre caritoso que se le da a la criatura Escaneado con CamScanner = 7 = , atraccién ded agg is, qe se coer ov TON turlstica. De doe mundo ge lg a instalan con sus prsmdtics en las orilla d lage, tando de legar a ver al miserioso y quis inexistente edie qu, cuando ol Nuckelavee sale del ta prac dein por donde pa. Arnal cosechas, eny Los rebaatos y mata a todo ser. aa Su detallada descripcién (proviene del tesimonio de un anciano llamado Tamas, que asegunaba habere encontrado personalmente con el mal bicho. Pensé que un ser sin piel, con los raisculs, los tendonesy las venas a la vista, debia de ser intersan- thimo para un estudiante de Medicina. Y de abt sais este cuento, EL BAMLE DE LA GENTE PEQUENIA CUENTO IRLANDES M hijo es tan distrafdo —solia decir la madre de Hugo— que no sabe ni en qué dia esté viviendo, As{ era Hugo King, el hombre més distrai- do de todo el condado de Cork, y quizd de toda Irlanda. Quizé por eso mismo era tan buen pes- cador. Se sentaba a la orilla del lago, miraba flotar la boya, y dejaba que sus pensamientos corrieran sobre la superficie como los circulos concéntricos que se forman cuando se tira una piedra al agua. Hugo podia pasarse horas enteras alli, tan quieto y silencioso que los peces ni se enteraban de su presencia y se acercaban sin temor, Pero, cuando el tirén de la cafia lo despertaba, no habia nadie como él para traet la presa hasta la orilla. Hugo King pescaba las mejores truchas de toda la regién y hubiera ganado todos los concursos de pesca si slo se hubiera dignado participar. Pero no le interesaba competir. El slo querfa vivir tranquilo y tomar lo bueno de cada dia. Escaneado con CamScanner 3S eer Una tarde estaba sentado pescando = distrado como siempre sin norar que AN cayendo la noche, hasta que se hizo "8 § .dia distinguir la boya en ¢! agua. que ya no podia ae En ese momento vio un montén de luces q parecian bailar en el aie. Una gran cantidad de personas se acercaban, iluminéndose con antor- chas. No iban por el camino, sino atravesando el campo. Parecian apuradas, de muy buen humor y estaban bien vestidas. Hombres y mujeres se refan, cantaban y hacian bromas. Cargaban cestos y bolsas, como si fueran a una feria. Habfa en ellos algo extraito que a la dis- tancia era dificil de distinguir. Cuando se acer- caron lo suficiente, Hugo se dio cuenta de que eran pequefios, muy pequefios. Sélo entonces nuestro pescador tomé conciencia de lo que habia pasado: debia de set sin duda el 31 de octubre, Y habia dejado que la noche cayera sobre él. Su madre tenfa razén: no sabia ni el dia en que vivia. Muchas veces habia escuchado decir que es pli- groso quedarse fuera de la casa hasta muy tarde en la vispera de Todos los Santos. Sin embargo, la gente que pasaba le sonrefa tan amablemente que Hugo no tuvo miedo. —iQué alegres estin! —coment6, son- riendo—. ;Adénde van? 45 Le contesté un viejo vestido : con elegancia un poco anticuads, que levaba en la cabera un sombrero de tres picos adornado con una cinta dorada, —Vamos a la feria, Hugo King. EI que venga con nosotros podré disfrutar de la comida amis deliciosa y la bebida més especial que haya probado en toda su vida. Era una invitacién y Hugo decidié aceptar- Ja, Ni siquiera le extrafié que supieran su nombre. ‘Todo sucedia como en un suefio y al mismo tiempo nunca en su vida se habia sentido més despiero, &Me llevarias la cesta? —le pregunté una mujercita pelirroja—. jEs tan pesadal —jClaro! No me costars nada, La cesta parecfa muchisimo més liviana que la caja de pesca donde Hugo llevaba sus plo- ‘madas, cuchillos y anzuelos. Seguro de que serfa muy ficil ayudar a la pequefia belleza, Hugo se ccargé la cesta en el brazo (mucho més pesada de lo que habfa calculado) y los acompaiié a la feria. Alli habia una multitud tan grande como no habia visto en toda su vida. Ni la poblacién de tres aldeas de Cork juntas formarfa semejante muchedumbre. La canasta se le hacia cada vex. mas dificil de transportar, como si su peso aumentara con cada paso, Escaneado con CamScanner En la feria todo era pequefio. Los misicos ramafio y toca tenfan instruments adecuados a st © cnet ban sus gaitas y sus arpas con frenética ao que la gente bailara, mientras bebia vino ¢ =p fs grandes que un dedal. Habfa comida en Witlooe in 0 sus consumidore, porciones tan pequefias como st pero tan exquisita como si la hubieran preparado en el palacio del rey. Habia hojalateros que teparaban ollas y mindsculos zapateros remendones que tam- bién tenfan sus puestos en la feria. ‘Una hermosa mujer de cabello largo y rubio se refa y lo miraba con tanta insistencia que Hugo quiso invitarla a bailar. Pero para eso tenia que librarse de la cesta, tan pesada que parecia a punto de romperle el brazo. —iYa puedo dejarla? —le pregunté a la pelirroja. —Veo que te cansaste rapido —le contes- 16 ella, burlandose un poco. La pelirroja toms Ia cesta, Ia apoyé en el suelo, levanté la tapa, y salié de adentro un viejecito arrugado, encorvado, de una fealdad casi monstruosa, que le hizo a Hugo una gran reverencia. —Muchas gracias, Hugo King —le dijo—. He tenido suerte de que me levaras, Porque estoy muy débil para caminar y no tengo nada que metezca el nombre de tus manos, muchacho, mereces. __Yeel horrible duende eché en las manos del joven montones de billantes monedas de oro que parecian surgir de la nada, —Quiero que bebas a mi salud, mucha- cho, y que la pases lo mejor que puedss. No te asustes de nada de lo que oigas o vea, En eso paré la miisica. La peliroja y también Ja rubia con la que Hugo queria bailar se fueron con el duende deforme y silo se queds cerca el hombrecito con el sombrero de tes picos adornado con una cinta dorada. —No te vayas ahora le dijo—, que est pot empezar lo mejor. El rey Finvata y su dama estén a punto de llegar. También ellos quieren ver la Feria y participar de la fiesta. Mientras estaba diciendo estas palabras, se escuché el grave sonido de un cuerno y éntré tuna lujosa carroza tirada por tres caballos blancos como la nieve. Un lacayo abrié la portezuela y dos personajes bajaron del carruaje. Eran un noble caballero, con su traje adornado por botones de piedras preciosas y hebillas de oro en sus zapatos. Y una elegante dama con la cata completamente cubierta por un velo de plata. piernas. Abre que te pagaré lo que Escaneado con CamScanner = ow « Finvara, el Rey de la Gente Peq a Hugo frunciendo el cefio. con enojo- Om «eed haciendo aqui este hombre? sDesde cusindo los seres humanos estan invitados a nuestra fiesta? “Hugo sineié que las piernas le temblaban y las rodillas se le licuaban. Estuvo a punto de caer al suelo de puro terror. El castigo de Finvara a los hombres que desobedecfan sus érdenes podia ser terrible. De golpe, el Rey de las Hadas solté una carcajada y, como si esa hubiera sido la sefial de que la broma habia terminado, todos Jos demas se echaron a reff al mismo tiempo, con tantas ganas que parecian a punto de deshacerse de risa: La misica habia vuelto, atronadora, Un grupo de bailarines se acercé a Hugo y formaron ronda a su alrededor. Eran hombres y mujeres ves- tidos de blanco y, cosa curiosa, no eran tan peque- ‘ios como todos los demés. Parecfan tener el tama- fio de la gente normal, y habfa entre ellos algunos nifios. Se movian de un modo extrafio, como si sus cuerpos, un poco rigidos, tuvieran dificultades para seguir el ritmo de la miisica. Una hermosa mucha- cha se desprendié de la ronda y tomé de las manos a Hugo, para hacerlo bailar con ella. —iQué bueno que estés bailando con tus amigos! Pero deberfas ser més amable —Ie dijo el uefia, miré 49 viejito del sombrero, Estén eg reconozcas y los saludes. Solo entonces Hugo se fij6 més atenta: mente en las caras de los bailarines y de golpe reconocié a una de las chicas, Claro que la — cfa. Era Patty, la hija de sus vecinos, los O'Hara, El invierno pasado habfa intentado patinar sobre el lago helado en una zona donde el hielo era demasiado fino. La capa de hielo no pudo sos- tener su peso, Party habia caido al agua helada y se habia enfermado de pulmonfa. Unos dias después estaba muerta. El mismo habia asistido asu entierro. Entonces miré a los demés y los fte reco- nociendo uno por uno, Esos alegres danzarines que lo tomaban de la mano para incorporarlo a su ronda eran todos muertos, en sus largas y blancas mortajas. Alli estaban sus compafieros de quinto grado, que habfan muerto en la epidemia de virue- la, Alli estaban su abuela y su padre, que le son- refan desde lejos. Y su prima Betty, que se suicidd ahorcéndose cuando su novio la abandoné para irse a trabajar a Dublin; ahora se refa alegremente y casi no se le notaba la fea marca de la soga en el cuello. Alli estaba su amigo Richard, al que su caballo habia arrastrado con un pie enganchado en el estribo hasta destrozarle la cabeza contra las, perando que los Escaneado con CamScanner we 0 ray una especie piedtas, Yano renfa sa ee ju cabeza, A de cofia parecta sujet” °° Hilaba y se divertia, pes desu asec, Rit Jos demas. riéndose locamente, a cot todavia que el” sa risa 169? 