You are on page 1of 62
| it HOMERO = La Nacién— Escaneado con CamScanner A ILIADA es un poema pico escrito por Homero, el poeta ciego. Tema de esta his- toria es la guerra de Troya, hecho origi- nado en el afio 1.200 a.C. Seguin cuenta Homero, la diosa de la discordia, Eris, no fue invitada a una ceremonia nupcial lo que causé su ira contra los mortales. Disgustada, hace llegar de regalo una manzana con este mensaje: ‘Para la mujer mas hermosa’, Hera, Atenea y Afrodita, diosas presentes en el festin, se disputaron la posesién del obsequio. Zeus, padre de todos los dioses, propuso una soluci6n; Paris, hijo de Priamo, rey de Troya, tomaria la decison final. 7 Paris eligié a Afrodita y ella, como premio, le ofrecio la mujer mas bella del mundo. Pero Helena, la mas bella, tenia duefio y éste era Menelao, rey de Esparta. Enamorado, Paris la rapto Ilevandola a Troya y con esto desen- caden6 una cruenta guerra entre griegos, troya- nos y espartanos. Los griegos apayaions Esparta. Héroe maximo de troyanos era lec et hijo mayor de Priamo y Aquiles, el famoso g rrero, daba honor a griegos y espartanos. Escaneado con CamScanner a r6 la contienda h Nueve aS nO de Menelao, disput, que Agamenon, osesion de un botin de guerra Son avonto ' ercado da comienzo a La liad: te raat también lin. I LA IRA DE AQUILES El poema épico comienza con el altercado enire el generalisimo del ejército griego, Agame- non, y el mas valiente guerrero aqueo, Aquiles. Agamenén habia recibido como parte de un botin a Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo. El padre, desesperado, implora al Atrida la devolucién de su hija. Le ofrece por ella un oe Fescate. Agamenén no se conmueve ante Cf ipllcas del sacerdote. Lo echa de su nave. ae aor a Apolo su ayuda. El dios lo escu- aqueos con new’ SU Peticién. castigando a los las plagas qeaen Los griegos, asustados po! CAS, UN adivino. nen, deciden consultar a Car Fe ‘ Escaneado con CamScanner La prediccién del augur es: -Apolo esta irritado porque el Atrida no devolvié Criseida al ultrajado padre. Nos seguira ocasio- nando males mientras Agamenén no la restituya. Debemos entregarla y ofrecer sacrificios al dios para aplacar su célera. Aauiles, en nombre del abatido ejército griego, exige al Atrida la devolucién de la muchacha. Agamenén accede, pero solicita a cambio a Bri- seida, joven que pertenece a Aquiles. Al oir la peticién, el Pelida se enfurece. Duda entre dar rapida muerte al Atrida o reprimir su furor. Mien- tras esté sumido en tales pensamientos se le pre- senta Atenea. Esta lo aplaca en su primera intencién de desenvainar la espada y matar al Atrida. Le promete satisfaccién plena por el ultraje recibido, pero que se domine, y le recomienda que le injurie de palabra cuanto quiera. El Pelida increpa duramente a Agamenén: Codicioso, no seguiré luchando a tu lado. La parte mas dura de las batallas siempre la he lle- vado yo. Pero, a la hora de repartir el botin, tu parte es mayor que la mia. Te haré una promesa: algn dia te arrepentiras no haoer honrado al mejor de los aqueos. Todos los soldados me echaran de menos y no podras ayudarlos cuando perezcan a manos de los troyanos. Ahora, me ire a mi tienda. No volveré al combate. Escaneado con CamScanner Poco mas tarde Agamenén devolvi6 a Criseida y se celebraron los sacrificios en honor de Apolo, Crises le pidié al dios que alejara la peste de los aqueos, Apolo oy6 la plegaria y le concedié Io solicitado. Luego, el Atrida mando a sus servidores a la tiende de Aquiles para buscar a Briseida. Se lle- varon a la muchacha contra la voluntad de ésta. EI Pelida, lloroso, la vio partir. Nada podia hacer para retenerla. Cuando se qued6 solo rogé a su madre, la diosa Tetis, para que viniera a auxiliarlo. Al momento Tetis salié de la gruta donde vivia, en el fondo del mar, y se presenté ante su hijo: -Hijo mio, gpor qué lloras? Aquiles le contest6 tristemente: -Madre, Agamenén me ha deshonrado. Me arre- bat6é la recompensa que obtuve cuando nos apoderamos de la ciudad de Etion, en Tebas. El botin logrado en el Saqueo lo distribuimos equi- tativamente. Al Atrida le dejamos ia mejor mucha- cha, Criseida. El padre de ésta quiso redimir a su hija y fue a implorar su devolucién al Atrida. Como éste se negara rotundamente, Apolo nos castig6 con pestes. Cuando yo supe la razén del enojo del dios, solicité la restitucién de la mucha- cha. El Atrida accedié, pero me quitd mi Briseida. iMadre, si puedes, honra a tu hijo! Anda al Olimpo. Ruégale a Zeus que dé sucesivas derro- 6. Escaneado con CamScanner tas a los aqueos y victorias a los troyanos. Sélo asi comprendera Agamendn el error que cometié al deshonrar al mejor de los aqueos. Iré al momento al Olimpo a hablar con Zeus. Mientras tanto, tu abstente de combatir- le recomendé Tetis. La diosa se presenté ante Zeus y le suplicé: -jPadre de todos los dioses, esctichame: honra a mi hijo! Agamenon le ha quitado a Briseida. Tu eres el Unico que puede vengarlo y castigar al prepotente Agamenon. Concede victorias a los troyanos y derrotas a los aqueos. Haz que la situacién se mantenga asi hasta que el Atrida le dé todo tipo de satisfacciones a mi hijo y lo colme de honores. Zeus prometio cumplir lo solicitado. I EL SUENO DE AGAMENON El padre de todos los dioses medito durante la noche cémo podria honrar a Aquiles y castigar a los aqueos. Al fin decidid que lo mejor seria hacer creer a Agamendon que habia llegado el momento de apoderarse de Troya. 7 Escaneado con CamScanner Una noche, Zeus se le aparecid en suefios al Atrida y le sugirid la siguiente idea: -Agamenon, no pierdas tu tiempo durmiendo. Tie- nes muchas cosas que hacer. Ha llegado e| momento de apoderarse de Troya. Apenas amanecié, el rey se levanto. Visti con tunica, manto, sandalias y colgé de su hombro la espada..Tom6 el cetro de su padre y ordené a los heraldos que convocaran a los jefes maximos a una reunion. Cuando todos estuvieron congregados, el Atrida les conto el suefio. El sensato rey de Pilos, Néstor, creyé que lo mas prudente seria hacer lo aconsejado. Mientras tanto, los abatidos aqueos habian decidido embarcarse para volver a su patriaya sus familias. Cuando el astuto Ulises se dio cuenta de que los soldados se aprestaban a huir en sus naves, los detuvo y los increpé duramente: -Sdlo los cobardes huyen ante el primer obs- taculo: ustedes deben ser valientes y volver ala lucha. Seria vergonzoso para nosotros retornar a la patria sin haber terminado lo que nos habia- mos propuesto cuando vinimos a Troya. Esperad un poco mas para saber si.la prediccién de Cal- cas se verificaré, pues vaticiné que sélo al . décimo afio podriamos apoderarnos de Troya. 