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Deforestación de Zonas Boscosas Silvestres
Deforestación de Zonas Boscosas Silvestres
Los bosques comprenden un 46,4 por ciento de América Latina y el Caribe. En total hay allí 935,5 millones de
hectáreas de bosques y selvas, un 22 por ciento del área boscosa total del planeta, de acuerdo con cifras de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su informe ‘El estado de
los bosques', de 2018. Según ese informe, Latinoamérica es una de las tres regiones del mundo donde más
avanza la deforestación. Entre 1990 y 2015, la superficie forestal de la región perdió 96,9 millones de hectáreas.
La principal causa de la pérdida de bosques en la región es la actividad maderera y la agropecuaria.
Incendios en la Amazonía "no son nada nuevo”
A pesar de que los incendios en la Amazonía aumentaron un 85 por ciento, no son un fenómeno nuevo, como
tampoco lo
Después de 100 años de educación ambiental, de proyectos de conservación, y del avance científico en ecología, estamos
todavía muy cerca de la visión ecológica predicha por el cuento de Jack London, creyendo que podemos subyugar a
naturaleza, pues la silvestre no es “estética” y provoca temor. Este enfoque es muy evidente en las ciudades.
Bajo la mirada actual, por ejemplo, un humedal en medio de dos autovías en Xochimilco es un lote baldío digno de ser
destruido para dar paso al progreso con un puente. No importa si ese humedal está protegido: catalogado como Área
Natural Protegida, enlistado en la convención Ramsar[1] o si es considerado por la UNESCO como patrimonio
mundial[2]. Tampoco importa que esté dentro de una región geomorfológica que propicia la formación de humedales; este
enfoque lo considera artificial porque está en medio de dos vías y deteriorado porque tules crecieron “sin control” y no es
estético al ojo urbano. El mismo enfoque considera plausible “reubicar” el humedal a otro lado. Como si los ecosistemas
fueran objetos, máquinas ensamblables, edificios o juguetes como los “Legos”; como si un humedal fuera similar a una
pecera que puede cambiarse de lugar a conveniencia humana. Si se cuenta con las partes que hacen funcionar la máquina
y se sigue un manual, se puede generar un ecosistema, al igual que una sopa instantánea. Bajo este enfoque simplista de la
naturaleza cualquier persona puede hacer un estanque controlado que pretende ser un humedal sin saber un gramo de
ecología, utilizando plantas y peces que estén de moda.