1 mortajas al bailar, cra peor si Jn en los ojos ia que las miradas sin eXPICS als muertos, perono Fa /Peor: que earme eladas agarrando @ FIUgO de los brazos sus mant sientras él inrentaba solarse desesperadamente, Hugo trataba de escapar Y buscaba un Hie spiders de loscomoersostiqaesceiansy refan y se apretaban unos con OfFOs Para NO dejar- lo salir. Lo obligaban a bailar ahora, y sentia que sus piernas se movian contra st voluntad en una especie de danza salvaje y desacompasada. La risa Joca de los muertos penetraba en la cabeza del muchacho y le dolia como un clavo perforandole el cerebro, Sabfa que esa tisa lo estaba matando, qe no past resistirla ni un segundo més. Cay6 lesmayado. ‘Al dia siguiente se encontré tendido sobre la colina, dentro del antiguo cfrculo de piedras de las hadas. Estaba mareado y le dolia muchisimo Ja cabeza, como después de una borrachera. Por un momento tuvo la esperanza de que todo hubiera sido un suefio, aunque no recordaba haber estado Escaneado con CamScanner jor, mientras pesca- 1 dia ancerion, mi bebiendo la tarde oe ay sus bolsllos, para ver ba. Se le ocurrié bus sas monedas de oro sas nero, todas siencontraba cl diners 8 llevar Se ‘el duen site ns Boom : esar de la decepcién, se aint ee Poet habia sido un suefio, nada a or ef. Y habriasuspirado lleno de més que un mal suefio. alivio si no hubiera sido porque en ese Momento se miré los brazos y las manos, y se estremecié de horror. Se habian ennegrecido, porque los habfan tocado las manos de los muertos. ‘ Hugo volvié a su casa leno de tristea, ‘Ahora sabfa que los espititus se habfan burlado de Ly lo habian castigado por haberlos molestado, La Vispera de Todos los Santos es la tinica noche del afio en que los muertos tienen permiso para levantarse de sus tumbas y bailar sobre la colina, a luz de la Luna, en la gran fiesta de los Seres Pequefios. Y esa noche, los que todavia son mor- tales deben quedarse en sus casas, con las puertas bien cerradas, porque ningiin ser humano vivo en este mundo tiene derecho a mitar el baile de las hadas y los muertos. Sopre “EL BAILE DE LA - GENTE Pequenia” "a Sols la ‘la Gente Pequetta” y también “los Buenos Vecinos” 0 “Gente de Paz” o “la Gente Linda’. ¥, si los bumanos ls laman ash, no es por admiracién ni por carifio, sino por miedo. A ellos no les gusta que se pronuncie su verdadero nombre y lo mejor es tratar de atraerse su buena voluntad con un nombre cagradable. Son effos, enanos, trasgos, duendes, hadas, _genios, brajosy fuegos faruos, Tienen poderesy no siem- ipre los usan para el bien, Viven en otra dimensién del tiempo y del espacio, en sus lujosos palacios escondidos bajo la tierra, cerca de los antiguos circulos de piedra 1 las rocas de formas raras, que no estén colocadas alli por la naturaleza. Son los sidhe (ce pronuncia ‘shi’) de Irlanda, peligrosos como amigos y como enemigos, Su rey es Finvara, generoso con los mortales que lo respetan, pero implacable conira aquellos que lo irritan, a veces por un error sin intencién. Se dice que las jovencitas hermosas deben tener mucho cuidado, ‘porque Finvara, el Rey de los sidhe, es un mujeriego Escaneado con CamScanner oa que secuestra a muchachas mortales y $€ ee vo bay ie dee bs ects de piedea y as rooas son solo monvmnentes insides all las lleva a su no existe mds sfc de es ptes pls dela rate siglo, a causa de la dominacién inglesa, boy es un pats smdern, rico yedcado.¥ ya casino hay ilandese que se preanipen por hacere oendas a la Gente Pequetia ‘para ganarse su favor cada ver que constrisien ina casa osalen de viaje. Pero yo no estoy de acuerdo con los que creen gue las hada no exsten,cAcaso los suetosy las fantasies no forman parte dela realidad? FENRIS EL LeBo UNA LEYENDA VIKINGA Aas la brillante, era la Ciudad de Jos Dioses. Alli se sentaba en su trono el gran Odin, el Padre de Todos y de Todas las Cosas, Alli vivia Thor, el Seftor del Trueno, con su poderoso martillo. Y Tys, el Dios de la Espada, famoso por su valor y su honor en la lucha. Pero en Asgard estaba también Loki, que habfa mezclado su san- gre con Odin mism. de ellos. Loki, capaz. de engafiar a los dioses con sus disfraces y transformaciones, a veces para hacerlos refr, a veces para causarles dafio. Loki, el astuto, el malvado, el hijo de gigantes. Loki era tan hermoso y tan inteligente como cualquiera de los dioses que se esforzaban por traet orden y belleza a este mundo. Pero usaba su inteli- gencia para el mal y la mentira. Porque su corazén estaba colmado de odio, como el de los gigantes ene- migos de los dioses, que pretendfan destruir el Bien pata cubrir la Tierra con el aullido de las tormentas y la desolacién de los hielos eternos. ... ¥ sin embargo no era uno Escaneado con CamScanner jonide Asgard, Loki Harto de la pean i ss a voli 2 I et a le giganta tage sla la Tierra: Hel, |g che Mido la serpiente gigante. Y Fenris, cl obo. dia entre os dias, Odin vigilaba desde su trono los confines del universo cuando vio a log tres hijos de Loki y una sombra cayé sobre su ros. tro. Supo que debia consultar a las Nornas, las feroces diosas del Destino. —,Qué debemos hacer con ellos? —tes 16. ste —Los tres hijos de Loki son los cuerpos vivientes del Mal —le contestaron las Nornas—, Hay que matarlos o limitar su poder antes de que mismo sea destruido. a Odin era un Dios de la Vida. Aceptaba la gloriosa muerte en combate, pero no estaba dis- puesto a asesinar a tres pequefios, por monstruo- sos que fueran. —Titiganlos a Asgard —ordend—. Vivos. Siguiendo sus érdenes, un grupo de dioses Viajé al Pas de los Gigantes. Lucharon contra la giganta Angetboda y la vencieron. Sus tres hijos fueron Hevados ante la presencia del Padre de Todos. ae —Hel —dijo Odin—, Malvada Hel, cuya mirada convierte en piedra a los hombres; cs serd el Reino de la Muerte, laa Y desterr6 a Hel a las Nueve Regiones de Ja Oscuridad, donde van los que mueren con ver, giienza, de vejez o enfermedad, en lugar de haber entregado su sangre luchando con honor, Bra una buena morada para Hel, que tenia Ja mitad de su cuerpo del color de la carne cruda y la otra mitad, de carne putrefacta. Alli, en su Reino, hacia banquetes con los cuerpos de los trai- dores y los cobardes, rompiendo los huesos para sorber el tuétano con la lengua, siempre ferox, siempre hambrienta. Aunque todavia no era adult, la serpien- te Midgard ya era inmensa. Con un. poderoso envién de su brazo, Odin la lanzé a las profundi- dades del océano. Alli siguié creciendo y creciendo hasta que su cabeza se encontré con su cola y rodeé a la Tierra entera con su cuerpo sin limites, Cuando Midgatd se mueve, enormes olas se levan- tan del mar y atacan las costas con su furia, arras- trando a los hombies a la muerte. Pero Fenris no era un monstruo, sino sélo un joven lobo, y Odin le permitié vivir en Asgard, corriendo en libertad por sus campos y bosques. El animal estaba siempre hambriento y molestaba Escaneado con CamScanner f volvié a los dioses con sus aldo of Dios da grande y tan feroz que S610 Yo i ore Espada, tavo el corje de alimentaro. ™ cfa y crecia, hasta que SU tamafio prodigioso se convirtié en el terror de Asgard. Era un lobo, pero también era un hombre, y por €s0 resultaba toda 107. i. ae Nornas, que pueden ver el futuro, habfan anunciado el terrible final del Padre de los Dioses. El tiltimo dia, en la batalla final, el lobo Fenris matarfa a Odin para devoratlo. Y ese serfa el fin del universo. Pero todavia no habfa legado la hora del Ragnarok, el destino final de los dioses, Odin todavia reinaba y no tenfa ningrin apuro en dejar su trono para ir a parar al estémago de un lobo gigante. ae Serantiel Consejo de los Dioses, —gDebemos seguir alimentando a nues- tro enemigo? —pregunté Odin. —Debemos matarlo —dijeron muchos. —Jamés —dijo Odin—. La sangre de un asesinato no debe manchar el suelo de Asgard. Debemos encadenar a Fentis de tal modo que no pueda liberarse. Dia y noche los fuegos de la fragua se mantuvieron encendidos y en todo Asgard se escu- charon los golpes del martillo de Thor. Por fin la 59 famosa Leding estuvo terminada, Era una cadena como jamas se habia visto en el cielo o en la Tierra, heeha con grucsosesabones de hero trabsjdee con Ia fuerza de los dioses. Sélo el gran Thor podria haber forjado una cadena como esa. Entonces llamaron al lobo, le mostraron a Leding y lo desafiaron. —Grande es tu fuerza, Fentis, pero... sserias capaz de librarte de una cadena como esta? —Intenten encadenarme y lo sabrén, —dijo Fenris, después de probar la resistencia de Leding con sus dientes. Sin intentar defenderse, Fentis se dejé encadenar por ‘Tyr, mientas los dioses sonrefan aliviados. Pero pronto se borraron las sonrisas. Sin grandes demostraciones de esfuerzo, el lobo tensé sus poderosos muisculos y la cadena salté por el aire. La famosa Leding ya no era més que un mon- t6n de pedazos de hierro rotos tirados en ef suelo. Los dioses fingieron aplaudir la fuerza del lobo, como si se sintieran muy orgullosos de tenetlo entre ellos. Y el trabajo volvié a comenzar, Los dioses y los herreros de los dioses se esforzaban por fabricar una cadena todavia més fuerte que Leding. Enormes chorros de vapor saltaban cuando el hierro al rojo se templaba en el agua. Thor controlaba que cada Escaneado con CamScanner = e eslabén tuviera la fuerza de mil hombres, y que estuvieran unidos de forma indestructible. Hasta que por fin estuvo terminada la poderosa Drome, una cadena que parecia imposible de romper, hecha de eslabones gruesos y perfectos. Odin revi. 86 uno por uno para asegurarse de que no tuvieran ninguna falla. Entretanto Fenris seguia creciendo en fuerza y en tamafio. Y cuando le presentaron a Drome, la olfated y sus labios se retrajeron en una mueca pare. cida a una sonrisa. Sabja que los dioses le temian, sabfa que le estaban tendiendo una trampa, pero no Je importaba. Grufié y mostré los colmillos, como un lobo. Y hablé como un hombre. —Nunea conseguiré la fama y el honor si no corro algtin riesgo, ;verdad? {Que me aten con Ia cadena Drome! Los dioses estaban muy contentos porque ninguno de ellos (ni siquiera Ellos) se sentia capaz de luchar con Fenris para encadenarlo por la fuerza, Varias vueltas dio Drome al cuerpo del lobo; la hicieron pasar por sus patas y por su hocico, Esta ‘vez no fue tan sencillo. Drome tenfa dos veces la fuerza de Leding. Fenris tensé sus misculos sin lograr liberarse mientras las sonrisas volvian a las caras de los dioses. Entonces el lobo puso en juego toda su enorme fuerza, se sacudié, se estird, rodé 6 el suelo, y con un tremendo esfuerzo final hizo estallar Ja cadena con tanta violencia que los eslabo- res volaron por el aire y se enterraron en el suelo, ‘Una feroz alegria se reflejaba en los ojos de Fenris mientras se alejaba orgulloso. El juego habia terminado: los dioses comprendieron que ya no podrian forjar una cadena més poderosa que Drome. Lo que no habia logrado la fuerza, debia obrenerlo la magia. Habia llegado el momento de recurtir a los enanos. Ellos tenfan conocimientos y poderes que ni siquiera los dioses dominaban, Odin envié un mensajero al mundo subterréneo, en