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Exwuevo Proceso LasonaL, CAPITULO III LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO LABORAL SUMARIO: 1. Consideraciones generales. 2. Prin- cipiosfines y principios-operativos. 2.1. Principio tutelar del trabajador, a, Gratuidad procesal para el trabajador. b. Inversion de la carga de la prueba. ¢. In dubio pro operario. d. Sentencia plus 0 ultra petita. 2.2. Principio de veracidad o primacia de la realidad. a. Direccin del proceso. b. Sencillez y oralidad. c. Inmediaci6n. d. Lealtad procesal. e. Doble instancia. 2.3. Principio de celeridad procesal. a. Economia procesal. b. Concentracién. c. Conciliacion. d. Im- pulso de oficio. 1. CONSIDERACIONES GENERALES No podemos abordar este tema si no logramos una aproxi- macién al problema de los principios generales del derecho. Lo j caracterizamos como problema por las controversias que existen, en la doctrina, en torno a los mismos. Todo sistema juridico se asienta sobre principios que son sus lineas directrices. Los dife- Tentes tratadistas sostienen que los principios son verdades ante- tiores y superiores que no se leen ni se ven. Por el contrario, estan entre lineas como el alcohol dentro del vino, tal como lo afirmé Camelutti. De ahi que no es impropio decir que tal 0 cual proceso estan sometidos a determinados principios. El tema de los principios tiene su origen en las concepcio- nes filoséficas. Se sostiene que un pensador presocratico como Anaximandro habria usado la palabra “principio” para describir 31 Francisco Javier Romero Montes el cardcter del elemento al cual se reduce todos los demés. Es decir, estarfamos hablando del principio del cual derivan todas las demas cosas, esto es, del principio de la realidad. Pero, al margen de esta consideracién, también se puede proponer una raz6n por la cual todas las cosas son lo que son. Entonces el principio no es el nombre de una realidad, sino que describe el caracter de una cierta proposicién: proposicién que “da razén de”. Esto es lo que los escolasticos denominaron principium essen- diy principium cognoscendi®”, En el ambito doctrinario del derecho, en lineas generales, destacan los enfoques iusnaturalista y positivista. Para el prime- To, cuyos exponentes son Del Vecchio, Legaz Lacambra y De la Cueva, el fundamento de los principios generales del dereche se encuentran en la mente humana misma, que ha sido capaz de engendrar aquel cuerpo de doctrina general acerca del derecho, que no es creacién de un pensador aislado, sino que responde a una permanente y s6lida tradicién cientifica. Se trata de verdades juridico-morales basadas en la consideracién de que el hombre es persona juridica, de donde se desprende su valor frente a los de- més, que requiere la igualdad y la legalidad, cuyos corolarios son la soberania de la ley, la igualdad de todos ante ella y la divisi6n de los poderes. Desde el punto de vista positivista, los principios generales son el resultado de un proceso inductivo que partiendo de las dis- posiciones particulares de la ley se concluye en predicamentos de caractér general que son los principios. Es por eso que Federico de Castro, en versién de De Buen, sostiene que los principios generales del derecho son el conjunto normativo no formulado, es decir, las ideas fundamentales ¢ informadoras de la organiza- ci6n juridica de la nacién. Un principio procesal ser util en tanto penetre en la escena misma de la vida, se nutra del drama diario > Berrarer Mora, José, Diccionario de Filosofia, Ariel, Barcelona, 1944, T. 11, p. 2907. © Dx Buen, Derecho procesal det trabajo, cit., p. 55. a2 EL.nuevo Proceso Lazoaan de una comunidad que aspira a ser mejor y permita al juez decidir en justicia. Dentro del mismo temperamento, Isis de Almeida) afirma que el estudio de los principios del derecho procesal del trabajo nos da una especie de dimensién del proceso laboral, de su indole eminentemente pragméatica y, como corolario, una orienta- cién para la interpretacion y la aplicaci6n de la norma procesal. En la legislaci6n peruana, encontramos el articulo 1392, in- ciso 8, de la Constitucién, que dispone que son principios y dere- chos de la funcién jurisdiccional el principio de no dejar de admi- nistrar justicia por vacio o deficiencia de la Ley. En tal caso, debe aplicarse los principios generales del derecho, que son verdades superiores y anteriores que no se ven ni se leen. Los principios del proceso laboral son parte integrante de los principios del derecho del trabajo. No es muy facil separar unos de otros porque muchos de los principios del derecho sustantivo tienen, dentro de su contenido, aspectos de cardcter instrumental o proce. sal, y viceversa. Esto origina que la enumeracién de los principios procesales que hacen los tratadistas, muestre algunas diferencias. Nosotros encontramos en el proceso laboral peruano los principios que a continuacién desarrollaremos. La Ley N® 29497 no hace referencia a todos los principios, pero eso no significa que no lo estén. Por lo general los principios estén entre Iineas, no siempre son visibles, pero ahi los intuimos en el momento que uno los necesita. La Ley del Procedimiento Laboral espafiol, en su articulo 70®, establece que los jueces y tribunales del orden jurisdiccional social interpretarén y aplicardn las normas reguladoras del pro- ceso laboral ordinario segiin los principios de inmediacién, orali- dad, concentracién y celeridad. El derecho laboral del Brasil sefiala como principios el dis- (@ Monror Gitvez, Juan, “Los principios procesales en el Cédigo Procesal Civil de 1992”, en Revista Juridica Bodas de Plata, UPSMP, Lima, 1993, p. 51. (© De Ametpa, Manual de direito processual do trabatho, cit, Vol. 1, p. 37. 