8 Escaneado con CamScanner Las palabras de Ulises surtieron efecto. Los guerreros decidieron volver al campo de batalla Mientras tanto, Néstor, habia aconsejado a Agamenon un nuevo plan de ataque, diciéndole -Agrupa a los hombres por tribus y farnilias. Asi podras saber cudles jefes y soldados son valien- tes y cuales son cobardes -Tus orientaciones son siempre las mejore Néstor -dijo el Atrida-. Si todos los conse ao wejor ejOS qui yo recibo fueran como los tuyos, ya la ciudad llion estaria destruida. Pero Zeus no me quiere bien y me enreda en inutiles altercados, como es lo que ha pasado entre Aquiles y yo. Si el Pelida y yo siempre estuviéramos de acuerdo, no perde- riamos el tiempo en peleas internas, sino que aprovechariamos nuestras fuerzas para ir contra los troyanos. Ahora, cada uno debe ir a pre- Pararse para el combate. No habra un instante de tregua durante el dia. Solamente la noche separara a los valientes guerreros. Ojala que cuando Ilegue la oscuridad, la ciudad de Priamo esté reducida a cenizas. Aquel que yo vea que elude la batalla y se quede en las naves 0 en su tienda lo mataré con mis propias manos y lo dejaré insepulto. oo Los soldados fueron a comer y celebraron sacrificios en honor de los dioses para que los libraran de morir en la lid. 9 Escaneado con CamScanner Una vez que comieron, los heraldos pregona- ron que el ejército debia juntarse cerca de los bajeles. Y se dirigiron al combate, acompanados por Palas Atenea, la que los motivaba a luchar sin descanso. En la ciudad de Troya, los guerreros también se aprestaban para combatir. Cuando estuvieron armados, se abrieron las puertas de la ciudad y por ellas salieron los troyanos al campo de batalla, dirigidos por el valeroso Héctor. Ill EL DUELO DE PARIS Y MENELAO Los troyanos comenzaron a avanzar dando feroces gritos. Por el contrario, los aqueos mar- chaban silenciosos. Ambos ejércitos se acer- caron. Paris iba en primera fila, desafiando a los aqueos a que sostuvieran con él terribles comba- 10 Escaneado con CamScanner Cuando Menelao vio a su rival, consideré que habia llegado el momento del castigo, y sin dejar las armas salté de su carro a enfrentar a Paris. Pero el hermoso hijo de Priamo, en cuanto distin- guid a Menelao, sintid que el susto se apoderaba de su corazon y temeroso retrocedié, confundién- dose entre el grupo de sus amigos. Al ver la cobardia del joven, Héctor lo reprendié: -jMiserable seductor, irresponsable y cobarde! iLos dioses te brindaron belleza, pero te negaron valor! Te atreviste a raptar a la bella Helena y no pensaste en la furia de su marido. Eres el hazme- treir de los aqueos al ver cémo tiemblas y te escondes entre tus huestes. Para nada te sirve la belleza sin valor. -Héctor, no me reproches los dones que me brind6 Afrodita -se defendio Paris—. Te haré una singular proposicién. Detén a los aqueos y a los troyanos. Lucharemos Menelao y yo por Helena y las riquezas. Aquel que venza se llevara ambas recompensas. Luego, juraréis paz y amistad y los griegos volverdn a su patria. Héctor lo escuché con placer. Se adelanté y se detuvo en medio de ambos ejércitos. Cuando Agamenon lo vio, .ordenéd a sus guerreros detenerse. El troyano propuso a Menelao la oferta de Paris. Bt Escaneado con CamScanner El griego acepté y dijo: -Aqueos y troyanos han sufrido mucho por mi y por Paris. Ha llegado el momento en que los dos promotores de la guerra terminen con. ella. Apenas uno de nosotros muera, los soldados deben separarse y cumplir lo pactado. Traed a Priamo para que certifique el juramento. Los soldados dejaron sus armas en el suelo y se sentaron como meros espectadores a contem- plar la pelea. Estaban felices con la esperanza de que la guerra habria de terminar pronto. Entretanto, un heraldo fue a la ciudad de Troya a buscar a Priamo para que personalmente’ pre- senciara la lid e hiciera cumplir la promesa hecha. EI rey de llién subié a su carro y se dirigio al campo de batalla. Apenas lleg6, se celebré el juramento, orando Agamenén en voz alta: -jEscuchame, Zeus! Si Paris mata a Menelao, Helena y las riquezas quedaran en posesién de los troyanos y nosotros regresaremos a nuestra patria; mas si Menelao da muerte a Paris, nos lle varemos a Helena y las riquezas. Pero si Priamo se niega a pagar la indemnizacién, los griegos seguiremos luchando hasta destruir la ciudad de lién. 12 Escaneado con CamScanner a Después de la promesa sagrada, Priamo volvié a Troya, diciendo: -No me atrevo a ver a mi hijo luchando con Menelao. Zeus ya sabe cual de los dos esta con- denado a morir. Héctor y Ulises echaron suertes para saber. quién seria el primero en arrojar la lanza. Mientras tanto, los dos combatientes se arma- ban: coraza, espada, escudo, casco, grebas y lanza. Una vez que estuvieron listos, se situaron cada uno frente a su respectivo ejército. Se miraron con odio y blandieron las lanzas. El primero que dispard la suya fue Paris. La lanza no acerté en el blanco, dando en el escudo de Menelao. Luego, tiré su contrincante. La pica sdlo atravesé el escudo y rasgé la tunica. Entonces, Menelao arremetié contra Paris, dispuesto a acabar con él . Pero la divina ayuda de Afrodita impidié la muerte del joven, pues, cubriéndolo con densa niebla, lo deposit6é sano y salvo dentro de palacio. Cuando Helena lo vio dentro de su camara, lo increpd: -Te creias superior a Menelao en fuerza y valen- tla, pero estabas en un error. Te aconsejo que no vuelvas a pelear con él si es que en algo apre- cias tu vida. 13 Escaneado con CamScanner -Mujer, no me reproches -se defendié el joven- . Hoy ha vencido Menelao. Otro dia venceré yo. También a mi me protegen los dioses. Mientras tanto, en el campo de batalla Agame- non proclamaba que la victoria era de Menelao: -Mi hermano ha derrotado a Paris. Ahora los troyanos deben cumplir lo pactado: entregar a Helena y pagar una indemnizaci6n. IV SE VIOLAN LOS JURAMENTOS Mientras esto ocurria en el campo de batalla, en el monte Olimpo los dioses celebraban una reunion. El tema era la guerra de Troya. EI primero que habl6 fue Zeus: -Dos’son las diosas que protegen a Menelao: Hera y Atenea. Pero ambas se contentan con mirarlo y no lo ayudan verdaderamente. En cam- bio, Afrodita se preocupa en todo momento de Paris. Ahora acaba de salvarle la vida, cuando él mismo