busca delos oscuros trabajadores de las profundidades. Alli vivian, con sus caras ennegtecidas por el polvo de carbén, cavando tiineles que atravesaban la tierra de lado a lado. El mensajero habia llevado consigo el oro de los dioses, el tinico pago que los pequefios mineros aceptaban por su labor. —No serd una cadena —le explicaron al mensajero de Odin—. Seré una cuerda fina y liviana, para que Fenris se deje atar sin temor. Una cuerda de aspecto débil que ninguna fuerza en la tierra ni en el ciclo podré romper. Yas{ nacié Gleipner, la Devoradora, la temi- ble cuerda de los enanos. Solo ellos eran capaces de obtener los seis elementos misteriosos que servian Escaneado con CamScanner te w w je et €00 de Ie para forjarla: las barbas de una MUI Tae pisnda de un gaol fern de WO en pe montaiia, la saliva de un pain yer nace lo (Y quien crea qu eas costs no : basta otto). te de ee eons, e010 tend un defecto, Los enanos no habfan comprendide que Fenris cra menos y mis que us lobo, Pordue tenia también Ia inteligencia de un hombre. Creyendo que lo engatiarfanficilmente, habfan fabricado un Gordel de seda demasiado fino, demasiado delica- do. Demasiado sospechoso. ‘Cuando lo tuvieron en sus manos, los dio- ses comprendieron que esa cra el arma invencible queloslibrariadelloboysusamenazas. Alegremente partieron de viaje a una isla rocosa, Hlevando al obo con ellos, como si fuera un compafiero mis, Alli le mostraron a Gleipner. En cuanto la vio, Fentis se dio cuenta de {que allf habia trampa. Una soga tan fina y sedosa debia de estar encantada. —Pude romper las cadenas porque eran solo eslabones de hierro. Pero mi fuerza no es magia: no voy a dejarme atar con eso. —No debes temer —dijo Odin—. Si es solo una cuerda, {El vencedor de Leding y de Drome tiene miedo de que lo aten con una sogt 68 tan fina? Aunque admito que es més fuerte de lo Gin caw ‘Como si estuvieran compitiendo en un juego decidir quién era el mis fuerte, los dioses se pasa- Pn a cuerda, tratando de rompera, pero ninguno lo ‘consiguid. Sabfan que ol desaffo atrafa a Fenris. —Sélo Fentis podria librarse de una cuer- da como esta —decfan. —Clato, solo Fenris es tan fuerte y tan oderoso, Sélo él tiene mtisculos capaces de hacer estallar cadenas. Pero el lobo-hombre no crefa en los hala- gos de los dioses, y grufifa amenazador. —Fenris le dijeron entonces—, si no con- sigues romper una cuerda tan fina, es que tu fuerza no vale nada, Entonces gpor qué deberfamos tenerte miedo? Nosotros mismos te desataremos. —Dgjenlo en paz. —dijo Thor—. El pobre Fenris esta asustado. Y eso fue lo que decidié al lobo. Fenris sabfa perfectamente que se trataba de un engafio, pero tenfa mucha curiosidad por probar sus fuer- zas contra la soga Gleipner. Y, sobre todo, no estaba dispuesto a aceptar que lo llamaran cobat- de. Entonces se le ocurrié una idea. —Esté bien —dijo—. Acepto. Con una condicién. Mientras me atan con esa cuerda, uno Escaneado con CamScanner ot er su mano derecha entre mis de ustedes debe pone ibrado de Gleipner, lo dientes. Cuando me staré sin dafio. oe sonnets dioses se miraron entre si. Ninguno estaba dispuesto a apostar su mano derecha en ef seve, Pero no habfa tiempo para dudas, que solo see an para aumentar las sospechas del lobo, El Scente Tyr, el Dios de la Guerra y el Coraje, puso ju mano derecha entre los dientes de Fenris. Y Jo araron con Gleipner. Le sujetaron las gatas pero no el hocico, que mordia Ia mano de Jp sin clvar los dientes. La sogn mégica era tan fina que se pera entre los pelos erizados del lobo, Sin embargo, cuando Fenris quiso moverse, no pudo, Luché y luchs. Cuanto més hinchaba los tésculos, cuanto mas se sacudia y se estiraba, mas se davaba en su came Gleipner, la Devoradora. Ninguno de los dioses se acercé. para aflojar los nudes. Entonces, el lobo apreté las mandibulas y sacudié la cabeza en un solo mordisco poderoso. ‘Ahora Fenris estaba atrapado para siempre y los dioses refan. Sélo Tyr no refa, porque habia per- dido su mano derecha y soportaba el dolor con los dientes apretados, ocultando el mufién sangriento. Los dioses tomaron el extremo de Ia fina cuerda sedosay la hicieron pasar por la mitad de una roca que hundicron en la tierra, a tanta profundidad Escaneado con CamScanner _ - n volcén podria traerla otra ver q que ni siquiers ™ Bose ec y alba con Fi y | EL lol olor girando la cabeza en todas diecciones par vat a los dioses con sus inmensas todavia por a sangre de Ty Para evtar que mor. des la soga mégica, los dioses le atravesaron ung sspada vertical en Ia boca abierta, con el pug tpoyado en la mandtbulainfeiosy la punta cl. da en el paladar. ween allt est Fenris, encadenado en la isla rocosa, aullando y rugiendo. Tanta espuma y saliva brotan de su boca eternamente abierta, que for- man un rio, Y alli estaré, aullando y rugiendo hasta el fin de los tiempos, cuando Ilegue el Ragnarok, el destino final de los dioses. Entonoss, Ja soga magica caer vencida por la simple maldad | del aire, Y temblarin los dioses y los hombres, porque el momento de la venganza del lobo habri llegado. Sore “FENRIS, BL 10n0” 5, eto haoy esd Ia peninsula escandinava (Suecia, Finlandia y Noruega), vivian los vikingos, Eran grandes navegantes y.se cree que fueron los primeros en llegar a América, mucho antes que Colon. En sus tierras, el invierno era largo, oscuro xy terrible, No es extraio que hayan imaginado a sus doses siempre luchando contra la malvada raza de los Gigantes del Hielo, que trataban de borrar del mundo Wa alegria de la primavera y el verano para convertirlo en un invierno eterno, Los vikingos fueron un pueblo muy guerrero. Para l,l tinea muerte honra que poten hombre era la muerte en el combate. Por exo sus diases no eran inmortales. Nunca morirtan de enfermedad 0 de vejees pero st deblan tener la oportunidad de morir Sloriosamente, es decir, luchando, Cretan que el mundo fue creado por Odin, con lcwerpo del gigante Imer: de su carne hizo la tierray de su sangre, los océanos. También creé a la raza humana: Escaneado con CamScanner er 68 anf frac c wa ia de ls Noras, las Divas la rchid Loe Pt cero, Cuando legue vero desin ial de sds, la spies Fe tank a Thor con su eneno, el lobo Fenris ‘Midgard mata ; evan a Odin yelper el infra, Gra, maton iente Tyr ya no habrdé Luna ni Sob, ni siquiera oak Geo de Hielo, porque el universo ente- a Sree un tervitorio vacio y desolado, donde no vivia ningiin ser humano, hasta que en el silo x fue poblado por una expedicin de norusgo, Unos doscientes afios despues se escribieron allt ls Eeldas, ls velatos que nos permite conocer las extrahas historias de los dioses del Norte, CORAZON DE Un Horror atconquino (anpfomias DEL Caxani) E, los breves dias de verano, lo helados del Canadé enloquecen de vida oe da, Hasta las plantas saben que es su tinica, breve oportunidad para reproducirse: hay tanto polen que los bosques parecen cubiertos de una especie de niebla amarilla. Toda la naturaleza parece gritar jAhora, ahora, ahora! ‘Ahora! Porque después, inesperado, veloz, cruel, casi sin anunciarse con el otofio, su mensaje. 10, cae el invierno sobre el bosque, y la vida se esconde y prepara para resistir. Los ciervos y los renos caribites se escapan hacia el Sut, seguidos por los grandes gatos salvajes, los linces y los glotones, una especie de comadrejas gigantes. Las ardillas, los 00s, las marmotas se oculean en sus madrigueras, para dormir hasta la préxima primavera. El verano era también la época del afio més adecuada para cazar renos catibiies y una temporada de mucho trabajo para él viejo guia, Escaneado con CamScanner ual . cia varias veces por ee Lor oe Moor empedicin de afi, era expedicion que habian organizado a slaneher y su amigo estadounidense. tenia 1 hae rareras, demasiadas, pensaba Lafforgue, do por las mujeres. : aon eee Blanchet se habia casado hacia ape. nas unos meses ¥ de ninguna mani estaba dis. rarse de su joven matido. ape eae us —dijo, agitando sus cabellos oscuros, que se negaba a atrapar en un peinado razonable—. Sé montar, sé remar y sé manejar un rifle mejor que ustedes. Después de todo, ;soy una mujer del siglo xx! ‘Asi decia Teresa, una muchacha de veinti- és afios que habfa nacido en Montreal en el aiio 1900 y se sentia parte de una nueva raza de muje- res que estaban cambiando el mundo. Su padre habfa trabajado durante un tiempo en una reserva india donde murié su madre. La chica se habia ctiado en contacto con la naturaleza y habia que reconocer, pensaba el mismo Lafforgue, que no parecfa tenerle miedo a nada. Su marido, Pierre, también de Quebec (el Canadé francés), era un joven ingenuo y alegre, siempre dispuesto a ver el lado bueno de todas as cosas. Completaba la compaiiia el amigo estado- ~ unidense de Pierre Blanche, = poco mayor, distraido y triste, piers iia hhacfa poco la muerte de sus padnes Joes stig parecia absorber la energia ea area Blanchet como una medicina para a vere Y estaban los indios, claro, Por, un blanco no pensaba en los indigg eet para ayudar a cargar la comida la tops et las herramientas, las municiones, la ola nes, las tiendas de campafia, la pequefia oe para pescar en el lago. Lo inslit, en este aeo on que también entre los indios habia una mujer A pesar de las protestas de Teresa, su matide hab insistido en que era necesaria otra mujer en la expedicién. —Para ayudarte —traté de explicate a su esposa. —gPara ayudarme en qué? —protesté ella, Pero terminé por aceptatla, Era una india cree, con el cabello canoso dividido en dos trenzas y vestida con restos yretazos de ropa europea. A Lafforgue, el guia, no le gusté esa ‘mujer un poco extrafa, a la que no conocia, Pero habia discutido ya por tantas razones con el bueno de Pietre que decidié tomarla como cocinera, Los otros indios no pertenecian al mismo pueblo, aun- ue entendian su dialecto, Escaneado con CamScanner —— fa recibido tantos retos de sy Pierre ya habia ae oe a guia y desu epost POF dee re encet cuando pras de provisiones, ci Io supe lo Poe —habfa dicho la mujer, sim- plemente. Y un brillo raro le pas por la mirada, Era dificil conseguir a