33 Francisco Javien Roaero Monres positivo, el inquisitivo, el de concentracién, la oralidad, la inme- diaci6n, la celeridad, la eventualidad, el contradictorio, la con- ciliacién, el debido proceso, la lealtad y buena fe, el ejercicio de plantear la demanda por el propio titular, el doble grado de juris- diccién, el no reformatio in peiusy la preclusion. 2. PRINCIPIOS-FINES Y PRINCIPIOS-OPERATIVOS. No todos los principios procesales tienen la misma jerarquia. Algunos de ellos constituyen el fundamento de la existencia del pro- ceso laboral, mientras que los demas tienen que ver con el cumpli- miento de esos principios fundamentales. A los primeros podrian lamarlos principios fines del proceso y a los otros principios operativos del proceso. Aquellos justifican 0 hacen posible la existencia del pro- ceso; los tiltimos, marcan el comportamiento del proceso. En base a tal consideracién, proponemos la siguiente cla- sificacién que contiene, tres principios fines con sus respectivos principios operativos: PRINCIPIO TUTELAR DEL PRINCIPIO DE PRINCIPIO DE CELERIDAD TRABAJADOR VERACIDAD 0 PRIMACIA PROCESAL DE LA REALIDAD Gratuidad procesal Direccién del proceso Economia procesal Inversién de la carga dela | Sencillez y oralidad Concentracién Prusba Inmediacion Coneiliacion {In dubio pro-operario Leattad procesal Impulso de oficio Sentencia plus-potita Doble instancia El presente esquema no cierra la posibilidad de otras varia- bles, o que algunos de los principios operativos tengan que ver con més de un principio fin. No olvidemos que el fin tiltimo de todos es el logro de un proceso laboral eficaz. («0 Thidem, pp. 3987. 34 EL nuevo Proceso Lazonat, A continuacién, desarrollaremos cada uno de los principios procesales fines junto con sus respectivos principios operativos, siguiendo el esquema propuesto. 2.1. Principio tutelar del trabajador En primer lugar, es necesario distinguir el derecho de tutela jurisdiccional, que concierne al derecho procesal en general, de lo que es el principio tutelar del trabajador, que es una particula- ridad del derecho procesal del trabajo. El primero consiste en el derecho que tiene toda persona de requerir la intervencion de la funci6n jurisdiccional del Estado para solucionar cualquier litigio que se presente entre los miembros de una comunidad social. De ahi que se conceptie a Ja tutela jurisdiccional como un presu- puesto de convivencia social pacifica. En cambio, el principio de tutela procesal del trabajador tiene que ver con las consideraciones que se le guarda dentro del pro- ceso laboral. La aparicién del derecho del trabajo como disciplina especial se debi6 a la necesidad de proteger al trabajador frente a la superioridad del empleador. Si en las relaciones laborales, emplea- dores y trabajadores no son iguales, la desigualdad se agrava cuan- do ambos litigan. Como dice Isaias Rodriguez “el patrono litiga contra el est6mago del trabajador”, Esa es la raz6n por la que el es- quema del proceso laboral esté estructurado para lograr un tramite equilibrado, mediante la proteccién o tutela del mas débil, a. Gratuidad procesal para el trabajador Toda persona tiene derecho a reclamar justicia del érgano estatal correspondiente. Es decir, cuando un miembro de una so- Giedad pretenda algo de otra, la pretensién es atendida por un organo jurisdiccional, a través de un proceso con garantias mi mas. Esto es lo que se denomina derecho a la tutela jurisdiccional. La (8) Ropricusz, Isaias, El nuevo procedimiento laboral, Editorial J. Alva, Caracas, 1987, p. 50. 35 Francisco Javier Romeno Montes doctrina es casi undnime al considerar que la tutela jurisdiccional corresponde exclusivamente al Estado, criterio que ha sido reco- gido por la legislacién nacional. Ast, por ejemplo, la Constitucion peruana de 1998 dispone que la potestad de administrar justicia se ejerza por el Poder Judicial (articulo 138°). Son principios y de- vechos de la fanci6n jurisdiccional, entre otros, la unidad y exclue Guided de la misma. No existe ni puede establecerse jurisdiccién alguna independiente, con excepci6n de Ta militar y Ia arbitral (articulo 139%, inciso 1). Similares consideraciones encontramos en la Ley Organica del Poder Judicial (articulo 1°). El nuevo Cédigo Procesal Givil es ssucho as terminante, al sefalar que la potestad jurisdiccional del Estado es indelegable (articulo 1°). Sobre la base de tales consideraciones podemos concluir que Ia actividad de administrar justicia es un servicio publico in- dispensable para Ta consecucién de la paz social. Conseciient®” mente, el acceso a ese servicio de la biisqueda de justicia debe ser gratuito. Es decir, los derechos de acci6n y contradiccién procesal oe deben estar