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Moral Fundamentala

Capítulo 3

1. Introducción
La epistemología es la investigación crítica de una estructura lógica de la ciencia. O sea, es el
análisis, para que la ciencia pueda considerarse como tal, en sus principios como a su método
de estudio. Pues bien, la teología moral es teología porque su discurso comparte elementos
nucleares de la epistemología teológica general. Obviamente, no se intenta justificar el
carácter científico de la teología, sino, mostrar elementos fundamentales que lo hacen
razonable y comprensible. También, cuando la epistemología es aplicada a una ciencia en
particular, la investigación ya no se hace sobre la estructura lógica en general, sino sobre la
estructura lógica de la ciencia en concreta.

Por consiguiente, en este capítulo veremos los fundamentos del saber teológico realizado a la
luz de la fe eclesial. Después, veremos la distinción dentro de la totalidad de la sistemática
teológica, o sea, mirar hacia la práctica concreta de las personas y las comunidades. En efecto,
por su carácter científico la teología moral ha de presentar bien sus contenidos como buen
saber ético, con todas las exigencias del conocimiento teórico crítico y las garantías socio-
cultural: ha de trabajar con las bases racionales de la ética. Y ello sin perder su identidad
teológica.

2. Especificidad epistemológica de la teología moral


La teología moral forma parte de la teología, porque comparte algunos contenidos. Pero
también tiene un lugar especial dentro de la teología, con distintivos que la distinguen del
conocimiento teológico. En este sentido la llamada realizada por la CVII: se debe prestar
especial atención en el perfeccionamiento de la teología moral, su exposición científica,
alimentada con mayor grado con la doctrina de la Sagrada Escritura, ha de iluminar la vocación
de los fieles es Cristo, y obligado a producir frutos en la caridad para la vida del mundo. Con
estas palabras, es concilio acentúa el trabajo de la teología moral en el conocimiento científico
y teológico.

Hay dos aspectos a tener en cuenta. El primero, es la alusión que el CVII hace a la categoría
teológica de los signos de los tiempos, que nos pone en una metodología con implicancia y
combinación del conjunto de la visión teológica de la realidad que se encargan en esclarecer
los distintos sectores y aspectos de la realidad moral. Esto se trata de la combinación de la
dimensiones deductivas e inductivas de la vida moral armonizando los valores con las
situaciones cambiantes de la propia vida desde una visión realista. Por eso la necesidad de ver
los rasgos de cada época concreta para tener una descripción del contexto vital, como hicimos
en el primer capítulo.

En segundo lugar, reside en la epistemología de la teología moral que también el CVII la


formuló con una expresión que resulta fundamental: el estudio de los interrogantes morales,
el discernimiento, toda la vida del cristiano debe comprenderse y realizarse a la luz del
evangelio y de la experiencia humana, de la revelación y de la razón, uniendo estas dos
epistemológicamente a pesar de su distinción de órdenes, pues la revelación necesita a la
razón humana.
Por consiguiente, la experiencia y el evangelio son los lugares de referencia para la teología
moral. Ahora, cuando hablamos de experiencia, lo hacemos en sentido amplio, o sea, que la
mediación humana no quede reducida a lo racional, sino que, a todos los elementos que
estructuran lo humano en su situación en general y concreta, también, su propia estructura
moral.

El sentido integral de lo humano es lo que la moral debe considerar. Por eso la importancia no
solo a la razón, sino del recurso a los demás saberes, así como la interdisciplinariedad entre
ellos.

Cuando hablamos de Evangelio nos referimos a las fuentes de la teología que son la Escritura,
la Tradición y el Magisterio eclesial. Se trata de tres fuentes que, aunque son distintas, forman
una unidad expresada en el concepto de Evangelio, a su vez, da nombre a la divina Revelación.
También, hay que tener en cuenta que el Evangelio como la experiencia humana no son
perspectivas paralelas, sino que, compenetran entre sí, formando el circulo de fe y razón.