alguien que trabajara solo por la comida y Pierre estaba tan orgulloso que Lafforgue no quiso decepcionatlo. Estaba convenci- do de que Maria (como todos los indios, lla habia dlegido un nombre europeo para tratar con los blancos) serfa un problema més. Los otros portea- ores no se alegraron de verla. Al parecer, la mujer habia sido expulsada de su aldea por alguna razén de la que preferian no hablar. Eso habia sucedido en un invierno de hambre terrible, en que un grupo de indios cree habia quedado aislado por la nieve. Al parecer, toda la familia de Marfa habia muerto de hambre, Ella habfa sobrevivido comien- do un alimento prohibido por algiin tabi de su tribu. Sin embargo, Lafforgue se sorprendiéb agra- dablemente cuando vio todo el peso que la mujer cera capaz de cargar, Como cocinera, Marfa se las arreglaba bien. La comida era sencilla: tocino frito, harina dorada en la grasa del tocino, porotos, una lonja de jamén de vez en cuando para los. blancos. Instalaron el campamento en un Jago. Durante el dia, los Blanch Campbell, guiados por Lafforgue, salian en busca de renos 0 venados, mientras los indios se queda. ban en el campamento jugando a los dados con dientes de castor 0 pescando en el lago. A veces, al regresat, los sorprendfa una deliciosa fritura de pescado. Pero ka primera vez que Lafforgue hizo un recuento de las provisiones se quedé sorprendido, Las reservas de tocino, harina y porotos estaban bajando mucho més de lo normal. Furioso, encard a los indios acusindolos de ladrones. Ellos le sefia- laron a Marfa. Con las pocas palabras de francés roto que les alcanzaba para comunicarse le expli- caron lo que pasaba. —Ella come —dijeron. Lafforgue decidié prestar atencién y empe- 2 a observar el comportamiento de Marfa. Los otros indios no se le acercaban, como si le tuvieran miedo. Dormia apartada, a la intemperie, ¥ era cierto: comfa. Devoraba la comida de una forma asombrosa, constante, brutal. Si esto seguta asf, tendrfan que volver antes de lo calculado. Cuando andaban por el bosque, Lafforgue marcaba la corteza de los Arboles con un cuchillo 0 con un hacha pequefia para sefalar el camino de claro cerca del et ¥ su amigo Escaneado con CamScanner yf a 1) ; dos kildmetros del cam, Jeg, El cercet dia oe eco fresco de reno, i fore amos al cAmpament0 Y por ea ie con uno de los hombres. ; oa Quédese aqui con nuestro amigo ell —dijo Teresa—- Mi marido y yo nos cams alora mismo. Para ¢s0 marcamos los : o s id? arboles, ce para un caso extremo. Ustedes saber cémo buscar los érboles marcados, Es dificil orientarse en estos bosques —dijo Lafforgue, entre paciente y malhumorado. — Se olvida de que yo me ctié en una india. =e ey yo tengo mi brijula —dijo Pierre, al aque no le gustaba nada la idea de volver solos, pero no queria mostrarse menos valiente que su mujer. ‘Antes de que Lafforgue hubiera tenido tiempo de contestar, Teresa, vestida con pantalones de montar, avanzé a grandes pasos por el bosque, haciendo crujir con sus botas las pinochas que cubrian el suelo. En efecto, parecia orientarse pet- fectamente y, después de dudar un momento, su marido se eché a correr para alcanzarla. Lafforgue y Campbell se miraron y decidieron seguir el ras- to del reno, no van a 7 ™ La pareja se acercaba al cuando ecuchs los grits Enel dare ee? terrible los esperaba. Un enorme oso gris habfa atacado a uno de los indios. El hombre estaba tirado en el suelo, en medio de un charco de san- gre, con la garganta destrozada. El oso, enfurecido, se abalanzaba sobre Marfa, que le hacfa frente con un tizén encendido. Sin dudar un segundo, Teresa levanté su rifle y Pierre hizo lo mismo. El balazo de Pierre hirié al oso en un costado. El enorme animal se dio vuelta hacia ellos, levantindose en dos patas para mostrar toda la potencia de sus garras, de sus dos metros de estatura y sus trescientos kilos de peso. Era el momento que esperaba Teresa, Dos tiros certeros, en la cabeza y en el corazén dieron por tierra con el oso, Maria corrié hacia Teresa y sin decir una palabra, en un gesto de agradecimiento profundo, se incliné ante ella y puso la mano de la mujer blanca sobre su cabeza. Lafforgue y Campbell Ilegaron al comenzar el largo atardecer del Norte. Habfan cazado un pat de liebres pero no habfan conseguido dar con los renos. Estaban agotados, pero no habia tiempo para descansar. Enterados de la terrible historia, tuvieron que sumarse a los trabajos del campamen- to, Habfa una sola pala y los hombres se turnaban Escaneado con CamScanner Ea 16 feros del indio muerto estaban de edo en que lo enterraran. eran con la familia del mauerto para lleva fa Foros, de acuerdo con ls costumbres desu pucblo ‘Desolar el oso y cortarlo en piezas les levé varias horas. Ahora tenfan comida de sah aunque vera que hervir largamente esa carne durisima es en algo comestible. Maria se dedi- taba a la tarea de derretir sobre el Fuego la grasa del ardarla en una de las ollas. aera entero, casi de noche yay Lafforgue quis despeir con unas palabras a ext hombre que lo habia acompafadoenmésde unaexpedicion. Después, Campbell se le acerab para hablar en vor baja. "Se dio cuenta? En la mano derecha del cadaver. {Se los comié el oso? ‘No. Los dedos que faltan fueron cortados con un auchillo, Debe de ser parte de algiin ritual. —No lo creo, Los indios estaban inquietos —insistié Campbell. Los vi sefialar la mano, Hablaban entre ellos. ‘Antes de acostarse, todos se esforzaron en buscar més lefia para la hoguera, que ya no cra solamente una alegre fogata de campamento, sino la barrera que los separaba del miedo. Se establecieron turnos para vigilar durante la noche. Era muy raro que un oso gris se hubiera atrevido a atacar un campamento humano, rfan volver a sufrir otra sorpresa, El dia siguiente amanecié encapotado. La tuzera sucia y gris. La idea de cazar un reno pare- cia haber perdido todo interés los expediciona- ios se encontraron discutiendo la posibilidad de volver a la ciudad. La tinica novedad fue el estado de la mujer india, que ahora parecfa enferma. En ugar de su hambre voraz de siempre, rechazaba la comida y, cuando Teresa insistié en hacerle tomar un caldo hecho con la carne del oso, vomité, Si Jos demés indios nunca la habfan aceptado del todo, ahora parecfan evitarla. Trataban de ubicarse Jo més lejos posible de ella y, sobre todo, no le daban nunca la espalda, con lo cual a veces se los vela caminando para atrés 0 de costado. —fTendrén miedo de contagiarse? —pre- gunté Campbell. —Tienen miedo, pero no es por eso —dijo Teresa. Esa madrugada, Pierre se desperté en medio de un silencio casi angustiante. A su lado, arrodillada en la tienda de campafia, estaba la mujer india, jadeando de una manera extrafia. Tenia un cuchillo en la mano y en Ja mirada, una mezcla de terror con algo més que era dificil de entender. ¥, sin embargo, ero no que- Escaneado con CamScanner ® tconfuncible, Hambre. ra arbre: Maria o mira- teon " abe despead,aesia. Un ilo de saliva le corria por la barbilla, desde la boca entre- abierta que dejaba ver dl filo de los dientes, Desconcertado, Pierre hizo un movimiento brusco que desperté a Teresa. Cuando su mujer abrié los ojos, ainda cee se evant pesadamentey salié tam baleindose, Casi entre suefos, Teresa murmurd tuna palabra que Pierre nunca habia escuchado: windigo, Sélo al amanecer Pierre logré volver a dormirse por un rato. Mientras los tres amigos desayunaban su racién de café, galleta y tocino frito, los sobresalté tuna violenta discusién. Lafforgue les estaba apuntan- do a los indios con su rifle. Aunque estaban lejos, Pierre alcanzé a escuchar otra ver esa palabra miste- tiosa: windigo. Bl guia se les acered de muy mal humor. —Salvajes! —dijo—. Estoy harto de sus supersticiones, Como si no tuviéramos bastante con, Jo del os0... —~De qué se trata, Lafforgue? —dijo Teresa—. Creo que ya nos conocemos bastante como para que pueda hablar de cualquier cosa delante de mi. —Hubiera preferido no hacerlo —dijo Lafforgue—. Es Marfa. Ellos creen que es un windigo. Que se convirti ee ase sls eon ela en de No hen cna en el campamen que atrajo al oso para tener came fresea, — — Came de oso? 7 = teamed 050? —preguntés Camy en seguida se dio cuenta de que habie dieu onteria. bi Instintivamente los cuatro mi . donde estaba la mujer, que parecia tian freia lonjas de tocino junto al fuego. Ella les doa vid una mirada vidriosa y una sontisa vacia dejaba ver los colmillos. ns —Windigo 0 no windigo, yo opi +o opino que! mujer esté loca —opiné Campbell, er —1Qué es un windigo? —quiso saber Pierre. —Dicen que es alto —Lafforgue hablaba de mala gana—. Tiene la piel pegada a los huesos, como un cadaver. Huele a podrido. Y no tiene labios. Come carne humana. Siempre tiene ham- bre, porque crece con cada hombre que se come, Pero también puede ser una persona cualquiera, si el espiritu del windigo entra en su cuerpo. Usted © yo, 0 la sefiora Blanchet... cualquiera que haya probado carne humana. —No es mi plato preferido —aclard en seguida Pierre. —Ni el mfo —dijo Campbell, riéndose. Escaneado con CamScanner w a ww fa. Estaba mirando a Pero Teresa no aba acercado cla Ia desdichada Marfa, que s° : 7 io ida con desesperacion. La mujer clavandole la mia hbk aid, tenia en la mano el tenedor M ido pata pinchar las lonjas de tocino y lo ae ma. Sin embargo, cuando cempufiaba como un af al ue le devolvia la festuvo casi encima de Teresa, 4) is mirada con Ia misma fijeza, dejé caer el tenedor al de rodillas. si ye ee ie aijo—~ Sélveme. Méveme. Casi sin darse cuenta de lo que hacta, Lafforgue habia amartllado su rifle y se lo habia Ilevado a la cara. No dispare! —grité Teresa. Ya continua- ibn siguié grtando érdenes en lengua indigena, Los indios se lanzaron sobre Maria, que consiguié soltarse con fuerza sobrehumana. Los hombres blancos fueron en su ayuda. Entre todos, Jograron contener a la mujer, que lanzaba mordis- cos enloquecidos. Cuando finalmente lograron atarla, varios habfan suftido mordeduras y la san- gre tefifa de rojo los dientes de Maria, que se pasa- ba la lengua por los labios en gesto de deleite. —Puedo ayudarla—dijo