supeditados al pago de sumas de dinero. Esto no impide la posibilidad de que Ia ley contemple el abono de costas en determinadas circunstancias. Incluso en Ja actualidad, dadas tas limitaciones econdémicas de los Estados, se sostiene que Ta gra- tuidad no debe ser absoluta sino excepcional. En el caso del proceso laboral, el principio de gratuidad en favor del trabajador tiene una aceptaci6n casi undnime, Por ¢] mismo, se busca facilitar al trabajador el acceso a los 6rganos de dminjstracién de justicia para demandar la restitucion de sus de- techos laborales. La facilidad se sustenta en la carencia de recur cos econémicos por parte del trabajador y en la prioridad de sus peneficios laborales. Sin la gratuidad, el trabajador, en muchos casos, no podria acceder a la tutcla jurisdiccional, con lo cual se consagraria el atropello en beneficio del empleador. Lamentablemente, la Ley N® 29497 no ha tenido en cuenta estas consideraciones, al establecer que sélo gozaran de Ia, justicia 36 EL NUEVO Proceso Lazonat, tuita los trabajadores cuyo petitorio no exceda de 70 unidades oP vreferencia procésal 0 en las acciones de amparo 0 aquello ina- preciables en dinero. b. Inversion de la carga de la prueba El Cédigo de Justiniano contiene, en relacién con este prin- cipio, prescripciones como las siguientes: (i) “actore non proban- te, qui convenitur, et si nihil ipse praestel, obtinebit": no proban- do el actor, ganard el demandado, aunque nada hubiera alegado; (ii) “actore non probante, Reus est Absolvendus”: si el actor no prueba, hay que absolver al reo” (Lib. Il, Tit. I, Ley 4"), Lo anterior sirve para afirmar que en el derecho procesal la regla general es que el demandante tiene la carga de la prueba. Es decir, quien demanda debe probar los hechos que invoca en su demanda, De lo contrario, se absolver4 al demandado aunque nada hubiera alegado en su favor. En el derecho procesal del trabajo, esta regla no es absolu- ta sino excepcional. Es el demandado el que tiene la carga de la prueba, que buscara desvirtuar las afirmaciones que haga el de- mandante en su demanda. De no cumpli, el demandado, con csta obligacién procesal, se le podra condenar a satisfacer la pre- tensién del demandante. Como se puede apreciar, aqui se invierte la regla general que busca que sea el demandante el que pruebe los extremos de su demanda, para trasladar, tal obligacién, al demandado. De ahi el nombre de inversién de la carga de la prueba. El fundamento de este comportamiento, en el derecho pro- cesal del trabajo, esta en la forma cémo funcionan las relaciones laborales entre trabajador y empleador. Cuando el primero se em. plea al servicio del segundo, este iltimo asume la obligacién de “© Gasanetiss, Guillermo, Diccionario de derecho usual, 4 ed, Bibliografica Omeba, Buenos Aires, 1962, T. IV, apéndice. 37 Francisco Javier Romero Montes cumplir con toda la formalidad que la ley establece, tales como li- bro de planillas, boletas de pago y dems documentos. De manera que es el patrono quien tiene en su poder los medios probatorios que acreditan haber cumplido con todas sus obligaciones labora- les, frente al trabajador. Por lo tanto, al trabajador le basta afirmar que se ha incum- plido con sus derechos y sera el empleador o demandado quien tiene que acreditar lo contrario. Todo el esquema de la inversién de la carga de la prueba fue roto por la Ley N° 26636, ya derogada, al contemplar la po- sibilidad de que el empleador pueda ser demandante. Ante esta eventualidad, al referirnos a este principio, ya no se podra decir, en todos los casos, que la carga de la prueba corresponde al de- mandado sino, para ser més precisos, al empleador. c. In dubio pro operario Esta es una expresi6n latina que significa que cuando el juz- gador tenga dudas acerca de quién tiene la raz6n, las mismas de- ben resolverse en favor del trabajador por ser la parte més débil en la relacién laboral. Este principio puede interpretarse en términos amplios, si se acepta que todo tipo de duda, incluso la que tenga que ver con los hechos, favorece al trabajador tal como sucede en el derecho penal con el in dubio pro reo. En la legislaci6n procesal laboral peruana, s6lo est permiti- do resolver la duda en favor del trabajador, cuando se origine en Ja interpretacién de las normas ya sean legales 0 convencionales. ‘Asi, la Constitucién de 1979 ordenaba que en “la interpretacién © duda sobre el alcance y contenido de cualquier disposicién en materia de trabajo, se est a lo que es mas favorable al trabajador” (articulo 57°). La actual Constitucién, en su articulo 26°, dispone sobre el particular que se respeta el principio de interpretacién favorable 38 EL NUEVO Proceso LanonaL al trabajador en caso de duda insalvable sobre el sentido de la norma. Sin embargo, no debemos olvidar que en el derecho sustantivo de trabajo, la duda tiene una mayor amplitud en la ‘} aplicacién de la ley més favorable y de la condicién mas benefi- ciosa, las mismas que abarcan no s6lo a situaciones legales sino también facticas. d. Sentencia plus o ultra petita Para una mejor exposicién de este principio es necesario referirnos primero al tema de la congruencia de la sentencia. En esta materia el derecho procesal civil