ya se veia entregado a las Parcas. Acor- 14 Escaneado con CamScanner demos entre nosotros si conviene que la con- tienda finalice o se continte. Creo que lo mejor seria terminar la guerra con el pacto y que Menelao se llevara a Helena y las riquezas. Hera, su esposa, replicé irritada: -Zeus, haz lo que quieras, pero no estamos todos de acuerdo. Te Propongo lo siguiente: envia a Palas Atenea al campo de batalla para que pro- cure que los troyanos rompan el acuerdo, ofen- diendo a los aqueos. Zeus accedié y mandé a su hija para que pro- moviera nueva contienda entre ambos ejércitos. Palas bajé del Olimpo con la rapidez del viento y, confundiéndose entre las huestes, tomando el aspecto de un soldado, incité a un troyano para que disparara la flecha contra Menelao y lo matara. Lo convencié de que tal accién le signi- ficaria fama y riquezas. El insensato hombre se dejé persuadir; tensd el arco y dirigiendo la flecha hacia Menelao, dis- paré. Mas Atenea desvid la saeta, hiriendo a Menelao, pero no acabé con su vida. Al ver la sangre, todos se estremecieron. El rey Agamenon cogiéd de la mano a su hermano y muy ofendido dijo: -Los troyanos han mancillado el juramento de paz 15 Escaneado con CamScanner y amistad. Zeus castigara la traici6n . Predigo que la ciudad de lin, Priamo © &stog seran derrotados. -E irritado, incité a An gente dos para ir a una nueva contienda, arenga Solda. con potente voz -: jAqueos, demostraq cols temerario valor! {Zeus no protege a los tr. Uestro troyanos! jEllos violaron el juramento y atenr® contra Menelao! jOs prometo que llién sega Ta. sada! A su vez, los troyanos también se preparab Cuando los guerreros de ambos ejércitos estuvig, ron listos para-el ataque, comenzaron a avanzar En los dos lados brillaban las pulidas armas y log hombres marchaban sin interrupcién al combate siguiendo las ordenes de ios respectivos capita- nes: Las huestes chocaron con gran estruendo de escudos y lanzas. El valor empujaba a los gue- rreros a efectuar hechos heroicos. La sangre corria como rio por el suelo y los lamentos de los moribundos se confundian con las feroces expre- siones de los matadores. s y troyanos En ese dia aciago, muchos aqueo 2 q eZ, mientras vieron la luz del mundo por ultima v una opaca nube cubria sus ojos sin luz. 16 Escaneado con CamScanner V ARES Y DIOMEDES El fragor de la contienda aumentaba a medida que se seguia combatiendo. Los troyanos habijan salido a pelear a campo abierto. La arremetida Por ambos lados era feroz. La diosa Hera aprecié que Héctor y su gente causaban grandes estra- gos entre las huestes griegas y decidi6, enton- ces, ir a solicitar ayuda a su esposo: -Zeus, 4no te indignas al observar los terribles hechos sangrientos que ocasiona Héctor gracias a la ayuda del sanguinario Ares? Injustamente han muerto valerosos aqueos. Esposo mio, debes permitirme que aleje a Ares del campo de batalla. -Azuza a Palas Atenea contra él. Ella es la Unica que puede herirlo en la guerra -le aconsejé Zeus. Bajaron del Olimpo las dos diosas y decidieron envalentonar al mas destacado aqueo de esa contienda campal, a Didmedes. Palas Atenea se acerco al héroe y le insinué al oido: . -Diémedes, no temas a Ares. Yo te ayudaré. Dirigete hacia él y hiérelo con tu lanza. Ese san- 7 Escaneado con CamScanner guinario me habla prometido combatir contra los trovanos y favorecer a los aqueos, pero ahora hace todo lo contrarlo, Subdid la diosa al carro de Diémedes y ambos enfrentaron a Ares, Cuando el dios de la guerra vio al héroe, le arrojé su lanza, Mas Atenea des- vid el tiro, A su vez, Didmedes atacd con su pica a Ares, hiriéndolo. Al sentirse lesionado, éste se puso a gritar horriblemente. Formé una nube a su alrededor y protegido por ella subié al Olimpo. Llegé al palacio de su padre, Zeus. Se sentd al lado de éste, quejandose por la herida. Zeus le teproché su espiritu pendenciero. Palas Atenea y Hera volvieron al palacio de Zeus cuando vieron que Ares se abstenia de matar guerreros. VI HECTOR Y ANDROMACA Entretanto, el combate se tornaba adverso para los troyanos, por lo que Héctor, aconsejado por su hermano Heleno, dejé el campo de batalla y se dirigié a la ciudad. Al entrar al palacio de 18 Escaneado con CamScanner Priamo, Hécuba, su madre, le salié al encuentro. Héctor le solicité que fuera con las mujeres al templo de Atenea, diciéndole. -Madre, ruega a la diosa que se apiade de nosotros y que aparte de llién al feroz Dibmedes, cuyo valor ocasiona nuestra derrota. Ahora, yo iré a casa de Paris, para que vuelva al campo de batalla. Hécuba fue con las mujeres al templo de la diosa. Pidié por la muerte de Diémedes, ofrecién- dole hermosos sacrificios en su honor si hacia realidad el ruego. Palas escuché las plegarias de las troyanas, pero no accedi6 a lo solicitado. Mientras tanto, Héctor. se encaminaba al palacio de Paris. Al ver a éste lo reprendié duramente. -jDesgraciado, deja tu casa y ven conmigo al campo de batalla! -Héctor, esctichame. Permanezco en mi morada porque mi corazon esta apesadumbrado -se dis- culp6 Paris-. Ahora mismo Helena me persuadia para que volviera a la contienda. Espérame mien- tras me armo en forma conveniente. Héctor no respondié. Helena dijo entonces: Cufiado, yo os he causado grandes males. 19 Escaneado con CamScanner | destino ha ocasionado vuestra infelicidag la Finer ide Troya. Si los dioses decretaron este sino para mi, por lo menos debi ser la mujer de un esposo valiente. Este no es osado ni decidido, Héctor le respondi6: Helena, anima a Paris. Los troyanos nos aguar- dan con impaciencia. Ahora, voy a mi casa a ver a mi amada esposa y mi hijo. Quiero estar un poco con ellos, pues ignoro si los volveré a tener conmigo. Tal vez ya los dioses decretaron mi muerte. Luego, Héctor se dirigiéd a su palacio. Apenas lo vio, Andrémaca, Ilorosa, corri6d a su encuentro. La acompafiaba una doncella, que llevaba al nifio en brazos. Cogi6d de un brazo a su esposo y le dijo: -Héctor, tu valor causara tu muerte. Si los aqueos acaban contigo, acuérdate de que dejards una viuda inconsolable y a un pequefio nifio huérfano. No vuelvas a la contienda. Quédate conmigo. “Mujer, todo lo que me dices me preocupa hon- damente -respondié Héctor-. Pero no puedo huir un cobarde. Mi espiritu me obliga a luchar como un valiente, manteniendo en alto mi fama i la de mi Padre. Sin embargo, yo presiento que egara el dia en. que sucumbiremos los troyanos 20 Escaneado con CamScanner y la ciudad de Ilién. De todas maneras, no moriré antes de lo dispuesto por los dioses. Nadie, cobarde 0 valiente, puede librarse de su propio destino. Este queda determinado en el momento de nacer. Por ello, nada sacas con afligirte. Lo que ha de suceder, inexorablemente acaecera. Tu dedicate a tus tareas habituales: el telar y la rueca. Deja que nosotros los hombres nos preo- cupemos de los asuntos de la guerra. Una vez que hubo dicho esto, el héroe tomé en brazos a su hijito. Lo bes6 y lo acaricié. Luego partid, dejando a su esposa abatida y llorosa. ' Mientras tanto, Paris habia terminado de armarse y ya iba al encuentro de Héctor. Este al verlo, le dijo. -Hermano, eres valiente, pero a veces te domina la inactividad y te niegas a pelear. En esas ocasiones yo sufro, pues escucho a los esforzados troyanos, que por ti padecen, que- jarse de tu abandono. Vamos juntos al combate y veamos si podemos echar a los aqueos de Troya. 