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timbre resoné insistentemente y luego el grito E« tun hombre que llamaba a viva vor: ;Cartero, cartero! La mujer, secndose las manos en el delantal, camin6 presurosa hacia la puerta, —Voy, voy! —anunci6, apurando el trance. —Carta para Nicolés Gonzélez —dijo el hom- bre. Esti usted seguro que es para Nicolis? —pre- gunté, dudando. —Por supuesto seiora, verifique la direccién —dijo él, mostrando el sobre. —Si, esta bien, corresponde, —murmuré — pero Nicolis esté en la escuela. No es problema, anote aqui su mimero de ‘amet y su firma por favor —dijo extendiéndole tun papel, Yo le firmo, no se preocupe. Hasta luego —dijo el cartero y mont6 en st bicicleta —Hiasta luego, gracias —dijo la mujer y cerré Ja puerta La carta que llegé ese dia a la casa de Nicolés, ddejé intrigada a toda la familia. Les parecié muy raro, porque el cartero casi ni pasaba por su bartio, como la gente ahora no se escribia cartas, y més cextrafio atin, el sobre tenia impreso el escudo na- ional en relieve y oro y lo més increfble de todo, ‘es que fuera dirigida a Nicolés Gonzalez, el mas pequeno de la casa. Su mam, su papa y su hermana mayor espera- ban con ansias la llegada del niffo, para enterarse de que se trataba aquel extrafio sobre. Esa noche Nicolés llegé més tarde que de cos- umbre, porque estaba con un compafiero haciendo ‘un trabajo. En cuanto entré a su casa, todos dijeron —iNicolés te llegé una carta! La mamé le entregé el sobre y el nifto la abrié muy nervioso. Gobierno de Chile Ministerio de Educacin Sefor: Nicolis Gonziler Nos es grato comnicar a usted que su cuento “El ‘ombligo del mundo” ha sido premiado con el Primer lugar en el Concurso de Cuentos *Viajo por Chile, al lugar de mis sue El premio consiste en una estadia para usted en Isa de Pascua, lugar de sus suefios. El viaje se realzaré via area, el dia 8 de diciembre del presente afo, Vuelo 406, hora 6:30 AM, Aeropuerto Incemnacional Comodora Arturo Merino Beniter. Para mayor informacion ingrese at ‘www. ministeriodeeducacion/concursodecuentos! premios/html Felicitaciones por su creatvidad y talent, Saluda Atencamente, Subsecretario de Educacién Nicolis no podia ereer lo que decfa la carta, la tuvo que leer varias veces para convencerse de que no estaba sofiando. ‘Toda la familia recibié con mucha alegria la buena noticia y juntos celebraron el premio. Esa noche al nifio le costé conciliar el suefio: presagio de que asi sucederfa todas las noches hasta que Iegara el momento del viaje. Todos estaban muy contentos, la familia, los amigos y especialmente en el colegio: porel Primer Lugar que habia obtenido Nicolés en el Concurso de Cuentos “Viajo por Chile, al lugar de mis sue- fos", convocado por el Ministerio de Educacién. Su cuento habia sido elegido entre miles. Habjan participado estudiantes de todo el pais y él era el ganador de un viaje y una estadia en la Isla de Pascua el lugar de sus suefios. Desde muy pequefio le habia llamado la aten- ci6n esa isla ran lejana y se preguntaba por qué la Iamaban “E! ombligo del mundo”, interrogance que habia dado el nombre al cuento ganador y a Ja acuciosa biisqueda de informacién que Nieolés habia iniciado en cuanto aprendié a leer. En su pieza habfa un gran afiche de Isla de Pascua, en donde se vefan siete moai frente al mar; tenia muchos cuadernos con recortes, fotos yyarticulos de la isla; postales y caracolas gigantes, también el CD de la pelicula “Mampato y Ogi en Rapa Nui, dela que se sabia de memoria las esce- nas y os didlogos, pues la habia visto muchas veees. nao el cargador también, pensé Nicolis, encendié L: ‘cimara fotogrifica esté guardada en el bolso, Ia luz y sacé una aque tenia debajo de la almohada: pill dediemter polerin soalla rk piame libretao bitdcora ‘raje de bat jinhalador protector solar parche-curitas tip ‘mapa pantalones folleco ‘poleras regalo —{Bistd