exige que toda sentencia deba ser congruente con la demanda. Esto significa que el juez, cuando falla, tiene que pronunciarse sobre todos los aspectos que contiene la pretensién del demandante y, por otra parte, no pue- de resolver extremos que no estén contenidos en la demanda, ni otorgar més alld de lo demandado. Sila resolucién cumple con estas exigencias, estaremos fren- ~|te a una sentencia congruente. Casi todas las legislaciones sancio- nan con nulidad la incongruencia de las sentencias. En la medi- da que las sentencias no cumplan con estos requisitos, se pueden presentar las siguientes incongruencias: * — Sentencia citra petita: es la que omite pronunciarse sobre algu- no 0 todos los extremos o puntos que contiene la demanda. * — Sentencia extra petita: es la que resuelve una cuestion que no contiene la demanda. *° — Sentencia plus o ultra petita: cuando se concede valores mayo- res a los que el demandante pide en su demanda. Es importante tener presente que el fallo no es incongruen- te si otorge. sacmos de lo que el actor ha reclamado, lo que fre- cuentemente hace un juez ante la exageracién de los litigantes. En el derecho civil las sentencias deben ser siempre con- Sruentes. Es decir, no est permitida ninguna de las incongruen- 39 Frawetsco Javier Romsno Montes cias antes sefialadas. En cambio, el derecho procesal laboral per- mite que se dicten, validamente, las sentencias incongruentes ex- tra pelita y ulira o plus petita. La legislaci6n peruana laboral, en los diferentes dispositivos reguladores del proceso, sélo ha permitido lasentencia plus o ultra petita, mas no la extra petita. Asi por ejemplo, el articulo 48° inciso 8 de la derogada Ley Procesal del Trabajo disponia que la sentencia podré ordenar el pago de sumas mayores a las reclamadas si de lo actuado aparecic- re error en los calculos de las liquidaciones demandadas. La nue- va Ley N® 29497 reitera este precepto en el articulo $1°, parrafo segundo. 2.2. Principio de veracidad o primacia dela realidad “Palsa demostratione mutari substantia veritatis minime po- test” (“la esencia de la verdad no cabe alterarla con una falsa de- mostracién”) prescribe el Cédigo de Justiniano (Libro I, titulo XVII, Ley 5°). En el desarrollo de un proceso se mueven dos tipos de versio- nes respecto a los hechos que originan el conflicto. Una de esas ver- siones es la que las partes buscan mostrarle al juez a través de los me- dios probatorios, y que frecuentemente no se ajustan a la realidad. En muchos casos ese alejamiento de la verdad es intencional. Pero no se puede negar la otra situacién, que se da cuando en el proceso hay una coincidencia entre la realidad y lo que se ogra probar. En el primer caso estamos ante lo que se denomina Ja “verdad formal”. En el segundo, ante Ja “verdad real”. ‘A menudo, una sentencia se sustenta en cualquiera de las dos versiones de los hechos, esto ¢s, en la real o en la aparente. Fl ideal de una correcta administracién de justicia es que las sen- tencias se basen en la verdad real, es decir, que prime la realidad frente a la “verdad formal”, La sentencia que no se asiente en la realidad ser una sentencia formal. Sentencia que se base en la realidad, ser una sentencia justa. 40 ELNUEvo Proceso Lazonat Sin embargo, el deber de la veracidad todavia es discutible enel proceso civil, autores como Wach y Calamandrei lo conside- yan como un “instrumento de tortura moral”. Monroy Galvez nos dice que el hecho de haber incorporado este deber en el Codigo Procesal Civil peruano, constituye “un salto al vacio” por tratarse de un tema intrinsecamente polémico y por haberse adoptado en un contexto de una incipiente formacién cientifica de jueces y abogados®. En el proceso laboral, no hay discusién en la tesis de que la verdad real debe primar frente a la verdad aparente. El juez esta dotado de facultades para verificar la exactitud de las afirmacio- nes 0 negativas manifestadas por las partes. Es decir, es menester comprobar la verdad o falsedad, de las mismas, con el objeto de llegar a una convicci6n acerca de la veracidad real. De esta manera, el juez desplaza a las partes en la correcta calificacion juridica de los hechos, es decir, rectifica el error ca- sual o intencional de los litigantes. Aqui también se produce una diferencia con el proceso civil; en este, el juez, por ejemplo, por lo general busca aquello que las partes realmente han deseado en un negocio juridico y da a esa voluntad, la denominacién juridica adecuada. En el proceso laboral, el juez va més alld y no solamente busca lo que las partes desearon, sino cémo se comporté la reali- dad. Es frecuente que dos personas celebren un contrato de loca- cién de servicios, pero aunque esa hubiera sido la voluntad de las contratantes, al juez laboral, antes que eso le interesard averiguar cémo se desarrollé la prestacién de servicios, y de esa manera des- cartar © aceptar la existencia de un contrato de trabajo. Es preciso sefialar que el principio de la primacfa de la reali- dad, no tiene un valor absoluto en el proceso laboral, porque este debe funcionar en concordancia con las reglas del proceso. Asi, (Mowry Gatvez, “Los principios procesales en el Cédigo Procesal Civil de 1992", cit, p. 59. 