Por tanto, se trata de una cuestión nada sencilla y en la que el Magisterio se ha pronunciado
varias veces. En este sentido, se afirma la necesidad de clarificar el status de la epistemológico
de la teología moral para superar la unilateralidad, su lejanía de las fuentes de la revelación. La
Teología moral debe construirse en estrecho contacto con la Sagrada Escritura, la Tradición
aceptada mediante la fe por el Magisterio y mirando la ley natural conocida mediante la razón.

3. Los lugares teológicos:


Tradicionalmente, la teología recurría a las llamadas "autoridades" para justificar sus
argumentos, y estos argumentos no eran los únicos. De hecho, los libros de oraciones escritos
en la Edad Media contienen exposiciones autorizadas sobre las cuales debe girar la teología.
Pero en el siglo XVI, la gente comenzó a hablar de lugares teológicos para reunir a las
principales autoridades según su nivel de importancia para la teología. En este sentido, el
concepto de "sitio teológico" es novedoso, aunque se refiere a actos primitivos de
comprensión como la percepción, el juicio, etc.

Melenchón fue uno de los primeros teólogos en tratar explícitamente el tema en su obra de
1521, Loci communes rerum theologicarum, y revisada en 1559 bajo el título Loci praecipui
theologici, el sitio teológico es el tema principal que constituye la estructura de la Biblia, El
pecado, el evangelio, la justificación, la fe, etc., son temas que todo material teológico debe
abordar. El uso correcto de estas posiciones teológicas ayudará a comprender mejor el
testimonio bíblico de la generosidad de Dios hacia los seres humanos pecadores. En cuanto a
las fuentes de conocimiento que la teología deriva de otras ciencias, son: la razón humana, los
filósofos y la historia.

Este sería el esquema:

Constitutivas Escritura/Revelación

Tradición

Fuentes Teológicas Iglesia Católica

Interpretativas Concilios

Papa/Iglesia Roma
Padres de la Iglesia

Teólogos escolásticos

Razón humana

Fuentes Prestadas Filósofos

Historia

A pesar de todo, hablar de fuentes tiene un sentido mucho más profundo que de lugares por
dar la impresión de ser algo objetivo y estático a donde uno va a buscar algo, cuando las
fuentes son la raíz de la que mana toda la teología y también la existencia moral cristiana.

4. Las principales fuentes teológicas del discurso moral: observación


general
Ahora bien, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de Evangelio/Revelación? Pues
simplemente a las principales fuentes de la teología moral cristiana: Escritura, Tradición y
Magisterio.

Los fenómenos pueden ser de muchos tipos: leyes, acciones, rituales, símbolos, textos,
personas, eventos. Pero para lo que nos interesa, el texto escrito importa, y esta es la
preocupación de la hermenéutica moderna desde Schleiermacher. Por eso se trata de textos
que solemos llamar canon, que de alguna manera trascienden el tiempo y siempre tienen
algún sentido que continúa. De esta forma, los clásicos tienen varios rasgos comunes, que
podemos sintetizar de la siguiente manera.

a) Desde un punto de vista histórico, los cánones son aquellos textos que ayudan a establecer
o configurar una determinada cultura.

b) Desde un punto de vista hermenéutico, siempre resisten una interpretación explícita. Esto
es importante porque representa un ejemplo de estabilidad radical que hace superflua la
inestabilidad permanente y radical a través de la aceptación cambiante.

c) También son fundamentales porque requieren atención: es difícil acercarse a un texto


clásico y obligarlo a ser conocido, o pretender que se parece tanto a lo que ya sé que no vale la
pena el esfuerzo de comprenderlo. Puedes intentar "domesticarlos", pero siempre escapan a
la "domesticación".

d) Es posible que un canon sea universal en su influencia, desaparezca del canon y reaparezca
en otro momento histórico.

e) Finalmente, ningún texto clásico tiene una historia de recepción sin complicaciones. Los
lectores posteriores no tendrán acceso a estos textos a menos que las lecturas del intérprete
anterior se memoricen conscientemente.

El llamado "clásico" no necesita cruzar la distancia histórica, él mismo está constantemente


haciendo este tipo de superación a través de su propia mediación. En este sentido, los clásicos
son sin duda "eternos", pero esta eternidad es un modo de ser histórico». Por eso no podemos
ser receptores pasivos de las posibilidades que ofrece el canon, y por eso es necesario
cuestionar nuestros estándares actuales para permitir que los textos hablen y representen.