21 Escaneado con CamScanner Vil DUELO ENTRE AYAX Y HECTOR Héctor y Paris llegaron al campo de batalla. Lucharon con gran ardor y ocasionaron muchas pérdidas. Cuando Atenea vio que mataban a tantos aqueos, bajé del monte Olimpo y se encamin6 a llién, pero Apolo, adviertiendo la presencia de la diosa, fue a obstaculizar sus designios. El anhe- laba que los troyanos obtuvieran la victoria. Ambas deidades se encontraron frente a frente. Apolo le dijo: -No tienes piedad de los troyanos. TU lo Unico que quieres es brindarles la victoria.a los aqueos. Lo mejor seria que Héctor retara a un singular combate a un valiente aqueo, asi los soldados de ambos ejércitos tendrian un momento de tre- gua. Atenea estuvo de acuerdo. Apolo fue e infundid tal idea en el dnimo de Héctor por lo que el hijo 22 Escaneado con CamScanner de Priamo avanzé al centro de ambos ejércitos y detuvo las huestes troyanas. Por su parte, Agamenén contuvo a los aqueos. Héctor dijo en voz alta: -Oidme, aqueos. Reto al mas valiente de vuestros guerreros para que mida fuerzas conmigo. Aquel de vosotros que acepte la proposicién que se adelante. Ayax, el mas valeroso griego después de Aqui- les, decidié enfrentarlo. Dijo a su gente: -Espero derrotar a Héctor. Mientras me pongo la armadura, orad por mi al divino Zeus. Los aqueos rogaron por la victoria de Ayax. Cuando estuvo listo, el griego cogié las armas y muy animoso se encaminé al combate. El aspecto de Ayax era feroz e intimidaba a todos los que lo miraban. Al verlo, Héctor sintid temor en el fondo de su corazon, pero no podia retro- ceder, porque él habia provocado el duelo. Ambos contrincantes se enfrentaron ‘y,mirandose con fiereza, se acometieron como hambrientos y salvajes leones. Cuando el fragor del combate llegaba a su punto algido, acudieron dos mensa- jeros:de Zeus, avisando que se acercaba la 23 Escaneado con CamScanner noche y que era necesario suspender la con- tienda. Héctor estuvo de acuerdo en interrumpir la lucha: -Ayax, otro dia volveremos a pelear, hasta que un dios nos separe, después de otorgar la victoria a quien le plazca. Ahora es bueno hacer caso a Zeus e ir a descansar. Los aqueos se regocijaran al verte regresar con vida. Los troyanos también se alegraran de ver que regreso sano y salvo. Hagamonos espléndidos presentes y cada uno tome para su lado. Se repartieron los regalos y se alejaron. Héctor volviéd a la ciudad de Troya, agradan- doles a todos el verlo vivo. A su vez, los aqueos se alegraron del feliz retorno de Ayax, y lo lle- varon a la tienda de Agamenon, disponiéndose a sacrificar un buey en honor a Zeus. Luego, comieron y bebieron en abundancia. Una vez que estuvieron satisfechos, Néstor les.dio un sensato consejo: -Agamenon,.conviene que mafiana suspendas la contienda. Es necesario recoger los cadaveres de nuestros muertos. Debemos incinerarlos para llevar sus cenizas a sus familias cuando regre- semos a la patria. 24 Escaneado con CamScanner Mientras tanto, en la ciudad de Ilién los troya- nos se reunfan. El tema era la devolucién de Helena. Cuando le solicitaron tal restitucién a Paris, éste replicé: -No devolveré a Helena. Pero si daré todas las riquezas que traje de Argos, porque quiero que se acabe pronto esta cruenta guerra. Los troyanos estuvieron de acuerdo con la pro- Posicién de Paris. Ademas, al igual que los aqueos, habian decidido suspender un dia el combate para recoger los cadaveres de sus gue- freros muertos. A la mafiana siguiente, un heraldo llevé a Agamenon el acuerdo a que habian llegado los troyanos. El Atrida solo aceptd la tregua del com- bate, para que cada ejército pudiera recoger e incinerar a sus muertos, rechazando la devolu- cidn de las riquezas. El heraldo volvié a Troya con la respuesta. Todo ese dia aqueos y troyanos se preocupa- ron de sus cadaveres. Después de lo cual cada ejército se dirigid a su sector y celebraron festi- nes funebres en honar a los difuntos. Luego se acostaron y cada uno recibié el don del suefo. 25 Escaneado con CamScanner Ee VIII LA NOCHE INTERRUMPE LA BATALLA Amanecia cuando Zeus convoco a una reunién en el monte Olimpo. Se dirigié a las deidades en los siguientes términos: ee Ninguno de ustedes volvera a interve- -Escuchad. H nir en la guerra de Troya. Aquel que intente favorecer a los aqueos 0 a los desobedecerme y 1a\ 3 troyanos sera castigado. Yo decretaré cémo seguira la contienda de hoy en-adelante. Mientras tanto, en lidn aqueos y troyanos se aprestaban para la lucha. Los primeros dejaron sus naves y sus tiendas y se encaminaron al combate. Los segundos salieron de su ciudad a enfrentar al enemigo. Con gran estrépito chocaron los dos ejércitos. A medida que fue transcurriendo el dia, la suerte empezé a favorecer a los troyanos. Entonces, los aqueos decidieron huir del campo de batalla y veloces se alejaron. El anciano Néstor quedo solo en el combate, pues uno de los corceles estaba herido de muerte. Diémedes lo vio en tal apure 26 Escaneado conCamScanner y presuroso fue a salvarlo, haciéndole subi carro y diciéndole: Subir a su -Anciano, los guerreros te aco ambos al fiero Héctor, para qu de mi lanza. Néstor le aconsejé: -Diomedes, no seas insensato. Hoy Zeus protege a los troyanos y les concede la victoria. Otro dia nos brindara a nosotros el triunfo. Un mortal no puede oponerse a los designios de los dioses. Mejor sera regresar con los ‘nuestros. Los huidizos aqueos Ilegaron a sus naves ya sus tiendas. Al verlos llegar en tal estado, Agame- non les reproché la fuga: san. Enfrentemos le conozca el peso -jAqueos, somos la verguenza del mundo! Cada uno de nosotros decia que era capaz de luchar contra doscientos troyanos. Pero ahora que ha llegado el momento de probar nuestro valor, no podemos con uno solo, con Héctor. -A continua- cién afiadié-: Zeus, escichame y apiddate de nosotros; permite a los aqueos escapar con vida. El dios lo oyé y permitié a los aqueos. que se Salvaran de la muerte. Estos recuperaron sus fuerzas y volvieron al combate, con el solo deseo de herir mortalmente a Héctor. Unos y otros le disparaban flechas, pero ninguno acertaba. 