Teresa—Puedo librarla del windigo. Mi madre fue una india cree. Mi abuelo era el hombre-de-medicina de mi pueblo. El brujo de la trib : has i que no parecia del todo meee Lafforgue, —Palabras de blan: 6 con desprecio, co contests Teresa —Entonees,.. La esposa blanca de mi padre murié mucho antes de que yo naciera. __—iUna india! (Mi propia esposal Pero no me importa, jno me importa, Teresa! Te quersé siempre! ;Te querré igual! —Pero yo no —dijo Teresa—. Ahora ten- drés que volver a ganarme, Muy pocos blancos pueden jactarse de haber visto lo que vieron ese dia Lafforgue, Campbell y Pierre Blanchet. Desde el momento en que confesé su origen, Teresa habfa comenza- do una extraordinaria transformacién. Se prepa- raba para la ceremonia, —Nada es igual, pero servi —murmu- raba entre dientes, mientras los indios la ayuda- ban a preparar la vestimenta ritual, con trozos de cueto, con parte de la piel del oso, con plumas y troz0s arrancados de la ropa europea que unia y cosfa de una forma que a sus compafieros les Parecia caprichosa, pero que segufa un disefio Escaneado con CamScanner de carbén que sacé iso. Con un t7020 sy iC cay hs del facgo, Tres comenzb el ritual largo y lento, pi Cada uno de los presentes tuvo alrededor de Maria. iso y moverse exactamen- srounembe it ns dacas wee én monérona que parecia Tepetise una y pay Ja que Pierre s6lo distingufa la palabra Oe cuerpo de Maria coment a despedir un helor nauseabundo, que paeca el olor de ” cada ver descompuesto, un olor que ninguno de los que Teuaban ali conseguira olvidar, un olor que los per seguirfa para siempre en sus peores pesadillas. En algunos momentos de la ceremonia, Teresa echaba to el fuego una tama verde y exponia a Marfa ala espesa humareda. Detrés del humo que deformaba la visin, la figura de la mujer india parecta crecer en forma extrafia y en su cara deforme aparecfa una aterradora sonrisa sin labios. ‘arias horas después, en el momento culmi- nante, Teresa tomé la olla Ilena de grasa de oso y se la offecié a Marla, que se negaba con gestos de repug- nancia. Sin embargo, cuando los otros indios la obli- garon a abrir la boca y Teresa consiguié ponerle un buen trozo de grasa entre los dientes, se la tragé sin dificultad y siguié comiendo los trozos que le daban hasta terminar con toda la olla. Después empeab @ retorcerse Y @ gritar como : cz tment de ore a describir. Y finalmente vomité un objet grande, transparente. Los indios lo ene it, cantos y gritos. Los hombres Blancos mi my entender: un enorme trozo de hielo se ban ar lasierra. Era imposible (y sin embargo lo haban vies con sus propios ojos) que nada de ese tamaiio hubi ra atravesado la garganta de un ser humano, mee —El corazén del windigo. Ahora esti libre, Es otra vex. mujer, Humana —dijo Teresa, antes de caer desmayada de agotamiento, Antes de volver ala civlizacién, los tres ami- gos y el gufa se pusieron de acuerdo en no volver 2 mencionar el origen indio de Teresa. En esa época, eso les hubiese costado a los Blanchet cortar relacio- nes para siempre con todas sus amistades y sus parientes. Incluso era posible que los encarcelaran, Lo mis dificil fue convencer a la orgullosa Teresa de que mantuviera el silencio. Lafforgue sabia que podia haberle puesto precio a su discrecién, pero no quiso hacerlo. Unos afios después, cuando sus hijos se portaban mal, jamds se le hubiera ocurrido decir a Pierre Blanchet, como lo hacfan otros padres, “Estos chicos son unos indios!”, —Esa Marla... Estaba loca, verdad? —le Pregunté un dia a Teresa, una de las pocas veces Escaneado con CamScanner Jo que habia sn y ablaron de oe on i sucedide en osmoria—. Quid comid parte de i ituacién de ee ea sobrevivir en alguna situack ea ad ‘su familia estuvo aislada por la aoe uriéndose de hambre. Romper el tabit de aera la enloqueci. Y ca ritual la ayud6 a recu- pear la ra6n, La curaste. Fue asi zverdad? Un araque de locu : puede ser —dijo su mujer, a quien Pierre se habia ganado otra vez con st amor cons- rante y generoso. YY se quedaron callados, pensando en algo que los dos hablan visto pero no tenfan ganas de mencionar, En el corazén de hielo. r Sonne “Conzén oe wnmreg? Oe” ' ". E, 4os bosques helados del nore del Canad vivtan los indios algonquinos. En lal ast «a varias pueblos diferentes que tienen el mismo idioma: los cree, los ojibwas, as abenakis, los pies negros, entre coiros. Es dificil tratar de imaginar hay cémo sebrevi- vlan los terribles inviernos, con varios grados bajo cero, sin casas sblidas, sin transporte, sin calefaccién, sin agua caliente, sin supermercado yy sin animales para cazar Los algonquinos pasaban épocas de harbruna en que toda la tribu tenta que sobrevivir (0 no) con una can- tidad minima de alimentos. Y més de una vez sucedia que un grupo de cazadores o alguna familia quedaban aislados por el hielo y la nieve, y morian de hambre. ‘Como todos los sees humanos, ests indigenas sentian horror por el canibalismo. Pero, como vivian en condiciones tan duras, la probibicién de comer carne humana era muy importante para ellos y la tenian siempre presente. Creian que si una persona, aun en una situacién terrible y solamente para sobrevivir, pro- baba carne humana, podia transformarse en windigo. Escaneado con CamScanner er El windigo era wn ser siaaony nor de volar en el viento de los bosques RnR perso ie A a hac rcer por e0 lp tenia 2 em puien cometta caniboalsmo, el expirite del — ee ranformado en windlge, empeca wir ae 3 blancos lama Locos yempezaban a creer que se estaban transformando en windigos. Primero perdian el apetito por la comida normal, Después empezaban a ver ala gente que tentan alrededor como si fuera comestible. see seguta ade. ‘an llegar a convertirse en locos asesinos, pie eran casos, la tinica forma de librarse del windigo era matarlo. En otros casos se inten- taba liberarlo del espiritu demoniaco con un ritual. Se suponia que las personas transformadas en windigos tentan tn gran trozo de hielo adentro del cuerpo. Parte del ritual consistia en hacerlos tragar grasa de oso hasta que vomitaban el‘corazin de hielo” Ex 1907, un hombre lamado Jack Fiddler fue ‘jezgado por la muerte de una mujer de su propia tribu. “Jack, que afirmaba haber matado ya a catorce wind- 10, se defondib diciendo que la mujer estaba poseida por el esptritu del windigo y habia que matarla antes de que empezara a comerse a otras personas. UN curnto ‘COREANO. FL. ital de Corea sei y «una Gudad muy omg garam todavia que esta historia, que sucedis precisamente en esa ciudad, cuando todavia se Mamaba Han-Y: yeera la capital del Reino de Chosun, us Por las calles de Han-Yang solfa caminar con su bastén un viejo ciego, a quien todos cons. raban por sus dotes para adivinar el futuro, —Cuindo me casaré, abuelo? le pre- guntaban ansiosas las muchachas. —Cuill es el mejor dia para empezar la nueva siembra? —e preguntaban preocupados los campesinos. —;Qué debo hacer para tener suerte en mi nuevo negocio? —querian saber los comerciantes. Yl daba siempre respuestas sensatasy acer tadas, No solo porque era una persona inteligente, sino porque tenia, de verdad, ciertos podere: migicos. No podia ver el mundo real, pero en cam bio podia ver a los espiritus malignos y gracias a es conseguia, muchas veces, desbaratar sus planes. Escaneado con CamScanner Un dia como todos iba caminando por la calle cuando vio un grupo de demonios, vestidos de colores brillantes, que parecia estar siguiendo a alguien. El viejo deruvo a una mujer que pasaba, —Por favor —le dijo—. ¢Quién va cami- nando alli? Y sefialé un punto, para él invisible, delan- te de los demonios. —Es un chico —le contesté la mujer. ‘Un mandadero. Lleva una cesta con tortas de arroz yun poco de fruta. En este momento esté entrando una casa muy grande y linda. —Lléveme hasta alli, es urgente —pidié el viejo. ‘La mujer, como la mayor parte de los habi- tantes de la ciudad, conocia y respetaba al viejo ciego y no tuvo inconvenientes en guiarlo hasta la puerta de la casa, En ese momento, desde las habi- taciones interiores, se escuché un grito de terror y locura, un grito desesperado. —;Qué ha pasado? —le pregunté el ciego uno de los servidores, el guardian de la puerta. —jAlgo terrible! El hijo de nuestro amo, un muchacho fuerte y sano, ha caido muerto de repente, sin enfermedad, sin aviso. ;Se le detuvo el coraz6n! —Ripido, llévame ahora mismo adonde est4 tu amo, creo que todavia estamos a tiempo. ¥ 7 El guardién pués pensé que el ferns oe do que no tendriafuerzas para eastern eo un error. No pod haber ningun way oo ott a ese viejo ciego, que quiza podria deci ne sabia ies de consuelo, jombre tenia x ij y lo apreaba conta su pace Pen oe ba como si hubiera recibido un fuerte gol raat cabeza. No lloraba, pero tenta los ojos eat a bitados de pena y un gemido doloroso se escape de su pecho junto con a respiracién, Se quejaba sin sabetlo, sin darse cuenta, El viejo no podia verlo, pero no necesité que le dijeran dénde estaba. Sélo un padre podia gemir asi por su hijo muerto, No habia tiempo que perder. —Puedo salvar a su hijo te dijo. Y como el pobre hombre seguia sin respon- der, como si no hubiera entendido, se acercé y lo Bolped en el hombro con sit bastén, —Puedo salvarlo! Pero tengo que actuat ahora: mismo, mientras el cuerpo ests todavia caliente. Si dejamos que se enfrie sera tarde. Qué... qué hay que hacer? —dijo el Pobre padre, tratando de no ilusionarse con esas Palabras increfbles: dria decirle alguna Escaneado con CamScanner a _Debo echar alos spirits malignos que endl, Necesto quedarme con el cuepoen enarto pagueto F Ferra cerrado, No i una rendija prederenes mentee gps el Toga. El ciego se encer con el cuerpo del chico en un tuartito, que los servidores se ocuparon de hacer hhermético. Se cerraron bien las puertas y venta. nas, Hasta las grietas minimas se cubrieron con papel, el mismo papel que se usaba en esa época en las ventanas, en lugar de vidrio, Guidndose por las coztientes de aite, el viejo controlé que no que- dara ni la més pequefia posibilidad de salir al exterior. Nila aguja mds fina, ni siquiera el