Con tal norma, también se aplica a los textos que componen la tradición cristiana, que son
mucho más específicos que cualquier tipo de textos clásicos y han jugado un papel importante
a lo largo de la historia de la cultura y religión occidental.

5. La Escritura en la teología moral


La Escritura es la fuente constitutiva de la Revelación y debe ser “como el alma de la Teología
(DV24). En OT 16 afirma que la teología moral debe “ser nutrida con mayor intensidad por la
doctrina de la Sagrada Escritura”. En VS 28 afirma que “la Sagrada Escritura es la fuente
siempre viva y fecunda de la doctrina moral de la Iglesia, como lo recuerda CVII”. Se puede
usar de distintas formas la Escritura para la moral, pero no siempre resultan satisfactorias.

1. Modelos de utilización de la Escritura en la Teología Moral

La Escritura es la base de toda obra moral durante los 15 primeros siglos. Pero posteriormente
esta como desaparecida hasta el siglo XX tras el CVII. Estas son las formas en que los moralistas
usan la S.E.:

a) La Escritura como testimonio real de los mandamientos morales de Dios: a la pregunta


del qué he de hacer se responde cumple los mandamientos porque en ellas se expresa
la voluntad de Dios. Es decir son normas morales paradigmáticas y que serán siempre
válidas.
b) La Escritura como confirmación de la moral humana racional: se refiere a la ley natural.
La Escritura presupone la ley natural y la capacidad de la razón humana para conocer
lo que es bueno y malo, pues las intenciones divinas están ya impresas en la
naturaleza.
c) La Escritura como respuesta moral a la Revelación: aquí la cuestión no es el qué debo
hacer, sino el qué hace Dios en mi vida. Ahora el tema es responder a Dios en todo
aquello que a uno le ocurre porque es Dios mismo quien actúa a través del ser
humano.

Estos son tan solo algunos de los modelos de utilización de la Biblia para la teología moral que
reflejan ciertos aspectos que conviene tener presentes porque revelan de alguna u otra forma
el rostro de Dios.

2. Notas generales de la hermenéutica bíblica y teología moral

Jesucristo es el fundamento de la ética cristiana, él es la norma normans. Pero para


comprender bien el mensaje del Evangelio para la cuestión moral se debe tener en cuenta las
condiciones históricas, sociales y culturales en la compresión de aquel mensaje en aquella
época, para evitar que se malinterprete.

La Pontificia Comisión Bíblica en 1993 publicaron el título La interpretación de la Biblia en la


Iglesia donde insta a los exegetas a preparar el terreno a los moralistas, que a su vez deben
tener en cuenta la evolución moral que se da a lo largo de la Escritura por lo que deben
efectuar un buen discernimiento.

El A.T. contiene los principios que guían el actuar plenamente conforme a la dignidad humana,
creada a “imagen y semejanza de Dios”. El N.T. contiene los principios iluminados por los
valores de la revelación de amor de Dios en Cristo. Pero se debe tener encueta que la Escritura
no es un manual de moral cristiana, porque su intención es primariamente religiosa. Clodovis
Boff afirmaba que: La Escritura no puede darnos fórmulas ni técnicas morales a ser aplicadas,
sino solo se puede sacar de ella elementos como orientaciones, modelos, directivas, principios,
etc.

El Evangelio de manera particular, no proporciona un conjunto de normas o reglas morales,


sino que nos descubre qué clase de personas debemos ser los seguidores de Jesucristo y qué
tipo de comunidad en el mundo es la comunidad de los discípulos.

3. Lo que la Biblia no es para la Teología Moral

Ya sabemos que la Escritura es la fuente primaria de la Revelación pero no es la revelación


misma, solo es su principio material, porque la revelación solo se hace realidad donde hay fe.
La reflexión teológica-moral puede caer en estos riesgos si se usa como fundamentalismos o
nominalismos la Escritura:

- Hacer una representación heterónoma de Dios.


