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La ansiedad afecta a la calidad de nuestras relaciones.

Lo hace, además, de un modo del que no somos conscientes porque actúa casi como una
apisonadora invisible que todo lo aplasta: el humor, los ánimos, las ganas e incluso nuestra
capacidad de conectar con los demás.
La mente ansiosa percibe, piensa y siente el mundo en “modo alerta”, guiada casi siempre por
sensación de amenaza, desconfianza y miedo.
‘’El peso de la ansiedad en el ser humano es proporcional al mal que genera en su
entorno’’. Tristemente, no es solo ese estado psicológico que tanto sufrimiento provoca a
quien lo padece. Su impacto trasciende a la propia persona y desdibuja su realidad de muchas e
infinitas maneras.
El desempeño laboral se reduce. La comunicación cambia, en ella navega la impronta de las
emociones más adversas, como la tristeza, la rabia, el miedo, el nerviosismo, etc. Todo ello
provoca que la forma de dirigirnos a los demás varíe; somos menos pacientes y lo que es peor,
a veces surge el pinchazo de la desconfianza o ese agotamiento de quien ya no es capaz
siquiera de comprender a los demás.
No obstante, eso sí, el modo en que la ansiedad afecte a las relaciones de nuestro entorno
dependerá siempre del grado en que se encuentre la persona.
Todos podemos sufrir estrés en una época determinada, sentirnos más ansiosos de lo normal
en unos días puntuales. Ahora bien, hay quien arrastra sin saberlo un trastorno de ansiedad
generalizada u otros trastornos en los que la ansiedad está presente durante años.
En estos últimos casos, siempre se experimentan múltiples problemas y dificultades.

Así se manifiesta la ansiedad en la relación de pareja


 Hay un elevado nivel de dolor emocional, el cual, no se queda solo en quien sufre la
ansiedad: la otra parte también acaba padeciéndolo.
 Hay sensación de culpabilidad. Si hay algo que va mal en casa o si la pareja sufre
cualquier problema, la persona con ansiedad coloca sobre sus hombros la
responsabilidad.
 Se experimenta irritabilidad y cambios de humor. Pueden haber instantes en los que se
percibe una mayor necesidad de cercanía y otros momentos en los que hay frialdad
emocional.
 Las discusiones pueden ser constantes y en ocasiones se crean distanciamientos.
 La ansiedad, tal y como hemos señalado al inicio, nos sitúa en una sensación de
amenaza constante. Algo así provoca que la mente interprete ciertos estímulos de
manera errónea y destructiva. Por ejemplo, los silencios, determinados gestos y
palabras pueden hacer que la persona sienta que su pareja experimenta incomodidad,
desprecio o desamor. Es un modo de añadir más sufrimiento a esta situación.

La ansiedad puede generar dependencia afectiva


Este dato es importante. Un modo en el que la ansiedad afecta a la calidad de nuestras
relaciones es construyendo vínculos basados en la dependencia.
 Las personas con TAG (trastorno de ansiedad generalizada) tienen una necesidad muy
intensa de cercanía. Buscan poder obtener de forma continuada afecto, seguridad y
calma. Ello provoca que construyan vínculos muy codependientes en los que,
tristemente, nunca acaban de sentirse satisfechos. Sus parejas no pueden cubrir todas
sus necesidades y ello genera más frustración, más ansiedad.
 Estas personas se caracterizan por pensar en exceso. Visualizan las más adversas
posibilidades a cada situación, como por ejemplo, ser engañados, no ser amados por
comportarse de tal o cual modo, etc.
 Lo que más temen es ser rechazados y necesitan un refuerzo inmediato en sus
necesidades. Es decir, si envían un mensaje a su pareja, aguardan respuesta
instantánea. Si hacen una petición, si comunican o piden algo, esperan ser atendidos al
momento. Si esto no ocurre, surge la sombra de la desconfianza y el fantasma del
miedo.

- Me gustaría que, en base a la lectura del texto, indiques en que aspectos te sentís
identificado y cuales no tanto, y lo revisamos en sesión.
Cualquiera consulta, aquí estoy!
Daniela 

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