humo o el vapor podrian escapar de esa habitacién. ‘Apenas unos minutos habjan pasado, y sin embargo era casi demasiado, El cuerpo se enfria- ba répidamente. El viejo ciego se quedé solo con el cadéver y comenzé a entonar una cancién magica, mientras se hamacaba hacia atrés y hacia adelante. Laboca del cadaver se abrié de una manera extrafia, como nunca podria haberse abierto en vida, y los espiritus malignos, uno por uno, comenzaron a retiarse del cuerpo. Desde afuera, el padre y los servidores escu- chaban con horror espantosos.aullidos de varias voces distintas. Eran alaridos de pena, de dolor y de Or rw" odio. El cantico rit to ov = cae fat mando alos fas oss te ar oe destruccién. El viejo ciego Podia ver a los espiritus del mal, Con sus ropas brillantes y sus horribles caras defo) madas de dolor, se lanzaban conta las pander habitacién, buscando enloqueci 5 donde éscapar, Sawecidos una greta por En Ja casa trabajaba como cocinera una mujer terriblemente curiosa, que no soportaba escu. char semejante griterfo sin enterarse de lo que estaba pasando. Mientras el resto de la servidum- bre acompafiaba al padre cerca de la puerta, ella se aceroé al cuarto por el lado del patio y con una aguja hizo un pequefiisimo hueco en la ventana de papel. Inmediatamente y antes de que la cocinera hhubiera tenido tiempo de mirar, los demonios esca- paron por el agujerito. Entretanto, el chico habia vuelto a la vida, Se senté y se froté los ojos. El ciego llamé a su padre. —Hijito, hijito... —murmuraba el hom- bre, abrazdndolo sin entender—. Qué te pasé... —No me pasé nada, papa. Me quedé dor mido y tuve unos suefios muy raros —dijo el chico, El hombre se arrojé alos pies del viejo cieg ¥ se los empezd a besar. Querfa darle su casa, s fortuna, su vida. Escaneado con CamScanner no quso aceprar hi un Centavo, sagen veminada. Yaveseardespara' mi rk ie ns Sano PD jn sueltos por el mundo, han escapadoy estén su are me odian y quieren vengarse. Van amatarme. Y el vigjo s leno de angustia, suspi este mundo, mientras grues ot sxpuesto as nia del milagro corre ron muy ripido por toda la ciudad. Y pronto el trismo Emperador se enteré de que habia un viejo ciego que se jactaba de ver sin ojas y de resucitara (08. ou Emperador estaba indignado. La gentea Ja que gobernaba era demasiado ignorante, estaba dispuesta a creerse cualquier tonteria y resultaba psa ficil para toda clase de impostores y trampo- sos. El era un hombre inteligente, que habia estu- diado, y no estaba dispuesto a dejarse engafiar tan ficilmente. En su propio palacio ya habia dejado en ridiculo a nids de uno de estos supuestos magos, los. que:castigaba severamente. Dio orden de que trajeran al ciegoaa la corte. Y ordené que le pusieran delante una rata muerta. e fue con su bastén, cabizbajo, rando y despidiéndose de as igrimas cafan de sus —Dicen que tus o pero pueden ver l Otro, t6 el Emperador. —Ratas muertas dijo el ci —Ratas? ;Cudntas ol tas —Veo los espititus de cinco —jEstafador, mentiroso! peated el Empe- rador, furioso—. Aqui hay una sola rat. A mi no me vasa engafiar tan ficilmente, —Cinco ratas muertas — insist el ciego, —iTe atreves a discutir lo que todos esta- mos viendo! Hay que dar un buen ejemplo de una vez por todas. Este hombre debe pagar por sus engaiios. ;Que le corten ahora mismo la cabeza! Inmediatamente los guardias del palacio tomaron de los brazos al pobre viejo y lo llevaron a larastra hasta la Torre de ls Ejecuciones. El ciego seguia insistiendo y protestando, lo que solo sirvib para aumentar la indignacién del Emperador. ‘Aun cortesano que habla presenciado la prueba, la insistencia del viejo le produjo curiosidad. ‘Tomé la rata y la corté a lo largo. Era una hembra embarazada y adentro de su vientre habfa cuatro fetos perfectamente formados. Cinco ratas muertas. Cortié a mostrarle su descubrimiento al Emperador. Cuando el Emperador comprendié lo que habla pasado y supo que acababa de condenar a JOS no ven este mundo, Qué ves aqui? —pregun. Escaneado con CamScanner so que enfa realmente poderes rene sn acoso an crore fatter por soe todeva eaaba # Hemp solu- onal jsmo! —le ordené “Ala ror, ahora mismo! ‘ osdelacta No iets imo en sbi rn eleas. Debes hacele seals al verdugo desde ee Sila bandera se inclinaba tacia la anuierda, debi caer el hacha del verdugo, Src inclnaba hacia la derecha, queda decir que el prisoner haba sido perdonado. guard leg a tiempo, levant la bande- ray la indlind hacia la derecha en sefial de perdén, Pesp en ese momento se levant6 un viento descomu- ral, un viento que empujaba ala bandera y al brazo Trimo del guardidn hacia la iaquierda. Por més ‘efuero que acta el hombre para controlar su brazo, Ie resutaba imposible. El verdugo vio la sefial de muerte y ba el hacha.Salté un chorro de sangre, y Ia cabeza cortada del viejo ciego rod6 por el suelo. De inmediato el viento cesb como por ate dde magia y una risa enorme, maligna, salida de la nada, quebré al silencio, repetida mil veces por el co, Una carcajada del demonio, wwZ i Sopre “Ex cisco vipers? *, Ce oe pets marta muchos rios, en el sudewe de Asia. Rusia, China y el Japon son sus vecinos, y de todos ellos ha recibido influencia. En las més antiguas ereencias del pueblo coreano hay un Emperador del Reino de los Cielos lla- mado Hanunim. Alli van a residir después de muertos, los espiritus de las buenas personas. Los malo, trans- formados en espiritus malignos, e instalan en el Reino de la Oscuridad 0 Reino Subternineo. Sin embargo, algunos espiritus por alguna razin no pueden entrar en rninguno de los Otros Mundos: los buenos se convierten en duendes y los malos en fantasmas. En muchas épocas, en muchos lugares, la gente imaginé que los ciegos tienen poderes sobrenaturales, EL personaje de este cuento es un anciano ciego que ‘puede ver a los demonios, pero, ademas, tiene el poder de echarlos fuera del cuerpo de una persona, Este es un cuento de posesién demontaca y exorcismo, como hay en casi todas las religiones del mundo. Como ven, las eppiritus no son inmateriale, ocupan un lugar en el Escaneado con CamScanner mw t.. i, fo porien en eran un ager part pl meee demanio qe Cons aca sac cel pre mand, Coe eds lo, exorcist vo pis pen vig 7-70 S10 0 avin, pero MAS GRANDE TeDAvia, | UNA LEVENDA sausit Onpicenas De Awénica on ‘Nonre) A indan los lobos en manadas. Su fero- cidad va delante de ellos, y detrés van sus ‘sombras, estiradas por el tltimo sol del atardecer. En un mundo anterior a este mundo, cuando los animales eran todavia seres humanos y los hombres eran animales, Coyote andaba por la pradera, disfrutando del sol y de la vida, y cantando entre dientes una alegre cancién. Ast era Coyote, despreocupado y poderoso por su magia y por su astucia, EI pdjaro Tomtit lo miraba, sentado en la rama de un érbol. Cuando Coyote pasé por deba- jo, el pajarito tring, —jAbuelo Coyote! —le dijo, en seital de respeto. No es que Tomtit tuviera tanto respeto por Coyote: es que tenia hambre y le convenia ‘empezar bien. —Abuelo Coyote, tengo hambre, zno tendrias algo para comer? Escaneado con CamScanner 98 tbundear sin le. Coyote nun ate olgada de ly buena bolsa de per cia hecha sa aa rmmican era una delicid de cintura. Sees Tmachacada con grasa de came . yas silvestes, UL excelente alimento, vin ado para vajero, Porque no se pudria aan ao tiempo. Y tan mutritivo qUE con solo Oe tad bastaba para codo el dia, “Tomtit era un buen amigo y Coyote decidié convidarle. Sacé un poco de pemmican, lo partié en trocitos pequefios y se los dio de Ge Bee abuelo —dijo Tomtit—. Te portaste bien conmigo. A cambio, te daré un buen consejo. Veo que vas hacia el Norte. Debes saber que por ese camino podrias encontrarte con el Monstruo Terrible. Se traga de un bocado a cual- quiera que se le acerque. ; —Cémo es el Monstruo Terrible? —pre- gunté Coyote, que no le tenia miedo a nada—. {Cémo puedo reconocerlo? —De eso se trata —dijo Tomtit—. Es muy grande, grande como un hombre? —Més grande todavia —dijo Tomtit. —ds grande como un oso? —Mis grande todavia. 99 oor Es grande b vette ‘como un drbol? Mis grande todavia, Terible «tan grande que no slanzan los ojos verlo. Su cuerpo enorme se extiende desde el hore once hasta el horizonte, Cuando creas que ests entrando en un valle, estarés en realidad en le boca del Monstruo. Se traga todo lo que enue en ese valle. Como una abuclo. El Monstruo Coyote pensé que Tomei staba exgerando, —Todavia tengo ojos, péjaro tonto —le dijo—. Todavia soy capaz de distinguir un valle de Ja boca! de un monstruo, —May bien, mejor as. Peto no digas que no te lo adverti, Coyote siguié caminando muy tranquilo, Sin embargo, decidié tomar ciertas precauciones, Buscé y encontré un pino muy especial, Era un Arbol inmenso, altsimo, el més alto que habfa visto en toda su larga vida. Con su fuerza mégica, Coyote sacé el pino de raiz, se lo puso sobre los hombros y siguié caminando. “Ningtin Monstruo Terrible puede tragar- me ahora’, pensaba. “El tronco de este drbol demasiado largo. Si tratara de comerme, se le cla varia en los costados de la boca. Y¥ nunca pasat Por su garganta”, Escaneado con CamScanner «aig eaminando hasta llegar aun cafién Sian ede ancho, un gat compa- aca Cafién del Colorado. A cada lado se ievansabent risoos y acantilados rojizos, coronados de blanco, enormemente altos. En el fondo, se i de agua. Fe ae ce un vale ni es labora de un rmonstruo", pensé Coyote. “Parece un lugar segu: tengo por qué temer”. te ‘ies caminando tranquilamente, Pronto la superficie que pisaban sus pies emper6 a resultarle muy inobmoda. Y cuando miré hacia abajo se dio cuenta de que estaba caminando sobre tuna alfombra de huesos humanos. Esa gran prade- rade color blanquecino que se veia hacia adelante no era una salina, como habia pensado al prin- cipio, Era una inmensa extensién cubierta de hhuesos humanos que crujfan cuando Coyote se paraba sobre ellos. “Muy extrafio”, se dijo Coyote. “Nunca habia caminado por un desier- to de huesos”. Entonces vio aun hombre que estaba sen- tado sobre una pila de calaveras colocadas una arriba de la otra. El hombre estaba flaco como un hilo: flaco de una manera espantosa. Con la piel pegada a los huesos, parecfa él mismo una especie de esqueleto viviente. 