- Seguir una interpretación literal del mensaje bíblico.
- Asignar la misma validez formal en cuanto Revelación divina a todo el conjunto de las
afirmaciones bíblicas referidas a la ética sin importar de quien provenga.
4. Criterios para la utilización de la Escritura en la teología moral

Para evitar las tentaciones anteriormente señaladas es necesario un conocimiento crítico de la


ética bíblica. Algunos criterios a tener en cuenta:

- Lo que ofrece el N.T. son actitudes básicas de comportamiento. Una ética que no es
normativa sino que se centra en la persona de Jesucristo.
- La ética se fundamenta en el N.T. en la persona de Jesús.
- La Escritura debe ser interpretada en un contexto sociológico y cultural que no es el
mismo que nuestra época.

La Escritura es insuficiente para responder a todos los criterios morales y esto es por:

- Poque el sentido de la vida moral debe ser entendible para las personas.
- La Biblia no trata algunas cuestiones morales que nosotros afrontamos.
5. Géneros literarios que aportan algo a la teología moral

Por medio de los géneros literarios la Escritura busca enfatizar algunos caracteres dinámicos
de la moral, la primacía de la llamada de Dios y la respuesta del ser humano. Tales géneros son
variados y son las siguientes:

- Códigos morales: El decálogo, los Códigos domésticos.


- Narraciones: Los relatos de la pasión de Pablo a los gentiles.
- Oraciones: salmos
- Himnos: FIp 2, 5-11
- Parábolas: la de Mt 25, el hijo pródigo.

Antes de una “Moral revelada” la Escritura descubre una “realidad revelada”, quien es Dios y
cómo debemos ser nosotros sus hijos.

6. El documento de la PCB: “Biblia y moral” (2008)


a. Los ejes teológicos: imagen de Dios
La PCB en 2008 lanzó un título “La Biblia y la moral: raíces bíblicas del comportamiento
cristiano. Aquí se ofrecen claves fundamentales de la relación existente entre la Escritura y la
Moral en cuanto dos líneas de fondo. La primera es “La oral es primordial pero es secundaria
en cuanto a que lo primero y fundamental es la iniciativa de Dios”, porque la moral es
consecuencia de la experiencia de Dios. En segundo lugar está “la Ley misma, como don de
Dios. Que se trata no normas jurídicas sino que se trata, como la Biblia misma lo traduce, de un
“Camino propuesto”. El ser humano es imagen y semejanza de Dios y según el título lanzado
por la PCB, el hombre tiene por ello 6 características básicas: la racionalidad, la libertad, la
posición de guía, la capacidad de actuar en conformidad con Dios, la dignidad y relacionalidad,
y la santidad de la vida humana. Fuera de estas características es incompresible la moral. Y de
esa imagen bíblica del ser humano se derivan las diversas implicaciones morales: el
discernimiento, la elección y la decisión, la responsabilidad, la prudencia, la gratitud, el respeto
y la justicia y la protección y tutela de la vida.

b. Criterios bíblicos para la reflexión moral


- Criterios fundamentales: “conformidad con la visión bíblica del ser humano”, cuyo
texto paradigmático es El Decálogo y la “conformidad con el ejemplo de Jesús” cuyo
testo paradigmático son las Bienaventuranzas. Estos son los criterios generales que
deben inspirar la totalidad de la moral cristiana.
- Criterios específicos: el criterio de la “convergencia”. En la Escritura es una muestra de
la convergencia existente en muchos aspectos morales: el origen del pecado y del mal,
ciertas normas de comportamiento. Otro criterio es la “contraposición”, que se refiere
a la distancia crítica que la Biblia toma con respecto a algunas normas y costumbres
practicadas por sociedades, grupos o individuos, ejemplo, la idolatría. La “dimensión
comunitaria”, que se deriva de la imagen bíblica del hombre, que no es un ser aislado,
sino un ser esencialmente relacional y miembro de una comunidad. Ejemplo: la Regla
de Oro.
La moral se comprende aquí desde un punto de vista en que pone a las personas en el camino
para que eduquen la conciencia en su movimiento hacia el reino, evitando poner una carga
pesada sobre ellos.