27 Escaneado con CamScanner Desde el monte Olimpo, Hera veia la derrota que Héctor y su gente ocasionaban a los aqueos, y sintiendo piedad de estos Ultimos, dijo a Palas Atenea: . -Debemos ayudar a los aqueos. Héctor ocasiona grandes estragos entre ellos. Su sola presencia atemoriza y pone en fuga a los guerreros de Agamenén. Atenea le respondié que al momento se arma- ria y bajarian a luchar contra el impetuoso Héc- tor. Luego ambas diosas subieron a un carro y partieron hacia Troya. _ Cuando Zeus vio que le desobedecian, mandé a Iris, la mensajera, con el siguiente recado: -Ordendles de mi parte que vuelvan de inmediato. Nada sacan con enojarme. Si no regresan al momento, las castigaré en forma ejemplar. Iris alcanz6 a las diosas y les transmitié el mensaje de Zeus. Al oir tales advertencias, Hera dijo a Atenea: -Debemos acatar lo ordenado por Zeus. Aquél, como juez, decidira quiénes deben vivir y quiénes deben morir. Dara a los aqueos y troyanos lo que su espiritu decida. Volvieron las diosas al Olimpo y se sentaron en medio de las demas deidades. Desde su trono - : Escaneado con CamScanner Zeus hablo asi: -Les predigo que el aguerrido Héctor debera luchar contra Aquiles por la muerte de Patroclo. La noche llegé al campo de batalla. La venida de ésta molesté a los victoriosos troyanos y, por el contrario, los aqueos se sintieron felices de Suspender la contienda. Héctor reunié a su gente y les comenté: -Hoy dia pensaba quemar las naves de los aqueos y volver victorioso a Troya. La noche ha salvado a nuestros enemigos. Encendamos hogueras para que los aqueos no puedan huir en sus naves amparados por la oscuridad. Luego, descansemos nosotros y nuestros animales. Debemos reponer nuestras fuerzas para. conti- nuar la lucha mafiana. Todos los troyanos le obedecieron. x EMBAJADA A AQUILES El Atrida, muy afligido, convoco a sus capita- nes a una reunién. Cuando estuvieron presentes, les dijo: 29 Escaneado con CamScanner -Zeus me ha engafiado. Me habia prometido que no me iria de Troya sin destruir la ciudad. Todo ha sido un engafo. Si nuestras derrotas conti- nuan, deberemos regresar a la patria sin gloria y llorando la muerte de innumerables amigos. Creo que lo mejor seria huir de inmediato. Pre- siento que no tomaremos Ilion. Didémedes le replico: -Si tu quieres partir, hazlo. Nosotros nos quedare- mos hasta apoderarnos de Troya. Acuérdate de que los dioses nos protegen. Todos estuvieron de acuerdo con Diédmedes. A su vez el anciano Néstor aconsejo: -Es necesario convencer a Aquiles para que regrese al combate. Su presencia es cada vez mas urgente. Veamos cérno podemos recompen- sarlo y hacer que vuelva a la contienda. Agamenén reconocié que habia actuado mal y dijo: ; -Estoy dispuesto a aplacar la célera de Aquiles con fastuosos regalos, incluyendo la devolucion de Briseida. A continuacién, Agamenon designé a los hom- bres que irfan a conversar con Aquiles. Estos serian Ayax y Ulises. Los dos partieron. Llegaron a la tienda del Pelida. Este se entretenia con la citara y el canto, en compafiia de su mejor amigo, Patroclo. Al ver a los embajadores, los 30 Escaneado con CamScanner acogid amistosamente, les agasajé con carne, pan y vino, y luego les dijo: -Amigos, debo hacer mucha falta frente a las filas enemigas, cuando ustedes personalmente vienen a buscarme. -El prudente Ulises traté de convencerlo: -Tememos que los troyanos asalten nuestras naves y con ello ocasionen la desgracia de los aqueos. El bravo Héctor, protegido por Zeus, nos causa grandes dafios. Una rabia anima al hijo de Priamo contra nosotros. Temo que muramos en Troya. Ven y ayudanos. Gran pesar te causara la muerte de los aqueos si te niegas a cooperar. Cede en tu cdlera y Agamenon te hara espléndi- dos regalos si vuelves a la contienda, incluso te entregara a Briseida. -Nadie ni nada me hara regresar al combate -respondié Aquiles-. Yo hice grandes conquistas para los aqueos. El tesoro que de ellas obtenia siempre se lo di a Agamenon. Este repartia el botin guardéndose para si la mejor parte. Yo nunca me quejé de lo que me toco. Asi llegé a mis manos Briseida: Hoy no la tengo, porque el propio Agamenén me la arrebat6. Todavia la retiene en su poder. Agamendn no me convence- ria, aunque me diera tantos regalos como arena tiene una playa. Dile que yo le aconsejo embar- carse y retornar a la patria. No podran destruir 31 Escaneado con CamScanner Troya, pues Zeus protege a la ciudad y anima a los hombres a ser valientes. -Después de oir la contestacién, Ayax y Ulises partieron. Debian dar la desalentadora noticia a los jefes aqueos. Una vez que los enviados llegaron a las naves, Ulises se dirigi6 a Agamenén en los siguientes términos: -Atrida, Aquiles no depondra su cdlera. Desprecia tus regalos. Nos aconsejé que lo mejor seria que nos embarcaéramos y abandondramos Ili6n. Dice _ que debemos arreglarnos sin él, ya que tU asi lo decidiste cuando lo ultrajaste. Todos callaron. Meditaban. Al fin Diémedes exclamo: -jAgamenén, no podemos contar.con Aquiles! jNo nos preocupemos de él! Apenas amanezca, persuade a los hombres para que vuelvan al campo de batalla con renovados brios. Tu dirige- les desde la-primera fila. Los jefes aceptaron la proposicioén de Dié- medes. Luego cada uno se fue a su tienda a dor- mir. 32 Escaneado con CamScanner X LOS AQUEOS ESPIAN Menelao no podia conciliar el suefio. Meditaba en los sucesos del dia y sentia remordimientos Por lo que pudiera sucederles a los aqueos, ya que por su culpa estaban en semejante atollla- dero. Por ello decidié vestirse e ir a hablar con Agamenén, a quien encontré de pie junto a su nave. Al verlo, le comento: -Hermano, ambos tenemos necesidad de un con- sejo. Estamos en la obligacién de salvar a los aqueos y a las naves. Zeus protege a Héctor. Prefiere sus sacrificios a los nuestros. En el dia de hoy, e! hijo de Priamo nos ha acometido como un bravo leén. Nunca he visto a un hombre que realizara tantas proezas como las que éste