41 Faaneisco Javier Romeno Monres algunos apercibimientos buscan establecer verdades presuntas que impiden buscar la verdad real. Tal, por ejemplo, en el caso de las presunciones contempladas en el articulo 40° de Ia derogac. Ley Procesal del Trabajo y que la Ley N* 29497 lo ha recogido en su articulo 29°. Los principios operativos que contribuyen a la realizacién del principio de veracidad o primacia de la realidad, son los siguientes: a. Direccién del proceso Segiin este principio, el juez tiene Ia facultad de dirigir el proceso y puede ordenar las diligencias necesarias para el esclare- cimiento de los hechos controvertidos o para la exactitud del fallo, sin que tenga que suplir a las partes en las obligaciones de probanza que les respecta. La Ley Orgénica del Poder Judicial que también es aplicable en el Ambito laboral dispone que los “magistrados, cualquiera sea su rango, especialidad o denominacién ejercen la direccién de los procesos de su competencia” (articulo 5%). El mismo dispositive concede autoridad, a los jueces, “sobre todos los intervinientes en los procesos judiciales”. E] Cédigo Procesal Civil, sobre el particular, dice que la “direc- cin del proceso est a cargo del juez, quien la ejerce de acuerdo a lo dispuesto en este Cédigo” (articulo II). De esta manera, el codigo peruano ha recogido el clamor de la doctrina que se expresa en la opinién de Couture, para quien en el proceso civil moderno el juez no puede conservar la actitud pasiva que tuvo en otros tiempos. Por el contrario, debe estar provisto de una autoridad, para que realice la justicia lo mAs rapidamente y lo mejor posible. Este principio se equipara al carcter inquisitivo. Por el mis: mo, segiin Isis de Almeida", se confiere al juez la funcién de pro- ©) — Coururs, Fundamentos del derecho procesal civil, cit., p. 300. «De Atwepa, Manual de direito processual do trabalho, cit., Vol. I, p. 42. 42 ELNUEVO PROCESO LaBORAL curar y reunir el material del proceso, de impulsarlo, algunas veces en rebeldfa de las partes. Esa potestad del magistrado, afiade el pro- fesor brasilefio, se encuentra enfatizada en el articulo 765? de la CLT [Consolidacao das Leis do Trabalho], el mismo que le otorga al juez 0 tribufal, amplia libertad en la direcci6n del proceso y el desenvolvimiento de las causas, pudiendo determinar cualquier di- ligencia necesaria para el esclarecimiento de los hechos. Sin el funcionamiento de este principio no seria posible la vigencia de otros como es el de la veracidad, impulso procesal, la celeridad procesal, etc. b. Sencillez y oralidad El fin del proceso es obtener la restitucién del derecho vul- nerado, Para el cumplimiento de tal propésito la disciplina jurf- dica exige determinado formalismo. El proceso es esencialmente formalidad, pero el exceso de atencién de la forma puede distor- sionar los fines del proceso, retardando Ia sentencia 0 desaten- diendo el fondo del litigio. La jurisprudencia laboral, al declarar nulos ¢ insubsistentes los actos procesales por el hecho de incurrir en informalidades intrascendentes, ha creado un estado de animo y actitud en los Jueces de trabajo y sus auxiliares, que los lleva a dar prioridad al cumplimiento de las formalidades y a descuidar el fondo del pro- ceso. Semejante comportamiento, hace del proceso lo que True- ba Urbina denomina “la misa Juridica”, es decir, la prevalencia de las formas sobre el fondo. El derecho procesal del trabajo no debe ser formalista, sino por el contrario simple y sencillo. Algu- nos tratadistas, para destacar el principio de la sencillez del proce- so suelen hablar de la informalidad del proceso. Un ejemplo de la sencillez encontramos en la legislacién venezolana que posibilita la interposicién de la demanda verbalmente, en cuyo caso el juez Ja reducira a una acta con la cual se encabeza el Proceso. Incluso, 43 Faancisco JAviER ROMERO MONTES el juez esté facultado para interrogar al demandante, si fuera me- nester, para completar la demanda (Ley Organica de Tribunales y Procedimiento del Trabajo, articulo 63°). La oralidad, es un principio estrechamente ligado a la senc Hlez, porque lo que se busca, con ambos, 6 facilitarle al trabajador Ja defensa de sus derechos. Lo que se quiere, es que en el proceso laboral prevalezca la forma oral antes que la escrita. Sélo asf el juez puede obtener una impresién més cercana a los hechos y al conflicto mismo. En el proceso escrito, las partes escriben sus versiones, ¥ 2 través de los escritos Hega a conocimiento del magistrado. En el proceso oral, los litigantes y terceros hablan directamente al juez y éste tiene la posibilidad de darse cuenta de Tas falsedades y sofis- mas y, de inmediato, exigir las aclaraciones y precisiones. Para los litigantes, significa la eliminacién del papeleo y de diligencias fatigosas, en las que hay que estar més atento a lo que debe escribirse que a lo que debe constatarse. Por otra parte, la oralidad permite el cumplimiento de otros principios como el de celeridad, veracidad, inmediacién, concen- tracidn, etc. En la medida en que prevalezca la oralidad en el proces, Jos jueces tendran menos oportunidad de evadir su obligacion de dirigir, personalmente, los diferentes actos y diligencias que les permitan una mejor y mas rapida administracién de justicia. jJustamente, en el proceso laboral, por no prevalecer la ora- lidad es que cotidianamente constatamos que Ta mayoria de los magistrados, lejos de esforzarse por cumplir con la inmediacién © la conciliacién, por citar un ejemplo, no se intenta, simplemente porque les resulta més cmodo encerrarse en $7 despacho, que estar presentes en las diligencias en las que se Tlevan a cabo los més importantes actos procesales. 