6. La Tradición en la teología moral


La segunda fuente de la Teología Moral es la Tradición que está vinculada a la Escritura. La
Tradición es un elemento de la condición humana y no solo es el recuerdo de cosas pasadas
sino la memoria viva de Jesús resucitado. Es una de las fuentes de la Revelación
1. La tradición en el CVII y su relación con la Escritura
En DV 9 afirma que la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y
compenetradas. La Tradición contiene las enseñanzas de los padres de la Iglesia en cuanto a
toda la vida litúrgica y moral de la historia del cristianismo.
En fin la Escritura y la Tradición son fuentes imprescindibles para la teología moral. De esta
manera se evita visiones fundamentalistas de la Escritura y una visión estática de la Tradición.
2. El lugar de la tradición en la Teología moral
Los lugares de la Tradición en la Teología Moral, que son declarativos y auxiliares para nuestro
conocimiento del contenido y sentido de la mora, son tres: la liturgia, los Padres de la Iglesia y
las Expresiones espontáneas del cristianismo (costumbres, santos, etc. VS señala que el
Magisterio enseña elementos del conocimiento moral dentro de la Tradición en la que se
inserta y afronta algunos problemas discutidos desde una enseñanza moral basada en la
Sagrada Escritura y la Tradición viva de la Iglesia.
3. La tradición como criterio normativo de la moral
La Tradición es una de las fuentes fundamentales de la teología moral y también tiene una
fuerza normativa muy importante. Además la Tradición tiene criterios normativos para la
moral en cuanto a que debe mantenerse una postura al respecto de alguna determinada
cuestión solo porque la Tradición ya tiene una norma al respecto y eso se debe seguir. Por
ejemplo, Pablo VI en su Encíclica HV defendía las declaraciones sobre la anticoncepción, esto
está dentro de un continuum en la Tradición de la Iglesia, por lo que nunca hubo una variación
respecto a este tema. En fin la Iglesia no puede cambiar de respuesta porque la misma
tradición confirma que se trata de una doctrina verdadera, constante y coherente.
4. Tradición y desarrollo de la doctrina
En la perspectiva del CVII: se sujeta a DV 8: “La Tradición apostólica va creciendo en la Iglesia
con la ayuda del Espíritu Santo”. Esto significa que la Tradición de la Iglesia es un constante
progreso en la comprensión de la verdad.
Por eso la Iglesia en el Concilio Vaticano II no acepta el error de arcaísmo que consiste en
detener el crecimiento del pensamiento de la Iglesia en cualquiera de sus niveles de evolución:
escriturístico, patrístico, medieval, moderno y contemporáneo. Y a rehusarse a un nuevo
crecimiento.
El desarrollo doctrinal en moral: El desarrollo doctrina según la VS consiste en estar asistida
por el Espíritu Santo en una mejor comprensión en la búsqueda de la verdad plena y teniendo
como marco de referencia que “el magisterio del hombre solamente se esclarece en el
misterio del Verbo Encarnado”. De ahí que la VS afirme que los Papas y los obispos “con la
asistencia del E.S. han contribuido a una mejor comprensión de las exigencias morales en los
ámbitos de la sexualidad humana, de la familia, de la vida social, económica y política. Esto es
signo de una continua profundización del conocimiento moral”.