efec- tud. De sus hazafias nos acordaremos los aqueos largo tiempo. Busca al sensato Néstor para que nos oriente. El decidira si es mejor la fuga o seguir combatiendo. Agamenén fue a la tienda del anciano héroe. Lo encontré despierto y le pidid que lo acom- Pafara, porque necesitaba celebrar una nueva reunion. Néstor se vistid y se encaminé a la 33 Escaneado con CamScanner tienda del astuto Ulises, despertandolo. Luego ambos fueron a buscar a Diémedes y al valeroso Ayax. Cuando todos estuvieron reunidos, el primero en hablar fue Néstor: -Amigos, es necesario que alguno de ustedes vaya al campo enemigo a averiguar los préximos planes de los troyanos. Es vital para nosotros saber si se van a quedar junto a las naves 0 vol-. veran a la ciudad. Didmedes aceptd ir, solicitando como compa- fiero de tal empresa a Ulises, quien consintié de inmediato. Y ambos partieron. Mientras iban en camino, rogaron a Atenea que les permitiera una honrosa vuelta a las tiendas y naves aqueas. Mientras tanto, en el campo troyano, Héctor también habia convocado a una junta. Una vez reunidos los areng6: : -Uno de ustedes debe atreverse a ir a las naves aqueas para averiguar si los vencidos guerreros piensan en la huida. Un troyano llamado Dolén se ofrecié, dirigén- dose enseguida hacia los bajeles enemigos, mas no tardé en encontrarse intempestivamente en el camino con Didmedes y Ulises, que iban en direccién contraria. Diémedes le grit6: 34 Escaneado con CamScanner -jEh! |Detente, si no quieres que te alcance y te mate! -Llevadme Prisionero. Mi padre pagara un gran rescate si sabe que estoy a salvo -replicé Dolén. Posteriormente, fue interrogado por ambos “ guerreros. Luego Diédmedes decidié la muerte del espia. Los dos griegos siguieron su camino, y en cuanto llegaron a las tiendas de.ios troyanos, sigilosamente comenzaron a matar.a los dormi- dos hombres. En eso estaban, cuando se les pre- sento la diosa Atenea, que les recomendé que regresaran de inmediato, apoderandose de dos caballos. Ambos montaron sin tardanza en los corceles, los aguijonearon y partieron. i a Ya en el campamento aqueo, todos estaban felices de verlos regresar sanos y salvos. Ulises tom6 Ia palabra y relaté la heroica aventura que habian vivido momentos antes en el sitio de los troyanos. Luego Diémedes y Ulises fueron lavados y ungidos con aceite. Una vez que estuvieron lis- tos, se sentaron a la mesa y bebieron vino dulce en honor a Atenea. 35 Escaneado con CamScanner XI PROEZAS DE AGAMENON A la mafiana siguiente, Agamenén exhorté a i, gente para que’ se preparara a luchar. E| Tismo paso entre los soldados, animandolos. Togo, aprestaron sus Carros y corceles, Colocandolos en linea para partir, en medio de un vocerio atro. nador. Los troyanos también se pusieron en orden de batalla alrededor de Héctor. El combate se reanudé con extraordinario vigor. Aqueos y troyanos se acometian con igual fuerza. Morfan tantos de un lado como del otro. Agamenén iba.en primer lugar matando troyanos y alentando a sus guerreros. El Atrida perseguia a sus enemigos con furia incontrolable, cayendo troyanos y corceles ante su paso devastador. Los troyanos, al ver la furia de Agamené6n, sintieron temor y comenzaron a huir. Entonces el Atrida, persiguiéndolos, abatia a los que se rezagaban. Asi, poco a poco, Agamenén se acercaba a las murallas de la cl dad de Troya. 36 Escaneado con CamScanner Zeus, que desde el Olimpo observaba la pelea decidié intervenir. Llamé a Iris, la marieiierh, y le dio el siguiente recado para Héctor. -Dile que debe animar a su gente para que hie- ran a Agamenén. Apenas vea que a éste lo lesio- nan, debe acometer con fiereza. Yo le daré fuerzas para que mate a muchos aqueos y los haga retroceder hasta sus naves. Todo el dia lo protegeré. Sdlo la noche traera un momento de tregua. Iris bajé veloz del Olimpo, y encontrandose con Héctor, le transmitid el mensaje de Zeus. El hijo de Priamo decidié obedecer al padre de todos los dioses, y ya entre las filas de sus soldados, los exhorté a luchar con mayor brio. Asi, promovid una intensa lid. : Agamenén seguia ocupando las primeras filas, pero, en medio del fragor de la pelea, fue herido, comenzando a manar abundante sangre de la herida. Sin embargo, siguid luchando hasta que intensos dolores lo obligaron a retirarse, por lo que consideré que lo mas prudente era que lo lle- varan a su nave a descansar. Se dio cuenta de que ese dia no contaba con el apoyo de Zeus. En la misma contienda también fue herido Did- medes, por una flecha que Paris le disparé y que lo alcanzé en el empeine. El dolor fue tan agudo que el guerrero tuvo que abandonar la batalla, 37 Escaneado con CamScanner irigié su nave. Ulises qued6 solo, ya que dire habia apoderado de los aqueos, que huian despavoridos a las naves, siendo cercado las huestes troyanas. Sin embargo, con una furia sobrenatural, Ulises se defendio y logr6 salir del encierro. Pero no pudo librarse indemne, pues fue herido en un costado. Cuando los troyanos vieron.a Ulises alcanzado por una lanza, se le fueron encima para ultimarlo, mas éste grité tres veces pidiendo auxilio, siendo ofdo por Menelao, quien al darse cuenta del apuro en que estaba el héroe, exhort6 a Ayax para que juntos fueran a auxiliarlo, Ilegando a donde estaba Ulises. Los troyanos, al verlos, huyeron atemorizados. Una vez sacado de alli, el herido fue llevado en su carro a descansar a su tienda. Mientras tanto, Aquiles contemplaba desde su nave la derrota y la fuga de los griegos; impresio- nado, llamé a su amigo Patroclo y le solicité qu fuera a averiguar por los heridos. Patroclo se encamino a la tienda de Néstor. Este le cont6é sobre los innumerables muertos y heridos, haciendo saber a su vez lo irritado que estaba contra Aquiles porque no deponia su cdlera y se negaba a cooperar en la contienda; no lograba comprender cémo Aquiles impasible- mente podia ver morir a sus amigos. Y a conti- nuacion. Néstor afiadié: 38 Escaneado con CamScanner -Patroclo, trata de persuadir a Aquiles para que vuelva a la lucha. Su sola presencia enardece a los hombres y pone en fuga a los troyanos. Sé que Aquiles tiene corazon de piedra, pero tu, que eres su amigo, lo puedes convencer. Si persiste en no querer combatir, por lo menos que te deje participar a ti con los mirmidones. Tu podrias intervenir en la lid vistiendo la armadura de Aqui- les. Al verte, los guerreros te confundirian con el Pelida. Creerian que Aquiles ha vuelto a la batalla. Los aqueos se