10 —Amigo, :me . =dijo el hombre, son te dara 'g0 para comer? ¢ re, con la vor débil feats ya no tene facras ni siguier para soe en estoy mutiendo de hambre, Lae a a Coyote le dio varios pufado. quel Hombre Facocomis eon dense Gracias —dijo—. Aunque no sé tengo que agradecer o tengo que odiale, Prag ahora voy a seguir viviendo, Es dest, voy ascte suftiendo y muriendo lentamence, Ha salmade nt vida... por muy poco tiempo. Aquino hay nada para comer. Los dos moriremos cuando se tern ne el pemmican. Pero digame, aque significa ex enorme pino que carga sobre los hombres? Nunex viun drbol tan grande, —Lo llevo ast para que el Monstruo Terrible no me pueda tragar. —Mi pobre amigo —dijo el esqueleto viviente—. Es demasiado tarde. Eso que trata de evita, ya sucedié. Estamos adentro del Monstruo Terrible. —Corramos! —dijo Coyote, sefialando el paso por el que habia entrado al caftén—. Si nos apuramos, podemos salit por donde entramos. —Mi pobre amigo —repitié el esqueleto viviente—. Ya es demasiado tarde. Dese vuelta y mire el lugar por donde entré. No hay ninguna Escaneado con CamScanner can. La boca se cerrd, ve ee ‘serble ‘va a esperar a que ee muertos. Y recién entonces volver4 a. ae Escaneado con CamScanner a 104 _ Después [as calaveras s se ‘Los huesos se cubtie- aa de nervios ¥ de erst Y la Feil Todos los muertos alos : hhabfa tragado volvieron Jas columnnas saltaron y S¢ ron de cme mae se cubrid de pic a il Monstruo Terrible ala vide ares de guerra a Coyote! —gita I hombres. files nuestro salvador! en oan ideando, tratando de que sus ojos, ue eeu yuelto a las érbitas -vacias; se Fitran acoseumbrando poco a poco a la luz del sol, cientos de guerreros ee Vote ah aa de Coyote fueron saliendo por las nueve jee del ee del Monstruo. En medio de la multicud, Coyote reconocié al Hombre Flaco, que agtaba la mano en seal de despedida. Ya no Saba flaco, habla engordado se lo vela fuerte y sano. —Vimonos juntos de aqui —le propuso. Y eligieron para sali el orficio que que- daba justo debajo de la cola del Monstruo. ww git SoBRE “Mis crane ropavia? ca EE icv el coyote es un animal muy inteigente, habil para encontrar su alimentoy también para escapar de las trampas que le tienden los hombres. Tal vez por eso, muchos pueblos indigenas de América del Norte cretan en la existencia del Gran Coyote, una je de semidids, protagonista de muchisimas histo- rias, ereador del mundo, famoto por su astucia, pro también por sus poderes mdgicos. Desde Alaska hasta México, y también de costa a costa del continente, se cuentan las historias de Coyote. Entre ots, eran en él dos indios salish, que vivian en el norte del continente, en la zona del actual estado de Montana, En parte animal y en parte hombre, Coyote vive sus aventuras en un tiempo anterior al tiempo de los hombres actuales. Es en parte animal y en parte bumano y puede transformarse en lo que quiera. Es un personaje muy complicado, porque representa todas las posibilidades de los seres humanos. Ast a veces es valiente y a veces cobarde, combina la fuerza la debilidad, la alegria y la desgracia. El es quien Escaneado con CamScanner la luz del dia, es el os hombres el fuego egies lugar al Sol, a lt Luna y las estrellas, He Pie onstra Terible tan inmensamente gran de que uno puede estar adentro sin siquiera saberlo, ee ae na leyenda aficana, Muchos pueblos del Africa cuentan historias acerea de un monstruo tra- edo tm enor gece de me ns etimagy “ luniverso entero. Como en este cas, la tnica forma de tencerlo es atacarlo desde adentro. 1A VIEIA PASA Dé ua, ‘UN curnto ARGENTINO Pmt own y da vergiienza. Damian no sabia qué hacer con tanto amor, dénde ponerlo. Lo ponia en los mensa- jes de correo electrénico que le mandaba a Martina, Pero los mensajes decfan cosas como “Hola, qué tal, {Tenés una calculadora de més para prestarme, que mariana es la prueba de mateméticas y yo perdi la mia?”. O si no: “Martina, el jueves nos reunimos en. casa de Lucio para el trabajo préctico de geografa’. Podian chatear durante horas sin decirse nada. Pero, cuando escribja Ja palabra Martina, los dedos de Damian temblaban y le parecia que de algtin modo ella tendria que recibir ese temblor. —Necesito la compu —le decfa su mamé—. Por qué no la llamis por teléfono? O la vas a busca, sivive al lado. Llamarla por teléfono? ;Tocar el timbre de su casa? Su mamd no podia imaginarse lo que sentia cuando caminaba por la calle pisando las mismas bal- dosas que Martina habia pisado, rozando sus huellas. Escaneado con CamScanner a rw 108 i lo miraba, sando la chica no I ; En la ae en su pelo ccastafio, en sus se quedaba perdido i, Cuando ella lo miraba, lag Se ure pais ees ve jab sodonde vivian Damién y Martina Enchant quetndberletenffunipocs habla una en a se los chicos: hasta los ad, « sears de la vieja Pasa de Uva, como la a on por su cara infinitamente arrugada, casi avin I edad. Algo entre los ‘con y los ook ere pees ae = mica, . vas lng tnieas hinds colotnches, gastadsey remendadas, y montones de collares y Pulseras que hacan rid cuando se movi plo lagusimo, todo blanco, le legaba hasta la cintura. Sala poco desu casa caminando pot la calle con paso de prine cese tan distraida que mds de una vez habia estado 2 punto de atropellala un auto. No hablaba con nadie. Miraba a través de los vecinos como si fueran transparentsy, cuando le llegaba su turno en la cola del supermercado, a cajera le tenia que gritar para despertarla de esa especie de suefio en el que pare cia vivir. Con todas sus compras (muy poquitas) se llevaba siempre una planta de lechuga, tes litros de leche y una lta de duraznos en almibat. » WOR Corrian muchos rumores acerca de la « el cartero. sabfan que en realidad se Ilamaba Susana. Viiaen una each que nunca nadie habia entrado, que pareea de le misma edad que ella. No tenfa antena de televi. sién y ¢30 sf que era raro. Pero més raros eran los sonidos que algunos vecinos habjan creido oft al pasar cerea de la ventana que daba a la calle, siempre cerrada: esas celosias no se abrian ni para limpiarlas. Entre los alumnos de la escuela del barrio se deca que la vieja Pasa de Uva secuestrabs nifios y por eso se escuchaban a veces esas voces infantiles al pasar por su casa. Javier, un com- pafiero de Damién que se las daba de valiente, se habfa atrevido a espiar por las junturas de la celosia. Le habfa parecido ver una cabeza rubia inclinada sobre un libro. —sLa cabeza sola? —pregunté Martina, impresionada. —Eso no sé —le dijo Javier, disfrutando de su importancia—. Yo vi nada més una cabeza, Ladoctora Feldman, la dentista del bartio, trataba de convencer a los demés vecinos de que Ro tenjan nada que temer. Era simplemente una Pobre vieja chiflada que a veces hablaba sola con vou de nena, Escaneado con CamScanner i cdaba d camnicero, s¢ acordaba de ~ a que habfatenido una hija uuna prima de su mi ja escondia siempre ence. coma allen 8 Poth) Agua sefiora de as I euarto del fondo. sada on ol grndo del oto lado del mostrador ~ mane sino habria que dar parte spoke o lamar ana aston sc Pero des. daban porgue, en el Fond, Ia vieja Pasa poses no molestaba a nadie. Si secuestraba chicos, aI menos no eran chicos del barrio. ‘Una tarde, mientras almorzaban en el come- dor dela excuea, Javier lanzé un desafi. “A que nadie se anima a entrar conmigo ala casa dela vieja Pasa de Uval ’ ‘Martina estaba allt y miraba a Javier de una forma que a Damién no le gust6 nada. —Yo me animo —dijo de golpe. Durante varios dias los chicos estuvieron hablando de las distintas formas en que podian entrar y salir de la casa sin que los vieran. Javier habia escuchado que se podia conseguir I copia de tna llave metiendo masilla en la cerradura. Damién hhablaba de usar una ganzia hecha con alambre. Intentaron con una tarjeta, como Los ladrones de las series norteamericanas, hasta darse cuenta de que ese sistema funcionaba solamente con otto tipo de cierre. La cuestién no era sencilla y todos los pués se ol ensayos que hicieron, con sirvieron para arruinar la dormitotio de Damin, —Mejor —dijo al secnteré—. AS n0 ab apolar ‘70, que no me gusta nada, ustedes? {Bl robo del siglo? Decidieron esperat'a que terminaran las dases. En verano, después del almuerzo, con el sol cayendo a pico, las calles estaban desiertes. —Asi podemos estar todos —dijo Javier, por no decir que entrar de noche le daba rach miedo—. Si la puerta estd cerrada, le tocamos el tim= bre y nos metemos con alguna excusa. Gana el que se queda més tiempo. Y si salimos juntos, empatamos, Lo que no esperaban era que la puerta est viera abierta, La empujaron suavemente y entraron, Aside facil. Un grupo de seis o siete chicos, entre los que estaba Martina, se qued6 esperindolos afuera. ‘Caminaron por un largo pasillo con baldo- sas verdes en el piso y azulejos de guardas azules en las paredes. Llevaba hasta un patio vacio, con varias habitaciones alrededor. El silencio de la siesta era tan fuerte que sonaba como un estruendo. —Ya esti —dijo Javier, en un susurro—, Estuvimos en la casa‘de la vieja Pasa de Uva. Ya Podemos salir. aytida de sus amigos, solo cerradura dela puerea del tiéndose, cuando encerrarte por den- Qué estén planeando Escaneado con CamScanner = No dijo Damidn—-No vale. Hlay que cs nc “No vale —insisti6 ae ue gue 7 ara siempre de los aires de-valen- oe Beare que et en el dormitori, durmiendo la siesta. Entremos al cuarto que daa la Sle, Abrimos un poquito la celosia y saludamos a los chicos. = Era una verdadera aventura abrir esa puerta que chirtiaba como si gimiera y entrar al cuarto en penumbras. Viniendo del patio, que reventaba: de luz la impresién de oscuridad era total. El-efec- to del sol les hacfa ver manchas verdes flotando delante de los ojos. Damin tanteé una silla, Poco 4 poco los muebles iban emergiendo como sombras iis oscuras dentro de la negrura general. Unas cor- tinas espesasimpedian que se filtrara la luz de la calle por las celostas. —Mentiroso, sto se puede ver nada cuando