44 cena Cenc ELNUEVo Proceso Lasonat Isis de Almeida‘ nos muestra el esbozo del proceso oral contenido en los articulos 846° y 847 de la CLT: El juicio se inicia con la lectura de la reclamacién, luego la defensa oral en veinte minutos, a continuaci6n la primera Propuesta de conciliacion ver- balmente discutida y rechazada o aceptada en manifiesto oral; in- terrogatorio de las partes y testigos Por parte del juez, apreciaci6n de pruebas, alegatos finales en un plazo de diez minutos para cada parte; tiltima propuesta de conciliacién verbalmente formulada y finalmente la expedicién de la sentencia. Todo se ha cumplido en un sélo acto o diligencia y en Presencia del juez. «. Inmediacién Por este principio, se busca que el magistrado que va a re- solver el conflicto dirjja personalmente las diligencias mas impor. tantes del proceso. De esa manera podra conocer la realidad de ceso, Aquella expresién de que “el expediente habla solo”, com lx que los jueces tratan de evitar cualquier informe o gestion de los Higantes, no siempre es compatible con este principio. Pero la inmediacién, busca también que las partes puedan apreciar la personalidad ¢ idoneidad del magistrado que debe juz. gar la causa encomendada, Sobre el tema de la inmediacién, el contenido del articulo 90° de la Ley de Procedimiento Laboral de Espafia es muy elo- cuente, al disponer que “si por causa justificada el magistrado que Presidi6 el acto de juicio no pudiese dictar sentencia ceber4 cele- brarse nuevamente”. El Gédigo Procesal Civil ordena que las audiencias ylaactua- “ Thidem, p. 45. 45 FRANCISCO Javien RomERO MONTES cién de medios probatorios se realicen ante el juez, siendo indelega- bles bajo sancién de nulidad. Se exceptian las actuaciones procesa- les por comisién (articulo V parrafo 1° del Titulo Preliminar). ‘Alo largo de més de 25 aiios que tiene de establecido el proceso laboral en el Pert, el balance es negativo acerca del fun- cionamiento de este principio. Los magistrados, casi en su totalidad, se percatan de todo lo que sucede en el proceso, al momento de sentenciar. Fs decir, no aplican la inmediaci6n, en la mayoria de los casos, simplemente porque les es mas cémodo encerrarse dentro de sus oficinas a tener que asistir a las diligencias procesales, quedando la respon- sabilidad de las mismas en los secretarios. Hizo bien la anterior Ley Procesal del Trabajo, Ley N* 26636, ya derogada, al disponer que las audiencias y la actuacion de me- dios probatorios se realicen ante el juez, siendo indelegables bajo sancion de nulidad (articulo 1). d. Lealtad procesal También este principio contribuye a hacer efectivo el princi- pio de veracidad. Algunos tratadistas, al referirse al mismo, le de- nominan principio de probidad o buena fe. Consiste en el deber de decir la verdad en el proceso. Lo que se busca es evitar que se empleen actitudes que no conduzcan al cumplimiento de la fina- lidad de una adecuada administracién de justicia. No es leal en el proceso el litigante que, lejos de esclarecer la verdad, hace lo posible porque esto no suceda; 0 cuando me- diante actitudes dilatorias se impide la prontitud en el fallo. Isis de Almeida sintetiza afirmando que “en el proceso no debe haber armas escondidas, el juego es abierto y franco”. El Decreto Supremo N? 03-80-TR, sobre el particular, facul ) — Tbidem, p. 69. 46 ELNUEVo Proceso Lasonat taba a los jueces a rechazar los escritos sin fundamento legal que tiendan a dilatar el procedimiento 0 aquellos que sean agravantes ra las partes, las autoridades judiciales y otros funcionarios judi- ciales (articulo 48°, inciso c). EI Cédigo Procesal del Trabajo y de la seguridad Social de Colombia, respecto a este principio dispone: “Las partes debe- ran comportarse con lealtad y probidad durante el proceso, y el Juez haré uso de sus poderes para rechazar cualquier solicitud 0 acto que implique una dilaci6n manifiesta o ineficaz del litigio, 0 cuando se convenza de que cualquiera de las partes se sirven del proceso para realizar un acto simulado o para conseguir un fin prohibido por la Ley” (articulo 49%). Doble instancia Se denomina instancia a cada una de las etapas © niveles del proceso y que abarcan desde la interposicién de la demanda hasta la sentencia. Es por eso que se suele hablar de sentencias de primera, segunda o tercera instancia, segiin el caso. La discusi6n, en este tema, busca defini si los procesos de- ben ser de instancia tinica o de una pluralidad de instancias. Los defensores del primer criterio buscan, a través del mismo, una justicia rapida y con economia procesal, En cambio, la instancia plural busca evitar el error en los fallos, posibilitando la revision de los mismos. Couture sostiene que no deberfa buscarse “ni tanta eco- nomia que la justicia sufra quebranto, ni tanta discusién que pro- longue indefinidamente el dia de la justicia”. Aqui puede estar el fundamento para la doble instancia (© Gonaives Carey, Guillermo, “El derecho del trabajo en Colombia", en Ei Derecho Latinoamericano del Trabajo, UNAM, México, 1974, T. I, p. 562 “© Couture, Fundamentas del derecho procesal civil, cit., p. 172. 