animarian y, por el contra- rio, los troyanos se desalentarian. Patroclo volvid rapido a la tienda de Aquiles con el recado de Néstor. XII PATROCLO Patroclo, abatido, se presentd ante Aquiles y le dijo: : -Pelida, la derrota abruma a los aqueos. Tu obli- gacién es impedir que éstos tengan una muerte indigna. Los troyanos luchan cerca de las naves, con la intencién de prenderles fuego e impedir 39 Escaneado con CamScanner nuestro retorno a la patria. Si tU te abstienes ge lidiar, deja, por lo menos, que yo vista tu arma. dura. Al verme, los troyanos me confundirian con tigo y huiran precipitadamente. En ‘cambio, log aqueos se reanimaran. Asi, habra unos momen. tos de gloria para nosotros. -Patroclo, yo no intervendré. TU viste mi arma- dura: Ponte al frente de los mirmidones y Ilévalog al combate. Vuelve tan pronto hayas alejado a los troyanos de las naves. No te encamines hacia llién. Ahora, anda a armarte, amigo mio. Ya veo que los troyanos se aprestan a quemar algunas naves. No sea que se apoderen de ellas y no ten- gamos ni siquiera tiempo de huir. Patroclo vistid la armadura de bronce, tomando espada y lanza, colocdndose escudo sobre el pecho, casco protector en la cabeza y grebas en las piernas. Mientras Patroclo se armaba, Aquiles recorria las tiendas y animaba a los mirmidones a entrar a la pelea. Luego, una vez reunidos, todos rapida- mente se prepararon para partir. Entonces, Aqui- les or6 a Zeus: -Padre de todos los dioses, oiste mis palabras cuando te pedi que derrotaras a los aqueos y die- ras victoria a los troyanos. Yo me quedo en mi 40 Escaneado con CamScanner nave y mando a amigo y a los mirmidones a la contienda. Haz que Patroclo eche a los enemigos de las naves y regrese sano y salvo a mi lado. Zeus escuché sus dos plegarias, pero le con- cedié sdlo una: Patroclo podria arrojar de las naves aqueas a los troyanos, pero no volveria con vida al lado de Aquiles. Los mirmidones salieron y arremetieron con. furor a los troyanos, siendo arengados por Patro- clo, que les incitaba a luchar heroicamente, diciéndoles: -Mirmidones, mostrad vuestro inigualable valor. Vosotros sois los mejores guerreros, como lo es también vuestro jefe, Aquiles. Ahora Agamenén comprendera el error que cometié no honrando al mas valiente aqueo. Cuando los troyanos vieron a Patroclo vestido con la armadura de Aquiles creyeron que el Pelida habia vuelto a la contienda, y pensaron sdlo.en huir y ponerse a salvo del ataque. Patroclo y su gente mataron a valientes troya- nos y despejaron las naves de enemigos. Luego, los fueron persiguiendo en direcci6n a la ciudad de Troya. En su ataque, los aqueos trataban de herir a Héctor, pero éste se escabullia con astu- cia, pues comprendia que la victoria favoreceria a los aqueos. . AJ Escaneado con CamScanner ue protegia a Héctor, le aconsejg en’teniere a Patroclo. Ambos contrincanteg enfrentaron como fieros leones y se acometiergr, con denodada furia. Ayudado por Apolo el hijo a Priamo maté con su lanza a Patroclo, el que ae pito al suelo, afligiendo a todos (os con gran estrépito alllg aqueos. Luego, Héctor se jacto ante el Cadaver, -Pensabas destruirme a mi y a mi ciudad, pero en tal empresa se te ha ido la vida. Enseguida, quit6 la armadura a Patroclo y ge la llevé como trofeo a Troya. XIII LA ARMADURA DE AQUILES Aquiles desde su nave presencié el transcurso de la batalla. Su animo estaba inquieto, presin- tiendo que algo malo debia haber ocurrido con Patroclo. Se encontraba muy preocupado, cuando Ilegd un mensajero a darle la aciaga noticia: : -Aquiles, tu amigo yace muerto en el suelo. Hec- tor acabé con él. Ademas, el hijo de Priamo sé ha llevado tu armadura a la ciudad de Troya- ’ 42 Escaneado con CamScanner ST La pena embargé a Aquiles, llega lamentos a oidos de su madre, la dose Tell ae vino al momento en su ayuda. Aauiles le conto a Tetis la causa de su afliccién, diciéndole que consideraba que Patroclo habia muerto por su culpa, ya que él se habia quedado en la nave mientras mandaba a su amigo a la contienda no sabiendo socorrerlo cuando lo necesité, y dejando ademas que el troyano lo despojara de su armadura. Luego, dando un suspiro, Aquiles agreg6: -Iré a buscar a Héctor, causante de la muerte de Patroclo. Madre, no me detengas, porque no podrdas persuadirme. Tetis le respondi6: -Por ahora Héctor se vanagloria de tener tu arma- dura, pero su jactancia no durara mucho.. La muerte lo ronda. Majfiana te traeré nuevas armas fabricadas por Hefestos. Espera mi regreso y las luciras en el combate. Entretanto, la noche llegaba, obligando a los combatientes a suspender la batalla. En el campamento de los troyanos, Héctor los arengaba, diciéndoles: 43 Escaneado con CamScanner ‘ igilad toda la noche. Z uerreros mios, vig! a : Mai, oecremos un refiido combate junto a las man aqueas. Si Aquiles se propone embestirme 3 enfrentaré hasta matarlo. Mientras esto ocurria, los soldados aque que habian traido el cadaver de Patroclo, acom. pafiaban a Aquiles, que se lamentaba ante al difunto y juraba que le haria honrosas exequiag sdlo cuando consiguiera la cabeza de Hécto; permaneciendo hasta entonces insepulto. : Los soldados lavaron el cadaver, le quitaron las manchas de sangre y lo ungieron con aceite Luego, lo envolvieron con un blanco velo y lo depositaron en el lecho. Mientras tanto, Tetis Ilegaba al-palacio del dios Hefestos. Este la acogid amistosamente. La diosa le conté lo que habia pasado entre Aquiles y Agamenén y cémo su hijo habia perdido la arma- dura al morir su amigo Patroclo, y le solicité que fabricara nuevas armas para Aquiles. El dios accedié y se dispuso a trabajar al momento en un escudo, casco, coraza, grebas y espada, ter- minando rapidamente. Escaneado con CamScanner XIV AQUILES Y AGAMENON SE RECONCILIAN Amanecia cuando Tetis Ilegé junto a Aquiles con la armadura. Hallé a su hijo florando por la muerte de Patrocio y le entreg6 las divinas armas, El Pelida, al verla, exclamé: -Madre, nunca vi nada tan hermoso como la armadura que me hizo Hefestos. Al momento me vestiré conella. — Tetis le a consejé: Antes convoca a reunién a los jefes aqueos, haz las paces con Agamenén y luego armate y ve a luchar contra los troyanos. Aquiles convocé a los aqueos y cuando todos estuvieron reunidos, dijo a Agamenén: ~Atrida, nunca debimos haber llegado a esta pugna; nuestra separacién fue perjudicial para nosotros y beneficiosa para Héctor. Desde este momento quiero hacer las paces contigo y volver a la contienda. Incifa