todo? Si, esté todo lo que necesito —se pregunt6 y respondié Nicolés, dindose otra vuelta en la cama. Pasaron interminables minutos, volvié a encen- der la luz dela Kimpata de su velador, para leer por cenésima ver la carta que guardaba junto al pasaje y sus documentos. Nicolis estaba tan feliz, que avin nolo podia creer. Lucgo desplegé un folleto que también Hlevaria consigo: Releyé en vor baja: Isla de Pascua 0 Rapa Ni, fa mds oriental de las islas de Polinesia_y uno de los lugares del planeta ‘mas aislados, etd lcalizada a 27° 09' de Latitud Sur, 109° 26° de Longitud Oeste, aproximadamen- 1¢ a3800 kilémerros al oese de la costa de América del Sura la altura del puerto chileno de Caldera —Y pensar que yo estaré all en unas horas més Miré el mapa que aparecia en las paginas centra- les, y desde Santiago su dedo recorrié el Pacifico y Jo poss suavemente sobre la Isla de Pascua, como acariciéndola —Es increible! —agregé, dejando el folleto en cl velador. ‘Miré la hora, eran ya casi las dos de la mafiana yy apagé la luz Conté ovejas como cuando era pequeiio, pero incvitablemente el rebafio de ovejas se iba a pastar por verdes colinasa los pies del voleén Rano-Kao... —Ahora si que no podré dormir —aseguré, En la penumbra del dormitorio, Nicolis se quedé ensimismado mirando el afiche que habia en la muralla... 1 buque de la Armada se mecia plécido en la bahia de Valparaiso. Nicolis lo habfa abordado se despedia emocionado, diciendo adids a su familia. Ellos desde el muelle del puerto ondeaban pattuclos blancos. El barco se hizo ala mar y Nicolés se quedé solo, afirmado sobre la borda mirando hacia la bahia. Los cerros del puerto se esfumaron como fantas- ‘mas, el mar se puso més agitado y el nifio volvié su ‘mirada hacia el horizonte. —Esuna larga travesfa Nicolis, navegaremos ocho dias —dijo el capitan acercdndose al nifio. —Sisé, gracias —dijo Nicolés con la vista perdida, vagando en la inmensidad. EI mar se ponfa cada vex més picado y las olas aumentaban su intensidad. —Baje a comer algo, y después a su camarote a descansar —agreg6 el capitin, Elaguacero se dejé caer desde un cielo negro como boca de lobo rebotando en la cubierta del barco. El nif y el capitén bajaron a cenar. 1B En la gran sala comedor habia una mesa larga dis puesta para dos comensles, uno en cada extremo yen el ‘centro una langosta que se desbordaba en una banda. Amos comieron en silencio, —eradiffll conversa, dado loaejados que estaban el uno del ot10— Del techo pendia la Iuz mortecina de un farol y all afuera se habfa desatado una fuerte ventolera que hacia erujir al barco como armatoste viejo. [Nicolis dorméa inquieto en un estrecho camarote aque se mecia con el vaivén de la olas. Todo se movia en estrecha cabin seabrian loscajonesy a mochila del nifo se desplazaba de un lado a otro. En medio de la noche Nicolas se desperté muy mareado y corrié hasta la borda para vomitar ‘Miré a su alrededor y todo era oscuridad. Inmen- sas sombrasacechaban el arco, islotes fantasmas que ian y venian. —Debe ser Juan Fernéndez—murmuré Nicol, yvolvié a su cama, Los ocho dias de viaje se eransformaron en una larga noche de tormenta infernal, con olas gigantes que cubrian el barco, vientos huracanados que trafan consigo cardiimenes que Rotaban en Iacubierta y un diluvio universal que lo inundaba todo. —Es raro que en una noche de tormenta, yo sea ltinico hombre despiertoen este barco —divagaba Nicolés. De pronto, se asomé por el ojo de buey una figura temible y de mirada fifa. La estatua pos6 sus ojos de obsidiana sobre el nifio, quién aterrori- zado, tuvo una extrafia sensacién; pens6 que ahora si'se apoderaria de él la mala suerte. Esquivé la mirada pero la estatuilla no le sacaba los ojos de encima, tenia una mirada cautivante, de hielo. La especie de diablo de figura esquelética, entré en Ia habicacién, —:Quién esté ahi? —pregunté Nicolés, con vor temblorosa. El