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Una serie de actividades humanas pretenden presentar conocimientos y formas de

saber diferentes de los presentados por la ciencia. En ciertos casos, estas formas de
conocimiento son hostiles a la ciencia, y las veremos en otro trabajo bajo la
denominación de
“anticiencia”. Pero otras pretenden tener el mismo nivel jerárquico que la ciencia, y no
sólo no se oponen a ella, sino que en principio la apoyan e imitan. A estas formas de
conocimiento, que se presentan como “alternativas” o “complementarias” de la
ciencia “oficial”, las llamaremos pseudociencias (de pseudos, falsedad) o paraciencias
(de para, junto a). La pseudociencia no es lo mismo que lo sobrenatural, que por
definición es algo dealgún modo fuera de la naturaleza. Por eso, la pseudociencia
busca explicaciones que en principio, son “racionales” y legales
Las pseudociencias pueden tener un tratamiento científico de sus procedimientos,
por ejemplo, la numerología y la astrología hacen uso de correlaciones y cálculos
matemáticos, y razonamientos lógicos, que son herramientas científicas. Lo que falla
es que
los postulados de donde parten estas deducciones son irracionales, dogmáticos, y no
se
produce un estudio crítico para contrastarlos a través de sus consecuencias con la
realidad.
Es decir, falta el control interno que da su poder inmenso a la ciencia: la facultad de
desechar
una teoría cuando no se ajusta a la única verdad, que es la realidad. No
necesariamente el
cuerpo de conocimientos que forman las pseudociencias deben ser totalmente falsos:
elementos que en una época formaron parte de pseudociencias, como el hipnotismo o
ciertos
medicamentos o procedimientos curativos, han sido incorporados en la ciencia
Una característica de las ciencias, en contraposición con las pseudociencias, tiene que
ver con la actitud de los científicos y los pseudocientíficos. Los científicos están
siempre dispuestos a revisar sus teorías, cuando aparecen signos de que algo no
funciona en ellas. En cambio, los pseudocientíficos se consideran “dueños de la
verdad”. No aceptan revisar sus ideas, ni la posibilidad de estar equivocados. La teoría
está siempre por encima de la experiencia. Esta diferencia de actitud es crucial e
independiente del método usado. Las pseudociencias pueden ser venerablemente
antiguas, como la astrología, relativamente nuevas como la homeopatía o el
espiritismo, y novísimas como la parapsicología y la ovnilogía
Reproduzco aquí una tabla de síntomas de una pseudociencia, expuesta por el
eminente químico Irving Langmuir en una conferencia en 1953, quien la llamó “ciencia
patológica”:

La mayoría de los creyentes estima al mismo tiempo que en el futuro habrá una
explicación científica de estos fenómenos, lo que es un signo de que en el sistema de
representación social no hay una discontinuidad entre el universo propiamente
científico y el de las pseudociencias. Las creencias en lo paranormal no son vistas como
contradictorias con la valorización del progreso científico y técnico. Para los creyentes
se trata menos de rechazar los logros de la ciencia institucionalizada que de proponer
su apertura a otros sistemas de pensamiento. Leyendo las obras consagradas de las
paraciencias, es claro que sus actividades no se desarrollan jamás en reacción contra la
ciencia sino que siempre en nombre de ella.

Una opinión que a veces se vierte sobre la propagación de creencias estrafalarias es


que son inocuas. Lo suelen decir los periodistas, para justificar el amplio cubrimiento
de las sandeces que se propalan por sus medios de comunicación, para justificar lo que
en realidad es sólo un medio de vender. Pero estas creencias pueden ser altamente
perjudiciales La lectura de libros y la observación de programas de televisión
pseudocientíficos ha causado (y seguirá causando) una gran cantidad de muertes
innecesarias como resultado de Una panoplia de dietas peligrosas y falsos
tratamientos médicos

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