se espla de afuera le dijo a su amigo (0 su enemi- 0) en el ofdo. —Cuando yo miré, las cortinas estaban cortidas —insistié Javier: De golpe un alarido espeluznante partié en dos el silencio, Le: respondié el grito de terror de Javier, que salié cortiendo, tropezando, hacia el us OY tio y después haci ee a 2 cee vee Dain sont6: ahora alcandado a distinguie los ojos viet: Habla ‘os ojos verdes del enorme gato negro al que Javier le habia pisado la cok BB gato habia disparado para ae ee smueble, todavia més asustado que el chico. Entonces Damin sintié que uy Siar ee podia. El terror le secaba la boca y le anudaba la vor, como en los suefios. —Qué suerte —dijo con calma una yor frdgil—. Me viniste a visitar. Hace tanto que no tenia visitas. Yo... youu 10... yo no quise.. —No, ya sé que no quisiste pisar la cola de Rodolfo. Es que esté muy oscuro aqui. Veni, vamos ala cocina. Te invito a tomar la leche. —Peto es que... me tengo que it porque... —No, no, no. No acepto excusas. No te tenés que ira ningin lado... ;O querés que te denun- ie ala policia por meterte en mi casa sin permiso? Bueno, la Vieja quiz4 no estaba tan loca como parecta, pensé Damién. Y con las rodillas temblorosas, se dejé llevar hasta la cocina. ;Qué otra cosa podia hacer? La cocina era alegre y estaba bien ilumina- da. Habja una mesa de madera clara, muy gastad: a Escaneado con CamScanner jtos altos: En un rincén una 7 ds baa a su lechuga abriendo y norms or aca que se Fe vela Ta lengua desdent bata . oe La vieja sirvid dos vasos grandes de un plo de galleias. leche com gustan Jos duaznos en almiba? = Esti ado? —pregunto, de repente. a er ret Darin, poniéndosecoo- asa dejo de as sis dels pies. ra a ender dece que si —djo a Vie, Me lero, porque asi me vasa entender. ;Cémo se Iara? ! — Se lama Martina —dijo Javier, sorpren- dido de si mismo. i Por qué le estaba contando a esa mujer rara algo que nunca le habia contado a nadie? Pero, mientras abria una lata de duraznos, la Vieja Jo miraba con tanto interés y tanta seriedad que todo parecfa Idgico. —Fspero que se merezca tanto amor, Debe de ser muy linda —dijo ella muy setia—. Yo estuve enamorada, muy enamorada, cuando tenia tu edad. Y @ también de mi. ~ {Se casaron? —quiso saber Javier. Pero después bajé la cabeza—. Qué pregunta tonta. Nadie se casa con su amor de los diez. afios —dijo, desalentado. —Es una historia extrafia —di . sitvindo los duraes en ina fa ew oe ustedes me dicen la vieja Pasa de Uva, Pero ime gustaria que vos me dijeras Susana. Aunque sea solo por hoy. Por un momento Susana se asomé alos ojos coscuros de la vieja y Damian se dio cuenta de que la estaba viendo, era linda, habia sido linda Susana. —Susana —dijo. Y se tomé un buen trago de leche chocolatada, que estaba deliciosa. Después, mientras comian galletitas, Susana le conté su historia, una historia de amor del siglo pasado, casi tan vieja como ella. El chico se llamaba Ricardo y, aunque nunca se habia atrevido a hablar- ede eso, ella sabfa que él la querfa. Susana ibaa una escuela de chicas solas, donde no entraban varones. El vivia en la casa de al lado. Todos los dias se veian ala mafiana temprano, cuando cada uno salfa para su escuela. Se miraban y en esa mirada estaba todo, ‘A veces se encontraban a la tarde para jugar con los otros chicos del barrio en la vereda. Si se dividian en equipos, siempre trataban de estar juntos: no les importaba que los demas se burlaran. A veces él iba a hacer los deberes a la casa de ella y esos eran los mejores momentos, cuando estaban sentados los dos, uno al lado del otro, trabajando cada uno en su cuaderno. Escaneado con CamScanner — tras ded en muy grande: 6s donde Teaco en vrre—le dijo a Damin Co de Ura, © Susih2- lavish ae padre de Ricardo consiguié un ome snap mportante en a pital Se mudaban, abe paca no Habla como clectxénico, ni chat hablar por telefono era difcl y caro. Qbedabar has carta, pero zcudnto tiempo Se escribirian? Se esta. ban separando para siempre y los dos lo sabian, En rene, algo asf como el fin del mundo, como si se les cayera el cielo en la cabeza. No verse nunca més, .. Imposible. at dea que Ricardo y su fnfle orale sali la capital amanecié nublado. El amin tind se habia llevado todo. A las diez de la mafiana, cuando todos estaban listos para mererse en el auto, Ricardo habfa desaparecido. Lo buscaron por todas partes, en su casa, en la de sus amigos, de los vecinos, en la calle, Dieron parte a la polcf. En la comisaia conoctan los chicos del barrio y se sumaron a la bisqueda, pero fue ind —gDesaparecié? {Ricardo desaparecié para siempre? —pregunt6 Damin, que empezaba a alarmarse. —No, al final lo encontraron. En su cuarto. Ya era casi de noche y no quiso decir dénde habia estado, Se lo Ilevaron. —W no se vieron nunca més? oe Sefiora Susana contesté con una sonrisa —Me gustaria mostrarte al tengo en la pieza del fondo. —iMe vaa dar miedo? 1 Damin, a quien la historia iba dejando aia simpitica. —No. No creo. Ricardo se fue, pero no se fue del todo. Yo me quedé con algo de , Algo muy importante. A veces pienso que sera un hombre vigjo ya, un hombre de mi edad, y andaré por el mundo sin darse cuenta de que le falta algo. Una parte. Damidn sintié que empezaba a ranspirar, Estaba un poco mareado. No queria ir a la pieza del fondo, pero Susana no lo dejé pensar. Lo agarré de la museca y lo arrastré con ella. {Qué pretendfa mostrarle? {Un cadaver en el freezer? {Una mano de nifio disecada? ;Pelo, piel, ufias cortadas? ;Ropa? No entraron en la pieza del fondo, que estaba iluminada por una luz tenue, rara. Se que daron en la puerta, mirando. Un chico rubio de la edad de Damian trabajaba sobre la mesa. Estaba vestido de una manera ridicula, como en las fotos que Damian habia visto en la casa de su abuela. Lo que hacia debia ser dificil, porque la punta de Ja lengua se le asomaba entre los dientes. Cada gp. Algo que aa Escaneado con CamScanner ul 18 Ja mano en. «pal plumin que renfa en un sn algo sobre un papel qUE sostenfa co bop Para Damian, el asom- fs que el miedo. bro poo a ‘esti haciendo? —pregunté en un de ua libro. - 7 sed calcando un mapa —dijo la vieja asa de Uva—. Es un trabajo muy dificil. Ricardo es un poco torpe: siempre se le engancha el plu- iin y le satan gotas de cinta china sobre el papel de calcat. Damiin no entendia nada. Ni lo que el chico estaba haciendo, ni su significado. {La Vieja lo tenia secuestrado? zAhora estaba tratan- do de secuestrarlo a él, a Damian? :Necesitaba cada tanto un chico nuevo para cambiarlo por el que tenfa encerrado? gEra una bruja que se habla apoderado del alma de Ricardo? ,O serfa un truco, una de esas imgenes tridimensiona- les que se fabrican con rayos léser, como las de Disneylandia? Entonces el chico rubio levanté la cabeza y miré hacia donde estaban ellos. Pero no parecié verlo a Damién. —Susana —dijo—. jNo me sale! ;Me ayudés? —Voy, Richi —dijo la vieja Pasa de Uva. Y empezé a caminar hacia él. Apenas cruzé la nig ww puerta de la pieza del fondo, algo fundamental parecié cambiar en ella. A medida que se iba a acercando al nifio rubio, el pelo volvia a tomar color, con cada paso disminufa su estatura, se le borraban las arrugas y sus mejillas se volvian ale- gres como manzanas. Cuando llegé a su lado, era una chiquita de diez afios, de pelo largo y negro, deliciosa como un bombén de chocolate. —Dale, te ayudo le dijo—. Pero nos tenemos que apurar, porque mam ya nos llamé para tomar la leche. Damidn se dio cuenta de que lo habian olvidado. Caminando despacio, en puntas de pie, atravess el patio y legé hasta el pasillo. Se eché a corter con todas sus fuerzas. Abrié la puerta de calle. ‘Afuera, los chicos lo estaban esperando. —Ya estébamos por ir a avisar a tu casa —dijo Javier. —Damién! —grité Martina, con tanto alivio y alegria que a Damian le salté el corazén en el pecho—. Qué te pas6? —Nada —dijo Damién—. No me pasé nada, ;Vieron c6mo aguanté adentro mucho més que Javier? Gané yo. Muchos afios después Damin encontré Ja forma de explicarse a si mismo el misterio que ese dia habia visto y comprendido sin palabras. Escaneado con CamScanner 120 Lo que la vieja Pasa de Uva tenia encertady en el cuarto del fondo no era un chico. No era una ilusién, ni un recuerdo. Era algo mucho mis fro y més precioso, era algo que debié haberse disipado en el aire y que sin embargo permanecia alli, intacto y tepetido. Lo que la vieja Pasa de Uva tenia encerrado en el cuarto del fondo era tiempo: un pedazo de tiempo. Un dia luminoso de su infancia. Escaneado con CamScanner sf SOBRE “LA VIEJA Pasa DE Uva” 7 H, mil millones de cuentos sobre casas misteriosas y embrujadas, a veces vacias, a veces habitadas por sus viejos duenos. Una vez fui jurado en un concurso de cuentos para chicos y casi la mitad de los cuentos que se presentaron era sobre casas encantadas. Si el tema aparece tanto en los cuentos es por- que también aparece mucho en la realidad. En todos los barrios, en todos los pueblos, hay alguna casa deshabi- tada sobre la que se cuentan historias de fantasmas. O algin viejo 0 vieja que viven solos, con muchos gatos, quizas un poco locos, a los que la gente grande les tiene listima y los chicos les tienen miedo. Hubo épocas en as que a personas ast se las acusaba de brujeria: a veces hasta los encontraban culpables y los quemaban en la ho; sve Las historias sobre casas embrujadas suelen terminar de dos maneras: si son cuentos fantdsticos, el final cuenta la aparicién del fantasma (o los. fantas- mas, porque a veces son muchos) y la forma en que Escaneado con CamScanner 122 -, principal consigue escapar de sus Arras, 6; e ae terminan mostrando pe en ae lidad esa pobre vigja o ans brie de Ia que ia que temer. Y, en ese caso, hay una expliog. mat on es de sees dendloctgl dent la casa supuestamente encantada. Fra todo un desafio encontrar otra solucién, Cuando escribt este cuento, traté de imaginarme cima lo hubiera terminado un gran escritor de ciencia-ficcién que se lama Ray Bradoury Y esto fue lo que se me ocurrid. Escaneado con CamScanner

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