rugir del viento fue la inica respuesta. Nicols cerré los ojos y repitié varias veces: —Es mi imaginacién, es mi imaginac imaginacién. Paralizado de terror, sintié que un rio helado le recorria la espalda. Entonces hizo un esfuerzo y recordé la imagen que tenia guardada en un rineén de su memoria. Era un Aku-Aku, al que se le podian ver y contar las costillas. No cabia duda. Ya més tranquilo recordé dénde habia visto esa imagen demoniaca, —Ya sé, en Isla Negra, en la casa de Neruda! Si alli habja un Aku-Aku y también me asusté mucho —recordé el nif. —EBite es un Ak-Alkw, no lo miren a los ojos porque ‘rae mala suerte —habia dicho el guia cuando ya todo el grupo xe habia sentido atraido por la enigondtica figura Los Aku-Abe, fueron una de la primeras imégenes que setallaron en Isla de Pascua. Guentan que wn dia, un nativo vio unos diablos esnudos durmiendo al sol, a los cuales se les veian las costilasy se les podian contar los hueso. Cuando los diablos se sintieron descubiertos, quise- rom matar al joven para que no divulgara su secret, ‘pero él les prometié que ningtin mortal lo sabria Pass el tiempo, yeljoven ya libre de ellos, cogié un strozo de madera de toromiro y tallé la figura demo niaca que tenia grabada en su memoria —termind de explicar el guia —Yo tambien la habia mirado —recordé Nicokis resignado. Entonces, decidido y sin temor, se levanté nue- vvamente y buscé al Aku-Aku en la habitacién, por debajo de la litera y detris de su mochila, Nada, no habia nada, ni un rastro. “Misteriosamente el Aku-Aku habia desaparecido, —Tengo que anotarlo en mi bitécora de viaje —dijo, como para no olvidar y siguié durmiendo. La luz de un reldmpago iluminé la habitacién y Nicolis se desperté con el estruendo, bajé de la 18 licera, aminé por pasills oscurosl vaivén del bar- co, subié las escaleras y legé a la cubierta solicaria. Se sintié nuevamente mareado y entumecido por Ja tempestad que no amainaba. Eracl primer, segundo u octavo dia dela travestas _ Shae rere entre ‘montafas de agua y penumbras, parecia que habjan znavegado en la oscuridad por mucho tiempo, desde siempre, tal como un buque fantasma. Estuvieron varios diasa merced de la tempestad, cen [a oscuridad absoluta, no habia sol ni estrellas por las que guiarse, atin asi navegaban rambo a Pascua, en medio de un océano no tan Pacfic. aon. 19 radiante, en el que el cielo y el mar se fundian en. un abrazo azul. Qué dia de viaje es hoy? —se pregunté Nicolis confundido, frotindose los ojos con sus manos como para despertar. —En fin, da lo mismo que sea el primero, el segundo o el tltimo dia —se respondié a si mismo. Lo tinico malo de esa larga noche en el océano, era que Nicolés no habia podido anotar ni fechas, ni dias en su bitécora, Entonces decidié que anotaria acontecimientos, paraasi tener un registro de viaje. Anoté en su libreta + Dia que me embarco en Valparaiso. + Noche que comimes langosta + Noche de tormenta + Noche de mare. + Noche del Abi-Aku. + Noche de viento, + Noche de aguacer, + Noche de relémpago. + Die de gvioas. + Dia de Pascua E: ‘noche infinita por fin daba paso al dia. Un dia 0 A varias milla se avista una gran roca tendida al sol, una bandada de gaviotas viene al encuentro del barco y anuncia, graznando alborotadas, la proximi- dad a tierra, La emocién nuevamente se apodera de Nicolés y su corazén late acelerado. —;Capitint, Capitén! —dijo gritando y corriendo hacia la cabina de mando. —Capitin!, {Capitén! Se divisa Isla de Pascua — anuncié euférico. El capitin tomo los prismaticos y los dirigié hacia locste. —Si, Nicol, tienes razén, es Isla de Pascua y también se vislumbra el voleén Rano-Kao —dlijo el capicin Nicolis enmudeci6. No pudo emitir ninguna palabra, traté de gritar de alegrfa, pero el sonido se Je habia quedado atrapado en algiin lugar de su ser. —Toma Nicolis, mira con ellos —

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