7. El Magisterio de la Iglesia y la Teología Moral

1. Ubicación del Magisterio jerárquico y sus funciones


El Magisterio es de la Iglesia y la formulación del misterio de la salvación es un proceso
estrictamente eclesial, cuyo sujeto activo es la Iglesia entera desde siempre. Y ahí es donde
hay que situar al Magisterio de los pastores, no como una función que anula las demás
funciones y carismas, sino como la que garantiza y da continuidad a la unidad de conciencia, la
eclesialidad y la catolicidad de la misa fe. La autoridad de Cristo es la garantía del Magisterio
eclesiástico y es signo de su “autenticidad”, es decir los obispos son los auténticos maestros
por estar dotados de la autoridad de Cristo. la LG 25 habla sobre esto y sobre la jerarquización
de la Iglesia y también las cuestiones morales.
Hay dos tipos de ejercer el Magisterio:
- Ordinaria o no solemne: es cuando el papa y los obispos se reúnen para proponer en
un Concilio enseñanzas definitivas.
- Extraordinaria o solemne: cuando el papa define ex cathedra una Dogma en la que se
destaca su infabilidad.
Congar subraya: lo esencial del Magisterio no es definir verdades, sino custodiar (defenderla
de errores) y dar testimonio de la fe (anunciar la fe, explicar y aclarar la fe, aplicarla oral de la
fe) en unión con la Escritura y la Tradición, porque el Magisterio no está por encima del
deposito de la fe, sino a su servicio.
2. Competencia del Magisterio en moral “Fides et mores”
La Carta Apostólica “Ad Tuendam Fidem” de San Juan Pablo II publicada en 1998. Destaca tres
proposiciones en cuanto a tres niveles de verdades para los creyentes.
- La primera se refiere a aquellas verdades transmitidas por la Escritura o por la
Tradición y el Magisterio. Se definen infaliblemente y exige el asentimiento de fe
teologal por parte de los fieles. Tal es el caso del Credo, los dogmas. Y lo que concierne
a la moral, doctrinas acerca de graves inmoralidades como la muerte directa y
voluntaria de un ser humano inocente…
- La segunda se refiere a las cosas sobre la doctrina de la “fe y las costumbres”. No
fueron reveladas directamente sino que fueron propuestas por el Magisterio de modo
“definitivo”. Exige el asentimiento de fe de los creyentes. Se trata de doctrinas que
afectan a la dogmática y a la moral y que son necesarias para custodiar el depósito de
la fe. Aquí estarían las doctrinas sobre la ordenación sacerdotal solo de hombres, la
invalidez de ordenaciones anglicanas, la ilicitud de la eutanasia, etc.
- La tercera se refiere a las enseñanzas de fe y moral presentadas por el Magisterio
como verdades definitivas que requieren asentimiento de fe, voluntad y
entendimiento.

3. Magisterio y teología moral


Domun Veritatis destaca en los números 16 y 17 que la competencia magisterial se destaca en
el ámbito del Evangelio, porque “El Evangelio inspira y dirige todo el campo del obrar humano”
y por ello el magisterio debe discernir los actos conformes con las exigencias de la fe y las
incompatibles con ellas. El magisterio también se extiende a lo que se refiere a la ley moral.
Surge un problema cuando el magisterio se entiende de una manera excesivamente normativa
de modo que ya no hay espacio al sentido de la fe ni hay la libertad necesaria de los teólogos
en su búsqueda de lo que mejor conviene a la realización humana desde una razón informada
por la fe.
4. Magisterio jerárquico y función del teólogo
La Teología es una función eclesial y no es ajena al Magisterio, sino que están intrínsecamente
y esencialmente unidas. No significa que los teólogos sean simples portavoces del Magisterio
ni que su función simplemente consista en fundamentar las declaraciones del Magisterio.
La función del teólogo:
- Búsqueda en comunión con el Magisterio de una mejor compresión de la Palabra al
serio de la fe.
- La teología es una función eclesial por lo que debe ejercerse dentro de la fe de la
Iglesia.
- La investigación teológica tiene como principio y objeto la Revelación acogida,
transmitida e interpretada por la Iglesia bajo la autoridad del Magisterio.
La función del Magisterio Jerárquico con respecto a la tarea del teólogo:
- Garantizar la libertad para el trabajo de investigación teológica.
- El obispo tiene la responsabilidad de conocer los problemas y preocupaciones
teologices presentes. Y que líneas de investigación debe tomarse.
- E obispo ha de poner los medios para la formación teológica de los ministros, así como
estimular el espíritu de conocimiento y reflexión teológica entre todos los miembros
de las diócesis.

5. El disenso, el “obsequium religiosum”


Se usa para referirse precisamente a la respuesta que han de dar los teólogos moralistas a las
enseñanzas morales no infalibles de la Iglesia, y para explicar lo que quiere decir con tal
expresión remite a LG 25.

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