a todos los aqueos para que me secunden y luchen. Ahora, no perdamos mas tiempo hablando. Volvamos a la acci6n, para que el enemigo me vea de nuevo entre los comba- tientes. * 45 Escaneado con CamScanner Luego fue Aquiles a su tienda, vistié la nueva armadura, se puso coraza, yelmo y grebas, colg6 de su hombro la gran espada, embrazo el escudo y cogiéd su potente lanza. Una vez que estuvo listo, dirigié los caballos a las primeras filas del ejército. - ae LOS DIOSES Y LOS HOMBRES En el Olimpo, Zeus convocaba a una reunién, llamando a todos los dioses. Cuando estuvieron congregados, les dijo: -Yo me quedaré sentado en mi cumbre contem- plando la batalla. Ustedes pueden ayudar a quien les agrade, ya sea aqueo 0 troyano. Les doy liber- tad de accién. Los dioses se dividieron en sus preferencias. A los aqueos los apoyaban Hera, Palas Atenea y Hefestos. A los troyanos los protegian Ares, Apolo y Afrodita. Mientras tanto, los aqueos, felices por el retorno de Aquiles, se armaban junto a las naves. 46 Escaneado con CamScanner EI Pelida incitaba a lo: diciéndoles: -Aqueos, NO permanezo Cada hombre debe atac. en lidiar. S guerreros a la accion, ‘dis lejos del enemigo. ar a otro y sentir placer Los troyanos, por su Parte, se aprestaban en una llanura para el combate. Héctor estaba exci- tado y a gritos persuadia a sus Soldados de que era necesario luchar sin descanso, aseguran- doles a viva voz: ; -No temais a Aquiles. Yo saldré a su encuentro y lo mataré. Cuando estuvieron listos, los dos ejércitos cho- caron con tanta fuerza que parecia que la tierra se iba a quebrar. Los dioses animaban a unos contra otros, promoviendo una cruenta contienda. Lleg6 el momento en que Aquiles y Héctor se enfrentaron. El Pelida, al advertir la presencia de su contrincante, le dijo: -Td eres el hombre que maté a mi amigo. Tu hora final ha llegado. . Héctor le respondid, impasible: -Reconozco que soy inferior a ti como guerrero, Pero nuestras vidas dependen de la decision de los dioses. Por eso no me aflijo. 47 Escaneado con CamScanner stor arrojo su lanza a Aquiles. | ‘ pales naa y desvid el tiro. A su vez al pene embistié a Héctor, dando feroces gritos. Anat scudid en ayuda de su protegido y lo alejg ge, jugar. Tres veces cargo Aquiles contra Héctor, tres veces e! dios lo auxilio. El Pelida, entonces ritd: 7 Por ahora te has librado de la muerte gracias g Apolo. Pero yo acabaré contigo en otra ocasién Te dejaré y perseguiré a los demas que se pon. gan a mi aicance-. Mientras tanto, en el campo de batalla Aquiles perseguia y mataba sin piedad a los troyanos, Estos hufian atemorizados, tratando de alcanzar su ciudad y guarecerse tras sus murallas. Priamo observaba la batalla desde la torre, y viendo a sus guerreros sin fuerzas para combatir contra Aquiles y su gente, mando a los centinelas que abrieran las puertas de la ciudad para que entraran los espantados troyanos. Advirtiéndoles: -Tan pronto como vean que los troyanos estan refugiados dentro del muro, cierren Jas puertas, pues temo que ese terrible Aquiles aproveche la situacién y entre en Mlidn. Los guardias obedecieron a Priam puertas abiertas, los troyanos acudieron pre sos a ellas. Entretanto, Aquiles seguia luchando, poseid de una furia incontenible. 48 0. Al ver las suro- Escaneado con CamScanner XVI LOS TROYANOS SE REFUGIAN EN LA CIUDAD El combate seguia refido y alborotado. Los dioses habian decidido intervenir en forma cada vez mas directa. Siempre que uno de sus protegi- dos era atacado, ellos desviaban los tiros. La excitacién que les producia a los inmortales la cruenta batalla iba en aumento, creando tal ner- viosismo que se suscité una lucha entre los dio- ses que intervenian en la lid. ° Ares golpeé con fuerza el escudo de Atenea. La diosa, para vengarse, cogié una filuda piedra e hirid con ella a Ares. El dios de la guerra cayé al suelo, riéndose mucho Palas Atenea de su vic- toria, porque una vez mas habia quedado demos- trado que ella era mas fuerte que él. Afrodita, cuando observ6 a Ares sin fuerzas y en tierra, corrié a ayudarlo. Atenea, furiosa, se fue contra ella y le propiné un feroz golpe en el pecho. Afrodita y Ares quedaron desmayados. Después de esta lucha entre ellos, los dioses decidieron volver al Olimpo. Cuando llegaron, 49 Escaneado con CamScanner Zeus aun refa por la contienda que habian calg- brado entre si los inmortales. XVII MUERTE DE HECTOR Por su parte, los aqueos se acercaban cada vez mas a la muralla de la ciudad. Pero todos los troyanos alcanzaron a entrar, quedando sdlo Héctor fuera de Ilién. : El primero que vio venir a Aquiles hacia la ciu- dad fue Priamo, que suplicandole pidié a su hijo que entrara. Pero Héctor no le hizo caso, perma- neciendo inmédvil fuera de las murallas. Estaba deseoso de combatir contra Aquiles. - El anciano Priamo, desesperado, gemia por su hijo, y angustiado le decia: -Hijo mio, no esperes solo a ese hombre, que es mucho mas vigoroso que tu. Tu imprudencia te costaré la vida. Héctor, ven dentro del muro. Tu muerte le significara inmensa gloria a Aquiles. Compadécete de mi, de tu madre y de tu esposa. Ven con nosotros. Sin embargo, Héctor seguia aguardando 4 50 Escaneado con CamScanner Aquiles, que se acercaba a gran velocidad. Mien- tras permanecia quieto en su sitio, pensaba que lo mejor seria comenzar el combate cuanto antes. Asi meditaba Héctor cuando Aquiles llegé a su lado. Al verlo tan furioso, el hijo de Priamo Se puso a temblar, y sin atreverse a esperarlo, huy6 atemorizado. Aquiles lo persiguiéd. Tres veces dieron la vuelta a la ciudad de Troya. Cuando daban la cuarta vuelta, Héctor decidié enfrentar al Pelida y deteniéndose le dijo: -No huiré mas. Quiero combatir contigo. Te pro- meto que si Zeus me concede la victoria y logro quitarte la vida, entregaré tu cadaver a los aqueos para que te celebren honrosas exequias. Actua td de la misma forma conmigo si me derro- tas. Pongo. a los dioses por testigo de mi juramento. Aquiles le respondié agresivo: -Héctor, nosotros no podemos llegar a un - acuerdo. Tu muerte esta cercana. Yo te mataré con mi lanza, pues Palas Atenea me protege. Ella te hara sucumbir. Con tu vida tienes que pagar todos los dolores que me has ocasionado. Aquiles y Héctor tiraron sus lanzas, pero nin- guno dio en el blanco. Luego, ambos se embistie- ton con sus espadas. La suerte favoreciO a Aquiles, que hirié de muerte a Héctor, atravesan- dole el cuello con la espada. 51 Escaneado con CamScanner

You might also like