47 Francisco Javier Romero Montes dentro de la pluralidad de la misma. La segunda instancia es un punto de equilibrio que constituye una garantia de mejor justi: cia y mayor seguridad en la aplicacién de la Ley por los 6rganos judiciales. La Constitucién peruana vigente establece como principio de la funcién jurisdiccional, la pluralidad de la instancia (articulo 1392, inciso 6). El esquema del proceso laboral peruano esté basado en el principio de la doble instancia que, en términos generales, esta constituido por los jueces de trabajo y las salas laborales. El Cédigo Procesal Civil también recoge este principio al dis- poner que el proceso tenga dos instancias, salvo disposicién legal distinta (Titulo Preliminar, articulo X) En el derecho comparado, hay muchos paises que han im- plantado procesos que se tramitan en una sola y definitiva instan- cia, como medio de superar los problemas que genera la deman- da masiva del servicio de administracién de justicia. Por supuesto se trata de paises con un considerable desarrollo en sus sistemas de administracién de justicia. 2.3. Principio de celeridad procesal Es otro de los principios fines a los que se refiere nuestra clasificacién. Lo que se busca con este principio es la restitucion del bien jurfdico tutelado, objeto de la transgresion, en el menor tiempo posible. En el caso del derecho del trabajo, 1a tutela es prioritaria, porque est4 de por medio la fuente de sustento del trabajador y su familia que no pueden esperar mucho tiempo. La celeridad procesal esta muy ligada a la realizacién del valor de la justicia, Para destacar su importancia, como medio co- rrectivo, frente al retardo de su administraci6n, las comunidades y tratadistas han propuesto algunos aforismos, como los siguientes: “justicia tardia, no es justicia’; “cl tiempo no es oro, es algo mas: justicia’; “mas vale un mal arreglo que un buen juicio”. 48 ELNUEVO Proceso Lanonat, La dilacién de los procedimientos, en el proceso laboral, acentiia la desigualdad entre trabajador y empleador, porque po- “sibilita el désaliento y abandono de la pretensién del primero en beneficio del segundo. a. Economia procesal El hecho de que consideremos la economia procesal como un principio operativo de la realizacion del principio de la cele- ridad, podria dar lugar a sostener que, por el contrario, la celeri- dad contribuye a la consecucién de la economia procesal. Pero tal apreciaci6n se desvanece si tenemos en cuenta que la economia procesal no s6lo se refiere a la reduccién del gasto, sino también a la economia del tiempo y esfuerzo, ingredientes sustanciales para el logro del principio de la celeridad, que es sinénimo de urgencia. La economia del gasto, busca que los costos no sea un im- pedimento para que el proceso se desarrolle con la urgencia que exige la realizaci6n de la justicia. Es decir, el costo excesivo podria dilatar el wémite del proceso antes que agilizarlo. Por la economia del tiempo, se busca que los procesos se desarrolien en el menor tiempo posible, lo cual es consustancial « laceleridad procesal. Ta economia del esfuerzo busca, como afirma Podett, la suc presion de tramites superfluos o redundantes, reducir el trabajo de los jueces y auxiliares de justicia®. En conclusion, porque la Justicia es urgente hay que economizar, gasto, tiempo y esfuerzo. 6. Concentracién Antes que un principio, la concentracién es un mecanisino Para el logro de la celeridad del proceso. Consiste en realizar dt ferentes actos procesales en una sola diligencia, Asi por ejemplo, “0 Povern, J. Ramiro, Teoria y téenica det Proceso civil, Ediar, Buenos Aires, 1963, p. 141. 49 Faancisco JAvIER Romeno Montes en la diligencia que antes se denominaba comparendo se contesta Ta demand, se busca conciliar el conflicto, y se acttia las pruebas, de manera que la causa quede expedita para sentenciar. Se trata, pues, de concentrar la realizacion de diferentes actos procesales en el menor tiempo posible. Sobre este tema, el articulo V del Codigo Procesal Civil dispo- ne que “el proceso se realiza procurando que su desarrollo ocurra en el menor ntimero de actos procesales. El juez dirige el proceso tendiendo a una reduccién de los actos procesales, sin afectar el cardcter imperativo de las actuaciones que lo requieran”. El ideal de este principio es que permita que los actos proce- sales se concentren en una audiencia de instruccién y juzgamien- to, que debe ser continua, tal como se dispone en Ia legislacion de Brasil (articulo 849° CLT). ¢. Conciliacién Conciliacién viene de la voz latina conciliare, que quiere de- cir componer, ajustar los 4nimos de quienes estaban opuestos entre si. Doctrinariamente, la conciliacién tiene su origen en el derecho internacional puiblico, como una figura para la solucién alos problemas entre Estados. La OIT considera que se trata de “ana practica que consiste en utilizar los servicios de una tercera parte neutral para que ayude a las partes en conflicto a allanar sus diferencias y legar a una transaccién amistosa, 0 a una solucion adoptada de mutuo acuerdo”. Para Isis de Almeida, la conciliaci6n es el més peculiar de Jos principios del proceso laboral. Es por eso que la legislacin prasilefia somete siempre a conciliacién todos los conflictos indi- te) Fuones Poto, Pedro, Diccionario de términos juridicos, Cultural Cuzco, Lima, 1980, T. I, p. 318 6) Ogcantzacion INTERNACIONAL DEL TRABAJO, La conciliacin en los conflictos de trabajo. Guia Practica OIT, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1974, p. 4. 50 Et nuevo Proceso Lasonat, yiduales 0 colectivos que sean objeto de la justicia del trabajo, bajo a. pena de nulidad.* | Laconciliaci6n libre y sincera contribuye a que el conflicto se solucione en forma satisfactoria para ambos litigantes, lo que no siempre consigue una sentencia. Esta tiltima puede generar enconos y resentimientos en el perdedor, en cambio, la concilia- cin, por’ser producto del consenso entre las partes en litigio, muchas veces es causa de simpatias entre los mismos. La importancia de la conciliacién se expresa, popularmente, en el dicho: “mas vale un mal arreglo que un buen juicio”. Como muy bien afirma Kaskel-Dersch®™), en Ja conciliacion no se trata de Ja interpretaci6n del derecho, como sucede con la sentencia, sino que consiste en la actividad dirigida a la composicién de in. tereses; 0 como lo quiere Russomano®®), a la conclusién precoz, anticipada y armoniosa del conflicto, sin vencedores ni vencidos. Las nuevas corrientes procesales vienen priorizando la conci- Haci6n, haciendo de la sentencia, algo accesoria y secundaria. La po- sibilidad de la conciliaci6n siempre esta presente, incluso después de Ja sentencia de primera instancia y antes de la definitiva. Rus. somano considera que no es excesivo sostener que la conciliacin puede darse incluso en la etapa de ejecucién de sentencia, En el derecho del trabajo, la conciliacién adquiere una gran significacién, porque posibilita al trabajador la restitucién de su derecho en un tiempo més breve que el que requiera la decision del juez, ahorrando tiempo y dinero a los litigantes. No obstante estar contemplada la conciliacién en la ley pro- cesal peruana, sin embargo no se ha sabido apreciar la impor- tancia de la misma. Los comparendos realizados sin la presencia De Awins, Manual de direte processual do trabalho, cit, Vol. I, p. 52 | © Gitado por Dr Fexean, Francisco, Derecho del trabajo, Depalma, Buenos Aires, 1974, Vol. IV, p. 238. © Russomano, “Caracteristicas esenciales del procedimiento en la jurisdiccién del trabajo”, cit,, p. 371. 51 FRaNcisco Javier Romeno Montes del juez jamas buscaron conciliar el conflicto. Es un habito casi generalizado que el secretario del juzgado, cuando no un ayudan- te de éste, da por hecho que la conciliacién ha fracasado y conti- ntia con el tramite de los actos subsiguientes. Algunos jueces no son capaces de comprender que Ja conciliacién descongestiona su despacho y le evita dictar la sentencia. A su vez, algunos aboga- dos consideran que la conciliacién es incompatible con el buen honorario y por consiguiente no les interesa conciliar el conflicto. d.Impulso de oficio Segiin este principio, el procedimiento debe ser impulsa- do de oficio por los jueces. Este deber cesara con la sentencia. La Ley Orginica del Poder Judicial dispone que los magistrados, cualquiera que sca su rango, especialidad o denominacién, estan obligados a impulsar de oficio, los procesos, salvo reserva procesal expresa (articulo 5%). Este es un tema que tiene que ver con el impulso procesal, que segiin Couture consiste en Ja accién o fenémeno por vir tud del cual se asegura la continuidad de los actos procesales y su direccién hacia el fallo definitivo. El impulso procesal, en teo- ria, puede corresponder a las partes o al juez, segtin lo establezca la ley. Pero tal aseveracién no es absoluta, desde que cuando se habla del impulso de oficio, no significa que las partes queden totalmente liberadas de impulsar el proceso, ni que existan siste- mas procesales en los cuales el magistrado esté impedido absolu- tamente del impulso procesal. Lo que si se puede aseverar es que en determinadas areas, como es el caso del proceso laboral, existe una preponderancia del impulso procesal de oficio a cargo del juez, teniendo en consi- deracién la naturaleza del bien juridico que tutela el derecho del trabajo. © Couture, Fundamentos del derecho procesal civil, cit., p. 162. 52 ELNuzvo Pxocsso Lazorat, B] Cédigo Procesal Civil es imperativo al disponer que “el juez debe impulsar el proceso por sf mismo, siendo responsable de cualquier demora ocasionada por su negligencia. Estan excep- tuados del impulso de oficio los casos expresamente sefialados en este codigo” (articulo II). Coincide este temperamento del nuevo Cédigo con el pen- samiento de De Litala, quien pensaba que el poder de iniciativa judicial debe ser asegurado por normas imperativas, dirigidas a garantizar la observancia de las normas procesales y la rapidez y energia del juicio. 53,

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